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Resumen Summary
El presente artículo pretende, desde la propuesta The present article intends, from Koselleck’s
de historia conceptual de Reinhart Koselleck, conceptual history proposal, to carry out a com-
realizar una práctica comprensiva del concepto prehensive practice of the concept of ‘solidarity’
de solidaridad en el contexto del Chile dictatorial. in the context of dictatorial Chile. The objective
El objetivo es ver cómo este concepto logra, en is to see how this concept manages, at the time,
la época, transformarse de índice a factor de to transform from an index to a reality factor
realidad a partir de la apropiación, resignificación, based on the appropriation, resignification, use
uso y proyección que realizan de él los sectores and projection made by the popular sectors and,
urbano populares y, en particular, el movimiento in particular, the movement of urban poor. To this
de pobladores y pobladoras. Para ello, se analiza end, various ‘popular bulletins’ edited by popu-
una muestra de boletines populares editados lation organizations in Santiago and Valparaiso
68 por organizaciones poblacionales de Santiago y between 1983 and 1987 will be analyzed.
Valparaíso entre 1983 y 1987.
Keywords: solidarity, movement of urban poor,
Palabras clave: solidaridad, movimiento de po- Civic-Military Dictatorship, conceptual history,
bladores, Dictadura, historia conceptual, Chile. Chile.
1 La presente investigación independiente fue realizada en el marco de la tesis doctoral: Prácticas autoeducativas de la
juventud urbano popular: saberes, control comunitario y poder popular territorial (Santiago, 1987-2013). Santiago: Universidad
de Chile, 2015.
2 Chileno. Doctor en Historia, Universidad de Chile. Académico del Departamento de Historia de la Universi-
dad de Santiago de Chile. Santiago, Chile. Correo electrónico: daniel.faure@usach.cl / Registro ORCID: https://orcid.org/0000-
0003-3909-609X
Dicho en palabras de Reinhart Koselleck -princi- bién límites para la experiencia posible y para
pal referente de esta corriente disciplinar-: “La la teoría pensable. Por esto la historia de los
historia de los conceptos va más allá de una conceptos puede proporcionar conocimientos
sistematización o adición de datos históricos de que desde el análisis objetivo no se tomarían
fuentes. Más bien es un acercamiento interpreta- en consideración. El lenguaje conceptual es un
tivo a la experiencia plasmada en los conceptos, medio en sí mismo consistente para tematizar
y descifra, en la medida de lo posible, las preten- la capacidad de experiencia y la vigencia de las
siones teóricas contenidas en los conceptos. teorías” (Koselleck, 1993, p. 118). Con ello, la
Literalmente se pregunta por la evidencia de la propuesta koselleckiana juega a centrarse en el
transformación que se produce en esa época, hiato que se genera entre el concepto mismo y la
cómo se ha articulado lingüísticamente en los realidad que es referente y referida, ubicándose
conceptos” (Koselleck, 2009, p. 99). de preferencia en el complejo espacio que se
da entre las situaciones sociales reales y el uso
lingüístico que se refiere a ellas. Más que una
Si bien trabajamos con ‘conceptos’ 1, no los
‘historia del concepto’, “[…] es el resultado de la
asumimos como una cosificación normada y
dinámica que se establece entre las experiencias
estática. En relación a ello, la Begriffsgeschichte
históricas y su captación o registro lingüístico”
introduce la variable temporal para dar cuenta y
(Koselleck, 1993, p. 183).
