Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
*65:,16:<7,9069+,05=,:;0.(*065,:*0,5;Ð-0*(:
<50=,9:0+(+ð:,=033(
+07<;(*0Ô5+,:,=033(
«NO SE HACE PUEBLO SIN ELLAS»
AMELIA ALMORZA HIDALGO
+I\nTWOWOMVMZITLMX]JTQKIKQWVM[WÅKQITM["P\\X"X]JTQKIKQWVM[WÅKQITM[JWMM[
© DIPUTACIÓN DE SEVILLA
Servicio de Archivo y Publicaciones, 2018
Menéndez Pelayo, 32 - 41071 Sevilla
NIPO: 059-18-137-3
e-NIPO: 059-18-138-9
ISBN de la Editorial Universidad de Sevilla: 978-84-472-2851-5
1;*6LMT+WV[MRW;]XMZQWZLM1V^M[\QOIKQWVM[+QMV\yÅKI["978-84-00-10456-6
M1;*6LMT+WV[MRW;]XMZQWZLM1V^M[\QOIKQWVM[+QMV\yÅKI["978-84-00-10457-3
ISBN del Servicio de Archivo y Publicaciones de la Diputación de Sevilla: 978-84-7798-432-0
Depósito Legal: M-41364-2018
Ajuste y maquetación: Ángel de la Llera (Editorial CSIC)
Impresión: Solana e Hijos, A.G., S.A.U.
Impreso en España-Printed in Spain
En esta edición se ha utilizado papel ecológico sometido a un proceso de blanqueado ECF, cuya fibra procede
de bosques gestionados de forma sostenible.
ÍNDICE
PARTE I
LA EMIGRACIÓN DE MUJERES AL VIRREINATO DE PERÚ
7
ÍNDICE
PARTE II
MUJERES ESPAÑOLAS EN LA CIUDAD DE LOS REYES DEL PERÚ
8
ÍNDICE
9
ÍNDICE
ANEXOS
10
PRÓLOGO
El libro que el lector tiene en sus manos está basado en la tesis doctoral defendida por
Amelia Almorza en el Instituto Universitario Europeo de Florencia en el año 2011. Escri-
bir un prólogo después de este tiempo es un motivo de nostalgia, pero también de alegría.
El trabajo, además, se inició en la Universidad Pablo de Olavide, a la que ha termi-
nado regresando la autora, y ha tenido una larga e interesante historia. A Amelia le cabe
el mérito —aparte de otros aquí evidentes— de ser ella quien eligió su tema de investiga-
ción; un tema del que, me consta, estaba prendada como historiadora, como persona apa-
sionada por América Latina y, por último, pero no menos importante, en su condición de
mujer. Ninguna de estas cosas es extraña. Y menos la última, como explicaré a continua-
KQ~V8MZWTI\ZIaMK\WZQILMM[\M\ZIJIRWM[U]a[QOVQÅKI\Q^ILMTIM`Y]Q[Q\INWZUIKQ~VLM
su autora.
Amelia Almorza ha sabido aprovechar el tesoro más importante del pasado sevillano, y
el que encierra los fuertes lazos que atan a esta ciudad con el mundo: el cada vez más precia-
do Archivo General de Indias, el valor de cuyos fondos, siempre incalculable para la huma-
nidad, crece para los historiadores a medida que estos se dan cuenta de la importancia de la
historia global. Su autora pudo disfrutar de la formación, también exquisita, del que es uno
de los centros más importantes de investigación del mundo: el Instituto Universitario Europeo
de Florencia, donde por aquellos años de principios de este siglo un grupo reducido de colegas
desarrollábamos y poníamos en circulación conceptos que en el momento presente empiezan a
ser de todos y que, como todas las ideas importantes, se usan sin percibir su origen: historia
conectada, historia trans-nacional, historia global, historia atlántica... Ninguna de estas
ideas la creamos en Florencia, pero todas se reciclaron, se perfeccionaron y se enviaron al
mundo exterior desde allí merced sobre todo a la colaboración de un grupo amplio de estudian-
tes como Amelia que, al incorporarla a sus investigaciones, pasaron a ser los mejores emba-
jadores que podíamos imaginar. El Instituto es así un centro pionero en muchas de las formas
que hoy se imponen a la hora de hacer historia. Debo confesar que siempre me llamó la
atención —y lo suelo comentar con mis ellos—, cómo allí muchos de nuestros estudiantes
absorbían estos conceptos pensando que siempre procedían del exterior. Cuando se está en el
11
BARTOLOMÉ YUN CASALILLA
centro de un sistema pocas veces notamos que buena parte de ese sistema gira en torno al
punto en que estamos, y que lo que parece traído de fuera, es en realidad una reelaboración
creativa e incluso una creación en sí misma desde dentro también.1 Me gustaría pensar que,
gracias a investigadores como Amelia, la universidad española pudiera estar creando situa-
ciones parecidas. Lo contrario es el seguidismo o el atraso, dos males a cuál peor.
Amelia volvería en su carrera a su Sevilla natal, donde hoy forma parte activa del
grupo de investigación Globalización Ibérica que tengo el placer de coordinar y de ArtEm-
pire (apoyado sobre una Consolidator Grant del European Research Council)
que tan brillantemente dirige la doctora Bethany Aram en la Universidad Pablo de Olavide.
Espero que el periplo le haya compensado a Amelia Almorza. Es evidente, a la vista de esta
publicación, que sí nos ha compensado a los que, en su camino o no, entendemos que el
historiador y la historiadora (así lo diría también ella, con justicia) tienen todavía algo que
decir a un mundo que, cada vez más, parece mirar solo al futuro, cuando no tiene las nari-
ces hundidas en la pantalla de un teléfono móvil.
La pregunta que hay que plantearse, pues, es por qué un libro como el presente es una
aportación. Creo haber explicado en alguna ocasión —con poco éxito— que la Historia
no siempre se hace para algo, sino por algo. Ese algo normalmente tiene que ver con una de
las pasiones más humanas: la curiosidad, en este caso la curiosidad por el propio pasado.
Las personas se desviven por conocer las sociedades, las comunidades sociales, su pasado.
Ninguno de nosotros podrá vivir el futuro sin conocer el pasado.
Este libro es una muestra palpable de ello. En sus páginas, una persona deslumbrada
XWZ)UuZQKI[MXZMO]V\IK~UWTI[U]RMZM[KWVTI[Y]M[MQLMV\QÅKIPIV^Q^QLWTIM`XMZQMVKQI
de lo que hoy denominamos erróneamente primera globalización, globalización pri-
mitiva y de muchos otros modos. Así, el libro no surge para algo, sino por algo y va aso-
ciado a la personalidad —entusiasta, por cierto— de su autora. Si no fuera porque se podría
tomar como una crítica (y es un elogio), yo diría que el libro se caracteriza por la falta de
distancia entre autor y tema, pues la implicación de su autora por su contenido es más que
evidente. No sé si es esa pasión de la autora por su tema el secreto de que el trabajo se haya
culminado y el lector lo tenga entre sus manos. La historia de las mujeres ha sido escenario
de un giro copernicano, pero a veces no percibido en las últimas décadas. Hemos pasado de
una historia de las mujeres como objeto de estudio a una perspectiva de género. Lo que cuenta,
1
Entre los años 2005 y 2011, si no recuerdo mal, Amelia Almorza asistió a seminarios impartidos por mí
mismo y por colegas como Antonella Romano, Gerhard Haupt, Steve Smith, Kiran Patel, Sebastian Conrad y otros
sobre historia comparada y trans-nacional, historia global y atlántica, circulación de ideas y transferencias culturales,
circulación global de bienes y modelos de consumo, etc. e incluso se pudo beneficiar de la Summer School of Trans-
national and Comparative History que tuve la suerte de dirigir desde 2004 y durante varios años junto con algu-
nos de los colegas mencionados y, en particular, con Gerhard Haupt y Antonella Romano.
12
PRÓLOGO
cada vez más, ya no es que estudiamos a las mujeres, sino que estudiamos el pasado bajo el
prisma de la acción de las mujeres y de los hombres, bajo la idea de que es una Historia con
género. Esto, aparentemente banal, es crucial. Quiere decir que, puesto que se trata de una
perspectiva, todo se puede mirar desde esa perspectiva y que no hay objeto de estudio —la
economía, la cultura, la acción política, la sociedad, la enseñanza, la guerra… lo que que-
ramos— que no se pueda y se deba ver desde ese punto de vista. Quienes se han ocupado de
cómo se ha escrito la Historia —la historiografía— saben que este es un giro revolucionario
en la Historia de la Humanidad. Un giro, además, que ya no tiene vuelta atrás: nunca
hasta hace unos años, nunca durante milenios, el pasado se había mirado de esta forma y esto
marcará un antes y un después en la forma en que construimos el pasado. Dentro de cien
años, no me cabe duda, los historiadores hablarán de la revolución femenina en la forma
de mirar el pasado.
Lo que el lector tiene en sus manos es eso y es ambas cosas. Es historia de muchas
mujeres cuya vida se rescata para el recuerdo; un hecho este que no solo es de justicia si en-
tendemos la Humanidad como un conjunto de seres que viven y han vivido juntos y deben
KWV^Q^QZKWV[]XI[ILWKW[IVW[QMUXZMNnKQT4WY]MMTTMK\WZ^II^MZM[MTLM[ÅTMLMU]-
chas mujeres que, gracias al esfuerzo de la autora, se han hecho aquí de carne y hueso, con
sus sentimientos, con sus pasiones, con su solidaridad y su ternura, muchas veces entre
mujeres y muchas veces también hacia sus seres cercanos. Pero este es un libro también con
perspectiva de género y que, al serlo, feminiza el relato e ilumina de género, en este caso
de género femenino, tantos aspectos del pasado. La emigración ya no es cosa de hombres, sino
también de mujeres. Amelia nos dice, por ejemplo, que la emigración española (castellana,
sobre todo) a América se caracteriza, frente a otras emigraciones, por el peso de su carácter
femenino. Al hacerlo nos obliga a estudiar otras emigraciones, anteriores y posteriores, con
esa lente. La perspectiva ha desvelado nuevas dimensiones del pasado. Nos recuerda que la
correspondencia epistolar estaba cargada de género, que la cultura escrita, incluso en las
cartas de llamada del Archivo General de Indias, aparentemente «WÅKQITM[», estaba
cargada de género, que la emigración se sustentó en el valor de las dotes con las que muchas
veces se pagaba el pasaje, es decir, que estaba condicionada por prácticas de género que
realzan el papel económico de la mujer, sobre todo si se tiene en cuenta que amasar una dote
era muchas veces el resultado de años de trabajo y ahorro por la propia «moza casadera»
(una expresión poco feliz en el momento presente). Aquí se nos hace ver la solidaridad y los
sentimientos, las instituciones informales de esa solidaridad que estaban cargadas de género,
KWUW[WVTIIUQ[\ILWTIIÅVQLILLMWZQOMVA[MVW[ZMK]MZLIY]MTI[U]RMZM[KZMIZWV
instituciones de caridad, estas sí, muy formalizadas con sus estatutos escritos y sus reglas,
que surgieron de esos sentimientos. La historia de género —no es extraño– ha sido el origen
13
BARTOLOMÉ YUN CASALILLA
de la historia de los sentimientos, un campo en desarrollo explosivo que nos permite ver que
TW[[MZM[P]UIVW[VW[WV[WTWZIb~VWKWUWIÅZUI3IV\Y]MTIZIb~VTWM[[WJZM\WLW
cuando atiende también al corazón. Amelia se topa también con todo esto y abre puertas que
pueden aún llevar más allá. Aquí en este libro, sin poderlo evitar, se habla de continuo de
pasiones: de afectos y sentimientos, de amor, pero también de ternura, de violencia, de am-
bición y de miedos, muchos miedos; miedos a la incertidumbre del viaje, al parto (sobre todo
si se daba en el viaje), miedo a la pobreza y a la soledad, miedo que lleva a viajar en grupo
buscando la protección —a veces interesada— de un hombre. Basta leer la carta —escrita
con lágrimas en los ojos como seguramente lo fueron muchas— de María Bazán de Espe-
leta, para quedar francamente impresionados y caer presos de un relato de sentimientos. Me
gustaría —pero esto, como el tema de la tesis, no es cosa mía— que esta vía pudiera ser
explorada aún más profundamente por Amelia Almorza.
Esta historia de mujeres es lo que un grupo de historiadores parisinos, y también en
Florencia, empezó a denominar una historia conectada. El término, que tiene su raíz en
la histoire croisée que los historiadores españoles —otra vez, a veces sin saberlo— tra-
ducimos como historia entrelazada, hace referencia a cómo las historias locales se entre-
lazan y condicionan mutuamente merced a agentes que enlazan esos espacios. Esto es lo que
hace Amelia al poner en contacto los dos lados del Atlántico. La historia atlántica surge
como una forma de entender el Atlántico como una unidad relacional y desde abajo,
desde la perspectiva de la gente común, para entender las formas en que sus sociedades —a
menudo de espaldas a sus instituciones formales se condicionan entre sí—. Este libro es un
buen ejemplo. El énfasis que se pone en las relaciones familiares, de parentesco, de solidari-
dad o de amistad, en las historias personales que, por encima de las leyes escritas, crean
KWVÅIVbINZMV\MITUQMLWaTILM[WTIKQ~VMV\ZMTI[U]RMZM[MTQV\MZu[XWZ[MO]QZTI[\IUJQuV
en América, e indirectamente por ver cóUWQVÆ]aMZWVMVMTLM[IZZWTTWLMIY]MTTI[WKQMLIL
todo ello tiene mucho que ver con esto. Ciertamente, no se estudia aquí el impacto de la
emigración femenina en la sociedad castellana. No es histoire croisée de doble dirección.
Pero tiempo habrá de ello. El libro tiene paralelos y uno de los más notables —pero que no
le precede, por cierto— es el trabajo de Emma Rothschild sobre The inner life of Em-
pires (la vida interna de los imperios, bella expresión),2 donde se nos recuerda con un
caso concreto, acercándose como Amelia a la historia de la gente de carne y hueso, cómo los
imperios se componían de redes de relaciones personales que, entrelazados a sus instituciones
formales, los condicionaban y conformaban. El libro que tengo el placer de presentar es así
también una contribución al conocimiento de cómo funcionan los imperios ibéricos.
2
The Inner Life of Empires: an Eighteenth-Century History, Princeton: Princeton University Press,
2012.
14
PRÓLOGO
Es precisamente por esta razón por la que esta obra no puede sino enlazar con otro
KIUXWPQ[\WZQWOZnÅKW¸a\IUJQuVM[XQWVMZIX]M[M[\nM[KZQ\IU]KPWIV\M[LMY]MITO]VW[
historiadores españoles se acordaran de ello— cada vez más importante como es el del estu-
dio del modo en que las relaciones familiares actuaban en la distancia. La historia de la
familia ha tenido en nuestro país un desarrollo muy notable y hay que agradecer, entre otros,
a F. Chacón el esfuerzo realizado desde Murcia, a James Casey sus aportaciones sustan-
ciales en un terreno tan fértil, así como otras aportaciones que no puedo nombrar por razones
de espacio. Pero lo que se presenta aquí es algo diferente. Se trata de destacar cómo la fami-
lia, el parentesco y las redes de afectos y solidaridad que crean han sido el soporte de proce-
sos de globalización y de relaciones entre espacios lejanos. Hace ya algún tiempo este aspec-
to se intentó plasmar en un libro que tuve la oportunidad de dirigir dentro de un grupo de
investigación en el que se enmarcó también el estudio de Amelia Almorza, quien formó
parte, e incluso fue coordinadora de algunos de los talleres en los que se desarrollaron en
Florencia.3 Solemos —solíamos— hablar de los imperios como superestructuras políticas,
regidas desde arriba por instituciones formales, pero los imperios, y en particular los ibéricos,
se tejieron sobre relaciones de matrimonio, de parentesco, de amistad, etc. que muchas veces
se proyectaban entre espacios muy distantes. Eso se ve con claridad meridiana en este libro.
Es en torno a este enfoque donde se enmarcan las contribuciones de Amelia Almorza a la
historia de la comunicación entre ambos lados del Atlántico. Es a través de esta obra cómo
se puede entender la perspectiva de género, y es esta historia de la familia y de las relaciones
interpersonales por extensión la que nos puede servir para entender algo crucial. El imperio
español y los imperios ibéricos se sustentaron en instituciones capaces de reducir los proble-
mas de comunicación, el riesgo y la incertidumbre. Y esto más de lo que a veces se cree. Me
gusta repetir que un protocolo notarial de Lima era idéntico al de Sevilla, Valladolid o Vi-
llafranca del Bierzo. Como eran idénticos el de Lisboa y el de Macao. Esto es una muestra
de que en pocos años un imperio del que se ha dicho que era un gigante con instituciones de
V]TIMÅKQMVKQI[MPIJyILW\ILWLMNWZUI[LMKZMIZ[MO]ZQLILJI[ILI[MVTIIXTQKIKQ~VLM
códigos legales y morales idénticos o muy parecidos sobre espacios muy distantes. Este es el
imperio que crea una serie de instituciones que controlan y, sobre todo, regulan y organizan
la emigración, y que Amelia retrata con viveza sobre bases conocidas a veces. Pero lo que
sale aquí a la luz es que esa expansión se basó en lazos familiares y de parentesco, y no solo
sobre instituciones formales, que rebajaban el riesgo —incluso físico— hacían circular
noticias, rebajando así los costes de la información, servía para hacer transferencias de di-
nero, etc. El matrimonio era así vital y a veces, no solo por la solidaridad que creaba entre
3
Las redes del Imperio. Elites sociales en la articulación del imperio español, 1492-1714. Ma-
drid: Marcial Pons, 2008.
15
BARTOLOMÉ YUN CASALILLA
castellanos. Lo sabemos para el caso español, y Amelia Almorza lo alude en sus estudios
sobre Lima, pero también para el portugués, donde el uso del término casado se convierte
en algo esencial en las relaciones con las sociedades con las que toman contacto, en la crea-
KQ~VLMKWVÅIVbIXIZI\MZKMZW[M\K-[XZMKQ[IUMV\MM[\IZMTIKQ~VWM[\MKWVR]V\WLMZMTIKQW-
nes familiares en forma de redes sociales lo que —como también he intentado demostrar en
un libro de próxima aparición— crearía el cara y cruz de estos imperios pero, además lo que
les asimila, entre otras cosas, a casi todos los imperios que en la Historia ha habido duran-
te milenios.
Escribo estas notas en junio de 2018, entre noticias que hablan sobre abusos sexuales
a mujeres indefensas e inmigraciones ilegales, que hablan incluso sobre cómo los primeros se
dan en el contexto de las segundas. Se percibe además que las instituciones del Estado son
incapaces muchas veces de atajar tantos males o incluso de atemperarlos. Algunos Estados
incluso parecen querer aumentarlas. Y me gustaría terminar con esto. Los modernistas esta-
mos acostumbrados —tanto que ya no nos queda ni la paranoia— a que se piense que el
presente solo se entiende desde la historia más reciente. Este libro es la prueba de que esto no
es así. Lo que nos cuenta es una historia de éxitos y fracasos de muchas mujeres en la emi-
gración del siglo XVI, pero esta es una historia de hoy. A quien no parta de esta idea le
puedo dar un consejo: que no lo lea, no le merece la pena. Pero que, si lo hace, que se pre-
pare a viajar del siglo desde el XVI al XXI como si fuera sobre lo que ocurre hoy.
Y ya termino. Este libro se caracteriza, además, por el acopio de fuentes a ambos lados
LMTI\TnV\QKWXWZ]VIVnTQ[Q[IUMV]LWU]aÅVWLMMTTI[XWZ]VIJQJTQWOZINyIQV\MZVIKQWVIT
propia de una historiadora con la trayectoria de Amelia Almorza, por la familiarización de
[] I]\WZI KWV M[\ILW[ LM TI K]M[\Q~V MV KIUXW[ U]a LQ^MZ[W[" TI PQ[\WZQI LMUWOZnÅKI a
económica, la historia de la cultura escrita, la historia de la familia, etc. Todo ello demues-
tra un notable esfuerzo intelectual y personal. Y no se debe olvidar tampoco que un libro
como este no es nunca fruto del trabajo individual, aunque todos los méritos sean de quien
TWÅZUI-[\W[TQJZW[[]MTMV[MZNZ]\W\IUJQuV¸XIZIJQMVaXIZIUIT#KZMWY]MXIZIJQMV
en este caso— del hervidero que crean grupos de trabajo. Estoy seguro de que a Amelia no
le importará que escriba aquí que es difícil no reconocer el trabajo de toda un área de cono-
cimiento, la de Historia Moderna de la Universidad Pablo de Olavide, que está a punto
ahora de cumplir veinte años y que, creo, ha hecho ya importantes contribuciones al conoci-
miento de la época moderna no sólo entre los historiadores españoles sino entre los de todo el
mundo. Los proyectos que en ella existen sobre historia global, pero sobre todo la alta talla
intelectual de las personas que la componen son, creo, la muestra más clara de ello. Este
grupo de personas, me apresuro a decir, no se compone solo de las que administrativamente
se cobijan bajo esa fórmula académica, sino de una red de relaciones personales que va
16
PRÓLOGO
mucho más allá y a la que seguirán perteneciendo muchos de ellos siempre que lo así lo
quieran, como creo ha hecho Amelia Almorza en su periplo pasado y en los que pueda hacer
en el futuro. Por mi parte, lo único que me queda es dar las gracias a su autora por la
oportunidad que me ha dado de escribir estas palabras que me llenan de indisimulado orgu-
llo y satisfacción.
Sevilla, a 24 de junio de 2018
17
INTRODUCCIÓN
1
Daniel Lanza Vechia escribió a su mujer, Luisa de la Vega, que vivía en la calle Francos de
Sevilla, dos cartas desde Nombre de Dios en 1589, donde había ido para hacer negocios. Estas cartas
se encuentran transcritas en Otte, 1988: 275-276, cartas 313 y 314, y se insertan dentro de la licencia
de viaje otorgada a Luisa de la Vega (AGI, Indiferente, 2099, N. 1).
2
Nombre de Dios era el puerto de llegada de la flota de Indias hasta 1598. A partir de esa fecha
se trasladó a Portobelo (Mena, 1983).
19
AMELIA ALMORZA HIDALGO
Durante el siglo XVI y la primera mitad del XVII se estima que cerca de
M[XI}WTM[^QIRIZWVI)UuZQKI=VIXIZ\M[QOVQÅKI\Q^ILMM[\MKWV\QV-
gente migratorio estuvo formado por mujeres, que llegaron a suponer entre
20
INTRODUCCIÓN
el 20% y el 30% de los emigrantes en la segunda mitad del siglo XVI.3 Esta
MUQOZIKQ~VNMUMVQVIPIKQI)UuZQKIKWV[\Q\]aM]VKI[WM`KMXKQWVITLMV\ZW
de las emigraciones transatlánticas de la Edad Moderna y se trata del primer
proceso en el que participaron mujeres europeas. La expansión de los impe-
rios europeos no siempre contó con la presencia de mujeres del Viejo Mun-
do. Las colonias comerciales, donde los protagonistas eran mercaderes que
se establecían de forma temporal, estaban caracterizadas por la ausencia de
mujeres europeas y en ocasiones las compañías mercantiles llegaban a prohi-
bir el viaje de las esposas de los comerciantes.4 Por otro lado, en las colonias
de poblamiento la urbanización del territorio y el establecimiento de institu-
ciones y población europea eran impulsados desde la metrópolis, como suce-
LQ~MVTIKWTWVQbIKQ~VQVOTM[IaM[XI}WTILM)UuZQKI8MZWVW[QMUXZMTW[
territorios coloniales resultaban atractivos para los europeos y, por ejemplo,
en el caso de la colonización portuguesa en Brasil, la presencia de mujeres
era casi inexistente, hasta el punto de que la Corona tuvo que organizar de
NWZUIWKI[QWVITZMKT]\IUQMV\W[LMU]RMZM[XIZIM[XW[IZ[MKWVTW[WÅKQITM[
reales allí destinados.5 La única migración que junto con la española tuvo
]VIXZM[MVKQI[QOVQÅKI\Q^ILMU]RMZM[N]MTIKWTWVQbIKQ~VVWZ\MIUMZQKIVI
sobre todo durante el siglo XVII. Un 40% de los contratos de servicio que se
ÅZUIJIVXIZIÅVIVKQIZMT^QIRMM[\IJIV[][KZQ\W[XWZU]RMZM[a\IUJQuVPI-
bía una importante emigración familiar.6 El impacto de estas familias en las
colonias inglesas fue muy importante y la escasez de mestizos favoreció su
TTMOILI KWV\QV]ILI KWUW N]MV\M LM KZMKQUQMV\W LMUWOZnÅKW7 En el caso
español, al haber un fuerte mestizaje desde el principio, pronto la colonia
\]^W ]V KZMKQUQMV\W LMUWOZnÅKW I]\~VWUW LM UWLW Y]M VW VMKM[Q\~ MT
aporte migratorio de los grupos familiares para crecer.
Los estudios sobre la expansión europea y la migración transatlántica
han considerado la familia y los lazos de parentesco como una de las estruc-
3
Boyd-Bowman, 1976.
4
Por ejemplo, en la colonización inglesa en Asia no se permitía el paso de las familias de los
comerciantes (Games, 2008). Las compañías mercantiles dirigieron los procesos de expansión euro-
XMW[N]VLIUMV\ITUMV\MMV)[QILWVLMLM[\IKIZWVTW[UWLMTW[QVOTu[PWTIVLu[aNZIVKu[5IZ\yVMb
Shaw y Alfonso Mola, 2015).
5
Russell Wood, 1998.
6
Canny 1994. Cressy, 1987. Ida Altman realiza un análisis comparativo entre diferentes migra-
ciones atlánticas (Altman y Horn, 1991). John Elliot ha desarrollado de forma magistral un estudio
KWUXIZI\Q^W MV\ZM TW[ XZWKM[W[ LM KWTWVQbIKQ~V LMT QUXMZQW M[XI}WT M QVOTu[ MV )UuZQKI -TTQW\
2006).
7
Brown, 2004.
21
AMELIA ALMORZA HIDALGO
turas básicas de articulación del proceso.8 En primer lugar, las redes familia-
res permiten conectar lugares de salida y llegada de los grupos de emigrantes,
ya que las relaciones entre personas cercanas y conocidas estructuraban la
iniciativa privada de la emigración. Este mecanismo de emigración en cade-
na favoreció además que se tratase de un fenómeno vinculado a ciertas regio-
nes concretas en el país de origen.9)[QUQ[UWTI[KWU]VQKIKQWVM[I\ZI^u[
del Atlántico se mantuvieron gracias en gran medida a la correspondencia,
que permitió establecer canales informativos entre Europa y los nuevos terri-
torios a la vez que incentivaba nuevas emigraciones. La familia, por lo tanto,
fue fundamental en la transferencia de informaciones. Por otro lado, esta
información basada en la correspondencia no solo era efectiva a la hora de
UIV\MVMZMTKWV\IK\WMV\ZMTI[NIUQTQI[[QVWY]MXWLyI\MVMZ\IUJQuV]VI
importante funcionalidad en la inserción del emigrante en la nueva sociedad
mediante el recurso a contactos familiares de ambos lados para iniciar nego-
cios o entrar en círculos elitistas.
La familia en la emigración funcionaba como una estructura adaptable
que permitía ajustar cambios para facilitar el asentamiento de la población y
articular la nueva sociedad colonial.10 El sistema de parentesco era funcional
XZMKQ[IUMV\M XWZ [MZ IJQMZ\W a ÆM`QJTM KIXIb LM ILIX\IZ[M I TI[ LQ[\QV\I[
circunstancias y problemas que podían sobrevenir a los individuos. Los emi-
grantes podían activar estas relaciones para resolver problemas económicos,
para concertar matrimonios, conseguir trabajo o favores políticos. Esta ca-
racterística hacía que como estructura funcionara muy bien para la movili-
dad de la población y en la colonización americana.11 Uno de los mecanismos
básicos de su funcionamiento era la solidaridad recíproca entre sus miem-
bros. Aunque la familia como núcleo asistencial no siempre funcionó, consti-
tuía sin embargo la primera fuente de recursos del individuo en la Edad
Moderna.12 Este mecanismo resultó fundamental para el asentamiento en el
8
James Horn e Ida Altman han estudiado los lazos transatlánticos y la familia en la emigración
(Horn, 1994; Altman, 2000).
9
1LI)T\UIVIVITQbITIMUQOZIKQ~VNIUQTQIZI8]MJTILMTW[ÎVOMTM[6]M^I-[XI}II\ZI^u[
de las relaciones de parentesco y paisanaje forjadas en el lugar de origen de la mayoría de los emi-
grantes: Brihuega (Castilla la Nueva) (Altman, op. cit.).
10
Jane Mangan realiza un estudio de la evolución de las estructuras familiares en el marco de la
conquista y los primeros años de colonización en el virreinato de Perú, durante el siglo XVI (Mangan,
2016).
11
David Cressy destaca en las familias de emigrantes ingleses la capacidad de adaptarse (Cressy,
op. cit.).
12
Barbagli y Kertzer, 2001: 18.
22
INTRODUCCIÓN
23
AMELIA ALMORZA HIDALGO
XZWKM[WMUQOZI\WZQWNMUMVQVWI)UuZQKIM[]VKI[WM`KMXKQWVITMVTI\MU-
prana Edad Moderna.17 La presente investigación pone el foco en la movili-
dad femenina en el contexto de la emigración transoceánica, lo que incluso
permite repensar los roles masculinos y femeninos en el interior de la familia.
