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LA ADOPCIÓN HOMOPARENTAL

Conocimiento y Sociedad

Universidad Autónoma Metropolitana


Trabajo Final
“He tenido que enfrentarme con la sociedad, con la Iglesia, que dice que
malditos los homosexuales, es absurdo ¿cómo vas a juzgar a un ser que ha
nacido así? Yo no estudié para lesbiana, ni me enseñaron a ser así, yo nací así
desde que abrí los ojos al mundo”

-Chavela Vargas

Luis Martin Galindo Barranco

Iván González Jiménez

José Fernando Sánchez Sánchez


Resumen

La homosexualidad como paradigma social ha sufrido muchos cambios a lo


largo de la historia, desde una forma de libre pensamiento como lo fue en una
Grecia sin estigmas de identidad sexual, hasta encontrarse con uno de los puntos
de quiebre como lo es la religión, la cual ha impuesto la ideología de que el
propósito de la sexualidad solo tiene como finalidad la reproducción humana; esto
ha propiciado una inmensurable intolerancia e inclusive odio hacia cualquier otro
tipo de orientación sexual.

Actualmente entendemos como una persona homosexual a aquel individuo


que siente atracción emocional, romántica y sexual por alguien de su mismo sexo.
La comunidad LGBT+ se conforma no solamente por personas homosexuales,
también incluye personas bisexuales, transexuales o cualquier persona
inconforme con su identidad sexual o de género.

Hoy en día se estima que más del 50% de la población LGBT+ de entre 20
y 35 años busca o planea tener hijos en el futuro cercano, sin embargo, una
persona homosexual primero debe preguntarse cómo quiere tener un hijo. La
adopción homoparental, si bien parece, no es un tema actual, este tiene sus
cimientos en el movimiento de liberación homosexual el cual inicio en los años
60’s y busca reconocer los derechos humanos de manera igualitaria y equitativa.

Este trabajo busca exponer las problemáticas que la homoparentalidad


pone en debate, que efectos produce el cambio en la perspectiva de la familia y
como esto afecta en la crianza del infante; a su vez hablar de como desde hace
dos décadas en México se han establecido normas jurídicas que reconocen los
derechos de la comunidad, sin embargo, esto no significa que los estigmas
sociales hayan sido erradicados o bien hayan tenido un cambio totalmente positivo
o progresista.
Abstract

Homosexuality as a social paradigm has undergone many changes


throughout history, from a form of free thought as it was in a Greece without stigma
of sexual identity, to encountering one of the breaking points such as religion which
has imposed the ideology that the purpose of sexuality is only intended for human
reproduction; this has promoted an immeasurable intolerance and even hate
towards any other type of sexual orientation.

Currently we understand a homosexual person as an individual who feels


emotional, romantic and sexual attraction to someone of the same sex. The
LGBT+ community is made up not only of gay people, it also includes bisexuals,
transsexuals or anyone who disagrees with their sexual or gender identity.

It is estimated that more than 50% of the LGBT+ population between 20 and
35 years seeks or plans to have children in the near future; however, a
homosexual person must think first about how he wants to have that child.
Homoparental adoption, although it seems, is not a current issue, this social
phenomenon has its foundations in the Homosexual Liberation Movement which
began in the 1960s and seeks to recognize human rights in an equal and equitable
way.

This work seeks to expose the problems that homoparentality puts into
dispute, what effects does the change in the family perspective produces and how
this affects the background of the infant; at the same time, talking about how in
Mexico for two decades legal norms have been established that recognize the
rights of the community, however, this does not mean that social stigmas have
been removed or have had a totally positive or progressive change.

Palabras clave/Key words:

Homoparentalidad, homosexualidad, adopción, crianza, sexualidad.

Homoparentality, homosexuality, adoption, development, sexuality.