razón de los cambios que se producen concep-
tualmente, entendiéndolos no sólo “indicadores”
de los contextos que engloban sino también Es en ese sentido que plantea Koselleck que el
como “factores” suyos. Con cada concepto se concepto juega el doble rol de “índice” y “factor”:
establecen determinados horizontes, pero tam- “En la medida que los conceptos operan como
índices del cambio histórico, pero también, y
1 La propuesta de historia conceptual de al mismo tiempo, como concretos factores
Koselleck parte de la distinción entre ‘palabra’ y ‘concepto’, del mismo –contribuyendo de hecho a la “for-
ya que si bien cada concepto depende de una palabra, cada mación de la conciencia” y “al control de los
palabra no es un concepto social y político. Además, los
conceptos pueden ser jerarquizados por ‘rango’, existien- comportamientos” de los actores sociales-, el
do conceptos históricos fundamentales (conceptos guía, análisis conceptual se vincula inmediatamente
Grundbegriffe) y otros neologismos asociados. Sobre ello, a la historia social” (Chignola, 2003, p. 36). Por
explica: “Todos los conceptos fundamentales no sólo son
inalterables (en el sentido de que su formulación lingüística
ello, la propuesta de Koselleck logró colocar en
se mantiene inmutable durante largo tiempo), y, por tanto, evidencia la necesidad de combinar “[…] el nivel
discutibles y controvertidos, sino que poseen a la vez una del lenguaje y el nivel extralingüístico, es decir,
estructura temporal interna. Cada concepto fundamental
el texto y el contexto, o lo que es lo mismo, la
contiene varios estratos profundos procedentes de signifi-
70 cados pasados, así como expectativas de futuro de diferen- tensión que se produce entre el concepto y la so-
te calado” (Koselleck, 2004, pp. 37-38). Complementando, ciedad, entre la semántica histórica y la historia
“(…) uno de sus rasgos fundamentales radica en que la his-
social” (Vilanou, 2006, p. 51).
toria conceptual no es una historia de las palabras, ni una
historia de los términos, sino una historia de los conceptos
que parte de la siguiente premisa: una palabra se convierte
en concepto cuando se carga de connotaciones particu-
Así, la propuesta de la Historia Conceptual no
lares. En la medida en que se condensa una experiencia deja de observar el desarrollo histórico concreto y
histórica, un concepto articula redes semánticas, lo cual le material de los sujetos colectivos que despliegan
confiere un carácter inevitablemente plurívoco, cosa lógica
si tenemos en cuenta el fracaso del neopositivismo para
su historicidad, en tanto es en ese proceso en el
fijar un lenguaje conceptual unívoco: el concepto no es un que “se registran en el lenguaje cambios profun-
universo, sino un pluriverso. Por tanto, los conceptos como dos, cambios que son un resultado del menciona-
tales no tienen historia: contienen historias, pero no tienen
do proceso”; sin embargo, en un camino de ida y
ninguna” (Vilanou i Torrano, 2006, p. 49).
vuelta, presta atención a cómo este proceso “(…) intelectual, sino de comprensión y de aportación
es un producto de conceptos que tienen la sin- política, al relevar el papel desafiante de estos
gularidad de ‘anticipar el futuro’. Esta capacidad conceptos como articuladores de realidad,
de los conceptos de expresar anticipadamente como productores de realidad: “Los conceptos
el futuro, antes de que las posibilidades de éste son «esquemas de orientación y de acción para
se hayan dado, es completamente nueva” (Oieni, la praxis y la teoría» [Por lo mismo, la Historia
2004-2005, p.33). conceptual] siente una especial predilección
por aquellos conceptos mediante los cuales la
filosofía se implica en la praxis de la vida, en
En la misma línea, Koselleck plantea que en
las luchas políticas e ideológicas de la época”
los conceptos no sólo hay un utillaje necesario
(Villacañas y Oncina, 1993, p. 13).
para nombrar la realidad, agrupando situaciones
concretas, sino que, además, estos conceptos
sobrepasan dichas experiencias, y devienen en De la Historia Conceptual a la
anticipaciones que sirven de apertura al futuro. Historia Social Popular chilena.
