Вы находитесь на странице: 1из 4

1

Predicación de la Palabra
¿Quién te crees que eres? – Rev. Sergio Adrián Fritzler
Domingo 7 de abril de 2019, Iglesia Cordero de Dios – Juan 8:46-59

In nomine Jesu.

¿Quién te crees que eres?… ¿Quién tú eres? José frente a sus hermanos les dice: “He aquí que he
soñado otro sueño, y he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí. Y lo contó a su padre
y a sus hermanos; y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Acaso vendremos
yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti? Y sus hermanos le tenían envidia, mas su
padre meditaba en esto.” (Génesis 37:9-11) ¿Quién te crees que eres José para que tus hermanos y tus
padres se inclinen ante ti?

David, siendo uno de los hermanos más pequeños, se ofrece para ir a pelear frente a gigante Goliat y
dice: “¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare el oprobio de Israel? Porque ¿quién
es este filisteo incircunciso, para que provoque a los escuadrones del Dios viviente? Y el pueblo le
respondió las mismas palabras, diciendo: Así se hará al hombre que le venciere. Y oyéndole hablar Eliab
su hermano mayor con aquellos hombres, se encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has
descendido acá? ¿y a quién has dejado aquellas pocas ovejas en el desierto? Yo conozco tu soberbia y la
malicia de tu corazón, que para ver la batalla has venido.” (1 Samuel 17:26-28) ¿Quién te crees que eres
David cuidador de ovejas, si tu hermano es un guerrero y tú un pastor de ovejas?

Así es la historia de la salvación, comenzando desde Caín y Abel, quien odiaba a su hermano porque su
ofrenda fue aceptada y la de él no, y llega hasta la historia del evangelio de hoy. ¿Quién te crees que
eres Jesús? ¿¡Mayor que Abraham!?...

Cuando era joven, iba a la iglesia un muchacho que tenía el trastorno de personalidad múltiple,
entonces cada domingo era una persona diferente, un domingo era médico, otro domingo era mecánico
y otro domingo era el presidente de la república. Nadie se quería acercar a él, porque significaba
escucharlo por mucho tiempo hasta que se presentaba con su nueva personalidad.

A Jesús lo acusan de creerse alguien que no es, porque Él dice de sí mismo Yo Soy, el Dios creador del
cielo y de la tierra, por eso se le dice que es un Samaritano y que tiene un demonio. ¿Quién te crees que
eres? ¿Tienes un trastorno de personalidad? Pero Jesús no sólo dice quién es Él, sino quiénes son ellos,
incrédulos, y de allí viene el odio y la rabia. Él revela su pecado, especialmente su pecado contra el
Espíritu Santo, el pecado imperdonable, y ellos se niegan a creer en Jesús. Entonces tienen dos
opciones: o creen en Jesús o lo intentan eliminar; o se humillan, se arrepienten y lo confiesan o lo
matan.

Por eso, el tono de este domingo es dramático: “Tomaron entonces piedras para arrojárselas; pero
Jesús se escondió y salió del templo; y atravesando por en medio de ellos, se fue.” Jesús no dejó que lo
matasen, no había llegado su hora. Él solo respirará lo último y entregará su espíritu cuando sea la hora.
Como dice Jesús mismo: “Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para
ponerla, y tengo poder para volverla a tomar” (Juan 10:18).

Esto sigue sucediendo hoy en día, muchos están agarrando piedras para tirarle al que trae la verdad. El
Evangelio enseña que personas endurecidas se enfurecen más aún por causa de la verdad. No creen y
tratan de acallar la verdad manifestando que Jesús tiene pecado, y que no es Dios. Ellos mienten, sus
2

palabras no son verdad. La enseñanza de Jesús está libre de pecado, porque es la Verdad. Entonces,
¿por qué no creen? “El que es de Dios, las palabras de Dios oye; por esto no las oís vosotros, porque no
sois de Dios.” La ecuación es simple: el que es de Dios, escucha la Palabra de Dios. Si no eres de Dios, no
escuchas la Palabra de Dios, y entonces eres del diablo y haces caso de las mentiras.

