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Asignatura

Psicología Social

Tema

De la Psicología Social Tradicional a la Psicología Social Crítica

Presenta

Lina Alejandra Ortegón Cardenas

Docente

Arnold Mayorga

Chía. Cundinamarca 2020


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INTRODUCCIÓN

Tanto la Psicología Social Comunitaria, la Psicología Social Crítica y la Psicología de la

Liberación se pueden pensar como tres líneas que están articuladas y relacionadas con respecto a

cómo pensar sobre la Psicología y sus cursos de acción. Cada uno de estos tres lineamientos

establece tres maneras de hacer una psicología socialmente sensible y se pueden involucrar en el

designado modelo de la construcción y la transformación crítica, según Montero (2004a, p.26).

Estas tres líneas de la psicología tienen su inicio en el continente latinoamericano, esto quiere

decir que aparece en el mismo ambiente sociocultural y geográfico, intentando responder a las

problemáticas propias de sus sociedades.

Es por esto que la psicología social de Ignacio Martín-Baró propone un panorama

particular si se compara con otras miradas de la misma disciplina. Este pensamiento nos llama a

mantener una observación y un análisis de las teorías, los métodos y las prácticas que han

configurado el saber y el hacer de la Psicología, teniendo como referente el reconocimiento de

los valores, de los prejuicios y de las posturas que han marcado los acontecimientos, para

manifestar y das solución a un imposición ética, la cual presenta un postulado hacia el respeto

por el otro y en exclusivo por los sectores de la sociedad más desfavorecidos sin distinción de

ninguna especie. A este respecto, Maritza Montero y (2010, p. 2) en su texto: Crítica, autocrítica

y construcción de teoría en la psicología social latinoamericana, afirman que la actividad crítica

en la Psicología Social introduce la duda, mostrando otras posibilidades que abren nuestro

entendimiento hacia nuevas interpretaciones y hacia otras facetas de los eventos y las cosas.

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En concurrencia con los desarrollos de la Psicología Social Latinoamericana, cuando ya

se manifestaba en el campo anglosajón una cierta Psicología radical; hacia los años ‘80, se

empezó a extender concurrentemente la Psicología Crítica en América Latina (Montero, 2004b).

Inicialmente aparece como una postura antipositivista y política, en el sentido de acusar las

condiciones socioeconómicas, las consecuencias en el campo de las ciencias y en el manejo y la

apreciación de los fenómenos sociales, pretendiendo ocasionar una política liberadora que

contrarreste las formas intransigentes que existían en la psicología de la época.

Este contexto crítico dio origen en torno a varios factores socio-culturales históricos, que

son característicos de la sociedad de los años ‘60 y los ‘70, pero esto también se origina por

medio de los modelos predominantes en las ciencias sociales, que se dirigían hacia una escasa

aplicación de los resultados y de la rutina de las investigaciones (Iñiguez Rueda, 2003. p 3). No

podemos ignorar, que en al interior de la psicología crítica encontramos interesantes

cuestionamientos hacia el anhelo deconstruccionista, así como al concepto de posmodernidad,

puesto que el poder sin rostro que se muestra nos permite evadir con facilidad el compromiso

político (Parker, 2002).

La Psicología Social Crítica desde sus inicios se ha propuesto alterar lo que se puede

designar como el modo natural de ver las cosas, de probar los mecanismos del poder que

soportan las posturas establecidas y poder abrir nuevos panoramas al conocimiento. Hacer crítica

supone analizar modelos teóricos, conceptos, interpretaciones y explicaciones que se dan a

fenómenos o psicológicos o a circunstancias bajo estudio, y demostrar sus modos de

construcción, sus contradicciones, su grado de coherencia y los intereses subyacentes tras una

determinada teoría o propuesta, así como también sus fortalezas. Esto es lo que suele ser llamado

crítica interna. Ahora bien, lo que se conoce como corriente crítica en las ciencias sociales y en la

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psicología social, en este caso, no se restringe a los aspectos de coherencia interna, sino que va

más allá, puesto que su tarea es discutir las atribuciones de esencialidad que naturalizan a las

formas de conocimiento producido, presentándolas como la forma canónica. Es una posición en

la búsqueda de conocimiento que "revela diferentes perspectivas, abre nuestro entendimiento

hacia nuevas interpretaciones y hacia otras facetas de los eventos y las cosas. Nos priva de

nuestras herramientas habituales induciéndonos a crear otras nuevas" (Montero & Fernández

Christlieb, 2003, p. 7).