)\ZI^u[LMT][WLMTIKI\MOWZyILMOuVMZWM[XW[QJTMIVITQbIZK]nTM[N]MZWVTW[
factores diferenciales de atracción y repulsión que facilitaron la emigración
femenina y familiar, considerando tanto el mercado laboral como las opor-
tunidades matrimoniales y de movilidad social. Esto nos permite diseccionar
LMNWZUIUn[M[XMKyÅKITW[UMKIVQ[UW[LMTW[OZ]XW[UQOZI\WZQW[aMTZWT
desempeñado por sus miembros. Se hace patente así la enorme capacidad de
gestión de las mujeres que quedaron a cargo de las familias, y sus intereses y
expectativas en torno al viaje.
El análisis de la movilidad de la población en el Imperio Hispánico a
partir de las mujeres permite examinar en detalle los mecanismos de la
emigración, las circunstancias en el lugar de origen, las redes de informa-
ción, las condiciones del viaje y la lógica de las estrategias familiares.18
Además, las mujeres españolas tuvieron unos factores de expulsión y atrac-
KQ~VM[XMKyÅKW[]VI[M`XMK\I\Q^I[XZWXQI[MVK]IV\WITXZWKM[WMUQOZI\W-
rio, y tuvieron que enfrentar una serie de peligros durante el trayecto
KWVLQKQWVILW[XWZ[]OuVMZWKWUWMTIJIVLWVWTW[IJ][W[TI^QWTMVKQI
sexual o la maternidad. De este modo, la primera parte de esta investiga-
KQ~VKIXy\]TW[a\ZI\ILMZM[XWVLMZITIK]M[\Q~VLMXWZY]uUQTM[LM
U]RMZM[ M[XI}WTI[ LMKQLQMZWV MUQOZIZ I )UuZQKI MV TI \MUXZIVI -LIL
Moderna, cómo se produjo esta emigración y cómo evolucionó la dinámi-
ca de la emigración femenina. La participación de estas mujeres en las re-
des familiares atlánticas permite explicar cómo se produjo la construcción
LMT1UXMZQW0Q[XnVQKWI\ZI^u[LMTIUW^QTQLILOMWOZnÅKIa[WKQITLM[]
población.
caso de Sevilla en el XVI, Mary Elizabeth Perry describe una ciudad con una gran población femeni-
VILMJQLWITIN]MZ\MMUQOZIKQ~VUI[K]TQVII)UuZQKI8MZZa!!;IZI7_MV[a2IVM5IVOIV
\IUJQuVM`XTQKIVK~UWTW[M[\]LQW[[WJZMUQOZIKQWVM[PIVXZM[MV\ILWN]VLIUMV\ITUMV\MITPWUJZM
emigrante mientras la mujer permanecía en casa (Owens y Mangan, 2012: 11).
17
En el siglo XVIII se produjo una importante emigración de grupos familiares hacia el Río de la
Plata, analizada por Allyson Poska (Poska, 2016).
18
Bailyn, 1994.
24
INTRODUCCIÓN
-VTIPQ[\WZQILMTI[U]RMZM[MV)UuZQKI4I\QVIMTKI[WLMTI[MUQOZIV\M[
españolas ha sido escasamente considerado.19 Mientras la historiografía ha
complejizado la visión sobre las mujeres indígenas, mestizas o negras,20 las
mujeres españolas son tratadas normalmente como un grupo uniforme sin
poner en cuestión esta categoría, y sin distinciones en cuanto a si eran de la
uTQ\MWU]RMZM[XWJZM[JMVMUuZQ\I[MVKWUMVLMZI[LMNIUQTQI[KWUMZKQIV-
tes, americanas o de origen peninsular. En las compilaciones de estudios so-
JZMMTOuVMZWMVTIKWTWVQIMVTI[Y]M[MLQ[K]\MVTI[ZMTIKQWVM[MV\ZMM\VQI
OuVMZWaM[\I\][IXMVI[[MIJWZLITIXZWJTMUn\QKILMTI[U]RMZM[M]ZWXMI[21
Sin embargo, un número considerable de estas emigraron y se asentaron en
LQ[\QV\W[X]V\W[LM)UuZQKI22 El caso de la colonización hispánica, debido a
la importante presencia de mujeres, constituye un caso de estudio excepcio-
nal para analizar la participación de las mujeres peninsulares en la construc-
ción de las sociedades coloniales, dado que fueron parte activa y fundamental
MVTIKZMIKQ~VLMTI[uTQ\M[aMVTW[OZ]XW[]ZJIVW[-[\I[XZQUMZI[OMVMZIKQW-
nes de españolas en Indias apenas han sido objeto de análisis, ya que la his-
\WZQILMTI[U]RMZM[MV)UuZQKI4I\QVI[MPIKMV\ZILWN]VLIUMV\ITUMV\MMV
los relatos de heroínas durante la conquista, en el mundo conventual,23 y en
las cuestiones de sexualidad, honor y familia que rodeaban a las mujeres de
uTQ\MMVTW[[QOTW[XVII y XVIII.24
19
Entre los escasos autores que analizan a las mujeres españolas en Indias destaca la tesis no
publicada de Amanda Angel (Angel, 1997) o un artículo de Justina Sarabia (Sarabia, 2002), ambos
KMV\ZILW[MV5u`QKW4]Q[5IZ\yV5IZ\yVa8QTIZ8uZMb+IV\~8uZMb+IV\~M[\]LQIV
el caso de las mujeres peninsulares en el virreinato de Perú. James Lockhart les dedica un capítulo en
su obra Spanish Perú 4WKSPIZ\!!<IUJQuVXIZ\QKQXIMV!!MVW\ZIKWUXQTIKQ~VKWVThe women
of the second generation (Lockhart, 1997).
20
Sobre las mujeres esclavas que llegaron forzadas desde África y sus descendientes en la socie-
dad de castas: Stolke, 1993.
21
Asunción Lavrin fue la primera historiadora en hacer un balance general de la situación de las
U]RMZM[MV)UuZQKI4I\QVI4I^ZQV! a!!5IZQM?QM[VMZ0IVS[ZMITQbI]VZMXI[WLMTW[
M[\]LQW[LMOuVMZWMVTIKWTWVQI[QVUMVKQWVIZIXMVI[TIU]RMZM[XI}WTI?QM[VMZ0IVS[I"
207). Anthony Russel-Wood critica la falta de atención a la mujer «blanca» (Russel-Wood, 1977).
;WJZMTI[ZMTIKQWVM[MV\ZMOuVMZWKTI[MaM\VQI"*MZULMb!!
22
Algunos trabajos recientes están poniendo el foco de estudio en el problema de las mujeres
M[XI}WTI[MV)UuZQKIKWUWTI[UWVWOZINyI[LM2IVM5IVOIV5IVOIVop. cit.), Allyson Poska (Poska,
op. cit.), y la compilación de Sara Owens y Jane Mangan (Owens y Mangan, op. cit.).
23
Fernández et alii, 1997.
24
Stern, 1999; Twinam, 1989; Seed, 1988.
25
AMELIA ALMORZA HIDALGO
,]ZIV\MTIKWVY]Q[\ILM)UuZQKITIXZM[MVKQILMU]RMZM[M[XI}WTI[N]M
muy escasa debido al contexto de violencia en que se produjo. Gracias a las
crónicas, cartas y solicitudes de mercedes, tenemos el relato de algunas mu-
jeres cuyos actos heroicos destacaron en momentos críticos, como María de
-[\ZILI IKWUXI}IV\M LM 0MZVnV +WZ\u[25 doña Isabel de Guevara en el
Río de la Plata,26WLW}I1Vu[;]nZMbKWUXI}MZILM8MLZWLM>ITLQ^QIMV
Chile.27 Cuando se iniciaron los procesos de poblamiento, las mujeres espa-
}WTI[QVKZMUMV\IZWVXZWOZM[Q^IUMV\M[]XZM[MVKQIMV)UuZQKI-VMTKI[W
del virreinato de Perú, desde la llegada de Francisco Pizarro y sus huestes en
TI IÆ]MVKQI LM U]RMZM[ M[XI}WTI[ N]M I]UMV\IVLW U]a TMV\IUMV\M
debido a las guerras de facciones entre conquistadores que asolaron el terri-
torio hasta 1548. En la primera expedición dirigida por Pizarro a Cuzco, en
1532, participaron al menos dos mujeres, Isabel Rodríguez «la conquistado-
ra» y Beatriz «la morisca», pero no tenemos más noticias de ellas. Según el
KZWVQ[\I*MZVIJu+WJW1Vu[5]}WbM[XW[ILM5IZ\yVLM)TKnV\IZIaK]}I-
da de Francisco Pizarro, fue la primera mujer española casada que llegó al
^QZZMQVI\W1Vu[5]}WbM[\]^WXZM[MV\MMVTIN]VLIKQ~VLM4QUIMVa
tuvo un papel destacado en el período de las guerras civiles, como protectora
de los hijos de Pizarro.28 En 1534 Pedro de Alvarado llegó a Perú a unirse a
TW[PMZUIVW[8QbIZZWaKWVuTTTMO~]VXMY]M}WOZ]XWLMU]RMZM[M[XI}WTI[
que se fue asentado en las primeras ciudades hispanas fundadas en el territo-
rio: San Miguel de Piura, Jauja y la Ciudad de los Reyes (Lima). Su número
se fue incrementando, y en 1541, cuando Pizarro fue asesinado, en todo Perú
había aproximadamente trescientas mujeres españolas, número que llegó a
25
Claudio E. Fabregat (Fabregat, 1984) demuestra la participación escasa de las mujeres espa-
}WTI[MVTIKWVY]Q[\I\IV\WLM5u`QKWKWUWLM8MZa+PQTMaLM[\IKITIXMTQOZW[QLILLMTIO]MZZILM
NZWV\MZIXIZITI[M[XI}WTI[2][\QVI;IZIJQI\IUJQuVUMVKQWVII5IZyILM-[\ZILIaITI[U]RMZM[
Y]MIK\]IZWVKWUW[WTLILW[aMVNMZUMZI[MVTIKWVY]Q[\ILM5u`QKWZM[KI\IVLWIK\]IKQWVM[LM[\I-
cadas por su valentía, mencionadas incluso por el cronista Bernal Díaz del Castillo (Sarabia, op. cit.:
;WJZMTI[XZQUMZI[U]RMZM[Y]MTTMOIZWVI)UuZQKILM[\IKIVTW[\ZIJIRW[LM)VITWTI*WZOM[
(Borges, 1972), Catherine Delamarre (Delamarre,1994), Nancy O’Sullivan Beare (O’Sullivan 1956),
Karen Vieira (Vieira, 2000) y Juan F. Maura (Maura, 2002).
26
Raúl Marrero analiza la carta que Isabel de Guevara envió a la reina Juana (Marrero, 1996).
27
-VTI[WTQKQ\]LLM]VIMVKWUQMVLIXIZILW}I1Vu[;]nZMb8MLZWLM>ITLQ^QIZMTI\I[]IK\]I-
ción en una batalla contra los indios: cómo ordenó matar a los caciques que tenían atrapados e iban
a ser rescatados, y cómo el ataque indígena se terminó, salvando así la vida de los españoles que es-
taban en el fuerte (Boxer, 1975).
28
4QTQIVI8uZMbPIZMITQbILW]VM[\]LQWPQ[\~ZQKWMVXZWN]VLQLILLMTI\ZIaMK\WZQILM1Vu[5]-
}Wb8uZMb5QO]MT
26
INTRODUCCIÓN
mil a mediados del siglo XVI.29 Muchas de estas mujeres eran esposas de los
conquistadores, que muy pronto se destacaron como miembros relevantes de
la incipiente sociedad colonial.30 Por ejemplo, cuando el virrey Núñez Vela
llegó a Perú en 1544 a implementar las Leyes Nuevas que limitaban el uso
del trabajo indígena, fue recibido con protestas públicas de mujeres españo-
las en Piura y Trujillo.31
El Inca Garcilaso de la Vega, en su Historia General del Perú incluyó una
escena que supuestamente había sucedido con las mujeres que acompañaron
a Pedro de Alvarado en 1534, cuando regresó de España. Al llegar a Huahu-
\QUITTIVMV6]M^I-[XI}IN]MZWVZMKQJQLW[KWV]VIOZIVÅM[\IL]ZIV\MTI
cual se produjo el siguiente diálogo:
[…] estando todos los conquistadores sentados en una gran sala mirando un
[IZIWY]MPIJyITI[LIUI[UQZIJIVTIÅM[\ILM[LM]VIX]MZ\IXWZTIPWVM[\Q-
dad y por estar encubiertas. Una dellas dijo a las otras «dicen que nos hemos de
casar con estos conquistadores». Dijo otra «¿con estos viejos podridos nos ha-
bíamos de casar? Cásese quien quisiera, que yo, por cierto, no pienso casar con
VQVO]VWLMTTW[,WTW[ITLQIJTW"XIZMKMY]MM[KIXIZWVLMTQVÅMZVW[MOVM[\nV
estropeados: unos cojos y otros mancos, otros sin orejas, otros con un ojo, otros
con media cara, y el mejor librado la tiene cruzada una y dos y más veces». Dijo
la primera: «No hemos de casar con ellos por su gentileza, sino por heredar los
indios que tienen, que, según están viejos y cansados, se han de morir presto, y
MV\WVKM[XWLZMUW[M[KWOMZMTUWbWY]MY]Q[QuZMUW[MVT]OIZLMT^QMRWKWUW
suelen trocar una caldera vieja y rota por otra sana y nueva».32
29
Los siguientes autores han analizado la presencia de las primeras mujeres españolas en Perú:
Martín, op. cit.; Lockhart, op. cit.; O’Sullivan, op. cit.
30
)LMUn[LM1Vu[5]}WbLM[\IK~TI\ZIaMK\WZQILM5IZyILM-[KWJIZU]RMZLMTKIXQ\nV5IZ\yV
de Estete (Bromley, 1955).
31
Luis Martín describe la entrada de las primeras mujeres españolas en Perú (Martín, op. cit.: 27).
32
Garcilaso, 1951, vol. I: 115. El Inca Garcilaso de la Vega escribió su Historia General del Perú en
+~ZLWJI-[XI}IaN]MX]JTQKILIMV]VI}WLM[X]u[LMNITTMKMZ
33
Garcilaso, op. cit.: 115.
27
AMELIA ALMORZA HIDALGO
Y]MZMQ^QVLQKIJITITMOQ\QUQLILLM[]PMZMVKQIQVLyOMVI:MÆMRIJII[QUQ[UW
un problema fundamental en la vida de este cronista, ya que su padre, Sebas-
tián Garcilaso de la Vega, abandonó a su madre, la princesa inca Isabel
Chimpu Ocllo, para casarse con la española Luisa Martel. Esta escena ha
creado una fuerte impronta en la historiografía. Efectivamente, existieron
muchos casos de conquistadores y encomenderos que se casaron con españo-
las en vez de con sus parejas indígenas. En ciertos casos, además, estos matri-
monios fueron una estrategia de las mujeres para acceder a las encomiendas,
al casarse con hombres muy enfermos y afectados por las guerras, como
LM[KZQJMU]aOZnÅKIUMV\M/IZKQTI[W;QVMUJIZOWVW\WLI[TI[M[XI}WTI[
X]LQMZWVKWV\ZIMZUI\ZQUWVQW[^MV\IRW[W[VQMV\ZIZMVTIuTQ\M4IMUQOZI-
ción era solo el primer paso en el proceso de colonización y una vez que las
U]RMZM[TTMOIJIVI)UuZQKIQVQKQIJIVMTXZWKM[WLMI[MV\IUQMV\WaJ[Y]M-
da de una mejora en sus condiciones de vida. Si bien las expectativas de las
emigrantes eran altas a la hora de afrontar el viaje, una vez en Indias se
produjo una amplia variedad de situaciones vitales, en función de diferentes
condicionantes, como el origen social o los recursos económicos disponibles.
)TO]VW[M[\]LQW[PIVLMUW[\ZILW\IV\WMV5u`QKWKWUWMV8MZTI[LQÅ-
cultades del mercado matrimonial y la presencia de mujeres españolas den-
tro de los grupos marginales.34 Para las mujeres emigrantes, la perspectiva de
acceder a un matrimonio ventajoso en Indias fue sin duda un reclamo funda-
mental. La necesidad de los conquistadores de casarse y asentarse creó opor-
tunidades para las españolas de obtener un buen matrimonio. Sin embargo,
no todas pudieron encontrar un marido que les permitiera el ansiado ascenso
social, y a medida que pasaban los años las españolas encontraron cada vez
Un[LQÅK]T\ILM[XIZIMVKWV\ZIZUIZQLW-VMT\MZKMZKIXy\]TWLMM[\IUWVW-
grafía se pone en relación la evolución del mercado matrimonial en Lima y
TW[JITIVKM[UQOZI\WZQW[NMUMVQVW[LMUWLWY]M[MLMÅVMV^IZQI[NI[M[L]-
rante este proceso y se analiza el papel de la mujer española en el mundo
colonial.
-V-[XI}ITI[U]RMZM[LMTIuTQ\MXZW\IOWVQbIZWVXZWKM[W[LMI[KMV[Q~V
social y acumulación de poder.354W[M[\]LQW[[WJZMTIuTQ\MMV-]ZWXIPIV
permitido superar la descripción de los condicionantes que constreñían la
^QLILMTI[U]RMZM[XIZILM[\IKIZTIIKKQ~VXZW\IOWVQ[\ILMTIU]RMZaLMÅVQZ
4WM`XTQKI-VZQY]M;WZQI5M[IK]IVLWIVITQbITI[uTQ\M[]ZJIVI[MVTI-LIL5WLMZVI;WZQI
35
28
INTRODUCCIÓN
K~UWMVKILIKI[W]\QTQbIZWVM[\W[KWVLQKQWVIV\M[XIZI[]Un`QUWJMVMÅ-
cio.36 Estos mecanismos de movilidad social se trasladaron y adaptaron al
KWV\M`\W KWTWVQIT -V TI[ XZQUMZI[ LuKILI[ LMT ^QZZMQVI\W LM 8MZ ITO]VI[
mujeres de procedencia española ascendieron rápidamente, en el marco de
]VIV]M^IuTQ\M^QVK]TILIITW[XZWKM[W[LMKWVY]Q[\I"TIuTQ\MMVKWUMVLMZI37
Algunos autores, como Jean Paul Zúñiga para el caso de los españoles en
Chile,38 o Rafael Varón Gabai para la familia Pizarro en Perú,39 han puesto
en relación la migración atlántica con procesos de movilidad social en las
1VLQI[XMZWPIKMZTWKWV]VILQUMV[Q~VLMOuVMZW[]XWVM]VIVW^MLIL-[\M
OZ]XWLMU]RMZM[LMuTQ\M\]^WTIKIXIKQLILLMLM[IZZWTTIZIT\I[KW\I[LMQV-
dependencia, en función fundamentalmente de sus orígenes familiares, por
lo que autores como James Lockhart abogan por la necesidad de realizar
IVnTQ[Q[XZW[WXWOZnÅKW[LMTW[MUQOZIV\M[40 Este trabajo se centra en el estu-
dio de un grupo de mujeres españolas rastreando, en la medida de lo posible,
sus orígenes en la Península, pero, sobre todo, los patrones de movilidad so-
cial. Este enfoque no solo permite analizar este grupo de estudio en particu-
lar, sino las dinámicas de la sociedad colonial y su relación con la sociedad
española. El temprano mundo colonial ofrecía un contexto favorable para el
ascenso social de las emigrantes que algunas pudieron aprovechar. Las emi-
OZIV\M[^QVK]TILI[INIUQTQI[JMVMUuZQ\I[XZW\IOWVQbIZWV\ZIaMK\WZQI[LM[\I-
KILI[ LM I[KMV[W [WKQIT MV )UuZQKI -V MT K]IZ\W KIXy\]TW LM M[\M TQJZW I
\ZI^u[LMTI\ZIaMK\WZQI^Q\ITLM]VOZ]XWLMU]RMZM[Y]MXZW[XMZIZWVMVLQ-
NMZMV\M[nUJQ\W[KWUWTIMVKWUQMVLIMTKWUMZKQWWTIILUQVQ[\ZIKQ~VWÅ-
KQIT[MM[\]LQIK~UWQVKZMUMV\IZWV[]XI\ZQUWVQWI\ZI^u[LMTIOM[\Q~VLM
negocios propios y de la concatenación de matrimonios ventajosos. En estos
casos, el cruce de información disponible sobre ellas en España y en Perú
XMZUQ\MM[\IJTMKMZK]nTM[N]MZWVTW[KWVLQKQWVIV\M[M[XMKyÅKW[LMTI[U]RMZM[
españolas para su ascenso social a inicios de la colonia, y poner en relación el
proceso emigratorio con los mecanismos para alcanzar la prosperidad.
Sin embargo, la movilidad social no fue un proceso únicamente ascen-
dente, y muchas mujeres emigrantes sufrieron un empobrecimiento e incluso
quedaron solas. El problema de las mujeres en contextos marginales urbanos
36
Calvi, 2008; Davis, 1990.
37
4I^ZQV!!4QTQIVI8uZMbPIZMITQbILW]VIKWUXQTIKQ~VLMTILWK]UMV\IKQ~VZMNMZMV\MI]V
centenar de mujeres encomenderas en el virreinato de Perú durante el siglo XVI8uZMb5QO]MTop. cit.).
38
Zúñiga, 2002.
39
Varón, 1996; Mangan, op. cit.
40
Lockhart, op. cit.; Lavrin, op. cit.
29
AMELIA ALMORZA HIDALGO
-VTW[T\QUW[I}W[TW[M[\]LQW[LMOuVMZWPIVQLWQVKWZXWZIVLWV]M^I[
XMZ[XMK\Q^I[ LM IVnTQ[Q[ OTWJIT ]\QTQbIVLW UM\WLWTWOyI[ Y]M LMÅMVLMV ]VI
visión transnacional, como la historia atlántica, la World History o la historia
global.42)TIPWZILMLMÅVQZTI[Q\]IKQ~VLMTIU]RMZMVTIKWTWVQITIPQ[\WZQI
atlántica sugiere nuevas líneas de estudio. Entendida como una metodología
que concibe el Atlántico como una unidad y supera las barreras nacionales,
la historia atlántica se ofrece como un marco adecuado para aplicar catego-
ZyI[LMIVnTQ[Q[KWUWMTOuVMZWKTI^MMVTIKWVÅO]ZIKQ~VLMTU]VLWKWTW-
41
El problema de las mujeres solas en España ha sido abordado por Perry (1993), Pascua (1995)
y Testón (1997). Sobre las mujeres solas en la ciudad de Philadelphia en el siglo XVIII y cómo consi-
guieron tener vidas independientes: Wulf, 2000.
42
Margaret Strobel y Marjorie Bingham establecen una cronología de la historia de las mujeres
aTIPQ[\WZQILMOuVMZW;\ZWJMTa*QVOPIU"<IUJQuVTWMVKWV\ZIUW[MV6I\ITQMBMUWV
,I^Q[ ,I^Q[ ;WJZM TW[ XTIV\MIUQMV\W[ LM OuVMZW a World History: Wiesner-Hanks, op. cit.,
Stearns, 2006 y Smith, 2005. Además, Mary Wiesner-Hanks defiende las posibles conexiones entre
TIPQ[\WZQILMOuVMZWaTIPQ[\WZQI\ZIV[VIKQWVITaTIKIXIKQLILLMM[\IUM\WLWTWOyIXIZIM`XTQKIZTI[
interconexiones e hibridaciones en los procesos de colonialismo e imperialismo (Wiesner-Hanks,
J8WZT\QUW[WJZMTIPQ[\WZQII\TnV\QKIaTW[M[\]LQW[LMOuVMZW";MML
30
INTRODUCCIÓN
31
AMELIA ALMORZA HIDALGO
-TM[\]LQW[WJZMMTOuVMZWaTIU]RMZMVMTKWV\M`\WI\TnV\QKWPI[QLWXTIV\MI-
do fundamentalmente a partir de la familia, tanto en España como en las
colonias, como el marco de análisis más determinante de la situación femeni-
na.49 En la historiografía más reciente, algunos autores han centrado el deba-
te en temáticas concretas, como por ejemplo el estudio del matrimonio en
-[XI}IaMV)UuZQKI50MTM[\]LQWLMTIQVNIVKQIaTI[ZMTIKQWVM[XI\MZVWÅTQITM[51
WTI[ZMÆM`QWVM[[WJZMTINIUQTQIMVTIM`XIV[Q~VI\TnV\QKI52
-[\IUWVWOZINyI[MMVUIZKILMV\ZWLM]VLWJTMP]MKWPQ[\WZQWOZnÅKW"
XWZ]VTILWTIVMKM[QLILLM\ZIJIRIZLMNWZUIM[XMKyÅKITIUQOZIKQ~VLMTI[
mujeres en el marco del proceso de expansión atlántica, y, por otro, el estu-
dio de sus condiciones de asentamiento y los mecanismos de movilidad social
que utilizaron las mujeres. Este trabajo aborda de forma relacionada ambos
procesos, con el objetivo de enmarcar la evolución de las dinámicas de emi-
gración y asentamiento en el contexto de los procesos globales que relaciona-
JIV-[XI}Ia)UuZQKIMVMT[QOTWXVI. La emigración española no solo desta-
KIXWZ[]QUXWZ\IV\MKWUXWVMV\MNMUMVQVWaNIUQTQIZ[QVW\IUJQuVXWZTI
variedad de fuentes disponibles para el análisis del proceso. Para el desarrollo
de esta investigación se han consultado registros de pasajeros, licencias de
viaje, correspondencia familiar y documentación notarial de archivos tanto
en España como en Perú que generan una visión amplia de los procesos
globales en que participaban las mujeres emigrantes del siglo XVI. Dentro de
esta perspectiva atlántica y global, la aportación más destacada de este traba-
RWKWV[Q[\MMVQVKT]QZTI^IZQIJTMLMOuVMZWMVMTIVnTQ[Q[,MM[\MUWLWTI
emigración de mujeres es analizada como un fenómeno distinto y de carac-
terísticas propias, en cuanto a su evolución cuantitativa y temporal, el origen
OMWOZnÅKWa[WKQITLMM[\I[U]RMZM[aMTZWTY]MLM[MUXM}IZWVLMV\ZWLMT
49
-V MT KI[W LM )UuZQKI 4I\QVI [M PI LM[IZZWTTILW ]VI ^I[\I PQ[\WZQWOZINyI 6QbbI LI ;QT^I
1998), donde destacan las compilaciones dirigidas por Dora Dávila (2004) y Pablo Rodríguez (2004),
Y]MXZM[MV\IVM[\ILW[LMTIK]M[\Q~V[WJZMTINIUQTQIMV1JMZWIUuZQKIQVKT]aMVLW\ZIJIRW[\IV\WLM
los territorios coloniales como de España. Nara Milanich elabora una profunda reflexión sobre la
PQ[\WZQILMTINIUQTQIMV)UuZQKI4I\QVI5QTIVQKP7NMTQI:Ma+I[\MTIWa8IJTW+W_MVPIV
coordinado un volumen que reúne estudios sobre la familia en el Viejo y el Nuevo Mundo (Rey y
Cowen, 2017).
50
Arellano y Usunáriz, 2005.
51
Sobre un análisis de la infancia con perspectiva atlántica en el imperio hispánico: Premo y
/WVbnTMb<IUJQuV[WJZMTI[ZMTIKQWVM[XI\MZVWNQTQITM[MVKWV\ZIUW[TIKWUXQTIKQ~VLM=[]Vn-
riz, 2008.
52
María Beatriz Nizza da Silva realiza en su introducción una profunda reflexión sobre la fami-
lia dentro de los procesos de expansión europea y de colonización (Nizza da Silva, 1998). Para el es-
tudio de la familia en la expansión atlántica, destaca el trabajo de Jane Mangan (Mangan, op. cit.).
32
INTRODUCCIÓN
viaje atlántico. Así, por ejemplo, uno de los objetivos de esta investigación es
analizar las causas que determinaron el incremento tan pronunciado de la
emigración femenina a mediados del siglo XVI, así como su posterior descen-
so radical a inicios del XVII. Las mujeres viajaron de forma mayoritaria den-
tro de grupos familiares de emigración. Esta unidad familiar resulta funda-
mental a la hora de explicar el proceso migratorio y vincularlo con otros más
globales.53 Frente a la discusión sobre si el colonialismo favoreció o perjudicó
a las mujeres,54 algunos autores consideran que el adecuado enfoque de in-
vestigación sería analizar cómo las mujeres se adaptaron al colonialismo y
K~UWM[\MKWVÅO]Z~[][^QLI[)[yITO]VW[M[\]LQW[PIVIXTQKILWMTKWVKMX\W
de agency, de forma que desde esta perspectiva se revelan las distintas expe-
ZQMVKQI[LMTI[U]RMZM[MV)UuZQKIY]M^IZyIVLM[LMTIZM[Q[\MVKQIITIXIZ\Q-
cipación.55)XIZ\QZLMM[\MMVNWY]M^MUW[K~UW\IV\WMTOuVMZWKWUWTI[
realidades materiales ayudan a explicar los diferentes roles que adoptaron las
mujeres. Este trabajo intenta superar la dualidad de resistencia y sumisión en
TI[ZMTIKQWVM[LMOuVMZWXWVQMVLWMTNWKWMVTIKIXIKQLILLMIOMVKQILMTI
U]RMZ MV LQ[\QV\W[ nUJQ\W[ M QV\MV\IVLW LMÅVQZ [][ TyUQ\M[ LM IK\]IKQ~V I
\ZI^u[LMTIXZnK\QKIKW\QLQIVI56 La Corona apoyó el paso de mujeres espa-
ñolas para que actuasen como modelo moralizador y de estabilidad, dentro
de sus políticas de colonización.57 Estas mujeres, frente a su supuesto rol limi-
tado al hogar, estuvieron involucradas en actividades laborales y económicas
para sacar adelante a la familia. Además, sucedía que, como consecuencia de
una serie de factores como la elevada edad matrimonial de los hombres, la
53
Putnam, 2006; sobre la necesidad de conectar procesos a distintas escalas de análisis, macro y
micro.
