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1.

Introducción

Los metales pesados (loid) se refieren a un grupo de elementos tóxicos que son
biológicamente e industrialmente importantes. La contaminación generalizada del suelo con
metales pesados (loid) representa actualmente uno de los problemas ambientales más graves
que pueden afectar seriamente la calidad ambiental y la salud humana. Los metales pesados
(loid) se liberan en los suelos por fuentes naturales y antropogénicas. Aunque la
contaminación ambiental de los metales pesados (loid) comenzó en la antigüedad, el problema
provocó después de la revolución industrial debido al aumento dramático en el uso de metales
pesados (loid) en varias tecnologías modernas. La producción minera mundial actual de
metales pesados (loid) s es considerablemente enorme (Shahid et al., 2015a). Los metales
pesados (loid) comúnmente presentes en los suelos incluyen níquel (Ni), plomo (Pb), cadmio
(Cd), arsénico (As), cromo (Cr), cobre (Cu), cobalto (Co), zinc (Zn) , manganeso (Mn), aluminio
(Al) y mercurio (Hg). Entre estos metales pesados (loid), As, Pb, Cd y Hg están incluidos en las
20 principales sustancias peligrosas de la Agencia de Sustancias Tóxicas y Registro de
Enfermedades (ATSDR, 2012) y la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (US
EPA).

La acumulación excesiva de metales pesados (loid) en los suelos agrícolas da como resultado
una mayor absorción de metales pesados (loid) por los cultivos alimentarios y vegetales, lo que
a su vez puede provocar serios riesgos para la salud de los seres humanos (Xiong et al., 2016a,
Pierart et al., 2015). Se informa que los metales pesados (loid) causan varios trastornos en
humanos, incluyendo enfermedades cardiovasculares, cáncer, deterioro cognitivo, anemia
crónica, daño de los riñones, el sistema nervioso, el cerebro, la piel y los huesos (Jarup, 2003).
Debido a los posibles efectos tóxicos asociados con la exposición a metales pesados (loid),
existe una preocupación mundial por cumplir con que el contenido de metales pesados (loid)
del suelo agrícola y los cultivos en estos suelos no excedan los límites regulatorios permitidos.
Además, las personas son cada vez más conscientes de las inferencias de los suelos
contaminados con metales pesados (loid) en la salud humana y ambiental, lo que resulta en la
mejora y el desarrollo de tecnologías para la limpieza de sitios contaminados con metales
pesados (loid).

En contraste con los contaminantes orgánicos, los metales pesados (loid) son algo únicos por el
hecho de que son altamente resistentes a la degradación inducida biológica o químicamente.
Por lo tanto, el contenido total de metales pesados (loid) del suelo persiste durante mucho
tiempo después de ser introducido en el suelo. Por ejemplo, Pb tiene un período de
persistencia en el suelo de 150–5000 años, y se ha informado que persiste en el suelo
durante> 150 años después de la aplicación del lodo (Nandakumar et al., 1995). Del mismo
modo, Cd tiene una vida media biológica de> 18 años (Förstner, 1995). El suelo, que es el
componente más esencial del sistema ecológico, está altamente contaminado en todo el
mundo por metales pesados (loid). La acumulación excesiva de metales pesados (loid) en los
suelos puede causar el deterioro del ecosistema del suelo y crear otros problemas
ambientales. Las propiedades fisicoquímicas del suelo, como el pH, la conductividad eléctrica,
la capacidad de intercambio catiónico, la mineralogía del suelo, las condiciones microbianas y
biológicas y la presencia de ligandos orgánicos e inorgánicos del suelo, influyen en gran medida
en los metales pesados (loid) biodisponibles y móviles en el suelo (Shahid et al. , 2012a, Shahid
et al., 2012b, Shahid et al., 2012c, Shahid et al., 2012d, Minnikova et al., 2017). Numerosos
estudios han informado la acumulación de metales pesados (loid) en el suelo y los riesgos
asociados a la fertilidad / calidad del suelo y las actividades bioquímicas (enzimas y microbios).
Se sabe que los metales pesados (loid) en la concentración más alta influyen en la población
microbiana del suelo y sus actividades asociadas que pueden afectar directamente la fertilidad
del suelo (Minnikova et al., 2017). Pattnaik y Equeenuddin (2016) informaron que las
actividades enzimáticas del suelo están significativamente correlacionadas negativamente con
los contenidos metálicos de Ni, Cu, Cr, Co, Mn y Zn. La disminución en las actividades de las
enzimas sigue el siguiente orden: ureasa> fosfatasa ácida ≥ deshidrogenasa> β-glucosidasa ≥
fosfatasa alcalina. Minnikova y col. (2017) mostraron que el índice biológico integrado se
correlaciona con el índice de contaminación tecnogénica total y la contaminación del suelo con
metales pesados.

Por lo tanto, es imperativo implementar tecnologías de remediación innovadoras y específicas


para el sitio que puedan remediar de manera factible y eficiente los suelos contaminados con
metales pesados (loid). Se han desarrollado numerosas técnicas de remediación del suelo
durante las últimas dos décadas (Verbruggen et al., 2009, Murtaza et al., 2014, Sabir et al.,
2015). Estas técnicas tienen como objetivo reducir las fracciones totales y / o biodisponibles de
metales pesados (loid) en los suelos y su posterior acumulación en la cadena alimentaria
(Bhargava et al., 2012). Las técnicas convencionales para remediar metales pesados (loid) de
suelos contaminados se basan en métodos físicos, químicos y biológicos (Fig. 1), que pueden
usarse en combinación entre sí para remediar sitios contaminados. A pesar de la alta
eficiencia, la mayoría de estas técnicas son costosas, ambientalmente destructivas y requieren
mucho tiempo. Las implicaciones y complejidades financieras y técnicas han hecho que la

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