Вы находитесь на странице: 1из 7

Pontificia Universidad Javeriana

Procesos Políticos Colombianos


Sara Medina y Sofía Niño
Parcial No. 2

TENENCIA Y CONTROL DE LA TIERRA:BASES DEL CONFLICTO EN


COLOMBIA

Desde el proceso de independencia, los países de la región tuvieron una transición lenta y
compleja del orden colonial al orden liberal. Esto debido, entre mucha razones, a
contraposiciones políticas e ideológicas sobre cuál era el mejor modelo en un momento clave
para la construcción de los Estados. Estas divisiones consolidaron una base fiscal débil, que
en el caso colombiano, conllevo a un ordenamiento territorial deficiente, a lo que se sumó la
invisibilización de la población rural y de sus necesidades, la ilegalidad, el conflicto y las
fallas institucionales.

El presente ensayo pretende poner sobre la mesa distintos argumentos que sustenten la idea
de que, como lo dice (Reyes, 2008) ​la violencia en Colombia puede explicarse, en gran parte,
por las dinámicas territoriales que se han dado en el sector rural del país, así como la creación
y fortalecimiento de dominios armados sobre la población. En la medida en que el Estado no
recupere el dominio político, militar y administrativo sobre su territorio, problemáticas como
la concentración de la tierra, diferentes grados de desigualdad y pobreza entre regiones, y una
gran masa campesina despojada, seguirán latentes.

Este texto se dividirá en dos grandes ramas. En primer lugar, se hará un recuento, y posterior
análisis, de los sucesos más representativos relacionados con la tierra y el desarrollo rural en
Colombia. Así mismo, se incluirá una perspectiva comparada sobre casos puntuales de países
vecinos que puedan contribuir a la discusión. Todo esto para desembocar la segunda parte del
escrito, son una ubicación temporal mucho más actual, en la que los acuerdos firmados en el
proceso de paz con las FARC son clave.

Por consiguiente, se tomará en cuenta solo el primer punto del acuerdo final, donde es
pactada la reforma rural integral, para analizar si lo que allí está propuesto responde a las
problemáticas relacionadas con la propiedad y las condiciones socio-económicas de la
población rural, anteriormente expuestas. Por último, se hará una revisión acerca de la
situación actual del país, alrededor de esta temática, y cómo se ha manejado la
implementación de las propuestas y programas del acuerdo en el posconflicto, así como la
postura y disposición de los recientes Gobiernos, para enfrentar uno de los problemas más
importantes en la historia del país.
DESARROLLO

A. ​Seguido de la euforia producida por la victoria frente a la corona española, latinoamérica


se enfrentaba a un reto mucho más grande: empezar la conformación de estados
independientes, soberanos y lo suficientemente prósperos para mantenerse en el tiempo. Este
proceso de formación del Estado debía incluir no solo el manejo de la población, sino
también del territorio; como se verá más adelante, ninguno de estos se logró con éxito en el
caso colombiano.

La poca experiencia y conocimientos en materia administrativa, fue consolidando vacíos


institucionales, que unidos a una comunicación deficiente entre Estado y ciudadanos,
empezarían a ser las primeras muestras de la debilidad estatal. Como lo menciona Machado,
la mayoría de países de América Latina tienen un rasgo histórico en común: no supieron
abordar la cuestión de la tierra de forma adecuada. Iniciaron procesos de reforma agraria bajo
presiones de las clases terratenientes, sin seguir un modelo claro (Machado, 2014). Sin
embargo, esto corresponde un salto muy grande en el tiempo, dejando de lado sucesos
relevantes para entender el problema de la tierra en Colombia.

Primero es necesario situarse en el siglo XIX, durante la colonia, en la que se inició la


distribución de tierras en Colombia, y la cual se extendería hasta el siguiente siglo (Ibáñez y
Muñoz, 2011). Consistía en la asignación de tierras baldías a personas que estuvieran
dispuestas a ocupar y trabajar la tierra en aras de volverla productiva. Todo esto con fines de
generar recursos para afrontar las deudas de guerra. Sin embargo, el principal resultado de
esto fue la conformación de nueva élites y poderes regionales, que poco a poco empezaron a
llevarle ventaja al Estado, el cual no parecía estar facultado en tener control en gran parte de
su territorio.

Se puede decir que desde este momento, el Estado colombiano ha favorecido a las haciendas,
lo que contribuyó a su aumento tanto de extensión territorial como de índices de producción
De forma paralela, se estaba consolidando la economía cafetera, que remarcó los poderes
regionales dados e influyó en la conexión de los territorios a nivel nacional, pero también con
los mercados internacionales. Sin embargo este protagonismo, les otorgaba a dichas élites la
capacidad de influir en las decisiones de política pública en el país.

