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Ubi Sunt (¿Dónde están los que vivieron?). Las cosas que tocamos no saben que nos
fuimos es una intervención artística creada por el Grupo de Estudio sobre Cuerpo de la
Universidad Nacional de La Plata, realizada en los subsuelos del Museo de Ciencias
Naturales de La Plata a partir de una investigación sobre los modos en los que estudiantes y
trabajadorxs de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP habitaron
cotidianamente y circularon por este espacio durante los años ´60 y ´70.
La obra fue creada para acompañar la inauguración, del Mural Colectivo "Mariposa de
Hierro" el 5 de abril de 2017, impulsado por la Mesa de Trabajo por la Memoria y la
comunidad de la facultad mencionada. Está montado sobre un mural anterior (que el nuevo
permite aún ver) realizado dos décadas atrás, en el año 1995, como parte de las actividades
propuestas en la Jornada de Memoria, Recuerdo y Compromiso. Las imágenes que
compondrían esta nueva propuesta fueron definidas durante una serie de talleres en los que
participaron estudiantes, docentes, graduadxs, compañerxs de los desaparecidxs, hijxs,
familiares y muralistas, quienes durante cuatro encuentros conversaron sobre los contenidos
que estarían presentes en el nuevo mural. La “Mariposa de hierro” está formada por treinta
y seis placas de metal caladas, instaladas por delante de los trazos de pintura que quedan
del mural anterior; cada placa contiene su propio relato sobre las represiones, las luchas, las
resistencias, el Museo en sus muchas facetas y las personas que lo hacen y lo han hecho ser,
pero todas ellas unidas por una línea que compone una enorme mariposa con las alas
abiertas.
Las conversaciones y discusiones sobre qué se quería contar, las imágenes evocadas, los
recuerdos y anécdotas intercambiados durante estas jornadas fueron el principal insumo
para la construcción de Ubi Sunt. En las páginas que siguen proponemos leer aquel acervo
de recuerdos en términos de una suerte de archivo intangible al cual buscamos darle cuerpo
y materialidad mediante el proceso de creación de la obra y la consiguiente puesta en
escena, contribuyendo así al proceso de construcción colectiva de una memoria que no deja
de complejizarse.
“Acá hay papeles escondidos”
En la década del ´90, un trabajador no docente del Museo de Ciencias Naturales de La Plata
encontró en una zona del subsuelo del museo donde antiguamente funcionaba el Centro de
Estudiantes una pila de boletas correspondientes a las elecciones estudiantiles de 1975
escondidas en una rendija cerca del techo. A lo largo de décadas y hasta el día de hoy el
subsuelo del museo aloja laboratorios, oficinas, aulas y depósitos; y a pesar del paso del
tiempo estas boletas habían conseguido quedar guardadas, sin ser vistas.
Más de veinte años después, la Mesa de Trabajo por la Memoria de la Facultad de Ciencias
Naturales y Museo convocó a una serie de talleres para pensar de qué modo restaurar el
mural que había sido pintado en 1995 en una de las paredes externas del nuevo edificio de
la facultad que había sido inaugurado un año antes. Aquel primer mural hablaba de la
represión, del terrorismo de estado, de la lucha y la resistencia ante esto y de un posible
futuro de esperanza, y esa era una gran parte de la historia que había sido indispensable
contar. Sin embargo, ahora era posible abrir otros capítulos, contar otras facetas. No sólo
sus vidas habían sido detenidas, no sólo sus cuerpos desaparecidos; también sus proyectos
personales y profesionales, sus temas de investigación como científicxs (o futuros
científicxs), sus búsquedas artísticas, su cotidianeidad de compañerxs, su complicidad. El
nuevo mural, que dejaría ver por detrás al más antiguo, buscaba abrir estos otros capítulos;
fue en sintonía con esta búsqueda que se gestó Ubi Sunt.
