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INFORME DE LECTURA

Docente

Claudia Fernanda Vásquez

Realizado Por

Mariana Cadavid Arango

Universidad de Antioquia

Facultad de ciencias sociales y humanas

2017
Índice
1 Introducción…………………………………………………………………………3
2 Objetivos……………………………………………………………………………..3
3 Comparaciones………………………………………………………………………3
4 Conclusiones………………………………………………………………………....7
5 Bibliografía…………………………………………………………………………..7
EL ORIGEN GEL LENGUAJE, CONTRASTACIÓN Y PARENTESCO ENTRE
LAS IDEAS DE HARARI, TOMASELLO Y EDUARD O. WILSON.
INTRODUCCIÓN
Nuestro primer texto titulado “El árbol del saber. En de animales a dioses” escrito por
Yuval Noah Harari, nos hace un recuento acerca de sus hipótesis del origen del lenguaje y
las capacidades otorgadas gracias a él en los seres humanos, basándose principalmente en
dos teorías, la del lenguaje flexible y la que él denomina como “chismorreo”, ambas como
derivados de la “revolución cognitiva” por la que atravesó el ser humano hace
aproximadamente 70mil años.
OBJETIVOS
Los objetivos con este informe son el de comparar los postulados de diversos autores
contemporáneos acerca del origen y uso primario del lenguaje humano, hallar correlaciones
y réplicas entre ellos y sus teorías.

