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La psicología de las hormigas en la obra

de Ramón y Cajal
Virgili Ibarz Serrat
Universidad Ramon Llull
Barcelona, España

Recibido: 5 de julio del 2017 / Aceptado: 20 de julio del 2017


doi: https://doi.org/10.26439/persona2017.n20.1740

Santiago Ramón y Cajal expone que, para investigar la psicología de las hormigas, hay
que tener en cuenta los datos relativos a los tropismos, percepciones, memoria asociativa,
actos reflejos, instintos superiores, etcétera. Divide a las hormigas en dos grandes grupos:
hormigas poliópsicas, cuyos ojos poseen ochocientas o más facetas corneales, que ven
bien o regularmente; y hormigas oligópsicas, que ven poquísimo y cuyas facetas corneales
oscilan entre setenta y quinientas. Cajal concluye que las hormigas oligópsicas tienen una
gran pobreza sensorial. Excepto el tacto y el olfato, que alcanzan un gran desarrollo, los
demás sentidos aportan a las hormigas confusas y fragmentarias observaciones del mundo
exterior. En cambio, las hormigas poliópsicas son sensibles a los colores y se impresionan
especialmente con el color negro.

hormigas / sensaciones visuales / impresiones olfativas / impresiones táctiles

The Psychology of Ants in the Work of Ramón y Cajal


Santiago Ramón y Cajal explains that in order to investigate the psychology of ants, we
must consider the data related to tropisms, perceptions, associative memory, reflex acts,
superior instincts, etc. He divides the ants into two large groups: poliopsic ants, whose
eyes have eight hundred or more corneal facets, which see well o regularly, and oligopsic
ants that look very little and whose corneal facets range from seventy to five hundred.
Cajal concludes that oligopsic ants have a great sensorial poverty. Except tact and
smell, which are very developed, the remaining senses render confused and fragmented
observations of the outside world. Poliopsic ants, on the other hand, are sensitive to colors
and particularly impressed with black.

ants / visual sensations / olfactory impressions / tactile impressions

Correo electrónico: virgiliis@blanquerna.url.edu

Persona 20, enero-diciembre del 2017, ISSN 1560-6139, pp. 69-81


Virgili Ibarz Serrat

Introducción habría que añadir el acústico, pero a juz-


gar por la sordera, bien comprobada, de
Santiago Ramón y Cajal, en su casa de
las hormigas, quizás se trate de un ór-
campo de Cuatro Caminos de Madrid
gano rudimentario y de dudosa utilidad.
y cuando le quedaba poco tiempo para
Para él, los otros sentidos otorgados a las
jubilarse, se dedicó a estudiar la vida de
hormigas, como el de la dirección, le pa-
las hormigas. Este trabajo le fue solicitado
recen muy problemáticos. El sentido de la
por Ignacio Bolívar (1850-1944) para
dirección podría interpretarse simple-
la celebración del cincuentenario de la
mente como manifestaciones de la memo-
Sociedad Española de Historia Natural.
ria de dirección inicial y de los principales
Fue publicado con el título “Las sensa-
incidentes ocurridos en el trayecto.
ciones de las hormigas”, en 1921. En esta
investigación, describe con todo detalle el Ramón y Cajal expone que al mis-
proceso que sigue para averiguar cómo se mo proceso psicológico de retentiva de
producen las sensaciones de las hormigas. lugares y rutas pertenece la memoria
muscular de Piéron, considerada muy im-
De acuerdo con Ramón y Cajal, para
portante para la dilucidación del regreso
analizar la psicología de las hormigas,
al nido. Precisa que incluso en el hombre,
hay que tener en cuenta las cuestiones
donde la memoria inconsciente alcanza
relativas a los tropismos, datos sensoriales,
su plenitud, ayudada por aparatos re-
percepciones, memoria asociativa, actos
ceptores complicados, no nos orienta
reflejos, instintos superiores, etcétera,
eficazmente. La memoria inconsciente
que han sido investigados por John
solo nos permite la medición automática
Lubbock (1834-1913), Jean-Henri Fabre
y no siempre exacta de la cantidad de mo-
(1823-1915), Auguste Forel (1848-1931) y
vimiento necesario para remontar en la
Henri Piéron (1881-1964), entre otros. Su
oscuridad una escalera, reconocer la po-
labor consistirá en investigar lo que haya
sición de un mueble o el sitio aproximado
de cierto en los trabajos de estos autores,
de un timbre.
pero sin la certidumbre de lograrlo, ya
que son muchas las causas de error. Y si esto ocurre en los animales
Los naturalistas estaban de acuerdo superiores, ¿cómo admitir dicho sentido,
en que las hormigas poseen cuatro sen- con fines de infalible orientación
tidos fundamentales, base de su vida hasta por terrenos desconocidos, en
la hormiga, en cuyos músculos y ten-
psíquica: el visual, el olfativo, el táctil y
dones nadie ha logrado encontrar
el gustativo. De estos sentidos conocían
algo comparable a los husos de Kühne
la porción receptora, pero muy poco los (estación del sentido muscular) o los
centros del ganglio cerebroide donde órganos músculo-tendíneos de Golgi?
la impresión se convierte en sensación. (Ramón y Cajal, 1921a, p. 557)
Ramón y Cajal dice que a estos sentidos

