Вы находитесь на странице: 1из 13

CAPÍTULO VII - CONTRATOS ENTRE CÓNYUGES.

POR MARÍA ALEJANDRA MASSANO


(MANUAL DERECHO DE FAMILIA, CHECHILE, 2015)

I. INTRODUCCIÓN
En el presente capítulo se analizará si los cónyuges pueden celebrar contratos entre
sí, entendiendo por ello a la posibilidad de entablar relaciones negociales entre los
miembros de la pareja matrimonial, más allá de las denominadas convenciones
matrimoniales reguladas en los arts. 446 a 450 del CCyCN, que fueran analizadas
precedentemente.
Las particularidades que atraviesa desde siempre el régimen patrimonial del
matrimonio entran en confrontación con los principios de la autonomía de la voluntad
y la libertad de contratar. Dicha tensión ha ido variando en función de los cambios que
la regulación legal ha ido sufriendo, en particular con los nuevos paradigmas que ha
traído la sanción de la ley 26.994(1).
Para estudiar esta temática, debe necesariamente remontarse el análisis al sistema
regulado por el Código Civil anterior, para finalmente detallar los cambios operados en
el Código Civil y Comercial de la Nación recientemente sancionado.

II. ANTECEDENTES: EL SISTEMA EN EL CÓDIGO CIVIL DEROGADO


Vélez Sarsfield consagraba un régimen de bienes del matrimonio de tipo imperativo,
compuesto por normas de orden público que limitaban la autonomía de la voluntad de
los cónyuges(2). Éstos no podrían pactar que el régimen comenzara antes o después,
qué bienes lo integraban, o disponer libremente cómo afrontar las deudas, entre otros
aspectos.
Estos conceptos se reflejaron en los arts. 1217, 1218 y 1219 del CCiv. El primero de
ellos establecía que, antes de la celebración del matrimonio, los esposos sólo podían
hacer convenciones que tuvieran únicamente como objeto la designación de los bienes
que cada uno llevaba al matrimonio y las donaciones que un futuro cónyuge hiciere al
otro. Por su parte, el art. 1218 establecía la nulidad de cualquier otro tipo de pacto. Y,
con posterioridad a la celebración del matrimonio, el art. 1219 prohibía la celebración
de cualquier "contrato de matrimonio", sancionando con nulidad su incumplimiento.
Lo que no se prohibía con carácter general era la posibilidad de que los esposos
celebraran algún tipo de contrato, sea civil o comercial, no ya vinculado a regular los
efectos personales o patrimoniales derivados del vínculo matrimonial —lo cual había
quedado terminantemente prohibido—, sino más bien para entablar entre ellos alguna
relación negocial en particular. Ello ha permitido interpretar el sistema con un criterio
permisivo general basado en lo dispuesto por el art. 19 de la Constitución Nacional y
los entonces vigentes arts. 1137 y 1197 del CCiv.(3).
Sin embargo, que no existiera un principio general prohibitivo, no significaba que
algunas estipulaciones determinadas sí fueran expresamente vedadas, y que otros
tipos de contratos, por la remisión que sus normas hacían a los pactos expresamente
prohibidos, no corrieran la misma suerte.

1. Contratos prohibidos
En el Código anterior existían prohibiciones específicas para celebrar determinados
tipos de contratos, en virtud de la naturaleza que los mismos revestían, la cual
permitiría fácilmente:
• lograr un desplazamiento patrimonial destinado a burlar el régimen imperativo de
bienes propio del matrimonio (fraude a la ley),
• o que dicho desplazamiento tuviera como fin burlar los derechos de los acreedores
y el principio del patrimonio como garantía de su crédito (fraude a los acreedores),
• o generar una situación de subordinación o dependencia incompatible con el
estado matrimonial y con los deberes personales derivados de la unión (4). Incluso en
algún momento se sostuvo como fundamento de las prohibiciones, la desigualdad
entre hombre y mujer y el aprovechamiento que el primero podría realizar respecto de
la segunda. Desde que la capacidad de ambos fue equiparada, claramente dicho
argumento ha quedado descartado.
Los contratos específicamente prohibidos eran:

1.1. Donación: artículos 1807, inciso 1º y 1820 del CCiv.


Éste sería el contrato por excelencia, atento a su gratuidad, por el cual se podría
lograr el desplazamiento patrimonial referido destinado a burlar el régimen imperativo
de bienes propio del matrimonio (fraude a la ley) o a la garantía de los acreedores (5).

