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Prólogo

(lo especulativo y lo lógico a la base de la filosofía del derecho)

(1) Hegel señala primero el origen de esta obra. Se trata de un compendio (Grundriss) –de hecho ese
es el subtítulo- que desarrolla lo que ya estaba en la Enziklopädie. (2) En todo caso no se trata de un
compendio filosófico en el sentido usual del término, pues aquí se tiene ya una ciencia cerrada,
cuyos contenidos y procedimientos ya son conocidos, pero normalmente no se considera que eso
sea un compendio en filosofía.

Lo que está detrás de esta consideración sobre la naturaleza de un compendio de filosofía es una
concepción novedosa de lo que debe ser la filosofía como ciencia, en oposición a la manera como la
época entiende el saber filosófico. De allí el énfasis de Hegel en esta cuestión. – La primera
diferencia la encuentra Hegel en el método. El método verdadero de la filosofía, y de este
compendio, es especulativo. Esto la diferencia de toda otra forma de conocimiento y, de paso, le
restaura la dignidad que ha perdido la filosofía en la época.
La naturaleza de lo especulativo no es explicada aquí, pero es claro que se contrapone a dos
métodos: (a) uno lógico deductivo, propio del entendimiento y que procede por reglas, divisiones y
definiciones, y (b) otro que, contrapuesto al primero, hace descansar la búsqueda de la verdad en el
recurso a la intuición o la fantasía. – Hegel hace con esto un diagnóstico del pensar de su época, que
luego de la crítica de Kant a la metafísica, se divide entre positivistas que ven en el método de las
ciencias la única forma de conocimiento válido, y, por otro lado, románticos (Novalis), idealistas
subjetivistas (Fichte) o defensores de una intuición hacia el absoluto (Schelling) que reniegan del
método de la lógica y el entendimiento pero apelan a lo irracional subjetivo.

Hegel señala por lo demás que lo especulativo ya fue explicado en la Logik. Es evidente que no se
trata de la lógica formal, sino de una lógica metafísica u ontológica, que da cuenta de la articulación
del todo (de la razón universal) con las partes (en que este se desenvuelve y se realiza). No es lógica
clásica formal que sólo estudia las leyes procedimentales del pensar abstraídas de su contenido.
Aquí más bien la lógica ofrece el contenido (muestra las categorías esenciales de la realidad) en la
forma (especulativa) adecuada. Por eso dice que en esta lógica la forma y el contenido son
indosociables.

[Siep: La Lógica de Hegel es primero un análisis de categorías. Allí se muestra que entre los
conceptos constitutivos de nuestro saber y nuestra acción existen relaciones de implicación, de
explicación, de posibilidad de desarrollo, etc. Analizar esos conceptos básicos implica
diferenciarlos, establecer relaciones, pasar a conceptos unificantes más amplios. – Y todo esto
conduce, segundo, a una teoría de la subjetividad. Esta ya no es la autointuición inmediata o la
conciencia de la identidad del yo, sino la estructura de autodiferenciaciones y de conocimiento de
una totalidad articulada en momentos contrapuestos. Este todo de los conceptos de la razón
aparece al final de la Lógica como autoconocimiento y autoafirmación en todos sus momentos.

En la filosofía del derecho se deja realizar este procedimiento de la Lógica, en tanto todos los
conceptos básicos del derecho se presentan como diferenciaciones y enriquecimientos del concepto
de la voluntad general libre. Con este método se cumple la exigencia de justificación, y se realiza
la esencia del individuo que actúa (la subjetividad) así como el principio del derecho y el orden
estatal. Y no se trata como en Platón de una mera analogía entre el alma y el estado, sino que se
muestra y se justifica que el estado es condición de la libertad y la autorrealización del individuo.]
(la filosofía y la filosofía política del momento)

(3) Hegel comienza a exponer la manera cómo sus contemporáneos asumen el trabajo filosófico (en
particular con respecto al derecho y al estado), en contraposición al verdadero método (y ontología)
especulativo. Todos coinciden en buscar la verdad, y todos la proclaman de manera que se genera
una acumulación de verdades que confunde. Encontrar lo permanente en esta confusión de verdades
es lo que se espera de la ciencia filosófica.

