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Universidad de Chile

Facultad de Ciencias Sociales


Profesor: Mauricio Sepúlveda.
Ayudante: Miguel Larrea

El gobierno del alma: Reflexiones en


torno a la gubernamentalidad.
Prueba 1.

Profesores: Mauricio Sepúlveda


Ayudante: Miguel Larrea
Integrantes: Thiare Barrera
Guillermo Cabrera
1. ¿Cómo se conceptualiza la noción de gobierno en la obra de Foucault?
(problematice) ¿Cómo se relaciona esta de noción de gobierno con la noción de
gubernamentalidad? ¿Cuáles son sus (gobierno – gubernamentalidad) implicancias
políticas y estratégicas en la llamada gestión del problema de las drogas”? (1.5 puntos)

Primeramente, se puede conceptualizar la noción de gobierno en la obra de Foucault


siguiendo a De Marinis (1999, p.10) como: la conducción de la conducta, una forma de
actividad práctica que tiene el propósito de conformar, guiar o afectar la conducta de uno
mismo y/o de otras personas. En una primera instancia cabe señalar que la noción de
gobierno es de carácter múltiple en la medida que puede referir al gobierno de los
enfermos, el gobierno de los niños, el gobierno de las almas, etc. Ahora bien, resulta
relevante prestar atención puntualmente en lo referido a “la conducta de uno mismo” y/o
“de otras personas”, ya que, Foucault (2006) situando la aparición del problema del
gobierno en el siglo XVI en su imbricación estatal, dice que éste problema emerge
principalmente bajo las preguntas; cómo gobernar a otros, cómo ser gobernados por otros
o cómo gobernarse a sí mismo, en la medida que aparece otro fenómeno; el de la
población. Así, con la aparición de la población y la emergencia de sus respectivos saberes
ligados a las problemáticas de ésta, dígase; la economía política, la estadística y la
epidemiología, por nombrar algunas, se comienzan a configurar diversas técnicas de
gobierno que darán respuesta a las preguntas señaladas. Es decir, distintos tipos de saberes
sobre la conducción de la conducta en los diversos campos sociales permitirán optimizar
los niveles de vida de la población, destacando principalmente el de la economía política a
la hora de guiar las acciones de la población.

De tal modo que, alrededor del siglo XVIII en Europa, las técnicas de gobierno comienzan
a tener mayor predominancia en el campo social, por sobre los dispositivos disciplinarios
ligados al poder de tipo pastoral u disciplinario (1988), lo que globalmente terminará
configurando una nueva tecnología del poder, la biopolítica.

Ahora bien, la noción de gobierno propuesta por Foucault es complementada con la noción
de gubernamentalidad, ya que, esta última permite dar cuenta de dos elementos
fundamentales en el operar del poder actual. Uno; el objeto de gobierno, es decir el
individuo o el colectivo que se pretende gobernar y dos; la racionalidad que opera de sostén
para el gobierno de ese individuo o colectividad (De Marinis, 1999). Considerando siempre
que el gobierno tanto del individuo como de la colectividad tiene como meta principal el
óptimo de la población. Así, Rose (1990, p.3) citando a Foucault (1979) señala que la
gubernamentalidad es: “el conjunto constituido por las instituciones, los procedimientos,
análisis y reflexiones, los cálculos y las tácticas que permiten ejercer esta forma tan
específica y compleja de poder, que tiene como meta principal la población”.

Ahora bien, con respecto al programa “Política y plan nacional de prevención y control de
drogas” (1993) hecho por el Concejo Nacional Para el Control de Estupefacientes en el
marco del llamado gestión del problema de las drogas, resulta idóneo realizar un análisis
bajo las nociones de gobierno-gubernamentalidad para ver sus implicancias políticas y
estratégicas.

Este programa nace a raíz de la preocupación del Gobierno de Chile del uso indebido1 de
estupefacientes y sustancias psicotrópicas, su producción, tráfico y distribución ya que
contribuyen una seria amenaza para la salud y bienestar de las personas, y un daño a las
bases culturales, económicas y políticas de la sociedad. Además, cobra relevancia este
problema dado que el Gobierno de Chile reconoce que atañe al conjunto de la población y
no sólo a un sector en específico. Al respecto se señala: “No es posible seguir sosteniendo
que el abuso de drogas es un problema de la juventud marginal; por el contrario, todo
parece indicar que existe un proceso que se extiende a través de toda la estructura social,
prevaleciendo en los distintos grupos pautas diferenciales de consumo indebido”
(CONACE, 1993, p.20).

