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El Rorschach tiene su inicio en una experiencia sensorial, que sólo puede ser conocida y comunicada
cuando se logra su ligazón con el lenguaje. El lenguaje recorta y configura el mundo percibido; actúa como
mediador entre lo sensorial y la representación del mundo que construye el hablante. Por eso, las formas
lingüísticas que emplea el sujeto al responder a nuestra demanda “¿Qué podría ser esto?” son de interés para
el rorschachista.
Así, se deja provisoriamente de lado si la respuesta corresponde o no a la base perceptiva de la imagen
Rorschach. Se atiende, sí, al modo en que es formulada; ello daría cuenta de los hábitos lingüísticos del
sujeto y del uso de términos y modalidades de formulación que dejan filtrar aspectos impensados del propio
hablante, que aluden a sus resonancias libidinales.
Se hace foco en el proceso de producción discursiva, y lo que se busca es hacer visibles las operaciones a
través de las cuales cada sujeto inviste de sentido a la imagen a través de un modo de habla.
Consideramos al sujeto como productor, que se constituye en el discurso y se muestra desde él. No existe un
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sujeto extradiscursivo o transdiscursivo. Por esta razón propongo el eje discursivo como una dimensión de
análisis. Discurso Lenguaje puesto en acción, o sea, que se da en una relación de interlocución concreta.
El psicólogo no es neutro, no es un mero registrador de la palabra del examinado. Con su presencia produce
efectos y se constituye en un actor en la situación, se instala como co-enunciador, ya que la respuesta no está
dirigida a cualquier persona, sino a este psicólogo en esta situación. Ambos participan activamente en este
acontecimiento dialógico.
El examinado no solamente dice algo, sino que muestra la dimensión del vínculo, o sea, cómo inviste y
experimenta la situación. Informa sobre el rol que le asigna al psicólogo y el rol que él mismo se asigna (se
dirige al psi y le pide ayuda, demanda su aprobación, menosprecio o elogios).
La situación en la que se enmarca la toma resultará de interés para el rorschachista. El concepto de discurso
reemplazó al término mensaje, porque en la situación dialógica no se trata meramente de un intercambio de
información, sino de un “efecto de sentido” que se da en determinada situación. El término discurso condujo a
pensar en la producción de sentido que se da. No hay enunciados puros, incontaminados, están las huellas
que dejan el enunciador y el destinatario. El discurso es un texto situado, un texto instalado en condiciones de
producción y reconocimiento.
El discurso en la producción Rorschach es tal porque está situado, hay una configuración de coordenaas
espacio-temporales que delimitan la circunstancia en la que juega tanto el vínculo como la finalidad de la
toma, los roles que adoptan cada uno de los integrantes, la representación que tiene cada uno del otro y las
expectativas. Los participantes en el acontecimiento dialógico ocupan lugares y posiciones que están
claramente diferenciados.
Cada locutor usa determinadas formas lingüísticas y con ello muestra su estilo propio. En sus modos de
enunciación se sitúa como sujeto; siempre hay un modo de enunciación (cómo lo dice) más allá de lo
enunciado (qué dice).
La enunciación es el acto mismo de producir enunciado, y no el texto del enunciado. Las marcas de la
enunciación en el enunciado serán los índices que permitirán reconocer las condiciones subjetivas de quien
las formula en ese contexto; porque aunque las palabras tienen significaciones generales, consensuales, sólo
se pueden actualizar en el discurso en que aparecen concretamente.
En la enunciación está siempre implícita o explícitamente tanto el que habla como el destinatario, porque el
locutor siempre le habla a alguien desde algún lugar y con alguna intención.
La enunciación se inscribe en el enunciado de diferentes maneras, y en esa enunciación aparece el sujeto, en
sus modos de procesamiento del sentir y del conocer. La pregunta que guía este apartado es cómo el
lenguaje se apropia de lo psíquico, y da así “forma social” a su sentir, ya que el discurso tiene una función
destacada: la de expresar el deseo, y lo tiene que hacer ante un interlocutor. El que habla tiene que dar
cabida a sus mociones pulsionales, pero al mismo tiempo, tiene que atenerse a ciertas normas consensuales.
¿Cómo podemos acceder al sentido de la producción verbal de un sujeto? Habría varias vías de acceso
posibles, pero tal sentido nunca se puede basar en el examen de palabras aisladas. La observación debe
darse dentro de un entramado discursivo, ya que la palabra es susceptible de tener diferentes significados
según la red en la que está insertada. No bastan las relaciones que se dan entre los términos dentro del
sistema: la significación se da en relación al contexto situacional.
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① SELECCIÓN DE TÉRMINOS La manera de acercarse al sentido es considerando redes de palabras.
Si prestamos atención al vocabulario se puede observar si:
- Es rico, suficiente, pobre, sofisticado, hermético;
- Usa un léxico adecuado a la edad situación social, desarrollo profesional;
- Selecciona las palabras pertinentes a lo que quiere expresar;
- Los criterios de conexión que le son característicos son: causales, temporales o espaciales.
- Hay repeticiones de palabras, y a qué se refieren. Lo reiterado puede ser tanto un condensador de
significado como tener un valor encubridor, defensivo y hasta vaciador de significatividad.
- Completa las frases o las interrumpe.
- Sus enunciados son fragmentados en el tiempo de sucesión, perdiendo así el encuadre temporo-espacial.
- Se come palabras o las deja por la mitad (quer y no poder en lugar de “querer y no poder”).
- Se perciben en el habla indicios de desintegración afásica de la trama verbal, o sea, saltos en el orden
temporal.
- Predomina los sustantivos o cualifica sus expresiones a través de verbos, adjetivos, adverbios u otros
elementos.
- Los verbos que el sujeto emplea son de acción (hacer, saltar) o de estado (estar, quedar), son usados en
forma activa (saltando, bailan), pasiva (aplastado) o reflexiva (está mirándose).
- Los verbos están conjugados (los animales caminan); formulados en forma sustantivada (pájaro en vuelo)
o adoptan la forma del infinitivo (están por comer). La forma sustantivada clava la escena en un instante,
como en una foto. Si la indicación de movimiento se hace a través de la forma infinitiva, lo que se opera es
una descontextualización, una voz emitida desde ningún lugar y por nadie en particular. Si el verbo se emite
en tercer persona no hay compromiso personal.
Registro denotativo: Esta inteligibilidad puede seguir una vía descriptiva, mediante el detalle de las
características del objeto que nombra (registro denotativo). En esta forma se busca la identificación del objeto
a través de la descripción de su forma, clase a la que pertenece o definición conceptual. Si el locutor sigue
estrictamente ese propósito puede buscar en el percepto una correspondencia estricta con el objeto real que,
por supuesto, es difícil de encontrar, o, en el otro extremo, manifestar con seguridad que se trata
“verdaderamente” de ese objeto (“Esto sí que es un murciélago”). Tendríamos aquí todos los matices de la
conciencia de interpretación, su pérdida o aumento. Matices que muestran la conciencia de que lo que está
diciendo es una representación (“se parece a un león”) y otros en que la representación está todavía tan
pegada al objeto real que la imagen Rorschach nunca llena las condiciones de parecerse a ese objeto
concreto de su experiencia intermedia.
Este matiz intermedio de poca distancia respecto del objeto real correspondería también a una distancia no
bien establecida entre yo y el otro, estaríamos dentro de las personalidades con identidad difusa, que
necesitan del soporte concreto como espejo de identidad permanentemente presente.
La cuestión es que si funciona en el registro denotativo, la necesidad es ubicar al objeto en comparación con
el objeto real; lo que interesa sería qué es. La función es aquí referencial; necesita saber si se ajusta o no a un
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referente. Tal búsqueda tiene que ver con la de su propia identidad, sus límites y sus diferencias.
La cuestión en estas producciones es la identidad de lo real, la posibilidad de identificación de lo real. Si el
objeto que veo existe, yo también existo como diferente al otro.
③ RECURSOS EXPRESIVOS Las herramientas que se pueden aplicar para el análisis del discurso
son las predicaciones y las retóricas.
RETÓRICA: Todo acto discursivo contiene una selección y un uso de determinados recursos expresivos para
la presentación de los temas. La elección de los recursos expresivos, al mismo tiempo que produce efectos en
el oyente, puede ser testimonio, entre otras cosas, de las defensas a las que recurre el locutor para modificar
la realidad no acorde a su deseo o a sus posibilidades de ser afrontada. Por consiguiente, pueden mostrarnos
las estrategias que emplea y contra qué temores, fragilidades o conflictos se erige.
No es sólo el desafío a las normas lo que entra en juego, sino que la finalidad puede ser volver menos
reconocible al deseo. Siempre se utilizan estrategias discursivas, pero lo que tenemos que distinguir es la
intención, el énfasis, el juego, la información que se oculta y la que se destaca en cada caso. Lo importante es
poder reconocer y evaluar su función en el contexto.
Se pueden producir los procedimientos lógicos de las figuras retóricas a cuatro: analogía, agregación o
adjunción, supresión, sustitución y permutación.
Sinécdoque Se alude a algo a través de un detalle para enfatizar o puntualizar más un aspecto, de modo
que haga olvidar el resto. Tiene la ventaja de una gran economía del lenguaje. Con una pincelada se da
referencia del objeto. Lo que interesa al rorschachista en estos casos es qué se obvia nombrar, y a qué puede
responder el énfasis propuesto y la mudez correspondiente.
La operatoria que se juega en la sinécdoque es la supresión.
Metonimia Consiste en sustituir una palabra por otra; designa algo con el nombre de otra cosa. Ejemplo:
Lám. I: “Veo una sonrisa (en lugar de cara)”, Lám. VI: “Un guerrero, en su mano lleva el acero destructor (en
lugar de espada)”.
Se nombra un aspecto del objeto que en el pensamiento del sujeto resume el todo, porque constituye lo más
pregnante de él. A través de la metonimia nos lo hace ver o sentir.
En la metonimia un objeto es designado por un término que designa a otro objeto asociado al primero por una
conjunción constante.
En la metáfora la operación es de supresión de orden y adjunción de heterogeneidad, o sea que hay una
permutación.
Existen otros recursos expresivos que, sin ser las clásicas figuras retóricas, están al servicio de la
presentación de temas de una manera accesible al que lo emite o como estrategia defensiva. Siempre hay
una elección y un uso de determinados recursos expresivos. Tienen una constante presencia en la vida
cotidiana, pero coo cada elcción introduce al enunciador en el enunciado, nos interesa visibilizar los modos
diversos en que se manifiestan y estudiar las condiciones subjetivas y/o vinculares que hacen que cada sujeto
elija algunas más que otros. Algunos:
- Tipificación: Consiste en reducir a alguien o a algo en un esquema, una estructura fácilmente reconocible.
A partir de alguna característica se identifica, se califica o descalifica. Hay tipificaciones clásicas muy ricas u
otras que encierran prejuicios o estereotipos sociales.
Aquí la cultura, la moda, las ideologías expresan en un nivel indirecto el sujeto se descompromete, en parte,
de su implicación personal en lo expresado.
La carga de emotividad que podría encerrar una significación es alejada, disimulada al poner esa carga afuera
en las realizaciones culturales. Ej: Lam. I: “La típica mariposa”; “El clásico murciélago”.
- Banalización: Reduce el concepto a una figura vaga, que evita dar mayor precisión. Implica la
superficialidad con que se encara la lectura de la realidad y hasta el desprecio por la cosa vista. “lo siempre”,
una mariposa “cualquiera”, “se ve en todos lados”.
- Generalización: A partir de una experiencia específica se traslada el sentido a una significación genérica.
Opera la transposición de categorías. Hay entonces una falla en los mecanismos de objetivación y de toma de
distancia. Predomina como juicio determinante la propia subjetividad, sin referencia a otras modalidades de
conceptualización.
Ej. Lám III: Es un moño, a mi me gustaban los moños que mi mamá me ponía en el pelo.
- Universalización: Consiste en formular un juicio generalizador que involucra a todos los integrantes de un
grupo y es expresado como una ley científica. Ej: Lám. III: Es una mujer porque las mujeres “siempre…”.; “No
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es un bebé porque “ningún” bebé es tan flaco.
SE deslizan a través de ese recurso, versiones homogeneizantes que traducen poca sensibilidad a las
diferencias y una intención de erigirse en verdad indiscutible, lo cual puede encerrar prejuicios o rigideces
cognitivo-emocionales. La verdad se presenta como verdad objetiva, amplia, universal.
- Despersonalización: Se habla desde un lugar de tercero, neutro. Las formas del impersonal “se”, “uno”,
“nosotros”. El uso de esta modalidad se puede dar también por medio del verbo haber o deber. Ej: “Lam II.
Son dos amigos… hay que preservar la armonía”. Son afirmaciones sin un responsable explícito. El sujeto de
la enunciación no aparece. No hay compromiso personal.
- Atenuadores semánticos: Se usan para hacer más manejable la angustia o devaluar, minimizar, algo
siniestro que aparece en su percepción. Ej: Un monstruo…”no estoy muy convencido”; Me evoca…”no sé” si
será tristeza.
Estos recursos pueden aparecer combinados, y el desafío para el rorschachista es poder reconocerlos para
luego entrever su función.
④ CENTRAMIENTO EN ALGUNOS TEMAS Este ítem es más convencional para el rorschachista que
naturalmente atiende a los asuntos de los que trata el discurso. Ello lo guía en su acercamiento a los temas
pregnantes o que están más presentes en el momento actual del sujeto; le da indicios de sus intereses y
preocupaciones, de los traumas vividos o de las defensas contra ellos. Es lo que se ha ordenado
tradicionalmente en el rubro de contenidos.
Los temas pueden ser cotidianos, marcados por la estricta objetividad, raros, siniestros, esperanzados,
pueden aludir a abstracciones, etc.
Se busca transmitir una referencia permanente a un posicionamiento crítico que visibilice la ética que
atraviesa nuestra práctica.
Lunazzi: psicodiagnóstico como un campo de acción profesional claramente delimitado. Como puesta en
marcha de un proceso de investigación, utilizando entrevistas y técnicas instrumentales de exploración
psicológica para dar respuesta a una demanda.
El psicodiagnóstico representa por un lado el desarrollo de los procedimientos técnicos para dar cuenta de
esas preguntas y por otro el desarrollo del aparato conceptual para tratar y explicitar los datos y los
fenómenos que acontecen en su despliegue y sus relaciones con las inferencias clínicas. Constituye un
campo de conocimiento. El objeto de estudio es la subjetividad. Está constituido por diversos vectores: la
demanda, la metodología, la teoría psicoanalítica principalmente que marca nuestra posición frente al sujeto.
Es un proceso vincular montado dentro de coordenadas témporo-espaciales precisas en un orden secuencial
y con roles técnicos en distintas fases focalizando una batería como unidad de estudio.
El campo de psicodiagnóstico aparece como campo de intervención donde se demanda una evaluación
psicológica de algún tipo. Las técnicas proyectivas, también las psicométricas, sostenidas en una metodología
rigurosa de interpretación donde surge el juicio clínico como vector transformación de datos en la
elaboración de hipótesis clínicas: inferencias, recurrencias, convergencias.
Intervención: porque nos encontramos ante una acción que genera movimientos, transformaciones. Al
intervenir formamos parte, no somos meros observadores que desde fuera describimos el objeto de estudio.
Nuestra práctica no es neutral. Partimos de una idea previa, esto tiene que ver con el concepto de ética.
Éticamente nos volvemos responsables de nuestras acciones y nuestros decires, que tendrán efectos en la
vida de un sujeto. El método clínico nos lleva a posicionarnos evaluando la singularidad, pero ni la
singularidad del sujeto ni la nuestra está por fuera de este escenario.
Foucault: dispositivo como red de saber poder en el que se inscriben distintas instituciones, pero también los
discursos, las construcciones, las leyes, los enunciados científicos. Red de relaciones en las que está implica
una forma determinada de ejercicio de poder y de configuración del saber que hacen posibles determinados
efectos de verdad y realidad. Un dispositivo produce subjetividad.
Etel Kacero:
Plantea que la perspectiva científica está resquebrajada. La lucha se plantea entre el paradigma positivista (la
búsqueda de certezas como verdad única) y la indeterminación representada por el paradigma de la
complejidad. El planteo es desde qué paradigma pensamos el psicodiagnóstico? Hay una sola manera de
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intervenir? Las herramientas pueden ser utilizadas en cualquier momento histórico? La aventura es pensar lo
inédito, lo inesperado, no sólo por novedoso, sino por ser único en su presentación.
Desde el paradigma de la complejidad no se discute el poder encontrar regularidades, sino que se propone en
una densidad de redes de significados que exige otras lógicas para ser pensadas, teniendo en cuenta que
siempre habrá puntos a los que no tenemos acceso, ya que las teorías y los métodos recortan un campo de
realizar.
Visibilizar el contexto, el mercado, que sobreimponen a nuestro rol y a las instituciones determinadas maneras
de pensar que dejan invisibilizados los orígenes y razones que las sostienen. El riesgo es aplicar los
instrumentos de diagnóstico ejerciendo una violencia sobre la persona, al adjudicarle un sentido, una
interpretación, un nomenclador, que deje por fuera la posibilidad de dar sentido a ese padecimiento o a esa
demanda.
La perspectiva que plantea Kacero es poder incluir el contexto vital, la trama vincular, la emocionalidad,
pensar el aparato psíquico como sistema abierto e incluirnos a nosotros mismos como parte de la
observación. Incluir el tiempo, las transformaciones durante el proceso, ir rastraendo como se produjo este
presente del evaluado. No buscar solo la repetición, sino dar lugar a la diferencia, y encontrar unidades de
sentido. La búsqueda de certeza atenta contra la posibilidad de admitir la complejidad.
La vida psíquica no es un sistema cerrado, exige para su conocimiento la consideración de que los
acontecimientos, encuentros, pérdidas no son reimpresiones, sino reediciones. Pensamos la temporalidad en
la construcción del psiquismo, intentando dar cuenta de la relación entre estructura y acontecimiento. Lo que
permanece pero también lo que puede cambiar. Los acontecimientos actuales pueden reorganizar procesos
en curso y abrir nuevas posibilidades. Así, estructura, acontecimiento e historia se articulan en la trama
psíquica que tratará de leer el psicodiagnóstico.
La mirada se dirige a buscar los indicios de cómo el sujeto enfrenta los distintos desafíos que están
representados por las tareas que le son propuestas. Qué recursos, qué estrategias y movimientos puede
operar. Incluye la dimensión temporal. La producción del sujeto no es sólo la manifestación de la estructura
preexistente. El sujeto hace emerger lo vivo en cada producción. Ir de lo macro a lo micro y de lo micro a lo
macro para calibrar la relevancia de los distintos fenómenos que observamos. Esto exige incluir:
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Esto implica un arduo trabajo: observar, escuchar, traducir, formular hipótesis, explorar nuevos indicios,
realizar conexiones, volver atrás, volver a pensar.
La lectura lineal está entrecruzada con la lectura oblicua, con la lectura de lo no dicho, de lo plasmado en un
gráfico, en una respuesta. Cada producción constituye un rompecabezas que se nos ofrece para que le
demos sentido, cierta unidad y coherencia. Exige lecturas alternativas, polisémicas y cuanto más abarcativo
mayor comprensión nos arrojará del caso. Construimos una producción de sentido admitiendo la complejidad,
dando lugar a la incertidumbre de la que no podemos escapar. No se busca la verdad, sino la verosimilitud.
La ética de nuestra práctica tiene que ver con poder dar cuenta de lo que decimos y tomar la responsabilidad
de las consecuencias o implicancias de nuestro decir.
El Psicodiagnóstico es una coproducción con otro que participa en ese juego vincular, acotado en el
tiempo. El psicodiagnóstico constituye un hecho singular que puede ser inscripto como novedad;
novedad para el sujeto y también para el entrevistador. Según el modo en el que se inscriba producirá
efectos.
En la medida en que lo que emerge de esa relación aparece como algo distinto, no vivido hasta el momento,
puede ser considerado como un acontecimiento.
Acontecimiento se puede entender como aquello que ha tenido lugar, no es del orden del saber previo, ni del
haber sido experimentado ya. Sólo se puede enunciar después de que ha sucedido. O sea que el
acontecimiento es imprevisto, no cabe en el saber sino en el suceder, en el devenir y, por lo tanto, en algún
momento del movimiento temporal en el que alguno lo experimenta; y puede, recién entonces, vivenciar su
marca y convertirlo en relato.
