Comentario: El calentamiento global / ARTÍCULOS GENERALES
Comentario
El Calentamiento Global
Spencer Weart
En palabras del autor este libro persigue dos objetivos.
En primer lugar, “ayudar al lector a entender cómo
llegamos al atolladero del cambio climático en el que
nos encontramos actualmente” de lo cual destacare-
mos la cooperación entre disciplinas científicas en la
búsqueda de respuestas de consensos, algo que no
es habitual en los científicos. El segundo objetivo es
“describir la compleja relación entre ciencia, política
y sociedad”en relación al cambio climático , del cual
destacaremos la particular conexión entre científicos
y ciudadanía para convencer a los actores políticos a
tomar medidas ahora, por resultados que empezarán
a verse en 20 a 30 años en adelante. Algo muy poco
habitual en los políticos.
Con respecto al primer objetivo, el autor sostiene
que las investigaciones sobre el cambio climático no
siguen la concepción habitual de una investigación
científica tradicional tras resultados definitivos, toman-
do distancia de su eventual aplicación. En cambio, el
descubrimiento del calentamiento global ha sido con-
ducido por científicos dispersos que espontáneamente
establecen contacto interdisciplinario, en un esfuerzo
por entender la complejidad de los fenómenos del
cambio climático. En el entendido que los resultados
nunca serán definitivos y siempre están orientados a
su aplicación. “El sistema climático de la tierra es una
complicación tan poco simplificable que nunca lo en-
Revista Ambiente y Desarrollo 23 (3): 81- 82, Santiago de Chile, 2007
tenderemos por completo como podemos entender
la ley física” , plantea el autor.
La cooperación entre científicos de diferentes ciencias
naturales ha surgido espontáneamente por la comple-
jidad del tema. A modo de ejemplo, el autor recurre a
dos casos de cooperación interdisciplinaria. El caso de
Mario Molina, hoy premio Nóbel de Química, que de
una investigación sobre contaminación atmosférica por
aviones supersónicos, derivó en dos descubrimientos
sucesivos con participación de otros dos científicos.
Un gas aparentemente inocuo, el cloro fluoro carbo-
no, destruye la capa de ozono con graves efectos en
seres humanos, animales y en vegetales; y, además, es
un gas con efecto de invernadero “por su prodigiosa
absorción de radiación infrarroja”. El otro ejemplo
del autor fue la integración de los modelos oceánicos
con los atmosféricos. Tal como se previó, los océanos,
al conservar calor retrasarían el calentamiento global
durante varias décadas. El optimismo se mantuvo por
diez años. Gracias a la cooperación de geólogos y para
sorpresa de todos, se descubrieron grandes saltos en
temperatura y a la vez concentración del CO2 ocurri-
dos en todo el mundo hace cientos de miles de años.
“Una tendencia lenta sostenida durante largo tiempo
puede desencadenarse en un salto de proporciones”
en un tiempo futuro que solo podemos medir una
vez ocurrido.
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Guillermo Geisse G. / REVISTA AMBIENTE Y DESARROLLO de CIPMA
Respecto del segundo objetivo del libro destacamos
“los notables mecanismos de actuación de los climatólo-
gos en el contexto de la relación entre ciencia y el resto
de la sociedad en general”. El autor da alto crédito a los
periodistas científicos (limitándose a los EE.UU) que a
través de los medios de comunicación masivos han sido
instrumentos poderosos para movilizar a la“American
People” (palabras del comentarista) en la toma de medi-
das de mitigación y/o adaptación al cambio climático en
su doble condición de consumidores y de ciudadanos.
En el caso del cloro-fluoro-carbono, sacando en breve
plazo los aerosoles del mercado. En el caso de la lluvia
ácida, aprobando políticas basadas en incentivos a la
reducción de emisiones de SO2 (MANTENER, ESTA
CORRECTO) al más bajo costo para los “tax-payers”.
Ambos casos con resultados exitosos, en buena medida,
por haber sido elegidos por periodistas científicos en
función de su fuerza noticiosa como para que el New
York Times les dedicara páginas de portada.
