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Sala Administrativa
ESCUELA JUDICIAL
“RODRIGO LARA BONILLA”
HÁBEAS CORPUS
GARANTÍA DE LIBERTAD
AUTOR:
Jhon Jairo Cardona Castaño
Magistrado Sala Penal Tribunal Superior de Armenia
ESCUELA JUDICIAL
“RODRIGO LARA BONILLA”
OBJETIVOS GENERALES
1. NOCIONES GENERALES
4. COMPETENCIA
5. LEGITIMACIÓN PARA ACTUAR E INTERPOSICIÓN DE LA ACCIÓN
6. TRÁMITE
7. DECISIÓN
Bibliografía
La gran mayoría de las privaciones de libertad ordenadas por las Juezas y los
Jueces tiene que ver con la comisión de delitos.
Es indispensable recordar que en el sistema procesal penal regido por la ley 600
de 2000, la privación de la libertad de las personas puede ser ordenada por la
Fiscalía durante la investigación y por los Jueces en las fases de juzgamiento y de
ejecución de las sanciones, mientras que en el sistema acusatorio únicamente los
Jueces (de control de garantías, de conocimiento y de ejecución de penas)
tienen poder para decretar capturas y los Fiscales sólo pueden hacerlo en casos
excepcionales, claramente delimitados.
A partir de la emisión del sentido del fallo, la orden de captura es emitida por la
Juez o el Juez de conocimiento (artículos 299, 446 y 450 de la ley 906 de 2004).
Ejecutoriada la sentencia condenatoria, las decisiones sobre privación de la
libertad son tomadas por la Jueza o el Juez de Ejecución de Penas y medidas de
seguridad (artículos 459 y siguientes). En estos eventos, como se trata de
decisiones que tienen como finalidad asegurar la efectividad de la pena de
prisión que se imponga, la legalización de la aprehensión es realizada por la
funcionaria o funcionario que la emitió, librando la orden de reclusión en
establecimiento carcelario o penitenciario, previa verificación de la vigencia de
la decisión que dispuso la detención.
El Código Penal militar, en sus artículos 511 y siguientes, establece las reglas
sobre captura, dispone que su legalización se realiza por la funcionaria o
funcionario que la haya emitido, expidiendo la orden de reclusión (artículo 514),
y reitera que cuando se acredite que la privación de la libertad se produjo o se
prolongó ilícitamente, se debe ordenar la inmediata liberación del aprehendido
(artículo 517).
La ley 294 de 1996 (modificada por la ley 575 de 2000) establece el trámite que
deben adelantar los Comisarios de Familia (y, en su defecto, los Juzgados civiles
o promiscuos municipales) para tomar medidas de protección a favor de
quienes sean víctimas de violencia intrafamiliar, sin perjuicio de la acción
penal a que hubiere lugar. El artículo 17 prevé que las Juezas y los Jueces civiles
o promiscuos municipales pueden ordenar el arresto del agresor, cuando éste
incumple alguna medida de protección (artículo 7), previo trámite de descargos y
probatorio surtido ante el Comisario de Familia.
Diversas normas también facultan a las Juezas y los Jueces para disponer la
privación de la libertad de las personas, al hacer efectivos sus poderes
correccionales.
De manera similar, las Juezas y los Jueces pueden imponer sanciones de arresto
por desacato de sentencias emitidas en trámites de acciones
constitucionales, como sucede en los trámites de las acciones de tutela
(artículo 52 del decreto 2591 de 1991) y populares (artículo 41 de la ley 472 de
1998).
Otro caso en el que puede privarse de la libertad a una persona por orden
judicial, es el de la conducción de testigos, autorizada en los artículos 225,
ordinal 3º, del Código de Procedimiento Civil, 279 de la ley 600 de 2000 y 384 de
la ley 906 de 2004. La denominación que se da a esta figura (conducción) no
puede servir para soslayar el hecho que se trata de una verdadera privación de la
libertad, ya que el testigo es llevado por la policía, contra su voluntad, ante el
juzgado, sin que le sea permitido desplazarse a su antojo hacia otro lugar, ni
negarse a ser trasladado hasta allí. La ley 906 de 2004 es más precisa al
respecto, cuando dice que se ordenará la aprehensión del testigo y su conducción
a la sede de la audiencia.