En palabras de Koselleck: “[…] cada concepto
tiene su propia estructura interna, que no sólo
Sobre los sentidos políticos de la
se revela en una aplicación singular, sino que la práctica historiográfica
hace posible. Las estructuras lingüísticas son
más duraderas que los acontecimientos (o los Asumiendo el desafío planteado en el párrafo
preceden). Por eso los conceptos tienen, más precedente, el de una práctica disciplinaria que se
allá de su aplicación singular, variadas posibi- implique en ‘la praxis de la vida’, sostenemos que
lidades de aplicación repetitiva y, asimismo, la el trabajo mismo de la historiografía, y en parti-
capacidad de fundar experiencias” (Koselleck, cular de la Historia Social Popular chilena, puede
2009, p. 25). convertirse en campo posible de intervención
experiencial en la sociedad, en tanto se asuma
nuestro trabajo como un espacio de compren-
Ahora, como pauta de análisis, la historia concep-
sión de las lógicas de construcción –concep-
tual ha establecido la existencia de cuatro proce-
tuales y de acción- de los sujetos en el pasado
sos paralelos que tienden a ser condicionantes
y socialicemos esa construcción lingüística a
para la evolución conceptual –y elementos clave
otros y otras, en busca de construir sentidos co-
para pensar su estudio-. Ellos son: “democra-
munes2. En esa perspectiva es que entendemos
tización (conceptos conocidos antes entre el
este desafío de plantear un ejercicio de historia
estamento intelectual encuentran audiencia
conceptual desde abajo y desde dentro.
también en otras capas sociales), ideologización 71
(por ejemplo, el cambio del plural “libertades” al
singular “libertad”, indica el emplazamiento del Instalados en un momento de alta conflictividad
concepto en un nuevo campo discursivo), poli- discursiva y, partiendo de la base de que “[…]
tización (conceptos fundamentales sirven cada la lucha por imponer una imagen particular de
vez más como arma arrojadiza, polémica, y se mundo y fundar en ella unas determinadas re-
tornan así polisémicos) y temporalización (se
vuelven procesuales y adquieren expectativas 2 “[…] afirmar la esencial «lingûisticidad»
(Sprachlichkeit) de la experiencia humana no significa, ne-
de cara al futuro)” (Vilanou, 2006, p. 182). cesariamente, encerrarse en el círculo encantado del len-
guaje. El lenguaje es fundamentalmente una apertura al
mundo y diálogo inter-subjetivo, además de ser una media-
Es ahí donde nace el desafío, la propuesta: el es- ción esencial para la comprensión de sí mismo” (Jervolino,
tudio de los conceptos no sólo sería un ejercicio 2005, p. 499).
inicial pareciera estar dado por Pierre Lerroux la encíclica Pacem in terris de Juan XXIII
(1797-1871) quien, según la autora, “[…] parece (1963), en donde se reflexiona sobre las
haber sido el primero en emplear esta palabra: cuatro virtudes de las relaciones inter-
‘Yo lo he tomado, en el Grève de Samarez, de los nacionales, verdad, justicia, solidaridad
legistas para introducirlo en la Filosofía, o mejor y libertad. En la encíclica Populorum
dicho, en la Religión’”. Su idea fue reemplazar progresio de Pablo VI (1967) se analiza
la caridad del Cristianismo por la solidaridad la solidaridad como un hecho, un bene-
humana, fundándose en razones que sólo pue- ficio y un deber, y en su carta apostólica
den convencer a un positivista y que él mismo Octogesima adveniens (1971), se difunde
expuso en su libro De l´Humanité. Pierre Lerroux la renovación de la educación sustentada
hace de la solidaridad una característica antro- sobre los principios de solidaridad. Ade-
pológica que la convierte en la base de la vida más el Concilio Vaticano II denuncia las
social; supera la división del género humano en actitudes antisolidarias de la sociedad
naciones, familias o propiedades, estableciendo en general, tal es el caso del lucro exce-
la unión entre los hombres. Este concepto esti- sivo, los nacionalismos, la dominación
mado en su dimensión semántica se aproxima política, el carácter militarista, difundir
al término filantropía” (Pérez Rodríguez de Vera, e imponer ideologías, etc. También la
2007). economía va unida al desarrollo solidario
de la humanidad, de tal manera que las
mejoras económicas de los países desa-
Sin embargo, es el campo discursivo eclesial el
rrollados contribuyan a las de los países
que, en nuestro caso nos interesa. Esto porque
subdesarrollados” (Pérez Rodríguez de
será este espacio el que reinstalará, con nueva
Vera, 2007).