(4) En lo que concierne al derecho y a la eticidad (cf. 33 para ver la diferencia con la moralidad) y
el estado, se han expuesto muchísimas verdades que han orientado los pueblos en diferentes épocas.
–Pero parece claro que ya no basta esa orientación primaria que brindan las leyes y costumbres
habituales. Una primera razón es que el momento histórico ha puesto de relieve la variedad de
legislaciones y normatividades, y hay un afán por determinar cuáles serían las verdaderas. Eso sería
el logro de la ilustración que quiere sustentar todo en la razón humana y establecer así principios
universales. - Más profundamente de lo que se trata es de una nueva constelación espiritual que
hace que la autoconciencia exija justificaciones racionales de fondo.

[Siep: Hegel piensa que esa exigencia de justificación racional (también de los valores y normas de
la vida práctica) es resultado de una estructura misma de la autoconciencia (que ya se ha
mostrado en la FE); esta estructura se ha vuelto crecientemente conciente para la humanidad en la
historia: con el cristianismo p.e. el individuo se libera de la ingenuidad de una existencia social
inmersa en la polis y comienza a pensar en su salvación individual; con el protestantismo aparece
la exigencia de justificación de todas las verdades delante del sujeto individual que las somete a
prueba. Más adelante dice Hegel que la justificación por el pensamiento es la característica del
mundo moderno, y si esa exigencia no se cumple se corre el riesgo de volver a un orden político
donde en lugar de la razón prime el más fuerte, o donde todo se subjetiviza]

Por eso dice Hegel “el espíritu pensante [der denkende Geist] no se contenta con poseer la verdad
de este modo inmediato, exige además concebirla [begreifen] y alcanzar para el contenido, ya en sí
mismo racional, una forma también racional”. El “pensamiento libre” [das freie Denken” no se
atiene a lo meramente dado o impuesto por la autoridad (del estado, de la mayoría o del
sentimiento), sino que parte de sí mismo, pero no como individualidad soberana, sino en unidad con
la verdad.

[el espíritu pensante o pensamiento libre que exige justificaciones racionales es mucho más que la
autoconciencia individual que desde la instancia soberana de su razón sólo individual quiere ser el
juez último de la verdad. En ese sentido Hegel va más allá de la ilustración. Se trata más bien del
individuo penetrado de espíritu, aquel que en el desarrollo de su autoconciencia ha sobrepasado
los límites de su individualidad y se ha integrado al punto de vista de una razón universal, y por
ello es libre. Es este individuo-espíritu, ese sujeto supraindividual el que exije ahora
fundamentaciones racionales más allá de la autoridad de lo dado]

(5) El espíritu libre pensante que exige justificaciones racionales más hondas sería un desarrollo
más elevado del hombre ilustrado moderno. A ambos Hegel contrapone el “alma ingenua” que se
confía en las verdades reconocidas y edifica desde ellas su vida. Los ilustrados critican a estas
almas ingenuas porque (a) se mueven en medio de opiniones variables y distintas y (b) no se hacen
uso al derecho de pensar por sí mismos. –Hegel por su parte critica estos ilustrados: (a) En realidad
ellos no se preocupan por la cosa misma, por lo sustancial del derecho, sino por la vanidad de su
opinión. (b) Lo que ellos llaman usar su propio pensamiento se vuelve más bien separarse de lo
universalmente reconocido (Allgemein-anerkannte) y quedarse en lo meramente particular
(Besonderes).

(6) Hegel muestra en que deriva este pensamiento ilustrado sólo particular que no reconoce su
pertenencia a una razón universal cuando le da por pensar el estado. Se trata de una crítica a los
teóricos del estado moderno que es enemiga de lo reconocido públicamente, enemiga de toda
tradición vinculante, p.e. Estos teóricos quieren pensar el estado desde cero, como si no hubiera un
mundo ético anterior con todo un desarrollo previo, y fuese necesario pensar todo desde ahora como
algo nuevo. –Hegel contrapone esto visión del sittiche Welt con el conocimiento de la naturaleza.
Sobre esta última los científicos reconocen la universalidad de sus leyes inmanentes; cuando se trata
del mundo moral en cambio se asume la más absoluta contingencia y arbitrariedad, de modo que
todos se sienten autorizados a decir lo que quieran, creen tener la verdad, y los más cínicos saben
que esto es un juego vacío (ese de inventar teorías del estado). Con todo lo cual ocasionan un
descrédito enorme para la filosofía.