54
)[]VKQ~V4I^ZQVXTIV\MIJIMVY]uUMLQLITI[U]RMZM[KWTWVQITM[XWLyIV[MZ^yK\QUI[LMTXI-
triarcado, o bien un grupo con identidad suficiente como para plantear una resistencia a este poder
(Lavrin, 1985).
55
Jaffary, op. cit.: 9. El concepto de agency ha sido desarrollado dentro de la historia de las mujeres
como un modo de situar el foco de análisis no en la estructura social que rodeaba a las mujeres sino
MVTIIK\]IKQ~VLMM[\I[KWUW]VUWLWUn[MNMK\Q^WLMMV\MVLMZTIKZMIKQ~VLMZWTM[LMOuVMZWaTI[
capacidades de actuación. Algunos autores han desarrollado esta metodología con perspectiva atlán-
tica. Así, Rosemary O’Day analiza las islas británicas y las colonias inglesas desde una perspectiva
comparativa que le permite clarificar, desde el agency, la situación de la mujer en el período moderno
(O’Day, 2007).
56
Los trabajos sobre historia de las mujeres han puesto el foco demasiado a menudo en el aná-
lisis de la normativa virreinal o eclesiástica, si bien es necesario contrastarlo con el estudio de la
práctica cotidiana, que revela patrones de comportamiento alternativos a las leyes (Twinam, 2004).
57
El caso de la mujer española como modelo moralizador lo explican Esteva Fabregat (Fabregat,
op. cit.) y Susan Socolow (Socolow, op. cit-VMTKI[WXWZ\]O]u[PIIVITQbILWTIK]M[\Q~V)TQLI5M\-
calf (Metcalf, 2007: 21).
33
AMELIA ALMORZA HIDALGO
34
INTRODUCCIÓN
63
AGN (Perú), Alonso Hernández, protocolo 91, fs. 1312-1313.
35
AGRADECIMIENTOS
Este libro es el fruto de una investigación que ha supuesto una larga tra-
vesía donde he debido recalar en varios puertos y apoyarme en muchas per-
sonas. El punto de partida fue el programa de doctorado «Europa, el mundo
mediterráneo y su investigación atlántica» en la Universidad Pablo de Olavi-
de (Sevilla), donde empecé este trabajo de investigación con una beca FPU
del Ministerio de Educación vinculada al área de Historia Moderna. Gracias
a esta beca pude realizar una primera estancia de investigación en los archi-
vos de Lima. Los compañeros del área de Historia Moderna, especialmente
Manuel Herrero Sánchez e Igor Pérez Tostado siempre fueron un apoyo
importante para continuar con este trabajo. Con el apoyo de una beca del
Ministerio de Exteriores (MAEC-AECID) pude completar el programa de
doctorado en historia en el Instituto Universitario Europeo, y realizar una
segunda estancia de investigación en los archivos limeños. Mi director de
tesis, Bartolomé Yun Casalilla, ha sido fundamental en el desarrollo de las
hipótesis y la metodología de historia transnacional que están en la base de
este trabajo. La profesora Nancy van Deusen realizó una revisión crítica del
UIV][KZQ\WY]MPI[QLWLMU]KPI]\QTQLILXIZIXWLMZKWV^MZ\QZTWÅVITUMV\M
en libro. La estancia en el European University Institute fue muy enriquecedora
OZIKQI[ITIWXWZ\]VQLILLM\ZIJIRIZKWVLQ[\QV\I[KWZZQMV\M[PQ[\WZQWOZnÅKI[
y debatir la investigación en un contexto internacional. Mi compañera y
amiga Montserrat Cachero fue un apoyo muy importante en la etapa docto-
ral, y con ella pude discutir muchas veces esta investigación y sobre la Sevilla
del siglo XVI. El trabajo en distintos archivos ha sido fundamental en esta
investigación. Agradezco al personal del Archivo General de Indias su ayuda
en las largas jornadas de trabajo sobre la documentación, especialmente a
Reyes Rojas García, que ha realizado las transcripciones documentales que
se incluyen en los anexos del libro. En Lima, el personal del Archivo Colonial
facilitó enormemente el acceso a la rica y complicada documentación de
inicios de la colonia, sobre todo Yolanda Auqui y Celia Soto. En el Archivo
37
AMELIA ALMORZA HIDALGO
Arzobispal de Lima, su directora Laura Gutiérrez Arbulú fue una guía indis-
pensable de sus fondos documentales. El historiador Diego Lévano ha sido
una ayuda fundamental para manejarme en los archivos limeños y me seña-
T~MT)ZKPQ^WLMTI*MVMÅKMVKQI8JTQKILM4QUI+WV4QTQIVI8uZMb5QO]MT
y Rocío Delibes Mateos he podido conversar en muchas ocasiones de este
trabajo, y parte de las ideas surgidas en las discusiones sobre el mundo lime-
ño del siglo XVI aparecen en el libro. Con la arqueóloga Camila Capriata
aprendí a entender el Perú antiguo y el moderno, y se convirtió en mi familia
en Lima. A los miembros del jurado del Premio Nuestra América (edición
IOZILMbKW TI WXWZ\]VQLIL LM X]JTQKIZ ÅVITUMV\M M[\I QV^M[\QOIKQ~V
Esta monografía ha sido completada y editada en el marco del proyecto
ArtEmpire (ERC-CoG 648535) del European Research Council, dentro del progra-
ma Horizonte 2020, dirigido por la doctora Bethany Aram. La edición de
M[\M TQJZW PI ZMKQJQLW ÅVIVKQIKQ~V LMT OZ]XW LM QV^M[\QOIKQ~V Globalización
ibérica (HAR2014 - 53797 P), dirigido por el doctor Bartolomé Yun Casalilla.
Marta Cuñat Romero ha realizado un trabajo de edición maravilloso del
manuscrito, y Ángel Delgado fue de gran ayuda para organizar la bibliogra-
fía. Los errores que permanezcan en el texto son de mi responsabilidad. Esta
investigación demuestra la importancia de la familia a la hora de acometer
proyectos de gran envergadura. Mi marido, Manuel, no solo me ha ayudado
KWVTW[UIXI[aTI[OZnÅKI[[QVWY]MPI[QLW]VXQTIZQVLQ[XMV[IJTMMVTI[
KZQ[Q[Y]MOMVMZI]V\ZIJIRWLMM[\I[KIZIK\MZy[\QKI[5Q[PMZUIVW[2W[MÅVI
Esperanza, Cristina, Juan, Pedro y Tomás, siempre han ayudado a sobrelle-
var los altibajos. Mis padres, Juan y Amelia, alentaron y apoyaron esta aven-
tura desde el principio y a ellos, por supuesto, está dedicado este libro.
38
PARTE I
LA EMIGRACIÓN DE MUJERES
AL VIRREINATO DE PERÚ
CAPÍTULO I
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN
AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
1
Sobre la base de los libros de Asientos de Pasajeros (AGI, Contratación, legajos 5536 a 5540),
han sido publicadas varias obras de compilación (Rubio y Moreno, 1927). Bajo la dirección de Cris-
tóbal Bermúdez Plata (1940-1946), se publicó parte del Catálogo de Pasajeros a Indias, de 1509 a
1559. Los volúmenes que cubren el período de 1559 a 1600 han sido terminados bajo la dirección
de María del Carmen Galbis (Romera y Galbis, 1980 y Galbis, 1986). Para una descripción porme-
norizada de las fuentes para la emigración que se encuentran en el Archivo General de Indias: Ko-
netzke, 1948.
2
Los expedientes de bienes de difuntos (AGI, Contratación) también han sido utilizados en
ocasiones para incorporar datos a los listados de emigrantes (Martínez Martínez, 1993: 82).
41
AMELIA ALMORZA HIDALGO
tos grupos de emigrantes.3 Para los siglos XVII y XVIII, sin embargo, carecemos
de una recopilación general de datos, dado que los análisis realizados se han
centrado en los procesos emigratorios desde regiones concretas. En esta lí-
nea, se han estudiado para este período las áreas de mayor emisión de emi-
grantes, como eran Andalucía y Castilla la Vieja.4
Los registros de pasajeros no están exentos de problemas, ya que varias
series anuales se han perdido y muchos registros están repetidos o incompletos,
a lo que hay que añadir los pasajeros que no fueron registrados y la emigración
ilegal.5 Por otro lado, en la Casa de la Contratación únicamente se controlaban
los embarques desde Sevilla, de forma que no se incluyeron otros posibles
puertos de salida, como Cádiz o Canarias.6 Así, basándose en el registro de
barcos que salían para América, y estimando una media de dieciséis pasajeros
por barco, Juan Friede determina que para el período de 1506 a 1550, solo ha
quedado un registro del 30% de los pasajeros que efectivamente salieron de
Sevilla. Si a ello se añade que parte de la tripulación que no viajaba como pa-
sajeros, sino como soldados o marineros, se quedó en América, calcula que los
listados de pasajeros publicados se reducen a solo el 15% de la población emi-
OZIV\MaY]MÅVITUMV\M[MY]ML~MVTIKWTWVQIMVTIXZQUMZIUQ\ILLMT XVI.7
Desde mediados del siglo XVI, las reformas administrativas y el mayor control
sobre el proceso migratorio aumentaron la exhaustividad de los registros de
pasajeros, de forma que desde la década de 1560 es posible considerar que los
registros cubren un alto porcentaje de los emigrantes reales.8
Magnus Mörner estableció una serie de estimaciones sobre la cifra total
de emigrantes basándose en el volumen de barcos que cruzaban el Atlántico;9
3
Peter Boyd-Bowman realizó una compilación de los registros de pasajeros que llega hasta 1579
(Boyd-Bowman, 1985). No llegó a publicar los datos para los últimos años del siglo XVI, aunque sí un
análisis de los años 1595-1598 (Boyd-Bowman, 1976a).
4
La abundancia de documentación segmentada sobre balances demográficos regionales resulta
en este caso una dificultad añadida (Konetzke, 1948). Así, aparte de la obra de Peter Boyd-Bowman,
los estudios de emigración parten de grupos regionales, como los andaluces (Díaz Trechuelo, 1990),
o los castellano-leoneses (Martínez Martínez, op. cit.).
5
Sobre los problemas que plantea el Libro de Pasajeros, así como el Catálogo de Pasajeros a Indias,
véase Auke P. Jacobs (Jacobs, 1983: 43).
6
Varios puertos tuvieron licencia de salida de barcos, como Cádiz, Canarias o Lisboa, por lo
que en Sevilla no quedó registrado todo el tráfico con América (Friede, 1951: 334).
7
Hubo muchos pasajeros transitorios que no llegaron a establecerse en el territorio americano
(Friede, op. cit.: 13).
8
Jacobs, 1995.
9
Pierre Chaunu realizó el mayor estudio sobre el tráfico de barcos en la Carrera de Indias
(Chaunu, 1983).
42
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
en el siglo XVI, habrían viajado a América 250 000 emigrantes, mientras que
para la primera mitad del siglo XVII, hasta 1650, este autor establece un mon-
to de cerca de 200 000 emigrantes, hasta la fecha el balance más razonable.
Este volumen genérico permite estimar una media de 4000 emigrantes anua-
les entre 1560 y 1600, aunque esta media se reduciría a partir de la tercera
década del siglo XVII a 3340 emigrantes al año.10 Tras un período de fuerte
descenso en la segunda mitad del siglo XVII, la emigración se recuperó leve-
mente en el siglo XVIII, con un mínimo total para el período de 70 000 emi-
grantes.11 Algunos humanistas señalaron en el siglo XVII que la emigración a
América era una de las causas de despoblación en algunas zonas interiores en
Castilla.12 Sin embargo, la cantidad máxima estimada de 450 000 emigrantes
en total hasta 1650 es muy inferior a la población contemporánea del reino
de Castilla, que era de aproximadamente seis millones de personas (ocho
millones para toda la Península),13 por lo que estas visiones parecen muy
alejadas de la realidad.
Mas allá de las estimaciones sobre el volumen real de la emigración, los
registros de pasajeros disponibles en el Archivo General de Indias permiten
realizar un análisis más detallado en cuanto al volumen y composición de
esta población emigrante. Este proceso migratorio masivo y de larga distan-
cia estaba relacionado con factores como el aumento del territorio ocupado,
la creación de los virreinatos y el desarrollo institucional, la consolidación de
centros urbanos que facilitaban el proceso colonizador, el control institucio-
nal sobre la emigración, y el desarrollo de lazos familiares y sociales transat-
lánticos. En las primeras décadas del siglo XVI, lo que se conoce como la
época antillana, los registros fueron escasos14aZMÆMRIV]VIMUQOZIKQ~VNWZ-
mada fundamentalmente por hombres jóvenes, reclutados en ocasiones por
ILMTIV\ILW[OWJMZVILWZM[]W\ZW[WÅKQITM[15 que estaban destinados a parti-
cipar en los procesos de conquista que se estaban desarrollando en ese mo-
mento desde las islas caribeñas hacia Tierra Firme. En las décadas de media-
10
Según Magnus Mörner, el número estimado de emigrantes para 1601-1625 es de 111 312.
Para el período de 1626 a 1650, calcula 83 504. La suma de ambas cifras es de 194 816 emigrantes
(Mörner, 1976).
11
Márquez, 1991.
12
Mörner, op. cit.: 740.
13
Gil, 1974: 330.
14
En el primer período encontramos un incipiente control institucional sobre el paso de pasaje-
ros (Friede, op. cit.).
15
Boyd-Bowman, 1976b.
43
AMELIA ALMORZA HIDALGO
16
Así, Ida Altman estudia los briocenses en Puebla de los Ángeles (Altman, 2000).
17
Díaz Trechuelo, op. cit.
18
Antonio García-Abásolo señala que el descenso de la emigración a Indias a partir de 1580 se
atribuye a las consecuencias de la peste. El crecimiento demográfico de Andalucía en el siglo XVI se
habría visto frenado por las epidemias del fin del siglo, y principios del XVII. La población se recupe-
ró entre 1620-1640, seguida de otra fase depresiva entre 1640-1660 (García-Abásolo, 2007: 115-
116).
19
Martínez Martínez, op. cit.: 73.
20
Sergio Rodríguez Lorenzo atribuye este cambio a la necesidad de los navieros de tener mayor
liquidez a principios del XVII (Rodríguez Lorenzo, 2017: 1 511).
44
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
GRÁFICA 1. Evolución de la emigración en el siglo XVI, según los registros de pasajeros a Indias.
Total (miles)
18000
16000
14000
12000
10000
8000
6000
4000
2000
0
1492-1519 1520-1539 1540-1559 1560-1579 1580-1599
Elaboración propia a partir de los datos migratorios recogidos en Boyd-Bowman, 1976b: 582
45
AMELIA ALMORZA HIDALGO
46
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
29
Mazet, 1976. Datos analizados en el capítulo 3 de esta monografía.
30
Entre los españoles que constan en el padrón de México de 1689, también el porcentaje de
andaluces es el más alto. (Martínez Shaw, 1994: 134). De todas maneras, es necesario tratar con
cautela los datos sobre el origen andaluz o sevillano, ya que en muchas ocasiones se trataba de una
emigración en dos fases, de forma que las familias se establecían en esta zona varios años antes de
viajar a Indias (Díaz Trechuelo, op. cit.).
31
Boyd-Bowman, 1976b: 589.
32
Sobre el clan de los Pizarro y los primeros conquistadores de Perú, destaca el trabajo de James
Lockhart (Lockhart, op. cit.).
33
Altman, op. cit.
34
Circunstancia puesta de manifiesto tanto en las cartas de emigrantes publicadas por Enrique
Otte (Otte, 1988) como en los bienes de difuntos (AGI, Contratación, legajos 217-954).
47
AMELIA ALMORZA HIDALGO
35
También se ve en los registros matrimoniales, donde una gran cantidad de población procede
de otras partes de la colonia. Estos datos han sido analizados en el capítulo 3 (Pérez Cánepa, 1949).
36
M. Mörner analiza en detalle el caso trujillano (Mörner, op. cit.: 740).
37
Martínez, op. cit.
38
Friede, op. cit: 5.
39
Encontramos el caso de algunas encomenderas que solicitaron la licencia al rey (a través del
virrey) para realizar el viaje a España y no perder en ese período la encomienda. Tal es el caso de
doña Jordana Mejía (caso de estudio analizado con detalle en el capítulo 4): Lima, 659, L. 13, fs. 9v-
10r. También tenemos el caso de doña Petronila Ponce de León, que obtuvo una licencia por tres
años para regresar desde Perú a España y hacerse cargo de la herencia paterna, sin riesgo de perder
su encomienda durante su ausencia (AGI, oficios y partes: Lima, 569, L. 13, años 1569-1572, fs.
212v-213r). En ninguno de los dos casos hay constancia de que el viaje finalmente se llevase a cabo.
48
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
Para llevar a efecto dicha partida, primeramente fue necesario pedir licen-
cia a aquel virrey que entonces gobernaba, el marqués de Cañete don García
Hurtado de Mendoza, por haber orden en aquel país de que no se puede partir
LM]VIXZW^QVKQIITIW\ZI[QIV\M[]VPWUJZMVW^MZQÅKIXWZM[KZQ\WY]MVW
tiene deudas con la Caja Real, […] ni con la Aduana, y que no tiene asuntos
con los jueces de los civil ni tampoco con los de lo criminal, ni con los pupilos,
VQKWVK]QLILW[LMJQMVM[LMU]MZ\W[VQKWVMTWÅKQWLMTI;IV\I1VY]Q[QKQ~V
aÅVITUMV\MM[UMVM[\MZVWM[\IZTQOILWMVUI\ZQUWVQWVQM[\nVLWTW[MX]M-
LMXIZ\QZ[QVTQKMVKQILMTIU]RMZVQ[QVTI[IV\MLQKPI[KMZ\QÅKIKQWVM[XWZY]MLM
lo contrario no se encuentra patrón ni capitán de ningún barco que te quiera
recibir en su nave, por estarles prohibido a ellos coger pasajeros sin dichas licen-
cias suscritas por cada uno de los tribunales.40
-TZM\WZVWXWLyI[MZLMÅVQ\Q^WW\MUXWZIT-V\ZMTW[^QIRMZW[\MUXWZITM[
estaban los clérigos, soldados y, sobre todo, los comerciantes o personas que
debían resolver negocios en la Península. Estas profesiones trazaron líneas de
conexión entre los distintos puntos de la colonia que resultaron fundamenta-
les en el proceso emigratorio en su función de intermediarios.41
Durante las primeras décadas del movimiento emigratorio, existía una
alta expectativa de retorno.42;QVMUJIZOWMTZMOZM[WLMÅVQ\Q^WVW[QMUXZM
resultó posible ni ventajoso, y disminuyó mucho en la segunda mitad del siglo
XVI. Muchos emigrantes se resistían a abandonar las Indias porque corrían el
riesgo de perder todo lo acumulado tras años de esfuerzo. En realidad, solo
X]LQMZWVZMOZM[IZTW[Y]MPIJyIVIK]U]TILWTW[]ÅKQMV\MKWUWXIZIZMXZW-
ducir en la Península un nivel de vida igual o superior al conseguido en las
Indias gracias a la emigración.43 Por ejemplo, Francisco de Meza escribió
desde Lima a su mujer, Gregoria de Meza, disculpándose por no haberla
contactado antes y por no haber regresado, debido a que «en todo he sido
desgraciado hasta la hora que esta escribo […] que si me viésedes no me
conoceríades de viejo que estoy, y cano, y es gran trabajo, porque los hom-
40
Carletti, 1976 (1594-1606): 59.
41
En las cartas privadas de emigrantes se aprecia el papel de estos intermediarios a la hora de
articular la emigración familiar, como se analizará en el capítulo 2 (Otte, op. cit.).
42
La correspondencia familiar refleja a menudo las aspiraciones de regreso de los emigrantes
(Otte, op. cit.).
43
Mörner, op. cit.: 752.
49
AMELIA ALMORZA HIDALGO
bres que vienen a esta tierra no pueden ir a Castilla sin plata, porque les
afrentarán todo el mundo».44
Por último, en los registros de pasajeros se observa un gran número de
pasajeros que regresaban a Indias, es decir, personas que habían viajado
previamente de América a España y solicitaban volver.45 Entre ellos no solo
aparecen españoles, sino también indios, mestizos, o hijos de españoles naci-
dos en América, si bien los casos de mujeres son escasos.46 Para este trámite,
era necesario volver a solicitar la licencia de pasajero. Así, por ejemplo, Ma-
ría de Carvajal, criolla nacida en Perú que viajó a España con su marido,
solicitó la licencia de regreso tras quedar viuda.47 Estas solicitudes de licencias
de re-emigración —es decir, personas que querían volver a América— son
difíciles de localizar.48 Por ejemplo, encontramos el caso de Juan de León,
vecino de Medina del Campo. Tras haber residido con su mujer, Isabel de
San Miguel, en Nueva Granada durante más de veinte años, haciendo «mu-
cho negocio de mercaderías», regresaron a España dejando atrás muchos
negocios y hacienda a cargo del hermano de Juan de León. Tres años des-
pués de regresar a España, este hermano falleció y, al no tener más familiares
ni deudos, debió regresar rápidamente para no perder su hacienda.49 Tam-
JQuVMVMT.WVLWLMWÅKQW[aXIZ\M[)/1M`Q[\MVTQ[\ILW[LMXMZ[WVI[ITI[
que se otorgaba permiso para pasar a Indias, donde aparecen algunos casos
de re-emigración.50 Más allá de la re-emigración, encontramos en los con-
tratos de pasaje para el trayecto en barco hacia América una gran cantidad
de vecinos de México y Perú, seguramente comerciantes, probablemente
criollos en muchos casos.51 En el caso de los mercaderes, los viajes de ida y
^]MT\IN]MZWVU]aNZMK]MV\M[[WJZM\WLWLMJQLWITILQÅK]T\ILLMMVKWV\ZIZ
]VIXMZ[WVILMKWVÅIVbIITIY]MMVKIZOIZTW[VMOWKQW[MV)UuZQKI-VM[\M
caso, como posteriormente veremos, las relaciones entre hermanos fueron
44
Otte, op. cit.: 415, carta 483. Carta de Francisco de Meza Matamoros a su mujer Gregoria de
Meza, en Sevilla (1586).
45
Auke P. Jacobs es el único autor que considera la re-emigración en su análisis (Jacobs, op. cit.).
46
Adolfo de Morales publica algunos listados de pasajeros que viajaron a Perú desde 1560, y
aparecen muchos casos de re-emigración (Morales, 1950).
47
AGI, Indiferente, 2079, N. 36, año 1555.
48
Existen algunos casos de re-emigración en los expedientes de informaciones y probanzas
(AGI, Indiferente, 1214-1270).
49
AGI, Indiferente, 1230, año 1580.
50
Por ejemplo, Inés Suarez, a la que se otorga licencia para volver a Perú; Lima, 569, L. 13, f.
226v.
51
Rodríguez Lorenzo, op. cit.
50
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
51
AMELIA ALMORZA HIDALGO
los emigrantes, aunque el análisis de las licencias demuestra para 1605 solo
56 de estos posibles casos, que descienden a 15 en 1620.57
7000
6000
5000
4000
3000
2000
1000
0
1492-1519 1520-1539 1540-1559 1560-1579 1580-1599
Andalucía Castilla-León
52
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
alcanza un 47,5 % sobre el total de emigrantes.59 Para inicios del XVII, siguió
manteniendo la superioridad en las primeras décadas, aunque cayó drástica-
mente desde mediados del siglo, al hilo del descenso general del contingente
migratorio.60 En cuanto a las regiones extremeñas y castellanas, sus niveles
Æ]K\]IZWVITWTIZOWLMTXMZyWLWMVXZWXWZKQWVM[U]a[QUQTIZM[)[yUQMV-
tras en el período antillano (1492-1520) Castilla la Vieja era la segunda re-
gión en emisión de emigrantes, su proporción fue disminuyendo a lo largo
del siglo XVIINI^WZLM-`\ZMUIL]ZI)ÅVITM[LMT[QOTWXVI, Castilla la Nueva
[]XMZ~TM^MUMV\MITI[LW[IV\MZQWZM[/ZnÅKI
Más allá del nivel regional, los datos por provincias y localidades nos
muestran una distribución más exacta del proceso migratorio. En este senti-
do, la provincia de Sevilla se situaba muy por encima del resto, ya que emitió
un total de 12 566 emigrantes a lo largo del XVI.61 Detrás siguen las provin-
cias de Badajoz (5900), Toledo (4097), Cáceres (3000) y Valladolid (2200).
Estas provincias acumularon la mitad de todos los emigrantes. Siguen pro-
vincias como Huelva (1976), Salamanca (1945), Madrid (1636) y Cádiz
(1537). En lo que respecta al resto de las provincias la contribución fue mu-
cho más escasa y desigual.62
El registro por ciudades nos proporciona un listado diferente al de pro-
vincias. Aunque se mantiene el alto porcentaje de Sevilla (incluyendo Triana,
que alcanzó el volumen de 10 638 emigrantes para todo el siglo XVI), la si-
guiente ciudad emisora fue Toledo, con 1278 emigrantes.63 De este modo,
provincias como Badajoz, Cáceres o Valladolid, que estaban entre las prin-
cipales emisoras, caen sin embargo en el ranking de ciudades. Es decir, en es-
tos casos los emigrantes procedían de distintas localidades de provincias con
]VIOZIVQUXWZ\IVKQIMKWV~UQKIaLMUWOZnÅKI7\ZI[ZMOQWVM[KWUW;M^Q-
lla, Córdoba y Madrid sí presentaron en cambio un alto porcentaje de emi-
grantes procedentes de la capital. Sin embargo, la preponderancia de la
provincia de Sevilla hay que tomarla con cuidado, ya que en muchos regis-
tros es posible que se mencionase Sevilla como lugar de origen a pesar de ser
59
Boyd-Bowman, 1976a.
60
Díaz Trechuelo, op. cit.
61
Peter Boyd-Bowman destacó desde sus primeros análisis la indiscutible preponderancia de los
registros de pasajeros con procedencia de Sevilla durante todo el siglo XVI (Boyd-Bowman, 1976b).
Lourdes Díaz Trechuelo lo confirma para el XVII (Díaz Trechuelo, op. cit.).
62
Peter Boyd-Bowman elaboró estos listados sobre la base de su estudio de emigrantes a Indias
para el siglo XVI. Los totales incluyen todos los porcentajes de provincias desde 1493 a 1600 (Boyd-
Bowman, 1976b).
63
Boyd-Bowman, op. cit.: 589.
53
AMELIA ALMORZA HIDALGO
64
Lourdes Díaz Trechuelo advierte de esta circunstancia en su análisis de la emigración cordo-
besa (Díaz Trechuelo, 1988).
65
Altman, 1997: 260.
66
Juan Friede realiza este análisis sobre el registro de pasajeros de 1535 (Friede, op. cit.: 14).
54
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
siglo XVI. Así, en las primeras décadas predominaban los hombres jóvenes sin
]VINWZUIKQ~VM[XMKyÅKIZMKT]\ILW[Un[NnKQTUMV\MXIZITI[XZQUMZI[KIU-
pañas exploratorias y que solían compartir el lugar de procedencia. A partir
de las décadas de 1540-1560, aumentó el número de profesionales y artesa-
nos, lo que suponía un mayor nivel de conocimiento de la colonia y unas altas
expectativas laborales, muy características del momento. 67
En las décadas de 1560 a 1570 continuó aumentando el número de pro-
fesionales y, sobre todo, de miembros de la administración colonial, tanto
O]JMZVIUMV\ITKWUWMKTM[Qn[\QKI-[\MÆ]RWLMXZWNM[QWVITM[Y]M[MQV[\ITI-
ron funcionó como una estructura fundamental para la aparición de los gru-
pos de emigración familiar, que comenzaron a incrementarse a partir de esas
mismas fechas. Ello se produjo gracias a que la mejora en la periodicidad de
TI[KWVM`QWVM[KWVTI8MVyV[]TII]UMV\~TIIÆ]MVKQILMQVNWZUIKQ~V,QKPW
Æ]RWQVNWZUI\Q^WIZ\QK]TILWI\ZI^u[LMKIZ\I[aXMZ[WVI[K]aI[XZWNM[QWVM[
implicaban una movilidad constante a través del Atlántico, hablaba de gran-
des oportunidades laborales en las Indias.68 De este modo, la demanda de
mano de obra en América y las oportunidades de ascenso social y económico
en el nuevo territorio fueron difundiéndose progresivamente en la Península,
conectando los mercados y las redes familiares a ambos lados del Atlántico.