En este caso, la persona detenida tiene derecho a ejercitar, personalmente o por
medio de otra, la acción de hábeas corpus, para que se revise si su aprehensión
se llevó a cabo con observancia de los requisitos constitucionales y legales.
Los artículos 350 y siguientes de la ley 600 de 2000 contienen los requisitos
formales y materiales que deben cumplirse para que la Fiscalía expida orden
escrita de captura para vinculación del imputado al proceso (art 332) o para
hacer efectiva la medida de aseguramiento de detención preventiva, impuesta
por el mismo funcionario (artículos 355 siguientes). La Fiscalía, en estos casos,
realiza el control de legalidad de la captura, librando mandamiento escrito para
la reclusión de la persona aprehendida, previo análisis de la vigencia de la
resolución judicial que la dispuso y del cumplimiento de los requisitos legales
para su ejecución. Si se concluye que la captura se produjo o prolongó con
violación de las garantías constitucionales o legales se ordenará la libertad
inmediata del aprehendido (artículo 353). La existencia de este mecanismo no
impide que se ejercite la acción de hábeas corpus.
Captura en flagrancia
Los artículos 345 de la ley 600 de 2000, 301 de la ley 906 de 2004 y 509 del
Código Penal Militar consagran, de manera similar, el concepto de flagrancia.
Según estas normas, la flagrancia se presenta cuando la persona es sorprendida y
aprehendida al momento de cometer el delito, o es sorprendida o individualizada
al momento de cometer el delito y aprehendida inmediatamente después por
persecución o por voces de auxilio de quien presencie el hecho, o cuando la
persona es sorprendida y capturada con objetos, instrumentos o huellas de los
cuales aparezca fundadamente que momentos antes ha cometido un delito o
participado en él.
Quienes aseguran que la captura administrativa todavía rige, sostienen que esta
figura fue deducida directamente de la Constitución, como una forma de
interpretar el artículo 28 superior por parte de la máxima autoridad encargada
de la defensa de la Norma superior. No se trata, por tanto, de una
interpretación de carácter legal que puede variar con los cambios legislativos. El
texto del artículo 28 no ha sido modificado. Se aduce también que el
pronunciamiento se hizo por medio de un fallo de constitucionalidad, que hizo
tránsito a cosa juzgada y que la Corte Constitucional no ha cambiado
expresamente su jurisprudencia, como debe proceder en caso que varíe sus
posiciones jurídicas.
Varias son las sentencias en las que la Corte Constitucional ha tratado el tema de
las formas de privación de la libertad, en las que, como se advirtió, menciona la
flagrancia como única excepción a la captura por orden escrita de autoridad
judicial competente; entre otras, están los fallos C-237 de 2005, C-370 de 2005,
C-1001 de 2005. En la sentencia C-176 de 2007, la máxima Corporación de la
jurisdicción constitucional hace un recuento de su doctrina al respecto y, aunque
expresa que la reserva judicial es la regla general y la flagrancia su excepción,
trae apartes de la sentencia C-024 de 1994 en los que se analizó la detención
preventiva administrativa.
Ese es, por tanto, el plazo máximo que tienen las autoridades responsables de la
captura para presentar ante la autoridad judicial al aprehendido. Es
indispensable reiterar que el término es máximo e improrrogable, y que la puesta
a disposición debe cumplirse a la mayor brevedad posible. Cuando esa
presentación se dilata de manera injustificada, así no se superen las 36 horas,
contadas desde el momento de la captura, ésta se torna en ilegal.
Cuando sean varios los solicitantes, en relación con una misma situación fáctica
dentro de un mismo proceso penal que los involucra, y se hallen recluidos en
diferentes lugares, conocerá, a prevención, la Jueza o el Juez ante quien
primero se interponga la acción. El trámite será conjunto, en aplicación de los
principios de economía procesal, celeridad y eficacia (Corte Suprema de Justicia,
Sala Penal, enero 24 de 2007, radicación 26811).