lógica, el concepto dentro de amplios sectores
sociales –en particular, los populares- desde
mediados de los años 60 en adelante y no sólo Sobre la instalación del concepto
en Chile, sino a nivel mundial. Así, veremos en América Latina, Chile y sus es-
como en este período, al interior del espacio
eclesial –que planteamos originalmente como
pacios de socialización
el principal ejecutor y constructor de sentidos “Al hacer el balance ‘social’ del siglo XX chileno, es
del término-, se dio una disputa clave en el que preciso, pues, hacer un Inventario de doble entrada,
el concepto mismo de solidaridad debió deba- que haga converger, de un lado, los impactos de la
tirse el terreno junto al de caridad, sin obtener realidad exterior en los sujetos de carne y hueso
(principalmente de la baja sociedad civil) y, de otro,
grandes avances precisamente hasta mediados
los ‘hechos hermenéuticos’ que determinaron las 73
del siglo XX4, donde acciones de esos sujetos y su impacto en la produc-
ción de la realidad exterior” (Salazar, 2003, p. 350).
“(…) después, del Concilio Vaticano II las
A mediados del siglo XX, América Latina se vió
encíclicas papales adoptan la expresión
sacudida por la rápida aparición, multiplicación
“solidarietas” con el significado de solida-
y fortalecimiento en discurso y repertorios de
ridad. A lo largo de la Doctrina Social de
acción de diversas franjas de los sectores po-
la Iglesia se hace patente esta voz, desde
pulares, en particular de los sectores de pobres
del campo y de la ciudad. En este proceso, la
4 Sabemos la irresponsabilidad intelec-
tual que significa hacer esta síntesis extrema del proceso. Iglesia Católica latinoamericana tuvo un rol
Sin embargo, lo hacemos en tanto creemos que no corres- protagónico en tanto alimentó los procesos de
ponde al problema específico que trabaja este escrito.
te, las escuelas donde los sectores populares pública, y los discursos y las acciones llevadas
encontraron la libertad y oportunidad colectiva a cabo, ahora en clave comunitaria, mostraron
de releer el bombardeo fáctico de la Dictadura, dichos conceptos en práctica, estableciéndose
desplegando su sentido hermenéutico que les ya no como reconceptualizaciones de mundo
permitió levantarse, actuar y proyectarse. Y es –o de la realidad material- sino principalmente
donde el concepto mismo de solidaridad abrió como horizontes de expectativas. Y es aquí
puertas para ello. donde, ya definido, se inserta la propuesta de
este trabajo.
Y ojo que cuando hablamos de escuelas (o con-
traescuelas) nos referimos a hechos verificables, Sobre el concepto de
en tanto dentro de ese proceso de proliferación y solidaridad como índice y factor
desarrollo de las CCB se dió el proceso paralelo
de surgimiento y proliferación de prácticas de lo
La irrupción de los sectores populares en el
que empieza a denominarse ‘educación popu-
período de 1983 a 1987, en las denominadas
lar’ (bajo inspiración de Paulo Freire, educador
‘Jornadas de Protesta Nacional’ significó la
brasileño y militante de la iglesia cristiana de
ampliación en los repertorios de acción del movi-
base en su país natal), en las cuales, del 76 al
miento popular en su conjunto y del movimiento
83, se promovieron espacios de ‘reencuentro y
de pobladores y pobladoras en específico –y,
relectura del mundo y la palabra’ (Fauré, 2011).
