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P&S Abogados Asoc.

Dra. Andrea Parra Sánchez

Señor
JUEZ CIVIL MUNICIPAL DE BOGOTA (REPARTO)
E.            S.            D.

REF: ACCION DE TUTELA

ANDREA PARRA SANCHEZ, mayor de edad, identificada con la cédula de


ciudadanía No. 52.274.382 de Bogotá, abogada titulada y en ejercicio,
portadora de la T. P. No. 175.432 del C. S: de la J., actuando en
representación del señor FERNANDO MARTINEZ RUIZ, mayor de edad,
identificado con la cédula de ciudadanía No. 19.370.718 de Bogotá, acudo a
su Despacho a solicitarle el amparo constitucional establecido en el art. 86 de
la Constitución Política denominado ACCION DE TUTELA en contra de LA
FUNDACION HOSPITAL SAN CARLOS, identificada con Nit No. 860.007.373-
4, o quien los represente o haga sus veces al momento de la notificación
respectiva.

PRETENSONES

1. Ordenar a LA FUNDACION HOSPITAL SAN CARLOS, o quien haga sus


veces, en término de cuarenta y ocho (48) horas, el reintegro de mi poderdante
a un cargo igual y en las mismas condiciones al que ocupaba antes del
despido, así como al pago de los salarios dejados de cancelar desde el
momento del despido.

2. Ordenar a LA FUNDACION HOSPITAL SAN CARLOS, o quien haga sus


veces, en término de cuarenta y ocho (48) horas se reinicie el pago mensual de
los aportes de seguridad social salud y pensión a fin de no interrumpir la
cotización al sistema general de pensiones.

3. Que se prohíba a LA FUNDACION HOSPITAL SAN CARLOS, o quien haga


sus veces, incurrir en futuras acciones u omisiones que perjudiquen al
accionante.

HECHOS

1. Mi poderdante, señor Fernando Martínez Ruiz, se vinculó con la empresa


LA FUNDACION HOSPITAL SAN CARLOS, desde el veintitrés (23) de
septiembre de dos mil catorce (2014) en el cargo de Auxiliar de
Mantenimiento.

2.    Dentro de sus múltiples funciones se encontraban las siguientes: a)


Poner al servicio del empleador toda su capacidad normal de trabajo, en
forma exclusiva en el desempeño de sus funciones propias del cargo y en las
labores anexas y complementarias del mismo, de conformidad con las
órdenes e instrucciones del empleador o sus representantes.
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Dra. Andrea Parra Sánchez

3.    Durante los años laborando con la Constructora, a mi poderdante jamás


le hicieron un llamado de atención, ni ha tenido memorandos dentro de su
hoja de vida.
10. El día cinco (05) de noviembre de 2019, le entregan la carta de despido sin
justa causa, sin tener en cuenta que mi poderdante estaba a dos años de
cumplir la edad para pensionarse por vejez, es decir es una persona
prepensionada tal y como lo indica la ley 790 de 2002, que por analogía
normativa y el derecho a la igualdad, se aplica a este caso, protegida a través
de la jurisprudencia de la Corte Constitucional en Sentencia T-325/18, al estar
a menos de tres años para pensionarse y que con el despido se le vulneran
derechos fundamentales, por tanto, la empresa debe sostenerlo en su trabajo
hasta cuando mi poderdante pueda acceder a su pensión de vejez y sea
incluido en la nómina de pensionados, a fin de proteger su mínimo vital y el de
su familia, pues tiene un hijo menor de edad a quien debe ayudar a cubrir sus
necesidades.

11. Mi poderdante es retirado de su cargo y no se le realiza el examen de


egreso como es debido.

12. Mi poderdante el día 06 de noviembre, al día siguiente del despido, radica


una carta informándole a la empresa que él tiene derecho de prepensionado, el
cual le están violando, así como el derecho al trabajo y solicita el reintegro.

