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Estrategias diagnósticas
El diagnóstico de una intoxicación por medicamentos, al igual que otras patologías, se
basa en: a) una anamnesis adecuada, b) una valoración de la sintomatología clínica
correcta y c) exploraciones complementarias.
Anamnesis
Es la base del diagnóstico toxicológico. Se interrogará al paciente y/o a sus
acompañantes. Se deberá intentar averiguar lo siguiente por orden de importancia:
tóxico causal, la cantidad, la hora de la exposición tóxica y la vía de entrada así como la
presencia de vómitos, medidas terapéuticas previas, medicación habitual, antecedentes
psiquiátricos, tentativas de suicidio anteriores, investigación del entorno: restos de
tóxico, blisters vacíos, jeringuillas, notas de despedida, estufa encendida, ambiente
tóxico (laboral, doméstico, olores, etc.), otras personas con clínica similar (familiares,
amigos), etc.
La fiabilidad del diagnóstico, del tipo de agente causal y de la cantidad que se ingirió o
se estuvo expuesto es mucho mayor en intoxicaciones accidentales y en pacientes con
consciencia preservada. En los casos restantes, la fiabilidad es menor, en especial, en
cuanto a tipo y cantidad de tóxico debido a que parte de los pacientes están en un estado
de estrés emocional, presentan consciencia disminuida o pretenden aumentar o
disminuir, según los casos, la importancia de su autointoxicación.
Sintomatología clínica
A pesar de que la anamnesis es muy probable que sea suficiente para establecer una
presunción diagnóstica, debe hacerse siempre una exploración física como instrumento
de diagnóstico y de valoración del intoxicado. Olson KR y Col publicaron una excelente
revisión sobre la valoración de la sintomatología clínica en el intoxicado agudo. Al
iniciar la exploración deben analizarse las constantes vitales y el estado neurológico
para establecer de forma inmediata la necesidad de medidas de soporte vital.
Exploraciones complementarias
El análisis toxicológico aparte de confirmar un diagnóstico clínico previo, será de
utilidad básicamente en dos circunstancias. En primer lugar para dilucidar el agente
causal de un coma tóxico en que ni la anamnesis ni la exploración física han sido
orientativas. En segundo lugar, para indicar un tratamiento antitóxico específico.
Los efectos más comunes de la mayoría de los antimicrobianos se producen a nivel del
tracto gastrointestinal y suelen ser leves. La forma más grave es la colitis
pseudomembranosa debida a la toxina de Clostridium difficile. Se origina con todos los
compuestos con mayor o menor frecuencia, si bien se observa principalmente tras la
administración de clindamicina (0,01-10%), ampicilina y cefalosporinas, y con menos
frecuencia de metronidazol, vancomicina y aminoglucósidos. El cuadro clínico se
manifiesta con diarrea acuosa, en ocasiones con sangre. Es común la presencia de dolor
abdominal, fiebre y leucocitosis. El tratamiento consiste en administrar vancomicina
intravenoso o metronidazol oral durante 7- 10 días.
Manifestaciones clinicas
1) Penicilinas: existe presencia de urticaria, la cual es variable, fiebre, exantema,
neuritis periférica, sibilancia, prurito, rubefacción, neutropenia e hipotensión después de
su uso intermitente o continuo. La administración intravenosa rápida de penicilina
potásica ocasiona arritmia y paro cardiaco. También existen casos de necrosis hepática
y anemia hemolítíca por reacciones anafilácticas. La ampicilina produce alteración
reversible de la función hepática y diarrea; meticifina ocasiona daño renal. La
dicloxacilina induce trastornos gastrointestinales, exantema y posible disfunción
hepática. La carbanicilina y ampicilina ocasionan leucopenia. La bacampicilina y
carbenicilina son similares a ampicilina. La bencil peniciloil polilisina, empleada como
antígeno para pruebas cutáneas de sensibilidad a penicilina, en ocasiones produce
reacciones graves por sensibilidad y no identifica a todos los individuos sensibles a la
penicilina; la cloxacilina produce hepatitis.
2) Tetraciclinas: clortetraciclina, oxitetraciclina, tetraciclina, doxiciclina,
demeclociclina y minocilina (Minocin) ocasionan náuseas, anorexia, prurito perianal,
erupciones cutáneas, fiebre, toxemia, aumento en los niveles de nitrógeno ureico en
sangre (BUN), reacciones psicóticas, anafilaxia y colapso por crecimiento exagerado de
microorganismos intestinales. En lactantes han ocurrido casos de aumento en la presión
intracraneal con abultamiento de fontanelas. También se desarrolla un síndrome
parecido al lupus eritematoso. La clortetraciclina y tetraciclina tienen la capacidad para
generar daño hepático mortal después de grandes dosis orales o intravenosas.
3) Cicloserina: con dosis superiores a 0.5 g/día es frecuente la precencia de cefalea,
mareo, letargo, polineuritis, comportamiento psicótico y convulsiones.
4) Neomicina: genera pérdida auditiva, daño vestibular, erupciones cutáneas,
esteatorrea y daño renal con proteinuria, edema y trastornos electrolíticos. La inyección
de dosis extensas de neomicina causan paro respiratorio y parálisis de los músculos
voluntarios.