El creyente, el hijo de Dios, escucha la Palabra de Dios. Entonces, ¿a quién escuchas tú? ¿A tus amigos,
a tus compañeros, a tus vecinos? ¿La Tv, la radio, tu celular, a los youtuber’s? “El que es de Dios, las
palabras de Dios oye”.

Los judíos no querían oír la Palabra de Jesús, ellos eran orgullosos de ser hijos de Abraham, se pensaban
como personas libres, pero en realidad eran esclavos de sus pecados, hicieron del camino de Dios una
religión humana. Y se enojan contra Jesús porque les dice la verdad. ¿Pero, quién te crees que eres
Jesús? ¿El único camino al Padre, pero, si hay muchas religiones que nos muestran a Dios?

No tienen pruebas contra Jesús, sólo enojo, porque Él les dijo la dura verdad acerca de su incredulidad,
y a nadie le gusta escuchar eso. Muchas veces la gente se enoja, por ejemplo, cuando van al médico y le
dicen que tiene sobrepeso o algo peor, entonces no quiere volver a ver a ese médico argumentando que
no fue tratado bien, que no hubo preocupación o interés por el problema o que le dijo cualquier cosa, y
entonces, busca otro médico que no se atreva a ser tan crítico con su estilo de vida o su salud. De la
misma manera, hacen las personas que se enojen al escuchar a alguien que les dice que están afuera del
reino de Dios, aunque lo dice para que puedan arrepentirse y salvarse.

La gente de hoy en día tampoco quiere creer en Jesús; no quieren escuchar que son pecadores,
malvados y que no pueden hacer algo para ser salvos, y que no se trata de una decisión personal.
Tampoco quieren oír que no todo lo que se llama popularmente como “cristiano” es algo bueno, ellos
quieren oír que todas las denominaciones son buenas, porque pretenden tener al mismo Dios y que
cualquier camino es válido, sólo depende de la “buena intención”.

El llamado “cristianismo” en nuestros días resiste obstinadamente a Cristo. Una parte, quiere creer
que actúan bien ante Dios con su ética de las buenas obras, otra parte, quiere creer que se trata de sus
decisiones personales, sus oraciones, o que sus conocimientos los hacen justos ante Dios. La fe no es un
sistema intelectual que hay que comprender, sino la confianza en las promesas de Dios. Es un pseudo
cristianismo basado en la razón humana, y Lutero afirma: “La sabiduría divina y la razón humana están
conflicto entre sí”.

¿Y tú? ¿quién te crees que eres? ¿Quién tú eres? ¿Eres mejor que los judíos de la historia? Eso crees,
¿verdad? Enójate conmigo hoy, porque te voy a decir algo que no te va a gustar: eres como los judíos
del evangelio y peor aún, porque desprecias a Jesús, porque no quieres escuchar la Palabra de Dios, no
participas regularmente o si lo haces, no le crees a su Palabra, porque te crees bueno, pero en realidad
eres enojón, impaciente, cruel para criticar, condenar y dictar sentencia sin piedad a las demás
personas, porque te crees la última coca-cola del desierto, porque en tu vida buscas el consejo en tu
propia sabiduría y no de la sabiduría de la Palabra de Dios, porque tu doctrina no es bíblica sino basada
en tu experiencia de vida.

La verdad es que todas las personas, como resultado de la herencia del pecado, son esclavas del pecado
y el diablo, y entre ellos estás tú, porque vives bajo el poder de tu carne e influenciado por el diablo, y te
ves obligado a hacer su voluntad, aún sin darse cuenta. Vives frecuentemente como que no conocieras
3

a Dios, independientes de él en el pensamiento y en el actuar; confrontando y dudando de la Palabra,


quieres ser más sabios que Dios. Tiendes a vivir con el orgullo religioso de los judíos y no aceptas el
Evangelio de Cristo.

No se puede creer en el perdón, sin comprender la profundidad del pecado. No se puede ver la cruz
con fe, sin saber que no se puede caminar deliberadamente en pecado y aún confesar la verdad de la fe.

El Dios que ha llamado al hombre de su escondite en el Jardín del Edén, ahora se ha ocultado del
hombre y para el hombre por causa del pecado… La gloria de Dios que buscaban los judíos estaba
oculta de pie en frente de ellos, y hablaba con ellos, Jesús, el que fue concebido por el Espíritu Santo,
nacido de la virgen María, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado…
También la gloria de Dios está oculta para ti, porque, aunque está delante de ti por causa de tu
pecado, no la puedes apreciar: son sus medios de gracia, es el Cristo sacramentado.