En cuanto al EFECTO DE PRESENCIA es doble ya que al mismo tiempo que actúa la presencia de la propia
interioridad-conocida vivencialmente por el sujeto- está también la presencia del otro, que, al ser exterior está
revestida de la vivencia de ajenidad y por lo tanto incognoscibilidad. (PUGET)
Pero además, el encuentro con otro es el encuentro con el otro de uno; en esa interacción hecha de ajenidad
y de apropiación, se produce una especie de metabolismo transformador en los dos integrantes. Algo se crea
y emerge en ese encuentro.
ALGO OCURRE POR 1ra VEZ; SE INSTITUYE UNA HUELLA QUE PODRÁ CONVERTIRSE EN MARCA
DE APERTURA HACIA OTRA FORMA DE PENSAR Y/O SENTIR. UNA DETERMINADA CUALIDAD QUE
NO ESTABA SE HACE PRESENTE.
Lo que ocurre equivale a un cambio de significación no a una ampliación de alguna significación anterior
que se amplía o que se desplegaría respecto de algo que estuviese en latencia. La fuerza de la
transformación no va a tener la potencia que comporta un vínculo analítico –más duradero-. Sin embargo todo
psicodiagnosticador no solo tiene la evidencia de tal transformación, sino que tiene en la mira el que “algo
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quede picando” en la mente del sujeto, que lo que puede haber de acontecimiento en el encuentro, acontezca
la verdad.
El dialogo instaura un cierto tipo de relación entre dos personas a través de la interlocución. El sujeto
responde a mi demanda y no se trata solo de su performance, sino de que el psicodiagnosticador es un actor
en la escena que se desenvuelve, ya que a él se destinan las respuestas.
Estos conceptos están ligados a la noción de “transferencia” en FREUD. Esta idea tiene al menos
dos perspectivas: como reedicion fascimilar mejorada y aun revisada, y como una creación
“dependiente de la situación analítica” como dice el mismo Freud. Si lo tomamos en su primera
acepción, el paciente actual solo es significado como soporte de la proyección de su acontecer
infantil; si la transferencia es tomada en el contexto de la situación presente en este vínculo, pasa a
ser el resultado de lo actual y lo nuevo; hay una “producción”, un campo de novedad. Ambos yoes
no serán los mismos antes de producirse el proceso psicodiagnóstico después.
El “efecto de presencia” del psicodiagnosticador hace que algo se construya allí mismo e instaure, en algún
sentido, una “marca de origen”. Eso que pasa debe ser tenido en cuenta; no solo los resultados de los tests.
Ya que la dimensión vincular, puede ser decisiva para el sujeto, tanto como iluminadora para nosotros al
permitirnos tener la oportunidad de observar cuales circunstancias, cuales modalidades vinculares pueden ser
favorecedoras de salud, de libertad, inhibición o surgimiento de una mayor flexibilidad. Algo nos ocurre
también a nosotros al experimentar que esa terceridad es posible y nosotros somos parte de su creación.
El que esta dimensión de proceso y de temporalidad sea relevante implica pensar que la vida psíquica
no es un sistema cerrado, y es en ese sentido que los encuentros, las pérdidas, los hechos que se
produzcan en ese lapso puedan ser considerados como “acontecimientos”.
Solo pensando en un sistema abierto, podemos admitir que el suceso no tenía un lugar previo; es a
partir de allí que se le deberá hacer un lugar. No hay linealidad causa-efecto (lo que ocurre hoy puede
explicarse a partir de lo que ocurrió ayer); algo se anuda allí y en este tiempo en el que gestos, palabras y
movimientos ocurren y transcurren.
El otro presupuesto implicado en esta manera de pensar al Psicodiagnostico es la consideración del lugar y la
presencia del psicólogo como otro ACTIVO, despertador; es en ese sentido que es promotor, junto con el
sujeto, de nuevos significados-acontecimientos.
Es en el vínculo con ese otro, ajeno a la experiencia ya vivida en otros encuentros, que el paciente puede
ubicarse en un lugar distinto, quías inaugural para su vida. Un lugar que permite un espacio para ser
escuchado de otra manera, para ordenar su historia.
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El encuentro con las distintas herramientas también será generador de conductas, despertador de
reacciones, de significaciones y de desafíos nunca experimentados. Reverberarán efectos de esos
encuentros con la hoja en blanco en los gráficos, con las formas, colores y matices en el Rorschach, con los
personajes del TAT o los ambientes de TRO; con los desafíos de pensarse viviendo otras identidades en el
Desiderativo.
La tarea del psicólogo es poder generar un contexto simbólico para que se produzca algún tipo de
metabolización. La producción del contexto simbólico dependerá de si el psicodiagnosticador no sobre-
impone la técnica y los modos operatorios que las caracterizan, a lo que va sucediendo en este recorte
espacio temporal del vínculo. Si la técnica se aplica a la manera de una máquina de hacer preguntas –
automáticamente- la calidad del acontecimiento que se podrá generar será una mayor alienación. La persona
va a tener una conducta repetitiva, mecánica, poco implicada si el psicólogo se limita a repetir y aplicar
consignas. Ello produce por un lado la descalificación del sujeto como enunciador y por otro, ofrece un modelo
maquínico de comportamiento que tiende a la repetición y no a la apertura a un espacio otro.
La cuestión no es aplicar correctamente las consignas sino dar lugar a que algo aparezca a través de la
mediación de ese otro constituido por el particular soporte de cada uno de los instrumentos.
La 3er manera del pensar Psicodiagnostico: pensar que el vínculo y lo que éste genera en ese “entre 2”
(sujeto-material de prueba; sujeto-psicólogo). En el momento de desarrollarse la tarea, se juegan, además
del saber del psicólogo y del objetivo de prueba, la vida fantasmática, las circunstancias personales de los dos
participantes; hay un enlace en una dinámica co-evolución creativa particular.
Esta lógica garantiza la fortaleza de las hipótesis, abona su validez y contribuye a la rigurosidad de este
proceso. Sin embargo la inferencia deductiva es insuficiente para pensar los procedimientos cognitivo-
inferenciales que tienen lugar al momento del análisis e interpretación de los resultados del psicodiagnóstico
mediatizado por técnicas proyectivas.
- Plantear predicciones empíricas que corroboren o falseen las hipótesis nos enfrenta con el inconveniente de
cuando los observables no pueden ser decisivos. Las reglas teóricas de nuestra disciplina son multivariadas,
complejas y fundamentalmente, admiten la contradicción propia del conflicto, de este modo una misma
tendencia psicológica puede expresarse en observables diferentes y hasta opuestos (por ej. la formación
reactiva, es un mecanismo de defensa que se expresa por una actitud psicológica de sentido opuesto a un
deseo reprimido y se ha constituido como reacción a este), e idénticos observables pueden remitir a diferentes
variables psicológicas (tamaño inusualmente grande en técnicas graficas puede significar agresividad,
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sentimientos de constricción ambiental y hasta retardo mental)
- Antes de contrastar la hipótesis debemos construirla: No cualquier afirmación es una hipótesis. La operatoria
de la generación de conjeturas no refiere a una enunciación al azar primero, para luego valorar su
consistencia. Tampoco se producen hipótesis por ensayo y error, existe un complejo proceso cognitivo-
inferencial que tiene lugar para llegar a enunciar una hipótesis, una lógica propia de este proceso constructivo
de conocimiento, inherente a la instancia de descubrimiento que complementa, articula y da sentido a la
mecánica deductiva-argumentativa
Abducción
Esta operatoria refleja la interacción dialéctica entre lo teórico y lo empírico, que permite la construcción
cognoscitiva. El salto a lo novedoso, a aquello que en sí mismo no está contenido en ninguna premisa como
tal, pero que se origina en la interacción entre ellas, implica un sacrificio: la conclusión no es necesaria sino
probable, es probablemente verdad (no implica que sea indeterminado su grado de verdad). La hipótesis
requiere atravesar y resistir mecanismos de contrastación que demuestran su validez, y a su vez necesita de
operaciones de articulación con otras hipótesis a través de las cuales profundiza su sentido, enriquece y
resignifica a sí misma y a otras hipótesis.
Este tipo inferencial refleja una lógica organismica, se mueve de una parte a un todo. El conocimiento de
partes complementarias que refieren a una totalidad aporta al propio proceso de construcción de hipótesis.
Se trata de un trazado de relaciones de diferentes rasgos, cuya singular constelación resignifica, de manera
única, a cada una de las hipótesis que han emergido de los diferentes observables. Así el todo emergiendo
por las partes que lo constituyen y regulándolas a su vez, a partir del sentido nuevo que puede conferirles.
El proceso psicodiagnóstico
El denominar al psicodiagnóstico como un proceso de investigación ha sido la puerta de acceso a pensar los
aspectos metodológicos de los cuales depende la validez de las conclusiones diagnosticas.
Se denomina proceso al conjunto de fases sucesivas de un fenómeno natural o de una operación artificial.
Es un término que remite a dinámico, cambiante y continuo. Todo proceso está compuesto por una serie de
fases, las cuales se derivan unas de otras, se influyen mutuamente y se correlacionan. La noción de dicho
termino implica la idea de historicidad, de evolución, ya que se lo considera como una continuidad, que se
opone a la noción de sustancia (elemento en sí mismo). Implica elementos separados que vistos en su
conjunto toman una nueva significación, posee una hilacion lógica, una concatenación de hechos que se
afectan mutuamente. A su vez está relacionado con el termino procedimiento (conjunto de acciones
preestablecidas para arribar a un objetivo).
En general todo proceso de investigación implica una serie de transformaciones, que comienzan a ocurrir a
cierta cosa en estado inicial, hasta que finalmente se alcanza a un estado donde cierta cosa ha cambiado.
Los componentes de todo proceso implican un estado inicial junto a ciertas condiciones de realización. Los
cursos de acción, que contienen operaciones de transformación, tienden a la extinción del proceso al
alcanzar un producto.
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Todo proceso ubica en el estado inicial un problema que debe ser resuelto. La pregunta de investigación
emerge en un contexto determinado, atravesada por saberes previos, se da lugar a ciertos procedimientos
para construir nuevos saberes, así como para demostrar y justificar su vigencia, pertenencia y potencia
pragmática de los anteriores. Los conocimientos que se establecen como resultado aspiran a ser validos,
eficaces y superadores de los previos.
En psicodiagnóstico se cuenta con una demanda inicial (del propio consultante o tercero) que abre a la
problematización. El modo de resolver estas preguntas estará condicionado por variables que determinarán
los modos de abordaje: los tiempos a disposición, técnicas utilizadas, espacios físicos, destinatario del
informe, experiencias y formación del profesional, que teñirán toda la acción del psicólogo e incidirán en la
producción del sujeto.
Fases del psicodiagnóstico:
Asunto y
Cursos de
condiciones de
acción Resultado
realización
+
Condiciones de
realización
Conclusiones diagnosticas / informe
La rigurosidad en la interpretación
Operaciones de construcción de conclusiones a partir de los indicadores obtenidos por medios de los análisis
de las técnicas, a partir de los cuales los psicólogos van a construir los datos:
Se parte de la premisa de que aquello que se obtiene por medio de la interpretación de los resultados de las
técnicas son hipótesis y las mismas son construcciones realizadas por el psicodiagnosticador. Tiene dos
implicaciones:
- Si se deben construir no están dadas, y requieren un plus en su elaboración que no está contenido en la
información precedente sino que es aportado por el propio psicólogo.
-Las conclusiones serán probablemente verdades, so podrá predicar mayor o menor grado de profundidad o
abarcabilidad pero su cualidad de provisionalidad persistirá.
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Hipótesis
Cuando se construye esta se afirma una vinculación entre un observable (empiria) y una variable (constructo
teórico).
Tal observable no es azaroso, sino que remite a un inobservable psíquico y asume el estatus de indicador. El
constructo teórico tampoco es cualquiera, se hace relevante y es convocado al pensamiento del psicólogo,
porque el componente empírico lo reclama. (la dialéctica epistemológica emergiendo en lo metodológico)
Frente a estos ejes se debe agregar al mayor y más determinante de los mecanismos de selección y
jerarquización de datos: el fenómeno transferencial.
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En función del vínculo muchos observables son rescatados exclusivamente por la captación del psicólogo que
participa de la situación. Aquellos datos que ningún otro profesional, si accediera de manera externa,
consideraría relevante. Aquí no se utiliza solo lo que el psicólogo sabe, ve o escucha, sino que se agrega el
componente vivencial que potencia toda posible captación sensorial. La presencia del psicólogo como
observador participante es esencial, no se podría conocer al sujeto de manera holística sin que el
psicodiagnosticador se sumerja en el fenómeno vincular.
Es importante destacar la dinámica circular del proceso de análisis. Hipótesis elaboradas en alto nivel pueden
hacer foco sobre observables que no habían sido relevados en un principio, generando una vuelta sobre lo
mismos y un enriquecimiento interpretativo.
A partir de la articulación de indicadores, de entre todas las posibles hipótesis genérico teóricas, una de ellas
queda más iluminada, y se hace más probable (gran uso de la fantasía)
Aquí el psicólogo ya está en condiciones de construir una hipótesis presuntiva, novedosa y específica para el
sujeto: presenta indicadores de invasión de la fantasía sobre su actividad ideacional y sus conductas.
La configuración de indicadores determina líneas hipotéticas diversas, tratándose incluso de iguales
observables. No se trata de unir un observable a un valor de variable, de interpretar linealmente una conducta
como si se tratase de un reflejo de lo psíquico inobservable. El trabajo psicodiagnóstico requiere un esfuerzo
constructivo dado por la singularidad del sujeto y por los objetivos del psicodiagnóstico. La lectura de
indicadores requiere que se le dé un estatus significante a las expresiones del sujeto. Un indicador requiere
otro indicador para expresar aquello a lo que remite.
Si las h. presuntivas son producto de la constelación de indicadores, las h. diagnosticas estará dada por la
constelación de h. presuntivas.
Cuando estas h diagnosticas, fortalecidas por las exigencias empíricas como teóricas a las que se ha
sometido, puedan ser articuladas con los objetivos del psicodiagnóstico que originaron el proceso y permitir la
elaboración de un pronóstico, alcanzarán el estatuto de conclusiones diagnosticas.
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-No dice nada por sí mismo, requiere del ejercicio interferencial del psicólogo para hacerlo hablar y de otros
indicadores para tomar sentido.
Este proceso es un dispositivo que contiene esquemas y diseños propios de la investigación científica. Así es
posible rastrear líneas que persiguen un fin exploratorio, descriptivo, explicativo e interpretativo, funcionando
al unísono pero susceptibles de identificarse. Estrategias cuasi experimentales se entrelazan con instancias
de observación densa.
La complejidad y pluralidad de maniobras, que cooperan en este encuentro único entre psicólogo y
consultante, hacen de este proceso uno de los dispositivos más complejos y completos de la investigación
psicológica.
En lugar de definición preferiría hablar de la posibilidad de un compromiso con enunciados que permitan
cuestionamientos y diálogos, pero también anclajes desde los cuales proyectar nuestra tarea como
profesionales.
Durante mucho tiempo las técnicas de psicodiagnóstico sirvieron para identificar al sujeto humano en alguno
de los pares opuesto: sano – enfermo; locura – cordura; anormal – normal. Con ellos se marcaba una
marginación y una jerarquía que favorecía el dominio de unos sobre otros.
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El hallazgo de lo “normal”, el equilibrio, lo esperable fueron centro de la mirada. Como contrapartida aparecía
claramente la desviación, la patología.
Luego siguieron los tiempos de las descripciones exhaustivas de síntomas que evolucionaron hacia los
códigos del DSM, cuya finalidad es el establecimiento de “acuerdos en un sistema de observadores sobre
determinados fenómenos, sin asignarles significados”. El psicólogo observa desde afuera, busca cómo se
encajan o no los datos dentro de parámetros predeterminados. Se ocupa de lo singular sólo en tanto se
amolda o no a las características de la población.
Estos sistemas o parámetros se sitúan de manera cercana a una psiquiatrización de la conducta humana.
Establecer regularidades poblacionales, sin consideración del contexto o de las complejas constelaciones que
atraviesan esa producción. Esta posición está sustentada en supuestos como:
-La validez de las explicaciones y afirmaciones científicas se basan en una conexión directa con la realidad
objetiva.
Se supone sin más que existen clases naturales y métodos que permiten “descubrirlas”. Sin advertir que
somos los psicodiagnosticadores los productores de la categorización, nuestros procedimientos, nuestras
técnicas y nuestras modalidades de interacción son las que producen las clases llamadas “categorías”. El
grado de verdad del DSM está en relación con la cultura que lo ha generado. Lleva a que sus
conceptualizaciones se deslicen hacia valores de verdad objetiva y universal. Lo que se denomina
conocimiento “objetivo” no es más que el producto histórico de estandarizaciones perceptuales y cognitivas
que culminan con a una “naturalización”.
Hay otras dimensiones en juego en estos modos de trabajo de psicodiagnosticar. Desde hace años, los
seguros de salud son los que dictan las políticas en materia de psicodiagnóstico. Financiados por el Estado o
por entidades privadas justifican la intervención profesional para valorar su propia eficacia. Tales condiciones
y condicionamientos proporcionan la base para que las prestaciones sean remuneradas.
Así, los psicodiagnosticadores quedan incluidos en el mercado como los pacientes quedan encerrados en
categorías inclusivas que ignoran el contexto o ignoran el vínculo desde el cual emergió ese conocimiento.
Los laboratorios han invertido recursos para lograr plasmar en clasificaciones a determinadas manifestaciones
de la conducta (ADHD, depresión, ansiedad, etc.) para luego colocar en el mercado medicamentos
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específicos. Además podemos añadir algo: es más fácil pensar el sufrimiento si se consigue tener nombres y
clasificaciones; es más difícil aceptar cuáles son las condiciones de posibilidad que la sociedad genera para
que emerjan como tales.
Las categorías del DSM están basadas en los déficit. No hay categorización para registros de otras
dimensiones. Pero tienen su sentido en el marco de políticas de salud que están centradas en criterios
económicos. Es el aparato social quien construye y sostiene las demarcaciones.
Los contextos no sólo están haciendo tejido con los sujetos; también se sobreimponen a nuestros roles
profesionales dentro de las organizaciones e instituciones donde actuamos. Esta perspectiva pretende que
haya una consideración del para qué, en qué contextos y de qué manera instrumentar, integrar, significar los
manuales.
Se deben observar las constancias o continuidades (recurrencias); pero si bien las invariantes pueden
evidenciar características importantes del psiquismo, también se debe atender a los elementos
discordantes. Éste a veces puede dar la clave de un desorden desde el comienzo. Este fenómeno extraño
puede ser producido desde el discurso o concretado en una organización espacial bizarra (gráficos).Un rasgo
raro tiene tanta importancia como uno frecuente. Es importante registrar todas las diferencias posibles para
poder hallar “unidades de sentido”. Por otro lado, el sentido no depende sólo de los elementos que se reiteran,
sino del modo como se combinan. La búsqueda de certezas atenta contra la posibilidad de admitir la
complejidad.
La mirada se dirigirá a buscar los indicios de cómo el sujeto enfrenta los distintos desafíos que están
representados por las tareas que se le propone en las entrevistas y qué recursos, estrategias y movimientos
puede operar con cada uno de ellos. Atender al proceso temporal de construcción de sus trabajos pondrá de
relieve sus luchas, sus fracasos, los tironeos regresivos o paralizantes.
Trabajar desde esta perspectiva conduce a la inclusión de los contextos en que se mueven tanto el sujeto
como los profesionales:
Todo ello exige un permanente ejercicio de enfoque-desenfoque que relativicen los sucesos dentro de los
ámbitos y los tiempos.
Mostrar el Zoom. Historia, cultura y subjetividad
Este movimiento de Zoom que respondería al paradigma de la complejidad tampoco basta. Es necesario tner
en claro sobre qué concepto de psiquismo se construyen hipótesis, cuáles son las transformaciones que
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operan en la subjetividad por obra de la globalización, de las nuevas maneras de vivir, gozar y trabajar, de
sentir la corporeidad. Si los modos de producción de subjetividad están variando, los instrumentos de
investigación ¿siguen siendo aptos?
La incorporación de nuevos instrumentos puede ser pertinente. Otra alternativa sería poder construir modelos
nuevos de leer la producción. “Lo simple no existe, existe lo simplificado”.
