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6 REVISTA DE EDUCACIÓN

o ansiedad si no le protegen. Es decir, la angustia es meros años, es decir, de si el niño ha sido, en reali-
el gran regulador de la necesidad de amparo afec- dad, amado o no por sus progenitores, ya que la ex-
tivo, y, por consiguiente, quien vuelve obligada la periencia psicosomática nos demuestra que la aparien-
transmisión, primero de pautas afectivas fundamen- cia de amor al niño es, muchísimas veces, encubrido-
tales: cariño, caricias, sonrisa; después, de consignas ra de reacciones profundas de desapego, indiferencia
protectoras, que incorporan al individuo a la comu- o hasta de odio, por inverosímil que esto pueda pa-
nidad y, al incorporarle, le protegen. Los psicoanalis- recer al profano.
tas llaman a estas consignas, que constituyen también, Pero también de esta urdimbre afectiva y de su
por decirlo así, la base física de las normas éticas, buena trabazón depende que el hombre sea, al fin y
a la postre, capaz de hacerse cargo de sus realidades
últimas: la inexorabilidad de la muerte o la realidad
F.G H 1.
1 -GENERACIONES de Dios. Muchos ateísmos o escepticismos profundos,
cuando se analizan en su entraña emocional, permiten
descubrir como causa no—como cree quien los profe-
sa—una inteligencia crítica o hiperaguda, sino todo lo
contrario: una raíz irracional, que tiene su base en
una carencia afectiva primaria. La resistencia que pre-
pero que en forma alguna se deben confundir con sentan muchas personas a querer madurar, es decir, a
ellas (oniER). El ser humano despliega su vida forzado a continuar su camino en la vida, manteniéndose a toda
la libertad (znimu) abriéndose al mundo de los valo- costa en una ilusoria y perenne infancia, nace también,
res, para lo cual es preciso que la educación le libere en el fondo, de una carencia de afecto, esto es, de
de encadenamientos subconscientes. La urdimbre afec- una urdimbre afectiva anómala. En último término,
tiva es clave de su libertad; pero muchas veces, en su vemos, pues, que el problema de la urdimbre afecti-
patología, es tumba o prisión de esta misma libertad. va, de importancia trascendental para la educación,
La educación, desde este punto de vista, tiene como está vinculado al problema de la angustia y de la se-
misión suprema hacer que el hombre se haga, libre- guridad humanas. "Lo que en último término nos
mente, cargo de la realidad, de toda la realidad. La protege—dijo RILKE—es nuestro propio desamparo."
experiencia psicoanalítica es, en este sentido, enorme- Y, por tanto, ambos, urdimbre y educación, también
mente instructiva. Las actitudes más profundas hacia van ligados, en su más remota entraña, al problema
la vida (por ejemplo, el sentimiento vital de euforia del tiempo y al de la sucesión y articulación en el
o de tristeza), más que condicionadas genéticamente, mismo de las generaciones.
nos parecen hoy día que dependen de la forma en
que se ha establecido esta urdimbre afectiva de los pri- JUAN ROF CARBALLO

excesivamente urgidas para que tengan otro propósito


Sobre la relación educativa que el de servir de estímulo e incitación a otras más
certeras, apuntan a los territorios en que remansa su
verdad el fenómeno educativo, poco estudiado entre
En el comienzo es la relación... Al comienzo es la rela-
ción como categoría del ser, y una disposición de acogida, un
nosotros, a no ser en sus menudas y, en ocasiones, ac-
continente, pauta para el alma; es el a priori de la relación, cesorias concreciones. Creemos que no puede existir
el Tti innato... una Metodología sin una Pedagogía que la sustente,
De una manera maravillosa surge, de vez en vez, una pre- así como no hay Pedagogía sin una Filosofía que le
sencia exclusiva. Entonces puedo ayudar, curar, educar, elevar,
liberar.
sirva de fuente y de cimiento al par.
MARTÍN BUBER: El Yo y el Tú.

HECHO EDUCATIVO Y RELACIÓN


No creo que sea inútil que los educadores, en cual- EDUCATIVA
quier acepción de la palabra, nos dediquemos, de
cuando en cuando, a justificar ante nosotros mismos
Spranger ha escrito una vez: "Toda creación cultu-
nuestro quehacer y, especialmente, a reflexionar sobre
ral produce automáticamente una voluntad de educa-
las exigencias que formula. ción. Se puede decir: donde hay tres reunidos, hay
Es probable que este tiempo nuestro, demasiado ga- también un estilo de vida que quiere propagarse" (1).
nado por idolatrías instrumentales, ya sean didácticas, Este breve texto se presta a múltiples reflexiones.
ya administrativas, aplique poco esfuerzo y escasa La "creación cultural" a que alude el primer párrafo
atención a los problemas centrales de la cultura, entre podría interpretarse como un conjunto de teorías y
los cuales el de la educación adquiere relieve indiscu- saberes que, al formar cuerpo de doctrina, dan lugar
tible, ya que incide sobre su continuidad y su propa- a una voluntad de propagación, origen del hecho edu-
gación. Puede ocurrir que los numerosos árboles de cativo. Pero la frase siguiente viene a corregir tal óp-
la metodología nos impidan contemplar el bosque de tica, al afirmar que, donde se reúnen varias personas,
la educación, en el que las yedras del formalismo ru-
tinario proliferan como velos encubridores. (1) EDUARDO SPRANGER: Cultura y educación. Parte temá-
En cualquier caso, las consideraciones que siguen, tica. Espasa-Calpe Argentina. Buenos Aires, 1948, pág. 14.
SOBRE LA RELACIÓN EDUCATIVA 7