La distribución socio-profesional estuvo condicionada por el carácter
urbano de la emigración; a pesar del bajo porcentaje de los registros de pasa-
RMZW[MVTW[Y]MIXIZMKM]VIUMVKQ~VM[XMKyÅKIITIXZWNM[Q~V69 los principa-
les grupos mencionados eran mercaderes, artesanos y profesiones urbanas,70
clérigos y labradores. Finalmente, los que iban a ocupar puestos en la admi-
nistración colonial formaban también un grupo destacado. Por ejemplo,
cuando se producía el nombramiento de un oidor o un virrey, este viajaba
acompañado de su red clientelar, que colocaba posteriormente en puestos
subalternos, de forma que las cifras de emigrantes aumentaban en los años
de nombramiento de altos cargos.71
67
El perfil del emigrante de fines del XVI y el XVII (en los casos en que se mencionaba) era fun-
damentalmente de origen urbano, relacionado con las actividades artesanales y profesionales (Boyd-
Bowman, 1976b. Gálvez, 2004). En algunos casos hubo nobleza de segundo grado o hidalgos, mien-
tras que los grupos más pobres no podrían acceder al viaje (Martínez, op. cit.).
68
Sobre metodologías para el estudio de emigraciones transatlánticas: Sánchez Alonso, 1995.
69
La poca frecuencia con que se mencionan oficios podría deberse a que la mayoría fuesen
campesinos (Gil, op. cit.: 323).
70
Muy demandados en el mundo colonial, sobre todo en las primeras décadas (Otte, op. cit.).
71
Martínez, op. cit.: 93.
55
AMELIA ALMORZA HIDALGO
4I\ZIaMK\WZQILMTMUQOZIV\MMVTIKWTWVQIM[\]^W[][\MV\ILIMVTILQ^MZ[QÅ-
cación de sus actividades económicas. En este sentido, la pauta de funciona-
miento laboral que se venía produciendo en la Península se trasladó a la colo-
nia, donde la movilidad laboral era mayor. Es decir, una vez en territorio
colonial, el emigrante pasaba por diferentes núcleos urbanos y actividades
económicas, desde la gestión de propiedades agrarias a los pequeños negocios
comerciales, hasta encontrar una mínima situación de estabilidad.72 Lo habi-
tual era participar de forma simultánea en distintos sectores económicos, de
forma que una persona en América podía tener un pequeño terreno para la-
JZIZMRMZKMZITOVWÅKQWMVTIKQ]LILa\MVMZXMY]M}W[VMOWKQW[LMUMZKIVKyI[
En las últimas décadas del siglo XVI, aumentaron los registros que especi-
ÅKIJIVTIXZWNM[Q~VLMTMUQOZIV\MaN]VLIUMV\ITUMV\MI]UMV\~MTVUMZW
de pasajeros que viajaban como criados. Estos alcanzaban la mitad del grupo
de hombres y un sexto de las mujeres, y la de criado constituía la profesión
más declarada. Por ejemplo, en los registros de pasajeros del año 1560 apa-
recen trescientos criados y cien mercaderes, mientras que el resto de las pro-
fesiones señaladas (sastres, zapateros, plateros, etc.) solo se mencionan entre
dos y diez veces en cada caso.73 Las peticiones de criados acompañantes eran
generalmente abusivas por muy diversas motivaciones, entre ellas el afán de
prestigio. Por ejemplo, en 1604 doña Ana de Ayala y Zúñiga, mujer del es-
cribano mayor de gobernación en Perú, solicitó ir acompañada de un her-
mano suyo, una sobrina, seis criadas doncellas huérfanas, dos criados solteros
aLW[®XIRMKQ\W[¯aR][\QÅKIJI[]XMLQLWXWZ[]KWVLQKQ~VLM®U]RMZXZQVKQ-
pal», y al hecho de que debía presentarse en Lima según su calidad social y
la de su marido. Finalmente, solo le fueron concedidas licencias para dos
criadas y tres criados.74 Por otro lado, bajo esta denominación solían encu-
brirse individuos que utilizaban estas licencias como una forma más fácil de
viajar a la colonia, e incluso se dictaron normas para perseguir a los que co-
brasen por llevar criados.75 Durante el siglo XVII son muy abundantes los re-
gistros de criados que acompañaban cargos burocráticos y en ocasiones lle-
vaban a sus propias familias.76 Por lo tanto, los primeros grupos de emigración
72
Lo vemos en las diferentes trayectorias personales que aparecen en las cartas privadas (Otte,
op. cit.).
73
Jacobs, 1983.
74
AGI, Indiferente General, 2105.
75
Friede, op. cit.
76
En el listado de pasajeros que publica Lourdes Díaz Trechuelo se observa la abundancia de
registros de criados (Díaz Trechuelo, op. cit.).
56
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
57
AMELIA ALMORZA HIDALGO
cido 10% del total a inicios del siglo, durante la época de la conquista, hasta
]V
Y]M[MM[\IJQTQb~KWUWUMLQIMVTI[T\QUI[LuKILI[LMT[QOTW/ZnÅ-
ca 3). Desde la década de 1560 el grupo femenino representó más de la cuar-
ta parte de la población que emigraba, y llegó a alcanzar un 28,5% en 1580,
aunque en el último decenio bajó al 26%.79 Estos datos suponen que entre
14000
12000
10000
8000
6000
4000
2000
0
1493-1519 1520-1539 1540-1559 1560-1579 1580-1599
MUJERES
HOMBRES
1540 y 1559 viajaba anualmente una media de 78 mujeres. Esta media al-
canzó su nivel máximo entre 1560 y 1579, con 269 mujeres emigrantes de
media anual, mientras que en las dos últimas décadas disminuyó hasta 130
79
Boyd-Bowman, 1976b: 600.
58
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
3500
3000
2500
2000
1500
1000
500
0
1601-1625 1626-1650 1651-1675 1676-1700
MUJERES
HOMBRES
80
Datos propios a partir de los aportados por Peter Boyd-Bowman, op. cit.
81
Mörner, op. cit.
59
GRÁFICA 5. Mujeres de Sevilla con destino al virreinato de Perú (1600-1660).
140
130
120
110
100
90
80
70
60
60
50
40
30
AMELIA ALMORZA HIDALGO
20
10
0
1600 1605 1610 1615 1620 1625 1630 1635 1640 1645 1650 1655 1660
82
Para elaborar esta gráfica se han utilizado los datos del registro de pasajeros, seleccionado las mujeres procedentes de Sevilla que
fueron inscritas con el destino al virreinato de Perú, publicados por Lourdes Díaz Trechuelo (Díaz Trechuelo, op. cit.). Algunos años carecen
de registro, posiblemente porque esos años no saliera la flota, o porque se perdieron los libros.
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
83
Domínguez Ortiz, 1991.
84
Boyd-Bowman, op. cit.
61
AMELIA ALMORZA HIDALGO
85
Sobre la base de los datos publicados por Lourdes Díaz (Díaz Trechuelo, op. cit.).
86
Para el caso inglés: Cressy, op. cit.
87
Poska, 2016; Sánchez Alonso, op. cit.
88
Los procesos de emigración atlántica masculina y su consiguiente movilidad social han sido
analizados en profundidad por Jean Paul Zúñiga, en su análisis de los españoles que se instalaron en
Chile en el siglo XVII (Zúñiga, 2002).
89
Los datos sobre el registro de pasajeros han sido analizados en Boyd-Bowman, 1976b y Mar-
tínez, op. cit. Los registros matrimoniales de Lima han sido publicados en Pérez Cánepa, 1947 y 1961.
Estas fuentes han sido la base de las gráficas y los mapas incluidos en este apartado.
62
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
3000
2500
2000
1500
1000
500
0
1540-1559 1560-1579 1580-1599
Extremadura
63
AMELIA ALMORZA HIDALGO
90
En el período entre 1580 y 1599, Extremadura fue el origen del 14% de las mujeres emigran-
tes, y Castilla la Nueva lo fue del 15%. Estos porcentajes se calculan según los datos ofrecidos por P.
Boyd-Bowman (1976b) y presentados en las gráficas 7, 8, 9 y 10. Para esta operación, el total de las
mujeres emigrantes se obtiene con la suma de las mujeres de cada región en esas décadas.
91
Hay que considerar que en el siglo XVI Castilla la Nueva incluía lo que actualmente es la pro-
vincia de Madrid, y Castilla la Vieja estaba separada de León (ver mapas 2 y 3).
92
Díaz Trechuelo, op. cit. Un estudio sobre la emigración de mujeres andaluzas a América en los
siglos XVI y XVII lo encontramos en: García-Abásolo, 1989.
64
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
4000 3767
Mujeres
3500
Hombres
3000 2780
2527 2518
2500
2000
1476
1500
1000
742
500
0
1540-1559 1560-1579 1580-1599
4935
5000
Mujeres
4500
4000 Hombres
3500
3000
2500
2000
1559
1500
1009
1000 688
342
500 218
65
AMELIA ALMORZA HIDALGO
2500
2303
Mujeres
2000 Hombres
1707
1500
1156
1000
556
500
242
198
0
1540-1559 1560-1579 1580-1599
GRÁFICA 10. Emigrantes de Castilla la Nueva; distribución por género, siglo XVI.
2471
2500
Mujeres
2000 Hombres
1449
1500
1091
1000 872
500 376
212
0
1540-1559 1560-1579 1580-1599
66
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
67
AMELIA ALMORZA HIDALGO
68
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
69
AMELIA ALMORZA HIDALGO
70
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
el siglo XVII en Lima, de 734 españoles, el 41% procedía de Andalucía, y el 20% eran mujeres. (Ma-
zet, op. cit.: 65).
102
Gil, op. cit.: 331.
103
Martín, 2000: 26-30.
104
Audiencia de Lima, correspondencia de presidentes y oidores, publicación dirigida por R. Levillier,
tomo I, p. 72, citado en Konetzke, 1945: 146.
105
Ibid.: 148.
106
Martínez Shaw, op. cit.: 60.
71
AMELIA ALMORZA HIDALGO
teras de origen sevillano fue especialmente elevado entre 1601 y 1605. Esta
emigración femenina decreció de forma continuada a lo largo de la primera
mitad del siglo XVII/ZnÅKI
200
180
160
140
120
100
80
60
40
20
0
1601-1605 1606-1610 1611-1615 1616-1620 1621-1625 1626-1630 1631-1635 1636-1640 1641-1645 1646-1650
Para entender qué procesos explican el alto número de solteras entre las
emigrantes es necesario analizar la organización de los grupos familiares de
viaje, dentro de los cuales las mujeres viajaban en diferentes condiciones. Un
tipo de organización del viaje consistía en el desplazamiento del grupo fami-
liar completo, esto es, un matrimonio con sus hijos, normalmente niños pe-
queños. Solían ir a reunirse con familiares ya establecidos en América, es
decir, con una cierta seguridad sobre lo que iban a hacer en la colonia. Otro
tipo de organización lo protagonizaban las mujeres que viajaban para reunir-
72
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
[MKWVTW[UIZQLW[aII[MV\ILW[MVTIKWTWVQI[QO]QMVLWTI[XI]\I[LMZM]VQÅ-
cación familiar, y que se ponían al frente de los grupos de viaje. En estos casos,
la edad de estas mujeres era de alrededor de treinta años, con una media de
dos hijos y al menos cinco años de matrimonio. Más allá de la mujer que era
cabeza del viaje, los grupos solían estar integrados por otras mujeres depen-
dientes del grupo familiar, que viajaban bajo la cobertura de la mujer casada:
las hijas menores de edad; sobrinas o hermanas, la mayoría solteras y en edad
casadera, y las mujeres más mayores de la familia, sobre todo las viudas. Estos
tipos de emigrantes, que engrosarían los porcentajes de mujeres solteras, via-
jaron fundamentalmente dentro de los grupos familiares.107
Por último, una cantidad importante de las mujeres solteras viajaron
como criadas, entre las cuales de nuevo destaca el mayor porcentaje de las
XZWKMLMV\M[LM;M^QTTI-[\IÅO]ZIMZIMVZMITQLIL]VINWZUIILUQVQ[\ZI\Q^I
que proporcionaba una cobertura más segura para viajar a las mujeres, sobre
todo aquellas que viajaban solas, ya que muchas de estas eran doncellas
huérfanas. Podían ir acompañando a un grupo familiar, o a un hombre solo,
a LM PMKPW MZI ZMK]ZZMV\M TI ÅO]ZI LMT PWUJZM [WTW Y]M ^QIRIJI KWV ]VI
mujer soltera como criada, según los registros de pasajeros. Dentro de los
criados podían viajar también familias completas, incluso matrimonios con
hijos.108 Una vez en América, se pierde la pista documental de estos pasajeros
que viajaban como criados.
La emigración española del siglo XVI no solo fue el primer gran proceso
migratorio transatlántico, sino que también fue el primero en estar contro-
lado y organizado por un Estado moderno. Dada la novedad del proceso,
supuso un verdadero reto organizativo para la Monarquía Hispánica, que
tuvo que elaborar una política colonizadora con la experiencia repobladora
peninsular de la Baja Edad Media como único antecedente. Además, la
107
Análisis realizado sobre las licencias publicadas por Lourdes Díaz Trechuelo (Díaz Trechue-
lo, op. cit.), y las cartas recopiladas por Enrique Otte (Otte, op. cit.).
108
Díaz Trechuelo, op. cit.
73
AMELIA ALMORZA HIDALGO
109
Schaeffer, 2003: 47. Encontramos una compilación de estudios sobre la Casa de la Contrata-
ción en: Acosta et alii, 2004.
110
Jacobs, op. cit.: 34.
111
Martínez, op. cit.: 39.
74
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
112
Martínez Shaw, op. cit.: 40.
113
Altman, 2012.
114
Martínez, op. cit.: 46.
115
Ibid.: 59.
75
AMELIA ALMORZA HIDALGO
serían mujeres.116 En la segunda mitad del siglo XVIII el ministro de Carlos III
José Gálvez diseñó varias estrategias de reclutamiento de pobladores del nor-
te peninsular, para la fundación de ciudades hispanas en el Río de la Plata.117
Estos procesos de poblamiento dirigidos por la Corona no fueron sin embar-
go muy abundantes, de forma que los activadores más poderosos del proceso
migratorio fueron el retorno de los conquistadores y primeros colonos y los
lazos familiares que se fueron desplegando paulatinamente.
A mediados del siglo XVI, el nuevo escenario colonial, en el que destacan
las guerras civiles de Perú, condujo a una revisión de la política poblacionista
y a la elaboración de las Leyes Nuevas en 1542. A través de ellas se aumen-
taba el control sobre el territorio colonial, con disposiciones como la creación
de la Audiencia de Lima y la prohibición de que la encomienda fuera here-
ditaria. En ese contexto, se aumentó el control sobre los pasajeros a Indias; se
reiteró la prohibición no solo sobre los no cristianos (judíos, musulmanes y
conversos), sino también a ciertas familias de conquistadores que habían
KZMILWKWVÆQK\W[KWUWMTKI[WLMITO]VW[\Z]RQTTIVW[MV8MZa\IUJQuVITW[
posibles vagabundos, de los que se quejaban a menudos los virreyes. Así, se
recomendó a la Casa de la Contratación el aumento de control sobre las li-
KMVKQI[aTIIXTQKIKQ~VLMTIXWTy\QKILMZM]VQÅKIKQ~VNIUQTQIZ118 La efectivi-
dad de estas medidas fue muy relativa, como puede comprobarse por el nú-
mero de cristianos nuevos, tanto moriscos como judeoconversos, que se
instalaron en América.119
Después de las Leyes Nuevas, la necesidad de ajustar la política de emigra-
ción y la de poblamiento a las nuevas situaciones que iba generando la colonia
produjo una gran cantidad de instrucciones tanto a la Casa de la Contrata-
KQ~VKWUWITI[I]\WZQLILM[QVLQIVI[-[\MUIZKWTMOITUn[LMÅVQLWLM[LM
mediados del siglo supuso un aumento de los registros de pasajeros a Indias,
que seguían viajando mayoritariamente a las Antillas y a Nueva España, y un
aumento considerable de la proporción de familias y de mujeres emigrantes.
Las últimas décadas del siglo XVI constituyen el momento de mayores
cantidades de emigrantes por año del período, así como el momento de ma-
yor proporción de emigración familiar y femenina. Coincide con el progra-
116
AGI, Contratación, 5235, N. 1, R. 59.
117
Esta campaña de reclutamiento y la consiguiente emigración familiar atlántica ha sido am-
pliamente analizada por Allyson Poska (Poska, op. cit.).
118
Martínez, op. cit.: 62.
119
Karoline Cook ha estudiado la presencia de musulmanes y moriscos en América (Cook,
2016).
76
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
ma de revisión política puesto en marcha por Felipe II desde los últimos años
de la década de 1560, en el que se incluyó una revisión sobre la situación de
TI[1VLQI[4IKWV[MK]MVKQIN]M]VI]UMV\WLMTKWV\ZWT[WJZMTI[ÆW\I[LM
salida, así como sobre los pasajeros, y un aumento de las penas contra la
emigración ilegal, debido al temor de que pasaran herejes hacia las colonias,
como consecuencia de la difusión de nuevas ideas religiosas (protestantismo
y calvinismo). La nueva situación de mayor claridad administrativa facilitó el
aumento de emigración de grupos familiares, a la vez que el nombramiento
de nuevos cargos conllevó algunos picos en la corriente migratoria, ya que
estos solían viajar acompañados de amplias redes clientelares. El programa
revisionista se completó con las Ordenanzas de descubrimiento, nueva población y
XIKQÅKIKQ~VLMTI[1VLQI[(1573), que pretendían establecer unas reglas generales
en torno a la colonización (idoneidad de los lugares elegidos, organización de
nuevas poblaciones, etc.), basadas en la experiencia acumulada.
Los últimos años del siglo XVI coincidieron con un empeoramiento del
KTQUILMUWOZnÅKWaMKWV~UQKWLM+I[\QTTITWY]MXZW^WK~Y]M[MITbIZIV
algunas voces que pretendían resolver la crisis limitando el paso a América, al
considerarlo uno de los factores de decadencia del país. Efectivamente duran-
te el reinado de Felipe III se aplicó una política más restrictiva para que no
viajaran pasajeros sin licencia, y se aumentaron las penas contra la emigración
ilegal, aunque las licencias se siguieron otorgando a lo largo del siglo XVII. Es
decir, un mayor control sobre los pasajeros y la revisión exhaustiva del otor-
gamiento de licencias pudo provocar un descenso de la emigración y mayor
emigración ilegal, aunque también un aumento en la proporción de grupos
familiares, al ser más fácil para estos grupos conseguir licencias.120 Entender
los mecanismos efectivos de la gestión americana, es decir, no solo cómo se
organizaron las instituciones en América sino la gestión del proceso migrato-
rio, permite trazar el marco institucional de la expansión atlántica. Dicha
expansión debe repensarse en términos de la novedad histórica del proceso y
buscando su incidencia sobre los futuros colonizadores.
120
Martínez, op. cit.: 73.
77
AMELIA ALMORZA HIDALGO
121
Reher, 1990.
122
Juana Gil Bermejo establece el precio del flete en 18 326 maravedís por persona con derecho
a uso de camarote (compartido con otras cuatro o cinco personas), más derecho a equipaje. La auto-
ra también nos habla de la enorme diferencia entre este coste y el que suponía para un clérigo y un
soldado (Gil, op. cit.). Este último lo establece en 1625 maravedís (AGI, Contratación, 898). Según
Antonio García-Abásolo, hacia 1580 el coste total estimado del viaje a América estaba entre 30 y 40
ducados, y si había que contratar un camarote, sobre todo en el caso de las mujeres, habría que pagar
alrededor de 80 ducados más (García-Abásolo, 2007: 130).
123
El coste de los trámites burocráticos no era excesivo, podía oscilar entre 8 y 25 reales (precio
por la información), aunque hay muy pocos datos al respecto, y ninguno sobre el coste de la licencia
(Jacobs, op. cit.: 39).
124
Sergio Rodríguez Lorenzo ha analizado hasta 409 contratos de pasajes del Archivo de Proto-
colos de Sevilla (entre 1561 y 1622), donde se incluye información del precio, condiciones y equipaje.
En estos casos, el precio medio de los pasajes era de 20 ducados, que serían 16 pesos (Rodríguez
Lorenzo, op. cit.). Para entender su valor real, se puede comparar con el salario anual de un marinero
a fines del siglo XVI, que rondaba los 48 ducados, o el de un artesano, de 77 ducados (Martínez,
op. cit.: 73).
78
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
no.125 <IUJQuV XWLyIV TTM^IZ IVQUITM[ ^Q^W[ XIZI [IKZQÅKIZTW[ L]ZIV\M MT
trayecto, normalmente pollos y cerdos.126 Los pasajeros solían llevar botijas
de agua para complementar las raciones diarias ofrecidas por el capitán de
la nao. Por último, los pasajeros también llevaban equipaje embalado en
baúles y cajas. Estas condiciones del viaje y su coste hicieron que el viaje a
América fuera más accesible a aquellas regiones cercanas al puerto de salida
WJQMVKWU]VQKILI[KWVuT\ITKWUW[MZMÆMRIMVTILQ[\ZQJ]KQ~VLMXZWKM-
dencia de emigrantes vista anteriormente. Los preparativos para el viaje
transatlántico eran largos y costosos, y requerían disponer de una mínima
serie de recursos disponibles. Esto determinó que los emigrantes procedieran
de grupos sociales con cierta capacidad de movilidad y recursos con los que
ÅVIVKQIZMT^QIRM
Entre los condicionantes más importantes para emigrar a América estaba
la obtención de la licencia de embarque. La regulación estatal sobre este
trámite nos indica las condiciones que puso la Monarquía para el embarque
a América y el tipo de sociedad que esperaba crear en las colonias. La licen-
cia se estableció como requisito obligatorio para emigrar a América a partir
de 1510. Una vez concedida por el rey debía utilizarse antes de dos años
desde la fecha de expedición, sin duda para evitar su uso fraudulento.127 Los
que regresaban a la Península también debían obtener una licencia, en este
caso concedida por los virreyes, donde se hacía constar si deseaban regresar
a Indias. La licencia real era un documento colectivo, de forma que el titular
podía ir acompañado de otros miembros de su familia y de un número de
KZQILW[M[XMKQÅKILW[MVTIKWVKM[Q~V128 Como resultado, un gran número de
personas llegaban a las Indias sin licencia personal, tal como denuncian a
menudo los virreyes. La solicitud para obtener la licencia debía ser presenta-
da en la corte en Madrid, donde era enviada por medio de un apoderado que
[MMVKWV\ZIZIaIMVTIKIXQ\ITWI\ZI^u[LMITO]QMVLMKWVÅIVbI;Q]VOZ]XW
de varias personas procedentes del mismo pueblo iban a viajar, se organiza-
ban para presentar todas las solicitudes juntas. Una vez elevada la solicitud
IT+WV[MRWM[\IXI[IJIXWZ^IZQI[QV[\IVKQI[PI[\ITIÅZUILMTZMa\ZnUQ\M
Y]M XWLyI LMUWZIZ[M \IV\W Y]M MV WKI[QWVM[ [M M`XMLyI ]VI KMZ\QÅKIKQ~V
125
Según Sebastián de Covarrubias, el matalotaje era «la prevención de comida que se lleva en
el navío o galera» (Covarrubias, 1611).
126
Sobre la provisión de la flota y armadas a Indias: Mena, 2004 y Martínez, op. cit.
127
Las licencias eran habitualmente concedidas por el rey, aunque también podían concederlas
el presidente y jueces de la Casa de la Contratación (Martínez, op. cit.: 16).
128
Jacobs, 1991: 72.
79
AMELIA ALMORZA HIDALGO
como documento intermedio, una vez que el trámite estaba aprobado. Los
criterios aplicados en la concesión de licencias no están claros, ya que no hay
constancia de las exigencias mínimas más allá de no estar entre los que tenían
prohibido el paso a América, y no hay documentación de los casos de peti-
ciones que fueron rechazadas. El último control estaba en manos de la Casa
LMTI+WV\ZI\IKQ~VLWVLMTW[WÅKQITM[LMKQLyIV[WJZMTW[LWK]UMV\W[XZM-
[MV\ILW[ XWZ TW[ MUQOZIV\M[ MV I]LQMVKQI XJTQKI XIZI W\WZOIZ LMÅVQ\Q^I-
mente la licencia de embarque.129
Para la solicitud de la licencia era necesaria la presentación de una serie
de informaciones en cuanto a la naturaleza y condición social del individuo,
esta vez por cada pasajero. No siempre fue un requisito indispensable, y en
la primera mitad del siglo se cumplió de forma desigual, hasta que, en 1552,
Felipe II ordenó por Real Cédula que no dejasen pasar a ningún pasajero
sin presentar las informaciones requeridas. Es en ese año cuando tomó for-
UIILUQVQ[\ZI\Q^ILMÅVQ\Q^ITITQKMVKQIZMITaTIQVNWZUIKQ~VLMTQUXQMbILM
sangre, que debía ser redactada en el lugar natal del emigrante.130 Las infor-
maciones conllevaban la recogida de declaraciones entre testigos del lugar
de origen, en cuanto a que conocían al solicitante y sus ascendientes, su es-
tado civil, su calidad como cristiano viejo e hijo legítimo y, en ocasiones, sus
rasgos físicos. Debían realizarse ante las justicias del lugar de origen y los
naturales de Sevilla podían hacerlo directamente en la Casa de la Contrata-
ción, lo que suponía mayor facilidad para los sevillanos. En muchas ocasio-
nes se terminaban tramitando en la propia ciudad de Sevilla y se utilizaba
como testigos a personas de origen común. Siendo este, al parecer, uno de
los modos de fraude habituales, en 1584 se ordenó a la Casa de la Contrata-
ción que no fuesen admitidas informaciones realizadas en Sevilla de natura-
les de otros sitios. Entre los documentos presentados para la obtención de
licencias también es posible encontrar cartas de familiares enviadas desde
América,131KIZ\I[LMPQLITO]yIZMTIKQ~VLMUI\ITW\IRMKMZ\QÅKILW[LMUI-
trimonio, etc. El trámite de obtención de licencias fue cambiando a lo largo
del siglo XVI, siempre con el objetivo de facilitar la emigración de cristianos
viejos que pudieran establecerse en las Indias sin causar problemas ni reli-
129
Jacobs, 1995: 35, 37 y 46.
130
La novedad de 1552 es que ese año se incorporó la petición de limpieza de sangre, que debía
ser realizada en el lugar de origen. Desde que en 1548 la Catedral de Toledo aceptase sus estatutos
de limpieza de sangre, este concepto se convirtió en norma para todos los cargos estatales y eclesiás-
ticos (Jacobs, op. cit.: 50).
131
Publicadas por Enrique Otte (Otte, op. cit.).
80
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
81
AMELIA ALMORZA HIDALGO
por primera vez en 1543, pero se siguió practicando.136 Así lo vemos en este
anuncio que se distribuyó en Sevilla: «Todo aquel que quiera comprar una
licencia para marchar a las Indias puede ir a la Puerta de San Juan y Santis-
teban, en la calle Tudela, cerca del puente de piedra, y en esa calle pregun-
te por Francisca Brava, y ella se la venderá allí».137 También era frecuente
embarcar como criados, como un modo más sencillo de viajar legalmente.
Decía el canónigo Olivares de Collazos a su padre desde Veracruz: «pasen
aunque sea por criados de otros, que así pasan los más».138 Cuando resulta-
JILMUI[QILWLQÅK]T\W[WMV;M^QTTIMTI[]V\W[MIZZMOTIJIMV+nLQbWMVTW[
[QO]QMV\M[ X]MZ\W[ LM IJI[\MKQUQMV\W 1VKT][W ITO]VW[ WÅKQITM[ [M ^QMZWV
implicados en casos de corrupción.139 Por ejemplo, el licenciado Alonso Or-
tiz, que había sido nombrado alcalde de Nicaragua, y obtuvo licencia para
llevar un grupo de personas como labradores, fue acusado de haber vendido
las licencias para ir dentro de su grupo de colonización.140
La necesidad de viajar provocó la reiteración de estos hechos desde los
comienzos de la colonización, si bien se emitieron continuas disposiciones
para frenarlos. Ya desde 1591 se habían puesto las pautas para su represión,
y las penas para generales, pilotos y maestres que llevaran estos pasajeros.
Las penas se endurecieron en 1604. Los miembros del Consejo en una con-
sulta de 1607 acusaban a los generales de encubrir esta emigración directa-
mente, llevando criados y personas encomendadas sin licencia. En dicha
consulta, se planteó nombrar un juez letrado especial para el control de los
pasajeros.141 Por lo tanto, burlar los controles administrativos era sin duda
frecuente, aunque las opciones de éxito eran más altas cuando se seguían los
trámites legales.142 La preocupación por el paso de emigrantes ilegales vino
tanto del Consejo de Indias como de los virreyes de Indias, que en ocasiones
se quejaron de los problemas que les ocasionaba la emigración clandestina,
al llevar a sus territorios personas que les causaban problemas. Por ejemplo,
el virrey de Perú se mostraba partidario de favorecer la emigración para que
136
Jacobs, 1984: 458.
137
Citado por Friede, op. cit.
138
Otte, op. cit.: 572, carta 637. El uso profuso de este mecanismo hizo que los criados fueran una
proporción muy alta entre los emigrantes, tanto hombres como mujeres, sobre todo en las últimas
décadas.
139
En 1553 fueron condenados dos funcionarios de la Casa de la Contratación, por haber reci-
bido soborno para embarcar ilegalmente mercancías y personas (Jacobs, 1983: 467).