(7) Ejemplo de estas filosofías superficiales del estado es la de Fries que renuncia a todo
conocimiento de lo verdadero y apela al sentimiento y al corazón. A Hegel esto le parece una
subjetivización completa del pensamiento político (de hecho una mala extrapolación desde Kant)
que renuncia a establecer el lazo racional que une al individuo con las normas verdaderas de la
acción. Con esto la ciencia ya no se basa en el “desarrollo del pensamiento y el concepto” sino en la
“percepción inmediata y en la imaginación contingente”. Ya no se busca la articulación de la
eticidad en el estado y la arquitectura de esta racionalidad política se rebaja al nivel del corazón y el
mero entusiasmo. (8) El signo distintivo de esta elocuencia superficial que se hace pasar por
filosofía es su odio a la ley, pues se ve en la ley lo opuesto al sentimiento. (9) Se trata, muestra
Hegel, del modo dominante de la filosofía académica, auspiciada en algunos casos por los
gobiernos por mera indiferencia, y que respecto a lo ético y el derecho termina reconduciéndolos a
fines y sentimientos sólo subjetivos, y a convicciones particulares. (10) Para esta filosofía la tarea
auténtica de la filosofía –el conocimiento conceptual de dios y de la verdad- es una pretensión
insensata. (11) El concepto de lo verdadero o la ley de la ética descansan así en simples
convicciones subjetivas, al mismo nivel de cualquier otra convicción.

(el despliegue de la idea en la realidad y la tarea de la filosofía)

(12) Frente a estas filosofías superficiales Hegel vuelve a la auténtica filosofía. La filosofía no es
mera doctrina académica, ni mero producto subjetivo. Ella es “investigación de la realidad”,
“captación de lo presente y lo real” [Erfassen des Gegenwärtigen und Wirklichen]. No Räsonieren
vacío que termine imaginando un más allá ideal (la ficción de un nuevo contrato social, la paz
perpetua, la voluntad general de Rousseau). A este razonar vacío (representar) se opondrá el
pensamiento especulativo conceptual. Curiosamente Platón es visto aquí como uno de los
precursores de esta forma de pensar. La idea platónica (digamos la de lo justo), no representa una
entidad abstracta ajena a lo real, sino el eje alrededor del cual ya se desplegaba la eticidad en
Grecia, sin alcanzarlo aún.

(13)“Was vernünftig ist, das ist wirklich. Und was wirklich ist, das ist vernünftig”. Esta es la
convicción que sustenta a la filosofía, pero también a la conciencia ingenua. Lo racional se refiere a
lo que entra en el proceso de despliegue de la Idea o razón, eso dice Hegel es real, es wirklich, es
efectivo, tiene efectos (realidad no es aquí limitado a lo físico). Y la segunda parte afirma que no
hay nada en lo real y efectivo que no esté a la vez atravesado de esta racionalidad. Razón y realidad
coinciden pero ni la primera es subjetiva, ni la segunda hace referencia a algo objetivo. Hegel no
está diciendo que nuestra razón individual coincide con una realidad a la que puede entonces
conocer. La cosa es más profunda: la única realidad es la de una razón universal (segunda parte),
pero esta razón está por necesidad llamada a ser efectiva (primera parte). –Hegel mismo glosa el
principio en sus dos partes así: lo real es lo racional, quiere decir que no hay que buscar la idea en
un vacío más allá del presente efectivo; lo racional es real, quiere decir que esa idea no es producto
de una opinión sino lo más real que hay. – Se debe pues reconocer en lo aparentemente cambiante
la sustancia eterna en su presencia (y uno advierte aquí la crítica a los historiadores del derecho:
Hugo, Savigny).
La idea es lo racional y ella entra también en la existencia exterior (al contrario de la idea kantiana),
o sea toma formas externas y configuraciones fenoménicas cambiantes, pero detrás de esas formas
está el concepto en su despliegue. Y precisamente la filosofía no debe ocuparse del recuento o la
prescripción de estas exterioridades fenoménicas del concepto (de nuevo contra Savigny).

[Siep: En este contexto se entiende la variación hegeliana de la noción kantiana de ‘idea’. Una
idea es para Kant una exigencia de la razón a cuyo cumplimiento se acerca la voluntad humana sin
alcanzarla nunca del todo. El estado de derecho es una de estas ideas (como la libertad moral)
pues presupone un orden de paz entre todos los estados que Kant considera irrealizable.– Para
Hegel en cambio idea es la “necesaria realización del concepto”. Esta realización tiene un lado
(1) sistemático y uno (2) histórico. (1) En el primer sentido realización significa el desarrollo de un
pensamiento en un sistema de conceptos o de normas o de instituciones; así, un sistema de derecho
para Hegel debe ser comprendido como un desarrollo orgánico y necesario del pensamiento del
derecho, como nexo entre libertad y justicia. (2) Pero esta realización es también histórica en tanto
se da en un desarrollo de siglos, en que los pueblos encuentran las instituciones, procesos y reglas
que determinan y concretizan lo que significa lo justo y la libertad. Este proceso histórico debe
cumplirse primero para que cristaliza la idea de lo justo y el derecho (Recht), y luego sí puede
reconstruirse todo al hilo de principios racionales].