para conversar simplemente, nace un "estilo de vida" cer en los primeros meses de su vida, por el estado de
que necesita ser propagado mediante la educación. desamparo en que viene al mundo (2).
Si observamos que tres hombres no pueden acuñar En el campo eztrictamente lingüístico, Karcewsky
un "estilo de vida", deducimos que Spranger ha ido lieía en el diálogo la forma primera del lenguaje hu-
demasiado lejos, extremando hiperbólicamente su tesis. mano, y el sistema de "señales" que para Carlos Büh-
ler es el idioma, sería inconcebible sin un lecho y un
Sólo hay educación, en efecto, allí donde busca difu-
destino social. A idénticas conclusiones, pero partien-
sión una "manera de vida", que es algo más complejo
do de supuestos metafísicos, llegan Martín Buber y
que un simple conjunto de saberes, pues junto a ellos
von Balthasar (3).
se dan valoraciones, ideales, actitudes, etc. Pero cómo
Desde la perspectiva de la p:icología social, no sólo
se lleva a cabo esa voluntad de propagación? No nos
se ha confirmado la indigencia ordinaria y medular
referimos ahora, aunque el tema es tentador y recla-
del hombre, sino que George H. Mead ha llegado a
ma ser atendido, a los modos concretos de comunica-
decir que la persona no es algo dado, ni que surja
ción de una verdad o un sistema de verdades; menos
a merced de un proceso de desarrollo inmanente, sino
aún, al mecanismo que, en los pueblos civilizados, hace
que es un producto de los contactos sociales del niño,
que la elaboración cultural se concentre y condense
a tal punto que el "yo" es posterior al "tú", que re-
en "círculos culturales", de cuya dialéctica surge el
sulta del complejo de resonancias que en aquél pro-
"índice social" de su cultura, sino al modo general
ducen las actitudes y reacciones de los demás respecto
que un estilo vital tiene de "incorporarse" a otros in-
de él (4).
dividuos.
Esto ocurre sólo mediante el contacto directo de
quienes poseen la forma de vida que quiere difun-
LA PRIMERA RELACIÓN
dirse—maestros--con otros hombres o niños—discípu-
los—que carecen de ella. A ese contacto lo llamamos
Psicólogos y antropólogos estudian ahora afanosa-
relación educativa.
mente la estructura y consecuencias de las primeras
relaciones del niño pequeño, el sesgo y resultados del
diálogo sin palabras que traba el lactante con su com-
RELACIONES HUMANAS plemento biopsíquico y partenaire: la madre. Es la
primera percepción del "otro", en una brumosa con-
Cuando se dice que nuestra época está signada por ciencia de sí mismo; la primera respuesta al diálogo
"lo social", acaso no se sospecha la medida en que esencial en que consiste la existencia humana.
ello es exacto. La aplicación moderna de la categoría Las relaciones del hombre con sus semejantes co-
de "relación" en el pensamiento filosófico es buen ex- mienzan con la sonrisa que el niño dirige a su madre
ponente de la hondura con que el nuevo tiempo en- entre los dos y los cuatro meses. "El niño nos enseña
cara la dimensión social del hombre. En tanto los con su sonrisa que sólo la tranquilidad abierta, ines-
pensamientos griego y medieval concibieron y emplea- table, la actitud relativamente independiente, que no
ron este predicable principalmente como medio para está fijada en si, que no está completamente determi-
establecer conexiones entre los conceptos, la Ontología nada con relación al mundo ni a la existencia propia;
actual lo aplica, de una manera mucho más radical, que es, por tanto, insuficiente, incumplida, indigente,
a las vinculaciones existenciales que ligan al ser huma- constituye la condición previa para todo posible "en-
no. Ya no se trata de "contemplar" en abstracto el cuentro" (5).
juego intrincado de las esencias, sino de determinar En un diálogo mudo, semejante al que Spengler
las modalidades que toman al entramarse en la rea- creía que habían empleado los hombres durante mile-
lidad humana. nios, antes de conocer el lenguaje de palabras, en re-
Y no solamente en el plano cognoscitivo, faena de motas épocas sin historia, el lactante da su primera
Brentano al declarar el carácter intencional del cono- respuesta a otro ser humano, expresando con ella su
cimiento, puesto que, con Husserl, no ya el conocer, radical apertura, efecto de su incompletude, su indi-
sino el "vivir", suponen un "frente a frente" entre gencia y su incontenible necesidad de comunicación y
sujeto y objeto, es decir, una referencia constante del complementación. Frente a la persona, en cuanto enti-
sujeto a todo lo que no es él. Lo intencional se ha dad incomunicable (Boecio), a la mónada, cerrada en
convertido en relacional, particularmente en Heideg- sí misma (Leibniz), y al "ser-para-sí" (Sartre), la exis-
ger, y el "no-yo" del idealismo pasa a ser el "otro", tencia del niño se revela corno una realidad enlazada
en un intercambio que funda la vida individual y
social.
(2) Sobre el crecimiento en la inseguridad del niño peque-
La interrogación primigenia de la existencia huma- ño, vease J. ROF CARBALLO: Cerebro interno y mundo emocio-
na, que para Heidegger y Sartre tiene un carácter ori- nal. Barcelona, 1952, passim.
ginario y constitutivo, es un hecho cierto, mas no por- (3) ss. BUBER: El Yo y el Tú. Buenos Aires, 1956. BALTHA-
SAR: La esencia de la verdad. Buenos Aires, 1955, especial-
que, como ellos dicen, se trate de una pregunta que mente páginas 188 y 189.
inicialmente busca el porqué del "ser arrojado a la (4) GEORGE H. MEAD: Esofritu, persona, sociedad. Buenos
existencia", que no puede contestarse sino con la muer- Aires, 1953, passim.
te y la nada, sino en cuanto el hombre es constituti- (5) F. J. J. BUYTENDIJK: Phénoménologie de la rencontre.
Desclée de Brouwer, París, 1952, pág. 31. En esta pequeña
vamente menesteroso, indigente, necesitado de la ayu- obra maestra se resumen las investigaciones recientes de la
da y el complemento que le proporcionan sus próji- Psicología y la Antropología filosófica sobre la significaci6n de
mos, sin cuyos solícitos cuidados comenzaría por pere- los contactos humanos.
8 REVISTA DE EDUCACIÓN

