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Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Introducción

Cantar de los cantares


“El amor físico en el matrimonio es santo.”

“No hay vergüenza en el verdadero amor piadoso expresado en el contexto del matrimonio. Y aquí vemos una
especie de amor en el matrimonio, intimidad física, intimidad emocional, que es estimulante, es apasionado, es puro.
Y para aquellos que están casados es algo que debe ser disfrutado al máximo”.

Hoy Nancy da inicio a una serie de programas basada en un libro de la Biblia que no es abordado a menudo. Esta
serie se titula, «Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús».

Bueno, en el transcurso de las próximas semanas, vamos a estar pisando (si pudiéramos decirlo así), terreno sagrado,
al caminar juntas a lo largo de lo que pienso que es uno de los más dulces y más ricos pasajes en toda la Palabra de
Dios.

Por varias semanas nos embarcaremos en una serie sobre el libro de Cantar de los cantares. A lo largo de los años
he tenido la oportunidad de enseñar sobre este libro varias veces como mujer soltera. Este es un estudio profundo a
través del cual conocemos a Jesús como nuestro Novio celestial.

Hace unos años comencé a conocer a Robert Wolgemuth mejor, y ahora como su esposa, las verdades que he
aprendido a través de este libro de la Biblia han cobrado aún más vida para mí. A través de este estudio y de mi
experiencia de ser amada por Robert, aprecio aún más lo que significa ser amada por Jesucristo.

Estés casada o soltera, sé que esta serie será significativa en tu vida. Comencemos hoy nuestro viaje juntas a lo largo
de Cantar de los cantares.

Ahora, en el caso de que no hayas leído el Cantar de los cantares recientemente, hay muchos versículos en este libro
que son probablemente familiares para ti, aun si nunca lo has estudiado. Quizás no sabes de dónde provienen. Por
ejemplo, has escuchado la frase, «las pequeñas zorras, que echan a perder la viña». Esa frase viene del Cantar de
los cantares capítulo 2 versículo 15 (parafraseado).

O esta otra frase, «yo soy de mi amado y mi amado es mío». La ves en los anillos de bodas y en las piezas de bodas.
Esa frase viene del Cantar de los cantares. Esta realmente aparece tres veces en distintas variaciones.

Quizás estás familiarizada con este versículo: «Me llevó a la casa del banquete y su bandera sobre mí fue amor» (v.
2:4 RV60). Esta también proviene del Cantar de los cantares. Y entonces este versículo este pasaje del capítulo dos,
que a menudo lo escucharás cantado o dicho en una boda: «Levántate, amada mía... y ven conmigo. Porque he aquí
ha pasado el invierno, se ha mudado, la lluvia se fue; se han mostrado las flores en la tierra, el tiempo de la canción
ha venido» (vv.11–12, RV60). Esto proviene del Cantar de los cantares.

Hay numerosas frases a lo largo de este libro que a menudo escuchamos utilizadas como descripciones del Señor
Jesús. Se refiere a Él como la Rosa de Sarón, el Lirio de los valles, hay una canción que lo dice. «Distinguido entre
diez mil», «todo él codiciable», estas son todas frases que vienen del Cantar de los cantares. Y a través de este libro
hay una gran cantidad de expresiones apasionadas de amor. Este libro es una historia de amor. ¿Recuerdas el
versículo por ejemplo, en el capítulo 8 que dice: «Las muchas aguas no podrán apagar el amor, ni lo ahogarán los
ríos» (v. 7, RV60). Eso viene del Cantar de los cantares.

Ahora, a pesar de la cantidad de versículos familiares que existen en estos ocho capítulos, creo que este es uno de
los libros más olvidados de la Biblia. No lo escuchas enseñado con mucha frecuencia. No lo escuchas leído en la
iglesia muy a menudo. No solo es descuidado, es también uno de los libros más incomprendidos y controversiales de
la Biblia. Así que vamos a sumergirnos en donde los ángeles temen pisar debido a la cantidad de diferentes enfoques
y creencias interpretativas que existen sobre el Cantar de los cantares.

Ahora, el Cantar de los cantares es uno de los dos libros de la Biblia en los que no se hace referencia explícita a Dios,
no se menciona el nombre de Dios, a excepción de una posible referencia en el capítulo 8 en el versículo 6. El Cantar
de los cantares no es citado directamente en el Nuevo Testamento, a diferencia de muchos otros libros del Antiguo
Testamento. Pero al meditar en este libro, te das cuenta de que hay muchas referencias en el Cantar de los
cantares, imágenes, tipos, figuras, conceptos del Cantar de los cantares que encuentras en el Nuevo
Testamento, sin embargo los versículos no son citados directamente.

Por ejemplo, en el capítulo 4 leeremos sobre un pozo de agua viva. ¿Te suena familiar? Leíste sobre eso en el
Evangelio de Juan, en el capítulo 4. A través del libro de Cantares vemos el concepto de la novia sin mancha. Ese es
un concepto que vamos a descubrir en el Nuevo Testamento en Efesios capítulo 5, una novia sin mancha, sin arruga.
El concepto también de abundancia de frutos se percibe en todo el Cantar de los cantares. Y una vez más, llegas al
Nuevo Testamento, a Juan capítulo 15, y ves que somos llamadas a vivir una vida fructífera.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Existe también el concepto de un pastor que conduce su rebaño, lo verás a lo largo del Cantar de los cantares. Si vas
a Juan capítulo 10 leerás acerca de Cristo, el buen Pastor que guía a Su rebaño. Toda esa idea del amor inextinguible
es un pensamiento que recorre todo el libro del Cantar de Salomón, pero también recorre toda la Escritura. Leemos
en 1 Corintios capítulo 13 sobre el amor que nunca falla. Es un concepto que aparece representado e insinuado o
vislumbrado en el Cantar de los cantares.

Y así las huellas de Dios están a lo largo de todo este precioso libro. Y la Escritura nos dice que «toda la Escritura
es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir y para instruir en justicia» (2 Tim. 3:16). Y eso
incluye el libro del Cantar de los cantares. Así que después de estos años de rehusarme a enseñarlo en la radio, he
visto cómo Dios lo ha estado usando en mi propia vida en los meses recientes, como les acabo de decir, y «yo solo
quiero compartir esto con nuestros oyentes», porque creo que será una bendición para ustedes como lo ha sido para
mí.

Quizás te es familiar el nombre I.C. Scofield y la Biblia de Scofield. En su Biblia, él dijo, refiriéndose al Cantar de los
cantares: «Ninguna parte de las Escrituras hace que la mente no espiritual pise en terreno tan misterioso e
incomprensible». En otras palabras, para quienes no tienen el Espíritu de Dios morando en ellos, este libro no hay
forma de que lo entiendan, no hay manera de captarlo. «Pero», él dice: «Los hombres más santos y las mujeres de
todas las edades han encontrado en él una fuente de puro y exquisito placer. Para aquellos que conocen y aman a
Cristo, este libro es una fuente de gran alegría, de gran bendición y de gran deleite».

Charles Spurgeon dijo sobre el Cantar de los cantares: «Este cántico sagrado (o esta canción) es casi el libro central
de la Biblia. Parece estar parado como el árbol de la vida en medio del jardín del Edén en el centro del paraíso de
Dios». Me gusta esa descripción.

Este pequeño libro es a menudo llamado el Cantar de los cantares de Salomón. Eso es probablemente lo que dice en
la mayoría de sus biblias. A veces lo escucharás ser llamado «Cantares», una palabra que significa canciones. Pero
el título hebreo, que en realidad es el que prefiero, es tomado del capítulo 1, versículo 1, es Cantar de los cantares,
«Cantar de los cantares de Salomón».

Cuando vemos ese versículo, y si tienes tu Biblia, te animo a abrir allí en el Cantar de los cantares o el Cantar de
Salomón, el capítulo uno, versículo uno.

El Cantar de los cantares. Esta es la forma hebrea de expresar algo que es en su grado superlativo, en su grado
máximo el más alto, el mejor. No hay nadie más que llene esos adjetivos. Es como cuando decimos, el Rey de reyes.
Ese es el Rey más grande, o el Señor de los señores. No hay ningún señor por encima de Él. O el Santo de santos.
Ese es el lugar más sagrado. No hay un lugar que sea más santo. Bueno pues, el Cantar de los cantares es una
forma hebrea de hablar de lo que es lo mejor, el más grande. Esta es la más excelente de todas las canciones.

Primero de Reyes capítulo 4 nos dice que Salomón escribió 1,005 canciones, él fue un compositor muy prolífico. Pero
de todas esas canciones, esta es la mejor por mucho. Esta es la más excelente. Esta es la canción entre todas las
canciones. No hay otra canción como esta, ninguna otra canción se puede comparar con ella. Es la mejor, debido a
su composición y su estilo, que es precioso. Es una canción excelente, es cautivadora. Pero es excelente, es
superlativo debido al tema, que es el tema más grandioso. Es una canción de amor. El Cantar de los cantares es
una canción de amor.

De hecho, hay más de sesenta referencias al amor en este pequeño libro. No hay mayor tema en la Escritura. 1
Corintios capítulo 13 versículo, 13 nos dice: «Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el
mayor de ellos es el amor». ¿Qué dijo Jesús que era el más grande de todos los mandamientos? «Amarás al Señor
tu Dios con todo tu corazón». ¿Y cuál es el segundo mandamiento? «Ama a tu prójimo como a ti mismo» (Mat. 19:18-
19). No hay mayor mandamiento. El amor es el más grande. La canción por excelencia, el Cantar de los cantares,
es una canción de amor.

Al comenzar a leer este texto, tal vez nunca lo hayas leído antes, te animo a hacerlo. Tú vas a ver muy pronto que el
Cantar de los cantares ensalza la hermosura y la maravilla del amor entre un hombre y una mujer. El amor conyugal.
Eso es muy evidente en este libro.

Si pudiera resumir simplemente con rapidez la trama para las que no están familiarizadas con esta historia, y esta sí
que es una historia. Es poesía que cuenta una historia. Hay un rey que decide que quiere casarse, por lo que sale en
busca de una esposa. Y para hacer el cuento corto, pone su afecto, su mirada en una joven campesina, e
inesperadamente y muy al contrario de lo que otros esperarían que hiciera, Él no se casa con una de las hijas de
Jerusalén. Él va al campo, hacia las tierras de cultivo. Él encuentra una campesina que ha estado trabajando fuera en
la viña familiar, quizás se trataba de agricultores que cultivaban para el rey en una de sus propiedades.

Pero aquí tenemos a una joven sin atractivo, sin encanto. Ella no es amada, y sin embargo, él la busca. Así que
tenemos la historia de su noviazgo, de su boda, la consumación de esa relación. Entonces tenemos el crecimiento y
el desarrollo de esa relación durante un período de tiempo y los retos de este matrimonio y esta relación.

Si vieras solo a través de este pequeño libro en una librería o en una biblioteca, o en algún lugar, y lo leyeras sin el
resto del contexto de la Escritura, se pudiera concluir que no es nada más que un bonito, cuento romántico. Y sin duda

Cantar de los cantares


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lo es. Pero esta historia de amor adquiere incluso mayor significado cuando se lee en el contexto de todo lo
que la Escritura tiene que decir sobre el amor humano, el matrimonio y el sexo. Cuando ves la totalidad de la
enseñanza de la Escritura sobre este tema, este pequeño libro se convierte en una joya hablando de todo el tema de
la felicidad conyugal.

Por ejemplo, cuando te fijas en toda la Escritura y ves este pequeño libro, ves el poder y la belleza del amor
verdadero en el contexto del matrimonio. Puedes ver la relación esposo/esposa en días cuando el matrimonio está
siendo cuestionado, cuando se cuestiona si realmente es necesario, aquí puedes ver que es hermoso; que es
maravilloso; que es bueno. Ves que la intimidad física y emocional en el contexto del matrimonio es santa. Es una
delicia. Es deseable. Ofrece la perspectiva de Dios sobre el amor, el sexo y el matrimonio en este pequeño
libro. También expone puntos de vista erróneos y pervertidos del amor, el matrimonio y la intimidad que vemos
en nuestra cultura altamente sexualizada y que devalúa el matrimonio.

Así que este libro es una corrección a la visión moderna del amor, del sexo y del matrimonio, particularmente cuando
hablamos de toda el área de la sexualidad. El sexo ha sido abusado. Ha sido mal utilizado por muchos. Ha llegado a
ser asociado con perversión, promiscuidad, vergüenza o culpa. Y como resultado, para muchos al contraer matrimonio
hoy en día, la relación sexual no es algo a lo que se acercan con la alegría o con anticipación, sino con miedo o con
temor.

Incluso para muchas mujeres que han estado casadas desde hace mucho tiempo, todo el aspecto de la relación sexual
en el matrimonio no se considera una bendición. No se considera algo sagrado. Así que muchos piensan que es algo
que es sucio, o torcido, o pervertido. Este libro ayuda a corregir nuestros puntos de vista del amor, el sexo y el
matrimonio.

Y en esa línea, hay dos frases clave en el Cantar de los cantares de Salomón. Volveremos a ellas en la medida en
que nos adentremos en el estudio, pero se ocupan de una perspectiva del matrimonio que es realmente importante.
La primera frase que se lee tres veces con ligeras variaciones es esta: «Yo soy de mi amado y mi amado es mío».
Ahora, esto es importante, es una frase clave en este libro.

Dice que en el contexto del pacto matrimonial hay una gran libertad de expresar y experimentar el amor verbal y
físicamente. Esto nos lleva de regreso a la primera pareja en el jardín del Edén. «Ellos estaban desnudos y no se
avergonzaban» (Gen. 2:25). No hay vergüenza con el amor verdadero, el amor divino expresado en el contexto
del matrimonio.

Vemos aquí un tipo de amor en el matrimonio, intimidad física e intimidad emocional. Es estimulante. Es apasionado.
Es puro. Y para aquellos que están casados, es algo que debe ser disfrutado al máximo. Y para aquellos que no están
casados, es algo que debe ser considerado en el contexto del matrimonio como algo que es increíble. Para aquellos
que se casarán, es algo especial que vale la pena anticipar y vale la pena esperar.

Lo que me lleva a la segunda frase clave en lo que respecta al matrimonio en el Cantar de los cantares. «No despertéis
ni hagáis velar al amor, hasta que quiera» o «hasta el momento correcto» (Cant. 2:07, 3:5, 8:04 RV60). El punto aquí
es que pienso que una de las aplicaciones de este versículo es que, fuera del contexto del matrimonio, el verdadero
amor espera.

Ahora, en nuestra cultura decimos que tú no deberías privarte de aquello que quieres. Si quieres tener sexo, tenlo con
cualquiera, con todo el mundo, lo que sea, cuando sea, solo que no te prives de lo que deseas. Pero este pasaje nos
ayuda a entender que el participar de los frutos de la unidad física, de la unidad emocional, incluso de la intimidad
espiritual antes del matrimonio es privarte a ti misma y a tu futuro compañero de algo muy precioso. Ese tipo de
intimidad donde mejor es disfrutada es en el contexto del matrimonio. Y vemos que en el contexto del matrimonio
puede ser disfrutada plenamente, en deleite, amor, sexo, matrimonio y romance.

Tuve dos conversaciones recientemente, conversaciones diferentes con mujeres en la iglesia. En ambos casos estaba
hablando sobre el hecho de que estas sesiones se acercaban, e iba a estar enseñando sobre el libro de Cantares. En
ambos casos los esposos estaban de pie solo escuchando la conversación. Y ambos dijeron: «¡Wow! ¡Es grandioso!»
Ellos estaban muy emocionados de que las mujeres iban a escuchar toda esta enseñanza sobre Cantares. Y pensé,
«¿sabes qué? Esto es importante para las mujeres casadas para poder obtener la perspectiva de Dios en cuanto al
sexo, la intimidad y el romance en el contexto del matrimonio».

En los últimos años, muchos oradores cristianos, maestros de la Biblia han enseñado que lo principal, si no la única
interpretación primaria del Cantar de Salomón, tiene que ver con el matrimonio humano, con el amor humano, con el
sexo dentro de la relación matrimonial. Esa perspectiva también se ve en muchas biblias de estudio que son excelentes
y que se pueden utilizar en la actualidad. Y es difícil no estar de acuerdo con algunos de los mejores profesores e
investigadores de todo el mundo. Pero a lo largo de muchos años de meditación y estudio de este pasaje, estoy más
convencida que nunca de que Cantar de los cantares es mucho más que el amor humano y el matrimonio.

Y es que la Escritura enseña que el matrimonio es una imagen terrenal. Es una parábola de una realidad cósmica
eterna, y el matrimonio, el matrimonio entre dos seres humanos, está destinado, existe para magnificar a Dios para
desplegar Su gloria. De eso se trata. El matrimonio es temporal pero la gloria de Dios es eterna. Tu matrimonio, si
eres casada, tiene por objeto reflejar al mundo una realidad que es mucho más grande que tu matrimonio.

Cantar de los cantares


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Ahora, históricamente, los creyentes y los comentaristas judíos y cristianos han entendido que el libro de Cantares
apunta a una relación espiritual de la que el matrimonio es una imagen terrenal. Por aproximadamente 1600 años o
más de la historia cristiana, estos comentaristas, judíos y cristianos, han creído que el Cantar de los cantares,
no es principalmente sobre el amor humano, sino sobre el amor divino. Pero a menudo no se oye esa enseñanza
hoy en día. A medida que nos adentremos en esta serie, creo que te darás cuenta por qué ese concepto tiene mucho
sentido.

Los creyentes judíos del Antiguo Testamento veían en el Cantar de los cantares una descripción de la relación de Dios
con Israel. En el Antiguo Testamento Dios era visto como un esposo e Israel como Su novia elegida. Y el pacto de
Dios con Israel fue representado como un matrimonio. Escucha estos versículos de Isaías:

«Porque tu marido es tu Hacedor; Jehová de los ejércitos es su nombre» (Isa. 54:5).


«Como se regocija el esposo por la esposa, tu Dios se regocijará por ti» (Isa. 62:5).
Dios dice en Jeremías capítulo 2 versículo 2: «De ti recuerdo el cariño de tu juventud, el amor de tu desposorio».

De hecho, es tradicional para los judíos leer el Cantar de los cantares durante la temporada de la Pascua como un
recordatorio del pacto de Dios con los israelitas. Es por eso que, por cierto, estamos transmitiendo esta serie mientras
nos acercamos a la Pascua, la observancia de la Pascua judía, donde vamos a estar estudiando este libro durante
esa temporada. Durante toda la historia de la iglesia, los creyentes del Nuevo Testamento han entendido que el Cantar
de los cantares de Salomón es una imagen de la relación entre Cristo y su esposa, la iglesia, y entre Cristo y el creyente
individual.

Y quizás te preguntes, «¿pero de dónde sacas eso?» Bueno, el mismo Cristo afirmó ser el protagonista del Antiguo
Testamento. En Juan capítulo 5, en el versículo 39, Jesús dijo, y estaba hablando de las Escrituras del Antiguo
Testamento, incluyendo el Cantar de Salomón que «ellas daban testimonio de Él». Es acerca de Él. En toda la Escritura
se desarrolla la historia de la redención. Todo apunta a Cristo.

La Escritura, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, es una gran historia de cómo Él llegó a rescatar y a redimir
a las personas más indignas, no merecedoras de su amor, para tomarlas para sí mismo como su novia. Él aprecia y
ama a Su novia y quiere tener una relación íntima con los que le pertenecen. El amor de Dios, el amor de Cristo,
que es el patrón, es la fuente, es lo que capacita todo amor humano, incluido el matrimonio.

Por eso es que cuando llegamos a Efesios capítulo 5, ese tratado increíble sobre el matrimonio, todo está ligado a la
relación de Cristo con su iglesia. Toda la enseñanza de los maridos de amar a sus esposas y las esposas reverenciar
y someterse a sus maridos, todo se basa en el amor de Cristo y de su relación con su iglesia y el objetivo es poner
esto en despliegue.

Así que en Efesios capítulo 5 leemos: «Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y
los dos serán una sola carne». (Hablando del matrimonio). Y luego el siguiente versículo dice: «Grande es este
misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia» (vv. 31-32). Ese es el punto del matrimonio.

Y así, el Cantar de los cantares es una canción de amor humano, y en primer lugar, y ante todo es una canción de
amor divino. Yo creo que es una canción de Cristo y de Su amor. A medida que nos acercamos a esta semana de la
Pasión y a esta temporada de la Pascua, vamos a ver en este libro una imagen del amor de nuestro Dios redentor y
del amor de Cristo, que es nuestra Pascua. Vamos a ver la manifestación del esplendor y la hermosura del Señor
Jesús. Lo veremos a Él siendo un amante, un rey, un pastor. Él es un hermano, Él es un amigo, Él es un proveedor;
Él es un protector.

Alguien me preguntó anoche. «¿Qué esperas lograr en esta serie?» Le dije, «Quiero que las mujeres
experimenten el amor de Dios en realidad y crean que Dios las ama. Que experimenten el amor de Cristo y
después de haberlo experimentado tener una capacidad totalmente nueva para amarlo, para amar a su pareja,
y a los demás con ese amor»

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Hazlo personal
Para sacar el mayor provecho del estudio, versículo por versículo, del Cantar de los cantares, trata de leer todo el libro
varias veces durante el transcurso de esta serie. Debes ser capaz de leer este corto libro aproximadamente en 15 o
20 minutos.
A medida que lees, toma nota de cualquier observación o de preguntas que te vengan a la mente. También, anota lo
que piensas con relación a estas dos preguntas:

 ¿Qué te revela este libro con relación al amor humano y el matrimonio?


 ¿Qué te revela este libro sobre el amor de Dios para con Su pueblo y sobre la relación entre Cristo y
Su iglesia?

Introducción 1: Cantar de los cantares


(Cantar de los cantares 1:1)

1. El Cantar de los cantares es una maravillosa historia de amor. La relación entre un esposo y una esposa,
apuntando hacia una historia aún más espectacular. ¿Cuál es el panorama más amplio en esta historia?
¿Cambia esta perspectiva tu visión del Cantar de los cantares? ¿De qué forma la cambia?

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2. ¿De qué manera la visión que tiene el mundo sobre la intimidad sexual difiere de la perspectiva de Dios? ¿Por
qué crees que tantas mujeres luchan con la intimidad física en el matrimonio? Si estás casada, ¿cuáles son
algunos de los obstáculos para la intimidad en tu relación de pareja?

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3. Aunque Su nombre no se menciona en el libro, ¿cómo revela Dios Su corazón en el Cantar de los cantares?
¿Cómo es revelado el amor de Cristo en esta extraordinaria historia de amor?

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4. ¿Cuáles son algunas de las formas en que Cristo es representado en este libro (que son particularmente
significativas para ti)? ¿Cuál te gustaría experimentar de manera más significativa a medida que continuamos
en esta serie? (Amante, Rey, Pastor, Hermano, Amigo Proveedor, Protector?)

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Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Introducción

La canción de Salomón

Estaba leyendo esta semana en uno de mis devocionales favoritos, El valle de la visión, y una línea me
tomó por sorpresa, al pensar en esta serie sobre Cantar de los cantares. Decía: «Mi amor es helado y
frío, hielo y nieve. Deja que Su amor me caliente».

Oh, Señor, en la medida que comenzamos esta serie sobre el Cantar de los cantares, confieso que mi
amor por Ti, mi amor por los demás, es a menudo demasiado helado y frío, es como hielo y nieve. Así que
te ruego, Señor, que Tu amor caliente mi corazón. Y en la medida que veamos Tu amor en este gran
pasaje del Antiguo Testamento, que tu amor vuelva nuestros corazones cálidos y llenos, y que seamos
usadas para calentar otros corazones que están helados y están desesperadamente necesitados de
experimentar Tu amor. Oramos en el nombre de Jesús, amén.

Hace algunos años, conocer mejor a Robert Wolgemuth y convertirme en su esposa, me hizo pensar mucho
sobre las historias de amor.

Mis padres no tenían un televisor en nuestro hogar mientras yo crecía, y a lo largo de los años no llené mi
mente con mucho romance, ni a través de la televisión, ni libros, ni películas. Así que cuando Robert y yo
nos estábamos conociendo mejor, ¿sabes qué modelo tenía en mi mente y en mi corazón sobre cómo debe
lucir una relación amorosa? Lo creas o no, era la imagen de los años que pasé estudiando el Cantar de los
cantares. Vi que este libro es un excelente modelo a seguir en mi relación con Robert.

Ahora, puede que tú no estés en medio de una relación de este tipo en este momento, pero sin importar en
qué etapa de la vida te encuentres, sé que este será un estudio significativo para ti. Porque este libro se
trata de la historia de amor a la que apuntan todas las historias de amor—el amor de Cristo por su novia, la
iglesia.

Regresemos juntas a esta asombrosa historia que encontramos en las páginas de la Escritura, el Cantar de
los cantares.

Estamos empezando una serie nueva—cómo pudiste escuchar si estuviste con nosotros ayer—sobre la
Canción de Salomón, o como se le denomina en hebreo, el Cantar de los cantares. Esta frase viene del
primer versículo del primer capítulo de este libro. Ayer vimos que Cantar de los cantares, es la forma
idiomática hebrea de decir algo que es lo mejor, es superlativo, es lo máximo, no hay nada ni nadie mejor.

Por lo tanto, esta es una canción que es superior a cualquier otra canción que se haya escrito o se haya
cantado. Esta es la canción «más genial», la canción suprema en toda la Escritura. Vimos, como
empezamos ayer, que es una canción de amor, porque el amor es el tema supremo. «El mayor de todos
ellos es el amor».

Vimos que este libro trata sobre el amor entre un esposo y una esposa, de la belleza del amor conyugal y
del romance, incluyendo la alegría y la pureza de la intimidad sexual en el matrimonio, vista desde la
perspectiva de Dios. Esa perspectiva en el Cantar de los cantares, la Canción de Salomón, sobre el amor
humano, el romance humano, la sexualidad humana, contradice los extremos que encontramos en nuestro
mundo de la perversión sexual y la lujuria y la infidelidad y la promiscuidad en un extremo. . . Y luego el otro
extremo, que es el punto de vista asceta de que el sexo es pecaminoso.

La Escritura nos conduce a esta forma de pensar, hermosa, pura, santa, deleitosa, sobre el matrimonio y el
sexo, la forma en que Dios piensa acerca del matrimonio y acerca del sexo. Me recuerda lo que dice
hebreos capítulo 13 versículo 4: «Sea el matrimonio honroso en todos, y el lecho matrimonial sin
mancilla».

Dios tiene una manera de pensar sobre el matrimonio y el sexo— que es puro, es santo, es sano, es
bueno, es honorable, que vale la pena preservar. Vamos a obtener una perspectiva fresca en este libro
del Cantar de los cantares en ese sentido.

También estamos viendo que en el corazón de esta canción está el amor de un Dios fiel, que ama a
Su pueblo con un amor increíble que guarda el pacto. Estamos viendo que esta canción es acerca de
la relación entre Cristo y Su novia, y Cristo y los creyentes individuales.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Yo seré la primera en reconocer que ese no es el punto de vista predominante de este libro en la actualidad.
Pero es el consenso de más de mil seiscientos años de historia de la iglesia, la opinión de que este libro es
primeramente sobre el amor de Dios, sobre el amor divino. Nuestro amor humano es, en su mejor
expresión, un débil reflejo del amor de Dios. Es el amor de Dios que se supone que es la fuente, lo
que nos habilita y nos da el poder para expresar nuestro amor humano.

Después de treinta o más años de leer y meditar sobre el Cantar de los cantares, yo sigo diciendo, «no hay
manera de ignorarlo, ¡está tan claro!» De hecho, si el Cantar de los cantares no es sobre el amor de Dios,
entonces sería el único libro de toda la Biblia que no se trata de la historia de la redención, de Cristo y de
Su amor, que es el patrón para todo amor humano.

La unión entre Dios y Su pueblo es el modelo para el matrimonio. Esa es la intención del matrimonio,
desplegar esto. El matrimonio es la ilustración terrenal que apunta a una realidad espiritual mayor, que es
la realidad del amor de pacto de Dios.

Muchos maestros y oradores de nuestra era, en los últimos veinte o treinta años, han escrito libros, han
impartido mensajes sobre cómo el Cantar de los cantares se refiere al amor humano, al sexo y al
matrimonio. En nuestro estudio durante las próximas semanas, nos vamos a enfocar principalmente en
cómo este libro habla de nuestra relación con Cristo. Es por eso que hemos llamado esta serie, Cómo
enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús.

Creo que ese es el propósito fundamental de este libro. Pero en el camino vamos a ir haciendo aplicaciones
prácticas sobre el amor humano, el matrimonio y las relaciones sexuales. Voy a pedirles a algunas de mis
amigas casadas que se unan a nosotras para compartir sus ideas sobre el matrimonio, sobre el romance y
el sexo visto en Cantar de los cantares, de una manera hermosa, poética y pura, de la forma en que Dios
lo instituyó que fuera.

Algunos han llevado esta interpretación que voy a tomar del Cantar de los cantares a extremos innecesarios.
Leerás algunos de estos libros y verás un paralelo espiritual de todos los detalles del libro. No creo que la
intención sea leer este libro de esta forma. Después de todo, el género es la poesía. . . la poesía hebrea.

Más que enfocarse en cada pequeño detalle, este libro debe ser sentido y experimentado. Debemos leerlo,
y al leerlo, obtener una idea general de lo que realmente se trata el verdadero amor. Así que te animo a leer
este libro una y otra vez durante las próximas semanas.

Estoy usando la Biblia Reina Valera. Puedes buscar esta versión en línea y seguirnos, o en tu traducción
preferida, realmente no es problema. Pero mientras lo lees, trata de encontrar el sentido general de la clase
de amor que habla este libro. Vas a ver que es un amor:

 Apasionado  Expresivo
 Intenso  También es un amor exclusivo
 Desinhibido  Dulce
 Expresado libremente  Puro
 Emocionante  Sencillo

Es un amor que se da en lugar de tomar. Es un amor que tiene que ser alimentado y protegido.
Vemos en este libro que el amor verdadero no es estático. Siempre está creciendo y a veces es puesto
a prueba. A veces nuestro amor se reduce, sube y baja.

Hay momentos en que hemos amado a Cristo más que en otras épocas, a veces nuestro amor por los
demás se reduce, pero Su amor por nosotras siempre es el mismo. Él es fiel, leal y devoto. Este libro nos
señala el asombroso amor de Dios por Su pueblo. Revela Su corazón y Sus caminos. Y vemos que el «gran
amor del Señor nunca cesa; sus misericordias nunca llegan a su fin».

Vemos la historia de la redención, el amor redentor de Cristo.

Este libro es también un llamado a la intimidad. Hay tanta información rica en este libro acerca de cómo
cultivar una relación íntima de amor con Jesucristo. Es esa relación, tu relación con Cristo, lo que hace
posible que experimentes una mayor intimidad dentro de tu relación matrimonial.

Un escritor dijo sobre este tema, y me pareció de mucha ayuda:

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

«El antídoto (la cura, la solución) para las relaciones inmorales, prematrimoniales y la ruptura de los votos
del matrimonio entre los cristianos profesantes, (la solución para todos estos problemas) no es más sexo y
manuales de matrimonio o sesiones de consejería, es regresar a nuestro primer amor». 1

Ves, cuando tú amas a Cristo y tu amor por Él está creciendo, vas a tener la capacidad de crecer en tu amor
por tu pareja y en tu amor para con los demás.

Así que este es el Cantar de los cantares. El primer versículo inicia,

«Cantar de los cantares, el cual es de Salomón». Salomón es el instrumento humano que Dios utilizó para
escribir este libro. Ahora, no sabemos en qué momento de su vida lo escribió. Puede que lo haya escrito en
los primeros años de su reinado, cuando caminaba cerca de Dios. 1 Reyes nos dice: «Salomón amaba al
Señor, andando en los estatutos de su padre David» (3:3).

La novia en la historia pudo haber sido su primera esposa. O pudo haber escrito este libro más adelante en
su vida, después de haber experimentado y tal vez después de haber sido restaurado de sus años de
apostasía espiritual. Salomón fue un gran hombre en muchos aspectos, pero como ya sabes, también fue
profundamente defectuoso en muchos aspectos.

Pero en todo, Aquél a quien él señala es mayor que el tipo. Jesús dijo en Mateo 12, «Algo más grande que
Salomón está aquí» (v. 42). ¡Cristo! Él es nuestro Salomón, Rey de paz. Así, la Escritura dice: «Este es el
Cantar de los cantares de Salomón».

Hemos dicho que esta canción es una canción de amor, es la más grande canción de amor que jamás haya
existido. Salomón sabía mucho acerca del amor. De hecho, mucho lo aprendió de mala manera, ¿verdad?
De hecho, sabiendo lo que sabemos acerca de Salomón, es un poco sorprendente para mí que Dios hubiera
elegido a Salomón como el instrumento humano para escribir esta canción.

Salomón que tenía tantas esposas y concubinas, incluyendo a muchas mujeres paganas que alejaron su
corazón del Señor, Salomón que en momentos de su vida traicionó su pacto con Dios. . . Desde un punto
de vista humano, ¿habrías tú elegido a Salomón para escribir la canción de amor suprema de todos los
tiempos?

Ciertamente él no era digno de ser usado por Dios para escribir el Cantar de los cantares. Ahí es
exactamente donde entra la gracia, tanto para Salomón como para nosotras, ya que Dios está escribiendo
Su historia de amor en y a través de nuestras vidas.

Curiosamente, el nombre que originalmente le fue dado a Salomón al nacer, por el profeta Natán fue
Jedidías. Es una palabra hebrea que significa «amado por el Señor». Dios sabía que Salomón iba a fallar
muchas veces en su amor por Él, pero a Salomón le fue dado ese nombre, «amado por Dios», no basado
en nada que él hubiera hecho, sino basado completamente en la gracia.

Incluso este primer nombre de Salomón, «Jedidías», nos recuerda que Dios nos ama, no por lo que
somos o por lo que hayamos hecho o por lo bien que lo amamos, sino porque Dios es amor. Es por
eso que Él nos ama.

Recibí un correo electrónico no hace mucho tiempo de una amiga cuyo esposo había cometido adulterio.
Había estado caminando con ellos a través de esta circunstancia cuando salió a la luz. Él se quebrantó, se
había arrepentido. Pero estaba todavía, meses después, luchando con esta enorme sensación de que él
había malgastado su vida. . . que Dios nunca lo usaría otra vez.

Su esposa escribió y estaba compartiendo esto conmigo. Le respondí de nuevo a ella con un correo
electrónico que decía, en parte:

A raíz de la caída de tu esposo, estoy segura de que el enemigo quisiera verlo enterrado en medio de la
culpa y de la vergüenza, pero Dios quiere que camine en la gracia, consciente de que ninguno de nosotros
es digno de servir al Señor, que solo Cristo es nuestra justicia, y que Su sangre ha expiado completamente
todos los pecados que hemos cometido o que cometeremos.

El enemigo quiere que tu marido se sienta que él nunca, nunca, podrá, serle realmente útil a Dios. Pero
Dios quiere hacerle creer que no hay límite en cuanto a cómo Él puede usar a aquellos que están
quebrantados y arrepentidos de sus pecados, y a los que son receptores de Su gracia asombrosa.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Creo que es un gran ejemplo de esta verdad el que Dios escogió a Salomón, que era todo menos un amante
fiel. Él fue un hombre que compartió su afecto marital con cientos de mujeres. Dios escogió a este hombre
para dar a Su pueblo el Cantar de los cantares, la mejor canción jamás escrita sobre el amor de Dios.

Así que continué diciéndole a mi amiga,

Con el tiempo, creo que Dios los va a usar a ti y a tu esposo para convertir lo que el enemigo quería usar
para mal en un gran bien, y para compartir con otros acerca del amor superlativo y la misericordia de Dios,
superlativa, eterna y que nunca falla.

Tal vez te sientes como tu marido. Lo has echado a perder, has tirado a la basura cualquier posibilidad de
alguna vez ser usada por Dios. Le has fallado tan miserablemente a Dios. Has roto tu pacto con el Señor.
Has roto tu pacto con tu pareja. Puedo decir, Dios no puede bendecir el pecado de tu pasado, pero Él
bendecirá a un corazón contrito, humillado y arrepentido. Esa es la persona que Dios quiere usar y
decide usar como un canal, como un vaso para comunicar Su amor, Su gracia y Su misericordia a
los demás.

Hasta ahora, hemos tenido dos programas sobre el Cantar de los cantares. Hemos cubierto un versículo,
una línea, y hay ocho capítulos y 117 versículos en este libro. Me recuerda al pastor británico del siglo XVIII
llamado John Gill, que predicó ciento veintidós sermones sobre el Cantar de los cantares, y luego los
recopiló en un comentario enorme.

No vamos a tomar tanto tiempo, pero nos vamos a tomar nuestro tiempo en ir a través de este libro. He aquí
una de las razones: hay tantas cosas en él, quiero saborearlo. Pero también sé que hay muchas mujeres
que luchan con experimentar el amor de Dios. No creo que eso vaya a cambiar con tan solo unas pocas
breves lecciones sobre el amor de Dios. Creo que cambia en un período de tiempo extendido, cuando nos
sumergimos en Su amor.

Quiero hacer unas cuantas observaciones introductorias sobre el Cantar de los cantares y luego empezando
la próxima sesión, vamos a adentrarnos en el texto. Una vez más, quiero animarlas a leer el Cantar de los
cantares. Si quieres seguirnos puedes hacerlo usando la Reina Valera o la versión de la Biblia que prefieras.

Solo un par de notas: En primer lugar, ¿dónde se encuentra Cantares en el canon del Antiguo Testamento?
Le sigue al libro de Eclesiastés, también escrito por Salomón. Creo que hay un contraste interesante entre
estos dos libros. El tema de Eclesiastés es «vanidad de vanidades, todo es vanidad». «La nada de la nada;
todo es nada». Y eso sirve como una introducción perfecta al Cantar de los cantares.

Eclesiastés nos muestra que las cosas terrenales no pueden dar satisfacción ni gozo duradero.
Entonces llegamos al Cantar de los cantares y elevamos nuestros ojos de esta tierra y descubrimos
que la verdadera alegría y bendición se encuentran, no en la tierra, sino por encima de la tierra en
una persona, en una relación amorosa con un Dios que guarda el pacto, y con su Hijo, Jesucristo.

Permítanme decir unas palabras sobre el bosquejo de Cantar de los cantares. Esta no es una historia típica
o un relato que tiene escenas en secuencia que se pueden seguir, y decir, «primero sucedió esto y después
aquello y después esto». No es una narración en ese sentido.

Es más bien una serie de escenas relatadas en poesía hebrea. Verás referencias a cosas que no
siempre están en orden cronológico. No trates de verlo en orden cronológico porque será un poco
frustrante.

John MacArthur en su Biblia de estudio tiene un bosquejo del libro que creo que es útil. Él dice que la
primera sección se trata del cortejo, la sección del medio sobre la boda, y la última sección sobre el
matrimonio. El cortejo significa, «dejará»; la ceremonia significa, «se unirá»; y el matrimonio, «serán una
sola carne». Me gusta este bosquejo simple.

Como sea que hagas el bosquejo— y voy a compartir el mío con ustedes en un momento— se ve en este
libro una progresión y el desarrollo de una relación, que va desde el inicio hasta el amor maduro.
Esta progresión trata con las diferentes estaciones de esa relación, diferentes situaciones, diferentes
circunstancias en una relación matrimonial, o en la vida de un creyente, o en la vida de una iglesia.

Estoy muy contenta que este libro es sobre el amor. El Cantar de los cantares no se trata solo de los puntos
altos de esa relación de amor, también se trata de los puntos más bajos. Trata de los fracasos. Vamos a
ver cómo surgen las barreras en una relación de amor y qué hacer al respecto.

Cantar de los cantares


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Por lo tanto, permítanme rápidamente dar el bosquejo que voy a utilizar para este estudio. No trates de
recordar todo esto o anotarlo, porque estará en nuestra página web, en la transcripción, y lo podrás
encontrar allí.

En la primera sección vamos a ver el amor inicial. Vamos a pasar varios días en esa sección.

Y vamos a continuar viendo el amor desatendido, y verás que en las dos primeras secciones la que más
habla es la novia, porque está ocupada mayormente con ella misma.

A continuación, en la sección media (de cinco en total) tenemos el amor creciente. En esa sección la novia
habla menos y escucha más. Esta es una gran pista para ti aquí.

Y entonces, número cuatro, tenemos el amor vacilante, donde una vez más la novia es el orador principal.

En la sección final, o la quinta, tenemos lo que yo llamo el amor maduro. El amor inicial, el amor
desatendido, el amor creciente, el amor vacilante, y el amor maduro.

A lo largo de esta historia, la novia es una con su amante, legalmente, técnicamente, posicionalmente, pero
ella está en la búsqueda de la máxima expresión posible de esa intimidad. Esta es una imagen de la
peregrinación de un creyente o un cuerpo de creyentes que aspira a una mayor intimidad con Cristo.

Y algunos otros temas que estaremos viendo, y mientras estás leyendo el libro durante estos próximos días,
verás estos temas resaltar, veremos el encanto y la belleza del novio. ¡Él es maravilloso! Vamos a ver el
tema de la gracia y cómo este amor es inmerecido. . . Es realmente inmerecido. . . El amor que el Novio
tiene por Su novia.

Vamos a ver el poder transformador del amor verdadero a medida que la novia es transformada por el amor
de su novio. Vamos a hablar de la búsqueda de la intimidad, lo que promueve la intimidad, lo que la favorece,
y lo que obstaculiza o destruye la intimidad en una relación de amor. . . Sea con el Señor o con tu pareja u
otras personas. Y veremos, una vez que se ha roto esa intimidad, cómo puede ser restaurada.

Luego, vamos a ver que el objetivo de una relación íntima de amor no es solo para nuestro disfrute personal,
sino para que podamos ser una bendición para otros. Así que prepárate para buscar conceptos, simbología
de fragancia y de frutos en el Cantar de los cantares. . . fragancia y fruto. Queremos estar llenas de ese
amor para que pueda fluir a través de nosotras e impactar a los demás.

Esta es una canción sobre la abundancia de fruto. Verás docenas de referencias a las vides, los viñedos,
los frutales y jardines. Obsérvalos a medida que leas, y solo recuerda que Dios nos creó para dar fruto, y Él
es glorificado cuando damos mucho fruto. El fruto es el resultado de nuestra unión con Él. La unión, la
comunión con Cristo, hace que demos fruto. Esto es también cierto en un matrimonio santo y bueno. La
unidad produce fruto. Por eso la intimidad es tan importante.

Así que al leer Cantar de los cantares, estás buscando lo que esto te dice sobre el amor humano y el
matrimonio, y también estás en busca de ideas sobre el amor de Dios para con Su pueblo y la relación de
Cristo con Su iglesia. Quiero animarte a orar a medida que estés leyendo este libro, como lo he hecho
durante estas últimas semanas.

«Señor, mientras estudio Cantar de los cantares, ¿podrías mostrarme Tu amor? Ayúdame a creer en él, a
recibirlo, a experimentarlo. Muéstrame Tu amor. Y Señor también ¿podrías profundizar mi amor por Ti?
Déjame amarte a Ti, como Tú eres digno de ser amado». Y si estás casada o tienes la esperanza de
algún día estar casada, ora: «Señor, que Tu amor se vea en y a través de mi matrimonio».

Señor, oramos que durante estos próximos días nos muestres Tu amor, y que lo podamos recibir, y que
tengamos la gracia de amarte más de lo que lo hacemos hoy. Entonces, que Tu amor se canalice y fluya
a través de nosotras. Oro especialmente por mis hermanas casadas, o aquellas que lo serán, por esa que
quizás nos escucha el día de hoy y se estará casando pronto. Señor te pido por su matrimonio, y por
todos los matrimonios representados, que haya un desbordamiento de Tu amor en los matrimonios, para
que vivan en intimidad, y den mucho fruto para Tu gloria. Oramos en el nombre de Jesús, amén.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Hazlo personal
A medida que lees, toma nota de cualquier observación o de preguntas que te vengan a la mente. También, anota lo
que piensas con relación a estas dos preguntas:

 ¿Qué te revela este libro con relación al amor humano y al matrimonio?


 ¿Qué te revela este libro sobre el amor de Dios para con Su pueblo y sobre la relación entre Cristo y
Su iglesia?

Introducción 2: La canción de Salomón


(Cantar de los cantares 1:1)

1. Cantar de los cantares, la canción de Salomón (1:1). ¿Cómo te anima o te llena de esperanza el saber que
Dios eligió a Salomón para escribir este libro?

………………………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………………………………….

2. Nancy describe el Cantar de los cantares como una imagen de la peregrinación de los creyentes que anhelan
una mayor intimidad con Cristo. ¿Es cierto eso en tu vida? ¿Cómo puedes experimentar y cultivar una relación
más estrecha con tu Salvador?

………………………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………………………………….

3. «Mi amor es escarcha y frío, como el hielo y la nieve, deja que Su amor me caliente» (El valle de la visión).
¿Puedes pensar en algún momento en el que tu amor por el Señor era «escarcha y frío»? ¿Cómo puede el
contemplarlo a Él calentar nuestros corazones?

………………………………………………………………………………………………………………………………
……………………………………………………………………………………………………………………………….

4. Uno de los temas del Cantar de los cantares es la fecundidad. ¿Cuáles son algunas de las evidencias de frutos
espirituales en tu vida? ¿Estás consciente de algo que obstaculice el cultivo de esos frutos?

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………………………………………………………………………………………………………………………………

5. Tómate un tiempo para hacer la oración que Nancy sugirió al final del programa de hoy:

 (Si estás casada, o esperas estarlo algún día) «Que Tu amor se refleje en mi relación de pareja y a través
de ella»
 «Profundiza mi amor por ti»
 «Señor, muéstrame Tu amor... Ayúdame a recibirlo y a vivirlo de una mejor manera»

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Primer amor

Que me bese
¿Está tu corazón lleno de amor por Cristo?
Muchas de nosotras tenemos un amor teológico por Dios, que nunca ha llegado a lo más profundo de nuestros
corazones. Y confieso, que con mucha frecuencia, esto es cierto para mí también. Me encanta lo que sé de Él. Lo
amo con un amor intelectual. Pero quiero amarlo con un amor apasionado y fragante que involucre todo mi ser,
todos mis sentidos.

Durante las próximas semanas estaremos dando una mirada profunda a la Canción de Salomón, al Cantar de los
cantares. Es una canción de amor. A medida que nos acerquemos a la primera parte de esta historia el día de hoy,
vamos a ver dos personajes principales. Ahora, algunos comentaristas creen que hay tres, y yo no voy a ser dogmática
sobre estos diferentes puntos. Puede que tengan razón, pero a mí me parece, ya que he estudiado este pasaje, que
los dos personajes principales son el novio y la novia. Esta es una relación de amor en un matrimonio, el esposo y la
esposa. El novio es identificado como el rey Salomón, el autor del libro.

En la última sesión vimos que el primer versículo dice: «El cantar de los cantares, que es de Salomón», y más tarde
en el libro lo vemos dirigirse como el rey Salomón. La novia es una joven sencilla, campesina que se menciona en el
capítulo 6, como «la sulamita». Ese es el único lugar en el que esa palabra se usa en las Escrituras. No estamos
seguras exactamente de lo que significa. Puede ser una variante de «sunamita», lo que sugiere que era de Sunem,
en Galilea. Su familia pudo haber sido empleada por el mismo Salomón. Es posible que hayan cultivado parte de su
tierra. No sabemos esas cosas, pero la esposa es el segundo personaje principal.

No siempre está claro en este libro quién está hablando, si se trata de la novia o del novio, o uno de sus amigos que
tienen un papel secundario en esta historia. El idioma original nos da un poco de ayuda porque hay pronombres
femeninos y masculinos que no se pueden notar en nuestros idiomas. Pero te darás cuenta, si utilizas diferentes
traducciones, o nos fijamos en las diferentes traducciones, que algunos dicen que la novia está hablando aquí, algunos
dicen que el novio está hablando aquí. No siempre es fácil saber.

Así que solo diré lo que pienso cuando lleguemos a esos pasajes, y si no estoy segura o creo que hay espacio para
muchos desacuerdos allí, también lo voy a compartir. Pero a medida que avanza la historia, verás que ella se refiere
a su novio como «mi amado». Cuando nos encontramos con esto, es la novia que está hablando de su novio. Él se
refiere a ella como «mi amor». Así que eso ayuda para saber quién está hablando.

Muchos piensan que se trata de un recuento de un romance real, una relación, un matrimonio entre dos personajes
históricos —entre Salomón y esta desconocida doncella sulamita— y yo creo que probablemente es el caso. Quizás
no. No estoy tan segura de que importe porque el tema central de este libro, como yo lo veo, y leyéndolo por más de
treinta años, meditando sobre este pasaje y trabajándolo en mi propia vida en mi relación con el Señor, veo que el
tema central del libro es apuntar a Cristo, el Esposo, y revelar Su amor por Su esposa, la iglesia, y por nosotros
como creyentes individuales.

Versículo 1: «El cantar de los cantares de Salomón», ya hemos hablado de eso, y ahora desde el versículo 2, del
capítulo 1, hasta el versículo 7 del capítulo 2, tenemos lo que yo veo como esa primera sección de las cinco en que
dividimos este libro. Es esta sección del «amor inicial». Inicia con la novia hablando de su amado y a su amado. Así
dice ella en el versículo 2:

«¡Oh, si él me besara con besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino. A más del olor
de tus suaves ungüentos, tu nombre es como ungüento derramado; por eso las doncellas te aman.

Atráeme; en pos de ti correremos. El rey me ha metido en sus cámaras; nos gozaremos y alegraremos
en ti; nos acordaremos de tus amores más que del vino; con razón te aman».

Ahora, vamos a detenernos ahí en el versículo 4, y de hecho vamos a tomar un par de sesiones en este
párrafo. Comenzando en el versículo 2, « ¡Oh, si él me besara con besos de su boca! Porque mejores
son tus amores que el vino».

En las Escrituras hay un montón de diferentes tipos de besos. Tú tienes el beso de saludo, que es una especie de
formalidad, al igual que un apretón de manos. « ¿Cómo estás?» Ese es un beso en la mejilla.

Tenemos también el beso del perdón. ¿Recuerdas cuándo tuvo lugar un beso de perdón? En Lucas capítulo 15,
cuando el hijo pródigo volvió a casa y su padre le dio un beso. Si tú perteneces a Cristo, has experimentado ese beso
de Cristo.

También hay un beso de engaño. ¿De dónde salió eso en las Escrituras? Judas. Su beso no fue un beso honesto en
lo absoluto, porque fue un beso engañoso.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Entonces lo que tenemos aquí es un beso que es la expresión de un amor profundo y puro, no solo un beso en la
mejilla. Este es un beso que habla de intimidad, de intensidad, de pasión, de amor ferviente. Esto nos trae a la
mente la frase: «El novio puede besar a la novia». Es una promesa, una muestra de amor. Es el sello de esa
promesa de matrimonio, y en ese punto de la ceremonia de la boda, que es cuando se levanta el velo de la novia, y la
pareja ahora es libre para entregarse completamente y sin reservas el uno al otro como marido y mujer. Y sellan esa
promesa, y entran al matrimonio con un beso.

«Oh si él me besara con los besos de su boca». Creo que esa frase en el contexto de este libro (espero que lo estés
leyendo en estos días, y que continúes con el libro, para que tengas todo el flujo del mismo). Este versículo 2 expresa
un deseo ardiente, ferviente un anhelo. La novia dice: «Oh que él me besara con los besos de su boca».

Ella se ha dado cuenta de lo maravilloso que es, y anhela experimentar su amor de la manera más completa posible.
Ella no quiere simplemente saber de él casualmente. Ella no quiere simplemente saber de él. Ella quiere una relación
personal, estrecha e íntima con él. Hubo un momento en que ella estaba contenta con su ausencia, pero ahora ya no.

Ahora, sabemos que él es un rey, lo acabamos de leer en este pasaje. Puedes recordar la época cuando los sujetos
leales querían besar la mano de su rey, pero ella quiere de él mucho más que eso. Ella quiere ese beso íntimo de su
boca.

Creo que esta es una imagen de un creyente en Cristo, que tiene un intenso deseo de una relación de amor
más personal e íntima con Él. «¡Oh qué Él me besara!» Es alguien que ha llegado a estar insatisfecha con lo
ordinario. Que anhela ir más allá que el creyente promedio. Quizás hay otros creyentes alrededor de tu casa o en tu
iglesia que están satisfechos con el estatus quo, solo para ir y profesar a Cristo. Pero esa es solo una relación aburrida
con Él. Pero tú has sido despertada al encanto de Cristo. Hay algo en tu corazón que ya no puede estar satisfecho
con una relación ocasional, común y distante con Él.

Es por eso que algunas de ustedes están hoy escuchándonos, es por eso que algunas de ustedes escuchan este
programa, porque quieres, necesitas que Él te bese con los besos de Su boca. Te gustaría esa relación de amor íntima
con Cristo.

Algunas de ustedes quizás están familiarizadas con el nombre de Richard Wurmbrand, quien ahora está con el Señor.
Él era rumano, y escribió el famoso libro, «Torturado por Cristo». Él fue encarcelado en prisiones comunistas rumanas
durante catorce años por su fe en Cristo. De hecho escribió un pequeño libro sobre el Cantar de los cantares que
ilustra la vida de los presos, aquellos que fueron martirizados y encarcelados por su fe. Y él dice en su libro:

Vamos a comparar estas palabras («¡oh qué él me besara con los besos de su boca!») con las aburridas, prosaicas y
molestas oraciones que por lo general decimos, y nos daremos cuenta de la distancia entre nosotros y el alma
enamorada de Dios, un alma que tiene un amor ardiente como el de la novia ideal.

Ella dice: «¡Que me bese!» Hay pasión, hay nostalgia, hay deseo; pero hay algo más que veo ahí, «¡que me bese!»,
creo que está expresando disponibilidad, la voluntad de ser amada por Él, para recibir su amor.

Me parece que muchas mujeres hoy en día, y tal vez algunos hombres también, pero muchas mujeres en
particular, tienen miedo a dejar que Dios las ame. Tienen miedo de recibir el amor de Cristo, y en muchos casos
esto es debido a una historia de dolor y rechazo de los padres o tal vez de un esposo o de un exesposo. Hay heridas
profundas, y estas mujeres han levantado unas paredes, y no permiten que nadie, incluyendo a Dios, las ame
íntimamente.

Ahora, yo tuve la bendición de venir de una familia piadosa, y tuve un padre que amaba a nuestra madre y a nosotros
también. Así que ha sido, tal vez, un poco más fácil para mí, al pasar los años, el recibir el amor de Dios. Estoy muy
agradecida por estos antecedentes. Sé que algunas de ustedes también los tienen y los han disfrutado. Pero quiero
decirte, independientemente del trasfondo del cual vengas, que el amor de Dios supera con creces, supera
infinitamente, el mayor amor humano posible en esta tierra.

La novia dice: «Yo voy a dejar que él me bese. Yo voy a abrir mi vida para recibir su amor». Y mi oración es que a
través de este estudio, muchas, muchas, muchas mujeres derriben paredes en su relación con Cristo.

Ahora, a veces, ese amor puede ser doloroso. Y vamos a ver en el último capítulo de este libro que el amor de Dios
es un amor celoso. Puede que sea purificador. A veces toca nuestras vidas y nuestros ídolos, los competidores de Él
en nuestras vidas, nuestros otros amores, Él los toca con fuego consumidor.

Pero el amor de Dios es también un amor transformador. Así que la pregunta es,

 ¿Vas a dejar que Él te toque?


 ¿Vas a dejar que Él te bese?
 ¿Vas a dejar que toque tu vida con Su amor?
 ¿Recibirás Su amor?
 ¿Vas a poner de lado tus ideas erróneas sobre el amor basadas en el amor humano que puedes haber
experimentado, o la falta de él?
Cantar de los cantares
Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

 ¿Vas a dejar que la Palabra de Dios te diga cómo Él te ama?


 ¿Vas a recibir ese amor?

Mientras lo haces, vas a tener una mayor capacidad para amar a tu pareja, para amar a tus hijos, para amar a
las demás personas que Dios ponga en tu vida.

«¡Oh si él me besara con los besos de su boca!» Y luego dice: «Porque mejores son tus amores que el vino». Y la
traducción literal es en plural «mejores son tus amores que el vino». Sus amores son mejores que el vino. La Nueva
Versión Internacional (NVI) dice, «más encantador que el vino».

«Sus amores», el amor de Cristo se manifiesta de innumerables maneras:

 Es infinito
 Es inconmensurable
 Es interminable
 Es ilimitado.
 Es más inmenso de lo que te puedas imaginar. Nunca puedes sondear las profundidades, o escalar las alturas,
o llegar a los límites exteriores del amor de Cristo.

Y en su increíble amor:

1. Él nos persigue. 10. Él nos alimenta.


2. Él se gana nuestros corazones. 11. Él nos castiga.
3. Él se da a conocer a nosotras. 12. Él nos consuela.
4. Él dio Su vida por nosotras. 13. Él nos fortalece.
5. Él vive para nosotras. 14. Él nos sostiene.
6. Él intercede por nosotras. 15. Él nos santifica.
7. Él nos defiende contra nuestros acusadores. 16. Y un montón de cosas más, a causa de su
8. Él nos guía. amor.
9. Él nos protege.
Su amor es el tema, yo creo, de esta canción. Vamos a ver que el amor de Dios, el amor de Cristo nos llama a
responder amándole en respuesta.

«Sus amores son mejores que el vino». Ahora, para los hebreos el vino era un lujo principal. Estaba asociado con
regocijo, alegría y placer. Era algo que satisfacía. Era el vino que causaría éxtasis. Era embriagador. Era estimulante.

Y así, esta novia está diciendo: «Cuando pienso en las más emocionantes y eufóricas alegrías que este mundo tiene
para ofrecerme, Tus amores superan a todas ellas. No estoy satisfecha con nada en esta tierra, porque no hay nada
en este mundo que pueda llenar los lugares vacíos de mi corazón. Mi corazón fue hecho para ti, mi amado, y tu amor
es mejor para mí que cualquier sustancia humana, que cualquier experiencia humana, que cualquier relación
humana. Esto es lo que ella le está diciendo aquí. «Tu amor es mejor que el vino». El amor de Dios es profundamente
satisfactorio, si alguna vez llegas a conocerlo. Es más satisfactorio que los mejores placeres de la vida.

Y pienso en el Salmo 63 en el versículo 3 que dice: «Porque mejor es tu misericordia que la vida, mis labios te
alabarán». Si Su amor es mejor que la vida, y lo es, entonces es mejor que cualquier cosa y que todo en la vida.

Piensa en los placeres y alegrías que más significan para ti, las cosas que son más agradables para ti. Alguien me
dijo esta mañana: «¿Viste esa puesta de sol magnífica anoche?», y tuve que confesar que me la perdí. Probablemente
tenía la nariz profundamente metida en estas notas. Sin embargo, una magnífica puesta de sol, tal vez la vista al mar,
o un día hermoso de primavera, o una cena romántica con tu esposo donde solo se sientan y hablan por horas. Su
amor es mejor que todo eso.

Los mayores placeres y delicias que te puedas imaginar, Su amor es mejor. Piensa en las cosas que más deseas, las
cosas que más anhelas, buena salud, dinero en el banco, un aumento en el trabajo, ser capaz de entrar en una pieza
de ropa talla 6, tener un marido, tener hijos, tener a tu familia unida. Su amor es mejor que todo eso combinado.

El valle de la visión, lo dice de esta manera:

Todas las cosas buenas de la vida son menos que nada si se comparan con Su amor.

Todos los tesoros de un millón de mundos no podrían hacerme más rica, más feliz, más satisfecha, porque sus
inescrutables riquezas son mías.

Esta novia siente que el amor de su novio es incomparable, y está deseosa de aceptar sus expresiones de intimidad
y amor.

Y mi oración por ti es que llegues a conocer y a experimentar ese amor, si nunca antes lo has hecho, por primera vez.
Tal vez tú has conocido a Cristo, has conocido Su amor, en cierta medida, tal vez por muchos años. Desde hace medio

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

siglo, he estado aprendiendo sobre el amor de Dios, siendo atraída por Él en su amor. Pero como he estado haciendo
este trabajo durante los últimos meses, Dios me está llevando a mayores profundidades del maravilloso amor de
Cristo. . . y eso es lo que anhelo que tú también conozcas.

Bueno y dice en el versículo 3, leemos de la Biblia textual: «Tus ungüentos tienen una grata fragancia. Tu nombre es
como ungüento derramado». Esa palabra fragancia resulta ser una palabra clave, un tema en el Cantar de los cantares.
Aparece ocho veces, y es uno de los propósitos, que nuestras vidas sean fragantes como resultado de nuestra relación
con Cristo, que haya una fragancia que sea emanada. Y vemos que la fragancia inicia con Él. Él el novio es el fragante.
«Por la fragancia de tus agradables ungüentos, tu nombre es como ungüento derramado».

Ahora, verás a lo largo de este libro una gran cantidad de expresiones sensoriales y descripciones. Esto no es solo un
libro técnico sobre el matrimonio. Esto no es solo un tratado sobre el matrimonio. Este tipo de amor del cual se está
hablando aquí no es solo un amor cerebral o intelectual.

Recuerdo que una amiga me dijo hace poco. . . Ella es muy inteligente y es una verdadera filósofa. Cuando ella estaba
saliendo con su esposo, ella estaba haciendo una lista de todos los pros y los contras y todas las cosas que ella
apreciaba. Ella estuvo manteniendo esta lista y tratando de decidir, «¿es él con el que debo casarme?» Y por fin ella
dijo, «llegó el momento en que tuve que poner mi lista a un lado y decir: Yo amo a este hombre y voy a entregarme a
él». Y ella dijo: «En ese momento pasó de la cabeza al corazón».

Sabes la diferencia que existe en el amor humano, pero también hay muchas de nosotras que tenemos un amor
teológico por Dios, que nunca ha llegado a lo más profundo de nuestros corazones. Y confieso que muy a
menudo esto es cierto para mí. Me encanta lo que sé de Él. Yo le amo con un amor intelectual. Pero quiero amarlo
con ese amor apasionado y fragante que involucra a todo mi ser y todos mis sentidos.

Recibí una carta hace unas semanas de Joni Tada. Joni es una mujer que entiende cuando se trata del amor de Cristo
y la belleza de Cristo. Ella es poeta, y a menudo utiliza un lenguaje bello y descriptivo para hablar de la realidad del
amor de Dios.

Ella dijo en esa carta: (que me llamó la atención porque estaba trabajando en esta serie) «Donde quiera que mire, mi
jardín, el estante de flores en el mercado, las flores en los cerezos y los arbustos con las lilas, todo tiene un aroma
muy dulce. Y con cada fragancia que inhalo, siempre recuerdo la dulzura de nuestro Salvador».

Su aroma, Su dulzura, «porque tus ungüentos tienen una grata fragancia», esa palabra ungüento habla de aceite para
unción. Así era que se preparaban los aceites a veces era solo aceite o aceite con adición de flores, hierbas y especias
fragantes. Hay un montón de usos para estos aceites perfumados que encontrarás en la Escritura.

A veces se habla de estos aceites como que tienen poderes curativos o medicinales. El ungüento o pomada se puede
utilizar para las heridas o para las úlceras. También se puede utilizar para calmar, para refrescar o para vigorizar el
cuerpo. Piensa acerca de cómo, si estás recibiendo un masaje, se utilizarán estos aceites que te ayudarán a refrescar
y a tonificar tu cuerpo.

Los aceites también se utilizan, estos aceites de unción, como un acto de hospitalidad, y lo podemos ver en Lucas
capítulo 7. También fueron utilizados a veces como preparación para los entierros y funerales. Los cuerpos se
envolvían en lienzos que tenían estos aceites de unción en diferentes capas.

Se utilizaron también para la purificación del cuerpo. Y puedes leer sobre esto en Ester, mientras ella se estaba
preparando para ir ante el rey. Leemos también en el Antiguo Testamento que los reyes y los sacerdotes y los vasos
en el tabernáculo fueron ungidos para el servicio.

El Salmo 23 dice: «Tú ungiste mi cabeza con aceite». Es la misma palabra que está aquí como ungüento, quiere decir
aceite de unción.

Y leemos en las Escrituras acerca de los creyentes que son ungidos con el aceite del Espíritu Santo. Jesús, el libertador
prometido, es en el Antiguo Testamento, dos veces llamado el Ungido, el Mesías. Él fue ungido con el aceite del
Espíritu Santo. Jesús es el Ungido, el Mesías, del cual leemos en el Antiguo Testamento.

Y lo que dice la novia: «Tu nombre es ungüento derramado». En el original, esto es en realidad un juego de palabras.
La palabra para «nombre» es shem. De hecho, los judíos de hoy, y me enteré de esto hace poco, llaman a
Dios Hashem. El Nombre-shem. La palabra para ungüento es la palabra shemen. Es una palabra similar.

Su nombre, todo lo que Él es, es «ungüento derramado», aceites para ungir. Él se da a sí mismo para bendecir a Su
pueblo. Él nos unge con Su fragancia, con Su amor. Y en la cruz, Él fue derramado como ungüento para nuestro bien.

Y me encanta ese antiguo himno de John Newton:

¡Cuán dulce suena el nombre de Jesús al oído de un creyente! Alivia sus dolores, cura sus heridas, y aleja su
miedo.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Querido nombre, la Roca sobre la cual me afirmo, mi Escudo y mi Escondite, mi tesoro que nunca falla, ¡lleno
de reservas ilimitadas de gracia!
¡Jesús! mi Pastor, Esposo, Amigo, oh Profeta, Sacerdote y Rey, mi Señor, mi Vida, mi Camino, mi Final,
acepta la alabanza que traigo.
Débil es el esfuerzo de mi corazón, y frío mi pensamiento más cálido; pero cuando te vea cómo eres, te
alabaré como debiera.
Hasta entonces yo tu amor proclamo con cada aliento fugaz, ¡y que la música de tu nombre (que pudiera decir
«el perfume, ungüento de tu nombre») refresque mi alma de la muerte!

Cuán dulce es el nombre de Jesús. Su nombre es ungüento derramado. Y así, ella dice, «por tanto, las vírgenes
te aman». Creo que esas vírgenes representan a otros creyentes que son afines; como esta novia, ellos, también,
admiran y aman a la persona amada.

Así que es la dulzura de Su nombre, todo lo que Él es, es lo que le atrae a ella y a otros hacia Él. Como vemos la
dulzura de Su nombre, y como Él es el aceite de la unción derramado en nuestras vidas para calmar, sanar,
restaurar, bendecir y santificar, vamos a decir, también, «oh, Señor Jesús, te amamos. Amamos todo lo que Tú
eres. Te amamos a Ti, porque Tú eres como ungüento para nuestras almas. ¿Amén? Amén.

Una de las cosas que he descubierto en mi caminar con el Señor, es que es posible escuchar la verdad con nuestros
oídos, pero no dejarla llegar a nuestros corazones. Y durante esta serie sobre el Cantar de los cantares, quiero que lo
que escuches no solo llegue a tus oídos, sino que también llegue a tu corazón y afecte tus acciones.

Hazlo personal
Ciertamente no hay nada más importante que cultivar nuestra relación con Cristo. Espero que el mensaje que acabas
de leer no quede ahogado en medio de tus ocupaciones del día de hoy, sino que puedas tomar unos minutos para hacerlo
personal.

Primer amor 1: Que me bese


(Cantar de los cantares 1:2-3)

1. ¿Estás insatisfecha con una relación común y casual con Cristo? ¿Cómo puedes desarrollar un gran anhelo
de cultivar intimidad con Él?

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2. Que me bese con los besos de su boca (1: 2). ¿Hay algo en tu vida que te ha hecho temer que Dios te deje
de amar? ¿Cómo podrías abandonar esa idea y recibir libremente el amor que Él te está ofreciendo?

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3. Porque mejores son tus amores que el vino (1:2). ¿Puedes decir con honestidad que el amor de Dios es mejor
que cualquier otra cosa que tu corazón pueda desear? Ora para que a través de esta serie, Dios te lleve a una
comprensión más profunda de Su amor y que puedas abrazarla.

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4. Tu nombre es como ungüento purificado (1:3). ¿Cómo ha sido el Señor Jesús «ungüento» a tu alma? ¡Díselo
y dale las gracias!

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Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Primer amor

Acércame a ti
¿Qué es aquello que persigues? Nancy DeMoss de Wolgemuth te invita a correr tras Cristo.
No puedes estar corriendo simultáneamente en dos direcciones. Si queremos correr hacia Cristo, necesitamos estar
dispuestas a correr en dirección contraria a cualquier cosa que compita o nos distraiga de nuestra relación con Él.

Nos encontramos en los primeros días de una serie que nos tomará unas semanas. A lo largo de estos programas
veremos una ilustración del amor de pacto de Dios por su pueblo escogido. Creo que es oportuno estudiar Cantar de
los cantares al acercarse la celebración de la pasión de Cristo, Su muerte y Su resurrección.

Como hemos estado viendo, en este libro de la Escritura tenemos una hermosa historia de amor y matrimonio, pero
en última instancia, tenemos una imagen de la relación de Dios con su pueblo, la relación de Cristo con su novia, y
con nosotros como creyentes individuales.

De nuevo, como lo he dicho anteriormente, y lo quiero repetir, sé que al asumir esta postura sobre el libro de Cantar
de los cantares estoy, como quien dice, nadando contra corriente con relación a cómo muchas personas ven este libro
hoy en día. Sin embargo, la postura histórica de la iglesia y de los comentaristas judíos, así como de cientos de años
de interpretación, es que este es un libro primariamente acerca del amor divino. Al recibir el amor de Dios por nosotras,
al recibir el amor de Cristo por nosotras, entonces podemos amarle a Él en retorno. Y su amor puede fluir a través de
ti y de mí hacia las personas que nos rodean.

¿Quieres tener un mejor matrimonio? (Algunos esposos me han dicho que están entusiasmados con esta serie que
comenzamos a transmitir, porque esperan que sus esposas «entiendan» todo esto de Cantar de los cantares, y que
puedan tener un mejor matrimonio). ¿Tú quieres tener un mejor matrimonio? Evalúa y corrige tu relación con Cristo.
Cultívala, acércate a Él. Y entonces, esta rebosará en bendiciones para tu esposo. Podrás disfrutar tu matrimonio.
Podrás disfrutar más del aspecto sexual de tu relación al ver cómo Cristo ama a Su novia y la manera en que ella
responde a Él.

Espero que en estos días leas Cantar de los cantares junto a nosotras. Toma tu Biblia (si puedes hacerlo en este
momento), y únete a este maravilloso estudio.

Nancy: Estoy empezando con Cantar de los cantares en el capítulo 1, en el versículo 1.

El Cantar de los cantares de Salomón. (La novia dice) «¡Oh si él me besara con besos de su boca! Porque tus caricias
son mejores que el vino. Tus ungüentos tienen una grata fragancia, tu nombre es como ungüento derramado; por eso
las doncellas te aman».

La novia ha visto el valor supremo del amor de su novio, y ella se da cuenta que su amor es mejor que el más grande
tesoro y el más grande de los placeres de la vida. Ella ha visto la fragancia de su nombre y de todo lo que él es,
entonces ahora ella le pide a él en el versículo 4:

«Atráeme y correremos en pos de ti. El rey me introdujo en su recámara. Nos regocijaremos y nos alegraremos
en ti. Y hallaremos tu amor más fragante que el vino. Con justísima causa te aman».

Ahora, permíteme detenerme aquí y ver este cuarto versículo en el día de hoy.