con ello, una ampliación en el concepto mismo
de política- (Garcés y Delamaza, 1985). Frente
Fue en este escenario donde se dio un proceso a ello, sostenemos que este paso se vio posibi-
de aceleración contrafactual, desde abajo y des- litado por el desarrollo mismo de los conceptos
de dentro: si bien las posibilidades de expresión antes descritos.
pública no existían, y los canales tradicionales
de participación política se hallaban cortados
Para analizar este proceso, se revisaron una
por el poder fáctico, desde ‘el interior’ de los sec-
serie de boletines populares desarrollados por
tores populares se dio un profundo proceso de
organizaciones poblacionales y coordinadoras
relectura de mundo, el cual encontró en dichas
de organizaciones del período, enfocándose en
CCB un espacio propicio. Subrepticiamente, los
los editados en dicha etapa5. En virtud de ello,
sectores populares se encontraron en una pa-
por razones de exposición y análisis, hemos creí-
radoja profundamente productiva -en términos
do necesario identificar tres sujetos colectivos
conceptuales-, ya que si bien se salta, en lo físico,
hablantes que son parte de este movimiento
de lo público a lo privado, en lo conceptual esto 75
de pobladores y pobladoras y de sus organiza-
significó, tras la proliferación de espacios de (re)
ciones poblacionales, a partir de los cuáles se
encuentro común-unitario, la ampliación desde
realizará la presentación:
el concepto de clase al de pueblo –en términos
de identidad- y de lucha al de solidaridad –en
términos de acción-. a) Sujeto 1: los grupos eclesiales moni-
tores. Personas vinculadas a la Iglesia y
que dirigían los trabajos en las CCB.
Así, cuando la crisis económica de 1982 dejó
al descubierto las contradicciones mismas del 5 Esto no deja de tener complicaciones,
modelo que se instalaba, se generaron las grie- ya que, en muchos casos, dichos boletines no contaban
con fecha precisa de publicación, por lo que en varios de
tas por las que se dio la irrupción masiva de los ellos se realizaron aproximaciones a partir de los datos
sectores urbano populares en la escena política que referenciaban.
b) Sujeto 2: las CCB, sus bases. ella caen junto al agua cuatro conceptos junto a
c) Sujeto 3: los grupos políticos. Sectores una leyenda anexa:
de militantes y ex - militantes que, por las
condiciones del período, encontraron en “Verdad – Justicia – Esperanza – Solidaridad.
dichos espacios (no sólo eclesiales, sino,
en general, comunitarios), un refugio y un
Una Iglesia dinámica comprometida con
espacio para la redefinición de sus discur-
los problemas de los hombres es como el
sos y prácticas políticas
agua corriente: calma la sed de la gente
y renueva sus energías.” (Amerindio Nº2,
Así, ya ubicados en el período, una primera cons- s/f, p.8).
tatación. Al abrir las primeras ventanas hacia el
discurso y el concepto específico de ‘solidaridad’,
Visto así, la conjunción es interesante, ya que,
nos encontramos con una confesión interesante
de una forma u otra, esta leyenda logra reunir
del Sujeto 1:
algunos de los conceptos clave del período y, por
otro, resume la lógica misma de la Iglesia Cató-
“La palabra “Solidaridad” es actual, está lica: la denuncia (verdad – justicia) y el anuncio
de moda. En Chile funciona desde 1976 la (esperanza – solidaridad).