13. El día 12 de noviembre La Fundación Hospital San Carlos, da contestación


a la carta radicada el 06 de noviembre frente a la solicitud de reintegro,
indicándole que la protección para prepensionados es para el sector público,
que para el sector privado no es una obligación mantenerlos en el cargo y
además le recalca que “la sentencia T-638/16 ha afirmado que la mera
desvinculación no es suficiente para ordenar el reintegro de un trabajador sino
es necesario evidenciar en cada caso concreto que la desvinculación está
poniendo en riesgo los derechos fundamentales del accionante, donde la edad
del mismo es un indicador de la falta de probabilidades de integrarse al
mercado laboral, que debe apreciarse, junto con el hecho de que el sueldo sea
la única fuente de ingresos se este, o en todo caso, que los ingresos por otros
conceptos sean insuficientes para garantizar una vida en condiciones dignas
ante la ausencia del primero”.

14. Con este despido, queda mi poderdante sin la posibilidad de continuar


aportando al sistema de seguridad social en pensiones, lo que le puede afectar
para lograr llegar al mínimo de semanas requeridas para pensionarse, pues a
la fecha cuenta con 1.169.86 semanas y de esa manera le afectaría para
acceder a la pensión de vejez a la cual está a punto de llegar.

13. Hay que además indicar, que debido a su edad (60 años), no le va a ser
fácil encontrar un nuevo trabajo, indicador, como la misma Fundación afirma en
la carta del 12 de noviembre de los corrientes de falta de probabilidades que
tiene mi poderdante de integrarse al mercado laboral, lo que lo deja sin su
mínimo vital, pues no cuenta con más ingresos que su salario para él y su
familia, recordando que tiene un hijo de 14 años, menor de edad a quien debe
terminar de sacar a delante, haciendo que su situación económica sea
bastante crítica.

P&S Abogados Asoc.


Dra. Andrea Parra Sánchez

PRUEBA

Anexo copia de los siguientes documentos:

1. Contrato de trabajo
2. Carta de Despido
3. Liquidación prestaciones sociales
4. Semanas cotizadas
5. Carta radicada 06 de noviembre, solicitando el reintegro
6. Respuesta a la solicitud de reintegro de fecha 12 de noviembre
7. Fotocopia Cédula de Ciudadanía

DERECHO VIOLADO

De los hechos narrados se establece la violación del derecho a la protección


social, a tener una vida digna, al mínimo vital y a la estabilidad laboral
reforzada.

DERECHO A LA PROTECCION SOCIAL

El sistema de protección social en Colombia se implementó como un


mecanismo de mejoramiento del bienestar individual y social, que disminuyera
la vulnerabilidad y aumentara la equidad, con el fin de contribuir al desarrollo y
crecimiento económico para que se viera reflejado de manera clara, efectiva y
duradera en la reducción de la pobreza, cimentado en el manejo social del
riesgo, el cual enfatiza en la prevención, mitigación y superación ante cualquier
evento negativo. La población objetivo de este sistema es básicamente aquella
que se encuentra en condición de vulnerabilidad.

En la Sentencia C-811 del 03 de octubre de 2007, la Corte Constitucional en


pleno ha subrayado que la salud es un derecho fundamental que debe ser
garantizado a todos los seres humanos, igualmente dignos. No hacerlo
conduce a que se presente un déficit de protección constitucionalmente

inadmisible. (…) en este caso resolvió reiterar la decisión jurisprudencial de


reconocer “(…) que el derecho a la salud es autónomamente, un derecho
fundamental y que, en esa medida, la garantía de protección debe partir de las
políticas estatales, de conformidad con la disponibilidad de los recursos
destinados a su cobertura. Esta decisión se adopto considerando la estrecha
relación entre la salud y el concepto de la dignidad humana,” (…).

Elemento fundante del estado social de derecho que impone a las autoridades
y a los particulares el trato a la persona conforme a su humana condición. Uno
de los componentes al derecho a la salud es el acceso a la seguridad social
consagrado en el artículo 48 de la Constitución política.

Bajo estas directrices, esta disposición define la seguridad social como “un
servicio público de carácter obligatorio que se prestará bajo la dirección,
coordinación y control del Estado, con sujeción a los principios de eficiencia,
universalidad y solidaridad en los términos que establezca la ley. Se garantiza
a todos los habitantes el derecho irrenunciable a la seguridad social (…)”.

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Dra. Andrea Parra Sánchez

El artículo 161 de la Ley 100 de 1993, prevé el pago cumplido de los aportes
según la reglamentación vigente e impone a los empleadores la obligación de
“reportar las novedades laborales de sus trabajadores a la entidad a la cual se
encuentran afiliados respecto de su ingreso, retiro o variación de vinculación.