Entre 1995 y 2017, la imagen histórica sobre lxs estudiantes, graduadxs y trabajadorxs
víctimas de la última dictadura militar había sido construida en capas, por momentos
contradictorias, otras complementarias, pero siempre traslúcidas. La acumulación lograda
por las luchas, los acontecimientos históricos, los contextos políticos, fueron planteando
distintas discusiones; el paso del tiempo fue imprimiendo otras materializaciones. El sólo
hecho de repasar la historia de la serie de cuadros que fueron colocados en las columnas del
edificio de aulas en la primera Jornada de Homenaje permite dar cuenta de cuáles eran los
aspectos de sus vidas que en cada momento fue urgente, necesario o posible contar:
primero las fotos de cada unx fueron acompañadas solamente por sus edades, sus carreras
de pertenencia y los datos de fecha y lugar en los que había ocurrido su desaparición o
asesinato; alrededor de dos décadas después, en la restauración de estos cuadros, se
agregaron sus espacios de militancia. Primero, había hecho falta señalar su existencia,
mostrar sus rostros, su juventud. Luego, había sido tiempo de reivindicar sus luchas, sus
militancias, sus proyectos de país. En esta ocasión era momento de algo más.
Como las boletas escondidas en el techo del cuarto que albergaba al Centro de Estudiantes,
aquellas vidas habían dejado huellas. Palabras escritas, recuerdos, afectos, pasiones. Señas
de su continuidad en este tiempo. Fueron aquellas huellas las que buscamos amplificar a
partir de su reverberación en nuestros cuerpos y nuestras voces, la continuidad de sus
luchas y su resonancia en nuestras experiencias.
“Oliendo a formol”
En los relatos que tomamos como fuente para la obra fue recurrente la referencia al Museo
y especialmente a “las catacumbas”, como suelen nombrar lxs estudiantes de la época a los
subsuelos de este edificio donde se ubican las aulas, laboratorios y oficinas. La recurrencia
de este espacio en los distintos relatos nos llevó a pensar inmediatamente en el subsuelo
como locación para la performance.
El subsuelo resultaba un escenario interesante y sugerente tanto desde el punto de vista de
la propuesta escénica como por su potencial evocador. El edificio de fines del siglo XIX
conserva aún su arquitectura. Los pasillos que se van bifurcando y cruzando, los grandes
muebles y los innumerables recovecos, resultan extraños, curiosos, antiguos, atemporales;
de hecho, muchos de ellos están desde la fundación del Museo y muchos más desde los
años ’60 y ’70 del siglo XX.
El carácter sugerente y evocador de “las catacumbas” tenía mucho que ver con sus aspectos
materiales, desde los objetos, los muebles, los materiales de construcción, la penumbra, las
fuentes de luz, la convivencia de épocas, hasta la ubicación espacial del subsuelo, semi-
oculto, fuera de la vista habitual, pero base, cimiento y corazón del enorme e imponente
edificio que está arriba. La condensación de sentidos y la enorme densidad de referencias
plausibles de ser evocadas, hicieron de lo espacial y lo material un punto central en Ubi
Sunt.
“Estoy del otro lado, simplemente estoy del otro lado. De este lado”
Al habitar los espacios de este Museo proponemos otras aproximaciones al pasado,
desanudando capas del tiempo que van armando sentidos nuevos, que resuenan y conviven
con el presente. En relación con las experiencias del pasado hay relatos que están
construidos; no pretendemos borrarlos sino escribir sobre ellos, como un palimpsesto donde
se pueda ver lo que ya estaba escrito, aunque no pueda leerse (como ocurre con el mural).
A partir de estas reescrituras y reinterpretaciones establecemos nuestra relación con el
presente y descubrimos las infinitas capas que han quedado a lo largo del tiempo, desde el
primer mural, las primeras conmemoraciones, lo que queda en cada recorrido y lo que
sucede cada vez hacemos la puesta en escena.
Al estar ahí, presentes con nuestros cuerpos, la relación con los objetos, con el escenario
mismo que evoca un tiempo (o distintos tiempos a la vez), la vamos estableciendo con las
nuevas marcas de nuestros recorridos y movimientos, que actúan como señalamientos de
las continuidades, de lo que queda y de lo que no ha dejado de pasar. En esa convivencia de
tiempos pasados y presentes, somos pasado a través de la insistencia que proponemos desde
la permanencia, en el habitar, en el caminar, en el recorrer y en lo que sucede con todo esto.
Y al mismo tiempo, somos presente cuando construimos sentidos sobre ese pasado, que van
difuminando los límites temporales de los acontecimientos, con cada momento político que
nos confronta y provoca desde la negación, la normalización, la reconciliación o el silencio.