El trabajo de psicodiagnosticar
Implica un arduo trabajo. Exige la capacidad de observar, escuchar, traducir, formular hipótesis, explorar
nuevos indicios, hallar metáforas, etc. La lectura lineal estará entrecruzada por la lectura de lo no dicho en el
discurso o lo no plasmado en la materialidad de un gráfico. Cada producción constituye un rompecabezas que
se nos ofrece para que le demos sentido.
La producción puede considerarse como un texto, pero no puede interpretarse en un solo nivel.
Admitir la complejidad, la multidimensionalidad no implica que se pueda hablar de completud. No es posible
escapar de la incertidumbre. Reconocer la complejidad, hallar los instrumentos para describirla y efectuar la
relectura dentro de este nuevo contexto de relaciones cambiantes del hombre con la naturaleza, son los
problemas de nuestra época.
La verdad
Las alternativas mencionadas se crean en un tiempo histórico y obedecen a finalidades acordes con una
sociedad que tiene necesidades específicas de operación. Ambas pueden ser complementarias, pero son
irreductibles entre sí.
Los dispositivos creados para conocer nunca son inocentes o neutros. La verdad no es copia. No es rótulo, ni
una reflexión mental. Es algo que hacemos en el encuentro con el mundo que nos está haciendo.
La utilización de categorías a priori permite autonomizar la producción respecto del mismo investigador. Al
resultado de ese procedimiento se lo llamó “objetividad”. Pero esos “resultados objetivos” no pueden
generalizarse más allá de la ocasión histórica y el espacio geográfico en el que fueron obtenidos. Ninguno es
fiable desde su punto de vista transhistórico.
Constituirse en una ética de la práctica: poder dar cuenta de lo que se dice y tomar la responsabilidad
sabiendo cuáles pueden ser las implicaciones de ese decir. Se debe elegir en qué mundo vivir y qué lugar se
le da a las voces dominantes mercado, consumo, laboratorios, etc. Sería deseable pensar en cada ocasión en
cuáles contextos, en qué niveles, con qué objetivos, para quién… se van a instrumentar una u otra manera de
trabajar, qué grados de modulación o integración son posibles.
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Unidad 2: “Las entrevistas del proceso psicodiagnostico”
Una puntuación sobre la transferecia – M. Guerra (F.1779)
I.Un recorrido por textos freudianos
Freud introduce el término transferencia en 1895: habla de “una circunstancia que en la realización de tal
análisis catártico desempeña un papel indeseadamente importante”.
Tal circunstancia se presenta por un fracaso en el esfuerzo asociativo. Circunstancia que ya Freud había
denominado resistencia. Aquí explica que tal resistencia puede aparecer vinculada con la perturbación de la
relación del enfermo con el médico → “cuando la enferma se atemoriza al ver que transfiere a la persona del
médico representaciones displacientes emergidas durante el análisis, caso muy frecuente e incluso regular en
ciertos análisis, la transferencia al médico se lleva a cabo por medio de una falsa asociación” Como vemos,
allí se produce una sustitución.
Freud apela al esquema de las series complementarias para situar la transferencia en tanto repetición de
una especie de patrón o cliché de la relación del sujeto con los objetos. Entonces, ¿cómo es que la persona
del analista queda incluida en esos clichés? → “Sólo una parte de estas tendencias libidinosas que
determinan la vida erótica han realizado una evolución psíquica completa. Esta parte, vuelta hacia la realidad,
se halla a disposición de la personalidad cc. En cambio, otra parte de tales tendencias libidinosas ha quedado
detenida en su desarrollo por el veto de la personalidad cc y de la misma realidad y sólo ha podido
desplegarse en la fantasía o ha permanecido confinada en lo icc. Es por tanto, perfectamente normal y
comprensible que la carga de líbido que el individuo parcialmente insatisfecho mantiene esperanzadamente
pronta se oriente hacia la persona del médico. Conforme a nuestra hipótesis, esta carga se atendrá a ciertos
modelos, se enlazará a uno de los clichés dados en el sujeto, o dicho de otro modo, incluirá al médico en una
de las series psíquicas que el paciente ha formado hasta entonces”
La disposición a la transferencia no se reduce, entonces, a ser efecto del dispositivo analítico, sino que se
halla determinado por la estructura misma de la neurosis.
Luego, en el texto, se aborda el aspecto resistencial. Freud subraya que la cura se entiende como
tendiente a la supresión de lagunas del recuerdo; esto es, venciendo las resistencias.
El analizado no recuerda nada de lo olvidado o reprimido, sino que lo vive de nuevo. No lo reproduce como
recuerdo, sino como acto; lo repite, sin saber naturalmente, que lo repite (Freud lo subraya refiriéndose a la
transferencia). La transferencia no es por si misma más que una repetición y la repetición la transferencia del
pretérito olvidado.
Liga, entonces, la transferencia con la resistencia y la repetición, pues en la transferencia el analizante repite
en el lugar de recordar; permite y posibilita la cura analítica.
En “Observaciones sobre el amor de transferencia” Freud, nos advierte que el enamoramiento surgido en
el contexto de la cura analítica, no representa algo en sí favorable. Adquiere entonces valor resistencial. En
tanto que el enamoramiento corta la continuación de la cura, frena la asociación. Sin embargo, ve allí un modo
de hacerse presente lo reprimido. Argumenta que no se corresponde con los fines de la cura ni ceder a la
demanda de amor ni sofocarla rápidamente. Algo debe subsistir de ello. La cura debe desarrollarse en la
abstinencia.
Conservamos la transferencia amorosa, pero la tratamos como algo irreal, como una situación por la que se
ha de atravesar fatalmente en la cura, que ha de ser referida a sus orígenes icc y que ha de ayudarnos a
llevar a la cc de la paciente los elementos más ocultos de su vida erótica, sometiéndolos así a su dominio Cc.
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Luego la autora diferencia la transferencia de la “alianza terapéutica” La diferencia radica en que la
transferencia no se reduce a lo que puede instalarse como confianza otorgada a quien escucha en tanto
profesional; como efecto de un dispositivo y roles socialmente definidos: la transferencia no es la instalación
de una orientación racional hacia el paciente. La alianza terapéutica se desarrolla en el plano de una relación
de Yo a Yo. Por lo tanto, si la transferencia supone la presentificación en acto de lo icc, implica un más allá del
plano de la relación de Yo a YO.
Resulta importante señalar que la transferencia implica un elemento que hace diagnóstico, que demarca
categorías nosográficas, que implican a su vez, diferenciar las que son accesibles al análisis y las que no. “En
las histerias, de angustia, neurosis obsesiva, es donde la transferencia presenta esta importancia
extraordinaria e incluso central desde el punto de vista del tratamiento, razón por la cual reunimos estas
afecciones bajo el nombre de neurosis de transferencia. El factor que decide el resultado no es ya la
instrospección intelectual del enfermo, facultad que carece de energía y de libertad suficientes para ello, sino
únicamente su actitud respecto al médico.
Freud define a la contratransferencia como conjunto de las manifestaciones del Icc del analista
relacionadas con las manifestaciones de la transferencia del paciente. Se instala en el médico por la influencia
del paciente sobre la sensibilidad icc del primero.
El analista no debe nunca darle nada al analizante que provenga de su propio Icc. Tiene que reconocer y
superar su contratransferencia para estar libre de sí mismo.
→La llamada Ego-Psychology, en su entronización del yo, ha orientado la idea del análisis a la identificación.
Eso implica que el yo del analista se constituye en un modelo de adaptación a la realidad. Además de crear la
pregunta de si es el Yo del analista una medida de realidad, la localización del lugar del analista como Ideal,
ha tenido para Freud el efecto de sugestión.
Por otra parte, en relación al amor de transferencia, la similutud en cuanto a la posición que sostiene al
enamorado como al hipnotizado, con el analizante en tanto este confunde al analista con el Ideal del Yo. Si el
analista ostenta un lugar similar al del objeto de amor el interés del analizante no irá más allá de este:
dimensión resistencial del fenómeno de transferencia.
Ahora bien, el problema es cómo conceptualizar este fenómeno en el plano de la cínica para considerar si
debe hacerse de ello la orientación de la interpretación. Para hacerlo, vale recordar la indicación freudiana
respecto de que la cura debe desarrollarse en abstinencia. Proponemos considerar que: decir que la cura se
desarrolle en la abstinencia supone que el analista debe abstenerse de hacer coincidir su lugar con el del
Ideal. La indicación de tomar al amor de transferencia como “algo irreal” podría leerse como la necesidad de
recordar el equívoco que lo permite: es decir, el tomar a la persona del analista como Ideal del YO. Es
precisamente este equívoco, el que permite que un análisis sea posible en tanto pueda, en un segundo
momento desocupar, el analista, dicha posición.
La abstinencia implica la posibilidad de quien ocupa el lugar del analista de dejar a un lado aquello que lo
haría comportarse en esa escena como lo haría en otras ocasiones de su vida cotidiana. Es decir, sus propios
ideales, su propia fantasmática. Ello sólo es posible, no por una suerte de autocontrol, sino que se vincula con
el hecho de que el analista se produce en su propio análisis.
Acceder a la propuesta contratransferencial del entrevistado, responder en el plano de la reciprocidad afectiva,
nos alejaría del lugar desde el cual podemos ejercer nuestra función. El objeto mismo del que se trata en un
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psicoanálisis, quedaría completamente elidido. Solo nos quedaríamos estampados en la vicisitudes
imaginarias con la que lidiamos a diario: pero no es para eso que nos consultan.
La cuestión es cómo sostener la demanda implícita en la transferencia, a sabiendas que no vamos a ser
nosotros quienes tendríamos que vérnosla con sus avatares a lo largo de un proceso analítico, sin por ello
“acallarla” bajo un saber que se torne absoluto. Por eso la cuestión de la transferencia se encuentra
vinculada a la ética misma del psicodiagnóstico; no es solamente una variable que contribuye a la
construcción del dato. Implica también una posición respecto del saber producido en un proceso
psicodiagnóstico al no hacerlo coincidir con la verdad.
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Unidad 3: “Juicio Clínico. Integración Diagnostica”
En primer término, se destacará el presupuesto de la teoría psicoanalítica que sostiene que el psiquismo
humano tiene la potencialidad de irse estructurando en el tiempo. También el que sostiene que representar es
la función esencial. La teoría establece que la constitución de categorías básicas del psiquismo, como ser la
imagen corporal o la articulación de la presencia-ausencia, son siempre producto de un trabajo de
simbolización que va entramando el cuerpo y los afectos con el lenguaje.
Introducir, la temporalidad en la construcción del psiquismo obliga a considerar las relaciones entre estructura
y acontecimiento. Se piensa la estructura como lo que permanece, pero también como lo que puede cambiar.
Los acontecimientos actuales pueden reorganizar procesos en curso y abrir nuevas posibilidades.
El yo tiene que sostener la vivencia de continuidad mediante las representaciones y sus derivados. Es por la
vía del recuerdo que los acontecimientos se ubican en el pasado o se anticipan como probables en el futuro.
Lo inolvidable, lo no historizado, se va a imponer al yo como repetición y para poderlo cambiar se tendrán que
encontrar otros modos de ligazón y resimbolización. Es el propio sujeto el que elige lo que se permite olvidar.
La historia que un sujeto puede contar trayendo a la memoria sus recuerdos disponibles y armados en
secuencias significativas, es lo que Piera Aulagnier consideró como carta de identidad del psiquismo. Puede
comunicar quién es, quién fue y quién desea ser hacia el futuro.
En las técnicas que aplicamos, lo histórico queda mediado por la elaboración simbólica. El trabajo de
simbolización es requerido desde las consignas que solicitan al sujeto que construya un sentido en relación a
lo dado.
La representación formulada puede ser una metáfora lograda en un buen nivel de abstracción, o puede no
alcanzar un grado suficiente de simbolización para elaborar las diferencias mediante la palabra.
Otro concepto teórico que se relaciona con la historia y la construcción de identidad es el de enunciado
identificatorio propuesto por Piera Aulagnier. Son juicios que atribuyen identidad a una persona y que son
formulados por un otro significativo. Afectan la imagen que el yo integra acerca de sí mismo. Para esta autora
la totalidad del discurso familiar tiene una función identificante de la cual el yo se apropia para inscribirse en
un linaje.
25
Se habla de ideología familiar, esta remite a mitos y creencias que determinan las formas de organización de
los mensajes, lo que se puede decir y lo que debe silenciarse, y que conducen a que cada miembro ocupe su
lugar en la estructura.
Los mitos son de carácter inconsciente y establecen la continuidad allí donde hay ruptura simbolizando el
conflicto para trasmitirlo a las nuevas generaciones. Operan como un puente y cuando los padres no logran
contener los conflictos provenientes de la generación anterior, se los trasladan, con características
patológicas, a los hijos.
Las creencias son construcciones cognitivas basadas en la certidumbre, no aceptan dudas, y proveen los
argumentos para explicar hechos traumáticos o para adjudicar rasgos que certifican el lugar asignado a cada
miembro.
En psicodiagnóstico puede ser importante profundizar en la entrevista la historia familiar indagando sobre
ciertos hechos que precedieron al sujeto y que le fueron contados de cierto modo. La técnica gráfica de la
familia es un instrumento valioso para esta lectura.
Cuando en la entrevista se deja hablar al entrevistado espontáneamente, sin acotar su discurso con preguntas
puntuales, los enunciados identificatorios se ponen en evidencia. Introducir la pregunta acerca de la
aceptación del nombre propio y del conocimiento que posee sobre su elección, aporta datos que, al
articularlos con la trama del discurso, abren la lectura hacia las dos operaciones que el yo debe realizar. La
primera es la de ser portador del nombre que lo espera donde los otros inscribieron significaciones desde su
deseo y la segunda consiste en apropiarse del nombre para que se vuelva soporte del yo.
Otro concepto teórico clave en la interpretación de las técnicas es el de imagen corporal. Se trata de una
categoría básica del psiquismo cuya apropiación por parte del yo le provee, al igual que el nombre, un sostén
donde apuntalarse.
Sin la constitución de la imagen corporal, el yo no puede ingresar en el espacio imaginario que abre para el
niño el camino de la simbolización. En las técnicas que trabajan con el lenguaje de imagen (gráficos,
Rorschach) es el referente para leer cómo se ha investido la figura y cómo ha quedado diferenciada en el
espacio y en el tiempo.
Una vez aplicadas las técnicas, comienza el trabajo de lectura del psicólogo para procesar las producciones y
poder arribar a juicios clínicos o de evaluación. La formulación de hipótesis y la búsqueda de evidencias que
la sustenten ha sido siempre el eje conductor de esta tarea. Roy Schafer propuso criterios para asegurar la
validez de las hipótesis interpretativas. Este autor va a señalar que no deben construirse en base a datos
aislados, sino que es necesario encontrar la evidencia suficiente que se logra con la convergencia de varias
líneas de elaboración asociativa. Para establecer inferencias se debe disponer de un conjunto de relaciones
surgidas de los datos significativos. También destacará que el peso de un dato varía según sus relaciones con
otros y que tendrá que ser evaluado en relación a la estructura psíquica del sujeto y no al impacto que
produce en el intérprete.
Desde el pensamiento racional se apeló al análisis como un modo de recortar datos para luego compararlos y
detectar recurrencias entre las técnicas. Pero para integrar, hay que hacerlo a partir del todo; nada puede ser
comprendido aisladamente y es por eso que se requiere del pensamiento integrador que es el modo creativo
de generar algo nuevo.
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La nueva producción no se encuentra en cada elemento analizado sino en los nuevos puentes simbólicos y en
su combinatoria.
Las producciones del sujeto serán consideradas textos. El texto es un discurso que por estar situado permite
al intérprete leerlo. Sus componentes están enlazados de modo peculiar y constituyen un entramado de
relaciones que se tratarán de volver legibles.
En psicodiagnóstico se introduce siempre al menos dos lecturas. La primera trabaja con el registro de lo
explícito, qué dice y qué muestra el sujeto. La segunda profundiza en los implícitos de la comunicación y es el
intérprete quien organiza el sentido al articular lo que se dice con lo ya dicho y con lo no dicho en cada
secuencia. En los gráficos o en Rorschach la articulación trabaja con lo que se muestra de las figuras y lo que
se omite de las mismas y también con las contradicciones entre el decir y el hacer.
Para abrir las lecturas de la entrevista se pueden tener en cuenta algunas preguntas claves cuyas respuestas
ayudan a formular las hipótesis:
• ¿Cómo se inicia la entrevista? En la consulta se suele comenzar por lo que motiva el encuentro. El sujeto
habla de lo que le pasa y mientras lo hace va dando cuenta de cómo son sus vínculos o de cómo está
organizada su vida actual. Cuando la entrevista se realiza con un sujeto voluntario a quien se pidió que hable
de sí, lo que está en primer plano es la identidad. Se verá cómo se presenta, quien dice que es. A veces la
formulación incluye el “soy” indicando un enunciado identificatorio. Otras veces, se enfatiza el tener o los
estados que se están transitando (“estoy estudiando”, “estoy en pareja”).
• ¿Sostiene la palabra en el tiempo? Si el sujeto dispone de un discurso propio va a desplegar un relato para
hablar de sí, de lo contrario, necesitará que el otro lo apoye y le pregunte. Si esto sucede dejará de organizar
su palabra para limitarse a responder a la pregunta que se le hace.
• ¿El yo asume la conflictiva actual? Se registra cuando el entrevistado puede hablar de lo que le pasa, de lo
que desea cambiar y de lo que le impide lograrlo. Intenta dar explicaciones, reconoce la ansiedad, busca
ayuda.
de quien fue y puede integrar aspectos del pasado al presente dándoles nuevos significados.
• ¿Cómo son sus vínculos en lo familiar y en lo social? Es importante ver si ha podido tomar distancia con la
familia de origen o ha quedado trabada la salida exogámica. Ver qué vínculos funcionan como apuntalamiento
del yo. Ver si existe capacidad para abrirse a nuevas relaciones en lo social.
• ¿Cómo se proyecta hacia el futuro? Si el sujeto se visualiza como un yo en devenir anticipará cambios
deseables y buscará armar proyectos factibles de realizarse.
• ¿Existen acontecimientos vividos que pueden estar afectado el presente? Se tratará de ver cuál ha sido la
respuesta a los mismos.
• ¿cuál es la imagen de sí que muestra? Registrar si es la misma a lo largo de la entrevista o sufre variaciones
y en relación a que ámbito.
En los textos que trabajan con la imagen (gráficos, Rorschach) es un tema crucial cómo situar la mirada para
que la misma no quede secuestrada por la norma. En Rorschach, las transformaciones que el sujeto imprime
a la mancha pueden quedar encubiertas por la palabra, sobretodo en respuestas muy comunes, si el
psicólogo no indaga bien lo que se dice que ve. Es fundamental pensar cada imagen, desmembrarla en sus
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planos (no en las partes de la figura), y ponderar el peso de lo que no se muestra. Lo omitido en la imagen
puede responder a una operación retórica propia de este lenguaje que necesita omitir para enfatizar otro
aspecto. También puede expresar las dificultades del yo para modular el impulso y organizar la forma (Ej.
dibujo con el entramado roto) o alcanzar la significación de lo que se llama “negatividad figural”. Aquí lo que
pesa es lo que está ausente como producto de la desinvestidura de la figura.
• ¿Cómo aparece la imagen en una aproximación inicial? Puede aparecer con elaboraciones que la
personalizan, con demasiado ajuste a lo convencional o con un déficit en su realización.
• ¿Cómo se estructuró el espacio al ingresar la/s figura/s? Esta lectura es fundamental para hacer inferencias
acerca de la estructuración del psiquismo.
Para las figuras más utilizadas en el psicodiagnóstico hay también preguntas específicas:
• sí tiene interioridad, cómo son las articulaciones entre el adentro y el afuera (puerta, ventanas, camino,
chimenea, antena etc);
• cómo creció (está ramificado, tiene frutos, está estable, torcido, tiene marcas de acontecimientos);
• según las asociaciones verbales, cómo se imagina el lugar en el que está plantado.
• cómo son sus relaciones con el entorno (por la mirada, por el movimiento, por la expresividad).
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La prueba de Rorschach trabaja fundamentalmente con dos lecturas: la que surge de las relaciones y
fórmulas establecidas en el psicograma y el llamado análisis secuencial que se centra en el discurso emitido a
lo largo de las diez láminas.
Ejemplificación
La consigna “dibuje una persona bajo la lluvia” invita al sujeto a ingresar en una escena imaginaria que
plasmará como representación en el espacio de la hoja de papel.
