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MEDIDAS DE ORDENAMIENTO PARA UN FUTURO PRODUCTIVO

Notas para una conversación: Preparándonos para el bicentenario, Darío Fajardo Montaña,
Universidad Externado de Colombia, 2009.

Bases agrarias de un país en paz, Universidad Externado de Colombia, 2009.

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA


HISTORIA SOCIOCULTURAL DE COLOMBIA
PROFESOR AUGUSTO GOMEZ LOPEZ

FELIPE BELTRAN BOLIVAR


1000941444
24 DE SEPTIEMBRE DE 2019

El presente artículo a reseñar fue escrito por el profesor Darío Fajardo


Montaña, el cual ha desempeñado una importante labor académica a través de
su vida haciendo énfasis en las ciencias sociales y humanas, egresado de la
Universidad Nacional de Colombia en la carrera de antropología y luego
docente de la Universidad Externado de Colombia. Entre las líneas de
investigación en las que ha participado se encuentra el conflicto armado, la
violencia en Colombia y los procesos sociales alrededor de esta.

A manera de introducción se puede señalar que el autor se marca como


objetivo describir dos preocupaciones que lo incitan a realizar el análisis, la
primera es el conflicto armado y las repercusiones que tiene este sobre la
población, El segundo son las transformaciones de la economía haciendo
hincapié en el mundo rural y la relación de la agricultura colombiana. No
obstante enfoca mas su estudio en medidas de ordenamiento para sectores
como el de la agricultura.
Una de sus principales criticas va dirigida a una política de ordenamiento
ambiental, territorial y productivo. En primera instancia se refiere a la relación
del ordenamiento social territorial y los asentamientos humanos, explicando
que tiene que existir una ligadura entre la distribución espacial de la población y
el aprovechamiento de suelos, teniendo como objetivo el mejoramiento de los
sistemas de producción y comercialización, la generación de empleo
productivo, la dotación y racionalización de infraestructuras y servicios públicos.
De igual manera estas políticas de orden deben ser responsabilidad de la
sociedad y del estado puesto que tienen implicaciones sociales y económicas
que se deben responder, el autor menciona en las obligaciones sociales
“asignar a la tierra los usos que le corresponda y a orientar el establecimiento y
organización de los asentamientos humanos con criterios de sostenibilidad
ambiental, política y económica” (p.1).

Y por el lado económico describe que entre las implicaciones


“se ubican el diseño, financiación y aplicación de instrumentos para el registro
catastral y los gravámenes prediales, incentivos positivos y negativos para la
localización y desarrollo de proyectos urbanísticos, industriales,
agroindustriales y turísticos” (p.1).

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Junto con todo esto también se encuentra relacionado el conflicto armado,
puesto que es por este último que ha sido afectado el agro colombiano y se
han solicitado políticas de internalización.
Esto lleva a que el autor analice la agricultura en el comercio internacional,
como punto central aconseja que Colombia tiene que contemplar
negociaciones más profundas para proteger aspectos importantes de su
producción interna y de esta manera obtenga beneficios importantes en la
exportación, también proteger productos estratégicos para la seguridad
alimentaria y asegurarse que los acuerdos comerciales no representen un
obstáculo para las regiones en desarrollo principalmente rurales. La orientación
que se le da a el aprovechamiento de los recursos naturales también tiene que
ver con el seguimiento a las tecnologías depredatorias como lo son la
ganadería y los cultivos con uso de fuertes insecticidas o incluso la extracción
no sostenible de recursos renovables y no renovables.
Las preocupaciones de la producción son una cuestión importante en este
texto, porque además de no tener claro como establecer las bases de una
producción también esta atento el riesgo que representa el mercado mundial,
como lo critica el autor
“…la articulación de la economía colombiana con los mercados mundiales
dentro de los términos impuestos por los acuerdos con la Organización Mundial
del Comercio (OMC) genera condicionantes tanto para la colocación de la
producción nacional en los mercados externos como para la competencia de
esta misma producción en los mercados nacionales con la oferta procedente
de otros países”. (p.2).