Hablamos del pasado como algo que no termina porque las significaciones se siguen
actualizando a partir de nuestras propias percepciones de lo que está suspendido en este
espacio. De este modo elegimos y construimos sentidos propios que son compartidos en la
obra para insistir en el señalamiento de los restos desde el poder evocador del espacio y del
cuerpo, y a la vez reconfiguramos archivos inacabados, obras siempre en proceso, en
perfecta construcción y deconstrucción (Goldchluk, 2018: 60). En ese sentido, nos interesó
también pensar en la relación entre pasado y archivo, en cuales son las vinculaciones
posibles entre estos dos conceptos que se definen como dos obras nunca acabadas; si
producen contextos nuevos ¿son presente?, meros testimonios o posibilidades de sentido.
“El bastón, las monedas, el llavero, / la dócil cerradura, las tardías / notas que no
leerán los pocos días”
El subsuelo del Museo, sus pasillos y recovecos; los muebles y objetos que se encontraban
y aún encuentran allí; recuerdos y anécdotas compartidas en conversaciones y asambleas;
textos poéticos y científicos producidos por estudiantes y docentes detenidxs-
desaparecidxs; nuestros recuerdos, vivencias y sensaciones como alumnxs y docentes de
esta misma facultad, como habitantes de la misma ciudad donde vivieron ellos y ellas,
como argentinxs, como inmigrantes, como latinoamericanxs.
Estos elementos a partir de los cuales se constituyó Ubi Sunt pertenecen a distintos órdenes,
tienen diversos estatutos materiales y temporales. Proponer un orden posible, encontrar una
forma de sistematizarlos y vincularlos, hacerlos parte de un mismo diálogo poético,
imaginar a partir de lo evocado, fue la tarea que nos dimos. Y esta tarea trajo consigo una
pregunta: ¿hay aquí un trabajo de archivo?, ¿qué tipo de archivo sería este?, ¿qué
características tienen su materiales?
El Museo es en sí mismo una clase de archivo. Y aunque el espacio del subsuelo no sea el
espacio museístico, es justamente uno de los espacios en los que se archiva el material que
no está en exhibición y/o que se encuentra siendo estudiado por lxs investigadorxs que
trabajan allí. En este sentido, podríamos decir que Ubi Sunt sucede en los pasillos de un
archivo.
Por otra parte, algunos de los textos con los que trabajamos (textos científicos de
investigadorxs desaparecidxs y/o asesinadxs), los encontramos buscando en la biblioteca
del Museo. Una biblioteca, otra clase de archivo. Trabajamos también a partir de fotos y
objetos (que no están físicamente en la performance, pero que sí hicieron parte del proceso
creativo), provenientes de archivos personales de familiares y amigxs de aquellxs
estudiantes y docentes. La búsqueda, organización y recopilación de estos materiales,
podrían ser pensadas como un trabajo de archivo.
En relación con estas fotos y objetos, el trabajo con recuerdos y anécdotas contadas
oralmente, podría ser pensado como otra forma de archivo (u otra dimensión del archivo
personal de familiares y amigos), cuyos objetos son aparentemente inmateriales y cuya
preservación está anclada a los cuerpos de quienes vivencian, escuchan y relatan.
En este mismo sentido nuestros cuerpos funcionan como archivos en tanto son el lugar que
reúne nuestros recuerdos, vivencias y sensaciones. Son un archivo en el que se almacenan
también esos relatos que nos fueron contados. Son nuestros cuerpos quienes ordenaron,
clasificaron, seleccionaron y organizaron todos esos materiales. Asimismo, son el soporte
en el cual se inscriben, se preservan y también se comunican, se ponen en común para tejer
con otrxs.
Estos archivos no son del orden del objeto, del documento, podríamos decir que son
inmateriales. ¿Pero realmente lo son? ¿No hay en ellos también una dimensión material?
¿Un tono de voz, una modulación, un estado corporal asociado? ¿No tienen acaso
materialidad?
