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Construcción Histórica de México en el Mundo I (1808-1946)

Tema 1

Construcciones propias

Catedrático: Dra. Elba Liliana Mendizábal Hernández

Alumna: Olivo Vázquez Itzel Adelita

28 de marzo de 2020
Utilidad de la Historia en otras Ciencias Sociales

La historia es una dialéctica de la


duración; por ella, gracias a ella,
es el estudio de los social, de todo
lo social, y por tanto del pasado; y
también, por tanto, del presente,
ambos inseparables.
Braudel, F. La historia y las
ciencias sociales, 1968.

En las primeras páginas de la Guerra del Peloponeso, Tucídides escribe: “aquellos que
quisieran saber la verdad de las cosas pasadas y por ellas juzgar y saber otras tales y
semejantes que podrán suceder en adelante, hallarán útil y provechosa mi historia;
porque mi intención no es componer farsa o comedia que dé placer por un rato, sino una
historia provechosa que dure para siempre”.1 Durante largo tiempo la Historia fue
concebida como si su tarea consistiera apenas en mantener vivo el recuerdo de
acontecimientos memorables, colección de hechos ejemplares y de situaciones
paradigmáticas cuya comprensión prepara a los individuos para la vida colectiva. La
función de esta disciplina se limitó en conservar en la memoria social un conocimiento
perdurable de sucesos decisivos para la cohesión de la sociedad, la legitimación de sus
gobernantes, el funcionamiento de las instituciones políticas y eclesiásticas, así como de
los valores y símbolos populares.2El impacto de la historia no se localiza solamente en un
plano discursivo, sino que impregna la práctica misma de los agentes por su visión del
pasado de la comunidad a la que pertenecen y de la humanidad en su conjunto.

Las formas que adopta la enseñanza de la historia en los niveles de escolaridad


básica y media, la difusión de ciertos saberes históricos a través de los medios de
comunicación masiva, la inculcación exaltada de unas cuantas recetas generales,
el aprovechamiento mediante actos conmemorativos oficiales de los pasados
triunfos y conquistas populares, etc., son pruebas de la utilización ideológico-
política de la historia.3

La progresiva madurez de las Ciencias Sociales y la integración de la Historia, va


acompañada del abandono de cierta tradición la cual contaba la historia como un género
1
Pereyra, C “Historia ¿para qué?”, en Moreno Toscano, A. et. al. (coords.) (1982). Historia ¿para
qué? México, Siglo XX editores, p. 13
2
Ibídem, p.20
3
Ibídem, p. 22
literario; agrupan al conjunto de las ciencias del hombre, tanto las tradicionales como las
modernas, desde el filósofo al demógrafo y al estadístico, hasta los antropólogos,
sociólogos, economistas, la historia debe iniciar una serie de diálogos con cada uno de los
grandes sectores de las ciencias del hombre.

Braudel ejemplifica la utilidad de la historia en la geografía, ya que “el espacio de


las civilizaciones constituye algo muy diferente de un accidente”4, es indispensable
subrayar en el fondo de cada civilización esos vínculos vitales e infinitamente repetidos
con el medio que crean, a través de las relaciones elementales, y en cierta manera
todavía primarias, con los diferentes tipos de suelo, los vegetales, las poblaciones
animales, las endemias. De esta manera se impone un diálogo del mismo tipo con los
demógrafos ya que un empuje demográfico puede provocar rupturas, mutaciones. Existe
también, un constante dialogo con la sociología, la economía y la estadística, al comprar y
decidir las relaciones entre civilizaciones y estructuras o clases sociales, ya que “no existe
civilización sin un sólido andamiaje económico, social y político, que determina, por lo
demás, su vida moral e intelectual y hasta su vida religiosa”5.

La historia, tiene una relación constante con diversas ciencias, se encuentra


sometida a un intenso cambio de análisis, debe romper las fronteras, acabar con la
brecha, por lo que un campo interdisciplinario es indispensable en las Ciencias Sociales,
“un historiador, tiene una manera que le es propia de interesarse en el presente. Por regla
general, se interesa por el presente para mejor desprenderse de él. Pero nadie puede
negar la utilidad, a veces muy grande, de dar la vuelta y retroceder. Esta experiencia, en
todo caso, merece ser intentada.6

Bibliografía

Braudel, F. (1968) La historia y las Ciencias Sociales. Madrid, Alianza.

Pereyra, C. “Historia ¿para qué?”, en Moreno Toscano, A. et. al. (coords.) (1982). Historia
¿para qué? México, Siglo XX editores, pp. 9 – 33.

4
Braudel, F. (1968). La historia y las ciencias sociales, p. 180
5
Ibídem, p. 181
6
Ibídem, p. 186

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