140
AGI, Justicia, 856, N. 7.
141
AGI, Indiferente, 749.
142
Jacobs, 1991: 72.
82
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
8WTy\QKI[M[XMKyÅKI[MV\WZVWITINIUQTQIaTIU]RMZ
143
AGI, Lima, 33.
144
Jacobs, 1995: 40.
145
Mörner, op. cit. J. Friede incluso da un porcentaje más bajo para la época antillana (Friede, op.
cit.: 340).
146
Altman, 1997.
83
AMELIA ALMORZA HIDALGO
84
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
+IZTW[>ÅZU~]VILQ[XW[QKQ~VMVY]MT]MOWN]MZMQ\MZILIMVTI:MKW-
pilación de Leyes de Indias, en la que prohibía pasar a Indias a los casados
que no fuesen acompañados de su mujer.150 Solo podía obtener licencia el
que presentase una autorización de la esposa. El máximo lapso de tiempo
XMZUQ\QLWLM[MXIZIKQ~VUIZQ\ITMZILMLW[I}W[LMXW[Q\IVLWÅIVbI[IT^W
renovación expresa de la mujer del permiso concedido. Además, a los matri-
UWVQW[[MTM[M`QOyIY]MXZM[MV\IZIV]VIKMZ\QÅKIKQ~VLMTUQ[UWXIZIM^Q\IZ
que los hombres casados viajaran con mujeres que no fueran su esposa.
Como prueba a veces se presentaba el registro matrimonial, el testimonio del
cura que los casó, o testigos del enlace y de la vida familiar. En caso de no
M[\IZKI[ILW[MZIVMKM[IZQWY]MXZM[MV\IZIVKMZ\QÅKIKQ~VLM[WT\MZyI151 Los
casos más habituales de hombres casados que viajaban solos eran los de mer-
caderes. Estos debían presentar una licencia de la esposa de hasta un máxi-
mo de tres años, que podía renovarse. Por ejemplo, doña Francisca de la
Serna, mujer de Hernando de Torres, mercader y vecino de Sevilla, entregó
una carta de poder a Sebastián de Santander, residente en la corte, para que
solicitara la prórroga de licencia de su marido de forma que pudiera perma-
necer en Perú durante otros tres años, ya que: «si el dicho su marido se vol-
viese para venir de aquellas partes sin acabar la cobranza a la que fue, seria
perderlo todo, de que recibirían ella y el dicho su marido mucho daño».152
En este caso, por lo tanto, la esposa del mercader estaba involucrada en los
proyectos comerciales del marido, y realizaba en España las diligencias lega-
les necesarias.
Por otro lado, no todos los hombres casados viajaron a partir de un
acuerdo con sus mujeres y muchos emprendieron la travesía dejando aban-
donadas a sus familias.153 Para evitar estas situaciones, desde 1535 se emitie-
ron distintas cédulas para que los hombres casados que no tuviesen a sus es-
posas con ellos en las Indias las llevasen allá o regresaran a España para vivir
en su compañía.154 Las audiencias recibieron órdenes para devolver a España
a los hombres casados que no habían llevado a sus mujeres y en ocasiones se
150
Konetzke, 1948: 30.
151
Konetzke, op. cit., Gálvez, op. cit.
152
AGI, Indiferente, 1230, año 1580.
153
María José de la Pascua Sánchez analiza el abandono de mujeres en la Península por los
emigrantes americanos, utilizando los expedientes del Archivo Arzobispal de Cádiz (Pascua, 1995).
154
AGI, Lima, 565, L. 2, f. 101v, año 1535; Real Cédula al gobernador del Perú, por la que se
manda que notifique a las personas casadas que están en aquellas tierras y no tengan a sus mujeres,
que las lleven en dos años, o den razón de por qué no lo hacen.
85
AMELIA ALMORZA HIDALGO
soy informado que en muchas ciudades villas y lugares de estas partes ay algu-
nos españoles que tienen en estos reinos sus mujeres y viven y se detienen por
esa tierra mucho tiempo viviendo apartados de sus mujeres e sin hacer vida
maridable con ellas como son obligados con lo cual demás de la ofensa que se
hace a Dios nuestro señor se siguen gran inconvenientes a la población de esa
tierra porque estos tales nunca viven de asiento en ella e así nunca se perpetúan
VQMV\QMVLMVMVMLQÅKIZVQXTIV\IZVQKZQIZVQ[MUJZIZVQPIKMZW\ZI[KW[I[Y]M
los buenos pobladores suelen hacer por lo cual los pueblos de estas partes no
vienen en aquel crecimiento que a cabo de tantos años que ha que son descu-
biertos e comenzados a poblar pudieran haber venido si los súbditos que en ella
han poblado hubieran vivido con sus mujeres e hijos como verdaderos vecinos
dellas…156
86
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
caso de separación matrimonial a partir de los expedientes de vida maridable se encuentra en: Al-
morza y Rojas, 2015.
158
AGI, Indiferente, 1230, N. 15, año 1580.
159
AGI, Indiferente, 1230, N. 21, año 1580.
160
Recopilación de las Leyes de las Indias (1681), lib. 3, tít. 3, l. 59-60, Real Cédula de 1591.
161
El libro de Cabildos de Lima recoge los nombramientos realizados por el rey a los corregido-
res en Perú, donde se incluye la instrucción sobre vida maridable de los españoles. Por ejemplo, el
nombramiento de Cristóbal Mejía de la Cerda, corregidor de Canta, presentado ante el Cabildo de
Lima el 6 de enero de 1587 (Bromley, 1942: 420).
162
Concilio I de Lima, Constitución 47 (Vargas Ugarte, 1951). Se regula que los matrimonios no
pueden estar separados. Algunos casos contra la separación matrimonial dentro del virreinato se
encuentran en AAL, Causas de Litigios Matrimoniales, legajo 1.
87
AMELIA ALMORZA HIDALGO
88
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
167
Konetzke, op. cit.: 17.
168
1530; 1549; Carlos II, en Recopilación de 1680, libro IX, tít. XXVI, la ley XXVIII, en Ots,
1920.
169
Recopilación de 1680, ley XII, tít. III, libro 3º, en Ots, op. cit.: 107.
170
Recopilación de 1680, tomo XIX, en Ots, op. cit.: 120.
171
R.C. marzo, 1546. DIU, tomo 20, pág. 145, núm. 48, en Konetzke, op. cit.: 19.
172
Martínez Shaw, op. cit.: 62.
89
AMELIA ALMORZA HIDALGO
ir a poblar esa tierra, sin necesidad de tener que obtener una licencia.173 Des-
pués de un primer momento de mayor permisividad respecto al viaje de las
mujeres, pronto aparecieron cédulas que ordenaban controlar su paso del
mismo modo que se hacía con los hombres. En ese sentido, una orden de
1554 impedía la marcha a Indias de aquellas que no poseyeran licencia
real.174 En 1575 Felipe II retiró a la casa de la Contratación la autorización
para permitir la emigración a mujeres solteras que no hubieran solicitado
previamente el permiso real, ya que, especialmente en Perú, su llegada había
provocado graves inconvenientes.175 Estas licencias se enmarcaban dentro de
las disposiciones generales para el control de la migración, cuya intención era
evitar el paso de personas consideradas indeseables.
Encontramos también licencias otorgadas «en cabeza de mujeres», inclu-
so siendo solteras. Por ejemplo, el rey otorgó licencia de viaje a nombre de
Elvira Méndez y Catalina Vázquez, con un hijo. Se trata de un documento
XIZI Y]M TW[ WÅKQITM[ LM TI +I[I LM TI +WV\ZI\IKQ~V TM[ LMRMV QZ I 1VLQI[
presentando información de soltería.176 Es decir, las mujeres no solo viajaron
dentro de las familias, sino también solas o formando pequeños grupos con
otras mujeres adultas. Por otro lado, la Casa de la Contratación expidió li-
KMVKQI[IU]RMZM[[WT\MZI[Y]MVWXZM[MV\IZWVTIKWVÅZUIKQ~VZMIT177 lo que
favoreció que muchas mujeres casadas consiguieran pasar como solteras y
viceversa.178 Es decir, las mujeres pudieron viajar a América mediante diver-
sos procedimientos. Podían ir dentro de grupos familiares, bajo la cobertura
de una licencia dada al cabeza de familia, incluidas como elementos depen-
dientes de los grupos familiares: hijas, suegras, sobrinas, o hermanas. Por
último, una de las formas de viajar más utilizadas, sobre todo en el caso de
las mujeres solteras, fueron las licencias de criada. Estos trámites burocráti-
KW[KZMIZWV]VIKWJMZ\]ZIQV[\Q\]KQWVIT[]ÅKQMV\MY]MNI^WZMKQ~MTXI[WLMT
contingente femenino a América.
173
Real Cédula emitida el 13 de noviembre de 1550 (Encinas, 1945, tomo I, 402, en LHE).
174
En una Carta de 1554 se mandó a los oficiales de la Casa de la Contratación que «sean obli-
gadas las mujeres a dar información de su limpieza como los hombres, y que no dexen passar á nin-
guna sin licencia expresa». Encinas, 1945, tomo I, 106, en LHE.
175
Lockhart, op. cit.: 76. La Cédula Real emitida el 8 de febrero de 1575 está recogida en el Ce-
dulario de Encinas, 1945, tomo I, 401, en LHE.
176
AGI, Lima, 650, L. 13, f. 226v, año 1560.
177
Konetzke, op. cit.: 15.
178
Se basa en algunos decretos, y en la carta del licenciado Ramírez de Cartagena, de 1574, en
Gobernantes del Perú, tomo 7, (Ots, op. cit.: 226).
90
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
A pesar de los problemas que plantean los datos sobre el origen de los
emigrantes, es innegable la preponderancia de la región andaluza y de la
ciudad de Sevilla, ciudad que constituía además el principal punto de partida
de la mayoría de las mujeres emigrantes. Los condicionantes de la emigra-
ción del grupo femenino están relacionados tanto con las opciones de movi-
lidad que tenía la mujer en la Edad Moderna en la Península, como con las
expectativas que podía ofrecerle la colonia. Pero las causas hay que buscarlas
en las regiones con mayor emisión de pasajeros, en las que es necesario en-
tender qué mecanismos favorecieron el viaje.
La emigración de las mujeres en la Península estuvo marcada por la mo-
vilidad del propio grupo familiar, y por la disponibilidad de contratos de
servidumbre. Las opciones para acceder a los recursos necesarios para emi-
grar o entrar al mercado laboral eran más limitadas que en el caso masculi-
no. De este modo, las mujeres protagonizaban fundamentalmente emigra-
ciones de corta distancia y temporales, para trabajar en labores agrícolas o
para trabajar en el servicio doméstico. También emigraban dentro de los
grupos familiares que se trasladaban en busca de mejores condiciones de
vida. Muchas de estas familias se instalaron en el siglo XVI en la ciudad de
Sevilla y sus alrededores, atraídas por el crecimiento económico de la ciudad
gracias a la Carrera de Indias. Así, se produjo un aumento de población fe-
menina en la ciudad de Sevilla y otros núcleos circundantes, al desplazarse
allí las familias de los emigrantes masculinos, a la espera de poder ser llama-
dos a las Indias, o recibir las remesas. La perspectiva de una ciudad de ma-
yoría de población femenina, precisamente por la alta emigración masculina,
surge en varias descripciones coetáneas, donde aparece un cierto número de
U]RMZM[Y]M[MOIVIJIVTI^QLI\ZIJIRIVLWMVL]ZW[WÅKQW[UI[K]TQVW[179 e
incluso la idea de Sevilla como una ciudad «en poder de las mujeres», según
se puede leer en una carta del embajador veneciano Andrés Navajero.180
-VTILMKQ[Q~VÅVITLMMUQOZIZMVKWV\ZIUW[]VI[MZQMLMKWVLQKQWVIV\M[
M[XMKyÅKW[XIZIMTKI[WLMTI[U]RMZM[ZMTI\Q^W[INIK\WZM[LMM`X]T[Q~VMVMT
lugar de origen, y a factores de atracción en el punto de llegada. En cuanto a
las regiones de origen, fundamentalmente la ciudad de Sevilla y las localida-
des conectadas con ella en Andalucía occidental, el crecimiento económico
179
Konetzke, op. cit.
180
Andrés Navajero, 1524-1526, en Perry, 1993: 23.
91
AMELIA ALMORZA HIDALGO
LMTIXZWXQIZMOQ~VXZW^MyILMTW[ZMK]Z[W[VMKM[IZQW[ITINIUQTQIXIZIÅVIV-
ciar y enfrentar la emigración desde un punto de vista logístico. Las otras
localidades de expulsión de mujeres emigrantes, alrededor de la corte, tam-
bién se caracterizaban por su crecimiento económico, fundamentalmente
vinculado al auge de la manufactura textil. En estos núcleos, también era
importante la cercanía con las rutas de comunicación con la corte y con la
ciudad de Sevilla. Es decir, la mayoría de las villas o ciudades de origen de la
emigración femenina eran localidades prósperas, que permitían la existencia
LM ]VI KTI[M ]ZJIVI KWV XW[QJQTQLILM[ MKWV~UQKI[ XIZI ÅVIVKQIZ MT ^QIRM
Mientras la emigración masculina era mucho más dispersa en cuanto a su
WZQOMVOMWOZnÅKWa[WKQWMKWV~UQKWTIMUQOZIKQ~VNMUMVQVIaNIUQTQIZVMKM-
sitaba un contexto de origen favorable para enfrentar una movilidad comple-
ja de larga distancia, como eran una cierta capacidad económica y la cerca-
nía con las rutas principales hacia el puerto de salida. A ello se añade que,
dentro de un contexto general de crecimiento económico de estas regiones,
la llegada de algunas crisis y epidemias, y el empeoramiento de las condicio-
nes de vida de algunos grupos fue también un factor importante de expul-
[Q~V)[yTI[MXQLMUQI[aTIKZMKQMV\MKZQ[Q[MKWV~UQKILM-[XI}ILM[LMÅVI-
les del siglo XVI han sido señaladas como otra de las posibles causas de esta
salida de mujeres.181 Las grandes epidemias y crisis económicas que azotaron
la ciudad de Sevilla a inicios del siglo XVII, junto al hecho de que las condi-
ciones en América no eran ya tan atractivas para las mujeres, acabaron su-
XWVQMVLWMTÅVLMM[\IMUQOZIKQ~VNIUQTQIZ
Para entender por qué se produjo esta emigración es necesario analizar
también el contexto de la colonización americana a principios del siglo XVI.
Desde el punto de vista de la Corona, existían muchas regiones que necesita-
ban de poblamiento, de fundación y crecimiento de ciudades hispanas, y en
este proceso la presencia de las mujeres de origen peninsular era fundamen-
\IT[WJZM\WLWMVZMOQWVM[ZMKQMV\MUMV\MXIKQÅKILI[KWUWMZIMTKI[WLMT
virreinato de Perú. Esto llevó al desarrollo de una política migratoria que
favorecía el paso de mujeres y grupos familiares, a través del incentivo de la
ZM]VQÅKIKQ~VNIUQTQIZ-[\MKWV\M`\WVWZUI\Q^WNIKQTQ\~[QVL]LITIMUQOZI-
ción femenina.
-`Q[\QMZWV ILMUn[ ]VI [MZQM LM M`XMK\I\Q^I[ M[XMKyÅKI[ LM TI[ U]RMZM[
emigrantes, en cuanto al mejoramiento de sus condiciones de vida en Indias.
5]KPI[M[XMZIJIVXWLMZJMVMÅKQIZ[MLMTIXZW[XMZQLILITKIVbILIXWZTW[
181
Martínez, op. cit.: 68.
92
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
93
AMELIA ALMORZA HIDALGO
5. CONCLUSIONES
94
LAS MUJERES ESPAÑOLAS EN LA EMIGRACIÓN AMERICANA (SIGLOS XVI-XVII)
95
CAPÍTULO II
«SE VENGA A DESCANSAR Y SALGA DE ESA MISERIA»:*
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN
DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
* Otte, 1988: 343. Carta 389. Diego de Arcos escribe a su cuñado Diego de Valer, en Sevilla.
Quito, 1560.
1
Altman, 2000.
2
Sobre el impacto de la emigración atlántica en las localidades de origen de los emigrantes:
Pescador, 2004 y Salinero, 2006. Isabel Testón y Rocío Sánchez han analizado las redes familiares
transatlánticas (Testón y Sánchez, 2002). Jean Paul Zúñiga ha explicado los procesos de movilidad
social de los españoles en Chile en el siglo XVII (Zuñiga, 2002).
97
AMELIA ALMORZA HIDALGO
Debido a los peligros que rodeaban el viaje a América, las personas que
quisieron viajar necesitaron utilizar aquella red de relaciones que les propor-
KQWVIJI]VIUIaWZKWVÅIVbI4I[U]RMZM[MZIVM[XMKQITUMV\M^]TVMZIJTM[
durante el trayecto, motivo por el que viajaron fundamentalmente acompa-
ñadas o en grupos. En este sentido, la familia nuclear ofrecía los lazos de re-
lación que creaban la cobertura necesaria para emprender el viaje. Estos
grupos de viaje pudieron organizarse también gracias a la existencia de una
ZMTI\Q^IUMV\MÆ]QLIKQZK]TIKQ~VLMQVNWZUIKQ~VMV\ZM-[XI}Ia)UuZQKII
través de intermediarios y correspondencia. La existencia de un corpus do-
cumental formado por cartas familiares de emigrantes asentados en Améri-
ca, que fueron reunidas y publicadas por Enrique Otte, y las licencias de
viaje y registros de pasajeros relacionados con estas cartas, permiten entender
cómo la circulación de información impactó en la creación de cadenas fami-
liares de emigración.
4I-LIL5WLMZVIM]ZWXMIM[\M[\QOWLMLW[NMV~UMVW[Y]MKWVÆ]aMV
en la divulgación de la correspondencia familiar. Por un lado, las emigracio-
nes dentro y al exterior de Europa, y, por otro, el Renacimiento como fenó-
meno cultural. Así, se produjo un renacer de la escritura en diferentes nive-
les.3 Como consecuencia, un mayor porcentaje de la población tuvo acceso
a la escritura y, a través de ella, a una burocracia que se desarrollaba en el
contexto de la articulación de los nuevos estados modernos. Estos nuevos
estados tuvieron una base fundamental en la creciente circulación de docu-
mentación. La producción documental solía estar más vinculada a una élite
letrada y a la profesión de secretarios y escribanos. Sin embargo, fuera de
esos círculos más eruditos, durante la edad moderna se produjo una relativa
generalización del acceso a la escritura, sobre todo en los entornos urbanos.
Esta relativa alfabetización entre la clase urbana española presenta matices
3
Para el desarrollo de esta cultura de escritura y su estudio como un acto social: Roger Chartier
(Chartier, 1991), y Fernando Bouza para el caso español (Bouza, 2006).
98
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
99
AMELIA ALMORZA HIDALGO
Ayer tuve cartas, porque el virrey don Martín Enríquez dejó una orden que
cada día primero del mes sale de esta ciudad para todas las de arriba un chas-
que, que es un indio como correo, y de diez a diez leguas se mudan, y de este
arte viene de Potosí, y van en 28 días, y los que van y vienen viene por el Cuzco,
Huamanga, Pueblo Nuevo y los demás pueblos que hay en el camino. Conque
por una carta se da dos reales, y hasta peso de una onza, dos reales, ida allí al
respecto, y a esta causa sabemos cada mes unos de otros.8
-T [Q[\MUI LM ÆW\I[ [M ZMO]T~ MV TW[ I}W[ LM NWZUI Y]M I
XIZ\QZLMM[INMKPII]UMV\~TIMUQOZIKQ~VTIÆ]QLMbLMTIKWU]VQKIKQ~VaTI
6
James Lockhart y Enrique Otte publicaron una recopilación de cartas de los primeros conquis-
tadores de Perú (Lockhart y Otte, 1976).
7
Sobre la importancia de Lima en el proceso de creación de ciudades en el mundo andino:
Glave, 1999. Antonio Vázquez de Espinosa incluyó en su crónica de 1629 una detallada descripción
de las rutas que conectaban Lima con las principales ciudades del virreinato (Vázquez de Espinosa,
1948 [1629]: capítulo 33).
8
Otte, 1988: 423, carta 484. Carta de Pedro de Nájera a su hermano Diego González de Náje-
ra, en Cuenca (Lima, 1586). Los indios chasquis eran los encargados de transmitir los correos en el
imperio inca, sistema de comunicación que se siguió empleando durante la colonia.
100
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
9
Werner Stangl ha realizado una revisión bibliográfica de las ediciones de distintos fondos de
cartas privadas en el contexto del imperio hispánico (Stangl, 2013). Además de la recopilación de
correspondencia familiar realizada por Enrique Otte existen otras publicaciones de correspondencia
americana, como la compilación de cartas procedentes de Indias conservada en el Archivo de la Real
Chancillería de Valladolid (Martínez Martínez, 2007). También destaca el fondo de cartas conserva-
das dentro de los procesos de bigamia del Tribunal de la Inquisición en México, publicado por Isabel
Testón y Rocío Sánchez (Testón y Sánchez, 1999).
10
Otte, op. cit. Werner Stangl ha desarrollado un análisis de las cartas de llamada como fuentes
históricas, cuestionando tanto su supuesta autenticidad por la abundancia de falsificaciones, como su
carácter intimista, debido a la inexistencia de la separación clara entre lo privado y lo público (Stan-
gl, 2010). Por otro lado, Pilar García Mouton realiza un estudio sobre las mujeres que aparecen en
esta correspondencia (García Mouton, 1997).
101
AMELIA ALMORZA HIDALGO
102
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
103
AMELIA ALMORZA HIDALGO
que iba a reunirse. El expediente incluye las cartas de Diego de Arce a su hermana en Madrid y la
recogida de testigos que presentó García de Arce.
15
Otte, op. cit.: 84-85, carta 56; Esta carta se incluye en el expediente de licencia de Lorenzo
Martínez Carvallar, que viajó a Veracruz a reunirse con su hija Beatriz y su yerno. El expediente in-
cluye dos cartas de llamada, una de la hija y otra del yerno (AGI, Indiferente, 2056, N. 53) (ver ima-
gen 4).
16
AGI, Contratación, 279B, N. 1, R. 9, año 1608: expediente de bienes de difuntos de Catalina
Rodríguez, natural de Las Garrovillas, difunta en Potosí.
104
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
la estructura homogénea de las cartas nos lleva a plantear en qué modo pudo
transmitirse este conocimiento escrito. En la Edad Moderna se produjo una
difusión extraordinaria de los manuales de escritura, entre ellos el de
Torquemada,17TWK]ITMZIZMÆMRWLMTIVMKM[QLILaMTQV\MZu[XWZTIV]M^I
cultura escrita, así como de la importancia que tenía la carta también como
LWK]UMV\WWÅKQIT-[\M\QXWLM\ZIV[UQ[Q~VLMTUWLMTWPQbWY]MQVKT][WTI[
KIZ\I[ LM [WTQKQ\]L I TI +WZWVI [QO]QMZIV ]VI M[\Z]K\]ZI JQMV LMÅVQLI LM
modo que la pauta para elaborar un documento afectaría tanto a la carta
NIUQTQIZKWUWITIKIZ\IKWUWLWK]UMV\WWÅKQIT18 La difusión de los manua-
les llegó también a los territorios coloniales, dada la importancia de la docu-
mentación judicial y de escribanías y por las necesidades que creaba la co-
rrespondencia familiar.19 Sin embargo, parece que la difusión y uso de estos
manuales quedaron restringidos a los profesionales de la escritura, como es-
KZQJIVW[]WÅKQITM[aY]MVWITKIVbIZWVI[MZWJRM\WLM]V][WKW\QLQIVWXWZ
parte de la mayoría de la población. La transmisión del conocimiento escrito
entre personas semianalfabetas pudo producirse por la copia de cartas entre
sí y con la práctica de varios borradores. Por ejemplo, desde Tamalameque,
en el Nuevo Reino de Granada (actual Colombia), la viuda encomendera
María Bazán de Espeleta escribía a su hijo solicitándole que le enviase a su
nieto mayor y que le escribiera a varios deudos suyos de vuelta, y para que
tuviera un ejemplo de cómo debía hacerlo le enviaba una carta: «Porque vea
el modo que acá se tiene de escribir le envío esa carta que del reino me escri-
bió Pedro Fernández [gobernador de Cartagena]».20 Aunque ella misma
escribía la carta a su hijo, enviaba otra como modelo elaborada por una
persona más letrada, el gobernador de Cartagena. Este conocimiento, por lo
tanto, se transmitía entre los emigrantes, lo que explicaría la repetición que
se observa en sus cartas en cuanto a estructura expositiva, organización de
temas, asuntos sobre los que se trata y medios de expresión. En este sentido,
la mayoría de las cartas presentadas para la obtención de las licencias man-
17
Castillo, 2002.
18
Las cartas peticionarias, abundantes en todas las cortes europeas, siguen el modelo de ars dic-
tandi propuesto por la retórica de Cicerón, gracias a la enorme difusión de los manuales de escritura
en la Baja Edad Media y la Edad Moderna por toda Europa, que permitió el mantenimiento de una
estructura homogénea de salutatio, exordium (captatio benvolentiae), narratio, petitio, conclusio, subscritio
(Schunka, 2006).
19
Sobre el uso de los manuales de escritura en España: González, 2007. E. Tavor estudió la
circulación de los manuales de escritura en las colonias norteamericanas y su impacto en la articula-
ción del imperio británico (Tavor, 2005).
20
Otte, op. cit.: 314, carta 361, año 1575.
105
AMELIA ALMORZA HIDALGO
21
Otte, op. cit.: 247, carta 274, año 1572.
22
Otte, op. cit.: 385, carta 438, año 1572.
106
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
Creo que no ha de entender bien esta letra, que con lágrimas no veo lo que
escribo, y por darle a él [su hijo] y a mi amada hija consuelo con mi letra, no
quise que criado mío lo escribiese. No escribo a su hijo y mío ni a mi amada
doña Leonor ni a la Maruja, porque si a todos hubiese de escribir, según me
deshaga en lágrimas, sería acabarme la vida. […] Mire qué tal estoy que el
primer pliego de la carta va escrito al revés, y por no escribir otra, se va así.23
107
AMELIA ALMORZA HIDALGO
\W[KQZK]Q\W[LMKQZK]TIKQ~VLMKIZ\I[KWUWTIKWZZM[XWVLMVKQIWÅKQITWMV\ZM
instituciones (administraciones virreinales, Inquisición, etc.) y la correspon-
dencia familiar, o de negocios, se sustentaban e interrelacionaban con las
redes de circulación de personas entre España y las Indias, donde encontra-
mos fundamentalmente emigrantes, marineros, soldados, religiosos y merca-
deres, pero también con la circulación de objetos, como las mercaderías o las
barras de plata. Desde 1505 se estableció un servicio de Correo Mayor en
España cuyo monopolio ostentó los primeros años el italiano Francisco de
Tassis.27 Aunque en principio el sistema de postas estaba destinado al servicio
de la Corte, la demanda de particulares, sobre todo en el ámbito de los nego-
cios, hizo que apareciera un tipo de correo ordinario accesible a una mayor
parte de la población, con la creación de postas (casas del correo) por todo el
territorio hispano, sobre todo desde 1580. El coste del envío dependía del
XM[WaLMTILQ[\IVKQITWY]MR][\QÅKITILQÅK]T\ILMVMTMV^yWLMWJRM\W[a
regalos desde América. En el caso de América, durante los siglos XVI y XVII
había un sistema de avisos que era costoso y restringido a la documentación
LMTW[WÅKQITM[ZMITM[PI[\IY]MMVMT[QOTWXVIII se reformó el Correo Mayor
de las Indias.28-VWKI[QWVM[TW[KIVITM[WÅKQITM[MZIV]\QTQbILW[\IUJQuVXIZI
cartas particulares. Así, Pedro de Nájera, que escribía a su hermano en 1587
desde Lima, le contaba cómo le habían apartado las cartas que llegaban para
él en el aviso que llegaba del rey, y cómo había tenido que pagar cierta can-
tidad para las costas del viaje, sobre todo para el trayecto desde el puerto de
Paita a Lima, durante el cual el portador se alimentaba en postas del camino,
regentadas fundamentalmente por indígenas y donde el alimento principal
eran gallinas:
Anoche después de anochecido llegó el pliego del rey, y como siempre vie-
nen cartas de particulares en él, porque a los cuales vienen después que este vi-
rrey vino se les hace pagar el porte, para pagar las costas que se hacen desde
Paita aquí. Y así acudí luego, y de ventura hallé un pliego de Diego Valle de
Luna, y como yo lo tenía encargado al que las da, teníamelas ya apartadas,
porque le había prometido fuera del porte para gallinas […], y así no sé qué
27
Hidalgo, op. cit.: 75.
28
Los Correos Marítimos en América se consolidaron en el siglo XVIII dentro del programa de
reformas borbónicas para América. Rocío Moreno Cabanillas investiga el desarrollo del sistema
postal americano a partir del caso de Cartagena de Indias, que era un nudo fundamental en las co-
municaciones atlánticas (Moreno, 2017).
108
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
decir más de que en mi mohína hasta ahora tampoco ha habido carta de Juan
Racionero, sino es que las traiga algún pasajero […].29
109
AMELIA ALMORZA HIDALGO
110
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
111
AMELIA ALMORZA HIDALGO
34
Por ejemplo: Otte, op. cit.: 364, carta 416, año 1580. Esteban García, desde Cuenca, escribía
a su hermano Bartolomé García, en Sevilla, quejándose por los muchos años sin recibir noticias.