Introducción

Bajo el título "La Adopción Homoparental" este trabajo pretende abordar la


problemática social que la adopción homosexual pone en la mesa, cómo este
cambio en la concepción de la familia y lo que conlleva afecta en la crianza de los
infantes, así como analizar los tabúes, opiniones y estigmas que aún existen en
México en torno al tema. Uno de los objetos de estudio de esta investigación es la
comunidad LGBT+, la cual es, hasta la fecha, un colectivo sumamente
desacreditado de muchas maneras a pesar del pensamiento progresista del siglo
XXI; por ejemplo, se demerita y cuestiona su inteligencia emocional, se pone en
duda su criterio y juicio, e inclusive se le atribuyen enfermedades específicas,
como el VIH.

Al querer desarrollar el tema a tratar de esta investigación, nos


encontramos con otros “subtemas” que han influido en el desarrollo de este
fenómeno social como la discriminación, los prejuicios, la lucha social, la identidad
colectiva, la integración y la exclusión social, así como un marco histórico, teórico
y jurídico, este último se ha ido implementado poco a poco para satisfacer las
necesidades de esta comunidad y tratar de brindar una protección igualitaria y
equitativa a sus integrantes bajo la ley. Al encontrarnos con dichos “subtemas”
podemos afirmar que existe una polarización social en torno a esta problemática,
la cual está basada en dilemas éticos, morales, religiosos, científicos, etc. Este
trabajo pretende exponer ambas posturas y por ende el lector pueda generar una
opinión personal, objetiva e informada.
Desarrollo

La palabra homosexualidad ha tenido un sin fin de interpretaciones y


repercusiones a lo largo del tiempo, ha sido prohibida, permitida, perseguida y en
ocasiones tolerada. Si volvemos solo dos siglos atrás, a mitades del siglo XIX, la
homosexualidad era aún castigada en países occidentales y no occidentales e
inclusive llegó a ser causa de cadena perpetua, tortura o sentencia a muerte como
lo fue en el Estado Islámico, este amarraba a los homosexuales a sillas y los
dejaba caer al vacío (Vidal, M., 2016).

Para empezar a encontrar respuestas a cómo fue que este rechazo adquirió
tanto poder, debemos comenzar a pensar cómo es que la idea de una persona
homosexual ha ido evolucionando; desde una Grecia clásica en donde la unión de
dos personas del mismo sexo estaba asociada a la educación, a la cultura e
indiscutiblemente a la filosofía, en donde a pesar de la diferencia de pensamiento
y valores, esta orientación era vinculada con la concepción de perfección y
nobleza humana (Vidal, M., 2016). En contraste a esto podemos encontrar en la
historia uno de los puntos de quiebre más importantes, la religión, la cual ha
impuesto la ideología de que el propósito de la sexualidad sólo tiene como
finalidad la reproducción humana, esto ha propiciado una inmensurable cantidad
de prejuicios, rechazos e inclusive odio hacia cualquier otro tipo de orientación
sexual distinta a la tradicional.

Es sabido que la discriminación en contra del sector LGBT+ ha sido una


constante en la sociedad, la cual queda evidenciada en las opiniones que a diario
escuchamos sobre este grupo poblacional, es por esto que la orientación NO
heterosexual es censurada por múltiples grupos sociales, por ejemplo, el Frente
Nacional por la Familia, el cual es un grupo conservador que busca eliminar la
“ideología de género”, prohibir la adopción por parte de parejas homosexuales y
unificar el término “matrimonio” a la unión de dos personas heterosexuales; esto
ha propiciado que la posibilidad legal de adoptar hijos y contraer matrimonio sea
motivo de lucha y búsqueda de igualdad jurídica (Brizuela, R., Brenes, A., Villegas,
B. & Zúñiga, P., 2010).
Transitamos en el año de 1969 cuando ocurrieron los Disturbios de Stone
Wall, fue la primera vez que se formó una comunidad homosexual para hacer
frente a una serie de redadas policiacas que tenían como propósito detener y
reprender la conducta homosexual, sin duda esta serie de disturbios marcaron un
hecho histórico sin precedentes y desde entonces junio se proclama como el Mes
del Orgullo LGBT+ a nivel mundial (Panadero, M., s.f.); debido a esto es común
dividir la historia homosexual en dos partes, antes y después de Stone Wall (John,
D., 1992).

