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Unidad didáctica 4. Termorregulación e hidratación
Durante la realización de ejercicio físico, el organismo va a poner en marcha una serie de mecanismos o
respuestas, mediante los cuales reducir el estrés producido; este estrés se verá influido por la situación
térmica ambiental, ya que la realización de práctica deportiva en situaciones tanto de calor como de frío
extremo, impondrán una mayor demanda de los mecanismos que regulan la temperatura corporal.
Ambos aspectos van a tener incidencia en la hidratación, la cual va a ser indispensable para el
mantenimiento del rendimiento.
La principal fuente de calor del organismo es la producción de calor metabólico. En reposo con un VO2 de
300 ml·min-1 se produce una carga térmica de unos 100W. En ejercicio realizado de forma estable con
un VO2 de 1 l·min-1 genera aproximadamente 350 W de calor, como vemos el hombre no es eficiente,
solo entorno al 20% de la energía se transfiere en movimiento y no se pierde en calor, es decir, cuando
se producen 10 vatios, implica que unos 400 los perdamos en forma de calor. No obstante, también
podemos absorber calor del medio ambiente por radiación y convección si la temperatura del globo y del
aire sobrepasan la temperatura cutánea.
Figura 1. Charly Gaul en el Tour del 58 y Roberto Heras en la Titan Desert 2012.
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1. Desarrollo del contenido
Una vez que comprendemos el funcionamiento del organismo durante la realización del ejercicio, las
respuestas que se van a producir para hacer frente a los estímulos a los que lo sometemos y las
adaptaciones que se van a llevar a cabo en los diferentes órganos y sistemas, como consecuencia de la
práctica crónica del entrenamiento, que como vemos son todos ellos mecanismos internos, en esta
unidad vamos a analizar la influencia que van a tener aspectos externos sobre el organismo durante la
realización de ejercicio físico. Analizaremos los efectos de la temperatura ambiente, y cómo el
organismo, mediante diferentes mecanismos de regulación, va a mantener el equilibrio térmico.
La termorregulación refleja producirá dos grandes fenómenos que son respuestas termorreguladoras al
frío (que incluye termogénesis simpática en el tejido adiposo pardo, termogénesis por tremor en músculo
esquelético e incremento en la producción de CO2 por aumento de actividad metabólico y taquicardia) y
respuesta termorreguladora al calor (que incluye vasodilatación cutánea, taquicardia y sudoración).
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1.1. Termorregulación
La temperatura corporal del ser humano puede variar de un día para otro, incluso de una hora para otra;
sin embargo, estas fluctuaciones no son superiores a ±1°C; solamente la realización de ejercicios
intensos prolongados, las enfermedades o las condiciones externas de calor y de frío hacen que se
produzca una desviación de la temperatura corporal por encima de 37,8 °C y por debajo de 36,1 °C.
Podemos decir, por lo tanto, que el ser humano es homeotérmico.
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1.1.1. Mecanismos de regulación de la temperatura corporal
La regulación de la temperatura en
ambientes fríos se va a producir
mediante la vasoconstricción
periférica, el aumento del
metabolismo y los escalofríos o
tremor.
Figura 3. Reclutamiento escalonado de los órganos efectores de la termorregulación refleja. Fuente: López Dávila,
2014.
La transferencia entre el calor corporal y el medio ambiente se realiza mediante la capa más externa del
organismo, la piel. Por lo tanto, el calor producido en las partes más profundas del cuerpo es
transportado por la sangre hacia la piel, (Guyton & Hall, 1996) donde va a ser transferido al exterior
por acciones de cuatro posibles mecanismos:
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1. Conducción.
2. Convección.
3. Radiación
4. Evaporación.
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Conducción, convección y radiación
Conducción
Convección
La convección es el proceso mediante el cual vamos a transferir calor desde un lugar a otro por
el movimiento de un gas o un líquido a través de la superficie calentada. Aunque en
muchas ocasiones no somos conscientes de ello, el aire a nuestro alrededor se mueve y barre
las moléculas de aire que se han calentado por contacto con la piel. Como vemos este proceso
puede darse por medio del aire o de un líquido (inmersos en agua) y cuanto mayor sea el
movimiento mayor será el ritmo de eliminación del calor por convección.