35
Otte, op. cit.: 458. Carta de Diego de Espina a su mujer María Sánchez, en Sevilla, desde El
Callao (1597).
36
Altman, op. cit.
37
Testón y Sánchez, 1999.
38
Otte, op. cit.: 575, carta 641. Toribio de Narváez a su mujer Juana Hernández, en Sevilla
(1564).
112
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
[MV[IKQ~VLMIJIVLWVWaLM[IZZIQOWLMTI[LQÅK]T\ILM[XIZIKWV\IK\IZKWVTI
otra parte, de la necesidad de sentirse vinculado y de la ansiedad por la res-
puesta.
4I\IZLIVbIMVTI[KIZ\I[I[yKWUWTI[LQÅK]T\ILM[MV[]XZWL]KKQ~Va
entrega, determinaron que el contenido se limitase más a lo esencial, es decir,
se resumía la información más importante que se quería transmitir. Así, en
algunas cartas leemos: «no escribo más largo por no saber si te llegara»39 y
«no tengo más espacio».40 Las cartas se escribían siguiendo una sencilla es-
tructura de saludo, cuerpo y despedida, donde con una expresión directa se
abordaban generalmente dos temas fundamentales: la afectividad y la econo-
mía.41 Su contenido estaba condicionado por su función como cartas de lla-
mada, de forma que su objetivo era provocar la emigración de algún parien-
te.42 Por un lado, eran muy emotivas en cuanto al dolor y las consecuencias
de la separación familiar, y ponían en conocimiento de la otra parte datos
sobre nacimientos, muertes y casamientos del entorno. En ocasiones, tam-
bién enviaban informaciones sobre la crianza de los hijos. A menudo incor-
poraban información sobre personas conocidas del entorno, como otros fa-
miliares o conocidos que se encontraban en América. Al ser cartas de
llamada, el emigrado en Indias solía apelar a la vinculación emocional con la
familia para desencadenar el viaje.
Por otro lado, se transmitían los problemas económicos, tanto en el caso
de la familia que quedaba atrás, como las penurias pasadas en América por
el emigrante. Sobre todo, se mencionaba la bonanza en los negocios y la
XZW[XMZQLILITKIVbILIY]MXMZUQ\yIÅVIVKQIZMT^QIRMNIUQTQIZ4IXW[QJQTQ-
dad de unas mejores condiciones de vida en Indias era un factor de atracción
clave en un proceso emigratorio que implicaba un viaje transatlántico de alto
riesgo. Así, los españoles en Indias incidían en señalar las bonanzas de la vida
en América. Con el objetivo de crear unas altas expectativas sobre la vida en
Indias, las cartas a menudo incluían narraciones un poco exageradas. De este
modo, Alonso Martín intentaba convencer a su hermano Salvador Ruiz para
que viajase contándole las bondades de la vida en Lima:
39
Otte, op. cit.: 378, carta 430.
40
Otte, op. cit.: 337, carta 382.
41
Castillo, op. cit.: la distribución en encabezamiento, cuerpo y saludo final es la propuesta por
Torquemada.
42
Sobre un análisis argumentativo de las cartas de llamada: Fernández Alcaide, 2003.
113
AMELIA ALMORZA HIDALGO
Deseo mucho ver a v.m. en esta tierra […] porque es la mejor que hay en el
descubierto, rica, fertilísima de pan, carnes, pescados, frutas, cuantas hay en
España. Es tierra que jamás llueve, ni truena, ni hay tempestades, ni hace mu-
cho frío ni mucha calor, ni crecen los días, ni menguan en todo el año. Y con no
llover, como digo, se cría todo lo que digo abundantísimamente, porque hay
ríos que bajan de las sierras, que es donde llueve, y con acequias riegan todo lo
Y]MY]QMZMVC°E-VÅVMTTIM[\ITY]MVQVOVPWUJZMTI^MZnY]MVWWT^QLMI
España. El que se quiera dar a la virtud y trabajar gana de comer. Pero hay
pocos que se den al trabajo, porque es la tierra tan viciosa que, aunque no tra-
baje el hombre, no le falta de comer y vestir, y aún algunos granjean mejor la
vida holgando que otros trabajando.43
Las cartas de maridos que hacían llamar a sus mujeres eran especialmen-
te expresivas, ya que intentaban persuadirlas para que enfrentasen un viaje
que era muy peligroso. Por ejemplo, Alonso de Hernández le enviaba a su
esposa el siguiente mensaje:
[…] que se venga a esta tierra, y no tema el camino ni la mar, porque, lle-
gada que sea a esta tierra, se holgará como una reina y no se acordará de Santa
Olalla […] porque acá las mujeres no hilan ni labran ni entienden en guisar de
comer ni en otras haciendas ningunas, sino sentadas en los estrados, sino hol-
gándose con visitas de amigas que tienen concertado ir a chácaras y otras
holguras.44
43
Otte, op. cit.: 390, carta 446. Carta de Alonso Martín del Campillo a su hermano Salvador
Ruiz en Sevilla, escrita en Los Reyes, 1576.
44
Otte, op. cit.: 383, carta 437: Carta de Alonso de Hernández a su hermano Sebastián Hernán-
dez, espadero, en Santa Olalla (Toledo), donde incluye un mensaje para su esposa María de Salazar.
Los Reyes, 1570.
114
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
45
Otte, op. cit.: 247, carta 274, año 1572.
46
Sobre el envío de remesas desde los bienes de difuntos: González, 1995.
47
Sobre los expedientes de vida maridable: Martínez Martínez, 1991. Un análisis de estudio de
caso acompañado de un estudio sobre el tipo documental lo encontramos en: Almorza y Rojas, 2015.
115
AMELIA ALMORZA HIDALGO
Las cartas de llamada que llegaban a España escritas por los emigrantes
asentados en América incluían referencias continuas a la bonanza de las nue-
vas tierras colonizadas, pero omitían convenientemente los enormes peligros
que rodeaban el viaje. En las pocas ocasiones en las que se mencionaban las
LQÅK]T\ILM[LMT\ZIaMK\WM[\I[[MUQV][^ITWZIJIVaIY]MPIJyIVLM[MZKWU-
pensadas por las mejores condiciones de vida en Indias. Por ejemplo, Diego
de Espina —citado anteriormente— conminaba a su mujer:
Sin embargo, más que un «pequeño trabajo», las familias españolas que
decidían emigrar a Perú debían enfrentar una travesía de dimensiones épi-
cas, ya que debían cruzar el Atlántico hasta el Caribe americano, atravesar
48
Otte, op. cit.: 458.
116
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
MTQ[\UWLM8IVIUnaJWZLMIZTIKW[\I8IKyÅKIPI[\IITKIVbIZMTX]MZ\WLMT
Callao. Se trataba por lo tanto de un viaje dividido en varias fases, que reque-
ZyILM]VIKWUXTMRITWOy[\QKIaÅVIVKQIKQ~VXIZI[]KWV[MK]KQ~V
La primera etapa consistía en llegar hasta Sevilla, el puerto de salida de
TI ÆW\I LM 1VLQI[ PI[\I 49 Esta ciudad estaba conectada por caminos
con las principales ciudades de la Península, y el trayecto se hacía a pie o con
la ayuda de mulas. Los caminos estaban salpicados de postas cada dos o tres
leguas, en las que se podía comer y descansar. La ruta entre Valladolid y
Sevilla, que era de las más transitadas por los emigrantes, tenía noventa le-
guas según Juan Villuga, y podía tardarse en hacerla más de veinte días.50
Una vez en Sevilla las familias debían buscar un lugar dónde alojarse, en
cuartos alquilados o en casas de conocidos. En el siglo XVI aumentaron en la
ciudad las hospederías y los centros religiosos que acogían a futuros pasajeros
a Indias. En Sevilla, si no se había obtenido anteriormente, debía tramitarse
la licencia de viaje, para lo que se utilizaban normalmente intermediarios
ante el Consejo de Indias o la Casa de la Contratación. Los emigrantes de-
JyIV\IUJQuVJ][KIZ]VT]OIZMV]VWLMTW[JIZKW[LMTIÆW\IKWUXZIZMT
pasaje, y preparar el equipaje y el matalotaje para el trayecto, por lo que el
tiempo de espera podía prolongarse durante varios meses.51 Otros muchos
emigrantes no hacían el trayecto a Sevilla, sino que ya vivían en la ciudad y
decidían viajar en algún momento. Establecerse cerca del puerto permitía
recibir más rápidamente las noticias que llegaban desde América, y los rela-
tos sobre el viaje que hacían los que regresaban. Estos relatos podían provo-
car precisamente la renuncia al viaje, debido a las informaciones sobre los
peligros que acechaban a los viajeros. De esta forma, muchas mujeres que
quedaban abandonadas en Sevilla por sus maridos alegaban no poder viajar
porque tenían «miedo reverencial al mar».52 Además, hubo personas que se
49
A partir de 1680 la flota de Indias se despachaba en Cádiz. Finalmente, en 1717 la Casa de la
Contratación se trasladó a Cádiz (Acosta et alii, op. cit.).
50
Una legua corresponde a 4,8 kilómetros, de forma que habría postas cada nueve o catorce
kilómetros aproximadamente. Juan Villuga realizó una descripción de los caminos que atravesaban
la Península en 1546, donde anotó todas las paradas de los caminos y las distancias entre ellas (Villu-
ga, 1967 [1546]). Entre las rutas que describe incluye el trayecto entre Valladolid y Sevilla, donde
contabiliza 90 leguas (432 kilómetros), si bien la distancia entre ambas ciudades es de 570 kilómetros.
Entre las imágenes incluidas en esta monografía se encuentra el mapa de los caminos descritos por
Juan Villuga (imagen 2).
51
Sobre los bastimentos para la flota de Indias: Mena, 2004. Las provisiones para el viaje en
barco constaban fundamentalmente de bizcocho, vino, carne de cerdo y pescado salados, legumbres
(habas, guisantes y arroz) y, sobre todo, agua (Martínez, 1999: 60).
52
AGI, Contratación, 4881, expedientes de vida maridable.
117
AMELIA ALMORZA HIDALGO
118
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
Pasamos tan gran calor aquellos dos días que no lo sabré explicar, sentía-
moslo mucho porque salíamos de salas muy regaladas, y porque la brea del
navío y porque iba mucha gente: pretendió el padre vicario llevarnos a todos
juntos por pensar que así iríamos más consolados y los unos nos serviríamos a
los otros y pasaríamos con menos matalotaje y fue un gran yerro porque dos o
tres frailes son en cada navío servidos, regalados y honrados, y aunque no lleven
nada son los mejores proveídos; y allí por cierto nos trataban como a negros y
nos hacían a los más bajar a dormir debajo de cubierta como negros, y andába-
mos sentados y echados por los suelos, pisados muchas veces, no solo los hábi-
tos, sino las barbas y las bocas, sin que nos tuviesen reverencia ninguna, por ser
todos frailes; y con otros trabajos y enojos que nos dieron que no sé explicar. El
primer día cantamos completas: pero por la molestia que dábamos no dijimos
el segundo día más que la salve, y las horas cada uno las rezaba cuando podía y
se amañaba.58
56
Martínez, op. cit.: 75-76. Diego de Ocaña escribe que con él viajaban cuatrocientas personas,
pero podía referirse a la flota completa (Ocaña, 1605: 3).
57
Pierre Chaunu realizó un exhaustivo análisis de la flota de Indias desde 1503 a 1650 (Chaunu,
1983). José Luis Martínez escribió un detallado análisis del viaje atlántico hacia América en el siglo
XVI (Martínez, op. cit.). Actualmente, la Fundación Nao Victoria gestiona varias réplicas de barcos
históricos, entre los que se encuentra un galeón: https://www.fundacionnaovictoria.org/es/.
58
Martínez, op. cit.: 246-247. Apéndice 2: «De lo que les pasó a los religiosos desde que se em-
barcaron hasta que llegaron a la isla de la Gomera».
119
AMELIA ALMORZA HIDALGO
59
Martínez, op. cit.: 79.
60
El primer asentamiento en la costa caribeña del istmo fue Nombre de Dios, en 1510, pero en
1598 el puerto se trasladó a Portobelo como un enclave más seguro para la defensa ante los continuos
ataques piratas (Mena, 1983).
61
Martínez, op. cit.: 87.
62
Martínez, op. cit.: Apéndice 2.
63
Eugenio de Salazar nació en Madrid hacia 1530. Tras graduarse en leyes desempeñó desde
1567 el puesto de gobernador de las Islas Canarias y desde allí viajó con su familia en 1573 a Santo
Domingo. El relato de su viaje atlántico se encuentra en la «Carta escrita al licenciado Miranda de
Ron, particular amigo del autor, en que pinta un navío, y la vida y ejercicios de los oficiales y mari-
neros del, y como lo pasan los que hacen viajes por el mar. Es útil para la noticia del lenguaje marino»
(Martínez, op. cit.: 279-296, Apéndice 3).
120
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
PIJMZXIOILWÆM\MXIZI]VKIUIZW\MVWLMRIZWVLM[]NZQZTW[^IQ^MVM[LMT
barco:
Y allí por gran regalo nos metieron en una camarilla que tenía tres palmos
de alto y cinco de cuadro, donde en entrando la fuerza del mar, hizo tanta vio-
lencia en nuestros estómagos y cabezas, que padres e hijos, viejos y mozos que-
damos del color de difuntos, y comenzamos a dar el alma […] y lanzar por la
boca todo lo que por ella había entrado aquel día y el precedente […]. De esta
manera pasamos sin ver sol ni luna; ni abrimos los ojos, ni nos desnudamos de
como entramos, ni mudamos lugar, hasta el tercer día […].64
64
Martínez, op. cit.: 279.
65
Ibid.: 289.
121
AMELIA ALMORZA HIDALGO
Tengo vuestra casa bien aderezada y llena de servicio para cuando enhora-
buena vengáis. […] y no temáis al camino, que todo es tres meses de viaje, que
yo estaré en la costa aguardándoos con todo el refresco necesario, y en Nombre
de Dios tendré puestos dineros de respecto para lo que debiéredes lo paguéis.67
122
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
plearse cuatro días, se organizaban recuas de mulas que cargaban las barras
de plata, las mercancías o los equipajes. Los españoles quedaban muy impre-
sionados por la frondosidad y humedad de la selva, los gritos de los monos que
los acompañaban todo el camino y los caimanes: «algunas veces llueve tanto
que vienen los pasajeros todos morados y puestos del lodo y no gustan de ver
tanta frescura por entre los arboles como ay tanta humedad se crían muchas
arañas…».70 La mayoría de los pasajeros atravesaban el istmo utilizando el río
Chagres, de forma que tomaban en Portobelo pequeñas embarcaciones diri-
gidas por esclavos negros, que primero bordeaban la costa hasta la desembo-
KIL]ZILMTZyWaT]MOW[]JyIVXWZMTKI]KMÆ]^QITPI[\ITI^MV\ILM+Z]KM[
-[\MMVKTI^MMVTI[MT^I[MZ^yILMX]V\WLMKWVM`Q~VLMTI\ZI^M[yIÆ]^QITKWV
el camino de los españoles, que era un trayecto empedrado a través de la selva
hasta la ciudad de Panamá que se tardaba en recorrer aproximadamente
siete horas. Panamá había sido fundada en 1519 por Pedrarias Dávila, y era
el enclave español más importante del istmo, donde vivían comerciantes y
arrieros que hacían negocios con el comercio de la Carrera de Indias. Diego
de Ocaña, fraile jerónimo que llegó a América en 1599 y que tuvo que per-
manecer en Panamá tres meses debido a que su compañero de viaje enfermó,
describía la ciudad de la siguiente manera:
[…] en esta ciudad hay poca gente, y no de mucha plata, y así la limosna fue
poca y todas las casas son de tabla […] este [el calor] en Panamá es continuo, y
siempre andan las personas sudando, y no pueden sufrir ropa en el cuerpo, y las
mujeres traen unas naguas de lienzo, y desta causa está la gente muy descolori-
da, y muy enferma de continuo, de la gente que baja del Piru, y de lo que vienen
de castilla mueren de ordinario muchos, y los hospitales están de continuo lle-
nos de enfermos […].71
123
AMELIA ALMORZA HIDALGO
73
Otte, op. cit.: 431-436, carta 487.
74
Otte, op. cit.: 431-436, carta 487.
124
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
-TX]MZ\WLM8IQ\IY]MLIJIITÅVITLMTINZyIKWZZQMV\MLM0]UJWTL\Y]M
se dirige de sur a norte hacia el ecuador, por lo que a partir de ese puerto la
navegación hacia el Callao era contracorriente y podía tardarse unos cin-
cuenta días en completarse.75 De este modo, los pasajeros normalmente des-
embarcaban en este punto y realizaban el resto del trayecto a pie hasta Lima.
La llegada a Paita producía desasosiego en algunos emigrantes, que espera-
ban en su llegada a Perú encontrar grandes riquezas, y sin embargo se topa-
ban con un pobre asentamiento formado por casas de cañas:
[…] y como el pueblo está en aquel secadal y las casas no son más que unas
cañas hincadas y cuando muchos embarradas con un poco de barro por de
fuera que llaman vajareques, y por tejado unas esteras o un poco de estiércol, a
los españoles que van de España y llevan en la imaginación representadas las
riquezas de aquel Reyno y que en su fantasía están las calles empedradas con
barras de plata y reales, y van ya deseosos de llegar al piru para verlo, porque
con el deseo y codicia que llevan todo lo que se les representa en la idea es ri-
queza en llegando a este puerto como ven la desventura de las casas les causa
gran desconsuelo que aumenta ver arenales, y medanos secos de arena hallán-
dose al parecer en todo frustrado su pensamiento[…].76
En Paita los emigrantes debían organizar el último tramo del viaje hasta
4QUIY]MKWV[Q[\yIMVJWZLMIZTIKW[\IXIKyÅKII\ZI^u[LMXIZIRM[LM[uZ\QKW[
a lo largo de mil kilómetros, lo que podían tardar varias semanas en recorrer.77
La ruta estaba abastecida ocasionalmente con postas (tambos) a cargo de mu-
jeres indígenas, que proveían a los viajeros de alojamiento y comida (funda-
mentalmente gallinas).78 Este camino se hacía a pie y los emigrantes tenían que
contratar a indígenas locales y recuas de mulas para que les guiaran durante
la travesía, que se hacía fundamentalmente de noche para evitar el calor.
75
Glave, 1999. El marqués de Montesclaros fue el primer virrey que en 1607 hizo el trayecto por
mar entre Paita y El Callao, y tardó 54 días. Este virrey llegó a Perú desde el puerto de Acapulco, en
una travesía marítima que completó en cuatro meses, exactamente en 128 días (Moreyra, 1952: 212).
76
Vázquez de Espinosa, op. cit.: 371.
77
Las cartas y cronistas sostenían que este tramo era de ciento ochenta o doscientas leguas, que
serían 960 kilómetros. Siguiendo el trazado de la actual carretera panamericana, que circula por el
antiguo camino de la costa, el trayecto entre Paita y la plaza de armas de Lima consta de 1038 kiló-
metros. Si los viajeros completasen 20 kilómetros diarios, el trayecto duraría 52 días.
78
Los tambos eran un sistema de postas adyacentes a los caminos desarrollado durante el impe-
rio inca, que en la época colonial se siguieron utilizando, y se intentó regularlos a través de unas
«ordenanzas de tambos» emitidas en 1543. Se convirtieron también en lugares donde eran frecuentes
los abusos sexuales y la prostitución de mujeres indígenas (Chacaltana, 2016).
125
AMELIA ALMORZA HIDALGO
[…] y desta manera se pasan estos arenales caminando desde las tres de la
tarde hasta las ocho de la noche y después desde las dos de la madrugada hasta
las ocho del día porque sino es desta manera se abrasan los hombres por los
arenales que es tanto el calor que parece que arde el arena, y como se camina
de ordinario de noche venimos trasnochados, y los cuerpos descompuestos
como no se desnudan y con mucho trabajo se pasa todas estas doscientas leguas
que hay hasta la ciudad de Lima desde el puerto de Paita donde se desembar-
camos […].79
Una vez que llegaban a Lima, los emigrantes debían enfrentarse al reto
de construir una nueva vida en un contexto completamente diferente para
ellos. Los que llegaron poco después de 1586 se encontraron además una
ciudad destrozada debido al terremoto que se produjo ese año, que provocó
una subida del mar que arrasó el puerto del Callao.80 La ayuda de los fami-
liares y conocidos en la ciudad fue sin duda fundamental en el proceso de
asentamiento. En la segunda mitad del siglo XVI la ciudad de Lima se había
convertido en una importante capital política con una fuerte actividad eco-
nómica, lo que favoreció el acceso de los españoles recién llegados al mundo
urbano limeño. A su llegada a Lima, Diego de Ovando se sorprendía ante el
hecho de que la mayoría de la población estaba involucrada en negocios:
«todos emplean y todos son mercaderes […] con la plata todo se negocia, y
el que la tiene es honrado principal noble y caballero, y el que no la tiene
aunque tenga todo lo dicho no es nadie ni es estimado ni hay quien se acuer-
de del».81
El tiempo total que tardaba una familia en hacer el trayecto completo
desde España a Perú es difícil de establecer. Desde la salida en el puerto de
Sevilla, se tardaba un mínimo de cuatro o cinco meses en llegar a Lima, si
bien como se ha descrito eran frecuentes los largos períodos de espera y de
recuperación en los puertos intermedios, por lo que podía alargarse varios
UM[M[ 4I[ MVWZUM[ LQÅK]T\ILM[ a XMTQOZW[ Y]M ZWLMIJIV MT ^QIRM I 1VLQI[
debían de ser conocidas por los emigrantes antes de embarcar, a través de los
retornados de América. Sin embargo, las expectativas sobre la mejora de sus
KWVLQKQWVM[ LM ^QLI a TI KWVÅIVbI MV TW[ NIUQTQIZM[ aI I[MV\ILW[ Y]M TM[
79
Ocaña, op. cit.: 37v.
80
El 7 de julio de 1586 la ciudad de Lima sufrió un terremoto que afectó a los templos y edificios
más importantes. El Cabildo de la ciudad reunido el 14 de agosto de 1586 decidió organizar una
procesión en honor a la virgen para que «interceda y ruegue a su benditísimo hijo acuda con su mi-
sericordia y piedad a esta ciudad alzando della su ira» (Bromley, 1942, vol. X; 365-366).
81
Ocaña, op. cit.: 64.
126
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
127
AMELIA ALMORZA HIDALGO
86
Otte, op. cit.: 520-521, cartas 584-585. Cristóbal López Chito escribió dos cartas desde Potosí,
una en 1564 a su hermano Alonso López, y otra en 1568 a su hermana Catalina García, ambos re-
sidentes en Ronda.
87
Testón y Sánchez, 2002.
88
Otte, op. cit.: 111, carta 93. Carta de Pedro de la Torre a su hermano Bartolomé de la Torre,
en Madrid (1585).
89
Patricio Hidalgo Nuchera ha analizado la fluida relación entre los hermanos de la Cueva, uno
emigrado en México y otro que permaneció en Castro del Río (Córdoba), que incluyó peticiones de
documentos (Hidalgo, op. cit.).
90
Otte, op. cit.: 373, carta 424, año 1558. Ortuño de Vergara escribió desde Lima a su hermano,
Francisco de Vergara, en Balmaseda (Vizcaya). Esta carta se incluyó en la licencia de Francisco de
Vergara, que viajó pare reunirse con su padre en Perú (AGI, Indiferente, 2079, N. 66).
91
AGI, Indiferente, 1373, año 1573-1588; Don García de Alvarado, mayordomo de la empera-
triz y caballero del hábito de Santiago, había dejado sus encomiendas de Perú en manos de su her-
mano Joan de Alvarado, que nunca le había enviado beneficios, por lo que escribió una carta de
queja al rey.
128
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
129
AMELIA ALMORZA HIDALGO
Además, llamaba a uno de sus sobrinos para que viajase a reunirse con él.95
En otro caso, Jerónimo Núñez, que llevaba en las Indias veinte años, recibió
carta de su hermana contándole las penalidades que pasaba en España. Con-
movido y arrepentido del tiempo que había tenido descuidada a su familia,
le prometió ayudarla —«lo que soy obligado». Le pedía a su hermana que
cuidase de la madre de ambos, y a cambio él se ocuparía del futuro de sus
hijos, de forma que ofreció enviar dote para sus sobrinas, y pidió que le en-
viasen a su sobrino, ya que él no tenía hijos.96 Encontramos otro caso similar
en la carta que doña Juana Farfán escribió desde Lima a su hermano en Se-
villa, que había quedado recientemente viudo. Como un modo de ayudarlo
solicitaba que le enviase a su sobrino, prometiéndole apoyo para prosperar
allá, «porque todos los que vienen a esta tierra que haya quien les de la mano
ganan de comer». Escribía con mucho afecto a sus sobrinas, e incluso se ha-
bía llevado en su viaje a una de ellas. Pero en el momento de escribir la carta
rechazaba el viaje de las demás sobrinas y les recomendaba que «buscasen
remedio» en España, es decir, que buscasen un buen matrimonio allí, asu-
miendo que ya en 1580 no era tan fácil para las mujeres españolas casarse en
Lima.978WZTW\IV\WTI[KIZ\I[ZMÆMRIVMVITO]VW[KI[W[]V[MV\QLWLMZM[-
ponsabilidad hacia los miembros más vulnerables de la familia, que solían ser
las mujeres, niños y ancianos. En otras ocasiones, estas «obligaciones» debi-
LI[MZIV]\QTQbILI[XWZTI[XZWXQI[U]RMZM[XIZIZMKTIUIZJMVMÅKQW[M[XMKyÅ-
cos. Este sentido del deber era además un mecanismo importante en el man-
tenimiento de lazos familiares transatlánticos.98 En muchas ocasiones, una
vez que el primer miembro de la familia que emigraba lograba asentarse y
prosperar, intentaba enviar alguna cantidad de dinero a los que habían que-
dado atrás. Sin embargo, el envío de remesas era escaso, ya que estas eran
difíciles de gestionar y pasaban muchos años desde la partida del emigrante
95
Otte, op. cit.: 391, carta 447, año 1577; Carta de Diego de Arce a su hermana Gracia de Arce,
contenida en la licencia de García de Arce, que pasaba a vivir con su tío (AGI, Indiferente, 2091, N.
40, año 1579).
96
Otte, op. cit.: 393-394, cartas 451-453, año 1577. Jerónimo Núñez de Andrade escribió desde
Lima dos cartas a su hermana, Francisca Núñez, que residía en Talavera de la Reina, y una carta a
su cuñado, Andrés Vázquez. Estas cartas están en la licencia otorgada a Juan Vázquez, que viajó
para reunirse con su tío Jerónimo Núñez (AGI, Indiferente, 2090, N. 55).
97
Otte, op. cit.: 406, carta 470, año 1581. Doña Juana Farfán escribió desde Lima a su hermano
Francisco de Nava Moriano, en Sevilla. Esta carta se encuentra en la licencia de Bartolomé de Nava
Farfán, vecino de Sevilla, que pasaba a vivir con su tía Juana Farfán (AGI, Indiferente, 2093, N. 8,
año 1582).
98
Jane Mangan ha trabajado sobre el sentido de obligación entre los diferentes miembros de la
familia, y cómo articulaban las relaciones atlánticas: Mangan, 2016.
130
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
PI[\IY]MM[\MXWLyIMV^QIZITOVJMVMÅKQWI-[XI}I)TI[LQÅK]T\ILM[XIZI
XZW[XMZIZ[M]VyITIKWUXTQKIKQ~VLMMVKWV\ZIZQV\MZUMLQIZQW[LMKWVÅIVbI
LMNWZUIY]MMZINZMK]MV\MY]MMTJMVMÅKQW[WTWTTMOI[MITW[NIUQTQIZM[\ZI[
el fallecimiento del emigrante, a través de los bienes de difuntos.99 A pesar
LMTI[LQÅK]T\ILM[TIXZMWK]XIKQ~VXWZI[Q[\QZITINIUQTQIMVWKI[QWVM[LQW
lugar al envío de dinero o de barras de plata. Por ejemplo, Ana de Espino
escribía de forma emotiva desde Panamá a su hermana María de Espino, en
Logroño, preocupada por asistir a su familia, por lo que procedió a enviar
varias barras de plata.100
Aunque a grandes rasgos se produjera esta dicotomía en la oferta asisten-
cial entre hombres y mujeres, también se daba frecuentemente la invitación
de viaje a la esposa o hermana, con todos los miembros a su cargo. A veces
se ofrecía a mujeres solteras de la familia la oportunidad de un matrimonio
concertado en Indias. También se producía a menudo la invitación a la mu-
jer casada, sobre todo hermana, pero también sobrinas o primas, para que
viajasen con toda su familia.101 Mientras la llamada a las esposas respondía
al compromiso adquirido con ellas, o a la presión legislativa sobre la convi-
vencia marital, en el caso de las hermanas la causa está en otros factores,
como la necesidad de herederos, la vinculación afectiva, y el sentido de res-
ponsabilidad hacia ellas. En muchas ocasiones, la invitación a las hermanas
se producía como consecuencia del fallecimiento de los ancianos que estaban
cuidando en España, casi siempre la madre. Esto provocaba que el emigran-
te ya no quisiera volver, y, como un modo de recompensarla, la invitase a
^QIRIZR]V\WI\WLI[]NIUQTQIKWVMTWJRM\Q^WLMY]M[MJMVMÅKQI[MVLM[]
prosperidad.