1.2. Compraventa
El art. 1358 del CCiv. prohibía expresamente este contrato, y se ha interpretado que
lo era para evitar que a través de dicho pacto no se hiciere otra cosa que encubrir una
donación(6).

1.3. Permuta
La remisión a las normas de la compraventa que hacían los arts. 1490 y 1492 del
CCiv. llevaba a extender la prohibición al contrato de permuta.

1.4. Cesión de créditos


Como a la cesión de créditos se le aplicaban las reglas de la compraventa si era
onerosa y de la donación si era gratuita, necesariamente dicho contrato también debía
estar prohibido, a fin de mantener la coherencia del sistema (arts. 1435 a 1437 y 1441,
CCiv.).

1.5. Pago por entrega de bienes


En el mismo sentido, por la remisión que se hacía a las normas de la cesión de
créditos y de la compraventa, los cónyuges tampoco podían celebrar un pago por
entrega de bienes (arts. 780 y 781, CCiv.).

1.6. Renta vitalicia


Debía distinguirse según que el contrato fuera oneroso o gratuito. En este último
caso se lo asimilaba a la donación, por lo cual claramente estaba prohibido. Pero si era
a título oneroso, había que diferenciar según que la renta se abonara a cambio de una
suma de dinero o de la entrega de una cosa mueble o inmueble. Según el art. 2073, al
primer supuesto se le aplicaban las normas para hacer empréstitos, por lo cual los
cónyuges podían hacerlo. En cambio, si se entregaba una cosa mueble o inmueble, se
le aplicaban las reglas de la compraventa, lo que hacía que la renta vitalicia también
estuviera prohibida(7).

1.7. Usufructo de bienes no fungibles


Según el art. 2831, al presente contrato se le aplicaban las reglas de la donación si
era gratuito y las de la compraventa si era oneroso, por lo cual estaba también prohi-
bida su celebración entre cónyuges.

1.8. Sociedades comerciales con responsabilidad ilimitada o solidaria


La Ley de Sociedades Comerciales 19.550(8)determinaba en su art. 27: "Los esposos
pueden integrar entre sí sociedades por acciones y de responsabilidad limitada.
Cuando uno de los cónyuges adquiera por cualquier título la calidad de socio del otro
en sociedades de distinto tipo, la sociedad deberá transformarse en un plazo de seis
meses o cualquiera de los esposos deberá ceder su parte a otro socio o a un tercero en
el mismo plazo".
Por su parte, el art. 29 sancionaba con nulidad el incumplimiento de la norma
anterior. La finalidad del sistema era evitar que los cónyuges respondieran en forma
solidaria e ilimitada en franca violación del régimen de separación de deudas
instaurado por el art. 5º de la ley 11.357(9). Es por ello que les estaba vedado integrar
sociedades en donde respondieran de esa manera, esto es: todas las sociedades de
personas, salvo que se tratara de una en comandita simple y uno o ambos fueran
socios comanditarios o de capital e industria y uno solo de los cónyuges fuera socio
capitalista. También se encontraba prohibido constituir una sociedad en comandita
por acciones si ambos cónyuges eran socios comanditados(10).

2. Contratos permitidos
Si el contrato a celebrar no contrariaba el régimen patrimonial imperativo,
básicamente por no implicar un desplazamiento patrimonial entre los esposos que
podría configurar un fraude a la ley o a los acreedores, o si no se generaba algún tipo
de incompatibilidad con los aspectos personales derivados del vínculo matrimonial, se
entendía que el mismo debía ser permitido. Entre ellos se podían mencionar a los
siguientes:

2.1. Mandato
El art. 1276 del CCiv. expresamente reconocía y regulaba este tipo de contrato entre
cónyuges. Así su párr. 3º, rezaba: "Uno de los cónyuges no podrá administrar los
bienes propios o los gananciales cuya administración le está reservada al otro, sin
mandato expreso o tácito conferido por éste. El mandatario no tendrá la obligación de
rendir cuentas"(11).

2.2. Fianza
Se había admitido que los cónyuges pudieran celebrar contrato de fianza entre ellos,
ya sea que uno se constituyera en fiador del otro, o que uno de los cónyuges fuera
fiador de las obligaciones de un tercero a favor del otro cónyuge(12).