Pese al carácter transversal del problema en la estructura social, la política se encuentra


focalizada a un grupo particular, a la “población de más alto riesgo” que bien opera como
un eufemismo para señalar a los grupos más empobrecidos y marginales de la sociedad.
Otro componente relevante que observamos de esta política, es que las acciones apuntan a
aunar esfuerzos públicos y privados por una parte, y por otra, a fomentar, promover,
apoyar, instancias en donde tanto de manera individual o comunitaria se hagan cargo del
problema del “uso indebido de estupefacientes”.
1
El destacado radica en hacer notar la arbitrariedad y naturalización en el juicio estatal sobre el uso de
drogas, ya que nos preguntamos por ¿cuál sería un uso debido o adecuado de éstas?, pregunta que no logra
ser respondida a lo largo del documento.
Con respecto a la delimitación de la “población de riesgo”, ésta realizada en base a los
saberes sociales, principalmente el estadístico, el cual le brinda legitimidad, articulándose
una gubernamentalidad en la sociedad, en donde a raíz de un conjunto “desviado”,
“anormal” de la sociedad, se hace necesario la movilización de recursos tanto económicos,
humanos como institucionales, así también generándose nuevas entidades de información y
de seguridad social. De tal modo de generar el óptimo que pueda alcanzar la población, en
el marco de una sociedad capitalista.

Por último, con respecto al segundo componente relevante que observamos en ésta política,
en concordancia con el avance del neo-liberalismo en Chile, que implica un aumento de la
individualidad en desmedro de lo social, y a su vez se economiza lo más posible en los
medios de gobierno, tratando de gobernar contando con la mayor cantidad posible de la
energía que para su propio gobierno aporten los gobernados mismos (De Marinis, 1999,
p.21). De tal forma, en concordancia con el discurso neo-liberal, la táctica del gobierno de
esta política apunta a que el problema de la drogadicción caiga sobre los individuos y sean
estos quienes tengan que resolverlo y no se aborde el problema de la drogadicción de
manera estructural entiendo que éste se liga principalmente a las desigualdades económicas.

2. ¿De qué manera se piensa desde la analítica de la gubernamentalidad la


normalización de los individuos y las poblaciones? (1.5 puntos)

