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Por ejemplo, en el decreto 90-86, en el capítulo que se refiere al derecho de las personas al
trabajo, se dice que ninguna persona mayor en Guatemala puede ser presionada por motivos
de edad para que deje su puesto de trabajo; también es muy importante siempre, en relación
al trabajo, que las personas mayores estén enteradas de que lo que establece la Ley, para
que hagan valer sus derechos y de esa manera no se permitan presiones.
Respecto a los beneficios, ¿existen las mismas oportunidades para todas las personas
mayores?
Lamentablemente quienes tienen acceso a la jubilación representan un porcentaje mínimo
de personas mayores, que se estima en un millón doscientos mil, más o menos. De esos,
solamente tiene acceso un 15 o 16 % a estas pensiones o jubilaciones. Las otras personas
podrían, en algún momento, optar por el aporte económico de los 400 quetzales del
programa que tiene el Ministerio de Trabajo y Previsión Social, pero por el presupuesto
éste no puede darle cobertura a la totalidad de solicitudes que se tienen ahí. Y es que se
tiene que esperar a que alguien fallezca de los beneficiados para poder ir incluyendo a un
solicitante más.
La indiferencia hacia los mayores inicia en los hogares. ¿Por qué cree que sucede esto
principalmente en las familias?
En nuestra sociedad los excluimos; creemos que porque ya están en la etapa de la vejez
ellos no merecen compasión, y no es así. Las personas mayores tienen derechos, pero los
derechos no envejecen. Los mayores son un pilar de la sabiduría del pueblo, y habría que
darles ese respeto y valor que se merecen.
Aparte de la familia, algo muy importante es que en Guatemala no se cuenta con una
política pública específica para este grupo poblacional y eso es una gran debilidad, porque
los gobiernos que han estado de turno han hecho andar programas, pero no resuelven los
problemas. Al final el trabajo se hace sólo para ejecutar el programa y ya se cumplió, pero
queda pendiente la deuda que el Estado tiene con las personas mayores.
¿Podría decirse entonces que son utilizados y son víctimas del clientelismo?
Efectivamente, son utilizados políticamente para hacer ofrecimientos. En algún momento
los políticos les dicen que ya estando en el poder les van a favorecer con apoyos puntuales
que les permitan seguir participando en el desarrollo del país, y eso no es así. No llenan el
cometido los pocos programas asistencialistas que hasta el momento existen.
¿Qué opina sobre la falta de hogares y espacios para atender a los mayores?
Es otro tema y otra gran deuda que tiene el Estado de Guatemala. Un ejemplo es el
confinamiento de estos lugares, pese a que el ente rector es el Ministerio de Salud. Ellos
tienen un departamento que tiene una normativa específica para que estos lugares sean
registrados y se les extienda una licencia donde hace constar la habilitación legal para el
funcionamiento de los mismos.
Con esta dirección no ha sido posible tener la supervisión que corresponde. Cuando a ellos
les pedimos un detalle de los hogares para personas mayores que están funcionando o un
listado, nosotros al realizar un mapeo sacamos de todo el país y de estos solo dos son
nacionales y después son los privados que tienen que pagar una cuota, y los otros que dicen
funcionar con donaciones.