Conviene recordar que cuando el niño aprende a contextualizar la figura humana en el dibujo, la ubica entre la
tierra que la sostiene y el cielo que resulta inaccesible. La lluvia altera este orden espacial al ser agua que cae
del cielo y afecta a la persona según los afectos que movilice. Puede significar tanto una bendición como un
ataque al cuerpo físico.
En el ámbito de la clínica, la consulta que realiza el paciente está centrada en el malestar que lo aqueja y que
desea aliviar. En algunos casos este malestar se liga claramente a un conflicto reconocido por el yo que lo
moviliza a buscar ayuda. Otros pacientes adjudicarán lo que les pasa a problemas en el vínculo con un otro o
al hecho de que han sufrido algún acontecimiento perturbador.
Será el diagnóstico diferencial el que contribuya a esclarecer estos interrogantes. Para ello se parte del
supuesto de que el psiquismo, al irse estructurando en el tiempo, da lugar a organizaciones estables y a
modos de funcionamiento sostenidos por los sistemas defensivos. La estructuración es producto de los
acontecimientos vividos que se fueron entramando y cuyas marcas se expresaran en los discursos que
recogemos al aplicar las técnicas de evaluación.
El psicodiagnóstico buscará, por un lado, inferir cual es la estructuración estable del psiquismo y, por otro
lado, comprender la dinámica de la conflictiva actual en sus aspectos singulares.
Si “pronosticar” es imaginar lo posible, el diagnóstico deberá abrirse al potencial de cambio que presenta el
psiquismo y que le permite al yo visualizarse en devenir, sobretodo, porqué los cambios en el tiempo quedan
restringidos por los procesos patológicos.
Los sistemas referenciales son siempre claves para organizar la interpretación. Las ideas acerca de la salud y
la enfermedad juegan un rol importante en la construcción psicodiagnóstica y dependen de la concepción
antropológica elegida y de las categorías psicopatológicas que se consideren.
Para diferenciar los aspectos saludables de los patológicos se puede apelar a los siguientes ejes que facilitan
su ordenamiento cualitativo:
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•Capacidad para participar y comunicarse versus atracción, incomunicación.
•Capacidad de satisfacción por los logros versus incapacidad de logros o de satisfacción en los mismos.
Siguiendo estos ejes se puede decir que cuanto mayor sea la capacidad que tiene un sujeto para establecer
vínculos, investir metas, poder reorganizarse ante acontecimientos perturbadores y obtener satisfacción de los
logros alcanzados, más aspectos saludables presenta. A su vez, la patología interfiere con todo tipo de
intercambio social, y conduce a la repetición de modos cristalizados de actuar que impiden la adaptación a los
cambios. Al no poder abrir alternativas ante lo nuevo del contexto actual, no se alcanzan las metas y la
frustración aumenta la retracción e intensifica los procesos regresivos.
Para Otto Kemberg se pueden diferenciar clínicamente 3 estructuras de personalidad: neurótica, psicótica y
borderline.
Los criterios de diferenciación clínica que estableció encontró amplio consenso en los psicodiagnosticadores.
Estos criterios permitirían establecer “una secuencia que va de la normalidad neurótica a la psicosis con
grados intermedios, variables de mayor o menor perturbación”. Serían:
1. la prueba de realidad: permite diferenciar la psicosis ya que es la estructura en la que no está conservada.
2. las operaciones defensivas: diferencia las más primitivas basadas en la escisión de las más elaboradas
basadas en la represión. Esta última diferencia a la neurosis de las otras dos estructuras.
En un trabajo de García Arzeno que toma como referencia teórica las ideas de Bion, presenta indicadores del
predominio neurótico y psicótico factibles de hallar en las distintas pruebas. Para esta autora los siguientes
criterios serian diferenciadores:
• La posibilidad de modificar y mejorar las producciones como indicador de que el yo funciona con sus
capacidades conservadas.
Otro autor, Pedro Pérez García, ha resaltado la necesidad de ver en las técnicas proyectivas los logros
vinculados a la construcción de una identidad diferenciada. Para ello aplica el siguiente esquema para
diferenciar:
Capacidad del yo para integrar y sintetizar el objeto. Cuando esta función fracasa se pierde la
delimitación de las figuras que dejan de ser definidas y con ligazón estable de sus partes, emergen
vínculos deshumanizados y las secuencias caen en procesos regresivos.
La función de separación que permite diferenciar sujeto-objeto, mundo interno- mundo externo.
Cuando el yo adquirió esta función se la podrá reconocer en el establecimiento de límites estables y
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claros que son necesarios para evitar la confusión y posibilitar la organización de formas simbólicas.
También esta función permitirá la distancia emocional óptima que diferencia la fantasía de la realidad
en las interpretaciones sosteniendo el “como sí”. Cuando esta función no se logró o cuando no está
conservada, se pierde la claridad del trazado, se mezclan o contaminan elementos, se producen
incoherencias, se pierde la intencionalidad de la acción (respuestas qué se transforman
sucesivamente) o la distancia emocional que lleva a involucrarse en las producciones.
La función del propio esquema corporal como límite y punto de referencia espacial. En este ítem el
autor plantea: “el sentimiento de estar-en-el-mundo supone la referencia implícita a la vivencia de
consistencia interna y a la ubicación en el espacio exterior reflejados en la imagen del propio esquema
corporal. Al conjugar estas dos coordenadas obtendremos el grado de adaptación-desadaptación,
estabilidad-inestabilidad del yo en el mundo “. En las técnicas se leerán las proyecciones en el espacio
de la posición vertical estable que hablará de la seguridad o inseguridad en el modo de vivir el propio
cuerpo. A veces se registrarán imágenes caóticas y desorganizadas de la propia imagen corporal
coexistiendo con intentos de compensación (énfasis en él eje medio central). Las proyecciones de
movimiento indicarán el grado de acercamiento o alejamiento de los objetos con respecto al propio
cuerpo y permitirán inferir el tipo de vínculo objetal producto de las identificaciones logradas.
Se tomarán en cuenta los criterios clínicos propuestos por Kemberg y es clave para trabajar en la integración
de lecturas, seguir las secuencias y buscar lo que se repite de una técnica a otra.
1. Los recursos adaptativos se encuentran, en grado variable, en todas las estructuras y que son
fundamentales para mantener la prueba de realidad.
2. Las defensas tienen por objetivo mantener el equilibrio narcisista y defender al yo de alguno de sus ‘tres
amos”: la pulsión, el superyó y la realidad. Pueden estar funcionando de modo estable o estar fallando en
cuyo caso se evaluarán qué posibilidades tiene él yo de restablecerlas en un nuevo equilibrio. A mayor
patología de la defensa mayor es la fragmentación del yo y más comprometida queda la prueba de realidad.
3. La identidad es la representación que el sujeto, tiene de sí mismo y en la que puede reconocerse, más allá
de los cambios, a lo largo del tiempo. Esta representación es producto de un constante trabajo de integración
que nunca llega a ser total, siempre existen aspectos desconocidos del sí mismo que provocan desacomodos
con la propia imagen.
La estructura neurótica
En la estructuración neurótica están constituidas las categorías básicas del psiquismo y se ha transitado la
conflictiva edípica. El modo como se ha resuelto lo edípico da lugar a las formas neuróticas (obsesiva,
histérica). Por otra parte, esta conflictiva surge en el espacio familiar y va a determinar la fijeza de ciertas
identificaciones que serán las que le otorguen a la identidad una estabilidad suficiente como para tolerar
sucesos existenciales sin desestructurarse.
El yo podrá pensarse como protagonista de su historia, reconocerse con autonomía y con características
propias que lo diferencian de los Otros. Posee recursos de simbolización para manejar la temporalidad,
situarse frente a los cambios, tolerar la frustración y elaborar las pérdidas. Tiene aceptadas las diferencias
sexuales y los límites que tiene la existencia humana. Admite la falta y busca como darle respuesta a la
misma.
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El quiebre de la defensa provoca efectos de inhibición, actos fallidos que el yo tratará de rectificar y síntomas
que son egodistónicos.
En el adulto se espera que el psiquismo se haya organizado bajo la primacía de lo genital, es decir, se espera
que durante la adolescencia se haya hecho el pasaje de lo fálico a lo genital. Si este pasaje no se dio
aparecerán conflictos identificatorios y regresiones a fijaciones pregenitales. Las regresiones no involucran al
yo, sino que afectan a su funcionamiento y pueden aparecer síntomas como formaciones de compromiso. Es
importante diferenciar cuando estas formaciones son funcionales al conflicto, como son las fantasías y los
sueños, y ayudan a sublimar las pulsiones pregenitales, de los síntomas que tienen carácter patológico.
En la entrevista se registra:
• El entrevistado puede sostener su discurso, hablar de lo que le pasa, de lo que no entiende y quiere saber y
de sus expectativas de cambio, es decir, el yo asume el conflicto y se angustia por no poder resolverlo.
• Se puede apelar a metáforas para comunicar vivencias que perturban y que suelen estar relacionadas con la
fantasmática inconsciente.
• Se advierten los efectos de la represión en el modo como maneja los impulsos, como se posterga el deseo y
como toleran frustraciones.
• La capacidad para moverse imaginariamente en el tiempo favorece que se anticipen acciones y que se
articulen, espontáneamente en el relato, las experiencias pasadas con los acontecimientos actuales. Este
relato estará centrado en la conflictiva y el yo podrá hacer reflexiones sobre la misma.
• Si prevalece el estilo histérico, el entrevistado buscará la aprobación del psicólogo a través de la seducción.
Se dejaré influenciar fácilmente y usaré la dramatización para enfatizar su mensaje. Sus temas giraran en
tomo a los afectos y al drama de amor.
• Si prevalece el estilo obsesivo, la comunicación abundaré en detalles con datos precisos, tratarán de contar
todo siguiendo un orden estricto y de controlar las emociones evitando que surjan fantasías, actitudes lúdicas
o comentarios espontáneos.
Se ajustan a las consignas y mantienen una adecuada conciencia de interpretación. Conservan la distancia
proyectiva y establecen relaciones imaginarias con las figuras. Pueden narrar historias con la estructura de un
relato.
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En los gráficos:
El dibujo se adquirió durante la infancia como una escritura compleja y funcionó como un recurso del yo para
elaborar la experiencia vivida y para realizar el deseo de modo enmascarado. La consigna de dibujar
actualizará la experiencia con el grafismo que se va a reflejar en:
• Pueden darle dinamismo a las figuras en sus intercambios con el escenario y/o con el espectador.
• Pueden darle énfasis a la expresión de la imagen mediante recursos retóricos de omisión, adicción o
permutación.
• Pueden personalizar el dibujo al incluir marcas subjetivas y realizar transformaciones que mantienen la
coherencia lógica y pueden dar cuenta del potencial creativo del yo.
• Encuentran en los recursos gráficos modos de metaforizar el conflicto y mostrar las áreas donde falla la
simbolización. La presencia de tachaduras, repasados y borrones indica la intensidad del conflicto y el fracaso
de la defensa.
Cuando predomina el estilo histérico, se busca que el dibujo provoque efectos estéticos en el espectador, se
hacen agregados que embellecen el texto.
En las escenas, la distancia entre las figuras está regulada por el orden (“cada cosa en su lugar”) que evita
que los fantasmas se introduzcan en la producción.
En el TRO el relato mantiene la lógica del proceso secundario, pero si la defensa se quiebra puede emerger lo
emocional o pueden aparecer bloqueos.
• La conciencia de interpretación le permite al yo asumir como propia su interpretación y admitir que pueden
existir otras posibles lecturas de la mancha.
• Hay flexibilidad para adaptarse a los cambios que van apareciendo en la secuencia de láminas y los efectos
perturbadores o bloqueos se superan generalmente en el retest.
• La organización de una o más escenas es propia de estas estructuras y muestra la capacidad del yo para
ingresar imaginariamente en ellas poniendo en juego la figuración.
• El movimiento humano (entre 3 y 5 M en figuras completas y bien vistas) da cuenta de que la imagen
corporal está bien simbolizada y que existen identificaciones secundarias que dan sostén a la identidad.
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También muestra la capacidad del yo para modular los impulsos, postergarlos y ajustarlos a los
requerimientos de la realidad.
• El claroscuro indicará la capacidad del yo para tomar contacto con las vivencias de angustia sin negarlas.
• La presencia de respuestas de color indicará la capacidad para investir metas y apropiarse de las mismas.
Las perturbaciones emocionales propias del conflicto suelen encontrar su expresión en el color.
• El juicio crítico, en especial la autocrítica, indica que el yo admite sus límites y será a partir de las dudas que
podrá rectificar sus respuestas.
• La presencia de detalles usuales y respuestas con formas frecuentes sostienen la hipótesis de que la prueba
de realidad está conservada.
• Pueden aparecer fallas defensivas que se expresan en olvidos de la respuesta, disminución del nivel formal
y otros fenómenos especiales que muestran una pérdida de la distancia proyectiva y alteraciones en la lógica
del proceso secundario de pensamiento.
La Estructura psicótica
Se caracteriza por la necesidad de rechazar aspectos de la realidad para poder sostener la integridad de un
aparato mental que se siente amenazado. Se han producido fallas en la organización narcisista primaria que
hace que persista la fusión con el objeto originario. La imposibilidad de que el yo logre suficiente autonomía lo
expone constantemente a la angustia de fragmentación.
La imagen corporal no se unificó en lo especular y quedó cristalizada, sin potencialidad para procesar
transformaciones en el tiempo. El yo no puede abrirse a nuevas simbolizaciones ni sostener la continuidad de
la experiencia. Por estas razones los cambios pueden dar lugar a vivencias de extrañamiento y
despersonalización.
Al no haberse logrado la diferencia yo-no yo, la identidad no se puede construir en base a una representación
de sí bien delimitada. No habrá procesos de historización y el yo permanecerá fijado a la problemática del
origen y no podrá armar los lazos de filiación. La defensa basada en la escisión se pondrá al servicio de evitar
la desorganización, se recurrirá a la desestimación de la realidad que perturba y se disociará también la parte
del yo que se relaciona con ella.
Cuando la estructura está compensada puede haber un funcionamiento adaptado sin total pérdida de la
prueba de realidad, pero la ausencia de una estructura de vínculos limitará la vida social y la volverá ineficaz
en muchas áreas.
Cuando se produce una descompensación se regresará a formas de organización más arcaicas. La imagen
corporal dejará de ser el eje de referencia vivencial y se producirán quiebres en los sistemas simbólicos.
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El movimiento de retracción libidinal no encontrará en el yo objetos internos donde ligarse (fantasías) y
quedará expuesto a una fusión terrorífica o a un vacío donde los objetos, no diferenciados de la propia
imagen, desaparecen.
En la paranoia no se producen alucinaciones ni hay confusión mental, sino que habrá interpretaciones
delirantes que funcionan como certezas. A veces se sistematiza una construcción delirante que se apoya en la
lógica del proceso secundario y que puede pasar desapercibida como tal. Lo significativo es que el proceso
secundario se pone al servicio de darle evidencia al proceso primario.
El yo lucha por separarse de una dependencia agresiva con el objeto, este último se vuelve un perseguidor
amenazante. La angustia de fragmentación surge del temor al ataque por parte de un tercero que necesita ser
controlado y excluido.
En la melancolía se produce un cuadro de depresión patológica que surge a partir de una falla del yo y un
quiebre en el ideal del yo. La melancolía se fija en la experiencia conciente de una pérdida cuyo motivo se
desconoce. No se puede hacer su duelo porque no se diferencia el yo del objeto perdido. Como prevalece la
introyección, la agresión hacia el objeto se vuelve contra sí y produce una devaluación de la propia imagen
que va a quedar desfigurada para el yo. Se perderá la autonomía y el drama pasará a ocupar la totalidad del
mundo interno sin que se encuentre una salida al mismo. El melancólico se desinteresa por el mundo externo
y no tiene proyectos ni puede imaginarse un futuro. A veces aparece la idea de suicidarse, peligro por el cual
se suele demandar al Psicodiagnosticador que evalúe el riesgo suicida que presenta.
En la entrevista se registra:
• El discurso puede aparecer fragmentado cuando hay disgregación del pensamiento o cuando surgen
aspectos desorganizantes. Puede haber comentarios inapropiados por falta de censura y reacciones
emocionales inmotivadas. Se ha perdido la función metafórica de la palabra y pueden aparecer neologismos
que condensan significaciones singulares.
• El melancólico produce efectos de impotencia en el oyente (“nada se puede hacer para mejorar”) y el
paranoico como ataca la relación para defenderse puede intimidar al entrevistador y atemorizarlo si éste no
logra manejar bien la situación. Los rasgos paranoides están siempre presentes obligando al paciente a
mantenerse en alerta, desconfiando y buscando lo que se oculta detrás de una pregunta y de las intenciones
que su interlocutor encubre.
• Suele haber desajustes en las consignas y fallas en la conciencia de interpretación. Surgen contenidos del
proceso primario por falta de censura que desorganizan el sentido. Incluso en una prueba como el Bender
pueden haber elaboraciones y agregados a las figuras que expresan la necesidad de efectuar
transformaciones a una realidad en la que el yo está atrapado.
• En los gráficos, la hostilidad afecta la capacidad de dar forma a las figuras. La dificultad para realizar limites
adecuados y conservar la síntesis de la figura será más acentuado en los casos de esquizofrenia. Habrá
figuras desarticuladas, trasparencias, trazos disgregados, detalles bizarros, esquemas perseverantes y
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relaciones forzadas. Lo significativo es que nada de esto suscita incomodidad en el sujeto ni lo mueve a hacer
críticas o intentos de mejorar su dibujo.
• En otros casos, cobra importancia la forma en como desinvisten la figura (negatividad figural) haciendo que
lo omitido deje un vacío que cobra una significativa importancia para el observador. Una operación
compensatoria frente al terror al vacío lleva a que se llene el espacio con fragmentos extraños que dan al
conjunto un aspecto confuso y desorganizado.
• La figura humana muestra características especiales en la paranoia donde aparecen signos vinculados al
estado de alerta y desconfianza (orejas marcadas, ojos grandes, hipervalorados, con mirada penetrante). El
doble contorno en la figura como signo patognomónico de la psicosis en el adulto, estaría expresando la lucha
contra la despersonalización.
• Si bien una producción gráfica con estas características otorga evidencia suficiente a una hipótesis de
psicosis, es importante señalar que la diferenciación diagnóstica suele ser un poco más difícil de evidenciar.
Esto es porque los mismos indicadores pueden estar presente en otros cuadros, por ejemplo, la
fragmentación de los límites puede darse en un sujeto que atraviesa un momento de crisis o en personas de
edad avanzada donde la coordinación viso motriz comienza a deteriorarse. A su vez, en la psicosis puede
mantenerse el armado de figuras que no presentan detalles bizarros, sobretodo si el paciente ya está
medicado o atraviesa un periodo estable sin síntomas clínicos. Es a través de la lectura de la secuencia de
gráficos que se podrán inferir funcionamientos propios de la estructuración psicótica que harán que los dibujos
se realicen con una modalidad que fragmenta el espacio y deja a las figuras detenidas en el tiempo. También
se verá la imposibilidad de armar historias siguiendo la estructura del relato.
• En Rorschach se podrá registrar como disminuye la conciencia de interpretación por falta de recursos
simbólicos. Se procesa la mancha de acuerdo a códigos propios que redundan en significaciones justificadas
con lo que se considera una “lógica autística” y que, incluso, suelen afectar el nivel perceptivo.
Otra característica de la producción a la prueba es la pérdida de contacto con la realidad que se advierte en la
disminución del nivel formal y en la percepción de lo obvio. El porcentaje de detalles usuales bien vistos baja.
No suele haber crítica sobre las propias interpretaciones, los fallos a una lámina no se recuperan en el retest,
puede haber perseveraciones que introducen la inercia temporal y el automatismo, operaciones de
abstracción (respuestas tales como la libertad, la tristeza, etc.) y concretizaciones donde ser pierde la
diferencia entre la cosa y la representación. La extrañeza perceptual (percepción de algo “raro”) puede llevar a
no reconocer lo dicho y la desorganización del pensamiento puede producir efectos que no permiten fijar la
respuesta (quedarse con una interpretación) ni localizarla en la mancha.
LA SECUENCIA GRÁFICA
En una evaluación concreta los gráficos se incluyen cuando la relación con el evaluado ya se ha establecido.
Esto hace que la comunicación tenga como fondo el discurso ya emitido. Si el ámbito es clínico el paciente ha
expuesto el problema que motiva la consulta y ahora podrá expresarlo a través del dibujo.