Cuando tú estás enamorada, quieres estar con aquel que amas. Quieres pasar tiempo con él. Nadie tiene que decirle
a una pareja que quiere casarse. «Ustedes tienen que pasar tiempo juntos». Ellos quieren hacerlo, ellos anhelan
hacerlo.

Aquí encontramos a una novia que anhela apetece la compañía de su amado. Ella anhela estar con él, ella quiere
estar más cerca de él que de nadie más. Yo recuerdo ese versículo en el Salmo 73 que dice, acércame, acércame.
«Estar cerca de Dios es mi bien» (v. 28).

Y ella expresa su anhelo ferviente, «acércame; déjame estar cerca de ti». Tú encuentras el mismo anhelo expresado
muchas veces en los salmos, cuando David dice, por ejemplo, en el salmo 63: «Oh, Dios, tú eres mi Dios, te buscaré
con afán, mi alma te anhela» (v.1). Esta es la clase de intensidad y pasión que sientes en esta novia.

Demos una mirada en este versículo 4, a los diferentes pronombres que son usados, y verás antes que nada, que esta
es una petición personal. Ella dice, «atráeme en pos de ti . . . El rey me introdujo en su recámara». Yo creo que esta
es una imagen de un creyente individual que está procurando una relación íntima con Cristo.

Otros han experimentado una relación de este tipo, pero ella está diciendo, «yo no quiero solo leer de lo que los demás
han dicho . . . yo no quiero solo oír acerca de esto. Yo quiero que tú atraigas mi corazón». Es una petición muy
personal. Como lo dijo Fanny Crosby en ese famoso himno:

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

«Soy tuya, oh Señor, he oído tu voz, y me contó de tu amor por mí; anhelo crecer en los brazos de la fe, atráeme más
cerca. Más cerca, más cerca, bendito Señor». (Draw Me Nearer, Fanny Crosby).

Esto es lo que esta novia está diciendo: «Yo he escuchado de ti; yo sé acerca de tu amor. Tu amor es sorprendente,
pero yo quiero ser atraída más cerca de ti. Deja que él me bese…Acércame».

Pero también existe una relación corporativa que podemos ver aquí. Mira estos pronombres: «Correremos en pos de
ti . . . Nos regocijaremos y nos alegraremos en ti. Hallaremos tu amor más fragante que el vino» (v. 4). Yo creo que aquí
vemos a la iglesia, la novia de Cristo, deseando todos juntos tener una relación con Cristo como su novia. La
novia, los miembros de esa novia, buscándole a Él todos juntos.

«Correremos en pos de ti. Nosotros queremos estar cerca de ti. Nos gozaremos y nos alegraremos en ti». Ahora, en
esta petición hay un reconocimiento de que necesitamos ayuda para movernos hacia Él por nosotros mismos. Él es
quien debe acercarnos a Él; Él es el que nos permite venir hacia Él.

Te da la sensación de que la novia está diciendo, «yo quiero acercarme a ti. Yo quiero estar contigo pero no lo puedo
hacer por mí misma». Aquí ella apela por su intervención, por su gracia: «¡Acércame! atráeme más cerca de ti». Jesús
lo dice de la siguiente manera en el capítulo 6 de Juan: «Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre que me envió. .
. . Y yo, lo resucitaré en el día final (hablando de su crucifixión), atraeré a todos a mí mismo» (Juan 6:44; 12:42).

Tú y yo jamás podremos experimentar la relación que nosotras queremos, que necesitamos, que anhelamos
con Cristo a menos que Él nos acerque a sí mismo. De hecho, nosotras ni siquiera deseamos tener esa relación a
menos que Él nos acerque. Él es quien debe poner en nosotras el deseo. Él debe iniciar. Él debe levantarnos de
nuestra impotencia por Su Espíritu y por Su gracia.

Gracias que tenemos a Dios que nos ama, que desea tener una relación con nosotras más de lo que nosotras
la queremos con Él y quien siempre está activamente acercándonos hacia Él. El amor de Dios por Israel era un
amor que cortejaba y que les acercaba. Él dice en Oseas 11:4: «Con cuerdas humanas los conduje (o como dice en
la versión RV60, “los atraje”) con cuerdas de bondad, con lazos de amor».

El pueblo de Dios siempre estaba alejándose de Él, y Él los volvía a atraer hacia Él. Él nos invita a venir, y dice:

«Si alguno tiene sed, venga a mí y beba» (Juan 7:37)

«Acercaos a Dios y Él se acercará a vosotros» (Santiago 4:8)

O como dice Hebreos 4:16: «Acerquémonos con confianza al trono de la gracia»

Nosotras somos invitadas a acercarnos a Él. Así que, Él está acercando nuestros corazones, pero nosotras
debemos responder a su iniciativa. Por esto es que Él dice: «Atráeme y correremos en pos de ti». Esta frase muestra
un corazón anhelante, «Acércame. . . te necesito. Yo quiero que tú me acerques. Estoy anhelando esto...». Y luego la
respuesta del corazón es vista cuando ella le dice, «en pos de ti correremos». «Atráeme. En pos de ti correremos».

Un comentarista lo dijo de esta manera, «nosotros no podemos correr detrás de Él a menos que Él mismo nos atraiga,
aunque luego que Él nos atrae es nuestro deber correr».

Mientras Él nos atrae, nosotras corremos. El salmista tuvo esta experiencia. Lo puedes leer en el salmo 139 los
versículos 32 y en el versículo 60. «¡Por el camino de tus mandamientos correré porque tú ensancharás mi corazón! .
. . Me apresuré y no me retardé en guardar tus mandamientos». «En pos de Ti correremos».

Ahora, correr hacia Cristo significa también alejarse de otras cosas. No puedes correr simultáneamente en dos
direcciones. Si quieres correr en pos de Cristo, tú debes estar dispuesta a correr alejándote de cualquier cosa
que compita o te distraiga de tu relación con Él. ¿Y no tenemos muchísimas cosas en esta categoría? Relaciones,
redes sociales. . .

Para este momento yo tengo, realmente lo dañé en las últimas veinticuatro horas, pero he tenido ya por un tiempo
todos los equipos electrónicos fuera de mi dormitorio, que es donde paso mucho tiempo con mi iPhone, iPad, laptop,
todas esas cosas. Las puse todas en otra habitación. Yo dije, «quiero tener un lugar donde yo pueda encontrarme con
el Señor para estar tranquila, para estar quieta, para meditar en Él».

Porque paso tanto tiempo con esos equipos y encuentro que son una gran ayuda y una bendición para mi trabajo,
para el ministerio y para las relaciones, pero también pueden ser una gran distracción. Estando en mi tiempo
devocional —y esto no me enorgullece— yo me puedo distraer muy fácilmente.

Mientras he estado haciendo este estudio me he estado preguntando, «¿de qué necesito alejarme? ¿Qué necesito
poner de lado para poder correr en pos de Él con propósito?» Cualquier cosa que sea trivial o temporal, necesitamos
deshacernos de cosas en nuestras vidas que son triviales o temporales. Cosas que no importan, cosas que no
importarán nada de aquí a un año, mucho menos para la eternidad.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

«Yo voy a correr en pos de Él», significa que yo voy a correr de otras cosas. Ser atraída hacia Él es la protección
más grande que podemos tener de ser atraídas hacia otros dioses.

Santiago dice, «sino que cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión» (1:14). Yo no quiero
alejarme por mi pecado y por mi carne y por este mundo. Yo quiero ser atraída por Cristo.

Jesús reconoce esto cuando Él dice: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada
día y sígame» ( Lucas 9:23). El escritor de himnos lo dijo de esta manera al final de los 1800, quizás te resulte familiar
este himno:

Estoy decidido a no quedarme encantado por el deleite del mundo, las cosas que son más altas, las cosas que son
más nobles, ellas han atraído mi vista.

Me apresuro a Él, me apresuro tan feliz y libre; Jesús, el más grande, más alto, vendré a ti. («I Am Resolved», Palmer
Hartsough)

Es el corazón que dice, «atráeme y en pos de ti correré. Ahora, cuando corremos en pos de Él, otros querrán correr
con nosotros, y puedes ver esto en este pasaje. Cantar de los cantares capítulo 1 versículo 4, «Atráeme. . . en pos
de ti correremos» o como dice La Biblia de las Américas, «corramos juntos».

Nuestras vidas influencian a aquellos que están a nuestro alrededor: a tus hijos, a tu compañero, a tus amigos,
a tus compañeros de trabajo. Ellos saben lo que te atrae; ellos saben a quién realmente amas. Ellos saben lo que
realmente te agrada, lo que te da placer, lo que te satisface. Ellos saben lo que tú persigues. Ellos saben de aquello
que tú no puedes parar de hablar. Esas son las cosas que de verdad nos importan y ellos lo saben.

Si siempre estás hablando de Pinterest por ejemplo (no hay necesariamente nada malo en Pinterest), pero si siempre
estás hablando sobre eso, la gente alrededor de ti va a comenzar a interesarse en Pinterest, ¿no es así? Lo que sea
de lo que estés hablando, lo que sea que te esté atrayendo, lo que sea en lo que pases horas de tu tiempo, los
demás van a tener un interés en esto.

Las personas a las que tú les agradas, que les gusta estar alrededor de ti, van a estar interesadas en las cosas en las
que tú estás interesada. Bueno, si nuestras vidas están siendo atraídas a Cristo y Él es el foco (el enfoque de nuestras
vidas), nuestra única y magnífica obsesión. . . nosotras estaremos hablando de Él, nos deleitaremos en Él y estaremos
satisfechas en Él . . . ¿No crees que esto tendrá un impacto en las personas que nos rodean?

Hace unos meses tuve una reunión. Yo iba a estar en una conferencia y sabía que una amiga a quien yo no veía muy
seguido iba a estar allí. Y le pregunté si «podríamos reunirnos por algunas horas el día antes de la conferencia, el día
antes de que la conferencia iniciara». Ella estuvo de acuerdo. Nosotras hicimos planes y nos pasamos ese día en la
habitación del hotel solo hablando y orando.

Lo que yo no sabía cuándo programé esa reunión es que durante todo ese año, esta mujer, esta amiga, quien es una
líder cristiana, con una responsabilidad significativa en otro ministerio, estaba siendo avivada, Dios estaba atrayendo
su corazón.

Yo no sabía que ella necesitaba esto. Yo pensaba que ella estaba muy bien. Que ella tenía un dulce caminar con el
Señor y era por eso que yo quería estar cerca de ella. Pero en la medida en que ella me contaba de la manera en la
cual el Señor la había llevado, maneras nuevas, frescas, dulces y asombrosas en ese año que había pasado; yo
estaba con mis oídos abiertos, mi boca abierta y mi corazón abierto diciendo, «dime más, dime más». Oramos.
Cantamos. Fuimos juntas a la Palabra. Yo escuché su testimonio. No fue nada dramático, pero fue tan dulce.

Ella se encuentra en un tiempo, en un momento en su vida donde no se sacia del Señor, nada le es suficiente ella
quiere más. Ella le está amando, ella está anhelándolo. Ella se despierta en medio de la noche queriendo leer Su
Palabra por horas interminables. Hasta el punto en que su esposo creyó que ella estaba poniéndose un poco loca.
Pero, ¿sabes qué? Él está corriendo aún más en pos del Señor.

Él ha sido impactado. Sus hijos también están corriendo en pos de Cristo. Yo he vuelto a este estudio de Cantar de
los cantares después de haber estado con ella algunas horas porque pensé, «yo necesito lo que ella tiene, yo quiero
más de Cristo». Ahora, yo tengo a Cristo completo, pero yo quiero experimentar lo más profundamente posible
el amarlo, y estar en una íntima relación con Él.

Era de lo único que esta amiga podía hablar. Así que ella oró, «acércame». Para el tiempo en que salimos, corríamos
juntas, más hacia Cristo. Será lo mismo mientras más le buscas a Él.

Así que ¿hacia quién, o detrás de qué estamos corriendo? Mientras otros ven tu vida y ven tus prioridades, lo que
tú amas, lo que te trae deleite, lo que tú persigues, ¿hacia qué los estás inspirando a correr? ¿Qué está
inspirando a tus hijos a correr en pos de mientras ellos ven lo que a ti te importa?

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

¿Están tus hijos corriendo en pos de Cristo o lejos de Cristo? Ahora, tu correr en pos de Cristo no te garantiza que tus
hijos correrán tras Cristo, pero creo que hay una mayor oportunidad cuando ellos ven que no solo es conocimiento
intelectual sobre Él sino que Él es precioso y dulce, y que Él es esa perla de gran precio y tu supremo Tesoro. ¿Quién
no querría eso, mientras ellos ven la diferencia que Él hace en nuestras vidas?

Ella dice, «el rey me ha metido en sus cámaras» (v. 4). Ella ha expresado su anhelo: «atráeme en pos de ti». Ahora
ella describe Su respuesta a su anhelante petición. Ella dice, Él rey me ha metido en sus cámaras, «yo le pedí que me
acercara y Él lo hizo». Es por esto que les estoy animando durante esta serie a estar orando, «Señor, atráeme a ti.
Atráeme a una relación amorosa más íntima contigo». Luego espera que Él lo haga. Él no ignorará o negará el
llanto y el anhelo de un corazón. Él te lo otorgará.

Este es el primero de cinco lugares en el Cantar de los cantares donde Él es identificado como el Rey, como realeza,
suprema autoridad, no hay nadie mayor. Él es su amado, pero Él es también su Rey y Él es nuestro Rey. Él es el
gobernante soberano del universo, el cual nos guía a tener un sentido de asombro y de admiración que nos
atraerá a sus cámaras, a su espacio más personal.

No cualquiera puede entrar a la presencia del Rey, ¿verdad? Tú tienes que ser invitada. En ocasiones a ciertas
personas les es concedida una audiencia, un gobernante de un estado, un rey, un presidente. Si tú tienes una reunión
con uno de esos dignatarios, probablemente el lugar sería la oficina oval de la Casa Blanca o el Palacio de
Buckingham. Pero solo unos pocos serían invitados al interior, a la cámara personal (a la habitación personal) de estos
jefes de estado.

La mala noticia en las Escrituras es que los pecadores no pueden acercarse a un Dios Santo. Nosotras no podemos
acercarnos a Él; nosotras no podemos estar en Su presencia. Dios le dijo a Moisés, «no te acerques a este lugar . . .
este es suelo santo». Dios les dijo a los israelitas, «manténganse lejos del monte Sinaí donde mi presencia está. No
se acerquen; no lo toquen. Porque morirá el que lo haga», porque Dios es Santo.

Pero a través de Cristo el velo que se interponía entre nosotros y Su presencia, ha sido rasgado en dos y un camino
nuevo y vivo ha sido abierto para que podamos llegar a su recámara, a Su santa presencia. Hebreos dice: «Tenemos
una mejor esperanza a través de Cristo el cual nos ha acercado a Dios, así que acerquémonos a Dios. Acerquémonos
con confianza al trono de la gracia, con corazón sincero, para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la
ayuda oportuna» (Hebreos 4:16).

Él desea intimar con nosotras, hacernos venir a Su santa presencia. Nosotras somos bienvenidas a entrar a su
santuario con confianza.

Ahora, esta novia está asombrada de que Él la pudiera escoger, que Él la pudiera amar. Y ¿no estás tú maravillada
de que el Rey de reyes te escogiera y te amara? «El rey me ha metido en sus cámaras». Es difícil hablar de Jesús y
de Su Amor y describirlo algo mejor o más cercano a esto, como lo hizo Charles Spurgeon. Esto es lo que él dijo sobre
esto:

Es tan divino que seamos el objeto de amor de una persona, es maravilloso poder entender el amor de mi
madre, yo puedo entender el amor de mi hijo, yo puedo entender el amor de mi esposa, pero no puedo
entender el amor de Cristo. Oh, hermanos, nosotros no somos nada, somos nadie y aun así este Glorioso
Todo, este Todo en todo, en realidad ha puesto Su amor sobre nosotros.

Así que ella dice, ya que he sido conducida por el rey a sus cámaras, «nos gozaremos y alegraremos en Ti. Nos
acordaremos de Tus amores más que del vino». Esto es lo que pasa cuando tienes intimidad, cuando tienes
unión y comunión con Cristo. El resultado es gozo. Él es la fuente de nuestro gozo. Nosotros no podemos tener
un gozo real aparte de tener comunión con Él.

Así que este amante satisfecho se propone alegrarse y regocijarse en Él y luego recordar su amor. Dios le dice a su
pueblo en Jeremías capítulo 2, versículo 1, «De ti recuerdo el cariño de tu juventud, el amor de tu desposorio, de
cuando me seguías en el desierto, por tierra no sembrada».

Él recuerda el amor que una vez tuvo. ¿Recordamos nosotras Su amor? El amor que hemos visto en Su venida a la
tierra, en el vivir entre nosotros, sirviendo, ayudando, sanando, dando, perdonando. ¿Recordamos nosotras Su amor
que murió, Su continuo amor, Su amor intercesor? Recuerda Su amor.

Cuando tú eres mal entendida o rechazada por otros, recuerda Su amor.

 Cuando luches para amar a tu compañero o a ese niño difícil o a ese compañero de trabajo difícil, recuerda
Su amor por ti.
 Cuando te sientas sola, nueva en un lugar, si has perdido a tu amigo más querido, a tu amiga más querida,
anhelas un verdadero amigo, recuerda Su amor.
 Cuando tu corazón está frío y sin amor para Cristo, recuerda Su amor y deja que Su amor por ti sea el
combustible que caliente tu amor por Él y por otros.

Así que ella dice, «con razón te aman», o como dice la nueva versión NIV: «Cuánta razón tienen ellos en adorarte».

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Él ha atraído nuestros corazones a Él, nos ha conducido a Sus cámaras. Nos gozaremos y alegraremos en Él.
Recordaremos Su amor más que los mayores placeres de la vida. «Con razón te adoran». Así que, ¿orarías de lo
profundo de tu corazón a Él en este día? «Oh, Señor Jesús, atráeme, atráeme, atráeme, atráeme a Ti mismo, y
correremos en pos de Ti».

Un escritor lo dijo de esta manera:

Dame una magnífica pasión;


Dame una santa obsesión.
Señor te ruego una pura y gloriosa ambición,
Seguirte y conocerte solo a Ti.

Seguirte y conocerte solo a Ti,


Crecer como un discípulo en Tu luz.

El mundo pobre y vil será, al compararlo a tu Verdad,
Guíame y correré en pos de Ti.
(«One Pure and Holy Passion», Mark Altrogge.)

Espero que esta canción sea un reflejo de la oración de tu corazón.

Hazlo personal

Primer amor 2: Acércame a ti


(Cantar de los cantares 1:4)

1. Corramos juntos… El rey me ha conducido a sus cámaras (1:4). ¿Cómo te hace sentir el saber que tenemos
un Salvador que nos ama, desea una relación con nosotras, y toma la iniciativa para acercarnos a Él?

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2. Llévame… corramos juntos (1:4) ¿Cómo respondes cuando el Señor llama tu corazón hacia Él? ¿Corres
detrás de Él, te detienes, no le haces caso, o corres hacia otras cosas menos importantes?

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3. ¿Estás corriendo detrás de Cristo?—¿Te involucras en actividad vigorosa y llena de propósito? Si no es así,
¿que te está alejando de Él?

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4. Cuándo otros ven tu vida y tus prioridades—lo que amas, lo que te produce deleite, lo que persigues ¿detrás
de qué cosas les inspiras a correr?

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5. Exaltaremos tu amor más que el vino (1:4). ¿Cómo puedes «exaltar» y saborear hoy el amor de Cristo por ti?

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Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Primer amor

¿Cómo puede Él amarme?


¿Estás cansada? El mensaje de hoy es para ti.
El antídoto para el agotamiento, la solución para el cansancio no está en centrarte en ti misma. «Necesito más tiempo para mí».
No, la solución está en enfocarte en Cristo.

Al continuar nuestro estudio basado en el libro del Cantar de los cantares de Salomón, la mejor canción, la canción de
amor, como me gusta llamarle, vemos que la novia expresa su ferviente anhelo, su deseo, su pasión por alcanzar una
relación íntima de amor con su novio. Pero, al mirarse a sí misma y su trasfondo, de dónde viene, dónde ha estado, lo
que le han hecho, lo que ve son sus defectos y sus limitaciones. Como resultado de esto, entra en un conflicto interno
y entiende que no está calificada para casarse con este rey o ser amada por él.

Esta parte es muy importante, cuando vemos la similitud de lo descrito en esta canción y nuestra propia relación con
el Señor Jesús como Su novia y la tendencia a vernos con este mismo tipo de defectos y de limitaciones. Y como
resultado, al igual que la novia, entramos en conflicto y nos preguntamos, ¿estaremos capacitadas para casarnos con
Cristo, para tener esta relación íntima con Él, para que Él nos ame? ¿Será esto posible?

«Y quedé asombrada en la presencia de Jesús, el nazareno, y me pregunto: ¿cómo puede amarme a mí, una pecadora
condenada e impura?»

Y de hecho, esos son algunos de los sentimientos que esta novia está experimentando cuando se dirige a las hijas de
Jerusalén en el versículo 5 del capítulo 1.

Esa es la primera vez que estas hijas de Jerusalén se mencionan, pero ellas aparecen en varias ocasiones a lo largo
del libro, y aunque hay varias sugerencias sobre quiénes son estas hijas de Jerusalén, a quiénes representan, la
interpretación que más sentido me hace, a la luz de cómo estamos estudiando este libro, es que representan otras
creyentes, con un menor grado de madurez. Ellas no tienen el deseo ferviente de tener una relación íntima con Cristo,
pero sí se sienten atraídas cada vez más hacia Él al ver la devoción de esta novia hacia su amado. Ellas son atraídas
hacia este viaje.

Y ella les habla en los versículos 5 y 6 de la siguiente manera:

Morena soy oh hijas de Jerusalén,


Pero codiciable,
Como las tiendas de Cedar,
Como las cortinas de Salomón.
No reparéis en que soy morena,
Porque el sol me miró.
Los hijos de mi madre se airaron contra mí;
Me pusieron a guardar las viñas,
Y mi viña que era mía no guardé.
Y luego le dice a su amado en el versículo 7:
Hazme saber oh tú a quien ama mi alma:
¿Dónde apacientas?
¿Dónde sesteas al mediodía?
¿Pues por qué habría de estar yo como errante junto a los rebaños de tus compañeros?
Y entonces su amado le habla por primera vez en el versículo 8:
Si tú no lo sabes,
¡Oh hermosa entre las mujeres!,
Ve sigue las huellas del rebaño,
Y apacienta tus cabritas
Junto a las cabañas de los pastores. (RVR, 1960)

Iniciemos hoy nuestro programa tomando estos últimos textos y veamos su contenido en detalle.

Ante todo, vemos una novia que sabe que ama a su novio. Fíjense cómo se expresa en el versículo 7, «tú a quien
ama mi alma». Pero al mismo tiempo se pregunta: ¿Cómo puede él amarme? Siente que no merece su amor, que ella
es indigna de su amor. Ella está sorprendida de que él la eligiera, que el rey, la seleccionara para su ser su novia y
dice:

«Soy morena pero preciosa, oh hijas de Jerusalén, como las tiendas de Cedar, como las cortinas de Salomón. No
reparéis en que soy morena, porque el sol me miró». Morena pero preciosa, como las tiendas de Cedar, preciosa
como las cortinas de Salomón.

Y aquí hay un contraste. Ella ve dos aspectos de sí misma que están entre sí en conflicto, y podríamos decir,
ella es una mujer que está en conflicto consigo misma.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Morena como las tiendas de Cedar. El término Cedar, probablemente no significa nada para la mayoría de nosotras,
pero viene de las tribus nómadas descendientes de Ismael, quienes vivían en tiendas hechas de piel de cabra negra,
y estas pieles se oscurecían más en la medida en que eran expuestas a la intemperie y al tiempo.

Entonces ella dice, «soy morena». Algunas traducciones dicen, «negra como las tiendas de Cedar». Pero, ¿por qué
es morena? Bueno, vemos que su piel se oscureció porque ha trabajado en los viñedos. Quedando expuesta al sol y
siendo así quemada por el sol.

Es curioso que hoy tener la piel bronceada por el sol es considerado realmente hermoso, pero en aquella época, lo
que se consideraba hermoso era la piel clara. La razón de esto era que tener la piel bronceada o quemada por el sol
era común para las campesinas, por lo que las mujeres hermosas, las mujeres de la realeza tenían la piel realmente
clara o pálida.

Por eso cuando ella dice, «soy morena porque el sol me ha quemado, porque el sol me miró», ella muestra una
preocupación que no tenía hasta que conoció al novio. Ella no se había fijado realmente cómo era hasta que se acercó
a él. Es decir, ella no se había percatado de cómo era realmente hasta que se acerca a Él. Mientras todo lo que la
rodeaba, ya fuera las personas con quienes trabajaba, porque eran parte de su vida cotidiana y también trabajaban
en las viñas, tenía la piel oscura y curtida, ella se sentía adecuada y a gusto con su color. Pero la tez clara y el
atractivo y la hermosura del rey le revelaron, su desaliño e indignidad por medio del contraste.

¿Alguna vez te has sentido que estás bien, hasta que te rodeas de personas que son realmente piadosas? Y es ahí
cuando te das cuenta: «Oh, tengo un temperamento fuerte. Tengo estas asperezas. Tengo estas partes difíciles. No
soy como Jesús en tantas formas». Generando esto en nosotras una tensión a medida que vemos lo hermoso y
precioso que es el Señor, lo maravilloso e increíble que Él es y lo oscuras que somos nosotras en comparación. Es
en Su luz que nuestra oscuridad es revelada.

Ella dice, «soy morena como las tiendas de Cedar, pero preciosa como las cortinas de Salomón». Estas cortinas, con
aspecto similar a las del Antiguo Testamento que se colocaron en el tabernáculo, estaban hechas de lino fino. Eran
hermosas, eran como una obra de arte. Eran preciosas.

Yo pienso que para una creyente, esto apunta a la rectitud de Cristo que señala Apocalipsis 19, cuando nos habla de
la novia a la que le fue concedido vestirse de lino fino, resplandeciente y limpio, porque las acciones justas de los
santos se obtienen de Cristo.

La expresión, hermosa como las cortinas de Salomón, habla de en quién ella se ha convertido y en quién se
va transformando en virtud de su relación con Cristo. Pero permanece la tensión entre lo que ella es de forma
natural y en quién se está convirtiendo por estar junto al rey, morena pero preciosa. «Soy morena, pero preciosa».

¿Puedes pensar en alguien más que en las Escrituras exprese sentimientos similares? Veamos Romanos capítulo 7,
los versículos 18-25, donde el apóstol Pablo dice:

«Porque yo sé que en mí, es decir, en mi carne, no habita nada bueno; (soy oscuro) porque el querer está presente
en mí, pero el hacer el bien, no… Porque en el hombre interior (precioso) me deleito con la ley de Dios, pero veo otra
ley en los miembros de mi cuerpo que hace guerra contra la ley de mi mente, y me hace prisionero de la ley del pecado
que está en mis miembros (oscuridad). ¡Miserable de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte?... Así que yo
mismo, por un lado, con la mente sirvo a la ley de Dios (precioso), pero por el otro, con la carne, a la ley del pecado»,
(oscuro).

Existe el entendimiento de que por naturaleza, en Adán, nuestra carne apartada de Cristo es oscura, es caída. Es
depravada. Por nosotras mismas nunca buscaríamos a Dios. Somos oscuridad. Pero al recibir una nueva naturaleza,
y en Cristo, nuestro espíritu es hecho nuevo, por Su gracia y Su justicia somos preciosas.

Hemos sido elegidas por Él, no por ningún valor intrínseco en nosotras mismas, porque no tenemos ninguno. El apóstol
Pablo dijo, «porque yo sé que en mí, es decir, en mi carne, no habita nada bueno». ¿Crees que existe algo bueno en
nuestra carne? No hay valor intrínseco o hermosura alguna en nosotras, pero Él nos eligió y nos ama,
simplemente porque Él es amor.

Así que somos morenas en nosotras mismas pero preciosas en Cristo. ¿No genera esto algo de tensión en tu vida?
Yo sé que en la mía lo genera. Siempre conscientes de nuestro pecado y nuestra tendencia a pecar. Pero también
conscientes de Su gracia y Su justicia y de que Él quiere obrar en nosotras.

En un libro devocional que estaba leyendo la semana pasada, me encontré con una cita que encaja perfectamente
con este concepto. Andrew Bonar dice, «pulveriza nuestros corazones entre estas dos piedras de molino, un sentido
de pecado, y un sentido de la gracia divina».

Ahora, normalmente somos pulverizadas bajo la piedra del molino del sentido de nuestro pecado, ¿pero no debería
pesar más la piedra de Su gracia divina? Oremos, «Señor, pulveriza nuestros corazones entre estas dos piedras de
molino, un sentido de mi pecado y un sentido de Tu gracia divina». Morena soy, pero preciosa.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Entonces, ella dice en el versículo 6, «no reparéis en que soy morena». Ella está consciente de sus imperfecciones.
¿No es el instinto natural de nosotras cuando vemos la oscuridad que tenemos dentro, el sentir vergüenza? «No me
mires». Queremos escondernos. ¿Sabes quiénes hicieron eso? Adán y Eva.

Isaías capítulo 6 versículo 5 dice: «¡Ay de mí!… soy hombre de labios inmundos… porque han visto mis ojos al Rey,
el Señor de los ejércitos». Soy morena y Él es precioso.

Recordemos a Pedro, en Lucas 5:8, decirle al maestro: «Apártate de mí, Señor, pues soy hombre pecador».

Pero luego, la novia explica por qué es morena. En el versículo 6 dice, «porque el sol me miró. Los hijos de mi madre
se airaron contra mí; me pusieron a guardar las viñas».

Esta es la historia típica de rechazo de la hermanastra, La Cenicienta. «Los hijos de mi madre se enojaron contra mí».
No sabemos lo que está detrás de esta decisión o por qué la obligaron a trabajar duro en los viñedos de la familia, a
su propio detrimento.

Ahora compara cómo ellos la trataron y cómo la trata el Rey. Él la ama. Él no está molesto con ella. Él la ama.

Algunas de ustedes piensan que Dios es como esas personas que han conocido. ¡Pero Él no lo es! Este rey ama a la
novia. La lleva a su habitación. La sienta en su mesa, esto es lo que vemos en el versículo 12. Él conversa con ella,
le da paz, la refresca. Hay todo un mundo entre las diferencias en el trato.

Y qué buena representación es esta de la diferencia que hay entre las demandas de la ley y los deleites del amor.

Las demandas de la ley nos empujan a obedecer por obligación, por responsabilidad, por temor. No hay amor,
no hay libertad, no hay gozo en esta mujer, quien se ve obligada a trabajar en el viñedo de la familia.

Pero bajo los deleites del amor y la gracia, el servicio es dado libremente, con gratitud, por amor, y su resultado
es para nuestra bendición, para nuestra libertad y gozo. Te pregunto:

¿Estás viviendo y trabajando en el viñedo de la ley o en el viñedo de la gracia? ¿Estás sirviendo bajo las demandas
de la ley o bajo los deleites del amor?

Puedes estar haciendo muchas cosas buenas para el Señor, siendo buena madre, buena esposa, buena
empleada, trabajando arduamente para el ministerio, liderando estudios bíblicos, dando consejería,
disciplinando a otros, y todas estas cosas son parte del servicio, pero si las haces bajo las demandas de la
ley no experimentarás gozo haciéndolas. Son solo una carga, estás cumpliendo con tus obligaciones.

Nota que ella dice: «Los hijos de mi madre se airaron contra mí y me pusieron a guardar las viñas». No vemos gozo
aquí.

Ella dice, «me pusieron a guardar las viñas, y mi viña que era mía no guardé», aquí tenemos un problema.

Cuando ella dice, «y mi viña que era mía …», a lo largo del libro notarás que se refiere a sí misma, a su propia vida.
Ella no está alimentando su propio corazón, su propia vida. Ella está agotada, está quemada.

Esta es una imagen de cuando tratamos de servir a otros mientras no alimentamos nuestro propio corazón. ¿A
quién recuerdas, a qué personaje recuerdas del Nuevo Testamento? En el Evangelio de Lucas, en el capítulo 10,
vemos a Marta sirviendo, haciendo las cosas correctas, con un celo por el servicio pero descuidando su comunión
personal con el Señor Jesucristo. ¿Y qué sucede? Obtienes un alma fatigada, cansada, vacía, reseca, falta de
amor, con frialdad en el corazón y muy demandante. ¿Hay alguien alguna vez que ha estado allí?

¿Qué hace la novia? Ella lo busca. Busca a su amado y le dice: «Hazme saber oh tú a quien ama mi alma: ¿Dónde
apacientas? ¿Dónde sesteas al mediodía?» Una traducción más literal de este versículo diría: «Dime, Tú a quien ama
mi alma, ¿de dónde te alimentas? ¿A dónde descansas al medio día?»

Ella lo está buscando. Ella necesita alimento y descanso. Ella sabe que lo ama. «Tú a quien ama mi alma, Tú a quien
amo», ella sabe que lo necesita para que le restaure el alma y por eso ahora Él es su nueva prioridad.

Y tal cual, Jesús fue honesto con María, la hermana de Marta: «Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido
la buena parte, la cual no le será quitada». ¿Qué es lo absolutamente necesario? Estar a los pies de Cristo, estar
en Su presencia y dejar que Él cuide tu viña.

Así, ella le dice a su novio, «¿dónde te encuentro? ¿Dónde puedo encontrar los pastos verdes y las aguas de reposo
que me prometiste?»

El antídoto para el agotamiento, la solución a todo cansancio no es enfocarnos en nosotras mismas. «Necesito
más tiempo para mí». Es fijar nuestros ojos en Jesucristo.
Cantar de los cantares
Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

«Dime, Tú a quien ama mi alma, ¿dónde te alimentas? ¿Dónde descansas al medio día? Quiero estar contigo».

Él es quien refresca, renueva, restaura y aviva nuestros corazones. Para poder cuidar nuestra viña, tenemos que
permanecer en Él. Es permaneciendo cerca de Él que cuidamos nuestra viña. El alimento y el descanso que
necesitamos se encuentran en Él. Él es el agua viva. Él es el pan de vida. Él es el que dijo, «Si alguno tiene sed, venga
a mí y beba».

Él es quien dijo en Mateo 11:28, «Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar».
Qué palabras tan maravillosas para una mujer que está cansada de trabajar en la viña familiar, ¿no es así? Yo te haré
descansar.

Ella está trabajando bajo las demandas de la ley. Él le dice, «ven y vive bajo los deleites del amor. Yo te haré
descansar. Lleva mi yugo sobre ti y aprende de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarás descanso para tu
alma, porque mi yugo es fácil y ligera mi carga» (Mat. 11:28-30).

¿Dónde prefieres trabajar? ¿En la viña de las demandas de la ley? ¿O en la viña de los deleites del amor?

Cuando ella dice: ¿Dónde apacientas? ¿Dónde sesteas al mediodía? ¿Por qué he de estar yo como errante junto a
los rebaños de tus compañeros?» Lo que ella está diciendo es, «no quiero alejarme de ti». Es la imagen de una
creyente que dice, «no quiero alejarme de Cristo. No quiero ser apartada de Él». Ella sabe que Él es el único que
puede proveerle alivio, refrescarla y darle el descanso que desesperadamente necesita.

Amigas, escuchen bien, seguir hombres o mujeres de Dios es un llamado inferior a seguir al propio Señor. No quiero
que me sigan a mí, quiero que sigan a Cristo. No quiero que sigan a su pastor. Quiero que sigan a Cristo. No esperen
que su esposo, su pastor, sus amigos, los libros sobre Cristo, los programas de radio los podcasts de Cristo,
llenen las necesidades que solamente Cristo mismo puede llenar. «El Señor es mi Pastor, Él restaura mi alma».

En el versículo 8, escuchamos por primera vez la voz del amado. Recuerden que la novia acaba de decir, «soy morena
pero codiciable». Ella vive un conflicto interno, una tensión. Pero Él la llama, «la más hermosa de las mujeres» desde
la primera vez que le habla.

A los ojos de Él, ella es preciosa, ella es hermosa. Ahora contrastemos esto con la percepción que la novia tiene de
ella misma. Ella se ve «morena», y es así, ella no está inventándolo, esa es la verdad. No es solamente que ella tiene
una mala imagen de ella misma. Ella es morena y tiene asuntos y áreas en las que ella no es como Él.

Mientras que la percepción que Él tiene de ella es, «Tú eres la más bella, la más hermosa de las mujeres». Él la ve
con otros ojos. Él la ve con ojos de gracia y amor. Mientras ella se ve a sí misma en un proceso de ser transformada
para alcanzar la percepción que Él tiene de ella.

Deja que el Señor te transforme y que Él moldee tu percepción de ti. Escucha, Él ve tu oscuridad. Él la conoce
mejor que tú misma. Pero escúchale decirte, si estás en Cristo, «Tú eres la más hermosa entre las mujeres. Tú eres
la más hermosa entre todas las mujeres».

Al pensar cómo actué ayer y el día antes, y el día anterior, o los pensamientos que he tenido que no son dignos de
Cristo, que son oscuros, que no son hermosos, o cómo he creído mentiras, he dado riendas sueltas a esos
pensamientos; pienso, «¡oh! ¿Cómo puede Él decir eso? Él dice eso porque Él no me ve como soy en mi carne. Él
me ve vestida de Su rectitud, con la belleza que Él me ha dado. Por eso puede afirmar que soy la más hermosa
entre las mujeres.

Y él le dice a la novia en el versículo 8: «Si tú no lo sabes, ¡oh hermosa entre las mujeres! (si no sabes a dónde me
alimento al medio día, a dónde descanso), ve sigue las huellas del rebaño, y apacienta tus cabritas junto a las cabañas
de los pastores».

Nota que (y lo menciono brevemente ahora pues lo veremos con detalle en el resto de este estudio) la preocupación
a lo largo del Cantar de los cantares de Salomón es por la condición de las viñas y el rebaño.

Buscar intimidad con Cristo no implica descuidar nuestra responsabilidad de servir a otros. De hecho, en la medida en
que vamos con Él a las viñas y a alimentar el rebaño Él nos atrae más y más hacia Él, y resulta en gran bendición
servir en unión y comunión con Él.

Jesús le dijo a Pedro en Juan capítulo 21, «¿Pedro, me amas?» Entonces, no busques satisfacer solamente tus
necesidades. Dale de comer a las ovejas que Él te ha encomendado. No descuides a las o los creyentes con menor
madurez que tú. En la medida en que las alimentemos, Él nos alimentará a nosotras.

Ella dice, «me pusieron a guardar las viñas de otros, y mi propia viña no guardé». La solución a esa condición no
es dejar de servir a otros, la solución está en buscar descanso y avivamiento en Cristo, para que podamos
ministrar a otros de su llenura y de las delicias de su amor.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

En la medida en que cultivas tu propia vida, tu propia viña, esta comienza a florecer y se vuelve fructífera. Y al final de
la historia, ella está emocionada de unirse a Él a cuidar las viñas de otros. Su corazón es fructífero, no es egoísta, no
está centrado en sí mismo, su relación personal con Él, la invita a dar frutos, a venir alegre a cuidar los viñedos de los
demás para el placer, el gozo y la gloria de su Señor.

¿Cuál es la condición de tu viña?

Pienso que las mujeres que escuchan este programa son las trabajadoras más arduas y diligentes, siervas sinceras
del Señor. Pero te pregunto: ¿Se podría decir que mientras has estado cuidando las viñas de los demás, has
descuidado tu propio corazón?

Tal vez estás sirviendo a los demás bajo las demandas de la ley y no bajo los deleites del amor. Tal vez estás sirviendo
en la viña de la ley en lugar de servir en la viña de la gracia. Si es así, ¿puedo apelar a que hagas como esta novia?
Búscalo. Búscalo y dile, «Amado Señor, dime, ¿dónde te alimentas al medio día? ¿Dónde descansas? Quiero
estar ahí contigo». Y en la medida en que le buscas, Él te mostrará dónde encontrar descanso, avivamiento y
llenura en Él.

Hazlo personal

Primer amor 3: ¿Cómo puede Él amarme?


(Cantar de los cantares 1:5-8)

1. No os fijéis en que soy morena (1:6). ¿Cuáles son algunos de los fracasos o áreas de tu vida que te hacen
sentir poco hermosa, indigna e inmerecedora del amor de Cristo?

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2. Soy morena pero preciosa (1:5). La novia de Salomón se sentía poco atractiva en su presencia, pero su amor
la hacía hermosa. Aunque tú estés consciente de tus pecados y deficiencias, en Cristo no tienes «mancha»
que estropee tu belleza (ver 4:7). ¿Cómo debería afectar el amor de Cristo por ti y la forma como Él te ve, la
percepción que tienes de ti misma?

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3. Los hijos de mi madre se enojaron conmigo; me pusieron a guardar las viñas (1:6) ¿Trabajas en la viña porque
la ley te lo demanda o por el deleite de amar? ¿Cuáles son las evidencias? ¿Qué diferencia hace que nuestro
servicio esté motivado por «el deleite de amar»?

………………………………………………………………………………………………………………………………
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4. Dime. . . ¿Dónde apacientas tu rebaño? (1:7). ¿Quiénes son las «ovejas» que el Señor ha confiado a tu
cuidado? ¿Cómo puedes servirles hoy?

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5. Mi propia viña no guardé (1:6) ¿Puedes identificarte con lo que la novia dice sobre cuidar los viñedos de otros,
descuidando los propios? ¿Cuál es la condición de tu viña? ¿Qué medidas concretas podrías tomar para nutrir
tu relación personal con Cristo?

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Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Primer amor

El perfume no se puede ocultar

Debido a Su muerte en la cruz, Cristo ve a Su novia hermosa.


Él no nos ve como lo que somos sino como lo que seremos cuando estemos ante Él, santas, puras, sin mancha. Y con todo eso
en mente, Él nos dice: «He aquí que eres hermosa, amada mía».

Bien, si has estado con nosotras en los últimos días, sabes que nos estamos tomando nuestro tiempo escudriñando la Canción de
Salomón o como me gusta llamarla, el Cantar de los cantares. Es una canción de amor. Es una canción sobre el matrimonio. Es
una canción sobre romance, intimidad. Pero, en el centro de todo, es una canción acerca de un Dios que ama a Su pueblo
apasionada, perfecta y perseverantemente.

Es una historia increíble y una canción de amor de Dios por Su pueblo, el amor de Cristo por Su novia y esa novia es la iglesia de
Jesucristo. Si tú eres un seguidor, una seguidora de Cristo, perteneces a Él, eres parte de esa novia. Así que esta canción es una
canción de amor para ti también.

No nos estamos moviendo rápidamente, como tú sabes. Creo que estamos en el sexto día y solamente estamos en el noveno
versículo del primer capítulo. Pero vamos a coger el ritmo en la medida en la medida en que avancemos. Solo quiero que saborees,
y yo quiero saborear, lo que estamos viendo y escuchando; y ya estamos escuchando respuestas de personas de que esto
realmente les está hablando en su propio caminar con el Señor.

Por supuesto, esto tiene también implicaciones específicas para los que están casados, debido a que su matrimonio está destinado
a ser un reflejo del amor de Cristo por la iglesia, de su perfecta relación con la iglesia. Sé que muchas de nuestras oyentes, muchas
de las que nos escuchan en este día, no están casadas, pero creo que aun esto nos da mucha sabiduría y nos da intuición sobre
cómo amar así, cómo dejar que el amor de Cristo fluya de nosotras hacia otros. Así que este libro nos habla a nuestros corazones
en cada etapa de la vida.

Ahora, al llegar al versículo 9 del capítulo 1, el novio expresa cuán maravillado está con su novia. En la Biblia Textual él la llama
«amada mía», y esa es la primera de nueve referencias a ese término en este libro, «amada mía».

Pero esa palabra también puede traducirse como, «mi amor, mi querida, mi amiga, mi compañera».

A propósito, ¿tienes tú un nombre con el que llamas a tu esposo o hay un nombre con el que él te llama a ti que no usan para nadie
más? ¡Me refiero a uno agradable! Piensa en eso mientras lees el Cantar de los cantares y tú llamándolo, «mi amado» y él
llamándote, «amada mía». Es un término que se reservan el uno para el otro, y creo que dice algo acerca de estimular y cultivar
intimidad en el matrimonio, para lo que es bueno tener términos especiales, términos dulces que se reservan el uno para
el otro.

Ahora, en este párrafo él empieza mientras la está admirando, con una comparación que puede sonar extraña a nuestros oídos del
siglo XXI. Él le dice en el versículo 9: «A yegua de los carros de Faraón te he comparado, amiga mía». Mi caballo. Mi amada yegua.
Hoy puede que no lo consideres un cumplido si tu esposo te lo dice, pero ese era realmente un gran cumplido.

En 2 Crónicas, en el capítulo 1, leemos que Salomón importó caballos de Egipto. Esos caballos eran los caballos elegidos para ser
usados en los carros del Faraón. Eran de pura sangre. Eran una raza seleccionada. Eran hermosos. Eran además muy costosos.
Eran grandemente valorados y atesorados por sus propietarios. Y el rey, Faraón o Salomón se deleitaban en esos caballos. Ellos
realmente llegaron a ser compañeros del rey o el faraón. Y eran entrenados para la batalla. Eran criaturas poderosas, majestuosas,
hermosas. Así que este novio está piropeando a su novia. Él le dice, «eres como algo que realmente, de verdad me gusta, admiro
y pienso que es hermoso».

Esos caballos, esos caballos campeones tenían sus rostros y sus cuellos arreglados con hermosos ornamentos. Él se refiere a eso
en el versículo 10 cuando dice: «Hermosas son tus mejillas entre los pendientes, tu cuello entre los collares, zarcillos de oro te
haremos, con incrustaciones de plata». Ahora, tú ves aquí que los adornos que la hacen bella provienen de Él. Ella no los trajo al
matrimonio. Él le dice, «haré estos para ti y te los daré».

¿Y de dónde es que vienen nuestros adornos en nuestro caminar con el Señor? ¿De dónde proviene nuestra belleza? ¿De dónde
vienen nuestros ornamentos? Cristo los hace para nosotras y nos los da. Él es el único que adorna a Su pueblo con las
gracias cristianas, con cualidades como las de Cristo tales como el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz,
pacieeeeencia. Traemos eso al matrimonio, ¿o no? Él las tiene. Él las hace para nosotras y nos las da.

Pienso en Colosenses 3 empezando en el versículo 12:

«Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y
paciencia; soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así
también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas (estos otros adornos), vestíos de amor, que es el vínculo de la unidad» (vv.
12-14).

Tenemos que ponernos estas cosas. ¿Pero dónde las obtenemos? Las obtenemos en Cristo, pues estas cualidades son suyas.

El mismo concepto está en 1 Pedro capítulo 3 que dice a las mujeres en particular:

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

«Y que vuestro adorno no sea externo (que es en lo que el mundo dice que tenemos que concentrarnos): peinados ostentosos,
joyas de oro o vestidos lujosos (no permitas que ese sea tu enfoque, eso es solo belleza superficial, es temporal), sino que sea el
yo interno, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios (es súper valioso) (vv. 3-
4).

¿Alguien aquí nació con un espíritu afable y apacible? ¿Hay alguien aquí que ha pensado en la última semana, «no tengo un
espíritu afable y apacible»? Yo tengo mi mano alzada. ¿De dónde obtenemos estos? Él dice en este versículo de Cantar de los
cantares: «Zarcillos de oro te haremos, tachonados de plata». Adornos preciosos, invaluables que Él hace para nosotras y nos los
otorga. No los tenemos naturalmente. No podemos fabricarlos. Son el trabajo y el regalo que Cristo nos concede y forja en nosotras
por Su gracia.

Ahora, en el versículo 12 la novia le responde: «Mientras el rey estaba en su reclinatorio, mi nardo dio su olor». Esa
palabra reclinatorio la NTV la traduce «sofá». Y cualquiera de las dos palabras puede usarse. Puede ser que esta sea una imagen
de ellos dos solos. Pueden estar sentados en un reclinatorio o en un sofá. Puede sugerir un banquete real donde ellos se reclinan
en divanes en sofás. Sabemos que la mesa de Salomón, de acuerdo a 1 Reyes, era un lugar de provisión abundante y espléndida.
Era el palacio de un rey y era una mesa abundante.

Sabemos también por el Salmo 23 que nuestro Rey, Pastor, Cristo, ha preparado mesa para nosotras. Él nos invita a Su mesa. Él
desea tener comunión con nosotras. Él nos dice esto en Apocalipsis capítulo 3, versículo 20. Pero tenemos que abrir la puerta para
que Él entre y para que Él pueda tener esa clase de comunión con nosotras.

Así que aquí está la novia en comunión con el rey, con su amado. Están disfrutando de su mutua compañía. La escena solo sugiere
comunión, intimidad. «Mientras el rey estaba en su reclinatorio, mi nardo dio su olor». Otra vez aquí tenemos una referencia a la
palabra fragancia, la cual, como les he dicho, es uno de los temas del Cantar de los cantares. Fragancia.

Leemos acerca de la fragancia de sus ungüentos en el versículo 12. Y ahora ella dice: «Mi nardo dio su olor. Mi amado es para mí
como un manojito de mirra, que reposa entre mis pechos. Racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi es para mí mi amado».
Esto se refiere a las tres diferentes especias, especias fragantes, nardo, mirra y alheña.

Primero, nardo. Este era un perfume raro y costoso que tenía una fragancia exótica. ¿Dónde más tú lees acerca del nardo en la
Escritura? En Juan capítulo 12, María, la querida amiga de Jesús, la hermana de Marta y de Lázaro, «… tomando una libra de
perfume de nardo puro que costaba mucho, ungió los pies de Jesús, y se los secó con los cabellos, y la casa se llenó con la
fragancia del perfume» (v. 3).

En este caso fue una expresión de amor y de adoración. Si pones todos esos pasajes juntos en la medida en que tenemos comunión
con Él a Sus pies, en Su mesa, en Su presencia, nuestros corazones son movidos y el dulce perfume de la alabanza y la
adoración se levantará de nuestros corazones hacia Él.

¿Recuerdas en el versículo 2, cuando ella habló sobre la fragancia de sus ungüentos? ¿De dónde saca ella ahora esta fragancia?
De él. Él la unge para que ella pueda ungirlo. Y de eso es que se trata la relación con Cristo. Eso es lo que es un matrimonio
piadoso, saludable, bendiciéndose el uno al otro. Pero en este caso empieza con él.

Ella le dice en el versículo 13: «Mi amado es para mí un manojito de mirra». Esta es la primera vez que ella usa el término y este
término aparece veinticuatro veces en los ocho capítulos del Cantar de los cantares. Ella dice, «Él es mi amado. Y un manojito de
mirra», dice ella, «es mi amado para mí». Esta es la primera de ocho referencias a la mirra en el Cantar de los cantares. Así que
es una fragancia importante.

Y otra vez, es una fragancia de perfume rara y costosa. La mirra era un ingrediente en el aceite de la santa unción usado en el
tabernáculo. También fue usado en conexión con el nacimiento de Jesús. ¿Recuerdas eso? Los magos, los sabios de oriente, le
trajeron mirra e incienso, esos perfumes. También se hace referencia a ella en la muerte de Cristo. La mirra no era solo una
sustancia fragante, olorosa, sino que también era usada como analgésico. A Jesús se le ofreció mirra en la cruz pero Él rechazó
cualquier cosa que amortiguara Su dolor para así poder ser nuestro sanador, una figura de Su amor sacrificial, de Su amor sufrido.

Y entonces ella dice: «Manojito de mirra es mi amado para mí, que reposa toda la noche entre mis pechos». Ahora, esta es una
imagen que entenderías si hubieras vivido en esa época; de cómo las personas tomarían mirra en forma sólida, la pondrían en una
bolsita y se la pondrían en el cuello durante la noche para que la fragancia los refrescara mientras dormían. Ellos no tenían duchas
y todas esas formas que nosotros tenemos en el dia de hoy para mantenernos frescos, era una forma de refrescarse. Así que lo
que ella dice es: «Tú me refrescas». Es una imagen del creyente teniendo a Cristo cerca de su corazón y dejando que Su
fragancia lo bendiga, lo refresque, dejando que Su bálsamo sanador lo renueve y lo restaure.

Ella dice: «Mi amado es como este manojito de mirra que reposa toda la noche entre mis pechos», continuamente. Eso me recuerda
el pasaje de 1 Tesalonicenses capítulo 5 que dice: «…nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros (la fragancia de Su
ungüento vertida sobre nosotros), para que ya sea que estemos despiertos o dormidos (ya sea que vivamos o muramos), vivamos
juntamente con Él» (v. 10).

Es una ilustración acerca de mantenerlo cerca de nosotros todo el tiempo, en todas las estaciones, día y noche, despierta o dormida,
viva o muerta. Aún durante la noche, ese manojito de mirra puede referirse a tiempos cuando Él parece ausente o cuando tenemos
problemas en la vida. Pero todavía así nos aferramos a Él con fe y con amor diciendo, «Señor, te necesito cerca de mí en todo
momento». Es una ilustración de tenerlo a Él cerca.

Y luego ella dice en el versículo 14, «Racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi es para mí mi amado» (v. 14). En-gadi es
un oasis en Israel justo al oeste del mar Muerto. Es un lugar de vides y arbustos con flores fragantes que producen exquisitos
perfumes, nuevamente, solo otra manera de describir la hermosura de Cristo.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Toma nota en estos últimos versículos donde ella dice dos veces: «Mi amado es para mí un manojito de mirra. Es para mí un racimo
de flores de alheña». No lo que Él es para otros, sino lo que Él es para mí. ¿Qué es Él para ti? Ella está hablando aquí de una
experiencia personal con su amado, no solamente lo que está leyendo sobre Él en alguna parte, si no lo que Él es para mí. Y lo
que Él es para mí y para ti afectará a otros.

Se me pidió hacer una entrevista recientemente sobre el avivamiento de Gales en 1904, 1905. Así que repasé un poco esa historia.
Regresé a una historia que había leído antes acerca de que ese avivamiento empezó en una reunión semanal de un grupo de
jóvenes. En algún momento el pastor, Joseph Jenkins, pidió a los jóvenes compartir algunos testimonios. Y su pregunta fue: «¿Qué
es Cristo para ti?» Y aquellos jóvenes empezaron a dar todas las respuestas correctas de la escuela dominical. ¿Entiendes lo que
quiero decir? Ellos empezaron a dar respuestas teológicas y las respuestas correctas.

Pero el pastor los detuvo y les dijo: «Quiero saber lo que es Él para ti ¿Quién es Él para ti?» Y finalmente, hubo una jovencita, he
escuchado que tenía que tenía catorce o quince años de edad. Su nombre era Florrie Evans. Era una jovencita tímida y no estaba
acostumbrada a hablar en público. Aunque se había criado en la iglesia, hacía pocos días que se había dado cuenta de que no
tenía una relación personal con Jesucristo. Ella había hablado con el pastor y le había entregado su corazón al Señor.

Allí, en esa reunión, cuando el pastor de jóvenes preguntó: « ¿Quién es Cristo para ti?» Ella finalmente habló y dijo: «Amo a
Jesús con todo mi corazón». Un testimonio simple pero personal. Aquí está lo que es Él para mí. Y con esas pocas y simples
palabras, el corazón de aquellos jóvenes se derritió. Esa noche hubo una chispa encendida que Dios usó para incendiar una llama
que empezó el gran avivamiento de Gales, en el cual cien mil personas se convirtieron a la fe en Cristo en un período de pocos
meses. «Amo a Jesús con todo mi corazón». No fue una respuesta de gran sabiduría teológica o profunda. Solo, «¿quién es Cristo
para ti?»

Ahora, empezando en el versículo quince, hay un intercambio realmente dulce entre la novia y su novio. Él habla primero, y ellos
van y vienen. Lo verás en el texto. Él le dice: «He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí eres bella; tus ojos son com o
palomas» (v. 15). Él usa la expresión «he aquí». Esto es para enfatizar. Eso significa, presta atención. Escucha lo que Él va a decir.
Asómbrate y créelo porque es verdad. «¡He aquí tú eres hermosa, mi amada!»

En este momento surge la pregunta de cómo consideramos nuestra relación con Cristo al escucharle decir como nuestro novio
celestial: «Eres hermosa. Eres bella». Tenemos que preguntarnos, ¿cómo puede considerarme bella o hermosa? Él conoce todo
lo que hay en nosotras. Él lo ve todo. ¿Cómo puede pensar que somos hermosas? ¿Te has preguntado eso alguna vez? Habacuc
dice que Él es «muy limpio de ojos para ver el mal». Tenemos pecado, pecado morando en nosotras. ¿Cómo puede mirarnos
y decir, «eres hermosa»?

Bien, la respuesta es que Dios está satisfecho con Cristo, Su amado Hijo con quien Él está complacido. Él nos ve a través
de Cristo quien pagó para satisfacer la ira de Dios en contra de nuestro pecado. Vemos en esta historia el poder transformador
del amor y la gracia de Dios.

A través del curso de este libro ella ve su oscuridad, ve su fealdad, su pecaminosidad, su debilidad, su insuficiencia. Pero él la ve
a ella a través de los ojos del amor y de la gracia y la está haciendo una mujer hermosa mientras la justifica y la santifica, si vamos
a utilizar la terminología de la salvación. Dando pureza posicional que obtenemos a través de Cristo, habiendo sido justificadas por
la fe, por gracia a través de la fe; pero Él también nos santifica, dándonos pureza práctica, haciéndonos bellas, como ya Él nos ha
hecho bellas en Sus ojos, gracias a lo que hizo por nosotras en la cruz. Así que, ¿cuál es el resultado de todo esto? Eres hermosa
para Él, un reflejo de Su belleza. Él nos ve a través de los ojos del amor.

Ahora, desafortunadamente, la mayoría de nosotras realmente no cree cuando Él nos dice que somos bellas y hermosas. Estamos
tan conscientes de nuestra propia indignidad que confiamos más en nuestros sentimientos de lo que confiamos en Su Palabra. Así
que nos enfocamos en nuestra pecaminosidad y en nuestras deficiencias más que en Cristo y Su perfección, y la justicia que Él
nos ha dado por Su gracia. A través de la Escritura Él nos expresa Su amor. Nos dice que no nos ve en la forma en que nos vemos
a nosotras mismas. Por otro lado, Su amor no es ciego. Pero Él nos ve como siendo vestidas en Su justicia debido a Su muerte en
nuestro lugar en la cruz. Él no nos ve como lo que somos sino como lo que seremos cuando estemos frente a Él, santas,
puras, sin mancha. Y con todo eso a la vista, Él nos dice, «he aquí tú eres hermosa, mi amada».

Y luego él dice, «tienes ojos de paloma». En este momento, esta es la primera de varias referencias a las palomas en el cantar. Y
hablaremos más acerca del significado de los ojos de paloma en el capítulo cuatro. Pero déjame decir solo esto aquí. Los ojos de
las palomas solo se enfocan en una cosa a la vez. Tienen unidad de propósito y enfoque. Y hay una figura aquí de que su corazón
es único y santo para su amado. «Pon tus ojos en Cristo, fija tus ojos en Jesús». Esa es una forma de cultivar intimidad en tu
relación con Él, «tiene ojos de paloma».

Bien, y ella le responde. Él ha dicho, «he aquí que tú eres hermosa, amiga mía. He aquí tú eres bella». Y ella le responde y dice,
«he aquí eres hermoso», es lo que la RV1960 dice aquí. Pero es la misma palabra traducida «hermosa» en el versículo anterior
solo que en forma masculina en lugar de forma femenina. «Eres hermoso. Eres el único que es hermoso, mi amado. Sí, placentero.
Me llamaste hermosa. Tú eres el único que es hermoso». Sus expresiones de amor le inspiran a ella para amarle y admirarle en
respuesta. Y así sucesivamente en todo el libro. Ella está creciendo en su comprensión y apreciación por la belleza de Cristo.

¿Puedo recordarnos que no hay nada ni nadie tan precioso, tan hermoso, tan bello, tan placentero como Cristo? Nada en
este mundo que tú ves y que te haga decir, «wow eso es hermoso», una persona, un atardecer, algo en la naturaleza, una mujer
hermosa, todo lo que es bello solo es un pálido reflejo de Su hermosura y todo eso está diseñado para señalarlo a Él.

Y mientras llegamos al final de este capítulo, ella dice, «he aquí que tú eres hermoso, amado mío, y dulce; nuestro lecho es de
flores. Las vigas de nuestra casa son de cedro y de ciprés los artesonados». No voy a gastar mucho tiempo en esto, excepto para
decir que ¿notaste que ella habla de «nuestro»? No mío o tuyo sino nuestro. Se están convirtiendo en uno. Están compartiendo
todas las cosas. Están construyendo un hogar juntos, construyendo una vida juntos. Es una figura de la felicidad doméstica.
«Nuestro lecho es de flores». Aquí hay una relación que está floreciendo. Está creciendo. Hay intimidad, hay comunión, hay
fecundidad. Estamos construyendo un hogar juntos.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

¿No es eso lo que estamos haciendo como la novia de Cristo, construyendo un templo donde Él pueda morar? En nuestra relación
con Cristo ahora como Su iglesia, como Su novia, como Su pueblo, podemos tener un destello, un anticipo del amor eterno,
de la vida eterna, del gozo eterno que disfrutaremos con Él en Su eterna morada. Y no será solo Su morada. Será nuestra
morada. Así que todo lo que estamos haciendo aquí en esta tierra hoy es preparación. Estamos construyendo un hogar.
Estamos construyendo un palacio con Él, un templo para Él, adecuado para Él, hecho con los mejores materiales. Es con un
propósito porque pasaremos una eternidad junto con Él en ese santo lugar.

Hazlo personal

Primer amor 4: El perfume no se puede ocultar


(Cantar de los cantares 1:9-17)

1. Observa cómo la novia y su novio expresan su deleite el uno del otro en este pasaje y a través de todo el libro del Cantar
de los cantares. ¿Qué tanta comunicación de ese tipo se lleva a cabo en tu relación con Cristo? Si estás casada, ¿qué
tanta comunicación amorosa de este tipo sostienes con tu pareja?

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2. Mientras el rey estaba a la mesa, mi perfume esparció su fragancia (1:12) ¿Cómo sería si tú pudieras sentarte con el Señor
Jesús y entablar una conversación amorosa y personal con Él? ¿Cómo expresa Él Su amor por ti? ¿Cómo puedes expresar
tu amor por Él?

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3. ¿Cómo responderías a la pregunta que Joseph Jenkins le hizo a su grupo de jóvenes en 1904? : «¿Qué es Jesús para
ti?»

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4. ¡Cuán hermosa eres, amada mía! (1:15) ¿Qué significa para ti que Jesús te ve con ojos de amor y que eres hermosa para
Él?

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Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Primer amor

Siéntate a Su sombra
¿Has bajado la velocidad de tu ritmo de vida hoy, lo suficiente como para disfrutar de la presencia de Jesús?
Puedes disfrutar de Sus frutos a menos que disminuyas el paso. ¡Siéntate! Sé que les estoy hablando a muchas
mujeres activas, y te estoy diciendo, hay tiempo para detenerte y para sentarte bajo Su sombra. Para, ¡detente de
correr de aquí para allá! Me estoy predicando a mí misma, siéntate.

Tengo una amiga de veinte años que está saliendo con un joven, y tienen una relación seria. Me he enterado de esto
a través del Facebook. (Risas) No hace mucho tiempo, esta joven tenía en su página de Facebook una foto de unas
rosas hermosas, unas rosas rojas con esta nota: «Estas me fueron entregadas directamente a mi escritorio. Estoy
segura de que tengo el novio más detallista y más dulce que haya existido».

Y entonces ella le dijo a él: «Solo quiero que sepas que creo que eres el mejor, y me siento bendecida
extraordinariamente por ser tu novia. Gracias por siempre estar presente para mí». Y para no ser menos que ella, esta
fue la respuesta de él: «Como he dicho antes, estoy seguro que yo soy el más bendecido de los dos». Y así siguieron
y siguieron....

Vi otra nota ayer y otra el día anterior—anteriormente uno no hubiera publicado estas cosas por ahí—pero estas
personas quieren que todos sepan lo que piensan del uno del otro, y realmente es dulce. Son dos jóvenes que aman
al Señor.

Al final del capítulo 1 del Cantar de los cantares, vimos que la novia y el novio estaban teniendo un intercambio de
mutua afirmación:

«Eres hermoso»
«No, tú eres hermoso»
«Eres hermosa»
«Tú eres dulce...» Y de un lado a otro, expresan su admiración y su amor el uno al otro.

Bueno, este intercambio continúa en el capítulo 2 y a través de todo el libro, y es un ingrediente importante; este tipo
de comunicación que expresa admiración, aprecio y afirmación es un ingrediente importante en el cultivo de la
intimidad en cualquier relación.

En tu matrimonio es importante verbalizar las cosas que tú aprecias, admiras y respetas de tu pareja. Y en tu relación
con el Señor, eso es lo que se llama «alabanza». Crecemos a medida que le ofrecemos el perfume de nuestra
alabanza, sacrificio de alabanza, y en la medida que recibimos Su afirmación hacia nosotras. Hablaremos más al
respecto en esta sección.

Finalmente llegamos al capítulo 2, nos ha tomado alrededor de una semana llegar hasta aquí. El versículo 1 del
capítulo 2 de Cantar de los cantares, es uno de los versículos más conocidos de todo el libro, y probablemente hayas
escuchado estas frases utilizadas como una descripción de Jesucristo, quizás sí o quizás no. Estaremos discutiendo
esto en un momento, pero permíteme leer el párrafo.

Versículo 1: «Yo soy la rosa de Sarón, el lirio de los valles».

Y entonces el amado dice en el versículo 2: «Como el lirio entre los espinos así es mi amada entre las doncellas».

Y ella dice en el versículo 3: «Como el manzano entre los árboles silvestres, así es mi amado entre los jóvenes».

Ahora, hasta este punto, ella ha estado hablando con él, ahora ella habla de él, tal vez a las hijas de Jerusalén, que
son las observadoras y las amigas que han sido parte de esta historia. Ella les dice:

Bajo la sombra del deseado me senté, (él es un árbol de manzana entre los árboles silvestres, entre los árboles de
madera) y su fruto fue dulce a mi paladar. Él me llevó a la casa del banquete, y su bandera sobre mí fue amor.

Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas, porque estoy enferma de amor. Su izquierda esté debajo de mi
cabeza y su derecha me abrace. Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, por los corzos y por las ciervas del campo,
que no despertéis, ni hagáis velar al amor, hasta que quiera» (vv.3-7).

Una vez más, vamos a repasar estas frases. Si estás en un lugar donde puedas sacar tu Biblia o buscar este texto en
una versión en línea e ir leyendo mientras citamos los textos, vas poder extraer mucho más de este estudio.

Versículo 1: «Yo soy la rosa de Sarón y el lirio de los valles». En primer lugar, Sarón no es un nombre de mujer en
este versículo. Se refiere a una llanura en Judea, en la costa mediterránea. Es un lugar fértil y es famoso por sus
rosas. Esta descripción se atribuye comúnmente a Cristo. Tenemos canciones y poemas que hablan sobre esto.

Cantar de los cantares


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Quizás recuerdes esa vieja canción que dice, «Él es el lirio de los valles, y la rosa de Sarón». Muchos comentaristas
piensan que el novio está hablando en este versículo. Y podemos hacer todo un caso sobre este punto, pero me inclino
a favorecer lo que otros dicen que es la novia que está hablando en este versículo. «Yo soy la rosa de Sarón, y el lirio
de los valles».

De acuerdo a este punto de vista, la rosa de Sarón y el lirio de los valles, son flores silvestres comunes. Si esto es la
novia hablando, ella lo que está diciendo, en esencia es: «Yo soy una humilde flor silvestre». Ella no se siente como
algo especial. Y no hay nada en ella que sea digno de su atención.

Y entonces él vuelve en el versículo 2 y dice: «Como el lirio entre los espinos, así es mi amada entre las doncellas».
Como puedes ver, su apreciación de ella es diferente a la apreciación que ella tiene de sí misma, y ya hemos visto
esto antes en el libro. La clave para una autoimagen saludable es que podamos vernos a nosotras mismas como
Él nos ve.

Él le dice a ella, «tú eres mi elección; tú eres especial para mí. Tú sobresales entre todas las demás». El lirio habla de
pureza; habla de sencillez. En esta historia, yo creo que habla a los que estamos en Cristo. «Tú eres un lirio entre los
espinos». Así que, si los lirios son aquellos que están en Cristo, ¿cuáles serían las espinas? Aquellos que no son
creyentes, los que no son creyentes en Cristo.

Aquellos que nos rodean que no conocen a Cristo a veces pueden ser «espinosos», ¿no es así? Ásperos,
desagradables, dolorosos, y a veces, por desgracia, aún los cristianos pueden actuar de esa manera también. Es
lamentable cuando los cristianos, que se supone que sean lirios, actúan como espinas.

El lirio se supone que es puro, hermoso y sencillo, pero los lirios se encuentran a veces entre las espinas. Este es un
recordatorio de que una vez fuimos espinas, pero ahora somos una nueva creación. Hemos sido transformadas por
Su gracia. Él nos ha convertido en una obra de belleza, en un lirio, y somos preciosas para Él.

Esto es también es un recordatorio de que mientras vivamos en esta tierra vamos a estar rodeadas de espinas. No
esperes solamente estar en este bello entorno de invernadero donde hay flores encantadoras solamente. Vivimos en
macetas entre las espinas, entre los que no conocen a Cristo, los que no lo aman, los que no tienen semejanza con
Él y no son encantadores. ¿Pueden ser espinosos, verdad?

Estas personas pueden estar en tu casa, pueden estar en tu lugar de trabajo, pueden estar en varios lugares de
nuestra cultura. Pero recuerda que Él nos ha plantado aquí en esta tierra espinosa para marcar la diferencia,
para reflejar Su belleza por la forma en que respondemos ante las espinas.

Esto me recuerda ese pasaje de Filipenses capítulo 2, que comienza en el versículo 14, donde el apóstol Pablo dice:
«Haced todas las cosas sin murmuraciones ni discusiones». Ahora, la tendencia natural es a murmurar y a disputar,
pero la forma sobrenatural es hacer todas las cosas sin murmuraciones ni discusiones. . . ¿Por qué? «Para que seáis
irreprensibles y sencillos, hijos de Dios (lirios) sin mancha, en medio de las (espinas) una generación maligna y
perversa, entre los cuales resplandecéis como luminares en el mundo».

¿Ves cómo se supone que nos debemos destacar? Se supone que debemos ser diferentes. Nuestra meta aquí en la
tierra no es mezclarnos con el mundo. Nuestro objetivo es sobresalir, pero destacar, no por ser raros o por
ser desagradables, sino por nuestro amor, por nuestra pureza, por ese espíritu como el de Cristo y por
nuestras respuesta a las pruebas.

Si este mundo rechazó a Cristo, lo crucificó, ¿crees que no nos va a rechazar? No te sorprendas por eso, solo ten en
cuenta el final de la historia. Un día, los lirios y las espinas serán separados y nosotras seremos trasplantadas en
nuestro hogar eterno con Él, no habrá más espinas por los siglos de los siglos.

El pensar que ibas a tener que estar con espinas para siempre, sería algo desalentador. Ten en cuenta que Él es
quien nos coloca aquí por una razón, porque Él está transformando las espinas en lirios, y son nuestras vidas parte
de lo que Él utiliza para llevar a cabo ese propósito. Él quiere que nuestras vidas le den gloria a Él, y que reflejen Su
belleza, para que esas espinas digan: «Yo quiero ser así».