La Sentencia T-398/13 indica que “La pensión de vejez se constituye como


una prestación económica, resultado final de largos años de trabajo, ahorro
forzoso en las cotizaciones al Sistema General de Seguridad Social en Salud, y
cuando la disminución de la capacidad laboral es evidente. Su finalidad directa
es garantizar la concreción de los derechos fundamentales de las personas
traducidos en la dignidad humana, el mínimo vital, la seguridad social y la vida
digna.

El derecho a la pensión tiene conexidad directa con el derecho fundamental al


trabajo, en virtud de la amplia protección que de acuerdo a los postulados
constitucionales y del Estado Social de Derecho se debe brindar al trabajo
humano en todas sus formas. Se asegura entonces un descanso “remunerado”
y “digno”, fruto del esfuerzo prolongado durante años de trabajo, cuando en la
productividad laboral se ha generado una notable disminución.

Asimismo, el artículo 48 de la Carta Política establece el régimen de seguridad


social, dentro del cual se encuentra el reconocimiento del sistema pensional, y
en éste la pensión de vejez. Resulta claro, entonces que cuando se acredita el
cumplimiento de estos requisitos consagrados en la ley, la persona se hace
acreedora de la obtención de la pensión de vejez, la cual se encuentra en
consonancia con el derecho a la seguridad social.”

El desgaste físico, psíquico y/o emocional al que se encuentran sometidas las


personas que a lo largo de su vida han laborado, encuentra su recompensa en
la obtención de la pensión de la vejez, la cual garantiza unas condiciones
mínimas de subsistencia. Por lo que, con dicha prestación económica se
persigue que aquellas no queden expuesta a un nivel de vida deplorable, ante
la disminución indudable de la producción laboral. 
En cuanto a la finalidad inmediata de la pensión de vejez, la Sentencia C-107
de 2002 indicó:
“ En cuanto a su finalidad, nadie pone en duda que la pensión de vejez
tiene  por objeto “garantizar al trabajador que, una vez transcurrido un
cierto lapso de prestación de servicios personales y alcanzado el tope de
edad que la ley define, podrá pasar al retiro, sin que ello signifique la
pérdida del derecho a unos ingresos regulares que le permitan su digna
subsistencia y la de su familia, durante una etapa de la vida en que,
cumplido ya el deber social en qué consiste el trabajo y disminuida su
fuerza laboral, requiere una compensación por sus esfuerzos y la
razonable diferencia de trato que amerita la vejez”
Por tanto, el derecho a la pensión tiene conexidad directa con el derecho
fundamental al trabajo, en virtud de la amplia protección que de acuerdo a los
postulados constitucionales y del Estado Social de Derecho se debe brindar al
trabajo humano en todas sus formas. Se asegura entonces un descanso
“remunerado” y “digno”, fruto del esfuerzo prolongado durante años de trabajo,
cuando en la productividad laboral se ha generado una notable disminución.

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Dra. Andrea Parra Sánchez

Asimismo, el artículo 48 de la Carta Política establece el régimen de seguridad


social, dentro del cual se encuentra el reconocimiento del sistema pensional, y
en éste la pensión de vejez.
La ley 100 de 1993 modificada por la ley 797 de 2003, artículo 9, señala las
condiciones para acceder a la pensión de vejez, se traducen en:
“1. Haber cumplido cincuenta y cinco (55) años de edad si es
mujer o sesenta (60) años si es hombre.
A partir del 1o. de enero del año 2014 la edad se
incrementará a cincuenta y siete (57) años de edad para la
mujer, y sesenta y dos (62) años para el hombre.
2. Haber cotizado un mínimo de mil (1000) semanas en
cualquier tiempo”.
Resulta claro, entonces que cuando se acredita el cumplimiento de estos
requisitos consagrados en la ley, la persona se hace acreedora de la
obtención de la pensión de vejez, la cual se encuentra en consonancia con
el derecho a la seguridad social
Ahora bien, si el reconocimiento de la pensión es solicitado por una persona de
la tercera edad, nos encontramos en presencia “del principio de la protección
reforzada”, el cual en virtud de la Carta Constitucional ha consagrado unas
garantías especialísimas para estos sujetos con amplia protección
constitucional. 
Es así como el artículo 46 de la Constitución Política afirma que el Estado a las
personas de la tercera edad “les garantizará los servicios de seguridad social
integral”
Así las cosas, mi poderdante goza del derecho a la seguridad social y poder
acceder a su pensión de vejez, lo que con el hecho del despido le está siendo
completamente vulnerado por parte de La Fundación Hospital San Carlos,
pues no pode seguir cotizando al sistema general de pensiones a fin de poder
terminar de cotizar las semanas que le hacen falta y así, junto con la edad
cumplida, pueda llegar a pensionarse por vejez y disfrutar de la misma
después de haber trabajado por largos años.