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La psicología de las hormigas en la obra de Ramón y Cajal

Clasificación sensorial de ciertos sentidos, conviene tener pre-


sente que la hormiga suele guiarse en
de las hormigas
sus labores por la impresión sensorial
Piéron clasificó a las hormigas en tres dominante [cursivas del autor]. Este
grupos sensoriales: visual, olfativo y comportamiento representa un ahorro
muscular. Ramón y Cajal expone que de esfuerzo nervioso. Condúcese, pues,
como nosotros, que para orientarnos
adoptaría de buen grado la clasificación
bien lo fiamos todo a la vista, desde-
de Piéron, si no fuera porque la admi-
ñando o inadvirtiendo las impresiones
sión de tres grupos sensoriales choca táctiles, olfativas y la sensibilidad a las
en la práctica con serias dificultades. vibraciones mecánicas; impresiones de
Considera que es más sencillo clasificar a capital importancia, según es notorio,
las hormigas en solo dos grupos: las que en la marcha de los ciegos. (Ramón y
ven bien o regularmente (poliópsicas), Cajal, 1921a, p. 559)
cuyos ojos poseen ochocientas o más fa-
cetas corneales, y las que ven poquísimo
(oligópsicas), cuyas facetas corneales os- Sensaciones visuales
cilan entre setenta y quinientas. Lubbock y otros observadores admitían
Para Ramón y Cajal, al estudiar las que las hormigas percibían los colores.
sensaciones de las hormigas, se producen Para Ramón y Cajal, este hecho no esta-
errores por no haber tenido en cuenta la ba demostrado. Lo que se deducía de los
influencia perturbadora de ciertos estados experimentos de Lubbock no es que las
psicológicos actuales o preexistentes, que hormigas discriminen los colores, sino
modifican los resultados obtenidos. que son afectadas, al modo de la placa
Expone que, en primer término, cada fotográfica, por las radiaciones más bre-
hormiga posee cierta “individualidad ves del espectro, es decir, las dotadas de
psíquica”. En segundo lugar, hemos de mayor poder fotoquímico.
tener en cuenta el fenómeno del “ensimis- Ramón y Cajal sentía un gran interés
mamiento o distracción”, muy común por la anatomía del ojo de los insectos.
en las hormigas obreras cargadas y en Entre sus trabajos destacan “Nota sobre
las absorbidas en la construcción del la estructura de la retina de la mosca”
nido. En tercer lugar, tenemos el “estado (1909), “Plan fundamental de la retina
emocional” de las hormigas producido de los insectos” (1915), “Observaciones
por la imposición de las condiciones sobre la estructura de los ocelos y vías
artificiales de la experimentación en nerviosas ocelares de algunos insectos”
pugna con los hábitos arraigados. Explica (1918) y “Sobre la estructura de los
lo siguiente: centros ópticos de los insectos” (1921b).

Para la interpretación de algunos he- Considera que es muy difícil estudiar


chos negativos, que a primera vista la anatomía del ojo de las hormigas
parecen implicar extremada penuria oligópsicas a causa de la enorme dificultad