2.3. Mutuo
Se había considerado que el contrato de mutuo no violaba las normas del régimen
matrimonial. Incluso se permitía como accesorio una garantía real, ya sea hipoteca,
prenda o anticresis, porque las mismas no implicaban una transferencia de propiedad
al acreedor, la cual sí estaba prohibida entre cónyuges. Los arts. 1259 y 1296 del CCiv.,
aunque pertenecieran al régimen legal vigente con anterioridad a la ley
17.711, referenciaban ya la posibilidad de constituir hipoteca para afianzar las
obligaciones del marido como administrador de los bienes de la mujer (13).
2.4. Usufructo de bienes fungibles
El art. 2832 del Código de Vélez Sarsfield exigía para celebrar este tipo de contrato,
la capacidad para celebrar mutuo, y al estar este último permitido, también se
entendía admitido el usufructo de bienes fungibles.

2.5. Depósito
Atento a la inexistencia de desplazamiento patrimonial alguno entre los
contratantes, se había admitido el contrato de depósito(14).

2.6. Comodato
Al igual que el depósito, al no violarse el régimen imperativo patrimonial, el
comodato como préstamo de uso, se consideraba permitido, mas allá de su poca
aplicación práctica debido al uso común de los bienes que conformaban la masa
ganancial(15).

2.7. Contrato de sociedad con responsabilidad limitada


En virtud de lo normado por el art. 27 de la ley 19.550, los cónyuges podían integrar
conjuntamente sociedades anónimas, sociedades de responsabilidad limitada y
sociedades en comandita por acciones cuando ambos fueran socios comanditarios o
uno fuera comanditado y el otro comanditario, y dentro de las denominadas
sociedades de personas, si se tratara de una en comandita simple y uno o ambos
fueran socios comanditarios o de capital e industria, y uno solo de los cónyuges fuera
socio capitalista(16).

3. Casos dudosos
Estos contratos no tenían una prohibición legal expresa en la legislación, pero se
dudaba de su compatibilidad con la relación matrimonial de los esposos, a saber:

3.1. Locación de cosas, de obras o de servicios


Cierto sector de la doctrina consideraba que estos contratos suponían una relación
de subordinación jurídica incompatible con el matrimonio, pudiendo generar una
eventual fuente de conflictos patrimoniales, sin contar con la remisión que se hacía en
el art. 1494, in fine, al contrato de compraventa(17). Otro sector, por el contrario y en
posición mayoritaria, entendía que la capacidad exigida para locar era la de
administrar y no la de disponer, conforme a los arts. 1510 al 1513 del CCiv., por lo cual
podía ser celebrado perfectamente entre los miembros de una unión matrimonial (18).

3.2. Contrato de trabajo


También se había sostenido que en el contrato de trabajo habría una subordinación
jurídica incompatible con el matrimonio(19). Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia
de la Nación, en un fallo del año 2002, mantuvo la posición contraria(20).

3.3. Fideicomiso
Según la ley 24.441(21)había contrato de fideicomiso cuando una persona (fiduciante)
transmitía la propiedad fiduciaria de bienes determinados a otra (fiduciario), quien se
obligaba a ejercerla en beneficio de quien se designaba en el contrato (beneficiario) y a
transmitirla al cumplimiento de un plazo o condición al fiduciante, al beneficiario o al
fideicomisario. Los bienes aportados al fideicomiso conformaban un patrimonio de
afectación distinto del patrimonio del fiduciante y del fiduciario. Teniendo en mira la
no vulneración del régimen imperativo, se consideró prohibido que uno de los
cónyuges reuniera el carácter de fiduciante y el otro de destinatario final de la
propiedad fiduciaria, debido a la transmisión de dominio que operaría entre ellos
aunque sea indirectamente a través de la figura del fideicomiso(22).