a otras semejantes, como un "ser-hacia" y un "ser-con" impedido, entre otras muchas cosas, distinguir entre
otros. "erudición", "cultura" y "educación", así como igno-
rar los medios de hacer viva y operante en los otros
TIPOS DE RELACIONES HUMANAS la cultura), sino de comprender integrando, mediante
un tipo de pensamiento unitivo que combine discurso
A partir del momento en que la conciencia nace e intuición, los múltiples factores recíprocamente en-
como "darse cuenta" de un ser-con (tanto más real si trelazados que constituyen la red de influjos en que
pensamos en la simbiosis madre-niño, que dura todo consiste, intersubjetivamente, la realidad cultural. Aquí
el primer año de la vida de éste), el número y las mo- ancla el nuevo humanismo, que sospecho no va a te-
dalidades que adoptan las relaciones humanas aumen- ner mucho que ver con el renacentista, tan individua-
tan sin cesar, a medida que crece el área psicológica lista, tan "exquisito", tan estetizante, tan • arqueoló-
de inserción social. La percepción de su propio cuerpo gico...
vendrá luego a darle noticia de sus fronteras fácticas, Dada la inmensa dificultad de la cuestión, no se
cuyo perfil influye tanto en el cariz de las reacciones espere que demos, en estas rápidas notas, un panora-
de los demás respecto de él y en la idea que de sí ma ni siquiera aproximado de las relaciones humanas.
mismo se forje (Wallon). Nos basta, por el momento, con ofrecer un esquema
Un análisis total de las relaciones humanas impli- provisional de sus principales tipos. El criterio adop-
caría el estudio de la vida entera del hombre, en cuan- tado para establecerlos se funda en el carácter respec-
to centro de referencias intersubjetivas. Menester tan- tivo de la relación, según su objeto y, por consiguien-
to más difícil cuanto que no se trata en él de calibrar te, la específica intencionalidad que persigue, cons-
los quilates de la "cultura objetiva", esto es, conden- ciente o inconscientemente. He aquí una clasificación
sada en teorías y sistemas (dirección unilateral del que, por lo menos, puede suscitar otras más afortu-
pensamiento occidental hasta hace unos años, que ha nadas (6):

RELACIONES HUMANAS

TIPOS PERSPECTIVAS OBJETIVOS Y MEDIOS FORMAS

De conocimiento. Principalmente, el Aprehensión y orien- Percepción.


"otro" como "ello". tación. Pensamiento.
De convivencia. Del "otro" como ins- Económicas.
trumento, al "otro" Comunicación, traba- Políticas.
como socius, y, final- jo, cooperación. Jurídicas.
mente, como "tú". Sociales (en sentido amplio).
Emulación.
De lucha. El "otro" como corn- Defensa, agresión, eli- Celos.
petidor y adversario. minación. Envidia.
Rivalidad.
Hostilidad.

Reciprocidad. Familiares.
De amor. El "yo" y el "tú". El 1 Amistosas.
Comunidad y comu-
"nosotros". nión. Veneración. Religiosas.
Misericordia y "
generosidad. De donación.