Bueno, para «ser así» tienes que ser como Jesús. Para llegar a ser como Jesús, tú tienes que tener Su justicia
en lugar de la tuya. Y ese es nuestro medio de evangelización, esa es la forma como alcanzamos las espinas que
nos rodean, para que puedan ser transformadas por Su gracia, en «lirios» también.

Así que Él dice: «Eres como un lirio entre los espinos». Entonces la novia, como para no ser menos, en el versículo 3,
le dice: «Como el manzano entre los árboles silvestres, los árboles del bosque, así es mi amado entre los jóvenes».
Ahora, el manzano aquí, hay mucha discusión entre los comentaristas en cuanto a lo que esto hace referencia. Mucha
gente piensa que esto no es realmente un manzano, sino un árbol de limón de hoja perenne que produce un gran
follaje y sombra.

Podría ser cualquiera de las dos, pero el hecho es que uno no espera encontrar árboles frutales en el medio del
bosque, ¿verdad? Y eso es lo que ella está diciendo aquí, «tú eres único. Tú tienes una belleza inesperada en los

Cantar de los cantares


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lugares más inesperados. Te destacas entre todos sobre todos los demás». De nuevo, permítanme hacer un pequeño
paréntesis aquí, y recordarles de la importancia de la comunicación de dos vías y de la interacción.

Cuando tú amas a alguien, tú quieres hablar con esa persona. Lo importante en la relación —ya sea en tu matrimonio
o en tu relación con Dios— es cultivar la intimidad a través de expresar tu admiración... Así es que crece la relación
de amor.

Primero necesitamos recibir Sus expresiones de amor hacia nosotras, Sus afirmaciones hacia nosotras. Tenemos
que encontrar en las Escrituras: «¿Qué es lo que Él dice que es verdad sobre nosotras?» Escucharle decirlo.
Recibirlo mientras Él te habla. Vimos esta novia y su novio. Él dice: «Eres como un lirio», y ella le dice, «eres como
un manzano». Ellos se hablan palabras de elogio, de admiración del uno hacia el otro.

¿Cuáles son algunas de las cosas que Cristo dice acerca de nosotras? No trates de escribir todo esto, puedes
encontrarlo en AvivaNuestrosCorazones.com, junto con las referencias de las Escrituras, de manera que puedas
consultarlo luego, pero permíteme enunciar unas cuantas para ti.

Él dice que somos:

 Santos (1Cor.1:2; Ef. 1:1; Fil.1:1; Col.1:2)  Herederos de la salvación ( Heb. 1:14 )
 Fieles hermanos (Col.1:2)  Herederos del reino (Sant. 2:5 )
 Amados de Dios (Rom.1:7; 1 Tes. 1:4)  Amigos, amigos del Novio, Cristo ( Jn. 15:15; 1
 Hijos del Dios viviente (Rom. 9:26) Juan. 2:1 )
 Hijos amados ( Ef. 5:1 )  Vasos de misericordia que de antemano Él
 Hijos de Dios ( Jn. 1:12; Rom. 8:17; 1Juan preparó para gloria (Rom. 9:23)
3:1-2)  Vasos para honra (2 Tim. 2:21 )
 Hijos de luz (Ef. 5:8 )  Una nueva creación ( 2 Cor. 5:17)
 Herederos de Dios (Rom.8:17)  Hechura suya (Ef. 2:10)
 Coherederos con Cristo (Rom. 8:17 )
Permite que esto penetre en ti.

Somos:
 Miembros de Su cuerpo (Ef. 5:30)  Elegidos de Dios (Col. 3:12)
 Escogidos de Dios (Tito 1:1)  Santos y amados (Col. 3:12)
 Linaje escogido, real sacerdocio, nación santa pueblo adquirido para posesión de Dios (1 Ped. 2:9)

Varias veces a través de todas las Escrituras, Él dice que somos:

1. Su especial tesoro (Mal.3:17; Deut.14:2; 26:18 )


2. Un reino (Apoc. 1:6)
3. Un reino de sacerdotes para Su Dios y Padre (Apoc. 1:6 )

Y me encanta ese versículo en Isaías 62 que dice, «Nunca más se dirá de ti abandonada ni desolada......sino que se
te llamará: Mi deleite está en ella......y como se regocija el novio por la novia, tu Dios se regocijará por ti» (vv.4-5).

¿Has recibido y creído que estas cosas son verdaderas para ti y sobre ti? ¿Que tú eres Su tesoro, Su posesión
preciada, para citar uno? Y luego, al recibir Sus expresiones de afirmación, producen estas nuestra respuesta a Él,
como vimos a esta novia hacer aquí en la primera parte del capítulo 2 del Cantar de los cantares, entonces expresamos
nuestra admiración por Él. . . respondiendo.

Él dice, «tú eres como el lirio entre los espinos».


Ella dice, «tú eres como el manzano entre los árboles del bosque».
¿Qué es lo que tú amas y aprecias de Jesús? ¿Se lo dices a Él? De eso se trata la alabanza, eso es adoración.

Ella dice en el versículo 3: «Mi amado es como el manzano entre los árboles silvestres». Y luego ella dice: «Bajo la
sombra del deseado me senté y su fruto fue dulce a mi paladar». No es suficiente que solo sepamos acerca de Él
o que solamente hablemos acerca de Él. Nosotras necesitamos experimentarlo, necesitamos deleitarnos en
Su presencia.

Para ella, Él es su lugar de descanso. Quizás esto te suena obvio, pero tú no puedes disfrutar de Su fruto a menos
que te sientes. ¡Siéntate! Sé que les estoy hablando a muchas mujeres activas, y te estoy diciendo, que hay un tiempo
en que debes detenerte y sentarte bajo Su sombra. «En Su sombra placentera me he sentado».

Algunas de nosotras hemos estado «comiendo a la carrera», y esa es la única manera en que estamos alimentando
nuestra vida espiritual con Jesús. No tenemos comunión, no estamos permaneciendo en Su presencia. Detén la prisa,
yo me estoy predicando a mí misma, y siéntate. Siéntate. ¡Guarda tu iPad, guarda tu teléfono, guarda tu computadora!
Guarda...cuando entro a la presencia del Señor son increíbles las distracciones que surgen.

Cantar de los cantares


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Cuando me siento bajo Su sombra me da una necesidad urgente de limpiar mi casa. No siento ese deseo en ningún
otro momento... Pero de repente, las distracciones... me percato de todo lo que necesita hacerse, comienzo a pensar
en todas las cosas que tengo que hacer. ¡Detente! Pon todo eso a un lado.

«Entra en tu lugar secreto»; Jesús dijo, literalmente o de manera figurativa, entra a ese lugar de quietud, ese lugar
privado, y siéntate. ¡Siéntate! Deja de correr de aquí para allá. Siéntate bajo Su sombra y deléitate, y te darás cuenta
que Su fruto va a ser dulce a tu paladar. «Me senté bajo Su sombra» o como dicen algunas traducciones, «a Su
sombra placentera me senté».

Él provee amparo, protección de los elementos alrededor, del calor del día.

El Salmo 57 versículo 1 dice: «En la sombra de Tus alas me ampararé».

Isaías 32:2 : «He aquí un rey reinará con justicia... (Él será) un refugio contra el viento, y un abrigo contra la tormenta...
como la sombra de una gran peña en tierra árida». Esto es lo que Cristo es para nosotras.

Para aquellas que le pertenecemos a Él, Él provee refugio y protección contra la tormenta del juicio de Dios y
de la ira de Dios, y de los ataques del enemigo y en medio de las tribulaciones de la vida. Siéntate bajo la sombra
de Sus alas; siéntate a Su sombra. Deja que Él te cubra y te proteja.

«Bajo la sombra del deseado me senté...» (RV60) «A Su sombra placentera me he sentado». Esta es una palabra
intensa, «sombra placentera», sombra del deseado. Él te ofrece un deleite que no puedes encontrar en ningún otro
lugar o en ninguna otra persona. Amigas, si ustedes pretenden alcanzar el más grande deleite en la tierra en sus
esposos, están buscando en el lugar equivocado.

Dios quiere que te deleites en tu matrimonio, pero no lo obtendrás si vas a buscarlo primero allí. Tú lo vas a
encontrar pero cuando encuentres el más grande deleite primero, a Cristo. Entonces podrás ir a tu matrimonio
como la que da, la dadora, entonces serás una fuente que refresca. Y Dios podrá usarte para que seas una fuente de
motivación para tu compañero, y hacer que él quiera dar ese tipo de amor también.

«Su fruto fue dulce a mi paladar.... Probad y ved que el Señor es bueno» (Sal.34:8). Los que le pertenecen a Cristo,
los que le aman, los que se deleitan en Su presencia, lo encuentran dulce. Para ellos Él es todo deseable y suficiente.
De manera que Él provee refugio, descanso, frescura y alimento para aquellos que Él ama.

Tú te sientas bajo Su sombra, y vas a encontrar en Él protección, provisión, y vas a encontrar el más grande deleite
que jamás hayas experimentado en cualquier lugar o en cualquier momento en este mundo.

Versículo 4, «me llevó a la casa del banquete y su bandera sobre mí fue amor». Anteriormente en este libro, en el
capítulo 1, versículo 4, vimos que el rey la condujo a Sus cámaras. Ahora Él la lleva a la sala del banquete, y allí es el
lugar del festejo. Ahí hay plenitud y abundancia, deleite, gozo y alegría. Esto es disfrutar.

Aquí no hay obligación. Esto no es como, «tengo que tener mi tiempo devocional o de quietud». Esto es, «yo quiero
estar con Él. Yo me deleito con Él, porque Él es dulce y Él me fortalece y me sustenta. Su amor me satisface y Su
estandarte, Su bandera sobre mí es Su amor, no todas Sus grandes hazañas como rey».

El Salmo 36 lo dice de esta manera: «¡Cuán preciosa es oh Dios Tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se
refugian a las sombra de Tus alas. Se sacian de la abundancia de Tu casa, y les das a beber del río de Tus delicias»
(vv. 7-8 ). ¿Estarías de acuerdo conmigo en que la mayoría de los cristianos no están experimentando este tipo de
vida en Cristo? ¿Por qué no?

Creo que es porque la mayoría de nosotras estamos tratando de satisfacer nuestra hambre y nuestra sed en otros
lugares, en otras cosas, en otras relaciones. Quizás algunas creyentes ni siquiera se han dado cuenta que hay mucho
más en Cristo; que hay un lugar de abundancia, de deleite y dulzura en Él.

Bueno, esta novia está abrumada con Su amor. Ella es una muchacha de campo ordinaria; una campesina. Ella no
está acostumbrada a todo esto. Ella sabe que no es digna de tener acceso a entrar en Su presencia, a celebrar en la
mesa del banquete, para que Su estandarte sobre ella sea Su amor.

Así que ella dice en el versículo 5: «Sustentadme con tortas de pasas, reanimadme con manzanas, porque estoy
enferma de amor». En efecto, ella está diciendo, «esto es demasiado para mi. Esto es mucho para mí». Ella tiene un
gran sentido de ser amada. ¿Te has sentido alguna vez así en tu relación con Cristo?

Esto no es algo que vas a estar sintiendo de esta manera, en esta intensidad, todos los días, y puedes ver esto a
través de la historia. Pero ¿ha habido momentos en que has percibido Su amor de forma tan poderosa, tan
grande que piensas, «es difícil de soportar, es abrumador».

Cantar de los cantares


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Versículo 6: «Su izquierda esté bajo mi cabeza y Su derecha me abrace». Él la sostiene; Él la defiende. La protección
y el sustento (el soporte) de Su amor es obvio aquí, y nada ni nadie puede robarle el gozo. Ella está presionada hacia
Su corazón.
Claro, todo esto es la imagen de la fiesta y la consumación de este matrimonio que nos espera en los cielos y la cena
de las bodas del Cordero. Nosotras tendremos finalmente esta intimidad, ininterrumpida, para siempre.
Pero permíteme tomar un momento en el versículo 7, y solo voy a tomar un momento, porque hay tantas perspectivas
diferentes aquí de varios comentaristas de si es la novia o es el novio quien está hablando y de lo que esto significa.
Pero permítanme solamente hacer algunos comentarios sobre este versículo.
«Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, por los corzos y por las ciervas del campo, que no despertéis ni hagáis
velar al amor, hasta que quiera». Pudiera ser la novia hablando y diciendo que ella no quiere que nadie perturbe o
interrumpa la comunión que ella está disfrutando en este momento con su amado.

Pudiera ser también el novio hablando —yo no voy a entrar en todos los antecedentes o las razones de por qué es
confuso— y en este caso, él pudiera estar diciendo, «no agites sus emociones. Ella viene de la alcoba de la casa del
banquete. Ella está extenuada de todo ese éxtasis, déjenla descansar por un momento».

Parece implicar, «no levantéis ni despertéis a mi amor hasta que quiera». Hay un tiempo apropiado para expresar los
afectos y las emociones, y estos no deben ser despertados, agitados, hasta que sea el tiempo correcto. De manera
que haré solo un comentario, pudiéramos hacer muchos aquí. En lo que se refiere a nuestra relación con el Señor,
¿estás deseando intimidad con Él, mayor intimidad con Él? Entonces espera pacientemente a que Él traiga esto.

Tú no puedes forzar o fabricar estos sentimientos. Algunas veces estoy alrededor de personas que tienen ese amor
apasionado por Jesucristo y brota por todas partes. Y yo pudiera sentirme, bueno ¿yo soy una pagana o qué? Y quizás
tú hayas tenido esos sentimientos también.

Hay estaciones y etapas en cualquier relación de amor. No es todo éxtasis emocional e intensidad, y eso
también está bien. Pero debes saber que es hacia ahí que nos estamos dirigiendo. Eso es lo que estamos
persiguiendo, eso es lo que estamos buscando o procurando. Un día, por la gracia de Dios, eso es lo que
vamos a tener por toda la eternidad.

Hazlo personal

Primer amor 5: Siéntate a Su sombra


(Cantar de los Cantares 2:1-7)

1. ¿Qué frases de este pasaje describen cómo la novia disfruta simplemente el estar con su novio? ¿Has estado
apresurada en lugar de tomarte el tiempo para sentarte y permanecer en la presencia de Jesús?

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2. Su fruto es dulce a mi paladar (2:3). ¿Dónde tiendes a ir para tratar de satisfacer el hambre y la sed de tu
corazón? ¿Cuáles son algunos de los «dulces frutos» que están disponibles para nosotros en Cristo?

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3. En esta sesión, Nancy compartió una lista de afirmaciones bíblicas del amor de Dios por nosotros y de cómo
Él ve a los que están en Cristo. ¿Cuáles de esas expresiones son las que más significan para ti (por ejemplo,
amado de Dios, su atesorada posesión)?

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4. El amado dice que su novia es «como el lirio entre los espinos» (2:2). ¿Cómo puede tu vida hacer una
diferencia y reflejar la belleza de Cristo a las «espinas» que te rodean?

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5. ¿Qué ves en este pasaje que te hace anhelar el cielo?

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6. Tómate un tiempo para expresar tu admiración por Cristo. ¿Qué amas y aprecias de Él? ¡Díselo!

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Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Amor desatendido

Amando en el laboratorio de la vida

Si dices amar a Cristo, entonces debes escuchar lo que Él dice.


Si quieres escuchar Su voz, aprender a reconocerlo y saber lo que Él te está diciendo, es necesario que saques tiempo donde
apagues los ruidos para poder escucharle.

Hasta este punto en el Cantar de Salomón, o como me gusta llamarlo, el Cantar de los cantares, la novia y el novio
han estado disfrutando de una dulce e íntima comunión entre ellos, el amor inicial.

En la última sesión, dejamos a la novia entregada en un apasionado abrazo con su amado, y se podría pensar, si no
conoces toda la historia y no has leído el libro completo, (que espero que lo estés leyendo junto a mí a través de estos
días de estudio), que a partir de este momento nada, jamás podría salir mal con esta pareja perfecta. Ellos vivirán
felices para siempre. ¿No es cierto?

¡Equivocado!

Vamos a ver que al igual que nuestras experiencias en las relaciones humanas, en el matrimonio y en nuestra relación
con nuestro Esposo celestial, el amor tiene que crecer. Y crece al ser probado, al ser retado, al ser ejercitado en
el contexto de la vida real y de las situaciones cotidianas. Es en el laboratorio de la vida donde experimentamos
el crecimiento en el amor.

Hay momentos en los cuales surgen barreras en nuestra relación con el Señor. Y si estás casada, hay momentos en
los que surgen barreras en la relación con tu pareja. Debes entender que esto sucederá, y creo que este libro nos da
un montón de información sobre por qué esto ocurre y qué podemos hacer al respecto.

Así que en las próximas sesiones, vamos a estar en la segunda sección del Cantar de los cantares que yo he titulado,
«El amor desatendido». Comienza en el capítulo 2, versículo 8, y continúa hasta el capítulo 3, versículo 5. Vamos a
pasar varios días en esta sección y veremos algunas de las cosas que ponen en peligro la intimidad.

Así que vamos a tomar el capítulo 2, versículo 8, solo la primera frase de ese versículo. Quiero detenerme ahí: ¡La voz
de mi amado! He aquí él viene.

Y luego, si saltas hasta el versículo 10, dice: «Mi amado habló, y me dijo. . . »

Permítanme detenerme aquí por unos momentos antes de seguir adelante. El amado le está hablando a su novia,
pero en este momento, como vamos a ver, él está fuera de la casa. Ella no lo puede ver, pero ella reconoce su voz al
instante. Ella sabe que él le está hablando a ella. Sabe que no está hablando con el vecino. Ella dice: «¡La voz de mi
amado! Mi amado habló, y me dijo...» Ella sabe que él está hablando con ella.

Ahora, ¿cómo ella sabe de quién es la voz? ¿Cómo sabe quién está hablando?, porque ella no lo puede ver.

Bueno, ella lo sabe porque ha estado con él. Ha pasado tiempo con él. Han hablado, se han comunicado. Ella conoce
su voz, y conocería esa voz en cualquier lugar, a cualquier hora del día o de la noche.

Ella está emocionada de escuchar su voz. Hay un signo de exclamación aquí. «¡La voz de mi amado! Mi amado habló,
y me dijo. . . »

Y recuerdo ese versículo de Juan capítulo 3 que dice: «El amigo del esposo se regocija mucho con la voz del esposo»
(v. 29). Hay una sensación de emoción. Él está hablando, ¡y me está hablando a mí!

Una señal de que tienes una relación genuina, auténtica con Cristo es que Él te habla a través de Su Palabra
y por Su Espíritu, tú escuchas y reconoces Su voz. La razón por la que reconoces Su voz es porque has estado
con Él. Has pasado tiempo con Él. Has aprendido a discernir la diferencia entre Su voz y la voz de otra persona.

Leemos acerca de esto en Juan capítulo 10. Jesús dijo: «mis ovejas oyen mi voz (hablando del buen Pastor); y llama
a sus ovejas por nombre y las conduce afuera...las ovejas lo siguen porque conocen su voz» (vv. 3-4).

Ahora, los que no son de su rebaño no reconocen su voz.Esto es un recordatorio de que se puede escuchar
cuando se predica la Palabra de Dios y se leen las Escrituras y sin embargo nunca escuchar a Dios
hablar. Porque muchos de los que están fuera de Cristo, no tienen oídos para escuchar. Ellos no tienen un receptor,
no tienen ese receptor espiritual. Las cosas del Espíritu son locura para ellos. Es como ruido o estática en una radio.
Su receptor no está funcionando. No pueden oír. Ellos no pueden discernir, simplemente no pueden entender lo que
están diciendo.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Los creyentes, por otro lado, escuchan Su voz, y ellos siguen Su voz. Oír su voz y decir: «Sí, Señor», es una
evidencia de que perteneces a Él.

Así que cuando abro la Palabra de Dios, espero oír a Dios hablarme. Le pido que me hable. Me doy cuenta que cuando
leo este libro, Él me habla. Dios me está hablando a mí. Cristo me está hablando. Y quiero, anhelo oír Su voz. Y quiero
seguirle.

El problema es que muchas de nosotras hoy en día tenemos dificultad para escuchar Su voz, porque hay tantas otras
voces en nuestras vidas. Nuestras vidas están tan desordenadas, son tan ruidosas. Hace poco estaba hablando con
una amiga a quien realmente le encanta la tranquilidad. Ella y su marido son bastante opuestos. Él está en todo lo de
los deportes, tienen un apartamento de tres habitaciones, tres dormitorios con nueve televisores encendidos para ver
los deportes.

Bueno, esto puede sonarte un poco extremo, pero es una idea de cómo vive la mayoría de la gente. Siempre estamos
rodeados de ruido, siempre tenemos voces a nuestro alrededor. Para ti, puede que no sea un ruido audible. Puede
que sean los libros. Quizás estás leyendo tres novelas a la vez. Siempre tienes voces que vienen a ti.

Tal vez te pasas todo el tiempo con amigas, hablando siempre con tus amigas, y no sacas un tiempo de tranquilidad
y silencio para escuchar Su voz.

Si quieres escuchar Su voz y aprender a reconocerlo y saber lo que Él te está diciendo, es necesario tener
momentos en los que apagues el ruido para que puedas escuchar. Busca tener un corazón tranquilo. Eso no es
fácil. Me resulta muy difícil lograrlo. Pero todavía tengo un corazón que tiene una gran cantidad de voces en él. Puedo
estar gastando todo mi tiempo en aparatos electrónicos, escribiendo correos y comunicándome y no tomar el tiempo
para simplemente estar quieta, en silencio y escuchar Su voz.

Es un recordatorio de que la oración no es simplemente hablar con Dios. La oración es escuchar la voz de nuestro
Amado cuando Él nos habla a través de Su Palabra y por Su Espíritu tomar esa Palabra y aplicarla a nuestros
corazones.

Dios dijo: «Este es mi Hijo amado, escúchale», escuchar su voz. «Escucharé lo que dirá Dios el Señor» (Sal. 85:8,
NVI).

¿Estás escuchando Su voz? ¿Estás sacando tiempo regularmente para escuchar la voz de tu amado?

Ella dice: «¡La voz de mi amado! He aquí, él viene» (v. 8).

Y de nuevo, permíteme detenerme aquí y recordarte, mientras estamos viendo a Cristo nuestro Amado, que Cristo
vino al mundo para salvarnos, y Él continúa viniendo a nosotras a través de Su Espíritu y por medio de Su Palabra. La
gran esperanza de la esposa de Cristo, la esperanza de todos los creyentes es el regreso de nuestro Esposo que
viene de nuevo por los suyos, para consumar esa relación matrimonial, para llevarnos a vivir con Él para siempre.
Veremos un poco más sobre ese tema, cuando lleguemos al último capítulo del Cantar de los cantares.

«¡La voz de mi amado!» Y luego esa preciosa promesa: «He aquí que viene». Él vino por nosotras. Él viene a
nosotras a diario si dejamos que nos visite. Y Él viene por nosotras, para que podamos estar físicamente con
Él, en Su presencia para siempre.

«He aquí que viene saltando sobre los montes, brincando sobre los collados» (v. 8); y vemos el poder de Cristo para
quien nada es demasiado difícil. ¿Los ojos ciegos? Él dice la palabra, y ellos ven. ¿Tormentas rugiendo? Él habla y
las olas se calman.

«Saltando sobre montes, brincando sobre los collados». Creo que esta es una imagen de Su poder de resurrección.
La muerte no es rival para Él. No puede mantenerlo derrotado. Su gran poder, ese poder de resurrección, expone lo
débiles y frágiles que somos. Nosotras no podemos saltar sobre las montañas o saltar sobre las colinas. Tratamos de
ni siquiera acercarnos al borde mientras que Él está saltando y brincando. En nuestra propia fuerza, no somos rivales
para aquellas montañas y colinas.

Esta novia ve a Uno que puede conquistar todas las dificultades; que puede correr a través de todas las montañas y
saltar sobre cada colina. Tiene una fuerza y un poder que superan con creces su poder insignificante y limitado. Él
viene saltando sobre las montañas y brincando por las colinas.

Ella dice: «Mi amado es semejante al corzo, o al cervatillo», es ágil, de pie firme en las montañas y colinas y en esos
lugares traicioneros.

Has visto los ciervos que saltan en aquellos lugares donde nosotras estaríamos dando un paso temeroso a la vez,
pues ahí él está saltando. Su amado maneja estas montañas y colinas con facilidad, como un ciervo. Es tan diferente
a nosotras. Solas, andando por nuestra cuenta, somos cautelosas. Estamos temerosas. Somos torpes. Tropezamos
con esos obstáculos.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Y ella dice en el versículo 9 del capítulo 2: ¡Helo aquí, está tras nuestra pared, mirando por las ventanas, atisbando
por las celosías! (Nota que él no fuerza su entrada hacia dentro). Y sigue diciendo: «Mi amado me habló y me dijo:
¡Levántate, oh amiga mía, hermosa mía y ven!» (vv. 9-10).

Ahora, ella ha estado con él en su habitación, en el capítulo 1, versículo 4. Ella ha estado con él en su mesa. Ella ha
estado con él en la casa del banquete. Ellos han tenido esta dulce, gozosa, íntima, y bendecida experiencia.

Pero ahora él la llama y quiere que se levante, salga y deje ese lugar confortable, seguro y precioso para irse con él a
las montañas y las colinas. Él las escala con facilidad y quiere que ella las escale con él.

Mientras pasamos tiempo a solas con el Señor, todo es tan dulce, pero luego se acaba el tiempo de silencio. ¿No es
cierto? Y Dios te llama en voz alta a integrarte al mundo real, a la vida real, y a veces uno piensa, «¿tengo que...?
¿Tengo que ir allí?»

Piensa en Pedro en el monte de la transfiguración. «Señor, esto es impresionante. ¿No podemos quedarnos aquí y
ver esta gloria?»

Pero Jesús le dice: «No, no, no, no, no. No se supone que estemos aquí en este momento. Un día toda la gloria será
para siempre. En este momento es solo una visión, y tenemos que volver a bajar al valle, donde no se ve ninguna
gloria, y tomar la gloria que hemos experimentado aquí y hacerla real allá. Mostrársela a los demás».

El problema es que somos culpables de glotonería espiritual.Nos ensimismamos en nosotras mismas, y


queremos mantener nuestras experiencias espirituales para nosotras y solo permanecer allí en ese pequeño
capullo santo donde somos solo el Dios justo y yo, solo Jesús y yo. . . Leer mi Biblia, disfrutar de Jesús, tocar música
de alabanza y adoración. Nosotras no queremos ir a trabajar, no queremos tener que lidiar con esos niños, no
queremos tener que lidiar con esa difícil situación en la iglesia. Queremos quedarnos allí, disfrutando.

Pero Jesús dice que a veces tenemos que salir de ese lugar de quietud y salir con Él y tomar esa gloria que hemos
visto y revelarle al mundo quién es Dios para que el mundo le de la gloria que Él tanto merece.

Y él sigue diciendo: «Levántate, amada mía. Vámonos». Esta es una invitación, pero es también un mandato. Él quiere
que ella se una a él, en las circunstancias de la vida real fuera del palacio. En este momento ella ha experimentado la
dulzura de la comunión íntima con él, pero ella todavía tiene mucho que aprender acerca de cómo servir con él, cómo
obtener su poder para el servicio, cómo entrar en la guerra espiritual, cómo tomar la dulzura de la recámara, la gloria
que ha experimentado a solas con él y trasladar eso a la realidad de las montañas, de las colinas y de los lugares
difíciles.

Y puedo imaginarme a esta novia pensando: «Oye, está bien que puedas dar el salto en las montañas y saltar sobre
las colinas, pero eso no es lo mío. Puedes ser ágil y flotar como un ciervo joven en las montañas, pero yo no lo soy.
Soy torpe. Me temo que voy a tropezar con esas rocas. No creo que pueda hacer esto».

¿Cuántas veces vemos lo que Dios ha puesto en nuestro plato, las cosas que Él nos ha asignado y decimos,
«uf...alguien más puede hacer eso? Yo no.Yo no puedo hacer eso».

¿Lo ves? Estamos tan acostumbradas a caminar en la realidad de nuestras fortalezas y nuestras habilidades naturales,
que rara vez probamos lo grande que es Dios. Rara vez nos aferramos a Su poder de resurrección, porque
estamos tan acostumbradas a hacer solo lo que podemos hacer en nuestras propias fuerzas. Así que nos
quedamos caminando alrededor de la cuadra, en nuestra caja de seguridad en la acera, sin colinas ni montañas, ni
desafíos. Y Él nos dice: «Yo quiero que vengas y escales estas montañas conmigo».

¿Cuándo fue la última vez que estuviste en una situación en la que sabías que no podrías hacerlo sin Él? Espero que
sea a menudo.

En los últimos años, a menudo le he pedido al Señor: «No me dejes llegar al lugar en el ministerio donde yo pueda
hacer lo que Tú me has llamado a hacer sin que haya necesidad de Ti». ¿Sabes qué? Esa es una oración que Dios
ha sido muy fiel en contestarme. Yo fui estudiante de honor, buena con los libros, buena para estudiar, buena para
hablar, pero Él mantiene en mí un sentir desesperado de mi incapacidad y mi necesidad.

Él se deleita en llevarnos al lugar donde no podemos contar con nuestras propias fuerzas, ni con nuestra
propia sabiduría, ni con nuestra capacidad o recursos, sino con los de Él, con Su grandeza, con Su Poder de
resurrección, pues Su poder se demuestra en nuestra debilidad. Y es entonces cuando aprendemos lo que
significa vivir en el reino de lo sobrenatural.Y es entonces cuando otros pueden ver el poder de Dios
representado en y por medio de nuestra debilidad.

Así que él la llama a levantarse y a salir. Él quiere que ella aprenda a caminar con él, que sirva junto a él, que entre
en la batalla, que vaya a lugares difíciles, a lugares altos, en el combate. Él quiere enseñarle cómo hacer frente a los
peligros y a los desafíos de las montañas y las colinas.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Y dice en el versículo 11: «Porque he aquí ha pasado el invierno, se ha mudado, la lluvia se fue.

Se han mostrado las flores en la tierra; ¡El tiempo de la canción ha venido! Y en nuestro país se ha oído la voz de la
tórtola. La higuera ha echado sus higos, y las vides en ciernes echaron olor. ¡Levántate, oh amiga mía, hermosa mía
y ven!»

Quiero recordarles que hay estaciones. Aquí en Michigan tenemos invierno. Sucede que el invierno pasado no fue tan
grave, pero el anterior fue horrible. Y sigue y sigue y sigue. Aquí en Michigan le decimos «la nube permanente». Es
solo oscuridad, frío, nieve, hielo y un ambiente lúgubre. Y piensas: «Este invierno va a durar para siempre».

Pero no es así, porque Dios ha ordenado las estaciones, y después del invierno viene la primavera. En el cambio de
estaciones podemos ver una parábola de la muerte dando a luz una vida nueva. En el invierno vemos la imagen de la
cruz, tratar con el pecado y con uno mismo, morir a uno mismo. Pero eso nos lleva a la primavera donde
experimentamos el poder de Su resurrección. Estamos llenas de Su Espíritu, y experimentamos una vida nueva y
fructífera.

Dios no quiere que nos quedemos siempre en la misma estación.Él trae nuevas estaciones.Y Él quiere trabajar
en nuestras vidas en nuevas formas. El invierno puede ser un día, puede ser unas semanas, unos meses, o pueden
ser años. «El llanto puede durar toda la noche, y la noche puede ser muy larga, pero la alegría viene por la mañana».
Cuando estás en el medio del invierno, tienes que seguir recordándote a ti misma: Habrá primavera. La primavera
vendrá.

¿Te está llamando Él a levantarte y salir, para escalar esas montañas y colinas con Él, para entrar en una
nueva estación de fe, en un nuevo nivel donde podrás experimentar Su poder sobrenatural en tu vida?

¿Te está llamando a levantarte y salir de un invierno en el que tal vez has estado por una temporada? ¿Te está
llamando a levantarte y a...

 ¿Salir del invierno de la amargura y de la ira y dar paso a la primavera del perdón?
 ¿A salir del invierno que protege tus heridas y las heridas de tu pasado y a dejar entrar la primavera de la
sanidad?
 ¿A salir del invierno del letargo, de la indiferencia y la trivialidad, para entrar en la primavera de una rendición
incondicional y el enfoque en Cristo y en la eternidad?
 ¿Salir del invierno de tu vida sin propósito y comenzar la primavera de una vida con propósito a la luz de la
eternidad?
 ¿Salir del invierno de tu ensimismamiento, de tu egoísmo, y adentrarte en la primavera de buscarlo y
absorberte en su agenda del reino?
 ¿Salir del invierno de la derrota, la esclavitud, la culpa y la vergüenza y dar paso a la primavera de caminar
en libertad y en gracia?

Algunas de ustedes tal vez han estado visitando consejeros durante años y años por algo que sufrieron cuando eran
niñas. Los consejeros pueden ser útiles, pero tal vez Dios solo te está diciendo, «sal de ese invierno. Levántate y sal
y entra en la primavera de plenitud».

Ahora bien puede que esto no suceda de un día para otro, pero ¿estás dispuesta a ir allí? ¿A dejar que Dios traiga la
temporada de primavera a tu invierno?

Tal vez Dios te está llamando a levantarte y a salir del invierno de una vida cristiana tipo montaña rusa en la que has
estado, dirigida por tus emociones y tus circunstancias, y Él te está llamando a sustituirla por una primavera que es
guiada por Su Espíritu.

Tal vez Él te está llamando a salir de la oscuridad del llanto y del duelo—y ciertamente hay un tiempo para eso—para
dar paso a la primavera de Su gozo en la mañana. Esto no es necesariamente porque tus circunstancias hayan
cambiado o porque tus problemas hayan desaparecido, pues el gozo no es la ausencia de problemas o presiones, eso
sería el cielo. El gozo es la presencia del Cristo resucitado en medio de los problemas y presiones.

Tal vez Él te está llamando a salir de esa temporada en que has sido apartada para estar a solas con Él, y ahora Él te
está llamando a salir con Él a escalar las montañas y las colinas, a ministrar con Él en los viñedos, a salir a lugares
con una misión, visión y responsabilidad que nunca te podrías haber imaginado antes.

Sé que tenemos algunas viudas recientes escuchando el programa, y este ha sido un invierno de duelo ante la pérdida
de ese compañero que pasó tantos años contigo. Pero tal vez Dios tiene para ti una nueva primavera, una primavera
llena de propósito, misión, utilidad y muchos frutos que jamás imaginaste posible.

Él no está pidiendo que lo hagas por ti misma cuando Él dice: «Levántate y ven». Nuestra respuesta natural es decir:
«No puedo hacerlo, no puedo hacerlo». Eso es exactamente lo que Él quiere que nos demos cuenta. Que no podemos
hacerlo.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Él no nos está pidiendo que saltemos en esas montañas y brinquemos sobre esas colinas en nuestras propias
fuerzas.Él nos llama a vivir en íntima unión y comunión con Él, y por la fe, a entrar en el poder de Su
resurrección. Debido al poder de Su Espíritu Santo que vive en nosotras, realmente podemos ser más que
vencedoras, caminando con Él en victoria, saltando sobre los montes, brincando sobre esas colinas en unión y
comunión con Cristo.

Señor, tú has dicho: «Levántate y ven». Estás hablando a nuestros corazones, acerca de las maneras cómo quieres
que nos levantemos y salgamos a saltar en las montañas y a brincar sobre las colinas contigo. Oh, Dios, danos la
gracia, la fe y el coraje para decir: «Sí, Señor, iré, iré contigo. Yo no puedo hacer esto, pero Tú sí puedes».

Gracias, Señor, por hablar a nuestros corazones en el día de hoy, y oro para que con la sola introducción de esta
serie, Tú hayas hecho algo ya dulce, especial y enriquecedor que podamos llevar con nosotras en nuestros
corazones.

Te ruego que bendigas a estas mujeres, y que puedan tomar lo que hemos hablado hoy y vivirlo en el contexto de
las montañas y las colinas que nos rodean allá afuera a la realidad de la vida cotidiana, a algunos lugares duros,
lugares hirientes; te pido también por algunas de ellas en las que su invierno todavía no se acaba y no se acabará
de inmediato. Te doy gracias porque sabemos que aún allí hay gracia.

Guárdanos apegadas a Ti, creyendo en la hora en que recibiremos las alegrías prometidas contigo. Entonces
seremos lo que podríamos ser. Entonces estaremos donde deberíamos estar. Cosas que no son ahora, ni lo podrían
ser, serán nuestras.

Por todo eso y más, te damos las gracias, en el santo nombre de Jesús, amén.

Hazlo personal

Amor desatendido: Amando en el laboratorio de la vida


(Cantar de los cantares 2:8-13)

1. ¡Una voz! ¡Mi amado! (2:8). Escucharé lo que dirá Dios el SEÑOR (Salmos 85:8). Este es mi Hijo amado. . . .
a Él oíd (Mat. 17:5) ¿Estás tomando tiempo regularmente para escuchar la voz de Cristo? ¿Cuándo fue la
última vez que estuviste consciente de que Él te estaba hablando a través de Su Palabra, y ¿qué te dijo?

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2. ¿Te resulta difícil aquietar tu corazón para escuchar al Señor? ¿Qué otras «voces» y ruidos te impiden oír Su
voz? ¿Cómo puedes apagarlos, ya sea en sentido figurado o literal?

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3. He aquí, él viene, saltando por los montes, brincando por los collados (2:8) ¿Cuáles son algunas de las
«montañas y colinas» de tu vida que son difíciles o imposibles de escalar, pero que Cristo te hace fácilmente
capaz de superar?

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4. Mi amado habló, y me dijo: «Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven conmigo. Pues mira, ha pasado el
invierno» (2:10-11). ¿Está el novio llamándote a «levantarte y salir» de algún «invierno» en tu vida? ¿Cómo
podrías experimentar Su poder sobrenatural de una manera completamente nueva, si tan solo respondieras a
Su llamado?

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Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Amor desatendido

Tu esposo celestial está trabajando

¿Has buscado el rostro de Dios hoy? ¿Te preguntas cuál es la razón para hacerlo? Él quiere pasar tiempo contigo.

¿Alguna vez te detienes y piensas, mientras vas a ese tiempo con el Señor, que Él quiere ver tu rostro? ¿Que Él
quiere oír tu voz? Esto dará a tu vida devocional una perspectiva totalmente diferente.

Como hemos estado diciendo a través de esta serie, el Cantar de los cantares es la historia de un novio y su novia.
Hemos estado recordándonos que el matrimonio humano apunta hacia una historia más maravillosa. Es la historia del
amor de Dios por Su pueblo, la historia del amor de Cristo por Su novia, la iglesia, y para aquellas de nosotras, en
forma individual, que somos miembros de esa novia.

Cualquier persona que está casada, e incluso alguien que no lo está, sabe que el matrimonio tiene altibajos. Tiene
estaciones. Hay épocas de gran amor, de luna de miel, de pasión intensa, dulce, y ferviente; y luego hay momentos
en los que no es tan especial, cuando se desafía cuando hay retos en la relación.

Hay temporadas en que ciertas cosas entran en el matrimonio o en la familia, o circunstancias en la vida que solo
hacen del matrimonio un duro trabajo, algo que requiere una gran cantidad de esfuerzo y puede hacer que sea difícil.
En las primeras sesiones de esta serie, hemos visto esta novia y su novio en una época de intensa pasión y de éxtasis
en el amor, una gran intimidad entre los dos, un lenguaje una comunicación muy dulce que describe la intimidad entre
ellos.

Uno pensaría en este punto que nada va a interferir con esta relación especial, de la misma forma en que te sentías
cuando estabas de pie en el altar diciendo: «acepto». ¿Verdad? No estabas pensando en cómo sería en el mal, en la
pobreza, en la enfermedad y todas esas cosas que se estaban prometiendo para ser fieles.

En la última sesión, el novio, como recordarás si estabas con nosotras, llamó a su amada a abandonar el dormitorio
(el lugar donde ella se encontraba a solas con él) y él quería que se uniera a él en sus asuntos fuera de la recámara.

Permítanme volver a ese pasaje para ponernos al día; entonces yo quiero continuar hoy donde lo dejamos la última
vez. Cantar de los cantares capítulo 2 versículo 8:

«¡La voz de mi amado! He aquí que viene saltando sobre los montes, brincando sobre las colinas. Mi amado es
semejante a la gacela, o al cervatillo. Helo aquí, está tras nuestra pared, mirando por las ventanas, atisbando por las
celosías.

Mi amado habló, y me dijo: “Levántate oh amiga mía, hermosa mía, y ven. Pues he aquí, ha pasado el invierno, se ha
mudado la lluvia se fue. Se han mostrado las flores en la tierra; el tiempo de la canción ha venido y en nuestro país se
ha oído la voz de la tórtola. La higuera ha echado sus higos, y las vides en cierne dieron olor. Levántate oh amiga mía,
hermosa mía y ven”» (vv. 9-13).

Permítanme detenerme aquí y recordar que vimos a este novio, ella lo ve saltando sobre los montes, brincando sobre
las colinas.

Y dijimos que las montañas y las colinas representan desafíos que son humanamente imposibles. Tú y yo no podemos
brincar sobre las montañas o saltar sobre las colinas. Las gacelas pueden, los ciervos pueden, pero nosotras no
podemos. No estamos programadas para eso, no estamos hechas para eso. Creo que es una imagen de las
circunstancias difíciles que requieren de fe para vencer.

Nos metemos en los montes y en las colinas de la vida, o las contemplamos y sentimos, «no hay manera de que pueda
superar esto». Sin embargo, Cristo quiere que experimentemos Su poder sobrenatural, Su resurrección, no solo
cuando estamos aisladas a solas con Él y con nuestra Biblia y teniendo nuestro tiempo dulce de quietud, sino también
cuando salimos a las montañas y a las colinas, a la realidad de la vida en un mundo caído en un mundo roto. Él nos
llama a salir con Él en medio de estas circunstancias y a que experimentemos Su poder sobrenatural.

Así que en el versículo 10, el novio le pide a la novia que se una a él. Él le dice: «Levántate, amada mía, hermosa mía,
y ven conmigo». Y luego en el versículo 13, al final del pasaje que acabamos de leer, él repite esa misma invitación.

Mientras meditaba sobre este pasaje, me preguntaba: «¿Por qué él siente la necesidad de repetir la invitación?» Lo
único que puedo concluir, me parece que la única razón por la que tuvo que repetir la llamada, era porque ella no
respondió a la primera vez. Ella todavía está dentro del palacio, saboreando los recuerdos de su amor de luna de miel,
su tiempo juntos a solas. Él está de pie fuera del palacio llamándola, pero ella es al parecer reacia para responder.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Ella no está tan segura de que va a salir con él a las montañas y a las colinas de la vida. ¿Te puedes identificar con
esto? Piensa en los momentos en que Dios nos da una misión o un desafío, y estamos reacias a ir por ello. Paso
mucho de mi vida en ese lugar. Parece que la mayor parte de lo que Dios me ha hecho hacer parece estar más allá
de lo que puedo hacer.

Me parecen montañas y colinas, y yo digo: «No puedo hacer eso». Le digo al Señor quince razones por las que no
puedo hacer eso, porque simplemente no funcionará. Me rindo ante mis emociones y mis sentimientos acerca de mis
limitaciones en vez de decir: «Señor, no puedo hacer esto, pero sé que Tú sí puedes. Así que «me voy a levantar para
salir contigo». Nos encantaría poder vivir la vida cristiana sin tener que enfrentarnos a los problemas de la vida real…
las montañas y las colinas, las circunstancias difíciles, las relaciones difíciles.

¿No sería fantástico si pudiéramos quedarnos en esa cámara con el Señor todo el tiempo? «Dulce hora de oración. .
. no me lleves a los montes y a las colinas». Estoy sentada en algunas de esas relaciones en este momento, estoy
justo en medio de algunas de esas cosas difíciles, algunas de esas cosas que simplemente uno no tiene ni idea de
cómo enfrentar.

Es incómodo, es difícil, se necesita fe. Preferiría mucho más sentarme en la iglesia o asistir a una conferencia de Mujer
Verdadera... o quedarme en casa y escuchar audios o leer mi Biblia y escuchar la radio cristiana. Es fácil ser espiritual
en esos entornos, ¿no es así? Tú puedes simplemente cogerlo suave.

Pero nuestro Novio celestial está haciendo Su obra en esas montañas, en las colinas, y Él hace que nos levantemos
y nos unamos a Él en ese trabajo, haciéndole frente a las circunstancias y a los desafíos.

La novia no responde a la primera llamada, por lo que el novio repite su llamado. Él es persistente en su recurso de
apelación. Yo no sé tú, pero yo estoy muy agradecida por la misericordia y la gracia de Dios en buscarme, en
perseguirme en los muchos momentos en los que dudaba. No tendríamos el programa de radio de Aviva Nuestros
Corazones si Dios no me hubiera perseguido. . . cuando yo decía: «No puedo hacer esto. ¡No hay manera de que yo
pueda hacer esto!»

Pero Él fue gentil. Él fue persistente. Él me persiguió. Apeló, y me ha dado la gracia para entrar en esos montes y
colinas. Tú ves esta apelación persistente a medida que avanzamos en el versículo 14: «Paloma mía, que estás en
los agujeros de la peña, en lo escondido de los escarpados parajes, muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; porque
dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto».

Él anteriormente la había llamado «hermosa». Y ahora él la llama su «paloma». Ella es su hermosa, su paloma. «Oh,
paloma mía. . .» Ella le pertenece a él, él la llama su paloma. Filipenses capítulo 2 nos dice que debemos ser
irreprensibles y sencillos como palomas. Hay algo manso, tierno, gentil en palomas.

Él la ve hermosa, casta, humilde, mansa, tierna. ¿No estás contenta de que Él nos ve posicionalmente como somos
en Él, en lugar de como lucimos separadas de Él? Ella es hermosa. Ella es su paloma. Ella está en las grietas de la
peña. No voy a tener tiempo para explicar ese concepto -es hermoso- pero pienso en cómo nosotras estamos
escondidas en Cristo, quien es la Roca, que fue hendido por nosotros. Y me trae a la memoria ese himno, «Roca de
la eternidad, fuiste abierta tú por mí (fuiste roto por mí en la cruz), sé mi escondedero fiel, solo encuentro paz en Ti».

Él le dice a su paloma, hermosa, que quiere verle la cara. Él quiere escuchar su voz. Su voz es dulce para él, su rostro
es hermoso para él. Yo no sé ustedes, pero ese es un pensamiento sorprendente para mí, mientras pensamos acerca
de Cristo, nuestro Amado. A medida que avanzas en tu tiempo de quietud en la mañana, tú quieres oír Su voz, deseas
ver Su rostro, ¿no es así?

¿Pero has pensado alguna vez, a medida que avanzas en este tiempo con el Señor, que Él quiere ver tu rostro,
que Él quiere oír tu voz? Este conocimiento dará a tu vida devocional una perspectiva totalmente diferente; el hecho
de que hemos sido invitadas por Él para venir a Su presencia por gracia mediante la fe, lavadas en Su sangre y
vestidas en Su justicia.

Él nos ve como su paloma, Su hermosa paloma. Y nosotras decimos: «Oh Señor, ¿por qué quieres oír mi voz? ¿Por
qué quieres ver mi rostro?» El hecho de que Él quiera vernos y oírnos, no entiendo eso. Hace más de cincuenta años
que he estado caminando con el Señor, y todavía no lo entiendo.

No lo entiendo, pero eso es parte de Su amor, el hecho de que Él no es atraído a nosotras por algo natural o inherente
en nosotras mismas, sino por lo que Él es, porque Él es amante.

En todo este pasaje vemos la importancia de la comunicación de doble vía, en el matrimonio —ya sabes lo importante
que es allí—y también en nuestra relación con el Señor. Vuelve al versículo 8 y lee, ella dijo, «La voz de mi amado. .
.» Ella está escuchando su voz, ella lo está escuchando. Cuando él habla, ella escucha. Esto me lleva a preguntarme,
«¿Estás tomando tiempo para escuchar hablar a tu amado?»

¿Apagas de vez en cuando las demás voces para poder escuchar Su voz? Te preguntas: «¿Cómo puedo oír Su
voz?» ¡Toma este libro, la Biblia! Esta Palabra es la voz de Dios para nosotras. Esta es la Palabra de Cristo para

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nosotras. ¿La estás escuchando ?¿Estás apagando el teléfono, la computadora, la televisión y tomando tiempo para
escuchar la voz de Tu amado?

Luego, en el versículo 14, él le dice a ella: «Hazme oír tu voz». Él quiere que le oremos, que le respondamos. ¿Estás
hablando con Él? ¿Oye Él tu voz en oración? Me encanta escuchar la voz de Dios en la Palabra, pero te voy a decir,
es esta segunda parte la que más me trae convicción, porque la oración es difícil para mí.

Preferiría escucharlo solo a Él, pero darme cuenta que Él quiere que yo hable con Él. . . Él se deleita en escuchar a
Sus hijas, a Su novia, a Sus amadas, que hablemos con Él en oración. Cuando lo escuchas, ¿cómo respondes?
¿Estás demasiado ocupada con otras cosas cuando Él habla y te dice: «Ven conmigo»? Quizás le dices, «vuelve más
tarde», o «vuelvo más tarde», y luego nunca llegas.

Llegas a la noche, estás cansada, lo retrasas y el «después» nunca llega. Tal vez estés renuente a entrar en la
presencia del Señor, a pasar tiempo con Él, a dejarlo que oiga tu voz y vea tu cara porque estás avergonzada, tienes
vergüenza o quizás tienes miedo.

Estás tratando de arreglarte y ponerte bonita antes de entrar en Su presencia. . . tratando de ser digna primero.
Permíteme decirte, no puedes hacerte digna para venir a Su presencia. Venimos a Su presencia, porque Él es
digno, y Su dignidad es lo que nos hace dignas, Él nos invita a venir. Eso es lo que nos hace dignas.

Bueno, Él ha emitido esta invitación: «Déjame oír tu voz, déjame ver tu cara». ¡Qué importante hacerlo al inicio del día
y durante todo el día. . . antes de ir a servir con Él, y mientras vamos con Él a las montañas y las colinas. Entonces
escuchamos la invitación.

Entonces tenemos esta exhortación, el versículo 15, el esposo le dice a la esposa: «Cazadnos las zorras, las zorras
pequeñas que echan a perder las viñas, pues nuestras viñas están ciernes, están en flor». ¿Te acuerdas, en el capítulo
1, que la novia le dijo a su novio: «Mi propia viña no guardé».

Su viñedo estaba en un estado de deterioro, y tal vez fue a causa de algunas de esas «pequeñas zorras» que ella no
había tratado en su viña. El punto aquí es que tenemos que ser diligentes para preservar y proteger la intimidad
de una relación de amor, ya sea que se trate de la relación con tu pareja o de tu relación con Cristo. Tenemos
que estar dispuestas a hacerle frente a cualquier brecha o grieta de esa relación, no importa cuán pequeña parezca.

En lo que respecta a los viñedos, las grandes zorras no son el problema. Las grandes zorras atacan la fruta, pero la
fruta puede volver a crecer. Son las pequeñas zorras que llegan hasta debajo de la fruta y roen las raíces, roen la vid,
el corazón de la relación.

Para la mayoría de nosotras, no son las grandes zorras las más propensas a destruir nuestra relación con el Señor, o
para el caso, destruir nuestro matrimonio. No son los grandes pecados de la carne. La mayoría de las mujeres que
nos escuchan, no van a salir corriendo de su marido, no van a ir a cometer adulterio, no van a ir a malversar miles de
dólares en su iglesia.

Eso no quiere decir que no tengamos el potencial para pecar de esa manera, pero para la mayoría de nosotras, esa
no es la mayor amenaza de nuestra relación de amor con el Señor. En la mayor parte de nuestras vidas, son las
pequeñas zorras, los pecados del espíritu, las cosas que pasan inadvertidas, aquellas de las que no nos ocupamos
porque pensamos que son tan insignificantes, pero que carcomen lentamente y con seguridad nuestra relación con el
Señor.

Esas pequeñas zorras invisibles, el orgullo, el descontento, la queja, la murmuración, el espíritu competitivo,
el estar consumidas con nosotras mismas, con mis necesidades, mis deseos, la amargura, la soledad, la falta
de perdón, el abandono de la Palabra de Dios, el abandono de la oración. Esas son las «pequeñas zorras» que
destruyen nuestra relación con Dios y con los demás. ¿Cuáles son las pequeñas zorras de tu vida?

Te animo a que escribas esa pregunta y pases algo de tiempo, en los próximos días, pensando en esto. Pídele al
Señor: «Señor muéstrame, ¿cuáles son las pequeñas zorras que están carcomiendo mi relación contigo?»

La respuesta de la novia en el versículo 16 es: «Mi amado es mío y yo soy suya. Él apacienta entre lirios, él apacienta
su rebaño entre los lirios». Algunos comentaristas ven esto como una espera, la respuesta voluntaria a la invitación
de su amado. «Sí, Señor!» Pero en realidad creo que esta respuesta es decepcionante, cuando se mira en el contexto,
especialmente cuando lleguemos al capítulo 3 en los próximos días.

Piensa en esto. . . ¿Qué le ha dicho este amado a su novia? Él le dijo: «Levántate, ven. Vamos a brincar y a saltar
juntos en las montañas y las colinas. . . las circunstancias de la vida». Y por fin responde, y cuando responde, le dice:
«Mi amado es mío, y yo suya. Él apacienta su rebaño entre los lirios». ¿Qué le está diciendo?

Creo que ella está diciendo: «Me siento cómoda aquí donde estoy. Lo tengo a él; él me tiene a mi». Ella no quiere
moverse. Ella no quiere cambiar, ella no quiere dejar la paz y la seguridad de esta relación de aposento con su amado.
Ella disfruta ser el centro de su mundo, pero él quiere ser el centro de su mundo.

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Él no quiere que ella lo disfrute solo para su propio deleite. Él quiere que ella vaya con él sobre las
circunstancias de la vida, en la viña del mundo, y ser fructífera con él allí. ¿No te parece que es muy fácil para
nosotras estar satisfechas con las cosas tal como son?

«Yo lo tengo. Tengo el cielo que viene pronto. Soy salva. ¿Qué más necesito? Que se vaya a la viña del mundo y
haga Su trabajo. Yo quiero quedarme aquí sola. No balancees el barco, no me hagas salir de mi zona de confort, de
mi cómodo capullo cristiano. Yo estoy bien aquí».

Ella falla en responder, yo creo, a los requerimientos, las demandas, los reclamos de su amor. Ella dice en el versículo
17: «Hasta que apunte el día y huyan las sombras y la oscuridad. No creo que pueda manejar esas colinas y montañas
en la oscuridad, vuélvete, amado mío, sé semejante al corzo o como el cervatillo sobre los montes de Beter».

Esa palabra, Beter, significa «separación» en hebreo. No sabemos de un lugar geográfico en Palestina con ese
nombre, pero creo que el escritor puede estar usando una figura del lenguaje. Creo que ella puede estar diciendo,
«está bien que vayas a esas montañas y esas colinas, pero no estoy preparada para esto. Yo me voy a quedar aquí
y tu ve. Tal vez, cuando llegue la mañana, voy a ser capaz de salir contigo a las montañas y a las colinas, pero ahora
no. Está muy oscuro. Es muy difícil. No puedo hacer eso».

Ella quiere que él venga a ella, pero ella no está preparada para ir con él. «Espera hasta que huyan las sombras.
Espera hasta que estas circunstancias de la vida desaparezcan, espera hasta que las cosas no sean tan difíciles.
Espera hasta que sea mayor, espera hasta que haya disfrutado de la vida un poco más. Espera. Estoy dispuesta a
tener una montaña de separación, entre nosotros. Yo no estoy lista aún para ir contigo. Más tarde, iré contigo más
adelante».

Ahora piensa en lo diferente que eso es de lo que leímos antes acerca de los inicios de su relación. Recuerda en el
capítulo 1 donde ella le dice: «Atráeme, en pos de ti correré». Bueno, ahora él la está atrayendo, y ella se resiste a
seguirlo. Ella está vacilante.

Pienso en mi propio recorrido, en mi propia relación con el Señor. Recuerdo cuando era niña —una niña pequeña— o
una joven adolescente, una joven mujer. . . Cuántas veces le pedí al Señor que me llamara. Tenía un corazón ferviente
y amor por el Señor.

Le pedía que me atrajese a Él, que me enviara, que me utilizara; simplemente que atrajera mi corazón. Quería caminar
por fe. Yo estaba ansiosa por salir con Él, y hacer lo que fuera que Él quisiera hacer en el mundo. Pero me di cuenta
que a medida que pasan los años no estoy tan ansiosa por asumir riesgos. No estoy tan ansiosa de salir hacia lo
desconocido. No estoy tan ansiosa por salir a lo que es difícil. Prefiero quedarme donde es cómodo, donde es seguro.
. . lo conocido en lugar de lo desconocido.

Pues bien, en el capítulo 3 vamos a ver que perdemos el gozo de la recámara, la alegría de nuestra intimidad con
el Señor, cuando no estamos dispuestas a salir de la recámara, a salir por la fe, e ir en unión con Él sobre las
circunstancias de la vida a su viña, y servirle allí.

Si nos negamos a salir con Él, si dudamos, si decimos: «Ve tú», y queremos quedarnos donde estamos, vamos a
perder esa sensación de intimidad en nuestra relación con Él. Vamos a perder la alegría que teníamos en ese amor
joven de la luna de miel.

¿Te está llamando el Señor Jesús hoy a levantarte y salir con Él hacia las montañas y las colinas de la vida? Tal vez
Él te ha hecho esa llamada varias veces. Tal vez hay algo que te está pidiendo que hagas y tú estás diciendo: «¡No
hay manera de que pueda hacer eso!» Tienes razón. . . No hay manera de que pueda hacer lo que Él me ha llamado
a hacer. Pero Él quiere que vayamos con Él, en unión y comunión con Él, a las montañas y las colinas de la vida, para
saltar esas montañas y para saltar sobre los montes altos.

Si Él te está llamando, dile: «¡Sí, Señor! Yo iré lejos. Voy a ir contigo». ¿Acaso te ha hablado Él de algunas zorras
pequeñas? Esas cosas que están carcomiendo tu relación con el Señor. Él te dice: «Vamos a lidiar con ellas. No las
ignores, no pretendas que no están allí. Déjame que te las muestre, vamos a lidiar con ellas juntos. Cazadnos las
zorras, las zorras pequeñas que arruinan las viñas, porque nuestras viñas están en flor».

Tal vez Él te está diciendo: «Yo quiero ver tu rostro, quiero oír tu voz, y yo quiero tener comunión contigo». Te está
llamando a que le levantes, a salir, a entrar en una relación más profunda, más íntima con Él.

Oh, Señor, nuestro corazón quiere decir: «Sí, sí, Señor! Llámanos, atráenos e iremos corriendo detrás de Ti, por Tu
gracia». Yo te lo pido en el nombre de Jesús, amén.

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Hazlo personal

Amor desatendido: Tu esposo celestial está trabajando


(Cantar de los cantares 2:13-17)

1. «Déjame ver tu semblante, déjame oír tu voz» (2:14). ¿Te impide tu horario pasar tiempo de calidad con
Jesús? ¿Qué puedes reorganizar o eliminar?

………………………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………………………

2. Tu relación con el Señor, ¿consiste en una comunicación de dos vías?

La voz de mi Amado. (v.8) — ¿Estás tomando tiempo para escucharlo hablar a través de Su Palabra? Cuando
lo escuchas, ¿cómo respondes?

…………………………………………………………………………………………………………………………………

Déjame oír tu voz. (v.14) — ¿Le hablas al Señor frecuentemente en oración?

…………………………………………………………………………………………………………………………………

Si estás casada, ¿estás escuchando y hablando con tu pareja?

…………………………………………………………………………………………………………………………………

3. Mi amado habló, y me dijo: «Levántate, amada mía, y ven conmigo» (2.10). ¿Hay algún área donde no te
atreves o no quieres responder al llamado de Cristo en tu vida? ¿Hay algo que Él te pide que hagas y que
sientes que es demasiado difícil o arriesgado? ¿Algún área desconocida a la que Él quiere que te dirijas
confiando que Él te capacitará?

………………………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………………………

¿Cómo estás tú respondiendo a Su llamado? ¿Estás dispuesta a salir de tu zona de comodidad para seguirlo?

…………………………………………………………………………………………………………………………………

4. Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas que arruinan las viñas (2:15). ¿Cuáles son algunas de las
«pequeñas zorras» que amenazan tu relación con el Señor? ¿Cómo puedes hacerles frente?

……………………………………………………………………………………………………………………………….

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Amor desatendido

Extrañando, buscando, encontrando


¿Habiendo disfrutado de una relación estrecha con Jesús, te has alejado de Él?
No te conformes hasta que puedas decir: «He encontrado al que ama mi alma». Y cuando lo hayas encontrado
proponte en tu corazón mantenerlo cerca y no soltarlo.

Mientras continuamos nuestra jornada por el libro del Cantar de los cantares, quiero recordarles que este libro no es
necesariamente una narrativa cronológica. No es una trama como si se tratara de ver una película o ver un drama;
esto es poesía, es una canción de amor. Este libro nos da un vistazo íntimo de una relación amorosa.

Al recorrer este libro vemos unas vistas asombrosas, maravillosas y prácticas en cuanto a lo que un matrimonio
humano se refiere. Pero como he dicho antes en esta serie, nos recuerda que el matrimonio apunta hacia otro tipo de
matrimonio, apunta a la relación espiritual amorosa entre Cristo y Su iglesia.

Y desde la primera sección hasta el capítulo 2, versículo 7, vimos lo que hemos llamado el primer amor; que era fresco,
vibrante, apasionado, lleno de júbilo; era el primer amor; el amor inicial.

Ahora estamos en una sección que comenzó en el capítulo 2, versículo 8, y que continúa hasta el capítulo 3, versículo
5, que hemos llamado «el amor desatendido». Recuerda que en los últimos dos mensajes el amado llama a su amada
y le pide que se levante y salga de la recámara donde han disfrutado de su relación especial íntima, y que vaya con
Él a las montañas y colinas, a las circunstancias de la vida, al lugar donde él está trabajando.

Pero al final del capítulo 2 en la última sesión, sugerimos que ella no respondió a su llamado, ella no respondió a su
iniciativa. Ella prefirió quedarse donde estaba, prefirió estar segura, cómoda, y no tomar ningún riesgo.

Nosotras hablamos sobre cómo experimentamos esto en nuestro caminar con el Señor. Él nos llama a subir a las
montañas y asaltar en las colinas; y nosotras decimos, «oh no es que yo no puedo hacer eso». No queremos tomar el
riesgo.

Y hoy al llegar al capítulo 3, a los primeros cinco versículos, vamos a ver los efectos colaterales de esta decisión, las
consecuencias de la renuencia de la novia a atender el llamado del novio.

Muchos entienden el párrafo que hoy veremos como un mal sueño que la novia cuenta, y eso pudiera ser el caso.
Pero si es algo que soñó o algo que ella experimentó en realidad, es claro que este pasaje describe una perturbación
en la relación que ella ha disfrutado con su amado. Verás un contraste real entre esta escena que veremos hoy y las
escenas más íntimas que la preceden.

Veamos el capítulo 3 del libro del Cantar de los cantares, en los primeros cinco versículos: «Por las noches, busqué
en mi lecho, al que ama mi alma».

Ahora, déjame hacer un alto aquí para pedirte que notes la frase, «al que ama mi alma», porque vas a ver esta frase
cuatro veces en los primeros cuatro versículos de este capítulo, «al que ama mi alma». De hecho, cuando haces un
estudio bíblico, subrayas las frases o los conceptos repetidos. Esto te ayudará a notar lo que está siendo enfatizado.
Él es a quien ella ama; ella lo llama de esa manera, «el que ama mi alma» y dice:

«Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma; lo busqué, y no lo hallé. Y dije: “Me levantaré ahora, y rodearé
por la ciudad; por las calles y por las plazas buscaré al que ama mi alma”.

Lo busqué, y no lo hallé. Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, y les dije: “¿Habéis visto al que ama mi alma?”
Apenas hube pasado de ellos un poco hallé luego al que ama mi alma; lo así y no lo dejé…» (vv.1-4).

Vamos a hacer un alto por ahora. Si hiciéramos un bosquejo de este párrafo, de este texto, lo podríamos hacer tal vez
con tres palabras: Perder, buscar y encontrar. Perder al amor de mi vida, buscar al amor de mi vida y encontrar al
amor de mi vida.

Creo que este párrafo nos da una percepción de las temporadas en un matrimonio cuando la intimidad se rompe,
perder la intimidad, buscar la intimidad y encontrar la intimidad; y también nos da una percepción en las temporadas
de la vida cuando nuestra comunión con Cristo se rompe, se quebranta, cuando no estamos experimentando con Él
la intimidad que una vez conocimos.

En el primer versículo, encontramos que la novia está en su alcoba. «En mi lecho, por las noches» (dice ella). No
sabemos si está soñando o si está despierta pero ella se está dando cuenta de que algo anda mal. Cuando dice: «En
mi lecho, por las noches, he buscado al que ama mi alma», la implicación aquí es que hay algo que se ha entrometido
entre ellos; algo que los ha separado.

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Ahora, al final del capítulo 2, ¿recuerdas que hablamos sobre las montañas de Beter? Esa palabra significa separación.
«Sube tú a las montañas. Yo me quedo aquí». Bueno, él subió a las montañas. Ella no se levanta y sube
inmediatamente con él como él le pide. Entonces, ahora ella se encuentra sola en su lecho, extrañando a su amado y
lo está realmente extrañando.

Ella perdió su compañía, perdió la dulzura de la comunión que ellos habían experimentado alguna vez. En español,
dice aquí: «Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma». La palabra está en plural «por las noches». Esto
quiere decir noche tras noche, esto no era solamente un momento. Se trataba de una temporada. «Por las noches en
mi lecho, por un periodo de tiempo, busco al que ama mi alma».

Ella lo extrañaba. Esta comunión ahora no era dulce e íntima como una vez lo había sido. Ella pensó que había sido
maravilloso estar ahí en la alcoba con él, pero ahora que él se ha ido a las montañas y a las colinas y a las
circunstancias de la vida y ella se ha quedado ahí sola, ella se da cuenta que había perdido esa intimidad que
atesoraba.

Entonces ella comienza a buscar la restauración de esa intimidad que ella extraña, ella busca, extrañando al amor de
su vida, ella está buscando al amor de su vida. El amor siempre buscará al que ama. Cuando tú pierdes al ser amado
tú buscas la restauración. Ella no está contenta sin él; ella no está contenta de estar separada de él.

Una evidencia de que le pertenecemos a Cristo es que cuando pierdes sentido de Su presencia, tú vas en
busca de Él, tú vas en busca de la restauración de esa intimidad.

Charles Spurgeon lo dijo así:

El amor no soporta estar separado del amado. Cuando hay amor verdadero por Cristo Jesús, no soportamos,
no podemos soportar estar lejos de Él.

Bueno ella dice, «por las noches, busqué en mi lecho al que ama mi alma». Y tú dirás, «es obvio que él no está ahí,
¿por qué lo buscas en tu lecho?» Bueno, es que ella comienza en donde está y esta es la primera parte de la búsqueda
que le es conveniente; es fácil, no requiere gran esfuerzo, solo le basta rodarse sobre su lecho y ver si él está ahí.
«¿Lo he perdido en algún lugar? ¿Está aquí en algún lugar de este lecho grande?» Ella está preocupada pero aún no
está desesperada.

Entonces ella sigue diciendo, «lo busqué». ¿Dónde lo buscó? Lo buscó en su lecho y no lo halló. Él no estaba ahí.

A lo largo de este pasaje veo una novia que es honesta. Ella no está pretendiendo tener algo que sabe que no tiene;
«lo busqué mas no lo hallé».

Todas hemos tenido tiempos así, tiempos como éstos, cuando mi corazón está frío; cuando se siente distante del
Señor; cuando hay una ruptura en mi comunión o en mi relación con Él. Todas sabemos lo que es ir a los servicios de
la iglesia, sabemos lo que es estar en nuestro tiempo de quietud y salir de él sintiendo que no nos hemos encontrado
con el Señor.

Cuando este sea el caso, no pretendas; sé honesta. Sé honesta con el Señor; sé honesta tal vez con unas cuantas
amigas cercanas y diles, «lo estoy buscándo a Él, pero no estoy sintiendo su presencia en mi vida en este momento».

Ahora, nota en este pasaje que cuando demoras en atender Su llamado, como lo hizo ella en el pasaje anterior, puedes
darte cuenta que es más difícil encontrarlo una vez que vas en busca de Él; es mejor, mucho mejor, responderle
cuando Él te llama inicialmente.

Y esta novia no experimenta inmediatamente la restauración de la intimidad y una vez que hemos perdido la presencia
de nuestro Amado, no lo encontramos tan pronto como lo empezamos a buscar.

Al recordar los años de mi caminar cristiano, estoy convencida de que la desilusión y los anhelos insatisfechos por
Cristo nos hacen sentirnos más desesperadas por Él, nos presionan a buscarlo con más empeño.

Entonces aquí tenemos a una novia que no está satisfecha con continuar sin él. Ella no está dispuesta a continuar con
esta situación de separación. Y entonces ella dice en el versículo 2: «Me levantaré». No se da por vencida. No regresa
a dormir y no dice, «bueno espero a que amanezca y después lo buscaré». No. Ella se levanta y resuelve hacer lo que
sea necesario para encontrarlo.

Recuerda que en el capítulo previo, él le dijo a ella, «levántate amada mía. Ven conmigo». Ella está finalmente
dispuesta a levantarse, está dispuesta a pararse de su lecho durante la noche. Está dispuesta a perturbar su sueño;
está dispuesta a tomar los pasos intencionales para encontrarlo.

Y esto me recuerda al hijo pródigo de Lucas capítulo 15 que dice desde su posición en la pocilga, «¿qué he hecho?
Me levantaré e iré a mi padre». Este es un corazón arrepentido. «Me levantaré y haré lo que sea necesario para
encontrarlo».

Cantar de los cantares


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Al meditar en este pasaje, me pregunto: ¿No crees que ella habría deseado haberse levantado antes, cuando él la
llamó la primera vez?

Pero si no te has levantado aún, levántate ahora. Ella está respondiendo finalmente, «me levantaré» ahora.

Me pregunto, ¿cuántas veces ha querido Dios ser encontrado por nosotras? Pero nosotras solo nos rodamos en la
cama y regresamos a dormir. Escucha, no es posible encontrarlo mientras no estemos dispuestas a levantarnos,
levantarnos de nuestras circunstancias y salir y tomar los pasos intencionales para buscarlo.

Eso es lo que ella hace. «Me levantaré ahora, y andaré por la ciudad; por las calles, por las plazas buscaré al que ama
mi alma».

Ahora tú ves en este pasaje una búsqueda intensificada. Ella comienza buscándolo en su lecho, y no lo encuentra ahí;
entonces ella dice: «Me levantaré ahora, y andaré por la ciudad, por las calles y por las plazas». Esta declaración te
da una sensación de que está por iniciar una búsqueda a gran escala, como la que se hace cuando se quiere encontrar
una persona desaparecida. «Tengo que encontrarlo». Esta es una búsqueda con determinación. En esencia lo que
ella está diciendo es, «¡yo no voy a parar hasta encontrarlo!» Ella seguirá buscando.