Como una estrategia para alivianar la tensión producida entre grandes terratenientes y
colonos por la escasez y apropiación de tierras, el Estado decidió promover la colonización de
tierras, así estas se encontraran fuera de de la frontera agrícola. Esto se dio de manera
desordenada, sin contra con la supervisión ni los fondos suficientes. Entre los principales
sucesos que se dieron en el siglo XX en relación al problema de la tierra en Colombia se debe
resaltar:
● La ley 200 de 1936 o ley de tierras: tenía como principal objetivo lograr un
ordenamiento territorial, para que el Estado recuperara las tierras baldías que habían
sido ocupadas de forma ilegal. Entre otros fines, Ibáñez y Muñoz mencionan la
reglamentación de condiciones para la expulsión de arrendatarios, fomentar la
explotación productiva de la tierra, y sobre todo, emprender un programa de Reforma
Agraria (Ibáñez y Muñoz, 2011). Sin embargo, esta terminó favoreciendo a los
mismos actores de siempre a través de herramientas como créditos y asistencia
técnica; esto contribuyó a concentrar aún más la propiedad, acrecentando la brecha
social.
● La Ley 135 de 1961: impulsada por el gobierno Lleras, con la cual se creó el Instituto
Colombiano para la Reforma Agraria (INCORA), al cual se asignó la ejecución del
programa de Reforma Agraria, concentrándose en la asignación de predios baldíos.
Además se implementaron “políticas públicas que favorecieron a los grandes
productores y promovieron la modernización de sus predios” (Ibáñez y Muñoz, 2011).
Esto generó grandes presiones de los grandes propietarios de la tierra, lo cual
desembocó en la firma del Pacto Chicoral; se dio paso al desmonte de las
intervenciones del INCORA, así como a la colonización de localidades periféricas.
También estableció la renta presuntiva, que según Fajardo, cerró cualquier posibilidad
a una distribución de tierras. Es importante señalar todo esto se daba en el contexto
del plan LASO, que terminó dirigiendo estas acciones como una estrategia contra
insurgente ante el malestar campesinado.
● Ley 160 de 1994: la dinámica que se estableció con respecto a la propiedad era la
identificación de tierras por parte de los campesinos, para pasar a negociar el precio
de compra con los propietarios e informar al Instituto Colombiano para el Desarrollo
Rural (INCODER) para proceder con la transacción. Como los anteriores intentos por
solucionar el problema de tierras en Colombia, estas accione sus programas no
tuvieron largo alcance a nivel territorial. En este punto, el conflicto interno se
intensificó, entre otras razones, por la lucha de la tierra.

B. ​Desde los años ochenta, se han ejecutado transformaciones estructurales en los mercados,
con el fin de abrir las economías y buscar el crecimiento en este ámbito, bajo procesos de
globalización. Este modelo, conocido como el neoliberalismo, ha dejado de lado el tema de la
reforma agraria redistributiva, debido a que sostiene que toda sociedad rural debe seguir un
modelo modernizador homogéneo, donde los productos ineficientes deben salir de la
actividad rural y dedicarse a otros sectores, lo cual lleva a desconocer procesos históricos en
muchos de los países que no lograron salir de las formas señoriales de explotación en las
zonas rurales, como lo es Colombia (Machado, 2009).
Si bien las leyes mencionadas en el punto anterior, son un reflejo de que a lo largo del siglo
pasado se hicieron algunos intentos por generar una redistribución de la propiedad, estas
nunca se tradujeron en una transformación social, político y económica real, para el sector
rural del país (Ibáñez y Muñoz, 2011). Estos dió paso a la explosión de muchos de los
conflictos vividos por el país, teniendo en cuenta que el Estado había perdido el control
territorial de lo que en su momento se conocieron como Repúblicas independientes. Se puede
entender entonces, el ideal que da origen a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC); un descontento por la cuestión agraria, sumado al abandono Estatal y el
monopolio de poder político por parte de las clases burguesas y latifundistas.

Por todas estas razones, no es sorpresa que dentro del Acuerdo Final con las FARC en el
Gobierno de Juan Manuel Santos, el primer punto pactado haya sido el de la Reforma Rural
Integral. Teniendo en cuenta alguno de los principios que allí son expuestos, como lo son la
transformación estructural, el desarrollo integral del campo, la priorización de los territorios
más vulnerables, la regularización de la propiedad, la presencia del Estado y sobre todo, la
democratización del acceso y uso adecuado de la tierra, podemos analizar cómo se pretenden
resolver deudas históricas que el país tiene con el campesinado colombiano y los pequeños
propietarios de tierra.

