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Llorar a lágrima viva - Oliverio Girondo un puente indestructible 

Llorar a chorros. mi táctica es 


Llorar la digestión. quedarme en tu recuerdo 
Llorar el sueño. no sé cómo ni sé 
Llorar ante las puertas y los puertos. con qué pretexto 
Llorar de amabilidad y de amarillo. pero quedarme en vos 
Abrir las canillas, mi táctica es 
las compuertas del llanto.
ser franco 
Empaparnos el alma,
y saber que sos franca 
la camiseta.
Inundar las veredas y los paseos, y que no nos vendamos 
y salvarnos, a nado, de nuestro llanto. simulacros 
Asistir a los cursos de antropología,  para que entre los dos 
llorando. no haya telón 
Festejar los cumpleaños familiares, ni abismos 
llorando. mi estrategia es 
Atravesar el África, en cambio 
llorando. más profunda y más 
Llorar como un cacuy, simple 
como un cocodrilo... mi estrategia es 
si es verdad  que un día cualquiera 
que los cacuyes y los cocodrilos
no sé cómo ni sé 
no dejan nunca de llorar.
con qué pretexto 
Llorarlo todo,
pero llorarlo bien. por fin me necesites.
Llorarlo con la nariz,
con las rodillas. Mundo Mágico - Emilio Adolfo Westphalen
Llorarlo por el ombligo, Tengo que darles una noticia negra y
por la boca. definitiva
Llorar de amor, Todos ustedes se están muriendo
de hastío, Los muertos la muerte de ojos blancos las
de alegría. muchachas de ojos rojos
Llorar de frac, Volviéndose jóvenes las muchachas las
de flato, de flacura. madres todos mis amorcitos
Llorar improvisando, Yo escribía
de memoria.
Dije amorcitos
¡Llorar todo el insomnio y todo el día!
Digo que escribía una carta
Una carta una carta infame
Táctica y estrategia – Mario Benedetti
Pero dije amorcitos
Mi táctica es 
Estoy escribiendo una carta
mirarte 
Otra será escrita mañana
aprender como sos 
Mañana estarán ustedes muertos
quererte como sos 
La carta intacta la carta infame también está
mi táctica es 
muerta
hablarte 
Escribo siempre y no olvidaré tus ojos rojos
y escucharte 
Es todo lo que puedo prometer
construir con palabras 
Tus ojos inmóviles tus ojos rojos personalidades en todas partes: en el
Es todo lo que puedo prometer vestíbulo, en el corredor, en la cocina, hasta
Cuando fui a verte tenía un lápiz y escribí en el W. C. ¡Imposible lograr un momento de
sobre tu puerta tregua, de descanso! ¡Imposible saber cuál es
Esta es la casa de las mujeres que se están la verdadera! Aunque me veo forzado a
muriendo convivir en la promiscuidad más absoluta con
Las mujeres de ojos inmóviles las muchachas todas ellas, no me convenzo de que me
de ojos rojos pertenezcan. ¿Qué clase de contacto pueden
Mi lápiz era enano y escribía lo que yo quería tener conmigo – me pregunto – todas estas
Mi lápiz enano mi querido lápiz de ojos personalidades inconfesabIes, que harían
blancos ruborizar a un carnicero? ¿Habré de permitir
Pero una vez lo llamé el peor lápiz que nunca que se me identifique, por ejemplo, con este
tuve pederasta marchito que no tuvo ni el coraje
No oyó lo que dije no se enteró de realizarse, o con este cretinoide cuya
Sólo tenía ojos blancos sonrisa es capaz de congelar una
Luego besé sus ojos blancos y él se convirtió locomotora? El hecho de que se hospeden
en ella en mi cuerpo es suficiente, sin embargo para
Y la desposé por sus ojos blancos y tuvimos enfermarse de indignación. Ya que no puedo
muchos hijos ignorar su existencia, quisiera obligarlas a
Mis hijos o sus hijos que se oculten en los repliegues más
Cada uno tiene un periódico para leer profundos de mi cerebro. Pero son de una
Los periódicos de la muerte que están petulancia… de un egoísmo… de una falta de
muertos tacto… Hasta las personalidades más
Sólo que ellos no saben leer insignificantes se dan unos aires de
No tienen ojos ni rojos ni inmóviles ni trasatlántico. Todas, sin ninguna clase de
blancos excepción, se consideran con derecho a
Siempre estoy escribiendo y digo que todos manifestar un desprecio olímpico por las
ustedes se están muriendo otras, y naturalmente, hay peleas, conflictos