Estrada (2010) narra como en el año de 1971 México experimento un “abrir


de ojos” debido al despido de un trabajador causado por su orientación sexual,
esto provocó que la comunidad homosexual se uniera para luchar por el
reconocimiento de sus derechos, lo cual llevo al nacimiento del Frente de
Liberación Homosexual. De igual manera en 1971, la escritora mexicana Nancy
Cárdenas fue la primer persona en hablar públicamente de las problemáticas que
vivían los homosexuales y no solo eso, también fue la primer persona en “salir del
clóset” y declararse como lesbiana de manera pública en un programa de
televisión abierta para una entrevista con Jacobo Zabludovsky, convirtiéndose de
esta manera en una de las pioneras del movimiento LGBT+ en México; todo esto
propició que para el año de 1975 se incluyera el tema de la homosexualidad
femenina en la Primer Conferencia Mundial sobre la Mujer (Estrada, A., 2010).

Estos acontecimientos fortalecieron la lucha de la comunidad de una


manera nunca antes vista y sirvieron como precursores para que en 1979 se
realizara la primer “Marcha por la Liberación Homosexual” en México, la cual
provocó que para el siguiente año, alrededor de cinco mil personas se
congregaran a la marcha a pesar de que para esa época aún existían redadas
para eliminar los comportamientos homosexuales (Vidal, M., 2016), sin embargo,
todos los esfuerzos y logros que hasta ese momento se habían conseguido se
vieron debilitados en 1983 cuando el VIH/SIDA irrumpe.

Desde su origen en los 80´s, la epidemia del VIH en México ha sido


impulsada en gran parte por las relaciones sexuales sin protección entre hombres.
Hay estudios de esa época revelan que del 100% de hombres que tenían
relaciones sexuales con hombres, 14.2% de ellos portaba el virus del VIH, esto se
comparaba con una prevalencia de infección por VIH muy baja entre la población
heterosexual, incluso entre los trabajadores sexuales y pacientes con otras ITS
(Organización Panamericana de la Salud, 2001). Pero esto solo significo un alto
temporal a la lucha, ya que para el año de 1999 nace la Tercera Expresión de
Libertad, un movimiento de regeneración de la comunidad homosexual, las
marchas vuelven a las calles luciendo más carnavalescas y carentes de culpas;
gracias a esta nueva proyección de una comunidad más unida y con mayor
visibilidad se comenzaron a dar nuevas sociedades de convivencia, es decir, las
personas homosexuales al sentirse respaldadas y representadas por su
comunidad comenzaron a “sentar cabeza” y empezaron a formar núcleos sociales
(Vidal, M., 2016).

Un gran logro fue establecido a partir de estos sucesos y se hizo realidad la


idea de establecer normas jurídicas que reconocieran los derechos humanos de la
comunidad como la posibilidad de tener protección legal, no solo para el individuo
en cuestión, también para su pareja ya sea unión libre o, como ya es admisible en
19 estados de la República Mexicana, matrimonio. El 29 de diciembre del 2009
México se convirtió en la primera ciudad de América Latina en lograr el
reconocimiento de los matrimonios entre personas del mismo sexo, bajo un
decreto en la Gaceta Oficial del Distrito Federal por el que se reforman diversas
disposiciones del Código Civil para el Distrito Federal y del Código Civil de
Procedimientos Civiles del Distrito Federal en el que se aprueban la celebración
de los matrimonios homosexuales; de igual manera en aquellos estados donde no
es legal el matrimonio entre dos individuos del mismo sexo, se puede realizar un
amparo que según la jurisprudencia 43/2015 el matrimonio igualitario es
constitucional, por lo que todos los amparos que se interpongan deberán tener una
resolución favorable para la pareja (Milenio, 2019).

Sin dudas existe un gran avance en la materia, sin embargo, no se pretende


dar por finalizada la lucha por estos derechos. La población LGBT+ sigue
chocando con trabas que la sociedad y la ley le imponen, como lo podemos notar
en la discusión que pretendemos abordar, el caso de la adopción homoparental. Si
bien el matrimonio igualitario es legal en su mayoría en México y en 24 países del
mundo, hay mucha incertidumbre en el tema de la adopción y crianza de niños por
personas del mismo sexo biológico. Existen dudas sobre si crecer en este tipo de
familias produzca efectos adversos, sin embargo, hace ya cuatro décadas que la
Asociación Americana de Psiquiatría eliminó a la homosexualidad de su lista de
trastornos mentales, por considerar que la misma no implica un deterioro del juicio,
del criterio de realidad, ni afecta las relaciones sociales y profesionales de los
sujetos (Asociación Americana de Psiquiatría, 1974).

