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Recorrido
Catia, Propatria, Antímano, San Juan, San Martín, El Cementerio, Las Mercedes, El
Cafetal, Petare, La California, Macaracuay, El Llanito, La Carlota, San Eduvigis,
Chacao, Los Palos Grandes, El Recreo, San Pedro, parte de La Pastora son
algunas de las zonas por las pasará el Nazareno de San Pablo. El vehículo recorrió
las avenidas principales que conectan estos sectores.
Ruta de la procesión del Nazareno de San Pablo
en la época colonial
Desde que se fundó la ciudad de Caracas las procesiones se iniciaban en el centro
de la Ciudad, hacían un recorrido por cada una de las cuadras y culminaban en El
Calvario, destino final de todas las procesiones.
Según los cronistas Juan Ernesto Montenegro y Enrique Bernardo Núñez en su libro
“Caracas, la ciudad de los techos rojos” sostenían que en el Siglo XVII la procesión
del Nazareno de San Pablo salía el viernes de Concilio de San Jacinto.
De Traposos a Colón
Luego la procesión seguía hacia el sur y llegaba a la esquina de Colón, bueno la
esquina se llama Colón por el “descubridor” de América.
De Velásquez a Cipreses
En la esquina de cipreses había un cementerio sembrado con árboles de cipreses
posteriormente el General Cipriano Castro construyó el Teatro Nacional.
De Cipreses a Reducto
En la esquina de Reducto había una fortificación militar para el resguardo de las
tropas.
De Reducto a Miracielos
En la esquina de Miracielos había un árbol de limón que Andrés Eloy Blanco lo
bautizara como el Limonero del Señor y que en 1696 fue protagonista del milagro
del Nazareno de San Pablo.
De Miracielos a Miranda
La plaza Miranda debe su nombre al Generalísimo Francisco de Miranda.
Un aguacero de plegarias
asordó la Puerta Mayor
y el Nazareno de San Pablo
salió otra vez en procesión.
En el azul del empedrado
regaba flores el fervor;
banderolas en las paredes,
candilejas en el balcón,
el canelón y el miriñaque
el garrasí y el quitasol;
un predominio de morado
de incienso y de genuflexión.
En la esquina de Miracielos
hubo una breve oscilación;
los portadores de las andas
se detuvieron; Monseñor
el Arzobispo, alzó los ojos
hacia la Cruz; la Cruz de Dios,
al pasar bajo el limonero,
entre sus gajos se enredó.
Sobre la frente del Mesías
hubo un rebote de verdor
y entre sus rizos tembló el oro
amarillo de la sazón.
Investigación y recopilación
Héctor Guevara