Desde la perspectiva de Michel Foucault para realizar el análisis desde la


gubernamentalidad al problema de la normalización se encuentra primeramente la cuestión
del método, el autor a lo largo de sus estudios nos propone dos métodos, en donde si bien
los estudios de gubernamentalidad se encuentran más cercanos al segundo, no abandonan
completamente al primero, la arqueología y la genealogía.
La arqueología se caracteriza por ser un procedimiento más bien descriptivo, busca
describir los regímenes de saber en un determinado campo en un cierto tiempo histórico,
este método devela los regímenes de saber en el que son inscritos/as los/as sujetos/as,
inscripción realizada mediante operaciones prácticas, es decir, no-discursivas, fija su vista
en ellas, dejándoles expuestas al describirles. Pero no logra explicar cómo se pasa de una
cierta episteme a otra, dejando un vacío que este método no es capaz de explicar.
La genealogía por su parte se centra en exponer las relaciones de poder, el proceso de su
emergencia, buscando explicar lo que la arqueología solamente lograba describir.
Centrándose en el paso de una episteme a otra, dejando de manifiesto que este proceso no
se desarrolla siguiendo una racionalidad teleológica que gobierna el curso de la historia
hacia un pacífico porvenir, sino que, al contrario, como ya lo manifestaba Benjamin en las
tesis de la historia (1989) estos cambios y progresos son un producto de la utilización de la
fuerza, es decir, son un producto de los conflictos, las guerras, del derramamiento de sangre
de los cuerpos.
Ambas metodologías son complementarias, se apoyan la una en la otra, este doble análisis
logra exponer las instancias de poder-saber que nos construyen, exponer el proceso
mediante el cual nos convertimos en sujetas/os, en donde las estructuras sociales, las ideas
dominantes, las formas se encarna en nosotras/os y con ello nos normaliza.
Ahora bien, si nos centramos en la forma gubernamental de gobierno, observamos que lo
fundamental en su forma de control es la conducción de las conductas, sean estas propias o
de los/as otros/as, mediante la gestión y utilización de un conjunto de acciones que busquen
lograr la realización voluntaria de ciertas acciones posibles. Es decir, apunta a una
conducción voluntaria de los cuerpos hacia ciertas conductas/acciones/ideas/formas,
trabajando el horizonte de posibilidades existentes, buscando conducir las acciones
posibles, persuadiendo o disuadiendo mediante diversos dispositivos.
Buscando la construcción de un cuerpo voluntariamente-dócil, el cual se sienta libre de
moverse y transitar en un delimitado espacio de libertad de acción, apuntando así hacia una
normalización de las conductas, en donde sean las/os mismas/os sujetas/os quienes orienten
sus acciones hacia lo permitido, aceptado y deseado socialmente. Donde sean estas/os
mismas/os quienes encuentren extraño/anormal/peligroso a quienes orienten sus conductas
fuera de lo considerado normal/común/seguro y se encarguen en muchos casos de
marginarles, aquí la cuestión de la seguridad toma un rol fundamental.
El poder disciplinario apuntaba a la conducción y control de las conductas individuales,
por su parte el poder gubernamental apunta hacia el control de la población en su conjunto.
Esta corresponde a un cuerpo múltiple, de innumerables cabezas, el concepto utilizado no
es azaroso, remite a un cuerpo cuantificable, medible y por ello gestionable, vaciado de
contenido político a diferencia de la noción de pueblo o comunidad. Es un cuerpo capaz de
ser permeado por las ciencias de Estado, la estadística, la demografía, los estudios de
población, etc. Construyéndose así, como un problema científico-biológico y de poder.
Esta forma de gobierno encuentra gran parte de su fuerza en el aseguramiento de la
seguridad para su población, donde esta última pareciera sentir como fundamental la
mantención del orden para el aseguramiento de la seguridad social al interior del territorio.
Por ende, parece lógico el que la sociedad sea algo que debe ser respetado y defendido, en
donde las conductas desviadas deben ser observadas, gestionadas y controladas. Para lo
cual el gobierno se debe encargar desarrollando distintos dispositivos que busquen
resguardar el orden y asegurar que las conductas se mantengan al interior de los márgenes
de lo permitido, en consecuencia, la forma de control gubernamental se encuentra ligada a
la normalización de las conductas.
Bajando lo anterior al caso de las drogas, se evidencia una tajante y evidente separación
entre las drogas buenas y las malas, las permitidas y las ilegales, las que son administradas
por una autoridad médica, validadas por un poder-saber de quien utiliza la bata blanca,
mientras que están las drogas prohibidas que ciertas/os sujetas/os consumen -en primera
instancia- de manera voluntaria sin la necesidad de la intervención de un/a profesional de la
salud. En donde más allá de la magnitud de los efectos de las drogas sobre los cuerpos, se
encuentra la autorización dictada por el saber médico en contraposición con la
automedicación, o la administración ajena a las instituciones estatales de drogas sobre los
cuerpos.
La Política y Plan Nacional de Prevención y Control de Drogas elaborado por el Consejo
Nacional para el Control de Estupefacientes (CONACE) del Gobierno de Chile,
desarrollado el año 1993, apunta a un aumento del control estatal sobre la circulación de
sustancias y estupefacientes al interior del territorio, busca reducir el consumo indebido de
estas, considerándolas “una seria amenaza para la salud y bienestar de las personas, y un
daño a las bases culturales, económicas y políticas de la sociedad”, se evidencia que se
considera amenazante tanto para la salud individual de quien las consume indebidamente,
como también a su entorno social, leemos entre líneas que es peligroso para la sociedad
misma. Buscando normalizar y controlar el consumo, intentando eliminar la venta ilegal de
dichas sustancias y comprendiendo que existen muchos factores que contribuyen al
consumo de drogas como también ciertas características sociodemográficas que se repiten
entre quienes las consumen.
Pero el programa no pareciera apuntar de forma uniforme a la totalidad de la población,
sino que insiste en variadas ocasiones en que es una política focalizada en las poblaciones
de alto riesgo, los cuales corresponden principalmente a sectores pobres y marginales,
sectores que de forma no-azarosa el racismo de estado constantemente busca controlar e
intervenir, las políticas públicas constantemente buscan intervenir en este tipo de
poblaciones, las cuales son consideradas las más peligrosas y amenazantes para el resto de
la población, algo así como un enemigo interno, el cual debe ser neutralizado y controlado.
El programa revisado funciona como un claro ejemplo de cómo el poder gubernamental
busca la normalización y encauzamiento de las conductas, utilizando un fundamento de los
saberes científicos-sociales para alcanzar su objetivo.
Para finalizar se nos hace necesario el mencionar que las drogas como la pasta base, que es
una de la que ha causado mayores estragos en la población que la consume, es una droga
que fue traída a este territorio y específicamente a las poblaciones marginales en pleno
desarrollo de la dictadura militar de Pinochet y desde entonces ha funcionado como una
forma de justificar la necesidad de un control policial que contribuya a asegurar la
‘seguridad’ del resto de la población, controlando y neutralizando a este enemigo interno
que constituyen las/os sujetas/os anormales, del cual la sociedad debiese ser defendida.