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Radiación
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Evaporación
Si bien durante situaciones de reposo, mediante la evaporación, perdemos el torno al 20% del calor
total, es el mecanismo más importante de pérdida de calor durante el ejercicio, llegando hasta
pérdidas del 80% del calor total. La evaporación se va a producir de manera inconsciente en aquellas
zonas de contacto entre el fluido corporal y el ambiente, como en los pulmones, la mucosa o la piel,
siendo esta en torno a un 10%, y con muy poca capacidad de aumento; por ello, cuando la temperatura
corporal aumenta, se eleva la producción de sudor, que cuando alcanza la piel, pasa de forma líquida a
vapor. La evaporación de 1l de sudor da como resultado la pérdida de 580 kcal.
“El sudor tiene que evaporarse para proporcionar enfriamiento, el sudor que gotea desde la piel produce
poco o ningún enfriamiento (Wilmore & Costill, 2015)”
Tabla 1. Estimación de las pérdidas de calor mediante diferentes mecanismos en reposo y durante el ejercicio. Fuente:
Wilmore & Costill, 2015.
Un factor fundamental en la pérdida de calor va a ser la humedad del ambiente (contenido de vapor de
agua). Si la humedad es elevada, el aire ya contiene muchas moléculas de agua, por lo tanto, reduce la
capacidad de aceptar más agua mediante la evaporación del sudor, por otra parte, la baja humedad
posibilita una mayor y más rápida perdida de calor, pero presenta el inconveniente de que al evaporarse
rápidamente el sudor, la piel puede secarse. La importancia de la humedad es aún mayor durante el
ejercicio, porque como hemos visto, la evaporación del sudor es la principal fuente de pérdida de calor.
Podemos determinar la relación entre la producción y la perdida de una forma matemática como (Gale,
Bennett, Green, & MacDonald, 1981):
S = M – E ±R±C±C±K
S = acumulación de calor.
E = evaporación.
R = radiación.
C = convección.
K = conducción.
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Figura 4. Resumen de los mecanismos del organismo para mantener el equilibrio térmico. Fuente: casiopea.
El cloruro sódico es el principal competente del sudor, junto con el potasio, el calcio y el magnesio, que
están presentes en menores cantidades. Por ello el sudor es hipotónico si lo comparamos con el plasma y
por ello la típica en el sudor de sodio es de 10-70 mmol/L mientras que la de cloruro es de 5-6 mmol/L
dependiendo de la dieta, tasa de sudor y aclimatación al sudor 20.
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1.1.2. Regulación de la temperatura
La temperatura corporal interna en reposo se mantiene en torno a los 37±1ºC, pero durante el
ejercicio el organismo puede alcanzar una temperatura superior a los 40°C, con temperaturas
musculares de 42°C. Esto es debido a que el organismo no es capaz de disipar el calor a la
velocidad que es producido. Si bien es cierto que determinados sistemas se hacen más
eficaces con el aumento de la temperatura, el exceso puede afectar adversamente al
rendimiento. Para ello el organismo dispone de un sistema de control fisiológico.
El hipotálamo anterior está relacionado con la respuesta refleja, mientras que el posterior está
más relacionado con la respuesta de comportamiento. El hipotálamo funciona como el
termostato de una casa, va a comparar la información recibida de los termorreceptores con un
valor deseado o de ajuste y genera una señal de error que dirigirá a los elementos
controladores para producir modificaciones en la dirección deseada y regular la temperatura
(Boulant, 2000).
Las respuestas de los efectores (Figura 5) del organismo se inician y controlan mediante un
“error de carga”, es decir mediante la regulación de la temperatura que está por encima o por
debajo de la temperatura de referencia (Figura 6).
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Figura 6. Regulación térmica del cuerpo humano. Autor: Jeanne Mager. Fuente: enciclopedia de la OIT.