5) Eritromicina, azitromicina, claritromicina, diritromicina: causan náuseas y
vómito, diarrea, postración, exantema. Existen casos de ictericia por administración de
estolato de eritromicina.
6) Nistatina: ocasiona náuseas, vómito, diarrea, exantema.
7) Antimicóticos-anfotericina B: las dosis terapéuticas producen fiebre, anorexia,
dolor en el sitio de inyección y, si la administración se prolonga, ocurre disminución
gradual en la función renal, como lo muestra el aumento en el BUN y en el nitrógeno no
proteico.
8) Troleandomicina: genera exantema, diarrea. Ocurren casos de daño hepático con
ictericia después de la administración de este fármaco.
9) Lincomicina y clindamicina: causan náuseas y vómito, inflamación intensa del
colon con diarrea, reacciones en la piel y mucosas, alteración de la función hepática con
ictericia y leucopenia reversible.
Dosis tóxica
Dosis máximas de algunos antibióticos
Nombre Vía Dosis Máxima
Amoxicilina v.o. 6 g/día
Amoxicilina-clavulánico v.o. 3000 mg/375mg/día
Ampicilina i.v. 12 g/día
Azitromicina v.o. 0.5-1 g/día
Cefazolina i.v. 6 g/día
Cefixima v.o. 400 mg/día
Cefotaxima i.v. 12 g/día
Ceftriaxona i.v. 4 g/día
Cefuroxima i.v. 6 g/día
Cefuroxima axetilo v.o. 1g/día
Claritromicina v.o. 1 g/día
Clindamicina v.o. 2.7 g/día
Cloxacilina i.v. 10-12 g/día
Fosfomicina v.o. 4 g/día
Gentamicina i.v. 1 dosis/día Inicio: 5-7 mg/kg
Penicilina G i.v. 24 millones U/día
Rifampicina v.o. 600 mg/día
Teicoplanina i.v.. 400 mg/día
Vancomicina i.v. 4 g/día
Diagnóstico
El diagnóstico de una intoxicación por Antibióticos, al igual que otras patologías, se
basa en: a) una anamnesis adecuada, b) una valoración de la sintomatología clínica
correcta y c) exploraciones complementarias.
Tratamiento
La actitud terapéutica frente a cualquier intoxicación aguda debe ser diferenciada en dos
etapas: el tratamiento inicial o de soporte de las funciones vitales y el tratamiento
específico. Esta diferenciación se hace por motivos de exposición didáctica ya que la
conducta terapéutica es única priorizándose las medidas de soporte vital.
Manifestaciones clínicas
La intoxicación aguda por fenotiazinas causa depresión del SNC con alteraci ón de la
conciencia, convulsiones, síndrome parkinsoniano y reacciones distónicas como crisis
oculogiras, tortícolis y discinesias orolinguales.
Dosis tóxica
Diagnóstico
El diagnóstico de una intoxicación aguda, al igual que otras patologías, se basa en: a)
una anamnesis adecuada, b) una valoración de la sintomatología clínica correcta y c)
exploraciones complementarias.
Tratamiento
1. En principio medidas de control general; están contraindicados los simpaticomim
éticos.
2. El uso de eméticos es ineficaz por la propia acción de las fenotiazinas. Además están
contraindicados por la posibilidad de inducir una reacción distónica de cuello y cabeza,
con el peligro de aspiración del producto vomitado.
3. Para disminuir la absorción debe recurrirse al lavado gástrico prolongado (hasta 12h),
administrando carbón activado de forma repetida y un purgante salino. Algunas
fenotiazinas son radiopacas, por lo que pueden visualizarse en una radiografía simple de
abdomen, lo que ayuda a decidir la pauta inicial de tratamiento a seguir.
4. Lavado intestinal con solución electrolítica de polietilenglicol.
5. No se puede acelerar la eliminación del fármaco por vía renal o extrarrenal
debido a su amplio volumen de distribución y unión a proteínas plasmáticas.
6. Monitorización cardiaca durante no menos de 5 días en caso de hallar alteraciones
ECG.
Manifestaciones clínicas
Los siguientes son síntomas de intoxicación digitálica:
Confusión
Pulso irregular
Pérdida del apetito
Náuseas, vómitos y diarrea
Ritmo cardíaco acelerado
Cambios en la visión (inusual), incluyendo puntos ciegos, visión borrosa,
cambios en la forma en la que lucen los colores y ver manchas
Dosis tóxica
• En adultos la ingesta superior a 2-3 mg puede producir síntomas.
• Situaciones de parada cardiaca se presentan generalmente, con dosis superiores a
los 10 mg.
• En los niños la dosis tóxica se sitúa alrededor de los 0.05 mg/kg y la
potencialmente mortal en 4mg.
Diagnóstico
• Historia clínica
• Analíticas
• Electrocardiograma
Tratamiento
• Carbón activado
• Debe tratarse la hiperkalemia con gluconato de calcio con dextrosa e insulina
• anticuerpos específicos de la digital
En caso de arritmias ventriculares el difenilhidantoinato 25--50mg IV en adultos
y 0.5 a 1 mg/kg/en niños
Bibliografía
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Michael A. Biblioteca Nacional de medicina de los Estados Unidos. Brenda conaway. Abril del
2019. Disponible en: https://medlineplus.gov/spanish/ency/article/000165.htm
Anexos