Vicaría de la Solidaridad como expresión
del ‘compromiso de la Iglesia con los que
Sin embargo, en lo que respecta a solidaridad
sufren’. El Papa Juan Pablo II cita la pala-
en específico, ésta suele aparecer en el perío-
bra no menos de 10 veces en la encíclica
do, para este Sujeto1 junto a otros subgrupos
‘Laborem Exercens’, y en su último viaje a
conceptuales, que refieren principalmente a la
Polonia tuvo la osadía de pronunciar la pa-
dinámica interna –de fe y de práctica de ella en
labra proscrita. Recientemente nuestros
tanto hermanos y hermanas-, más que aquellas
obispos nos han dirigido un llamado a la
que refieren al (a)salto a lo público:
solidaridad y han creado la Comisión de
Solidaridad de la Iglesia ante la situación
actual, ‘situación de emergencia’” (Díaz “Emotiva fue nuestra llegada al ver como
Mateos, s/f, p. 2). los pobladores presentes compartían su
Olla Común con nuestros hermanos en un
ambiente FRATERNO Y SOLIDARIO en el
Como Díaz Mateos expone, la estrategia estaba
cual no faltó la guitarra y los cantos que
tenido éxito. El concepto, patentado por la Iglesia
76 amenizaron esa mañana de domingo”
Católica, había permitido traspasar sus fronteras
y hacerse pública –en sentido de país y de de- (Amerindio Nª2, s/f, p. 4).
nuncia-, pero también con un profundo impacto
en la acción privada, en el trabajo mismo de las Por lo mismo, no es de extrañar el correlato de
CCB. Y es aquí donde hay que profundizar. A fin dicha red categorial con lo que plantea el Sujeto2
de cuentas, la jerga católica no ofrece un concep- (amor – felicidad - solidaridad):
to aislado, sino una familia de sentido, una red
categorial, y, en ella, ya se concatenaban otros
“Sirve a los demás y serás feliz
conceptos guía. Así, en las páginas de la revista
Amerindio, en la sección de la Jefatura Eclesial Cultiva el amor que nos demuestra soli-
de una CCB aparece dibujada una cascada, y, de daridad
izquierda que, a su vez, también sólo encuentra de una acción consciente de carácter clasista:
sentido, en la época, asociado con solidaridad,
en un camino de ida y vuelta:
“Siendo uno de los frentes con más
dinámica en su vida interna a la cual
“Si pues. Resulta que a muchas familias nos orgullece que nuestras mujeres se
que viven en nuestra población les da ver- la jueguen. Hoy vuelve a tocar los senti-
güenza acercarse a nuestra olla común, mientos de madre y realizaran una PEÑA
como si fuera un crimen o un delito organi- SOLIDARIA para con CARMEN GLORIA
zarse para enfrentar nuestros problemas. QUINTANA ARANCIBIA. La cual lleva por
consigna “PARA QUE EN CHILE NUNCA
MAS” ¡¡1986: AÑO DECISIVO. PALABRA
Nosotras preguntamos, ¿Acaso somos
DE MUJER!!”
los pobladores los responsables de
que no haya trabajo? ¿Somos nosotras
responsables de los sueldos miserables (“Frente de mujeres”. Boletìn Coordina-
que pagan los patrones a los pocos que dora Caro-Ochagavía, 1986, p. 2).
tienen trabajo? ¿somos nosotras las que
creamos el hambre en las poblaciones?
“[…] cuando los pobladores buscan orga-
NO PUES. Nosotras no hicimos la política
nizadamente solución a sus problemas,
económica que necesita que haya mucha
como son la vivienda, la salud y educa-
gente sin trabajo para poder funcionar.
ción, la alimentación, etc., los comité de
Nosotras no somos las dueñas de las
cesantes, organizan ollas comunes que
fábricas donde se le roba a nuestros
son una respuesta positiva al problema
maridos lo que ellos son capaces de
del desempleo y a la alimentación, pode-
producir. A ellos, a los Chicago Boys que
mos decir que en Santiago existen más
impusieron por la fuerza la política eco-
de 400 ollas comunes, que buscan por
nómica de la cesantía, a los empresarios
medio de la solidaridad y denuncia ser es-
que comen como reyes y hambrean a los
cuchados, para manifestar su desacuerdo
trabajadores, A ELLOS LES TIENE QUE
al gobierno…”
DAR VERGÜENZA PORQUE LE ROBAN A
(“Ollas comunes”.
LOS POBRES.