Nuestro esquema no intenta ser más que una pri- ras sobre un fondo". Tales "figuras" están caracte-
mera aproximación a la riquísima fenomenología de rizadas no sólo por el movimiento (como pensaba la
las relaciones humanas. Ya el propósito de clasificar-
las es, en sí mismo, problemático, pues cada grupo se
imbrica con muchos otros y no puede tomarse sino (6) Toda clasificación traiciona su propio objetivo, porque
en ella adquiere relieve acusado la inevitable tendencia del
como una modalidad, en la que predomina determi- entendimiento a la división de la realidad, como Bergson vió.
nada relación. Por exigencias de nuestra mente, tenemos que entender frag-
Partimos del supuesto de que lo primero es la mentando, es decir, matando la unidad de lo real. "Compren-
der" debe ser la operación inversa: abarcar, unificar, integrar,
percepción de "lo otro". En la masa borrosa e indi- resucitar; todo ello mediante una "asimilación", esto es, una
ferenciada de las primeras sensaciones van destacán- "incorporación" al que escucha o lee. Si explicar es separar, la
dose poco a poco, en armonía con las conclusiones comprensión debe "implicar" y "complicar" para unir la ver-
de la psicología de la forma, algunos "centros de dad o verdades entre si y al entendimiento del discente, según
una pre-disposición, que es esencial en toda Didáctica.
referencia", que toman la fisonomía inicial de "figu- Con estas reservas debe tomarse el esquema precedente.
SOBRE LA RELACIÓN EDUCATIVA 9

vieja psicología), sino, sobre todo, por la expresión, que sólo se tiende a ser) en las diversas estructuras
por un "decir algo" o, si se prefiere, por un hacer políticas, jurídicas y sociales, hasta la consideración
que implica un "manifestar". La "figura" de la ma- del otro como "tú", formas que limitan ya con las
dre no como realidad visual, sino más bien en cuan- relaciones humanas nacidas del amor, a través de la
to "campo de expresión", es la primera que surge perspectiva del otro como conterráneo, vecino, cama-
ante el niño, viviéndola como partenaire en un con- rada, correligionario, etc., etc.
junto de actos que se ligan entre sí en la dinámica En los contactos y fricciones a que da lugar la
del juego, tan bien estudiada por Buytendijk. La ex- coexistencia social, los instintos y tendencias de índole
presión se funde indisolublemente con la comunica- egoísta—poder, predominio, orgullo, afán de placeres
ción, ya que es inconcebible un acto expresivo ca- y preeminencias, etc.—eclipsan la visión del otro
rente de destinatario; hasta las emociones adoptan como complemento, como interlocutor y "compañe-
un "lenguaje" que se modela, como todas las viven- ro", para presentarlo como un "tú" que se opone a
cias, según el alfabeto social de las reacciones con- nuestros deseos. Surgen así las relaciones de lucha,
templadas. en las que el otro es el "enemigo", cuya gama se ex-
Es el campo de la percepción, que comienza sien- tiende desde la emulación (forma atenuada, que el
do percepción de "centros personales", con los que individualismo ha presentado como resorte educati-
se entabla "diálogo" (el "frente a frente", de que vo fundamental) hasta la guerra franca. El clima que
hablaba Husserl). De ahí la importancia capital del corresponde a la génesis de estas relaciones en la des-
estudio de la percepción, al que ha dedicado Mer- confianza, por un lado, y, por otro, la rebeldía, en-
leau-Ponty un libro voluminoso. Es que percibir no gendrada por la relación instrumental "amo-esclavo",
es, simplemente, "ver" las cosas, sino asimilar cons- inhumana en sí misma porque suprime la conside-
