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de la subjetividad (femenina)
Verena Dolle
Universidad Justus-Liebig de Giessen
I. Introducción
Decirse a sí mismo, decir yo, tomar una posición frente al mundo, en vez de so-
lamente «estar en el mundo», son algunos de los recursos que utiliza Hans Ulrich
Gumbrecht para describir de modo conciso la formulación de «subjetividad» y su
formación desde el Medioevo.1
Al dedicarme desde una perspectiva actual al tema de la subjetividad (y en par-
ticular al de la subjetividad femenina) tratada por Cervantes, me enfrento con una
época anterior a la que se consideró durante un tiempo considerable como la de
«la formación del sujeto moderno autónomo». Esa época se puede resumir con
René Descartes en la auto-fundación del sí mismo a través de la razón y con Jean-
Jacques Rousseau en el proceso de autonomía del individuo respecto a instancias
sociales y metafísicas. Las aportaciones provenientes del psicoanálisis, estructura-
lismo, post-estructuralismo, y de análisis deconstructivistas a lo largo del siglo XX,
han demostrado, entre tanto, que el proceso de formación de la subjetividad mo-
derna no se ha llevado a cabo libre de fracturas y resquicios. Ha quedado más bien
de manifiesto que la constitución de un sujeto independiente y autónomo resulta
mucho más compleja de lo que parece y que la idea de un sujeto autónomo ha sido
siempre ilusoria. Ese proceso constitutivo no se debe concebir como algo perpetuo
y esencial, carente de matices y cambios, sino más bien como un proceso intermi-
nable de permanente restitución y transformación. En el Siglo de Oro, se constata
un período de transición en el cual el estricto orden medieval dado por Dios se
desplaza hacia la formación de una subjetividad de la temprana modernidad que
presenta atributos de individualidad, complejidad y de una nueva manifestación
de autodistanciamiento y autoconciencia. Pese a ello, no es posible constatar aún
la independencia del sujeto de autoridades metafísicas y/o sociales. En relación con
ello señalan Wolfgang Matzat y Bernhard Teuber:
[...] la creciente demanda de autonomía subjetiva, que va acompañada de una
multiplicación de posicionamientos posibles del sujeto, carece todavía de una base
independiente —sea la base de una razón consciente de sí misma o de una autocer-
tidumbre interna y moral [...]. Con ello, parece faltar una base epistemológica y ética
1. Gumbrecht, Hans Ulrich, Eine Geschichte der spanischen Literatur, vol. 1, Frankfurt, Suhrkamp, 1990.
segura, que funcione como referencia para la autognosis subjetiva, en su intento por
desprenderse de su dependencia de órdenes tradicionales de tipo social y religioso.2
Los mismos autores destacan que la falta de dichas posibilidades de base para
una auto-fundación del individuo tiene como consecuencia que la auto-afirmación
se lleve a cabo a través de recursos tales como roles sociales performativos de dis-
tanciamiento, así como a través de la capacidad de crear espacios de negociación
en la distribución de posiciones sociales.3
A la ficción se le atribuye en este proceso un rol privilegiado en la tematización
y creación de experiencias subjetivas de autovivencia y percepción del mundo. La
novela desarrollada en Italia desde el siglo XIV presenta y articula lúdicamente
al sujeto en sus múltiples posibilidades de configuración y de tomas de decisión.