Los tiempos cambian, la sociedad va evolucionando y con ella surgen


nuevos modelos de familia que conviven con los tradicionales. El modelo
tradicional de la familia es uno heterosexual, donde hay una madre y un padre, los
cuales procrearon descendencia por la vía sexual; los “nuevos” modelos familiares
difieren al modelo tradicional de la familia en aspectos como (Golombok, S., 2016):

1. El número de progenitores
2. El sexo y la orientación sexual de los padres
3. El parentesco genético
4. Familias que son creadas mediante la reproducción asistida.

Hablar sobre el ejercicio de la parentalidad, en parejas homosexuales


genera hasta la fecha fuertes debates, conforme sucede esto, la población tiende
a polarizarse en dos grandes grupos (Chaparro, J. & Guzmán, M., 2017), quienes
están a favor de que las parejas del mismo sexo posean los mismos derechos que
los heterosexuales en cuanto al matrimonio y la crianza de hijos, y quienes no lo
están. Respecto del último punto, las negativas de quienes se oponen se basan en
los posibles daños que podría ocasionar tener dos madres o dos padres, así como
un daño a la sociedad y a la moral. De la adopción homoparental surge la
necesidad de responder al paradigma que establece si este cambio en la
perspectiva de familia es realmente benéfico o no para el desarrollo de niños,
niñas y adolescentes, y específicamente qué efectos produce en la crianza.
Una vez planteada esta problemática o fenómeno social surge la
interrogante, ¿Qué sucede si no se atiende este fenómeno o dónde radica la
importancia de realizar este análisis social? Según Impulse Los Ángeles (2018),
del 20% al 30% de la comunidad LGBT+ es adicta a las drogas y el uso de
esteroides es 5 veces más grande en la comunidad que en el resto de la
población, de igual manera afirma que del 40 al 60 por ciento de la comunidad
LGBT+ sufre de depresión y que solo el hecho de ser joven y gay te hace el doble
de propenso a cometer suicidio. Ahí es donde radica la importancia de analizar
este fenómeno y generar una opinión objetiva en la sociedad, según Robles
(2016) el 70% de la población LGBT de entre 20 y 35 años planea tener un hijo en
un futuro cercano; el generar normatividad jurídica que favorezca los derechos de
una minoría no es brindarles un privilegio, es garantizar sus derechos humanos. Al
atender estas necesidades y esta problemática evitas que dicha problemática
crezca y desemboque en un problema mayor como es la drogadicción o el
suicidio, es un hecho de priorizar y velar por un interés superior, sin embargo,
¿Cuál es el interés superior, el de la comunidad o el del infante?

La polémica ha surgido a partir de la posible adopción por parte de parejas


homosexuales, actualmente entendemos a una persona homosexual como aquel
individuo que siente atracción emocional, romántica y sexual por alguien de su
mismo sexo, sin embargo, la comunidad LGBT+ no se conforma solamente por
personas homosexuales, también incluye personas bisexuales, transexuales o
cualquier persona inconforme con su identidad sexual o de género, en donde cada
uno tiene características específicas, mismas que actualmente se han acoplado
tanto que en determinados contextos han perdido significado o se les atribuye uno
totalmente diferente (Vidal, M., 2016).

