Nombre del trabajo: Resumen “El peligroso negocio con
la salud”
Acapulco de Juárez, Guerrero. A 5 de abril de 2020.
Prótesis de cadera, válvulas cardiacas, stents, una bendición para la humanidad pero que ocurre cuando no funcionan. Las personas son utilizadas como conejillos de indias para poder probar si un producto medico es útil o no. Se trata de productos sanitarios desde los implantes de cadera, mamarios o las bombas de insulina sean seguros y confiables. Con los productos sanitarios se facturan anualmente solo en Europa 100 mil millones de euros. Este sistema de fabricación de material medico sin supervisión, sin vigilancia de la calidad del producto, es un sistema por el que las personas resultan damnificadas o incluso mueren. Una falla en la fabricación, en el tipo de material usado o la calidad del material puede ocasionar que la persona que pruebe el producto tenga problemas, secuelas o dificultades derivadas del uso o colocación de un material protésico o aparato médico. Las empresas fabricantes de estos productos experimentan con personas voluntarias para que usen por un tiempo determinado el producto y así obtener los resultados esperados. Pero no todos los resultados son positivos. En ocasiones se utilizan materiales como plástico o metales tóxicos para fabricarlos. Lo que conlleva a efectos secundarios, reacciones adversas, discapacidades, disfunciones, en la persona en la que fue colocada. Los fabricantes o laboratorios recomiendan nuevos productos de innovación, lo mejor que puede existir en el mercado para pacientes enfermos desesperados por su situación y que no pueden costear tratamientos caros y largos por lo que recurren a ser parte de estos grupos de experimentación. Sin embargo, estas novedades causan un enorme sufrimiento en las personas. Algunas prótesis pueden corroerse, liberándose el material toxico con el que fueron elaboradas y causando lesiones, quizá permanente e irreversibles. Las personas han realizado demandas al enterarse de las secuelas ocasionadas, pero finalmente estas no proceden debido a los contratos firmados. algunos documentos internos de empresas y ministerios fueron analizados por los periodistas, así como conversaciones con representantes del sector e informantes, estos muestran que se ocultaron los efectos secundarios. Por lo general, las autoridades dejan que los propios fabricantes retiren los productos defectuosos o emitan advertencias de seguridad. No se toma ninguna medida legal con productos defectuosos, se implantan regularmente productos que apenas han sido probados. Las mismas compañías realizan pagos de indemnización a las personas con acuerdos de confidencialidad para evitar que se hable de los casos y demandas. Incluso hay empresas que pagan por tener los permisos para poder vender sus productos sin tener ningún estudio que valide que el mismo esta probado y en buenas condiciones para salir al mercado.