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DOCENTE Y ALUMNO EN CADA ENEATIPO

El docente uno
Los tipos uno en el papel de docente o educador creen que su misión es inculcar sabiduría y enseñar
a los alumnos a hacer algo productivo con sus vidas y dudan de que éstos se esfuercen al máximo
en sus aprendizajes.
Les irrita que se pierda el tiempo y desean dominarlo, ya que éste es un don que hay que valorar y
no malgastar inútilmente.
Su jornada está marcada por plazos y horarios a los que hay que ajustarse. Estas ganas de cumplir
todo a la perfección pueden resultar estresantes para los que les rodean.
En sus clases, el docente uno, repite la información tantas veces como sea necesario para asegurarse
de que los alumnos le han entendido. Es instructivo y pedagógico. Le importa más la cualidad que
la cantidad, y no duda en repetir o hacer repetir un trabajo si considera que no está perfecto. Puede
llegar a manipular a los alumnos insistiendo en que compartan sus criterios y valores.

Le cuesta mucho estar relajado en el aula y ésta ha de reflejar una imagen de orden y perfección.
Centra su atención en los comportamientos más que en los motivos que pueden generarlos. Tiende a
moralizar en sus conversaciones, y su tono de voz suele ser tajante.

Le resulta difícil tomar decisiones en grupo y le parece arriesgado delegar funciones.


Frecuentemente siente la necesidad de tener que rehacer el trabajo de otros.
Es planificador y organizador. Hay que ajustarse a plazos y horarios. Pueden resultar estresantes
estas ganas de cumplir todo a la perfección.

Lidera con el reglamento en la mano, tomando las pautas oficiales de la autoridad superior con la
cual se identifican. No le agrada realizar juicios personales ni se siente atraído por el poder ni por
los cargos directivos, pero puede ser un excelente colaborador, aunque fácilmente critica la
autoridad si ésta infringe las normas, que él cumple de manera estricta.

Meticuloso hasta el más mínimo detalle se lleva bien en un claustro con los cinco por su capacidad
de análisis y con los seis por su obediencia a las normas.
La firmeza y el orden pueden ayudar a algunos alumnos a sentirse más seguros, es importante que
los docentes uno desarrollen los valores de la flexibilidad y la tolerancia. Con todo, los uno pueden
llegar a ser excelentes docentes si aprenden a exigir el máximo a los alumnos de manera controlada.

Decálogo para el docente uno


1. El tiempo de ocio es también un tiempo de aprendizaje.
2. Aprende a sorprender positivamente a los alumnos.
3. Sirve de modelo, no de crítico.
4. Aprende a vivir relajado y práctica la meditación.
5. Se consciente de la importancia del humor en la docencia.
6. Racionaliza lo que quieres y lo que pides a los alumnos.
7. Aprende el concepto suficientemente bueno.
8. Se consciente de que puedes hacer comentarios sarcásticos o cínicos.
9. Perdona a los otros y a ti mismo los pequeños errores.
10. Respeta las diferentes maneras de hacer una misma cosa.

El alumno uno
Tiene la imagen de un mundo ideal que trata de poner en práctica siendo trabajador, esforzándose
en ser bueno y en responder a las expectativas que las personas mayores tienen de él. El orden es
una obsesión para estos niños y niñas y desarrollan con prontitud la seriedad y la responsabilidad de
los adultos.

En la escuela les cuesta mucho trabajar en equipo e integrarse en el grupo clase, ya que tienen la
impresión de que los demás no se preocupan tanto como ellos a la hora de realizar las tareas
escolares y, a consecuencia de esto, se pueden mostrar ansiosos, irritables y estresados.

Las críticas a estos niños han de ser moderadas, pues ya son de por sí demasiado duros con ellos
mismos. Es importante estimularles la creatividad y la participación en actividades que no dependan
sólo de los conocimientos, como por ejemplo el teatro o la música, a la vez que es importante
desarrollarles una actitud empática y el gusto por trabajar con los demás para conseguir un objetivo
común.