A raíz de la adopción homoparental y la polarización social con respecto al


tema, han aparecido diversas opiniones en nuestra sociedad que van desde que
los hijos de padres homosexuales tienen problemas en su desarrollo y deficiencias
con respecto a los hijos de padres heterosexuales, hasta que los hijos de padres
homosexuales se desarrollan igual y posiblemente mejor que los hijos de padres
heterosexuales; en fin, la adopción por parte de parejas homosexuales a dividido
opiniones, desde medios de comunicaciones hasta estudios especializados que
discuten sobre si el desarrollo de los hijos de padres o madres homosexuales es
igual al de heterosexuales. Según Portugal (2004) Mercedes Valcarce, profesora
titular de Psicología Evolutiva de la Universidad Complutense afirma:

“Estoy en contra de la adopción. Para su desarrollo el niño necesita


un sentimiento de identidad muy sólido. Y eso lo dan unas figuras
masculina y femenina sólidas. El homosexual tiene una identidad lábil,
quiere una relación en espejo, busca una continuidad de sí mismo. Y eso es
lo peor para el desarrollo de un niño, para que pueda crecer como persona
armónica e independiente, los niños de este tipo de parejas no van a tener
identidad sexual. Los demás la adquieren porque ven que dos personas, un
hombre y una mujer, se han unido para completarse. En cambio, los
adoptados por homosexuales tendrían una identidad sexual muy
conflictiva”.

Por otro lado, un reporte del Seminario de Ética y Bioética de la Universidad


Nacional Autónoma de México menciona que no hay razones objetivas para
conjeturar riesgos para los niños educados por parejas homoparentales (Sebú,
2019). A esto se suman decenas de declaraciones a favor y en contra, sin
embargo, no hay bases científicas para concluir que las parejas homosexuales
sean incapaces de ser padres o madres en base a su orientación sexual.
(Armesto, C., 2002; Patterson, J., 2000). De igual manera en este punto
recalcamos la postura de la Asociación Americana de Psiquiatría (1974), la cual
considera que la homosexualidad no implica un deterioro del juicio, del criterio de
realidad, ni afecta las relaciones sociales ni profesionales de los sujetos.

De acuerdo con un estudio realizado por parte de los investigadores del


CONICET, se demuestra que no se puede plantear como impedimento adoptivo
que un niño pueda sufrir a futuro porque la sociedad es discriminatoria, ya que
todos podemos llegar a sufrir o no, nadie le dice a los afrodescendientes o judíos
que en determinados contextos no se reproduzcan porque sus hijos van a sufrir; el
problema es de la sociedad que discrimina y no de la persona discriminada
(Herrera, M., 2010).

Cultura Colectiva (2019) presentó un artículo sobre cómo fue que la pareja
conformada por el actor, Felipe Nájera, y el productor, Jaime Morales, se
enfrentaron en el 2012 a un proceso tortuoso para convertirse en la primera pareja
homosexual a la que el Estado mexicano confió un menor en adopción. Tras
someterse a los exhaustivos controles y pruebas por parte del Centro de Estancia
Transitoria para Niños y Niñas de la Procuraduría General de Justicia del entonces
Distrito Federal, lograron la primera adopción homoparental mexicana.

Es importante conocer el estatus social y económico de la pareja para


poder adoptar, la Agencia Basta (2018) ha descubierto que el proceso de
adopción puede durar de un año y medio a dos, esto con la finalidad de evaluar
con pruebas psicológicas y socioeconómicas a los padres que quieren adoptar.
García (2019) estableció que debido a los retos que la adopción homoparental
presenta, las alternativas para convertirse en padres o madres tienen costos que
pueden ascender hasta los 200,000 pesos mexicanos. El único requisito tanto
para parejas homosexuales como heterosexuales es que la pareja debe tomar un
curso de mínimo dos meses para postular a la adopción, la postulación es
evaluada por el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) y
no tiene costos directos, sin embargo, muchas parejas homosexuales recurren a la
asesoría legal o agencias privadas para aumentar las probabilidades de que la
solicitud sea concedida; de esta manera podemos afirmar que a pesar que los
procesos sean los mismos, las dificultades para las personas del mismo sexo al
momento de adoptar son mayores, tanto económicamente como socialmente.