DERECHO A LA VIDA DIGNA

El concepto jurídico del dolor desde el derecho constitucional ha sido abarcado


en una sola perspectiva: el reconocimiento del derecho fundamental a la vida,
en condiciones dignas.
El derecho a la vida se ve afectado por conexidad: cuando el dolor no permite
llevar una vida equilibrada en todos sus aspectos, permite la protección

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Dra. Andrea Parra Sánchez

constitucional a la vida, pues se entiende que el cuerpo es el elemento central


en una teoría sobre la vida digna; un cuerpo sufriente, enfermo, es un cuerpo
limitado y condicionado a muchas variables, incluso sicológicas, el derecho a la
salud y el derecho fundamental a la vida se encuentran tanto, que las
intervenciones quirúrgicas, el suministro de medicamentos, los tratamientos de
todo tipo para paliar el dolor o cortarlo de raíz son la fuente de la cual se ha
servido el Tribunal Constitucional Colombiano para tocar el tema del dolor, pues
sin el dolor se puede tener y gozar de una vida digna.

En reiterada jurisprudencia, la Corte Constitucional ha sostenido que el derecho


constitucional fundamental a la vida no significa la simple posibilidad de existir,
sin tener en cuenta las condiciones en que ello se haga, sino que, por el
contrario, supone la garantía de una existencia digna, que implica para el
individuo la mayor posibilidad de despliegue de sus facultades corporales y
espirituales, de manera que cualquier circunstancia que impida el desarrollo
normal de la persona, siendo evitable de alguna manera, compromete el
derecho consagrado en el artículo 11 de la Constitución.

Así, no solamente aquellas actuaciones u omisiones que conducen a la


extinción de la persona como tal, o que la ponen en peligro de desaparecer son
contrarias a la referida disposición superior, sino también todas las
circunstancias que incomodan su existencia hasta el punto de hacerla
insoportable. Una de ellas, ha dicho la Corte, es el dolor cuando puede evitarse
o suprimirse, cuya extensión injustificada no amenaza, sino que vulnera
efectivamente la vida de la persona, entendida como el derecho a una
existencia digna.

También quebranta esta garantía constitucional el someter a un individuo a un


estado fuera de lo normal con respecto a los demás, cuando puede ser como
ellos y la consecución de ese estado se encuentra en manos de otros; con más
veras cuando ello puede alcanzarlo el Estado, principal obligado a establecer
condiciones de bienestar para sus asociados, y el hecho de que mi poderdante
solo contaba con su trabajo para proveer su sustento y el de su familia, al ser
despedido faltando dos años para poder acceder a su pensión de vejez, lo deja
sin poder sustentar una vida digna para él y su familia, pues además tiene un
hijo menor de edad de 14 años a quien debe sacar adelante, mientras puede
acceder a su pensión y ser incluido dentro de la nómina de pensionados, por
tanto, la desvinculación laboral supone una afectación de su mínimo vital, al ser
su salario y su eventual pensión su única fuente de sustento económico.
Además, hay que tener en cuenta que al contar con sesenta (60) años de edad,
le va a ser muy difícil poder encontrar un nuevo trabajo y más aún en la actual
situación que cruza nuestro país donde es difícil hasta para los jóvenes
conseguir empleo.
DERECHO AL MINIMO VITAL

El derecho fundamental al mínimo vital ha sido reconocido desde 1992 en forma


extendida y reiterada por la jurisprudencia constitucional de la Corte,

como un derecho que se deriva de los principios de Estado Social de derecho,


dignidad humana y solidaridad, en concordancia con los derechos
fundamentales a la vida, a la integridad personal y a la igualdad en la modalidad
de decisiones

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Dra. Andrea Parra Sánchez

de protección especial a personas en situación de necesidad manifiesta, dado el


carácter de derechos directa e inmediatamente aplicables de los citados
derechos.