3. Analice y problematice el siguiente texto: En La voluntad de saber habla de una


“profundísima transformación” de los mecanismos de poder y afirma que “el viejo
derecho de hacer morir fue reemplazado por el poder de hacer vivir” (Foucault, 1987:
164; 167). (1.5 puntos)

Michel Foucault afirma que el paso del antiguo poder Soberano al poder gubernamental o
biopoder genera un gran cambio en las tecnologías de poder. En la teoría clásica de la
soberanía se entiende que el soberano posee derecho sobre la vida y la muerte de sus
súbditos/as, “El efecto del poder soberano sobre la vida sólo se ejerce a partir del
momento en que el soberano puede matar. En definitiva, el derecho de matar posee
efectivamente en sí mismo la esencia misma de ese derecho de vida y de muerte: en el
momento en que puede matar, el soberano ejerce su derecho sobre la vida” (Foucault,
1976) en consecuencia con esto, el soberano posee el derecho de hacer morir y dejar
vivir, posee la capacidad de perdonar la vida o de arrebatarla.
Estos derechos del soberano con el paso de la historia fueron cuestionados y re-pensados,
se cuestionó la capacidad del soberano de reclamar el derecho sobre la vida de sus
súbditos/as, se comenzó a gestar un cambio, para ello se desarrollaron nuevas tecnologías
de poder, se necesitaba una forma con menores costos y por ello una mayor racionalidad
económica de la vida y el control, con lo cual se desarrolló todo un aparataje de tecnologías
disciplinarias desde fines del Siglo XVII, pero estas tecnologías seguían centrando su
acción en los cuerpos individuales de los/as sujetos/as .
Posteriormente durante la segunda mitad del siglo XVIII, se desarrollaron nuevas
tecnologías de poder, las cuales en vez de descartar las tecnologías disciplinarias nacieron
para convivir con estas, integrándolas, modificándolas, utilizándolas como base para lograr
implementarse y desarrollarse. Construyéndose así una nueva forma de poder, en donde
más que ceñirse al cuerpo individual de los/as sujetos/as buscará aplicarse a la vida de
estos, con ello a sus conductas, acciones y formas, y con ello afectar no solamente a
individuos/as particulares, sino que, a la multiplicidad, la población.
Esta nueva tecnología de poder dará un vuelco a la forma de poder, en donde se pasará del
antiguo paradigma del poder soberano, a un nuevo derecho, el de hacer vivir y dejar
morir y con ello una nueva preocupación para el poder, la vida misma, la vida de quienes
conforman la población, gestándose la nueva forma, que Foucault llamará como
biopolítica.
Esta nueva forma tendrá que preocuparse de nuevos problemas para los cuales la utilización
de los saberes producidos por las ciencias de Estado como la estadística y la demografía
serán fundamentales, necesitará conocer las características sociodemográficas de su
población, los nacimientos, las defunciones, las distintas tasas, el crecimiento, las
enfermedades etc. Necesitará poder en marcha todo un aparataje capaz de gestionar esta
nueva información y con ella comenzar a tomar las decisiones de gobierno.
Estos nuevos mecanismos de poder provocarán un proceso de modernización al interior de
las instituciones y aparatos del Estado, sin la cual no sería posible alcanzar una óptima
gestión de la población y sus problemas, ya que por ejemplo los estudios de población,
servirán al Estado para saber en qué dirección el gobierno debe apuntar sus medidas, según
la caracterización sociodemográfica de la población.
En el caso de las drogas, para el poder soberano esos no eran asuntos de Estado,
probablemente si quienes consumían drogas se volvían una molestia para el soberano este
los haría morir, ahora bien, en el caso del biopoder se cuenta con una multiplicidad de datos
que contribuyen a que el Estado sea capaz de gestionar de mejor manera estos problemas,
ya que puede caracterizar la población a la que debe apuntar, contando con distintos
indicadores, índices y tasas, etc. Y el programa revisado en este trabajo es un ejemplo de
una forma estatal de gestionar un problema que afecta parte de la población, pero que
podría tener consecuencias para la totalidad de esta.
Pero también será con estas nuevas tecnologías que el Estado adquirirá nuevas
características, como lo es el racismo, el que, si bien existe desde mucho antes, en con esta
nueva forma se convierte en un mecanismo propio de Estado. El racismo se encargará de
generar fracturas al interior de la humanidad y de las poblaciones, la separación en razas,
disociaciones según diferencias, separando entre las aptas e inferiores, el racismo es
necesario para los Estados, ya que les ayuda a lograr justificar la muerte de los/as
enemigos/as, así “En la medida en que el Estado funciona en la modalidad del biopoder, su
función mortífera sólo puede ser asegurada por el racismo”(Foucault, 1976) Es justamente
el racismo quien le restituye el derecho soberano de matar, justificando las guerras, las
muertes, el rechazo y la exclusión de ciertos cuerpos, siempre con la idea latente de la
necesidad de defender la sociedad a la que se pertenece. He ahí donde radica su importancia
fundamental.

