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LA LEY DE INSOLVENCIA PARA PERSONAS NATURALES

En ocasiones un panorama tranquilo puede cambiar drásticamente en poco tiempo cuando


aquel prometedor negocio resulta inviable, el empleo de los últimos años se interrumpe o un
accidente nos impide seguir con nuestra rutina productiva. Una vez evaluadas las
consecuencias personales y familiares de estos hechos quedan las consecuencias
financieras.

Cuando un particular o entidad financiera le cede la posesión de una cantidad de dinero está
confiando en que usted regresará este dinero en los plazos, montos y condiciones pactadas,
es por esto que la palabra crédito tiene su origen en la misma raíz de las palabras creer y
credibilidad.

No ponga en riesgo su credibilidad solicitando obligaciones que no puede cumplir, no crea


que le “metió un golazo” a las entidades cuando logra que le aprueben créditos con
documentación o certificados de ingresos inflados, realmente es su futuro económico el que
se pone en la balanza.

Sin embargo, hay situaciones en la vida que están fuera de nuestro control como por ejemplo
la pérdida del empleo, una mala racha en los negocios, gastos inesperados e impostergables
como por ejemplo gastos médicos; estos escenarios desnudan su realidad financiera, es
probable que si usted ha sido organizado y tiene ahorros, pueda resistir estas adversidades
por un tiempo mayor y sin necesidad de solicitar préstamos que si simplemente se vale de su
liquidación o el cupo de sus tarjetas de crédito.

Recuerde que cuando estas situaciones se presentan la peor opción que puede elegir es
esconderse de sus acreedores e incumplir sus pagos, en cuanto se dé cuenta que está en
riesgo de no pago, contáctelos, bien sean personas o entidades financieras, hable
francamente de la situación y busquen en conjunto planes de pago que le permitan afrontar
la situación problemática y continuar con su credibilidad intacta frente al sector financiero.

En caso de que aún con los planes de pago acordados no pueda cumplir con las
obligaciones y entre en mora, la ley ha previsto un salvavidas de último recurso mediante la
llamada “ley de insolvencia” que confiere a las personas naturales, la posibilidad de reajustar
con sus acreedores un plan de pago favorable, dado que su situación financiera presente le
impide cumplir a cabalidad con sus obligaciones crediticias.

Esta ley se constituye en un reconocimiento y una protección normativa que se le hace al


deudor que ha sufrido un revés económico, para poder lograr un acuerdo sobre el plan de
pago con respecto a sus acreedores, y de esta manera impedir que se adelanten procesos
ejecutivos en su contra que pongan su patrimonio en mayor detrimento, como por ejemplo
embargos.

 Este procedimiento solo es válido para las personas naturales no comerciantes que
incumplan el pago de dos (2) o más obligaciones a favor de dos (2) o más acreedores por
más de noventa (90) días, o contra el cual cursen dos (2) o más procesos ejecutivos o de
jurisdicción coactiva.
 Para acogernos a esta alternativa debemos realizar un informe detallado que incluya:

 Causas que llevaron a la situación de insolvencia económica.


 Relación completa y actualizada de los acreedores y los activos.
 Certificación expedida por un Contador Público Independiente, en la que deje
constancia del cumplimiento de los requisitos previstos en esta ley.
 Certificados de ingresos.
 Informe sobre los gastos de supervivencia que tiene el deudor y las personas que
tiene a su cargo. Y la información sobre si tiene o no sociedad conyugal.
 Para las personas que tienen demandas judiciales, estas tienen que anexar el material
de los procesos judiciales en su contra o los procedimientos de carácter patrimonial.
 El deudor podrá incluir dentro de su propuesta de negociación de deudas el
intercambio de activos propios como fórmula de pago parcial o total de una o varias de sus
obligaciones.
 Por último, la persona deberá calcular el monto que se compromete a pagar durante el
proceso, sin que esto afecte la subsistencia de este, la de su familia y la conservación de sus
bienes.
 Inicialmente, se podrá tramitar a través de los consultorios jurídicos de las
universidades, centros de conciliación de las alcaldías y de entidades públicas, entre otros,
donde el servicio es gratuito, siempre y cuando el monto de la deuda no supere los 53,5
millones de pesos.

Esto se podrá tramitar a través de los consultorios jurídicos de las universidades, centros de
conciliación de las alcaldías y de entidades públicas, entre otros, donde el servicio es
gratuito, siempre y cuando el monto de la deuda no supere los 53,5 millones de pesos.

Si la deuda supera este monto se deberá recurrir a las cámaras de comercio y notarías, en
las que habrá que pagar unas tarifas que determina el Ministerio de Justicia.

 Toca tener en cuenta que esta ley ha sido prevista como un último recurso, por lo que solo
se puede recurrir a este mecanismo una vez cada cinco años y si se descubre fraude, como
suministrar datos falsos o incompletos, documentos falsificados o si se finge separación de
bienes con el cónyuge, se califica como crimen financiero, y lleva cárcel de 1 a 6 años.

Recuerde que si incumple el acuerdo de pago que pactó con sus acreedores pierde el
derecho a volver a usar este recurso de por vida.

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