Según la Agencia Basta (2018) desde que se legalizó la adopción gay, 17


parejas LGBT+ se convirtieron en padres a través de la adopción homoparental,
nueve fueron de parejas de hombres y ocho de mujeres. En un estudio reciente
realizado por Akatzin, Y. (2019), expone las diferentes fechas y artículos que
permitieron la homoparentalidad en distintos estados de México a continuación
presentados:
El articulo 385-7 del Código Civil del Estado de Coahuila estipulaba
que las parejas del mismo sexo: “no podrán compartir o encomendar la
patria potestad o guardia y custodia de los hijos menores del otro”. Sin
embargo, en el 2014 el Congreso de Coahuila votó para desechar este
artículo. En 2019, Morelos aprobó la Ley de Matrimonios Igualitarios, esto
conllevo que se hicieran reformas al artículo 120 de la Constitución Política
del Estado, así como diversas disposiciones del Código Familiar y del
Código Procesal Familiar, de esta manera se logró legalizar la adopción por
parejas del mismo sexo en la entidad. En el 2016 la SCJN dictamino como
inconstitucionales los artículos de 134 y 135 del Código Civil del Estado,
con la reforma de estos no solo se legalizó el matrimonio igualitario, sino la
adopción homoparental también. En el caso de Chiapas fue en el 2017 con
la reforma de los artículos 144 y 145 del Código Civil de Chiapas. Nayarit se
vio obligado a reformar el artículo 135 del Código Civil, dejando fuera la
prohibición a las parejas del mismo sexo contraer matrimonio y
permitiéndoles la adopción.

Parcialmente, al observar este comportamiento legal, se puede afirmar que


cualquier estado que haya probado leyes a favor del matrimonio igualitario debería
de respetar el derecho a estas parejas a adoptar, no obstante, la reestructuración
de los artículos no abarca una totalidad en la república, algunos estados aún
continúan negando el derecho de adopción a la comunidad LGBT+.

Incuestionablemente, las estipulaciones normativas en México son


tremendamente liosas, tanto así que se puede fácilmente tergiversar su
interpretación para imponer obstáculos legales, aunque como hemos presentado
no solamente es cuestión de procesos legales, también de estatus económico y
repercusiones sociales; entender cómo esto puede afectar al niño o niña adoptado
dentro y fuera de su núcleo familiar, en su desarrollo personal, psicológico y social
es sin duda un tema al cual le falta un amplio camino por recorrer, analizar las
problemáticas que genera y poner en cuestión las posturas en contra y a favor, no
solo la adopción, también el sentido de la discriminación y aceptación a la
diversidad LGBT+, que pareciera ser una de las principales complicaciones de
este dilema. El cambio social siempre presenta diversos retos, y para que los
menores sean adoptados sin complicaciones por personas del mismo sexo se
debe de trabajar y actuar desde el punto de vista de las investigaciones y no
solamente del peso social, a veces conservador y estigmatizado, para así generar
un acuerdo más objetivo.

Como ya bien mencionamos, desde una perspectiva social, la


homoparentalidad genera una opinión polarizada en la población, con respecto a
esto el periódico “El País” realizó una encuesta en donde se entrevistaron a 500
personas mayores de 18 años en las que se les pregunta a los encuestados
acerca de las leyes pro-LGBT+, por ejemplo, aquellas que reconocen como
matrimonio a la unión de dos personas del mismo sexo, con los derechos y
obligaciones correspondientes, aunado al derecho a ser padres o madres
adoptivos (De las Heras, M., 2010).

Primeramente, se cuestiona a las personas si están de acuerdo con que la


unión legal de parejas homosexuales se reconozca como matrimonio de acuerdo
con la ley que reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo:

(Gráfica recuperada en De las Heras, M., 2010)

En la anterior gráfica se puede observar que un 41% de las personas está


en desacuerdo con el matrimonio entre personas homosexuales, seguido de un
39% que se encuentra de acuerdo con esta ley, mientras que el 12% solo está de
acuerdo en parte, seguido del 8% que no sabe.

(Gráfica recuperada en De las Heras, M., 2010)

La segunda gráfica hace referencia a los motivos para estar en desacuerdo


con la ley que reconoce el matrimonio homosexual, en la cual podemos observar
que de las personas que respondieron que estaban en desacuerdo con el
matrimonio homosexual, el 39% de ellas está en desacuerdo por razones morales,
seguido del 32% que piensan que es contra el bienestar de la sociedad, mientras
que el 22% por creencias religiosas y por último el 5% por razones científicas y un
2% que en realidad no sabe porque está en desacuerdo.