‘‘​ Que a juicio del Gobierno esa transformación debe contribuir a reversar los efectos del conflicto y
a cambiar las condiciones que han facilitado la persistencia de la violencia en el territorio. Y que a
juicio de las FARC-EP dicha transformación debe contribuir a solucionar las causas históricas del
conflicto, como la cuestión no resuelta de la propiedad sobre la tierra y particularmente su
concentración, la exclusión del campesinado y el atraso de las comunidades rurales, que afecta
especialmente a las mujeres, niñas y niños’’. ​(pg. 10)

Como lo dicen (Perea, 2010) en su texto Colonización en armas y narcotráfico, la cuestión


agraria es un telón de fondo de la guerra y esto lo podemos ver ejemplificado en que las
FARC, en su mayoría, estuvo conformada por reclutas campesinos. Además, debemos tener
también en cuenta, que a lo largo de siglo, la ubicación de los grupos alzados en armas,
coincidieron con aquellas regiones donde se presentaron los diferentes conflictos agrarios.
Las víctimas del conflicto por despojo de tierras, se vieron sometidas a varios causas para
perder su parcela; uno de ellos es el abandono por violencia, en el sentido que un actor
armado invadiera el territorio y básicamente se vuelve sostenible seguir habitando el espacio,
por ende, familias enteras abandonan el lugar.

En segunda instancia, nos encontramos con el fenómeno de desplazamiento forzado, donde la


intención directa del actor armado, es tomar la tierra de otro por vía ilegal, es decir, a través
de las armas. Luego de pasados los determinados sucesos, las víctimas pretendían obtener su
tierra de vuelta, pero el problema radicaba que no existían pruebas suficientes para hacer el
reclamo ante alguna medida judicial, lo que entonces, desencadenaba el conflicto agrario o el
descontento mismo de la población despojada, donde la única instancia considerable, era
unirse a un grupo guerrillero para lograr realizar sus reclamos.

Debido a lo anterior resulta realmente importante, que a raíz del punto primero del acuerdo,
se hayan creado extensiones del Estado para resolver este problema estructural. La Unidad de
Restitución de Tierras, es un excelente ejemplo, debido a que ya no es la víctima la que tiene
el deber de demostrar ante el Estado que le han usurpado su pedazo de tierra, sino que por el
contrario, la Unidad asume la carga de la prueba, las recolecta y así representa a las víctimas.

Por todo esto, es pertinente afirmar que el primer punto del acuerdo entre las FARC y el
Estado responde, por lo menos en el papel, a algunas de las problemáticas como la frontera
agraria; se pretende fomentar el nivel productivo de la tierra sin dejar de lado las zonas de
reserva que deben ser protegidas dentro del territorio. Así mismo, se establecen algunos
mecanismos para la resolución de conflictos de tenencia, estímulos a la economía solidaria y
cooperativas, que pueda generar ayudas reales a la población campesina.

C. Uno de los puntos centrales dentro de la Reforma Rural Integral, son los Programas de
Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), el cual tiene como objetivo lograr la
transformación estructural del campo, donde se asegure el bienestar, el desarrollo de la
economía campesina y las diferentes formas de organización comunitaria. Los niveles de
pobreza y el grado de afectación por el conflicto armado, son factores determinantes para la
focalización de recursos dirigidos a estos municipios; entre mayor afectación, mayor agilidad
para el desembolso de los recursos. Son 16 las subregiones en las que están siendo
desarrollados los PDET, entre las que se están los Montes de María, el Catatumbo, el sur de
Bolívar, entre otros.

El problema radica en que todo indica que el gobierno actual no se encuentra cumpliendo a
cabalidad con lo pactado en materia presupuestal o voluntad política. Según el artículo del
Espectador, ​Así van los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial, ​este es “​punto que
tiene mayores rezagos, según los sectores que hacen seguimiento a este
acuerdo.”(Colombia2020, 2019). A tres años de la forma del acuerdo, muchos de los
proyectos que pretenden saldar la deuda histórica que, hasta el día de hoy, mantiene el Estado
con estos territorios, apenas está en una primera fase de implementación.