Los alumnos uno aprenden a base de observar de cerca, de tomar apuntes y de realizar listas de
comprobación reales o mentales.
Necesitan saber cuáles son las reglas para luego poder adoptarlas, resultándoles muy difícil la
improvisación y la espontaneidad.

Su objetivo principal es sacar las mejores notas posibles y ser el mejor de la clase.

El alumno tipo dos


Los alumnos dos, por su manera de comportarse, tienden a asumir el rol de «preferido» del profesor
o de «líder» emocional del grupo, ya que son capaces de captar con facilidad la animosidad en los
demás y realizar hábiles gestiones para mejorar las relaciones ya sea con los adultos o con sus
iguales.

Estos niños piensan que mirar por sus propios intereses y satisfacer sus propias necesidades es una
actitud vergonzosa y egoísta, y son los primeros en organizar campañas de solidaridad hacia los más
desfavorecidos o necesitados. Las críticas que se les deba hacer han de mostrar cariño y
comprensión, ya que se sienten traicionados y rechazados cuando se les reprende.
Es importante enseñarles que no necesitan la aprobación de todo el mundo, por tanto, a ser más
asertivos y directos y a disfrutar de actividades como la lectura o las visitas a museos.
Cuando mejor aprenden es cuando tienen la posibilidad de interactuar con sus compañeros y si se
sienten valorados por el profesor son muy constantes en su trabajo.

El docente tipo dos


El docente dos vive la docencia como un voluntariado, como una misión. Colaborador, dispuesto a
hacer horas extras para conseguir un objetivo relacionado con sus alumnos o con el buen
funcionamiento del centro, si sienten que son reconocidos y valorados por ello.

Se implica intensamente en el aprendizaje de los alumnos, tanto, que en muchas ocasiones impide
que sean éstos los que experimenten y aprendan por sí mismos. Actúa de manera patemalista y la
seducción constituye una parte esencial de su imagen, ya que magnetizan con su carisma y dulzura.
Confía en las corazonadas rápidas y en las impresiones en vez de en los razonamientos juiciosos o
en las creencias firmes. Valora el éxito en función del efecto que ejerce sobre los alumnos, las
familias y el resto del profesorado.

Se mueve con facilidad en el aula, que suele ser un espacio acogedor y cálido. Establece fácilmente
contacto físico con los demás y niegan tener problemas de hostilidad con las familias, alumnos o
resto del profesorado. Se esconde de las agresiones que pueden recibir de los demás y actúa de
manera agresiva sólo si pueden convencerse de que sus agresiones son por el bien de alguna otra
persona, jamás por su propio interés.
Puede llegar a manipular a los alumnos descubriendo sus necesidades y deseos y creando
dependencias. Vive el tiempo como un recurso interpersonal para compartir y comunicarse con los
demás.
Amante de la conversación, sabe comunicar aunque se escucha a sí mismo para oír lo que tiene que
decir. Su lenguaje no verbal es afectuoso, cálido y envolvente. Lidera animando y apreciando a las
personas. Se relaciona fácilmente con todos los demás tipos y es un excelente compañero para
trabajar en equipo siempre y cuando no tenga que tomar decisiones importantes.
Puede parecer débil en las situaciones en las que se requiere rigor mental o capacidad para el
pensamiento lineal objetivo.

Decálogo para el docente dos


1. Ten presente la gran capacidad de resolución de los alumnos.
2. Mima al alumnado pero sin atosigarlos.
3. No te obsesiones por aquellos recursos de los que no dispones.
4. Establece límites en las relaciones de ayuda a los otros.
5. Racionaliza tus sentimientos.
6. Intenta ser tú mismo, no la persona que quieren que seas.
7. Inicia las relaciones lentamente.
8. No vivas obsesionado por «rescatar» a los otros.
9. Incluye la palabra «NÜ» en tu vocabulario.
1 O. Examina si realmente los demás necesitan las cosas que tú piensas y quieres darles.

El alumno tipo tres


Los niños tres suelen ser líderes populares y viven en constante competición con todo y con todos,
tratando de ser mejores que todos aquellos que lo rodean. Están ansiosos por gustar y porque sus
profesores los consideren especiales, aunque su comportamiento puede resultar en muchas
ocasiones arrogante. Es importante ayudarles a descubrir lo que realmente les preocupa y animarles
a desarrollar su propia escala de valores y sus propios principios.