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La producción de calor durante un ejercicio dinámico se incrementa marcadamente en el inicio
del ejercicio, incrementando la temperatura más lentamente durante las siguientes fases,
produciéndose una “plateau” si la naturaleza del ejercicio es de estado estable (Gonzalez-
Alonso, 2012). Cuando el ejercicio es intenso, sin embargo, la producción de calor no se
estabiliza, sino que sigue aumentando (Figura 7). La producción de calor por el músculo activo
es estimada por la cantidad de calor acumulado en los músculos que se contraen, la cantidad
de calor eliminado por la sangre y enviada al resto del cuerpo y la cantidad de pérdida de calor
de la piel del miembro que ejercita.
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1.1.3. Ejercicio en ambiente cálido
Cuando la temperatura central alcanza los 39.5 °C la fatiga central (fatiga en el cerebro más que en los
músculos) puede producirse. Este puede ser un mecanismo para proteger el sobreentrenamiento. No
podemos determinar un motivo aislado por el cual el rendimiento se ve afectado durante la realización de
ejercicio en una situación de estrés térmico, sino que es un proceso integrado:
(http://www.mysportscience.com/single-post/2017/08/06/Why-is-performance-in-the-heat-decreased):
Figura 8. Modelo integrativo con el potencial cardiovascular, respiratorio, sistema nervioso central y factores periféricos
que puede influir en la fatiga durante el ejercicio prolongado en el calor.
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Respuestas al ejercicio con altas temperaturas
Cando el calor es transportado del interior del organismo a la piel, la pérdida de calor puede realizarse
mediante una vasdolitación periférica y el sudor (Wendt, van Loon, & Lichtenbelt, 2007). Para abordar
este apartado, tenemos que definir el concepto de estrés por calor:
“Cualquier situación ambiental que produce un incremento de la temperatura corporal y que pone en
peligro la homeostasis (Wilmore & Costill, 2015)”
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Función cardiovascular.
Durante el ejercicio, el reflejo vasomotor tiene el efecto de redistribuir la sangre de los tejidos
inactivos restringiendo su volumen, para aumentar el flujo a los tejidos con mayores
demandas metabólicas como el músculo esquelético (Wendt et al., 2007). La circulación
cutánea está controlada por dos ramas del sistema nervioso simpático, el sistema
vasoconstrictor activo noradrenérgico y el sistema activo vasodilatador. (Kenney & Johnson,
1992).
Cuando realizamos actividad física en ambiente cálido, surgen dos demandas cardiovasculares
que compiten una con la otra surgiendo un conflicto (Dean L Jr Kellogg, Zhao, Wu, & Johnson,
2010):
1. El aporte de oxígeno a los músculos activos debe de aumentar para satisfacer las demandas
de estos músculos.
2. El flujo sanguíneo a la piel debe de aumentar para transportar y eliminar el calor producido.
Si el gasto cardiaco se mantiene constante durante la realización de ejercicio submáximo en
ambientes cálidos y fríos, pero se produce una disminución del volumen sistólico durante la
realización de actividad en ambientes cálidos, el encargado de mantener ese gasto cardiaco en
valores constantes será el incremento de la frecuencia cardíaca o bien la reducción del
volumen sanguíneo a tejidos inactivos. Sin embargo y como sabemos, el aumento del volumen
sistólico es más importante para el rendimiento que la FC, por lo tanto el gasto cardíaco y la
capacidad aeróbica se verán comprometidos. A cualquier intensidad, en ambiente caluroso la
FC es mayor para compensar este menor VS pero cuando alcanzamos intensidades elevadas
es posible que alcancemos la FCmax y por lo tanto una taquicardia que no es capaz de
mantener el gasto cardíaco necesario.
El organismo logra un adecuado flujo sanguíneo hacia la piel y hacia los músculos activos, a
expensas de una reducción del flujo a otros tejidos como el riñón y el lecho vascular
esplácnico, teniendo complicaciones asociadas con el estrés térmico por ejercicio en el riñón y
en el hígado debido a la reducción del flujo sanguíneo. El mantenimiento de la presión arterial
se logra porque la vasoconstricción visceral aumenta la resistencia vascular total.
Figura 9. Efectos de la temperatura sobre el VO2, la FC y la RPE. Fuente: Glass, Knowlton, & Becque, 1994.