En la tercera gráfica se documenta la opinión de las personas sobre si


están de acuerdo con que se les permita adoptar a las parejas del mismo sexo:
(Gráfica recuperada en De las Heras, M., 2010)

Se puede observar que más de la mitad de las personas no están de


acuerdo con que las parejas del mismo sexo adopten con un 67%, contrario a un
22% que están de acuerdo, seguido de un 6% que está de acuerdo, pero solo en
parte, y un 5% no sabe o no lo tiene claro.

Al igual que en la gráfica 2 se tomaron en cuenta sólo las personas en


desacuerdo para la cuarta gráfica, y esta hace referencia a los motivos para estar
en desacuerdo con la adopción homoparental:

(Gráfica recuperada en De las Heras, M., 2010)

Con base en esta serie de encuestas podemos concluir lo siguiente, sin


duda existe una segmentación en la población con respecto al tema y existe un
paradigma discriminatorio con respecto a la adopción homoparental y la temática
LGBT+ en general; de igual manera podemos observar como aquellas personas
que no están a favor de dichos movimientos sociales no basan su criterio en una
fundamentación científica, sino más bien lo hacen en un supuesto ético, moral e
inclusive religioso.

Martínez, J. (2018) realizó un estudio en la Facultad de Medicina de la


Universidad Nacional de Colombia para el Departamento de Pediatría; dicho
estudio contuvo aproximadamente 1700 niños, los cuales estaban distribuidos en
diferentes tipos de familias, homoparentales, monoparentales, biológicas de
padres heterosexuales e inclusive adoptivas tanto homosexuales como
heterosexuales.

La estrategia principal del estudio fue la utilización de escalas y formatos de


entrevistas aplicados a los niños, y de igual manera y para añadirle validez a la
experimentación se realizaron entrevistas a profesores de los niños en cuestión,
esto con el motivo de dar una visión fuera del núcleo familiar más objetiva. Los
instrumentos utilizados para este experimento fueron (Martínez, J., 2018):

1. El Trait Anxiety Inventory


2. El Inventario de depresión de Beck
3. El Child Behavior Checklist.

Los resultados de Martínez (2018) arrojaron las siguientes conclusiones:

a) Entre los grupos estudiados no hubo diferencias significativas en los


niveles de ansiedad y depresión
b) Los niños criados en núcleos homoparentales mostraron un
adecuado ajuste psicológico, de igual manera se mostraron
significativamente más altos en competencias sociales y más bajos
en problemas de conducta.
c) No hubo diferencias en el ajuste del niño en función de la orientación
sexual de sus padres o el número de padres en el hogar.

Actualmente existen varias instancias públicas como la COPRED o Consejo


para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México, que brindan
apoyo legal, emocional y documentan todos aquellos casos de discriminación para
posteriormente solucionar los conflictos por la vía jurídica. De igual manera, en
agosto del 2010 la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) legalizó la
adopción homoparental en CDMX, y desde 2011 se comenzaron a publicar
jurisprudencias en el Diario Oficial de la Nación que pudieran resolver cualquier
conflicto o amparo con respecto a la adopción homoparental, convirtiendo así la
capital del país en la primera entidad federativa en respetar este derecho de las
familias LGBT+ (Akatzin, Y., 2019). Algunas de las jurisprudencias que se han
creado en el marco legal alrededor de este tema son:

 Jurisprudencia “Matrimonio entre personas del mismo sexo. La posibilidad


jurídica de que puedan adoptar no debe considerarse como una
autorización automática e indiscriminada”. Jurisprudencia 14/2011.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta XXXIV/ Agosto 2011,
novena época, p. 876 (SCJN, 2011a).

Se estipula que el Estado mexicano salvaguarde el interés superior del niño,


garantizando que se desarrollará en un ambiente que presente su mejor opción de
vida, valorizando con respecto a los supuestos normativos. Por esta razón el
proceso jurídico es idéntico, tanto en los matrimonios del mismo sexo como los
heterosexuales, sujetándose al sistema legalmente establecido, con el fin de
asegurar el interés superior del menor, como derecho fundamental del adoptado.