Los niños con muchos conocidos pueden carecer de verdaderos amigos. Enseñarles el valor de la
amistad y a reflexionar sobre sí mismos y las consecuencias de sus actos ha de estar entre los
objetivos de sus profesores.

Estos niños aprenden por el método ensayo error y deben sus logros al hecho de ser prácticos y
persistentes. La teoría les interesa poco y prefieren el aprendizaje significativo, ya que para ellos es
muy importante la experiencia práctica. Les gusta trabajar en equipo, sobre todo si pueden
demostrar lo eficaces que son y hacen lo que se les quiere enseñar antes de haber terminado de
enseñárselo. Buscan las soluciones rápidas y efectivas y ven oportunidades en todas partes. Cuando
las tareas están bien definidas y están claras las recompensas, dan lo mejor de sí, y les encanta que
los profesores estén orgullosos de ellos.

El docente tipo tres


Eficiente, muy competente e incansable trabajador, el docente tres se centra en las soluciones, no en
los problemas, y asume que los fracasos son el camino del éxito. Su objetivo principal es la
productividad de él y del alumnado y su misión el triunfo académico del alumnado.

Estos docentes son maestros en el arte de la comunicación y grandes persuasores, fácilmente


venden ideas, proyectos e iniciativas y convierten la palabra en un medio para seducir y alcanzar el
éxito. Les gustan todas aquellas actividades que reportan prestigio. Viven en lucha contra el reloj,
pues trabajan generalmente en varias cosas a la vez. El tiempo y sus dotes persuasivas son los
recursos que utilizan para lograr sus objetivos.
Viven en medio de un desorden organizado. En el aula son activos, dinámicos y emprendedores y
sus clases son atractivas y motivadoras.

Su lenguaje no verbal es vivo, entusiasta y cautivador. Saben utilizar los gestos y comportamientos
adecuados para llamar la atención, impresionar a los demás y ganarse su confianza.
Pueden llegar a manipular a los alumnos mostrándose encantadores y adoptando cualquier imagen
que les convenga.

Excelentes líderes para asumir cargos directivos, tienen la habilidad de inspirar y convencer. Son
muy adaptables a los cambios educativos, y consideran muy importante la formación continua del
profesorado. Saben crear equipo y hacerlo funcionar, aunque les puede resultar difícil asumir un
acuerdo si no tienen la misma postura del grupo. En el claustro se relacionan fácilmente con los
cuatro por su creatividad y con los dos por su fidelidad.

Decálogo para el docente tres


l. Practica técnicas de relajación.
2. Date tiempo para sentir, descansar y disfrutar.
3. Conecta con tu mundo interior.
4. Aprende a relacionarte emocionalmente con el alumnado.
5. No te compares constantemente con tus compañeros.
6. Racionaliza tus características negativas.
7. Acepta la diversidad en los resultados.
8. Enseña a los alumnos que el éxito en el trabajo no es sinónimo
de éxito en la vida.
9. Acepta a los demás tal y como se muestran y sé tolerante.
10. Sé tú mismo por lo que eres y no por lo que haces.

El alumno tipo cuatro


Los niños cuatro son muy sensibles, aunque a menudo simpáticos y acogedores. Frágiles
emocionalmente, el tener que ir a la escuela puede llegar a asustarles ya que con frecuencia se
sienten tristes, solos e incomprendidos. Es importante escucharlos con atención y ayudarles en
muchas ocasiones a salir de su mundo interior sin olvidar que estos niños expresan sus sentimientos
no sólo de forma verbal, lo que hace necesario aprender a interpretar el significado de sus acciones
para facilitarles el participar de sentimientos, objetivos y proyectos colectivos.

Suelen magnificar las censuras y son muy sensibles a las presiones de los adultos. En la
adolescencia es importante ayudarles a cuestionarse la validez de los pensamientos pesimistas o
desesperanzados que puedan tener.