Recuerda que es medianoche. Ese no es el tiempo más fácil de encontrar a alguien que está perdido, pero eso no la
detendrá. La detuvo en otra ocasión cuando ella dijo, «es de noche, hasta que pasen las sombras de la noche, tú sube
a las montañas». Pero ahora es de noche, y es ahora que ella está diciendo, «voy a hacer todo lo que sea necesario,
no puedo estar sin mi amado».

Ella quiere revisar todos esos lugares donde él pudiera estar. Es una búsqueda extensiva y exhaustiva, es una
búsqueda enfocada. «Por las calles y los mercados» buscando al amor de su vida.

Esa búsqueda extensiva, enfocada, intencional e intensa se requiere frecuentemente cuando intentamos restaurar la
intimidad con nuestro Señor. No es que lo vayas a encontrar por casualidad cuando hayas perdido el sentido de Su
presencia.

Tenemos que voluntariamente estar dispuestas a alejarnos de otros deseos que compiten por nuestra
atención, para enfocarnos en encontrarlo a Él. No puedes buscar a tu amado mientras buscas otras cosas.

Estoy convencida que mucho del ruido, de la tecnología, y de los juguetes que tenemos, creo yo, son una gran razón
por la cual muy pocos cristianos están experimentando intimidad en su relación con el Señor; ver televisión, ver
películas, leer nuestros muros en Facebook, y estar fascinados con las noticias. No digo que haya algo malo en estas
cosas pero nuestra atención perpetua en estas cosas en nuestras vidas es, creo yo, en gran parte lo que nos
está impidiendo escuchar Su voz y experimentar Su realidad en nuestras vidas.

Te digo, esta es mi propia historia, es mi propio testimonio. Solo pienso en lo frecuentemente que estoy haciendo o
tratando de hacer muchas cosas a la misma vez; en realidad no puedes hacerlas. Solo puedes hacer una cosa a la
vez, pero es tan difícil para mí sentarme quieta y estar callada y buscar al Señor intencional y seriamente y con fervor.

Me estoy dando cuenta de que tengo que estar dispuesta a guardar mi Iphone— a ponerlo en otra habitación— a dejar
de estar en Facebook, a guardar el control remoto de la televisión, a guardar mi IPad.

Tengo una amiga adolescente que escribió en su muro de Facebook recientemente que se saldría de él para poder
jugar fútbol o soccer. Bueno, yo hablé con su mamá y supe que la razón por la cual ella tuvo que salir de Facebook
para jugar soccer era en realidad porque tenía que mejorar sus calificaciones y Facebook estaba siendo una distracción
para esto. Si ella no mejoraba sus calificaciones entonces ella no podía jugar fútbol o soccer.

Leí eso y pensé, «pero, nosotras no salimos de Facebook para buscarlo, encontrarlo y conocerlo».

No estoy criticando a Facebook… a menos que se convierta en una distracción que te impida conocer a Cristo, caminar
con Él o buscarlo.

Hay un libro devocional que me encanta, que amo y he leído muchas veces y me he deleitado en él a través de los
años; se llama, The Seeking Heart, de Fenelon, en español sería, «El corazón que busca» . ¿Tienes tú un corazón
que busca? ¿O estás contenta en el lugar donde estás, con lo que tienes, y con lo que sabes de Jesús?

 ¿Qué tanto lo quieres?


 ¿Qué tan desesperada estás por encontrarlo?
 ¿Estás dispuesta a dejar tu lecho e ir por la ciudad a buscarlo?
 ¿Estás dispuesta a atravesar grandes distancias para encontrarlo?
 ¿Estás dispuesta a hacer sacrificios y a ponerte en situaciones difíciles e inconvenientes por Él?

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¿Qué estás dispuesta a negarte para tener una relación más íntima con Cristo? ¿La comida? ¿El sueño? ¿El placer?
¿Los amigos, algunas veces?¿Habrá algún precio demasiado alto a pagar para encontrar nuestro tesoro
supremo, Cristo?

Bueno, no estoy diciendo que nunca comas, que nunca duermas, que nunca encuentres placer, que nunca tengas
amigos o amigas; pero sí estoy diciendo que muchas de nosotras estamos tan llenas de estas cosas, que no tenemos
un apetito intenso por Cristo. Tenemos que estar dispuestas. Dios me ha estado hablando a mí mientras he estado
preparando este estudio, me ha estado hablando acerca de alejarme algunas de estas cosas, guardarlas por alguna
temporada, por algún momento... Tal vez por algunos minutos, horas o días tal vez...para buscarlo a Él.

Bueno, la búsqueda de esta novia sigue sin ser recompensada. Ella dice, «me levanto y voy por la ciudad, por las
calles y por los mercados, buscando al que ama mi alma. ¡Lo busqué y no lo hallé!» Y es la segunda vez que dice
esto, «lo busqué» ella está buscándolo.

¿Alguna vez te sientes así? Estoy buscando pero no lo estoy encontrando...

Déjame citar otra vez a mi amigo Charles Spurgeon quien dice:

A veces la búsqueda más entusiasta no encuentra lo que busca de una vez. Por razones sabias, Cristo a veces
se esconde de Su pueblo que lo busca.

¿Alguna vez has pensado esto? Yo creo que Él quiere que nos demos cuenta de cuánto lo necesitamos y cuánto
realmente Él significa para nosotras. Y tal vez Él quiere que nos demos cuenta de que nos hemos llenado con otras
cosas por tanto tiempo, que necesitamos sacarlas de nuestras vidas, de nosotras, necesitamos sacarlas de nuestro
sistema. Algunas de nosotras necesitamos desintoxicarnos de la solución intravenosa que el mundo nos ha
inyectado en nuestros corazones y nuestras mentes. Necesitamos reenfocarnos y buscarlo a Él.

Bueno, la novia no lo encuentra inmediatamente; se requiere un proceso, se requiere tiempo y esfuerzo. Puedo
imaginarme que a este punto le ha sido tentador renunciar, pero ella no desiste y me encanta eso de ella.

Me hace pensar en una madre que busca a su hijo o a su hija pequeña en una tienda por departamentos. ¿Renunciará
esa madre a la búsqueda? No importa cuánto tome… Algunas de ustedes dicen: «¡De ninguna manera!» Así es el
retrato de esta novia. «No voy a renunciar a esta búsqueda. No voy a desalentarme». ¿Eres así buscando al Señor?
¿Eres así buscando a tu amado, buscando a Cristo?

En el versículo 3 dice: «Me hallaron los guardas que rondan la ciudad». Los centinelas o los guardas en Cantares de
los cantares, yo creo, son el símbolo de los líderes espirituales, de los pastores, de los hombres y mujeres de Dios
quienes se interesan en nuestras almas. Y ella les pregunta, «¿han visto ustedes al que ama mi alma?» Entonces ella
les pregunta a otros quienes lo conocen y a quienes les ha sido encomendado el cuidado espiritual del rebaño de Dios.
Ella les pide ayuda.

Me encanta que ella no está avergonzada, a ella no le da vergüenza pedir ayuda. «¡Necesito ayuda! ¿Me pueden
ayudar a encontrarlo?» Ella no está avergonzada de declarar su amor. «¿Han visto ustedes al que ama mi alma?»
¿Lo han visto? Ella declara el anhelo de su corazón.

Pero vemos al leer en este pasaje que ni estos centinelas pueden resolver su problema. Con esto recuerdo que los
líderes espirituales tienen su lugar, ellos son importantes, ellos pueden ayudar. Es sabio buscar consejo y buscar
ayuda de ellos, pero en última instancia no puedes esperar que otro ser humano restaure tu relación con Cristo.
Esas personas solamente están ahí para dirigirnos hacia Él.

Cuando has leído todos los libros y has ido a todos los seminarios y has hablado con todos los consejeros, si quieres
tu intimidad con Cristo restaurada, tendrás que pasar por alto todos esos recursos, pasar por alto toda esa gente, tan
maravillosa como pueda ser, para llegar al maravilloso Consejero.

Ella les pregunta a los centinelas, a los guardas, «¿han visto ustedes al que ama mi alma?» Aparentemente no lo
puede encontrar en ese momento, pero luego dice en el versículo 4: «Apenas los había pasado cuando hallé al que
ama mi alma». Su búsqueda ha sido recompensada.

No se menciona dónde está el amado. No se menciona cómo lo encuentra y no importa cómo lo encuentra. El punto
es que aquellos que buscan y aquellos que siguen buscando lo encontrarán a Él. Esto me lleva a pensar en lo
siguiente: ¿cuántas veces desistimos de buscarlo justo cuando estamos al punto de encontrarlo? ¿Qué hubiese
sucedido si ella hubiera cesado de buscar a su amado cuando se encontró con los centinelas? Me encanta esa frase:
«Apenas los había pasado, apenas había pasado de ellos». ¿Qué habría pasado si ella hubiera desistido en su
búsqueda diez minutos antes?

Algunas de nosotras renunciamos a encontrar ese lugar de intimidad con Cristo que Él quiere que
experimentemos. Ella dice, «(encontré) al que ama mi alma (¡lo encontré a él!)». Ella no está satisfecha con nada ni
nadie más.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

No es suficiente encontrar sana doctrina, con lo importante que esto es. No es suficiente saber más de Él, aunque
esto sea grandioso. Ninguna de estas cosas puede tomar el lugar de una relación personal ni el lugar de una íntima
comunión con Él.

Recuerdo una canción que cantaba cuando era una niña pequeña, no la he escuchado en mucho tiempo, pero decía:

Toda mi vida luché


por sentir la corriente de aire de un manantial fresco,
que deseé saciara el ardor de la sed
que sentía dentro de mí.

¡Aleluya! Lo he encontrado;
¡he encontrado a quien mi alma ha anhelado por tanto tiempo!
Jesús satisface mis deseos;
por Su vida ahora soy salva.

(«Satisfecha» por Clara Tear Williams)
 (“Satisfied” by Clara Tear Williams)

Bueno, y ella dice como dice el versículo, «hallé luego al que ama mi alma, lo así, y no lo dejé; lo encontré, me prendí
de él y no quise soltarlo».

En pasajes anteriores cuando ellos estaban solos juntos, creo que ella habría pensado: «No es posible que lo ame
más de lo que lo amo ahora». Pero ahora que ella ha echado de menos su presencia, que la ha buscado y que lo ha
encontrado, él es más precioso para ella que nunca. Ella no quiere perderlo otra vez. Entonces se aferra a él más
fuertemente, con más fervor que el que tenía antes. Anteriormente, quizás lo dio por sentado, pero esta vez ya no.
«Me prendí de él y no quise soltarlo».

¿No es la misericordia y la bondad de Cristo que hace que cuando fallamos en ignorar Su llamado, que cuando
dejamos que las barreras se interpongan en nuestra relación con Él, Él aun así promete que cuando lo
busquemos con todo nuestro corazón, lo hallaremos?

Entonces cuando se restaura Su presencia, ¿no te das cuenta que quieres aferrarte a Él más fuertemente? No quieres
estar sin Él otra vez, quieres asirte a él y no soltarlo y ahora sí estás dispuesta a subir con Él a las montañas y a las
colinas. Vamos a ver esto en la próxima sesión, vamos a ver que ella sí sube con Él a las montañas, a las colinas y a
los viñedos.

¿Dirías hoy que tal vez has perdido sentido de Su presencia y de la intimidad que has experimentado con Él en el
pasado? Sé que numerosas veces durante mi estudio en esta serie yo le he tenido que decir al Señor, «Señor mi
corazón está seco, estéril, frío, no te amo como una vez te amé y como te quiero amar».

Tú sabes que estás unida a Cristo; que le perteneces a Él, pero has perdido el sentido de tu comunión con Él. Tal vez
es porque has ignorado Su llamado, tal vez es porque has dejado que esas zorras pequeñas carcoman la raíz de tu
relación con Él, tal vez hay cosas que se interponen entre tú y Él, y no estás contenta hasta que puedas decir: «He
encontrado al que ama mi alma». Y cuando lo hayas encontrado, proponte en tu corazón aferrarte a Él y no
soltarlo.

Hazlo personal
Amor desatendido : Extrañando, buscando, encontrando
(Cantar de los cantares 3:1-5)

1. «He buscado al que ama mi alma; lo busqué, mas no lo hallé» (3:1). ¿Existe alguna brecha o barrera en tu
intimidad con Cristo?

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¿Has perdido el sentido de Su presencia que alguna vez tuviste en tu vida?

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¿Qué medidas has tomado para buscarlo?

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Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

¿Alguna vez has caído en cuenta de que estás buscando a Cristo, pero no lo puedes encontrar? ¿Qué crees
que te impide hallarlo?

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2. ¿Cuándo fue la última vez que estuviste desesperada por Cristo? ¿Tienes un corazón que le busca, o estás
satisfecha con la condición de tu relación con Jesús? ¿Qué tanto le quieres?

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¿Cómo puedes cultivar un mayor anhelo de intimidad con Él?

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3. «Me levantaré ahora. . . . buscaré al que al que ama mi alma» (3:2). ¿Cuáles son algunos de los pasos que
puedes dar para restablecer tu comunión con Jesús?

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4. Les dije: «¿Habéis visto al que ama mi alma?» (3:3). ¿Cuál es la diferencia entre pedir ayuda a otros para que
te ayuden a acercarte a Cristo y buscar que sean otros los que restauren tu relación con Él? ¿Cómo puedes
dejar esas personas a un lado y llegar a tu Amado?

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5. «Hallé al que ama mi alma; lo así y no quise soltarlo» (3:4). ¿Lo has encontrado? Si no es así, ¡sigue buscando!
No te contentes hasta que puedas decir: «He encontrado al que ama mi alma». Cuando lo hayas encontrado,
¡proponte retenerlo cerca y no lo dejes ir!

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Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Amor que crece

Cristo se regocija en Su novia

El día en que el Señor Jesús te tomó para ser Su novia, Su corazón se regocijó. ¿Puedes imaginarte que nosotras le
causamos gozo?

Bueno, en nuestro viaje a través del Cantar de los cantares, estamos viendo diferentes etapas y fases de una relación
de amor. Hemos visto la etapa inicial, esa temporada cuando el amor de esta novia y de este novio era fresco, era
joven, estaba en éxtasis, era cálido, la etapa inicial del amor.

Y luego vimos una etapa a la que llamamos el amor desatendido, una temporada cuando su relación fue probada
porque ella estaba renuente a responder a su llamado. Pero ahora la comunión, la comunión con su amado ha sido
restaurada y ella está dispuesta a seguir a su amado para ir con él, para abandonar la recámara, para ir con él a las
montañas y a las colinas de la vida, a las circunstancias de la vida. Y si eso es lo que a él le agrada, ella está lista para
hacerlo.

Ahora llegamos a una sección en Cantar de los cantares que inicia en el capítulo 3, versículo 6, y que va a ir a través
de la primera parte del capítulo 5. He titulado esta sección, «El amor que crece». No hay una manera realmente
perfecta de bosquejar el Cantar de los cantares. No hay una manera correcta de describir el Cantar de los cantares.
Hay diferentes maneras de verlo.

Una mujer me dijo en el receso antes de esta sesión, «estoy maravillada por lo que sacas de Cantar de los cantares.
Yo no veo todas esas cosas cuando leo el texto». Y le recordé que yo he estado estudiando este libro, El Cantar de
los cantares, varias veces durante estos últimos treinta años. De hecho, miré atrás en mis notas y la primera vez que
enseñé este estudio fue hace casi treinta años. No he estado en el libro todo ese tiempo, pero una gran parte de estos
treinta años he vuelto al él una y otra vez. Y para enseñar esta serie en Aviva Nuestros Corazones, volví y empecé de
nuevo y le pedí al Señor que me enseñara nuevas cosas. Y cada día siento como si nunca fuera a estar lista para
enseñar esto porque hay mucho más ahí. Así que solo estoy compartiendo con ustedes dónde me encuentro y lo que
estoy viendo hasta ahora en este viaje.

Pero vemos este amor creciente ahora, el desarrollo de una relación íntima de amor y más profunda entre la
novia y su amado. Puede que recuerdes el nombre de Hudson Taylor quien fue un misionero en la China. Él solo
escribió un libro, que yo conozca, y es un pequeño libro sobre Cantar de los cantares. Él dice en ese libro que «el
amor verdadero no puede ser estacionario, debe disminuir o crecer». Y vemos a esta novia y su amado en una
relación creciente, no estática, no estacionaria, sino creciendo. Y, ¿no quieres que eso sea cierto de tu relación con el
Señor? Yo sé que yo quiero que eso sea verdad de mi relación con Cristo.

Ahora, mientras el amor de esta novia crece, su enfoque cambia de tener los ojos sobre ella misma, a poner los ojos
sobre su amado. Notarás mientras estamos en esta sección que la novia escucha más y habla menos. Uno piensa en
los niños. Los niños son realmente egoístas, egocéntricos, ¿verdad? Ellos hablan todo el tiempo y hablan mucho
acerca de ellos mismos; y lo mismo puede decirse de los creyentes infantiles o inmaduros.

En esta porción que vamos a ver sobre el amor creciente, la novia casi no habla porque su mundo ya no gira alrededor
de ella misma. Está comenzando a girar alrededor de su amado.

Y esa es una señal de una profunda, creciente y saludable relación de amor. Cuando estoy menos preocupada
sobre cómo la vida me afecta, cómo mis circunstancias me afectan y me preocupo más por cómo todo esto
afecta a Cristo y lo que Él piensa sobre esto y lo que a Él le agrada y lo que Él es, esa es una señal de que
estoy en una relación de amor creciente con Cristo.

En el día de hoy continuamos la serie en el capítulo 3 de Cantar de los cantares, en el versículo 6. Estaremos viendo
los versículos del 6 al 11. Este párrafo nos lleva de vuelta a la boda del rey con su novia. Ahora, permítanme decir
unas palabras acerca de las costumbres judías en las bodas de esa época. Quizás tú ya hayas escuchado algo. Tal
vez algún día haremos toda una serie sobre esto.

Pero a modo de resumen, recuerda que había un compromiso. El matrimonio probablemente era arreglado por los
padres, pero en algún punto en algún momento hubo un compromiso, similar a nuestro período de compromiso pero
sin embargo, más vinculante que lo que nuestro compromiso es considerado al día de hoy. En el momento del
compromiso había un pacto que era firmado y sellado. Pero el matrimonio aún no se había consumado.

El novio en ese momento regresaba a su casa, y él iba a preparar su casa para así tener un lugar a donde él traería a
su novia a vivir. Luego él regresaría, por lo general, en un período de aproximadamente un año, a reclamar su novia.

Ahora, la novia tenía que vivir todo ese tiempo en un estado de alerta y vigilancia. Ellos no tenían correo electrónico
ni mensajes de texto ni todas estas formas de mantenerse en comunicación. Ella tenía que estar lista para su aparición
para cuando él volviera, él iba a llevarla a su casa, la casa que él había preparado para ella.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Él lo haría por medio de una procesión de boda. Iban desde donde ella vivía hasta su casa en una procesión de bodas
que podía tomar días o quizás semanas. Podía ser un largo período de tiempo. Una vez ellos llegaban a la casa de él,
tendrían un banquete de bodas por siete días y el matrimonio sería entonces físicamente consumado. Ellos
empezarían a vivir juntos como marido y mujer.

Y por supuesto, puedes ver que todo esto es una imagen de la gran historia de la redención de Dios, el amor de
Cristo por Su novia. Él ha firmado y sellado un pacto para llevarnos como suyas, y Él se fue al cielo a preparar
lugar para nosotras, y Él va a regresar para llevarnos con Él. Esa es la grandiosa historia a la que todos los
matrimonios en las Escrituras apuntan.

Bueno, esta sección de Cantar de los cantares inicia con un desfile de bodas. Y otra vez, esto es diferente a nuestros
días donde la novia y el novio por lo general llegan separados a la iglesia y se reúnen allí para la ceremonia.

En la cultura oriental, la novia y el novio viajarían juntos a la boda, un viaje como hemos dicho que podría tomar un
período de tiempo. Así que tenemos en el versículo 6 algunos observadores, algunos de estos espectadores que
dicen: «¿Qué es eso que sube del desierto como columnas de humo con perfume de mirra e incienso, y con todos los
polvos aromáticos del mercader?»

Ahora, al entrar en este pasaje sabemos que estos espectadores están conscientes de que la novia está en una
procesión. «¿Qué es lo que sube del desierto como columnas de humo, perfumado con mirra, incienso y todos los
aromas del mercader?» Ahora, al entrar en este pasaje sabemos que estos espectadores están conscientes de que
la novia está en la procesión, porque cuando ellos dicen, «¿quién es ésta?», en el lenguaje original, esa es una palabra
femenina singular. Están pensando en la novia. «¿Quién es esta novia que sube del desierto como columnas de humo,
con perfume de mirra e incienso, con todos los polvos aromáticos del mercader?»

Y luego la novia habla y dice,

«He aquí, es la litera de Salomón; sesenta valientes la rodean, de los valientes de Israel. Todos ellos manejan la
espada, son diestros en la guerra, cada uno tiene la espada a su lado, contra los peligros de la noche. El rey
Salomón se ha hecho un palanquín de madera (o en algunas de sus traducciones dice un carruaje): de madera del
Líbano. Hizo sus columnas de plata, su respaldo de oro y su asiento de púrpura, su interior tapizado con amor por
las hijas de Jerusalén» (vv. 6-10).

Y luego llegamos al versículo 11, que un autor ha llamado, «el mismo corazón y la bisagra de toda esta canción». Y
ella dice, en el versículo 11,

«Salid, hijas de Sion, y contemplad al rey Salomón con la corona con la cual su madre lo coronó el día de sus bodas,
el día de la alegría de su corazón».

Ahora hagamos una pausa aquí, respiremos profundamente echemos hacia atrás y desempaquemos este pasaje.

Versículo 6: «¿Qué es eso que sube del desierto como columnas de humo, con perfume de mirra e incienso, con todos
los polvos aromáticos del mercader?» Los observadores ven la procesión de la boda desde la distancia. Y por
supuesto, como te podrás imaginar, están ansiosos por conocer más de cerca, están ansiosos por identificar quien
viene.

Mientras la procesión se acerca, ellos ven estos pilares, estas columnas de humo las cuales podrían ser incienso
siendo quemado al frente de esta procesión. Y a medida que la procesión se acerca, ellos podían oler la fragancia, la
mirra, el incienso.

Ahora, ellos dicen que ella es la que está perfumada. Pero recuerda que a lo largo de este libro siempre que ella está
fragante o está hermosa, ella obtiene todo eso de él. Él es el que es fragante. Vimos eso en el primer capítulo. Él es
el que es hermoso. Ella obtiene su hermosura de él. Ella es hermosa porque él es hermoso, y ella está unida con él.

Y esta procesión sale del desierto, dice la Escritura. El novio está llevando a su novia desde el desierto. Ese es su
lugar de origen. Ellos se dirigen hacia Jerusalén donde vivirán juntos en su hogar, el palacio.

Ahora, el desierto que los judíos habrían entendido leyendo este pasaje se refiere a una región al sur de Palestina
hacia Egipto. Y en las Escrituras, Egipto es usualmente una imagen del mundo. Así que aquí vemos una imagen de
Dios guiando a Su pueblo fuera de Egipto a través del desierto con una columna de nube y con una columna de fuego,
la presencia de Dios guiándolos a salvo a la tierra prometida.

Hoy en día, Cristo está trayendo a Su novia, la iglesia, fuera del mundo, fuera de aquello donde ella nació,
fuera de su estado natural de Adán, fuera del desierto. Él está llevando Su novia a salvo a un lugar de
abundancia y fertilidad, al lugar a donde Él vive, al cielo.

Ahora, en nuestras bodas, nuestra atención se centra invariablemente en la novia. ¿No es cierto? Ni siquiera puedes
recordar lo que el novio estaba vistiendo. Pero sí recuerdas todo acerca de la novia. Ella es el centro de atención. Pero

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

en esta boda, la atracción principal no es la novia sino el novio. Y la novia apunta rápidamente la atención fuera de
ella hacia su amado. De hecho, ella no es mencionada otra vez en este pasaje. A partir de este punto el novio es el
centro de atención.

Y la novia lo quiere de esta manera porque ella lo ama. Ella quiere que todos los ojos estén sobre el novio. Es todo
acerca de él. Pero vamos a ver que ella comparte en todo, el gozo, la bendición, la gloria de esta ocasión especial. A
medida que crecemos en el amor con el Señor Jesús, queremos que toda la atención, que toda la gloria vaya
a Él. Es una señal de que el amor crece.

Ahora ella dice en el versículo 7: «He aquí, es la litera de Salomón». Algunas de sus traducciones dicen, «el lecho» o
«el carruaje». Creo que esto quizás se refiere a una cama matrimonial. El lugar donde ellos iban a dormir en su noche
de bodas es cargado por aquellos que son parte de esta procesión. Recuerdas, si vas atrás al primer capítulo, que a
principios de esta relación ella estaba buscando descanso, y Salomón le va a proveer un lugar para descansar.

Y este lecho y esta procesión, está rodeada por sesenta hombres valientes. «Todos ellos manejan la espada, son
diestros en la guerra, cada uno tiene la espada a su lado, contra los peligros de la noche». Podrías imaginar aquí un
detalle del servicio secreto que acompaña esta procesión. Esto es porque el desierto puede ser un lugar peligroso.
Hay bandidos. Hay animales salvajes, especialmente durante la noche puede ser muy peligroso.

Estos sesenta hombres valientes están equipados y armados para la batalla, ellos son diestros, ellos son hombres
experimentados, todos están alertas, están listos para enfrentar cualquier asalto que pueda venir. Ningún enemigo
será capaz de atacar o sorprender al rey y a su novia.

Puedes ver que esta pareja —la pareja real— está bien guardada. Eso es porque ella tiene un novio que está
comprometido a proteger a su novia. Él ha asegurado que su protección estará ahí. Él se va a asegurar que ella llegue
a la boda, que ella recorra todo el camino hacia la boda. Así que, en cuanto a la novia, no hay razón en el mundo para
que ella esté asustada, para que ella esté preocupada de que no podría hacerlo. Lo que lo protege a él también la
protege a ella. Porque ella está a salvo con él, ella está a salvo.

Piensa en los diferentes medios de la gracia que Él ha puesto a nuestra disposición; Sus santos ángeles que Él ha
prometido enviar a protegernos aun cuando no los podemos ver, Su pueblo, aquellos que están ceñidos como estos
sesenta hombres valientes que están ceñidos con sus espadas, el pueblo de Dios que está ceñido con la Palabra de
Dios y sabe cómo usar las Escrituras para ayudarnos a pensar a la manera de Dios y proteger nuestras mentes de los
asaltos y de los ataques de Satanás.

¿No es ahí donde es la batalla gran parte del tiempo en nuestras mentes? Esas personas son el mensaje de gracia,
la predicación de la Palabra de Dios, eso es una protección para nosotras. Así que podemos viajar en este camino sin
miedo.

Y ahora en el versículo 9, nos dice que «el rey Salomón se ha hecho un palanquín de madera del Líbano» o un
carruaje. Ese palanquín es una palabra que solo se usa una vez en las Escrituras. Es un medio de transporte. Piensa
en una silla de mano portátil, una litera cubierta, tal vez cargada por palos que descansan en los hombros de los
hombres que llevaban a la novia y a su novio en esta procesión de bodas. Salomón hizo esta litera de madera del
Líbano, cedro, ciprés de los bosques que sabemos que Salomón consiguió desde el Líbano para construir su templo.
Esas maderas preciosas.

Vemos la referencia al Líbano varias veces en el Cantar de los cantares. El Líbano se encuentra en la parte norte de
Palestina y parece ser un tipo de eso que es celestial, de eso que está arriba, de eso que no es natural sino
sobrenatural. Piensa en eso cuando llegues a esa palabra en varias ocasiones en este libro.

Salomón, el rey, hizo este carruaje él mismo. Un autor dijo: «Salomón haciendo él mismo el palanquín, nos recuerda
que todo lo que Cristo hace, lo hace en Su propia sabiduría, por Su propio poder y para Su propia gloria, para que Su
iglesia le manifieste Su alabanza». Él ha hecho todo esto por Su novia para que nosotros podamos manifestar Su
gloria.

Versículo 10: «Hizo sus columnas de plata». Esos serían los postes de apoyo. Sabes que en las Escritura la plata
usualmente se usa como una imagen de la redención. También dice que «su respaldo era de oro». El fondo, el piso
de este carruaje fue hecho de oro y es un recordatorio de los atributos de Dios, del carácter de Dios que es la base de
nuestra relación con Cristo. Todo lo que tenemos en Cristo viene de Dios quien es la fuente de toda vida y de todo
gozo. «El soporte de oro, su interior tapizado con amor por las hijas de Jerusalén».

«El asiento de púrpura». La púrpura representa la realeza, la autoridad real. Este es un carruaje que se ajusta a un
rey, y un recordatorio de que porque ya estamos casadas con el Rey de reyes, nosotras viajamos con Él en Su carruaje.
«Su interior tapizado con amor por las hijas de Jerusalén». No vamos a perder tiempo para entrar en esto, excepto
para decir que todo el mundo en esta escena está involucrado en esta historia de amor.

Un autor ha dicho que este párrafo del que hemos estado hablando:

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

«Establece la provisión amorosa y abundante de Cristo para Su iglesia, su estado real, su seguridad eterna protegida
por sesenta hombres valientes, su belleza espiritual, su pasaporte a través de este mundo hacia el cielo, y para
culminar el momento, en el versículo 11, su matrimonio con Cristo».

Todo esto es figurado en el pasaje que hemos estado viendo. Así que llegamos al versículo 11 donde es realmente el
día de la boda. La procesión se ha completado. Ellos vienen al día de la boda, y vemos que esta novia está total y
absolutamente preocupada por su novio. Ella quiere que todo el mundo lo mire, no a ella, sino a él. Y así dice en el
versículo 11: «Salid, hijas de Sion, y contemplad al rey Salomón con la corona con la cual su madre lo coronó el día
de sus bodas, el día de la alegría de su corazón».

Ella no está diciendo, «miren mi vestido. Mírenme a mí. Miren mi peinado recogido». Ella está diciendo, «miren a mi
novio. Miren su corona. Miren su belleza». Esta es una ocasión gozosa. Su día de bodas es el día del gozo de su
corazón. La NVI dice que es «el día en que se alegró su corazón».

Este rey queda impresionado por completo con la mirada de su novia. Él está maravillado con la idea de que va a estar
casado con ella. Él encuentra gran gozo y gran deleite en ella. Y ten en cuenta que a través de su libro, el rey, Salomón,
el novio, es una imagen de nuestro Novio celestial, de Cristo, en cuya cabeza hay muchas coronas. ¡Alábalo! ¡Alábalo!
A Cristo coronad, corónalo con muchas coronas. Y estamos viendo aquí la imagen de Su boda con la novia que Él ha
escogido para Sí mismo, lo que es un motivo de gran alegría.

Apocalipsis 19 también nos habla sobre esta boda. Dice: «¡Alegrémonos y regocijémonos y démosle gloria! Ya ha
llegado el día de las bodas del Cordero. Su novia se ha preparado». Quiero recordarnos que el día en que el Señor
Jesús te tomó para ser Su novia, Su corazón se regocijó. ¿Puedes imaginar que nosotras le damos a Él
alegría?

En Efesios se nos dice que los santos somos Su herencia. Y esto nos lleva a preguntarnos, ¿cómo es que podemos
hacer a Alguien que es el dueño de todo, más rico? ¿Cómo es que podemos nosotras significar algo para Él? No
puedo entender esto. Casi cincuenta años de caminar con el Señor, teniendo cincuenta años buscando saber por qué
Él me elegiría, por qué Él me amaría, por qué se deleitaría en mí, y aún no sé la respuesta. Porque no hay nada en
mí, y no hay nada en ti que merezca o garantice Su amor.

Sin embargo, la Escritura dice que el día en que Él nos tomó para ser suyas, lo cual se consumará en la cena de bodas
del Cordero, Su corazón se regocijó. Creo que es parte de ese gozo que fue puesto delante de Él cuando sufrió la
cruz. Sabiendo que como resultado algún día Él tendría una novia, cuando Él dio Su vida. ¿Por qué Él hizo esto?
Porque Él previó ese día en que Él tendría una novia que podría amar, una hermosa novia radiante, una novia que lo
amaría, una novia con la cual Él podría pasar toda la eternidad. Eso le hizo ir a la cruz para que pudiera tener ese
gozo delante de Él.

El corazón de todo este libro es la boda del rey. Y de hecho, es el corazón de toda la Escritura, la boda del Rey. A
través de toda de la Escritura, el matrimonio, el matrimonio entre los seres humanos, cuenta una historia sobre el Rey
de los cielos quien vino al desierto de esta tierra para reclamar Su novia, para casarse con ella, para llevarla a vivir
con Él por siempre. Esto me recuerda en el pasaje que hemos estado viendo hoy, que la única forma en que tú
o yo llegaremos alguna vez de manera segura a nuestro hogar en los cielos es en la compañía de Cristo.

Como esta novia estaba segura en el amor y en el cuidado de su amado, así también tú y yo estamos seguras y
protegidas en el amor y en la protección de nuestro Señor Jesús. Lo lograrás. Hay días en que piensas, «no puedo
soportar por más tiempo». ¿Hay días en que tienes dudas acerca de si pudieras estar en Cristo? Escucha, si estás en
Cristo, la evidencia de eso es que Él te llevará con seguridad todo el camino hasta la meta final, todo el camino hasta
la cena de bodas. No lo lograremos, como yo no voy a lograrlo porque me mantuve bien o porque fui fiel. Lo lograremos
porque Él nos cuida, y porque Él es fiel.

A diferencia de la mayoría de las bodas que conocemos, en esta boda, el novio es el centro de atención. Todo se
centra alrededor de Él. ¿Es así tu relación con tu Novio celestial? Ahora, hay un sentido en el cual ya estamos casadas
con Cristo. Pero hay otro sentido en el cual la boda real aún no se ha realizado. Y en ese día habrá una exhibición
gloriosa y pública de Su eterno amor, Su muerte, Su amor sacrificial por Su novia. Y hasta ese día, tenemos algo
por qué vivir, ¿no es así? Vivir con la anticipación de esa seguridad, de esa esperanza segura de que
estaremos por siempre con el Señor. Amén.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Hazlo personal

Amor que crece 1: Cristo se regocija en Su novia


(Cantar de los cantares 3:6-11)

1. Hudson Taylor dijo: «El verdadero amor no puede ser estacionario, debe disminuir o aumentar». ¿Está tu
relación de amor con Jesús creciendo o en declive?

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………………………………………………………………………………………………………………………………

2. «Contemplad al rey Salomón con la corona. . . el día de sus bodas, el día de la alegría de su corazón» (3:11).

El novio es el centro de atención en esta boda, todo gira a su alrededor. ¿Cómo puede tu vida señalar a las
personas hacia el Rey Jesús, a tu Esposo celestial? ¿Cómo puedes quitar la atención de ti misma y centrarla
más en Él?

……………………………………………………………………………………………………………………………….

Medita sobre el hecho de que tu esposo encuentra gran gozo y deleite en ti, y que Su relación contigo trae
alegría a Su corazón.

3. ¿Cómo cambia tu perspectiva de vida el saber que el Esposo te conducirá con seguridad a Su palacio?

………………………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………………………

4. ¿Te sientes segura en el amor de Cristo? ¿Cómo puedes recordarte a ti misma que Él te protege?

………………………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………………………

5. Lee Apocalipsis 19:7. ¿Qué estás anticipando sobre ese día, cuando veamos a Jesús, y nuestro matrimonio
con Él sea plena y finalmente consumado?

………………………………………………………………………………………………………………………………
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Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Amor que crece

La hermosura de la novia
Escucha una pregunta crucial.
¿Alguna vez has comprendido el hecho de que eres preciosa para Cristo, que Él halla en ti gran deleite… que eres
hermosa para Él?

Ahora, todas sabemos que no es que tengamos belleza natural para ofrecerle a Él. Cualquier cosa de valor que Él u
otros vean en nosotras es todo resultado de Su misericordia y de Su gracia. Pero una vez te das cuenta de cuánto
Él te ama, tu vida nunca será igual.

En las últimas dos sesiones estuvimos en el capítulo 3 de Cantar de los cantares donde vimos la procesión de la boda
y la celebración de la boda de estos novios. Hoy llegamos al capítulo 4, donde todo el capítulo, a excepción del último
versículo, es hablado por el esposo.

En este capítulo él va más lejos para expresar el profundo amor que él tiene por su esposa y lo hermosa que es ella
para él y cuánto él se deleita en ella. A medida que avanzas a través de Cantares, fíjate en la manera como el esposo
y la esposa se hablan el uno al otro, y como hablan el uno del otro…

Fíjate especialmente en la manera como se hablan el uno al otro, con este lenguaje de amor íntimo. Esto afirma cuán
correcto y hermoso es que se dé este tipo de conversación entre un esposo y una esposa. Nunca querrán llegar al
punto en su matrimonio donde dejen de usar este tipo de lenguaje el uno con el otro, que sí usaban en sus inicios.
Quizás es el momento de decir algunas de esas cosas en tus propias palabras y en tu propia manera donde puedas
expresar tu amor y tu deleite en la hermosura de tu compañero.

Ahora, recuerda que el rey Salomón en este libro es un tipo de Cristo, y estamos viendo el amor de Cristo por Su
Esposa, colectivamente, para la iglesia que Él ha redimido, pero también individualmente, para cada creyente que es
parte de Su esposa, la iglesia.

Y en la medida que he contemplado todo esto de la esposa y el esposo diciéndose el uno al otro cuánto se aman y
todo eso, hay algo que resalta para mí. Es asombroso que cuando pensamos en Cristo, Él es tan glorioso, espléndido,
perfecto, hermoso, sin falta, sin falla; y sin embargo nuestro amor por Él fluctúa. Es débil, ¿no es cierto?

Y nosotras, por el otro lado, somos pecaminosas, defectuosas y volubles. Y sin embargo Su amor por nosotras
es intenso, es poderoso, es eterno, y es invariable. ¿Y no es esto maravilloso? Él nos ama infinitamente más
de lo que nosotras podemos amarlo. Su amor por nosotras nunca está en duda.

Si hay algo que llevarnos del Cantar de los cantares, que pienso que tantas mujeres necesitan hoy, es que el Señor
Jesús quiere que creas y que recibas el amor que Él tiene por ti. Él quiere que tú sepas que eres hermosa para
Él; que Él se deleita en ti. Eso es por tu relación con Él.

Es nuestra relación con Él que nos hace bellas; que nos hace hermosas. No es por nosotras mismas, y vamos a ver
eso en este pasaje, pero Él quiere que tú sepas que porque tú estás en Él, ¡tú eres bella! Y Él te ama…Él te ama…Él
te ama.

En Cantar de los cantares capítulo 4 versículo 1, el esposo comienza con una declaración general acerca de la belleza
de su esposa, y cómo él la ve. Él dice: «He aquí que tú eres hermosa, amiga mía. He aquí que tú eres hermosa». Él
va a repetir este pensamiento dos veces más en este capítulo. En el versículo 7, él dice: «¡Toda tú eres hermosa,
amiga mía! Y en ti no hay mancha».

Y en el versículo 10 él dice: «¡Cuán hermosos son tu amores, hermana, esposa mía!» Tienes que admitir que no hay
duda de cómo él siente por ella, no hay duda de su amor.

Vimos en el capítulo 1 que esta esposa no se ve a sí misma tan bella o hermosa o digna de su amor. Recuerda, ella
era una chica campesina simple y ordinaria cuya piel había sido quemada y endurecida por hacer trabajo en el campo
de la familia bajo el sol caliente.

Así es como ella se veía a sí misma, y así era ella. Pero su esposo la ve a través de los ojos de amor de Su amor. Y
todo lo que él ve en ella es un reflejo de su gracia, de su amor. Así como la luna que no tiene luz propia sino que refleja
la luz del sol, así también esta esposa no tiene belleza propia. Es la belleza de él que él ve reflejada en ella.

Y es igual con nosotras. Dios nos está conformando a la imagen de Su Hijo. ¿Cómo sabremos cuando ese
proceso esté completo? Cuando Él pueda mirarnos y ver reflejada en nosotras la imagen de Su Hijo, Su
Espíritu, Su corazón, Sus respuestas, Sus valores, eso es lo que lo deleita y lo que le da a nuestras vidas
belleza.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Él le dijo, «he aquí que tú eres hermosa amiga mía, he aquí que tú eres hermosa». Esa es una declaración general. Y
luego él sigue describiendo en más detalle lo que él ve en ella. Él resalta siete cosas acerca de la apariencia física de
esta mujer que él encuentra particularmente bellas.

Algunos de estos conceptos —si has leído el pasaje, tú sabes de lo que estoy hablando— pueden parecernos raros a
nuestros oídos occidentales. Un pasaje como este puede ser un poco incómodo para leer o discutir en lugares públicos,
admito que es un lenguaje íntimo.

Pero solo quiero que recordemos que no hay nada grosero o inapropiado o inmodesto aquí. De la manera que la
Escritura trata la belleza física, y el amor sexual, es totalmente apropiado y santo. Es tierno, es bello, y está en
un contraste sorprendente con la manera en que el mundo habla y trata la belleza física y la sexualidad.

Yo pienso que por eso este mundo necesita una buena dosis de ver la sexualidad desde la perspectiva de Dios aun a
nivel humano, ver el punto de vista de Dios. Así que déjame leer este pasaje, y luego regresaremos a ver algunas
partes de él. Él dice, en el versículo 1,

«¡Tus ojos son como palomas en medio de tus guedejas! Tus cabellos, como manada de cabras que bajan retozando
las laderas de Galaad. Tus dientes, como manada de ovejas que suben del rebaño recién trasquiladas, todas son crías
gemelas, ninguna entre ellas estéril.

Tus labios son como un hilo de grana; tu hablar, cadencioso; tus mejillas, como gajos de granada detrás de tu velo.
Tu cuello, como la torre de David, edificada para armería: de ellas cuelgan mil escudos, escudos todos de valientes.

Tus dos pechos, como gemelos de gacela que apacientan entre lirios. Mientras despunta el día y huyen las sombras,
me iré al monte de la mirra, y a la colina del incienso. (Y una vez más, en el versículo 7), ¡Qué hermosa eres, amada
mía! No hay defecto en ti» (Vv.1-7)

Ahora en primer lugar hay un par de observaciones generales: Es claro que él ve a su esposa como hermosa y
deseable. Yo pienso que es verdad que cada mujer, o virtualmente cada mujer, tiene un anhelo de ser buscada y de
ser deseada. Ese es un anhelo que podemos experimentar más plenamente en Cristo de lo que jamás podamos
experimentar en cualquier relación humana.

El matrimonio humano es poderoso, es hermoso, es precioso; es algo que es apreciado, y es un lugar donde
una mujer puede ser buscada, deseada, y un hombre puede ver a su esposa como hermosa, deseable. Pero el
mejor matrimonio humano no se acerca a lo que puede ser verdadero en la relación de Cristo y Su iglesia. Así
que vemos que el esposo la ve a ella encantadora y deseable.

Luego también vemos que Él, Cristo, está familiarizado íntimamente con cada detalle de Su iglesia, de Su esposa, y
de nuestras vidas, incluyendo las partes que nadie más ve y que nadie más conoce. Eso es parte de la intimidad que
va junto con el matrimonio. Hay algunas partes que son reservadas para los ojos del uno y del otro, y este esposo
conoce cada parte de su esposa íntimamente, como Cristo conoce cada parte de Su iglesia íntimamente… Las partes
que son exteriores y obvias, y las partes que son menos obvias y que son preservadas solo para Su vista.

De hecho, bajo esa misma línea, hay una frase que aparece dos veces en el párrafo que acabamos de leer. Habla de
sus ojos primero, en el versículo 1, y luego de sus mejillas, en el versículo 3, «detrás de su velo». Quiero hacer algunas
observaciones acerca de ese pequeño detalle allí.

Demuestra que nuestro amado ve lo que está detrás del velo… Las partes que nadie más ve, lo que levanta la siguiente
pregunta: «¿Qué está detrás de tu velo? ¿Qué hay en tu corazón?» Debes saber esto le importa a tu amado, a Él le
importa lo que está detrás del velo.

Luego vemos que su belleza es en primer lugar y principalmente para él; no para que todo mundo la vea, sino
primariamente para él. Y la meta para desarrollar la belleza y las gracias cristianas, no es para que otros puedan
ver lo espirituales que somos. Al final, nos pone en esclavitud cuando somos impulsadas a buscar la
aprobación o reconocimiento de los demás. Muchas de nosotras pasamos gran parte de nuestras vidas ahí, ¿No
es cierto? En cómo nos vemos.

No quiero decirte cuántas veces me he cambiado de ropa antes de encontrar hoy que voy a ponerme. Le pedí al Señor
que me perdonara por estar tan preocupada sobre mi apariencia física cuando lo que realmente importa es la parte
que solo Él ve. Desarrollar la belleza y las gracias cristianas para Él nos libera de la trampa del temor del hombre
y hay libertad cuando nos damos cuenta que vivimos para Él, para Su sonrisa, para Su aprobación, para Su
placer.

Y luego, el hecho de que los ojos de ella y sus mejillas están detrás del velo es una referencia, yo pienso, a una
modestia apropiada. Y con eso no solo me refiero a lo que te pones físicamente, aunque es parte de esto. Pero en un
nivel más profundo, es apropiado guardar algunas cosas para él, «detrás del velo». No debemos mostrarle todo a
todos en nuestras vidas.

Cantar de los cantares


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Algo de eso es preservado solo para él, y para su placer. Tú sabes que este es un mundo de «Facebook», donde todo
está «afuera». Yo veo algunas de las cosas que los jóvenes están poniendo allí de sus hijos, como jóvenes cristianos
y personas que conozco, y estoy pensando, «¿estás seguro de que quieres que eso esté allá afuera?»

Porque en realidad no hay mucho freno, no hay mucha modestia. Pero en esta situación, los ojos de ella están
escondidos de la vista de los demás y están reservados para él. Esto me dice que hay aspectos de nuestros corazones
y de nuestro caminar con el Señor que no tenemos que decirles a todos los demás… Eso solo puede ser visto y
disfrutado por Él.

Si tú no tienes una relación privada con tu compañero, hay algo que anda mal. Si tú no tienes una relación privada con
el Señor —en el sentido de que hay algunas cosas que son solo entre tú y Él— entonces te querrás preguntar si hay
algo que falta en esta relación.

Al ver los detalles de esta descripción, solo diré que los comentaristas tienen mucho que decir del libro de Cantares.
Tengo una docena o quince comentarios en mi estudio ahora mismo, y al final solo tengo que meditar en este pasaje
y decir, «Señor, ayúdame a entender esto».

Pienso que algunos han leído en estos detalles todo tipo de aplicaciones alegóricas extremas que van más allá de lo
que es garantizado en el texto. Necesitamos ver este pasaje como un todo y no perder el punto general que se está
haciendo. La imagen aquí, en el reino espiritual, es de Cristo, y la manera como Él ve a Su novia, Su esposa.

Esta descripción nos apunta a gracias cristianas que reflejan Su belleza, cualidades que Él encuentra encantadoras,
hermosas o deseables en nosotras… El tipo de belleza espiritual que debemos desear. Así que veamos algunas de
estas. No voy a entrar en mucho detalle en todas estas porque no quiero que pierdas el cuadro completo. Déjame
darte algunos ejemplos.

Él dice, «tus ojos son como palomas en medio de tus guedejas». Las palomas hablan de mansedumbre, de gentileza,
de ternura. Hemos hablado de cómo Filipenses dice que la paloma es apacible e inofensiva. Tal vez él está pensando
que ella es casta y fiel o humilde. Todas esas palabras van junto con ojos de paloma.

También en otros lugares en la Escritura vemos el tipo de ojos opuestos a los ojos de paloma. Mateo habla acerca de
tener «un ojo malo»; en 2 Pedro se nos habla acerca de tener «ojos llenos de adulterio»; el Salmo 101 habla acerca
de «una mirada altiva y arrogante», o piensas en el «ojo de un águila», siempre enfocado en su presa.

Esta esposa tiene lo opuesto a este tipo de ojos… son «ojos de paloma». Son mansos y apacibles. Y también hay un
distintivo de los ojos de paloma que yo pienso que es fascinante y esto habla de otra gracia cristiana, y es que se
enfocan en una sola cosa.

Me han dicho que los ojos de la paloma se enfocan en una cosa a la vez. No es que ellas no puedan ver más, pero no
son fácilmente distraídas. Por eso es que a menudo se les llama «tortolitos». Cuando enfocan su atención en su
compañero, no son distraídas por otras cosas que estén pasando a su alrededor. Sus ojos se enfocan en una cosa.

Compara eso ahora con el caballo del que se habla en el Salmo 32 que es distraído por su visión lateral, y necesita
que se le pongan anteojeras al lado de sus ojos para mantenerlo en el camino correcto. Eso es lo opuesto a ojos de
paloma. Jesús habla en Lucas capítulo 11 del ojo en término singular. Esa es la habilidad de claramente enfocar
nuestros afectos, nuestros pensamientos, nuestros corazones en Sus valores.

Ves este concepto a través de toda la Escritura. El Salmo 27 dice: «Una cosa he demandado a Jehová, ésta
buscaré…»; en Mateo 6:33: «Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia”; En Lucas 10, Jesús le dice a Marta,
«afanada y turbada estás con muchas cosas (distraída por todo esto acá afuera]) pero solo una cosa es necesaria, y
María ha escogido la buena parte».

Ojos de paloma…ojos solo para él. Esta esposa se mantiene enfocada en su amado, y él ama eso de ella. Pienso en
esa canción que Misty Edwards escribió llamada «Dove’s Eyes» (Ojos de Paloma), donde ella dice: «Dame ojos de
paloma; dame devoción sin distracciones solo para Ti». Quizás tú quieras hacer esa tu oración. Yo he orado: «Señor,
dame ojos de paloma; dame devoción sin distracciones solo para Ti».

Después este novio pasa a hablar de su cabello. Él dice que es como una manada de cabras que bajan retozando las
laderas de Galaad. Probablemente tenía el cabello oscuro y largo, y le hacía pensar en el monte de Galaad. Es una
meseta un altiplano que tiene precipicios muy altos que salen de ella. Tal vez él y su esposa se habían sentado y visto
esas cabras monteses que tienen este pelo largo y negro brillante…Una manada de estas cabras corriendo hacia
abajo por estos precipicios.

Y Él le dice: «Cuando veo tu cabello, me hace pensar en esta imagen hermosa que hemos visto juntos». En la Escritura,
el cabello es a menudo ligado con consagración y sumisión. ¿Sabes cómo en 1 Corintios capítulo 11 habla acerca del
cabello de la mujer siendo su velo o su cobertura? Una señal de su sumisión a Dios, y nos hace preguntar, «¿pueden
los demás ver que estamos consagradas a Cristo, que lo honramos como nuestra autoridad, como nuestra
cabeza?» El cabello nos hace pensar en eso.

Cantar de los cantares


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Luego en el versículo 2 los dientes: «Tus dientes, como manada de ovejas que suben del rebaño recién trasquiladas,
todas con crías gemelas, ninguna entre ellas estéril». Esto hubiera sido particularmente asombroso en esa cultura
donde no tenían tantos dentistas ni cuidado dental. Los dientes de las personas se les caían y se hacían amarillos con
el tiempo.

Él dice: «No, aquí hay pureza. Hay blancura, hay limpieza. Sus dientes son simétricos, no le hace falta ningún diente.
Ella es hermosa, ella es bella». ¿Qué haces con los dientes? Bueno, entre otras cosas, son usados para tomar y
masticar comida. Quizás esto habla de nuestra habilidad de tomar comida espiritual. De masticarla, de digerirla, de
tomar la Palabra y apropiárnosla en nuestras vidas y meterla en nuestro sistema a través de la meditación y de la
oración.

Versículo 3: «Tus labios son como un hilo de grana, tu hablar, cadencioso». Los labios son un vehículo de expresión,
¿no es cierto?, son un medio de comunicación. Y Él dice, «tu hablar es encantador». Esto es un gran contraste con
mucho de la forma de hablar de las mujeres hoy en día, y aun es triste decirlo de mujeres cristianas.

Escuchas que mucho del lenguaje de las mujeres hoy en día es vulgar e inapropiado. Es insolente, es arrogante. Dice
Efesios que «ninguna palabra corrompida debe salir de nuestras bocas, sino solo la que sea buena para la necesaria
edificación, a fin de dar gracia a los oyentes»; y en Hebreos 13 habla de, «fruto de labios que confiesan su nombre».
Este es el hablar apropiado de la novia de Cristo.

La descripción continúa. Él alaba su belleza, y tenemos diferentes detalles que hablan de modestia, humildad, valentía,
fortaleza de carácter, ternura, valor. El punto aquí es que el novio ve a su novia a través de los ojos del amor y en sus
ojos, toda de ella es hermosa. Él está enamorado, él está embelesado con su belleza. Él se deleita en ella.

Entonces él dice en el versículo 7: «¡He aquí eres hermosa amiga mía! No hay defecto en ti». Ese es el poder del amor
redentor, que nuestro Salomón, nuestro Rey, Jesús, nuestro Novio pueda decirnos, «¡qué hermosa eres, amada mía,
no hay en ti defecto!» ¿Sabes? Hubo un tiempo cuando se podía haber dicho de nosotras lo que leemos en Isaías
capítulo 1 versículo 6; que, «desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y
podrida llaga; no están curadas ni vendadas ni suavizadas con aceite».

Eso describía nuestra condición antes de Cristo, pero por Su maravilloso amor y por Su gracia y Su misericordia y Su
perdón, Él puede vernos ahora y decir: «He aquí eres hermosa eres, amada mía, amiga mía y no hay defecto en ti».

Dios es rico en misericordia. Él nos ha lavado, nos ha perdonado y nos ha restaurado. Y Él es quien dice que
no hay defecto en nosotras. ¿Alguna vez has comprendido realmente el hecho de que tú eres preciosa para Cristo,
de que Él se deleita enormemente en ti? Que eres hermosa para Él. Ahora, todas sabemos que no es porque tengamos
belleza natural que ofrecerle a Él. Cualquier cosa de valor que Él u otros vean en nosotras, todo es resultado de
Su misericordia y de Su gracia.

Pero una vez te das cuenta de cuánto Él te ama, tu vida nunca será igual. Serás liberada del temor, de la
comparación, de esforzarte para cumplirle a otros y de tratar de estar a la altura de los demás. Serás capaz de
disfrutar a Cristo, de estar segura en Su amor, y serás capaz de amarlo verdaderamente a Él y a los demás.

Así que este pasaje, esta descripción de cómo este novio ve a su novia y su belleza, yo pienso que le habla
especialmente a la mujer de hoy que se siente poco atractiva, indigna, insuficiente. Estás consciente de tus defectos…
No crees que eres bella ni por dentro ni por fuera. Bueno, Jesús quiere que tú sepas y que creas que tú eres hermosa
para Él. Él se deleita en ti. Es por Su gracia. Es una historia de sublime gracia.

Antes de concluir nuestro tiempo juntas, me gustaría compartir contigo el testimonio de una oyente que ha sido
bendecida a través de los programas. Ella nos escribió,

«Ser una mujer conforme al corazón de Dios en estos tiempos de rebeldía, soberbia, altivez y orgullo, envueltos
en los términos de moda en esta era: feminismo y autosuficiencia, ¡parece inalcanzable! Pero a medida que
escucho programas como este, y que salgo retada a enfrentar las diferentes situaciones del mundo, con un
corazón que busca agradar a Dios, poniendo en práctica su palabra, teniendo presente el ejemplo de mujeres
piadosas, narrados y explicados de manera tan fascinante y cautivadora, como lo hacen Nancy (y Patricia en
español), con cada serie encuentro nuevas inspiraciones para esforzarme por despojarme del arraigo cultural
del medio en el que me formé y las mentiras que creí. Este ministerio es INCREÍBLE, ¡amo Aviva Nuestros
Corazones! Han impactado mi vida cristiana, gracias a Dios por sus vidas y por sus talentos, usados al servicio
de tantas mujeres alrededor del mundo.

Un abrazo, desde Colombia, con todo mi corazón».

¡Es nuestra oración que muchas más mujeres, así como esta, puedan experimentar la libertad, la plenitud y la
abundancia que solo hay en Cristo!

Aún en medio de tu caminar de fe, ¿te ha pasado que te sientes indigna de ser amada? ¿Has pensado que tu familia
estaría mejor sin ti?

Cantar de los cantares


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Apocalipsis capítulo 4, nos dice que el propósito de nuestra vida es que fuimos creadas para Su deleite, para traerle
gozo, lo que nuevamente plantea la pregunta ¿Por qué entonces tan a menudo nos sentimos miserables? Bueno, yo
creo que es, en parte, porque nos olvidamos de para qué fuimos creadas. Cuando resolvamos de una vez por todas
la idea de que mi propósito en la vida en última instancia no es ser feliz; mi propósito en la vida es hacerlo a Él feliz,
darle alegría y deleite, entonces podremos estar contentas porque vamos a ver todas las circunstancias de la vida bajo
una luz diferente.

Hazlo personal

Amor que crece 2: La hermosura de la novia


(Cantar de los cantares 4:1-7)

1. ¿De qué forma se ve la novia a sí misma de manera diferente a como su amado la ve?

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2. «Toda tú eres hermosa, amada mía, y no hay defecto en ti »(4:7). ¿Cómo es posible para el Señor Jesús ver
a Su novia de esta manera? ¿Cuál es la fuente de la belleza o la bondad que Él ve en nosotras? ¿De qué
manera habla este pasaje a las mujeres que no se sienten dignas de amor o no amadas?

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3. ¿Qué efecto tendría sobre nosotras si realmente creyéramos que Él nos ama y que somos preciosas, puras y
hermosas para Él, a pesar de que somos totalmente inmerecedoras e indignas de Su amor?

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4. ¿Cuáles son algunos de los aspectos de la gracia y la hermosura de Cristo que deseas que tu vida refleje?

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5. «Tus ojos son como palomas» (4:1). ¿Qué podrían simbolizar los ojos de paloma? ¿Tienes tú «ojos de
paloma» para Jesús? ¿Cómo puedes cultivar una mayor y más constante devoción por Él?

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6. Si estás casada, ¿qué significa tener «ojos de paloma» para tu esposo?

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Cantar de los cantares


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Amor que crece

Eres hermosa, mi amor

Hace unas semanas en mi iglesia, volteé hacia una dulce joven madre de tres niños, y simplemente le pregunté:
«¿Cómo te va?» Ella está en esa época dura de la vida donde siempre estás cansada y empiezas a preguntarte si
verdaderamente estás hecha para ser mamá…

Ella me dijo: «Me siento como un fracaso»

¿Te identificas con esta joven?

Ella me dijo que le había dicho a su marido esa misma semana, «yo creo que tú estarías realmente mejor sin mí».

Ahora, ella no es una persona suicida, pero estaba sintiendo como si ella no estuviera a la altura de su llamado. Ella
estaba viendo en sus respuestas y en sus actitudes cosas que ella sabía que no eran correctas, y ella estaba
disgustada consigo misma y sentía con seguridad que su esposo lo estaba también. Conozco a esta joven. Ella tiene
un corazón dulce para el Señor, y ella es una buena madre. Pero ella no se sentía de esa manera consigo misma, y
creo que tan pronto te sientes que eres una gran madre, es muy probable que no lo seas.

Como tuvimos esa conversación, le dije a mi amiga: «Necesitas aconsejar tu corazón con la verdad. El enemigo
quiere que tú creas que tu marido estaría mejor sin ti. Pero esas son mentiras que estás creyendo, y tienes que
decirte a ti misma la verdad».

Vemos la verdad donde el esposo le dice a su esposa en el versículo 7 del capítulo 4: «Toda tú eres hermosa, amiga
mía, y en ti no hay mancha».

Eso es exactamente lo que esta amiga mía necesitaba oír. Eso es lo que tú tienes que oír. Eso es lo que yo necesito
oír. Ahora, sabemos que en nosotras mismas, no somos hermosas. No somos de buen parecer. No somos
encantadoras. Hay manchas en nosotras. Pero Jesús nos ve con ojos de amor y nos está convirtiendo en como Él es.
Él es en nosotras y a través de nosotras, y vamos a ver más sobre esto a medida que continuamos en el capítulo 4.

Un escritor dijo de esta manera en su comentario sobre el Cantar de los cantares: «Su amor por nosotros es un amor
para el que está sin amor, con el fin de hacernos dignas de amor».

¡Me gusta eso! Toma al despreciado, al no amado y al sin amor, y Él derrama su amor en nosotras y nos hace
hermosas. Basta con pensar en el efecto que podría tener sobre nosotras. . . Y estoy retomando desde donde lo
dejamos en la última sesión. . . ¿si realmente creyéramos que Jesús nos ama, aun sabiendo lo indignas que somos,
no crees que nos haría creyentes gozosas, agradecidas? ¿No crees que nos motivaría a agradar y a obedecer al
Señor?

Creo que nos haría no querer permitir que cualquier competidor nos robara nuestros afectos. Si realmente tuviéramos
un sentido de lo mucho que Él nos ama, indignas como somos, ¿nos preocuparíamos cuando sintiéramos la frialdad
o la indiferencia afectar nuestra relación con Él? Y, ¿no querríamos introducir a otros a Él? Verás, llegar a recibir el
amor que Cristo tiene por nosotras no es poca cosa. Afecta todas las áreas de nuestras vidas.

Y él le dijo al principio de este capítulo: «Tú eres hermosa». Ahora él vuelve a decirle en el versículo 7: «Toda tú eres
hermosa y en ti no hay mancha, en ti no hay defecto».

Te hace pensar en ese pasaje de Efesios capítulo 5 que nos dice que Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella.
¿Por qué? Para que pudiera purificarla —para hacerla sin mancha— para que Él pudiera hacer una iglesia gloriosa,
sin mancha, ni arruga, ni cosa semejante, sino que fuéramos una esposa gloriosa para Él (véase vv. 26-27).

Jesús está purificando para sí una esposa. Lo está haciendo corporativamente con todos los verdaderos
creyentes que componen la esposa de Cristo. Pero también lo está haciendo por nosotras de manera individual
y personal como parte de esa esposa.

Ahora, sé que ese proceso no estará completo hasta que lleguemos al cielo, pero Él nos habla ahora como si el
proceso ya hubiera sido completado. Él ve el final terminado. Y se regocija en lo que somos posicionalmente en Cristo
y en la perspectiva de lo que seremos cuando lo veamos cara a cara. Y desde Su punto de vista eterno, Él mira, y es
lo mismo. Así que Él puede decir: «Toda tú eres hermosa, amada mía, amiga mía en ti no hay defecto en ti no hay
mancha».

Ahora, esta esposa refleja como un espejo la belleza de su esposo y mientras ella se deleita en su belleza, él se deleita
y encuentra alegría al ver su imagen reflejada a través de ella.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Y así llegamos al versículo 8 del capítulo 4 del Cantar de los cantares, donde él la llama y le extiende otra invitación.
Recuerda que la primera invitación fue: «Levántate, ven, amada mía». Ahora él dice que viene de nuevo, pero esta
vez, lo que le dice es, «Ven conmigo desde el Líbano, oh esposa mía, ven conmigo desde el Líbano. Mira desde la
cumbre de Amana, desde la cumbre de Senir y de Hermón, de las guaridas de los leones, desde los montes de los
leopardos».

Ahora, ¿de qué se trata todo esto?

Bueno, Senir o Shenir, dependiendo de la traducción, y Hermón, son algunos de los picos más altos en todo Israel. Se
encuentran en el norte de Israel, y tienen más de nueve mil metros de altura

Él le dice: «Ven conmigo». Vemos que él quiere que ella esté con él. Él no quiere que haya ninguna distancia entre
ellos. Él la está llamando a que venga con él y mire hacia abajo desde el Líbano, que está al norte de Israel, para mirar
desde lo alto de las sierras de Palestina.

Ahora, hemos escuchado acerca de montañas y colinas antes en este libro. ¿No es cierto? Las montañas y las colinas
que él dijo que salta sobre ellas como un ciervo o una gacela. Él quiere que ella suba a esas montañas y a esas colinas
con él…

Dijimos en la última sesión que el Líbano representa lugares celestiales, lugares altos. Eso me hace pensar en
Colosenses capítulo 3, que dice: «Si habéis, pues, resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo
sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y
vuestra vida está escondida con Cristo en Dios» (vv. 1-3).

Este es un llamado a tomar nuestra posición con Cristo en los lugares celestiales, y a mirar hacia abajo y ver lo que
está ocurriendo en este mundo desde Su perspectiva exaltada.

Ahora, por supuesto, no vamos a experimentar totalmente esa vida resucitada y ascendida hasta el cielo. Pero ahora
estamos llamadas a considerarnos posicionalmente como habiendo resucitado con Cristo, habiendo ascendido con
Cristo, reinando con Cristo, lo cual plantea la pregunta: ¿Por qué tantos cristianos pasan gran parte de su vida, y me
incluyo, viviendo bajo las circunstancias? ¿Qué estamos haciendo quejándonos en el lodo y en el fango de la
tierra cuando hemos sido sentadas en los lugares celestiales con Cristo?

«Ven conmigo a las cimas de las montañas». Él la llama a subir a estos lugares altos, ya hemos sido llamadas a
caminar con Cristo en novedad de vida, para vivir con Él en los lugares celestiales, para reinar con Él como un día lo
haremos a plenitud.

Pero entonces este esposo le recuerda a su esposa que en estos lugares altos, en esas montañas donde él quiere
que ella vaya con él, no todo es belleza y gloria, y simplemente sentarse a disfrutar del hermoso paisaje de nueve mil
metros de altura en el aire. Hay guaridas de leones en esas montañas. Hay leopardos. Hay animales salvajes,
peligrosos. ¿Qué es todo eso?

Bueno, cuando pienses en eso, piensa en Efesios capítulo 6 que nos habla de una batalla que tiene lugar en los
lugares celestiales. Jesús nos llama a ir con Él a la vida de la resurrección, la ascensión, a vivir en los lugares
celestiales con Él. Pero hay una batalla en los lugares celestiales. Hay principados, poderes de la oscuridad,
demonios, y ellos están haciendo la guerra en el reino celestial invisible.

Así que cuando piensas en el asunto de la guerra espiritual y lo que está involucrado si realmente sigues a Cristo, si
aceptas esa invitación, cuando pienses en el asunto de la guerra espiritual y de lo que está involucrado cuando Él nos
llama a ir con Él a esas montañas, podrías pensar: «Bueno no estoy tan segura de esto . No sé si quiero tomar mi
lugar en los lugares celestiales. Tal vez prefiero arrastrarme por aquí por la tierra; al menos no hay leones y no hay
leopardos».

El asunto es que sabemos que Cristo está sentado encima de todos los principados y potestades. No tienen permiso
para hacer algo aquí en esta tierra que Él no les otorgue. Estos poderes, leones, leopardos, poderes del mal y la
oscuridad, están a soga corta, por así decirlo. Su poder está limitado. El tiempo y la duración de sus esfuerzos son
limitados. Y ellos no pueden tocar tu vida sin permiso. Mientras estamos en unión con Él, estamos seguras, incluso
en medio de la guerra.

¿Sabes? Como mujer, a veces desearía poder dejar todo eso de la guerra a los hombres. Yo no soy una luchadora,
lo creas o no. Yo realmente preferiría sentarme en casa y disfrutar de una vida pacífica. No estoy tan segura de que
quiero entrar en eso de la guerra. Pero Él nos llama a ir a la batalla con Él, armada y ceñida con la espada del
Espíritu, el escudo de la fe, tomando toda la armadura de Dios.

En unión con Él, tú puedes ser victoriosa sobre el enemigo. Cuando el León de Judá está contigo y tú estás con Él,
estás a salvo. «No temeré mal alguno», a la persona mala, a la cosa mala, al poder maligno, o al mal en sí mismo,
«porque tú estás conmigo» (Sal. 23:04).

Bueno, él sigue diciendo en el versículo 9:


Cantar de los cantares
Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

«Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; has apresado mi corazón con uno de tus ojos, con una gargantilla de
tu cuello. ¡Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía! ¡Cuánto mejores que el vino tus amores, y el olor
de tus ungüentos que todas las especias aromáticas!» (vv. 9-10).

Él la llama por primera vez, «hermana mía, esposa mía». La palabra hermana sería una expresión de afecto entre los
amantes de la literatura del antiguo oriente. Es una expresión íntima, y es un recordatorio de la relación familiar que
tenemos con Cristo.

Entonces él la llama, no solo hermana mía, sino «esposa mía», o en algunas traducciones, «mi novia». Él va a usar
ese término cinco veces en los versículos del 8 a 12, y luego otra vez, solo un párrafo después, él la llama «esposa
mía». Es un recordatorio del pacto matrimonial que los une, como Cristo y Su iglesia están unidos por un pacto eterno.

Escucha, esto de tener una relación con Cristo, no es solo algo que es etéreo o romántico. Está basado en un
pacto. Como tú tienes un pacto con tu pareja, Cristo ha hecho un pacto eterno con nosotras, y es por eso que
nos puede llamar Su esposa. Hay una relación eterna con Él.

Él le dice a ella que ella ha cautivado su corazón, ha prendado su corazón. Me gusta la forma en que las diferentes
traducciones dicen esto, es como si estuvieran faltos de palabra. La Reina Valera del 60 dice, «prendiste mi corazón».
«Me robaste el corazón», dice la versión Dios Habla Hoy. Y me gusta como lo dice la Traducción en el Lenguaje Actual,
«mi corazón te pertenece». «Has hecho mi corazón latir más rápido», dice otra. Él está impactado por su belleza y su
amor, y la encuentra irresistible.

Amigas esto es un vistazo, una visión de cómo Cristo ve a Su esposa, la iglesia. No es de sorprender que nosotras
debamos amarlo, con lo maravilloso que Él es, pero es una maravilla que Él nos ame a nosotras, que Él se deleite en
nosotras, que nos desee de esta manera, tan pecadoras y tan indignas como somos.

La respuesta de ella a su amor le trae gran gozo, y él dice que su amor el amor de ella es hermoso para él. Y a Cristo
le encanta cuando le decimos, «sí» a Él, cuando nos entregamos a Él y recibimos su amor. Él dice: «Tú deslumbras
Mi corazón. Tú cautivas mi corazón».

Una vez más, algo que el corazón de una mujer anhela profundamente es ser deslumbrante para otra persona. Y
gracias a Dios, en el matrimonio muchas de ustedes han experimentado algún grado de eso. Eso es maravilloso. Pero
hay un grado más profundo que podemos experimentar en nuestra relación con Cristo mientras recibimos su amor.

Él le dice a ella: «¿Cuánto mejores son tus amores que el vino, y la fragancia de tus ungüentos que todos los
bálsamos».

Ahora, en el capítulo 1, ella le dijo: «Tu amor es mejor que el vino». Pero ahora, él le dice que su amor es mejor que
el vino. Él le dice a ella: «Tú me satisfaces profundamente. Tu amor es lo que más deseo». Ahora, ¿alguna vez has
pensado en Cristo pensando en ti de esa manera? Él lo hace. Y todo es para Él. Es por Su deseo, y es para Su
deleite...

Apocalipsis capítulo 4, nos dice que el propósito de nuestra vida es que fuimos creadas para Su deleite, para traerle
gozo, lo que nuevamente plantea la pregunta, ¿por qué entonces tan a menudo nos sentimos miserables? Bueno, yo
creo que es, en parte, porque nos olvidamos de para qué fuimos creadas. Cuando resolvamos de una vez por todas
la idea de que mi propósito en la vida en última instancia no es ser feliz, sino que mi propósito en la vida es
hacerlo a Él feliz, darle alegría y deleite, entonces podremos estar contentas porque vamos a ver todas las
circunstancias de la vida bajo una luz diferente.