III. SISTEMA VIGENTE: CÓDIGO CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN SANCIONADO POR LA LEY 26.994

1. El artículo 1002 del CCyCN


El Proyecto de Unificación de los Códigos Civil y Comercial redactado por la Comisión
de Reformas creada mediante decreto PEN 191/2011, adhiriendo a un sistema de
gestión patrimonial no imperativo, permitía que los cónyuges eligieran el régimen que
creyeran más conveniente entre el de comunidad y el de separación de bienes (23).
Ello implicó la sustitución de las tajantes prohibiciones de los arts. 1217, 1218 y 1219
del CCiv., por los actuales arts. 446 a 450, que permiten y regulan la celebración de
acuerdos destinados a poder realizar la opción antes mencionada, elección vedada con
anterioridad.
Además, se eliminaban en el proyecto de reforma todas las prohibiciones específicas
para contratar entre cónyuges, contenidas en forma dispersa a lo largo de la
regulación dada a cada contrato en el Código anterior(24).
Pero finalmente, al tratarse el proyecto en el Congreso y convertirse en la ley
26.994, sin perjuicio de mantenerse la posibilidad de pactar el régimen patrimonial y
de no incorporar prohibiciones contractuales en particular para los esposos, se agrega
al art. 1002, que establece la prohibición de contratar en interés propio, el inc. d) que
reza
(...) los cónyuges, bajo el régimen de comunidad, entre sí.
El predictamen presentado en noviembre de 2013 por el partido oficialista ante la
Comisión Bicameral para la Reforma, Actualización y Unificación de los Códigos Civil y
Comercial de la Nación, justificaba dicho cambio en el proyecto original sosteniendo
que "La eliminación de la prohibición de contratar entre cónyuges propicia conductas
fraudulentas. El fin principal de la prohibición es tratar de evitar los fraudes a los
acreedores de alguno de los cónyuges, por lo que se sugiere su inclusión" (25).
Renace, en consecuencia, cierto criterio de orden público que la reforma parecía
haber dejado atrás en beneficio del principio de autonomía de la voluntad.
En consecuencia, el CCyCN prohíbe a través del nuevo texto del art 1002 la
celebración de contratos entre cónyuges que hayan optado por el régimen de
comunidad.
Ello aparentemente implicaría que:
1. Antes de la celebración del matrimonio pueden celebrar los acuerdos previstos en
el art. 446 del CCyCN: la designación y avalúo de los bienes que cada uno lleva al
matrimonio, la enunciación de las deudas, las donaciones que se hagan entre ellos y la
opción por alguno de los regímenes patrimoniales previstos en el Código.
2. Una vez celebrado el matrimonio, solamente podrán celebrar contratos entre sí si
optaron por el régimen de separación de bienes (art. 446, inc. d], 448, 449 y 505 a 508
del CCyCN).
3. Si optaren por el régimen de comunidad, sólo podrán celebrar acuerdos
destinados a modificar el régimen elegido (art. 448, CCyCN). Ningún otro acuerdo
negocial sería válido.
Sin embargo, dicha interpretación literal y lineal traería aparejada una serie de
incongruencias a la luz de todo el articulado vigente y de los principios generales que
emanan del mismo.

2. Incongruencias normativas
La incorporación del inc. d) al art. 1002, anteriormente referenciado, con la prohi -
bición expresa y general de contratar para los cónyuges que optaron por el régimen de
comunidad, encuentra su primera incongruencia o inconsistencia cuando se analiza, en
sus principios básicos, el régimen patrimonial vigente luego de la sanción de la ley
26.994.
La posibilidad de que los cónyuges puedan optar, como reza el art. 446, inc. d), por
alguno de los regímenes patrimoniales previstos en este Código (comunidad o
separación de bienes), se ha considerado un avance de la autonomía de la voluntad
con relación al sistema del Código anterior, en consonancia con la tendencia en el
derecho comparado (Estados Unidos, Francia, España, Suiza, Canadá —Quebec—,
Panamá, El Salvador, Chile, México)(26).
Sin embargo, la prohibición general de contratar, establecida por el art. 1002, dentro
de la misma línea de razonamiento, en cuanto a la tensión entre orden público y
autonomía de la voluntad, ha significado un retroceso en relación al avance de esta
última, y un fortalecimiento del orden público incluso mayor que el previsto por Vélez
Sarsfield en esta temática, tal como se detallara en el acápite anterior.
El Código derogado no preveía una norma general prohibitiva, sino disposiciones
dispersas, vinculadas a contratos cuya naturaleza implicaba algún desplazamiento o
compromiso patrimonial que podía ser considerado incompatible con el régimen de
comunidad previsto con carácter imperativo por el codificador.
Hoy, los cónyuges pueden elegir el régimen patrimonial que les resulte conveniente,
dentro de las opciones dadas, pero no pueden celebrar ningún acuerdo negocial entre
ellos, casi a la inversa del sistema anterior, en el cual el régimen era impuesto, pero la
posibilidad de celebrar contratos parcialmente admitida.
En este sentido, podría sostenerse que el agregado del inc. d) del art 1002,
incorporado con posterioridad al proyecto de ley original, no guarda coherencia con la
reforma general sufrida por el régimen de bienes del matrimonio.