Pero ella es el desasosiego y no tiene ojos de toda especie, discusiones que no
rojos terminan nunca. En vez de contemporizar, ya
Ojos rojos ojos inmóviles que tienen que vivir juntas, ¡pues no señor!,
Bah no la quiero cada una pretende imponer su voluntad, sin
tomar en cuenta las opiniones y los gustos de
Espantapájaros 8 / Oliverio Girondo las demás. Si alguna tiene una ocurrencia,
Yo no tengo una personalidad; yo soy un que me hace reír a carcajadas, en el acto sale
cocktail, un conglomerado, una cualquier otra, proponiéndome un paseíto al
manifestación de personalidades. En mi, la cementerio. Ni bien aquélla desea que me
personalidad es una especie de forunculosis acueste con todas las mujeres de la ciudad,
anímica en estado crónico de erupción; no ésta se empeña en demostrarme las ventajas
pasa media hora sin que me nazca una nueva de la abstinencia, y mientras una abusa de la
personalidad. Desde que estoy conmigo noche y no me deja dormir hasta la
mismo, es tal la aglomeración de las que me madrugada, la otra me despierta con el
rodean, que mi casa parece el consultorio de amanecer y exige que me levante junto con
una quiromántica de moda. Hay las gallinas. Mi vida resulta así una preñez de
posibilidades que no se realizan nunca, una
explosión de fuerzas encontradas que se
entrechocan y se destruyen mutuamente. El Instrucciones para dar cuerda al reloj-Julio
hecho de tomar la menor determinación me Cortázar
cuesta un tal cúmulo de dificultades, antes
de cometer el acto más insignificante Allá al fondo está la muerte, pero no tenga
necesito poner tantas personalidades de miedo. Sujete el reloj con una mano, tome
con dos dedos la llave de la cuerda,
acuerdo, que prefiero renunciar a cualquier
remóntela suavemente. Ahora se abre otro
cosa y esperar que se extenúen discutiendo
plazo, los árboles despliegan sus hojas, las
lo que han de hacer con mi persona, para barcas corren regatas, el tiempo como un
tener, al menos, la satisfacción de mandarlas abanico se va llenando de sí mismo y de él
a todas juntas a la mierda. brotan el aire, las brisas de la tierra, la
sombra de una mujer, el perfume del pan.
Preámbulo a las instrucciones para dar
cuerda al reloj – Julio Cortázar ¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo
pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad,
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te imítelo anhelante. El miedo herrumbra las
regalan un pequeño infierno florido, una áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue
cadena de rosas, un calabozo de aire. No te olvidada va corroyendo las venas del reloj,
dan solamente el reloj, que los cumplas muy gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y
felices y esperamos que te dure porque es de allá en el fondo está la muerte si no
buena marca, suizo con áncora de rubíes; no corremos y llegamos antes y comprendemos
te regalan solamente ese menudo que ya no importa.
picapedrero que te atarás a la muñeca y
pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo
terrible es que no lo saben-, te regalan un
nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo,
algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que
hay que atar a tu cuerpo con su correa como
un bracito desesperado colgándose de tu
muñeca. Te regalan la necesidad de darle
cuerda todos los días, la obligación de darle
cuerda para que siga siendo un reloj; te
regalan la obsesión de atender a la hora
exacta en las vitrinas de las joyerías, en el
anuncio por la radio, en el servicio
telefónico. Te regalan el miedo de perderlo,
de que te lo roben, de que se te caiga al
suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la
seguridad de que es una marca mejor que las
otras, te regalan la tendencia de comparar tu
reloj con los demás relojes. No te regalan un
reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para
el cumpleaños del reloj.

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