La Psicología Social de la Liberación se conoce como una corriente teórico-práctica

democrática y fortalecedora, que propone la participación activa de los ciudadanos en pro de la

construcción de la realidad. Su foco central está puesto en aquellas personas que resultan

víctimas de las situaciones de opresión y que se encuentran excluidos de los bienes sociales y de

las decisiones que los afectan. La construcción de una psicología de la liberación, surgió dentro

del contexto de las luchas armadas en Centro América, poniendo al descubierto las necesidades

de las personas y planteando la necesidad de contribuir en la formación de una sociedad más

justa y más digna. No obstante la división y la descomposición social generada por el uso de

políticas neoliberales en el marco de la actual globalización no se habían extendido como luego

lo hicieron.

Martín-Baró (1986) consideraba que la psicología se había mantenido al margen de las

inquietudes y de los problemas de la mayoría de la población latinoamericana. En cambio,

encontraba en el trabajo freiriano de alfabetización conscientizadora, que relacionaba Educación,

Psicología, Filosofía y Sociología, el cual fue el aporte más significativo hecho en América

Latina. La conscientización era considerada por Baró como un concepto central de la psicología

que proponía, articulando las diferentes dimensiones de la conciencia individual, social y

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política, así como el crecimiento personal, la organización comunitaria y los procesos

individuales y sociales de transformación. Baró lo planteaba de este modo: “(...) la

conscientización constituye una respuesta histórica a la carencia de palabra personal y social, de

los pueblos latinoamericanos, no sólo imposibilitados para leer y escribir el alfabeto, sino sobre

todo para leerse a sí mismos y para escribir su propia historia ” (Martín. Baró, 1986, p. 220).

Martín-Baró consideraba, en coincidencia con lo que planteó la psicología social

comunitaria la cual fue un legado de Freire y de Fals Borda, que los psicólogos deben tener un

compromiso crítico con las personas con las cuales trabajan. Como bien lo plantean Lane &

Sawaia (1991), desde una perspectiva gramsciana, ser un crítico significa ser capaz de ver lo que

ideológicamente puede haber en el sentido común de las personas con quienes trabajamos.

La Psicología comunitaria, el carácter crítico y la orientación liberadora pueden

considerarse como unas expresiones de una misma conciencia, de la conciencia de la necesidad

de dar una respuesta efectiva y legítima a cada una de las necesidades de las sociedades las

cuales su destino histórico debe trascender la pobreza, la sumisión y la ignorancia. Si hacemos

una comparación entre estas tres respuestas a los problemas de nuestras sociedades podremos ver

que no sólo existe coincidencia, sino que entre los tres movimientos ha habido vasos

comunicantes. La relación entre estas tres tendencias, manifiestan una vía para lograr hacer una

psicología autóctona pero no encerrada. Una psicología que logra responder a los problemas de

las diferentes comunidades en las sociedades latinoamericanas que se encuentran afligidas por

tanta desigualdad y tanta opresión, contribuyendo al desarrollo de ciudadanos más conscientes de

sus derechos y sus deberes, así como al reflexionar críticamente sobre sus actos y sobre los

resultados de los mismos, sobre sus motivaciones y sobre sus compromisos podría estar

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contribuyendo también a la transformación de estas sociedades, marcando el rumbo hacia formas

de desarrollo ecológicamente viables y humanamente deseables.

La proyección científica y política de la psicología latinoamericana no se alcanzará con

una proyección local estrecha, sino como resultado de la inserción y confrontación de los

diferentes psicólogos en los escenarios más avanzados de la producción psicológica mundial, que

permiten nuevos espacios y proyectos dirigidos hacia nuestra realidad. Los grupos generadores

de teoría no se improvisan, se forman en la discusión, la investigación, la publicación y el

intercambio.

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CONCLUCIÓN

De lo anterior, podemos comprende que la psicología social de la liberación, la cual fue

desarrollada específicamente en relación con el problema de las comunidades oprimidas,

marginadas y excluidas en América Latina, se puede observar como un llamado al compromiso

de los psicólogos como agentes de cambio en las disciplinas humanas. Más que basarse y aplicar

teorías y técnicas tradicionales, se deben dotar de la realidad que los rodea para impulsar el

decrecimiento de la desigualdad social como el origen de numerosas secuelas psicológicas.

Es de reconocer, que el pensamiento de Ignacio Martín-Baró aún permanece vigente

dadas tanto las condiciones de terror estatal, paramilitar y guerrillero que ocurren en muchos

países de Latinoamérica, así como la ideología de dependencia y culpabilidad que mantiene a las

mayorías populares en un estado de poca actividad ante sus propias problemáticas psicosociales.

El movimiento crítico tiene raíces latinoamericanas, fuertes y profundas, aunque no son

las únicas. Cuando estudiamos aquello que responde a necesidades, problemas y fenómenos

propios de la sociedad en que vivimos, producimos respuestas que pueden responder a aquellos a

quienes debemos atender y, en la medida en que en cada crítica se refleja el mundo en que

vivimos, aquello que la crítica advierte se puede transmitir a una población mucho mayor. Hacer

crítica permite, entonces, no solo consumir ciencia, sino que es parte del oficio de hacer ciencia.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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