El alumno cuatro no quiere ser uno más dentro del aula y el aprendizaje a partir de los trabajos
colaborativos no suele ser lo mejor para ellos, pues les cuesta mucho encontrar su rol dentro del
grupo. Prefieren el trato personal con el profesor y disfrutan con la valoración de la cualidad
estética de sus trabajos.

El docente tipo cuatro


Docente muy creativo busca la originalidad y la estética a la hora de preparar cualquier trabajo o
actividad. No soporta la vulgaridad ni la rutina. Frecuentemente se encuentra en situaciones de
fluctuación emocional; estados anímicos que suelen repercutir de manera directa en su relación con
los demás sectores de la comunidad educativa.
Reacciona tomándose todas las situaciones negativas del día a día como una cuestión personal.
Mantiene una relación óptima con los demás cuando están daros los límites y la dirección del centro
reconoce sus singularidades y sabe darles salidas para que exprese su creatividad.

Mide el tiempo a través del filtro de sus estados de ánimo. Puede llegar a manipular a los alumnos
siendo temperamental y apasionado.

Difícilmente sabe comunicar de manera clara sus ideas, pensamientos, emociones o deseos. Tiene la
percepción de no poseer las palabras que le ayude a exteriorizar su mundo interior o sus ideas. Se
comunica no verbalmente a través de suspiros y miradas.

Es más bien reservado en cuanto al contacto físico. Puede llegar a abrumar emocionalmente a los
niños a los que educa en la sensibilidad y en la autonomía de ideas. Su entorno está cuidado hasta el
más mínimo detalle. El ambiente en que se mueve es de vital importancia para comunicar a los
demás sus ideas e inquietudes.

No le gusta tomar decisiones, por lo que no es un perfil adecuado para asumir cargos de
responsabilidad. Le puede resultar difícil formar parte de un claustro y se relaciona preferentemente
con los nueve ya que éstos no le cuestionarán nunca su manera de hacer y actuar.

Decálogo para el docente cuatro


1. Intenta mostrar tus emociones sin exageración.
2. Recuerda que todo el mundo es único e irrepetible.
3. Valora lo que vives y el momento actual.
4. Sé directo, práctico y concreto cuando pidas algo al alumnado.
5. No dejes que los conflictos interpersonales crezcan.
6. No interiorices la rabia, aprende a gestionarla.
7. No dejes que tus sentimientos se entrometan en tus decisiones.
8. Concéntrate en los aspectos positivos de tus alumnos.
9. Tu interior es tu mejor obra de arte, muéstralo.
10. Enseña a los alumnos a descubrir la belleza de todo aquello que les rodea.

El alumno tipo cinco


Los niños tipo cinco son curiosos pero no creativos ni fantasiosos.
Con la mente muy activa son muy trabajadores y no tienen ningún problema para entretenerse o
para estar solos. El grupo y las relaciones sociales suelen asustarles y se sienten sumamente
incómodos cuando son los protagonistas, ya que prefieren mantenerse siempre en un segundo o
tercer plano.

Conscientes y responsables desde temprana edad, quieren hacer las cosas de acuerdo con sus
propios principios. No les gusta que los demás les dirijan o controlen su vida, por lo que pueden
llegar a tener dificultades con sus profesores ya que cuestionan y quieren saber el porqué de las
normas y pautas, defendiéndose muy bien en el plano verbal con su lógica. El «porque es así» no
tiene ningún valor para ellos.

Aprecian de sus profesores las lecciones ordenadas, organizadas y bien preparadas; aprenden con
facilidad de los libros y otras fuentes de información ya que les gusta deducir las cosas por ellos
mismos.
Para ayudarles a romper su autoaislamiento es importante fomentarles las actividades físicas y de
relación, como el excursionismo o los deportes en los que no sea necesario un gran grupo.

El docente tipo cinco


Los docentes cinco son los científicos por excelencia. La relación que mantienen con los demás no
suele ser fluida y muestran generalmente una actitud distante con sus alumnos, a los que ayudan
más con la razón que con el corazón. Deben controlar su irritabilidad o exceso de autoridad.
Parcos en palabras, emplean un modo de hablar razonado, lógico y analítico y se esfuerzan en
hacerse comprender y hacer comprender ideas y pensamientos.