cientemente situaciones, en las que el percipiente es ración de "fin en sí" (no "para sí") que el hombre
centro de referencias que refleja y adentra campos de tiene, como ya dijo Kant y el cristianismo había pro-
estímulos y acciones procedentes de otros centros per- clamado.
sonales, de acuerdo con las conclusiones de Lewin. La tendencia a la complementación mediante el
Por encima de la percepción, pero con raíz en ella, otro es la base de las formas iniciales del amor, que
se alzará luego el mundo complejo de las construccio- encuentran en el matrimonio su expresión más per-
nes mentales de toda índole, a las que hemos desig- fecta. Cosa distinta, desde el punto de vista de las
nado con el nombre genérico de "pensamiento", todo relaciones, es la familia, que nace del matrimonio,
él teñido, aún en los casos en que intente ser más pero tiene una misión fundamental en la formación
"objetivo", de la coloración afectiva, es decir, de la humana, porque en ella se dan, en miniatura, todos
modalidad reacciona! que la intimidad tomó en sus los posibles tipos de relación, particularmente cuando
primeros contactos con el mundo inter-personal. se trata de familias cultas. La amistad es ejemplo
(La ciencia es siempre "con-sciencia", con-saber; pero cabal de amor de benevolencia, en el que la presta-
lo consabido empieza siendo "con-sentido"; esto es, ción afectiva, exenta de todo propósito bastardo, es
está coloreado por las reacciones iniciales, cuyo sen- correspondida con una contraprestación idéntica. La
tido decidió el contorno social de la primera infan- rareza de la amistad pura demuestra hasta qué pun-
cia, y en el campo total, el giro propio de la "cul- to son poderosos en el hombre los móviles egoístas,
tura" a que se pertenece, hecha mucho más de "usos" que impiden ver en el "tú" simplemente el destina-
que de "teorías" (7). tario de nuestra desinteresada afección.
Si desde los primeros días de la vida humana, la El "nosotros" que resulta de las relaciones de amor
existencia es co-existencia, el orbe de las relaciones difiere mucho del gue suele nacer como consecuen-
convivenciales es literalmente inmenso y crece a me- cia de la unión de socios o camaradas en conjuntos
dida que el joven entra en el ámbito de los intere- que regulan el derecho o la costumbre. En tanto
ses y enfoques de la sociedad adulta. Realmente, con- aquél es a manera de conciencia interpersonal, este
vivencia es la totalidad de las relaciones humanas, que suele tomar como motivo la multiplicación de es-
surgen de ella y por ella; pero denominamos así al fuerzos para conseguir determinada finalidad prácti-
segundo grupo fijándonos en aquellas relaciones que ca (profesional, política, etc.). Frecuentemente hace
corresponden a lo que podríamos denominar, con una presa en ellos el afán de lucha ("la unión hace la
vieja palabra llena de sentido, el "comercio social". fuerza"), y unos a otros se oponen entonces los
Con un criterio lógico, las ordenamos en una grada- "nosotros", como individuos agrandados que ejerci-
ción que va desde la consideración del "otro" como tan todas las modalidades de la hostilidad, a vees
instrumento, pasando por sus papeles (vocablo que con riesgo de las estructuras sociales basadas en el
la psicosociología ha retomado, llenándolo de conte- amor, que se debilitan o bastardean por las conmo-
nido nuevo de lo que, descriptivamente, llamaríamos ciones de esta pugna. Por el contrario, en los "nos-
el "gran teatro del mundo", donde hay que distin- otros" auténticos se realiza el principio "la comunión
guir cuidadosamente entre el "personaje" que se re- es la obra del amor".
presenta y la "persona" que se es y, muchas veces,

