LOS REGÍMENES

MATRIMONIALES

Fotografía 1 muestra una pareja firmando en el registro civil luego de casarse. Recuperada el 4 de septiembre del 2018, a partir de la
fuente siguiente: http://www.onlinegestoria.com/module/stblog/866_conoces-los-regimenes-matrimoniales-de-nuestro-
pais.html#.W46gOOhKjIU

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Material recopilado por el profesor Julio Cesar Matos para la asignatura Derecho Civil VI. 2018
 Los Regímenes Matrimoniales
ASIGNATURA DERECHO CIVIL VI

El Contrato de matrimonio. -

Fotografía 2 muestra un contrato matrimonial, un bolígrafo y un mazo encima. Recuperada el 4 de septiembre del 2018, a partir de la
fuente siguientehttp://blognotariavilas.es/los-requisitos-necesarios-para-la-celebracion-de-las-capitulaciones-matrimoniales/

Este acto es el que establece las reglas por las cuales se realiza el reparto de
los bienes en caso de divorcio o de fallecimiento de uno de los esposos. Al
estudiar este punto, es necesario hacer resaltar el hecho de que en el contrato
de matrimonio concurren dos contratos diferentes: el del matrimonio o
contrato civil de vida en común, el cual genera obligaciones particulares
independientes al régimen adoptado y que son puestas a cargo de ambos
esposos; y el otro contrato asimilable al de la sociedad conyugal, y es aquel
mediante el cual se va a regular el aspecto patrimonial del matrimonio, la
suerte de los bienes que durante la coexistencia de los esposos puedan estos
fomentar.

Ambos contratos conforman, en sí mismo, una sociedad especial que genera

derechos, deberes y obligaciones reciprocas entre marido entre ambos
esposos. En ese tenor, en los regímenes matrimoniales, el aspecto patrimonial
puede ser objeto de regulaciones particulares por parte de los futuros esposos,

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condicionado a que el mismo sea redactado con anterioridad a la celebración

del matrimonio.

De suerte y manera tal que, si el contrato de matrimonio es declarado nulo por vicio de
fondo, el contrato de régimen matrimonial, ha de seguir la misma suerte, pues
resultaría un contrato de imposible ejecución, salvo ciertas cláusulas, como lo serían
determinadas donaciones que puedan hacerse los novios, futuros esposos, al momento
de redactarse, las que no sujetan a la condición de la celebración del matrimonio.

El régimen matrimonial. –

Fotografía 3 muestra un documento con el régimen matrimonial, un bolígrafo y anillos encima. Recuperada el 4 de septiembre del
2018, a partir de la fuente siguiente. https://www.josemariagonzalezabogados.es/regimen-matrimonial-y-efectos-patrimoniales-del-
matrimonio/

Se entiende por régimen matrimonial, el contrato convencional o legal

mediante el cual se regirán las relaciones de los esposos en todo lo relativo al
aspecto patrimonial de ambos. También puede definirse como el conjunto de
reglas que determinan y delimitan los intereses económico-pecuniarios que

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rigen las relaciones interconyugales en el matrimonio y las relaciones con los

terceros.

Diferentes regímenes matrimoniales. –

Fotografía 4 muestra dos anillos encima de un régimen matrimonial. Recuperada el 4 de septiembre del 2018, a partir de la fuente
siguiente. http://www.franciszek.archidiecezja.wroc.pl/index.php/aktualnosci/zapowiedzi-przedslubne/

Las disposiciones del Código Civil reconocen básicamente tres tipos de

contratos o regímenes matrimoniales que pueden adoptar al momento de
contraer matrimonio, saber:
 Régimen legal de bienes muebles y gananciales
 Régimen de la separación de bienes
 Régimen de la comunidad de bienes convencionales, el cual puede adoptar dos
variantes diferentes: la comunidad de todos los bienes presentes al momento del
matrimonio, o la comunidad de bienes reducida a los gananciales.

Es oportuno resaltar que hasta la promulgación de la Ley No. 189-01, del 22 de

noviembre del 2001, que introdujo importantes modificaciones al Código Civil,
se contemplaba el Régimen Dotal, el cual había caído en desuso.

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Requisitos de forma y de fondo del

contrato de los regímenes matrimoniales.