Él habla de la fragancia de los perfumes de ella que lo bendicen, que le causan gozo. Es solo un recordatorio de que
ella lleva en sí misma la fragancia de su perfume, su fragancia. Él la ha ungido, y si recuerdas unos capítulos atrás en
el libro, es también para que ella pueda traer gozo y fragancia y bendición a él.

Pues bien, en el versículo 11, él habla de sus labios una vez más, y compara las palabras que salen de su boca con
la miel. Él dice:

«Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa; miel y leche hay debajo de tu lengua…»

Miel y leche, sus palabras gotean como el panal. Piensa en un momento cómo sale la miel del panal. ¿Sale a
borbotones? No. ¿Es rápida y fluye como un arroyo? No. Sus labios no son como un arroyo bulloso, no sale a
borbotones. La miel sale muy lentamente, una gota a la vez. Y el novio usa la analogía para alabar su discurso. Sus
palabras no brotan. Ella no deja escapar todo lo que piensa, lo que, de nuevo, es tan contrario al espíritu independiente
que hemos sido entrenadas para tener hoy, donde creemos que tenemos que ser capaces de decir todo lo que
pensamos, lo que sea y donde queramos. Por el contrario, sus palabras se miden, son controladas.

Proverbios tiene mucho que decir acerca de nuestras lenguas. En el capítulo 10, nos dice: «Cuando las palabras son
muchas, la transgresión es inevitable, pero el que refrena sus labios es prudente».

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Seguramente habrás visto estudios que indican que muchas de nosotras, mujeres, tenemos muchas más palabras
que queremos hablar que el hombre promedio. Eso puede ser un medio de bendición cuando decimos estas palabras,
pero también puede ser peligroso. Se puede hacer mucho daño si la lengua no está bajo el control del Espíritu y dice
lo que Él quiere que diga.

Ese es el peligro, para mí, de ser una oradora, de ser una maestra de la Biblia. Permanentemente tengo una necesidad
de que el Señor ponga un freno a mi lengua. Esa es una de las razones por las que utilizo notas porque sé que si me
voy por mi cuenta, tengo la tendencia a decir. . . Y en la multitud de palabras, siempre habrá pecado. Solo tengo que
pedirle al Señor: «No permitas que diga nada que pueda deshonrarte, cualquier cosa que sea menos que la verdad,
cualquier cosa que pudiera ser dañina o destructiva en lugar de edificar y de construir a otros».

Es muy importante que tengamos nuestras mentes y nuestros corazones llenos de Su Palabra, de modo que
cuando hablemos, lo que salga sea el desbordamiento de Su Palabra, de Sus caminos, Su corazón, Sus
pensamientos.

Proverbios también nos dice en el capítulo 24, en el versículo 13, que «la miel es buena y dulce al paladar». Nuestras
palabras deben ser dulces si son como la miel.

Proverbios 18: 21 nos dice que «la muerte y la vida están en poder de la lengua». Podemos construir, o podemos
destruir con nuestra lengua.

Proverbios 31 versículo 26, dice que «la mujer virtuosa abre su boca con sabiduría, y hay enseñanza de bondad en
su lengua». Basta pensar en las palabras que has hablado en la última semana, el último día, la última hora, hoy. ¿Son
dulces? ¿Son sabias? Son amables?

Ahora, todas somos dulces, sabias y amables cuando estamos fuera de casa, sobre todo cuando estamos escuchando
la Biblia siendo enseñada o un estudio bíblico, pero estoy pensando más en las palabras que hablamos cuando
estamos entre las cuatro paredes de nuestros hogares y de las palabras que decimos en nuestros momentos de
descuido, o las palabras que hablamos cuando nos vemos en aprietos y las circunstancias no salen como habíamos
planeado o esperado. ¿Son palabras dulces como las de un panal de abejas?

A veces me encuentro como que no puedo detenerme. Es como ese arroyo ruidoso… cosas salen de mi boca, brotan.
Y como que quiero decir: ¡ALTO! En casos así, aléjate de la multitud, si es posible. Entra en ese santuario interior
de tu espíritu con el Señor, y dile: «Señor, necesito que controles mi lengua de manera que lo que salga sea
dulzura, bondad, bendición, que beneficie y edifique a los demás».

¿Estás de acuerdo conmigo en que el lugar donde más necesitamos esto es con aquellos que tenemos más cerca?
Es en nuestras propias casas. Es en nuestros lugares de trabajo. Es con la gente que damos por sentado, es con
aquellos con los que tenemos más confianza, y simplemente decimos lo que pensamos. Bueno, asegúrate de que
lo que estás pensando es la manera de Dios, y luego piensa antes de decirlo. ¡Oh, qué diferencia habría en
nuestros hogares, en nuestras relaciones, si habláramos palabras que fueran dulces y amables, medidas y
suaves.

Algunos de los mayores daños en nuestras iglesias, tengo que decir, que han sido hechos por las lenguas de las
mujeres. Eso no quiere decir que los hombres nunca dañan las cosas con su lengua, pero nuestras críticas, el chisme,
el control, el hablar negativo de nuestras lenguas pueden crear muchos estragos en el cuerpo de Cristo. Quiero tener
una lengua que destile como un panal de miel.

«Miel y leche hay debajo de su lengua», le dice. Miel habla de dulzura. Refuerza lo que es débil. La leche edifica lo
que es joven y tierno. Hablamos de niños que necesitan leche para fortalecer sus huesos. Por lo tanto, ¿edifican
nuestras palabras a los que nos rodean que son jóvenes y tiernos? ¿Fortalecen a los que son débiles y frágiles?

Tú acabas de ver en esta novia una imagen de una mujer que no es conocida por palabras ociosas o por palabras
despectivas o demasiadas palabras, pero sí es conocida por palabras dulces y edificantes.

Tenemos que orar para que Dios nos haga sensibles al poder que tienen nuestras palabras para destruir o
para sanar y vendar a quienes están débiles y heridos.

Y él dice en el versículo 10: «El olor de tus perfumes es mejor que todas las especias». Y en el versículo 11 dice: «La
fragancia de tus vestidos es como la fragancia del Líbano».

Eso nos lleva de nuevo a uno de los temas del Cantar de los cantares que es este asunto de la fragancia. Dios quiere
que vivamos una vida fragante en la medida que la fragancia de Cristo nos llena y fluye a través de nosotras a los
demás. Me encontré en este estudio solo teniendo un mayor deseo de tener una vida que sea fragante, una vida que
haga que otras personas piensen en Cristo.

Hoy en día no está realmente «a la moda» estar usando perfumes porque hay gente tiene tantas alergias, pero cuando
una mujer entra en una habitación llevando un perfume, tú simplemente sabes que ella está ahí. Apunta hacia algo.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Te hace detenerte y tomar nota. Tengo que decir entonces, cuando entro en una habitación, ¿qué perfume se crea?
¿Hay alguna fragancia? ¿Hay algún mal olor? ¿Bendice a otros? ¿Ayuda? ¿Ministra gracia?

Recientemente he estado leyendo en un libro devocional escrito por Andrew Bonar –que es de una generación pasada.
Él escribió esto en su viaje: «Me sentí muy atraído a orar por esa peculiar fragancia que los creyentes tienen sobre
ellos, aquellos que están muy en comunión con Dios. Es como un aroma, no se ve, pero se siente».

Quiero tener el tipo de relación con Cristo que cuando entro en una habitación, cuando me entro en una
conversación, cuando tengo una reunión, cuando estoy detrás del escenario, cuando soy presionada, cuando
me decepcionan, cuando me siento frustrada, que lo que salga sea la fragancia y el aroma de Cristo, invisible,
pero muy sentido por los demás.

Oh Señor, como oramos que Tú hagas realidad en nuestras vidas el aroma, la fragancia de Cristo para este mundo
que desesperadamente necesita saber cómo es Él. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, Amén.

Hazlo personal

Amor que crece 3: Eres hermosa, mi amor


(Cantar de los cantares 4:7-11)

1. «Ven conmigo» (a las cimas de los montes) (4:8). Esta es la invitación del amado a su novia. ¿Cuál es la
invitación de Cristo a Su novia? (ver Colosenses 3:1-3.) ¿Has tomado tu lugar en los cielos o estás
arrastrándote aquí en la tierra? Medita en lo que significa resucitar con Cristo, ascender con Cristo, reinar con
Cristo y la diferencia que debería hacer esto en tu vida aquí y ahora en esta tierra.

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2. Los «montes» no están libres de peligro y dificultades (¡todavía no!). Hay una batalla en el reino celestial, y
estamos enfrascadas en esa lucha. ¿Qué nos puede dar coraje para unirnos a Él en las dificultades y batallas?
¿Cómo podemos estar seguras de que saldremos victoriosas y de que estaremos protegidas? Considera
Efesios 6:10-18.

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3. «Has cautivado mi corazón, hermana mía, esposa mía. . . cuánto mejor es tu amor...» (4:9-10). ¿Qué visión
nos da esto de cómo ve Cristo a Su novia? ¿Por qué debe asombrarnos que nuestro amor por Él le produzca
deleite?

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4. La novia responde a su amado: «¡Cuánto mejores son tus amores que el vino, y la fragancia de tus ungüentos
que todos los bálsamos!» ¿Encuentras Su amor profundamente satisfactorio? ¿Hay algo más valioso para ti
o deseas el amor de cualquier persona más que el amor de Cristo?

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5. ¿Cuál es tu propósito en la vida –la razón por la que Dios te creó– y cómo debe esto afectar tu forma de ver
las circunstancias de la vida?

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6. «Miel virgen destilan tus labios», «miel y leche hay debajo de tu lengua» (4:11). ¿Son tus palabras como el
lento goteo de la miel o como un el sonido incesante de un riachuelo? ¿Fortalecen y edifican a los demás o
los debilitan y destruyen? Pídele a Dios que te haga más sensible al poder de tus palabras.

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Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Amor que crece

Él quiere que Su novia florezca

¿Estás haciendo un gran esfuerzo para producir fruto?

Confieso que a veces me encuentro a mí misma esforzándome muy duro para dar fruto, tratando de ser esa mujer
fragante, fructífera, piadosa, dulce y amorosa. ¿Y tú? ¡Esto te puede matar!

Venimos hoy en nuestra serie sobre el Cantar de los cantares a lo que pudiera ser mi pasaje favorito de todo el libro.
No lo sé, tiendo a amar lo que estoy enseñando en este momento. Todos son mis favoritos, pero este realmente me
ha bendecido en gran manera en los últimos años. Estoy emocionada de que hoy lo vamos a ver juntas.

En este pasaje, iniciando en Cantar de los cantares capítulo 4 versículo 12, vemos una poderosa y hermosa imagen
de cómo Cristo ve a Su iglesia y lo que Él desea que sea una realidad en nuestras vidas también. El novio es el que
habla aquí, y él ha estado hablando durante todo el capítulo 4, y compara su novia con un jardín, con un huerto.

Esta es la primera de las nueve referencias a jardines o huertos en el Cantar de Salomón. Cinco de estas referencias
se encuentran en este pasaje que estamos viendo hoy en día, y luego otras se encuentran en los capítulos posteriores.
Así que vamos a leer el pasaje y luego a hablar de ello.

El capítulo 4 versículo 12, dice: «Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía; fuente cerrada, fuente sellada».
Luego, en los versículos 13 y 14 ves los temas recurrentes que tú encuentras a lo largo de todo el Cantar de los
cantares, que son la fertilidad y la fragancia.

Él dice: «Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves, de flores de alheña y nardos; nardo y azafrán,
caña aromática y canela, con todos los árboles incienso; mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas».

Luego, en el versículo 15 dice que su novia es «una fuente de huertos, pozo de aguas vivas, que corren del Líbano».
Una vez más, como hemos venido diciendo a lo largo de este libro, es importante que no nos quedemos atrapadas en
los detalles, y que pasemos por alto el panorama general. Me encuentro a mí misma a veces, recorriendo las minucias
de estos pasajes, y viendo lo que cada comentarista tiene que decir acerca de ellos y a lo que posiblemente podría
referirse. Pero entonces es importante dar un paso atrás y decir: «¿Cuál es el gran panorama?»

¿Qué está tratando de decirnos la poesía acerca de la relación del amor del matrimonio, y qué está tratando de
decirnos acerca de la relación de Cristo y de Su novia? Así que en el versículo 12, él habla de su novia siendo un
jardín, un huerto. Un jardín no es un lugar que crece de forma silvestre, es un lugar que es designado, apartado para
un propósito específico.

Ese propósito puede ser simplemente para disfrutar de la belleza y de la fragancia de las flores que crecen en ese
jardín, o tal vez es un huerto de frutas o un huerto de vegetales, pero está diseñado para cumplir con el propósito de
su dueño y de su creador. Un jardín no crece solo naturalmente.

Si tú tienes un campo que crece de forma natural, vas a obtener cosas silvestres. Pero si tú tienes un jardín, tiene que
ser cultivado. Y acabo de decir más de lo que sé acerca de jardines. Algunas de ustedes saben mucho más acerca de
esto, y se deben estar preguntando, «¿sabrá ella de lo que está hablando?»

Él dice que ella es un huerto cerrado, un manantial cerrado, una fuente sellada. Cerrado, encerrado y sellado. Esto
sugiere que su vida es un jardín privado. . . no es un jardín público para todo el mundo entrar, echar un vistazo, y
recoger fruta de los árboles. Este es un jardín que existe para el placer de su novio. Nuestras vidas son un jardín
que existe para el placer de nuestro Novio celestial.

Este jardín no es solo privado, está también protegido. Tiene fronteras. Es un jardín cerrado. Pienso en algunos de
estos lugares en los que se ven imágenes de hermosos jardines que tienen coberturas altas de privacidad que los
rodean y paredes a su alrededor. Ellos encierran, definen los límites, ellos protegen ese jardín de las personas o de
las cosas que pudieran amenazar el jardín.

Su vida es un jardín privado, es un jardín protegido. Esa protección me recuerda, en el libro de Job cuando, Satanás
le dice a Dios: «Tú has puesto un cerco alrededor de Job, su familia y de todo lo que tiene». Y esto sugiere que Dios
nos protege. Él nos rodea con Su bendición y nos cubre con Su mano de modo que nada puede entrar a este
jardín que Él está cultivando, aparte de aquello que Él permite.

Si fuéramos a extender esta metáfora un poco, podemos imaginarnos a nosotras mismas como el jardín del Señor, y
que Él mismo es nuestro cerco, Él mismo es nuestra protección. «Como las montañas rodean a Jerusalén», dice la
Escritura en los salmos, «así el Señor rodea a Su pueblo» (125:2).

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Así que este es un jardín cerrado, pero lo que nos rodea es Cristo, es Su amor, Su carácter, Su grandeza, Su
providencia. Él rodea a Su pueblo. Y puedo sugerir que hay partes de nuestras vidas y de nuestros corazones que
deben ser protegidas, y selladas para el Señor únicamente; que nuestros corazones son una especie del Santo de los
santos, donde nadie puede entrar a excepción de nuestro gran Sumo Sacerdote. Hay una parte de nosotras que
está reservada exclusivamente para Él.

Ahora, es también importante en el matrimonio que haya exclusividad, un nivel de intimidad que no es para ser
compartido con nadie más. Esa exclusividad en la relación matrimonial es una imagen de nuestra relación matrimonial
con nuestro Novio espiritual. Hemos de ser un jardín, un huerto cerrado para Su deleite, para Su disfrute —cerrado y
apartado del resto del mundo— un jardín consagrado.

Es un jardín privado, es un jardín protegido, es un jardín productivo. En los versículos 13 y 14 se enumeran algunas
de las plantas exóticas, frutas y especias que crecen en su jardín. «Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos
suaves, de flores de alheña y nardos; nardo y azafrán, caña aromática y canela, con todos los árboles de incienso;
mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas».

Te sientes como que esto es una cornucopia de frutas, aromas y especias. Está lleno y desbordante. Escuchas la
variedad, la abundancia, los frutos agradables que rebosan, que crecen en abundancia en su jardín. Es hermoso a la
vista, y el fruto es dulce al paladar, y las especias tienen olor fragante, por lo que los sentidos están involucrados en
ver, oler y probar lo que hay en este jardín.

Una vez más, lo más importante es que este jardín le trae deleite. Al leer acerca de cómo este amado ama el jardín
de su novia, de su vida, pienso en el fruto del Espíritu que Cristo quiere producir en nosotras para Su deleite, para Sus
propósitos, para Su bendición y disfrute.

Las cualidades de la semejanza de Cristo en nosotras —ese es el fruto del Espíritu— el carácter, las gracias de Cristo.
. . Ese es el fruto que Él quiere que vaya creciendo en nosotras y que vaya aumentando en nuestras vidas. Es dulce
al paladar, dulce aroma. Así que no puedo evitar preguntarme al meditar sobre este pasaje: «¿Qué clase de fruto
está produciendo el jardín de mi vida?» ¿Es agradable? Habla de frutos suaves. ¿Son como los de Cristo?
¿Es dulce, fragante?

Pregúntate acerca del fruto de tu jardín. Si no estás segura de cómo responder, pregúntale a alguien que viva contigo.
«¿Qué tipo de fruto se está produciendo en mi jardín?»

Ella es un jardín, y hay una abundancia de fruto. Ella es un jardín cerrado, que es privado, que está protegido y que
es productivo. Luego dice en el versículo 15, que es «una fuente de huertos, pozo de aguas vivas, que corren del
Líbano». Aquí tenemos introducido todo este tema del agua. Un jardín necesita agua para florecer y fructificar.

Isaías capítulo 58, pinta el cuadro de la siguiente manera: «y serás como huerto de riego, y como manantial de aguas,
cuyas aguas nunca faltan» (v. 11). En la medida que se riega el jardín de la novia, no solo produce hermosos frutos
para él, sino que al final se va a desbordar y va a traer bendición a los demás y atraerá a otros hacia él. Esto proporciona
para nosotras, creo, una imagen de la plenitud del Espíritu Santo aquí: fuente de huertos, pozo de aguas vivas que
corren del Líbano, y no solo el jardín cerrado, sino ahora desbordante, trayendo bendición a otros.

El pasaje equivalente en el Nuevo Testamento debe ser Juan capítulo 7, donde Jesús mismo dijo: «Si alguno tiene
sed venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva». Esto dijo
del Espíritu, que los que habían creído en Él habían de recibir» (vv. 37-39).

La imagen no es de tan solo unos cuantos, sino de ríos de agua viva, enorme, inmensa, increíblemente grande
la bendición que sale de nuestras vidas hacia los demás cuando estamos llenas del Espíritu de Cristo. El lema
de Aviva Nuestros Corazones es que estamos llamando a las mujeres a «libertad, plenitud y abundancia en Cristo».
Este es un buen recordatorio de esto; que el fruto que Él produce en nuestras vidas no es solo para nuestro propio
disfrute.

La libertad, la plenitud que Él nos da, en primer lugar, no es solo para nosotras, para nuestra bendición, es
para que podamos ser una bendición para otros. Queremos ser fructíferas en las vidas de otros. Me encanta ver
estas «mujeres verdaderas» quienes están amando la Palabra de Dios, aman a Dios, están conociéndole, están
desarrollando cualidades y rasgos de carácter que son a la imagen de Cristo y se están reproduciendo en la vida de
los demás. . . En sus hijos, en sus nietos, en sus amigos, en sus iglesias. Hay mujeres de edad avanzada con mujeres
más jóvenes, que llevan mucho fruto, para bendecir y animar a otros.

No se supone que seamos recipientes de bendición, se supone que seamos canales de bendición. Dios quiere
que fluya su bendición a través de nosotras hacia otros. Todo lo que Él ha hecho por nosotras, Él quiere que fluya
en refrescantes y vivificantes corrientes de gracia para los que nos rodean.

Ten en cuenta, ¿quién es el Agua viva? ¿Quién riega nuestras almas? ¿Quién nos llena para que podamos ser
fructíferas? Es Cristo, es Jesús. Bebemos de Él. Él nos llena de Sí mismo, y entonces es Cristo que fluye a través de
nosotras. . . No soy yo, no es mi energía, no es mi esfuerzo que está tratando de dar sus frutos, tratando de ser
fragante, sino que es Su vida, Su belleza, Su fragancia, que fluye a través de nosotras hacia los demás.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Confieso que a veces me encuentro a mí misma esforzándome muy duro para dar fruto, tratando de ser esa fragancia,
de ser fructífera, de ser piadosa y de ser una mujer dulce y de un espíritu amante. ¿Y tú? ¡Te puede matar! Es como:
«esto es tan difícil». Pero cuando nos llenamos de Él, el fruto deja de ser una rutina, y se convierte en un gozo.
Se convierte en el desbordamiento de lo que Él está haciendo en nosotras.

Y, sí, todavía requiere un esfuerzo y requiere resistencia, esa es la tensión aquí. Hay dos lados en esto. Pero cuando
estás conectada a la Fuente, cuando estás guardada en Él, el fruto vendrá, en Su momento, en Su tiempo, y habrá
fruto mucho más rico y más abundante que cualquier cosa que podrías producir por tu propia cuenta.

La palabra que viene a mi mente al leer este pasaje es «exuberancia», fertilidad, abundancia, ese fruto que rebosa.
Esa es la vida de Cristo en nosotras.

Quiero que notes algo aquí en este pasaje, hay un paréntesis. El versículo 12 y el versículo 15, juntos, nos muestran
las dos caras, los dos aspectos de nuestra vida en Cristo. El versículo 12 dice: «Ella es un huerto cerrado, un manantial
cerrado, una fuente sellada». Pienso que habla de lo interno, de esa vida oculta del creyente. . .de nuestra relación
íntima y personal con Cristo, lo cual es visto y conocido solo por Él.

Colosenses capítulo 3 dice que: «Nuestra vida está escondida con Cristo en Dios». Y Efesios capítulo 1 nos dice que
hemos sido «sellados con el Espíritu Santo de la promesa». Somos un jardín cerrado, un manantial cerrado, una fuente
sellada, que es la vida interior oculta.

Pero entonces, el versículo 15 dice que «ella es fuente de huertos, pozo de aguas vivas, que corren del Líbano». Creo
que es una imagen de la vida activa y externa del creyente. Es el desbordamiento de la vida interior que ahora se
manifiesta a otros. Tú ves, no estamos diseñadas para vivir solitarias o vidas monásticas.

La intención de Dios es que la vida de Cristo en nosotras fluya a través de nosotras y sea compartida con
otros. Él quiere que Su novia florezca, prospere, que fluya externamente. Esa plenitud, esa fecundidad, esa
fragancia, son todos resultados de nuestra unión y de nuestra comunión con Cristo. . . de nuestra intimidad
con Él.

Los frutos que se cultivan en ese interior, en ese silencioso jardín cerrado son los que fluirán para bendecir a otros en
abundancia. ¿Ves la conexión entre estos dos versículos? Tienes que cuidar de la vida interior de modo que habrá
algo que fluirá y bendecirá a los demás en el fruto divino.

Una vez más cito a mi amigo Charles Spurgeon, que siempre dice las cosas mejor que yo: «Si la fuente, la fuente
secreta, fuera mejor atendida, creo que habría más de estas corrientes hacia el exterior. Si tu alma no es renovada
por la gracia, tú no puedes hacer el bien». Puedes intentarlo, pero el esfuerzo te desgastará.

Es por esta razón que tenemos que cultivar nuestra vida interior, nuestro caminar con el Señor, para que lo que salga
cuando uno habla con sus hijos o con ese jefe difícil o al tratar con la pérdida de tu compañero o al tratar con esa
persona difícil o un miembro de la familia, o un problema de salud. . . lo que fluya en esos momentos sea lo que se ha
cultivado, el fruto que ha sido cultivado en el interior del jardín cerrado.

En el versículo 16, la novia habla por primera vez en este capítulo. Ella responde a todo lo que el novio ha estado
diciendo, y expresa su deseo de tener una vida fragante y fructífera. Me encanta este versículo. Ella dice en Cantar
de los cantares capítulo 4 versículo 16: «Despierta, viento del norte, y ven, viento del Sur; soplad en mi huerto,
despréndanse sus aromas. Venga mi amado a su huerto, y coma de su dulce fruta».

Hay tantas cosas en este versículo, que me gustaría que tuviéramos tiempo para hacer una sesión completa sobre el
mismo, pero vamos a mirar solo un poco. Ella habla de los vientos del sur que ella quiere hacer venir y soplar en su
vida. Los vientos del sur son cálidos, refrescantes, suaves, nos encantan esos vientos, ¿no es así?

No es difícil orar: «Señor, permite que los cálidos y refrescantes vientos del sur, vengan soplando hacia mi jardín».
Pero ella no se limita a invitar a los vientos cálidos del sur a soplar en su vida, ella también dice: «Despierta, viento del
norte». ¿Cómo es el viento del norte? Es frío, es frío cortante, penetrante, es duro.

Si pensamos en el viento en la Escritura como una imagen del Espíritu Santo, nos damos cuenta de que a veces el
ministerio del Espíritu en nuestras vidas es cálido, es ese viento del sur de aliento y consuelo. Pero a veces Él tiene
que soplar en nuestras vidas con ese viento del norte que está exponiendo, castigando, condenando. Él puede utilizar
las circunstancias difíciles o dolorosas como ese viento sopla a nuestras vidas.

Pero he aquí el asunto, necesitamos ambos el del norte y también el del sur, y ambos son expresiones de Su amor.
Es por eso que podía orar: «¡Despierta, viento del norte, y ven, viento del sur!» Ella les da la bienvenida a entrar en su
jardín. Y lo que quería decir es esto: los vientos del norte vendrán si les invitamos o no. La pregunta es, ¿nos
resistiremos a ellos, levantando muros y barreras, y perdiendo el beneficio que podrían tener en nuestras
vidas, o les vamos a dar la bienvenida a esos vientos fríos del norte, que son severos, que son duros como
una bendición enviada por Dios, el Maestro jardinero, intencionado en hacernos más fructíferas y más
fragantes?

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Esto se ve en la primavera, en esos meses de mucho viento. Hay algo sucediendo en el ciclo de la naturaleza ahí que
está preparando la nueva vida de la primavera y el verano. Algunos de los vientos del norte son realmente muy
importantes, en la naturaleza y en nuestras vidas, están destinados a hacernos más fructíferas y fragantes.

Así que ella dice a esos vientos del norte y del sur, «soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas». Hay una
fragancia que no se dará a conocer a través de nuestras vidas hasta que hayamos experimentado ambos tipos de
vientos. Ahora, aquí está el asunto. Todas queremos el resultado, queremos esta muy fragante, y fructífera vida
que tiene todas estas especias que se esparcen. Pero la pregunta es, ¿estamos dispuestas a dar la bienvenida
al proceso que va a hacer realidad esto en nuestras vidas?

Porque, ¿cuánto de nuestras vidas gastamos tratando de protegernos de los vientos del norte? No queremos el dolor,
no queremos la dificultad, no queremos el sufrimiento, no queremos la convicción. «Solo déjame vivir en. . . Tahití» o
en algún lugar que solo tenga los vientos cálidos del sur.

Tengo parientes en el sur, donde es mucho más cálido, mucho más tiempo es templado del que tenemos aquí en el
norte, y yo les digo: «Se necesita más carácter para vivir aquí en el Norte». Necesitamos eso, si esas especias van a
fluir a través de nuestras vidas.

Ella dice: «Despierta, viento del norte, y ven, viento del sur. Despréndanse sus aromas». Ella los invita a su jardín.
Luego dice: «Venga mi amado a su huerto y coma de su dulce fruta». Ahora, ella está diciendo, «mi jardín es su
jardín». Ella dice: «Quiero que vengas a mi vida, quiero que estés en casa. Quiero que pertenezcas aquí. Quiero que
comas libremente. Quiero que estés contento y satisfecho con la fruta que encuentras en mi vida».

Esto es un recordatorio de que nuestras vidas no son nuestras, sino que son suyas. Son Su jardín, le pertenecen a Él.
Queremos que Él entre, para encontrar la fruta agradable, y nuestra oración es: «Señor, lo que sea que esté allí, todo
lo que sea que se está produciendo en esta vida por Tu Espíritu, es todo para Ti. Es todo para Tu deleite y para Tu
disfrute».

En última instancia, yo no vivo para que las mujeres escuchen este programa. No hago esto por ustedes. Las amo, y
estoy contenta de servirles en unión con Cristo, pero al final yo vivo para Él. Si nadie más lo escucha, si a nadie más
le importa, si nadie está contenta o es bendecida por el trabajo que estoy haciendo, debería ser suficiente para mí que
Él sabe, que Él se complace, y que Él es bendecido, que Él está satisfecho.

Pienso acerca de esto, porque mucho de lo que Dios nos llama a hacer, sin importar cuál es tu trabajo, es ese
trabajo de rutina detrás del escenario, que no es público, que no recibe un montón de elogios. Recuerda que
estamos haciendo esto por Él. Es Su jardín.

Pues bien, el amado responde en el capítulo 5, en el versículo 1: «Yo vine a mi huerto, oh hermana, esposa mía; he
recogido mi mirra y mis aromas; he comido mi panal y mi miel, mi vino y mi leche he bebido. Comed, amigos; bebed
en abundancia, oh amados».

Ella lo invitó a venir a su jardín, a su vida, para comer los frutos, y Él está dispuesto a hacerlo. . . así como Cristo está
dispuesto a llegar a los corazones que desean Su comunión y Su presencia. Él dice: «Comed, amigos; bebed en
abundancia, oh amados». Esto habla de la comunión de los santos, de la esposa de Cristo, comunión con Él y con los
demás, bebiendo profundamente de Él, y alimentándose de Él.

Así que, solo algunas preguntas que le permitan a Dios examinar nuestro corazón al concluir esta sesión. ¿Cuál es la
condición de tu jardín? No me refiero al que está fuera de tu casa. Me refiero al que está de dentro de ti. No es la
condición de cómo era antes o de cómo quisieras que fuera. . . sino, ¿cómo es la condición en este momento?

¿Tal vez hay malas hierbas que han crecido allí a través de la falta de cuidado y del cultivo? ¿Tener cuidados o
riquezas o placeres de esta vida, de los que Jesús habla en el Evangelio de Lucas, han ahogado la fruta en tu jardín?
¿Es tu objetivo principal en la vida traer gloria y deleite a Él?

¿Vives para Su placer, o vives para el tuyo propio? ¿Vives para satisfacerlo a Él, o vives para satisfacerte a ti
misma? ¿Confías en Él lo suficiente como para pedirle que envíe a tu vida, no solo los cálidos y refrescantes
vientos del sur, sino también cuando Él lo considere necesario, esos severos y duros fríos invernales, vientos
del norte?

Si confías en Él, entonces sabrás cuando Él haga eso, que es para mayor fragancia, para mayor productividad, para
mayor abundancia, y podrás decir, «ven. . .tráelos». Puedes pedir al Señor que envíe los vientos del norte y aquellos
vientos del sur a soplar en tu jardín, que las especias puedan fluir.

Y luego, tu oración será: «Venga mi amado a su huerto y coma de su dulce fruta».

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Hazlo personal

Amor que crece 4: Él quiere que Su novia florezca


(Cantar de los cantares 4:12-5:1)

1. «Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía» (4:12). ¿Cuál es la condición del «jardín» de tu corazón y
tu vida? ¿Está muy bien cuidado? ¿O lleno de malas hierbas? ¿Está dando ricos y abundantes frutos para el
disfrute de tu Amado? ¿Qué tipo de frutos estás produciendo? (Si no estás segura, es posible que desees
preguntarle a alguien cercano a ti).

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2. ¿Haces esfuerzos intencionales para dar frutos espirituales? ¿Qué diferencia hace el permanecer conectada
a la Fuente?

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3. «Despierta, viento del norte, y ven, viento del sur; haced que mi huerto exhale fragancia» (4:6). ¿Confías en
el Señor Jesús lo suficiente como para invitarlo a enviar a tu vida no solo los refrescantes vientos cálidos del
sur, sino también –cuando Él lo crea necesario– enviar esos vientos cortantes, fríos e invernales del norte?

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4. «Haced que mi huerto exhale fragancia, que se esparzan sus aromas» (4:16). ¿Estás viviendo una vida
solitaria, o estás viviendo de tal manera que la vida de Cristo en ti pueda fluir hacia los demás?

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5. «Entre mi amado en su huerto y coma sus mejores frutas» (4:16). ¿Es tu objetivo principal en la vida darle
gloria y agradar a Jesús? ¿Vives para Su placer, o para el tuyo propio? ¿Vives para satisfacerlo a Él, o para
satisfacerte a ti misma?

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Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Amor vacilante

El peligro de la demora
¿Has pensado en lo paciente que Cristo es con su novia?
Es asombroso pensar cuán paciente es Cristo con los incrédulos, pero aún más increíble es pensar cuán paciente es
con nosotras.

Me doy cuenta de que mientras estamos enseñando a través de esta serie, al hacer una serie extendida de un libro
corto de la Biblia, algo de esto puede comenzar a sonar repetitivo, pero todo está en la Palabra de Dios, lo que significa
que lo necesitamos todo. Creo que hay algo muy valioso acerca de la meditación de pasajes de la Escritura, cuando
no nos limitamos a leer con rapidez, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantares, y seguimos con el siguiente libro, sino
que nos tomamos el tiempo para mirar las cosas desde muchos ángulos diferentes para saborear lo que estamos
viendo allí.

De eso es que se trata la meditación. Es masticarlo, mirarlo, y reflexionar en ello. Y cuanto más pienso en este pasaje,
más veo que hay mucho en esta serie que me hubiera gustado haber compartido de mis notas pero que terminé
eliminando. Es bueno que meditemos durante este tiempo sobre el amor de Cristo por Su pueblo. Y mi esperanza y
mi oración es que como consecuencia de fijar los ojos en Cristo y en Su gran amor, nuestras vidas sean transformadas
durante estas semanas.

Ahora, en este libro, estamos viendo el crecimiento y el desarrollo de una relación de amor. En la sección anterior,
vimos una temporada de intensa y ferviente comunión, de deleite. Hubo muchos comentarios sobre jardines y «eres
hermoso, mi amor, no hay en ti mancha» y «venga mi amado a su huerto y coma de su dulce fruta». Vimos una boda.
Vimos un gran gozo y un gran placer.

Sin embargo, en esta sección, llegamos a lo que, en este libro, es un segundo lapso en la relación. Es un recordatorio
de que las mayores brechas en una relación pueden venir en los talones de las mejores temporadas de
intimidad.

Quizás has experimentado esto en tu matrimonio. Ya sea que estés casada o no, es probable que hayas
experimentado esto en tu relación con el Señor. Quiero decir, yo puedo ir desde la cimas de las montañas hasta las
profundidades del mar, a veces en cinco minutos, o por lo menos eso parece a veces.

Así que tienes estos encuentros maravillosos con el Señor, estos grandes momentos en la montaña, y luego llegan
los desafíos y nuestra carne toma control, o cede ante el enemigo o el mundo, y nos encontramos con que la relación
realmente ha sufrido un gran golpe.

Un escritor dijo: «Es alarmante descubrir lo rápido que el fervor puede dar paso a la frialdad».

Y mientras llegamos al capítulo 5, al versículo 2, donde la novia dice:

«Yo dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi amado que llama: Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma
mía, perfecta mía, porque mi cabeza está llena de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche».

Y ella responde y le dice,

«Me he desnudado de mi ropa; ¿cómo me he de vestir? He lavado mis pies; ¿cómo los he de ensuciar? Mi amado
metió su mano por la ventanilla, y mi corazón se conmovió dentro de mí. Yo me levanté para abrir a mi amado, y mis
manos gotearon mirra, y mis dedos mirra, que corría sobre la manecilla del cerrojo. Abrí yo a mi amado; pero mi amado
se había ido, había ya pasado. Y tras su hablar salió mi alma. Lo busqué, y no lo hallé; lo llamé, y no me respondió.
Me hallaron los guardas que rondan la ciudad. Me golpearon, me hirieron; me quitaron mi manto de encima los guardas
de los muros. Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si halláis a mi amado, que le hagáis saber que estoy enferma
de amor» (vv.2-8).

Ahora, vamos a detenernos aquí. En realidad, nosotras no vamos a ver la solución de esta situación hasta la próxima
sesión, pero vamos a desempacar esta parte de la historia.

«Que le hagáis saber que estoy enferma de amor». La primera vez que ella dijo que estaba enamorada fue en el
capítulo 2, y era porque estaba llena y desbordante. Apenas podía contener todo el amor que había recibido de su
amado. Pero ahora, cuando ella lo dice, ella está hablando desde un lugar de sequedad y de aridez. Ella anhela tener
restaurada la intimidad que había experimentado en el pasado con su amado.

Y es entonces que ella dice: «Yo dormía, pero mi corazón velaba». Esta escena toma lugar en la noche. La novia está
en casa, está en la cama. Acaba de caer en el sueño y nota que ella no está afuera corriendo atrás de otros hombres.
Ella no está haciendo nada flagrantemente inmoral o pecaminoso que cause esta brecha en la relación. Ella solo está
medio dormida. Ella se ha vuelto indiferente e insensible a las insinuaciones de su amado.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Y qué imagen tenemos aquí de cómo el letargo y la pereza espiritual ocurren en la esposa de Cristo, en la
iglesia y en nosotras como creyentes. Muy a menudo nos encontramos medio dormidas, no por estar haciendo
abiertamente algo malo, simplemente complacientes, indiferentes a la voz de nuestro Amado.

Así, en esa condición, ella escucha la voz de su amado. Él la llama diciéndole: «Ábreme, hermana mía, amiga mía,
paloma mía, perfecta mía, porque mi cabeza está cubierta de rocío, mis cabellos de las gotas de la noche».

Él le habla con gran ternura y afecto. Ella es todo para él. Él la llama, «mi hermana, mi amor, mi paloma, mi perfecta».
Y él le pide que lo deje entrar. Él ha estado fuera trabajando, y su cabeza y sus cabellos están bañados con el rocío
pesado de la noche.

Y cuando leí este pasaje, trajo a mi mente la imagen de Jesús en Getsemaní, que sudó como grandes gotas de sangre.
Leemos acerca de Su aflicción y de la angustia de Su alma cuando estaba a punto de cumplir la voluntad del Padre y
el plan de redención.

Pues bien, el amado quiere que su novia esté en comunión con él, para entrar en la participación de sus
padecimientos, para servir con él. Él va a llamarla a una vida de servicio con él. Pero, ¿estará ella dispuesta a
renunciar a la conveniencia y a la comodidad? ¿Estará dispuesta a unirse a él cuando haya sufrimiento, trabajo,
trabajo sacrificial involucrado en este llamado? Ella lo recibió como su rey, pero ¿lo recibirá cuando se ve como un
varón de dolores, cuando ella está llamada a llevar las cargas con él?

Ahora, la respuesta a su llamado es tan diferente de la respuesta de aquella novia dispuesta y llena de amor que
conocimos antes, donde ella dijo: «Venga mi amado a su huerto y coma de su dulce fruta». Esta vez ella dice, en el
versículo 3, cuando él la llama: «Me he desnudado de mi ropa; ¿cómo me he de vestir? He lavado mis pies; ¿cómo
los he de ensuciar?» ¿Qué está ella haciendo? Ella está poniendo excusas. «No es conveniente».

Ahora, aquí está el verdadero problema y es el verdadero problema cuando tenemos brechas en nuestra relación con
el Señor; y con frecuencia cuando hay una brecha en el matrimonio. El asunto es que ella se ha centrado en ella
misma. «Me he desnudado de mi ropa; ¿cómo me he de vestir? He lavado mis pies; ¿cómo los he de ensuciar?» Yo,
yo, y yo. Ella dejó su primer amor. Si has leído el párrafo anterior, el final del capítulo 4, podrías pensar: «pero esto
nunca podría suceder». Pero sí ocurre.

Hay veces en nuestro caminar con el Señor cuando pensamos: «Nunca dejaré de amarlo». Eso fue lo que dijo Pedro.
¿No es cierto? «Te seguiré, Señor, aunque todo el mundo te abandone».

Pero Jesús le dice: «En el momento en que el gallo cante, habrás negado tres veces que siquiera me conoces».
Sucede demasiado rápido.

Ella ha perdido sus ojos de paloma. Ella no está centrada en él sino en sí misma. Ella está satisfecha con sus pies
lavados, nítidos, mientras que él está allá fuera a media noche trabajando para los demás. Ella se siente satisfecha
personalmente. No quiere ser molestada o incomodada o sentir la necesidad de hacer sacrificios. Ella quiere
disfrutar una vida segura. Ella no quiere arriesgarse a quedar «hecha un desastre».

Ahora, qué diferente es lo que leemos de esta novia en el capítulo 1, en el versículo 4 donde ella le dice: «Atráeme;
en pos de ti correremos». Como ves, su corazón ha cambiado. La última vez que perdió el sentido de su presencia,
en el capítulo 3, ella lo abrazó y le dijo: «Yo nunca te voy a dejar ir de nuevo». Y solo unos pocos versículos antes,
había dicho: «Venga mi amado a su huerto a comer su fruto agradable». Ahora él está pidiendo que se abra con él, y
ella tiene todo tipo de excusas para negársele.

Hay ese constante peligro en nuestras vidas de complacernos a nosotras mismas, dando por sentado lo que
tenemos en nuestro amado.

Jesús recalcó la importancia de permanecer espiritualmente despiertas, alertas, vigilantes. Él le dijo a Sus discípulos
dormidos en el huerto de Getsemaní: «Velad y orad para que no entréis en tentación» (Mateo 26:41). Y tú lees ese
tipo de lenguaje a través de las epístolas del Nuevo Testamento.

Pero llegamos a ser espiritualmente perezosas. Nos arrullamos con todo tipo de cosas, con un exceso de comida,
con entretenimiento, con películas, juegos, conversaciones sin sentido, incluso la actividad cristiana, y los
servicios y los programas. Todo esto nos puede llenar para que estemos sedadas. Estamos repletas, y no
tenemos lugar para Él, en realidad no tenemos deseo por Él, caemos en la satisfacción personal. Entonces lo
que pasa es que terminamos enfocándonos más en las bendiciones que Él nos ha dado que en Aquél que nos
bendice, quien nos ha dado todos dones, todos esos regalos.

¿De dónde obtuvo ella esa pureza? ¿De dónde obtenemos la pureza que solo queremos sentarnos y disfrutar? La
tenemos por Él. Él la compró en la cruz. El mismo orden y la belleza que Él ha traído a nuestras vidas, en la medida
en que hemos crecido en la relación de amor con Él, los pies limpios, el lino fino, la justicia de los santos, el manto al
que ella se refiere, todo esto puede convertirse en un motivo para excluirlo a Él de nuestras vidas, y nos hacemos
renuentes a renunciar a esas comodidades espirituales, para unirnos a Él en Su trabajo y en Su esfuerzo por los
demás.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Bueno, a pesar de la respuesta reticente de su novia, el Amado es increíblemente paciente. Él persevera y continúa
persiguiéndola.

Y es bastante increíble pensar, cómo Cristo es paciente con los incrédulos, pero es aún más increíble pensar
cómo es paciente con nosotras. Las que lo conocemos y lo amamos y le pertenecemos, y Él nos aguanta,
persevera y sigue persiguiéndonos.

Y eso es lo que Él hace en este pasaje, en el versículo 4: «Mi amado metió su mano por el cierre (o la apertura), el
agujero de la puerta».

Y esa es una referencia, creo, al hecho de que en algunos hogares hebreos tenían un agujero en la puerta, y el
propietario podía meter su mano desde el exterior y abrir la puerta con una llave o con un tornillo en el interior, y entrar.

Así que él mete su mano. Es una mano familiar para ella, una mano que una vez la había abrazado. Leímos sobre
esto en el capítulo 1, cuando dice que «su mano izquierda está debajo de mi cabeza y su derecha me abraza». Ella
conocía esa mano muy bien. Esa mano era un recordatorio de la intimidad que habían disfrutado juntos.

Ahora, recuerden que este amado es un tipo de Cristo, y cuando llega a buscar la entrada a nuestras vidas, incluso
cuando tienes sueño, complaciente, sin prestarle atención, vemos que esas manos son las manos con cicatrices por
los clavos. Él nos llama a tomar Su mano para unirnos a Él en Su obra redentora en el mundo.

Bueno, cuando él metió la mano en la apertura de la puerta, ella dice: «Mi corazón se conmovió dentro de mí». Aquí
tiene un cambio de corazón, que es evidencia de que ella le pertenece. Si tú no le perteneces a Él, tu corazón no va a
ser movido. Ella está profundamente conmovida. Ella se movió. Ella se da cuenta de a quién ha rechazado y lo que
ha rechazado, y ella anhela estar con él.

Así que, finalmente, ella se levanta. Y en el versículo 5 dice: «Me levanté para abrir a mi amado». Ahora bien, si crees
que has escuchado eso antes en esta serie, es porque sí lo has escuchado. Ya en el capítulo 3, tuvimos un incidente
similar.

Y qué recordatorio de que estos lapsos en nuestra relación con Cristo no son solo una vez. Pueden ser recurrentes.
Puede haber diferentes razones para esas brechas en nuestra relación con Él.

Ella se levantó luego para abrirle a su amado. Ahora se levanta de nuevo para abrirle. Creo que por eso es que el
salmista oró: «Señor, ¿no volverás a darnos vida?», otra vez, y otra vez, y otra vez. Sé que esa es la frecuencia que
yo lo necesito, una y otra vez, «¡aviva mi corazón, oh Señor!»

Así que, finalmente, ella decide abandonar su lugar cómodo de descanso, se pone la bata, se ensucia los pies, abre
la puerta para dejarlo entrar. Ella dice: «abrí yo a mi amado, pero», en el versículo 6, para su sorpresa, «mi amado se
había ido».

Ella esperaba que él estuviera allí tan pronto como abrió la puerta y que todo inmediatamente regresara a la
normalidad. Pero eso no fue lo que sucedió. Ella tardó en responder a su iniciativa, y ahora ella no percibe su
presencia.

Oh amigas, es tan importante cuando sentimos un llamado del Señor en nuestros corazones para estar en comunión
con Él, para servir con Él, ya sea a media noche o a medio día. Es muy importante que seamos rápidas en
responder y en decir: «Sí, Señor».

Como dice Isaías: «Buscad a Jehová mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto que está cercano».

Hay consecuencias para una respuesta tardía. Si quieres ver más acerca de esto, lee Proverbios capítulo 1,
comenzando en el versículo 24 dice: «Porque he llamado y habéis rehusado oír, he extendido mi mano y nadie ha
hecho caso». Entonces ese pasaje pasa a enumerar las consecuencias graves que vienen sobre nuestras vidas
cuando no respondemos rápidamente al llamado del Señor. Y esas consecuencias son todo tipo de problemas,
calamidades y crisis. Y nos encontramos en medio de toda esa tormenta de viento y nos preguntamos: «¿Y qué está
pasando?»

Cuando, en muchos casos, la calamidad y la crisis (aunque no siempre, pero a veces), se remonta al hecho de
que nuestro Amado estaba tratando de llamar nuestra atención y nosotras no estábamos prestando atención;
por lo que Él ahora está captando nuestra atención. Y algunas veces Él puede usar la calamidad y la crisis
para eso.

Bueno, pues ella dice: «Tras su hablar salió mi alma». Otra traducción sería: «Mi alma falló». Este es un momento de
infarto cuando ella se da cuenta de que él se ha ido y ahora ella está angustiada. Así que empieza a buscarlo con
ansias. Ella dice, «lo busqué, y no lo hallé. Lo llamé, y no me respondió».

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Escucha, la peor consecuencia de ser lenta para responder a la iniciativa de Dios en nuestras vidas, puede ser
la retirada de Su presencia, la pérdida de la intimidad y la falta de comunicación. «Lo busqué, y no lo hallé. Lo
llamé, y no me respondió». Esa relación rota no siempre se puede restaurar fácilmente.

Harry Ironside era un comentarista de la década de los 1900 y lo dice así: «Si no respondes a Su voz cuando venga
en tierna gracia, puedes buscarlo por mucho tiempo antes de que disfrutes de comunión con Él otra vez. Tal es la
sensibilidad del amor. Él quiere hacerte sentir que Su amor vale la pena y quiere probar si estás realmente en serio
cuando profesas desear comunión con Él».

Pues bien, como antes, en el caso del capítulo 3, ella una vez más sale de su casa. Ella va a la ciudad en busca de
su amado. Y como sucedió la vez anterior, los guardias la encontraron. Pero esta vez, el tratamiento es diferente al
tratamiento que había recibido antes.

En el versículo 7 dice: «Me hallaron los guardas que rondan la ciudad; me golpearon, me hirieron; me quitaron mi
manto de encima los guardas de los muros». Y en esa cultura, para una mujer casada estar sin manto en público era
algo vergonzoso. Representaba una pérdida de la reputación o del carácter.

Ahora, hemos dicho que los vigilantes son una imagen de guardianes espirituales, de pastores o de líderes. Y el hecho
de que la golpearon, que la hirieron, podría hablar de cómo nuestros líderes espirituales a veces tienen que hablar en
nuestras vidas palabras que hieren o que nos hacen daño, para que podamos ser sanadas. A veces nos tienen que
decir cosas duras.

O puede ser que estos guardianes espirituales la malinterpretaron. Se supone que una mujer de buen carácter moral
no estaría en la calle en el medio de la noche. Así que tal vez no entendieron sus motivos para estar allí.

Fuera lo que fuera, ya fuera que estaban tratando de ayudarla o que la malentendieron, toda la experiencia fue
dolorosa. Ella fue herida por aquellos que debían haberla consolado y ayudado.

Así que, finalmente, ella va a este grupo de mujeres que en el Cantar de los cantares, es conocido como las hijas de
Jerusalén. Creo que esta es una imagen de los otros creyentes, tal vez los creyentes más jóvenes y menos maduros,
pero que son sus amigos. Y ella les dice: «¡Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si halláis a mi amado, que le
hagáis saber que estoy enferma de amor!»

Bueno, en este punto, después de haber pasado por todo lo que ha pasado; después de haber tenido ese «paro
cardíaco» cuando ella abre la puerta y él no está allí, luego de buscarlo, de tener estos vigilantes que la hieren, que le
pegan y que toman su velo; en este punto ella tiene un deseo insaciable por su amado. Ella está desesperada, y está
dispuesta a humillarse y a pedir ayuda.

Ahora, en la próxima sesión, seguiremos en donde nos quedamos aquí, y veremos esta búsqueda de la restauración
de la intimidad. Pero quiero hacer una pausa aquí por un momento y hablar a nuestros corazones.

Mientras estamos escuchando esta historia, tal vez has estado dormida, satisfecha, e indiferente en tu relación con el
Señor. ¿Ha estado Él llamándote y lo has ignorado? ¿Has hecho excusas, o lo dejas fuera?

Sabes, voy a confesar que me di cuenta el otro día mientras yo estaba trabajando en esta serie, que cuando estoy
estudiando o en mi tiempo de quietud, a veces sentada trabajando en una sesión de este tipo, que cuando escucho
los sonidos en vibración del teléfono, o tengo un mensaje de texto o un correo electrónico, a menudo respondo más
rápido a los mensajes de texto o a los correos electrónicos que al Señor. Es como una reacción automática, oigo la
vibración o el timbre, y tengo que tomarlo.

Y me di cuenta cuando yo estaba saltando para ver mi teléfono el otro día, y me pregunté, «¿por qué no soy así cuando
el Señor me habla?»

Hemos caído en ese lugar de complacencia, y como consecuencia perdemos el sentido de Su presencia en
nuestras vidas.

¿Tiene tu corazón anhelos por él mientras estás escuchando esta serie? Mientras estás siguiendo esta novia, ¿estás
desesperada por experimentar la restauración de Su presencia en tu vida?

Mientras he estado trabajando en esta serie, encuentro que mi propio corazón es tan necesitado, tan deseoso de
conocerlo y de responderle de una manera más profunda, más íntima y personal, de tener una relación más profunda
con Él de lo que he estado experimentando.

Y nuestro corazón está anhelando, si estamos desesperadas por más de Su presencia en nuestras vidas,
entonces creo que el primer paso es hacer lo que hizo esta novia, y es ser honestas, reconocer nuestra
condición, reconocer nuestra necesidad, y pedir oración, pedir ayuda. Ella dice: «¡Yo os conjuro, oh doncellas
de Jerusalén, si halláis a mi amado, que le hagáis saber que estoy enferma de amor!» «Ayúdenme. Ayúdenos a
reunirnos. Ayúdenos a estar juntos».

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Ella tiene que ser lo suficientemente humilde como para decir: «Tengo un problema». Y tenemos que ser lo
suficientemente humildes como para decir: «Hay algo que falta en mí caminar con el Señor». Esto pudo haber ocurrido
por diversas razones en nuestras vidas en las diferentes etapas de nuestras vidas, pero oh cuán importante es decir,
«soy yo que necesito oración. ¿Me pueden ayudar a encontrar a mi amado? ¿Podrían orar por mí?»

Ves, muchas veces vamos en la vida cristiana diciendo que estamos bien, que lo estamos haciendo bien. Estamos
viviendo en la superficie en muchas de nuestras relaciones, pero cuán importante es tener personas en nuestras vidas
a las que podemos acudir y decir: «¿Puedes ayudarme a encontrarlo? Necesito oración. Necesito más. Quiero más».

Mi mano está levantada, soy yo la que necesito la gracia de Dios, Su intervención en mi vida. Quiero encontrar a mi
Amado y experimentar la intimidad con Él que una vez conocí.

Estamos diciendo,

«Oh Señor, queremos intimidad restaurada, queremos una comunión más profunda, una comunión más íntima
contigo. Ayúdanos, Señor. Algunas de nosotras hemos perdido el sentido de Tu presencia, y ha sido desde hace
mucho tiempo, y hemos estado medio dormidas, nos hemos complacido a nosotras mismas, y no respondemos.
Señor, por favor, muéstranos dónde y cómo podemos encontrarte, y no solo caminar en unión contigo, sino también
en una comunión profunda y rica».

Y pido por mis hermanas, por mis hermanas y yo Señor, levantamos nuestros corazones a Ti y Te decimos: «Ven a
visitarnos, reúnete con nosotras, date a conocer a nosotras, rebélate a nosotras». Yo ruego en el nombre de Jesús,
Amén.

Hazlo personal

Amor vacilante 1: El peligro de la demora


(Cantar de los cantares 5:2-8)

1. «Yo dormía» (5:2). ¿Estás adormecida o satisfecha espiritualmente? Si es así, ¿qué clase de cosas te han
«arrullado para que duermas» y han entorpecido tu capacidad de responderle a Jesús?

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2. ¿Hay el anhelo en tu corazón de experimentar una comunión más profunda con el Señor? Si has perdido la
intimidad de la que antes disfrutabas con Él, ¿qué medidas puedes tomar para comenzar a restaurarla? Si
estás casada, ¿hay algunos pasos que debas dar para procurar la restauración de la intimidad con tu pareja?

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3. ¿Cómo puedes permanecer espiritualmente despierta, alerta, y no caer en la complacencia en tu relación con
Cristo?

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4. ¡Es la voz de mi amado! Él llama, diciendo. «Ábreme, hermana mía, amada mía» (5:2). ¿Está el Señor tratando
de atraerte hacia Él ? ¿Estás dudando, o vas a responder de forma inmediata?

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Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Amor vacilante

Alimentada por la hermosura de Cristo


¿Qué haces cuando no tienes deseo de adorar a Cristo?
Es de suma importancia que en temporadas de sequía espiritual o de lejanía de nuestro Amado tomemos el tiempo
para traer a la memoria como es Él y verbalizar Sus características… y por fe alabarle a Él por lo que ha sido
verdadero de Él en el pasado, aun cuando no tengas esos sentimientos en este momento.

En la última sesión vimos que la novia despreció la iniciativa de su novio. Ella se demoró en responder a su llamado,
y cuando finalmente se decidió a abrirle la puerta para que entrara, él ya se había ido. Al ver su ausencia ella sale a
buscarlo en medio de la noche, lo que se vuelve una tarea muy difícil.

Ella es malentendida, es la medianoche, y a esas horas, ¿qué mujeres respetables caminan por las calles? Y así es
que finalmente ella se vuelve a las hijas de Jerusalén, sus amigas, y procura su ayuda para encontrarlo. Y si lo
encuentran, ella dice, «¿podrían, por favor, darle un mensaje de mi parte?»

Capítulo 5, versículo 8: «Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, si halláis a mi amado, que le hagáis saber que
estoy enferma de amor». Y entonces esas hijas de Jerusalén le dicen a ella en el versículo 9: «¿Qué es tu amado más
que otro amado, oh la más hermosa de todas las mujeres? ¿Qué es tú amado más que otro amado que así nos
conjuras?»

O como dice la NVI (Nueva Versión Internacional): «Dinos, bella entre las bellas, ¿en qué aventaja tu amado a otros
hombres que nos haces tales ruegos?» Hay más hombres por aquí. Si lo has perdido, búscate otro.

En respuesta a esa pregunta, la novia empieza a pensar en qué es lo que hace a su amado tan especial. ¿Qué lo
hace destacarse entre todos los demás hombres? Ella se dispone a explicarles a las hijas de Jerusalén lo que lo hace
único entre los demás.

En el versículo 10, ella empieza hacer una descripción general, y dice: «Mi amado es blanco y rubio, señalado entre
diez mil». Esa palabra blanco es una que algunas versiones la traducen como «resplandeciente» o «deslumbrante».
Esto se refiere a un blanco enceguecedor. Me recuerda la imagen de Jesús en los evangelios, cuando Él está en el
monte de la transfiguración, a medida que Su gloria y Su deidad están siendo reveladas, Sus vestiduras se tornaron
en un blanco deslumbrante. Yo creo que esta descripción de «mi amado» como «blanco» resplandeciente, es brillante,
es deslumbrante. Es una imagen de la deidad de Cristo, de la gloria de Cristo.

Ella entonces dice que también Él es rubio –en algunas versiones como LBLA (La Biblia de las Américas), dice que es
sonrosado– que Él es resplandeciente y sonrosado. Eso está haciendo referencia a una piel saludable a una apariencia
sana y masculina.

Así que ella contrasta su deidad, su grandeza y su gloria con su suprema humanidad. Él es Dios, pero Él es hombre.
Y ella hace ese retrato detallado de su amado, empezando con su cabeza, su pelo, hasta llegar hasta Sus pies. En
respuesta a estas hijas de Jerusalén, ella hace un recuento sobre todo lo que ella admira de la apariencia de su amado.

A medida que leemos esta descripción, nos damos cuenta que estamos siendo testigos de una revelación de las
excelencias y el esplendor de las glorias de Cristo, las cuales ella está dando a conocer. Nuestro amado es brillante,
Él es rubio, Él no tiene tacha alguna; Él es, como dice ella, el primero entre miles (y esta es una manera poética de
decir, «no hay nadie como Él») Él no tiene igual, Él es incomparable.

Ahora bien, ella no estaba pensando esto cuando él le tocó la puerta y le dijo: «Déjame entrar», y ella le contestó, «no
quiero ensuciarme los pies». ¿No es cierto? A ella se le había olvidado lo bello que él era, lo hermoso. Así es que al
responderle la pregunta a las hijas de Jerusalén, «¿qué tan especial es tu amado?» Ella empieza a recordar lo especial
que es él.

Nosotras leemos esta descripción en el versículo 11,

«Su cabeza es como oro, oro puro, sus cabellos, como racimos de dátiles, negros como el cuervo. Sus ojos son como
palomas junto a corrientes de agua, bañados en leche, colocados en su engaste. Sus mejillas, como eras de bálsamo,
como riberas de hierbas aromáticas; sus labios son lirios que destilan mirra líquida.

Sus manos, barras de oro engastadas de berilo; su vientre, marfil tallado recubierto de zafiros. Sus piernas, columnas
de alabastro asentadas sobre basas de oro puro; su aspecto, como el Líbano, gallardo como los cedros. Su paladar,
dulcísimo…» (vv. 11-16)

En esta descripción —no vamos a tomar tiempo para detallarla– ella ve en su cabeza una figura de su dignidad, de su
nobleza, de su autoridad. En sus ojos, ella ve retratada la gentileza, la compasión, la ternura, la gracia. En sus mejillas
está la fragancia de su pasión, su sufrimiento y su muerte. En sus labios vemos la pureza, el poder, y la belleza de sus
palabras.

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Nosotras vemos la obra de Sus manos, manos que nos sostienen salvas y seguras. En Su cuerpo nosotras vemos
retratada la belleza de Cristo, Su perfección, Su simetría. En Sus piernas, vemos Su fuerza real, la habilidad de
sostener a Su pueblo. Y a medida en que vemos esta descripción del Amado en el Antiguo Testamento, yo no puedo
dejar de pensar en la revelación que el apóstol Juan vio en la Isla de Patmos de Jesucristo ascendido en Su gloria.

Leemos en Apocalipsis capítulo 1, empezando en el versículo 13,

«Y en medio de los candelabros, vi a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido con una túnica que le llegaba hasta
los pies y ceñido por el pecho con un cinto de oro. Su cabeza y sus cabellos eran blancos como la blanca lana, como
la nieve; sus ojos eran como llama de fuego; sus pies semejantes al bronce bruñido cuando se le ha hecho refulgir en
el horno, y su voz como el ruido de muchas aguas» (vv. 13-15).

En las descripciones de Cristo en el Antiguo y en el Nuevo Testamento, vemos que todo en Él sobrepasa y excede a
cualquier otra persona. En cada detalle Él es magnífico y en sentido general, Él es magnífico.

Él es magnífico en cada una de sus partes. Él es magnífico en el todo.

Así es que esta novia termina como empieza, con una descripción general de su belleza. Ella dice, volviendo al
versículo 16: «Sí, Él es todo hermoso, Él es todo bello», literalmente, «todo él es encantador y deseable». Todo acerca
de Él es precioso. «Este es mi amado y mi amigo, oh hijas de Jerusalén».

Recuerden nuevamente que en la última sesión, vimos cómo el novio toca la puerta y le pide que le abra, pero en ese
momento ella estaba enfocada en ella misma y le dice, «Me he quitado la ropa, ya he lavado mis pies, ¿cómo los
ensuciaré de nuevo?» Y la consecuencia de pensar solo en ella misma es que ella está separada de su amado.

Ahora, ella transfiere su atención de ella misma y la fija en el novio. Ella se enfoca en su magnificencia, en su valor,
en quien él es. Y ya para el momento en que termina de describirlo, se da cuenta de quién es el que ella ha despreciado
y qué tan increíblemente precioso y deseable es él para ella.

Es tan importante que en épocas de sequía espiritual o de separación de nuestro Amado, tomemos tiempo
para recordar cómo Él es, verbalizando sus características… y por fe alabarlo por lo que en el pasado hemos
conocido que es verdadero de Él, aun cuando no estemos sintiendo esas cosas en el momento.

A medida que quitamos la vista de nosotras mismas y la colocamos en Él, en adoración y alabanza,
encontramos que Dios aviva nuestros corazones y volvemos apreciar a Cristo en el momento presente. Y
piensoen ese versículo 7 de 1 Pedro capítulo 2 que dice: «A ustedes los que creen, Él (Cristo) es precioso». A medida
que te enfocas en Él, a medida que fijas tus ojos en Él, a medida que lo describes, y lo adoras, vas a encontrarlo
precioso.

A medida que esta novia está pensando y verbalizando su respuesta a la pregunta: «¿Qué encuentras de especial en
tu amado?», algo sucede en su corazón y algo le sucede a las hijas de Jerusalén. Vamos a empezar con las hijas de
Jerusalén, en el capítulo 6, el versículo 1. A medida que ellas oyen la descripción de su amado, hay un deseo acelerado
en sus corazones por encontrarlo.

Le dicen a ella: «¿Adónde se ha ido tu amado, oh la más hermosa de las mujeres? ¿Adónde se ha dirigido tu amado,
para que lo busquemos contigo?» Ellas están diciendo: «Él es tan maravilloso que nosotras le queremos conocer
también. ¿Cómo podemos encontrarlo?» Hay un impacto tan grande cuando nosotras hablamos de la belleza de Cristo
y de lo que Él significa para nosotras. Ese impacto puede ser en aquellos que absolutamente no conocen a Cristo y
que están perdidos.

Para ser un testigo efectivo de Cristo no hay que saber «los cuatro pasos para esto» o los «ocho pasos para lo otro».
Estoy pensando en mi amiga Valerie. Hace quince o dieciséis años, Valerie asistía a un estudio bíblico que yo
enseñaba en mi casa, y para ser breve, ella entregó su vida a Cristo.

Ella era una mujer que había estado buscando y Dios la estaba atrayendo hacia Él y ella le entregó su vida al Señor.
Cristo tomó su vida, y ella fue totalmente transformada. En ese momento Valerie era una peluquera, tenía mucha
clientela, muchas clientas y muchas personas a quienes les podía hablar.

Sin tener ningún tipo de entrenamiento teológico o sin haber tenido muchas horas de estudio, Valerie se encontró
hablando de Cristo —porque Él cambió su vida. Ella no sabía cómo explicarlo todo. Recuerdo que ella decía en esa
época, «yo no sé cómo explicar todo eso, simplemente no tengo todas las respuestas».

Pero ella fue, y es, un testigo increíblemente efectivo porque ella simplemente le habla a otros sobre su Amado:
«Este es quien Él es. Esto es lo que Él significa para mí».

Pero no es solo hablarles a personas perdidas lo que hace el impacto, también es el valor y la importancia de hablar
con otros creyentes sobre Cristo. ¿Qué sucede cuando hacemos esto? Eso fortalece nuestra fe, pero también

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esto mueve en otros sus afectos y su pasión por Él, y más importante que todo lo demás, bendice al Señor
cuando lo exaltamos.

Malaquías capítulo 3 dice,

«Entonces los que temían al Señor se hablaron unos a otros, y el Señor prestó atención y escuchó, y fue escrito
delante de Él un libro memorial para los que temen al Señor y para los que estiman su nombre» (v.16).

Así es que estas hijas de Jerusalén, están decididas y quieren conocer, amar y responder a este novio a medida en
que oyen cómo esta novia lo describe cuán apuesto es y lo que él significa para ella. Pero entonces en el mismo
corazón de la novia, algo sucede.

A medida que ella da testimonio sobre su amado, a medida que ella lo describe y le dice a otras qué maravilloso es él,
hay algo que está palpitando en su corazón. Ella se da cuenta que realmente él no la ha abandonado, él no la ha
dejado, como ella pensaba. Ella simplemente había perdido el sentido consciente de su presencia en su vida. A medida
que ella lo alaba, en ella se restaura el sentido de Su presencia.

Ella dice en el versículo 2: «Mi amado ha descendido a su huerto» ¿Qué es su huerto? Es su corazón, su vida, «él ha
descendido a su huerto, a las eras del bálsamo, a apacentar su rebaño en los huertos y a recoger lirios». Ella está
diciendo, «él está aquí mismo, donde le encanta estar, con su rebaño». Simplemente no estaba reconociendo y
disfrutando de su presencia, por esa complacencia, que la llevó a no responder a su llamado.

Entonces, en el versículo 3 ella dice, «yo soy de mi amado y mi amado es mío, él apacienta entre lirios». Y ya en este
punto su amor ha madurado. Nosotras leímos un versículo similar, pero en esta ocasión está escrito un poco diferente.
La primera vez, ella dice, «mi amado es mío, y yo soy de él». Pero ahora ella dice, «yo soy de mi amado y mi amado
es mío».

En otras palabras, ella llega a un punto en su vida donde nada le importa excepto que ella le pertenece a él. Ella ya
no lo está disfrutando porque él la satisface o la bendice. Ella ahora lo está amando, no por lo que él es para
ella sino por cómo ella lo puede bendecir a él. Ahí está la diferencia.

Ahora, Dios nos da buenos regalos y dones llenos de gracia, y Él quiere que nosotras los disfrutemos. Su presencia,
Su paz, Su gozo; pero Él quiere que lo atesoremos a Él por encima de todo eso. Esto me lleva aquí a decir una palabra
sobre los sentimientos y las emociones en nuestra relación con el Señor.

Hay momentos en nuestras vidas como creyentes, donde solo el pensar en Cristo y en Su amor nos mueve
profundamente. Tengo amigas que son así. Y muchas veces me siento un poco incómoda alrededor de ellas cuando
no puedo identificarme con los mismos sentimientos, cuando me siento fría y reseca, cuando las cosas que sé en mi
mente, no calientan mi corazón, ¿soy yo la única en este lugar que se siente de esa manera? No lo creo.

Puedo recordarles que los sentimientos tienen muy poco que ver con la realidad. Los sentimientos no son
necesariamente malos en sí mismos. Ahora, si nosotras permitimos que ellos sean los que gobiernen nuestras vidas,
eso ya es otra cosa. Pero debemos aprender a caminar por fe cuando no sintamos Su presencia, y a confiar cuando
no tengamos ese sentido de Su presencia.

Habrá temporadas de sequía espiritual en nuestras vidas, tiempos donde no tendremos esos grandes, cálidos y tiernos
sentimientos hacia el Señor. Algunas veces esto puede ser por nuestra falta de respuesta en el pasado y Él está
deseando enardecer nuestros corazones para que podamos apreciar lo precioso que Él es.

A veces, y quizás no del todo por nuestra falta —sin importar la razón— cuando lleguemos a esas etapas de sequía
espiritual, les quiero animar a recordar que Dios se acerca cuando lo alabamos. Dios habita en medio de las alabanzas
de Su pueblo, dice el Salmo 22. A medida que empiezas a alabar y a admirar a Cristo y a expresar gratitud por
Sus características y Sus gracias, como esta novia ha hecho con su amado, encontrarás que vas a empezar a
experimentar un mayor sentido de la realidad de Su presencia.

De paso, permítanme decirles que Dios no tiene la intención de que siempre sintamos un éxtasis hacia nuestro Amado
espiritual, así como tampoco siempre tendrás un sentimiento romántico hacia tu compañero, no si has estado casada
más de una o dos semanas.

Si nunca has tenido esos sentimientos, esto debe preocuparte. Pero Dios no tenía la intención de que física o
emocionalmente, o de cualquier otra forma fuéramos capaces de mantener esos altos niveles de emoción. Si
tú los tuvieras todo el tiempo, no los apreciarías ¿No es cierto?

De hecho, si no tuviéramos periodos de sequía en nuestro andar con el Señor, nuestro amor sería egoísta. No
sería amor en lo absoluto, porque todo estaría centrado en lo que Él hace por nosotras. Pero cuando
aprendemos a amarle y a confiar en Él, aun cuando no sentimos Su presencia, cuando lo alabamos a Él, aun
cuando nuestros ojos están llenos de lágrimas, hay algo realmente precioso en esa ofrenda al Señor.

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En esas ocasiones en que estamos privadas del sentido consciente de Su presencia, nos vemos forzadas a ir atrás y
a recordar qué es lo precioso acerca de Cristo. Así que les quiero preguntar hoy, ¿cómo responderías la pregunta que
esas mujeres le hicieron a esta novia? «¿Qué es lo tiene tu amado, más que cualquier otro amado? ¿Qué hace a tu
amado algo tan especial?»

Y de paso, si hay algún otro amado que ames más que a Él, a quien hayas puesto en Su lugar o hayas permitido que
tome Su lugar en tu vida, ¿cómo le llamamos a eso? Un ídolo. Así es que, a medida que piensas en tu amado, ¿qué
es Él más que otro amor? ¿Qué le hace a Él más precioso, más maravilloso, más grande, que cualquiera o cualquier
otra cosa que es especial en tu vida?