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Virgili Ibarz Serrat

para obtener cortes finos bien teñidos mermelada pintadas con eosina o azul
del aparato ocular. Las preparaciones de metileno. Ramón y Cajal dice que, en
del ojo de las hormigas Aphaenogaster, cuanto a los alimentos, el criterio supremo
Camponotus cruentatus, etcétera, mues- de la hormiga es el sabor. Lubbock y Forel
tran inmediatamente detrás de las creían que las hormigas oligópsicas eran
corneolas biconvexas una capa compacta sensibles a los rayos ultravioletas. Ramón
y continua de pigmento pardo-negro, y Cajal lo pone en duda. Reproduce los
que absorbe totalmente las radiaciones experimentos de Lubbock y Forel usando
espectrales. Por eso, resulta muy difícil un aparato con electrodos de magnesio y
comprender cómo una imagen coloreada de cubetas cubiertas por portaobjetos de
podría impresionar cualitativamente las cuarzo. Para él, las hormigas oligópsicas
células receptoras y producir, según debe Camponotus cruentatus, Aphaenogaster,
ocurrir en los insectos de visión lúcida Tapinoma, etcétera, evitan (no siempre)
(abejas, avispas, tábanos, mariposas, la acción de las radiaciones ultravioletas,
mosca azul, etcétera), fenómenos foto- pero no a causa de la percepción
químicos específicos generadores de cromática (efecto cualitativo de ondas
corrientes nerviosas. muy breves), sino por su acción irritante
Para Ramón y Cajal, es muy probable sobre el cuerpo de la hormiga y quizás
que las hormigas no disciernan los sobre los pelos táctiles.
colores. Todos sus experimentos lo
confirman. El espacio visual percibido Distinción de la luz y la sombra
por estos insectos se puede imaginar como Las hormigas oligópsicas (Tapinoma
un panorama nebuloso, donde destacan erraticum, Aphaenogaster barbara,
solamente algunos objetos próximos de Pheidole megacephala, etcétera) son in-
gran tamaño. Cita sus experimentos que capaces de distinguir cualitativamente
prueban que las hormigas oligópsicas las diversas longitudes de onda del espec-
carecen de la visión de los colores. Estos
tro, pero diferencian bastante bien la luz
insectos no revelan el menor signo de
de la sombra, con tal de que el contraste
sorpresa o extrañeza cuando, de regreso
sea bastante acentuado.
de sus excursiones, encuentran las
pistas o las aberturas del nido teñidas Ramón y Cajal expone uno de sus
intensamente con diversos colores de experimentos: si a una hormiga se le
anilina. Se advierte la misma indiferencia obliga a pasar por un largo túnel de cartón
cuando delante de las hormigas obreras en dispuesto en forma de bóveda, no vacila
marcha son proyectadas las radiaciones cuando el trayecto es corto; pero muchas
del prisma o la luz solar tamizada por se asustan y retroceden cuando el túnel
cristales coloreados. mide de 8 a 10 centímetros de longitud.
Tampoco distinguen un cristal puesto a 3
Incluso las hormigas poliópsicas,
o 4 milímetros del suelo sobre la ruta: casi
como la Lasius niger, no siente repulsión
todas las hormigas pasan por debajo hasta
en presencia de una gota de miel o de

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La psicología de las hormigas en la obra de Ramón y Cajal

llegar a un punto en que por la exigüidad despistan y cruzan cautelosamente la zona


del espacio vertical chocan contra el iluminada, o dan un rodeo con precaución,
vidrio. Entonces viran casi siempre en y acaban por incorporarse a la ruta de sus
ángulo recto en busca de los bordes, para compañeras y llegan hasta el nido.
emerger y bordear el obstáculo.
Las hormigas diferencian lo tenebroso Acuidad visual de las hormigas
de lo claro, como muestra la curiosidad de
Por regla general, y salvando excepciones,
las Aphaenogaster barbara, las Pheidole,
los objetos muy delgados y plantados verti-
etcétera. Se acercan a un terrón de calmente en la pista (de 0,5 a 1 centímetro)
azúcar puesto en la vecindad de la ruta, a y separados verticalmente no son percibi-
condición de que la hormiga pase a menos dos. Las hormigas oligópsicas distinguen el
de medio centímetro de la golosina. obstáculo imprevisto cuando lo tocan con
Sin embargo, para Ramón y Cajal, este las antenas. La mayor o menor facilidad de
hecho perceptivo no siempre es fácil de la travesía de vallas y enrejados depende
comprobar en las hormigas oligópsicas. de la amplitud de los espacios. Con enreja-
Considera que si la hormiga regresa dos cuyos alambres están separados unos 4
cargada o arrastra tierra arrancada del milímetros pasan la mayoría de las obreras
suelo, suele ser indiferente a los cebos Tapinoma y Aphaenogaster; con enrejados
más apetitosos por la distracción o de 3 milímetros disminuye notablemente
ensimismamiento. el número, salvando la alambrada las obre-
Otra prueba de la impresionabilidad la ras medianas y pequeñas; un enrejado de
ofrece el fenómeno del deslumbramiento. 2 milímetros constituye un obstáculo in-
Si con una lente se concentra la luz sobre franqueable. Al topar con el obstáculo, casi
una pista —sin elevar demasiado la tempe- todas las hormigas se desvían en ángulo
ratura—, las hormigas se asustan; muchas recto, bordean la tela metálica y ensayan el
retroceden después de penetrar en el foco; paso por parajes más alejados; algunas re-
algunas dan un rodeo, acabando por orien- troceden descorazonadas, y otras flanquean
tarse, y solo las que van muy cargadas, y, lateralmente el enrejado, incorporándose a
por tanto, en estado de profunda distrac- la pista, después de dar un gran rodeo. Para
ción, cruzan impasibles el foco luminoso. Ramón y Cajal (1921a):
En cambio, las hormigas poliópsicas,
Este espectáculo sugiere, más que una
como Myrmecocystus viaticus y Lasius visión confusa de las vallas, la de una
niger, reaccionan mucho más vivamente a filtración o tamización, exclusivamente
los focos lenticulares. En estas hormigas, regulada por el tamaño de las obreras
según era de presumir, el fenómeno de y la envergadura de las antenas; enver-
deslumbramiento se desarrolla más fácil gadura variable, naturalmente, en cada
y rápidamente. Se advierten titubeos e hormiga, a causa del diverso grado de
aducción o inclinación hacia adelante
inquietudes en presencia de la luz solar
de tales apéndices. (p. 564)
reflejada por espejos. A pesar de ello, no se