(14) Lo que debe hacer la filosofía y este tratado en tanto ciencia del estado (Staatswissenschaft) es
el intento “den Staat als ein in sich Vernünftiges zu begreifen und darzustellen”. Concebir y
exponer el estado en su esencia racional inherente, no construir o proyectar un estado ideal, sino
reconocer en él el universo ético racional en su despliegue. – (15) En esto consiste la tarea de la
filosofía para Hegel que no es sino traducir en conceptos lo que es, y lo que es es la razón. La
filosofía es su tiempo captado en conceptos. No se puede saltar por encima de su propio tiempo y si
se hace para perfilar el mundo tal como debe ser, se queda uno a nivel de la simple opinión.

(la reconciliación con la realidad)

(16) La razón que se exterioriza como realidad presente es la misma que luego, en una etapa
superior de su desarrollo, se vuelve espíritu autoconciente. El pasar de un punto al otro es el trabajo
de pasar de lo abstracto (donde aún no se reconoce el concepto) al despliegue del concepto. La
filosofía es la rosa en la cruz del presente, es la razón que ya nos permite gozar del mismo en tanto
ya no vemos allí (en la historia) arbitrariedad y contingencia, sino idea, concepto y necesidad. Por
eso la visión de la filosofía reconcilia con la realidad. -(17) La razón es pues por un lado la esencia
sustancial de toda realidad, pero es a la vez conocimiento conceptual, es pues contenido y forma;
muchas veces estos dos elementos andan disociados y nuestros conceptos no alcanzan a aprehender
una época que parece entonces fruto del azar. Pero justo cuando esta unidad tiene lugar, entonces se
produce la reconciliación (Versöhnung), y la unidad conciente de ambas es la idea filosófica.

En este punto, cuando la idea filosófica se despliegue (en el plano político este es el momento del
estado nacional) ya se habrá satisfecho la necesidad de justificación que como vimos antes Hegel
hace remontar, por detrás de la ilustración, hasta el protestantismo.
[Hegel cree que ha logrado desarrollar un método para cumplir esta exigencia de justificación.
Este lo ha expuesto en la WL o en la Enz. de 1817. Pero no se trata de aplicar categorías de la
lógica ontológica de Hegel al mundo social; más bien se trata de mostrar que en los conceptos y
contextos del derecho privado, público y de la moral esos conceptos y relaciones ya están
contenidos]

Lo más cuestionable es la manera apoteósica con que culmina este párrafo. Hegel propone para la
filosofía una tarea absoluta, no un mero acercamiento a la verdad, sino un despliegue y exposición
de la verdad; no acercarse a dios, sino conducir a dios. La filosofía no se contenta con una verdad a
medias, ni se resigna en una realidad fea. Busca plasmar todo el contenido y despliegue de la razón
en la historia y mostrar y exponer de manera absoluta y definitiva todo este desarrollo. Captar el
concepto y encontrarse en él es su propósito. Aquí está muy lejos Hegel de contemporizar: sólo hay
una descripción conceptual de la realidad y hay que esforzarse por sacarla a la luz.

(18) Pero claro si la filosofía tiene esa pretensión, ella debe esperar a que la razón (la idea o el
sujeto) se despliegue en la realidad. Por eso la filosofía llega tarde, en cuanto “la realidad ha
consumado su proceso de formación y se halla ya lista y terminada”.

[evidentemente esta no es una filosofía emancipatoria o revolucionaria. No se trata de subvertir un


orden de cosas, ni de construir el estado bajo las verdaderas condiciones y criterios de la praxis
humana que la filosofía ayuda a reconocer. La tarea de la filosofía es reconstructiva: ayuda a ver
por detrás del proceso histórico del estado y de la historia una racionalidad en curso. Corre el
riesgo por ello de ser una apología de lo consumado (Nietzsche), pero tiene la ventaja de integrar
la historia y de reconocer órdenes racionales más allá de la mera subjetividad].

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