-T\QXWLMMUQOZIV\MQVÆ]a~MVTI[KIZIK\MZy[\QKI[LMTITTIUILIY]M[M
hacía a la familia. Por un lado, estaban aquellos que iban a hacer negocios
en las Indias para reunir una pequeña fortuna y regresar en el menor tiempo
posible a España. En este caso, los protagonistas eran hombres que viajaban
solos dejando atrás a las familias, y que solían llamar a otro familiar mascu-
lino. Por ejemplo, Francisco del Barco, que estaba en Cartagena de Indias,
99
Los juzgados de bienes de difuntos se establecieron en los virreinatos de México y Perú para
asegurar que las herencias de los fallecidos en Indias llegasen a sus descendientes en España (Molinie,
2002).
100
Otte, op. cit.: 256, carta 284, año 1583.
101
Otte, op. cit.: 237, carta 263, año 1613: Diego Jaime de la Peña escribió desde Guatemala a su
sobrina doña María de Cabrera, mujer de Manuel López, en Sevilla, y la invitó a viajar junto a toda
su familia.
131
AMELIA ALMORZA HIDALGO
envió una carta para que se reunieran con él su suegro y un sobrino, con el
objetivo de que le ayudasen a hacer negocios y poder regresar pronto.102 Por
W\ZWTILWM[\IJIVTW[Y]MJ][KIJIVMTI[MV\IUQMV\WLMÅVQ\Q^WMV1VLQI[W
TW[Y]MVWKWV[QO]QMZWVIK]U]TIZTINWZ\]VI[]ÅKQMV\MKWUWXIZIZMOZM[IZ
que llamaban a sus familias para reunirse con ellos. Así, Pedro Valero que
prosperó en las minas de Potosí junto a su mujer, no veía posibilidades de
regresar a España y en su deseo de ayudar a la familia llamó a su madre,
hermano y hermanas, ofreciéndoles el pago del viaje y acogerlos a su llega-
da.103 Es necesario precisar que una gran cantidad de los emigrantes encon-
\ZIZWVU]KPI[LQÅK]T\ILM[XIZIXZW[XMZIZ#TI[KIZ\I[ZMÆMRIVTW[XZWJTMUI[
en el asentamiento en Indias, las enfermedades, las muertes y los inconve-
nientes que retrasaban el regreso e impedían la llamada a familiares, y en
algunos casos provocaron la desconexión del emigrante con su familia. Por
ejemplo, Beatriz de Cavallar y su esposo, Melchor Valdelomar, asentados en
México, escribieron al padre, Lorenzo Martínez de Cavallar (que vivía en
Fuentes de León, Badajoz), en 1574, varios años después de haber viajado.
Explicaban en su carta que la mujer había llegado muy enferma del viaje a
Veracruz, e incluso estuvo al borde de la muerte, de forma que solo después
LM^IZQW[I}W[\ZI[PIJMZXI[ILWU]KPI[XMV]ZQI[aITMVKWV\ZIZ[MITÅVMV
una situación de prosperidad, se habían atrevido a escribirle. Contaban
K~UW®MVTIÆW\IY]M^QVQUW[U]ZQ~TI[LW[XIZ\M[LMTIOMV\MY]M^QVWa
esto es ordinariamente».104 Cuando se producía la llamada a través de la
correspondencia, el principal argumento era la posibilidad de acoger a la
familia en América y darle una vida mejor de la que tenían en España. Esta
idea se repite en las solicitudes de licencias, y demuestra que el objetivo prin-
cipal de la emigración era prosperar.105 Así, por ejemplo, cuando al ya men-
cionado Pedro Valero, asentado en Potosí, le ofrecieron ir a poblar una
nueva ciudad, llamó a sus hermanos con la propuesta de tomar parcelas
para todos, explicándoles cómo mejorarían su situación si conseguían salir
de esa España pobre. Incluso les animaba con el ejemplo de unos vecinos de
su mismo pueblo, que se habían enriquecido. Animaba también a sus her-
manas, porque gracias a la introducción del azogue en Potosí «se casan las
102
Otte, op. cit.: 291-292, cartas 330-331, año 1575; Francisco del Barco escribió desde Cartage-
na a sus hermanos y a su suegro, que vivían en Las Casas de Millán (Cáceres, España).
103
Otte, op. cit.: 525, carta 590, año 1576; Pedro Valero escribió a su madre Catalina Martínez,
que vivía en Lagartera (Toledo, España).
104
Otte, op. cit.: 84-86, cartas 56-57, año 1574 (imagen 4).
105
Altman, 1991.
132
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
133
AMELIA ALMORZA HIDALGO
nudo como un modo de ayudar a las hermanas casadas, que habían quedado
a cargo de los padres ancianos. Por ejemplo, Antonio Farfán, que vivía en
México y había perdido a su hijo, escribió a su hermana Catalina Farfán, que
residía en Sevilla, para que le enviase un sobrino al que nombrar heredero y
para el que tenía concertado un buen casamiento, señalando que: «no hubo
dos hermanos que más se quisiesen que yo y v.m.».111 Entre los que más fre-
K]MV\MUMV\MTTIUIJIVI[WJZQVW[LM[\IKIVTW[KTuZQOW[4I[KIZ\I[ZMÆMRIV
muchos casos en los que escribían a sus hermanas en España pidiendo que
les enviasen a sus hijos, sobre todo aquellos que hubieran estudiado.112 La
llamada a familiares también era producto del drama emocional de la sole-
dad del emigrante como consecuencia de la separación. Así, Francisca Her-
nández, que perdió a su esposo e hijos en Indias, llamaba a su sobrina ale-
gando lo siguiente: «no tengo en esa tierra parienta más cercana a vos».113 En
otro caso, Isabel Mondragón, mujer que había sido abandonada en Chile
por su marido, ofrecía pagar el viaje y acoger a una sobrina suya casada:
«porque siquiera tenga yo alguna persona de las mías en quien hacer yo y mi
hija algún bien». Para convencerla, le instaba a informarse a través de los
hombres que regresaban de Chile de cómo se había enriquecido. Esta llama-
da acabó produciendo el viaje de la sobrina junto con su familia.114
111
Otte, op. cit.: 95, carta 70, año 1576; Para convencer a su sobrino, le financió el viaje a través
de un mercader, tratante de México al que escribió para que le diera un crédito a su hermana de
hasta 30 000 maravedís para el pasaje, prometiendo pagarlo en México o en Sevilla.
112
Otte, op. cit.: 156, cartas 164-165, año 1574; Tomás de la Plaza, deán de Tlaxcala (México),
escribió a su hermana y su cuñado en Alburquerque (Badajoz) para que le enviasen un sobrino.
También el anciano bachiller Francisco de la Calzada solicitaba a su hermana un sobrino para que
le ayudase en los negocios y lo cuidase en la vejez (Ibid.: 526, carta 591, año 1577).
113
Otte, op. cit.: 246, carta 273, año 1572; Francisca Hernández, escribe desde Panamá a su so-
brina, María de Barrera, en El Pedroso (Sevilla).
114
AGI, Indiferente, 2085, N. 2, año 1575. En Otte, op. cit.: 551, cartas 615-618.
134
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
135
AMELIA ALMORZA HIDALGO
las mujeres casadas de la familia, sino que mantuvieron los lazos de afectivi-
dad y responsabilidad.120 Esta responsabilidad hacia las mujeres casadas lle-
vaba a llamar a sus maridos como una forma de ayudarlas. La llamada pro-
vocaba a menudo el viaje de la hermana junto a toda su familia, marido e
hijos, y en ocasiones incluso con los padres ancianos. Así, Juan Moreno,
asentado en México, llamó a su cuñado para que viajase con toda su familia,
con el objetivo de ayudarlo y «remediarlo».121 En este sentido, aunque los
lazos familiares que actuaron en la emigración fueron tanto los del lado de la
mujer como los del hombre, en el caso de los grupos familiares las relaciones
que funcionaron de forma más determinante fueron los lazos familiares por
parte de la mujer.122 Esto no solo lo prueba la incidencia en la corresponden-
cia de llamadas a cuñados en España o a hermanas con sus maridos, sino
también las ocasiones en que, al romperse el vínculo, el cuñado era rechaza-
do. Así, por ejemplo, Alonso Hernández, asentado en Lima, escribió a su
cuñado invitándole a reunirse con él llevando a su familia. Sin embargo,
cuando su hermana falleció, el emigrante envió una última carta muy dura
retirando su solicitud de ayuda.123
Las mujeres que pudieron prosperar en Indias también llamaron a sus
hermanos y hermanas. Aparecen menos casos en las cartas ya que, de hecho,
fueron menos las mujeres que viajaron a América. En estos casos las remiten-
tes eran sobre todo mujeres casadas, aunque el marido no aparecía en el
proceso puesto que se trataba de un asunto familiar de ellas. Estas mujeres
enviaban las cartas, contactaban con los intermediarios y se ocupaban de la
ÅVIVKQIKQ~VLMT^QIRM.]MMTKI[WLM1Vu[LM+IJI}I[U]RMZKI[ILIY]M^Q-
vía próspera en la ciudad de Lima. Tras saber que su hermano, Sancho de
Cabañas, vecino de Trujillo en España, padecía necesidad —«y por eso sirve
a un señor»—, le invitó a viajar junto a su mujer e hijos. Para convencerlo,
defendía la bondad de la tierra en Indias y argumentaba que no tendría que
servir a ningún otro señor. Los testigos presentados en la solicitud de licencia
declararon haber visto a su hermana en Lima, rica y sin hijos, y por lo tanto
necesitada de herederos. Para acompañarlos en el viaje, Inés de Cabañas
120
Otte, op. cit.: 252, cartas 281-282, años 1580 y 1581; Hernando de Soto desde Panamá, escri-
bía a su hermana Beatriz de Zapata, en la corte.
121
Otte, op. cit.: 129, carta 126, año 1594; Juan Moreno escribía desde México a su cuñado An-
tonio Rodríguez, en Segura de Extremadura.
122
Altman, 2001: 34.
123
Otte, op. cit.: 383-385, cartas 437-438, años 1570 y 1572; Alonso Hernández, desde Lima,
escribió a Sebastián Hernández, espadero de Santa Olalla (Toledo).
136
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
KWVÅ~MV]VUMZKILMZ/IJZQMTLM8TQMOWY]MN]VKQWV~KWUW]VQV\MZUMLQI-
rio.124 Las mujeres emigradas en América que consiguieron prosperar adqui-
rieron una mayor autonomía y control sobre los recursos familiares que se
ZMÆMRI MV TI[ KIZ\I[ LM TTIUILI )[y TW ^MUW[ MV TI VMOWKQIKQ~V XZM^QI IT
viaje entre Juana Bautista, casada y asentada en México, que ofreció ayuda
para emigrar a su hermana Mariana de Santillán, casada en España. Al pa-
recer, el matrimonio en España había vendido su casa, pero gastó todos sus
recursos antes de emprender el viaje. Juana Bautista, desde México, les envió
una carta donde les reprendía muy fuerte por ser gastadores y acusaba al
marido de ser un vago. A pesar de ello, envió el dinero necesario para el
viaje. En este caso, la gestión nefasta de una hermana incidió de forma nega-
tiva en la otra emigrante, que tuvo que hacerse cargo de los gastos del viaje.
Además de enviarles dinero, les dio instrucciones para la travesía y recomen-
dó el alojamiento en Veracruz en casa de una prima común. En este caso, las
mujeres decidieron el viaje y crearon la red asistencial necesaria para su rea-
lización. Incluso parece que tuvieron que arrastrar al marido, pues Juana
Bautista escribió a su hermana: «Decidle [al marido] que tenga ánimo para
el viaje», ya que «para los hombres se hicieron los caminos».125
124
Otte, op. cit.: 385-387, cartas 439-442, de los años 1571-1575. La licencia se encuentra en
AGI, Indiferente, 2087, N. 125, año 1575. Finalmente viajaron en 1578 (AGI, Pasajeros, L. 6, E.
1159).
125
Otte, op. cit.: 66-68, cartas 36-37, años 1572-1574; Juana Bautista escribió a su hermana
Mariana de Santillán, en Sevilla.
126
Otte, op. cit.: 69, carta 40, año 1572; Segundo Martínez escribió desde México a su padre,
Domingo Martínez, que vivía en Sevilla.
127
Sobre las condiciones del viaje Atlántico: Pérez-Mallaína, 1992, y Martínez, op. cit.
137
AMELIA ALMORZA HIDALGO
KWVÅIVbI4IM`Q[\MVKQILM]VIKQZK]TIKQ~VKWV\QV]ILMXMZ[WVI[MV\ZM-[XI-
ña y América favoreció que algunas de estas, sobre todo mercaderes, funcio-
VI[MVKWUWIKWUXI}IV\M[LM^QIRM-[\I[XMZ[WVI[LMKWVÅIVbIY]MaIKW-
nocían el trayecto y acompañaban a los grupos de viaje aparecen también en
el caso de hombres, pero sobre todo en el de mujeres. Aprovechando el viaje
de un grupo ya organizado con un hombre como elemento de seguridad, a
menudo se unían otras mujeres solas que necesitaban viajar. Por ejemplo, el
calcetero Robert Burt, que llamaba a su mujer desde Lima, le recomendaba
unirse al grupo de Beltrán de Polanco, que había regresado desde Perú a
Toledo para recoger a una hermana suya.128 Pero los grupos grandes podían
crear también problemas. Por eso, Pedro Díaz desde Cartagena, que llamaba
a su hermana que había quedado atrás, le indicaba que se añadiera a un
grupo dirigido por un fraile que había regresado a recoger a su madre y
hermanas. Pero como parece que quería ir con otras dos mujeres, le reco-
mendaba no buscar más compañía «porque suelen dar a las veces
pesadumbre».129
Muchos hombres volvieron a España aprovechando negocios pendientes,
W\ZI[PIJMZXZW[XMZILWTW[]ÅKQMV\MXIZIZMKWOMZI[][M[XW[I[130 A ellos se
unían hijos, hermanas solteras o casadas, madres, y criados, pero, sobre todo,
criadas. El resultado fue la creación de grandes grupos de viaje con un alto
componente de mujeres. Estos grupos se detectan tanto en los expedientes de
licencia estudiados a partir de las cartas recopiladas por Enrique Otte como
en los registros de pasajeros publicados por Lourdes Díaz Trechuelo. En la
mayoría de los casos, era muy difícil para el emigrante regresar personalmen-
\MWMVKWV\ZIZ]VIXMZ[WVILMU]KPIKWVÅIVbIY]MPQKQMZIMT\ZIaMK\WXWZ
lo que la solución más utilizada era llamar también al esposo o hermano de
la mujer invitada. En este sentido, se complementaron dos tipos de mecanis-
UW[MVTIMUQOZIKQ~V"XWZ]VTILWTIZM]VQÅKIKQ~VUIZQ\ITY]M[]XWVyITI
llamada de los hombres asentados en América a las esposas que dejaron en
España, y, por otro lado, la emigración de los hermanos que tuviera la mujer
y que pudieran acompañarla durante el viaje. Estos hermanos solían llevar a
su vez a sus propias familias, generando grupos muy numerosos. La emigra-
ción masiva de hombres casados había provocado un grave problema de
128
Otte, op. cit.: 410-411, carta 476, año 1583.
129
Otte, op. cit.: 300, carta 342, año 1584; Pedro Díaz escribe a su hermana, Elvira Díaz, en
Sevilla.
130
Ida Altman encuentra entre los emigrantes extremeños a hombres que regresaban de las In-
dias para recoger a sus esposas (Altman, 1991: 38).
138
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
139
AMELIA ALMORZA HIDALGO
140
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
141
AMELIA ALMORZA HIDALGO
PI[\IL]KILW[XM[W[KWZZM[XWVLyIITIM[\QUIKQ~VLMTÆM\MXIZI]V
grupo de viaje, compuesto por la mujer, sus hijos y algunos familiares más.
Teniendo en cuenta estas informaciones que aparecen en la correspondencia
y los contratos de pasaje en los que se acuerda el pago a la llegada, podemos
KWVKT]QZY]MMT^QIRMLMM[\W[OZ]XW[LMMUQOZIKQ~VM[\]^WÅVIVKQILWMVOZIV
medida por los familiares ya asentados en América y prósperos, normalmen-
te maridos o hermanos.
142
Ida Altman explica la dificultad de comprobar en las fuentes la participación de las mujeres
en la toma de decisión de la emigración y, basándose en su análisis de la emigración entre Brihuega
(España) y Puebla (México), deduce que tuvieron un papel clave en la iniciativa emigratoria, tanto
económico como por sus lazos familiares (Altman, 2001: 30 y 40).
143
Otte, op. cit.: 447-451, cartas 506A-508C, años 1594-1595; Las cartas aquí reunidas circulan
entre Lima, Trigueros (Huelva), Zafra (Badajoz), Ciudad Real y Sevilla. Esta correspondencia se
encuentra en: AGI, Indiferente, 2102, N. 161, año 1595; licencia a favor de Juan Ramírez de Aguile-
ra, vecino de Trigueros, en compañía de su mujer e hijos.
142
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
una serie de negocios. Esta prosperidad hizo posible que Alonso Ramírez
llamase a través de una carta a su esposa, María Fernández, a la que había
dejado en Zafra (Badajoz) junto a sus hijos. Para hacer frente al viaje le envió
200 pesos y la recomendación de viajar con el mercader Sebastián Gallego.
María Fernández, por su parte, realizó una importante labor gestora en la
organización del viaje tras recibir el aviso del marido. En primer lugar, re-
chazó la compañía de Sebastián Gallego y, al parecer, tras ser traicionada
por su propio hermano, que se negó a acompañarla (lo que le produjo tal
enfado «que le dieron calenturas del enojo»), movilizó las relaciones necesa-
rias entre las mujeres de su familia para forzar a Juan Ramírez de Aguilera,
su cuñado y hermano de su marido, para que fuese el cabeza del viaje. Para
ello, escribió a su esposa, Ana García, concuñada suya, que vivía en Trigue-
ros (Huelva). Le explicó el viaje y le conminó a que presionase a su marido,
«ya que mucho alcanzan las mujeres con sus maridos». Ana García envió
entonces una misiva a su esposo, que se encontraba en Sevilla trabajando,
informándole de la oportunidad de este viaje. María Fernández, todavía des-
de Zafra, escribió también a su cuñado en Sevilla, presionándolo por una
promesa que al parecer le había hecho al respecto, apelando a su responsa-
bilidad como hombre y porque con él viajaría «con más honra» que con
Sebastián Gallego. Por último, también presionaron a Juan Ramírez de
Aguilera sus dos hermanas solteras, que vivían en Ciudad Real, de donde
eran naturales todos los Ramírez. En una carta muy dura le acusaban de no
I\MVLMZTI[aLMOM[\QWVIZUIT[][WÅKQW[aVMOWKQW[KQZK]V[\IVKQIXWZTIK]IT
se encontraban «muy desfavorecidas». Finalmente, Juan Ramírez se trasladó
a la corte, donde solicitó la licencia de viaje para su mujer e hijos, su cuñada
María Fernández y sus hijos, y las hermanas solteras de Ciudad Real. Es
decir, María Fernández, desde el pueblo de Zafra, fue capaz de convencer a
otras mujeres de la familia de su marido de la ventaja del viaje a Indias, de
forma que todas presionaron a Juan Ramírez de Aguilera para que fuera
como cabeza de grupo, apelando a su responsabilidad como hombre sobre
las mujeres a las que debía favorecer. Este caso muestra una actuación muy
fuerte por parte de las mujeres, donde las cartas dirigidas al hermano no es-
taban pidiendo o solicitando un favor, sino que se expresan en forma de re-
clamación enérgica de un derecho y de promesas realizadas.
Un segundo y último caso de estudio permite mostrar la importancia de
las relaciones entre hermanos en la emigración de matrimonios y de muje-
res solas o casadas. De su protagonista, María de Córdoba, se conservan dos
143
AMELIA ALMORZA HIDALGO
144
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
148
Don Juan de Aro viajó a Lima a reunirse con su mujer en 1592, como reflejan su licencia de
pasajero (AGI, Contratación, 5237, N. 2, R. 31) emitida por la Casa de la Contratación, y su registro
de pasajero (AGI, Pasajeros, L. 7, E. 2178).
149
Así lo declaraba su marido en la solicitud de licencia de viaje, donde explicaba que quería
reunirse con su mujer, doña María de Córdoba, «que por otro nombre se la llama de presente Luisa
de Rojas» (AGI, Indiferente, 2099, N. 149, f. 11). En una escritura de obligación, que aparece en
Lima en 1595, firmó de su mano como doña Luisa de Rojas. En este negocio se comprometía a pagar
al mercader Simón Ruiz, residente en Lima, la cantidad de 500 pesos, poniendo como aval varias
casas (AGN, Protocolo de Pedro González Contreras, legajo 137, 6-9 (F. 41), fs. 1242v-1244v). La
frecuencia de los cambios de nombre en la emigración atlántica ha sido analizada en Testón y Sán-
chez, 2008.
145
AMELIA ALMORZA HIDALGO
4. CONCLUSIONES
146
CIRCULACIÓN DE INFORMACIÓN Y ORGANIZACIÓN DEL VIAJE TRANSOCEÁNICO
147
AMELIA ALMORZA HIDALGO
responsabilidad de ser las dirigentes del grupo familiar, tanto las que se que-
daron a cargo de la familia en España, como las que asumieron el riesgo de
enfrentar el viaje atlántico. Esto supuso una alteración de sus roles más tradi-
cionales, al verse afectadas las familias por el proceso migratorio, de forma
que las mujeres adquirieron mayor capacidad y autonomía de actuación en
cuanto a la toma de decisiones y la gestión de sus vidas y patrimonios.
148
PARTE II
MUJERES ESPAÑOLAS EN LA CIUDAD
DE LOS REYES DEL PERÚ
CAPÍTULO III
«ALLÁ HALLARÁ CASAMIENTO Y REMEDIO»:*
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MATRIMONIO
EN LA LIMA COLONIAL
* Expediente de pasajeros de María de Guzmán: AGI, Indiferente, 2093, N. 83, año 1583.
1
Llamada así por haber sido fundada el 6 de enero de 1535 (Portocarrero, 1958, XVII).
2
Los primeros años del virreinato estuvieron marcados por las disputas entre los seguidores de
los Pizarro y los seguidores de Diego de Almagro (almagristas). Sobre este período: Lockhart, 1994.
Sobre la familia Pizarro, destaca el análisis de Rafael Varón Gabai (Varón, 1996).
3
Pedro de la Gasca estuvo en Perú entre 1546 y 1550 enviado por el rey para terminar con las
guerras civiles y aplicar las Leyes Nuevas (Zárate, 2000 [1577], libro IV, cap. 6). En 1548 pudo sofo-
car la rebelión encabezada por Gonzalo Pizarro (Lockhart, op. cit.: 16). Sobre la aplicación de las
Leyes Nuevas y las resistencias de los encomenderos. Puente, 1992: 22-30.
4
Sobre la organización del gobierno de Perú en la década de 1560: Bakewell, 1989. En 1583 se
celebró el tercer concilio eclesiástico en Lima, donde se organizó la Iglesia del virreinato peruano
(Vargas, 1951). El Tribunal de la Inquisición comenzó a funcionar a partir de 1570 (Castañeda,
1989).
151
AMELIA ALMORZA HIDALGO
+WUWKWV[MK]MVKQILMTIXIKQÅKIKQ~VaTIWZOIVQbIKQ~VKWTWVQITLMT\M-
rritorio, en las últimas décadas del siglo XVI, la población de la Ciudad de los
Reyes creció exponencialmente debido tanto a los nacidos en ella como a la
llegada de contingentes migratorios españoles, indígenas y de esclavos. En la
medida en que era el principal punto de entrada de emigrantes, se convirtió
en la ciudad con mayor concentración de población española dentro del vi-
rreinato y en la capital.5 Varios factores contribuyeron a ello: su cercanía al
puerto del Callao y su localización centrada le permitían estar conectada por
tierra con las villas de españoles que se extendían desde Quito hasta La Plata,
así como por mar, con los puertos que recorrían el continente, desde Chile
hasta Portobelo. El virreinato incluía las Audiencias de Lima, Quito, Pana-
má, La Plata y Chile, y la Ciudad de los Reyes (Lima) estaba situada en un
X]V\WZMTI\Q^IUMV\MMY]QLQ[\IV\MLMTW[KWVÅVM[LMTI[)]LQMVKQI[Un[TMRI-
nas. En el poblamiento de un territorio tan extenso, los centros urbanos re-
[]T\IZWVKTI^M[UQMV\ZI[TI[KIXQ\ITM[ILY]QZyIV]VIQLMV\QLILM[XMKyÅKI6 Al
tratarse de la capital virreinal, Lima se desarrolló como ciudad cortesana y
barroca, alimentada por una élite que se hizo poderosa en torno a esa corte.7
152
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MATRIMONIO EN LA LIMA COLONIAL
9
Pérez Cánepa, 1947, 1949, 1961.
10
Antonio Vázquez de Espinosa estuvo en Perú entre 1617 y 1619, y publicó su Compendio y
Descripción de las Indias Occidentales en 1629 (Vázquez de Espinosa, 1629, libro IV, cap. 18).
11
Augusto Espinoza realiza una compilación de datos demográficos para el virreinato de Perú
en los siglos XVI y XVII. Para la población de Lima, se basa en el trabajo de F. Bowser; Espinoza, 2009:
548.
12
Mazet, 1976: 53, cita del Mercurio Peruano.
13
Para Perú, el fenómeno mestizo ha sido analizado por la profesora Berta Ares (Ares, 1997).
153
AMELIA ALMORZA HIDALGO
+MZKILW Y]M [M NWZU~ I ÅVM[ LMT [QOTW XVI, muchos tenían su residencia
fuera de él, en hogares mestizos, dentro de casas de españoles o bien en
cuartos alquilados. El grupo de población indígena en la ciudad de Lima se
mantuvo sin grandes crecimientos durante el período colonial,14 nutrido a
partir de la emigración desde villas y comunidades de todo el virreinato, a
menudo desestructuradas por el proceso colonizador.15 Esta población tam-
bién procedía de otras regiones americanas, como Panamá, México o Chile,
y llegaba como población libre o como esclavos.16 Los indígenas en Lima no
formaban un grupo homogéneo, ya que tenían una enorme diversidad de
WZQOMVu\VQKWOMWOZnÅKWTQVOy[\QKWaK]T\]ZIT17 Es destacable que la mayor
parte eran mujeres, que trabajaban tanto en el servicio doméstico (siendo li-
bres o esclavas) como en los mercados diarios de alimentos y menudeo. Era
frecuente que las indias del servicio se encargasen de los hijos de los españo-
les.18 Su mayor proximidad al mundo doméstico hizo que la mujer indígena
fuera más permeable a la cultura hispánica importada y le permitió ser parte
activa en la creación de nuevas identidades urbanas y mestizas.19 Además, las
14
En 1613, el virrey Montesclaro ordenó hacer un Padrón de Indios, con fines tributaros, al escri-
bano real Miguel de Contreras, en el que fueron anotados 2626 indios. Sin embargo, en la misma fe-
cha, Bernabé Cobo estimaba que había cinco mil indios (Cobo, 1639) y fray Buenaventura de Salinas,
seis mil (Salinas y Córdoba, 1957 [1630]). Para el siglo XVIII, Antonio de Ulloa (1748) establecía que el
mayor grupo de población era negra, muy por debajo la española, y, por último, estaba la indígena.
15
Por ejemplo, en la ciudad de Chuchuito, casi la totalidad de los hombres fueron obligados a
trabajar en las minas (Premo, 2000).
16
A pesar de que la esclavitud indígena estaba prohibida, esta siguió existiendo en los siglos XVI
y XVII en todo el mundo hispánico (Deusen, 2015). Jaime Valenzuela ha trabajado la esclavitud indí-
gena a partir de las guerras en la frontera chilena. Estos esclavos, que eran fundamentalmente muje-
res y niños, se llevaban y vendían después por todo el virreinato, muchos en Lima (Valenzuela, 2017).
17
Karen Graubart ha analizado a través de testamentos indígenas en Lima y Trujillo las múlti-
ples identidades de la población indígena, y las distintas categorías por las que se autodefinían
(Graubart, 2009).
18
En el Segundo Concilio Limense, se advertía de que las mujeres indias se empleaban para
«criar los hijos de españoles, en ninguna manera consienta la justicia que les quiten sus propios hijos
que crían; pues es tan gran maldad» (Segundo Concilio Limense, 1583, disposición 125, en Vargas,
1951).
19
La gran actividad urbana de las mujeres indígenas queda reflejada en la abundante documen-
tación disponible en el Archivo de Protocolos de Lima. Karen Graubart ha analizado a las mujeres
indias en la ciudad de Lima, explicando sus formas de trabajo e inserción social (Graubart, 2000).
Todavía en el siglo XVIII, el viajero Frezier dibujaba a las indígenas de la ciudad como vendedoras,
porteadores, etc. (Frezier, 1902 [1712-1714]). Los cambios culturales desarrollados por mujeres indí-
genas en contextos urbanos han sido analizados para el caso de la ciudad de Quito por Frank Salo-
mon (Salomon, 1988) y para la Plata (Charcas) por Ana María Presta (Presta, 2010). Sobre el rol de
las mujeres indígenas en la economía y sociedad colonial: Glave, 1987, y Burkett, 1985 y 1992. Pau-
lina Numhauser ha trabajado para el caso de Potosí y Cuzco la capacidad de iniciativa indígena en
154
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MATRIMONIO EN LA LIMA COLONIAL
el contexto del mercado de la coca, y la división laboral por género (Numhauser, 2005). Patricia Seed
ha reflexionado sobre las opciones que los mercados urbanos coloniales ofrecían a las mujeres indí-
genas, negras y mestizas (Seed, 2007).