 Jurisprudencia “Interés superior del niño. Tratándose de la adopción por


matrimonio entre personas del mismo sexo”. Jurisprudencia 13/2011.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. XXXIV/ Agosto 2011.
Novena época, p. 872 (SCJN, 2011b).

Los derechos de los menores sujetos a adopción se encuentran en posición


prevalente frente al interés del adoptante o adoptantes; pensar que la orientación
sexual de los adoptantes es nociva para el desarrollo de un menor y, por ello, no
permitirle adoptar, implicaría que se prohíbe la adopción debido a la discriminación
de las personas por razón de sus preferencias. Así pues, en el caso de la
adopción, lo que exige el principio del interés superior del menor, es que los
posibles adoptantes ofrezcan las condiciones necesarias para el cuidado y
desarrollo del menor establecidas en la ley, para que la autoridad aplicadora
evalúe y decida respecto de la que represente su mejor opción de vida, y sostener
que las familias homoparentales no satisfacen este esquema implicaría utilizar un
razonamiento constitucionalmente contrario a los intereses de los menores que, en
razón del derecho a una familia, deben protegerse.

 Jurisprudencia “Matrimonio. La ley de cualquier entidad federativa que,


por un lado, considere que la finalidad de aquel es la procreación y/o
que lo defina como el que se celebra entre un hombre y una mujer, es
inconstitucional”. Jurisprudencia 43/2015. Gaceta Oficial del Semanario
Judicial de la Federación. Libro 19. Junio del 2015, tomo 1. Decima
época, p 536 (SCJN, 2015).

Resulta discriminatorio vincular los requisitos del matrimonio a las


preferencias sexuales de quienes pueden acceder a la institución matrimonial
con la procreación, pues excluye injustificadamente del acceso al matrimonio a
las parejas homosexuales. Como la finalidad del matrimonio no es la
procreación, no tiene razón justificada que la unión matrimonial sea
heterosexual, ni que se enuncie como "entre un solo hombre y una sola mujer".
Dicha enunciación resulta discriminatoria en su mera expresión. En
consecuencia, ninguna norma, decisión o práctica de derecho interno, tanto por
parte de autoridades estatales como de particulares, en ninguna circunstancia
puede disminuir, negar o restringir los derechos de una persona a partir de su
orientación sexual. Por tanto, no es factible hacer compatible o conforme un
enunciado que es claramente excluyente.

 Jurisprudencia “Adopción. El interés superior del menor de edad se basa


en la idoneidad de los adoptantes, dentro de la cual son irrelevantes el
tipo de familia al que aquél será integrado, así como la orientación
sexual o estado civil de éstos” Jurisprudencia 8/2016. Gaceta del
Semanario Judicial de la Federación. Libro 34, septiembre de 2016,
Tomo I. Decima época, p. 6 (SCJN, 2016).
El punto fundamental para considerar en una adopción es el interés
superior del niño, niña o adolescente, con la intención de que éste forme o se
integre en una familia en la cual reciba afecto, cuidados, educación y
condiciones adecuadas para su desarrollo, derechos todos inherentes a su
persona. Cualquier persona en lo individual y cualquier pareja del mismo o
distinto sexo deben ser consideradas en igualdad de condiciones como
posibles adoptantes y lo que debe ser tomado en cuenta en dicho proceso es
si la persona o personas cumplen con una serie de requisitos esenciales para
ser consideradas como adoptantes, es decir, si cuentan con las características,
virtudes y cualidades para brindarle una familia a los menores de edad. Dentro
de dichos requisitos esenciales no puede figurar el tipo de unión civil al que
pertenezcan los posibles adoptantes, ni la orientación sexual de éstos, pues
estas circunstancias no inciden en su idoneidad para brindar a los niños, niñas
y adolescentes una familia en donde éstos se desarrollen integralmente. En
ese sentido, es insostenible la interpretación, implícita o explícita, en el sentido
de que la homosexualidad de los adoptantes implica una afectación al interés
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