2.1. Contratos expresamente regulados


La discordancia general anteriormente señalada se observa claramente en dos
supuestos contractuales que se encuentran regulados expresamente y que, a pesar de
la prohibición general, podrían interpretarse como permitidos:

2.1.1. El mandato
El art. 459 del CCyCN establece que:
Uno de los cónyuges puede dar poder al otro para representarlo en el ejercicio
de las facultades que el régimen matrimonial le atribuye, pero no para darse a sí
mismo el asentimiento en los casos en que se aplica el artículo 456. La facultad de
revocar el poder no puede ser objeto de limitaciones.
Y el art. 474 agrega:
Si uno de los cónyuges administra los bienes del otro sin mandato expreso, se
aplican las normas del mandato o de la gestión de negocios, según sea el caso.
Ambas normas admiten y regulan la posibilidad de que los cónyuges celebren el
contrato de mandato, en consonancia con el art. 1276 del Código derogado.

2.1.2. La constitución de sociedades


El art. 27 de la ley de sociedades comerciales 19.950, modificado por la ley
26.994, que denomina ahora a dicho cuerpo normativo como "Ley General de
Sociedades", establece que "Los cónyuges pueden integrar entre sí sociedades de
cualquier tipo y las reguladas en la Sección IV". De esa manera se eliminan las
restricciones existentes en la versión anterior del artículo, admitiéndose la constitución
de sociedades entre cónyuges sin limitaciones en cuanto al tipo.
La aparente contradicción entre la prohibición general y las regulaciones especiales
anteriormente señaladas, ha sido producto de un error de técnica legislativa generado
por un agregado parcial a un proyecto elaborado coherentemente como un todo.
Sin perjuicio de ello, por cualquier motivo que fuere, la sanción de la ley
26.994 genera una contradicción normativa, ya que dos normas imputan al mismo
caso soluciones incompatibles(27), la cual debe ser resuelta de alguna manera,
recurriendo a diferentes soluciones interpretativas.

3. Interpretación según el principio de la especialidad normativa


La solución podría estar dada por la aplicación del principio general del derecho
denominado de "especialidad normativa", esto es, ley especial deroga ley general (lex
specialis derogat legi generali)(28).
Con la aplicación de dicho principio, se podría considerar a los arts. 459 y 474
relativos al contrato de mandato y al art. 27 de la Ley General de Sociedades, como
una ley especial que se aplicará con preferencia a la ley general que emana del art.
1002, inc. d).
La prohibición general de este último artículo sería aplicable para cualquier otro tipo
de contrato distinto de los admitidos y regulados expresamente(29).