Dibujo Libre
Para el psicólogo, el primer dibujo da cuenta de los recursos gráficos disponibles. Será la presentación del
sujeto y cobrará sentido en la media que pueda elegir una figura con la cual identificarse o representar una
escena. En estos casos se podrá evaluar cuál es la capacidad de simbolización del yo y la eficacia de las
defensas. Si el sentido se pierde, los trazos irrumpen y se vuelve un acto que puede leerse como efecto. Se
registra lo tachado, lo llenado; lo desorganizado, etc.
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Una vez realizado el dibujo, es bueno solicitarle que “cuente lo que dibujó”. Se busca que, al ponerle palabras
a la imagen, el sujeto ancle ciertos significados y de cuenta de las relaciones imaginarias que estableció con
las figuras.
El aporte más importante de este primer texto es el que da cuenta de dos cuestiones básicas: cómo se
presenta el sujeto a través de qué imagen que elige y de qué modo queda metaforizada la conflictiva. Para
esta lectura es imprescindible tener como referencia la entrevista previa realizada.
El Dibujo de la Casa
La casa es el primer desplazamiento de la persona que realiza el niño cuando está adquiriendo el grafismo y
es otro modo de proyectar el cuerpo hacia el espacio exterior. Se trata de una figura que puede operar como
doble de sí, esto es, expresar la relación imaginaria con la madre o puede remitir al espacio familiar.
El Árbol
Es una figura que favorece la identificación con su imagen. Para el dibujo infantil es importante que
pertenezca al ámbito extrafamiliar y que su crecimiento pueda darse en un espacio fuera de la casa.
La idea de que permite proyectar una imagen más inconsciente de sí tiene amplio consenso en el ámbito
psicodiagnóstico. Si bien no existe una idea clara, es evidente que el árbol puede asociarse a ideas de
fortaleza y perennidad, a ideas de daño corporal y puede mostrar las huellas de acontecimientos que lo
marcaron.
La lectura de esta figura hace foco en el modo como creció. Se puede encontrar que se ha ramificado, ha
podido tener frutos o carece de estos aspectos.
El espacio por encima, de la copa, cómo espacio potencial de crecimiento es un dato significativo que habla
de un yo que se visualiza en devenir y que puede anticipar transformaciones futuras.
En la imagen simbólica, como la figura está en el plano, la tierra oculta las raíces y si son visibles hay
transparencia.
El psicólogo suele efectuar diversas preguntas después de realizado el dibujo. Dos de estas preguntas son
ineludibles: la primera remite a los años que tiene el árbol y que por comparación con la del evaluado nos
acerca a su fantasía de par o de figura asimétrica. La segunda pregunta es “¿cómo es el lugar donde está
plantado?” y en la respuesta dada por el sujeto se espera que aluda a la posición en lo social que cree tener.
La Figura Humana
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Siendo el cuerpo la referencia del yo, el dibujo de la figura humana sirve de vehículo para la proyección de la
personalidad. La proyección de la imagen corporal corresponde a los deseos más profundos del sujeto, a una
exposición de carencia o defecto, a una fuerte compensación de dicho defecto o a una combinación de los 3
factores.
El dibujo permite localizar el conflicto ya que los aspectos motores expresivos aparecen entretejidos en el
contenido del dibujo. Las omisiones, interrupciones de línea perspectiva, tachaduras y borrones se deben
interpretar en función del significado atribuido a las diversas partes del cuerpo.
• Cabeza: órgano de comunicación y dependencia, expresa necesidades sociales y de control. Los rasgos
faciales se refieren a la comunicación social: ojos, orejas (en paranoicos y sordos) la nariz y cabello
(desplazamiento de conflictos sexuales), la boca como conflictos con la nutrición el lenguaje, alcoholismo,
sadismo.
• Pie de contacto y de equilibrio. Manos y pies expresan los conflictos más frecuentes.
El dibujo de la persona expresa en primer término la concepción del cuerpo, su unidad. Pero es en los detalles
que se agregan donde se puede reflejar la vivencia de integración y el grado de humanización que presenta la
figura.
La lectura de este gráfico tiene que privilegiar, a nuestro entender, dos ejes:
de los límites y sobre los espacios que han quedado vacíos. Ambos registros permiten inferir como las
ansiedades de fragmentación se dan en cada caso.
2. El grado de humanización del personaje. La conquista de una figura bien humanizada se va logrando por el
dominio cognitivo y el interés libidinal con la que se inviste. El rostro, en tanto adquisición básica de la
identidad, es junto con la postura corporal lo más significativo a considerar.
En el dibujo de un niño pequeño, el primer rostro, es también el cuerpo todo: el círculo se presenta como un
contorno-masa al que se agregan trazos como miembros. Al ganar prevalencia lo visual sobre lo kinestésico
se ajustará la imagen de la persona a su apariencia y se irá construyendo la distancia con el personaje.
Finalmente, la conflictiva edípica lleva a elaborar las diferencias sexuales, sus enigmas y las complejidades en
los vínculos.
Cuando el personaje está en una escena es importante el lugar que ocupa y desde el cual mira porque su
presencia en un dibujo suele indicar la posición del yo en el conflicto.
La Pareja (2 personas)
Es importante considerar las posibilidades que el sujeto tiene de establecer o no un vínculo entre las figuras
dibujadas y la distancia proyectiva que puede crear con las mismas. Se puede registrar:
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• No establece vínculo entre las dos personas y no se puede armar una historia. Es frecuente en las
estructuras psicóticas.
• No puede establecer distancia proyectiva con las figuras y se involucra de modo directo tanto al nombrar las
figuras como al escribir sobre las mismas, recurriendo a hechos vividos por él. Es frecuente en la patología
narcisista.
• Puede armar un vínculo entre dos personajes y crear una historia con la estructura de un relato, es decir,
plantear una situación conflictiva que tiene un desenlace. Es característica de las estructuras neuróticas.
El Dibujo de la Familia
Cada familia, al intentar dar cuenta de la distribución de lugares, produce elaboraciones simbólicas y
construye códigos propios. Existen creencias que han sido estudiadas como la ideología familiar. También el
psicoanálisis consideró los mitos y creencias inconscientes cuyos efectos se registran en los discursos que
aparecen en la clínica. Tales construcciones son necesarias para sostener la continuidad familiar que siempre
queda afectada por los cambios que se dan en el tiempo. Es necesario elaborar las pérdidas, explicar las
nuevas alianzas y resignificar los vínculos.
Las familias difieren en la posibilidad de elaborar el impacto que producen los cambios ya que las defensas se
instalan también a nivel colectivo. Si sus efectos se trasladan a la generación siguiente deviene en
patológicos.
A nivel individual, la familia provee al nuevo integrante de la matriz identificatoria donde quedará incluido y de
la cual tendrá que diferenciarse para poder transformar el lugar asignado en otro más acorde a sus deseos y
que lo ubiquen en lo social. Los significados de la ideología familiar que recaen sobre el sujeto le permitirán
inscribirse en un linaje y lo conducirán a ocupar un lugar que puede ser deseado o rechazado por el grupo.
Esta idea me parece esencial a la hora de interpretar el texto de la familia.
Se han descrito formas de funcionamiento familiar a partir de cómo se organizan para proveer a los miembros
de suficiente protección y recursos para crecer en lo social. En las formas extremas encontramos:
1. La familia tiende a intensificar la cohesión grupal ante procesos de separación y cambio. Implementan
como defensa colectiva la masificación y en condiciones patológicas fracasa la diferenciación y
autonomía de sus miembros. Esto se puede registrar también en otras técnicas gráficas como
dificultades para la salida exogámica.
Es importante tener en cuenta que es la familia en común introyectada la que produce la realidad experiencial
de pertenencia a la misma.
La consigna “Dibuja una familia” o “Imagina una familia que tú inventes y dibújala” es la propuesta por Corman
y tiene por objetivo descentrar al niño, al menos a nivel conciente, del grupo familiar propio. Para el autor, esto
facilitaría la proyección de los conflictos y deseos en relación a los vínculos familiares que, al desplazarse a
una representación distinta, le otorgaría una mayor libertad expresiva.
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Por su parte Bums y Kaufman utilizan la consigna “dibuja a tu familia haciendo algo”. Los autores consideran
que el niño puede expresarse mejor con la acción que con la palabra y por ello buscan indagar las
interacciones entre los miembros para registrar como experimenta las relaciones familiares.
La consigna más conveniente, a mi entender, vuelve a ser la que inicialmente introdujo Porot “Dibuja a tu
familia”. Con ella se solicita la representación internalizada por el yo de un escenario familiar donde suele
haber acuerdos de pertenencia familiar y desacuerdos con mayor o menor grado de conflicto. Así Nicolás
quien vivía con su mamá y su nuevo esposo, al dibujar a su familia comentó “yo dibujo a mí papá y al otro no
lo dibujo”. Esta consigna me parece también la más adecuada si se desea indagar en la estructura familiar de
la cual el sujeto es soporte y portavoz.
Tanto el Yo como el Superyó se moldean según las líneas de estructuración que proceden de la incorporación
tanto de los rasgos (imágenes de sí), como de los enunciados (representaciones significativas) que le aporta
el otro significativo.
El Yo es un término utilizado para designar la forma bajo la cual el sujeto se representa. No es una entidad
única ni homogénea. Se halla integrado por el conjunto de representaciones (imágenes y enunciados
verbales) que el sujeto toma como representaciones de su ser. Está formado por una multiplicidad de
representaciones parciales: del cuerpo, la mente, de conductas, de distintas imágenes de sí, etc.
Es necesario recordar que el Yo es ante todo un yo corporal que se forma por la captación de la propia
imagen (el espejo...). Pero ese núcleo inicial, será reestructurado volviéndose más complejo por las
afirmaciones, en el plano del lenguaje, que se hagan sobre el sujeto. Si uno se representa como gordo, flaco,
inútil... ya no se trata de simples imágenes, sino de conceptos articulados en una red de oposiciones y
diferencias, de correlaciones, de juicios que toman forma mediante palabras. Podríamos decir que el “Yo” que
representa al sujeto está construido por juicios acerca de lo que él es.
La totalidad del discurso tiene una función identificante. El Yo es efecto de la apropiación de los enunciados
identificatorios que sobre él pronunciaron los objetos investidos.
El sistema de significaciones es esencial, no es sólo porque es fundante sino porque es importante para el
mantenimiento del Yo-representación, para que pueda procesar sus vivencias.
Un mensaje desvalorizante puede reaparecer en quien lo recibe y ser transformado en “soy débil”, “no podré
defenderme” y contribuir a configurar un síntoma fóbico; porque lo que se incorpora no es esa representación
parcial sino un modo de funcionar. Es que determinados atributos singulares son trasladados a categorías
valorativas que atribuyen una identidad al sujeto: pegarle al hermano se transforma en “sos malo”. Este pasaje
de un registro (el acto concreto) a otro (a la categoría general) es lo que se llama transposición categorial. El
nexo es arbitrario, ya que a partir de un aspecto limitado saca una conclusión general acerca de la identidad
global del sujeto.
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La transposición categorial llega a ser de este modo, el instrumento por excelencia para el ejercicio del poder
porque es, justamente, el poder del amor o del odio que se tiene desde un lugar de autoridad (padres, cultura,
medios): Este lugar se constituye en una coartada que conduce a la cristalización de los juicios sobre la
identidad.
Si el chico hace el mismo rictus que un pariente que es tonto y se lo califica de “será tonto” ya se lo verá como
poseyendo todos los caracteres que esta categoría connota.
Lo específico del discurso totalizante es la creencia o premisa que actúa como punto de partida. Esta moldea,
transforma los datos de modo que pasen a ser miembros de una clase.
La transposición categorial puede ser una regla y no meramente un enunciado identificatorio, porque con esa
operación el niño adquiere una forma de organizar la experiencia, es un tipo de operación mental que va más
allá del contenido particular. Cada vez que se encuentre con una conducta, suya o del otro, enseguida la
apareará, la correlacionará con una categoría general. No lee conductas aisladas sino identidades globales.
Las palabras son como bloques ofrecidos por la cultura para hablar de la realidad y ya llevan incluidas
creencias.
En el “hombre de las ratas” las miles de formas de sentirse culpable no dependían únicamente de sus
fantasías agresivas, sino de la escena en que el padre, frente a una simple rabieta pronunció el terrible
vaticinio: “este niño será un gran hombre o un gran criminal”.
Si consideramos a la identidad como una posición que se tiene en una estructura intersubjetiva es necesario
distinguir:
2- Los enunciados identificatorios por implicación (lo dicho sobre un tercero adjudica un lugar al sujeto
mismo).
Los segundos son más importantes aún que los directos, porque al no hablar directamente sobre el sujeto se
le hace menos evidente que está siendo ubicado en algún sentido respecto de esa afirmación, (“la carrera de
medicina no es para todos” o “mi hermano tiene suerte, todos sus hijos han hecho una cañera universitaria”)
Acá resulta pertinente recordar que la palabra es acción que atraviesa y estructura. Si hay “falta” de
palabra se genera un vacío porque no hay enunciados identificatorios para atravesar la existencia y darle
forma. Los hablantes en sus conversaciones van construyendo un sistema de demarcación de opciones y
sentidos estructurantes del mundo vincular. Pero es necesario reconocer que, si bien los objetos parentales
significan el espacio mental del yo infantil, el hijo autoproduce sus propias interpretaciones. No es pasivo. El
yo es autoalteración; aprende a reelaborar las representaciones identificatorias. Sin embargo, contiene parte
de la voz y el deseo de aquellos que lo significaron en sus primeros tiempos.
Los enunciados identificatorios y las reglas inconscientes que conllevan, no son sólo las familiares. La cultura
también transmite de manera invisible metamensajes y genera modos en los que el yo se concibe, puede o
debe concebirse.
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Nélida Álvarez: EL CUERPO EN LA CLINICA. POTENCIALIDAD Y DEFICIT DE LA IMAGEN
CORPORAL.
En la práctica clínica la problemática del cuerpo queda expresada en los síntomas y en los discursos donde el
sujeto habla. En este ámbito, el cuerpo se considera un entramado que enlaza lo orgánico con un doble
imaginario: el que proviene de la historia singular y el que da cuenta de cómo cada cultura le asigna valores y
regula normativamente los intercambios humanos.
Cada sociedad construye significados que simbolizan la imagen del cuerpo y ofrece modelos ideales donde
reconocerse desde la mirada del otro. A lo largo de la historia, las prácticas sociales relacionadas con la
educación, la formación religiosa o la salud, han sido la forma de disciplinar los cuerpos para ajustarlos a los
requerimientos de la comunidad.
Para pensar cómo se han modificado las imágenes del cuerpo en las últimas décadas hay que tener presente
otros cambios como ser la expansión de los entornos mediáticos, o sea, “el mundo globalizado”. Las
imágenes ideales del cuerpo se ofrecen en las distintas pantallas y si adquieren la connotación de un
consumo más, hacen de la autotransformación corporal una nueva práctica. Se ha vuelto cada vez más
frecuente la obsesión de muchas personas por fabricar una imagen que responda a lo que se muestra como
modelo deseable.
Lo especial del cuerpo humano es su capacidad de transformarse, por mediación del lenguaje, al modificar a
otros objetos materiales y también es el centro desde el cual se organizan proyectos. Se tiene que mantener
la diferencia con otros objetos si se desea una interacción creativa con el mundo.
Las imágenes del cuerpo que imponen los medios de comunicación pueden volverse emblemáticas de aquello
en lo que hay que reconocerse y proyectarse para obtener identidad y pertenencia.
Las valoraciones sociales sobre la imagen del cuerpo pueden conducir a conflictivas similares en los sujetos,
pero su tramitación se hará de acuerdo a la estructuración lograda y a los recursos de simbolización
disponibles.
Debemos a Doltó la diferenciación entre imagen del cuerpo y esquema corporal. Este último nos identifica
como especie y funciona como la representación conciente y preconsciente que cada uno puede tener de su
cuerpo. La imagen corporal, en cambio, es inconsciente y está ligada al sujeto deseante y a los intercambios
con el otro. Allí se inscriben las experiencias relacionales que sostienen el narcisismo y que se manifiestan en
las variaciones percibidas en el esquema corporal. Una vez lograda su unificación, el yo podrá sostenerse en
ella y configurar el espectro imaginario donde todo niño buscará reconocerse y diferenciarse del otro.
Para Doltó el esquema corporal es el intérprete pasivo o activo de la imagen del cuerpo. El esquema corporal
se irá simbolizando a lo largo de la infancia en el entrecruzamiento del cuerpo que se mueve en el espacio y el
movimiento deseante que lleva a la apropiación de nuevas representaciones. El cuerpo irá cobrando sentido a
medida que se elabora la experiencia que se tiene con él y el yo aumentará su capacidad de anticipación
simbólica. La imagen va ser el pasaporte para ingresar en un escenario virtual donde buscar y crear
relaciones posibles.
Desde otro punto de vista, la imagen del cuerpo es tanto un lugar de apropiación como de enajenación. El
cuerpo actúa como límite de referencia para discriminar entre lo que se vive como propio y lo que se
desconoce o vive como ajeno. La construcción de este límite muestra la existencia de tendencias
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contrapuestas debido a la necesidad del yo de mantener la integridad de su imagen y de ir aceptando sus
cambios en el tiempo.
El déficit en la integración de la imagen corporal se presenta en las patologías graves. El yo del psicótico no
dispone apropiadamente de ella por la persistencia del vínculo fusional. Es por la precariedad de sus límites
que se favorece la irrupción de vivencias de despersonalización y se experimentan las partes corporales como
extrañas.
Las fallas con la imagen corporal introducen rupturas con el espacio y el tiempo. La palabra no enlazada a los
afectos se vuelve vacía y no representa al sujeto.
En las neurosis, y más allá de los desacomodos temporales que puede sufrir la imagen de sí, el grado de
simbolización alcanzado le permite al sujeto desplegar su conflictiva en el lenguaje y apelar a la metáfora para
elaborar la experiencia vivida.
En la consulta es importante que el sujeto pueda tomar distancia con el síntoma mediante representaciones
metafóricas. Ejemplo:
Susana acaba de atravesar una enfermedad física que puso en riesgo su vida. Después de informar acerca
de las dos intervenciones quirúrgicas que tuvo dice: “me siento des-corazonada con esto que me sucedió”.
Con esta frase intenta poner en palabras la vivencia de daño corporal y como su imagen quedó amenazada
en su integridad. Alude a la incompletud, al sentimiento de pérdida de una parte de su cuerpo que ha dejado
un vacío en ella.
Cuando las posibilidades del decir propio son más acotadas se puede abrir la comunicación al trabajo
figurativo mediante el dibujo.
2) las distintas formas de identificarse con el personaje y su escena según la fantasmática personal;
Se realiza un análisis formal del material, que dará cuenta de las características estructurales de la
organización del aparato psíquico. Para este análisis el profesional consideras las pautas formales de la
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entrevista y de las técnicas aplicadas. Este análisis brindará información acerca del tipo de organización de la
percepción, del pensamiento, emociones, conductas, defensas. También se efectúa un análisis de contenido a
través del cual se descubre la idiosincrasia de sus vivencias y las experiencias vitales de la historia del sujeto.
Esto contribuye a descubrir el sdo dinámico de los síntomas.
Se realizan todas éstas líneas de análisis en cada test, efectuando un cotejo intratest a través de las
recurrencias y convergencias. Se efectúa en simultáneo o sucesivamente un cotejo intratest.
Para establecer relaciones y llegar a conclusiones, el proceso interpretativo sigue los caminos de:
Las relaciones que se establezcan a partir de estos dos criterios de agrupamiento darán cuenta de la
consistencia y congruencia existente entre las hipótesis de 2do. nivel.
Para llegar a la evaluación de la totalidad del material, se debe partir de un análisis o recorte de las partes que
lo conforman. Se leerá en primer término la ENTREVISTA (ETA). Y luego se efectúa el mismo proceso en
cada uno de los test administrados. Se comienza con una visión analítica, parcial, para luego llegar a la
totalidad, sintetizando las inferencias obtenidas a través de todo el material diagnóstico.
INTERPRETACIÓN
En el área de las técnicas proyectivas, está constituido por la conducta del edo, las manifestaciones del
proceso de transferencia y contratransferencia y las rtas del edo a las Técnicas.