Su lenguaje corporal es distante y aparentemente frío, se preocupan muy poco por la comunicación
no verbal. Valoran el tiempo como un recurso para aumentar sus conocimientos y lo organizan de
una manera programada Y sistemática.

Lo estudian. Pueden llegar a manipular a los alumnos a partir de la angustia que puede producir su
distanciamiento emocional.

Les gustan los lugares sobrios y austeros. Necesitan disponer de un espacio personal que les
garantice la privacidad.
Reservados, discretos y buenos consejeros siempre y cuando las últimas decisiones las tomen otros,
pues no gustan de compromisos.
Difícilmente liderarán un proyecto o un equipo, aunque son muy buenos en argumentar y defender
las ideas que consideran correctas. Otras fuentes de información ya que les gusta deducir las cosas
por ellos mismos.
Para ayudarles a romper su autoaislamiento es importante fomentarles las actividades físicas y de
relación, como el excursionismo o los deportes en los que no sea necesario un gran grupo.

El docente tipo cinco


Los docentes cinco son los científicos por excelencia. La relación que mantienen con los demás no
suele ser fluida y muestran generalmente una actitud distante con sus alumnos, a los que ayudan
más con la razón que con el corazón. Deben controlar su irritabilidad o exceso de autoridad.
Parcos en palabras, emplean un modo de hablar razonado, lógico y analítico y se esfuerzan en
hacerse comprender y hacer comprender ideas y pensamientos.

Su lenguaje corporal es distante y aparentemente frío, se preocupan muy poco por la comunicación
no verbal.
Valoran el tiempo como un recurso para aumentar sus conocimientos y lo organizan de una manera
programada Y sistemática. Lo estudian.

Pueden llegar a manipular a los alumnos a partir de la angustia que puede producir su
distanciamiento emocional.

Les gustan los lugares sobrios y austeros. Necesitan disponer de un espacio personal que les
garantice la privacidad. Reservados, discretos y buenos consejeros siempre y cuando las últimas
decisiones las tomen otros, pues no gustan de compromisos.

Difícilmente liderarán un proyecto o un equipo, aunque son muy buenos en argumentar y defender
las ideas que consideran correctas. Les resulta difícil compartir sus ideas y conocimientos. No son
nada amantes de las reuniones a las que consideran como ladrones de tiempo. Se relacionan bien
con el nueve siempre que éste no sea muy dependiente y con los uno por su rigor en las cosas.

Decálogo para el docente cinco


1. Muéstrate más cercano a los compañeros y alumnos.
2. Regala tus conocimientos a los demás. No acumules ni atesores.
3. No te encierres en ti mismo. El trabajo en equipo es fuente de conocimiento.
4. Sólo se conoce lo que se ama. Descubre y acepta a los alumnos.
5. Valora y vive el presente.
6. No tengas miedo al ridículo.
7. No evites la confrontación cuando sea necesaria.
8. Expresa tu opinión sin grandes discursos.
9. Aprende a comunicarte de manera afectuosa y fluida.
10. Recuerda que compañeros y alumnos aprecian los elogios.

El alumno tipo seis


Los niños seis son ambivalentes, pueden parecer tímidos y miedosos o agresivos y audaces, pero lo
que desean y quieren es sentirse seguros. Les gusta lo previsible, les cuesta decidirse y tienen miedo
a lo desconocido. Se preocupan por todo lo que les rodea siendo extremadamente cautelosos en sus
acciones, necesitan tener el control de las cosas y las situaciones a la vez que tener como referencia
estructuras y límites claros y coherentes.
Suelen quedarse atascados en los procesos de pensar y les cuesta llegar a encontrar soluciones o
conclusiones. Es importante darles libertad para que encuentren sus propias formas de adaptarse a
su entorno y enseñarles a confiar en ellos mismos y en la capacidad que tienen para resolver las
distintas situaciones que se les puedan presentar.
A los seis les gusta empezar por tener una visión general de los temas para luego ir profundizando
en ellos antes de sacar conclusiones.
Cuando mejor aprenden es cuando tienen la certeza de que pueden confiar en el maestro y tienen
claro que él es la autoridad en el sentido más amplio de la palabra.

