COVID-19, solidaridad social, salud pública y libertad personal: respuesta a la ilegalidad de las detenciones por
violación al toque de queda
L
a crisis sanitaria que ha provocado la
expansión del COVID-19 alrededor del
mundo –incluyendo a la República
Dominicana como Estado víctima–, ha
generado la obligación imperiosa del
debate jurídico sobre las medidas a tomar. En respuesta al
ensayo titulado “¿Ya cenó? Pues no la suban”: ilegalidad de las
detenciones por violación al toque de queda,1 de mi gran amigo
Anderson Dirocie, pretendo contribuir al debate de
nuestra situación actual, conmovido con la idea de debatir
mis criterios frente a frente con compañeros de vivencias
académicas, profesionales y personales.
Nos situamos ante la problemática central que
relata este aporte académico, circunscrito a la
promulgación del Decreto 135-20 del Poder Ejecutivo que
estableció un “toque de queda” durante el estado de
emergencia al que se sujeta hoy el Estado dominicano. A
partir de esta disposición, la Policía Nacional ha decidido
unilateralmente:2
(i) Detener a toda persona que se encuentre en la vía
pública durante la hora establecida para el toque
de queda,3 disponiendo de su libertad al día
siguiente y a partir de la hora de levantamiento del
toque de queda,
(ii) Ingresar a las personas detenidas al centro policial
o de detención más cercano;
(iii) Obligar a las personas detenidas a realizar
ejercicios físicos y emitir disculpas verbales,
captados por audiovisuales; y
1 DIROCIÉ DE LEÓN, Anderson. “¿Ya cenó? Pues no la suban”: ilegalidad
de las detenciones por violación al toque de queda [en línea]. Santo Domingo:
Scribd, 2020 [consulta: 8 de abril de 2020]. Disponible en:
https://es.scribd.com/document/455434441/Ya-ceno-Pues-no-la-suban-
ilegalidad-de-las-detenciones-por-violacio-n-al-toque-de-queda-Por-Anderson-
Dirocie.
2 Estas disposiciones no provienen de ley, reglamento, resolución o
disposición oficial de algún órgano del Estado, sino que han sido
recogidos de artículos, reportes y ruedas de prensa.
3 Ley núm. 63-17, de Movilidad, Transporte Terrestre, Tránsito y
Seguridad Vial de la República Dominicana. Art. 4.52: Vía pública: Espacio
urbano, suburbano o rural de uso público destinado al tránsito de personas y vehículos,
conformado por una calzada, por donde deben transitar los vehículos motorizados y no
motorizados, y las aceras por donde deben transitar los peatones. También se entenderá
como vía pública para los fines de tránsito de acuerdo con esta ley, el camino privado
que esté de algún modo sujeto a servidumbre pública.
Luis R. Regalado Reyes
9 de abril de 2020
(iv) Obligar a las personas detenidas a pagar multas de
hasta dos mil pesos dominicanos (RD$2,000.00) y
realizar trabajos de interés comunitario,
especialmente la recogida de basura en
coordinación con el Ayuntamiento
correspondiente.
La construcción de esta problemática parte de que
la Ley 21-18, de los Estados de Excepción, no establece
sanciones para quienes incumplan o se resistan a las
órdenes de las autoridades competentes en estos estados de
excepción más que las contenidas en las Leyes vigentes.4
Esto ha obligado a que consultores jurídicos, fiscales y
abogados nos sumerjamos en la Ley en busca de tipos
penales que sustenten una práctica sancionatoria –penal o
administrativa, siendo a través de multas en el último de
los casos–. Esto me permite ampliar el debate a partir del
referido ensayo y establecer mis criterios concurrentes y
disidentes sobre el apremio y la imposición de multas u
otras obligaciones a quienes violenten el toque de queda.
Empezando por el segundo de los aspectos –
alterando el orden discursivo por cuestiones de lógica
argumentativa de lo que se abordará más adelante– acerca
de las multas a imponer, la Ley ya contempla disposiciones
sancionatorias a este respecto. En ese sentido, el Código
Penal dominicano sanciona con multas –actualmente
irrisorias, dos (2) y tres (3) pesos– contra quienes “…
infringieren las reglas higiénicas o de salubridad,
acordadas por la autoridad en tiempo de epidemia o
contagio”.5 Igualmente, Ley de Salud Pública, dispone
multas de uno (1) a diez (10) salarios mínimos a aquellas
personas que incumplan “… las medidas dispuestas por la
SESPAS6 para prevenir y controlar las enfermedades
transmisibles, al igual que las prescripciones de carácter
sanitario”.7 Todo esto determina el carácter de orden
público sobre estas violaciones al toque de queda.