El psicólogo aborda estos aspectos y compenetrado con una teoría hace un recorte de los datos, que implica
una focalización de algunos observables, porque hipotetiza, desde una determinada teoría y experiencia, que
los mismos pueden aportar información significativa. El recorte de lo que observa ya lleva implícita una
“interpretación de los hechos”.
Los observables son datos empíricos que el psicólogo recorta y toma como objeto de estudio, porque desde
su observación o escucha no ingenua, piensa que los mismos pueden remitir a sdos que son inferibles a partir
de ellos.
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A partir del recorte del primer nivel, se obtiene información acerca del algún aspecto constituyente de la
estructura o dinámica del psiquismo. Esta información ya no se encuentra en los textos de la conducta y de
las rtas del sujeto (observables), sino que se infieren de ella. El psicólogo ya está teorizando, asignándole un
sentido y sdo a los hechos.
Ejemplo: en una eta semidirigida, el sujeto a dicho de su padre “… él no intervino mucho en nuestra
educación… no estaba casi nunca con nosotros… realmente no se muy bien cuál era su trabajo”. Todos estos
son observables que el psicólogo puede recortar y focalizar del relato. Son el primer nivel de inferencias, y a
partir de ellos el psicólogo puede comenzar a construir hipótesis teóricas que se van alejando del material
empírico de la eta. En el segundo nivel de inferencias, el psicólogo puede construir la hipótesis de que el
entrevistado tiene una imagen del padre ausente, que esta ausencia puede haber tenido como consecuencia
un determinado tipo de identificación. O también en este segundo nivel, también puede construir otras
hipótesis como que debido a la “ausencia” paterna las necesidades afectivas del edo hacia aquella figura se
han visto aumentadas y esto produce en la actualidad una actitud de dependencia y reclamo hacia figuras
masculinas.
Por supuesto que estas interpretaciones deben ser cotejadas intra e inter-test con sdos similares o disímiles
que surgen de las recurrencias y convergencias.
Caracteriza al 2do nivel de inferencias la observación de las regularidades interpretativas que surgen a partir
de los diversos observables de una misma o de distintas respuestas. Las recurrencias permiten en este nivel,
efectuar generalizaciones que dan validez a las inferencias.
Consiste en relaciones la hipótesis interpretativa que surgió del segundo nivel de inferencia, con la
metapsicología. Esto quiere decir, si en un segundo nivel de inferencias, el psicólogo ha construido la
hipótesis de que el edo parece conservar el Criterio o Prueba de Realidad, en un tercer nivel de inferencias,
está efectuando una afirmación acerca de las funciones del yo. Por lo tanto, este tercer nivel está llegando a la
conclusión metapsicológica, ya que se está refiriendo a que la instancia psíquica denominada Yo tiene
conservada una de sus funciones fundamentales.
En el 3er nivel se efectúan afirmaciones que aluden a entidades teóricas. Previamente, en el 2do nivel, se ha
buscado suficiente evidencia como para validarlas. El 3er nivel es el explicativo. En él se realiza la síntesis
diagnóstica a partir de la comprensión metapsicológica del caso en estudio.
El estilo de un texto consiste en Buscar configuraciones discursivas relevantes que funcionan como marcas de
autor y pueden ser reconocidas por un actor social.
En los textos gráficos no se da de modo explícito la presencia del yo en la enunciación, se registra por las
marcas expresivas que pueden tener una combinación estilística específica.
Para Wofflin Lo plástico se puede organizar en el modo táctil o visual. Diferencia que puede hallarse en otros
autores para diferenciar lo que llamaremos estilos de base.
Lo táctil y lo visual expresan la experiencia con el espacio y cómo el yo la traspone a la hoja de papel. El
espacio táctil se configura en el bebé en base a las relaciones de contacto que puede establecer y se
expresará en los dibujos en las formas englobantes y en la contiguidad que aproxima las figuras. Lo visual
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organiza las distancias en los ejes que se consideren: arriba/ abajo, atrás/ adelante, cerca/lejos. En esta
organización es fundamental la experiencia con el cuerpo que se mueve en el espacio.
Lo primero a considerar, para llevar la noción de estilo a la lectura de las técnicas gráficas, es que el uso de
consignas, especialmente cuando piden una determinada figura, puede promover formas convencionales
difíciles de leer como marcas de estilo personal. Es en el dibujo libre donde el sujeto tiene más libertad para
combinar formas y figuras y dejar aflorar una visión del mundo que se puede vincular con los estilos. También
se puede buscar comparando los dibujos de la secuencia gráfica.
El estilo se lee en la representación, viendo cómo operan en ella las distancias espaciales, el tiempo y el
movimiento, como es el orden que regula los lugares de cada figura o qué efectos provocan en el espectador.
Si te repiten, indican un estilo predominante; sí varían, son manifestaciones de una posible combinatoria
estilística.
Sintetizando: el estilo los gráficos se registra en aquella forma que se han estabilizado o que producen
marcas en base a una lógica interior o propia de sujeto. Generan diferencias en el modo de adjudicar
significados a la realidad.
Siendo el estilo una de las posibles lecturas a los gráficos tendrá que cotejarse con otras para establecer su
importancia en la integración diagnóstica.
Liberman y Maldawsky introducen el estilo en el psicoanálisis como un concepto más próximo al nivel
observacional que posibilita una lectura más flexible de lo psicopatologico. Categorizaron 6 estilos a partir de
los modos de adjudicar significados a la realidad y de emitir mensajes. Suponen que toda emisión está regida
por un sistema evaluativo intrapersonal que determina la coherencia en la selección y combinación de los
significantes empleados. Cada categoría de estilo incluye un modo de seleccionar y combinar las palabras y
de entender el espacio, el tiempo y el objeto .Aclaran que no designan tipos de personas, cada paciente
presenta una combinatoria de estilos específica con el predominio de alguno y puede haber sustituciones en
el tiempo.
Julio Nejamkis trasladó las ideas de Liberman a la actividad gráfica de los niños en análisis y categorizó los
estilos pictóricos que se corresponden con las seis patologias clásicas y sus correspondientes estilos del
habla. Así, a la patología esquizoide le corresponde un estilo de dibujo abstracto; a la depresiva, un estilo
idealista- romántico; a la impulsiva, un estilo expresionista; a la obsesiva, un estilo realista; a la fóbica un estilo
fantástico- surrealista y a la histeria, un estilo barroco. Como trabajo con niños que están en un tiempo de
estructuración del psiquismo, destacó conceptos que enriquecen la lectura de los dibujos. Uno de esos es la
capacidad de espera que se desarrolla en el espacio potencial de winnicott: si un niño puede tolerar la
espera, avanza en el trabajo de simbolización. El estilo se relaciona con la forma de llenar este espacio
potencial usando símbolos y se irá cristalizando en un proceso continuo hasta consolidarse como personal.
Cuando esto no sucede se asiste a la mimetización del yo con estilos ajenos o a la irrupción de formas
desorganizadas
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problema que motiva la consulta y ahora podrá expresarlo a través del dibujo. Nunca se pide un solo gráfico.
Se busca explorar el encadenamiento imaginario que se dio en el sujeto. Si bien no existen pautas que
establezcan un orden para los gráficos solicitados, en la clínica cuando el objetivo es realizar un diagnóstico
diferencial de estructura, la siguiente serie de dibujos resulta conveniente para establecer correspondencias
con la dinámica de la entrevista: dibujo libre, dibujo de una casa, dibujo de un árbol dibujo de dos personas.
Esta secuencia básica se completa con el pedido de que dibuje a su familia de origen. También elegimos
entregar siempre las hojas en la posición vertical y no dejar goma la vista, para dejar la iniciativa al evaluado.
El dibujo libre le permite al evaluado elegir cómo expresarse y se corresponde con los momentos iniciales de
la entrevista donde se escucha lo que el entrevistado tiene para decir. Resulta un texto muy rico si tiene
capacidad para simbolizar. Los dibujos siguientes abren temas que también se pueden relacionar con lo
tratado en la entrevista.
En el dibujo de la casa podrá mostrar cómo se sitúa en relación a lo familiar y en el árbol cómo lo hacen el
ámbito extrafamiliar. El pedido de dos personas mostrará su capacidad para vincularse con el otro y el tipo de
vínculo que prioriza ( Familiar o social). La familia de origen ampliará la idea al mostrar cómo se han
internalizado los vínculos de pertenencia que operan como apuntalamiento del yo. Al hacer la lectura
interpretativa es importante detenerse en las distintas figuras y seguir el desplazamiento de sentido en la
secuencia.
Dibujo libre
La consigna “Haga un dibujo” suele provocar importantes efectos emocionales en los adultos. En el niño y el
adolescente, este pedido resulta más natural. El sujeto sabe que el objetivo no es evaluar la calidad de sus
dibujos, si no entender su problemática en otro lenguaje.
Este dibujo da cuenta de los recursos gráficos de los que dispone el yo. Será la presentación del sujeto y
cobrar a sentido en la medida que pueda elegir una figura con la cual identificarse o representar una escena.
Se podrá evaluar Cuál es la capacidad de simbolización del yo y la eficacia de las defensas. Si el sentido se
pierde, los trazos irrumpen y prevalece el acto que deja sus efectos en la hoja. Se registra lo tachado, lo
llenado, lo desorganizado, etcétera.
Si el sujeto recurre a la trama geométrica ( que puede ser muy elaborada), el sujeto se presenta desde lo
enigmático o trata de defenderse y ocultarse ante el otro. En cambio, la personificación hace retroceder la
esquematización y el gráfico puede mostrar los deseos, los conflictos y cómo se satisfacen en relación al
objeto. Cuando aparece la acción imaginada surge el drama que expresa la relación establecida
Una vez realizado el dibujo es bueno solicitarle que cuente lo que dibujó. Se busca que, al ponerle palabras a
la imagen, el sujeto ante ciertos significados y dé cuenta de las relaciones imaginarias que estableció con las
figuras. Con la imagen se representan mejor las ideas y con la palabra se puede diferenciar mejor las
conexiones lógicas.
El aporte más importante de este primer texto es el que da cuenta de dos cuestiones básicas: cómo se
presenta el sujeto al identificarse con un tipo de imagen y de qué modo queda metaforizada la conflictiva. Para
esta lectura es imprescindible tener como referencia la entrevista previa realizada.
El dibujo de la casa
Este surge como otro modo de proyectar el cuerpo hacia el espacio exterior. Se trata de una figura muy
significativa, porque sintetiza numerosas vivencias, ya que puede operar como doble de sí, expresar la
relación imaginaria con la madre o puede remitir al espacio familiar.
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Lo más importante a tener en cuenta la lectura es evaluar si la representación dispone o no de interioridad.
Simbolizar esta dimensión habla no sólo de la disponibilidad de un espacio habitable por la familia, si no de la
existencia de lo interior para el funcionamiento del yo. Si el diseño elegido coincide con el estereotipo de la
casa, la representación está compuesta por tres planos: una frontal donde se suele colocar la puerta y dos
laterales diferenciados como paredes y techo. En cambio, si el estereotipo está simplificado y le falta uno de
sus tres planos, se considera que es una casa-fachada. En los diseños diferentes al estereotipo se evaluará si
la representación muestra o no profundidad. Tiene que existir la interioridad para que la puerta y ventana
tengan sentido como espacios potenciales de articulación entre el adentro y el afuera; de lo contrario, son
pseudo aberturas. La presencia de un camino es el dato más significativo porque habla de la posibilidad de
direccionar el movimiento de salida de lo familiar hacia lo social.
El árbol
Para un niño es importante que el crecimiento del árbol se da en un espacio fuera de la casa, porque lo vuelve
un referente de lo extrafamiliar.
La idea de que permite proyectar una imagen más inconsciente de sí tiene amplio consenso en el ámbito
psicodiagnóstico. Es evidente que el árbol puede asociarse ideas de fortaleza, de perennidad, de daño
corporal y que puede mostrar las huellas de acontecimientos que lo marcaron.
La lectura de este gráfico hace foco en el modo cómo creció el árbol ya que expresa los efectos de lo temporal
mejor que otras figuras.
El espacio por encima de la copa, como espacio potencial de crecimiento, es un dato significativo que habla
de un yo que se visualiza en devenir y que puede anticipar transformaciones futuras.Esto queda anulado
cuando el árbol está expandido y llega al límite de la hoja y tiene un carácter más patológico cuando no cabe
en el espacio gráfico y queda implícito que necesita completarse en otro espacio.
Otro dato fundamental es que se haya simbolizado la relación del árbol con la Tierra, relación que sostiene su
crecimiento. En la imagen simbólica, como la figura está en el plano, la tierra ocultan las raíces Y si son
visibles hay transparencia.
De las preguntas que se realizan luego hay dos que Son imprescindibles: la que indaga los años que tiene el
árbol y que por comparación con la del evaluado nos acerca a su fantasía de par generacional o de figura
asimétrica; Y la que indaga cómo está el lugar en dónde está. En respuesta a la segunda se espera alguna
alusión a cómo vivencia la posición en lo social que cree tener.
La figura humana
Ha sido el gráfico más trabajado basándose en la idea de que expresa la imagen corporal. Se trata de una
figura que se sitúa en la encrucijada entre lo interno y lo externo, el cuerpo es un lugar de encuentro con el
otro y por ello su representación es un lugar de ambigüedad donde se mezclan experiencias vividas,
identificaciones y donde se cristalizan muchos fantasmas.
Las omisiones, interrupciones de línea, perspectiva, tachaduras y borrones se deben interpretar en función
del significado atribuido a las diversas partes del cuerpo. Para esta autora las cuatro categorías funcionales en
la imagen de la figura son:
1. La cabeza: órgano de comunicación y dependencia, expresa necesidades sociales y de control. Los rasgos
faciales se refieren a la comunicación social: ojos, orejas ( en paranoicos y sordos),la nariz y cabello
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( desplazamiento de conflictos sexuales), la boca como conflictos con la nutrición, el lenguaje, alcoholismo,
sadismo.
2. Cuerpo- tronco: depósito de impulsos, de potencial de actividades y crecimiento. La marcación del tórax es
valoración del poder físico en hombres y los senos destacan aspectos dominantes femeninos. El cuello y la
cintura son límites entre áreas y distintas. El área inferior del cuerpo habla de la genitalidad.
4. Piernas: elemento de contacto y equilibrio. Manos y pies expresan los conflictos más frecuentes
El dibujo de la persona expresa la concepción del cuerpo, su unidad, Pero es en los detalles que se agregan
Dónde se puede reflejar la vivencia de integración y el grado de humanización que presenta la figura. Para
leer el gráfico se tiene que privilegiar dos ejes:
2. El grado de humanización del personaje. La conquista de una figura bien humanizada se va logrando
por el dominio cognitivo y el interés libidinal con la que se inviste. El rostro junto con la postura corporal
es lo más significativo considerar.
En el dibujo del adulto es importante explorar la presencia de lo extraño en la figura; cuando lo extraño se
deposita en el cuerpo, hay un quiebre que hace que ese lugar resulta ajeno para el yo.Puede seguir una línea
patológica cuando es un modo de evitar quedar atrapado por el otro. Es lo que sucede cuando se producen
somatizaciones o identificaciones tóxicas.
Otra línea más saludable se presenta cuando el yo está buscando ” engendrar un cuerpo extraño” que pueda
funcionar como su sustituto. En este caso se apela procedimientos con los cuales poder dar forma a la
pérdida de referencias identificatorias y cuando se logra redimensionar lo extraño, se evita que el yo se sienta
invadido por vivencias de extrañamiento corporal.
Finalmente se considera como el envejecimiento del cuerpo afecta al dibujo de la persona. Con el avance de
la edad se registra una des investidura de la imagen y también un trazado más desorganizado que se explica
por las fallas en la coordinación viso motriz. Se va perdiendo la riqueza de la figura y la expresividad que la
humaniza. Lo último que permanece es el círculo.
La pareja
Se pasa de una figura que se ubica en la hoja a 2 que tienen que compartir un mismo espacio. El pedido
posterior de una historia consolida la existencia, o no, de un vínculo entre ellas. Es decir, da cuenta de por que
están ahí juntas.
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La pregunta básica es quien comparte con quién; y la respuesta hablara de un vínculo asimétrico como es el
de adulto- niño o de un vínculo de paridad entre personas de igual o distinto sexo. Lo dibujado pone de
manifiesto Cuál es el vínculo que privilegia el evaluado Y si tiene carácter familiar o social.
Es importante considerar las posibilidades que el sujeto tiene de establecer o no un vínculo entre las figuras
dibujadas y la distancia proyectiva que puede crear con las mismas. Se puede registrar:
No establece vínculo entre las dos personas y no puede armar una historia. Es frecuente en las
estructuras psicóticas
No puede establecer distancia proyectiva con las figuras y Se involucra de modo directo tanto al
nombrar las figuras como el escribir sobre ellas, recurriendo a hechos concretamente vividos. Es
frecuente en la organización narcisista.
puede armar un vínculo entre dos personas y crear una historia siguiendo la estructura de un relato,
es decir, puede plantear una situación conflictiva que tiene un desenlace. Es característico de las
estructuras neuróticas
El dibujo de la familia
Se analizan los aspectos formales y el contenido. Autores como Corman incluyeron un interrogatorio posterior
destinado a explorar conflictos y afectos ligados a la relación con familiares. La representación de la familia
encuentra su significación en la estructura a la que alude. En las últimas décadas la estructura familiar ha ido
perdiendo la estabilidad que tenía en otros momentos donde los cambios eran más previsibles. Existen
actualmente grupo familiares menos tradicionales que diversifican las representaciones registradas en los
dibujos y que en muchos casos, cuestionan la existencia de consenso entre sus miembros. Por eso es
importante entender cómo cada familia, al intentar dar cuenta de la distribución de lugares, produce
elaboraciones simbólicas y construye códigos propios.
A nivel individual, la familia provee al nuevo integrante de la matriz identificatoria donde quedará incluido y de
la cual tendrá que diferenciarse para poder transformar el lugar asignado en otro más acorde a sus deseos y
que lo ubiquen en lo social. Los significados de la ideología familiar que recaen sobre el sujeto le permitirán
inscribirse en un linaje y lo conducirán a ocupar un lugar que puede ser deseado rechazado por el grupo.Cada
miembro soporta los efectos de la ideología familiar y por eso puede ser portavoz de aquellos significados de
los cuales, a su vez, es soporte. Esta idea es central a la hora de interpretar el texto de la familia.
Se han descrito formas de funcionamiento familiar a partir de Cómo se organizan para proveer a los miembros
de suficiente protección y recursos para creer en lo social. En las formas extremas encontramos:
1. La familia tiende a intensificar la cohesión grupal ante de procesos de separación y cambio. Implementan
como defensa colectiva la masificación y en condiciones patológicas fracasa la diferenciación y autonomía de
sus miembros. Esto se puede registrar también en otras técnicas gráficas como dificultades para la salida
exogamica.
Es necesario tener en cuenta que es la familia consensuada e internalizada como representación la que
producen el sujeto sus vivencias de pertenencia la misma. Por ejemplo, en las familias ensambladas es
frecuente registrar que no hay coincidencia en la representación de familia que los distintos miembros tienen.
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Een el niño, la consigna” dibuja una familia” tiene por objetivo descentrar al niño, al menos a nivel consciente,
del grupo familiar propio. Esto facilitaría la proyección de los conflictos y deseos en relación a los vínculos
familiares Que, al desplazarse a una representación distinta, le otorgaría una mayor libertad expresiva.
La Consigna que parece ser la más conveniente es la que introdujo Porot: “ dibuja tu familia”. Aquí esperamos
que la representación elegida sea la que el yo reconoce aunque pueda diferir del escenario familiar actual. En
ella se podrán explorar los acuerdos de pertenencia entre los miembros y los desacuerdos con mayor o menor
grado de conflicto. Esta Consigna también parece la más adecuada si se desea indagar cuál es la estructura
familiar inconsciente que opera en el sujeto y lo coloca como soporte y portavoz. Esta estructura es la matriz
identificatoria que lo marcó y que puede no reflejar los cambios posteriores. En esta matriz se incluyen los
vínculos generacionales que preexisten al nacimiento del niño y que conduce a demarcar su lugar en la
familia.
Recapitulando
La lectura centrada en la secuencia de gráficos pedidos registrará los movimientos del trabajo de figuración.
Se destacaron los siguientes:
1. Las figuras se pueden desplazar de lugar o fundirse en el mismo. Para hacer este registro la posición
de la hoja tiene que ser vertical y es al colocar una sobre otra que se detectan, por transparencia, las
relaciones que se generan: de superposición, aislamiento o complementariedad.