Te quiero animar a hacer una lista de algunas de las cualidades, algunas de las características que tú admiras en Él.
Quizás es algo que quieras compartir con otra persona. «Esto es lo que mi Amado es para mí…» Quizás quieras
escribirle una carta de amor a Jesús mismo y decirle: «Esto es quien Tú eres para mí». Pero quiero animarlas a
hacerlo en detalle, a hacer una lista de lo que admiras en Él.

Voy a arriesgarme a hacer algo aquí, porque aún no he repasado con cuidado esta idea. Anoche, a medida que
terminaba de darle un último vistazo a mi preparación, tomé tiempo para escribirle una nota al Señor. Y en ese
momento encontré una tarjeta que alguien me había escrito y en la portada decía: «Para Ti», y pensé, esta es la idea
apropiada. Quiero que esta nota sea para Jesús.

Y no voy a leerte todo lo que dice, pero voy a compartir solo algunas de las cosas que dije acerca de Él a medida en
que pensaba en esa pregunta, «¿qué tiene mi Amado más que cualquier otro amado?»

Recordé que:

 Era una enemiga de Dios y Cristo me reconcilió con Dios.


 Estaba llena de pecado, y Cristo tomó mi pecado y me vistió con Su justicia perfecta. Él me imputó Su vida
perfecta y obediente.
 Caminaba en oscuridad y muerte, y mi Amado trajo vida y luz a mí.
 Odiaba a Dios y todo lo que es bueno, de acuerdo a las Escrituras esa era yo, pero Él capturó mi corazón con
Su amor.
 Estaba vacía y Él me llenó.
 Él me rescató de la esclavitud del maligno e hizo de mí Su gozosa esclava.
 No lo estaba buscando, pero Él sí me buscó a mí.
 Él es la fuente de toda bendición y esa «fuente llena con sangre de Sus venas» ha causado que todas las
manchas de mi culpa sean borradas.
 Él es el Pan para mi alma hambrienta.
 Él es el Agua viva que satisface mi sed.
 Él es la riqueza de Dios para mi pobreza.
 Él es la fuerza para mi debilidad. Me recuerdo a mí misma que
 Él es mi buen Pastor, es el gran Pastor, Él es el Pastor de los pastores. Él guía, protege y provee para todas
mis necesidades.
 Él es el esplendor de la gloria de Dios; sin embargo, Él mismo tomó forma humana para rescatar a pecadores
de Su ira.
 Él es completamente Dios y completamente hombre.

Traje todo esto a mi memoria y le di gracias a Él porque:

 Él es el Cordero sacrificial de Dios que quita el  Él está lleno de gracia, bondad y bien.
pecado del mundo, Él puso Su vida para que  Él es mi defensor en contra de los ataques y
nosotras pudiéramos tener vida eterna. acusaciones del maligno.
 Él es sin pecado, sin mancha, sin culpa, y aun  Él es mi paz.
así Él tomó todo mi pecado, mi culpa y cargó  Él es mi esperanza eterna.
en su totalidad la penalidad de la ira del Padre  Él es mi gozo.
por mi pecado.  Él es mi sustentador, mi satisfacción, mi
 Sus Palabras son verdad, son puras. fortaleza.
 Él es un misericordioso Sumo Sacerdote. Él es  Él es mi Rey, mi Novio amado.
mi Abogado, Él es mi Intercesor.
Y sabes, para cuando terminé de escribir esa nota, mis ojos ya no estaban puestos en mí. Mi corazón estaba
lleno de pensamientos de Cristo.

Quiero animarte a escribir tu propia nota. Escribe acerca de Él o escríbele a Él. Exprésale quizás lo que has sabido
que es verdad, pero que quizás lo has olvidado o simplemente no has tomado el tiempo para expresárselo
recientemente. Entonces observa cómo Dios restaura, renueva y aviva tu corazón a medida que tomas tiempo para
alabar a tu Amado.

Recientemente, John Piper escribió en un «tweet» algo en lo que pensé a la luz de este pasaje. Él dijo: «Los creyentes
tienen vida espiritual al mirar la hermosura de Cristo, así como el cuerpo vive del alimento». ¿Entendiste eso? «Los

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creyentes tienen vida espiritual al mirar la hermosura de Cristo, así como el cuerpo vive del alimento». Pensé que lo
opuesto es también cierto. Si no tomamos tiempo para ver Su belleza, nosotras vamos a estar espiritualmente
malnutridas. Vamos a morir de inanición espiritual.

Es la belleza de Cristo. Él es el Pan de vida; Él es Aquel que nos satisface. A medida en que vemos la belleza de
Cristo, nuestras almas son alimentadas.

Nosotras hemos caminado con esta novia a través de la etapa inicial del enamoramiento, luego vimos el amor
desatendido, el amor en aumento y ahora vemos el amor vacilante, pero gracias a Dios, Él es un Dios que restaura.
En la próxima sección vamos a continuar y ver como se ve el amor maduro. Vamos a ver que aunque esto es un
proceso, siempre va hacia adelante y hacia arriba.

Oh Señor, a medida que concluimos este tiempo juntas, yo quiero darte las gracias a Ti porque a pesar de que nuestro
amor por Ti puede fallar, Tú estás dispuesto a dejarte hallar cuando Te buscamos con todo nuestro corazón. Señor
Jesús, nosotras Te queremos decir que Tú eres el principal, el mejor, entre diez miles de millares. Solo Tú eres
hermoso. Tú eres mi Amado. Tú eres mi amigo y yo te amo. Estamos todas de acuerdo en el nombre de Jesús, amén.

Una hermana de México nos escribió:

«Mis amadas hermanas. Quiero agradecer por este hermoso ministerio ya que a través de él, Dios me a
enseñado cuál es mi rol como mujer en las diferentes etapas de mi vida. Ahora como mujer casada es mi deseo
reflejar a Cristo en mi rol como esposa. Gracias por sus recursos, bendicen mi vida grandemente. Mi esposo y
yo estamos orando para convertirnos en colaboradores de este hermoso ministerio.
Estoy orando al Señor para poder iniciar el próximo año un estudio bíblico con las jóvenes de mi iglesia, usando
los libros de Nancy. Estos me son de mucha ayuda y quiero compartirlos con mis hermanas.
Oro que Dios les bendiga y les dé la gracia que necesitan para llevar a cabo el ministerio que Dios les ha
encomendado. Las amo en Cristo».

¡Gracias hermana por escribirnos!

Hazlo personal

Amor vacilante 2: Alimentada por la hermosura de Cristo


(Cantar de los cantares 5:9-6:3)

1. «¿Qué clase de amado es tu amado?» (5:9). ¿Cómo responderías si alguien te preguntara, ¿qué es lo que
hace especial a Jesús para ti?» Haz una lista de algunas de las cosas que más te gustan y admiras de Él.

………………………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………………………

2. ¿Cómo ha fortalecido tu fe el hablar acerca de Jesús con otros creyentes?

………………………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………………………

3. «¿Adónde se ha ido tu amado. . . . para que lo busquemos contigo?» (6:1) ¿Cuándo fue la última vez que
hablaste acerca de tu Amado (el Señor) con un incrédulo? ¿Cómo lo describiste? ¿Cómo podríamos haber
despertado el deseo de conocer a Jesús en los corazones incrédulos si hubiéramos hablado de Él con mayor
libertad y fidelidad?

………………………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………………………

4. ¿Cuáles son algunos de los posibles beneficios de las temporadas «secas» en tu caminar con Cristo? ¿Cómo
se puede caminar por fe, incluso cuando no se percibe fuertemente Su presencia?

………………………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………………………

5. ¿Qué diferencia hace cuando elegimos fijar nuestro enfoque en Cristo y no en nosotras mismas?

………………………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………………………

Amor maduro

Cantar de los cantares


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Reflejando Su hermosura

Cuando amamos a Cristo, Su belleza se refleja en nuestras vidas.

Cualquier belleza que tenemos es belleza reflejada; cualquier luz que tenemos es luz reflejada. Así como la luna no
posee luz propia pero refleja la luz del sol, de esa misma manera nosotras no tenemos luz propia, sino que tenemos
el reflejo de la luz de nuestro Señor Jesucristo.

Bueno, si has estado con nosotras en las últimas dos sesiones, sabes que hemos estado viendo a esta novia y a su
amado mientras el amor de ella ha flaqueado. Hemos visto su amor en diferentes etapas. Vimos la temporada
titubeante del amor, recuerdas que en el quinto capítulo del Cantar de los cantares el novio regresa a casa
inesperadamente una noche y encuentra a su novia desprevenida.

Ella está medio dormida, y no quería ser molestada. No quiere levantarse y abrirle la puerta. Así que debido a su
negligencia, a su resistencia, la comunión que ellos habían estado disfrutando previamente, se pierde por una
temporada.

Ahora, antes de continuar en el texto, quiero detenerme por un momento y darle seguimiento al pensamiento que ha
estado en mi corazón en los últimos días.

Mi pastor ha estado predicando a través del Evangelio de Lucas, y en Lucas capítulo 12, hay un texto que me recuerda
mucho el pasaje que hemos estado viendo en Cantar de los cantares el capítulo 5. Permíteme leer ese párrafo de
Lucas capítulo 12. Jesús dijo:

«Estad siempre preparados y mantened las lámparas encendidas, y sed semejantes a hombres que esperan a su
señor que regresa de las bodas, para abrirle tan pronto como llegue y llame. Dichosos aquellos siervos a quienes el
señor, al venir, halle velando…»

Versículo 38: «Y ya sea que venga en la segunda vigilia, o aun en la tercera y los halle así, dichosos son aquellos
siervos» (vv. 35–38).

Eso me recuerda lo que hemos estado viendo en el Cantar de los cantares el capítulo 5; pero este tiene un resultado
diferente. Nuestro Señor, del que leemos en Lucas 12, y el novio, del que leemos en Cantar de los cantares, son uno
y el mismo.

A lo largo del Nuevo Testamento, tenemos muchas promesas maravillosas de que nuestro Novio, nuestro Señor,
viene. Él va a regresar. No sabemos cuándo, así que somos llamadas a permanecer despiertas, vestidas para la
acción, esperando Su regreso, manteniendo nuestras lámparas encendidas, como dijo Jesús en Lucas 12; estar listas
para abrirle la puerta cuando Él llegue y toque.

Y entonces, recuerdas la conclusión de Jesús en Lucas capítulo 12, la aplicación que hace a sus oyentes que dice:
«Vosotros también estad preparados (como esos hombres, los siervos del señor), porque el Hijo del Hombre vendrá
a la hora que no esperéis» (v. 40).

¿No es eso lo que pasó en los Cantares de Salomón? Su novio llegó en una hora que ella no esperaba. Ella no estaba
preparada para hacer cambios en su agenda y en su horario. Ella no abrió la puerta.

Bueno, Jesús dice que estos siervos que están despiertos, que están listos esperando y que sí abren la puerta, serán
bendecidos. La novia en el Cantar de los cantares que observamos en las últimas dos sesiones, no estaba dispuesta
a dejar que su amado interrumpiera su agenda. Ella tenía sus prioridades mal en ese momento. Ella no estaba
preparada para recibir a su amado cuando él llegó hasta la puerta y llamó. Y como resultado ella perdió la
comunión que anteriormente habían disfrutado.

Y esa relación con su amado, como vimos en la última sesión, solo pudo restablecerse cuando ella estuvo dispuesta
a ajustar sus prioridades, para volver a enfocar su atención en su amado. Ella tuvo que tomar la iniciativa para
levantarse y salir tras la búsqueda de aquél a quien ella había descuidado.

La evidencia de que le pertenecemos a Él, de que Él es realmente nuestro amado, es que cuando nos damos
cuenta de que hemos perdido Su presencia, estamos dispuestas a cambiar nuestras prioridades. Esa es una
manera de describir la palabra arrepentimiento. Estamos dispuestas a arrepentirnos, a levantarnos y a buscar al Señor.
Eso es evidencia de que tú realmente eres una hija de Dios.

Creo que incluso durante esta serie, ha habido oyentes que han estado prestando atención al Señor, re-orientándose,
re-enfocándose, volviendo sus ojos a Jesús de una manera que tal vez no habían hecho en mucho tiempo.

Hoy hemos llegado a la sección final del Cantar de los cantares.

Cantar de los cantares


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Y permítanme simplemente repasar dónde hemos estado. Empezamos viendo estos novios en un estado de amor
inicial al principio del libro. Luego vimos una temporada de amor desatendido. Después, en la mitad del libro hubo una
temporada de amor creciente. Y luego en la última sección, hemos estado hablando, sobre un amor vacilante. Ahora
hemos llegado a esta temporada hermosa, preciosa del amor maduro, comenzando en el Cantar de los cantares,
capítulo 6, versículo 4, y nos lleva hasta el final.

Ahora, en el versículo 4, vamos a oír al novio hablar. Esta es la primera vez que ha hablado desde el primer versículo
del capítulo anterior, del capítulo 5, versículo 1. Es la primera vez que ha hablado desde antes de su alejamiento. Y
uno tiene que preguntarse: ¿Qué va a decir? ¿Reprenderá a su novia por su fracaso? ¿Se refrenará ante ella? ¿La
amará tan apasionadamente como lo hizo antes de que ella lo ignorara? Bueno, vamos a leer y a ver.

Cantar de los cantares capítulo 6, comenzando en el versículo 4:

«Eres hermosa como Tirsa, amada mía, encantadora como Jerusalén, imponente como ejército con estandartes.
Aparta de mí tus ojos, porque ellos me han confundido».

Y él continúa en los próximos versículos, 5, 6 y 7, y expresa deleite en ella con palabras que son casi idénticas a un
pasaje del capítulo 4 que ya estudiamos previamente. Él dice:

«Tu cabellera es como rebaño de cabras que descienden de Galaad. Tus dientes son como rebaño de ovejas que
suben del lavadero, todas tienen mellizas, y ninguna de ellas ha perdido su cría. Tus mejillas son como mitades de
granada detrás de tu velo. Sesenta son las reinas y ochenta las concubinas, y las doncellas, sin número; pero sin igual
es mi paloma, mi perfecta, es la hija única de su madre, la preferida de la que la dio a luz. Las doncellas la vieron y la
llamaron bienaventurada, también las reinas y las concubinas, y la alabaron, diciendo: “¿Quién es esta que se asoma
como el alba, hermosa como la luna llena, refulgente como el sol, imponente como escuadrones abanderados?”» (vv.
5-10).

Vamos a detenernos aquí. Mientras lees este pasaje, solo tienes que imaginar la alegría que ella debió experimentar
cuando lo escuchó hablar de nuevo. Ellos han pasado un período de separación. Él ha guardado silencio durante ese
período. La comunión en este momento está siendo restaurada, y ahora en sus palabras de apertura después de que
ha pasado por este tiempo de fracaso y de vacilación, él habla palabras de gracia y de aceptación. Él afirma su amor
hacia ella y expresa que se siente del mismo modo que lo hizo antes de su fracaso. Ya ves, el amor de ella va y
viene, pero el amor de él no.

Y nuestro amor por Cristo va y viene. ¿Tengo razón? Yo sé que el mío sí. Sé que el tuyo también. Pero, ¿no estás
agradecida porque el amor de Cristo por nosotras es el mismo ayer, hoy y siempre, independientemente de
dónde estamos en nuestro amor por Él?

Eso me recuerda que después que Pedro negó al Señor y luego que fue restaurado, Jesús vino a Pedro. Él se lo había
señalado. Pero Él le expresó amor y atención especial hacia este que había sido restaurado, que había vuelto y que
ahora iba a ser capaz de restaurar a otros a la comunión con Cristo. La historia aquí en el Cantar de los cantares, la
historia de Pedro con Jesús, refleja Su corazón hacia su novia, cuando fracasamos y cuando nos arrepentimos.

Así que él le dice en el versículo 4: «Eres hermosa como Tirsa, amada mía, encantadora como Jerusalén, imponente
como ejército con estandartes». Tirsa y Jerusalén fueron dos de las ciudades más bellas de la tierra de Israel. Tirsa,
la palabra significa «bella o agradable». Es una ciudad real en el reino del norte de Israel. Y Jerusalén, como sabes,
es la capital de Israel. Se convirtió en la capital del reino del sur cuando el reino fue dividido.

El Salmo 48 habla de Jerusalén. Dice, «en la ciudad de nuestro Dios… hermosura en su elevación… el gozo de toda
la tierra» (vv. 1-2).

Él dice que ella es tan bella como Tirsa, es tan encantadora como Jerusalén. Así que él ve a su novia siendo bella y
hermosa. Pero también la ve siendo majestuosa e imponente. Él dice, «imponente como ejército con estandartes». Y
repite esa frase al final del versículo 10, «imponente como escuadrones abanderados».

Veo en esta frase una imagen de un rey conquistador, y ella está en su procesión de la victoria. Es un retrato para mí
de la iglesia triunfante, marchando bajo el estandarte de su Salvador resucitado, una imagen del poder espiritual que
Cristo imparte a Su iglesia.

Aquí está esta novia, un reino de creyentes, un reino de los santos, un ejército de seguidores de Cristo que están
seguros y sin miedo, no porque están seguros en sí mismos, sino porque están siguiendo el estandarte de Cristo que
tiene todo el poder, tiene las llaves del cielo y del infierno, toda la vida y la muerte. Todo le pertenece a Él, y ellos le
siguen en Su cortejo. Y este ejército poderoso, impresionante, desata temor en los corazones de los enemigos del rey.

Me recuerda ese pasaje en el capítulo 2 de Josué, en donde Rahab le dijo a los espías judíos que habían venido para
espiar la tierra, «porque hemos oído como el Señor secó el agua del mar Rojo delante de vosotros cuando salisteis de
Egipto, y de lo que hicisteis a los dos reyes de los amorreos…Y cuando lo oímos, se acobardó nuestro corazón» (vv.
10 – 11).

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

La visión de Cristo llevando a Su iglesia triunfante contra las fuerzas del infierno desata temor en los opositores del
Señor.

Ahora, esa es una imagen diferente de lo que a menudo vemos hoy en día, ¿no es cierto? ¿No sientes que la iglesia
de hoy está a menudo a la defensiva? ¿Percibes al leer las noticias y ver la embestida del mal, que la iglesia está
siendo empujada hacia atrás por ese ataque, por esa ola de maldad? Y no es solo la iglesia colectiva, si no también
individualmente. ¿Cuántas de nosotras a menudo nos sentimos superadas por las fuerzas de este mundo?

Estaba hablando con alguien el otro día que se encuentra en un lugar de trabajo donde el ambiente es terrible. Es un
ambiente en contra de Dios. Un ambiente impío. Es odioso hacia Dios. ¿No sientes a menudo que nos estamos
acobardando en lugar de ser estas conquistadoras victoriosas tras nuestro Rey resucitado?

Bueno, piensa sobre el hecho de que cuando Jesús estuvo aquí en la tierra, donde quiera que Él estuviera, el infierno
se desmoronaba a sus pies. Es un recordatorio para nosotras de lo que nuestras vidas como seguidoras de Cristo
deben ser y de hecho son, si estamos siguiéndolo a Él, nuestras vidas son una amenaza para el reino de las
tinieblas, y es por eso que hay una batalla en curso.

Ahora bien, nuestras vidas son una amenaza para el rey de las tinieblas, no por quienes somos, sino porque
Cristo está en nosotras. Eso significa que en cualquier lugar de esta tierra, incluso en aquellos lugares que son
oscuros, remotos y en contra de Dios, en cualquier lugar en donde haya un creyente en Cristo, debe haber al menos
un rayo de luz. Hay un sabor de victoria que Cristo consumará cuando Él venga a reinar en esta tierra sin un rival; ese
día cuando se doblará toda rodilla, cuando toda lengua confesará que Jesucristo es el Señor.

Ahora, sabemos que posicionalmente estamos sentadas con Cristo y que habitamos con Él en los lugares celestiales.
Pero mientras vivamos en nuestra carne en esta tierra, vamos a participar en la batalla espiritual porque las
fuerzas del infierno se han establecido contra Cristo y contra Su reino. Pero la buena noticia es que tenemos
dentro de nosotras a Aquél que es victorioso y conquistador. Así que el triunfo de la iglesia depende de Su Rey,
que Él ve como un ser increíble, como un ejército con estandartes.

Esto me hace preguntar: ¿Tienen miedo de nosotras las huestes de oscuridad? ¿O sienten como que pueden dejarnos
solas, que no somos una amenaza? Mientras vamos hacia adelante en esta tierra en el nombre y en el poder de Cristo,
vamos como un ejército impresionante bajo la bandera de Cristo.

Y luego él le dice a ella en el versículo 5: «Aparta de mí tus ojos, porque ellos me han confundido». Aquí tienes un
novio que está impactado. Está cautivado con su novia. Él la ha perdonado por su fracaso. Su amor por ella no ha
disminuido ni un ápice.

Él le dice en el versículo 8: «Sesenta son las reinas y ochenta las concubinas, y las doncellas, sin número; pero sin
igual es mi paloma, mi perfecta, es la hija única de su madre, la preferida de la que la dio a luz». Él mira a su alrededor
y examina el paisaje, y dice, «hay una gran variedad de mujeres —un montón de mujeres hermosas, muchas mujeres
que son de renombre, mujeres que tienen una alta posición— pero en cuanto a mí concierne, ninguna de esas mujeres
puede compararse con mi novia».

Él ve su amor, su belleza, como absolutamente única. No solo una en un millón, es que no hay nadie como ella. Está
más allá de la comparación. Ella es su paloma. Hablamos de cómo ella solo tiene ojos para él, de cómo las palomas
tienen un amplio pero único campo visual. Ella es su perfecta, así la llama, perfecta mía. Esta es la novia que le dijo
que no a él en la puerta, pero que está arrepentida. Su comunión ha sido restaurada, y él le dice que todavía la ve a
través de los ojos del amor. Él la ve como su perfecta, perfecta mía.

Y qué imagen de cómo Cristo ve a Su iglesia, el deleite que Él tiene en Su novia, y cómo Su corazón está
profundamente afectado y movido por la visión que tiene de Su novia. Él la amó, dio Su vida por ella, y nada
podría ser más valioso para Él.

No solo Cristo la ve así, sino que otros afirman su belleza y su valor y su dignidad también. Dice, «las doncellas la
vieron y la llamaron bienaventurada, también las reinas y las concubinas, y la alabaron». Todos estos observadores,
reconocen que ella se destaca por encima de otras mujeres. Reconocen que ella es una mujer bendecida. ¿Y por qué
ella está bendecida? Debido a su relación con él.

Amigas, no hay nada digno de elogio en nosotras. No tengo que decirles eso. Lo sabemos en nuestros corazones.
Gran parte de nuestra cultura por generaciones ha estado tratando de elevar nuestra autoestima. Sabemos que en
nuestra carne no habita nada bueno. Pero a medida que nuestras vidas empiezan a manifestar la hermosura,
el carácter y las gracias de Cristo, el mundo se detendrá y se dará cuenta. Porque ellos estarán viendo Su
belleza.

Él dice: «¿Quién es esta que se asoma como el alba, versículo 10, hermosa como la luna llena, refulgente como el
sol, imponente como escuadrones abanderados?» Bueno, ya no hay ninguna oscuridad. Las sombras que vimos
anteriormente en este libro, están huyendo lejos. Ella está viviendo en su luz, caminando en su luz, reflejando su gloria.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Y recuerda, cualquier belleza que tengamos es belleza reflejada, cualquier luz que tenemos es luz reflejada. Así como
la luna no posee luz propia sino que refleja la luz del sol, de esa misma manera, nosotras no tenemos luz
propia, sino que reflejamos la luz de nuestro Señor Jesucristo.

Creo que aquí tenemos una imagen de los creyentes que se desplazan hacia ese mediodía a que hacen referencia
esos pasajes como Proverbios capítulo 4, donde dice: «Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va
aumentando en resplandor hasta que es pleno día» (v. 18). En el día de hoy vimos un amanecer, algunas de ustedes
vieron esta mañana, ese primer pequeño rayo de luz. Pero entonces a medida que sale el sol, a media que la oscuridad
retrocede, la luz se vuelve cada vez más brillante y más brillante hasta la plenitud del día, el mediodía, en donde no
hay más sombras.

Esa es una imagen de la trayectoria de la vida de una persona que está en Cristo. La novia de Cristo, se está dirigiendo
hacia ese mediodía donde no habrá más sombra. «Hermosa como la luna llena, refulgente como el sol, que brilla como
el alba».

Jueces capítulo 5 lo dice de esta manera: «Así perezcan todos tus enemigos, oh Señor; mas sean los que te aman
como la salida del sol en su fuerza» (v. 31).

Ahora, puede que te sientas más cerca del amanecer que del mediodía. Y eso está bien. Al mediodía es hacia dónde
nos dirigimos. Es donde tú estarás. Tenemos esa promesa, que aquellos que lo aman serán como la salida del sol en
su fuerza.

Daniel capítulo 12 lo dice de esta manera: «Los entendidos brillarán como el resplandor del firmamento, y los que
guiaron a muchos a la justicia, como las estrellas, por siempre jamás» (v. 3). Hay un brillo, una belleza, una gloria que
consigue ser reflejada a través de nuestras vidas mientras crecemos en nuestra relación de amor con Cristo.

Y así como podemos observar en este pasaje, vemos cómo es el sentir de Cristo por su novia. Él está cautivado.
Él está impactado, embelesado, como hemos dicho. Él se deleita en ella. La desea profundamente. Y mientras
lees este pasaje, creo que tienes que estar de acuerdo que no es algún tipo de amor cerebral, sin emociones.
Esto es amor apasionado, palpitante, serio, ardiente, ferviente. Él está enamorado de ella. Él está locamente
enamorado de ella, si puedo decirlo así. Él está prendado con su belleza.

No es solo lo que Jesús siente por Su novia de manera general, colectivamente. Es también lo que Jesús siente por
ti. Toma un momento solo para reflexionar en el amor de Cristo por ti.

Como hemos dicho, sabemos que no hay nada hermoso ni adorable en nosotras. Algunas veces, miramos Su amor,
y nos quedamos asombradas. Nos preguntamos, «¿qué ve en nosotras?» Bueno, es que no es lo que Él ve en
nosotras. Es lo que Él es. Y lo que Él ve en nosotras es a Él mismo, porque Él nos ha vestido en Su justicia, nos ha
hecho merecedoras de Su amor.

Sé que hoy en nuestra audiencia tenemos mujeres solteras que escuchan este programa y que quizás han
experimentado la desilusión de nunca haber sido buscadas, amadas, apreciadas, nadie que les dijera, «me tienes
prendado, encantado», y quizás pensar, «¿habrá alguien que me encuentre atractiva? ¿Habrá alguien que me
encuentre deseable?»

Y también tenemos mujeres casadas que tienen preguntas similares que han experimentado un dolor similar, tienen
un compañero, pero entonces es un compañero que se muestra infiel o un compañero que no expresa su amor de la
manera que vemos en este pasaje; o tal vez un compañero que encuentra a otra persona más atractiva o está
utilizando pornografía. Y estas mujeres casadas se preguntan, «¿qué pasa conmigo? ¿No soy deseable? ¿No soy
hermosa?»

Bueno, vemos en las Escrituras que como la novia de Cristo, nosotras somos el objeto de Su amor maravilloso. Cristo
está encantado con la visión de tu belleza. Así que escúchalo hoy decirte: «Eres hermosa como Tirsa, amada mía,
encantadora como Jerusalén, imponente como un ejército con estandartes. Aparta de mí tus ojos, porque ellos me
han confundido; eres mi paloma, mi perfecta, la única».

Gracias, Señor, por tan dulce recordatorio de Tu amor. Que podamos creer en él, recibirlo, deleitarnos en él y
corresponderte amándote a ti. Oro en el santo nombre de Jesús, Amén.

La razón por la que la palmera es fructífera es debido a que sus raíces están conectadas en lo profundo a una fuente
de agua. Ellas profundizan lo suficiente hasta encontrar agua.

Así debemos mantener nuestras raíces conectadas a Él, en la medida en que permanecemos en Él, y lo dejemos
permanecer en nosotras, vamos a producir mucho fruto para Su gloria.

Hazlo personal
Cantar de los cantares
Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Amor maduro 1: Reflejando Su hermosura


(Cantar de los cantares 6:4-10)

1. ¿Estás espiritualmente alerta y lista, esperando el regreso de Cristo? ¿O distraída y preocupada por otros
asuntos?

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2. ¿Hay algo que valoras más que la compañía de Jesús, tu Amado? ¿Hay otras prioridades en tu vida que
necesitan ser ajustadas para que puedas experimentar y restaurar la comunión con Él?

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3. Todos los cristianos tienen momentos de retroceso, pero la evidencia de que le pertenecemos a Él es cuando
estamos dispuestas a cambiar nuestras prioridades (arrepentirnos), levantarnos, y buscar al Señor. ¿Cuándo
fue la última vez que te arrepentiste? ¿Es necesario que te arrepientas ahora?

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4. ¿Alguna vez has luchado con la sensación de que no puedes estar cerca de Jesús después de haber «metido
la pata»? ¿De qué manera se revela la asombrosa gracia de Cristo en la respuesta del amado a Su novia
luego de su fracaso?

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5. ¿Piensan los poderes de las tinieblas que te pueden dejar tranquila porque no eres una amenaza? ¿O tiemblan
a causa del poder de Cristo que se muestra a través de tu vida?

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6. «Eres hermosa, amada mía. . . . mi paloma, mi perfecta, la única» (6:4,9). ¿Cómo se diferencian el valor que
Dios nos da y la belleza que Él ve en nosotras, de los intentos que hace el mundo para aumentar nuestra
autoestima?

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7. ¿Cómo se siente Jesús acerca de Su novia? ¿Cómo te hace sentir eso a ti?

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Amor maduro

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Preciosa por dentro y por fuera


Recuerda que si conoces a Cristo, eres hija del Rey.
Cuando te das cuenta de que eres hija de Dios, que eres la novia de Cristo, esto cambia e impacta tu perspectiva y
todo sobre tu vida.

Hemos estado yendo a través de este libro desde hace varias semanas y simplemente hemos dejado que Dios ministre
nuestros corazones sobre lo mucho que Él ama a Su pueblo, lo mucho que Cristo ama a Su novia.

Hemos llegado a esta última parte del amor maduro. Conoceremos algunas características del amor maduro: cómo se
ve, cómo lo obtienes y cómo permaneces en él. En la última sesión —si estás siguiendo con nosotras la Escritura,
estábamos en el capítulo 6— el novio expresó su ferviente amor, apasionado e intenso por su novia. Él está enamorado
de su belleza y de la gracia que ve en ella.

Él dijo que no había nadie como ella, ni siquiera cerca. Dijimos que esta es una imagen de lo que Cristo siente por su
novia, la iglesia y de lo que siente acerca de aquellas de nosotras que somos parte de esa novia. Si eres una hija de
Dios y parte de la novia de Cristo, Él te ama de la manera en que estamos viendo aquí descrita en el Cantar de los
cantares.

Y cuando llegamos al versículo 11 del capítulo 6, es difícil saber quién está hablando. Podríamos suponer que es la
novia, como algunas traducciones lo hacen, o el novio, como sugiere la Nueva Versión Internacional, por ejemplo. Y
en cierto sentido, no importa de quién se trate, ya que, en este punto de su relación, ellos han llegado a ser uno, tienen
una gran unidad.

Ellos son uno. Tienen el mismo corazón, los mismos intereses, por lo que ambos podrían decir muchas de las mismas
cosas. Tiendo a inclinarme a pensar que es la novia la que está hablando aquí —así que, si ese es el caso— ella
revela todo un conjunto nuevo de prioridades distintas a cuando se conocieron.

En ese momento, si recuerdas, ella estaba bronceada por su trabajo en la viña de la familia. Ella solo quería estar con
su amado, a solas. Ella quería encontrar descanso en él. Quería experimentar y disfrutar todos los placeres de una
relación de amor íntima.

Y vimos que cuando él quiso que ella fuera con él al mundo, a los montes y las colinas de las cuales hablamos (a
saltar sobre las montañas y las colinas), ella no estuvo interesada en hacerlo. Él quería que ella se dedicara a sus
intereses, pero ella tenía miedo. Ella dudó y tuvo reservas en salir con él de la alcoba, del palacio, de ese lugar de
amor íntimo. Ella realmente no quería ir a ninguna parte.

En cierto modo recuerdo a Pedro en el monte de la transfiguración cuando dijo: «Señor, esto es bueno, quedémonos
aquí y disfrutemos la gloria. Hagamos algunas tiendas, algunas enramadas y acampemos aquí por un tiempo». Así es
como la novia pensaba anteriormente.

Pero ahora, en respuesta a la sorprendente declaración de amor de su amado, vemos cómo han cambiado los valores,
cómo ella tiene un corazón diferente. Permíteme leerte los versículos 11 y 12 del capítulo 6 del Cantar de los cantares.
Ella dice:

«Descendí al huerto de los nogales para ver el verdor del valle, para ver si la vid había retoñado, si los granados
habían florecido. Sin que me diera cuenta, mi alma me colocó sobre los carros de mi noble pueblo».

Aquí tenemos mucho para masticar. Vamos a dividirlo en partes y a desempacarlo. Permíteme comenzar con la última
frase, «los carros de mi noble pueblo». Esa frase, dependiendo de la versión que estés usando, puede lucir muy
diferente. En realidad es una traducción de dos palabras hebreas: Ammi’ nadib’. Esas palabras significan «pueblo» y
«dispuestos».

Esta frase bien podría ser traducida como «los carros de mi pueblo dispuesto o mi noble pueblo», como lo tenemos
aquí en la Biblia de las Américas. Pero podría ser, como la versión Reina Valera sugiere, que no necesite ser traducido.
Son «los carros de Aminadab» que podría ser una persona que era conocida por la velocidad de sus carros.

Así que ella podría estar refiriéndose aquí a «los carros de mi pueblo dispuesto o noble», o a alguien que tenía carros
muy rápidos. De cualquier manera, dice, «sin que me diera cuenta, mi alma me colocó sobre los carros de mi noble
pueblo» o «esos carros rápidos». Como quiera que lo traduzcas, obtienes la imagen de una mujer que está en una
misión.

Es la imagen de una creyente entusiasta, cuyo corazón está siendo movido por el espíritu dentro de ella a
preocuparse por los propósitos del reino de su amado y hacer algo al respecto. Es como si ella estuviera
obligada, impulsada. El amor de él es tan grande que ella tiene que compartirlo con los demás. Tiene que
ocuparse de que los demás experimenten el amor que ella está experimentando.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

«Antes siquiera de que estuviera consciente, mi alma me había hecho rápida como estos carros. Tuve que salir al
jardín, al valle, para ver si la vid había brotado y si los granados habían florecido». Hemos hablado a todo lo largo de
este libro sobre los temas de la fragancia y la fertilidad. Aquí de nuevo estos temas reaparecen.

Ella ahora está tomando interés en su jardín y su preocupación por los viñedos. Y una vez más, recuerda que él la
encontró en un viñedo, pero en ese momento ella estaba bronceada pero no había cultivado o atendido su propio
viñedo (volviendo al capítulo 1). Pero ahora que es su propio jardín, su propio viñedo que ha sido cultivado, ella está
lista para salir en unión y comunión con su amado, a ocuparse y a servir con él en sus intereses.

Ella sabe que él está interesado en los frutos. Está interesado en las vides florecientes, está interesado en las granadas
en ciernes. Así que ella quiere salir con él para ver cómo va la cosecha, cómo va la vid, cómo están los campos. Está
interesada en sus esfuerzos y esa es una señal de madurez en el amor.

Ella no solo disfruta de su alabanza, esas palabras que él le dijo a ella en la sesión anterior (si no estabas con nosotras,
ve a AvivaNuestrosCorazones.com, busca la transcripción y léela), esa sorprendente declaración de amor. «¡Mi
querida, mi todo, mi hermosa, mi paloma, mi tesoro, mi perfecta...!» ¿Qué mujer no quiere oír eso o simplemente
escucharlo todo el tiempo?

Pero ella no va a sentarse y a decir, «háblame con ese maravilloso lenguaje de amor todo el tiempo». Ella ha
aprendido de manera difícil, que si lo que quieres es estar en el dormitorio, quedarte donde estás en esos
preciosos y privados momentos con Jesús, vas a perder algunas cosas.

Así que ahora ella está interesada en salir a los jardines, los campos y los otros ministerios de su amado. Esa es la
señal de una amante de Jesús. No solo deseas sentarte, empaparte y disfrutar de Su amor para ti misma. Quieres que
otros lo amen, que le conozcan. Quieres ver el fruto espiritual.

Tengo un amigo que vive en un país de Asia central, en un lugar muy, muy oscuro. Hay mucha maldad, una gran lucha
contra Dios y contra la religión. Él estuvo recientemente de visita y habló en una iglesia en nuestra zona. Al inicio de
su mensaje, él dijo, «Cuando regreso a casa en mi país, mi esposa y yo oramos por la noche por personas que
necesitan a Cristo y que conocemos en ese país».

Él dijo: «¿Podría ahora, antes de empezar mi mensaje, orar como lo hacemos en casa por esas personas?» Y él cerró
los ojos y comenzó a orar. Y comenzó a nombrar principalmente un tipo de nombres que no son comunes aquí, algunos
de ellos serían muy difíciles de pronunciar para nosotros.

Pero acabó de mencionarlos, uno tras otro, creo que nombró como unos veinte. Oró por ellos. Dijo: «Estas son
personas por las que mi familia ha estado orando, personas que necesitan al Señor». Y antes de llegar al final de la
lista de los nombres, él se desplomó. Estaba agobiado por su salvación.

Esa es la imagen de alguien a quien le importa que otros vengan a conocer al Señor, cuyo amor han recibido. La novia
dice: «Me preocupo por los esfuerzos de mi amado».

En el versículo 13, la amada y sus amigos dicen: «Vuélvete, vuélvete, oh sulamita; Vuélvete, vuélvete, y te miraremos».
Este es el único lugar en el Cantar de los cantares, donde se hace referencia a la novia como la Sulamita. Como
decíamos al comienzo de este estudio, esto puede ser un reflejo del lugar de donde ella viene, tal vez un pueblo
llamado Sunem. Pero también es cierto que Sulamita era una forma femenina del nombre Salomón. Tal vez es una
sugerencia de que ella comparte su nombre.

Sabemos por Apocalipsis 3:12, que Cristo escribió Su nombre en Su pueblo. Al igual que las mujeres cuando se
casan y toman el nombre de su marido como suyo, eso es un reflejo de lo que Cristo hace por nosotras. Él nos da Su
nombre.

Aquí tenemos al amado y a sus amigos regocijándose por el regreso de la novia. La comunión se rompió, pero ahora
ha sido restaurada. Ella se aseguró de su bienvenida y su aceptación. Y luego, al final de ese versículo dice: «¿Qué
veréis en la sulamita? Algo como la reunión de dos campamentos».

Ahora, este es uno de los versículos más controversiales de este pasaje, en todo el libro. No voy a profundizar en ello.
Las personas no están seguras de quién está hablando, si se trata de la novia o del novio. Si se trata de la novia, creo
que ella está diciendo: «¿Quién soy yo para que te deleites así en mí?»

Si es el novio quien habla, creo que está diciendo: «Déjame contarte lo que veo en esta mujer». Él se deleita en ella y
en su renovada relación.

Al llegar al capítulo 7, en los primeros nueve versículos, de nuevo, tenemos al amado alabando la belleza de su novia
y declarando el efecto que tiene sobre él. Permíteme leer estos versículos. Él dice:

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

«¡Cuán hermosos son tus pies en las sandalias, oh hija de príncipe! Las curvas de tus caderas son como joyas, obra
de manos de artífice. Tu ombligo, como una taza redonda que nunca le falta vino mezclado; tu vientre como montón
de trigo cercado de lirios.

Tus dos pechos, como dos crías mellizas de gacela. Tu cuello, como torre de marfil, tus ojos, como los estanques en
Hesbón junto a la puerta de Bat-rabim; tu nariz, como la torre del Líbano que mira hacia Damasco. Tu cabeza te corona
como el Carmelo, y la cabellera suelta de tu cabeza es como hilos de púrpura; el rey está preso en tus trenzas».

No voy a tener tiempo para ampliar los detalles que vemos en este párrafo, solo voy a comentar algunos de ellos. Mira
el versículo 1, «¡Cuán hermosos son tus pies en las sandalias, oh hija de príncipe!» Él la llama hija de príncipe.

Bien, ella era una pobre campesina a quien nadie conocía o le importaba cuando comenzó esta historia, cuando él la
encontró allí trabajando en la viña de su familia. Pero ahora ella se ha convertido en realeza, se ha convertido en parte
de la familia real. Quiero decir que cuando te das cuenta de que eres hija de Dios, que eres la hija de un príncipe,
que eres la novia de Cristo, esto va a cambiar e impactar la perspectiva de todo lo relacionado con tu vida.

Verás toda la vida con otros ojos cuando te des cuenta de que eres la hija del príncipe. Lee el Salmo 45, un gran
pasaje paralelo que va con el Cantar de los cantares, donde se habla de la belleza de la hija de este príncipe.

Él sigue diciendo en el versículo 6: «¡Qué hermosa y qué encantadora eres, amor mío, con todos tus encantos!» Ella
es hermosa, tiene esa belleza física exterior, y es agradable. Creo que se refiere al espíritu interior, a la belleza interior.
El punto es que ella es hermosa por dentro y por fuera, hermosa y agradable.

Como escribí ayer en Twitter mientras estaba meditando en este texto, no es bueno tener la primera si no se tiene la
segunda, hermosa por fuera, pero desagradable interiormente. Hay algo malo con esa imagen. Como dice Proverbios:
«Como anillo de oro en el hocico de un cerdo es la mujer hermosa que carece de discreción». Ella tiene la belleza
exterior, pero no la belleza interior.

Hoy en día, el mundo se enfoca mucho en la belleza exterior, en detrimento de la mujer interior, del interior del corazón.
He estado pensando en este pasaje. Esa palabra, agradable o encantadora, ha puesto una carga sobre mí esta
semana, sobre no solamente ser bella exteriormente, sino también encantadora... «eres agradable, encantadora».

He estado pensando, qué diferencia haría en el mundo si las mujeres fueran encantadoras. Qué diferencia haría
en tu lugar de trabajo, ¿estoy en lo cierto? En tu iglesia... ¿Qué diferencia haría en tu familia si fueras una mujer
encantadora? ¿Qué diferencia haría si fueras una mujer encantadora por la gracia de Cristo en ti?

Verás, ese tipo de belleza es una belleza que puede durar y aumentar con la edad, a diferencia de la primera
clase de belleza que lo único que hace es disminuir. Hay tantas cirugías, hay tantas capas de maquillaje y otras cosas
que puedes ponerte encima.

A medida que envejecemos, esa persona exterior se va desgastando, se deteriora, pero la persona interior puede ser
cada vez más hermosa. He estado pensando en esa palabra agradable, encantadora mientras hablo con los demás.

Ayer, cuando estaba escribiendo un correo electrónico, me preocupaba sobre algo. Me pregunté: «Bien, ¿cuál será la
manera agradable o encantadora de decir esto? ¿Cómo puedo decir esto de una manera que no le arruine el día a
alguien más? ¿Cómo puedo decirlo de manera que a pesar de que tengan una preocupación en este sentido, haga
que se sientan alentados y motivados para responder de una manera positiva?» Agradable, encantadora. «¡Qué
hermosa y agradable eres!»

Él dice en el versículo 7,

«Tu estatura es semejante a la palmera, y tus pechos, a sus racimos. Yo dije: Subiré a la palmera, asiré sus frutos.
¡Sean tus pechos como racimos de la vid, el perfume de tu aliento como manzanas, y tu paladar como el mejor vino!»
(vv. 7-9).

Permíteme detenerme por un momento.

Este tema de las palmeras... Yo vivo en Michigan, y no tenemos muchas palmeras aquí en Michigan —bueno ninguna
que yo sepa— así que no soy una gran conocedora de las palmeras. No sé mucho acerca de ellas. Me encantan los
grandes y hermosos árboles de hoja perenne de aquí. Pero tengo una hermana que debió de haber nacido y vivido en
el trópico. Ella ama todas las cosas tropicales.

A ella le encantan las palmeras. Ella supo que yo estaba trabajando en este estudio y estuvimos enviándonos unos
correos electrónicos acerca de las palmeras. Ella me dijo, «Las palmeras son una de las cosas más espectaculares
que Dios ha creado». Leí esa declaración y pensé: «¡No me digas!» Así que le dije: «Dime más», porque yo nunca
pensé todas estas maravillas de las palmeras.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Ella lo hizo. Me escribió un correo electrónico con una larga lista de cosas maravillosas acerca de las palmeras. No
tengo ese correo a la mano aquí, pero lo subí al blog ayer por la noche donde alguien más, obviamente, tuvo la misma
perspectiva. Escribió diciendo:

¡Son árboles sorprendentes! Para empezar, lo puedes cortar, pero no puedes acabar con él. Los nutrientes que la
mayoría de los árboles necesitan para sobrevivir se encuentran justo debajo de la corteza, por lo que al cortarlos, se
mueren, pero no la palmera. Su vida viene de su corazón, por lo que se desarrolla incluso bajo ataque.

¿Sabías eso? Yo no lo sabía. Y esto otro...

Las palmeras se curvan, pero no se rompen. Los monzones y los huracanes pueden arrancar la mayoría de los árboles,
pero no las palmeras. Se pueden doblar casi totalmente hasta el suelo, y cuando la tormenta ha pasado, se enderezan
de nuevo y realmente con más fuerza.

El novio le dice a ella: «Tu estatura es semejante a la palmera». Esto habla de madurez, de belleza y de frutos.

Me trae a la memoria el Salmo 92, versículo 12 que dice: «El justo florecerá como la palmera, crecerá como cedro en
el Líbano». El novio afirma la creciente madurez de la novia, su creciente abundancia de frutos. Nos recuerda pasajes
como Efesios 4, donde nos dice que el objetivo es que todos lleguemos a la medida de la estatura de la plenitud de
Cristo. Ese es el objetivo, el objetivo final, la evidencia de madurez es cuando lucimos como Jesús, cuando Sus
frutos se producen en nosotras y a través de nosotras en abundancia.

Las palmeras no solo proliferan en el trópico, también pueden desarrollarse en el desierto, donde muy pocas cosas se
desarrollan. Cuando pienso en eso, sé que algunas de ustedes en esta sala están viviendo en un desierto, tal vez en
tu familia, tal vez en una iglesia donde la gente no parece tener hambre por las cosas de Dios.

Cuando piensas en eso, todo este mundo apartado de Cristo es un desierto. Pero Dios puede dar a sus hijas la
gracia, la capacidad, de florecer, de crecer, de ser fuertes, de ser fructíferas, de ser bellas, incluso en un lugar
desierto. La razón por la que la palmera es fructífera es debido a que sus raíces están conectadas en lo profundo a
una fuente de agua. Ellas profundizan lo suficiente hasta encontrar agua.

Así debemos mantener nuestras raíces conectadas a Él, en la medida en que permanecemos en Él, y lo
dejemos permanecer en nosotras, vamos a producir mucho fruto para Su gloria.

Luego vemos en los versículos 7 y 8 que acabo de leer, que a medida que esta mujer, esta novia, ha madurado, ha
desarrollado la capacidad de alimentar y nutrir a otros, ella no está solo interesada en obtener placer, sino también en
proveer placer, en beneficiar a los demás. Esa es una señal de madurez espiritual.

Ella ahora es capaz de suplir y satisfacer el hambre de los demás. No es un «dame, dame, dame». Un bebé hace eso,
¿verdad? «¡Waaa, aliméntame!» Ese es un signo de inmadurez. Está bien ser inmaduro si eres un bebé, pero el
problema es que muchas de nuestras iglesias son como grandes guarderías de adultos.

«¡Waaa, aliméntame! Atiéndeme, cámbiame, arréglame, tócame, ayúdame... yo, yo, yo». La señal de que estamos
viendo un amor maduro es que aquí hay una novia que es capaz de dar bendición, apoyo y ánimo a otros. Así
como Cristo nos llena y nos satisface en Él, entonces Él quiere fluir a través de nosotras para ministrar gracia,
suplir y satisfacer a otros.

Él quiere que seamos fuentes, encargadas de nutrir y sustentar a otras, de dar gracia de la que Él ha puesto en
nosotras.

Él dice en el versículo 8: «Subiré a la palmera, asiré sus frutos». Él siempre la amó, pero ahora ella está produciendo
fruto que lo hace querer abrazarse de ella. ¿Recuerdas un capítulo anterior, donde ella dice que se va a aferrar a él y
no lo va a dejar ir? Bueno, ahora ella ve que es él quien se está apoderando de ella.

Y en este párrafo, además de palmera, también la ve como si fuera una vid fecunda. Eso nos recuerda a Juan capítulo
15, cuando la rama permanece en la vid, da mucho fruto. En todo esto, y una manera superficial de terminar esta
sección, él ve en ella un reflejo de sí mismo. Ella está siendo transformada.

Esta no es la misma novia de la cual leímos, quiero decir, ella es la misma, solo que no se ve igual a la novia de la
que leímos en el capítulo 1 del Cantar de los cantares. A través de la unión y de la comunión con Cristo, también
nosotras somos transformadas a Su imagen. Ese es el punto de 2 Corintios capítulo 3 versículo 18que dice: «Pero
nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo
transformados en la misma imagen (la imagen que estamos mirando, es a la que estamos llegando a ser semejantes)
de gloria en gloria».

Ese es el proceso de santificación. Al contemplar Su rostro, mirándolo fijamente, puestos los ojos en Él, llegamos a
ser como Él. Llegas a ser como las personas con las que pasas el tiempo. Ves esto en las parejas de edad avanzada
que han estado casadas por sesenta y ocho años y empiezan a parecerse. (Algunas de ustedes se notan un poco

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

preocupadas ¿verdad?) Llegas a ser como las personas con las que pasas el tiempo, llegas a ser como las
cosas con las que pasas el tiempo.

Si ingieres una dieta de revistas del mundo, programas de radio, programas de televisión, películas, noticias y
fotografías... si pones esas cosas en tu sistema, eso es en lo que vas a ser. Esa es la visión del mundo que vas a
adoptar.

Es por eso que tenemos que pasar tiempo con Jesús, tiempo en Su Palabra, contemplándolo, mirándolo, volviéndote
hacia Él. No se trata solo de un precipitado alejamiento de tres minutos de tranquilidad en camino a cualquier otra
cosa que vayamos a hacer el resto del día. Es contemplarlo firmemente todo el tiempo... mirándolo a Él en medio de
las circunstancias de la vida.

Sí, las cosas nos arrastran. Sí, las cosas tratan de desviar nuestra mirada. Pero siempre debemos volver a poner
nuestra mirada en Cristo. «¿Dónde está Cristo en esto? ¿Qué me está diciendo? ¿Qué está haciendo? ¿Cómo se
está revelando a sí mismo?» ¿Qué ves? ¿A ti misma? ¿Estás obsesionada con tu familia? ¿Estás obsesionada con
los amigos?

Todas estas son cosas buenas, pero ¿son el enfoque principal y supremo en tu vida? ¿Estás siendo
transformada a Su bella imagen, de gloria en gloria? Pudieras serlo, y a eso hemos sido llamadas.

Hazlo personal

Amor maduro 2: Preciosa por dentro y por fuera


(Cantar de los cantares 6:11-7:9)

1. ¿Cómo ha cambiado tu vida como resultado de conocer a Jesús y ser el objeto de Su amor?

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2. ¿Cuáles son algunas de las características de la madurez espiritual en nuestra relación con Cristo? ¿Cuáles
de estas características son cada vez más evidentes en tu vida? ¿Cuáles deben ser más evidentes?

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3. «Descendí. . . . Para ver si la vid había retoñado, si los granados habían florecido» (6:11). Una de las
evidencias de un amor maduro por Cristo es que no nos contentamos con solo centrarnos en nuestra propia
relación con Él, sino que también tenemos el deseo de que otros se conviertan en seguidores fructíferos y
amantes de Jesús. Espiritualmente hablando, eres tú un recibidor o un dador? ¿Cómo te has involucrado con
Cristo y con lo que Él está haciendo en las vidas de los demás? ¿Estás mostrando interés en Sus intereses,
y preocupándote por la iglesia y el mundo?

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4. «Tu estatura es semejante a la palmera» (7:7). ¿Cuáles son algunas de las características de las palmeras
que deberían ser una realidad en nuestras vidas como creyentes? En medio de las tormentas de la vida,
¿cómo puedes doblarte como una palmera y crecer más fuerte, en lugar de romperte?

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5. Lee 2 Corintios 3:18. ¿Qué estás «contemplando»? ¿Qué ocupa tu mente y tu corazón de forma consistente?
¿Cómo están esas influencias afectando el tipo de persona en la que te estás convirtiendo?

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Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Amor maduro

Vayamos juntos
Antes de apresurarte a servir en un nuevo ministerio, debes asegurarte de estar pasando tiempo a solas con el
Señor.
La devoción al Señor debe preceder al servicio efectivo.
Una vez que hay devoción, intimidad con el Señor, el fruto de esa devoción será una pasión por servirle.

Hemos seguido a esta novia y a su amado a través de una serie de altas y bajas desde su primer amor hasta la sección
final en la que nos encontramos con un amor maduro.

Hoy estamos en el capítulo 7. Hablamos en la última sección sobre los primeros nueve versículos donde el amado
alaba la belleza, la madurez y qué tan fructífera es su novia. Él dice, por ejemplo: «¡Qué hermosa y qué encantadora
eres, amor mío, con todos tus encantos!» Versículo 8: «…el perfume de tu aliento como manzanas, vamos ahora… y
tu paladar como el mejor vino» (vv. 6, 8, 9).

Y luego, justo a la mitad del versículo 9, ella interrumpe. De hecho, ella finaliza la oración por él. Él está diciendo:
«Sean tus pechos como racimos de la vid, el perfume de tu aliento el mejor vino». Y ella dice: «Entra suavemente el
vino en mi amado, como fluye por los labios de los que duermen».

Nosotras sabemos que es ella la que habla porque ella dice, «mi amado». Él la llama a ella «mi amor». Ella termina
esa oración por él y dice: «Todo es para mí amado. Es para ti. Es todo acerca de ti». Y ella continúa expresando su
corazón a través del resto del capítulo. Ella retoma la conversación ahora y dice: «Entra suavemente el vino en mi
amado, como fluye por los labios de los que duermen».

Hay muchas interpretaciones distintas de esta frase, pero su significado no está claro. Creo que puede sugerir que de
la manera que ella le da deleite a su amado, como hemos descrito en la sesión anterior, hay también un efecto en los
demás. Se refiere a ellos como «los que duermen».

Creo que esto puede retratar a los que están espiritualmente dormidos, quizás no se han convertido o quizás creyentes
que se han adormecido en el mundo. Pero como resultado de su devoción, su belleza, su fragancia, sus frutos, estos
que duermen son despertados. Sus corazones son despertados, sus corazones son avivados, mientras ellos son
testigos de la intensa experiencia de gozo de esta novia y de su amado.

Escucha, nuestras vidas no deberían adormecer a otros. Nuestras vidas deben estar despertando a los que
están dormidos. En la medida en que ellos ven la belleza, el poder y la vida de Cristo en nosotras, ellos quieren
despertar y ser parte de lo que está pasando en esa relación con Él.

Bueno, ella dice en el versículo 10: «Yo soy de mi amado, y su deseo tiende hacia mí». Ella dice algo similar dos veces
antes y el punto aquí es que ella le pertenece a él. Ella es posesión suya, ella es poseída por Él. Ella entiende que ella
existe solo para darle placer a él. «Yo soy de mi amado. Su deseo tiende a mí». Su primera preocupación es, «¿qué
desea mi amado, cuál es su deseo? ¿Qué le complacería?» Ella ha renunciado a todo derecho sobre ella misma. Ella
solo quiere que él haga con ella lo que sea que le haga feliz a él. «Si te complace a ti, me complace a mí».

Un comentarista del Cantar de los cantares dijo: «Vivir para ser deseable para el Señor es el más alto propósito
de la vida de un creyente». La pregunta no es cómo debería sentirme, qué pudiera ganar o qué servicio debería
rendir, sino, si como creyente yo soy deseable para Él». Tú llegas al lugar donde eso es lo único importante, y otra
vez, como dijimos la última vez, esta preocupación de cómo las cosas me afectan a mí, es una señal de inmadurez.
Una señal de madurez sería, «¿qué desea Él? ¿Qué le agrada a Él? ¿Qué lo bendeciría Él?»

Luego ella dice en el versículo 11, «ven, amado mío». Ahora, tres veces antes en este libro Él la ha llamado a ella a
que «venga». Si has estado acompañándonos a través de esta serie, recordarás en el capítulo 2, cuando Él le dice:
«Levántate, amada mía, hermosa mía, y ven conmigo» (vv. 10,13). En el capítulo 4 él le dice, «ven conmigo desde el
Líbano. Baja desde la cumbre del Amaná» (v. 8). Ambas veces ella no estaba ansiosa, ni deseosa pero ahora su
corazón y sus prioridades han cambiado. Ella ya no está renuente, ella ya no está más temerosa de ir con él. Ahora
ella es la que lo está llamando a venir.

«Ven, amado mío, salgamos al campo, pasemos la noche en las aldeas. Levantémonos temprano y vayamos a las
viñas; veamos si la vid ha brotado, si se han abierto sus flores, si han florecido los granados. Allí te entregaré mi amor.
Las mandrágoras han exhalado su fragancia, y a nuestras puertas hay toda clase de frutas escogidas, tanto nuevas
como añejas, que he guardado, amado mío, para ti» (vv. 11–13).

Permítanme volver al versículo 11 por un momento. Ella dice, «ven, amado mío, salgamos al campo y pasemos la
noche en las aldeas». Ella está lista para ser su colaboradora, para trabajar junto con su marido. Y esto es lo que él
ha anhelado todo el tiempo. Este es el propósito para el cual él ha estado en una relación con ella, por lo que él la ha
estado llamando a venir.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Una vez que ella está llena con su amor, satisfecha con su amor, trayéndole deleite a él, entonces él quiere que ella
venga con él en unión y comunión al campo del mundo para servir allí con él. Ella ha cultivado el jardín de su corazón.
Hay frutos que han brotado, fragancias que han salido como resultado de esto que le agrada a él, pero ahora ya está
lista para ir con él al campo, a su trabajo, a su ministerio, a su mundo.

Me encanta como ella dice cuatro veces, «ven». «Ven mi amado, salgamos al campo, pasemos la noche en las
aldeas. Levantémonos, levantémonos temprano y vayamos a las viñas; veamos si la vid ha brotado, si se han abierto
susflores, sihan florecido los granados». Tienes la impresión de que ella no va sola. Esto no es algo donde ella dice,
«oh, voy a ir a hacer esto por ti. Voy a encargarme de esto. Voy a ir a hacer este trabajo. Voy a servirte aquí. Voy a
enseñar esta clase». No, ella dice, «vayamos a hacer esto». Ellos van juntos.

Uno de mis libros favoritos es un pequeño libro del Cantar de los cantares que está escrito por Hudson Taylor, el gran
misionero de la China. Él solo escribió un libro, y se titula, «Unión y comunión». Es un libro acerca del Cantar de
Salomón, y es un gran título para todo este libro, Unión y Comunión. Mientras nosotras permanecemos en Él, una
en Él, en comunión con Él, lo que sucederá es que habrá un fluir hacia fuera, se producirán frutos. Saldremos
con Él, permaneceremos en Él, iremos al campo del mundo a servir con Él.

Tú puedes sentir que Dios te está llamando hacia un nuevo ministerio de servicio. Yo tengo mujeres que escriben con
relación a eso de tiempo en tiempo. «Creo que Dios quiere que comience este nuevo ministerio. Creo que Dios quiere
que comience un ministerio de mujeres en la iglesia. O creo que Dios quiere que tenga un ministerio de predicación
como tú o escribir libros».

Dios pudiera tener todo eso para ti. Pero déjame darte una palabra de advertencia. No trates de hacerlo sin Él. No
armes tu propia misión. No hagas tu propio llamado. Deja que Dios te de vida. Cuando tú lo haces, es tan importante
que no corras por ti misma sino que te preguntes, «¿es esto lo que Dios quiere para mí en este período de mi vida?
¿Es este Su llamado para mi vida? ¿Es allí donde Él me está guiando, dónde Él me está llevando y está yendo conmigo
en esto?» Porque si vas por ti misma, estarás a tus expensas cuando llegue el fuego llegue y cuando la presión
te arrope.

Antes de que comenzáramos Aviva Nuestros Corazones en la radio (muchas de ustedes ya han oído esta historia),
pasé 18 meses, después de haber sido retada a hacer esto, pasé 18 meses buscando al Señor, buscando Su consejo,
orando, ayunando durante ese tiempo y haciendo algunos ayunos extensos. Realmente, realmente, realmente quería
conocer que no estaba sola en esto. Tenía tantos miedos y aprehensiones, los cuales en mayores o menores grados
probaron ser ciertos.

Hay algunas cosas difíciles con relación a esto y sabía que las habría. Hay algunas cosas difíciles con relación a tu
llamado también. Hay cosas difíciles acerca de ser madre, ¿verdad? Hay algunas cosas difíciles dondequiera que le
sirvas al Señor. Y era por eso que quería saber, «Señor, ¿Tú me estás llevando allí? ¿Vamos a hacer esto juntos?»
Yo sabía que si Él estaba conmigo, guiándome, como líder, juntos, tendría todo lo que se requería para llenar este
cometido. Pero yo sabía que si yo iba sola por mí misma, estaría por mi propia cuenta. Así que ella le dice, «vayamos».

En la medida que tenemos todo el panorama de esta historia, se nos recuerda que ladevoción al Señor debe
preceder a un servicio efectivo. Nosotras vimos antes a una mujer que servía sin devoción y su propio viñedo estaba
en ruinas al inicio de este libro. «Yo he atendido la viña de los demás pero mi propia viña yo no he guardado». Ella
necesitaba salirse del viñedo y tener tiempo a solas con Él, donde Él la estaría formando, moldeando, amando. Ellos
estaban desarrollando, cultivando esa relación íntima. Pero ahora vamos a ver que una vez hay devoción, intimidad
con el Señor, el fruto de esa devoción va a ser pasión por el servicio.

Ella dice, «salgamos al campo (al mundo); pasemos la noche en las aldeas». Aquí vemos a una mujer que reconoce
que ella es una peregrina, que ella está en un viaje. Este mundo no es su lugar de descanso. Ella no va a echar raíces
profundas en el palacio donde ha estado viviendo. Esta es una imagen de su viaje de una aldea a otra con su amado
acompañándolo en sus propósitos. Así que ella no se va a acomodar mucho y no va a poner sus estacas muy
profundas.

Mientras leo este pasaje, no puedo sino pensar acerca de Cristo quien dejó su hogar en los cielos. Él vino a este
mundo y estuvo viajando de aldea en aldea compartiendo las buenas nuevas del reino de Dios. Y Él dijo de sí mismo,
«el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza» (Mat. 8:20). Ningún lugar que pudiera llamar suyo.

Pensé mucho en esa imagen de Cristo durante mis 20 y 30 años cuando estaba de lleno en el ministerio itinerante
viajando por una docena de años, a tiempo completo y los 12 meses del año. Por ocho o nueve de esos años viví en
habitaciones de hoteles, de una ciudad en otra, en un hotel tras otro, un restaurante tras otro. No tenía una casa.

Pero luego la estación cambió. Mi ministerio cambio. Me establecí en Michigan, construí un hogar a mediados de mis
30 años. Esta casa ha sido una gran bendición. Pero una de las cosas que descubrí es que es fácil perder el corazón
de peregrino. Es fácil al envejecer porque queremos estar más cómodas, establecidas más seguras. «No me muevan».
Es fácil apegarnos a las cosas de este mundo. Queremos estar más cómodas y más establecidas.

Yo soy hogareña. Te lo digo. Quizás es por todos esos años que estuve viajando todo el tiempo. Si yo no tuviera que
tomar otro avión sería maravilloso para mí. Viajar es difícil para mí. Siempre lo dije a través de los años, que «no haría

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Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

esto por nadie más que no fuera por Jesús». Pero quiero tener una vida que sea flexible, una vida que esté
dispuesta a ir cuando Él me diga ve y a moverme cuando Él me diga muévete. Ella está diciendo, «salgamos al
campo y vayamos a las aldeas».

Ahora, eso no significa que si tú estás siguiendo a Cristo Él va a hacer que viajes. Quizás a ti, te gustaría viajar y Él
quiera que tú te quedes en casa. Esto lo que quiere decir es que cualquier cosa que Él quiera, aun si no te sientes
segura, cómoda o estable, aunque te saque de tu zona de comodidad debes escuchar Su voz. ¿No se te pone esto
más difícil mientras envejeces? Nosotras queremos lo que es familiar, tradicional, cómodo, fácil, definible.

Pero Dios dice, «oh, no. Yo te estoy preparando para algo más. Así que vamos a quitarle las plumas a ese nido. Vamos
a hacerlo un poquito más incómodo y vamos a sacarte de allí. ¡Adelante! Sal al campo. Ve a las aldeas».

Aquí hay una novia con un corazón peregrino. Ella está dispuesta a renunciar a la comodidad y a la seguridad. Ese es
el tipo de corazón que yo anhelo tener. Y te confieso que mientras más envejezco es más difícil. Ahora mismo estamos
hablando acerca de un viaje que estoy por hacer, y me siento sobrecogida, desalentada al tener que escogerlo y
hacerlo. Puedo ser muy quejosa. Pero leo este pasaje, y no soy la única, ¿verdad? ¿Tú también te quejas?

Pero quiero tener ese corazón de peregrino que dice, «Señor, a donde quieras enviarme. ¿Qué quieres hacer
conmigo? Donde quieras ponerme ¿Cómo quieres usarme? Vamos a hacer esto juntos. Levantémonos temprano y
vayamos a las viñas; veamos si la vid ha brotado, sise han abierto sus flores, y si han florecido los granados».

Ella está cuidando su propio viñedo y ahora ya está lista para ir con Él dentro de sus propios viñedos. En unión con él.
Ellos han establecido su propiedad; ellos han cultivado la intimidad. En unión con él, ella tiene una mayor capacidad
para administrar y servir de una manera que ella nunca jamás tuvo cuando estaba atendiendo su propio viñedo por
ella misma.

Hemos hablado de esto antes cuando dijimos que él le dijo, «ven conmigo cuando vaya a saltar sobre los montes y
sobre las colinas». Y él le dijo, «quiero que vengas conmigo y hagas todo esto».

Pero en ese momento ella le dice, «no, está oscuro afuera. Tengo miedo. No puedo hacerlo». Pero ahora se da cuenta
que cuando ella está en unión con él, ella puede hacer lo que sea que él esté haciendo a través de ella.

El Señor me mantiene en un lugar en este ministerio, donde yo me doy cuenta de que no puedo hacer esto. Pero Él
sí puede. Y ella sale con estas capacidades inmensas para ministrar y para el servicio porque sale con Su fuerza.
Cuando salimos por nosotras mismas, apartadas de Su dirección y de Su llenura, nos vamos agotando. Nos vamos a
agotar en el ministerio.

No solamente estoy hablando acerca de enseñar en los programas de radio. Estoy hablando acerca de cualquier cosa
a la que Dios te esté llamando a hacer. Algunas de ustedes tienen niños pequeños o están cuidando nietos y quizás
tú piensas, «ya estoy muy vieja para esto. Esto es muy difícil». Y quizás piensas que no puedes hacerlo.

Si tú lo haces en tus propias fuerzas, te vas a agotar, te vas a quemar. Si lo haces por ti misma, vas a terminar
resentida con las personas que Dios mismo te ha llamado a servir. Pero si lo haces con Él, permaneciendo en
Él, vas a tener una capacidad sobrenatural de saltar sobre montañas y subirás collados y saldrás a los campos
y a los viñedos y cuidarás las necesidades de otros.

Así que, ella sale con su amado a los viñedos, a los campos. ¿Y qué hace? Versículo 12, ella está buscando señales
de su vida espiritual, está buscando crecimiento, está buscando frutos. Es una imagen de estar atenta a la condición
de las almas de las personas. De lo que está pasando en sus vidas.

¿Éstas atenta a la condición del alma de tus hijos, del alma de tu esposo, del alma de tu vecino, del alma de
tu amigo, del alma de tu pastor? ¿Estás atenta? ¿Estás alerta? Estás mirando; no que les estés diciendo a ellos
dónde están espiritualmente, sino que estás buscando señales de crecimiento, estás buscando señales de frutos,
estás buscando señales de la gracia de Dios en las vidas de otros porque tú sabes que a tu amado le importan los
frutos. De esto se trata y eso es lo que quieres estar haciendo.

Anoche recibí una llamada tarde mientras estaba estudiando para la grabación de una viuda de 86 años, es una amiga
de largo tiempo. Y ella acababa de regresar de Albania. Tenía laringitis así que estaba teniendo problemas para hablar.
Pasado mañana ella sale para California y Oklahoma. Ella va a regresar por nueve días a la Florida que es donde ella
vive, pero luego se irá nuevamente a Estonia y a Mongolia para servir en el ministerio. Yo estaba exhausta solamente
de escucharla.

Y le dije, «Vonette, ¿cómo lo haces?» Ella es la viuda de Dr. Bill Bright, el fundador de Cruzada Estudiantil. Ella es
una servidora, comprometida, gozosa. Ahora, ella no tiene la misma capacidad física a los 86 que ella tenía cuando
tenía 56 o 36, pero ella está usando cada poquito de fuerza que Dios le ha dado. Y es sobrenatural. Te digo, una mujer
o un hombre de 86 años no hace esta clase de cosas si no es por el poder de Cristo. ¿Qué motiva su interés?

Ella me estaba diciendo lo que Dios estaba haciendo en las aldeas en Albania. Y estoy pensando acerca de este
pasaje. «Saldré y veré si hay frutos». Me estaba contando de las personas que están viniendo a conocer a Cristo y
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Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

cómo sus vidas están siendo transformadas. Esta es una mujer que no tiene tiempo para deprimirse porque ella está
cuidando del negocio de su amado. Ella todavía está dando frutos. Y sí, ella tiene que ir en una silla de ruedas, muchas
veces sus piernas no funcionan muy bien y tiene limitaciones físicas.

Yo estaba avergonzada escuchándola porque pensaba, «esta mujer está mucho más consciente acerca de ser
fructífera que yo, que tengo mucho más energía y fuerzas». Esta es la imagen de esta novia sirviendo en el ministerio
en el poder que Dios provee.

Y luego ella dice, mientras entramos en las aldeas, en los campos, en los viñedos, y ahí en el versículo 12 dice: «Allí
te entregaré...» y tu traducción debe decir «mi amor», pero la palabra literal es «mis amores», «allí te daré mis amores».
Es plural. «En el lugar de servicio, te daré mis amores».

Ahora, nosotras tendemos a pensar en dos tipos opuestos de personas: creyentes que son de un tipo más pasivo,
contemplativo, que viven una vida monástica; aman a Jesús, oran y leen sus biblias. Eso es todo lo que hacen,
¿verdad? Y pensamos en otro tipo de personas que son más activistas y ponen toda su energía en servir al Señor y
en servir a otros. Es el asunto de Marta y María, dos tipos diferentes de personas. Pero en realidad lo que nosotras
realmente queremos tener y realmente tendremos en la medida en que nuestro amor por Cristo madura. Es un
corazón de María y las manos de Marta. Son ambas. No es una o la otra.