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Las hormigas oligópsicas Aphaeno- nido a las gotas. Con sorpresa, advirtió
gaster, Camponotus cruentatus y Tapinoma que las tres gotas atrajeron por igual a
se comportan como si estuvieran totalmente las hormigas. Conforme suponía, las
ciegas y se guiaran exclusivamente por posadas al borde de la miel aumentaron
el tacto y el olfato. La acuidad visual es progresivamente. Engolosinadas por la
mucho mayor en las hormigas poliópsicas. primera libación, visitaron reiteradamente
La Myrmecocystus viaticus suele atisbar el cebo; mientras que las hormigas
los enrejados puestos verticalmente delante empeñadas en saborear la goma arábiga
del nido, a una distancia de 1 y hasta 2 y la cola antiséptica quedaban prendidas,
centímetros. Se puede ver a las obreras que sin poder repetir sus expediciones. A
regresan al nido rodear el obstáculo sin Ramón y Cajal le parece indudable
tocarlo, para incorporarse al hormiguero, y que lo que atrajo imperiosamente a la
a las atareadas con la labor de extracción comunidad de Lasius niger no fue el olor
de escombros evitar la empalizada, ni el color, sino el vivo reflejo luminoso de
marchando en otra dirección. las sustancias mucilaginosas, percibido
Las observaciones de Ramón y Cajal de 1 a 0,5 centímetros de distancia.
revelaron que las hormigas poliópsicas Otro ejemplo de la capacidad de
se impresionan especialmente del color distinguir objetos diminutos oscuros con
negro, con tal de que despida reflejos tal de que brillen mucho lo ofrecen las
brillantes. En tales circunstancias, la hormigas cazadoras, aunque pertenezcan
acuidad visual aumenta notablemente. al grupo de las oligópsicas:
Cita dos ejemplos:
Varias obreras de Aphaenogaster
Una comunidad de Lasius niger (varie- barbara fueron asfixiadas por el clo-
dad provista de ocelos y de ojos de finas roformo, tratadas subsiguientemente,
facetas) invadió nuestra casita de campo, primero con el alcohol y el éter, y des-
haciendo nido en las grietas del embal- pués por diversos agentes alcalinos,
dosado. A distancia de varios metros, a fin de eliminar en lo posible el olor
y no lejos de amplia pista recorrida por fórmico; finalmente, se desecaron al sol
obreras exploradoras, pusimos sobre un durante una semana. En tal estado de
cristal negro tres pequeñas gotas de ma- momificación, abandonáronse en las in-
terias mucilaginosas de brillantes reflejos mediaciones de nidos de Aphaenogaster
marginales: una de las gotas era de miel, testaceopilosa y de Myrmecocystus
otra de goma arábiga y, en fin, otra de viaticus. Incontinenti fueron atisbadas
cola de comercio. Todas tres mostraban por obreras exploradoras que, consi-
sensiblemente igual matiz amarillento, derándolas como excelente botín, las
casi imperceptible sobre fondo oscuro. condujeron a los silos subterráneos.
(Ramón y Cajal, 1921a, p. 565) (Ramón y Cajal, 1921a, p. 565)

A los pocos minutos, observó que Ramón y Cajal precisa que, si antes
algunas hormigas repararon en el botín, de ser emplazadas las Aphaenogaster
estableciéndose una pista desde el barbara en la vecindad de los hormi-

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La psicología de las hormigas en la obra de Ramón y Cajal