Fotografía 5 muestra requisitos del contrato de régimen matrimonial. Recuperada el 4 de septiembre del 2018, a partir de la fuente
siguiente. http://www.lacampora.org/2016/07/27/la-antesala-de-la-flexibilizacion-laboral/

Para la redacción de este contrato se requieren las mismas condiciones que

para la validez de todo contrato según lo estatuye el Código Civil:

 Consentimiento libre. Como condición esencial para la validez del

contrato de matrimonio en sí mismo, como el del régimen matrimonial
que producto de éste puedan adoptar los esposos, cuando estamos
frente a un consentimiento viciado, que haga anulable el matrimonio, el
contrato por el cual los esposos hayan estipulado su régimen
matrimonial, ha de seguir la suerte del primero, toda vez que la nulidad
del primero hará correr igual suerte la del segundo, por carecer de

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objeto. Sin embargo, esta regla puede comportar excepciones puntuales

en el ámbito de las obligaciones, como son aquellas que se refieren a las
donaciones que antes del matrimonio pueda hacer uno de los novios al
otro, siempre y cuando las mismas no se sujeten a la condición, para su
efectividad y validez, de la celebración del matrimonio. No obstante,
ello, y de conformidad con las disposiciones del artículo 1088 del Código
Civil: “Toda donación hecha en favor del matrimonio caducará, si éste
no se verifica.” De donde se desprende que, en principio, resulta ser una
condición indispensable para la efectividad de la donación, la
celebración del matrimonio.
 capacidad para contratar.
 objeto cierto que constituya la causa o razón del compromiso.

Una causa lícita en la obligación (Art. 1108 Código Civil). Las disposiciones de los
artículos 1387 y siguientes del referido Código Civil regulan de forma positiva el
contrato de matrimonio relativo a los bienes, limitando de ese modo la autonomía de
la voluntad de los esposos. Estas disposiciones, en su esencia, se conservan en el
proyecto del Código Civil que reposa en el Congreso.

Asimismo, junto a los futuros esposos, intervienen algunas personas, por

ejemplo, los padres que han emancipado a sus hijos menores. Esto es así
porque el Código Civil establece que el menor legalmente hábil para contraer
matrimonio, lo es también para las convenciones de que es susceptible este
contrato, y las convenciones y donaciones que ha hecho en el son válidas,
siempre que haya sido asistido en el contrato por la persona cuyo
consentimiento es necesario para la validez del matrimonio.

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Regímenes matrimoniales y autonomía de

la voluntad.

La autonomía de la voluntad de los fututos esposos para regir la sociedad

conyugal en cuanto a los bienes, encuentra como limites las buenas
costumbres y el orden público, así como los derechos que se ponen a su cargo
por el solo hecho del matrimonio. Por igual, los futuros esposos no podrán
derogar las reglas relativas a la tutela, las cuales se reputan siempre como
normas de estricto orden público y, por ende, en aplicación de las
disposiciones del artículo 111 de la Constitución, de imposible derogación por
su sola voluntad, por lo que en caso de que así lo hicieren se han de reputar
dichas cláusulas nulas de nulidad absoluta, por aplicación de las disposiciones
del citado artículo del texto constitucional.

Es menester reiterar la idea de que la autonomía de la voluntad es uno de los

principales fundamentados del actual Estado Social de Derecho, sin otras
limitaciones que la protección del bien común prevaleciente siempre sobre el
bien individual porque está llamado a asegurar la pacífica convivencia en
sociedad y la igualdad de todos ante la ley, sin otras diferencias que las
discriminaciones positivas tendentes a igualar a los más débiles frente a los
más fuertes.

Es de ese modo, y en el pleno ejercicio de una libertad fundamental que los

esposos son libres para regular y pactar todo lo relativo a la forma en que
administrarán los bienes de que puedan ser propietarios al momento de
contraer matrimonio, como de aquellos que puedan fomentarse o adquirirse
durante su vigencia. Sin embargo, esta libertad no es absoluta: el legislador la
limita en aras de lograr el objeto esencial del matrimonio o de las uniones
consensuales. En ausencia de toda expresión particular, el legislador fija reglas
que regirá estas sociedades. De donde, y a partir de aquí, que se puede hablar
de dos grandes tipos de regímenes matrimoniales.