COMPARACIONES
Harari en “El árbol del saber” nos cuenta que los sapiens, pertenecientes al género Homo ya
poblaban las llanuras de África hace más de 150mil años, y hace unos 70 mil años fue hasta
cuando comenzaron a extenderse por el resto del planeta tierra, sin embargo hasta este
momento no habían producido ninguna “hazaña especial” determinada esta por algo así
como la invención y manufacturación de utensilios especializados, decoración corporal,
arte, religión, etcétera, en definición no había aún mucha diferencia con los géneros
parientes como el paranthropus, neandertales (que de hecho su cerebro era de mayor
tamaño, lo que nos lleva a pensar que este no era un verdadero determinante en aquella
época) o los grandes simios, aún no poseíamos las características determinantes de nuestra
condición humana.
Pero, hasta hace los 70mil años mencionados cuándo comenzaron las grandes migraciones
de los sapiens fue igualmente el periodo testigo de la “explosión” de las características que
nos definen como seres humanos, el registro de invención de lámparas, armas como arcos
y flechas, agujas, barcas, religión (idolatría), arte, etcétera, básicamente el hecho de
imponerse sobre la naturaleza, tomando materias primas y convirtiéndolas en algo que
satisfaga una necesidad, tanto física como psíquica.
Llama a entonces a este periodo la época de “la revolución de las capacidades cognitivas”,
sostiene que los sapiens inmediatamente anteriores a esta era no habrían sido capaces de
trasmitirnos conocimiento o su manera de ver la realidad, puesto no tendrían mayores
capacidades para esto que cualquier otro mamífero de gran tamaño, he igualmente nosotros
no habríamos podido enseñarles alguno de nuestros lenguajes o filosofías, en síntesis sus
capacidades para entender razonamientos e ideas abstractas eran completamente limitadas.
Sin embargo aquellos que existieron luego del margen de los 70mil años ya poseían estas
capacidades que nos denominan como seres humanos, pero ¿qué las causó? , no tenemos
manera de estar seguros, sin embargo se dedujo que mutaciones genéticas aleatorias (y que
por esta razón otras ramas del género homo no las poseyeron, suerte sí se quiere llamar así)
provocaron un cambio en la estructura misma del cerebro, cambiando sus conexiones
internas, y entonces ¿qué era aquello tan especial del nuevo lenguaje que nos permitió
conquistar la tierra? La “arqueología cognitiva” en términos de Wilson es aquella rama de
la ciencia que intenta dar respuesta a estas problemáticas.
Efectivamente los lenguajes humanos no fueron la primera forma de comunicación
existente en el reino animal, ya las abejas, los lobos, cientos de pájaros y realmente aunque
no se puede asegurar que todos, sí la gran mayoría de los seres que deben interactuar con
otros individuos de su índole poseen alguna manera de comunicación, ya sea fonética,
mímica, hormonal, entre otras, muchas de ellas de carácter colaborativo: las abejas se
indican cómo llegar a las flores, los lobos coordinan sus estrategias de caza, las ballenas y
delfines hacen lo mismo, los loros imitan sonidos y tienen señales de peligro al igual que
los monos verdes que comunican a sus compañeros por alguna clase de depredador, con
instrucciones fonéticas variadas para cada tipo de amenaza, pero cómo dice Tomasello si
queremos comprender los orígenes remotos de la comunicación humana, tanto
filogenéticamente como ontogénicamente, debemos mirar por fuera de la comunicación
misma y a la cooperación humana en general. La comunicación humana es única en
diversas formas, tanto estructuralmente como en sus motivaciones.
Nuestra cooperación está estructurada por lo que denominan filósofos modernos (Searle,
Bratman y Gilbert) por la “intencionalidad compartida” o la intencionalidad del “nosotros”,
es decir, se posee ya una idea de pertenencia a un grupo en específico, y a las relaciones y
acciones que se pueden llevar a cabo con los demás actuadores del grupo, ya sea con fines
cooperativos para bien común u ontogénicamente hablando, al reconocer su propia
individualidad, las acciones que pueden ser llevadas a cabo para el bien propio.
En un sujeto plural “nosotros” están involucradas: metas conjuntas, intenciones conjuntas,
conocimiento mutuo, creencias compartidas. (Nótese que estas primeras formas de
comunicación en conjunto son las bases de para la creación de instituciones, que involucran
entidades construidas culturalmente, como el dinero, el matrimonio, el gobierno, qué solo
existen en la realidad lingüística establecida y colectivamente aceptada, los no lugares de
Foucault) o alguna meta más simple que formamos, cómo el ir a caminar juntos,
contemplar el paisaje juntos, construir un refugio juntos… Así se utilicen gestos “naturales
o convenciones “arbitrarias”, son actividades cooperativas que como dijimos ya existen en
el reino animal en multiplicidad de especies, pero que dependen de una intencionalidad
compartida derivada de la idea del “nosotros”, las habilidades y motivaciones de la
intencionalidad compartida constituyen entonces lo que podemos decir infraestructura
cooperativa de la comunicación humana, mediada por según Harari un lenguaje flexible,
que no depende ahora únicamente de indicaciones clave como “¡cuidado un león!” o “cerca
del nido hay comida” sino de representación y transmisión de ideas articuladas y abstractas
derivadas de la cooperación, como “vamos a hacer un refugio para dormir esta noche” o
“hagamos lanzas para cazar mañana” se tiene ahora un concepto de temporalidad y
reconocimiento / posicionamiento tanto individual como en colectivo en esa temporalidad,
conectándose con la idea de Wilson, quien propone que el lenguaje está altamente mediado
por la capacidad de memorizar cosas a largo plazo, identificándolas en el espacio tiempo,
experimentos han demostrado que primates evidentemente inteligentes pueden memorizar
hasta 5.000 ítems y recordarlos durante al menos tres años, (aves, ratones y demás animales
también mostraron capacidades de memoria a largo plazo, por meses o incluso años) Esto
va ligado a la idea del umbral de la “eusocialidad” el punto directamente anterior a
relaciones sociales complejas y abstractas.
Al principio, la inmensa complejidad de la arquitectura cerebral creó un difícil problema
para aplicar los modelos teóricos de la genética a la teoría evolutiva. El genoma humano
contiene pocos genes que codifiquen proteínas, solo 20.000. De estos, solo una fracción
prescribe nuestros sistemas sensorial y nervioso. El problema que se plantea es: ¿cómo
puede una arquitectura celular tan complicada ser programada con tan pocos genes? Los
investigadores han descubierto que pueden construirse módulos múltiples mediante
instrucciones que primero los replican a partir de un único programa, seguido por
programas distintos (y genes distintos) que ordenan que cada módulo de tejido se
especialice según su localización en el cerebro. Puede conseguirse una especialización
adicional por la entrada recibida desde el ambiente exterior al cerebro, (epigenética).
Ahora ¿cómo podría haber evolucionado el lenguaje? Ya hablamos de las mutaciones
primigenias al azar que desembocaron en los cambios en la estructura del cerebro,
trascender en la eusocialidad y todo a lo que esto nos llevó, pero la cuestión en la teoría
evolutiva moderna es la pregunta por el inicio de la cooperación, o por lo menos del
altruismo, Tomasello propone que en algún momento cómo parte de una adaptación
humana más amplia para la cooperación y la vida cultural en general, en algún punto de la
evolución los individuos que podían interactuar colaborativamente tuvieron ventaja
adaptativa, la comunicación cooperativa surgió como una manera de coordinar las
actividades colaborativas de una manera más eficiente, ayudando a construir más allá una
infraestructura psicológica común , todo esto comenzó tal vez en actividades humanas en
las que al ayudar al otro el individuo simultáneamente se ayudaba a sí mismo. Pero
igualmente existían situaciones generales altruistas en las que individuos simplemente
informaban o compartían cosas libremente con otros, esto se enlaza con la teoría del
“chismorreo” de Harari, que plantea que el lenguaje no surgió meramente como una forma
de compartir información acerca del mundo, sino compartir información acerca de los
mismos humanos, nuestra rama evolutiva es ante todo descendiente y pariente de animales
sociales, es importante saber dónde está la comida, y el apoyarse en la creación de refugios,
pero en las relaciones sociales resulta más importante el saber quién de la tropa desprecia a
quien, o que cual duerme con tal, quien se cree es honesto y quien un tramposo, etcétera,
los seres humanos estamos atrapados en redes sociales. Al igual que no podemos imaginar
un pez sin un medio acuoso, nos resulta difícil concebir un lugar que sea diferente de este
ambiente mental que nuestra evolución ha producido. Desde la infancia estamos
predispuestos a leer las intenciones de los demás, y estamos prestos a cooperar a la mínima
traza de interés compartido. En un experimento, se enseñó a unos niños cómo abrir la
puerta de un contenedor. Cuando unos adultos intentaron abrir la puerta aparentando no
saber cómo hacerlo, los niños dejaron lo que estaban haciendo y cruzaron la habitación para
ayudar. Chimpancés bajo las mismas circunstancias, pero mucho menos avanzados en
consciencia cooperativa, no hicieron este esfuerzo, los humanos nacemos para volvernos
especialistas en habilidades sociales, Cooperando mediante la comunicación y la lectura de
la intención, los grupos consiguen mucho más que el esfuerzo de cualquier persona
solitaria, adquirimos una denominada “teoría de la mente” es decir el reconocimiento de
que sus propios estados mentales serían compartidos, percibidos y sobretodo entendidos por
otros, ya que esos otros sienten, expresan comunican y codifican lo mismo, dejándolo a
nuestro entendimiento.
El lenguaje una vez instalado confirió poderes casi mágicos a la especie humana, el
lenguaje emplea símbolos y palabras arbitrarios para transmitir significado y generar un
número de mensajes potencialmente infinito, parece finalmente algo lógico que no fue el
lenguaje el que creó la mente, sino al revés. El lenguaje no es básico, es derivado, se asienta
sobre las mismas habilidades cognitivas y sociales subyacentes, ¿qué es el lenguaje sino un
conjunto de dispositivos de coordinación para dirigir la atención de los demás?
Para finalizar, de nuevo con Harari, ya sabemos entonces de las bondades que nos confirió
el lenguaje para la cooperación, interpretación y transmisión, ahora habremos de recalcar el
hecho que todo esto no se da únicamente con situaciones “verisímiles” sino, la
característica tan humana de hablar de situaciones que existen únicamente en nuestra
mente, el hecho de no hablar sólo posicionados en el “momento presente” sino la capacidad
de conversar acerca de hechos pasados, especulaciones acerca de estos o de situaciones
hipotéticas que existen sólo en la idea del futuro, que existe sólo en la mente individual y
posteriormente codificada, compartida, percibida mediante la “teoría de la mente”,
decodificada, abstraída y finalmente interiorizada/ comprehendida.
Llevando entonces una replicación de un mensaje / idea, denominado de otra forma como
historia o Mytho, los sapiens en conclusión podemos deducir relativamente fácil, somos
aquellos que podemos hablar de cosas que no existen, lo que nos permite cooperar
flexiblemente en gran número, ya sean individuos íntimamente conocidos o extraños, al
punto que no es realmente necesario que usemos la misma codificación fonética lingüística
para poder hacernos entender, ya que poseemos una carga psíquica y de lenguaje no verbal
tal que nos permite comunicarnos por medio de todas las etapas anteriores a la creación de
un lenguaje articulado establecido, la capacidad de aprender y comprender estados
emocionales y mentales y la capacidad de inventar una manera de transmitirlos con todas
las especifídades y abstracciones nos posiciona (en la visión de Harari) en un puesto
privilegiado en todo el árbol de la vida, y esa es la razón por la que los sapiens dominan el
mundo.