4 Ley 21-18, Orgánica sobre regulación de los Estados de Excepción
contemplados por la Constitución de la República Dominicana. Art. 32:
Sanciones. El incumplimiento o resistencia a las órdenes de las autoridades competentes
en los estados de excepción será sancionado de acuerdo con las disposiciones de las leyes
vigentes.
5 Código Penal dominicano. Art. 475.25: Incurrirán en la pena de multa de dos
a tres pesos inclusive: (…) 25.- Los que infringieren las reglas higiénicas o de
salubridad, acordadas por la autoridad en tiempo de epidemia o contagio. (…).
6Entendiendo el término “SESPAS” como Secretaría de Estados de Salud
Pública y Asistencia Social, hoy conocido como el Ministerio de Salud Pública y
Asistencia Social (MISPAS).
7 Ley núm. 42-01, General de Salud. Art. 153.1: Se consideran violaciones a
la presente ley, y serán sancionadas con multas que oscilarán entre uno y diez veces el
salario mínimo nacional establecido por la autoridad legalmente competente para ello,
o mediante ley especial, los siguientes hechos: (…) 2.- Incumplir las medidas dispuestas
por la autoridad sanitaria para el manejo, destrucción o esterilización de los productos

De aquí, solo nos queda una cuestión a establecer
para imponer estas sanciones, en lo relativo al debido
proceso: ¿cuál es la autoridad encargada de imponer estas
multas? En este caso, la propia Ley dispone que tanto el
Ministerio de Salud Pública (en lo adelante “MISPAS”),
como el Ministerio Público (en lo adelante “MP”) podrá
investigar sobre la infracción, y luego la misma será
sometida por el MP,8 y bajo la jurisdicción ordinaria que
aplique –siendo en este caso, en materia penal, la acción
pública–.
Por tanto, partimos del hecho de que las multas a
imponer en estos casos (i) no pueden ser impuestas
directamente por agente de la Policía, y (ii) no será por
montos de hasta dos mil pesos (RD$2,000.00), sino de diez
mil setecientos treinta pesos (RD$10,730.00) hasta ciento
siete mil trecientos pesos (RD$107,300.00).
Refiriéndonos al apremio, como medida punitiva
para estos casos, sabemos que el estado de emergencia
aprobado por el Congreso –y utilizado por el Poder
Ejecutivo bajo criterios de la Organización Mundial de la
Salud (OMS)–, ha permitido que se prescinda del derecho
fundamental al libre tránsito.9 Sin embargo, tal como
expresa Dirocie en su aporte, este permiso constitucional
no ha sido otorgado para violentar la libertad y seguridad
personal.10 En este caso, el Estado debe seguir respetando
las formalidades constitucionales y legales para aplicar
medidas privativas de libertad.
Cabría entonces cuestionarnos: ¿las medidas
ejercidas por la Policía Nacional, en la forma precisa como
se están ejecutando, constituyen una violación a la Carta
Magna? Sobre este asunto, excluiremos algunas
formalidades que exige la Constitución para el apremio,
como las relativas a la identificación del personal policial,11
el derecho a la debida información de la persona detenida
sobre sus derechos,12 y la responsabilidad del hecho
o sustancias que se consideren peligrosos, por favorecer la propagación de enfermedades
y provocar daños a la salud de la población; (…).
8 Ley núm. 42-01, General de Salud. Art. 161.
9 Constitución dominicana. Art. 46: Libertad de tránsito. Toda persona que se
encuentre en territorio nacional tiene derecho a transitar, residir y salir libremente del
mismo, de conformidad con las disposiciones legales. (…).
10 Constitución dominicana. Art. 40: Derecho a la libertad y seguridad personal.
Toda persona tiene derecho a la libertad y seguridad personal. (…).
11 Constitución dominicana. Art. 40.2: Toda autoridad que ejecute medidas
privativas de libertad está obligada a identificarse; (…).
12 Constitución dominicana. Art. 40.3: Toda persona, al momento de su
detención, será informada de sus derechos; (…).
13 Constitución dominicana. Art. 40.8 y 40.11: Nadie puede ser sometido a
medidas de coerción sino por su propio hecho; (…); Toda persona que tenga bajo su
guarda a un detenido está obligada a presentarlo tan pronto se lo requiera la autoridad
competente; (…).