Miguel de Cervantes es considerado como el autor por antonomasia que tematiza
subjetividad y otorga una voz no sólo a las mujeres, sino también a todos los mar-
ginados y marginadas de la sociedad como los gitanos, pícaros, moriscos, locos,
brujas (sin que por ello se pueda hablar explícitamente de un discurso de minorías
en el sentido moderno del término).4
La construcción literaria ofrece por lo menos la posibilidad de afirmar la vigencia
de modelos sociales hegemónicos o bien de poner de relieve las reglas de construc-
ción, sumisión, control e inmovilización del otro, dejándose entrever de ese modo
el funcionamiento de prácticas de poder (en su mayor parte) masculinas y la exis-
tencia de discursos hegemónicos, como por ejemplo aquellos que dan cuenta de
jerarquías en las relaciones de género —por supuesto siempre dentro del espacio
otorgado por la censura—.5 Es sabido que, en su ficción, Cervantes pone en labios
de algunos de sus personajes femeninos discursos encendidos en los que se temati-
2. «[...] der zunehmende subjektive Autonomieanspruch, der mit der Vervielfältigung möglicher Sub-
jektpositionen einhergeht, (entbehrt) noch einer eigenständigen Grundlage – der Grundlage einer ihrer
selbst bewussten Vernunft oder einer inneren moralischen Selbstgewissheit [...]. Damit scheint eine siche-
re epistemologische und ethische Basis zu fehlen, auf die sich das subjektive Selbstverständnis bei seinem
Bestreben, sich aus der Abhängigkeit von tradierten sozialen und religiösen Ordnungen zu lösen, berufen
kann.» (Matzat, Wolfgang/Teuber, Bernhard, «Vorwort», en: íd. (eds.), Welterfahrung – Selbsterfahrung. Kon-
stitution und Verhandlung von Subjektivität in der spanischen Literatur der frühen Neuzeit, Tübingen, Niemeyer,
2000, p. 3, traducción mía).
3. Ibid.
4. Cf. Güntert, Georges, «Der Diskurs der Minderheiten: Sancho und der Moriske Ricote», en: Chri-
stoph Strosetzki (ed.), Miguel de Cervantes’ Don Quijote. Explizite und implizite Diskurse im Don Quijote, Berlin,
Erich Schmidt Verlag, 2005, p. 83s.
5. Si concebimos los esbozos de subjetividad marcados específicamente por el género (lo que compor-
ta al mismo tiempo la tematización de relaciones entre los géneros) como construcciones socioculturales
discursivas sujetas a cambios en el tiempo, entonces podemos focalizarnos en la pregunta acerca de cómo
se lleva a cabo dicha construcción en textos de ficción. Esto permite leer y analizar los textos de manera
independiente al género biológico de sus autores y en relación con aspectos tales como la organización
de los géneros en los mismos, así como la subjetividad femenina allí expuesta, relacionándolos con su
contexto cultural. Cf. al respecto Osinski, Jutta, Einführung in die feministische Literaturwissenschaft, Berlin,
Erich Schmidt Verlag, 1998, p. 133s.
6. Cf. Weich, Horst, «Subversion des Patriarchats? Zum Geschlechterdiskurs im Quijote», en: Christoph
Strosetzki (ed.), Miguel de Cervantes’ Don Quijote. Explizite und implizite Diskurse im Don Quijote, Berlin, Erich
Schmidt Verlag, 2005, pp. 43-57; Gabriele, John P., «Competing Narrative Discourses: (Fe)male Fabulati-
on in the Episode of Grisóstomo and Marcela», Hispanic Review, 71 (2003), p. 512.
7. Retomo ese juego de palabras únicamente visible por escrito del artículo de Gabriele, op. cit.
8. Además de las referencias proporcionadas en la nota 6, cf. p. ej. Hernández-Pecoraro, Rosilie, Bucolic
Metaphors. History, Subjectivity, and Gender in the Early Modern Spanish Pastoral, Chapel Hill, University of
North Carolina at Chapel Hill, 2006, pp. 210-233.
9. Cervantes, Miguel de, Don Quijote de la Mancha, ed. de John Jay Allen, 2 vols., Madrid, Cátedra,
2003, vol. I, 14, p. 196s.
10. Lo animal (dado por el instinto del caballo Rocinante y la resistencia de las yeguas como ejemplo
metonímico para poner en escena la violencia corporal entre los géneros), lo serio (orientado en base a
modelos de la novela pastoril) y lo cómico (ejemplificado en el episodio de la doncella Olalla y el cabrero
Antonio). Cf. Weich, op. cit., p. 54s.