4. Interpretación finalista de la prohibición


Según los fundamentos dados al agregado del inc. d) del art. 1002 en análisis, su
incorporación se debió a tratar de evitar conductas fraudulentas, específicamente para
"evitar los fraudes a los acreedores de alguno de los cónyuges".
Dicha finalidad fue, entre otras, la que inspiró a prohibir durante la vigencia del
Código Civil derogado, la celebración de determinados contratos. Además del fraude a
los acreedores, se agregaba en el régimen por aquel entonces vigente, el fraude a la
ley y su imperatividad y el reproche moral derivado del ejercicio de actos contrarios o
al menos incompatibles con la relación de afecto y respeto que se deben los esposos.
Descartados estos últimos dos fundamentos, cabría preguntarse si por lo menos
algunos de los contratos permitidos en el Código Civil no podrían ser también
permitidos luego de la sanción de la ley 26.994, en la medida en que no permitan ser
utilizados como vehículo de fraude a los acreedores.
Desde esa óptica, el principio prohibitivo general podría ser interpretado de una
manera finalista, evitando prohibiciones innecesarias si el objeto de la contratación no
puede, por su naturaleza, comportar conductas fraudulentas.
Así el art. 1º del CCyCN establece que:
Los casos que este Código rige deben ser resueltos según las leyes que resulten
aplicables, conforme con la Constitución Nacional y los tratados de derechos
humanos en los que la República sea parte. A tal efecto, se tendrá en cuenta la
finalidad de la norma.
Y el art. 2º agrega:
La ley debe ser interpretada teniendo en cuenta sus palabras, sus finalidades, las
leyes análogas, las disposiciones que surgen de los tratados sobre derechos
humanos, los principios y los valores jurídicos, de modo coherente con todo el
ordenamiento.
La primera norma refiere claramente al principio finalista o teleológico de
interpretación. El segundo de los artículos parte de la base de las palabras para mirar
éstas de acuerdo con sus finalidades y a todo el ordenamiento de una manera
sistémica(30).
Bajo esta línea interpretativa, podrían quedar tan solo prohibidos entre cónyuges
que optaron por el régimen de comunidad de los arts. 463 a 504, aquellos contratos
que impliquen un desplazamiento patrimonial entre los esposos que pueda tener
como finalidad burlar el principio del patrimonio como prenda común de los
acreedores, tales como:
• La donación: por constituir un vehículo claro de fraude en virtud de la transmisión
gratuita que el mismo implica. El art. 1543 del CCyCN indica aplicar supletoriamente las
normas de la donación a cualquier acto jurídico a título gratuito, pudiendo, entonces,
hacerse extensiva la prohibición a cualquier contrato de dicha naturaleza.
• La compraventa, la permuta, la cesión de créditos onerosa, el pago por entrega de
bienes, la renta vitalicia onerosa mediante la entrega de bienes, el contrato de
suministro, el leasing: para evitar las donaciones encubiertas bajo un título oneroso
simulado. Por la aplicación supletoria de las normas de la compraventa que indica el
art. 1124 del CCyCN, también se podrían interpretar como prohibidos los contratos por
los cuales una parte se obliga, por un precio en dinero, a transferir a la otra derechos
reales de condominio, propiedad horizontal, superficie, usufructo o uso, o a constituir
los derechos reales de condominio, superficie, usufructo, uso, habitación, conjuntos
inmobiliarios o servidumbre, o a transferir la titularidad de títulos valores.
Y también podrían interpretarse como prohibidos aquellos contratos que impliquen
la modificación del sistema de responsabilidad por deudas vigente en el régimen de
comunidad, regulado por los arts. 461 y 467 del CCyCN. Aquí puede hallarse un grave
inconveniente con la constitución de sociedades, ya que las de responsabilidad
ilimitada podrían ser un vehículo claro de fraude a los acreedores y/o de vulneración
del régimen de responsabilidad por deudas entre cónyuges. Sin embargo, la ley
26.994, al modificar el art. 27 de la ley 19.550, ha permitido expresamente y sin
limitaciones su constitución.
Los que claramente podrían interpretarse como permitidos serían aquellos contratos
en los cuales no habría elementos que pudieran generar un compromiso patrimonial
que afecte la garantía de los acreedores, tales como: el mandato, por además así
preverlo expresamente los arts. 459 y 474 del CCyCN, la fianza, el mutuo, el depósito,
el comodato, la locación de cosas, obra o servicios, el contrato de trabajo, el
fideicomiso (ahora regulado por los arts. 1666 a 1707 del CCyCN) si los cónyuges no
revisten el carácter de fiduciante uno y fideicomisario el otro, el contrato de transporte
de personas o cosas, la consignación, el corretaje, la agencia, la concesión o la
franquicia comercial.
Por supuesto que, en caso de duda o ante la falta de una norma expresa permisiva,
el contrato quedaría subsumido en la prohibición general del art. 1002, inc. d), ya que
la misma opera como un principio rector que no existía en el Código derogado.
Más allá de todo lo expuesto, la interpretación finalista o teleológica podría
considerarse excesiva en su aplicación ya que contradice el propio texto de la norma y
su carácter prohibitivo general.
Además, cabría preguntarse si los supuestos de fraude a los acreedores que la norma
pretende evitar, no podrían darse también en el marco de un régimen de separación
de bienes, al cual, la letra del art. 1002, inc. d), no hace extensiva la prohi bición de
contratar.
El concierto fraudulento entre los esposos con el fin de burlar, no ya un régimen
legal que dejó de ser imperativo, sino el de sus acreedores, a través de contrataciones
que modifiquen sustancialmente el patrimonio del deudor, es perfectamente posible
en el régimen de separación de bienes, sin perjuicio de lo cual, estaría a
priori permitido.
Evidentemente la prohibición general del art. 1002, inc. d), ha sido, en función de los
fundamentos que motivaron su inclusión, por demás prohibitiva en el régimen de
comunidad y por demás permisiva en el régimen de separación de bienes, sin contar
con la franca contradicción que presenta su texto con los arts. 459 y 474 del CCyCN y
con el art. 27 de la ley 19.550 en su texto reformado. Y ello deberá ser objeto, en todo
caso, de una nueva reforma que precise los términos de la prohibición a los realmente
necesarios para la finalidad tenida en cuenta por el legislador.
O quizás sea más eficaz a los efectos de prevenir el fraude a los acreedores, utilizar
las instituciones específicas creadas al efecto, como es la acción de inoponibilidad
(históricamente denominada como acción pauliana) regulada en los arts. 338 a 342 del
CCyCN, y evitar prohibiciones generales y, por ese mismo carácter muchas veces
inadecuadas, como la del art. 1002, inc. d) del CCyCN (31).