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Regímenes convencionales y legales. –

Fotografía 6 muestra una pareja separada y el niño es entregado a la madre. Recuperada el 4 de septiembre del 2018, a partir de la
fuente siguiente. http://www.divorciovalencia.es/search?updated-max=2016-05-24T12:44:00%2B02:00&max-results=7

El régimen liberal descansa en la autonomía de la voluntad de las partes, y es

por eso que el legislador, a partir de las disposiciones del artículo 1387 del
Código Civil, consagra la facultad de los contrayentes de adoptar, a
conveniencia y libremente, todo lo relativo a la sociedad conyugal y, en lo que
respecta a los bienes, disponiendo expresamente dicho artículo que: “La ley
no regula la sociedad conyugal, en cuanto a los bienes, sino a falta de
convenciones especiales, que pueden hacer los esposos como juzguen
convenientes, siempre que no sean contrarias a las buenas costumbres; y
además, bajo las modificaciones siguientes.”

A falta de estas estipulaciones especiales, y supliendo la voluntad de las partes,

el artículo 1393 del Código Civil, establece que: “…el régimen de la comunidad,
formará el derecho común de la República…”, de donde, y en nuestro sistema
y ordenamiento jurídico, el régimen de la comunidad de bienes es el régimen
legal de derecho común.

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Regímenes de separación de bienes.

Fotografía 6 muestra un régimen de separación de bienes. Recuperada el 4 de septiembre del 2018, a partir de la fuente siguiente.
https://okdiario.com/howto/2018/04/04/como-hacer-separacion-bienes-paso-paso-2057956

A parte de los regímenes comunales encontramos los regímenes de separación

de bienes, y el del régimen sin comunidad, los cuales en la práctica son pocos
frecuentes. Bajo estas modalidades de regímenes no existe un patrimonio
común aun cuando los mismos están afectados a la familia, son propiedad
particular de uno o del otro esposo, quienes conservarán así la nuda propiedad
de los mismos y del derecho de libre disposición sobre ellos. Sin embargo, es
preciso entender que, en la práctica, y producto de la vida en común, podrán
registrarse adquisiciones mancomunadas de ciertos bienes, los cuales han de
ser reconocidos como bienes en copropiedad, y como tales, al momento de
disolverse el matrimonio, sujetos a partición entre los esposos o convivientes,
entre estos o entre el esposos o conviviente supérstite con los sucesores o
herederos del de cujus.

Administración de los bienes en

comunidad y en los regímenes de
separación. -
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Fotografía 7 muestra una pareja analizando sus bienes, Recuperada el 4 de septiembre del 2018, a partir de la fuente siguiente.
https://sevilla.abc.es/sevilla/sevi-regimen-economico-mas-idoneo-caso-divorcio-201708030718_noticia.html

A partir de la entrada en vigor de la Ley No. 189-01, la administración de los

bienes comunes es ejercida por ambos esposos, contrario a lo que se verificaba
hasta la promulgación de dicha ley en que el marido era el único administrador
no tan sólo de los bienes comunes, sino también de sus bienes propios y de los
bienes propios de la mujer, a la que se le reconocía tan solo el derecho de
administrar lo que el legislador dio llamar “bienes reservados”, esto es,
aquellos bienes que sin perder su condición de bienes comunes por ser
adquiridos durante el matrimonio, con el producto del trabajo de la esposa,
les reservaba exclusivamente a ella la facultad de administrarlos, y de disponer
sobre los mismos.

Si bien la ley 189 otorga a ambos esposos el derecho de la administración de

sus bienes propios, como de aquellos bienes gananciales que hayan podido ser
adquiridos durante el matrimonio con el producto de su trabajo o de la
reinversión de las ganancias, sin embargo, la administración de determinados
bienes debe hacerse en común, y al efecto, el párrafo tercero del artículo 215
del Código Civil, establece que: “Los esposos no pueden, el uno sin el otro,
disponer de derechos sobre los cuales esté asegurada la vivienda de la

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familia, ni de los bienes muebles que la guarecen. Aquel de los cónyuges que
no ha dado su consentimiento puede pedir la anulación del acto dentro del
año a partir del día en que haya tenido conocimiento del mismo. La acción
no será intentada después de haber trascurrido un año de la disolución del
régimen matrimonial.” Disposición que se refuerza por las disposiciones del
artículo 1421, modificado por la Ley 189-01, del Código Civil, que dispone: “El
marido y la mujer son los administradores de los bienes de la comunidad.
Pueden venderlos, enajenarlos o hipotecarlos con el consentimiento de
ambos.”

