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El lío ambiental de la Billiton cerromatoso

Una función de advertencia de la Contraloría revive el debate sobre las consecuencias para el país de la
extracción minera en Córdoba: dice que están explotando sin licencia ambiental. La compañía y el
Minambiente lo niegan.
Por: Angélica María Cuevas G.

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Esta panoramica de Cerro Matoso evidencia los efectos de la operación minera sobre el suelo de Montelíbano, Córdoba. (Google
Earth)
En agosto pasado, ante la Comisión Quinta del Senado, miembros de la sociedad civil, congresistas
como Jorge Robledo y David Barguil y hasta la misma contralora Sandra Morelli afirmaron que la
explotadora de ferroníquel Cerro Matoso está contaminando las fuentes de agua de Montelíbano
(Córdoba). Además, con fotografías en mano, acusaron a la minera de ser la responsable de las
enfermedades que presentan algunos habitantes de la zona y de los padecimientos de 80
exempleados que aseguran que el contacto con tóxicos de la mina les contaminó el cuerpo.
El entonces ministro de Minas, Mauricio Cárdenas, pidió que fuera el Minsalud el que estudiara las
denuncias para saber si las enfermedades eran consecuencia de la explotación minera, mientras que
el presidente de Cerro Matoso, Ricardo Escobar, aseguró que la mina “no tiene nada que ver con la
problemática social que se pretende presentar”. Escobar sostuvo además que la mina trabaja bajo
estándares de impacto ambiental “muy estrictos”. 
Pero otra cosa piensa la Contraloría, que acaba de presentar una función de advertencia a la
directora de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) y a los ministros de Minas y
Ambiente, donde expone al menos ocho conceptos desfavorables frente al manejo ambiental que la
multinacional angloaustraliana BHP Billiton le ha dado a su mina Cerro Matoso en Córdoba (ver
gráfico en la siguiente página). Llama la atención la ausencia de un plan actualizado de manejo de
residuos, la explotación minera en cercanías del río Uré, en terrenos que no aparecen
concesionados, y la entrega de informes de impacto ambiental fundados en mapas con escalas muy
amplias donde no pueden evidenciarse los efectos reales de la mina. Ver infografía
Lo más preocupante es que el ente de control asegura que la mina viene explotando níquel sin
contar con licencia ambiental, lo que, según la contralora Sandra Morelli, podría llevar a la
cancelación del contrato de explotación.
Según el senador Jorge Robledo, miembro del Comité por la Defensa del Interés Público en Cerro
Matoso (integrado por congresistas, expertos en políticas mineras y miembros de la sociedad civil),
la empresa se ha amparado, desde 1981, en el Decreto 2811 de 1974, catalogado por los expertos
como una débil legislación ambiental que ante la figura actual de Licencia Ambiental carece de
soportes.
Jorge Cruz, contralor delegado para el medio ambiente, confirmó que dicho decreto no responde a
las necesidades actuales y agregó que después de 30 años la actualización del estudio de impacto
ambiental, con el que la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Sinú y San Jorge (CVS) le
permitió explotar a Cerro Matoso, es deficiente.
Una vez más la Contraloría responsabilizó al Minambiente y a la ANLA de la falta de seguimiento y
control del cumplimiento de las obligaciones ambientales de la empresa. “Aquí falta una autoridad
ambiental que tome decisiones sobre lo que implica que una mina de esta magnitud opere sin
licencia. La mina no tiene la culpa de que el Estado no le exija”, dice Cruz.
Ante estas acusaciones, las directivas de Cerro Matoso le dijeron a El Espectador, mediante un
comunicado, que las afirmaciones hechas por la Contraloría “en relación con el supuesto
incumplimiento ambiental son falsas”.
La empresa defendió que en 1981 recibió por parte de la CVS la licencia ambiental que “cumple con
todos los requisitos de ley. El marco legal de las licencias ambientales ha cambiado varias veces en
Colombia, pero todas estas regulaciones han incluido regímenes de transición que han mantenido la
vigencia de las licencias anteriores. Esto hace que la licencia de Cerro Matoso se encuentre
completamente vigente”.
Esta afirmación la apoyan el Minambiente y la ANLA que aseguran que el permiso ambiental
otorgado en 1981 se ha actualizado a las exigencias de las licencias ambientales del país y es el
resultado de los seguimientos que la ANLA le ha hecho a este caso.
La multinacional sostiene que durante los 30 años de explotación de níquel ha elaborado todos los
estudios ambientales y aplicado los planes de manejo requeridos y aprobados por las autoridades
ambientales competentes.
Frente a las denuncias sobre la contaminación de las aguas, que, podría estar relacionada con las
enfermedades de los pobladores, Cerro Matoso explica que la mina “opera con los más altos
estándares de salud ocupacional, seguridad industrial e higiene industrial. Por lo que no existe
relación causa-efecto entre vivir cerca de las operaciones y tener problemas de salud. El perfil
epidemiológico de los poblados vecinos a la operación es el mismo que se puede encontrar en toda
la región de la Costa norte colombiana”.
El ministro de Minas, Federico Renjifo, dijo que durante la negociación de las condiciones de
prórroga (hasta 2029) que se viene adelantando con la minera se ha exigido que se aplique la norma
de licencia ambiental “integral, para que gane el país y también Cerro Matoso”.
Un cabo suelto
Al consultar al analista y economista Guillermo Rudas, quien ha estudiado de cerca el caso de Cerro
Matoso, el experto pone en evidencia un punto de la licencia mencionada sobre el que aún no ha
habido pronunciamientos.
Rudas dice que según la documentación de Cerro Matoso la licencia que otorgó la CVS en 1981
cubría una explotación de 3,35 millones de toneladas de material de mina por año. Esto significa
que, de ser válida esta licencia ambiental, ella sólo cubriría una explotación de alrededor de 100
millones de toneladas durante los 30 años de la vigencia de dichos contratos. No obstante, según
cálculos de la Contraloría, para producir el ferroníquel reportado por la empresa este tope ya se
había alcanzado hace cinco años.
“Sin embargo, ni el Minambiente ni la ANLA han producido modificación alguna a la licencia para la
explotación de esta mina, a pesar de que a octubre de 2012 ya se habrían explotado en total más de
136 millones de toneladas de este mineral, muy por encima de lo contemplado en la licencia de la
CVS” explica Rudas.
Ante la negociación de la prórroga de la concesión, las autoridades ambientales y la empresa
deberán aclarar mejor este panorama para asegurar, como dijo el ministro de Minas, que el país sea
el que gane
COLTAN ORO NEGRO