El objeto del derecho fundamental al mínimo vital abarca todas las medidas
positivas o negativas constitucionalmente ordenadas con el fin de evitar que la
persona se vea reducida en su valor intrínseco como ser humano debido a que
no cuenta con las condiciones materiales que le permitan llevar una existencia
digna. Este derecho fundamental busca garantizar que la persona, centro del
ordenamiento jurídico, no se convierta en instrumento de otros fines, objetivos,
propósitos, bienes o intereses, por importantes o valiosos que ellos sean. Tal
derecho protege a la persona, en consecuencia, contra toda forma de
degradación que comprometa no sólo su subsistencia física sino por sobre todo
su valor intrínseco.

Es por ello que la jurisprudencia bajo el derecho fundamental al mínimo vital ha


ordenado al Estado, entre otras, reconocer prestaciones positivas a favor de
personas inimputables, detenidas, indigentes, enfermos no cubiertos por el
sistema de salud, mujeres embarazadas, personas en estado de debilidad
manifiesta. Pero los jueces de tutela también han reprochado las acciones u
omisiones, con fundamento en el derecho fundamental al mínimo vital, bien sea
de particulares que presten algún servicio público como los servicios de salud y
educación, o de particulares que atentan contra la subsistencia digna de una
persona, con el fin de asegurar el mencionado derecho, como ha sucedido en
materia del no pago prolongado de salarios o pensiones por empresarios
particulares, y ocasionalmente los particulares, cuando se reúnen las
condiciones de urgencia están obligados a suministrar a la persona que se
encuentra en una situación en la cual ella misma no se puede desempeñar
autónomamente y que compromete las condiciones materiales de su
existencia, las prestaciones necesarias e indispensables para sobrevivir
dignamente y evitar su degradación o aniquilamiento como ser humano, lo que
en el caso particular se aplica, pues mi poderdante es una persona que se
encuentra enferma, en estado de debilidad manifiesta, y que en este momento
necesita del mínimo vital para cuidar de su estado de salud y para su
manutención y la de su familia.

Por su parte, respecto de la dimensión negativa, el derecho fundamental al


mínimo vital se constituye en un límite o cota inferior que no puede ser
traspasado por el Estado, en materia de disposición de los recursos materiales
que la persona necesita para llevar una existencia digna. Es por ello que
institucionales como la inembargabilidad de parte del salario, la prohibición de
la confiscación, la indisponibilidad de los derechos laborales o el amparo de
pobreza, entre otros, constituyen ejemplos concretos del mencionado límite
inferior que excluye ciertos recursos materiales de la competencia dispositiva
del Estado o de otros particulares. Lo anterior conduce a la estrecha relación
existente entre Estado Social de derecho, mínimo vital y régimen tributario.

En el caso que nos ocupa, al ser mi poderdante despedido, la desvinculación


laboral supone una afectación de su mínimo vital, al ser su salario y eventual
pensión su única fuente de sustento económico, pues es una persona de 60
años de edad, y no va a ser contratada fácilmente, lo que lo pone en una
situación

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Dra. Andrea Parra Sánchez

complicada para proveer el sustento para él y para su familia, afectando el


mínimo vital, más aún cuando tiene un hijo menor de edad a quien debe ayudar
a sacar adelante y brindarle lo que necesita para su vida.

ESTABILIDAD LABORAL REFORZADA

La Corte Constitucional ha establecido que la estabilidad laboral reforzada


consiste en una “garantía que tiene todo trabajador a permanecer en el empleo
y a obtener los correspondientes beneficios salariales y prestacionales, incluso
contra la voluntad del patrono, si no existe una causa
relevante que justifique el despido. La doctrina ha entendido entonces que el
principio de estabilidad laboral configura, en cabeza de los trabajadores, un
verdadero derecho jurídico de resistencia al despido, el cual es expresión del
hecho de que los fenómenos laborales no se rigen exclusivamente por el
principio de la autonomía de la voluntad, ya que están en juego otros valores
constitucionales, en especial la propia dignidad del trabajador y la búsqueda de
una mayor igualdad entre patrono y empleado. Por ello, en función del principio
de la estabilidad laboral, y de la especial protección al trabajo (CP arts 25 y 53),
no basta el deseo empresarial para que pueda cesar una relación de trabajo,
sino que es necesario que se configure una justa causa, en los términos
señalados por la ley, y en armonía con los valores constitucionales.”