11. Cf. ibid., p. 47s.
12. Para una interpretación alegórica, cf. Poppenberg, Gerhard, «‘La poesía es una bellísima doncella’
– Zur Bedeutung der Dichtung bei Cervantes. Eine hermeneutische Lektüre von La gitanilla», en: Hanno
Ehrlicher/íd. (eds.), Cervantes’ Novelas ejemplares im Streitfeld der Interpretationen. Exemplarische Einführungen in
die spanische Literatur der Frühen Neuzeit, Berlin, Tranvía, 2006, pp. 109-138. Para una lectura que pone de
relieve el tema de las pasiones y su papel en la formación de una subjetividad moderna, cf. Tietz, Man-
fred, «Zur Frage der Legitimität der Literatur im Siglo de Oro. Die Thematisierung der Leidenschaften in
religiösen und profanen Texten», en: Matzat/Teuber, op. cit., p. 286.
13. La crítica se refiere sobre todo a la siguiente canción de la Gitanilla: «No me causa alguna pena/ no
quererme o no estimarme;/ que yo pienso fabricarme/ mi suerte y ventura buena». Cervantes, Miguel de,
Novelas ejemplares, 2 vols., ed. de Harry Sieber, Madrid, Cátedra, 1989, vol. I, p. 121.
14. Cf. Dodell, Petra, Frauenbilder in der spanischen Novellistik des Siglo de Oro, Berlin, Tranvía, 2005.
15. A este respecto, Américo Castro calificó a Cervantes de «hábil hipócrita». Castro, Américo, «La
ejemplaridad de las novelas cervantinas», en: íd., Hacia Cervantes, Madrid, 1967, p. 462.
16. Cf. Tietz, op. cit. 2000, p. 286; Küpper, Joachim, «Düstere Welt und lichte Perspektive in den Cer-
vantinischen Novelas ejemplares», en: Behrens, Rudolf/ Galle, Roland (eds.), Konfigurationen der Macht in der
frühen Neuzeit, Heidelberg, Winter, 2000, pp. 167-216.
17. Leonora parece acabar evadiendo el deseo masculino (en la versión impresa y no en la del manu-
scrito de Porras de la Cámara de 1604), cf. Küpper, op. cit.; Gómez Montero, Javier, «Textphilologie im
Methodenstreit – zu Cervantes’ Novelle El celoso estremeño», en: Ehrlicher/Poppenberg, op. cit., pp. 21-35;
Canavaggio, Jean, «De Leocadia a Leonora: dos mujeres cervantinas a la hora de la verdad», Anuario de
Estudios Cervantinos 3 (2007), pp. 111-117.
18. Así reza la interpretación de Teuber, Bernhard, «Literarische Imagination statt Hexerei. Zur Dia-
lektik von Verzauberung und Entzauberung in Cervantes’ Coloquio de los perros», en: Penzkofer, Gerhard /
Matzat, Wolfgang (eds.), Der Prozeß der Imagination. Magie und Empirie in der spanischen Literatur der frühen
Neuzeit, Tübingen, Niemeyer, 2005, p. 254; traducción mía.
19. Forcione la describe como un «monstruo en el centro del laberinto» (en su libro Cervantes and the
Mystery of Lawlessness, Princeton, UP, 1984, pp. 59 y 61; traducción mía).
20. Cf. Hutchinson, Steven, «Las brujas de Cervantes y la noción de comunidad femenina», Cervantes:
Bulletin of the Cervantes Society of America, 12:2 (1992), pp. 127-136; Johnson, Carroll B., «Of Witches and
Bitches: Gender, Marginality and Discourse en El casamiento engañoso y Coloquio de los perros», Cervantes:
Bulletin of the Cervantes Society of America, 11:2 (1991), pp. 7-25.