gueros se las pintaba de blanco, las imagen luminosa y el deterioro o empaste


hormigas cazadoras pasaban a su lado sin de algunos pelos táctiles cefálicos y, sobre
reconocerlas. Es una prueba inequívoca todo, la emoción del animal al sentirse
de que el color negro brillante propio de primero amarrado y después libre sobre
muchos insectos les impresiona mucho una pista cuya dirección ha olvidado.
más que la forma y el olor, y de que Si hemos de dar crédito a sus
las hormigas de poca visión aciertan a observaciones, el atolondramiento de
distinguir de cerca un objeto negro de 2 o las hormigas obreras y soldados ciegos
3 milímetros de diámetro. Se obtuvieron es mucho menor que el producido por
los mismos resultados con los cadáveres la sección de las antenas. Con un poco
de hormigas que sus compañeras de
de paciencia, consiguió sorprender en
comunidad extrajeron del nido, guiadas
el jardín de su casa algunas hormigas
por un instinto higiénico. Pintados de
oligópsicas Camponotus, Tapinoma y
varios colores fueron inadvertidos.
Aphaenogaster. Después de ennegrecer
Para el médico español, las percep- sus ojos con betún de Judea, las dejó
ciones visuales influyen muy poco en la retornar al nido a tientas, y después de
vida de las hormigas oligópsicas. Cita mucho tiempo de estupor y extravío, y
el hecho, bien conocido y comprobado de reiteradas tentativas para limpiarse las
por él, de que la Camponotus aethiops corneolas.
y la Aphaenogaster barbara trabajan lo
mismo de día que de noche, y con igual
diligencia y brío durante las noches frías Impresiones olfativas

que en las noches claras de verano. Ramón y Cajal siente un gran interés
Un experimento muy practicado por las sensaciones visuales, pero tam-
consistía en la obstrucción de los ojos bién analiza las impresiones olfativas y
de las hormigas mediante barnices táctiles de las hormigas. En 1915, había
opacos para la cauterización de las publicado “Contribución al conocimiento
corneolas. Ramón y Cajal reproduce este de los centros nerviosos de los insectos”,
experimento, pero la interpretación de los junto con Domingo Sánchez. Los natura-
resultados le parece muy ardua. Considera listas admitían en las hormigas un sentido
que todo insecto cegado se desconcierta olfativo exquisito. Las observaciones del
y queda como desmoralizado y alocado. médico español en el jardín de su casa de
Por exigua que sea la ventana cerrada verano confirmaron las de los especialis-
al mundo exterior, constituye para tas en las hormigas. Para Ramón y Cajal,
la hormiga una fuente preciosa de de negar dicha sensibilidad, resultaría
informaciones, complementarias a las muy difícil la comprensión de algunos
aportadas por los sentidos olfativo y actos de las hormigas oligópsicas.
táctil. Además, es difícil señalar la parte Los puntos por examinar y establecer
en que en tal desorientación toman, sobre esta materia son la distancia
respectivamente, la supresión de la a la que las hormigas oligópsicas y

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poliópsicas huelen; si su escala odorífera distancia que las oligópsicas. Observó


se corresponde con la nuestra y la de los que, derramadas varias gotas de bergamo-
mamíferos superiores, y averiguar si en ta en torno al nido, ninguna de las obreras
sus trabajos, cacerías y expediciones cargadas de escombros se atrevió a salir,
el sentido olfativo goza de alguna a pesar de que entre la abertura del nido
preponderancia sobre los demás. Para y el círculo oloroso había más de 2 centí-
Ramón y Cajal, la mayoría de los olores metros. Las hormigas que regresaban de
fuertes, agradables o nauseabundos, las expediciones retrocedieron a distan-
percibidos por nosotros, lo son también cias variables entre 1,5 y 3 centímetros.
por las obreras oligópsicas: Los olores demasiado persistentes, como
el de la esencia de clavo arrojada en la
El olor a alcanfor, el del amoniaco, de pista, obligan a ciertas especies de hor-
la trementina, de la asafétida, de la migas a abandonar el antiguo camino y
piridina, del timol, del creosol, de las a trazar uno nuevo, paralelo al anterior.
esencias de clavo, bergamota, de anís y
de orégano, del éter, del alcohol amílico Ramón y Cajal piensa que en estos ex-
y alílico, etc., las impresiona enérgica- perimentos se analiza la acción de olores
mente, produciéndoles una repugnancia insólitos y desagradables o incómodos
invencible. Regla general: la hormiga para las hormigas. Pero pudiera ocurrir
huye alarmada de toda emanación odo- que las emanaciones que excitan su sen-
rífera a que no está habituada. (Ramón sibilidad y motivan sus reacciones fueran
y Cajal, 1921a, p. 567) totalmente inaccesibles para nosotros. La
escala olfativa por la cual se guían pu-
La distancia de impresión, el “dintel diera coincidir solo parcialmente con la
de la excitación”, varía para cada especie. nuestra. Esta disparidad de escalas oloro-
Normalmente es muy corta, lo que se sas se advierte ya entre los mamíferos. El
explica bien por la ausencia de aparato perro percibe olores absolutamente imper-
colector y conservador de las emanaciones ceptibles para nosotros. Cita un ejemplo
olfativas. Cajal ha observado que la referente a la hormiga amazona, de la
Aphaenogaster barbara, la Pheidole, la que poseía un populoso nido en su jar-
Tapinoma, etcétera, retroceden ante una dín. Había observado muchas veces que
mancha de piridina, de esencia de clavo o la columna de la Polyergus rufescens se
de bergamota situadas entre uno y medio detenía bruscamente al llegar a un montón
centímetro. Aunque por la distracción de escombros, de sarmiento o de broza;
hay obreras sobrecargadas que llegan una vez allí:
hasta el borde de la mancha, pocas veces
el ímpetu les lleva a penetrar en el trozo Sin la menor vacilación, precipítanse
de pista empapada de la esencia. todos los asaltantes en los intersticios
Hay hormigas poliópsicas, como y recovecos del laberinto de ladrillos y
la Myrmecocystus viaticus, que reco- malezas, de donde emergen, a los po-
cos minutos, prendidas en los garfios
nocen los olores desagradables a mayor