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Figura 10. Impacto de la temperatura de la piel en el incremento de la frecuencia cardíaca.
Fuente: Cheuvront, Kenefick, Montain, & Sawka, 2010.
La cantidad de calor transferido desde el núcleo del organismo a la periferia va a depender del
flujo sanguíneo, el gradiente de temperatura entre el centro y la periferia (Nadel,
1984) y el calor específico de la sangre. En reposo la piel recibe entre 200 y 500 ml·min-1
(5-10%).
Como entre la temperatura de la piel (unos 33 ˚C) y la temperatura del interior (unos 37 ˚C)
existe un gradiente (4˚C) el calor producido por el organismo para soportar la vida es
transmitido a la piel para su disipación por convención. Cuando las condiciones sean de estrés
térmico se producirá un mayor gradiente y una vasodilatación elevando el flujo sanguíneo (78
L·min-1) a la piel, debido a la señal simpática enviadas a las arteriolas de la piel (Rowell,
1983). Las venas de la piel son capaces de generar una gran distensión, disminuyendo la
velocidad de la circulación y aumentando el tiempo para la pérdida de calor.
“La regulación y el mantenimiento del flujo sanguíneo muscular a cargo del aparato
circulatorio se produce de forma preferente frente a la regulación de la temperatura, muchas
veces a expensas de una temperatura central ascendente (Katch, McArdle, & Katch, 2015)”
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Producción de energía.
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Sudoración.
Estimulada por:
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Figura 12. Temperatura central como factor limitante. Fuente: Nielsen, 1994.
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Aclimatación al ejercicio en ambiente cálido
-Riesgo ligero (hasta 38,1 °C). El proceso de aclimatación al ejercicio en calor comienza
desde los pocos días hasta una adaptación completa a
-Riesgo importante (de 38,1 hasta los 7-14 días en la mayoría de los individuos (Wendt et
39,4°C).
al., 2007). Las primeras adaptaciones en producirse
-Riesgo extremo (a partir de 39,4 durante la aclimatación incluyen la mejora del
°C). control de la función cardiovascular a través de una
No obstante, es excepcional en expansión del volumen plasmático y una reducción
temperaturas de 38-39,5°C.
de la frecuencia cardíaca.
Tabla 2. Adaptaciones fisiológicas de la aclimatación al calor. Fuente: Katch et al., 2015; López Chicharro &
Fernández Vaquero, 2006 (adaptación).
En la siguiente tabla podemos ver el rango de días necesarios para que se produzcan estas
adaptaciones como consecuencia de la aclimatación (Wendt et al., 2007).
Tabla 3. Periodización de las adaptaciones fisiológicas mediante la aclimatación al calor. Fuente: Wendt et
al., 2007.
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El sudor empieza a producirse antes en sujetos aclimatados, mejorando la tolerancia al calor y
las pérdidas de calor por sudor, disminuyendo las necesidades de aumentar el flujo sanguíneo
a la piel para perder calor, disponiendo así de más sangre para los músculos activos,
produciendo además un sudor más diluido. La aclimatación al calor, más que reducir la
necesidad de aporte de líquido, origina un aumento del volumen de líquidos que los sujetos
aclimatados ingieren durante el ejercicio. La exposición al calor no permite una mayor
tolerancia a la deshidratación (Sawka, Latzka, & Pandolf, 1989; Sawka, Young, Cadarette,
Levine, & Pandolf, 1985).
Las temperaturas corporales son más bajas después del entrenamiento en ambiente
caluroso, además la FC aumenta menos en respuesta a ejercicios submáximos
estandarizados.
Figura 13. Diferencias en temperatura rectal (A) y frecuencia cardiaca (B) antes del entrenamiento (no
aclimatado) y después del entrenamiento (aclimatado). Fuente: King, Costill, Fink, Hargreaves, & Fielding,
1985.