De ahí que se desprenda que la estabilidad laboral de los prepensionados no


proviene de un mandato legal, sino que es creación constitucional. En ese
sentido lo definió esta Corporación en sentencia T-186 de 2013:

“(…) Con todo, debe hacerse una distinción conceptual de especial importancia
para la solución de los problemas jurídicos materia de esta decisión. El
fundamento del reconocimiento de la estabilidad laboral reforzada de los
prepensionados no es un asunto que dependa de un mandato legislativo
particular y concreto, sino que tiene raigambre constitucional. Esto debido a
que dicha estabilidad opera como instrumento para la satisfacción de los
derechos fundamentales de estos grupos poblacionales, que se verían
gravemente interferidos por el retiro del empleo
público.  Por ende, la Corte desestima lo expresado por los jueces de instancia,
en el sentido de confundir la estabilidad laboral reforzada de los
prepensionados con la figura del retén social, para concluir erróneamente que
la mencionada estabilidad solo es aplicable en los casos que el retiro del cargo
se sustenta en su supresión ante la liquidación de la entidad y en el marco de
los procesos de restructuración de la Administración Pública”.
 
Adicionalmente, la Corte ha sostenido que no basta con ostentar la calidad de
prepensionado para gozar de esta protección, pues además se requiere que la
terminación del contrato de trabajo ponga en riesgo derechos fundamentales
tales como el mínimo vital, debido a la edad en que se encuentra quien es
retirado de su puesto de trabajo, lo cual puede conllevar a que sea difícil
conseguir un nuevo empleo y por ende satisfacer las necesidades básicas de
un hogar. Lo que implica que, en los eventos de retiro de una persona a quien
le falten tres años o menos para adquirir la condición de pensionado, se debe
analizar cada caso concreto para establecer si están en riesgo sus derechos
fundamentales.

P&S Abogados Asoc.


Dra. Andrea Parra Sánchez

Así lo consideró esta Corporación en sentencia T-357 de 2016:


 
“(…) La condición de prepensionado, como sujeto de especial protección, no
necesita que la persona que alega pertenecer a dicho grupo poblacional se
encuentre en el supuesto de hecho propio de la liquidación de una entidad
estatal y cobija incluso a los trabajadores del sector privado que se encuentren
próximos a cumplir los requisitos para acceder a una pensión por lo que puede
decirse que tiene la condición de prepensionable toda persona con contrato de
trabajo que le falten tres (3) o menos años para reunir los requisitos de edad y
tiempo de servicio o semanas de cotización para obtener el disfrute de la
pensión de jubilación o vejez.
 
En todo caso, a pesar de haberse superado el contexto de la renovación de la
administración pública como requisito para ser considerado sujeto de especial
protección constitucional en el caso de los prepensionados, la Corte ha
protegido los derechos de estas personas cuando su desvinculación suponga
una afectación de su mínimo vital derivada del hecho de que su salario y
eventual pensión son la fuente de su sustento económico. En efecto, la mera
condición de prepensionado no es suficiente para ordenar el reintegro de un
trabajador, sino que es necesario evidenciar en el caso concreto que la
desvinculación está poniendo en riesgo los derechos fundamentales del
accionante, donde la edad del mismo es un indicador la falta de probabilidades
de integrarse al mercado laboral que debe apreciarse junto con el hecho de
que el salario sea la única fuente de ingresos de este o, en todo caso, que los
ingresos por otros conceptos
sean insuficientes para garantizar una vida en condiciones dignas ante la
ausencia del primer”. Y en el caso que nos ocupa, mi poderdante solo contaba
con su salario para subsistir él y su núcleo familiar, pues no cuenta con
ingresos adicionales y tiene un hijo menor de edad, de 14 años a quien debe
ayudar a sacar adelante.