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La psicología de las hormigas en la obra de Ramón y Cajal

mandibulares, larvas y crisálidas perte- táctiles dominantes son recogidas por los
necientes a la tímida F. rufibarbis. Ahora garfios córneos y pelos de las patas.
bien: la exploración escrupulosa del
montón de escombros donde penetraron Cree que es muy fácil demostrar expe-
las feroces amazonas no permitió obser- rimentalmente la sensibilidad táctil de las
var el menor indicio del hormiguero, ni hormigas. Es suficiente con alisar o cam-
descubrir tampoco obreras dispersas en biar ligeramente, por medios mecánicos,
busca de botín. Solo al final del desastre el suelo de las pistas, o cubrir las pistas
asomó tal cual rufibarbis, con inten- con tules o enrejados que, dejando a salvo
ción, sin duda, de salvar algún hijuelo, las emanaciones olfativas, transformen el
por azar abandonado por los invasores.
relieve. Ante enrejados finos o anchas ma-
(Ramón y Cajal, 1921a, p. 569)
llas emplazados horizontalmente sobre
las pistas, casi todas las hormigas obreras
Ramón y Cajal dice que se ha
sufren grandes perturbaciones, a pesar de
exagerado mucho la importancia que en
percibir el olor específico. Las que van
la orientación de las hormigas oligópsicas
cargadas avanzan titubeando y detenién-
posee el sentido olfativo. Cree que en el
dose a cada paso, pero la mayoría no
reconocimiento de las pistas colaboran
atraviesa el inesperado obstáculo, o si
también diversos datos sensoriales, y muy
lo recorren en una brevísima extensión,
especialmente la impresión de los pelos
es para torcer en ángulo recto y ganar la
táctiles. En apoyo de su idea, recuerda
orilla. Por lo general, cuanto más fino
que, cuando las hormigas cargadas se
es el retículo, mayor es la sorpresa y
desvían por un accidente imprevisto
desorientación.
(golpe de viento, por ejemplo), muchas de
ellas cruzan su pista o se acercan al nido Las desviaciones observadas en las
sin reconocerlo, por lo menos, durante el hormigas mediante la colocación de
primer cuarto de hora. retículos sobre la pista o junto al nido
suelen ser mayores que las sufridas por
los experimentos de barrido, irrigación
Impresiones táctiles o deformación de los caminos mediante
Para Ramón y Cajal, la importancia de erosiones o colocación de tierra. Si sobre un
las impresiones táctiles para las hormigas pequeño trozo de pista se superpone tierra
oligópsicas se impone con solo examinar superficial tomada mediante una espátula
la cantidad prodigiosa de pelos largos delgada de otro segmento de la misma
y cortos que erizan las antenas, la ca- pista, la desorientación en la hormiga
beza y sobre todo las patas. En el bulbo Aphaenogaster barbara es completa, a
terminal de las antenas de Tapinoma y pesar de la persistencia del mismo olor.
Aphaenogaster barbara, los apéndices son Ramón y Cajal (1921a) expone:
tan abundantes que en algunos parajes casi Sin negar que en los resultados obteni-
tocan las criptas de donde emergen. Para dos por numerosos sabios influya algo la
los efectos de la marcha, las impresiones atenuación o descarte de tales efluvios,

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juzgamos que la causa desorientadora sensorial. Excepto el tacto y el olfato,