(7) Aquí, las actuales doctrinas pedagógicas y ontológicas LA RELACIÓN EDUCATIVA


rozan el clásico concepto de "naturaleza humana". No pode-
mos hacer otra cosa que remitir al lector, para este asunto, La relación de índole religiosa, fundamentada por
entre otros, a dos libros: MARGARET MEAD: Educación y cul- el amor de veneración, que aflora en el hombre como
tura. Buenos Aires, 1948, y MAURICE NiDONCELLE: La récipro-
cité des consciences. Aubier, Paris, 1942, passim y especial- efecto del conocimiento de su poquedad suplicante,
mente pág. 57. en dependencia del ens a se, creador y redentor, to-

lo REVISTA DE EDUCACIÓN

taliza las formas más puras y hondas del amor hu- galo y entrega de sí. Mas no oscura, instintiva, ele-
mano. La humildad y la gratitud nos parecen ser mentalmente, sino en un amor iluminado por todas
sus raíces, como son la adoración y la súplica sus las granjerías y adehalas del conocimiento más exi-
primordiales efectos; pero no se agotan en aquéllas gente. El sentimiento de la deficiencia radical del dis-
ni en éstos sus manifestaciones, que engloban la to- cípulo ha de complementarse con la determinación
talidad del ser. de sus puntos vulnerables, y ello en un doble senti-
Una rama de ellas está constituida, a nuestro en- do: para apoyar sobre ellos la penetración de los va-
tender, por las que llamamos relaciones de donación, lores en el alma del "tú" y para remediar su propia
y que lo mismo podrían denominarse relaciones de y esencial vulnerabilidad con los viáticos de la for-
caridad. Se trata, en efecto, de las proyecciones del taleza intelectual y moral.
amor de Dios sobre el prójimo, que mueven al hom- b) Toda relación auténtica, y mucho más si es
bre a entregarse a los demás con propósito de en- relación de amor, se funda en una viva "presencia".
trega pura. Si las relaciones del amor conyugal nos En la relación educativa, esta presencia requiere, su-
complementan, y generalmente la dirección del amor plica, pide: es una presencia exigente, a la que res-
es en ellas doble y recíproca, cuando nos damos. en ponde el educador con la entrega y la fidelidad. Fi-
una relación de amor caritativo, en toda su plenitud, delidad no al niño, que aún no es sino promesa y
no hay posible contraprestación, ya que el "tú" es germen, sino al hombre que va a ser, que nosotros
visto en su insuficiencia y menesterosidad, que nues- estamos obligados a hacer real, sacándolo de entre
tro amor intenta remediar y satisfacer. Su carácter las latencias mejores que apuntan en su alma. Es,
primordial es, pues, la gratuidad, de donde su genui- pues, una presencia presentida, adivinada casi, que
na elevación, su incomparable nobleza. especifica por modo único este tipo de relación.
La complementaridad humana es contemplada aquí c) Será, entonces, la educativa una relación per-
solamente en su vertiente de ofrecimiento y de pro- sonal? Toda relación humana verdadera lo es, pues
mesa, como una voluntad de amor desinteresado que sólo entre personas puede surgir la vinculación "yo-
quiere remediar los desfallecimientos de la criatura tú", ajena al contacto del hombre con las cosas. Pero,
para contribuir de algún modo al esplendor y pleni- por lo dicho antes, el niño es una persona en deve-
tud de la creación. He aquí el grupo más importante nir, una persona que va siendo, por lo que más bien
de acciones a que da lugar este amor de donación: diríamos que es una relación personalizadora.
Ahora bien: esto la convierte en una de las más
Defender. Consolar. delicadas y comprometidas. Primeramente, porque
Amparar. Liberar. todo declive hacia cualquier tipo, por leve que sea,
Criar. Perdonar. de relación instrumental la desvirtúa y adultera ra-
Cuidar. Educar. dicalmente, haciendo de ella caricatura de sí misma.
Servir. Sacrificarse. Después, porque la rutina tiende a ver en el niño un
"estado", con arreglo al cual se adoptan metodolo-
El análisis de estas diversas maneras de entrega a gías y reacciones, cuando es una realidad que va
otro nos llevaría muy lejos. Baste decir que, para nos- siendo, lo que obliga a un trato lleno de suavidad y
otros, la relación educativa se encuadra en las moti- de conciencia del futuro. Casi un funambulismo per-
vadas por la generosidad y la caridad. Educa, en la manente. (De ahí, también, el riesgo de utopía que
verdadera acepción de la palabra, el hombre que, amenaza siempre al educador y a la educación.)
convencido de la humanidad en germen del niño, d) Con esto se relacionan dos notas esenciales
llena de deficiencias y peligros, se entrega, paciente que han de acompañar a toda acción educativa: el
y confiado, a la tarea de mostrarle los caminos de respeto y la confianza, claves de la disciplina, es de-
la verdad, la santidad, la belleza y el bien, para ha- cir, del régimen de conducción del niño o del joven.
cer de él una persona que cumpla del modo más No es la conciencia del niño lo que es necesario res-
pleno posible su propia vocación, es decir, la llamada petar, puesto que de lo que se trata es de formarla,
intransferible que Dios le hace para que haga oír su sino su personalidad en trance de maduración, su
voz en el concierto de las vidas y de las almas. posible mañana, que sólo crece y se logra en una
Labor dura, en verdad, a la que se oponen mil atmósfera de consideración hacia sus reacciones. Se
obstáculos y fronteras, desde la inercia fundamental habla mucho por la psicología actual del peligro que
de la Naturaleza, las tendencias del instinto y los des- para el futuro del niño tienen las experiencias de
cuentos de la herencia, hasta las fallas del ambiente frustración a que le somete una educación rigorista y
y las derivadas de la condición de esencia encarnada anacrónica. Y nada más acertado; pero lo que im-
que el maestro tiene. Sólo el amor de caridad puede porta es que el educador extraiga sus acciones y reac-
sobreponerse a tales contratiempos y limitaciones, con ciones de aquel hontanar de caridad, que reclama
el gozo de darse al discípulo en Dios y por Dios. para el niño tanto más respeto cuanto más inerme y
desvalido está ante nosotros.
Con el respeto, la confianza. Quien desconfía de
NOTAS PRINCIPALES otro siembra en éste la desconfianza en sí mismo.
Mucho más en niños y jóvenes, que modelan sus ac-
a) En la relación educativa se acusa con especial titudes profundas sobre las valoraciones de los demás,
relieve y plena conciencia la disponibilidad, la aper- particularmente sobre las de sus padres y maestros.
tura del "yo" al "tú". Por parte de éste, a manera Toda relación humana genuina "promociona", com-
de aceptación y deseo; por parte de aquél, como re- pleta al interlocutor. Esa promoción es la esencia