14 Decreto núm. 142-20, de fecha 2 de abril de 2020 [en línea]. Extraido
de: http://www.consultoria.gov.do/Documents/GetDocument?reference=6804eef3-
2c45-4f9b-add3-274b90f3f6cc.
propio,13 pues muchas de estas han sido respetadas por la
Policía hasta el momento.
Podemos entonces reiterar que la práctica de la
Policía Nacional ha consistido en el apremio corporal del
sujeto infractor del toque de queda, su traslado al centro
de detención, y su libertad inmediata al levantamiento del
día siguiente. Siendo el Decreto 142-20, del 2 de abril de
2020, la disposición ejecutiva de vigencia más reciente a
tomar como referencia, podemos observar que el toque de
queda impuesto se circunscribe a una franja horaria de
cinco horas de la tarde (5:00PM), a seis horas de la mañana
(6:00AM),14 lo que impide que las detenciones excedan las
trece (13) horas. Esto, permite cumplir con las
formalidades de la Carta Magna en lo relativo al período
límite de cuarenta y ocho (48) horas para presentar a un
sujeto detenido ante las autoridades judiciales.15
Por último, nos tocaría analizar otra de las
formalidades que exige la detención o apremio corporal y
es la que de que nadie pueda ser detenido sin orden judicial
previa, salvo en caso de flagrante delito,16 es decir, que sea
encontrado in-situ cometiendo la infracción. Sobre esto,
nuestro Código Procesal Penal permite que la Policía
proceda a arrestar a un sujeto sin orden previa cuando es
sorprendido en el momento de cometer el hecho.17
Ponderando este caso excepcional, ¿permitiría esta
disposición legal que estas detenciones se realicen? Pues,
en algunas ocasiones si y en otras no. Nuestra Constitución
dispone que, en el ejercicio de la potestad sancionadora
(imposición de multa), la Administración Pública no podrá
imponer la privación de libertad.18 Igualmente, el propio
Código Procesal Penal establece, textualmente, que “… en
ningún caso se puede practicar el arresto cuando se trate
de infracciones de acción privada o de aquéllas en las que
no está prevista pena privativa de libertad”,19 lo que nos
obliga aún a entender que deberá existir un tipo penal del
que su hecho punible se presuma al momento en que un
sujeto salga a la vía pública en toque de queda, y que este
15 Constitución dominicana. Art. 40.5: Toda persona privada de su libertad será
sometida a la autoridad judicial competente dentro de las cuarenta y ocho horas de su
detención o puesta en libertad. (…).
16 Constitución dominicana. Art. 40.1: Nadie podrá ser reducido a prisión o
cohibido de su libertad sin orden motivada y escrita de juez competente, salvo el caso de
flagrante delito; (…).
17 Código Procesal Penal dominicano. Art. 244: Arresto. La policía debe
proceder al arresto de una persona cuando una orden judicial así lo ordene. La policía
no necesita orden judicial cuando el imputado: 1) Es sorprendido en el momento de
cometer el hecho punible o inmediatamente después, o mientras es perseguido, o cuando
tiene objetos o presenta rastros que hacen presumir razonablemente que acaba de
participar en una infracción; (…).
18 Constitución dominicana. Art. 40.17: En el ejercicio de la potestad
sancionadora establecida por las leyes, la Administración Pública no podrá imponer
sanciones que de forma directa o subsidiaria impliquen privación de libertad.
19 Código Procesal Penal dominicano. Art. 244, in fine: (…) En ningún caso
se puede practicar el arresto cuando se trate de infracciones de acción privada o de
aquéllas en las que no está prevista pena privativa de libertad. (…).
contenga penas privativas de libertad en la Ley, todo ello
al margen de que su responsabilidad penal sea
verdaderamente comprometida. Como criterio, se podría
considerar un motivo legítimo para el arresto la propia Ley
de Salud Pública:
Se consideran crímenes y serán sancionados con penas de dos (2) a
diez (10) años de reclusión o multas que oscilarán entre veinticinco
y cincuenta veces el salario mínimo nacional establecido por la
autoridad legalmente competente para ello o por la ley, las siguientes
infracciones: (…) 2.- Introducir al país, cultivar o mantener
microorganismos, cultivos bacterianos, virus, hongos patógenos y
vectores transmisores de enfermedades, sin autorización de la
SESPAS o en laboratorios que no reúnan las condiciones necesarias
de seguridad que eviten su propagación; (…).20
Examinando la conducta del sujeto, es poco
probable que el individuo se apersone en la vía pública con
fines de contagio y propagación, más no debe ser un
supuesto penalmente descartable, como lo sería en el caso
de actos de terrorismo biológico. Viéndolo desde esta
perspectiva, se plantean supuestos altamente riesgosos en
sentido abstracto, más realmente proporcionales en el
análisis en concreto de nuestro estado actual ante una
pandemia mundial, un estado de emergencia sanitaria
nacional y ante las medidas de distanciamiento social y la
suspensión de la mayor parte de las actividades
comerciales y laborales a nivel local. Este análisis, por su
parte, también encontrará criterios de respaldo en la Carta
Magna.