El actor será quien decida ante qué Jueces acude y, en caso que haya un número
plural de ellos, la petición se someterá a reparto. Es muy importante tener en
cuenta que la Corte Constitucional, en el fallo analizado, advierte que por ningún
motivo puede superarse el término de 36 horas señalado en la Norma superior, el
cual se cuenta desde el momento de la presentación de la petición.
5. LEGITIMACIÓN PARA ACTUAR E INTERPOSICIÓN DE LA ACCIÓN
Esta regla constitucional permite entender también que no hay que acreditar
ningún interés específico por parte de quien interpone la acción, ni las razones
por las que se actúa como agente oficioso, ni se requiere el otorgamiento de
poder para actuar.
El trámite del hábeas corpus es obligatorio para la Jueza o el Juez a quien haya
correspondido y debe resolverse dentro de las 36 horas siguientes al momento en
que se presenta la solicitud. Dicho término corre de manera continua, durante
horas hábiles e inhábiles, y no puede suspenderse por ningún motivo.
Sería muy útil que, además de las medidas tomadas por el Consejo Superior de la
Judicatura, Sala Administrativa, para que se garantice la efectividad del
ejercicio del derecho al hábeas corpus en todos los días y horas, se logre
coordinar con las autoridades de policía y carcelarias para que permitan el
acceso de las Juezas y los Jueces a los documentos que conserven en sus
archivos, relacionados con las detenciones, durante todo el tiempo.
Son válidas todas las actuaciones que se consideren necesarias para establecer
las situaciones objetos de esta acción, las cuales pueden ser acreditadas por
cualquier medio de prueba, siempre que no vulnere los derechos humanos.
En caso que por algún motivo grave no pueda tener acceso a documentación
oficial que le permita obtener suficientes elementos de juicio, la Jueza o el Juez
decidirán con las pruebas que haya podido acopiar, para lo cual resulta muy
importante la colaboración que puedan prestar el actor o la persona privada de
la libertad.
Colombia, Código Penal (ley 599 de 2000 –edición anotada por ARBOLEDA
VALLEJO, Mario. Bogotá, LEYER, 2008).
Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos. “Compilación de Instrumentos Internacionales”. Bogotá, 2001.
El Congreso de Colombia
DECRETA:
Artículo 5°. Trámite. En los lugares donde haya dos (2) o más autoridades
judiciales competentes de la misma categoría, la petición de Hábeas Corpus se
someterá a reparto inmediato entre dichos funcionarios. La autoridad judicial a
quien corresponda conocer del Hábeas Corpus no podrá ser recusada en ningún
caso; una vez recibida la solicitud, se podrá decretar una inspección a las
diligencias que pudieren existir en el asunto que dio origen a la petición.
También podrá solicitar del respectivo director del centro de reclusión, y de las
autoridades que considere pertinentes, información urgente sobre todo lo
concerniente a la privación de la libertad. La falta de respuesta inmediata a
estas solicitudes constituirá falta gravísima.
La autoridad judicial competente procurará entrevistarse en todos los casos
con la persona en cuyo favor se instaura la acción de Hábeas Corpus. Para ello se
podrá ordenar que aquella sea presentada ante él, con el objeto de entrevistarla
y verificar los hechos consignados en la petición. Con este mismo fin, podrá
trasladarse al lugar donde se encuentra la persona en cuyo favor se instauró la
acción, si existen motivos de conveniencia, seguridad u oportunidad que no
aconsejen el traslado de la persona a la sede judicial.
Con todo, la autoridad judicial podrá prescindir de esa entrevista, cuando no
la considere necesaria. Los motivos de esta decisión deberán exponerse en la
providencia que decida acerca del Hábeas Corpus.
1
Sentencia T-046/93 del 15 de febrero de 1993, MP Eduardo Cifuentes Muñoz
2
Corte Constitucional, Sentencia C-496 de 1994.
En este orden de ideas, el artículo 8º. será declarado exequible, en el entendido de
que la expresión “capturado” contenida en él es extensible a las demás situaciones,
entre ellas las de personas detenidas, procesadas o condenadas, en relación con las
cuales haya prosperado una petición de hábeas corpus.”