1930 fue la primera catástrofe sanitaria atribuida a la contaminación. Conmocionó a la comunidad científica y a las clases políticas de entonces, sobre la gravedad de la contaminación química y condujo a la adopción de legislaciones en materia de calidad del aire y de control de las emisiones. A lo largo de las 15 millas en el estrecho de Meuse Valley entre Huy y Lieja había 4 hornos de coque, 3 fábricas de acero, 4 fábricas de vidrio, y 3 fundiciones de zinc. Las emisiones contaminantes eran, por tanto, habituales y notables en la zona. Sin embargo, fue la conjunción de esas emisiones contaminantes con unas condiciones meteorológicas muy específicas la que condujo al fatal desenlace. El 1 de diciembre de 1930 una espesa niebla cubrió gran parte de Bélgica. Los vientos de muy escasa velocidad no permitieron la evacuación natural de los contaminantes permitiendo que estos se asentaran sobre el Valle de Meuse provocando serios problemas de salud entre la población de aproximadamente 9 000 habitantes. El día 3 de diciembre, tras dos días de una niebla persistente y cada vez más densa, cientos de personas que vivían en el tramo del Valle de Meuse situado entre las ciudades de Huy y Lieja, empezaron a experimentar todo tipo de problemas respiratorios, algunos de ellos muy severos, desde la irritación laríngea, la tos y el dolor, hasta la disnea (dificultad para respirar), el asma y signos de edema pulmonar como la cianosis. Las náuseas y los vómitos fueron también muy frecuentes. El día 4 de diciembre las muertes comenzaron a sucederse y el día 5 de diciembre, cuarto y último día de niebla, cuando ésta comenzó a disiparse, más de 60 personas habían muerto. El mayor número de muertos se produjo en Engis, una población de 3.500 habitantes enclavada en el valle. Un primer elemento entre el cúmulo de condicionantes meteorológicos que tuvo lugar fue la existencia de un viento muy débil que empujaba la contaminación emitida por las fábricas de Lieja hacia el tramo del Valle de Meuse donde ocurrieron los hechos. Fueron otros tres factores los que condujeron a una acumulación inusitada de los gases contaminantes a lo largo del valle: 1) Las colinas de alrededor de 100 m de altura que flanqueaban el río y daban forma al valle impidieron el escape de la contaminación por los lados. 2) Una inversión térmica, instauro a unos 80 m de altura una barrera atmosférica que impedía que la contaminación ascendiera.
CONTAMINACIÓN ATMOSFÉRICA Y CONTROL INGENIERÍA AMBIENTAL
3) La densidad de la niebla impidió, en tercer lugar, la precipitación hacia el suelo de los agentes contaminantes, que se mantuvieron en suspensión, cada vez en mayores concentraciones, hasta que cambiaron las condiciones meteorológicas. Aunque las personas mayores con enfermedad cardiopulmonar tuvieron la mayor mortalidad, todas las edades desde los niños adultos se quejaron de irritación de los ojos y el tracto respiratorio. La aparición de enfermedades agudas disminuyó rápidamente cuando la niebla dispersa. La tasa de mortalidad en la zona fue de 10,5 veces lo normal. Se estimó que la concentración de dióxido de azufre era 38.4 ppm en esta área. El comité de expertos designado entonces por las autoridades de Lieja para investigar las causas del suceso apuntó a las altas concentraciones de dióxido de azufre (SO 2) procedente de la combustión de carbón en las fábricas y los hogares y al anhídrido sulfuroso y el ácido sulfúrico que pudieron derivar del primero, como causantes del desastre sanitario, aunque estudios posteriores han atribuido la responsabilidad a otras sustancias. Hubo quienes pensaron que los fluoruros pueden haber contribuido al aumento de la mortalidad y la morbilidad, en lugar de SO2.