Colombia y Venezuela están avanzado en el proceso de convertirse en


productores del coltán, un mineral poco conocido que se utiliza en la
industria  electrónica y que podría convertirse en una especie de nuevo oro
negro en el futuro.

El coltán es un elemento que resulta de la combinación de minerales como


columbita y tantalita, y a pesar de ser un elemento que se viene usando desde
hace varios años en la industria electrónica, hasta ahora se empieza a
conocer más acerca de su existencia y cualidades.

Este compuesto mineral se usa para la fabricación de aparatos electrónicos y


de diagnóstico médico, computadoras portátiles, celulares, satélites, entre
otros muchos equipos, y es un mineral estratégico porque además se usa en
la fabricación de armas de largo alcance.

Otra gran ventaja del coltán frente a otros elementos similares es que soporta
altas cargas eléctricas, que lo hace muy útil para usarlo en condensadores.
Según analistas del sector, quien controle los yacimientos de este mineral,
podría también tener el control de las comunicaciones en el mundo.

Actualmente el mayor productor de coltán es la República Democrática del


Congo, con cerca del 80% de las reservas mundiales, y países como Brasil,
Tailandia y Australia, también han reportado hallazgos del mineral.

Más recientemente, Colombia y Venezuela se unieron a este selecto grupo de


potenciales productores del llamado oro negro y aunque todavía les falta
mucho camino por recorrer, lo que sí es cierto, es que la carrera por lograr un
desarrollo racional del mineral, tanto en Colombia como en Venezuela, ya
empezó.

Por un lado, el Instituto Colombiano de Geología y Minas (Ingeominas) congeló


la aprobación de al menos 300 solicitudes para explotar potenciales áreas con
el mineral, para que el Estado asuma su control con el fin de definir la manera
más adecuada de explotarlo y evitar problemas de informalidad e incluso de
violencia.

Por otro lado, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, anunció el hallazgo


de una gran reserva del mineral en ese país y de inmediato ordenó militarizar
el área argumentando que estaría siendo explotado y comercializado de
manera ilegal.
Si bien Chávez no mencionó la cantidad de las reservas ubicadas en su país,
Ingeominas reportó que Colombia tendría el 5% del total de las reservas
mundiales, principalmente en los departamentos de Guainía, Vaupés y
Vichada, todos en la frontera con Venezuela.

En Colombia, la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) entró en


escena y destacó la necesidad de analizar minuciosamente aspectos como la
geografía, la infraestructura y la tecnología para aprovechar de la mejor
manera posible las reservas del mineral que hay en el país.

Según el director del organismo, Alirio Fonseca, la actual explotación del


mineral “dista aún de las cualidades necesarias para considerarlo como un
proceso racional y estratégico”.

De una u otra forma, en ambos países se tiene clara la necesidad de regular la


explotación del valioso mineral, que según geólogos de la Universidad
Nacional de Colombia, se estaría comercializando en cerca de US$80.000 por
tonelada.

No obstante, aún falta definir varios temas sobre la explotación y


comercialización del coltán, pues dados los antecedentes violentos en El
Congo -donde según informes la explotación ilegal del mineral ha ayudado a
financiar una guerra civil que ha causado cerca de cinco millones de muertes-,
otro objetivo de los gobiernos es lograr que esa explotación no siga por ese
camino de violencia.

Según la UPME,  ante el gigantesco mercado que existe actualmente con las
tecnologías de información y comunicaciones (TIC), se generará una fuerte
demanda del mineral, y Colombia -por ahora- llevaría la delantera en el
desarrollo de sus yacimientos para atender esa demanda.

Ingeominas ya conformó un grupo de investigación que se encargará de


estudiar las diferentes zonas donde hay yacimientos de coltán para
determinar cómo proceder con su desarrollo.

Quien comience primero un desarrollo racional del mineral, tendrá la ventaja


de  incursionar en este nuevo negocio de la industria minera.

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