Ella primero le dio su amor en su recámara en el palacio, en el lugar íntimo. Pero ahora ella le dice, «afuera, en medio
del servicio, allí le daré mi amor también». Es fácil amar a Jesús en nuestro tiempo de quietud ¿no es cierto?, sin
molestias, sin interrupciones, sin cargas, ni problemas.

Pero mientras maduramos, aprendemos a darle nuestro amor todo el tiempo mientras le servimos y nos damos cuenta
que podemos amarlo en el supermercado, mientras estamos tratando con personas difíciles, en medio de la escuela,
en casa con cuatro niños, en medio de preparar las comidas, y como me sucedió, en medio de los fines de semana
llenos de visitas, mientras me estaba preparando para esta grabación. Nosotras podemos amarlo y a otros también;
en medio de la limpieza de la casa, cambiando los pañales, en medio de las disputas entre tus hijos, preparándote
para dirigir un estudio bíblico, enseñando a los niños en la iglesia. En cualquier cosa que tú estés haciendo, tú
puedes amarlo en medio de eso. «Allí te daré mis amores».

El ciclo nunca termina. Nosotras somos amadas por Él. Respondemos a ese amor y en medio del servicio
somos refrescadas porque allí le damos a Él nuestro amor. ¿Lo ves?

Bueno, en el versículo 13, el último versículo de este capítulo, «las mandrágoras han exhalado su fragancia, y a
nuestras puertas hay toda clase de frutas escogidas». ¿Fragante y fructífera? Éste es el tema a través del libro. «A
nuestras puertas hay toda clase de frutas escogidas, tanto, nuevas como añejas, que he guardado, amado mío para
ti».

Toda clase de frutos, una rica variedad de frutos, agradables frutos. ¿Qué clase de fruto has guardado para tu amado?
¿Es agradable? ¿Están maduros? ¿Están madurando? ¿Tienes tú una gran variedad de frutas que estás ofreciendo
al Señor?

Imagínate aquí viejos frutos que están siendo constantemente revividos y nuevos frutos que están siendo cultivados,
el fruto del Espíritu, el carácter de Cristo, las vidas que tú has bendecido, mujeres más jóvenes en las que te estás
invirtiendo, viejas creyentes que estás amando y orando por ellas en hogares para ancianos, niños que estás criando
para la gloria de Dios, personas con las que estás compartiendo a Cristo. Todos estos son frutos que guardamos para
Él, recordando siempre que Él es el que produce ese fruto en y a través de nosotras. Nosotras no lo podemos fabricar,
no lo podemos manufacturar.

Y ella dice, «toda clase de frutas escogidas, tanto nuevas como añejas, que he guardado, amado mío, para ti». Nos
encontramos donde ahora donde comenzamos esta lección. Todo es para él. Esta es la evidencia de una relación de
amor maduro. Ya ella no es más una que solo toma. Ahora ella es una que da. Ya no está más preocupada por lo que
él puede hacer por ella o por lo que ella pueda sacar de esta relación. Ya no está primeramente buscando las
bendiciones y los beneficios de conocerlo a él, sino que ahora ella anhela traerle gozo y deleite y frutos a su
corazón.

Ella ha llegado al lugar donde es todo, todo, todo para él. Es por eso que está dispuesta a salir con él a los campos y
a los viñedos. Está deseosa de encontrar frutos para él. Tiene esta enorme capacidad de producir frutos porque él
está haciéndolo con ella. Y nosotras tenemos esa enorme capacidad de producir frutos mientras permanecemos
en Cristo, el poder permanente de Su Espíritu. «Ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí». Cristo quien produce sus
frutos en mí. Y es todo, todo, todo para Él.

Cantar de los cantares


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Hazlo personal

Amor maduro 3: Vayamos juntos


(Cantar de los cantares 7:9-13)

1. ¿Qué quiere expresar la novia cuando dice: «Yo soy de mi amado, y su deseo tiende hacia mí»? (7:10). ¿Qué
significaría tener ese mismo corazón hacia el Señor Jesús? ¿Y hacia tu pareja?

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2. «Ven, amado mío, salgamos al campo, pasemos la noche en las aldeas» (7:11). ¿Tienes un «corazón de
peregrino»? ¿Cómo podrías renunciar a la necesidad humana de comodidad y seguridad con el fin de servir
a Jesús y procurar los intereses de Su reino?

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3. ¿Cómo podrían las circunstancias y el llamado de Dios en tu vida ayudarte a despegarte más de este mundo
y a conectarte más al cielo?

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4. «Veamos si la vid ha brotado, si se han abierto sus flores» (7:12). ¿Cómo puedes estar más atenta a las
necesidades de los que te rodean (por ejemplo, tu compañero, hijos, vecinos, compañeros de trabajo, pastor)?

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5. «Levantémonos temprano y vayamos a las viñas. . . . Allí te entregaré mi amor» (7:12). ¿Qué perspectivas
frescas nos ofrece la historia de esta novia acerca de cómo evitar el agotamiento al servir al Señor y a los
demás? ¿Has experimentado refrigerio en medio del servicio? ¿De qué manera?

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6. De manera natural, ¿tiendes a ser más una María (contemplativa) o una Marta (activista)? ¿De qué manera
esta historia de amor ilustra el equilibrio entre las dos? ¿Se caracteriza tu vida tanto por la devoción al Señor
como por el servicio eficaz? ¿Cómo puedes mantener una relación íntima de amor con Jesús y de servicio a
otros sin sacrificar esa intimidad?

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7. «Y a nuestras puertas hay toda clase de frutas escogidas. . . que he guardado para ti, amado mío» (7:13).
¿Qué frutos tienes para ofrecerle a Jesús como resultado de Su gracia en tu vida? ¿Te has convencido de
que tu vida no te pertenece sino que le pertenece a tu Amado?

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Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Cultivando la intimidad en el matrimonio

No se trata de mí
En una relación, ¿te enfocas en lo que puedes obtener, o en aquello que puedes dar?
Cuando nos enfocamos en dar satisfacción a otros, es cuando encontramos el mayor gozo y deleite, pues nos
damos cuenta de que no se trata de nosotras.
A lo largo de los últimos años de ministerio he tenido el gozo de enseñar en varias ocasiones, el Cantar de los cantares,
versículo a versículo. Ha sido un estudio muy enriquecedor. En mi tiempo como mujer soltera, Dios usó este libro para
llamarme a una relación más íntima con Jesús.
Y luego de que me casé con Robert Wolgemuth, he apreciado aún más el tiempo que dediqué a estudiar el Cantar de
los cantares. Ahora, en parte, gracias a la influencia de mis padres, yo no tenía mi mente llena de las ideas que el
mundo tiene del romance, el amor, el sexo y el matrimonio. Las películas, los libros y la música llenan nuestras mentes
de lo que se supone que es el amor. Pero estoy tan agradecida por los años que me sumergí en este libro que trata
de un rey humano y su esposa, cuya relación nos apunta a Cristo y su iglesia.

Sin importar la etapa de la vida en que te encuentres, estés soltera o casada, sé que este libro tiene mucho que
enseñarte sobre cuánto te ama tu Rey.

A medida en que hemos estado estudiando el Cantar de los cantares, nos hemos concentrado en ver cómo Salomón
revela el extraordinario amor que Cristo tiene por Su novia, la iglesia, y por tanto por los creyentes individuales que
son parte de Su novia. Nota que este es, primordialmente, el mensaje de las Escrituras. Es algo que ha estado en el
corazón de Dios desde antes de la fundación del mundo, ese amor redentor de Dios por los pecadores,
persiguiéndolos, convirtiéndolos en la novia de Su Hijo. Ese es el corazón del evangelio, la forma en que Dios lo hizo
posible.

El propósito del matrimonio es apuntar a la relación entre Cristo y Su novia. Dios no creó el matrimonio y después dijo,
«¿qué puedo ilustrar con el matrimonio? Bueno pues puedo ilustrar el evangelio». ¡No! Dios pensó en el evangelio
y luego diseñó el matrimonio para que fuera un retrato del evangelio.

Es por eso que quiero detener nuestro estudio durante dos días, y considerar cuidadosamente lo que el Cantar de los
cantares de Salomón tiene que decirnos acerca del matrimonio.

Ahora, uno puede preguntarse: ¿Por qué una mujer soltera estaría interesada en los consejos acerca del matrimonio
del Cantar de los cantares? De hecho, alguien me comentaba que tenía una amiga que no quería venir a la sesión de
hoy, porque entiende que es soltera y este libro no es para ella.

Si tienes varios días escuchando esta serie, espero que hayas entendido que este libro es para todas nosotras,
casadas o solteras.

De hecho, acabo tener el privilegio de conversar con una viuda de unos dos años y medio, cuyo nombre también es
Nancy, quien me explicaba que este libro se ha convertido en uno de los más preciosos para ella, pues le ha permitido
ver a Cristo como su esposo.

De modo que, sin importar la etapa de la vida que estemos experimentando, este libro tiene un mensaje para nosotras.
Pero también pienso que tiene un mensaje para las que se encuentran unidas en matrimonio, y de nuevo, la pregunta
es: ¿Por qué me preocuparía como mujer soltera? ¿O por qué me atrevo a apartar dos sesiones para explicar lo que
el Cantar de los cantares tiene que decirnos acerca del matrimonio?

Déjame darte tan solo un par de razones por las que estoy haciendo esto: primero que todo, como tú, yo también soy
parte del cuerpo de Cristo. Todas tenemos una responsabilidad para hacer todo lo que podamos para alentar, fortalecer
y proteger los matrimonios de otros creyentes. Independientemente de si estamos casadas o no, todas tenemos parte
en este aspecto, pues es parte de nuestra responsabilidad.

Y como tenemos un enemigo que ya tú conoces, que es mentiroso y que está empeñado en destruirnos, él apunta a
los matrimonios cristianos –recuerda que esto viene desde el huerto del Edén, en el Génesis, donde el enemigo se
propuso separar a la esposa de su esposo a través del engaño.

Dios tiene un plan para el matrimonio, y hemos visto ese plan exaltado en el Cantar de los cantares, así como en otras
partes de las Escrituras. El enemigo hace todo lo que puede para detener el plan, para destruirlo y desvirtuarlo. Cuando
destruye matrimonios, él está realmente atacando a Dios y Su historia redentora de manera directa. Por esta razón
todas tenemos que procurar que los matrimonios reflejen lo que deben reflejar, que es la imagen que justifica su
creación, la historia del evangelio.

Lamentablemente, he escuchado a personas más jóvenes que yo decir de vez en cuando, «no conozco ningún
matrimonio que yo quiera imitar». Tal vez tú también lo has escuchado. Cada vez que un matrimonio cristiano fracasa
y que los no creyentes ven a los «cristianos» casados en forcejeo, en conflictos, escapando de esos matrimonios fríos,
sin vida y sin gozo que muchos experimentan; cada vez que eso sucede, se distorsiona la imagen que Dios creó para
reflejar el increíble amor que Cristo tiene por Su iglesia.
Cantar de los cantares
Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Entonces, necesitamos que los matrimonios hoy en nuestras iglesias cuenten la historia redentora del
evangelio de una forma convincente. Ahora bien, ningún matrimonio puede contarla perfectamente, pero cada
matrimonio cristiano necesita querer contar la historia correctamente. Y ese, es un objetivo dinámico, no es algo que
simplemente sucede de la noche a la mañana, pero es algo que es sumamente importante. Precisamente por eso es
que quiero enfocar este programa y el siguiente en lo que el Cantar de los cantares nos dice acerca del matrimonio.

Hasta ahora hemos visto la supremacía del amor genuino. Esta es la canción de las canciones, el gran tema de las
Escrituras. Hemos visto el poder transformador del amor genuino. Hemos visto que Dios nos ama con un amor
increíble, inmerecido y lleno de gracia, y que ese amor nos transforma y fluye a través de nosotras para que
las vidas de los otros que nos rodean, también puedan ser transformadas por el amor de Dios.

El perfecto amor de Cristo por Su novia, la iglesia, y la respuesta amorosa, sumisa y reverente de la novia hacia su
Novio, Cristo, proporciona un patrón divino del tipo de relación que debe existir entre un esposo y una esposa.

Ahora, sé que una parte bastante significativa del matrimonio es cotidiana, que no todo es glamour, a menos que
tengas solo cuatro días de casada.

Pero quiero ayudarte a quitar los ojos de lo cotidiano, que no es menos importante, pero quiero que eleves tu mirada
al panorama completo, la ilustración cósmica y el propósito del matrimonio. Y claro, esto también aplica a las que han
enviudado. Yo sé que hay varias viudas escuchando en este momento. Quiero que se regocijen en el retrato de lo que
Dios les regaló durante todos esos años de matrimonio.

Quiero que veamos algunas ideas al azar, varias cosas que he visto en el Cantar de los cantares que tienen
aplicación para el matrimonio.

En primer lugar, existe todo un espacio que explica las motivaciones para el amor. ¿Por qué amamos? Nuestro amor
a Cristo puede basarse en diferentes motivaciones, y lo mismo es cierto para el amor en el matrimonio, el amor de una
mujer por su marido, o el amor de un esposo por su esposa. Veo tres motivaciones básicas, y algunas, son mejores
que otras.

La primera motivación es el sentido del deber. «Lo amo porque sé que es lo correcto». Es un amor motivado por el
«como debe ser».

Se nos ordena amar a Dios con todo nuestro corazón, ¿verdad? Es decir, que si no tuviéramos otra razón para amarlo,
esa debería ser una motivación suficiente del porqué debemos hacerlo, porque Él lo dice. Lo mismo es verdad para el
matrimonio. Hay veces que tu única motivación para amar a tu pareja es el saber que es tu deber. Y si esa es la única
motivación que tienes, entonces amas a tu esposo por un sentido de responsabilidad.

Algunas personas dicen que no deberíamos amar por responsabilidad, que es una motivación incorrecta. Pero yo te
digo que si esa es la única motivación que tienes, entonces es suficiente, porque tenemos un mandato para
amar. Pero, no te quedes con esa motivación en tu relación con Dios o con tu esposo. Pídele a Dios que te dé
un amor basado en una motivación más alta y sublime, un amor por Dios y por tu esposo que no esté simplemente
basado en el deber.

Veamos otra motivación, el amor por deleite. Este es el caso en que decimos, «lo amo porque cuando lo hago soy
bendecida». En la primera parte del Cantar de los cantares de Salomón, la relación amorosa, la historia de amor que
hemos estado estudiando aquí, la novia ama a su novio, porque cuando lo hace, ella se deleita en él. Él la hace feliz.
Él la rescata de trabajar en la viña de la familia, ella estaba tan agotada. Luego, se la llevó a vivir con él en el palacio.
¿Entiendes el tipo de deleite que ella experimenta en su presencia?

Dios se deleita en complacernos. Esta semana he estado meditando y memorizando el capítulo 16 del libro de los
Salmos. «Me darás a conocer la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; en tu diestra, deleites para
siempre». Dios quiere deleitar a sus hijas. Y es un hecho que cuando le obedecemos, cuando hacemos las cosas a
Su manera, Él nos trae bendición y nos trae gozo. Y ese gozo no tiene nada de malo.

Pero quiero sugerirte una motivación más alta y sublime en tu relación con el Señor y dentro del matrimonio,
una motivación que es la evidencia de una relación más madura. Se trata de la motivación que no es por
responsabilidad, por deber o simplemente por deleite, se trata de una motivación por devoción. «Lo amo no
solamente por los beneficios que puedo obtener de esa relación, sino simplemente porque deseo agradarle».

Y esa es la motivación más sublime, entregarte totalmente para llenar las necesidades de tu pareja, sin esperar
nada a cambio. Estoy convencida de que si ambas personas tienen ese tipo de amor, no hay forma de que ese
matrimonio se separe. Ahora bien, sé que no puedes hacer que tu pareja tenga ese tipo de amor por ti, pero sí sé, que
puedes cultivar y establecer ese tipo de amor por Cristo y hacia tu esposo.

El Cantar de los cantares de Salomón ilustra varios de los ingredientes que contribuyen a una mayor intimidad y
una mayor unidad dentro del matrimonio. Varios de los cuales quiero resaltar, sin enfatizar ningún orden en
particular, pues no quiero que recibas tanta información y que no retengas nada. A fin de que puedas volver sobre
esto, tanto el audio como la transcripción estarán disponibles en nuestra página

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web www.avivanuestroscorazones.com. Por favor, regresa a revisarlos y a ponerlos en un orden que te facilite ponerlos
en práctica, es decir, hacerlos una realidad en tu vida.

El ingrediente número uno se basa en el principio de que la intimidad no es espontánea. Requiere un proceso.
¿Cuál es el objetivo de este proceso? El propósito de tu matrimonio y tu relación con el Señor es alcanzar unidad
plena, es decir, llegar a ser una sola carne, un solo cuerpo, sola alma y espíritu.

Ahora bien, legalmente e indudablemente, logras esa unidad cuando dices, «sí, acepto» en el altar. Porque legalmente
y efectivamente se convierten en uno, pero ambos saben que hay aspectos que deben desarrollar, y que tienen que
crecer a través de la experiencia y de convivir para alcanzar esa unidad. Tienen que hacerlo funcionar, realizar un
trabajo mancomunado, pues vienen de diferentes trasfondos, con formas diferentes de hacer las cosas, por ejemplo,
la comida de su madre, la comida de tu madre, si lo pensamos con detenimiento, son tantas las cosas diferentes que
cada uno trae al matrimonio. De hecho fueron esas diferencias las que los atrajeron el uno al otro, de manera que una
vez se alejen del altar no se van a convertir en uno de repente.

Físicamente ya estás unida, pero en realidad, en la experiencia, tú sabes que tendrás que trabajar para lograr esa
unidad. Y eso es un proceso. Siempre vas descubriendo cosas nuevas sobre ti misma y sobre tu pareja. Aun después
de mucho tiempo de casados, siguen conociéndose. El proceso de desarrollar intimidad no es estático. Tienes
que hacer esfuerzos para mantener el matrimonio fresco, siempre creciendo, siempre desarrollándose.

Y este proceso requerirá que ambos se preocupen menos por sí mismos y se comprometan más por el bienestar
de su pareja; menos centrados en sí mismos, más consumidos por el deseo de bendecir y de beneficiar al
otro. En la medida en que te comprometes en ese proceso, se desarrollará mayor intimidad, mayor comunión y mayor
será el gozo y el deleite para ambos integrantes de la pareja. El gozo fluye de la intimidad.

De manera que al hablar del matrimonio, lo que perseguimos es la unidad, la intimidad y el darnos cuenta de que
lograrlo requiere un proceso.

En segundo lugar: La intimidad no es algo que simplemente sucede, puede pasar un largo período de tiempo.
Puedes tener 50 años de casada y no haber alcanzado intimidad. La intimidad requiere de una búsqueda
intencional. Construir un matrimonio saludable requiere constante atención y esfuerzo. Nunca alcanzas intimidad
completa, nunca puedes darte el lujo de dejar de trabajar para cultivar intimidad. No puedes darte el lujo de
desviar tu atención de la intimidad.

Si no estás creciendo en unidad, en intimidad, tu relación se estará deteriorando. ¿Tengo razón? Si no te mantienes
protegiéndola de manera intencional perderá su lugar, esta es una realidad tanto para nuestra relación matrimonial
como para nuestra relación con el Señor.

Mis amigas que tienen los mejores matrimonios siempre están trabajando para nutrirlos y fortalecerlos. A veces fallan
pero siempre vuelven atrás, se humillan y comienzan de nuevo, buscando la intimidad y en constante
vigilancia. Ellas van batallando con las pequeñeces que venimos comentando, tomando acción con esas pequeñas
zorras, sin ocultarlas bajo la alfombra, arrancándolas de raíz, pues la suma de ellas se convierte en una verdadera
amenaza contra la unidad.

Otro ingrediente importante es la humildad. Y lo puedes ver a lo largo del Cantar de los cantares de Salomón. Esta
novia se ve a sí misma indigna, no merecedora del amor del novio. Así que cuando Él expresa su amor por ella, ella
no dice, «ya era hora de que hablaras de ese modo». Ella ve su amor como un privilegio no merecido por el que
ella está profundamente agradecida.

La generación actual ha enfatizado de una manera desmedida y enfermiza sus derechos y su autovaloración, lo que
los lleva al matrimonio con grandes expectativas sobre cómo deben ser tratados. Y en el momento en que esas
expectativas no son satisfechas, situación que de nuevo, le sucede a todo el que tiene más de tres o cuatro horas de
casado, ¿qué hacen? ¿Cómo lidian con esa insatisfacción? Se combinan todos los factores que los llevan a
experimentar dolor, desilusión y conflicto.

Es por eso que la libertad viene de despojarnos humildemente de esas expectativas, y de entender que en última
instancia, «no estoy en esta relación por los beneficios que puedo obtener de ella». La libertad también viene de
entender que ambos integrantes, tanto nosotras como ellos, son pecadores en necesidad de gracia.

Cuando te das cuenta de que puedes recibir regalos de amor, compañía, amistad de tu pareja con un espíritu
agradecido en lugar de un espíritu demandante… Cuando tienes un corazón humilde, el no recibir todo lo que
esperabas del matrimonio o el día del veinticinco aniversario del matrimonio… Tengo muchas amigas que entienden
que la cena de celebración de sus veinticinco años de casados de unión matrimonial fue un fracaso. Y ellas no
entienden qué sucedió. Todas tenían expectativas muy altas. Por lo general son las mujeres las que consideran que
fue un fracaso.

Todas esperaron que fuera de una forma o de otra y cuando no se concretó de la manera en que ellas se la imaginaron
en sus cabezas, cuando no se llenaron sus expectativas… Tengo varias amigas que celebraron su veinticinco
aniversario el mismo año y recuerdo escuchar las historias de cuán terrible resultó, solamente por las expectativas que

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albergaron en sus corazones. En lugar de tener corazones humildes, se lastimaron. De nuevo, la humildad te
preserva… no significa que no te lastimarás, pero te permite manejar el dolor de una forma apropiada.

Número cuatro: Sensible a responder. A lo largo del Cantar de los cantares de Salomón vemos a la novia muy
receptiva y sensible a la iniciativa de su esposo. Vemos en la primera parte del libro: «¡Que me bese con los besos de
su boca!» Es una novia receptiva que desea llenar los deseos y necesidades de su novio. Y en el capítulo 5, cuando
la novia tarda en responder a la iniciativa del novio, ¿cuál es el resultado? Hay un rompimiento de la intimidad.
¿Correcto?

Ahora, fisiológicamente, es obvio que Dios diseñó a los hombres para ser los que invitan y a las mujeres para ser las
que responden. Ella cultiva intimidad en una relación al estar dispuesta a responder a los deseos y a las
necesidades del novio, al ser sensible y estar dispuesta a responder a su iniciativa. Y claro, a veces su necesidad
es que tú tomes la iniciativa. Por eso, a veces, ser sensible aun en el plano físico es evidencia de tu sensibilidad y de
tu respuesta. Pero hablaremos con más detalle de esto en la siguiente sesión.

He aquí otro ingrediente de intimidad que vemos en el Cantar de los cantares, reverencia.

Esta novia reverencia a su esposo. Ella lo reconoce como su rey. Él es rey, y ella lo sabe y lo respeta.

Ahora bien, Cristo es el Rey del universo. ¿Correcto? Obviamente, la iglesia debe reverenciarlo y someterse a Su
reinado y a Su dirección. Esa realidad cósmica es la imagen reflejada en la reverencia y la sumisión de una
esposa a su esposo. ¿Lo ves? No se trata solamente de ti y de tu esposo, eso es algo mucho mayor que tú y tu
esposo. Con tu actitud sumisa estás tratando de mostrarle al mundo la reverencia y el respeto que la iglesia le debe a
Cristo.

Eso no significa, y me has escuchado decir esto antes, que tu esposo es superior. No significa que él es más espiritual.
Esto no quiere decir que pueda enseñorearse de su esposa. No significa que la esposa no tiene opiniones o que ella
nunca comparte esas opiniones. La Palabra enseña que el esposo y la esposa son coherederos de la gracia de vida.

Lo que esto hace es que reconoce el orden divino establecido en el matrimonio, donde existe igualdad de valor
para ambos, pero diversidad de funciones y roles. Y como esposa tú puedes revelarle al mundo lo que significa
reverenciar y someterse a la dirección de Jesucristo, vivir bajo Su autoridad y directriz para mostrar la bendición, la
libertad y el gozo de vivir bajo esos términos.

Otro principio importante es la pertenencia mutua. La novia dice en el versículo 3 del capítulo 6, «yo soy de mi amado
y él es mío». Y 1 Corintios 7, puntualiza algo similar en el versículo 4, al decir: «La mujer no tiene autoridad sobre su
propio cuerpo, sino el marido. Y asimismo el marido no tiene autoridad sobre su propio cuerpo, sino la mujer».

¿A qué se refiere la pertenencia mutua? ¿Qué quiere decir la novia cuando expresa: «yo soy de mi amado y él es
mío»? Nuestras vidas no nos pertenecen, nos pertenecemos el uno al otro. Esto se traduce en que no podemos operar
de manera independiente.

Pensemos en los versículos 3 y 4 del capítulo 2 de la Carta a los Filipenses, donde la Palabra dice: «Nada hagáis por
egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante
que a sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás».

Ese sería un versículo maravilloso para colocar en el centro del matrimonio, ¿no les parece? Y hacerte la siguiente
pregunta: ¿Considero a mi pareja más importante que a mí misma?

Y consciente de que todas tenemos el temor, por la forma de pensar del mundo hoy, de que si lo hacemos, seremos
ignoradas, o que nos convertiremos en menos que nada. Al pensar, ¿quién se va a ocupar de mí? ¿Quién se interesará
entonces por mí? ¿Si yo misma no me cuido, quién lo hará?

Pero la matemática divina es al revés, funciona exactamente lo opuesto. En la medida en que nos enfocamos en
complacer a Dios en todos los ámbitos de nuestras vidas, sirviendo a los demás y colocándonos en último lugar, Jesús,
los demás y luego yo, experimentaremos verdadero gozo. De la misma manera, funciona en el matrimonio. En la
medida en que haces a los demás, más importantes que tú, en la medida en que cuidas sus intereses por
encima de los tuyos, Dios se ocupa de satisfacer tus necesidades.

Esto no quiere decir que siempre será fácil. Mi intención al hacer esta afirmación no es hacerlo sonar o parecer más
sencillo. Pero entiendo que estos principios son los ingredientes que le darán permanencia a tu matrimonio, y las
pautas para determinar, «ok, si no tenemos intimidad, si nuestro matrimonio es un campo de batalla, ¿será posible
que algunos de estos ingredientes que construyen la intimidad no estén presentes o que necesiten ser restaurados?»

Pero no te abrumes. Nos tomaremos uno o dos días más para revisarlos con detalle. Simplemente estoy
enumerándolos para que te vayas familiarizando. Pero igual, por qué no aprovechas para preguntarle al Señor ¿cuáles
son los aspectos que Él quiere que tú cambies de tu matrimonio? ¿En tu relación con tu pareja?

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Oh Señor, te ruego que producto de esta serie, Tú puedas derramar gracia sobre muchos, muchos matrimonios. Y
gracias Señor, por ser un Dios redentor que hace todas las cosas nuevas y porque puedes hacer nuevo cualquier
matrimonio.
Señor, te ruego que sanes y restaures los matrimonios de las mujeres que nos escuchan, que les des un nuevo
espíritu, lleno de humildad, de unidad, que no desfallezcan, que no se den por vencidas en el proceso, sino que
permanezcan comprometidas, intencionales en rogarte a Ti, porque solamente Tú, puedes hacer que estos
matrimonios reflejen el increíble amor que Cristo tiene por Su iglesia.
Y todo esto te lo pedimos en el nombre de Jesús, amén.

En todos los aspectos de tu vida, la plenitud no viene de preguntarte, « ¿qué obtendré de esto, o de esta persona?»,
sino, « ¿qué puedo dar?»

Hazlo personal

Cultivando la intimidad en el matrimonio 1: No se trata de mí

1. Si estás casada o soltera, ¿cómo parte del cuerpo de Cristo, cómo se pueden fomentar, fortalecer y proteger
los matrimonios de los que te rodean?

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………………………………………………………………………………………………………………………………

2. ¿Piensa en un matrimonio que refleje maravillosamente el modelo divino de la relación esposo/esposa, ¿qué
había en esa pareja que te hizo pensar en ellos?

………………………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………………………

3. En el Cantar de los cantares, vemos al menos tres motivaciones diferentes para el amor: deber (lo que hay
que hacer), placer (recibir bendición), y la devoción (yo deseo dar placer a la persona que amo). ¿Cuál de
estas motivaciones se refleja en tu amor por Cristo (y por tu pareja, si aplica)? Explica.

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………………………………………………………………………………………………………………………………

4. En esta sesión, Nancy identificó siete ingredientes que contribuyen a una mayor intimidad en el matrimonio.
¿Cuál(es) en particular te tocaron en cuanto a tu propio matrimonio? ¿Hay alguno que encuentras
especialmente difícil de aceptar?

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………………………………………………………………………………………………………………………………

Sea que estés casada o soltera, ¿puedes identificar uno o más ingredientes que te ayudarían a cultivar una
mayor intimidad en tu relación con Jesús?

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………………………………………………………………………………………………………………………………

5. ¿Estás luchando con las expectativas en tu matrimonio (o en otra relación)? Por ejemplo, «¿cómo me beneficia
esto a mí?» ¿De qué manera nos libera la humildad de las heridas, de la decepción o desilusión en las
relaciones?

………………………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………………………

6. ¿Tienes un deseo fuerte de agradar a Jesús en tu relación con Él? Si estás casada, ¿tienes un fuerte deseo
de complacer a tu pareja? ¿Cómo puedes llegar a estar más sintonizada con lo que causa deleite en tu
Amado? ¿A tu pareja?

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Cantar de los cantares


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Cultivando la intimidad en el matrimonio

La importancia de la permanencia

Un matrimonio piadoso en crecimiento es un retrato del evangelio.


Un esposo y una esposa se aman, no por su desempeño como pareja, sino porque son alimentados por la gracia de
Dios y por Su amor. Entonces ellos revelan este amor de Dios a un mundo que no tiene idea de cómo es Dios
realmente
.
Tomaremos un pequeño receso, haremos un pequeño paréntesis en nuestro estudio de «Cómo enamorarnos y
permanecer enamoradas de Jesús», para que podamos ver el Cantar de los cantares bajo una luz diferente, y cómo
este libro habla de la intimidad en el matrimonio.

Estoy intentando destacar algunos de los principios de este libro de la Biblia, que para mí son ingredientes muy obvios
si quieres tener intimidad y unidad en tu matrimonio.

Quiero que mantengas en mente que el punto del matrimonio, en el sentido cristiano, es revelar la historia del
amor de Cristo por su novia, y la respuesta de esa novia al novio... la respuesta de la iglesia a Cristo.

Así que en cualquier escala en que se encuentre tu matrimonio, del uno al diez, importa. Si tu matrimonio está en
proceso, importa. Porque esto no es solamente acerca de ti y de tu esposo o de si ambos están ahí tratando de
aguantar hasta que los niños ya estén grandes, si estás locamente o escasamente feliz. Realmente, todo es
importante.

Ahora, es significativo en este sentido: Si tu matrimonio es miserable todo el tiempo, esto le dice algo al mundo acerca
del evangelio, que no es atractivo. Cuando hablamos acerca de esta gran historia de bodas, esta gran historia de
amor, tu matrimonio puede hacer que las personas estén sedientas y hambrientas por conocer a Dios y ser
parte de esa gran historia.

Pero quiero regresar a donde nos quedamos la última vez. Estoy viendo algunos de estos ingredientes para cultivar
la intimidad en el matrimonio en el Cantar de los cantares. Mientras trabajaba en este estudio, estaba siguiendo
en Facebook a un joven que es hijo de una pareja de amigos míos. Él tiene unos veinte años de edad y él y una joven
(no voy a decir los nombres de ninguno de los dos, porque no quiero causar ningún problema allí), acababan de tener
su primera cita.

Habían estado esperando, se gustaban el uno al otro, pero no sabían que esto era mutuo. Esto duró por un año. Él
siguió todos los canales correctos, fue y habló con su papá. Su papá le dijo, «por qué no la invitas a salir esta noche
y le dices lo que sientes por ella». Esta fue su primera cita para los dos. Es realmente muy dulce observar cómo todo
esto se está desarrollando.

No sé si la cita se había acabado antes de que fuese posteada en Facebook. Estoy pensando si realmente lo hicieron
en el restaurante. Esto fue lo que él posteó en Facebook: «Acabo de entrar en una relación con... (y escribió el nombre
de ella). He estado esperando decirle lo que siento por un año, y se siente tan bien hablar de ello».

Este joven no es particularmente expresivo o verbal, pero estaba tan ansioso por expresarle a esta joven sus
sentimientos hacia ella. Y esto me hizo pensar acerca de este ingrediente tan importante en el matrimonio que es
la comunicación, y lo importante que es.

Y esto está bellamente ilustrado en el Cantar de los cantares, y quiero hacer algunas observaciones acerca del tipo
de comunicación que debe existir en el matrimonio para ayudar a fomentar la intimidad.

En el Cantar de los cantares tú ves que estos novios se escuchan mutuamente. La comunicación es, o debería ser, al
menos la mitad, acerca de escuchar al otro. Ellos se escuchan atentamente. En el libro están estos largos discursos
donde uno le está diciendo algo al otro; y queda implícito que están escuchando. Sé que muchas mujeres se frustran
porque sienten que sus esposos no se comunican con ellas. Esposas, mujeres en general, déjenme decirles que es
un error esperar que los hombres se comuniquen como las mujeres. De hecho no nos gustaría si lo hicieran así.

Pero te sorprenderías de lo que puede salir del corazón de un hombre, cuando él sabe que su esposa quiere escuchar
lo que él tiene que decirle, y que ella va a escuchar, y que ella va a escuchar sin interrumpir…y sin querer siempre
mejorar sus ideas… Cuando él sabe que su esposa va a mostrar un interés genuino y respeto por su comunicación,
entonces él tendrá más que decir.

Puede que él sea más callado que tú, y eso está bien. Eso fue lo que probablemente te atrajo a él en primer lugar.
Recuerdo a una joven decir (así como soñando): «¡Oh, él es tan callado!», cuando estaban saliendo como novios.
Seis años después (ahora frustrada): «¡Es que él no abre la boca!» Lo que los atrajo se había convertido en una
muralla entre ellos, y esto era quizás porque ella no había aprendido cómo sacarle las cosas.

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Proverbios capítulo 20 versículo 5 dice: «Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre, y el
hombre de entendimiento lo sacará». Hay aguas más profundas, probablemente, en el corazón de tu esposo de lo que
hayas pensado. ¿Cómo las sacarás?

Aprende también a hacer preguntas, y aprende a escuchar sin hablar. Es difícil hacer las dos cosas al mismo
tiempo, ¿verdad? Pero puedes sorprenderte de cuánta sabiduría y de lo que revelará lo que hay en su corazón.

Escuchar es solo una parte de la comunicación. Tenemos también toda el área de la comunicación verbal. A medida
que estudias esto en el Cantar de los cantares, una cosa que sobresale (para mí), pero sobresale por su ausencia,
(no he sido capaz de encontrarlo a través de todo el libro y lo he leído muchas, muchas, muchas, muchas veces); no
he podido encontrar una palabra de crítica entre esta esposa y su amado.

No hay ningún sarcasmo, no hay humillación, no hay crítica. Tú no ves ese tipo de conversación. Espero que tú no
escuches ese tipo de conversación en tu matrimonio. Ahora, como seres humanos que somos, probablemente haya
algo de eso. Tú quizás evalúes y digas, «¿estoy teniendo ese tipo de comunicación verbal en mi matrimonio?»

En el Cantar de los cantares de Salomón, la comunicación consiste en palabras donde se edifican mutuamente.
Es una comunicación positiva, creativa (muy creativa, en algunos puntos). Es específica, es honesta, es una
comunicación donde se ven mutuamente a través de los ojos del amor y la aceptación. Como resultado, esta
esposa y este esposo son generosos. Son espléndidos con sus palabras de admiración, de afirmación y de estímulo.

El problema, como lo veo, es que muchas personas expresan ese tipo de cosas (como afirmación, estímulo, ánimo)
cuando están saliendo como novios en citas. Ellos hacen lo que el Cantar de los cantares dice que no hagan, ellos:
«despiertan el amor antes de su tiempo». Ellos se dicen mutuamente en su segunda cita (y a todos los demás en
Facebook) todas estas cosas maravillosas acerca de este hombre o esta mujer, pero luego de casados, paran
de decirse estas cosas. Y debería ser todo lo contrario.

Recuerdo un esposo diciéndome años atrás: «He intentado orar con mi esposa desde que estábamos recién casados,
pero ella criticaba la manera en que oraba, y no he orado con ella desde entonces». No estoy sugiriendo que esta es
una reacción correcta de parte de él, pero observa lo que pasa con el hombre cuando la mujer usa su lengua
para lastimar, para analizar minuciosamente, para criticar, para desmenuzar, para controlar, para instruir (solo
tienes que prestar atención para darte cuenta de que esto apaga al hombre).

Y a propósito, no solo es en el matrimonio. Se puede hacer esto también en el trabajo, y me apena decir que a veces
yo lo hago. Observo el efecto, cómo esto castra a los hombres. Pero nadie puede hacer esto más poderosamente que
tú con tu marido, de manera positiva o de manera negativa.

La esposa y su amado en el Cantar de los cantares se conocen mutuamente de manera íntima. Esto sugiere que si
quieres comunicarte efectivamente, necesitas convertirte en una estudiante de tu pareja. Encuentra qué es
importante, qué es significativo para él, qué le bendice.

Luego, al momento de comunicarte de manera verbal con tu pareja, hazte preguntas como estas: «¿Hablo más de
manera respetuosa con los hombres de mi trabajo de lo que lo hago con mi esposo?» «¿Soy pronta a elogiar y a
motivar a mi pastor o a otro hombre más que a mi marido?»

Sé que quizás algunas de ustedes están pensando, a medida que leemos estas cosas en el Cantar de los cantares:
«Sí, ¿no daría yo lo que fuera por tener un esposo que me hablara de esa manera?» No esperes que él lo haga, hazlo
tú. Incluso te animaría, como lo he hecho mientras he enseñado a través de los años cuando enseño el Cantar de los
cantares en conferencias de mujeres donde reto a las mujeres a escribirles una carta a sus maridos.

Toma el tiempo para sentarte y para escribir (si no has hecho esto por un tiempo), cuáles son las cosas que tú admiras,
que aprecias, que agradeces…cuáles son las cualidades que ves… cuáles son las características físicas…las
espirituales, mentales y emocionales que él ha provisto. Haz una lista de estas cosas que admiras, que aprecias,
que amas y reverencias acerca de él.

Y quizás piensas, «es que no puedo hacer una lista muy larga. Todo lo que puedo escribir cabría en una tarjeta
pequeña, pequeñita». Entonces siéntate y piensa un poco más. Piensa qué fue lo que te atrajo de él en primer lugar,
y observa si tal vez la semilla de algunos de esos rasgos está todavía allí. Tal vez ha sido reducida por algo que hayas
experimentado fuera del hogar, o tal vez, quizás, tristemente, lo hayas pisoteado dentro del hogar con tus palabras o
con tu espíritu.

Dios puede darte gracia para pasar por este ciclo, darte un nuevo paso de baile, y dejarte desarrollar una nueva
manera de pensar y de relacionarte al momento en que comunicas palabras que edifican a tu esposo. Y
entonces, esimportante no solo hablar esas palabras de confirmación y de motivación a tu pareja, sino también
hablar bien el uno del otro con otras personas. Puedes ver esto también en el Cantar de los cantares.

Puedes verlos hablándose mutuamente, pero luego los ves hablando de lo maravillosa que es su pareja. Vimos esto
en algunas sesiones anteriores en el capítulo 5. La novia ha perdido el sentido de la presencia de su esposo, y las
hijas de Jerusalén le dicen: «¿Qué es tu amado más que cualquier otro amado?»

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Ella comienza a pensar acerca de esto, y luego dice, «oh déjame decirte…mi amado es deslumbrante; es sonrosado;
él es el jefe de millares». Ella describe su cabeza y su cabello, sus ojos, sus labios, sus manos, sus brazos, su cuerpo,
sus piernas, con detalles gráficos de qué la atrajo a él, qué ella admira, qué es lo que ve en él que lo encuentra tan
atractivo.

A medida que ella verbaliza estas cosas a los demás, se da cuenta que el amor por su pareja es avivado. Si has estado
escuchando Aviva Nuestros Corazones desde hace algún tiempo, probablemente has escuchado lo que llamamos, El
reto de 30 días para las esposas, que es un reto de estímulo para los esposos. Este reto tiene dos partes, tiene una
parte negativa en la que durante los siguientes 30 días no puedes decir nada negativo acerca de tu marido, ni a tu
marido, ni a cualquier otra persona, acerca de él.

Para algunas mujeres, esto va a requerir un trasplante de personalidad para poder lograrlo, porque es fácil caer en
malos hábitos. Tenemos algunas viudas en esta sala que quisieran tener treinta días de no hablar cosas negativas
acerca de sus maridos. Quisieran tener la oportunidad de hacer eso otra vez. Algunas de ustedes que están casadas
tienen esa oportunidad. Puedes hacer esto por los siguientes treinta días.

Pero también este reto tiene una parte positiva: Cada día, en los siguientes 30 días, aquellas de ustedes que están
casadas, deben encontrar algo que aprecian y admiran acerca de su pareja y deben decírselo. Luego, si realmente
quieren atreverse, díganle a otra persona qué es lo que aprecian acerca de su esposo. Y vas a encontrar que tu pareja
quizás cambie o quizás no, pero estoy bien segura de que tú vas a cambiar a medida que comienzas a verlo a
través de los ojos del estímulo y del amor.

Déjame leerte un correo electrónico que una mujer escribió luego de haber aceptado el reto. Ella nos escribió diciendo:

Solo quiero dejarte saber cuánto, El reto de 30 días de estímulo para las esposas donde se estimula a los esposos,
ha cambiado radicalmente mi matrimonio. Acabo de dar a luz mi segundo hijo hace cuatro meses. La transición de
tener ahora dos niños realmente puso mucha tensión en mi matrimonio.

No fue hasta que comencé con este reto, que nuestro matrimonio realmente comenzó a revivir otra vez. A través de
este reto no solo aprendí lo importante que es ver todas las cosas que mi esposo ya está haciendo por mí y por
nuestros hijos, (en vez de señalarle todas las cosas que no está haciendo o que no ha hecho todavía), sino también
cuán importante es el usar un tono de voz que invite a la comunicación y no a la confrontación. No me había dado
cuenta lo horrible que le hablaba a mi esposo frecuentemente. La persona que más amo era precisamente aquella a
la que trataba peor. Estoy comenzando a aprender cómo comunicarme sin criticar, sin gritar, sino sinceramente,
significativamente y de manera honesta. Y casi como un milagro, al estimular a mi marido, estamos trabajando más
como un equipo.

Me siento más inclinada a ayudarlo y a servirlo, y él también está ayudándome más y sirviéndome más. Y claro,
nuestra familia y nuestros hijos están siendo beneficiados en maneras que nunca imaginé. La vida con dos niños no
se ve tan loca cuando trabajamos juntos.

Todas estas cosas por las que estaba quejándome (la fuente de muchos conflictos en los últimos cuatro meses), son
cosas que ahora él hace sin yo pedírselas, o cosas que podemos hablar sin discutir. Me hace preguntarme cuánto de
nuestra tensión y de nuestro estrés marital ha sido por mí culpa. Estoy tan agradecida de que Dios me haya provisto
de este reto.

Así que, estos son algunos pensamientos acerca de la comunicación en tu matrimonio que espero que te den algunas
ideas de cómo iniciar una comunicación positiva. Permíteme mencionarte unos cuantos ingredientes más para cultivar
la intimidad en tu matrimonio.

Vemos en el Cantar de los cantares que es bueno tener una misión compartida o un ministerio mutuo. La intimidad
no es únicamente para el disfrute personal. Se supone que debe dar lugar al servicio mutuo. Me pregunto, ¿tienen
ustedes una declaración de misión para su matrimonio? ¿Hay algo que puedan hacer que haya sido puesto por
Dios en sus corazones como pareja para servirle?

Dios no solamente los creó para el disfrute mutuo en la recámara todas sus vidas, Él quiere usar sus vidas. Él quiere
usarlos como pareja, en maneras que quizás sean diferentes de cómo los hubiera usado de manera individual. Mis
padres fueron un gran modelo de esto.

Yo sé que cuando hablo de mis padres, algunas personas sienten que no deben haber tenido ningún defecto o falla,
pero eso no es verdad. Pero hay algo que ellos sí hicieron de manera excepcional, y fue que sirvieron al Señor como
pareja. Mi papá era un hombre de negocios, pero Dios usó a mis padres juntos para traer miles de personas a la fe en
Cristo.

Y no voy a entrar en todos los detalles de cómo ellos lo hicieron (ambos usaban sus dones, discipulaban jóvenes
cristianos, se invirtieron en otros matrimonios), ellos se dieron cuenta que la intimidad de su matrimonio era en
última instancia con el propósito de servir a otros juntos.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Esto incluía a sus siete hijos y a los diez nietos que hoy son el fruto de su unión. Esta fue una misión compartida, tener
hijos, ahora los nietos que salieron de esa unión. Así que pregúntale al Señor, cómo quizás Él quiere usarte junto a tu
esposo.

Esto no significa que tienen que renunciar a sus trabajos, mudarse a Zimbabue –puede que signifique eso– pero solo
pregúntate, « ¿cómo Dios pudiera usarnos juntos?», particularmente en tus años del nido vacío cuando tus hijos se
han ido del hogar. Otra pregunta: « ¿Cómo podemos servir al Señor y a otros juntos?»

Y luego, déjame mencionarte otro ingrediente de intimidad, y mencionaremos unos cuantos en la próxima sesión. Pero
ahora es la importancia de la permanencia. Lo podemos ver en el Cantar de los cantares, y lo veremos más en la
sesión que viene al final del capítulo 8.

Nos hemos dado cuenta de que ninguna fuerza en la tierra puede destruir el amor genuino, aun si ese amor no es
recíproco. A veces puedes escuchar a una mujer decir, «es que ya no lo amo» o «el amor está muerto en nuestro
matrimonio». Pienso que lo que esta mujer está diciendo es: «Ya no siento las emociones que sentía por él hacía un
tiempo».

El hecho es que si tú realmente amas a tu pareja con el amor de Dios, siempre amarás a tu pareja. Vamos a ver en el
último capítulo del Cantar que el amor verdadero es permanente, nunca se apagará. «Las muchas aguas no podrán
apagar el amor, ni lo ahogarán los ríos» (Cant. 8:7).

Si el amor que tienes en tu matrimonio es un amor de tomar o de obtener algo, entonces sí puedes perderlo,
pero si es un amor de dar, nadie puede quitarte eso. Por la gracia de Dios y por causa del amor de Cristo que fluye
a través de ti, puedes seguir amando aun si tu pareja no lo hace.

Puedes ver que la intención de Dios es que el matrimonio entre dos creyentes sea una de las herramientas más
poderosas para enseñar a un mundo caído cómo es Dios, y de qué trata su plan de redención. Como dijimos a través
de esta serie, un matrimonio piadoso y en crecimiento, debe revelar (y no dije un matrimonio perfecto, porque no hay
uno de esos en este lado del cielo) sino un matrimonio piadoso, muestra al mundo el evangelio, el amor inmerecido
que Dios derrama sobre Su pueblo. Él nos ama, no por mérito o por nuestro desempeño o porque lo merezcamos,
sino por Su gracia.

Así que a medida que un esposo y una esposa se aman mutuamente (no por causa de su desempeño o mérito el uno
con el otro, sino por la gracia de Dios y por Su amor), ellos revelan ese amor de Dios a un mundo que no tiene idea
de cómo es Dios realmente.

Hace unos años recibí una carta de una mujer que asistió a un retiro un fin de semana donde yo enseñé el Cantar de
los cantares. Ya ha pasado un año de ese retiro y ella ahora nos envía esta carta:

Quiero agradecerte por tu seminario del año pasado. Realmente me ayudó a enamorarme de Jesús y de mi esposo.

El año pasado fui al retiro solo por una razón, alejarme de mi esposo y de mis hijos. Bueno, el Señor realmente me
noqueó. El viernes en la noche luego del retiro, cuando todos estaban en cama, yo subí y llamé a mi esposo solo para
decirle que lo amaba, y que estaba ansiosa por regresar a casa.

Luego me llevé de tu consejo y le escribí una carta de amor y se la entregué junto con los votos matrimoniales que tú
nos diste. Él aún conserva ambas cosas hoy en día. Nuestra relación ha aumentado en cercanía. El Señor ha trabajado
en su vida. Él ha parado de beber, va conmigo y con los niños a la iglesia. Toda su actitud ha cambiado. Fue a
consejería con nuestros pastores durante seis semanas.

(Y luego, esta última línea, que realmente creo que es muy interesante.) El Señor tuvo que cambiarme a mí primero.

Postdata: Por favor ora por mi esposo, porque él aún no se ha convertido.

Así que aquí está esta mujer cristiana que está casada con un marido inconverso (y yo sé que muchas que nos
escuchan están quizás en esa misma situación), y Dios usa las ideas acerca de la intimidad del Cantar de los cantares
de Salomón, primero para cambiar y avivar su corazón, para avivar su amor por Dios y por su pareja, y para lograr un
cambio en el corazón de su esposo.

Si actualmente estás casada (o si no lo estás) espero que puedas orar por esto y por el bienestar de los matrimonios
a tu alrededor. Voy a hacerte una pregunta: ¿Qué tipo de imagen está reflejando tu matrimonio acerca de Dios al
mundo? No puedes escribir la parte de tu esposo en esta historia, pero por la gracia de Dios, tu vida puede reflejar
esa historia, sin importar si tu esposo puede hacerlo o no.

Señor, quiero orar por los matrimonios representados en nuestra audiencia, en diferentes etapas de crecimiento
(algunos de ellos bien y otros de ellos realmente luchando). Tú sabes todas las cosas, y no quiero sugerir de
ninguna manera que todo esto es fácil, o que hay una fórmula que simplemente va a arreglar todas las cosas, pero

Cantar de los cantares


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sé que estás escribiendo una historia de redención. Oro para que Tú la escribas de una manera dulce y abundante
en cada matrimonio.

Oro para que Tú animes a las esposas y animes a los esposos, que continúen luchando, que sean intencionales,
que continúen buscándote a ti y aferrándose a Ti para que avives sus corazones y los corazones de sus parejas
para que sus matrimonios reflejen al mundo el increíble, maravilloso amor que Tú, Señor Jesús, tienes por tu
esposa. Oramos esto, en Tu nombre, amén.

Hazlo personal

Cultivando la intimidad en el matrimonio 2: La importancia de la permanencia

1. En esta sesión, Nancy puso de relieve la importancia de la comunicación en el matrimonio; mostró como el
Cantar de los cantares ilustra el tipo de comunicación que promueve la intimidad. ¿Escuchas con atención
cuando tu pareja—o los demás— hablan? ¿Cómo puedes extraer los pensamientos más profundos del
corazón de tu pareja?

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2. ¿Tu comunicación edifica a tu compañero o derriba tu relación? ¿Qué cambios en tu comunicación cultivarían
más la intimidad en tu matrimonio?

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3. ¿Cómo podrían estos mismos principios de comunicación ayudarte a cultivar una mayor intimidad en tu
relación con el Señor?

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4. ¿Tienen tú y tu pareja una declaración de misión para su matrimonio? ¿Cómo podrían los dos servirle al Señor
juntos en esta época de sus vidas? (Aquellas que son solteras ¡pueden tener una declaración de misión
también! Pídele a Dios que te muestre como Él quiere usar tu vida para servirle a Él y a otros en este tiempo).

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5. Si estás casada, ¿qué clase de imagen de Dios crees que tu matrimonio le está dando al mundo? ¿Cómo
podría tu matrimonio reflejar mejor la gracia y el amor de pacto de Dios, independientemente de la condición
espiritual de tu pareja?

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6. Si eres soltera, ¿cómo puedes poner de manifiesto a Cristo y Su evangelio a través de tu vida?

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Cantar de los cantares


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Cultivando la intimidad en el matrimonio

Una estrategia para la victoria


En ocasiones devaluamos cosas a las que Dios les ha dado un gran valor…
El lenguaje usado en el Cantar de los cantares para referirse a la intimidad física es hermoso y apropiado, y para
nada grosero. Hemos hecho del sexo algo tan barato y vulgar en nuestra cultura por la forma en que se habla de ello
y por el contexto en el que se habla.

¿Cómo tomas decisiones puras en un mundo en el que no se valora la pureza?

Aquí tenemos otro principio que he visto en el Cantar de los cantares, y es el término exclusividad. El matrimonio es
un pacto para reservar las áreas más profundas y más atesoradas de la pareja, su cuerpo, su alma, su espíritu, los
cuales son el uno para el otro y de nadie más, para preservarte a ti y solo a ti y nadie más, hasta que la muerte los
separe; esa es la exclusividad. Otras amistades no tienen que ser exclusivas, y probablemente no deberían ser
exclusivas. Pero hay un aspecto del matrimonio que tiene que ser exclusivo.

Ahora, hay aspectos en los cuales tú puedes incluir a otros, tienes amigos, tienes otras parejas con las cuales te
relacionas, personas en la iglesia con las cuales te relacionas. Pero hay aspectos en tu matrimonio, las áreas más
profundas de tu cuerpo, alma y espíritu que tienen que ser reservadas el uno para el otro.

Ves esto en el Cantar de los cantares, donde el novio y la novia se entregan uno al otro por completo, y solo el uno
para el otro en la manera más íntima posible. Siendo franca acerca de esto, ellos no permiten extraños en su habitación
o en las partes más íntimas de sus almas. Ellos no permiten personas de fuera que puedan penetrar en la habitación
de sus mentes.

Ahora, todo esto puede ser tentador en un mundo caído, pero si quieres preservar la intimidad en tu matrimonio, tiene
que existir la exclusividad. Y permítanme llegar aún más lejos al decir esto: Si tienes una relación de mayor intimidad
física, emocional, mental, o espiritual con algún otro hombre, y mayor de la que disfrutas con tu marido, eso es cometer
adulterio.

Ahora, probablemente podría haber algunos calificativos para esta declaración, pero quiero que obtengas la esencia
de esta declaración.

Puede que no sea un adulterio físico que está siendo cometido por estar emocional o mentalmente o espiritualmente
en una mayor intimidad con otro hombre que no es tu marido, pero el adulterio emocional y mental e incluso espiritual
a menudo puede conducir al adulterio físico. Se trata de una brecha, una grieta en la unidad. Están dejando que otra
persona esté en el mismo centro de lo más sagrado, el lugar más sagrado de su matrimonio. Es necesario que haya
exclusividad. Y puedes ver esto a lo largo de las Escrituras.

Proverbios capítulo 5, quizás estás familiarizada con este pasaje, lo dice de esta manera:

«Bebe agua de tu cisterna y agua fresca de tu pozo. ¿Se derramarán por fuera tus manantiales, tus arroyos de agua
por las calles? Sean para ti solo, y no para los extraños contigo. Sea bendita tu fuente y regocíjate con la mujer de tu
juventud» (vv.15-18).

Hay plenitud y disfrute en los arroyos de gozo y bendición, pero es entre la esposa y el esposo. Esa parte íntima y
sagrada de sus vidas y del matrimonio está reservada el uno para el otro, una exclusividad total.

Pero esto se relaciona con otro ingrediente que veo en la intimidad, y es la pureza. Vemos esto a través del libro del
Cantar de los cantares, donde la pureza en la relación matrimonial es un reflejo de la pureza del amor de Dios por
nosotros. ¿Qué es el amor de Dios si no puro?

Ahora, déjame recordarte que la pureza en el matrimonio comienza antes de casarte. Y para las mujeres solteras que
están escuchando, mujeres solteras, especialmente mujeres más jóvenes, mientras estás viviendo tu vida, comienza
a pensar en el que será tu futuro compañero en lo que respecta a este tema de la pureza.

Hay maneras en que, como mujer soltera, si Dios tiene la intención de que te cases, tú puedes amar y respetar a tu
compañero, tu futuro compañero, desde ahora, aunque ni siquiera sabes quién es él, puedes respetarlo con la manera
en la que te comportas ahora como mujer soltera. Protege tu futura relación aunque ahora no tengas ni la menor idea
de quién se trata. Guarda tu corazón. Mantente pura para él.

Parte del mensaje del Cantar de los cantares es no despertar el amor hasta que sea el tiempo. No comiences a
derramar partes de ti que se supone que estén guardadas para dárselas a tu esposo después que te hayas casado.
Las cosas que entres en tu cabeza, en tu mente, tus experiencias... hay ciertas líneas que luego de que las cruzas, es
difícil recuperar ese terreno de nuevo.

Cantar de los cantares


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Yo conozco tantas mujeres solteras o mujeres casadas, quienes cuando eran solteras escogieron situaciones y ahora
tienen estas imágenes impresas, experiencias, y les resulta muy difícil tener un matrimonio íntegro y sagrado debido
a las decisiones que tomaron cuando eran solteras.

Ahora, la pureza no solo tiene que ser cultivada antes del matrimonio, sino que también debe ser protegida en el
matrimonio. Aquí es donde existe una gran necesidad de que recordemos cuán importante es que estemos vigilantes,
de manera tal que podamos proteger nuestro matrimonio y el matrimonio de los demás, en cuanto a la pureza se
refiere.

(Quizás deberíamos hacer toda una serie sobre este tema…) El otro día, estaba pensando… Estamos en un mundo
impuro y altamente sensual, en un mundo que no hace nada para promover la pureza y por el contrario hace todo lo
posible para promover la impureza, ¿cómo puede alguien ser puro en un mundo como este?

En el blog de «Mentiras que las jóvenes creen» nos dieron la oportunidad de recibir correos electrónicos, y aunque no
lo tengo aquí conmigo recuerdo que esta joven escribió: «Estoy tratando firmemente de mantenerme pura. Aunque no
lo he sido en el pasado, pero ahora he tomado la decisión de serlo. Me he mantenido pura durante cuarenta y nueve
días, pero es muy difícil. ¿Cómo puedo mantenerme pura en este mundo?»

Cuando leí eso, pensé: «Así es que las personas están viviendo». Es muy, muy difícil, especialmente cuando se han
abierto en el pasado las puertas de la impureza. Así que he estado reflexionando sobre todo esto: ¿Cuál es la
estrategia que nos puede llevar a alcanzar la victoria? Creo, que podemos alcanzarla a través de Cristo. Si el evangelio
no nos puede dar la victoria en el área de la moral en nuestras vidas, entonces no puede darnos la victoria en ninguna
otra área.

Quisiera presentarte diez puntos o estrategias que nos permiten alcanzar esa victoria. Posiblemente no quisieras
escribirlos todos, pero quiero invitarte a que visites nuestra página web en AvivaNuestrosCorazones.com, y obtengas
la información en la transcripción. Puedes imprimirla y puedes tenerla en tu Biblia o quizás puedes tomar tiempo para
reflexionar sobre ellas con más detalle. Ahora las voy a mencionar rápidamente.

Número uno: Resolver en tu corazón...todas comienzan con «R»… Resuelve en tu corazón honrar la santidad
de tus votos matrimoniales y de los votos matrimoniales de los demás. Decide esto en tu corazón.

¿Cuán seriamente tomas lo santo y lo sagrado del pacto de tu propio matrimonio y los votos matrimoniales de los
hombres que trabajan contigo? Los hombres con los que te comunicas por Facebook y otros medios de comunicación
social. ¿Cuán seriamente tomas el carácter sagrado de esos votos?

Ahora, los hombres tienen que rendir cuentas a Dios por mantener sus votos, pero nosotras somos responsables ante
Dios de mantener nuestros votos y por nuestra influencia en los demás y por cualquier cosa que podamos hacer que
sea un obstáculo en el camino de alguien que le dificulte mantener sus votos matrimoniales. Podemos llegar a ser
parcialmente responsables de esto. Por lo tanto, decide en tu corazón honrar la santidad de tus propios votos
matrimoniales y los votos matrimoniales de los demás.

Número dos: Recuerda que se supone que el matrimonio y la pureza están reflejando una imagen del pacto de amor
de Dios. Debes mantener en mente, y recordar a quién es que tú le perteneces. Tu vida no te pertenece. Recuerda
estas cosas cuando te veas tentada.

Número tres: Si estás casada, regocíjate con el compañero que Dios te ha provisto. Quizás, para algunas de ustedes
esto es fácil de hacer. Pero para otras, pudiera ser más difícil. Pero pídele a Dios que te ayude a disfrutar y a regocijarte
con el compañero que Él te ha dado.

Puede que no hayas sido cristiana cuando te casaste. Es posible que te hayas casado con alguien fuera del
consentimiento de tus padres, o quizás fuiste rebelde, o tuviste una relación inmoral y no buscaste la voluntad de Dios.
Tal vez te casaste con la persona equivocada, o por lo menos estás convencida de eso ahora. Pero el hecho es que,
si estás casada ahora, esa persona es la voluntad de Dios para ti. Ahora. Estás en ese matrimonio, y esa es la voluntad
de Dios para ti, así que decide regocijarte en la pareja que Dios te ha dado

Número cuatro: Confía en la gracia de Dios y en el poder de Su Espíritu para satisfacer las necesidades que tu pareja
no puede suplir. Tu pareja no puede satisfacer todas tus necesidades, y mientras más pronto lo liberes de esas
expectativas, probablemente más feliz será tu matrimonio. Por lo tanto, confía en la gracia de Dios y de Su Espíritu
para satisfacer las necesidades más profundas de tu corazón y librarte de tentación. Confía . . . apóyate con fuerza en
Su poder.

Si estás casada, el número cinco: Pídele a Dios que avive tu amor por tu pareja. Puede que sientas que estás siendo
mucho más atraída por la pareja de alguien más en este momento . . . Una antigua aventura de secundaria que
resurgió en Facebook . . . Y hay una poderosa atracción en estos momentos. Probablemente, la razón es porque has
estado alimentando esa atracción y no has venido estimulando la atracción hacia tu pareja. Independientemente de
las razones, pídele a Dios que avive el amor por tu pareja. Te prometo que Dios puede hacer esto, y Él lo va a hacer
si se lo permitimos. Independientemente de si en tu pareja hay cambios o no, Dios puede darte un amor sobrenatural
por tu pareja.

Cantar de los cantares


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Número seis: Huye de situaciones que pudieran ser potencialmente comprometedoras. Las redes sociales, Facebook,
algunas de estas cosas se han convertido en un gran catalizador de divorcios hoy. Acabo de leer algunos informes
recientes y alucinantes, del porcentaje de casos de divorcio, donde Facebook aparece como una de las causas de
ruptura matrimonial. Ahora, el problema no es Facebook. El asunto es lo que haces en Facebook.

Pero si estás en una situación que pudiera ser potencialmente comprometedora, ¡corre! ¡No pases por «go»! ¡No
cobres los $200! No pierdas el tiempo viendo si puedes superarlo. No te digas a ti misma que puedes manejarlo. ¡No
puedes! No se puede jugar con fuego sin quemarse. Corre, huye de situaciones comprometedoras.

Las relaciones en el trabajo son un cultivo potencial para la inmoralidad. No te conviertas en un oído atento de los
problemas matrimoniales de otro hombre. No importa lo tristes que sean. Quiero decir, importa, pero no eres la que
debe cuidar de esa situación. No prestes tu oído, y no compartas tus problemas matrimoniales con un hombre que no
es tu marido. Si vas a hablar con un pastor o un consejero, debes tener a otra mujer madura en la habitación. . . Su
esposa o la esposa del hombre con quien estás hablando de esta situación. Si estás recibiendo consejo piadoso, ten
a su esposa o a otra mujer piadosa en la habitación, de manera que en el proceso de tratar de hacer frente a los
problemas en tu matrimonio, no vayas a crear problemas en el matrimonio de otra persona. ¡Corre!

Número siete: Rechaza cualquier cosa que pudiera alimentar deseos impuros. Lo que entra en nuestra mente es
tan importante. El potencial de impureza es tan grande hoy en día a través de películas, DVDs, revistas, novelas
románticas. Hay una serie de novelas que hay ahora, y no voy a nombrarla porque en el momento en que esto salga
al aire, será otra cosa, el género es erótico, y ha vendido más de diez millones de copias en las primeras tres semanas
o seis semanas, o algo así. Las mujeres cristianas están comprando, leyendo y recomendando estos libros.

Solo te digo, rechaza cualquier, influencia que pueda comenzar a alimentar (pensamientos) o deseos impuros. 1
Corintios capítulo 6 nos dice: «Huid de la fornicación». Huye de ella.

Número ocho: Resiste la tentación de aislarte. Cuando estás siendo tentada, cuando estás en un matrimonio difícil
o en una situación comprometedora, el poder del pecado es reforzado en lo secreto. Es por eso que necesitamos a
otras creyentes con las que podamos ser honestas, personas que estarán frente a nosotras, en nuestras vidas,
personas que nos puedan hacer las preguntas difíciles, personas con las que podamos ser honestas.

Estas son las personas que nos proporcionan estímulo. Pueden proporcionarnos su ayuda. Estas son las personas a
quiénes podemos rendirles cuentas. Resiste la tentación, no importa cuántos deseos tengas de aislarte.

A continuación, el número nueve: Ensaya las consecuencias del pecado sexual.

 Corroe el alma.
 Destruye el matrimonio.
 Contamina la imagen de la redención.
 Es destructivo.
 Es mortal.

Haz una lista de algunas de las posibles consecuencias del pecado sexual. Mantén esa lista muy cerca de ti y recuerda
esa lista a menudo si te sientes tentada en esa área.

Número diez: Practica la bendición de mantenerte fiel en el amor, sé una guardiana del pacto, de las bendiciones en
tu matrimonio, en tus hijos, en tu conciencia, de tu futuro. Incluso puedes hacer tu propia lista en esta área.

En los últimos minutos de esta sesión, vamos a tratar el tema de la intimidad física en el Cantar de los cantares. Otros
han escrito y han enseñado de una forma más eficaz de lo que yo puedo hacerlo, pero solo quiero señalar algunos
principios aquí. El punto clave aquí en el Cantar de los cantares, y sin duda el más obvio, es que la intimidad física es
buena. Es preciosa. Es santa. Es maravillosa.

Y creo que esto es un recordatorio útil para aquellas de ustedes que tienen hijas o que pueden estar involucradas en
el discipulado de mujeres más jóvenes, o de creyentes más jóvenes que no están familiarizadas con los caminos de
Dios, la intimidad física es santa. Fue creada por Dios. Es un gran regalo, para ser disfrutado dentro del pacto
matrimonial.

Hoy en día se escucha mucho sobre los límites y las prohibiciones relacionadas con el sexo en nuestros círculos
cristianos. A veces es más fácil llegar a estar obsesionado con lo que está mal, en lugar de poner atención a lo que
está bien. Es como Satanás en el Jardín del Edén, ¿qué fue lo que él hizo? Él se centró en la señal de «mantente
lejos», pero Dios había creado todo un jardín increíble para que pudieran disfrutar de él. Creo que nuestras mujeres
más jóvenes tienen que saber que el sexo es maravilloso; que es bueno; que es santo.

Y déjame añadir que el lenguaje usado en el Cantar de los cantares para referirse a la intimidad física es hermoso y
apropiado y para nada grosero. Hemos hecho del sexo algo tan barato y vulgar en nuestra cultura por la forma en que
se habla de él y por el contexto en el que se habla. Tenemos mujeres hablando, hombres hablando, diciendo
cosas…bueno no sé lo que hablan los hombres cuando se reúnen a hablar. Pero sé que no es apropiado hablar los

Cantar de los cantares


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detalles íntimos de tu matrimonio sobre un café con un grupo de amigas. Eso no es apropiado. No abarates ni profanes
ese hermoso regalo.

Ahora, cuando digo que la intimidad física es algo maravilloso, yo sé que para algunas, que no piensan de esta manera,
esto les puede parecer extraño. Para algunas, esta es un área muy difícil porque hoy estamos tan lejos del ideal de
Dios sobre el sexo. Ha sido tan pervertido y abusado, que para muchas ya no es algo hermoso.

Algunas, al escucharme hablar de este tema, están luchando con sentimientos de culpa por haber tomado decisiones
en las cuales mal utilizaron y abusaron de este buen regalo a través de relaciones sexuales ilícitas. Y puedo decirte
que el mensaje del evangelio es que Dios tiene suficiente gracia para ti. Hay perdón y limpieza, la pureza puede ser
restaurada a través del arrepentimiento. Esa es la buena noticia para ti hoy.

Algunas veces cuando hablo de esto algunas no sienten culpa, pero sí sienten dolor. Un amigo me decía el otro día,
de una mujer que le dijo: «No puedo leer el Cantar de los cantares. Evoca imágenes destructivas, y dolorosos
recuerdos de las cosas que he experimentado en mi pasado. «Y puedo decir, que si estás en esta situación, el mensaje
del evangelio es que Dios tiene gracia para ti. Es gracia que necesitas, en cualquier caso. Dios tiene la gracia de traer
sanidad y restauración de las emociones que pueden haber sido muy dañadas, tal vez de la manera que en te trataron
como niña. Piensas que no puedes oír una historia más horrible que la tuya. Oí una la semana pasada y pensé: «Oh
Dios, ¿cómo pueden vivir con algunos de los malos tratos que experimentan, que pasan?»

No puedo explicar todo esto, pero sí sé que Dios tiene gracia para sanar, para que puedas perdonar y para traer
restauración. Lo que tú necesitas para ayudarte a pensar correctamente en toda esta área de la intimidad física, la
gracia de Dios te lo puede dar.

La intimidad física es un regalo de Dios con la intención de que sea abierto y disfrutado; con una sola condición, los
límites del pacto matrimonial. Esto significa que es muy importante tener cuidado de no defraudar a los demás
mediante la creación de expectativas y deseos que no pueden cumplirse justamente.

Hasta que uno no se ha casado, hasta que no se ha hecho el pacto matrimonial, no si están conviviendo, sino cuando
hayan hecho un pacto matrimonial, porque esa es la manera en que Dios lo ha diseñado, entonces el sexo, la intimidad
física será el buen regalo que Dios ha diseñado, si no, no puede ser el buen regalo que Dios quiso que fuera. Dentro
del matrimonio puede ser todo lo que te imaginas y más, y lo vemos en el Cantar de los cantares de Salomón.

Mientras digo esto, yo sé que todo este concepto de defraudar es tan importante. Las cosas que se dicen, la manera
en que se habla, la forma de hablar en Facebook, solo tenemos que saber que todo se queda ahí a la vista del público.
Hay tal falta de criterio, de discreción tanta falta de moderación. Yo misma estoy tratando de ser discreta y sobria al
hablar aquí. Procura mantener cierta clase de conversaciones y experiencias solo entre tú y tu pareja. Eso es lo que
hace la relación santa y buena.

Recuerda que el propósito de la intimidad física no es tu gratificación personal, sino que su propósito principal es darle
placer a tu compañero. Mientras mantengas eso en tu mente, te será de ayuda. Esto lo vemos también en el Cantar
de los cantares.

Permítanme que les recuerde que la intimidad física en el matrimonio es probable que no sea mayor que el grado de
unidad que tengan en otras áreas de su relación. Si hay problemas en el área física (a menos que haya un problema
fisiológico u orgánico que debe entonces ser abordado allí), lo más probable es que haya otras áreas de su intimidad
que deban ser abordadas en términos de su relación.