Creemos que el hecho de que muchos de estos elementos no constituyan archivos en
sentido tradicional del término, les otorga un potencial político particular que puede ser
entendido a partir de las nociones de an-archivo o contra-archivo, acuñadas para referir a
documentos o colecciones que se encuentran ocultos o han sido guardados por fuera de los
ámbitos y las regulaciones institucionales. Como señala Lydia Schmuck (2018) en relación
a los archivos personales, este tipo de archivos suelen contener materiales que podrían
llenar los espacios vacíos de otros archivos, permitiendo contar facetas de la historia
diversas de la oficial y revelando la selectividad de la memoria y la intencionalidad política
en los modos de organización y criterios que rigen los archivos institucionales.
“Durarán más allá de nuestro olvido; / no sabrán nunca que nos hemos ido”
Tal como mencionamos antes, convertir al Museo en el escenario de una performance de
este tipo, subvertir la imposibilidad de usar, de habitar y de hacer experiencia que
representa la museificación y a la vez instalar una convivencia de tiempos (mientras
evocamos el pasado, el presente sigue funcionando como todos los días) puede ser
entendido como una profanación. La puesta en uso de los materiales correspondientes a los
diferentes archivos con los que hemos trabajado puede ser entendida en un sentido similar.
Pensamos que la referencia de Elizabeth Jelin (2017) a los señalamientos de las
continuidades del pasado, como una manera de luchar contra el silencio y la normalización,
dialoga con el gesto de los señalamientos de Edgardo Antonio Vigo, que implica "sacar" a
los objetos de su lugar cotidiano o de la red de sentidos en la que cotidianamente están
inmersos, mientras son extrañados y evocados.
Sacar a los objetos de su lugar de piezas de archivo y de museo (un lugar al que llegaron al
ser extraídas de su contexto de uso y organizadas mediante ciertos criterios hegemónicos);
extrañar el espacio del Museo de su uso habitual como organizador y reproductor de modos
canónicos de producir y administrar el saber; extrañar los usos del cuerpo y el sonido
mediante el eco, la repetición, la superposición; darle cuerpo y voz a todos aquellos
materiales, textos, afectos, recuerdos que a modo de an-archivos o contra-archivos,
sobrevivieron en los cajones personales de la memoria de lxs amigos y familiares de lxs
desaparecidxs.
Usamos estos gestos, como marcas de la permanencia y organizamos nuestras propias
selecciones del pasado para construir una memoria a partir de éstos y de nuestros cuerpos
como repositorios de emociones que se desplazan entre las capas del tiempo que fuimos
descubriendo. Apelamos a estos gestos políticos que acuden al potencial crítico del
extrañamiento, a descontextualizar para construir una nueva (re)contextualización que
actualiza los relatos del pasado a partir de la insistencia.
Poemas citados
“Poema 13” de Carlos Aiub
“Las cosas” de Jorge Luis Borges
“Inmortalidad” de Humberto Constantini
“Aide-Mémoire” de Juan Gelman
Bibliografía
Agamben, G. (2005). Profanaciones. Buenos Aires: Adriana Hidalgo
Bugnone, A. (2013). El espacio público en la poética de Edgardo Antonio Vigo: Los
señalamientos. Páginas, 5 (8), 9-51. En Memoria Académica. Disponible en:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.6403/pr.6403.pdf
Goldchluk, G. (2018). Archivos de escritores: estrategias de visibilización. Actas de las II
Jornadas de discusión / I Congreso Internacional. Los archivos personales: prácticas
archivísticas, problemas metodológicos y usos historiográficos. Buenos Aires: CeDInCI
Jelin, E. (2017) La lucha por el pasado: Cómo construimos la memoria social. Buenos
Aires: Siglo XXI Editores.
Schmuck, L. (2018). Los archivos personales como “an-archivos”: el concepto de “global
archives”. Actas de las II Jornadas de discusión / I Congreso Internacional. Los archivos
personales: prácticas archivísticas, problemas metodológicos y usos historiográficos.
Buenos Aires: CeDInCI
Mariana del Mármol es Doctora en Antropología por la UBA y Licenciada por la UNLP. Se
especializa en antropología del cuerpo y de las artes escénicas indagando especialmente los
procesos de formación y trabajo en el teatro independiente platense. Es docente de
Etnografía I en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la UNLP y de Metodología
de la Investigación en Artes en la Escuela de Danzas Tradicionales de La Plata. Se ha
formado en danza contemporánea y teatro y participa de diversas actividades y proyectos
vinculados a la creación y producción en artes escénicas.