Al referirnos al criterio de análisis anterior,
encontramos el contenido del texto constitucional que
establece que “… las medidas de coerción, restrictivas de
la libertad personal, tienen carácter excepcional y su
aplicación debe ser proporcional al peligro que tratan de
resguardar”.21 En otras palabras, existirá un análisis de
proporcionalidad que estime si la medida a imponer es
realmente necesaria para mitigar los riesgos que provoca
el sujeto en cuestión.
Estamos hablando de que, al momento de que un
individuo irrumpe con el toque de queda, está violentando el
derecho fundamental a la salud de los individuos, que
consagra nuestra Constitución, texto que obliga al Estado
a “… velar por la protección de la salud de todas las
personas, (…), así como procurar los medios para la
prevención y tratamiento de todas las enfermedades,
(…)”.22 Esto, se suma al deber fundamental de los
individuos de:
Actuar conforme al principio de solidaridad social, respondiendo con
acciones humanitarias ante situaciones de calamidad pública o que
pongan en peligro la vida o la salud de las personas; (…).23
20 Ley núm. 42-01, General de Salud. Art. 156.2.
21 Constitución dominicana. Art. 40.9.
22 Constitución dominicana. Art. 61.
En otras palabras, el Estado se verá en la obligación
de realizar un análisis profundo con este compromiso de
agente protector del desarrollo humano y social de los
individuos, disponiendo de medidas drásticas y criterios
evaluativos que, apegados a la legalidad y
proporcionalidad, puedan hacer un equilibrio adecuado
de los derechos e intereses individuales y colectivos de los
ciudadanos. Dependerá entonces de que las autoridades
determinen si los elementos de típicos y punibles
anteriormente presentados son elementos suficientes para
consentir estas prácticas, y así propiciar el combatir contra
quienes infringen el toque de queda resguardando las
garantías fundamentales necesarias.
Por último, en lo relativo a los actos de retractación,
degradación y exposición pública, es violatorio a la
Constitución todo acto que los agentes policiales realicen
con miras a denigrar a estos ciudadanos ante los medios de
comunicación y redes sociales. Esto así ha sido
propugnado por nuestra Carta Magna, al resguardar “…
el derecho al honor, al buen nombre y a la propia
imagen”.24 Si bien los actos de desafío público a la
autoridad –incluso de amenaza– no son permitidos por la
Ley y pueden ser reivindicados por los ciudadanos de
manera pública, no es menos cierto que las autoridades
tienen un límite de accionar a la hora de realizar estas
detenciones, donde no pueden obligar a estos individuos a
dar tales declaraciones sin su consentimiento, ni a realizar
actividades físicas como represalia, mucho menos captar
estos actos con intención difusora.
Como punto de inflexión final, debemos de
entender los excesos son nocivos en circunstancias
excepcionales, y de ello el Derecho no se escapa. Si bien
una interpretación apegada a los principios de taxatividad
de la norma penal y legalidad estricta son idóneos en la
materia, debemos recordar que los instrumentos jurídicos
no son más que normas que plasmas en el papel lo que,
con hechos, el ser humano vive. En esta ocasión, nos
encontramos ante una realidad donde la excesiva
taxatividad de la norma nos podría segar de ponderar e
interpretar la Constitución como un estatuto de bienestar,
más que de libertad. Dicho esto, solo nos queda
mantenernos en constante estudio de la norma y la
situación sanitaria actual, incentivando las buenas
prácticas y el respeto a la Ley y las autoridades. Asimismo,
estamos llamados a exigir y fiscalizar las actuaciones del
Estado con el único propósito del bienestar individual y
social ante estas jornadas de desasosiego e incertidumbre.
23 Constitución dominicana. Art. 75.10.
24 Constitución dominicana. Art. 44.
 BIBLIOGRAFÍA:

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