El portavoz Nº7, 1983).
se encuentran detenidos los compañe- ciencia) y lo político (la lucha, o lucha de clases).
ros Bernardino Chacana y Mario Medina La solidaridad es conciencia actuada; es, en el
con los que solidarizamos y llamamos sentido freiriano del término, la verdadera praxis
a solidarizar a todas las organizaciones (la conjunción de acción y reflexión):
populares”
(Boletín ODEPO - Organización de de- “<En Forestal: Pobladores y Profesores
fensa de los Derechos Poblacionales V Movilizados>: El Comando de Defensa
Región Nº 16, pp. 3-4). de la Educación de Forestal, está reali-
zando variadas actividades enfocadas a
En relación a lo anterior, la sustitución de clase y la denuncia y solidaridad concreta del ya
conciencia por los conceptos de pueblo y solida- conocido problema del despido masivo de
ridad no es sólo un cambio de uno por otro, sino, profesores. Es así como el sábado 21 de
en ambos casos, una ampliación: en ese sentido, Febrero se llevó a cabo un acto artístico
pueblo aparece como un ente aglutinador con cultural en la capilla del sector las torres,
mayor potencia que clase. A fin de cuentas, el el que contó con una presencia de apro-
surgimiento de las Jornadas de Protesta Na- ximadamente 80 personas y el siempre
cional implicó precisamente un proceso donde incondicional aporte de cantautores po-
aparece en escena un sujeto histórico amplio pulares. Además se están completando
y diverso que los poderes fácticos no supieron listas de firmas en rechazo del retroceso
nombrar –y tampoco esperaban ver aparecer- de la educación y el reintegro de todos los
(los ‘otros’: cesantes, dueñas de casa, allegados profesores despedidos. Otra actividad es
y allegadas, jóvenes poblacionales, etc.). En ese la campaña del kilo que servirá para reunir
sentido, al escaparse de las categorías clásicas alimentos no perecibles para la futura olla
de representación de los sectores bajos de la común de los profesores”
sociedad –trabajadores, clase obrera- el nuevo (Boletín ODEPO - Organización de de-
sujeto tuvo que vivir un nuevo bautismo, un au- fensa de los Derechos Poblacionales V
tobautismo; y de su posición subordinada en las Región Nº 17, año III, p. 5).
redes conceptuales del ayer (de ser la comparsa
en los sloganes setenteros que llamaban a ‘la
Es por esto que planteamos que, a pesar de las
clase obrera y el pueblo pobre’), hoy surgían como
divergencias conceptuales de los tres grupos
un solo cuerpo, una comunidad (común-unidad),
mencionados anteriormente, lentamente comen-
apoyado por la conceptualización cristiana.
zó a fraguarse una síntesis, donde la solidaridad
80 como praxis lograba sintetizar no sólo un carác-
Por otro lado, el concepto de solidaridad lograba ter práctico verificable en el período (las múlti-
ampliar la perspectiva misma de conciencia ya ples prácticas comunitarias que, reticularmente,
que implicaba siempre en su formulación un empezaron a extenderse como forma de apoyo
carácter práctico. Es decir, si bien se lee que mutuo frente a la represión y las necesidades
la solidaridad implicaba, en primer término, un y que, desde el 11 de Mayo de 1983, tuvieron
grado de conciencia de clase, no se remitía sólo su bautismo público como movilizaciones o
al poseer dicha conciencia. El concepto de soli- acciones políticas), sino que, además, pasó a
daridad deviene necesariamente en acción. Por constituirse en un referente creador de realidad
lo mismo, la potencia del mismo reside en que y futuro, un factor de transformación.
es capaz de sintetizar, en un solo concepto, lo
que ayer se diferenciaba como ideológico (con-
En la siguiente cita se puede dar cuenta del diversas actividades y que entre ellas se
primer punto planteado: el de solidaridad como encuentra, visitar periódicamente a los
un concepto que nombra a lo ya existente, pero presos políticos. Horario: martes, jueves
no conceptualizada; la solidaridad como expre- y domingo desde las catorce treinta hasta
sión de la diversidad de prácticas populares las diecisiete treinta horas.
