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“Hijitos míos, no amemos solamente con la lengua y de palabra, sino con obras y de verdad”
1 Jn. 3, 18
Jesús comenzó su vida pública predicando la Buena Noticia del Reino de Dios, con palabras y
hechos. Lo que Jesús anunciaba a sus seguidores, lo vivía radicalmente, de allí su autoridad
para predicar. La Buena Noticia de la que hablaba estaba centrada en el amor a los demás, y
este amor que anunciaba lo llevaría a darlo todo, hasta la propia vida: “él, que había amado a
los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin” Jn.13,1
Como Iglesia que anuncia el Evangelio, muchas veces, nos puede pasar que nuestras palabras
no convencen porque no están acompañadas claramente por los hechos. En nuestra sociedad
lamentablemente, “la palabra” ha sido devaluada, se la ha vaciado de contenido y abundan los
ejemplos de palabras que escuchamos pero nunca llegan a concretarse en los hechos.
Como Iglesia del tercer milenio, necesitamos que palabras y hechos se unifiquen en nuestra vida
cotidiana para que el mensaje del Evangelio sea claro, contundente y modificador de estructuras
de pecado.
Volvamos nuestra mirada a Jesús y pidámosle que como Él, vivamos en el amor no sólo con
nuestras palabras, sino con obras y de verdad.
Se reparte a cada joven una frase, leyenda o dicho popular que hacen referencia “al decir y al
hacer” escritos en tarjetas de 20 por 5 cm. Se reúnen aquellos que recibieron la misma frase
para compartir:
Las palabras mueven, los La única verdad es la Del dicho al hecho hay
hechos arrasan realidad mucho trecho
No hace falta firmar nada, le Palabras que salen de la Uno es dueño de sus
doy mi palabra boca, pero no del corazón, silencios y esclavo de sus
huecas son. palabras
En cierta ocasión le preguntaron a Mahatma Gandhi, si podía explicar cuál era el mensaje que
tenía para darle a la gente. A lo que él contestó: - No tengo ningún mensaje para decirles, mi
vida es mi mensaje.
En Jesús vemos que sus palabras están unificadas con sus acciones, porque anuncia lo que vive
y vive lo que anuncia.
Como decía Ghandi, podemos afirmar que el mensaje de Jesús, es su propia vida, una vida de
amor, de compromiso hacia los otros, de servicio constante y de amor fiel y generoso hasta dar
la propia vida.
Divididos en dos grupos vamos a trabajar, buscando en el Evangelio como Jesús anunciaba su
mensaje a través de sus palabras y también a través de sus acciones.
Cada grupo trabajará con una de las tres fichas que mostramos a continuación (una de ellas está
resuelta a modo de ejemplo):
¿En qué aspectos necesito pedirle al Señor que me ayude a ser coherente entre lo que
digo y lo que hago, en mi relación con Dios, con los otros y con las cosas?:
Finalizamos el encuentro con un espacio de oración, haciendo realidad las palabras de Jesús
“Cuando dos o más se reúnen en mi nombre, yo estoy presente en medio de ellos”
Mt. 18, 20