2. hay otras dos formas de lectura del espacial: el lugar de la figura en el espacio representado y la
articulación de la figura con el espacio del espectador, que muestra las posibilidades de acceso que
esté tendría la figura.
3. Cuál es la disponibilidad representativa que se adquirió con el dibujo, si se lo incorporó como escritura
compleja o si existe déficit gráfico
5. Cómo se modula el impulso para anticipar los requerimientos figurales y como las defensas sostienen
su operatividad en el tiempo. Si la defensa falla la figura queda atravesada por los movimientos propios
del proceso primario: la condensación y el desplazamiento. Cuando en el trabajo de figuración se
mantiene la elaboración secundaria, son las operaciones retóricas propias de la imagen la que se
ponen en evidencia.
6. Qué significaciones han sido ancladas por la palabra del evaluado. Su capacidad para establecer
relaciones imaginarias y armar historias
Para Elsa Grasssano Toda producción proyectiva condensa elementos históricos y episodios vitales que el
sujeto puede relacionar conscientemente o simbolizar. Sostiene que los graficos refieren a vivencias nodales
de la historia personal y señalan hechos que dejaron huellas cuya incidencia fue traumática o beneficiosa en
la estructuración del yo. Sin embargo, considera que el acceso a esta información es difícil y que la
interpretación simbólica no es adecuada, porque el código gráfico se aleja de los recuerdos históricos. Lo que
se puede investigar son las situaciones históricas a partir de los indicios que ofrecen aquellas zonas del dibujo
con un tratamiento especial.
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Intentaremos ampliar estas ideas por la importancia que tiene la historia en la construcción de la identidad y
por ende en el psicodiagnóstico.
El dibujo fija la imagen en el instante actual y cuándo se pide al sujeto que escriba una historia es porque se
busca descongelar ese momento para que las figuras recuperen su pertenencia lo temporal. En este relato, el
evaluado creará nexos que unen lo que la imagen muestra con un trasfondo no visible que, al actualizarse en
la palabra, le otorga la imagen otro sentido. Es el modo como opera la historia sobre el actual presente del
sujeto.
El yo tiene que sostener la vivencia de continuidad mediante las representaciones y sus derivados. Es por la
vida del recuerdo que los acontecimientos se ubican en el pasado o se anticipan como probables en el futuro.
Pero no todo lo vivido queda como registro de la memoria disponible para el yo, está lo ya olvidado y está la
memoria que no se deja recordar porque nunca ha sido olvidada. La inolvidable, lo no historizado, se va a
imponer al yo como repetición y para cambiarlo hay que encontrar otros modos de ligazón y re-simbolización.
El dibujo, por ser un recurso que el yo puede usar para elaborar la experiencia, suele integrar resonancias y
vivencias que no han tenido significado en la palabra y que otorgan a la imagen su especificidad como
escritura.Para leerla habría que poder entrar en sus límites lingüísticos. Será la entrevista la que mejor evalúe
como el sujeto ha armado una versión de su historia y cómo puede llevara al relato de otras historias cuando
se le solicitan. En cambio el dibujo posibilita hacer inferencias acerca de lo histórico estructurado y de cómo
funcionan los apuntalamientos del yo. Se podrá evaluar cómo juega en la secuencia gráfica la imagen
corporal, el vínculo de sostén narcisista, la familia como matriz de identificaciones y núcleo de pertenencia y
cómo puede establecer vínculos con grupos e instituciones sociales.
Las defensas son recursos dinámicos que le permiten al yo mantener el equilibrio narcisista e intervenir ante
el conflicto.Según el tipo de defensa pueden operar sobre la pulsión, El superyó o la realidad. Siempre le
exigen al yo un grado de fragmentación que afecta su integración y puede dejar comprometida la prueba de
realidad. Las operaciones defensivas son, junto con la integración de la identidad y la prueba de realidad, los
criterios clínicos propuestos por Otto Kernberg para diferenciar la estructura.
Las defensas pueden estar funcionando de modo estable o estar fallando, en cuyo caso se evaluarán Qué
posibilidades tiene el yo de restablecerlas en un nuevo equilibrio. Cuando existe flexibilidad defensiva se
pueden aceptar mejor los cambios y reorganizarse con más rapidez; si existe rigidez, se lo niega para evitar
perder el equilibrio narcisista.
Durante la primera infancia, la defensa estructurantes es la desmentida, ya que el yo no está en condiciones
de poder tolerar lo traumático de la realidad. Pierde dominio a favor de la represión cuando las identificaciones
secundarias dan lugar a la instancia del superyó y el niño entra en proceso de latencia.
La desmentida resurge durante la pubertad por el desacomodo que traen los cambios físicos y la crisis de
identidad que tendrá que elaborarse a lo largo de la adolescencia. Pero si está defensa se prolonga en el
tiempo, arrasa con la lógica del proceso secundario, la descarga del impulso hará que no se ligue a nuevas
representaciones y la estructura quedará inestable, requiriendo del yo la búsqueda constante del equilibrio.
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Las defensas se infieren en los gráficos a partir de los efectos que se registran en los mismos. El entramado
representacional que se actualiza en el dibujo mostrará las distintas formas que tiene el sujeto de ordenar la
realidad tanto interna como externa: podrá fragmentarla, negarla descalificar la o poder a tolerarla,
reconocerla en lo consensuado y modificarla por medios simbólicos.
En la estructuración neurótica están constituidas las categorías básicas del psiquismo y se ha transitado la
conflictiva edípica. El modo Cómo se ha resuelto esta conflictiva da lugar a las formas neuróticas con
predominio histérico u obsesivo. La fijeza de ciertas identificaciones será la que le otorgue a la identidad una
estabilidad suficiente como para tolerar sucesos existenciales sin desestructurarse.
El yo podrá pensarse como protagonista de su historia, reconocerse con autonomía y con características
propias que lo diferencian de los otros. Posee recursos de simbolización para manejar la
temporalidad,situarse frente a los cambios, tolerar la frustración y elaborar las pérdidas. Tiene aceptadas las
diferencias sexuales y los límites que tiene la existencia humana. Admite la falta y busca Cómo darle
respuesta a la misma.
El yo funciona bajo el régimen del conflicto y se defiende con la represión que le permite postergar el deseo y
modular el impulso. Si la defensa falla, emerge la angustia y puede dar lugar a formaciones de compromiso
como olvidos, actos fallidos y síntomas. Si la represión es excesiva, tiene efectos inhibitorios sobre el yo. El
exceso de angustia también puede producir inhibición
En el dibujo el yo puede darle al conflicto una interpretación metafórica. Se lo adquirió durante la infancia
como una escritura compleja y funcionó como un recurso para realizar el deseo de modo enmascarado. Ante
la Consigna de dibujar, y si la defensa es eficiente, surgirá que pueden:
darle dinamismo a la figura en su intercambio con el escenario y o con el espectador. Las funciones
de comunicación están representadas o formuladas como relaciones imaginarias.
personalizar el dibujo y realizar transformaciones que mantienen la coherencia lógica y dan cuenta del
potencial creativo del yo.
las figuras quedan incompletas expresando sentimientos de pérdida o angustia ante la falta.
se busca compensar la falta con agregados a la figura: “ le voy a agregar…”. “le falta….”
pueden aparecer fallidos como emisiones que luego se reconocen : “Me olvidé de..”
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En la secuencia de gráficos, lo más frecuente es que el dibujo libre muestre una escena que se relaciona con
el deseo y el conflicto, que en la casa éste representada la interioridad y que las personas estén humanizadas
y se presenten como personajes que asumen un lugar en el relato.
Cuando predomina el estilo histérico, se busca que el dibujo provoque efectos estéticos en el espectador, se
hacen agregados que embellecen el texto. El equilibrio visual y la armonía prevalecen.
Cuando predomina el estilo obsesivo, el realismo en la imagen se hace presente. Se observa la concentración
en la tarea y el esfuerzo por realizar modelos abstractos. Pueden recurrir a línea guía, a esquemas para que
las proporciones y la simetría se mantenga. En las escenas, la distancia entre las figuras está regulada por el
orden que evita que los fantasmas se introduzcan en la producción.
Pueden armar historias con inicio, desarrollo y desenlace. A través de los personajes se toma distancia
proyectiva y se expresa la conflictiva. El relato mantiene la lógica del proceso secundario, pero si la defensa
se quiebra puede emerger lo emocional o pueden aparecer bloqueos.
Aquí el funcionamiento del yo se caracteriza por la necesidad de sostener la integridad, que se siente
amenazada, rechazando aspectos de la realidad. Se han producido fallas en la organización narcisista
primaria que hace que persista la fusión con el objeto originario. La imposibilidad de que el yo logre suficiente
autonomía lo expone constantemente a la angustia de fragmentación.
Identidad no se puede construir en base una representación de sí bien delimitada. No habrá procesos de
historización y el yo permanecerá fijado a la problemática del origen sin armar los lazos de filiación.
Cuando la estructura está compensada puede haber un funcionamiento adaptado sin total pérdida de prueba
de la realidad, pero la ausencia de una estructura de vínculos limitará la vida social y la volverá ineficaz en
muchas áreas.
Cuando se produce una descompensación se regresará a formas de organización más arcaicas, se intentará
todo el tiempo recuperar el narcisismo.
Falló la conciencia de interpretación y no se organiza bien el sentido. Lo fragmentado se impone cuando hay
disgregación del pensamiento y pueden registrarse neologismos y formas bizarras que condensan
significaciones con una lógica autista.
El los gráficos, la indiscriminacion y la hostilidad afecta la capacidad de dar forma a las figuras. La dificultad
para realizar límites adecuados y conservar la síntesis de la figura será más acentuado en los casos de
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esquizofrenia. Habrá figuras desarticuladas, transparencias, trazos disgregados, detalles bizarros, esquemas
perseverantes y relaciones forzadas. Lo significativo es que nada de esto resulte incomodidad en el sujeto ni
lo mueve hacer críticas o intentos de mejorar su dibujo.
En otros casos cobra importancia la forma como des invisten la figura, haciendo que lo omitido deje un vacío
que cobra una significativa importancia para el observador. Una operación compensatoria frente al terror al
vacío lleva que se llena el espacio con fragmentos extraños que dan al conjunto un aspecto confuso y
desorganizado.
En la secuencia, el dibujo libre muestra la dificultad para ingresar en un espacio imaginario y organizarse en
términos figurativos.
Los dibujos de la casa y el árbol pueden variar según las formas clínicas y el estado de las defensas. Karen
Machover destacó el doble contorno en la figura como signo patognomónico de la psicosis en el adulto que
estaría expresando la lucha contra la despersonalización.
La figura humana muestra características especiales en la paranoia, donde aparecen signos vinculados al
estado de alerta y desconfianza: orejas marcadas, ojos grandes, hiper valorados, con mirada penetrante.
Si bien una producción gráfica con estas características otorga evidencia a una hipótesis de psicosis, la
diferenciación diagnóstica suele ser un poco más difícil de evidenciar, ya que los mismos indicadores pueden
estar presentes en otros cuadros.
Las dificultades para moverse en tiempo y espacio surgirán también cuando se piden historias, se verá la
imposibilidad de armarlas siguiendo la estructura del relato. Los tiempos están confundidos y los cambios
pueden resultar incoherentes. En el dibujo de la pareja, no relacionan a las personas sino que hablan por
separado de las mismas. Si a continuación se le pide una historia en relación a la casa, es muy frecuente que
surjan los vínculos generacionales debido a que están fijados al origen.
Surge de la necesidad de comprender hallazgos clínicos que muestran diferencias significativas con la
neurosis y la psicosis. Implica una falla en el trabajo de separación-individuación destinado a constituir el
objeto y las fronteras del yo. Admite un funcionamiento escindido y contradictorio que provoca dificultades en
el desprendimiento del vínculo originario. Otro mecanismo importante es la depresión, entendida como el
agotamiento que se produce en el yo por los procesos de investidura y desinvestidura. La problemática no
recae en el deseo, sino en la formación del pensamiento, ha quedado inhibida la función básica de
representar y no se logra construir distancia psíquica para evitar la intrusión y la falta de comunicación.
La capacidad para acceder a la representación de Sí y del otro se mostró frágil y se ponen en marcha
operaciones defensivas frente a una realidad que no siempre se tolera. El yo recurre a la desmentida para
negar lo frustrante y altera en la significación siguiendo la lógica del deseo. Queda frente una disociación que
no da lugar al conflicto y produce contradicciones en los mensajes. Es constante lucha entre la inestabilidad y
la búsqueda de equilibrio: si se acerca al objeto, puede quedar pegado a él y si se aleja, teme perderlo.
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En las pruebas proyectivas pueden mostrarse con una fachada armada pero en lo subyacente prevalece lo
caótico que se detecta cuando tienen que atribuir significado e interpretar situaciones. No sostienen la
continuidad en el tiempo y esto les impide ir resignificando la experiencia.
La dificultad para reconocer sentimientos afecta la capacidad de imaginar y orienta la vinculación con el medio
de modo pasivamente adaptado
se conserva el nivel gestáltico de la forma y hay un ajuste básico a las figuras, pero la estructuración
del espacio no permite una buena diferenciación de las figuras y los dibujos muestran la lucha del yo
para ordenar la realidad.
los efectos de la ansiedad y la impulsividad afecta en el trazado: puede haber límites de dibujados,
con fragmentaciónes o reforzados.
fracasa la distancia proyectiva: las figuras son parte de sí y el yo se involucra en las historias
relatando fragmentos de su vida. Los nombres adjudicados se corresponden con el propio o son
nombres de familiares.
El dibujo libre puede mostrar el armado de una escena, Aunque la organización de los lugares es inestable y
las figuras muestran un equilibrio precario. el dibujo de personas carece una postura firme, no están bien
parados y tienen poca comunicación con el entorno: ojos vacíos, falta de manos. Las diferencias sexuales no
están bien simbolizadas. En las figuras del árbol y la casa dejan sin representar relaciones significativas con el
medio como es el camino en la casa y la línea de base en el árbol. Los agregados, que los neuróticos son
desplazamientos simbólicos, suelen ser menos frecuentes y estar poco integrados al sentido, la disociación
parece evidenciarse en esos dibujos.
Recapitulando
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De acuerdo con la estructuración psíquica alcanzada por el sujeto y el funcionamiento de la defensa, se ponen
en juego procesos de figuración que contribuyen al diagnóstico diferencial.
ES clave registrar como el espacio se estructura para situar allí a la figura. Está podré encontrar un lugar en
un escenario que ofrece la potencialidad de moverse por él o podrá localizarse en un plano diferenciándose
del fondo. También es clave encontrar en la entrevista aquella frase que mejor exprese, metafórica o
explícitamente, la conflictiva del paciente.
En la neurosis, el yo posee recursos para simbolizar el lugar de la figura y darle a la misma la elaboración que
requiere para trasmitir situaciones que lo expresan. Cuando la defensa se quiebra, la figuración se altera
marcando los puntos conflictivos.
En el borderline la modalidad defensiva de escisión dificulta darle al espacio un sentido de sostén para la
figura y si ésta no tiene un lugar propio tampoco puede desplazarse en lo imaginario. El dibujo mostrará los
esfuerzos por estabilizarla y diferenciar sus límites. La defensa buscará lograrlo mediante conversaciones qué
dejan disociados los aspectos contradictorios.
En la psicosis, la defensa trata de desestimar la realidad y el espacio gráfico vacío es una realidad
perturbadora. El yo introducirá la figura siguiendo una lógica propia o la mostrará fragmentada. Al no tener un
lugar donde unificar la figura puede crearse una nueva realidad sin responder a lo consensuado. Será
producto del estado de fusión entre el adentro y el afuera.
También es clave de evaluar cómo aparece la temporalidad de los gráficos, ya que el neurótico hace del
dibujo una puesta en escena, porque puede evocar el pasado y anticipar el futuro; el borderline se mueve de
acuerdo a la situación presente y muestra dificultades para tomar distancia espacio temporal con la misma; el
psicótico ha quedado pegado al objeto originario y sus gráficos quedan detenidos en el tiempo, indicando su
no poder procesar los cambios, si logra formas adaptativas éstas carecen de un sentido dinámico.
Los conceptos de salud y enfermedad son el resultado de la objetivación de una cosmovisión que se produce
en determinada época y lugar, son constructos que adquieren distintos significados tanto individuales como
sociales. La objetivación es el producto de una interaccion social humana en un contexto histórico, a través
del cual emergen los significados. Por lo tanto en distintas comunidades se producen distintas objetivaciones.
En la cultura judeo-cristiana, la enfermedad es concebida como castigo y expiación de los pecados, y la salud
como beneficio divino. Esto parece haberse instalado en el imaginario colectivo expresándose en la pregunta
que se escucha formular al enfermo “¿Qué hice para merecer esto?”.
Se podría decir que por influencia del pensamiento religioso, la enfermedad mental era vista como algo que
surgia por obra y designio de fuerzas y poderes divinos ajenos al hombre, y por los que este era castigado,
equiparando la locura con el delito, con la mala conducta.
Es a partir del Renacimiento, dice Foucault, que la enfermedad mental ya no se considera como algo que
acecha al hombre, sino como algo que se insinúa en el a partir de la relación que el sujeto mantiene consigo
mismo, del afecto que se tiene a si mismo, y es la primera señal de la locura como surgiendo del interior del
hombre, de su espíritu.
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Con el advenimiento de la Modernidad y los adelantos científicos que permitieron desarrollar numerosos
sistemas de investigación y experimentación, se dejo de considerar a las enfermedades como alteraciones del
espíritu. Surgieron los primeros modelos unicausales, que facilitaron llegar a diagnosticos unívocos y
supuestamente precisos, al proponer que las distintas enfermedades eran causadas por agentes externos;
aparece asi la necesidad de establecer el origen de la enfermedad.
Posteriormente, esto resulto insuficiente para dar explicaciones satisfactorias y surgieron los modelos
mentecausales, desapareciendo la dicotomía cuerpo-mente al pensarse al hombre como unidad.
Definir salud-enfermedad se presenta como un problema difícil, con categorías siempre ambiguas y
contradicciones producto de los fenómenos y variables intervinientes en el campo de las ciencias psicológicas.
Aunque no se puede negar la existencia de las enfermedades mentales, su caracterización variará en función
de los fenómenos sociales, el marco teorico al que adscriba el psicólogo, la ideología subyacente, etc.
La tarea diagnostica se basará siempre en tres referentes: un concepto del aparato psíquico, un concepto de
salud y un concepto de enfermedad. Teniendo en cuenta que estas conceptualizaciones son la construcción
de una objetivación, resultado de un momento histórico determinado.
Sin embargo hacer un diagnóstico de los fenómenos psíquicos debe traer aparejado una conceptualización
que tenga en cuenta la movilidad. Se comprende entonces que cuando los autores se refieren a salud o
aspectos adaptativos del sujeto, no se refieren a lo “normal” entendido como algo estatico esperable de forma
idéntica en todos los individuos. Por el contrario, el procesamiento psíquico implica un dinamismo interno, que
debe ser evaluado en forma particular. Aun los complejos universales adquirirán en cada sujeto una
configuración única. Si bien se trata de fenómenos que intentan objetivarse, es la perspectiva clínica la que
enriquecerá la posibilidad de entender lo sano y lo enfermo no como aspectos dicotómicos, sino como parte y
continuidad de la compleja dialéctica que implica la estructuración psíquica.
Localizaciones:
Las láminas son un lugar, un espacio en el que el sujeto está invitado a entrar. Un lugar que ofrece
coordenadas de estabilidad y variación. Las primeras permiten al sujeto afirmarse en terreno seguro y de allí
dar forma y significado a los elementos novedosos que aparecen. Los modos de ubicarse en la mancha serían
las localizaciones que pueden clasificar las distintas formas en que un sujeto puede instalarse en el lugar que
le ofrecemos (lamina). Además nos hablan del tipo aperceptivo del sujeto. Si se considera la lámina un
represente del mundo externo, la manera en que se aproxime a él dará cuenta de su funcionamiento mental.
1- Respuestas globales: Son las respuestas que utilizan toda la mancha o tienen la clara intención de
hacerlo. Se la codifica como W. Las respuestas globales están vinculadas a la capacidad para organizar el
material y relacionar detalles, e implican interés por lo teórico. Se trataría de un abordaje al estímulo que
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sintetiza en un percepto los diversos aspectos de la mancha y por eso se relaciona con la posibilidad de
abstracción.