Podemos ver lo anterior plasmado, en que según el Primer Informe de Seguimiento


Multi-partidista del Congreso Nacional de la República a la implementación del Acuerdo de
Paz del 2019, el gobierno de Iván Duque ha generado una serie de restricciones
presupuestales para las entidades del Estado que tienen como tarea lograr la implementación
del Acuerdo Final con las FARC. El Plan Plurianual de Inversiones para el cuatrienio del
Presidente Duque incluyó 37,1 billones que deberán ser destinados a la implementación del
Acuerdo de Paz, pero durante el presupuesto presentado por el Gobierno Nacional, se decidió
solamente ejecutar 9,8 billones de pesos para la implementación, lo que se traduce en tan sólo
un 40% de inversión sobre lo esperado. Lo curioso, es que dentro de estos 9,8 billones, el
41% de los proyectos de paz incorporan programas de política social general, es decir, no
existe ninguna focalización territorial. Otro dato importante de traer a colación, es que
agencias que son apéndices de la implementación tales como la Agencia Nacional de Tierras
o la Agencia de Desarrollo Rural sufren recortes presupuestales de más del 10%. Se
presentan, además en el informe, datos poco alentadores sobre el desarrollo de los municipios
PDET, donde se muestra que inversión realizada a través de obras de infraestructura
comunitaria en los municipios PDET (56,4 miles de millones) equivale al 0.08% del costo
total requerido para su materialización (70,1 billones) según lo acordado.

Por último, es válido señalar la crisis que se está dando no solo en el país, la región sino en el
mundo: el COVID 19. Entre muchos de los sectores que se están viendo afectados por esto, la
economía juega un papel fundamental en el desarrollo del país, y entre eso, en la realización
de los PDET. Alejandro Reyes, aborda un enfoque que parece relevante para la discusión
planteada a lo largo de este ensayo: el desarrollo rural como la única opción para afrontar la
crisis.

“El desarrollo rural pospandemia debe superar el trauma masivo del conflicto armado y
para ello debe invertir más donde la guerra desplazó y confinó a la población campesina,
donde se destruyó la economía y el tejido social, y donde el poder estatal fue reemplazado
por el crimen organizado que explota mercados ilegales” (​ Reyes, 2020).

Para bien o para mal, Colombia ha centrado su economía en el agro. Este es el momento de
sacarle provecho a sus recursos naturales, su experiencia y su población campesina. Sin
embargo, será imposible aumentar la productividad de la agricultura, en la medida en que no
se le dé énfasis al desarrollo territorial. La desintegración territorial es y será siendo la fuente
de muchas problemáticas políticas y sociales del país; es tiempo de un cambio.

Bibliografía

- Perea, C. (2010). Colombia, preguntas y respuestas sobre su pasado y presente:


Colonización, ciudadanía en armas y narcotráfico. Universidad de los Andes. CESO.
Bogotá, Colombia.
- Congreso Nacional de la República. (2019). ¿En qué va el Acuerdo de Paz a un año
de Gobierno Duque?: seguimiento multi-partidista a la implementación del Acuerdo
de Paz. United State Institute of Peace. Bogotá, Colombia.
- Colombia2020. (2019, 1 de Noviembre). Así van los Programas de Desarrollo con
Enfoque Territorial. ​El Espectador. ​ ecuperado
R de:
https://www.elespectador.com/colombia2020/territorio/asi-van-los-programas-de-desa
rrollo-con-enfoque-territorial-articulo-888910
- Ibáñez, A y Muñóz, J. (2011). La persistencia de la concentración de la tierra en
Colombia: ¿Qué pasó entre 2000 y 2010?. Notas de Política. Escuela de Gobierno
Alberto Lleras Camargo. Universidad de los Andes. Bogotá, Colombia.
- Ibáñez, A. (2008). El desplazamiento forzoso en Colombia: Un camino sin retorno
hacia la pobreza. Universidad de los Andes. Bogotá, Colombia.
- Fajardo D. 2014. “El problema agrario 1936-1989”. En: Las guerras de la agricultura
colombiana. Bogotá: Instituto para una sociedad y un derecho alternativo- ILSA. Pp.
29-62.
- Machado, A. (2009). La reforma rural, una deuda social y política. Universidad
Nacional de Colombia. Bogotá, Colombia.
- Poder Legislativo, ​Colombia: Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la
Construcción de una Paz Estable y Duradera. Junio de 2016,​ 26 Junio 2016.
- Reyes, A. (2008). Guerreros y campesinos: El despojo de la tierra en Colombia.
Grupo Editorial Norma. Bogotá, Colombia.
- Reyes, A. (2020, 3 de Abril). La hibernación del crecimiento y el desarrollo del
campo. ​El Espectador. ​ ecuperado
R de:
https://www.elespectador.com/opinion/la-hibernacion-del-crecimiento-y-el-desarrollo
-del-campo-columna-91264​9

Вам также может понравиться