principal consiste en la modificación los demás sentidos aportan confusas y
del relieve del suelo, del que la hormi- fragmentarias informaciones del mundo
ga conserva memoria fidelísima. Y aun
exterior. Insensibles a los colores,
seríamos más afirmativos y categóricos
si no fuera notorio que sobre la corteza incapaces de la percepción del relieve,
de los árboles siguen fidelísimamente distinguen solamente, a pequeñísimas
ciertas pistas preestablecidas (Lasius y distancias y sin detalles, objetos de gran
Tapinoma). (p. 570) tamaño relativo, olfatean desde muy
cerca, no tienen un aparato colector de los
Para el médico español, en estos olores, carecen casi enteramente de oído
mismos ejemplos, no parece desdeñable y aprecian solo variaciones térmicas de
el papel desempeñado por las impre- muchos grados. En este aspecto, se puede
siones táctiles, conforme lo prueba la apreciar la gran valoración cajaliana
preferencia de las hormigas por ciertas del cerebro: es la idea de la dialéctica
resquebrajaduras profundas de la corteza cerebro-sentidos que enriquece la pers-
de los árboles, muy ricas en referencias pectiva evolucionista. El cerebro, con su
estereoscópicas, y la desorientación e intencionalidad, manda a los sentidos que
inquietud que sufren al cruzar por un se le subordinan:
segmento cortical suavizado y pulido
por un cuerpo duro (mango de bastón, Como en todas las especies animales,
espátula de marfil, etcétera), o ligeramente el mundo exterior percibido por la
empastado por un color transparente. hormiga es un mundo aparte, especí-
Considera que como anejos del sentido fico, fundamentalmente diferente del
táctil se pueden incluir la capacidad bien nuestro, excepto la percepción de
ciertas propiedades geométricas y de
conocida de las hormigas de apreciar
determinadas emanaciones materiales.
contrastes de temperatura (sentido térmico)
y las excitaciones dolorosas (sentido del Y, no obstante esta pobreza senso-
dolor). Piensa que es muy posible que, al rial, dichos insectos despliegan, por
modo que sucede en los mamíferos, la compensación, un lujo prodigioso de
piel de las hormigas disponga de nervios reacciones motrices y de instintos de
específicos térmicos, dolorosos y táctiles, finalidad maravillosa. Y es que los
sentidos no son lo más importante de
distribuidos en zonas diferentes, es decir,
la vida psíquica: por encima de ellos,
en apéndices pilosos. Pero precisa que sus
coordinando sus datos e interpre-
experimentos acerca de este punto distan tándolos a la luz de las milenarias
mucho de estar acabados. adquisiciones de la especie, impera el
cerebro, riquísimo en potencialidades.
(Ramón y Cajal, 1921a, p. 571)
Interpretación psicológica

Para Ramón y Cajal, las hormigas Pero no se detiene en una posición


oligópsicas adolecen de una gran penuria positivista estricta. Influenciado por el

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La psicología de las hormigas en la obra de Ramón y Cajal

romanticismo, establece comparaciones llectu quod prius non fuerit in sensu1,


entre las hormigas oligópsicas y los añadió: nisi intellectus ipse2. Cabe,
sordomudos y ciegos de nacimiento: pues, disponer de un cerebro poderoso
y hasta genial, asistido de mezquinos e
incompletos sentidos. (Ramón y Cajal,
Yo compararía de buen grado a los
1921a, p. 572)
ciegos y sordomudos de nacimiento,
de que son ejemplos admirables Laura
Bridgman —que además de ciega y El médico español dice que no
sorda carecía de gusto y olfato— y la pretende identificar el magnífico cere-
célebre Helen Keller. Ambas, y sin- bro humano con el precario ganglio
gularmente la última, sin más recurso cerebroide de las hormigas. Sus estudios
sensorial que el tacto, sabia y metódi- sobre el sistema nervioso central de
camente educado, lograron desarrollar las hormigas y las moscas revelaron la
prodigiosas aptitudes intelectuales
existencia de una máquina asociativa
innatas, durmientes y como en estado
compleja y sutil. En las hormigas se
potencial. Hellen Keller, auxiliada por
el alfabeto táctil, aprendió a leer, siguió da en pequeño algo de lo ocurrido con
brillantemente una carrera, dominó ciertos ciegos y sordomudos: compensan
varios idiomas y escribió libros admira- la miseria sensorial con una rica y fina
bles, donde campean, con la más selecta organización del órgano encefálico.
y copiosa erudición, el más sano y ele-
Bajo este aspecto, es muy instructivo
vado criterio. Al leer sus obras, como
la de otros ciegos ilustres, acude a la comparar los lúcidos y complejos instintos
memoria la frase gráfica de Villey: “La industriales de la hormiga, casi ciega,
vista es el sentido de las distracciones”. con la precaria mentalidad de aquellos
(Ramón y Cajal, 1921a, pp. 571-572) insectos que, como la mosca, la libélula
o la mariposa, están dotados de ojos
Ramón y Cajal piensa que si magníficos, de olfato y tacto exquisito
nuestros sentidos aportan noticias del y de vuelo poderoso: “Diríase que la
mundo exterior, su misión principal naturaleza, como si tuviera conciencia
consiste en obrar como despertadores de sus propias injusticias, se complace a
de nuestro maravilloso mundo interior. menudo en prodigar todos los dones del
Nuestros sentidos ponen en marcha espíritu a los más humildes seres, por
los instintos superiores y los innatos y igual abandonados de la fuerza, de la
complicados mecanismos mnemónicos, belleza y de la gracia” (Ramón y Cajal,
sentimentales, representativos y lógicos, 1921a, p. 572).
valiosísimo legado de la evolución
filogenética. Y precisa:

Muy clarividente y acertado mostro-


se, por consiguiente, Leibniz cuando,
1 Nada hay en el intelecto que antes no haya pasa-
corrigiendo el escueto e incompleto
do por los sentidos.
aforismo de Locke, nihil est in inte-
2 Ni siquiera el propio concepto de intelecto.