2- Detalle usual: Se clasifica cuando un sujeto emplea para su concepto un área fácilmente separable del
resto de la mancha por razones de espacio, sombreado o color. Son recortes de las manchas
estadísticamente frecuentes (ej: moño-detalle rojo central lamina L3). Se puede distinguir detalle grande
usual (D) y detalle pequeño usual (d). Se relaciona con un interés en lo específico, lo concreto, aplicación
cotidiana del sentido común. Se trataría de una manera de procesa el estímulo que y toma lo evidente y
frecuente para la articulación del concepto. Se vincula a los modos prácticos de contactarse con la
realidad y la adaptación social en la medida que se enfoca como la mayoría de las personas
Detalle de detalle (dd): Describen áreas muy pequeñas, que no son usuales pero que se distinguen del
resto de la mancha por color, espacio o sombreado.
Detalle externo o de borde (de): Se utiliza solo el borde de la mancha para la localización. Suelen
aparecen en sujetos con rasgos paranoides o evitativos.
Detalle interno (di): Son partes que no tocan borde. El sujeto señala un recorte en el interior de la
mancha. Se vinculan con la capacidad de introspección y preocupación por el interior del sujeto.
Detalle raro (Dr): Respuestas que utilizan localizaciones inusuales en las manchas. Lo fundamental es
la arbitrariedad en el recorte. Implican un acercamiento personalista y arbitrario. (no es siempre
negativo, debe compararse con la calidad formal)
Espacio en blanco (S): Se refiere a la utilización de espacios blancos. Puede estar vinculada a una
fusión figura-fondo, inversión figura fondo o simplemente al uso de una parte del estímulo que es lo
contrario a lo que se espera. Si la persona invierte el fondo y lo convierte en figura, la hipotesis
interpretativa está ligada a tendencias oposicionistas, negatividad, pero también a fortaleza del yo,
autoafirmación, etc.
Hipotesis interpretativas de estas localizaciones indican desde responsividad rica al ambiente hasta un
interés agudo por lo inusual. El sujeto enfoca de una manera persona y poco frecuente.
Predominio formal:
Nos informa acerca del esfuerzo de control y regulación puesto en juego. A nivel perceptual da cuenta de la
energía que el sujeto dedica a precisar su respuesta y cuan contenido formalmente se encuentra el
objeto/concepto interpretado, en la realidad compartida. Hay más esfuerzo de control en aquellas respuestas
que remitan a percepctos cuyo esquema formal es definido que en aquellas que es variable o nulo. Cuando no
hay forma, algún atributo despierta la interpretación “agua por el color”. Cuando hay forma pero con variables,
inespecíficas algo de un esquema continente aparece pero de manera secundaria “un charco de agua, por el
color, se parece la forma”. Cuando se da el predominio formal, cuando la respuesta remite a un objeto que
tiene un esquema especifico, la percepción operó con un esfuerzo de regulación “una gota de agua, por el
color”.
Calidad formal:
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Remite a la eficacia del control puesto en juego. Se tendrá en cuenta el ajuste que se logre. Responde a la
adecuación de la estructura de la mancha.
Predominio formal nos habla de la puesta en marcha de funciones Yoicas. Si alcanza el éxito o no en esa
tarea se verá en la calidad formal.
DETERMINANTES:
Dan cuenta de qué cualidades del estímulo el sujeto captó en o asignó para la conformación de su respuesta
(forma, movimiento, color cromático, color acromático, sombreado).
(1) Forma pura (F): El sujeto utiliza exclusivamente las características formales de la mancha para dar cuenta
de su respuesta. No siempre dicen “la forma”, sino que describen el objeto, explican a qué se parece, “es
igualito”, etc. Las hipotesis interpretativas aluden a las funciones Yoicas como así también a la posibilidad de
discriminación y organización de la realidad y de sí mismo. También remiten al grado de control intelectual o
testimonian la fuerza del to. Da cuenta de la posibilidad del sujeto de enlazar el estímulo al concepto, dejando
de lado oras cualidades. Este determinante remite al esfuerzo de control objetivo por lo que se liga a un
intento de disociación instrumental. Con la consigna, le pedimos al sujeto que le de alguna forma al estímulo
visual. Le solicitamos contenido y forma, por lo tanto el probable que F se encuentre en la respuesta solo o
acompañado. En F el acento se pone en delimitar un adentro y un afuera. Fijar una frontera, encontrar un
continente para las representaciones. Recortar un espacio dentro de una totalidad mayor.
(2) Movimientos: Respuestas en las que se percibe algún tipo de movimiento, acción, posición, intención.
Estas respuestas son el producto de una realdad imaginaria y no objetiva. Los movimientos son proyectados
por el sujeto, necesitando un esfuerzo de imaginación.
El movimiento humano (M): Ve movimiento y lo liga a contenido humanos. Está relacionado con procesos
imaginativos, capacidad de empatía y percepción de naturaleza altamente diferenciada. Quien posea esas
características tendrá un funcionamiento yoico relativamente alto, capaz de aceptarse a sí mismo, a sus
impulsos y fantasías. Si hay calidad formal + se puede hablar de un individuo inteligente, bien integrado,
capaz de experiencias creativas. Se lo vincula con un control interno regulatorio (Proceso2º). Si la calidad
formal es – se vería un esfuerzo no eficaz porque la actividad ideacional, si bien está presente, no está
regida por la lógica y se aparte de la realidad. Además importa pensar que tipos de movimientos aparecen
(rivalidad, cooperación), cómo es ese contenido humano (hombre, mujer) y qué características posee.
El movimiento animal (FM): Representa la parte menos madura, menos conciente y menos aceptable de
los impulsos. Su presencia inferior a M y con buena calidad formal, da cuenta de la capacidad del sujeto
para registrar y dar lugar a sus impulsos y fantasías. Es indicador de pulsión de vida.
El movimiento inanimado (m): Indican tensión y conflicto en el aparato psíquico: fuerzas que el individuo
no puede controlar y que amenazan su Yo, el cual las proyecta como ajenas a su control. “nubes
moviéndose” “cohete despegando”.
(3) Colores: Son aquellas respuestas en las que se refiere explícitamente al color como atributo del objeto
influyendo en la elaboración de la respuesta. En las láminas el color esta de manera acromática como
cromática. El color está presente en la lámina tal como está el ambiente presente en su vida por eso no se
puede dejar de responder al color: no incluirlo es una forma de responder a él. Según las hipotesis
interpretativas, tales estímulos se encontrarían en el área de las relaciones interpersonales por lo que las
respuestas se relacionan al impacto emocional en el área vincular y al modo de enfrentar las exigencias que
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las relaciones con el medio exigen. Se podrá inferir cómo reacciona frente a lo afectivo y de qué manera
puede integrarlo o no.
Cromáticos
Forma color (FC): Se expresa es que hay un predominio formal por sobre el atributo cromático, que la forma
“contiene” al color “un pino por la forma de su copa y el color”. Color incluido como atributo al percepto:
apertura emocional al ambiente/expresión afectiva controlada por el pensamiento.
Color forma (CF): El objeto no tiene forma definida, predomina el componente cromático. “un pedazo de tela,
color rosa”. Aquí predomina la expresión emocional por sobre el pensamiento. Puede relacionarse con
impulsividad, egocentrismo, labilidad pero también con espontaneidad.
Color puro –C- “sangre por el rojo” implica expresión emocional sin mediación de pensamiento. Dan cuenta de
pura descargar y tendencia a la actuación. Indicador patológico.
Color forzado: Respuestas en las que el sujeto integra el color al concepto, pero no es el color natural del
objeto “dos focas rojas”. Hipotesis interpretativa: afecto artificial, falseado, en la pseudoadaptación.
Color arbitrario: Los colores son utilizados para diferenciar diversas partes de las respuestas., Es un uso
convencional del color y daría lo mismo que sea uno u otro, siempre que se diferencien “lo rosa los pulmones,
los amarillos los riñones…los distintos colores me hacen pensar en distintos órganos como en las láminas de
biología”. Hipotesis interpretativa: la persona responde en términos de lo que siente que la situación requiere,
sin relación con sus propios sentimientos.
Color simbólico (Csim): “rojo como la envidia”. El color toma el lugar y designa a un elemento, objeto u algo
abstracto.
Color nombrado (Cn) y color descripto (Cdes): Simplemente nombra los colores o describe las maneras en
que están dispuestos en las láminas.
Acromático con forma definida (FC´): “Un cohete color blanco”, “un hombre africano por el negro.”
Refiere a los afectos no expresados y da cuenta de una manera más reservada, prudente y disfórica de
responder al mundo exterior. EL color negro y gris podría indicar estado de ánimo triste, inseguro y depresivo
como de hipervigilancia y/o alerta persecutoria. El blanco está asociado a la autoafirmación y confianza en sí
mismo.
(4) Sombreados: Son aquellas respuestas en que el claroscuro, los distintos tonos, inciden en la construcción
del percepto.
Texturas y efectos de superficie: Refiere a las respuestas que utilizan los distintos tonos para dar cuenta de
cualidades táctiles (peludas, rugosas). Son indicador del modo en que el sujeto registra, vivencia y expresa
sus necesidades afecticas de dependencia.
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-Fc: Cualidades de texturas integradas a objetos de formas definidas. Sujeto que tiene Cc y aceptación de las
necesidades y sentimientos propios y ajenos. “un gato peludo”
-cF: Se integra a una forma semidefinida y predomina el componente táctil: “un pedazo de tela rugosa, los
grises y negros me dan esa sensación”. Esto expresa necesidades afectivas menos controladas y más
inmaduras.
-C textura pura: implica que el deseo de contacto no está regulado por el pensamiento, por lo que se daría
una dependencia extrema, necesidad de afecto masiva, indiferenciada, casi física. (Forma y superficie
indiferenciada)
Profundidad diferenciada. Refieren a las respuestas que usan el sombreado para sugerir distancia entre dos o
más objetos –FK. Aspectos importantes: objetivar la angustia poniendo distancia frente a ella, posibilitar el
autoconocimiento, insight y procesamiento psíquico de conflictos. Muestra la presencia de buen nivel
intelectual y pronóstico terapéutico favorable. EL individuo se esfuerza para comprender y tolerar su angustia.
Profundidad indiferenciada o Difusión: Implica el uso de cualidades de sombreado para describir sustancias
difusas que llenan el espacio (niebla, humo). KF con forma semidefinida- K sin forma o forma indefinida.
Ambas se relacionan con la angustia creada por la frustración de necesidades afectivas, y el individuo no ha
erigido defensas adecuadas. En las KF hay cierto control de ella pero hay un excedente que lo desborda. En
K, se habla de angustia flotante pura, sin posibilidad de manejo intelectual.
CONTENIDOS:
Refieren al qué de la respuesta. Se toma en cuenta para el análisis de esta dimensión los ejes: Categorías –
componentes de las categorías – simbolismo. (Se trabajan las 2 primeras)
Contenidos vitales: Son indicador de la habilidad del sujeto para reconocer su propio campo vital, en forma
directa o desplaza en animales. Es esperable que perciban formas humanas. Si faltan se puede inferir
desinterés en las relaciones personales, dificultades en el contacto y la adaptación social, y tendencias
narcisistas severas (su presencia no garantiza lo contrario-hacen falta+ indicadores)
Importa diferenciar entre contenidos humanos y animales completos o incompletos. Denominan a esta fórmula
índice de integración: dependerá de la capacidad y madurez del sujeto la posibilidad de vincularse con objetos
parciales o totales.
Contenidos perturbadores: Tienen una fuerte carga afectica, generalmente de tinte displacentero y
regresivo e indican que la persona muestra algo de lo que le está pasando. También son indicadores de
puntos de fijación de cada sujeto. Si se encuentran pocos puede ser positivo porque nos indica qué le
perturba. SI hay demasiados, nos hablan de personas invadidas por conflictos con pocos recursos para
enfrentarlos.
-Se compone de: arquitectura, plantas, naturaleza, geográficos, arte, abstracciones, ropa.
Frecuencia (populares/originales):
Rorschach las define como aquellas que aparecen al menos una vez cada tres protocolos y las entendía como
indicador de la capacidad de percepción convencional. Respecto a las hipotesis interpretativas relativas a la
presencia de estas: indicador de contacto con la realidad, de capacidad para compartir formas de percibir,
adaptación y consenso.
Índices de interpretación: si son excesivas (más de un 40% del protocolo) podrían indicar pasividad,
sometimiento, falta de creatividad. Una presencia disminuida (menos del 25%) indicaría falta de ajuste a su
medio en tanto demuestra que el sujeto no puedo o no quiere pensar en común con otros.
Fenómenos especiales:
Remitirían a todos aquellos aspectos significativos de la respuesta de un sujeto que escapan a los
determinantes. E su respuesta no transmite solo información sino que lo hace de forma peculiar (diferente
enunciación, posición del sujeto frente a la realidad o al otro).
Considerar al Ro como un método permite tomar en cuenta tanto la info perceptual, como la temática, para
ilustrar la estructura dinámica de la personalidad. Esto nos lleva a implicaciones teóricas y prácticas. La
implicación teórica más importante, para cambiar su denominación, es que no existe y nunca existió, ninguna
teoría totalmente abarcativa del Ro. Lo que debemos saber es porqué funciona el RIM.
Describimos:
a) porque crea una situación de solución de problemas y toma de decisiones a la cual responden los
sujetos como habitualmente responden en su propia vida, revelando mucho acerca del estilo de personalidad
b) porque cre acontecimientos asociados en los cuales el sujeto con frecuencia otorga caracteristicas
prsonales a lo que está percibiendo, revelando necesidades, actitudes, preocupaciones, conflictos, etc.
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d) Permite detectar la fantasmática temática que involucra procesos de proyección y simbolización.
Desde la estructura cognitiva, las personas organizan la experiencia del Ro de la misma manera en que
organizan las experiencias de su vida. De esta forma, las localizaciones las categorías determinantes y
contenido en Ro nos hablan de n sujeto que cata disposicióne para responder a la experiencia en ciertas
formas- lo que configura el conjunto de rasgos que define lo que usualmente es llamado “estructura de la
personalidad”. Y, desde la fantasmática temática, los atributos que los sujetos le atribuyen a las percepciones
de su Ro son proyecciones de su propio mundo interno. Así las formas que adornan los preceptos de las
personas, más allá de las cualidades estructurales de las manchas, surgen las presiones psicológicas
subyacentes. A esto llamamos dinámica de la personalidad.
El Ro admite una visión integradora. Rapaport afirmaba que las respuestas Ro contienen tanto procesos de
organización perceptual en continuidad con la percepción diaria, como procesos asociativos que evocan una
dinámica subyacente de la personalidad. Lo que se percibe y lo que se experimenta, se complementan. El
valor del instrumento reside en que los sujetos vivencien al percibir, simultáneamente, la realidad exterior de
su mundo y la realidad interior de su fantasia.
Las estrategias actuales de interpretación del sistema Comprehensivo de Exner para el Ro incluyen: a)
identificación sistemática de respuestas que parecen incluir elementos proyectados y b) utilización del
contenido temático en estas respuestas para generar hipótesis relativas a los aspectos sobre cómo las
personas se perciben a sí mismas y a los demás. De este modo las estrategias de interpretación del sistema
comprehensivo abarcan un informe cognitivo, cuando infieren que un alto porcentaje de respuestas globales
representa una tendencia a considerar situaciones en forma general y a descuidar detalles, mientras que otras
estrategias abarcan un enfoque temático, cuando infieren que una respuesta de “mellizos siameses” puede
simbolizar preocupaciones que tiene el sujeto respecto de temas de unión y separación con los otros.
La escuela de interpretación del contenido procede hacia la hipótesis según la cual las reaciones a una lámina
específica, pueden considerarse como indicativas del patrón de relación entre Sujeto, su Mundo Interno y el
Mundo Externo.
- Afectivos o emocionales: tono afectivo general (deprimido, espontáneo, rígido, agresivo); sentimientos
respecto de sí mismo (¿responde al medio más que a sus emociones? ¿se acepta a sí mismo?); capacidad
de responder a otros (cómo se relaciona con otros, si goza del intercambio social, si se siente cómodo con
otros); reacción al estrés emocional; control de impulsos y de afectos.
- Aspectos del funcionamiento del yo: fuerza del yo (sentido de realidad, claridad de sus percepciones,
autoevaluación); áreas de conflicto; defensas.
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Otegui. Apuntes freudianos: elementos básicos para la diferenciación clínica entre
neurosis y psicosis (F. 90958)
Se puede afirmar la existencia de tipos clínicos, estos responden a una estructura, o se podría decir que para
cada época la estructura posibilita un conjunto limitado de tipos clínicos. Pero los elementos en juego en cada
caso, si bien participan de la configuración del tipo clínico, solo cobran sentido en la lógica propia de cada
sujeto.
De la lectura de los textos freudianos, se extrae un modelo energético que da cuenta del proceso subyacente
a las psicosis. Nos habla de un proceso de retracción de libido, el desasimiento libidinal con regresión al yo, el
extrañamiento respecto del mundo exterior parece haber implicado el retiro de la libido de las personas y
cosas del mundo exterior pero sin sustituirlas por otras en su fantasia. Freud introduce la nocion de
narcisismo, y expresa respecto a la psicosis que el estancamiento de la libido en el yo daría cuenta de un
narcisismo secundario producto de la enfermedad, que es posible ya que en el desarrollo de la libido existio el
narcisismo primario, donde el yo y el objeto coinciden. Es en razón de este dinamismo, que Freud explicara
algunos fenómenos de las psicosis, como el delirio de grandeza o la megalomanía, producto de este
agrandamiento libidinal del yo y ese estancamiento de la libido.
Lombardi explica que “la introversión de la libido se presenta como una fractura radical, un desarreglo
estructural y económico. Fractura radical que nos habla de la imposibilidad de que la salida pueda plantearse
en términos de una vuelta a ningún estado anterior. Puede haber intentos de recatectizar el mundo exterior,
pero luego de esta fractura, este intento tendrá la forma de una restitución delirante…”.
En “Neurosis y psicosis” Freud explica: “según todos los resultados de nuestro análisis, las neurosis de
transferencia nacen a consecuencia de la negativa del yo a acoger una poderosa tendencia instintiva
dominante en el Ello y procurar su descarga motora. El yo se defiende entonces de la misma por medio del
mecanismo de represión, pero lo reprimido se libera contra ese destino y procura una satisfacción sustitutiva,
el síntoma, que se impone al yo como una transacción, el yo encuentra alterada y amenazada su unidad por
tal intrusión y continua luchando contra el síntoma, y de todo esto resulta el cuadro patológico de la neurosis”.
En la neurosis se evita, como huyendo de él, un trozo de realidad, que en la psicosis es elaborado y
transformado. En la psicosis, a la fuga inicial se sigue una fase activa de transformación y en la neurosis, a la
obediencia inicial, una ulterior tentativa de fuga. La neurosis no niega la realidad, se limita a no querer saber
nada de ella. La psicosis la niega e intenta sustituirla.
Existe entre la neurosis y la psicosis una nueva analogía consistente en que ambas fracasen parcialmente en
la labor emprendida en su segundo avance, pues ni el instinto reprimido puede procurarse una satisfacción
completa, ni la representacion de la realidad se deja fundir en las formas satisfactorias. En la psicosis el
acento carga exclusivamente sobre el primer avance, patológico ya de por si y que solo puede conducir a la
enfermedad, y en cambio en la neurosis sobre el segundo, sobre el fracaso de la represión, mientras que el
primer avance puede producirse innumerables veces dentro de la salud.
La neurosis se limita regularmente a evitar el fragmento de realidad de que se trate y protegerse de todo
encuentro con él. Pero la precisa diferencia entre neurosis y psicosis queda mitigada por el hecho de que
tampoco en las neurosis faltan las tentativas de sustituir la realidad indeseada por otra mas conforme a los
deseos del sujeto. Semejante posibilidad es facilitada por la existencia del mundo de la fantasia, y de este
mundo de la fantasia extrae la neurosis el material para sus nuevos productos optativos, hallándolo en el por
medio de la regresión a épocas reales anteriores mas satisfactorias.
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También en la psicosis desempeña seguramente el mundo de la fantasia este mismo papel, constituyendo
también el almacen del que son extraidos los materiales para la construcción de la nueva realidad. Pero el
nuevo mundo exterior fantástico de la psicosis quiere sustituirse a la realidad exterior, mientras que el de la
neurosis gusta de apoyarse en un trozo de realidad y le presta una significación especial y un sentido oculto
(simbolico).
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