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Los atletas de resistencia exhiben características de individuos aclimatados y están
parcialmente adaptados, sin embargo, las adaptaciones completas no se producen hasta al
menos una semana de tiempo en situación de calor (Pandolf, 1998). No es necesario entrenar
todos los días en calor, se ha mostrado que el ejercicio en calor cada 3 días durante 30 días
presenta la misma aclimatación que el ejercicio todos los días durante 10 días (Fein, Haymes,
& Buskirk, 1975). La elevada temperatura del core y la estimulación para la sudoración parece
ser el estímulo crítico para una óptima aclimatación al calor, de ahí la recomendación de
realizar ejercicio interválico extenuante o continuo superior al 50% del VO2max (Armstrong &
Maresh, 1991).
Aclimatación al calor:
Rehidratación:
La tasa de vaciado gástrico depende del volumen gástrico, cuando mayor sea el volumen
consumido mayor será el vaciado gástrico hasta al menos 600 ml, sin embargo, cuando una
alta tasa de vaciado gástrico es deseada, esta tiene que acompañarse por un mantenimiento
de un alto volumen bebiendo repetidamente (Gisolfi & Duchman, 1992). Este efecto puede
verse perjudicado por la composición de la bebida. Por ejemplo, el incremento de
carbohidratos en las bebidas deportivas puede disminuir la tasa de vaciado gástrico por el
efecto en el contenido energético y la osmolaridad (Brouns, 1998).
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Factores que modifican la tolerancia al calor
Aclimatación: la mayoría de los parámetros que aumentan con el estrés térmico se reducen con 7 días
de aclimatación:
Temperatura rectal.
Frecuencia cardíaca
Acumulación de lactato.
Glucemia.
Reducción de la aportación de hidratos de carbono.
Reducción de concentración de catecolaminas.
Los primeros 5 días son clave, ya que en ellos se van a producir las adaptaciones cardiovasculares y el
volumen plasmático. Si en este proceso el peso del sujeto se reduce en más de un 4% hay que disminuir
la intensidad.
Se ha mostrado útil la aclimatación pasiva al calor, pero los beneficios son mucho mayores cuando se
realiza ejercicio moderado (>50% VO2max) durante el periodo de aclimatación.
La realización de ejercicio durante 100 minutos al día durante 9 días, realizado a una intensidad de 300
kcal/h a 48,9 °C, reduce significativamente la FC y la temperatura rectal y aumenta la pérdida de sudor
entre el día 1 y el día 9 (Lind & Bass, 1963).
Figura 14. Temperatura rectal promedio (Ο), frecuencia cardiaca (●) y perdida de sudor (Δ) durante 100 minutos de
ejercicio realizados en 9 días consecutivos a la misma intensidad. Fuente: Lind & Bass, 1963.
Género: tanto hombres y mujeres parecen tener una misma tolerancia al estrés fisiológico y térmico
cuando se igualan los niveles de aptitud física y el nivel de aclimatación. No obstante, se observan
diferencias en:
Sudoración: las mujeres poseen más glándulas sudoríparas, empiezan a sudar a una temperatura
cutánea y central más alta y producen menos sudor a una misma carga de ejercicio.
Enfriamiento por evaporación: las mujeres dependen más de mecanismos circulatorios, mientras
que los hombres dependen más de la evaporación para disipar el calor.
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Índice entre superficie corporal y masa corporal: las mujeres poseen mayor índice entre la
superficie y la masa corporal, característica favorable para disipar el calor.
Menstruación: el inicio de la sudoración requiere un mayor umbral de temperatura central durante
la fase lútea del ciclo menstrual.
Los adultos mayores no se recuperan tan rápido como los jóvenes de la deshidratación debido al menor
estímulo de la sed (incidencia en el volumen plasmático).