CONCLUSIONES
1 Por razones aun realmente desconocidas hace 70 mil años surgieron cambios en la
manera de comunicarse entre aquellos individuos pertenecientes a la especie Homo
Sapiens.
2 Estos cambios fueron graduales y desembocaron en capacidades mentales que permiten la
creación de formas complejas de interacción, surgió el lenguaje como medio de transmitir
ideas abstractas.
3 Las bases genéticas de la adquisición del lenguaje, son previas a la aparición del mismo.
4 La cooperación es clave en el éxito humano en el proceso de “conquista de la tierra” en
términos que usa Harari, apoyada en la idea de Tomasello de un “nosotros”.
5 En lo que desemboca y reafirma entonces el por qué somos la especie que controla la
tierra y sus recursos es debido a la capacidad que adquirimos de cooperar flexiblemente
entre nosotros y de transmitir y creer en ideas abstractas, mythos que nos unen aún más por
sentimientos de “pertenencia” a un ser y estar.
BIBLIOGRAFÍA
Edward O. Wilson; La conquista social de la Tierra; Editorial Debate, 2012 [“The Social
Conquest of Earth” 2012] Páginas 8 - 26.
Harari, Y. (2014). El árbol del saber. En De animales a dioses. Barcelona: Madrid: Denate.
Páginas. 33 – 38. Michael Tomasello
Michel Tomasello, Los orígenes de la comunicación humana. Título de la edición original:
Origins of human comunication © 2008 Massachusetts Institute of Technology.
Traducción: Elena Marengo. Capítulo 1, Enoques sobre infraestructura, Páginas 1 – 6.

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