El docente tipo seis


Los docentes seis se integran plenamente en una comunidad educativa cuando son conocedores y
comprenden las reglas, las normas del centro a la vez que su papel y su situación dentro del
engranaje del centro.

Protectores de sus alumnos por los que se preocupa en exceso y a los que conoce de una manera
amplia, tanto en los aspectos educativos como personales. El ambiente de su aula suele estar lleno
de objetos y recuerdos que reflejan pertenencia a un grupo o a un compromiso.
Pueden llegar a manipular a los alumnos poniendo a prueba su lealtad y compromiso.
No son ni demasiado espontáneos ni demasiado rígidos, tratan siempre de proyectar una imagen
digna y adecuada al momento: Amables, en una conversación son cautos y prudentes en palabras.
Su manera de expresarse refleja sus dudas y angustias.

Viven controlados por el reloj ya que el tiempo es una autoridad a la que hay que obedecer. Su
sentido de la responsabilidad se mide a través de la fidelidad a los programas que se han marcado.
La jerarquía les da seguridad profesional y personal. Se sienten muy cómodos en un gran grupo ya
que tienen un sentido de pertenencia muy desarrollado. No les gustan los elogios ya que los
consideran falsos e interesados, por ello no buscan el reconocimiento público. Su gratificación es
saber que ha cumplido con aquello que se espera de él. Trabaja bien con los ocho que le dan
seguridad y con los nueve que le trasmiten tranquilidad.
Decálogo para el docente seis
l. Vive el presente, no anticipes el mañana. Te sentirás mejor.
2. Las reglas están para nuestro servicio, no al revés.
3. Aprende a descubrir todo lo positivo que te rodea.
4. No olvides que la indecisión hace perder muchas posibilidades.
5. Recuerda que no hay una sola manera correcta de hacer las cosas.
6. Aprende a motivarte y a motivar.
7. Habla a los alumnos con confianza y estimación.
8. Piensa que es normal y aceptable cometer errores.
9. Recuerda que ser flexible es una virtud.
10. Desarrolla la confianza en tus propias capacidades.

El alumno tipo siete


Los niños siete son aventureros, seductores y cautivadores con todos los que les rodean.
Continuamente van a la búsqueda de cosas y situaciones nuevas y excitantes. Superan con facilidad
los enfados y evitan sin complejos los problemas o las situaciones que puedan ser conflictivas,
piensan que las mentiras sólo son una buena manera de salir de situaciones no deseadas.
No soportan las limitaciones y la escuela puede ser vista como un lugar aburrido y poco motivador;
su profesor ideal es aquel que sepa hacer interesantes y amenas las actividades escolares a la vez
que hacerles destacar de entre todos los demás.

Rápidos en sus progresos aprenden de manera fácil e intuitiva, son capaces de asimilar mucha
información en poco tiempo ya que suelen ser mentes curiosas, brillantes y abiertas a la experiencia,
aunque poco perseverantes cuando no se cumplen sus expectativas. Saben establecer múltiples
conexiones entre diferentes materias y prefieren aprender todo aquello que tenga una aplicación
inmediata.

El docente tipo siete


Alegre y condescendiente en el trato con los alumnos, intenta que las clases y las actividades sean
siempre divertidas y amenas.
Rápido en sus reacciones, los riesgos no los vive como un problema sino como un reto que superar.
Ironiza muy bien todas las situaciones conflictivas que se pueden dar y suele resolverlas sin
demasiada dificultad.
Puede llegar a manipular a los alumnos confundiéndolos e insistiendo en que cumplan sus
exigencias.

Locuaz y arrebatador en sus actos comunicativos, suele utilizar los adjetivos calificativos para
magnificar lo que quieren expresar.

Es el que sabe utilizar la comunicación no verbal de la mejor manera, y en todos sus gestos y en su
apariencia expresa un humor y una manera de ver las cosas atrayente y positiva.