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1.1.4. Ejercicio en ambiente frio
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Respuestas al ejercicio en ambientes frios
«El estrés por frío es aquella condición ambiental que produce una
pérdida de calor corporal que amenaza la homeostasis» (Wilmore &
Costill, 2015) pudiendo existir dos estresores como son el aire y el
agua. Como sabemos, el hipotálamo tiene una temperatura fija de
El corazón es uno de los órganos aproximadamente 37±1°C. Los mecanismos que el organismo utiliza
más activos; su consumo de O2 en
para conservar la temperatura corporal y aumentar la producción de
reposo es de 0.1ml∙kg-1∙ min-1,
calor son:
superando a otros órganos como
hígado, riñones, cerebro y músculo
Escalofríos: contracciones musculares no controladas.
esquelético en reposo; si tenemos
en cuenta que tiene una masa de
300 g, obtenemos un VO2 del Termogénesis: estimulación del metabolismo por el sistema
corazón en reposo de unos 30 ml∙ nervioso simpático.
min-1 y menos de un 10% es
Vasoconstricción: debido a la estimulación simpática contrae las
transformada en energía mecánica,
siendo el resto transformada a calor. arteriolas y reduce el riesgo sanguíneo hacia la periferia del cuerpo.
Función muscular. El ejercicio aumenta la movilización de ácidos grasos libres. Este incremento es
debido a la liberación de catecolaminas en el sistema vascular. La exposición al frío provoca un aumento
de la secreción de catecolaminas, pero los niveles de ácidos grasos libres aumentan menos que durante
la realización de ejercicios en ambientes más cálidos. El ejercicio en ambiente frío aumenta la
vasoconstricción periférica en el sistema vascular, reduciendo el flujo sanguíneo hacia la piel y los tejidos
subcutáneos, principal depósito para los lípidos. La termogénesis por tremor se origina a partir de la
ineficiencia en la producción y utilización de ATP. El músculo esquelético es el último efector reclutado en
la respuesta ante el ambiente frío, activándose si la temperatura sigue disminuyendo a pesar de la
activación taquicárdica, la termogénesis en el tejido adiposo pardo y la vasoconstricción de los vasos
cutáneos. Normalmente comienza en el torso y posteriormente en las extremidades (Bell, Tikuisis, &
Jacobs, 1992).
Vasoconstricción periférica. Para mantener el calor en el núcleo corporal y aislar al organismo del frío,
se produce una vasoconstricción de los tejidos periféricos (cutánea) causada por el grado de activación
del sistema adrenérgico y la activación de la célula de músculo liso vascular (Dean L Jr Kellogg et al.,
2010), originando un enfriamiento de la piel. Esta isquemia de los tejidos periféricos es soportada debido
a un descenso del ritmo metabólico de estos tejidos; no obstante, si se produce esta isquemia durante
un tiempo prolongado, aparecerán lesiones tisulares. Para hacer frente a estas lesiones, el organismo
dispone de diferentes recursos: la vasodilatación intermitente en la piel (enrojecimiento de orejas,
manos, cara) puede aparecer a temperaturas de la piel inferiores a 15 °C.
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Complementariamente, el enfriamiento de pequeñas zonas de la piel produce vasoconstricción de las
zonas estimuladas; es un mecanismo de tipo local, adicional al arco reflejo termorregulador, pues se da
ante áreas de la piel tan pequeñas que no son capaces de modificar la temperatura del núcleo corporal y
no tienen efectos sobre el centro integrador (López Davila, 2014), ocasionando aumento del número de
receptores alfa adrenérgicos y disminución de la producción de óxido nítrico (Dean L Jr Kellogg et al.,
2010). La vasoconstricción además de por un enfriamiento local directo también puede producirse por
una vasoconstricción evocada por el frio en otras zonas del cuerpo (Castellani & Tipton, 2015). La
noradrenalina es el principal neurotransmisor que genera en torno al 60% de la vasoconstricción cutánea
(Stephens, Aoki, Kosiba, & Johnson, 2001).
Tejido Adiposo pardo. El tejido adiposo pardo posee un alto potencial termogénico, aunque represente
una escasa proporción de peso corporal, recientemente se ha comprobado que este tejido es funcional en
humanos adultos y que se activa en respuesta al frío (Hofmann, Elbelt, & Stengel, 2014). La secreción de
noradrenalina produce un desacople entre la fosforilación oxidativa y la producción de ATP que induce
termogénesis (Nakamura & Morrison, 2011).