21. Maestro, Jesús, «Metafísica de la literatura. La magia o el poder sobrenatural de la palabra: Rojas,
Cervantes y Calderón», en: Penzkofer/Matzat, op. cit., p. 355. Maestro destaca el fracaso de la mera «bruja
de novela» Cañizares y ve su función de representar el divorcio entre la letra y el ser, la oposición entre la
realidad y el mundo esbozado en la literatura; cf. íd., Las ascuas del Imperio. Crítica de las Novelas ejemplares
de Cervantes desde el materialismo filosófico, Vigo, Editorial Academia del Hispanismo, 2007, pp. 324s.
22. Cf. Caro Baroja, Julio, Las brujas y su mundo, Madrid, Alianza, 1988; Delgado, Mariano, «Maestro
Pedro Ciruelos Reprobación de las supersticiones y hechicerías (1538) und sein möglicher Einfluß auf den
Don Quijote», en: Penzkofer/Matzat, op. cit., pp. 37-50.
23. Así, por ejemplo, cuando describe la consistencia de los ungüentos utilizados, especifica: «Este
ungüento [...] es compuesto de jugos de yerbas en todo extremo fríos, y no es, como dice el vulgo, hecho
con la sangre de los niños que ahogamos». Cervantes, Novelas ejemplares, vol. II, p. 341. No obstante, la
bruja parece no negar prácticas monstruosas ni crímenes atribuidos a las brujas tales como el asesinato de
niños. Sin embargo, a mi parecer, su explicación resulta ambivalente.
24. Ibid., p. 338.
25. Cf. Tietz, Manfred, «Magie und Imagination in religiösen Kontexten und Schriften des spanischen
16. und 17. Jahrhunderts», en: Penzkofer/Matzat, op. cit., pp. 25s. Cabe destacar que se efectúa una re-eva-
luación positiva de la curiosidad en la literatura de la modernidad temprana (cf. Tietz, op. cit. 2000, p. 283).
26. Cervantes, Novelas ejemplares, vol. II, p. 342. En la tipología de las once pasiones de Tomás de Aqui-
no (Summa theologiae, Ia Iiae, quaestiones 22-48), el deleite es presentado como una pasión (a la que se le
atribuyen connotaciones negativas). Con esto se deja entrever en las Novelas ejemplares, una jerarquización
en relación con las posibilidades del ser humano de influir sobre la voluntad: se le atribuirá este logro al
deleite mientras la magia y los poderes de los hechizos no sean capaces de limitar el libre albedrío. Así
lo observó el narrador del «Licenciado Vidriera» en relación con el intento de la dama «de todo rumbo y
manejo» de darle a Tomás Rodaja un medio de ingestión que no surtió de la manera deseada: «creyendo
que le daba cosa que le forzase la voluntad a quererla: como si hubiese en el mundo yerbas, encantos ni
palabras suficientes a forzar el libre albedrío.» Ibid., vol. II, p. 52.
27. Cf., por ejemplo, el Tratado de las supersticiones de 1529 de Martín de Castañega, cf. Johnson, op. cit.,
p. 14; sobre esbozos discursivos de la (supuesta) naturaleza de la mujer cf. Thomasset, Claude, «La natu-
raleza de la mujer», en: Duby, Georges/Perrot, Michelle (eds.), Historia de las mujeres en occidente, vol. 2, Ma-
drid, Taurus, 1992, pp. 61-90. A fines del Siglo de Oro, el fraile Antonio Arbiol resume en sus Desengaños
místicos (1706) el saber y las actitudes de la época al respecto. Cf. Tietz, op. cit. 2005, sobre todo pp. 17 y 26.