A pesar de que hoy es un domingo dramático, que muestra la oscuridad más terrible del pecado, y las
más bajas intenciones de los enemigos, recibimos su Evangelio con esplendor, porque viene allí en la
desesperación de nuestros pecados y nos saca del infierno al cielo. La pasión y muerte de Jesús en la
cruz, hace que se nos caigan las escamas de los ojos y los tapones de nuestros oídos, ya que Jesús
cambió su santidad y justicia por nuestros pecados, y el juicio de Dios contra nosotros fue sobre
Cristo, al dar la sentencia de la ira de Dios en la cruz. La Palabra encarnada nos ha librado de nuestros
enemigos y en su Evangelio hoy nos muestra sus heridas sangrientas en la que fuimos nosotros curados.

“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue
sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Is 53:5). “Al que no conoció pecado, por nosotros lo
hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Co 5:21). Su obra en la cruz te
da el inmenso regalo de su gracia: su perdón.

Entonces, la fe y la vida cristiana no se trata de ti, sino de quién es Cristo. Él es YO SOY. Yahvé o
Jehová, el Dios que habló a Moisés desde la zarza ardiente. Él llevó la realidad de nuestro pecado y la
guerra contra Dios. Él se sometió a esta realidad que es demasiado horrible para mirar. En lugar de
reclamar sus derechos como el eterno Hijo de Dios, reclamó nuestros derechos como enemigos de
Dios. La horrible verdad de nuestro pecado que Jesús cargó por nosotros en la cruz, donde fue
traspasado por nuestras transgresiones, aplastado por nuestras iniquidades, donde el castigo que nos
trajo paz estaba sobre Él, incluso la ira de Dios contra nuestro pecado.

Independientemente de lo que piense el hombre, Dios cumple sus promesas. Él salvó la vida de Isaac al
proporcionar un cordero, una víctima que fue su sustituto. En ese matorral, Abraham vio el día de
Jesucristo, y se regocijó. El inocente cordero redimió a Isaac, tomando su lugar, y muriendo por él.
Isaac se liberó y Abraham se salvó. Así lo ha hecho Cristo, nuestro Cordero sustituto. Por eso, Cristo dice
en el evangelio de hoy: “el que guarda mi palabra, nunca verá muerte.” (v. 51), que es la separación
eterna con Dios.

Vamos acercándonos al Viernes Santo, a la cruz, que es la verdadera gloria de Dios, el Hijo de Dios
crucificado. Y vamos viendo a Jesús, que es el YO SOY, allí está clavado desnudo, maldecido,
avergonzado y burlado de la cruz.
4

Y ahora… ¿Quién te crees que eres? Nada somos fuera de Cristo. Somos cristianos, su nombre es
nuestra identidad. Somos en Cristo hechos nuevas personas, un pueblo que le sirve en justicia y que es
fiel escuchando y teniendo su Palabra como la Palabra de Dios en el más alto honor.

Hermanos y hermanas: Hoy, quinto domingo de cuaresma es llamado “Domingo del Juicio”, por la
primera palabra del introito: “Judica me, Deus” “Júzgame, oh Dios” (Sal 43:1). Y también es llamado el
primer Domingo de Pasión, por la costumbre de ponerle velos a las cruces e imágenes. El Evangelio de
hoy dice que “Jesús se escondió”. Este velo cuaresmal nos recuerda cómo Dios viene a nosotros, velado
en carne y sangre humana, para salvarnos. Cristo hoy está velado en este mundo, cubierto de Palabra y
Sacramento, viniendo a ti con perdón y vida.

Decimos con mucho sentido en la liturgia de la Santa Cena reconociendo y alabando a Cristo, y los invito
a decir conmigo para terminar esta prédica: Por Él, y con Él y en Él, en la unidad del Espíritu Santo, te
damos toda honra y gloria, Padre todopoderoso, ahora y siempre. Amén.

Votum: Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús. Amén. (Fil 4:7).

Вам также может понравиться