comunitarias:
ACTIVIDADES QUE SE HAN
“Comedor Infantil, Centros de apoyo DESARROLLADO
escolar, Talleres de Mujeres, Grupos
Juveniles, Bolsa de Cesantes, Botiquín
Se han realizado actividades para ir en
Poblacional, cursos de primeros auxilios,
ayuda de los detenidos: una rifa, bonos
CEVAS, macramé, teatro, actos cultura-
de cooperación, un [ilegible] en los que
les… Nuestra Casa, LA CASA SOLIDARIA,
afortunadamente los pobladores respon-
presta servicios a nuestro grupo, a la Co-
dieron como esperábamos. Invitación:
munidad Cristiana, al Comité de Adelanto
“GRAN RIFA SOLIDARIA”; invitamos a
Los Copihues, y en general a todos quie-
cooperar en esta gran rifa solidaria, para
nes la solicitan en Pro de la comunidad”
seguir ayudando a los detenidos del 8
(“Historia del Trabajo Social y Poblacio-
de Marzo, que aún siguen encarcelados”
nal”. Boletín Informativo, Grupo Juvenil
(Atención”. El Boletín. Frente Poblacional
Los Copihues, Villa Nonguén Nº12, año
Tucapel Nº2, abril de 1987, p. 2).
3, 1984, p. 3).
los sujetos habían construido para representar objetivo: encubrir/descubrir y sintetizar –en clave
la realidad, incluyendo, en ese sentido, la prohibi- proyectiva-. Encubrir, por un lado, el uso de otro
ción de la palabra y de los espacios donde ésta concepto que, por las condiciones fácticas del
se discutía, reelaboraba y plasmaba en acciones período, se hallaba proscrito: el de conciencia
concretas (desde la calle a las universidades, (relacionado con otro concepto guía, el de clase),
desde el Parlamento a los grandes congresos y descubrir, por otro lado (aunque en profunda
programáticos, desde los medios de comuni- relación con el anterior), la posibilidad de operar
cación masivos a las masivas manifestaciones en la práctica con un nuevo concepto que, sin
culturales). la pérdida del sentido, permitía –políticamente
hablando- lograr la amplitud necesaria para la
inclusión de otros sujetos y sujetas en la lucha
Ese proceso significó, para amplios sectores
política antidictatorial; y, desde otra perspectiva
sociales, un salto de lo público al espacio pri-
y como segundo objetivo, sintetizar en un nuevo
vado donde, en diversas poblaciones del país,
concepto ciertas lógicas de acción que el con-
tuvieron que levantarse nuevos espacios de
cepto mismo de conciencia de clase y lucha no
encuentro que supieran ocupar las rendijas de
lograban abarcar en su conjunto, y que al surgir
libertad que este sistema dejaba. En ellos, y en
el concepto de solidaridad, logran hacer de él
particular en los levantados al alero de la Iglesia
un concepto de relectura de mundo y de praxis
Católica (CCB) se dio un interesante proceso
(acción y reflexión unidas) de carácter proyectivo.
hermenéutico popular el cuál, frente a la nueva
realidad, los sectores populares supieron adop-
tar nuevos conceptos que al ser resignificados
permitieron, por un lado, nombrar y validar las
acciones que, reticularmente, volvían a entrelazar
el tejido social popular y, por otro lado, volver a
levantar imágenes proyectivas, horizontes de
expectativa tras los cuales se pudieran aglutinar
diversos sujetos en un proceso de reconstrucción
de un nuevo proyecto histórico de largo aliento.
Proceso donde el concepto de solidaridad no
sólo sirvió como soporte para las acciones y
discursos de la época, sino que aún se mantiene
como referente de un proyecto que, en tanto se
rige por los tiempos sociales –o populares- y
82 no por los tiempos políticos del poder de los de
arriba, aún está en constante (re)construcción.
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