28. Cervantes, op. cit., p. 340 y 342.
29. Ibid., p. 340 y 342.
30. Cf. Ibid, p. 338.
31. Ibid., p. 341.
32. Se podría decir que Cervantes retoma la equiparación de la caritas con el amor materno según
Tomás de Aquino. Resulta pertinente mencionar que la alegoría de la caritas suele estar representada como
amor materno en la iconografía de la época, como una madre con dos o tres hijos en sus brazos.
meño o la Fuerza de la sangre, nos hallamos más aún frente al interés antropológico
cervantino sobre cómo se posicionan los seres humanos en y frente al mundo,
cómo mancomunan exigencias del instinto, deseo, afecto, racionalidad y libre al-
bedrío.38 Además, cabe añadir que en el episodio de Cañizares hay cierta mirada
masculina, representada —si bien indirectamente— por Berganza, el perro. Se deja
entrever en su reacción negativa, misógina, cuando sucumbe presa del asco que le
provoca el cuerpo de la bruja vieja (no quiere que ella lo bese y trata de tocarla lo
menos posible). Otras características supuestas del ser masculino, la racionalidad
y el auto-control, que el perro parece representar o imitar en cierta medida —en
un nivel cómico— se ven subvertidas en el transcurso de la escena. También él
demuestra estar atrapado por afectos y carecer de capacidad de autocontrol: frente
al cuerpo sin vida de la mujer se apodera de él un miedo incontrolable. En ese mo-
mento no es capaz de relacionar el estado de aquélla con las aclaraciones previas
relativas a los efectos narcóticos que pueden producir ciertos bálsamos.
41. Ibid.
42. Cervantes, op. cit., p. 345.
Conclusión
En el discurso de Cañizares, Cervantes desarrolla una antropología negativa,
reescribiendo y matizando el tema de la subjetividad (femenina) de las 11 novelas
anteriores, de cómo el sujeto se posiciona entre pasiones, afectos y el manejo de
la razón y del libre albedrío. Cervantes escenifica en el episodio de la bruja una
confesión como expresión de una subjetividad femenina que más allá de ser una
marca específica del género femenino, remite a una problemática humana básica.
La figura de la bruja representa un esbozo radicalmente contrario al de Preciosa,
esbozo que puede ser considerado como su alter ego, como lo que está reprimido,
el lado oscuro de la psiquis humana que sin embargo alcanza el gozo de un de-
leite real y/o imaginario. Así, como contra-esbozo de Preciosa, la bruja se puede
entender como otro elemento del marco estructural en el conjunto de las Novelas
ejemplares, aspecto destacado también por la huida del perro hacia un grupo de
gitanos: ambos elementos pueden leerse como una invitación a una re-lectura del
principio y como indicación de una estructura circular de la obra.
La manifestación de subjetividad expuesta en el episodio de la bruja, sin embar-
go, no permanece como algo aislado, sino que se enlaza con la exposición de actos
interpretativos, cuyas características performativas presenta Cervantes. De esta
manera expone claramente las discrepancias que surgen entre la autoexperiencia
y la experiencia con el mundo, entre la autopercepción y la percepción del otro,
que dirigen dinámicamente el proceso de creación de subjetividad e influencian al
individuo.
A fin de cuentas cabe preguntarse por qué se le adscribe precisamente a la bruja
este complejo esbozo de subjetividad. Una posible respuesta podría consistir en
que lo malo, es decir, lo desviado, resulta ser más interesante para la configuración
estética que lo bueno, que, por así decir, es más novelesco en el sentido de un
acontecimiento inaudito, o que Cervantes sitúa el punto de mira en la constitución
factual de la naturaleza humana, independientemente de las posiciones alejadas
del mundo esbozadas en textos teológicos.44
En todo caso existe un aspecto más allá de todo ello que parece ser fértil, el cual
ya fue destacado por Edward Said con el concepto del orientalismo sobre Occiden-
te. Tiene que ver con el hecho de reflexionar la representación exhaustiva del otro
con relación al propio grupo de pertenencia, puesto que la literatura como forma
estética que se dirige a la identidad colectiva (del autor) necesita la delimitación
respecto al otro antes de abocarse a la tarea de formular y estabilizar la propia
43. Así, una lectura reciente de «La Gitanilla» por Hagen, Kirsten von, «Inszenierte Alterität: Spiel der
Identitäten in Cervantes’ La gitanilla», en: Ehrlicher/Poppenberg, op. cit., pp. 162-177.
44. Cf. Tietz, op. cit. 2000, pp. 274-280.
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