El objetivo que se menciona dentro de las políticas agrarias seria configurar un


sistema de relaciones sociales, políticas y económicas urbano-rurales que
manejen la inclusión y beneficio mutuo, esto fortalecería el lazo social y
disminuiría la expulsión violenta causante de los conflictos actuales.
La segunda sección del articulo trae a colación la producción en todo su
desarrollo incluyendo la localización y las condiciones técnicas. Dentro de la
producción llama la atención que el autor enfatiza en que el estado cumple un
papel importante en el transcurso del producto generando políticas justas para
la población productora, entre ellas, que se busque beneficiar las necesidades
alimenticias locales y proyectar las posibles producciones industriales en los
mercados externos creando consensos para fortalecer la producción primaria.
Junto con estos acuerdos el autor explica que se debe estar al pendiente del
campesinado con:
“será necesario fortalecer la organización para la producción mejorando las
capacidades de las economías campesinas productoras de no menos del 40%
de los bienes de origen agrícola, ampliando su disponibilidad de tierras con
medidas redistributivas, en donde sea necesario, de riego, vías y
electrificación, créditos y asistencia técnica, facilitando la reestructuración de
las pequeñas unidades y evitando su fragmentación” (p.3).

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Se concluye que reorganizando la productividad se obligara que la producción
campesina se establezca en la industria comercial y pueda amoldarse a la
demanda, facilita que controle la oferta y fortalece la distribución a mediante la
organización de los productores.
Respecto a la pregunta que el mismo autor se hace “¿Dónde sembrar?”, el
contextualiza que:
“es necesario tener en cuenta no solamente en dónde se obtiene la producción
sino también la conveniencia de esta localización desde el punto de vista de la
ubicación de la población y de la vocación de esos ecosistemas para tales
desarrollos productivos, lo cual puede implicar inducir cambios en el sistema de
asentamientos en términos de la distribución espacial de la población, la
distribución campo-ciudad de los recursos fiscales y la asignación efectiva de
usos de los espacios según sus vocaciones”. (p.4).

Es decir que su conclusión respecto a la localización de la producción depende


de la rentabilidad de la zona donde se piensa cultivar, la obligación de cumplir
las necesidades locales, crear medidas de control y seguridad alimenticia,
patrocinar el desarrollo de los pequeños productores en zonas aledañas al
lugar de consumo donde se genere empleo, descongestión de las grandes
ciudades y revalorar económica, social y políticamente la vida rural.
Para concluir con las políticas de ordenamiento productivo el escritor prepara
una pequeña síntesis en la que muestra su propuesta
“...ha de orientarse a construir sistemas regionalizados para la producción, la
transformación y distribución de bienes de origen agrícola, pecuario y forestal
desde los niveles municipales y regionales. Deberá favorecer las medianas
explotaciones en disposición de las superficies más adecuadas para la
producción de acuerdo con las condiciones regionales y las necesidades
técnicas de los renglones a los cuales estén dedicadas”. (p.5).

A manera de reflexión me parece que las ideas y argumentos que presenta


Darío Fajardo en su texto son muy acertadas, incluso me atrevería a decir que
podrían ser rentables en el presente, tomando en cuenta que el autor desarrolla
su idea en el año 2009, momento antes de que el TLC con estados unidos
entrara en vigencia y se desmovilizara las FARC, por nombrar algunos
acontecimientos que con seguridad cambiaría el enfoque del ordenamiento
ambiental, territorial y productivo que se nos plantea. Aun así considero que las
políticas que se explican tienen una integridad envidiable, ya que, se enfoca en
los mas importantes puntos relacionados con la producción, a manera de
ejemplo podemos nombrar el interés por proteger el agro nacional y ejercer
justicia en relación al mercado del exterior, la preocupación de producir en
espacios donde sea coherente producir buscando siempre la mayor
rentabilidad dentro del territorio, ser exigentes con la seguridad del medio
ambiente y no sobreexplotar la tierra, crear medidas de apoyo a los pequeños
productores, organizar a los mismos productores para que creen un choque
frente a las grandes industrias ya establecidas en el comercio, y sobre todo dar

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un impacto social al consciente colectivo, donde se revalore culturalmente la
vida rural.
Para concluir solo queda agradecer al autor por su excelente trabajo y buena
objetividad, de igual manera recomendar al lector indagar más a fondo sobre
las recientes políticas agrarias, para una mayor reflexión del tema y por último
dejar en el aire una interrogante surgida en el desarrollo de esta breve reseña
¿Qué tan preparada esta Colombia para adoptar este tipo de políticas de
ordenamiento y cual seria el papel de la oligarquía colombiana en relación a las
mismas?

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