Sin embargo, uno de los esposos puede presentarse solo para realizar un acto
de administración, de goce o de disposición sobre un bien mueble que él
detenta de forma individual. En tal situación, se reputa, respecto de los
terceros de buena fe, que tiene poder para realizar él solo ese acto, esto es así
en virtud de lo dispuesto en el artículo 219 del Código Civil. Ahora bien, esto
acto de administración podrá comprometer la comunidad (Art. 217 del Código
Civil).

A diferencia de lo que acontece en los regímenes comunales, en los de

separación de bienes, y donde en principio, no existen bienes comunes, cado
uno de los esposos conserva la libertad plena de administrar sus bienes
personales. Sin embargo, eso no lo exonera de la responsabilidad de
contribuir, en la medida de lo posible, a los gastos del hogar y a la educación
de los hijos.

Las deudas contraídas de manera particular por cada esposo serán

garantizadas por sus bienes propios, y, cuando uno de los esposos asuma el
pago de una deuda propia de su otro cónyuge, se producirá una subrogación
de acreedor. Pero frente a los terceros, ambos esposos serán reputados
solidariamente responsables por las deudas nacidas con motivo de una
obligación común, no obstante, la separación de bienes, que dicha presunción
podrá ser aplicada aun en los casos de deudas personales de uno de los
esposos, cuando la misma pueda haber sido contraída en interés de la familia.

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En estas situaciones, y cuando la deuda no tenga su origen en una obligación que tienda
a favorecer dichos intereses, y por aplicación de la presunción antes dicha, los
acreedores podrán ejercer todas las acciones de cobro de su crédito sobre los bienes de
ambos. El esposo que haya pagado por otro una deuda personal tiene así un crédito,
pues producirá la subrogación de acreedor, contra el esposo deudor. Pero nada impide
que, y en caso de ser accionada personalmente, sin ser deudor, éste pueda llamar en
intervención forzosa al otro cónyuge para que responda personalmente y
solidariamente por dicha deuda.

Inmutabilidad de los regímenes

matrimoniales. -

Fotografía 8 muestra una pareja haciendo cambios a un contrato, Recuperada el 4 de septiembre del 2018, a partir de la fuente
siguiente. https://sevilla.abc.es/sevilla/sevi-regimen-economico-mas-idoneo-caso-divorcio-201708030718_noticia.html

Buscando la estabilidad y el bienestar de la familia, el legislador de 1804

estableció un principio esencial para este tipo de contrato, imponiendo una
estricta limitación a la voluntad de los contratantes, la cual ha de ser
considerada como orientada a impulsarles a ser muy cautos al momento de
decidir y estipular las reglas y cláusulas que regirán el aspecto económico de
su vida en común. Se trata del principio de la inmutabilidad de los regímenes
matrimoniales en virtud del cual una vez adoptado un determinado régimen
matrimonial, los esposos no son libres de, en principio, modificarlo, sustituirlo

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o alterarlo. Más aún, si esas alteraciones decidieran ponerle término por su

voluntad (divorcio) y volvieran a renovar dicho contrato, no son libres de
adoptar un nuevo régimen diferente al que hubieran adoptado en el primer
matrimonio, estando de ese modo compelidos a recontratar bajo los mismos
términos que lo hicieran la primera vez. Al efecto, el artículo 1395 del Código
Civil dispones expresamente: “No podrá hacerse en ellas ninguna variación,
después de ejecutado el matrimonio.” La aplicación de esta norma ha de
reputarse con naturaleza de estricto orden público.

No obstante, lo anterior, existen excepciones al principio de la inmutabilidad

de los regímenes matrimoniales. En efecto, el legislador permite a los esposos
modificar en dos casos excepcionales, el régimen legal de la comunidad de
bienes, que es el régimen de derecho común y el cual se presumirá en todos
los casos como el adoptado cuando estos no hayan manifestado expresamente
su voluntad en otro sentido. Son los casos de separación de bienes, y la
separación de cuerpos, alternativa al divorcio, que acarreará consigo la
liquidación de la comunidad de bienes existente entre los esposos, sin que en
ninguno de los casos se produzca la disolución del matrimonio.

Referencia.
Este recurso fue elaborado por el Profesor Julio César Matos, tomando como
fuente básica

Biaggi Lama Juan Alfredo. (2013), “Los Regímenes Matrimoniales en el

Ordenamiento Jurídico Dominicano. Primera Edición: Santo Domingo
República Dominicana. Editorial Corripio.

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