Tal y como lo estableció la sentencia T-638 de 2016 “En suma, la estabilidad


laboral de los prepensionados es una garantía constitucional de los
trabajadores del sector público o privado, de no ser desvinculados de sus
cargos cuando se encuentren ad portas de cumplir con los requisitos para
acceder a la pensión de vejez. De otro lado, no basta la mera condición de
prepensionado, sino que se precisa verificar si hubo afectación de los derechos
fundamentales.”
 
En dicha sentencia se reiteró que para proteger el derecho a la estabilidad
laboral de los trabajadores del sector privado no existe una ley como la 790 de
2002 que establece claramente la garantía de no terminar los contratos
laborales de los empleados del sector público.

En conclusión, aunque para los trabajadores del sector privado no exista norma
legal que determine la estabilidad laboral para madres o padres cabezas de
familia, discapacitados o prepensionados, se deben aplicar los valores y
principios constitucionales en los casos en los que se evidencie la vulneración
de derechos fundamentales como la seguridad social, el mínimo vital, el trabajo
y la igualdad.

La estabilidad reforzada no significa que sean intocables, se trata de una


garantía para impedir que se frustre el acceso al cumplimiento de los requisitos
de causación de la pensión de vejez, sin perjuicio de considerar que la
inclusión en nómina de pensionados constituye una justa causa”.

P&S Abogados Asoc.


Dra. Andrea Parra Sánchez

La sentencia T-229 de 2017 de la misma corporación aclara que no basta


con que a la persona le falten menos de 3 años para pensionarse, sino
que es necesario que se demuestre que el despido ocasiona una amenaza
para otros derechos fundamentales, entre ellos, el mínimo vital y el
derecho a la seguridad social.  Esto ocurre cuando el trabajador no tiene
más ingresos sino el salario.  Según la Corte, estas personas deben ser
sujeto de protección especial pues por su edad, seguramente se les
dificultará conseguir un nuevo empleo.

Este es el caso que nos ocupa, puesto que mi poderdante es una persona de
60 años de edad, que no dispone de otra fuente de ingresos diferentes a su
salario, que le permita satisfacer sus necesidades básicas, así que actualmente
se encuentra en una difícil situación económica generada por la desvinculación
laboral y que está en espera de su pensión de vejez para que sea ella la que le
brinde su sustento, la cual le provea el mínimo vital a fin de tener una vejez
digna, y con la terminación de su contrato de trabajo, por parte de La
Fundación Hospital San Carlos, esto representa una afectación inminente y la
vulneración al derecho fundamental como al mínimo vital, por tanto mi
poderdante debe gozar de la protección especial del Estado mientras es
tramitada su pensión y es incluido en la nómina de pensionados, tutelando el
derecho a la estabilidad laboral reforzada, teniendo en cuenta que cumple los
requisitos para ostentar la calidad de prepensionado.

Por otra parte, hay que tener en cuenta también, que a mi poderdante no le va
a ser fácil poder conseguir un nuevo empleo debido a su edad, 60 años y esto
le va a afectar gravemente su mínimo vital y la estabilidad económica de él, y la
de su familia, con lo que se cumple el presupuesto de que el despido ocasiona
una amenaza para derechos fundamentales, tales como el mínimo vita, una
vida digna, el derecho a la seguridad social y a la estabilidad laboral reforzada.

CUMPLIMIENTO AL ART. 37 DEL DICTO 2591/91 JURAMENTO:

Bajo la gravedad del juramento afirmo que no he presentado otra acción de


tutela por los mismos hechos y derechos.

NOTIFICACIONES
A LA FUNDACION HOSPITAL SAN CARLOS en la Carrera 12 D No. 32-44 Sur
de esta ciudad de Bogotá, teléfono 7443333.

A la suscrita en la Avenida Jiménez No. 5-16 Of. 1003 en Bogotá, teléfono


2860776/3015388568 de esta ciudad de Bogotá.

Del Señor Juez,

ANDREA PARRA SANCHEZ


C.C.  No. 52.274.38 de Bogotá
T.P. No. 175.432 del C. S. de la J.
Av. Jiménez No. 5-16 Of. 1003
aps762@hotmail.com

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