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Termogénesis
Tiroxina. Poco efecto como factor que actúa ante el frío, debido a que el frío no constituye un estímulo de
liberación y a que el efector final es la grasa parda y el hombre adulto presenta pocos niveles ya que a
pesar de que estudios mostraban que no existía prácticamente el organismo, recientes estudios ha
revelado que los adultos humanos presentan tejido adiposo pardo que se activa durante el frío (Blondin,
Tingelstad, Mantha, Gosselin, & Haman, 2014).
Contráctil refleja: aumento generalizado del tono muscular, comienza por los músculos masticatorios y
los del cuello. Si el frio persiste la hipertonía da paso al temblor.
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Aclimatación al ejercicio en ambientes fríos
La aclimatación al frío no está aún bien documentada y la literatura muestra contradicciones a cerca de
los procesos adaptativos. Además las posibilidades de aclimatación al frío son muy escasas. No obstante:
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1.2. Hidratación
Durante este apartado abordaremos algunos conceptos básicos de la hidración y el ejercicio físico. En la
asignatura de Nutrición y Dietética Deportiva, se abordará de una forma más específica.
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1.2.1. Pérdida de agua corporal
Tabla 4. Pérdida de agua en función de la intensidad de la actividad y de la temperatura. Fuente: Katch et al., 2015.
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Ambientes cálidos
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Ambientes fríos
Disminución del volumen plasmático, por lo tanto, del VS; el organismo aumentará la FC
para paliar esta situación, no lo conseguirá y disminuirá el GQ.
PORCENTAJE DE CONSECUENCIA
PÉRDIDA
2% Descenso de la capacidad termorreguladora.
3% Disminución de la resistencia al ejercicio, calambres, mareos, aumento del riesgo de sufrir lipotimias e incremento
de la temperatura corporal hasta 38 grados.
4-6% Disminución de la fuerza muscular, contracturas, cefaleas y aumento de la temperatura corporal hasta 39 grados.
7-8% Contracturas graves, agotamiento, parestesias, posible fallo orgánico, golpe de calor.
10% Comporta un serio riesgo vital.
Ca d a 500 g de peso perdi d o repres e nt a u n a des h idrataci ó n de 450 ml
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1.2.2. Reposición hídrica
“La reposición hídrica programada apropiada mantiene el volumen plasmático con las beneficiosas
consecuencias que acarrea para el rendimiento del deportista. Cuando no se establecen pautas para el
consumo de agua, la mayoría de los deportistas solo repone de forma voluntaria la mitad del agua
perdida durante el ejercicio (<500 ml∙h-1) (Katch et al., 2015)”
«El volumen de líquido ingerido debe ser superior al 20-25% del sudor perdido para restablecer el
balance hídrico» (Katch et al., 2015). Si la bebida no contiene el suficiente sodio, el exceso de líquido
solo aumenta la diuresis sin mejorar la rehidratación. El ACSM recomienda que las bebidas contengan
entre 0,5 y 0,7 g de sodio por litro.
Tabla 7. Concentración de sodio, cloro y potasio durante el ejercicio en hombres y mujeres entrenados y no entrenados.
Fuente: Wilmore & Costill, 2015.
Debemos ser cautos con estas recomendaciones y atender a las características de los deportistas;
además la hiperhidratación definida como intoxicación por agua puede ocasionar resultar en cambios de
comportamiento, confusión, somnolencia, náuseas / vómitos, aumento de peso, calambres musculares,
debilidad / parálisis y riesgo de muerte.
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Rehidratación durante el ejercicio
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Rehidratación después del ejercicio
La resíntesis de glucógeno hepático y muscular es mayor durante las dos primeras horas posesfuerzo;
por lo tanto, las bebidas deben contener tanto sodio como carbohidratos.
La ingesta de agua «sola» después del ejercicio (organismo deshidratado) tiene como consecuencia que
se produzca una pérdida de la osmolaridad plasmática y de la concentración de sodio, estimulando la
diuresis y disminuyendo la sed. Como sabemos, el potasio es importante en la actividad muscular; por lo
tanto, se producirá una pérdida intracelular y un aumento en la concentración plasmática, restaurándose
los niveles rápidamente tras el ejercicio. No existen evidencias de que esta pérdida sea de suficiente
magnitud como para afectar al rendimiento, pero el potasio es muy importante para alcanzar una
rehidratación adecuada.