SOBRE LA RELACIóN EDUCATIVA 11

misma y razón de ser de la obra educativa; pero na- ante una dificultad que es casi una antinomia. La
die crece espiritualmente sino en un clima de con- índole misma, reguladora y, para decirlo en una sola
fianza y libertad interiores. palabra de amplio contenido, "administrativa" de la
e) Confianza y respeto son partes importantes de acción del Estado, pugna radicalmente con las
la disciplina. Fundar en la coacción, como sistema, exigencias de la educación, al convertirla en "fun-
el régimen de conducción de los alumnos es rebajar ción", que vale tanto como despersonalizarla, adulte-
automáticamente el nivel de la relación educativa has- rarla y bastardearla? Cómo paliar esos peligros cier-
ta aquella zona bastarda en que el "amo" concibe tos, asegurándose de que los educadores oficiales, ade-
al "esclavo" como puro instrumento. Y no es raro, más de dominar las técnicas correspondientes, están
por desgracia, encontrar educadores que realizan su animados de aquel amor de caridad, que justificaría
tarea como un menester de "sumisión servil", con lo su tarea convirtiéndola en "misión"?
que degradan y desnaturalizan la relación educati- 2. La segunda dificultad se refiere a la legitimidad
va, liberadora por excelencia. de identificar la "comunicación del saber" con la
La educación quiere incorporar al muchacho los educación, identificación sobre la cual se fundan,
valores que dan sentido a la vida; pero la violencia, conscientemente o no, muchos edificios legales y nu-
como ha dicho Paul Ricoeur, "es el signo de una merosas actuaciones cotidianas. El problema es sobre
deshumanización de los valores, que gravitan ya como manera arduo, ya que su simple planteamiento nos
pesos muertos sobre la conciencia; el llamamiento, la llevaría a discutir la naturaleza de la verdad, las po-
atracción, es el signo de una creación, de una "his- sibilidades de su comunicación y, además, a la cues-
torificación" viviente de los valores por hombres vi- tión central, relacionada con las conexiones existentes
vientes ellos mismos" (8). entre saber o cultura y educación. Sin entrar en pro-
f) La sabiduría tradicional ha visto en el ejem- blemas tan difíciles—en los que el postulado maree-
plo la flor de la educación. Pero el ejemplo actúa liano de la "encarnación" está introduciendo concep-
como una faceta de aquella riqueza interior que el ciones alejadas de las que elaboró el pensamiento
educador debe poseer, a virtud de la cual el niño y griego—, digamos que la sobrevaloración de la cul-
el joven hallan en él "modelos de sí mismos" que tura, en cuanto conjunto de saberes, aunque se trate
obran contagiando, despertando, ennobleciendo. Fue- de los más generales y estimados, con olvido del acer-
ra de toda constricción esclavizadora, la mirada del vo de hábitos, vivencias y valoraciones, en que cris-
discípulo debe encontrar en el maestro valores vivos, taliza un "estilo de vida", es ilegítima. Cultura no
que incorpore "naturalmente" a su espíritu, en la equivale a educación; ni, en ningún caso, el apren-
que Ricoeur ha llamado "poética de la libertad". dizaje de un cúmulo de teorías, por selecto y am-
g) La relación educativa es tan compleja y exi- plio que sea, garantiza una conducta informada por
gente, que recapitula todas las modalidades de la do- el "vivir los valores", ni, sobre todo, la entrega a
nación y la caridad. El educador, en efecto, defiende, los otros con amor de caridad.
ampara, cuida (cuida para evitar el "cuidado"), con- El saber es una parte, ciertamente importante, de
suela, perdona, libera, se sacrifica. Esta simple obser- la formación; pero al lado de ella, antes y por enci-
vación nos pone en camino para tener en cuenta la ma de ella, está la vivencia en convivencia de la
riqueza excepcional del alma del maestro, que ha de "cultura". Extremo que sale corrientemente del mar-
poseer una personalidad superior si quiere llenar las co en que el Estado opera en el campo educativo,
exigencias no de su "función", sino de su "misión". con olvido de que hasta la pubertad, por lo menos,
el niño necesita entregarse a un vivir que es, radical-
mente, "con-vivir", mediante el cual las relaciones
COLORARIOS Y APORfAS entre el maestro y el niño fraguan los caminos ocul-
tos de una conducta "humana".
Solamente unas breves indicaciones para cuestiones 3. Si los modos episódicos, intelectuales y admi-
que exigirían un grueso volumen: nistrativos del contacto habitual entre maestros y dis-
1. En primer lugar, surge la pregrnta: ¿quién cípulos dificultan notablemente la existencia de au-
tiene derecho a educar? No hacen falta mayores es- ténticas relaciones educativas, el número de alumnos
clarecimientos para convenir en que sólo puede edu- suele convertir dichas relaciones en lejanas, indirec-
car quien ama. Y como, por ley natural, el amor a tas, impersonales; es decir, no educadoras. Por otra
los hijos es una consecuencia de la paternidad, co- parte, una preocupación estrictamente docente, aten-
rresponde al padre y a la madre la misión educati- ta sólo a la cantidad de saber que se recuerda en un
va, secuencia de la reproducción, como decía Santo momento dado, origina un sistema de calificaciones
Tomás. que desarrolla una atmósfera de competición y riva-
La complejidad de las sociedades modernas y el lidad, semilla de las relaciones de lucha en que abun-
agobio progresivo de los padres ante la general "eco- dará la vida luego.
nomización" de la vida, plantea un problema de La enseñanza a una masa, además, desvirtua la
delegaciones, independientemente del derecho divino misma enseñanza, haciendo imposible cualquier in-
de la Iglesia a la educación. El Estado viene a suplir tento de educación. La "nota", como sanción, discer-
las deficiencias familiares, cada día mayores en este nida en ocasiones con la prisa a que obliga el núme-
campo fundamental de su acción. Pero ello nos pone ro, en manera alguna estimula a las personalidades
más vigorosas, que no son, necesariamente, las más
dóciles.
(8) PAUL RIC(EuR: Philosophie de la volonté. Aubier, París,
1949, pág. 121. 4. Un régimen semejante invita a trocar las re-
REVISTA DE EDUCACIÓN