BIBLIOGRAFÍA
BASSET, Úrsula C., "Modificaciones al régimen económico del matrimonio en el
Proyecto", RDPyC 2012-2, Rubinzal-Culzoni, Proyecto de Código Civil y Comercial I, p.
507.
BELLUSCIO, Augusto C., Manual de derecho de familia, t. II, 6ª ed., Depalma, Buenos
Aires, 1996.
BORDA, Guillermo A., Tratado de derecho civil. Familia, t. I., 10ª ed., La Ley, Buenos
Aires, 2008.
CAMPOS, Roberto D., "La regulación de las relaciones patrimoniales entre cónyuges en
el Código proyectado", RDFyP, La Ley, año 4, nro. 10 (nov. 2012), p. 43.
CHECHILE, Ana M., "La posibilidad de elegir el régimen patrimonial matrimonial en el
Proyecto de Código Civil y Comercial de la Nación", JA 2012-III-1273.
Código Civil y Comercial de la Nación. Fundamentos, Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires,
2012.
FLEITAS ORTIZ DE ROZAS, Abel - ROVEDA, Eduardo G., Régimen de bienes del matrimonio, 3ª
ed. actual. y ampl., La Ley, Buenos Aires, 2012.
JUANES, Norma, "Alcance de la supresión de la prohibición de los contratos entre
cónyuges en el proyecto de reforma del Código Civil de 2012", RDF 2013-60-99, nro.
60, julio 2013, p. 99.
KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída, "Lineamientos generales del derecho de familia en el
Proyecto de Código Civil y Comercial unificado", RDPyC 2012-2, Rubinzal-
Culzoni, Proyecto de Código Civil y Comercial I, p. 295.
MAZZINGHI, Jorge A., Derecho de familia, t. 2, 3ª ed. actual. y reestructurada, Ábaco,
Buenos Aires, 1996.
MEDINA, Graciela, "Compraventa entre cónyuges. Régimen actual, proyectos de
reforma y derecho comparado", Revista Jurídica de la UCES, nro. 5, otoño-invierno
2002, p. 39.
— "Fideicomiso y régimen patrimonial del matrimonio", JA 1998-III-1076.
— "El régimen patrimonial del matrimonio en la reforma al Código Civil y Comercial",
RDFyP, La Ley, año 4, nro. 10 (nov. 2012), p. 3.
MÉNDEZ COSTA, María J.,Código Civil Comentado. Derecho de familia patrimonial. Artícu-
los 1217 a 1322, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2004.
— "Mandato entre cónyuges", JA 1971-311, doctrina.
MOSSET ITURRASPE, Jorge, "Contratos entre cónyuges", RDPyC 1996-12-101, Rubinzal-
Culzoni.
NINO, Carlos S., Introducción al análisis del derecho, 2ª ed. ampl. y rev., 12ª reimpr.,
Astrea, Buenos Aires, 2003.
Predictamen presentado por el Frente para la Victoria en la Comisión Bicameral para la
reforma, actualización y unificación de los Códigos Civil y Comercial de la Nación,
publicado en http://www.parlamentario.com/noticia-67689.html.
ROVEDA, Eduardo G., "El régimen patrimonial del matrimonio", en RIVERA, Julio C. (dir.)
- MEDINA, Graciela (coord.), Comentarios al Proyecto de Código Civil y Comercial de la
Nación 2012, AbeledoPerrot, Buenos Aires, 2012, cap. XIII.
SOLARI, Néstor E., "El régimen patrimonial del matrimonio en el Anteproyecto
de Código Civil", JA 2012-II-1265.
ZANNONI, Eduardo A., Derecho de familia, t. I, 2ª ed. actual. y ampl., Astrea, Buenos
Aires, 1989.

Вам также может понравиться