El tiempo es un recurso ilimitado y lo devora. No se siente agobiado por él y es, por lo general,
incapaz de cumplir un horario.
Le cuesta trabajar en grupo y aceptar las decisiones colectivas pues no le gusta estar comprometido
ni sentir que le coartan su libertad de acción.
Generador de ideas y proyectos, difícilmente llegará a concluirlos.
Se relaciona bien con el tres por su capacidad de trabajo
y con el ocho que puede resolverle situaciones extremas.
Decálogo para el docente siete
1. Establece algunas rutinas en tus clases.
2. Evita las situaciones de estrés.
3. No te obsesiones por todo lo que podrías hacer y no haces.
4. No te desconectes de los problemas pensando que ya se resolverán solos.
5. Respeta la singularidad y los ritmos de trabajo del alumnado.
6. Acepta todos tus sentimientos sean del cariz que sean.
7. Ábrete a las críticas constructivas.
8. Piensa en los demás. No seas egocéntrico.
9. No esperes que los demás sigan tu ritmo de vida ni de trabajo.
10. Aprende a escuchar a tus compañeros y alumnos.

El alumno tipo ocho


Los niños tipo ocho pueden tener dificultades para relacionarse a causa de su impulsividad,
exuberancia natural y de su manera de actuar directa y en algunas ocasiones visiblemente agresiva.
Amigos de sus amigos y enemigos de todo lo demás, suelen estar muy seguros de sus propios
juicios y planes, lo que les impulsa a querer dominar al resto del grupo.

Son provocadores y suelen poner a prueba de manera constante a sus profesores formulando
preguntas y cuestionando lo que se les enseña, a la vez que ignorando sin problemas los límites que
se les impongan. Es importante que los adultos que les rodean les marquen líneas de referencia
claras y concisas, y que actúen en todo momento de manera consistente y coherente en todo aquello
que digan o hagan, sin entrar en discusiones ni luchas de poder.
Los alumnos ocho son partidarios de la experiencia práctica como base de sus aprendizajes. Les
cuesta mucho trabajar en grupo ya que instintivamente lo quieren controlar. Pueden tener grandes
dificultades para desarrollar unos buenos hábitos de trabajo, es importante que aprendan desde
pequeños a asumir las rutinas que el estudio y el aprendizaje comportan.

El docente tipo ocho


Independiente, trabajador incansable y fiel a su palabra, suele ser severo, exigente y en algunas
ocasiones intolerantes.
Dominante y enérgico en el trato, actúa con firmeza y determinación, controlándolo todo. Cuando
quiere conseguir un objetivo no valora ni le importa la opinión de los demás o sus posibles críticas.
Tiene capacidad de liderazgo. Puede generar miedo en los alumnos, aunque se muestra sensible con
aquellos que considera más desfavorecidos o que están en condiciones de inferioridad.
Puede llegar a manipular a los alumnos dominándolos por la fuerza y el temor y exigiendo que
hagan su voluntad.
Los ocho se comunican con los demás a través de la confrontación.
No son nada diplomáticos y sus palabras suelen ser vistas como agresivas. Parten de sus propias
ideas para saber en qué posición respecto a ellas se encuentran los demás. Hablan casi a gritos, con
un tono de voz enérgico y generalmente muy alto.
Necesitan ejercer el control sobre su espacio personal y reaccionan con energía si se sienten
invadidos. No se sienten condicionados por el tiempo sino que tratan de controlarlo. El tiempo es
acción y luchan contra él.
Se relaciona bien con el dos cuando éste se manifiesta frágil y con el nueve cuando le pide ayuda.

Decálogo para el docente ocho


l. No infravalores las experiencias o los puntos de vista de los demás.
2. Descubre que tu sensibilidad es tu gran fuerza no tu debilidad.
3. Intenta expresar espontáneamente afecto que sientes por el alumnado.
4. Evita ser duro. Genera empatía hacia las personas que te rodean.
5. Recuerda que las peleas tan sólo son estimulantes para ti.
6. Aprende a negociar con compañeros y alumnos.
7. Intenta no tener expectativas poco realistas.
8. No intentes resolver todo tú solo. Nadie es todopoderoso.
9. Aprende a delegar y no intentes controlarlo todo.
10. Confía en los demás de la misma manera que te gusta que confíen en ti.