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Virgili Ibarz Serrat

Observaciones finales Creemos que el médico español está


influido por la psicología animal que
La motivación filosófica de la psicología empieza a desarrollarse a partir de las
cajaliana es la filosofía materialista for- teorías darwinianas. Esta psicología
mulada por primera vez en Jonia. Los se caracteriza por la búsqueda de las
presocráticos, posteriormente Epicuro facultades mentales del hombre en
y más tarde Hipócrates, el padre de los animales. Se tiene la esperanza de
la medicina, sostenían que el sentir, encontrar en ellos las facultades mentales
el percibir y el pensar eran funciones humanas, pero en menor grado. Algunos
materiales y, por tanto, funciones del de los autores más representativos son
cerebro. Este punto de vista acerca de la John Lubbock, Robert Yerkes, Karl
naturaleza de la mente forma parte de una Carus y especialmente George John
ontología naturalista. La actitud positiva Romanes (1848-1894), fundador de la
del naturalismo, el mecanicismo y el evolu- psicología comparada, basada en las
cionismo son los fundamentos de las similitudes entre los procesos cognitivos
concepciones psicológicas de Ramón y humanos y animales.
Cajal. Los aspectos esenciales de la
Romanes, darwiniano ortodoxo, publica
psicología cajaliana se basan en las leyes
una serie de obras sobre la inteligencia, el
que rigen la morfología y conexión de las
pensamiento y el lenguaje de los animales.
células nerviosas de la sustancia gris.
Una de las obras de este autor, L’intélligence
Sin embargo, el idealismo y el des animaux (1887), se conserva en el
romanticismo matizan las concepciones Instituto Cajal de Madrid. Los primeros
psicológicas cajalianas. En su obra se autores insisten en la continuidad entre el
produce una colisión entre las posiciones hombre y los animales. Sus observaciones
positivistas e idealistas. Hemos visto que el están bien hechas e influyen en la historia
romanticismo e incluso el sentimentalismo de la psicología, ya que son los iniciadores
aparecen en las conclusiones cajalianas de la psicología animal. Sin embargo, estos
sobre la psicología de las hormigas. científicos solo hacían observaciones sobre
Ramón y Cajal busca en las hormigas el comportamiento de los animales y la vida
algunas de las facultades mentales de de los insectos, lo cual llevó a la psicología
los hombres. Debemos tener en cuenta animal a una situación sin salida.
que este antropomorfismo se encuentra
en muchos científicos del siglo xix. La
perspectiva histórica nos hace ver que,
Referencias
aunque la observación y experimentación Ramón y Cajal, S. (1909). Nota sobre la
sobre las hormigas es muy minuciosa, estructura de la retina de la mosca.
Ramón y Cajal no controla unas variables Trabajos del Laboratorio de Investi-
o factores bien identificados. gaciones Biológicas de la Universidad
de Madrid, 7, 217-257.

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La psicología de las hormigas en la obra de Ramón y Cajal

Ramón y Cajal, S. (1915). Plan fundamen- (pp. 555-572). Madrid: Museo Nacio-
tal de la retina de los insectos. Boletín nal de Ciencias Naturales.
de la Sociedad Española de Biología, Ramón y Cajal, S. (1921b). Sobre la es-
4, 105-115. tructura de los centros ópticos de los
Ramón y Cajal, S. (1918). Observacio- insectos. Revista Chilena de Historia
nes sobre la estructura de los ocelos Natural, 25, 1-18.
y vías nerviosas ocelares de algunos Ramón y Cajal, S., y Sánchez, D. (1915).
insectos. Trabajos del Laboratorio de Contribución al conocimiento de los
Investigaciones Biológicas de la Uni- centros nerviosos de los insectos.
versidad de Madrid, 16, 109-139. Trabajos del Laboratorio de Investi-
Ramón y Cajal, S. (1921a). Las sensacio- gaciones Biológicas de la Universidad
nes de las hormigas. En Real Sociedad de Madrid, 13, 1-161.
Española de Historia Natural, Vo- Romanes, G. J. (1887). L’intelligence des
lumen extraordinario con motivo animaux. París: Félix Alcan.
del 50.º aniversario de su fundación

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