Yo quisiera estimularte a que quizás necesitas un consejo piadoso o ayuda de manera tal que puedas hacerle frente
a algunas de estas dificultades. No tengas miedo a pedir ayuda a una mujer madura. «¿Puedes ayudarme a pensar a
través de todo esto?» No de una manera que lastimes a tu marido, sino de una manera que digas: «Quiero que nuestro
matrimonio sea todo lo que Dios se propuso que fuera cuando Él lo creó».

Quiero reconocer una vez más que es posible que te encuentres en un matrimonio muy difícil. Permíteme recordarte
que el matrimonio es temporal. Es solo para esta vida presente. Es un regalo. Es una vocación. Es una misión. Es un
medio de santificación. Hay tantas cosas buenas que decir sobre el propósito del matrimonio, pero es temporal,
recuerda el gran panorama. No pierdas la bendición eterna por el placer momentáneo o un alivio temporal del dolor.

El enemigo puede tentarte a dar un paso fuera del matrimonio porque tu matrimonio es tan doloroso, es tan difícil.
Puede que estés pensando, «no hay manera de que esto sea diferente». Y yo te digo: «¿Sabes qué? Si lo peor
acontece, que nunca mejore, recuerda, es temporal. Tú tienes toda la eternidad por delante».

No estoy diciendo que no hay esperanza, pero si te sientes como que no hay esperanza, y crees que nada sucederá
para mejorarlo, recuerda que esta vida es corta. El matrimonio es temporal. Así que no cedas a la mentira del enemigo
que dice: «Oh, tú puedes obtener alivio para tu dolor en esta serie de novelas románticas o en este tipo de películas o
en este hombre que te entiende, en tu lugar de trabajo…» No pierdas la bendición eterna por un alivio momentáneo o
temporal del dolor.

Cantar de los cantares


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Busca la historia que Dios está escribiendo, incluso a través de las dificultades en tu matrimonio. Busca las maneras
en las que Él quiere usar tu vida para desplegar y mostrar Su amor de pacto. Dios ama a un montón de personas que
son infieles, que no guardan el pacto, que no son santas. . . como todas nosotras. En la medida en que amas a alguien
que no es merecedor o digno de ese amor, mientras dejas que Dios lo ame a través de ti y Dios te da la perseverancia
en esa situación difícil, estarás haciendo un despliegue del amor de Dios, y tendrás toda la eternidad para disfrutar de
los frutos de esa fidelidad que quizás no estás experimentando ahora.

Aprendimos dos ideas principales en el día de hoy:

1. La intimidad en el matrimonio es muy buena, es un regalo de Dios.


2. Es tan buena que necesita ser protegida, y reservada únicamente para el contexto del pacto
matrimonial.

¿Cómo caminas en pureza en un mundo que no la valora? ¿Cómo puedes tomar decisiones sabias en esta área de
tu vida?

Hazlo personal:

Cultivando la intimidad en el matrimonio 3: Una estrategia para la victoria

1. En esta sesión, Nancy hizo hincapié en la importancia de la pureza dentro del matrimonio y compartió una
estrategia para la victoria en esta área. ¿Te ha hablado el Señor acerca de algún(as) área(s) de impureza
moral (seas casada o soltera)?

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2. ¿Hay algo en tu vida que necesitas eliminar con la finalidad de tener una relación «exclusiva» con tu pareja?
¿Con el Señor?

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3. Si estás casada, ¿cuáles serían algunas maneras nuevas de expresarle afecto a tu pareja? Ya sea que estés
casada o soltera, ¿cuáles serían algunas maneras nuevas de expresarle tu afecto a tu Esposo celestial?

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4. ¿Ves la intimidad física como buena, bella, y santa, en el contexto de una relación de pacto matrimonial? Si
no es así, ¿qué ha contribuido a que tengas ese punto de vista?

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5. ¿Cómo debería alterar la perspectiva que tienes sobre el sexo, la verdad acerca de que la intimidad física es
un don de Dios para ser disfrutado en el matrimonio?

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6. Seas casada o soltera, ¿cuáles son algunas de las implicaciones del concepto de que el matrimonio es un
regalo temporal (solamente para ser disfrutado en esta vida)?

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Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Amor maduro

Apoyándote en tu Amado
Aquello en lo que te apoyas revela algo acerca de ti. ¿Sabes qué es?
El hecho es que nos vamos a apoyar en cualquier cosa que amemos realmente, y lo que realmente amamos se
revelará por aquello en que nos apoyamos.

Estoy feliz de que hayamos podido proveer estas preguntas que hemos llamado, «Hazlo personal». Es tan importante
para todas nosotras asegurarnos de que las verdades que aprendemos de la Palabra de Dios no solo se quedan en
nuestra cabeza, sino que llegan a nuestros corazones, a nuestras vidas y a las decisiones prácticas diarias.

Hace algunos días, mientras me estaba preparando para esta sesión, me enviaron una copia actualizada de mi
resumen biográfico para revisarlo, para usarlo en la contraportada de un libro que estoy escribiendo. A la luz del pasaje
que estamos viendo hoy del Cantar de los cantares, una frase en particular llamó mi atención.

Déjame leerte lo que dice: «El amor de Nancy por la Palabra y el Señor Jesús es contagioso, y permea todo su
ministerio, en conferencias, mensajes, libros y los programas de radio diarios a nivel nacional». Y me detuve en «su
amor por la Palabra y el Señor Jesús son contagiosos y permea todo su ministerio», esa era una oración en el contexto
de un resumen biográfico. Pero la leí varias veces, la releí y tuve que preguntarme mientras estaba trabajando en esta
serie, «¿lo que dice esa oración es verdad?»

«¿Tengo yo esa clase de amor por Cristo y su Palabra?» Ahora, algunas de ustedes estarán afirmando con sus
cabezas como que sí… Pero en realidad ustedes no saben porque ustedes no conocen mi corazón. He aquí lo que
pensé: Creo que esto ha sido verdad algunas veces, tal vez muchas veces. Sé que quiero que sea verdad, pero fue
un momento de una genuina autoevaluación para mí. ¿Tengo esa clase de amor por Cristo y Su Palabra?

Y seré la primera en decirte que mi amor por Cristo y Su Palabra fluctúa, va y viene y a veces se desvanece. Gracias
a Dios que Él no actúa de esa manera. Pero fue una oportunidad especial para mí de preguntarme, «¿está mi vida
reflejando el amor al Señor que he recibido de Él y del cual Él es tan digno?»

Estamos estudiando todo este tema de una relación de amor y hemos caminado con esta pareja a través del amor
inicial, del amor creciente, a veces del amor vacilante y ahora que hemos llegado a la conclusión de este libro, ellos
están en la estación del amor maduro.

En la sesión pasada, antes de que hiciéramos un paréntesis para hablar acerca de la intimidad en el matrimonio, vimos
que la novia vino al lugar donde su único deseo era traer gozo a su amado y trabajar junto a él. Esto representaba un
cambio en esta novia, porque hubo un tiempo en que todo lo que ella deseaba hacer era estar sola con él en la
recámara.

Ella no deseaba ir a ninguna parte ni hacer nada, solo «tú y yo, nada más, en ningún otro lugar». Pero ahora ella está
deseosa, incluso ansiosa, de ir con él a las viñas y a los campos. Ella está caminando en unión y comunión con él,
sirviendo con él, sobre la base de su poder sobrenatural. Y es una señal de crecimiento del amor maduro.

Mientras llegamos al capítulo final del Cantar de los cantares, al capítulo 8, algunas de ustedes quizás pensaron que
nunca llegaríamos a este capítulo, veremos otra característica del amor maduro en las siguientes dos o tres sesiones.
Y es que elamor maduro no permanece estático. No nos quedamos donde estamos en nuestra relación con el
Señor o en el matrimonio.

El amor verdadero, el amor maduro, siempre está avanzando y elevándose, a mayores alturas. «Quiero mayores
alturas. Quiero más del Señor, quiero amarlo más». Quizás conoces ese antiguo himno que dice: «Anhelo amarte
más, oh Salvador, oye mi petición, hoy esta es mi oración, quiere mi corazón, amarte más, amarte más».

Tengo una amiga a quien he escuchado decir muchas veces a través de los años mientras hemos orado juntas,
«Señor, te amamos y queremos amarte más». Y supongo que eso es lo que estaba sintiendo cuando leí ese resumen
biográfico: «Señor, te amo, pero quiero amarte más». Quiero siempre estar avanzando y ascendiendo, hacia mayores
alturas en mi relación contigo. Y mantén este marco de referencia en mente mientras caminamos a través del capítulo
8 del Cantar de los cantares.

Déjame empezar en los versículos del 1 al 3, donde la novia habla primero a su amado. Ella le dice,

¡Oh, si tú fueras como un hermano mío


Que mamó los pechos de mi madre!
Entonces, hallándote fuera, te besaría,
Y no me menospreciarían.
Yo te llevaría, te metería en casa de mi madre;
Tú me enseñarías,
Y yo te haría beber vino

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Adobado del mosto de mis granadas.


Entonces ella les dice a las hijas de Jerusalén:
Su izquierda esté debajo de mi cabeza,
Y su derecha me abrace.
Os conjuro oh doncellas de Jerusalén
Que no despertéis ni hagáis velar el amor hasta que quiera.

Detengámonos aquí por un momento y desmenucemos esto. A través de la serie te he animado, si puedes, a seguir
leyendo junto con el texto mientras enseñamos.

Hemos estado usando varias versiones como la Biblia de las Américas o la Reina Valera. Puedes encontrarlas en
línea, o puedes seguirla en estas transcripciones. Realmente ayuda cuando estás estudiando esto, si puedes ir
mirando el texto, así que te animo a hacerlo, si puedes.

Ella le dice a su amado: «¡Ah, si tú fueras como mi hermano, amamantado a los pechos de mi madre! Si te encontrara
afuera, te besaría». ¿Qué significa todo esto? Déjame decir primero que todo, que eso nos recuerda el pasaje en el
primer capítulo, el versículo 1, donde ella le dijo a su amado, «¡oh, si él me besara con los besos de su boca!» Ella
deseaba sus besos.

Ahora que ella está en un lugar de crecimiento, profundizando, madurando el amor, ella quiere devolverle lo que él ha
prodigado en ella. Él la ha besado, él la ha bendecido, él la ha amado y ella dice: «Quiero besarte. Quiero regresarte
lo que tú me has dado tan abundantemente».

Pero, ¿qué es todo esto sobre, «oh, si fueras como mi hermano y te encontrara afuera, te besaría?» Aquí es dónde
nos ayuda un poco entender sobre la antigua cultura del Medio Oriente, donde la única muestra de afecto público
apropiada era entre hermanos, un hermano y una hermana.

Aún un esposo y su esposa, en el antiguo Medio Oriente, no podían exhibir públicamente su afecto el uno por el otro.
Todo tenía que ser en privado. ¡Cómo han cambiado las cosas! Pero un hermano y una hermana podían caminar
tomados de la mano y aún darse un beso inocente como muchachos.

Ella está diciendo, «desearía que fueras mi hermano para poder expresarte mi amor con más libertad, más
públicamente, sin contención, sin bochorno ni vergüenza... y sin vacilación». Ella solo está buscando la más completa
expresión de intimidad con su amado. Ella se siente refrenada, incapaz de mostrar adecuadamente su afecto por Él.

¿Alguna vez te sientes de esa manera en tu relación con el Señor? Dios es Espíritu, y ¿cómo le adoramos en espíritu
y en verdad cuando vivimos en la carne? ¿Te sientes limitada en la forma en la que puedes expresarle tu amor?...
¿Limitada por tu carne, limitada por tu pecaminosidad, limitada por tu debilidad, por el hecho de que no puedes verle?
Estás intentando amar a alguien que no puedes ver.

¿Te sientes limitada por lo que otras personas piensan? Posiblemente, algunas veces tienes sentimientos como este,
«quiero que otros conozcan la profundidad de mi amor por Cristo». Tal vez sientes que quieres la libertad para
expresarle tu amor abiertamente, sin que las personas piensen que te estás pasando o te estás volviendo loca.

Quizás alguna de ustedes tiene alguien en la familia que piensa, «te has pasado de la raya con todo ese asunto de
alabar al Señor y amar al Señor». Sé de algunas de mis queridas y dulces hermanas que han experimentado esto de
parte de los miembros de su familia que no conocen al Señor y no entienden su amor por Cristo.

Esto es un recordatorio de que hay limitaciones ahora. No experimentamos ahora lo que un día será. Romanos 8:22-
23 nos recuerda esto. El pasaje dice: «Pues sabemos que la creación entera a una gime y sufre dolores de parto hasta
ahora. Y no solo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos
gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo».

Hay una libertad y plenitud que vendrá después, que no podemos experimentar en su completa dimensión
ahora. El día vendrá cuando no habrá limitaciones. Cuando le veamos cara a cara podremos amarle en una
forma en la que ahora no tenemos la libertad o la capacidad para amarle... y hacerlo sin ser mal entendidas.

Así que ella dice, «espero por ese día. Quiero más. Quiero poder expresarte mi amor de formas más poderosas, ricas
y profundas», y aún estoy luchando con las palabras al decir esto, porque estoy tan limitada.

«Oh, lenguas mil cantar podrán la grandeza del amor de mi Redentor». Pero solo tengo una lengua, soy tan limitada.
Nos tropezamos y tartamudeamos, y no sabemos cómo expresarnos a nosotras mismas. De eso es de lo que ella está
hablando, las limitaciones del aquí y el ahora, porque amamos a Alguien a quien queremos amar mucho más.

Ella dice en el versículo 2, «yo te llevaría, te metería en casa de mi madre; tú me enseñarías, y yo te haría beber vino
adobado del mosto de mis granadas». Esta no es la primera vez en el libro en que ella habla acerca de la casa de su
madre. Ya lo habíamos visto. Recuerda en el capítulo 3, después de ser separada de su amado ella dijo, «…hallé al
que ama mi alma; lo agarré y no quise soltarlo, hasta que lo introduje en la casa de mi madre y en la alcoba de la que
me concibió» (v. 4).
Cantar de los cantares
Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

¿De qué se trata todo esto? Ella dice, «quiero entrarte a la casa de mi madre». Muchas cosas diferentes pudieran
decirse sobre esto, pero creo que una cosa que esto refleja es cómo nosotras como creyentes deseamos traer a Cristo
a la comunidad de la iglesia, a la comunidad de fe, al lugar donde están otros creyentes, donde hemos nacido
espiritualmente en el contexto de esa comunidad de fe, en el lugar donde hemos recibido instrucción.

Nos damos cuenta que aún tenemos mucho que aprender, pero ella desea hacer todo eso con él. Ella desea avanzar
con él, aprender de él, estar con él en el contexto de la comunidad de fe. Esta no es una fe solitaria, es una fe que
es experimentada, sostenida y animada, que crece en el contexto de otros creyentes.

Entonces ella habla y dice lo siguiente, «te daría a beber vino sazonado del zumo de mis granadas». Creo que todo lo
que está diciendo es que ella desea una mayor comunión, una mayor intimidad, una mayor unidad con su amado.

Luego se vuelve hacia las hijas de Jerusalén en el versículo 3 y dice: «Esté su izquierda bajo mi cabeza y su derecha
me abrace. Quiero que juréis, oh hijas de Jerusalén: que no despertaréis ni levantaréis a mi amor, hasta que quiera».

En estas palabras ella está expresando satisfacción por su amado, satisfacción por su amor. Está feliz de descansar
en él: «Esté su izquierda bajo mi cabeza y su derecha me abrace». Está feliz de estar cerca de él, de estar con él.
Otra vez ella dice, «…no despertaréis ni levantaréis a mi amor, hasta que quiera».

Creo que en este punto ella está diciendo, «no quiero que ocurra nada que pueda dañar nuestra relación, que pueda
ocasionar que él deje de expresar su amor». ¿Puedes ver cómo ella siempre está presionando por más, por
conocerlo mejor, por amarlo más, por elevarse y avanzar en su amor? No es una relación estática.

¡Qué triste es cuando muchos matrimonios empiezan a estancarse y a distanciarse, pero es mucho más trágico cuando
muchos cristianos dejan de presionar para avanzar y elevarse y se quedan en una fe aburrida, que no crece, que no
es retante y la consideran «cristianismo». ¡Todo este pasaje, creo que nos presiona a buscar más de Dios!

En el versículo 5, los observadores, que probablemente son las hijas de Jerusalén a las que ella le estaba hablando,
dicen: «¿Quién es esta que sube del desierto, recostada sobre su amado?» Me encanta esta figura... Me encanta este
versículo... Me encanta la frase, el concepto de subir del desierto «apoyada sobre su amado». Quiero hablar sobre
esto por algunos minutos.

La novia está subiendo del desierto apoyada en su amado. Si has estado con nosotras a través de esta serie,
recordarás en el capítulo 3, donde vimos una procesión matrimonial donde él traía a su novia del desierto. Es un
recordatorio, cómo el desierto vuelve al centro de atención aquí, de que nuestro Amado nos ha sacado del desierto
del pecado y nos está llevando por el desierto de este mundo, en nuestro camino al cielo.

Vivimos en el desierto, hemos hablado acerca de eso. Vivimos en un desierto. Para ti, puede ser el desierto de tu casa,
iglesia o un ambiente de trabajo lleno de dificultades. Ellos son un desierto. Posiblemente estás casada con un
inconverso o tus hijos no son creyentes y estás caminando a través de ese desierto.

La pregunta no es, «¿tendrás que caminar a través del desierto en tu vida?», porque lo harás. La pregunta es, «¿en
quién o en qué te estás apoyando? ¿De qué estás dependiendo para atravesar el desierto?» Ella se está apoyando
en su amado. Esta es la única vez que esta palabra particular para apoyar se usa en la Biblia, y tiene el concepto de
sostén, de estar recostada en el brazo de su amado.

Decir que nos apoyamos en nuestro Amado es un reconocimiento de que somos débiles, de que estamos en
necesidad, de que no podemos hacerlo por nuestras propias fuerzas. Esto, creo, describe la relación que tendremos
con nuestro amado Señor Jesús. «Recostándonos en nuestro Amado» significa venir al final de nuestra
autosuficiencia y apoyarnos, echarnos enteramente en Él.

Esto es contracultural porque el mundo nos enseña que se supone que seamos independientes. Pero la forma de Dios
es que seamos dependientes, que nos apoyemos. Somos enseñadas, «no necesitas a nadie, no necesitas nada».
Muchos creyentes, muchas de nosotras, hemos comprado esta filosofía de una u otra manera.

Pero Dios dice: «¡Me necesitas para todo! Soy tu vida y no tienes vida apartada de Mí». He citado periódicamente a
través de esta serie, a mi amigo Charles Spurgeon, el «príncipe de los predicadores» de los 1800. Él tiene todo un
libro de, creo, unos cincuenta y dos sermones del Cantar de los cantares. Tengo una copia aquí. Se llama, El lugar
santísimo—Sermones sobre el Cantar de los Cantares.

No los he leído todos, pero he leído muchos de ellos. Son muy ricos. Déjame leerte otra cita de mi amigo, Charles
Spurgeon, cuando él escribió sobre «recostarse en nuestro Amado». Él dijo:

«Recostarse» implica arrojar el peso de uno mismo sobre otro, y esta es la vida del cristiano... dejar todo lo que me
atormenta en Él quien me ama más de lo que puedo amarme a mí misma... dejar todo lo que me deprime en Él cuya
sabiduría y cuyo poder son más grandes que cualquier emergencia.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

En esto consiste la sabiduría, nunca intentar permanecer sola por mi propia fuerza... nunca confiar en las criaturas,
porque ellas me fallarán si descanso en ellas, pero hacer siempre de mi bendito Señor Cristo el lugar donde apoyar
toda mi alma, echando toda carga sobre Él, quien es capaz de llevarla.

Apóyate, apóyate... ¿Te estás apoyando en Cristo? ¿Te estás apoyando en Él para tu salvación o te estás apoyando
en tu propia religión, tus esfuerzos, tus obras? ¿Te estás apoyando en Su gracia para atravesar el desierto de esta
vida? No temas cuando Dios te ponga en posiciones donde no puedes hacerlo por ti misma.

No te resientas cuando Él te ponga en una posición donde te sientas impotente, donde lo necesitas
desesperadamente. Agradece a Dios por ponerte en situaciones donde tú lo necesitas. No te avergüences de
apoyarte en esas situaciones, de acercarte a Su corazón. «Apóyate, échate, descansa en sus brazos eternos…» No
hay un lugar más seguro donde pudieras estar.

Me estoy apoyando en Él hoy, a través de un largo día de grabación, después de cuatro horas de sueño anoche. Me
estaba apoyando en Él anoche a las diez y cuarenta y cinco cuando mi computadora colapsó, y aun me quedaban
varias horas de preparación. Voy a apoyarme en Él mañana y el siguiente día, y cada día del resto de mi vida.

En cada estación de mi vida quiero estar consciente, siempre consciente, de mi propia debilidad y mi necesidad de
apoyarme en Él. El texto aquí dice que ella se está recostando en su amado, no «el» amado o «un» amado, sino en
«su» amado. El hecho es que nos apoyaremos en cualquier cosa que realmente amemos, y lo que realmente
amamos será revelado por dónde nos apoyamos.

Si Cristo no es verdaderamente tu Amado no podrás apoyarte en Él. Tendrás que buscar sustitutos para Cristo,
pero quiero asegurarte que nada y ningún otro que no sea Cristo puede verdaderamente ser tu apoyo y llevarte
a través de este desierto. Si te estás apoyando en personas, ellas se mudan, cambian, mueren, fallan. Ninguna de
esas cosas puede ser tu apoyo. Si te estás apoyando en ti misma, tú caerás, fallarás. Aprende a apoyarte en tu Amado.

Un comentarista escribió: «En la medida en que un alma se acerca más a Cristo, menos del desierto aparece y menos
trabajoso llega a ser el camino al cielo. Es Él y Su presencia lo que hace la diferencia».

Debido al tiempo, voy saltar al versículo 6. Estos dos versículos, versículos 6 y 7, son dos de los versículos más
conocidos y más amados de todo el Cantar de los cantares. Déjame leértelos:

«Ponme como sello sobre tu corazón, como sello sobre tu brazo, porque fuerte como la muerte es el amor, inexorables
como el Seol, los celos; sus destellos, destellos de fuego, la llama misma del SEÑOR. Las muchas aguas no pueden
extinguir el amor, ni los ríos lo anegarán; si el hombre diera todos los bienes de su casa por amor, de cierto lo
menospreciarían».

Es un hermoso párrafo, y la novia utiliza varias figuras del lenguaje en palabras para intentar describir el amor que hay
entre ella y su amado... el amor que ella recibe de él. Quiero mirar solo la primera figura hoy, y luego continuaremos
con las otras en la próxima sesión.

Ella dice: «Ponme como un sello (como un anillo labrado, pudiera ser) sobre tu corazón, como sello sobre tu brazo».
En el antiguo Medio Oriente, las personas algunas veces usaban anillos, piedras o sellos labrados; los usaban en su
brazo, en su puño o alrededor del cuello. Ese sello, ese anillo labrado, podía tener esculpido el nombre o la imagen
de la persona que se los dio a usar.

Usar ese sello significaba que eras amado por esa persona, que le pertenecías. Eso me recuerda —no sé si lo hacen
hoy en día— pero cuando yo estaba en la secundaria, los jóvenes les daban a sus novias su anillo de la clase o su
chaqueta con la letra de su equipo, y las jóvenes les daban a los jóvenes un brazalete con una identificación o alguna
pieza de joyería que pudieran usar, algo que los identificara como una pareja.

Cuando te daban eso, no tenías vergüenza de usarlo. Tú querías que otros supieran con quién estabas saliendo. Esta
mujer, esta novia, quiere estar segura de que pertenece a su novio, ella quiere que él reconozca que ella es suya, y
que ella está en su corazón.

Mientras pensaba acerca de este sello sobre el corazón y el sello sobre el brazo, recordaba esos sacerdotes del
Antiguo Testamento que llevaban sobre sus hombros y en sus pectorales, dos partes de las vestiduras sacerdotales,
los nombres de las tribus de Israel. Ellos cargaban a esos hijos de Israel sobre sus hombros, lo cual hablaba de fuerza,
y también los cargaban en el corazón, mostrando devoción y afecto.

Esta es una figura de cómo Jesús nos lleva sobre Sus hombros y en Su corazón. Si perteneces a Cristo, el gobierno
del mundo está sobre Sus hombros. Eso significa que Sus hombros son lo suficientemente grandes para cargarte. Él
nos ha esculpido en Su corazón, aún, dice Isaías, «en la palma de Su mano». Él nos ha puesto como un sello. Eso
significa que somos amadas por Él, estamos identificadas con Él, somos cargadas por Él.

Esta novia está diciendo: «Átame a ti, sujétame a tu corazón, así nada me separará de tu amor».

Cantar de los cantares


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Hazlo personal

Amor maduro 4: Apoyándote en tu Amado


(Cantar de los cantares 8:1-6a)

1. ¿Qué diferencia podría hacer en tu vida cotidiana la perspectiva de saber que estás grabada en el corazón de
Cristo?

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………………………………………………………………………………………………………………………………

2. ¿Estás atravesando por un «desierto» en tu vida? ¿Si es así, ¿en quién o en qué te estás apoyando para
superarlo? ¿Qué quiere decir «apoyarse» en Cristo?

………………………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………………………

3. «¿Quién es esta que sube del desierto, recostada sobre su amado?» (8:5) Tal y como la novia experimentó la
fidelidad y el apoyo de su esposo en el desierto, así experimentamos la fidelidad de Cristo en el desierto de
este mundo, mientras estamos de camino al cielo. ¿Cómo te demostró Dios Su fidelidad en el pasado, cuando
estabas atravesando una época difícil?

………………………………………………………………………………………………………………………………
………………………………………………………………………………………………………………………………

4. Los creyentes maduros desean crecer en su amor y adoración hacia el Señor Jesús. ¿Cómo podrías expresar
afecto por Él con mayor libertad? ¿En una canción? ¿En una nota de amor? ¿En alabarlo delante de los
demás? ¿En obediencia o sacrificio? ¿A través de mostrar amor a los demás? Alábalo porque un día serás
capaz de amarlo sin restricciones, con mayor libertad y capacidad que la que tienes de amarlo ahora.

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………………………………………………………………………………………………………………………………

5. ¿Estás esforzándote por conquistar nuevas alturas en tu relación con el Señor, o estás satisfecha con tener
una relación estática con Él?

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Cantar de los cantares


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Amor maduro

Un muro y una puerta


Hay respuestas que a ninguna de nosotras nos gusta escuchar.
Todavía al día de hoy estoy muy agradecida porque mis padres tuvieron el coraje de decirme «no», a veces. Tener
un padre que me dijera (cuando bajé para mi recital de piano durante mi último año de secundaria), «no, no vas con
ese vestido». Él me dijo: «Yo quiero que mi hija sea una pared. Un lugar apto para construir una torre de plata».

Bueno, hemos llegado hoy a un pasaje en el Cantar de los cantares, que creo que es tal vez la versión del Antiguo
Testamento de ese gran capítulo del amor del nuevo testamento, 1 Corintios 13. Hay muchas similitudes. Me estoy
refiriendo a un pasaje en el capítulo 8, versículos 6 y 7, donde la novia le dice a su amado:

Ella le dice,

«Ponme como sello sobre tu corazón, ponme como sello sobre tu brazo, porque fuerte como la muerte es el amor,
inexorables como el Seol, los celos; sus destellos, destellos de fuego, la llama misma del SEÑOR. Las muchas aguas
no pueden extinguir el amor, ni los ríos lo anegarán; si el hombre diera todos los bienes de su casa por amor, de cierto
lo menospreciarían».

Ahora, es muy probable que hayas escuchado esos versículos en algún momento en una boda. Realmente es un lugar
apropiado para usarlos. Pero quiero sugerirles que esta descripción del amor, en realidad habla en términos más
amplios de la naturaleza del amor genuino, y en particular del amor de Cristo por Su pueblo, porque es Su amor la
fuente de nuestro amor por Él y de nuestro amor por los demás. No puedes tener esta clase de amor en el matrimonio
si no tienes el amor de Dios que fluye en tu corazón llenándote y fluyendo a través de ti hacia tu compañero.

Ahora, la pregunta que surge en este párrafo: «El amor es tan fuerte como la muerte, tan cruel como la tumba los
celos», ¿está hablando del amor de la novia a su amado? ¿O está hablando del amor por su novia? ¿Está hablando
de nuestro amor por Cristo? ¿O el de Cristo por nosotros? Creo que la respuesta es probablemente, «sí», está
hablando de ambos. El hecho es que 1Juan 4 dice que «nosotros le amamos a Él, porque Él nos amó primero». No
podríamos amarlo si Él no nos amara, pero Él nos ama, y eso permite que nosotras le amemos.

Primero leemos la frase: «El amor es tan fuerte como la muerte». Piensa en cuán fuerte es la muerte. No hay ningún
poder terrenal más fuerte que la muerte. Nadie en esta tierra es lo suficientemente poderoso como para resistir la
muerte o para vencerla. Así que recordamos que el amor de Cristo es tan fuerte como la muerte. Su amor es tan
fuerte que puede romper el corazón más duro, más terco...

No solo es Su amor tan fuerte como la muerte, sino que Su amor es más fuerte que la muerte. Sabemos que la muerte
encontró su mayor contrincante en el amor de Cristo. La muerte no pudo vencerlo a Él. Debido a Su gran amor por la
humanidad, Él vino a esta tierra. Él eligió morir, al entregar Su vida para rescatar a Su novia. Se quedó mirando la
muerte cara a cara. Corrió hacia las fauces de la muerte, y Él la superó. El amor de Cristo es aún más fuerte que la
muerte. Y entonces, «los celos son tan duros como el seol» o «duros como el seol los celos», duros como el sepulcro
y la NTV, dice: «y sus celos tan duraderos como la tumba». El amor de Dios es un amor celoso. Él es un Dios celoso.
Cuando pensamos en los celos, pensamos en términos muy humanos que generalmente no son puros. Pero el amor
celoso de Dios es un amor puro, increíblemente, intensamente perfecto. Él nos ama con un amor feroz,
intensamente apasionado, que es tan apasionado que no tolera rivales. Así de celoso es Su amor por nosotras.

Él nos ama tanto. Él es tan celoso por Su gloria y por nuestro amor que si hay otros amores que están compitiendo en
nuestras vidas, Él hará lo que sea necesario para proteger Su gloria y tenernos para Sí. Él quiere que nosotras estemos
ligadas a Su corazón, a Sus brazos como hemos visto. «Ponme como un sello sobre tu corazón, como un sello sobre
tu brazo». Dios quiere que estemos atadas a Él de esa manera, por lo que Él tiene que arrancar de nosotras las cosas
que compiten por nuestra atención y nuestro amor, esos ídolos de nuestros corazones. Él es un Dios celoso, y ese
amor es intensamente apasionado.

Dice, «sus llamas son llamas de fuego, una llama impetuosa». Ahora, algunas traducciones dicen en vez de «una
llama impetuosa», dicen: «la llama del Señor». Realmente no queda claro cuál traducción es mejor. Pero si es la
segunda, es la única referencia al nombre de Dios en todo el libro del Cantar de los cantares, la única referencia
explícita aunque puedes ver Sus huellas por todos lados.

Pero estas llamas de amor son llamas de fuego, una llama muy impetuosa, la misma llama del Señor. El amor de Dios
es un amor que quema, consume, es un amor ardiente. Una vez más, se consumirá cualquier cosa en nuestras vidas
que pueda ocupar Su lugar.

David Livingstone fue un misionero en África en el siglo XIX. Él escribió una oración que he orado muchas veces,
muchas veces a través los años. Él dijo: «Desata toda atadura a excepción de la atadura que me une a Tu servicio, y
a Tu corazón».

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Por lo tanto, «Dios, rompe, quema, quita, tira, todo a lo que me aferro, todo lo que me ata. Todo lo que amo más
de lo que yo te amo a ti, todo lo que compite con Tu lugar en mi vida, desátalo, cada atadura a excepción de
la atadura que me une a Tu servicio y a Tu corazón».

¿Es esa tu oración? Da un poco de miedo, ¿no? Pero es muy importante decir: «Señor, quémalo todo, todo lo que es
paja, todo lo que es temporal, cada amor que es un rival de mi amor por ti. Sé un Dios celoso en mi vida, para que yo
pueda vivir atada a ti».

Versículo 7: «Las muchas aguas no pueden extinguir el amor, ni los ríos lo anegarán». Hemos visto que el amor de
Dios es poderoso, es apasionado, y ahora vemos que el amor de Dios persevera. Las muchas aguas no podrán
apagarlo. Las inundaciones no pueden ahogarlo.

El fuego del amor de Dios no puede ser extinguido o ahogado.

Puedes leer este concepto en Romanos capítulo 8, el pasaje del gran amor de Dios. «¿Quién nos separará del amor
de Cristo?» Y entonces se enumeran todas estas cosas. ¿Puede esto o puede aquello? La respuesta es, no.

«Por qué estoy convencido que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los
poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada, nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo
Jesús Señor nuestro» (vv. 38-39).

Así es como Dios nos ama a ti y a mí, con un amor permanente, inextinguible, inapagable. Eso significa que
no hay nada que puedas hacer que pueda causar que Él te ame menos. No hay nada que puedas hacer que
pueda causar que Él te ame más. Y así es como Él quiere que lo amemos. Así es como Él quiere amar a los
demás a través de ti, con pasión permanente, con un amor perseverante.

Así es como Él quiere amar a tu pareja. Así es como Él quiere amar a tus hijos a través de ti. Así es como Él quiere
amar a las personas en tu trabajo, en tu iglesia y aquellos con quienes sirves, la vida que te rodea. Él quiere amarlos
a través de ti con ese amor perseverante que no se puede extinguir.

Entonces vemos que el amor de Dios es precioso y no tiene precio. «Si un hombre diera por amor toda la riqueza de
su casa, sería completamente despreciado». El amor genuino no puede ser comprado. No existe una cantidad de
dinero que lo pueda comprar. ¿No tratamos a veces tontamente de comprar el amor de Dios o el amor de los demás?

Pensamos: «Si tan solo tuviera mi tiempo de quietud más a menudo… Si tan solo tuviera un tiempo de quietud más
largo… Si tan solo pudiera memorizar más las Escrituras… Si tan solo le gritara menos a mis hijos… Si perdiera peso…
Si ayunara más… O si hiciera esto… Si hago aquello… «No, no puedes comprar el amor. Tiene que ser dado
libremente».

Es por eso que el amor de Jesús es tan increíble. Él nos ha amado gratuitamente, generosamente, constantemente,
permanentemente, de una forma preciosa e inestimable. Ese es el amor de Dios.

Un escritor lo dijo de esta manera:

Junta todo el amor más tierno que conoces, el más profundo que jamás hayas sentido, y el más fuerte que se
haya derramado sobre ti, y sobre este todo el amor de todos los corazones humanos amorosos en el mundo, y
luego multiplícalo por infinito, y comenzarás, tal vez, a tener una vaga idea del amor que Dios tiene por ti.

Tengo un amiga muy querida que cuando era adolescente o más joven, su padre abandonó a la familia y dejó a su
mamá. Esto creó serios problemas de confianza en su vida, cierta dificultad para creer realmente que Dios la amaba,
dificultad para recibir el amor de Dios. Cuando mi amiga se casó, con el paso de los años fueron apareciendo puntos
en los que le resultaba muy difícil recibir amor de su marido. Una de las cosas que tenía en mi corazón era llevarla al
carácter de Dios. Durante varios años observé cómo ella se metía realmente en la Palabra, memorizaba las Escrituras,
meditaba en Ella, dejando que la Palabra la limpiara y renovara su mente.

Recuerdo claramente estar sentada en mi sala un día, teniendo una conversación con ella. Ella se volvió hacia mí y
de manera casual me dijo: «Sabes, quiero decirte que en los últimos meses, he llegado a creer verdaderamente que
Dios realmente me ama». Solo sé que para ella fue un proceso de sumergirse en las Escrituras, sumergirse en el
carácter de Dios dejando que Él cambiara su manera de pensar, despojándola de las mentiras, reemplazándolas con
la verdad.

Si luchas por saber que Dios realmente te ama, sabes que has puesto tu fe en Cristo, que estás confiando en Él para
salvación, pero no se conecta de tu cabeza a tu corazón, luchas por recibir Su amor o tal vez después por recibir el
amor de tu pareja, no importa cuántas veces, cuando él decía: «Te amo», ella podría pensar, «bueno, sí, pero tú estás
supuesto a decir eso».

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Simplemente ella no lo llega a comprender. No creo que llegue a ser comprensible para ninguna de nosotras en la
manera en que debería y la forma en que podría ser, si no dejamos que Dios continúe lavando nuestros corazones
con su amor.

Espero que como resultado de estas semanas hayas llegado o estés llegando a experimentar el increíble amor de
Dios, ya sea que estés casada o soltera, que seas joven o mayor, espero que llegues a experimentar el amor de Dios
de una manera nueva.

Yo sé que ha habido algunos aspectos repetitivos en esta serie, porque hay algunas cosas repetitivas en el Cantar de
los cantares, y yo solo he tratado de caminar a través de él. Pero creo que el valor de esa repetición es que si lo
escuchamos y si lo asimilamos una y otra y otra vez, estamos aconsejando nuestros corazones con la verdad del
increíble amor de Dios.

Bueno, déjame seguir adelante con el capítulo 8, versículo 8. La novia le dice a su amado después de esta gran
descripción de cuán poderoso y perseverante y apasionado y puro es el amor, ella le dice a su amado, «tenemos una
hermana pequeña, y todavía no tiene pechos. ¿Qué haremos por nuestra hermana el día en que sea pedida?»

En este punto la novia está expresando su preocupación por los demás que aún no han experimentado el tipo de amor
que acaba de ser descrito, de ese amor maduro. Ella expresa esta preocupación al hablar de una hermana pequeña
que todavía no se ha desarrollado físicamente en una mujer madura. Ella físicamente no ha alcanzado su pleno
desarrollo. Ella es aún joven e inmadura.

Es interesante que ella dice, «tenemos una hermana pequeña», ella no dice, «tengo una hermana pequeña», o «usted
tiene una hermana pequeña», sino, «tenemos una hermana pequeña». Cuando estamos enamoradas de Cristo y
estamos caminando en unión y comunión con Él, lo que le importa a Él nos importa a nosotras. Y lo que te
importa a ti, le importa a Él. Lo que toca Su corazón toca tu corazón. Así que ella tiene esta preocupación por
«nuestra hermana pequeña que no está desarrollada. ¿Qué podemos hacer por ella?»

Y a modo de aplicación aquí, creo que pudiéramos hablar de estas hermanitas, estas inmaduras, pudiéramos hablar
de los que aún no están en la fe, o creyentes inmaduros no desarrollados. Ella hace la pregunta, «¿qué haremos por
nuestra hermana el día en que sea pedida?» En otras palabras, «¿cómo podemos prepararla para su futuro, para el
matrimonio, para su llamado en la vida?» Ves, ella quiere que otros experimenten el tipo de amor y de matrimonio que
ella está disfrutando.

Esta preocupación por los demás de llegar a un lugar de madurez es una preocupación que debe estar en el corazón
de cada creyente. Pienso en el apóstol Pablo en Colosenses 1:28-29, donde dice, «el fin de nuestro ministerio por el
cual nos esforzamos, trabajamos con todo nuestro corazón con la gracia de Dios, el objetivo es poder presentar a toda
persona madura o completa en Cristo. Es por eso que estamos trabajando» (parafraseado). Es por eso que Pablo
soportó todas esas cosas y las dificultades de su ministerio porque él quería presentar esta novia madura a Cristo.

En 2 Corintios en el capítulo 11, Pablo dice, «Porque celoso estoy de vosotros con celo de Dios; pues os desposé a
un esposo para presentaros como virgen pura a Cristo» (v.2). Quiero prepararte para la cena de las bodas del Cordero,
para la cena de las bodas en el cielo. Tenemos esta hermana pequeña, ¿cómo podemos prepararla para el matrimonio,
para la madurez?

La evidencia de la madurez del amor en tu relación con el Señor es que empiezas a llevar una carga por
aquellos que son espiritualmente recién nacidos, bebés en Cristo. Te preocupas por ellos.

Tú no solo quieres dejarte llevar por la vida. Veo tantos cristianos simplemente dejándose llevar en su vida espiritual,
y no muy preocupados por los demás que están atrapados en hábitos pecaminosos o por aquellos que no están
creciendo espiritualmente o por su prójimo que no conoce a Cristo. Si tienen un corazón por Cristo y han experimentado
la riqueza de Su amor apasionado, entonces van a preocuparse por que los demás disfruten del mismo tipo de relación
que tienen con Cristo.

Entonces, ¿qué vamos a hacer por esta hermana pequeña que necesita desarrollarse? Pues bien, el amado responde
en el versículo 9. Él dice: «Si ella es una muralla, edificaremos sobre ella un baluarte de plata (o una torre de plata).
Pero si es una puerta, la reforzaremos con tablas de cedro».

Creo que aquí se nos anima a imaginar lo que todo creyente puede llegar a ser si es maduro en Cristo, transformados
de algo muy normal, ordinario, una pared o una puerta, en un hermoso edificio. «Si ella es muro, edificaremos sobre
ella una muralla de plata. Si ella es una puerta, vamos a encerrarla con tablas de cedro, muy caro, madera preciosa.
Esto haremos».

Ahora, quiero detenerme en este versículo solo por un momento, porque creo que hay otra aplicación que se podría
hacer mientras discipulamos a nuestras hijas o mujeres jóvenes en los caminos de Dios. «Si ella es una pared, nos
encargamos de ella de una forma. Si ella es una puerta nos ocuparemos de ella de una manera diferente».

Creo que esta es una imagen, lo he visto muchas veces a lo largo de los años, el hecho de que haya básicamente dos
tipos de mujeres. Algunas mujeres son más naturalmente una pared, y otras son más naturalmente una puerta. Esto

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Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

lo puedes ver en las mujeres jóvenes. Lo ves en las adolescentes. Incluso se puede ver en las niñas. Algunas son más
naturalmente una pared, algunas son más naturalmente una puerta.

¿Qué quiero decir con eso? Bueno, una pared, piensa en eso, es firme e inquebrantable. No se mueve fácilmente. Tú
puedes empujar contra ella, pero la pared no va a ninguna parte. En cambio una puerta, se balancea sobre sus
bisagras. Se puede abrir o cerrar. La puedes empujar. Las mujeres tienden a ser uno de estos dos tipos, una pared o
una puerta.

Ahora, el objetivo de ambos tipos es la madurez, es la utilidad. «Si ella es muro, edificaremos sobre ella un palacio»,
la Reina Valera dice, aquí tenemos «almenas o torres de plata». Esta mujer, su vida se va a convertir en un edificio de
gran belleza y distinción. Quiero animarlas a orar y pedirle a Dios que traiga una nueva generación de mujeres
jóvenes, a un lugar donde lleguen a ser una pared cuando se trata de la forma en que responden a los avances
de los hombres, que sean firmes e inflexibles fuera del ámbito del matrimonio, y cuando sea necesario pongan
barreras apropiadas, que sean discretas.

Si ella es una pared, entonces hay una base para construir una hermosa torre sobre ella. Pero si ella es una puerta, si
ella cede con facilidad a los avances de los hombres, ¿qué vamos a hacer? Vamos a encerrarla con tablas de cedro.
Vamos a poner restricciones a su alrededor, vamos a encerrarla con tablas hasta que se convierta en una pared. Si
una muchacha o una joven es una puerta, ella necesita protección. Como padres, tienen que estar dispuestos a
proveer eso donde sea necesario.

Estoy muy agradecida por mis padres. En mi vida ellos tuvieron el coraje de decirme «no», a veces. Estoy agradecida
por haber tenido un papá que me dijo (cuando bajé para mi recital del último año de secundaria): «No vas con ese
vestido». Ahora, yo sabía que él me amaba. Sabía que le importaba. Pero yo no entendía todas esas cosas con la
edad que tenía, que fue a mediados de mi adolescencia. Pero él lo hizo. Él dijo: «Yo quiero que mi hija sea una una
pared, un lugar para construir una torre de plata».

Queremos pedirle a Dios por una generación de mujeres jóvenes que entienden lo que es ser una pared en lugar de
una puerta. Pienso en una puerta como esa clase de mujer coqueta que cede fácilmente a la presión, la presión sexual.
Pero no es solo en el ámbito de los niños y las niñas y de los asuntos sexuales. Parte de nuestro llamado, de nuestra
vocación es edificar a las jóvenes, las creyentes inmaduras, y ayudarlas a convertirse en lugares firmes donde Dios
pueda construir algo hermoso en sus vidas, algo bello en sus vidas.

Así que la novia dice en el versículo 10: «Yo soy una muralla, y mis pechos como torres, entonces fui a sus ojos
como quien halla la paz». Esta novia se está dando cuenta de que ella era también era inmadura. Ella fue una vez
una niña espiritual, y ahora ella está muy agradecida por la gracia de su amado en su vida que la ha llevado madurar.
Él la ha convertido en una pared, la ha mantenido firme. Como resultado de su relación con su novio, ella ha
experimentado paz, favor y bendición. Todo es obra de la gracia. «Por la gracia de Dios, yo soy lo que soy».

Si tú eres una pared, si has encontrado el favor, si has encontrado la paz con tu amado, no ha sido por tu esfuerzo o
por tu obrar. No puedes tomar ningún crédito por eso. Es la gracia de tu Amado. Y ahora, después de haber recibido
la gracia, ella quiere responder al ayudar a otros a experimentar la misma misericordia y la gracia que ella ha
encontrado.

Este libro, el Cantar de los cantares, ha significado tanto para mí durante mucho tiempo. Cuando estudié y aprendí en
esta serie, me hizo desear una relación de amor aún más profunda y más apasionada con Jesús.

Una mujer que ha sido bendecida a través de recursos como este. Ella nos escribió,

«Por la gracia del Señor crecí en una iglesia que abraza el diseño de Dios para la mujer. Siempre esa verdad bíblica
fue parte de mi vida. Pero a pesar de ello, dentro de mí, para ser sincera, la encontraba un tanto «machista» e injusta;
porque el mundo nos ha vendido eso. Luchaba dentro mí, deseaba oír a más mujeres que me hablaran de ello y me
encontré con este grupo de mujeres, «Aviva Nuestros Corazones», que guau, para mi sorpresa hablan de algo que
siempre vi tan menospreciado por tanto pueblo del Señor, y por mí misma. La corriente del mundo está afectando y
afecta a la iglesia del Señor de diferentes lugares y denominaciones. Por ello le doy tantas gracias al Señor que se
haya levantado este ministerio donde se proclame esta verdad. ¡Poco a poco el Señor me ha hecho anhelar ser una
mujer verdadera!».

Otra mujer que escucha y comparte los programas (ella vive en Italia) nos escribió,

«Gracias a este ministerio estoy aprendiendo más sobre lo que mi rol como madre, mujer y esposa significa. Gracias
a sus estudios y audios he aprendido a valorar aún más a mi familia, y lo que significa entregarse a ellos y servirles
con ese amor con el cual también Cristo nos ama».

Cantar de los cantares


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Hazlo personal

Amor maduro 5: Un muro y una puerta


(Cantar de los cantares 8:6-10)

1. ¿Qué características del amor de Dios pueden verse en este texto?

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2. «Las muchas aguas no pueden extinguir el amor, ni los ríos lo anegarán» (8:7), (Mira Rom. 8:35-39) ¿Crees
que realmente no hay nada que te pueda separar del amor de Dios? ¿Hay algo que te detiene de recibir Su
amor que es tan fuerte como la muerte?

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3. ¿Ocupa el Señor Jesús verdaderamente el primer lugar en tu corazón y en tu vida? Si no es así, ¿quién o qué
está compitiendo por esa posición?

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4. El explorador y misionero del siglo XIX David Livingstone oró: «Rompe cualquier vínculo, pero ata las cuerdas
que me amarran a tu servicio y a tu corazón». ¿Expresa esta oración el deseo de tu corazón? ¿Hay algunos
«lazos» que Dios desea cortar en tu vida, para que puedas unirte más estrechamente en amor a Cristo?

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5. «Si ella es una muralla, edificaremos sobre ella un baluarte de plata; pero si es una puerta, la reforzaremos
con tablas de cedro». (8:9) Con relación a tu fe, ¿eres más como un «muro» (firme e inflexible en tus
convicciones) o como una «puerta» (alguien que es fácilmente influenciable, y por lo tanto, necesita mayores
restricciones)? ¿En tu relación con los hombres, eres más como un «muro» o como una «puerta»?

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6. En el Cantar de los cantares, vemos que la novia y su amado persiguen el amor más profundo y más maduro
posible. ¿Qué nos dicen estos versículos acerca de las metas de Dios para los creyentes: Colosenses 1:28-
29; Efesios 4:13-16; Gálatas 4:19; 2 Corintios 11:02? ¿Qué tan importante e intencional es para ti el tratar de
perseguir el crecimiento y la madurez espiritual?

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7. «¿Qué haremos por nuestra hermana?» (8:8) Los amantes de Cristo maduros tienen el deseo de compartir
con los demás la gracia que han recibido de Cristo. Están cargados por aquellos que son más jóvenes o menos
maduros en su fe, y tienen el deseo de ayudarlos a crecer, a madurar, y a convertirse en creyentes fructíferos.
¿A quién ha puesto Dios en tu vida que puedas ayudar a formarse y alentar en su caminar con Dios? ¿Y a
quién puedes alentar en su matrimonio?

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Amor maduro

Déjame oír Tu voz


Cantar de los cantares
Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

¿Anticipas el regreso de Jesucristo?


Este es el clamor del corazón de todo verdadero creyente: «Ven pronto, Señor Jesús. Te anhelamos. Te buscamos
a Ti. Ven rápidamente desde los montes de los aromas y llévame contigo para que nuestro amor pueda ser
totalmente consumado».

Bueno, llegamos hoy al punto final, al cierre, algunas de ustedes no estaban seguras de que llegaríamos jamás, y es
al final del Cantar de los cantares, al final de esta increíble historia. Estaba hablando con una señora, antes de esta
sesión, que me dijo:

Todo este asunto del amor de Dios... quita el aliento. Solo me recuerda estar parada en la parte de atrás de la iglesia
mirando hacia el altar, y en el otro extremo estar viendo al final del pasillo el amado que has esperado y vas caminando
hacia él para casarte. Simplemente eso me deja sin aliento.

Y lo hace. Espero que eso sea algo que nunca deje de maravillarnos. Y asimismo, Padre, has sido bueno en hablarnos
a través de esta serie, y abrirnos Tus caminos y Tu corazón hacia nosotras, y mostrarnos Tu increíble amor. Y ahora
mientras nos acercamos a estos últimos versículos, otra vez, solo te pedimos que seas nuestro maestro Espíritu Santo,
para mostrarnos Tu corazón y poder vislumbrar lo que está reservado para aquellos que te aman, para aquellos que
aguardamos Tu venida. Oramos en el nombre de Jesús, Amén.

En la sesión anterior, miramos el pasaje donde la novia está preocupada por la madurez y el bienestar de su hermana
pequeña, y qué podían hacer para ayudarla a crecer, para ayudarla a madurar, para ayudarla a prepararse para el
matrimonio. Y ahora que llegamos al versículo 11 del capítulo 8, volvemos a este tema recurrente que ha estado en
todo el trayecto a través del Cantar de los cantares, el tema de los viñedos, de la fertilidad, de los frutos.

La novia dice en el versículo 11:

«Salomón tuvo una viña en Baal-hamón: (ese es un lugar que no sabemos qué ni dónde es, ¿de acuerdo?) Él
tenía una viña, la cual entregó a guardas, cada uno de los cuales debía traer mil monedas de plata por su fruto».

Ella está hablando aquí de un viñedo que era propiedad de Salomón y que él dejó a los aparceros, y los aparceros
estaban autorizados a tomar del fruto como recompensa por su trabajo. Pero a cambio de eso, para poder vivir de la
tierra, ellos debían dar mil monedas de plata a Salomón, quien es el dueño de la viña. Esta descripción creo que
representa las demandas de la ley. Es lo que tienes que pagar. Es un requisito de la ley, que Salomón reciba el pago
de aquellos que cosechan la fruta y se benefician del fruto de sus viñedos.

Esto representa una imagen para nosotras de lo que significa trabajar bajo la ley, estando motivadas por el deber, por
la obligación o por el temor a lo que ocurrirá si no se lleva a cabo lo que la ley demanda. Estas personas trabajaron
en este viñedo como aparceros. Eran los guardas. Tenían un requisito que cumplir. La ley requería que trajeran estas
mil monedas de plata para entregárselas al dueño de la viña. No era que él no lo merecía, era simplemente un requisito.
Era una obligación a pagar.

Bueno, la relación de la novia con su amado es totalmente diferente a la de los aparceros que trabajan bajo la demanda
de la ley, y esto ella lo describe en el siguiente versículo. En el versículo 12 ella dice: «Mi viña, que es mía, está delante
de mí». Ahora, el versículo anterior comienza afirmando que Salomón tenía una viña. Ahora ella dice: «Tengo un
viñedo. Mi propia viña está delante de mí. (Esto es mío). Las mil serán tuyas, oh Salomón, y doscientas para los que
guardan su fruto».

Así que ella dice, «tengo un viñedo, es mío». Pero también reconoce que separada de Salomón, no tendría nada. Él
es quien le dio el viñedo. Él es quien lo ha cultivado, atendido y mantenido, y ella quiere que él reciba el beneficio y la
ganancia de esa viña.

Así que ella dice, «es mi viña, pero quiero que tú, Salomón, recibas mil». Ahora, así es como dicen las traducciones:
mil, pero en realidad, literalmente, debería ser «las mil». Las mil serán tuyas, Salomón. Creo que esto implica que ella
quiere toda la utilidad de su viña para Salomón. Es toda suya. Es su viña. Es decir, él se la dio a ella, así que es de
ella, pero ella dice, «es tuya, quiero que la tengas toda». Ella no se queda con nada para ella misma.

Y en efecto, ella está diciendo, «aunque no tenga que darte nada de este viñedo, yo quiero hacerlo. ¿Por qué debería
darte menos de lo que requiere la ley?» Lo que ella está ilustrando aquí es un retrato del deleite en el amor. Le
devuelves a Él no porque tienes que hacerlo, no porque tienes una obligación, sino porque lo deseas. Lo haces
libremente. Lo haces voluntariamente. Su viña es realmente su vida, y ella quiere dar todo lo que tiene, todo lo que
ella es a Salomón. No porque ella tiene que hacerlo, sino voluntariamente. Es un regalo que está motivado por amor,
gracia y gratitud.

Y no solamente ella le entrega las mil monedas a Salomón, sino que le da las ganancias de este viñedo, pero también
da un doble diezmo a aquellos que han trabajado para guardar la viña. «Y doscientas para los que guardan su fruto».
Y nuevamente, aquí está la misma motivación. Ella no está haciendo esto por obligación, coerción o deber. Esto no
es un requerimiento de la ley. Ella da libremente. Esto es deleite en el amor.

Cantar de los cantares


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Ella reconoce el trabajo de ellos y su papel en ayudar a hacer que su viñedo fuera fructífero y productivo, y ella quiere
que ellos recojan la recompensa por sus esfuerzos. Así que ella dice, «quiero pagarles generosamente. Quiero darles
una propina generosa». Esto es más que una propina. Esta es una muy generosa respuesta para aquellos que han
guardado la viña.

Así que al parecer ella no se está quedando con nada para sí misma. Ella le está entregando todas sus ganancias a
Salomón, quien le dio la viña en primer lugar, pero también, está ahorrando lo suficiente para dar a quienes ayudaron
a atender el viñedo.

Aquí tenemos a una mujer motivada, no por el deber, no por el miedo, sino por una alegría pura, un gozo genuino de
estar relacionada con este rey que le permite disponer de este viñedo. Ella ha entregado voluntariamente todo lo que
tiene, todo lo que ella es para él, y quiere que él recoja los frutos que ella ha producido para él.

Otra vez, es una imagen de cómo madura nuestro amor por Cristo. Le servimos, le damos a Él, le damos nuestras
ofrendas, nuestros diezmos, nuestros dones, nuestro tiempo y a nosotras mismas, no porque tenemos que
hacerlo, no porque estamos obligadas a hacerlo, sino porque lo amamos porque Él nos ha amado primero,
porque Él ha sido tan generoso con nosotras, porque queremos que Él sea bendecido.

Bueno, con los versículos 13 y 14, llegamos al final de esta estrofa del Cantar de los cantares, y la novia y su amado
tienen una última palabra el uno para el otro.

Ahora, cuando ves una película romántica, estás acostumbrada a estos finales increíbles donde los amantes caminan
juntos en el atardecer. ¿Cierto? Es así cómo termina. Esta historia tiene un final un poco diferente. Termina con los
dos amantes conscientes de que todavía están separados, y anhelando el día en que puedan estar juntos para
siempre, para nunca separarse de nuevo.

Hemos visto estas últimas semanas en el Cantar de los cantares de Salomón, la historia de Cristo y Su novia. Cristo
que vino a esta tierra, que buscó y compró una novia para Sí, que se dio a conocer a nosotras, pero que se marchó,
volvió al cielo y nos ha dejado aquí en la tierra. Entonces, ¿dónde estamos hoy? Estamos aquí en la tierra. ¿Dónde
está Cristo hoy? Cristo está en el cielo, sentado a la diestra del Padre.

Ahora, Él hizo una promesa de que volvería; que está preparando un lugar para nosotras; que Él vendrá a buscarnos;
que nos llevará hacia Él. Pero ahora estamos separados. Estamos pero no estamos. Nosotros lo tenemos. Él nos ha
dado un anillo de compromiso, ¿y cuál es? El sello, la garantía de nuestra herencia aún por llegar, es el Espíritu Santo.
¿Verdad? Así que tenemos esa promesa. Tenemos el Espíritu Santo que se nos ha entregado a nosotras. Pero
mientras estemos aquí en la tierra en estos cuerpos, estamos ausentes del Señor a quien amamos.

Amamos a Uno; adoramos a Uno; servimos a Uno que no podemos ver, que no podemos tocar, que no podemos
sentir. Lo conocemos por fe, pero todavía estamos separados. Y nuestros corazones anhelan el día en que estaremos
juntos para siempre con Él en el cielo, en persona, con Él. Y ese es el anhelo que se expresa en estos dos últimos
versículos del Cantar de los cantares. Déjame leerlos, y entonces hablaremos sobre ellos.

En el versículo 13, dice el amado: «Oh, tú que habitas en los huertos, (hablando con su novia) los compañeros
escuchan tu voz, ¡házmela oír!»

Y luego la novia dice: «Apresúrate, amado mío, y sé semejante al corzo, o al cervatillo, sobre las montañas de los
aromas» (v.14).

Retrocedamos un poco y miremos el versículo 13. El amado le dice a su novia: «Oh, tú que habitas en los huertos, los
compañeros escuchan tu voz, ¡Házmela oír!» Tú que habitas en los huertos, ahora, otra vez, ¿dónde está el amado?
Él está ausente.

Nuestro Amado está en el cielo. ¿Y dónde estamos nosotras? Nosotras estamos aquí en la tierra viviendo en sus
jardines. Algunos más lindos que otros. Estamos guardando esta tierra como nos asignaron que hiciéramos desde el
principio de Génesis y estamos esperando ese día cuando finalmente estemos en el hermoso jardín del paraíso, el
paraíso restaurado. Pero en el ínterin, este es el paraíso caído, el paraíso roto. Es un jardín roto. Es un jardín con
espinas y cardos. Lo atendemos, lo trabajamos y nos frustramos en él, pero es aquí donde vivimos. Nosotras vivimos
en estos jardines aquí en la tierra.

Y él dice, «tú que habitas en esta tierra, aquí en estos huertos, los compañeros escuchan tu voz», y le dice a la novia:
«Házmela oír». Creo que estos compañeros son otros creyentes, y que hemos visto a lo largo de este estudio. A veces
eran llamadas las hijas de Jerusalén. Eran observadoras. Eran espectadoras. Y estos otros creyentes, estos
compañeros que tenemos mientras habitamos en los jardines, con ellos hablamos mutuamente. Nos escuchamos
mutuamente. Disfrutamos conversando unos con otros.

¿Acaso no te encanta hablar con otros creyentes sobre asuntos espirituales? Me recuerda ese versículo de Malaquías
donde dice: «Los que temían al Señor hablaron entre sí». Esto es algo enriquecedor, que nosotras conversemos juntas
sobre las cosas de Dios.

Cantar de los cantares


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Y entonces Él dice, «los compañeros escuchan tu voz. Ustedes hablan entre sí. Te gusta eso». Pero entonces, ¿qué
es lo que él dice? «Déjame oír tu voz». Él quiere oír su voz. Ahora, hemos visto esto antes en este Cantar, en el
capítulo 2, versículo 14, donde dijo: «Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, muéstrame tu rostro, hazme
oír tu voz; porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto». Y hablamos de lo maravilloso que eso es, que Él quería
ver nuestro rostro, que Él quería escuchar nuestra voz.

Y ahora él lo repite otra vez. Es su última palabra para ella: «Déjame oír tu voz». Creo que es increíble. Nunca dejaré
de asombrarme en esto que sería lo que está en Su corazón, especialmente cuando piensas en lo que normalmente
hablamos con el Señor, cuántas veces nos quejamos, cuántas veces tenemos que volvernos a Él pidiendo perdón
porque metimos una vez más la pata, cuántas veces vamos a Él diciendo: «Necesito esto; necesito aquello», con
cuánta frecuencia hacemos preguntas tontas e infantiles.

¿Acaso cuando tu niño de tres años viene hacerte la misma pregunta, una y otra vez, no te sientes frustrada? Sí, a
veces sí, pero como madre, te encanta escuchar la voz de tu hijo. ¿No es verdad? Puescomo Papá, como Padre, a
Él le encanta oír nuestra voz. Como Novio, le encanta oír la voz de Su novia. Quizás pienses que Él se cansaría
de escuchar nuestra voz, de oírnos.

Él que tiene a ángeles cantando en el cielo. ¿Por qué necesitaría oírnos cantar? Cuanto más años pasan, más
rechinante se pone mi voz y digo, «¿por qué querrías oír mi voz». Mis oraciones son tan débiles, anémicas, pobres.
Están afectadas por la pobreza. ¿Por qué Él querría escucharlas? Pero lo hace.

Esto me ha llenado de convicción en la medida en que he estado estacionada en este pasaje en las últimas semanas,
pensando en cuánto tiempo paso hablando con otros sobre todo tipo de cosas, incluyendo acerca del Señor, y sin
embargo, lo poco que hablo con Él.

Mi buen amigo Charles Spurgeon tiene esto que decir acerca de este versículo. Él dice:

¿Qué diría un marido si su esposa fuera muy conversadora y alegre con todos los demás, pero nunca hablara con él?
Oh creyente, ¿dejarías que el Señor Jesús, con lágrimas en sus ojos te dijera, «hablas con todo el mundo menos
conmigo; complaces a todos excepto a mí; eres una compañera encantadora para todos menos para mí»? Oh, amado,
¡cuán mal te hemos tratado! ¡Cuánto te hemos menospreciado! El texto viene a mí como una daga en mi alma, porque
me he pasado todo el día hablándoles a otros, y han sido muy escasas las palabras para aquel que ama mi alma.

Otro escritor lo pone de esta manera: «Él desea saber de nosotros a menudo en la alabanza y la oración. ¿Estaríamos
pasando mucho tiempo con los demás y muy poco tiempo con Él? ¿Estaríamos diciendo todo tipo de cosas a nuestros
hermanos espirituales y fallando en derramar nuestros corazones delante de Él?»

Él dice: «Oh, tú que habitas en los huertos, los compañeros escuchan tu voz; ¡Házmela oír!»

Luego en el versículo 14, el último versículo del Cantar de los cantares, la novia responde a su amado y ella expresa
el anhelo de que él vuelva a estar junto a ella, de que ellos puedan estar unidos para siempre. Ella dice: «Apresúrate,
amado mío, y sé semejante al corzo, o al cervatillo, sobre las montañas de los aromas».

Y amamos cada vez más esta expresión, amado mío, porque así es como ella lo llama a él en este libro. Ese es el
nombre de ella para él. Es un término de afecto, un término de intimidad. No puedo evitar preguntar, otra vez, a medida
que llegamos al final de este libro: ¿Reconoces a Cristo como tu Amado? ¿Lo haces? ¿Solamente sabes acerca de
Él, o lo conoces? Vas a la iglesia. Hablas de Él. Cantas sobre Él. Has oído sobre Él. Conoces a otras que lo conocen.
Pero, ¿tú lo conoces?

Es la diferencia entre la religión y el cristianismo. Si eres cristiana, entonces Cristo es tu Amado. Pero me temo que
muchas solo lo conocen. Tienen una religión, pero no tienen a Jesús.

Una vez más, ella lo llama, «mi amado». Y entonces ella habla de estas montañas de los aromas. «Y sé semejante al
corzo, o al cervatillo, sobre las montañas de los aromas». Hemos visto como las montañas surgen periódicamente a
través del Cantar de los cantares, por lo menos en cuatro ocasiones.

En el capítulo 2, vimos las montañas de Beter, las montañas de la separación. Pero ahora ya no existe más distancia
entre ellos, eso es lo que ella está anhelando, el día en que no habrá más separación.

Y luego en el capítulo 4, vimos los montes de los leopardos, un retrato de los grandes obstáculos que él vence por su
poder.

Vimos en el capítulo 4, el monte de la mirra, un retrato de la muerte y del entierro de Cristo antes de Su resurrección.

Y ahora tenemos las montañas de los aromas. Creo que esas montañas tienen que referirse al cielo, donde Cristo
está a la diestra del Padre, intercediendo por nosotras, el incienso, la oración que sube al trono del Padre, no solo las
oraciones de los creyentes aquí en la tierra, las oraciones de los santos, sino también las oraciones de Cristo, las
montañas de los aromas, una imagen del cielo.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Ella dice: «Estás en el cielo. Yo estoy en la tierra. Apresúrate».

Ahora, permítanme decirles que Cristo viene a Su pueblo de muchas maneras diferentes. Él viene a nosotras a través
de la oración. Él viene y nos ministra a nosotras mientras intercedemos, mientras Él intercede por nosotras. Él viene
a nosotras a través del ministerio de Su Espíritu. Él viene a nosotras a través del ministerio de sus ángeles. En
temporadas de avivamiento en la iglesia, Él hace manifiesta Su presencia a nosotras en formas extraordinarias.

Pero ella quiere que él venga de una manera en la que nunca más exista barrera o distancia entre ellos. Este anhelo
está en toda la Escritura.

El libro de los Salmos lo dice de esta manera: «Anhela mi alma, y aun ardientemente desea los atrios de JEHOVÁ; mi
corazón y mi carne cantan al Dios vivo» (84:2).

Realmente ese es su deseo. Ahora Él nos visita de dulces maneras. Hoy nos ha visitado con Su presencia. ¿Acaso
no es así? Ha sido muy dulce. Pero esperamos y anhelamos aquel día en el que estemos juntas con el Señor, con Él,
en Su presencia, lejos de la presencia del pecado, nada terrenal atándonos, nada carnal atándonos, ninguna barrera
entre nosotros, solo nosotras y el Señor para siempre juntos.

Y entonces ella dice, «apresúrate, no demores tu regreso». Este es el clamor del corazón de todo verdadero creyente:
«Ven pronto, Señor Jesús. Te anhelamos. Te buscamos. Ven rápidamente desde los montes de los aromas y llévame
contigo para que nuestro amor pueda ser totalmente consumado».

Juan de la Cruz dijo: «No puedo esperar a que la edad y los años me lleven hacia Tu presencia, porque anhelo ese
día cuando pueda amarte plenamente con mayor satisfacción, sin fin y por los siglos».

Y esa es la esperanza gloriosa de la novia. Esa es mi esperanza. Esa es tu esperanza. Esa es nuestra esperanza.
Esa es la esperanza de la cual el apóstol Pedro habló cuando dijo: «A quien amáis sin haberle visto». Aunque ahora
no lo ves, tú crees en Él, y te regocijas grandemente con gozo inefable y glorioso. ¿Por qué? Porque sabes que Él
vendrá. Sabes que lo verás. Sabes que las nubes serán removidas y estarás con el Señor para siempre.

Esa es la esperanza que nos sostendrá mientras vivamos nuestras vidas aquí en la tierra, y estemos a la espera de la
consumación final de nuestro matrimonio con el Señor Jesús, nuestro Novio celestial.

Un escritor describe lo que sucede en el corazón de la novia en este momento, y quiero leerte algunos de estos
párrafos en la medida en que llevamos esta serie a su final. Él dice:

En este punto ella experimenta algo similar a una gota perdiéndose en el océano, mezclándose profundamente y cada
vez más profundo con el amor de Cristo. Parece que queda muy poco en el reino de la tierra excepto el cuerpo físico.
Los afectos de su corazón están en otro mundo.

Por lo tanto, no es de extrañar que ella grita con urgencia: «Apresúrate, amado mío, y sé semejante al corzo, o al
cervatillo, sobre las montañas de los aromas, así que desciende con Tu reino glorioso. A pesar de lo pleno y maduro
que mi amor se ha vuelto por Ti, aun así, existe algo más, que solo puede ser satisfecho por Tu venida.

Entonces la fe se convertirá en vista y las oraciones serán alabanzas para siempre. El amor alcanzará su punto más
alto y será liberado de las sombras de las nubes. Entonces delante de Ti, te serviré y te adoraré en un estado libre de
pecado.

¡Qué día será ese! Así que, Señor Jesús, apresúrate. Ven pronto. Aun así, ven, Señor Jesús. Y hasta que llegue ese
día glorioso, que mi jardín continuamente produzca frutos para el deleite de Tu corazón» (Watchman Nee).

Oh Señor, unimos nuestros corazones con ese escritor y con otras personas y con esta novia sulamita,
orando para que te apresures; para que vengas pronto; que tu novia esté lista; que seamos delante de Ti una
novia radiante y santa. Que nuestro caminar alcance la altura y suba hasta ese día perfecto cuando te
veamos cara a cara, cuando el matrimonio sea finalmente consumado. Y encerradas en ese abrazo por toda
la eternidad, digamos, «si alguna vez te he amado mi Jesús, es ahora». Amén.

Cantar de los cantares


Aviva nuestros corazones Cómo enamorarnos y permanecer enamoradas de Jesús

Hazlo personal
Amor maduro 6: Déjame oír Tu voz
(Cantar de los cantares 8:11-14)

1. ¿Qué motiva tu servicio al Señor? ¿Te motiva el temor, el deber, el amor, o algo más?

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2. ¿Es el deseo de tu corazón vivir una vida abundante para complacer y satisfacer a tu Esposo celestial?
Exprésale ese anhelo a Él.

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3. «El amado le dice a su novia: tú, que moras en los huertos, mis compañeros están atentos a tu voz; déjame
que la oiga» (8:13). ¿Estás satisfecha con la cantidad de tiempo que pasas regularmente escuchando y
hablando con el Señor (a través de Su Palabra y la oración)? Si no lo estás, ¿qué ajustes podrías hacer que
te permitan tener más tiempo para cultivar tu relación con Él?

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4. La novia en el Cantar de los cantares está ansiosa por el regreso de su amado, «Apresúrate, amado mío. . .
» (8:14) ¿Estás ansiando el regreso de Jesús por Su novia? ¿Qué diferencia haría esta expectativa y este
anhelo en tu vida de servicio hasta Su venida? ¿Eres una novia que está lista?

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Cantar de los cantares

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