El alumno tipo nueve


Los niños nueve tratan de vivir en armonía con todo y con todos. Suelen ser prudentes, de buen
corazón y comprensivos.
Muy moldeables por su entorno, adoptan con facilidad las maneras de hacer y los gustos de los
demás como estrategia de relación.
Aunque les gusta que reconozcan sus meritas, suelen ser muy vergonzosos cuando se les exponen
en público.
Si tienen demasiadas posibilidades, tienden a bloquearse por lo que las rutinas y el trabajo
planificado favorecen sus aprendizajes. Necesitan que sus profesores o compañeros les motiven
constantemente, pues tienden a la indolencia y a la pasividad.

El docente tipo nueve


Estos docentes prefieren trabajar en equipo y actuar en colaboración con los demás profesores.
Prefieren los entornos de baja presión y poco conflictivos, a los que suele quitarles importancia.
No se enojan nunca y son muy tolerantes y comprensivos con los demás, aceptándolos tal y como
son.
No les gustan las novedades, prefieren la rutina y la seguridad que ésta le proporciona, por lo que
sus clases suelen ser monótonas y repetitivas en la forma. Necesitan que lo animen constantemente,
y, en muchas ocasiones, dejan cosas por terminar por falta de confianza en sí mismos.
Pueden llegar a manipular a los alumnos evadiéndose y resistiéndose a las situaciones.
El tono de voz es pausado y sereno, libre de las emociones que pueden herir a los demás o crear
susceptibilidades. Sus gestos son medidos y controlados, cordiales y delicados en sus
manifestaciones de afecto. Su entorno suele ser limpio y ordenado.
Rutinarios y metódicos en la manera de hacer las cosas, mantienen una relación distendida con el
tiempo, lo dejan pasar.

No buscan el liderazgo y evitan involucrase en temas o proyectos que impliquen un nivel de


compromiso muy alto.
Se sienten bien en un gran grupo donde poder pasar desapercibidos.
Se relacionan bien con el dos que está siempre atento a sus necesidades y con el cinco que les da
seguridad intelectual.

Decálogo para el docente nueve


l. No esperes que las cosas cambien por sí solas.
2. Pide a los demás que compartan tus intereses, pero no desaparezcas.
3. No te limites a escuchar los problemas de los alumnos.
Actúa.
4. Ten fe en ti mismo, cree en ti y en tu propia valía.
5. Aprende a ser asertivo.
6. Intenta racionalizar tus sentimientos.
7. No actúes siempre como si todo fuera perfecto.
8. Márcate hitos por conseguir a corto plazo. Los pequeños éxitos son estimulantes.
9. Ponte en acción, sé responsable de tus compromisos.
10. Muéstrate seguro en tus acciones.
MI VENTANA DE JOHARI

YO

LO QUE CONOZCO LO QUE NO CONOZCO

1. Yo abierto 3. Yo ciego
CONOCEN DE MI
LOS DEMAS

2. Yo oculto 4. Yo desconocido
IGNORAN DE MI

ÁREA 1 YO ABIERTO: Lo que yo conozco de mí y lo que los demás también conocen, aspectos evidentes: sexo, edad, modo de vivir, lo
que comunicamos: sentimientos, ideas, gustos.
ÁREA 2 YO OCULTO: Lo que yo conozco de mí y lo que los demás ignoran, son las experiencias íntimas vividas, percepciones o creencias
que preferimos no comunicar. Debemos reducir esta zona a favor de la primera.
ÁREA 3 YO CIEGO: Lo que yo desconozco de mí y lo que los demás conocen de mí, po ejemplo nuestra manera de hablar, nuestro estilo
de relacionarnos, nuestra manera de actuar y reaccionar.
ÁREA 4 YO DESCONOCIDO: Lo que yo desconozco de mí y lo que los demás también desconocen. Hacen parte del inconsciente:
vivencias reprimidas u olvidadas.

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