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Nebot dice no a los impuestos, pero eso no alcanza

Publicado en abril 14, 2020 en Info por José Hernández

Nadie tiene la fórmula mágica para encarar y salir de esta crisis sanitaria, el empobrecimiento
generalizado que está provocando y la reconstrucción que impone del país. Esa situación
excepcional, jamás prevista en algún manual de economía o en alguna constitución, obliga a
una reflexión singular y a acciones extraordinarias. Si hay algo heterodoxo es la pandemia del
coronavirus.

En los hechos, se ha abierto un debate sobre cómo encarar esta crisis y cómo salir
solidariamente de ella. Economistas y políticos de todo horizonte ideológico han hecho
propuestas. Ayer, en ese contexto, Jaime Nebot, su bloque legislativo y autoridades
seccionales de su partido, hicieron la suya. Un adelanto de todo esto, hizo el ex alcalde de
Guayaquil en la entrevista que concedió a este medio el 1 de abril.

Nebot divide su propuesta en cuatro puntos. Solidaridad sí, impuestos no; cómo lograr liquidez
en forma rápida; medidas estructurales de fondo y su compromiso con el país. Se puede hablar
de una propuesta global. Que carece sin embargo de dos factores fundamentales en cualquier
momento y críticos en este: cifras y plazos. Sin contar con la viabilidad política y los
mecanismos, nada ortodoxos, que la ciudadanía y el país político tendrán que inventarse para
administrar esta tragedia.

Los socialcristianos son desfavorable a los impuestos. No solo ellos. Guillermo Lasso y otros
políticos, que se expresan en la Asamblea Nacional, también lo son. Pero este no es un tema
de principios sino de urgencias. Y es ahí donde la propuesta socialcristiana cojea. Nebot
apuesta a una suerte de teletón para lograr fondos para las premuras sanitaria y alimentaria.
Propone que el gobierno use su poder de presión (él dice persuasión) para que empresas
nacionales e internacionales aporten. Especialmente las que tienen negocios en las áreas
petrolera, de electricidad y telecomunicaciones. El ex alcalde de Guayaquil se inspira para su
propuesta en los fideicomisos privados, cuya actividad describió 4P. este lunes. Y además
refuerza su argumento diciendo -sin que eso pueda ser rebatido- que “la solidaridad no es una
opción, sino una obligación ética”. No obstante, lo que él muestra como una medida no es más
que una invocación que no puede ser convertida en política del Estado. Ningún gobierno
puede obligar a empresas privadas a apoyar una obra, por humanitaria que sea, haciendo
donaciones en un monto relacionado con las utilidades e inversiones que tienen en Ecuador.
No es legal y, por ende, esa propuesta es totalmente aleatoria. Y segundo, el PSC no pone
cifras a esa sugerencia, porque no hay cómo hacerlo. Se entiende mal en la propuesta cómo
puede el gobierno conseguir el dinero que requiere (no dice el monto), para administrar esos
hipotéticos recursos en forma coordinada con los otros fideicomisos. Decir No a un impuesto
solidario que se cobra una vez, ante una catástrofe tan inesperada y que tiene que gestionar
un Estado quebrado, requiere alternativas sostenibles y cifradas. Esta ausencia es notoria en el
texto socialcristiano.
En otros puntos, Nebot coincide con otros actores al pedir reorientar el presupuesto del
Estado para poner todos los recursos disponibles al servicio de las urgencias sanitaria y social.
Lo mismo sucede con la supresión de subsidios a los combustibles. Pero pone excepciones: el
transporte público, la agricultura, la ganadería, la pesca artesanal y el gas doméstico. En el
caso del gas industrial incluye en las excepciones a algunas empresas y en forma temporal.

Coincide, igualmente, en suspender el pago de la deuda externa hasta llegar -dice- a “un
acuerdo de prolongación de plazos, baja de interés, baja de intereses, rebaja de capital o pagos
de cuotas ascendentes de capital”. Por supuesto, tiene que haber un acuerdo previo de parte
de los multilaterales. Porque si Ecuador declara unilateralmente la moratoria, no hay cómo ir
(que también es una propuesta) a pedir nuevos créditos. Y por supuesto el país tiene que
hacer parte de la tarea en reformas estructurales para ser creíble. En su texto, el
socialcristianismo pide no renovar los contratos de aquellos que no hacen parte de la
burocracia necesaria y formal.

Ahorrar costos en un país ilíquido evita agravar las deudas, pero no produce liquidez. Algunas
de las medidas incluidas en este capítulo requieren tiempo y acuerdos políticos en la
Asamblea. En uno u otro de esos campos se encuentran la eliminación de los subsidios y la
concreción de concesiones de empresas públicas nacionales y la venta de la cartera petrolera y
eléctrica. Antes del coronavirus el gobierno no pudo monetizar esos activos. Algunos no
cuentan con avalúos o balances auditados. Y el marco legal creado por el correísmo no torna
atractivo el traspaso al sector privado por ejemplo del banco del Pacífico. En cualquier caso, la
negociación, requiere concursos y tiempo. ¿Se puede hacer preventa de petróleo? Ya se ha
hecho. ¿A qué precio se fija el barril en un mercado deprimido? Las propuestas de Nebot
apuntan, entonces, al mediano plazo y, por pertinentes que sean, no dan liquidez inmediata.

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