laciones de amor en simples relaciones de poder. La la relación "yo-tú", directa, personal, amorosa, eleva-
masa, por un lado, fuerza a una disciplina desper- dora, gratuita, el diálogo debe ser su vehículo insus-
sonalizada, en la que las solicitaciones del amor, que tituible._ hasta cuando se explique la filosofía de
tienen en cuenta, de manera exquisita, las refraccio- Platón, vehiculada en el diálogo. Para von Baltha-
nes que ideas y normas sufren en cada individua- sar, "el criterio de la verdad habita en parte en el
lidad, son sustituidas por las prescripciones abstrac- yo y en parte en el tú, y como criterio total, sólo en
tas de un reglament'. La ignorancia de las posibi- el movimiento del diálogo" (9). La verdad es dia-
lidades, obstáculos y problemas de cada alumno, so- lógica.
mete a todos a la norma igualitaria y formal de ni- 1\,To deberá ser, pues, el diálogo la forma didác-
veles genéricos, que originan numerosas frustracio- tica insoslayable? El saber no se da ni se toma, se
nes y ese sabor acre que muchos jóvenes guardan sugiere, se suscita su sed y se facilitan—mediante el
de su paso por las Instituciones docentes. diálogo—puntos de inserción susceptibles de asimi-
La rebeldía, entonces, es sofocada mediante casti- larlo.
gos de uno o de otro carácter—entre el "cero" y el 6. Varias consideraciones aconsejarían introducir
consejo de disciplina—, lo que exacerba la deriva- formas de convivencia entre maestros y alumnos,
ción hacia el cuadrante del poder, que vicia en su aprovechando, entre otros márgenes utilizables, los
raíz la relación educativa. De ahí las barreras entre ocios de los escolares. Y para que el "profesor" diese
maestros y alumnos: desde las barbacanas de la va- paso al "hombre" (en unas vacaciones al "personaje"
nidad, que se "aleja", hasta el timor hominis princi- para que aflore la "persona", única que modela y
pium sapientiae, musa de tantos olimpismos. Todo ello educa), toda una serie de actos obligatorios, fuera de
se encuentra a cien leguas de la relación educadora. la hora en que se ejerce la "función", harían posible
5. Para resolver una parte de estos problemas, es que cada Centro docente fuera una unidad educati-
algo el conocimiento de la metodología de la asig- va, sin que las aulas fuesen castillos roqueros al abri-
natura; es algo, pero bien poco. Habría que ir a go de la "libertad de cátedra".
conceptos y maneras nuevos de realizaciones educa- Pero yo no quería proponer, sino solamente anotar
tivas. Comenzando por un punto muy concreto de y sugerir.
didáctica: evitar la explicación doctoral, con alumnos ADOLFO MALLO
de menos de dieciséis años, para adoptar siempre el
diálogo heurístico. Si la educación nace y crece en (9) HANS URS VON BALTHASAR: loc. dt.

como digo, únicamente voy a referirme al tronco de


los problemas, tu aspectos no son pocos, y pido a us-
tedes de antemano perdón si mis palabras no son tan
cortas como tengo por gusto y costumbre.

Discurso del ministro de Edu- ESCALONAMIENTO DE TAREAS

cación Nacional ante el Con- Ante todo, me permito exponer—y someter—a us-
tedes mi criterio decididamente favorable a una distri-
sejo Nacional de Educación * bución y escalonamiento de tareas. La eficacia—quizá
lo que pudiéramos llamar la "economía de la políti-
ca"—aconseja, por de pronto, concentrar los esfuerzos
Las reuniones plenarias que, con arreglo al artícu- y los medios en algunos puntos muy concretos; lo
lo 3.0 de su Ley Orgánica, celebra anualmente el Con- cual no implica en absoluto desatención a los restan-
sejo Nacional de Educación, han venido ofreciendo oca- tes ni supone el establecimiento entre ellos de jerar-
sión a mis antecesores para exponer las directrices ge- quizaciones abstractas y permanentes. Nos movemos
nerales de su gestión más reciente y de las tareas en en un orden rigurosamente práctico y no en un orden
curso. No quisiera yo romper con esta norma tradi- de principios. Por eso, el subrayar que aquí y ahora,
cional, que suscita y favorece el diálogo con el más en nuestra España y en la sazón histórica que atrave-
alto cuerpo consultivo de nuestra organización educa- samos, deben realzarse los aspectos sociales y técnicos
tiva y, a través de sus miembros, con los sectores por de la Educación Nacional, no oculta ningún menos-
ellos representados. Y más en esta ocasión, en que un precio por los aspectos minoritarios e inútiles. Antes
Consejo—si no totalmente nuevo, sí esencialmente re- bien: no se olvida en absoluto que entre unos y otros
novado—invita a resumir lo llevado a cabo durante existe una polaridad necesaria, y que renunciar a ella
los meses últimos y, sobre todo, a dibujar, aunque sólo —esto es, renunciar a la conciencia explícita de ella y
sea en grandes líneas, los planes y proyectos cuya rea- a las obligaciones, miramientos y cautelas que ella im-
lización se prevé para los meses próximos. Aunque, pone—valdría tanto como renunciar al éxito.
Hecha esta salvedad, sobre la que habré de volver
* Este discurso fué pronunciado por el ministro de Educa- a propósito de algunos temas específicos, y entrando
ción Nacional en la Reunión Plenaria del Consejo Nacional en la perspectiva de los caminos seguidos hasta ahora
de Educación, celebrada el día 30 de marzo pasado. y de los que ante nosotros se abren, no debo ocultar

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