Las recomendaciones que nos propone el ACSM son (visita este enlace para analizarlo en profundidad):
Hidratación Beber 16-20 onzas de agua o bebidas deportivas por lo menos cuatro horas antes del ejercicio (470-590 ml).Beber 8-12 onzas de
antes del agua 10-15 minutos antes del ejercicio (240-350).
ejercicio
Hidratación Beber 3-8 onzas de agua cada 15-20 minutos en ejercicios de al menos 60 min (90-240)Beber 3-8 onzas de bebidas deportivas
durante del (5,8 % de hidratos de carbono con electrolitos) cada 15-20 minutos en el ejercicio de más de 60 minutos.No beber con mayor
ejercicio frecuencia de 15 minutos
Hidratación Beber 20-24 onzas (590-700) de agua o bebida deportiva por cada libra (450 g) pérdida.
después del
ejercicio
El glicerol es una sustancia permitida por la WADA (Agencia Mundial Antidopaje) que aumenta el
volumen hídrico corporal para producir un estado de hiperhidratación. Las dosis recomendadas de forma
típica para la administración del glicerol es de 1 g por cada kg de masa corporal en 1-2 l de agua, con un
efecto de 6 horas, facilitando la absorción intestinal de agua, retención de líquidos extracelular y
plasmático, reduciendo el estrés térmico, aumentando la sudoración, disminuyendo la FC y la
temperatura corporal, mejorando el rendimiento en situaciones de estrés térmico. Sin embargo, no todos
los estudios llevados a cabo obtenían estas mejoras, además de presentar efectos como náuseas,
vértigo, distensión abdominal y mareos.
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1.2.3. Recomendaciones para el diseño de bebidas deportivas
No menos de 460 mg de sodio por litro (46 mg por 100 ml / 20 mmol/l) y no más de 1150 mg de sodio
por litro (115 mg por 100 ml / 50 mmol/l).
Estas bebidas deben tener una buena palatabilidad, por lo que es razonable pensar que se consumirán
con más facilidad que el agua sola.
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2. Resumen
Los humanos somos homeotérmicos, es decir, mantenemos una temperatura corporal interna constante.
Podemos transferir el calor mediante conducción, convección, radiación y evaporación, siendo la
evaporación el medio más importante para la pérdida de calor durante el ejercicio. La información que
nuestro hipotálamo procesa proviene de los receptores periféricos (temperatura de la piel y del exterior)
y de los receptores centrales, que transmiten información de la temperatura interna. Diversos
mecanismos pueden alterar la temperatura corporal en uno u otro sentido, como la actividad muscular,
el aumento del metabolismo, la actividad de las glándulas sudoríparas y la redistribución sanguínea.
Durante la realización de ejercicio en ambientes calurosos, los músculos compiten con los mecanismos
de pérdida de calor para obtener una mayor cantidad de sangre.
Una reposición adecuada de líquido mantendrá el volumen plasmático, para mantener la circulación y la
sudoración en niveles óptimos, siendo más óptima la bebida con electrolitos que el agua sola para la
rehidratación.
Aclimatación al calor
Adaptaciones completas se consiguen a los 7-14 días.
Las adaptaciones al calor se obtienen mejor con ejercicios extenuantes interválicos o continuos a una intensidad superior al 50% del VO2max con
una duración al menos de 1 h cada 3 días
El ejercicio con una duración de 1.5-2.0 h parece mostrarse más efectivo para la inducción a la aclimatación al calor
Las adaptaciones se mantienen durante al menos 1 semana, pero probamente durante 1 mes.
Hidratación
Se necesitan 20-30 minutos para que los fluidos ingeridos se distribuyan por todo el cuerpo
El consumo de fluidos debe coincidir con la tasa de agua perdida
El uso de bebidas con un 7% de hidratos incrementa la absorción intestinal
La retención de agua puede optimizarse con soluciones que contengan al menos 50 mmol/L de sodio en un volumen mayor a 1.5 veces de la
cantidad de sudor perdido
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3. Mapa conceptual
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Recursos bibliográficos 4. Recursos bibliográficos
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