4. Imagine un dispositivo de gobierno en el campo de las drogas distintos a los


característicos de la política hegemónica. Describa su forma, relaciones y proponga las
posibilidades de su implementación (1.5 puntos)

Se propone como un dispositivo de gobierno en el campo de las drogas distintos a los


característicos de la política hegemónica, la monopolización estatal de los “medicamentos
sin receta” de modo tal que no queden a libre disposición del mercado los medicamentos
derivados de la clormezanona (puntualmente el diazepam) o del trihexifenidilo
(puntualmente el tonaril), medicamentos que actualmente se consiguen en cualquier
farmacia, son de bajo costo y producen efectos alucinógenos trayendo graves efectos para
la salud de quien lo consume.

Comprendiendo que el consumo de este tipo de drogas está facilitado por las condiciones
del mercado -fácil acceso- y las condiciones legislativas del Estado – es legal su consumo-,
la monopolización por parte del Estado generaría distribución directa y racionalizada a la
población. Bajo esta medida, se podría generar un control del consumo, dado que el Estado
por su articulación con otras instituciones médicas cuenta con la información necesaria para
poder discriminar entre las personas con enfermedades que requieren este tipo de fármacos
para su tratamiento y quiénes no.

A su vez, sería el propio Estado quien ha de responsabilizarse en el “imprevisto” caso de


que a pesar de la monopolización de los medicamentos, emerja un mercado informal y se
comercien estos medicamentos. No obstante a esta posibilidad, al tener registro de la
distribución de estos medicamentos se facilitaría la detección de la informalidad de este
mercado, localizando e identificando a los distintos actores involucrados, por el contrario
de lo que sucede cuando la circulación de estos medicamentos está dada por el mercado y al
momento de ocurrir esta falencia es una entidad en abstracto la responsable o bien de
manera simple, es sólo la farmacia la responsable.

Finalmente, por medio de este dispositivo de gobierno sería posible conducir el actuar de la
población con enfermedades ligada a estos dos medicamentos señalados en un principio y
así también se restringirá el acceso a estos medicamentos de la población no enferma.

Bibliografía
 Agamben, G. ¿Qué es un dispositivo? 2007, traducción de Roberto J. Fuentes
Rionda, revista Sociológica, año 26, número 73, pp. 249-264
 Benjamin, W. (1989). Discursos interrumpidos I, Tesis sobre la historia. Argentina:
Taurus.

 De Marinis, P. (1999): Gobierno, Gubernamentalidad, Foucault y los


Anglofoucaultianos (Un Ensayo sobre la Racionalidad Política del Neoliberalismo)
En García Selgas, F. y Ramos Torres, R. (Eds.): Retos Actuales de la Teoría Social:
Globalidad, Reflexividad y Riesgo. Centro de Investigaciones Sociológicas. Madrid.
 Foucault, M. (1976). Defender la sociedad. Curso en el Collège de France (1975-
1976). Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. (Clase del 17 de marzo de
1976)
 Foucault, M. Seguridad, Territorio, Población (2006). Curso en el Collège de
France. (1977-1978). Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica. (Clases del 1 de
febrero de 1978 y 8 de febrero de 1978)
 Foucault, M. (1988). El sujeto y el poder. Revista Mexicana De Sociología, 50(3),
3-20. doi:1. Retrieved from http://www.jstor.org/stable/3540551 doi:1

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