“Los climatólogos han ideado unos notables mecanis-
mos de actuación desconocidos hasta ahora” dice el
autor al referirse, entre otros, a “los medios de masas,
como el instrumento más poderoso para convencer
a un miembro del Congreso que debe prestar más
atención a los científicos”. Para ello da casos concretos
en el tema del cambio climáticoen que los científicos
lograron mayor atención política a través de las fuerzas
que la impulsan: la ciudadanía.
Recurriendo a información proporcionada por los
medios de comunicación masivos de Estados Unidos,
el número de norteamericanos enterados del cambio
climático aumentó de un 38% a un 79% en los cinco
últimos años de la década de los 80s, Lo que el autor
considera extraordinario para cualquier fenómeno
científico. La gran mayoría de los encuestados creían
que serían afectados por el cambio climático en vida.
Lo interesante y valioso del libro es que el autor (in-
formado de aumentos similares en la atención pública
sobre el cambio climático en otros países y aún más alta
en algunos países europeos) haya visto en la oleada
democrática global una hecho histórico que facilitó la
creación del Panel Intergubernamental sobre Cambio
Climático (IIPC por su nombre en ingles).
El autor ve al IIPC como la culminación de movilizacio-
nes sucesivas ante amenazas a la calidad de vida, cuando
no a la vida misma. En todos sus pasos se repite como
un ritual (i) “el desmentido automático de las indus-
trias de la peligrosidad de sus productos o emisiones”,
posición cada vez mas difícil de sostener ante (ii); el
resultado de investigación rigurosa y convincente en
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sus estimaciones de niveles de riesgo cada vez mas
altos en pérdida de calidad de vida cuando no de la
vida misma; (iii) el efecto gatillante de anticipos visibles
y sufribles de efectos del cambio climático como las
oleadas de calor, huracanes, inundaciones, cada vez mas
frecuentes y destructivos; (iv) el aumento, diversificación
y calidad de la información confiable, resultante de la
expansión y renovación permanente del conocimiento
científico que ha dado cobertura permanente al tema
ambiental en revistas y a la creación de nuevas revistas
especializadas y finalmente en la TV. El autor hace un
minucioso relato de la relación entre estos cambios y
los igualmente sucesivos congresos y convenios inter-
nacionales, considerando trascendentales el Convenio
de Montreal (1988) y dos años después el de Toronto.
En este último “un grupo de científicos de alto presti-
gio por primera vez hizo un llamado a los gobiernos a
establecer objetivos para la reducción de los gases de
efecto de invernadero”.
Finalmente, el autor no cede en su énfasis en los progre-
sos de democratización del mundo que permite poner
al alcance de los pueblos así sea en forma desigual e in-
directa los avances de la investigación científica sobre la
fatídicas consecuencias de no convencer a los políticos
de tomar medidas a tiempo ante el cambio climático a
nivel nacional e internacional. El autor destaca como un
“dato importante que las organizaciones internacionales
se gobiernan en forma democrática con debates libres
de gran vigor y votaciones asamblearias”. Las decisiones
en el IPCC se toman por consenso negociado, en un
espíritu de igualdad, acuerdo mutuo y compromisos
con los procedimientos comunitarios.
No es por casualidad que “estas organizaciones fueron
creadas por gobiernos que practicaban esa clase de
mecanismos en sus propios países, es decir, por gobier-
nos democráticos cuyo número aumentó de manera
espectacular en las últimas décadas”. “Hubo por tanto
una proliferación de instituciones con fundamentos
democráticos que ejercieron una influencia cada vez
mayor en asuntos mundiales”. Este hecho, sostiene el
autor, “era visible en todos los ámbitos de la actividad
humana, pero ahora comenzaba a manifestarse en
el terreno de la ciencia que había tenido mentalidad
internacional desde sus orígenes”.
G.G.
Revista Ambiente y Desarrollo 23 (3): 81 - 82, Santiago de Chile, 2007