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LEVIATÁN DEMONIO, DIOS Y GUÍA

El presente documento nace de contemplar, lo que en sus tiempos y en los


nuestros, resulta ser una de las obras más significativas de la humanidad, la cual
pretendió establecer unos parámetros y criterios en la consecución de una
organización social. Nos referimos al Leviatán del famoso filósofo ingles Thomas
Hobbes.
Es de importancia, en primera medida mirar la vida de hobbes, para luego, poder
entender su postura radical a favor del absolutismo y en contra de un estado
parlamentario; pero no es nuestra intención extendernos en ese campo, por ende
solo diremos, que la vida de este autor a pesar de ser hijo de un clérigo de
Wesport, luego de realizar sus estudios en la Universidad de Oxford, donde se
empapa de filosofía escolástica y de lógica, graduándose en 1608 y después de
esto asumió la tutoría de un duque y con esto empezó a codearse y a convivir
directamente con la alta sociedad y con los personajes letrados más importantes
de su época, como Descartes y Pierre Gassendi entre otros y en uno de sus viaje
a Italia en 1636 conoce a Galileo, que le influirá en su construcción de una filosofía
social fundamentada en las ciencias naturales y la geometría.
De lo anterior podemos darnos cuenta de que hobbes en su vida conoció de
primera mano las bondades y el punto de vista del gobernante; además que por su
descendencia y estudios, tenía un conocimiento en el campo religioso y con sus
viajes por Europa constato desde su perspectiva, que a los ojos de muchos es
elitista, la situación de la sociedad de la época.
Al publicar la obra el leviatán en 1651, hobbes fue fuertemente criticado y
perseguido por la iglesia y los demócratas parlamentarios de la época, por sus
planteamientos radicales, como cuando en su libro planteo: ¨Esta es la generación
del Leviatán, o más bien de aquel dios mortal, el cual debemos, bajo el dios
inmortal, nuestra paz y nuestra defensa. Y fundando el estado solo es posible la
sociedad civil... Es decir, la organización de todos los súbditos sometidos al poder
del estado, se convierte en el polo opuesto de la guerra¨. Lo cual resulta no muy
agradable a los ojos de sus perseguidores.
La idea de ese estado todopoderoso en la tierra, ese dios mortal que atemorizara
a todos los ciudadanos es el Leviatán, el monstruo bíblico que se convierte en la
gran solución que el hombre creo para su conservación. Bajo la soberanía de
estado se garantiza paz, porque sin estado no hay sociedad entre los hombres,
sino un mero estado natural de desconfianza y terror mutuo.
De esta forma el signo de esta soberanía absoluta es el poder dar y quebrantar la
ley. El soberano es el verdadero fijador de la justicia y de la moral, ya que lo justo
y lo bueno, pasan a definirse como lo coincidente con la voluntad del soberano. El
soberano es el único poder legislativo y el estado la única fuente del derecho.
Incluso en los asuntos de índole espiritual o religiosa es el soberano quien tiene la
máxima autoridad, todo lo anterior según la postura de hobbes.
Anota también hobbes, que el poder soberano se alcanza por la fuerza natural
(por herencia) o por actos de guerra sometiendo a sus enemigos a su voluntad,
concediéndoles la vida a cambio de esa sumisión, este es el Estado por
adquisición. El otro procedimiento es cuando los hombres se ponen de acuerdo
entre sí, para someterse a algún hombre o asamblea de hombres voluntariamente,
en la confianza de ser protegidos por ellos contra todos los demás, este es
denominado Estado Político; pero no podemos olvidar el poder que de la espada y
la sangre se logra, es más fuerte que los demás.
Por otro lado nos parece pertinente hacer alusión a lo que el terror y miedo hace a
la organización humana en palabras de Nicolás Maquiavelo, en su obra El
Príncipe ´´Nace aquí una controversia: si es mejor ser amado que ser temido, o a
la inversa. Mi respuesta es que convendría lo uno y lo otro; mas ya que es difícil
reunir ambas cosas, es mucho más seguro ser temido que amado, si ha de faltar
una de ellas´´. En esta frase vemos un imperativo para ese dios o demonio
humano que debe someter a través de su implacable fuerza a los hombres.
Las obras el leviatán y el príncipe, son tratados políticos para tener en serio, mirar
que no se pierden en el tiempo y que en la actualidad, parece que siguen vigentes,
camuflados, mimetizados con un ropaje democrático, que los disfraza; es solo
menester de evocar a la memoria y a la observación de la vida política y social
actual, por ejemplo aquel eslogan de campaña ´´mano dura, corazón grande´´, ser
amado u odiado, como plantea aquella reina en la película la reina Margot ¨un rey
es respetado por la forma en que ama y por lo implacable que es cuando odia¨, es
en este momento donde debemos preguntarnos si estos textos ¿son letra
muerta?, o si en la actualidad aun existen personajes un tanto siniestros que los
toman como biblia guía.

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