20
Jane Mangan ha analizado el papel de las mujeres indígenas en el mercado urbano de Potosí,
como productoras, consumidoras y comerciantes (Mangan, 2005). En el cuadro de la Plaza Mayor de
Lima (Museo de América) se aprecian las mujeres indígenas y negras vendiendo productos alimenta-
rios (ver imagen 6).
21
Cuando aparece el término negro en este trabajo, hace referencia a la población de ascenden-
cia africana, que podía ser tanto esclava como libre, tal como consta en la documentación de la
época.
22
Bowser,1977. Herbert S. Klein calcula que había veinte mil esclavos en Lima en 1640. Para
mediados del siglo XVII, en todo el virreinato de Perú habría unos cien mil esclavos, lo que suponía
entre el 10 y el 15% de la población (Klein, 2013: 40-45).
23
El término criollo empezó a utilizarse para hacer referencia a los esclavos nacidos en América,
si bien pronto se usó para los hijos de españoles nacidos en Indias. Sobre el fenómeno del criollismo
peruano: Latasa, 1999 y Lavallé, 1982.
24
Klein y Vinson, 2013: 39.
25
Bromley y Barbagelata, 1945.
155
AMELIA ALMORZA HIDALGO
Ai aca un linaje de gente que llaman mestizos mulatos y negros horros los
quales van creciendo en tal numero junto con no tener brizna de tiranos que
tengo por muy cierto que si no pone remedio con ocuparlos o hacer que se
U]LMVTW[LM]VI[\QMZZI[IW\ZI[aY]MTW[WK]XMVMVWÅKQW[aTIJZIVbI[LM
tierras y minas ellos se levantaran con la tierra […].29
26
Aparecen de forma recurrente como bienes en los testamentos e inventarios del Archivo Co-
lonial de Lima desde finales del siglo XVI. Bianca Premo destaca su utilización para atender a los ni-
ños (Premo, 2005).
27
Klein y Vinson, op. cit.: 41.
28
Ireton, 2017.
29
AGI, Audiencia de Lima, 313. Carta de fray Francisco del Corral, prior del convento de reli-
giosos agustinos, Los Reyes, 1567, (Lissón, 1944, vol. II, núm. 7: 361).
30
Alberto Flores Galindo planteó una reflexión sobre lo que desde la época colonial se llamaba
la plebe, marcada por la pobreza, el mestizaje y las relaciones de violencia (Flores, 2001).
156
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MATRIMONIO EN LA LIMA COLONIAL
social donde el estatus estaba marcado por muy diversos factores, étnicos
pero también económicos, lo que permitía una relativamente alta movilidad
social. A ello hay que añadir que Lima, como ciudad portuaria y capital vi-
ZZMQVITXW[MyI]VIQUXWZ\IV\MXWJTIKQ~VÆW\IV\MNWZUILIXWZUMZKILMZM[
WÅKQITM[ LM TI ILUQVQ[\ZIKQ~V UIZQVMZW[ W \ZI\IV\M[ I[y KWUW [WTLILW[ a
vagabundos.31 Además, muchos habitantes de otras ciudades y villas del vi-
rreinato debían desplazarse a la capital tanto por asuntos comerciales como
administrativos. La ciudad recibía una importante inmigración no solo de
otras partes del virreinato, sino también de lugares más alejados como Pana-
má, México o China. Por lo tanto, la ciudad a la que llegaban los emigrantes
M[XI}WTM[ I ÅVM[ LMT [QOTW XVI estaba marcada por una enorme diversidad
cultural y por la movilidad poblacional. Esto, unido a la bonanza económica
gracias a la circulación de la plata potosina, creaba un contexto de oportuni-
dades que resultaba muy atractivo para los que llegaban a asentarse.
157
AMELIA ALMORZA HIDALGO
35
Lockhart, 1990: 83: Este autor señala que en el siglo XVI los mestizos que pertenecían a las
clases bajas eran tratados como tales, mientras que aquellos enriquecidos y con parientes españoles
influyentes, eran admitidos en el grupo de españoles.
36
Frezier, op. cit.
37
Así lo explica José de la Puente Brunke en su trabajo sobre las encomiendas en Perú (Puente,
op. cit.). De hecho, la no residencia de los encomenderos en su correspondiente localidad era un pro-
blema recurrente.
38
En el XVII, la vecindad se obtenía por consenso social y no como un título. A fines de XVII y
comienzos del XVIII, vuelven a aparecer solicitudes de vecindad, ya que entonces sí daban derecho de
acceso a cargos (Herzog, 2006). En los recuentos de población en la Edad Moderna los vecinos eran
los hombres cabeza de familia; así, en una población con un cierto número de vecinos, los estudios
de demografía histórica calculan la población multiplicando por cuatro, ya que se estima que cada
familia tendría una media de cuatro miembros.
158
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MATRIMONIO EN LA LIMA COLONIAL
Únicamente las fuentes locales nos ofrecen una información más detallada
de los emigrantes españoles asentados en Lima.39 Para estudiar tanto los cam-
bios que se van produciendo en el volumen de este grupo como la evolución
en las pautas matrimoniales, en este trabajo se han empleado dos series de
registros matrimoniales: las pertenecientes a la parroquia de El Sagrario
(1567-1587) y las de la parroquia de San Sebastián (1591-1626),40 que contie-
nen un total de 1667 registros matrimoniales (829 registros en San Sebastián
y 838 registros en El Sagrario), con una media de entre 17 (San Sebastián) y
38 (El Sagrario) enlaces matrimoniales anuales (Cuadros 2 y 3). Si bien para
1630 Lima contaba con seis parroquias, la de El Sagrario, que pertenecía a la
catedral, y la de San Sebastián, que era una de las parroquias más populosas,
concentraban entre ambas una parte importante de la población española. 41
Además, teniendo en cuenta que cada caso registrado incluye información de
ambos contrayentes, disponemos en total de los datos de 3334 habitantes de
Lima. La posibilidad de disponer de estos registros cronológicamente conti-
nuos, que contienen información sobre el origen de los contrayentes y de sus
padres, así como algunos datos de los testigos, nos permite analizar la evolu-
KQ~VLMTIXWJTIKQ~VY]MIKKMLyIITUMZKILWUI\ZQUWVQITMV\ZMÅVM[LMT[QOTW
XVI y principios del XVII, y compararlos con la evolución de la emigración es-
pañola. Existe, sin embargo, un problema en cuanto al registro de españoles
en estas parroquias, ya que solía haber dos tipos de series: el libro de españoles
y el libro de indios y negros. En el libro de españoles se incluía también a po-
39
La necesidad de utilizar los registros parroquiales para el estudio demográfico en América
Latina fue señalada por Nicolás Sánchez Albornoz (Sánchez Albornoz,1967). Para el caso de Lima,
F. Bronner planteó un proyecto de levantamiento demográfico sobre estas fuentes que no concluyó,
ya que, de hecho, muchas de estas fuentes para el período colonial han desaparecido (Bronner, 1979).
Solo han podido hacerse estudios utilizando las fuentes de la parroquia de San Sebastián (Mazet,
op. cit.).
40
Estas series de registros matrimoniales se encuentran publicadas por Rosa Pérez Cánepa (Pé-
rez Cánepa, 1947, 1948, 1958, 1961). Por otro lado, los registros bautismales o de defunción no
contienen una información tan completa ni bien conservada como la que ofrecen los matrimoniales
(Mazet, op. cit.). Los registros de emigración utilizados para la comparación son los publicados por
Peter Boyd Bowman (op. cit.) y Lourdes Díaz Trechuelo (op. cit.).
41
La parroquia de San Sebastián fue fundada en 1554 por don Jerónimo de Loaysa (Mazet, op.
cit.). Bernabé Cobo describe la iglesia de San Sebastián, después de su fundación en 1554, como «de
muy humilde fábrica, cubierta por esteras con poca más troza que una ramada» (Cobo, 1639). A
inicios del siglo XVII, Pedro de León Portocarrero la describe como una parroquia grande y rica (León
Portocarrero, 1958 [XVII]). Además de esta, las parroquias más antiguas eran El Sagrario (La Cate-
dral) y Santa Ana (1570), dentro del barrio del Cercado, destinado a la población indígena. La parro-
quia de El Sagrario, anexa a la catedral, está señalada en el cuadro anónimo sobre la Plaza Mayor de
Lima (1608), incluida en la recopilación de imágenes de esta monografía.
159
AMELIA ALMORZA HIDALGO
8IZITIMTIJWZIKQ~VLMTW[K]ILZW[aOZnÅKI[LMM[\MKIXy\]TW[MPIV]\QTQ-
zado las series con la información más completa: registros de la parroquia de
El Sagrario desde 1567 a 1587, y de la parroquia de San Sebastián desde 1591
a 1626, lo que permite establecer una evolución cronológica a lo largo de va-
rias décadas. Es importante considerar que, además, en los primeros años no
aparecen los datos de origen. Por ejemplo, en el caso de San Sebastián, hasta
!VWPIa]VZMOQ[\ZW[Q[\MUn\QKWLMTIXZWKMLMVKQI-TTWXWLZyI[QOVQÅKIZW
bien que se sobrentendía que eran españoles, o bien que no era importante el
origen. Para determinar el volumen total de la población española, se han
sumado los contrayentes masculinos y femeninos que declaran origen penin-
sular. 44 Con el objetivo de ofrecer una primera visión sobre la evolución de
este grupo de población, se ha creado un grupo de población no española, que
está compuesta tanto por criollos45 como por indios, mestizos y extranjeros.
42
Mazet, op. cit.: 55.
43
Pérez Cánepa, 1949.
44
En esta monografía el término español hace referencia a los nacidos en España. El objetivo del
trabajo es entender el asentamiento de los emigrantes españoles en Lima, y por lo tanto «español»
señala a aquellas personas de origen peninsular.
45
La población criolla era la descendiente de españoles nacida en América. El criollismo como
identidad cultural se inició en Perú en el siglo XVII como un modo de oposición a los peninsulares,
entre otros aspectos, en la pugna por los principales puestos de la administración virreinal (Latasa,
1999 y Torres Arancivia, 2006).
160
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MATRIMONIO EN LA LIMA COLONIAL
Media anual de
Registros
Años registros
matrimoniales
matrimoniales
Media anual de
Registros
Años registros
matrimoniales
matrimoniales
1567-1587 838 38
Elaboración propia sobre los datos publicados por R. Pérez Cánepa, 1967, 1987
CUADRO 4. Datos totales de los nacidos en España según los registros matrimoniales.
Población no
Parroquia Años Población española
española
Elaboración propia a partir de los datos publicados en Pérez Cánepa, 1949, 1967 y 1987
46
Las series de datos de San Sebastián se han separado en dos grupos cronológicos, ya que los
datos entre 1563 y 1590 están muy incompletos, de forma que no siempre indican claramente la
procedencia del contrayente o de sus padres. Así, no han sido incluidos en la elaboración de las grá-
ficas y, en su lugar, se han utilizado los datos de la parroquia de El Sagrario para esos años.
161
GRÁFICA 12. Evolución de la población española. Parroquia de El Sagrario (1567-1587).
80
70
60
50
40
162
30
Número de personas
20
AMELIA ALMORZA HIDALGO
10
0
1567 1569 1571 1573 1575 1577 1579 1581 1583 1585 1587
Elaboración propia a partir de los datos publicados en Pérez Cánepa, 1947 y 1961
GRÁFICA 13. Evolución de la población española. Parroquia de San Sebastián (1591-1626).
50
45
40
35
30
25
20
Número de personas
163
15
10
0
1591 1593 1595 1597 1599 1601 1603 1605 1607 1609 1611 1613 1615 1617 1619 1621 1623 1625
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MATRIMONIO EN LA LIMA COLONIAL
164
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MATRIMONIO EN LA LIMA COLONIAL
Elaboración propia sobre los datos publicados por R. Pérez Cánepa (1947, 1949, 1961)
165
AMELIA ALMORZA HIDALGO
48
Los expedientes matrimoniales incluyen la solicitud de la licencia para casarse, para lo cual
debía presentarse información de la soltería de los contrayentes. Para este período se conservan dos
series, una en el Archivo General de la Nación de Lima y otra en el Archivo Arzobispal de Lima, que
incluye expedientes desde 1600.
49
AAL, listado de testamentos del siglo XVII: Es una serie de legajos que registra los testamentos
efectuados en la ciudad de Lima y que contienen mandas pías (misas, donaciones, etc.) que debían
cobrarse por el arzobispado. Los registros se encuentran ordenados alfabéticamente en un Índice
elaborado por la directora del Archivo, Laura Gutiérrez Arbulú. La información que recoge com-
166
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MATRIMONIO EN LA LIMA COLONIAL
167
AMELIA ALMORZA HIDALGO
168
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MATRIMONIO EN LA LIMA COLONIAL
de Lepe, dio un poder en Cuzco para poder casarse en Lima con doña Leo-
nor Lazo de la Vega, que era natural de Cazalla y vivía en Lima.52
En los registros matrimoniales aparecen de forma recurrente una serie de
localidades como lugares de origen de los contrayentes en Lima. En primer
lugar, destacan villas importantes de españoles como Trujillo, Cuzco, La
Plata, Arequipa o Huamanga. Precisamente estos núcleos son villas hispanas
con población de encomenderos, y con una destacada actividad comercial,
TWY]MM`XTQKI[]UIaWZ^WT]UMVLMUWOZnÅKW Por otro lado, conectadas por
puerto, encontramos Ica (al sur de Lima), Puerto Viejo (en el actual Ecuador)
y Guayaquil. Por último, aparecen como lugares de origen Chile, Panamá y
Nueva España, sobre todo en el caso de mujeres indias o mestizas (Cuadro
6). Tanto la existencia de una red urbana hispánica conectada con Lima
como la circulación comercial por el virreinato a través de caminos y puertos
explican el origen de la población que contraía matrimonio en la ciudad.53
PERÚ Y COLONIA
Hombre Mujer
Cuzco 18 Cuzco 21
México 5 Panamá 13
Arequipa 5 Trujillo 12
Quito 6
Chachapoyas 5
Huamanga 5
Huánuco 5
México 5
52
Pérez Cánepa, 1949: Parroquia de San Sebastián, noviembre 1614.
53
James Lockhart destaca la presencia de una red de ciudades españolas dentro del virreinato
con una importante circulación de población entre ellas (Lockhart, 1994: 7 y 12). También el cronis-
ta Pedro de León Portocarrero explicaba cómo la población española se concentró en villas que esta-
ban bien comunicadas con Lima por tierra, o por los puertos, como Chile, Ica al sur, Huanchaco y
Guayaquil al norte (León Portocarrero, 1958, XVII).
54
Elaboración propia a partir de Pérez Cánepa, 1947 y 1961. Se incluyen las localidades que
aparecen más de cinco veces.
169
AMELIA ALMORZA HIDALGO
170
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MATRIMONIO EN LA LIMA COLONIAL
171
AMELIA ALMORZA HIDALGO
60
Mazet, op. cit.: 73. Antonio García Abasolo estudia el grupo de mujeres que van a Perú proce-
dentes de Córdoba, para el siglo XVI (García Abasolo, 1989).
61
Peter Boyd-Bowman llama la atención sobre el alto porcentaje de emigración femenina pro-
cedente de Sevilla (Boyd-Bowman, 1976b). Sevilla había sido la mayor emisora de emigrantes, y so-
bre todo de mujeres, tanto para Nueva España como para Perú.
62
Parroquia de San Sebastián (Pérez Cánepa, 1949).
63
James Lockhart elabora un listado con el origen de las mujeres españolas que identifica en
Perú en 1560, y destaca la mayor presencia de mujeres de Sevilla (Lockhart, 1994).
64
AAL, Índice de testamentos para el siglo XVII. También en los testamentos extraídos del Ar-
chivo Colonial de Lima y del fondo de bienes de difuntos del Archivo General de Indias, destaca una
proporción importante de mujeres sevillanas, así como en los registros matrimoniales de las parro-
quias de El Sagrario y San Sebastián.
172
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MATRIMONIO EN LA LIMA COLONIAL
ESPAÑA
Hombre Mujer
Sevilla 95 Sevilla 64
Trujillo 19 Trujillo 29
Toledo 18 Toledo 10
Córdoba 14 Valladolid 9
Salamanca 13 Córdoba 7
Talavera
Jerez de la Frontera 10 7
de la Reina
Lisboa 10 Granada 6
Segovia 10 Madrid 6
Plasencia 7 Málaga 6
Valladolid 7 Plasencia 6
Jerez de la
Ayamonte 6 5
Frontera
Medina del
Guadalajara 6 5
Campo
Moguer 6 Osuna 5
Ciudad Rodrigo 5
Granada 5
Guadalcanal 5
Hombre Mujer
Huelva 5
Madrid 5
Palos 5
Sanlúcar
5
de Barrameda
Talavera de la Reina 5
65
Elaboración propia a partir de Pérez Cánepa, 1947 y 1961. Se incluyen las localidades men-
cionadas más de cinco veces.
173
AMELIA ALMORZA HIDALGO
contraste con otros grupos minoritarios compuestos por las mujeres proce-
dentes de otros puntos del virreinato (2,6%), de Chile (0,6%), o el de aquellas
Y]M[MQLMV\QÅKIVKWUWQVLQI[
66
4W[UI\ZQUWVQW[Y]M[MKMTMJZIJIVMV4QUIZMÆMRIVXWZ\IV\WTW[UW-
vimientos de población. El tipo de matrimonio más frecuente entre españoles
era el formado por una mujer procedente de Andalucía y un hombre de
Castilla la Vieja. Los grupos de procedencia extremeña, sin embargo, man-
tuvieron un comportamiento más endogámico. Los matrimonios entre per-
sonas del mismo pueblo también eran habituales. Así, en 1608 (San Sebas-
tián), se dieron tres casos de matrimonios entre un hombre y una mujer de la
misma localidad española, concretamente Osuna, Torrijos y Alcalá de los
Gazules. Ello coincide con el momento en que empezó a descender la llega-
da de mujeres españolas, esto es, después de 1600. Estas diferencias en las
pautas de comportamiento pueden estar relacionadas con el modo en que se
produjo la emigración. Las mujeres procedentes de Extremadura y Castilla
la Vieja viajaron fundamentalmente en grupos familiares que se instalaban
en Lima y que, cabe suponer, estaban presentes en el momento de la nego-
ciación matrimonial. Sin embargo, la mayoría de las mujeres que viajaban
solas procedían de Sevilla y, probablemente, no tenían una presión tan fuer-
te por parte de las redes de paisanaje. A ello se añade que su mayor número
les obligaba a elegir entre hombres no andaluces. Por lo tanto, la movilidad
LMTIXWJTIKQ~VLMT^QZZMQVI\WQVÆ]a~LMNWZUILM\MZUQVIV\MMVTIKWVÅO]ZI-
ción del mercado matrimonial en Lima e incluso en las opciones que las
emigrantes españolas tuvieron en el mismo.
66
Porcentajes a partir del índice de testamentos del siglo XVII (AAL).
67
Parroquia de El Sagrario, 1567-1587. Parroquia de San Sebastián, 1563-1626 (Pérez Cánepa,
1947, 1949 y 1961).
174
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MATRIMONIO EN LA LIMA COLONIAL
68
Nazzari, 1992. Patricia Seed ha estudiado las tensiones que las negociaciones matrimoniales
producían en las familias en el contexto del México colonial (Seed, 1988).
69
Lockhart, 1994: 176.
175
AMELIA ALMORZA HIDALGO
176
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MATRIMONIO EN LA LIMA COLONIAL
75
AGI, Indiferente, 2105. En las fuentes consultadas, los conceptos de «dar estado» y «reme-
diar» hacían referencia a contraer matrimonio.
76
La normativa eclesiástica cristiana consideraba que no podían casarse miembros de una mis-
ma familia. Sin embargo, en ciertos casos se podía solicitar la «dispensa matrimonial», por la que el
papa autorizaba el enlace a personas consanguíneas (Latasa, 2005). Sobre el matrimonio y divorcio
en Lima colonial: Flores y Chocano, 1984.
77
Registro matrimonial entre Francisco de Santillán y María de Guzmán, parroquia de El Sa-
grario, 31 de julio de 1585 (Pérez Cánepa, 1961). Expediente de pasajeros de María de Guzmán:
AGI, Indiferente, 2093, N. 83, año 1583.
78
Díaz Trechuelo, op. cit.: 364.
177
AMELIA ALMORZA HIDALGO
178
GRÁFICA 14. Parroquia El Sagrario. Porcentajes de hombres y mujeres españoles (1567-1587).82
90
80
70
60
50
40
Porcentaje
30
20
179
10
1567 1569 1571 1573 1575 1577 1579 1581 1583 1585 1587
Elaboración propia a partir de los datos publicados en Pérez Cánepa, 1947 y 1961
82
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MATRIMONIO EN LA LIMA COLONIAL
Los porcentajes de las Gráficas 14 y 15 han sido elaborados considerando el número de españoles (hombres y mujeres) por cada año
versus el número total de contrayentes (hombres y mujeres) por año.
GRÁFICA 15. Parroquia de San Sebastián. Porcentajes de hombres y mujeres españoles (1591-1626).
100
90
80
70
60
180
50
Porcentaje
40
30
AMELIA ALMORZA HIDALGO
20
10
0
1591 1593 1595 1597 1599 1601 1603 1605 1607 1609 1611 1613 1615 1617 1619 1621 1623 1625
83
Liliana Pérez ha realizado un estudio de las mujeres encomenderas en el virreinato de Perú
(Pérez Miguel, 2014). Elinor Burkett estudió en su tesis doctoral la importancia de los matrimonios
en la élite colonial peruana durante los siglos XVI y XVII, como un modo de consolidación de los pa-
trimonios familiares (Burkett, 1977 y 1992).
84
AGI, Panamá, 235, L. 6, folios 166r-168v; Carta de fray Tomás de Berlanga.
181
AMELIA ALMORZA HIDALGO
85
El grupo de mujeres americanas tiene una composición muy diversa e incluye tanto a mujeres
indígenas como a ilegítimas, mestizas y a las que no aportan datos sobre su origen. En la mayoría de
los casos se describen como naturales de Lima («natural desta ciudad»), o de otras localidades perua-
nas. En los registros matrimoniales, el término «criolla de esta ciudad» es muy poco utilizado y apa-
rece por vez primera en 1595 (Pérez Cánepa, 1945, año 1595).
86
Pérez Cánepa, 1947; Matrimonio entre Diego Ortiz de Rivadeneyra y doña Clara Lomelín
de Espúrdula, 22 de octubre de 1584. Los hombres extranjeros se casaban con mujeres españolas o
nacidas en Indias.
87
Las Gráficas 16 a 19 explican la evolución de los tipos matrimoniales en este período en nú-
meros totales, a partir de los registros matrimoniales de las parroquias de El Sagrario y San Sebastián
(Pérez Cánepa, 1947,1949 y 1961).
182
GRÁFICA 16. Matrimonios entre españoles versus matrimonios entre americanos (1567-1587).
30
25
20
15
10
183
Número de matrimonios
5
0
1567 1569 1571 1573 1575 1577 1579 1581 1583 1585 1587
Elaboración propia a partir de los datos de la parroquia de El Sagrario, (Pérez Cánepa, 1947 y 1961)
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MATRIMONIO EN LA LIMA COLONIAL
GRÁFICA 17. Matrimonios entre españoles versus matrimonios entre americanos (1591-1625).
25
20
15
10
184
Número de matrimonios
5
AMELIA ALMORZA HIDALGO
0
1591 1593 1595 1597 1599 1601 1603 1605 1607 1609 1611 1613 1615 1617 1619 1621 1623 1625
Elaboración propia a partir de los datos de la parroquia de San Sebastián, (Pérez Cánepa, 1949)
GRÁFICA 18. Evolución de los matrimonios (1567-1587).
30
25
20
15
185
10
Número de matrimonios
5
0
1567 1569 1571 1573 1575 1577 1579 1581 1583 1585 1587
Elaboración propia a partir de los datos de la parroquia de El Sagrario (Pérez Cánepa, 1947 y 1961)
GRÁFICA 19. Evolución de los matrimonios (1591-1625).
14
12
10
Número de matrimonios
186
2
0
AMELIA ALMORZA HIDALGO
1591 1593 1595 1597 1599 1601 1603 1605 1607 1609 1611 1613 1615 1617 1619 1621 1623 1625
Elaboración propia a partir de los datos de la parroquia de San Sebastián (Pérez Cánepa, 1949)
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MATRIMONIO EN LA LIMA COLONIAL
[…] provea vuestra magestad si fuere servido que los oydores o que gobier-
nen no traten de casamientos para sus hijos con hijas de vecinos o hijos porque
de tener en este caso sus particulares pretensores a resultado no averse la justicia
tan libremente como vuestra magestad manda … y mande vuestra magestad
que el tratar casamiento para sus hijos que sea con acuerdo del Virrey que go-
vernare o consultándolo con vuestra magestad, so pena que pierdan la plaza o
la vida.88
187
AMELIA ALMORZA HIDALGO
1VLQI[/ZnÅKI[a4IXWJTIKQ~VLMWZQOMVIUMZQKIVWY]MIXIZMKMMV
los registros matrimoniales tiene una composición heterogénea, de forma
que aparecen hombres y mujeres nacidos en distintos núcleos del virreinato,
incluso Chile o Panamá, algunas mujeres indias, y matrimonios de mestizos,
descendientes directos de padre español, también procedentes de fuera de
Lima (Cuadro 6). Las mujeres mestizas no solo se casaban con españoles; era
también muy recurrente el matrimonio entre mestizos, ambos de padre espa-
}WTaUILZMQVLQIWKWVWZQOMV[QVM[XMKQÅKIZ89 Por ejemplo: «Diego Destia-
go Montañez, natural de Arequipa, hijo de Juan de Oyarlo y de Catalina
Palla india, casó con Gerónima González Montañez, natural del Puerto del
Callao de esta ciudad, hija de Francisco González y de Isabel Marquez, in-
dia. Testigos: Juan Báez, Antonio Báez y Bartolomé Ramírez».90 Estas prác-
ticas endogámicas entre descendientes de primera generación de peninsula-
res se mantuvieron hasta el siglo XVIII.91
Por último, el tipo matrimonial más escaso era el de las mujeres proce-
LMV\M[LM-[XI}IKI[ILI[KWVPWUJZM[VI\]ZITM[LM8MZ/ZnÅKI[ a!
En total suman veintiocho casos. No solían darse más de dos casos por año,
excepto en 1581, año en que hay constancia de cinco de estos matrimonios.
Se trataba, generalmente, de mujeres viudas. La presencia de viudas se expli-
ca porque en ocasiones las mujeres que viajaban con sus maridos o para
reunirse con ellos enviudaron después del viaje, de forma que muchas volvie-
ron a casarse en Lima. Por ejemplo, Juana de Amaya fue con su marido, el
labrador Mateo Lorenzo, para asentarse en Nicaragua en 1561, pero poste-
riormente se casó en Lima, en este caso con el portugués Enrique Garcés, en
1584.92 En cuanto a los enlaces de mujeres españolas con hombres indígenas,
no ha aparecido ningún caso en las fuentes consultadas. Al contrario que en
el caso de los varones españoles, quienes a menudo se relacionaban e incluso
terminaban casándose con mujeres indígenas, en el caso de las españolas esto
era muy poco común. Esta divergencia no solo se producía en el ámbito pe-
ruano o de las colonias ibéricas, sino también en otros contextos coloniales,
89
Lockhart, 1990: 89. Este autor explica cómo los padres españoles de mujeres mestizas arregla-
ban frecuentemente matrimonios para ellas con hombres españoles, a menudo de menor rango y que
trabajaran para él.
90
Pérez Cánepa, 1949; 17 de febrero de 1599.
91
Turiso, 2006: 200.
92
AGI, Pasajeros, L. 4, E. 830, año 1561 y AGI, Contratación, 5219, N. 5, R. 5, año 1561.
Matrimonio entre Enrique Garcés y Juana de Amaya, parroquia de El Sagrario, 1584 (Pérez Cáne-
pa, 1961).
188
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MATRIMONIO EN LA LIMA COLONIAL
Desde inicios del siglo XVII se observa un fuerte descenso de los matrimo-
nios entre emigrantes españoles. Se produjeron también otros cambios, como
un aumento de los matrimonios de mujeres de España con extranjeros y
criollos, y aparece, además, un número muy alto de viudos, sobre todo en los
enlaces entre españoles.95 A partir de 1610 siguió habiendo gran cantidad de
hombres españoles, mientras la presencia de españolas en los matrimonios
MUXMb~ILM[KMVLMZLMNWZUIZILQKIT/ZnÅKI[a4ILQ[UQV]KQ~VLM
la presencia de mujeres peninsulares en los matrimonios también queda pa-
tente en las licencias matrimoniales presentadas ante el obispado de Lima,
las cuales se conservan a partir del año 1600.96 Debido a la gran cantidad de
forasteros que llegaban a la ciudad, el I Concilio limeño obligó a los foráneos
que quisieran casarse a presentar informaciones de su soltería.97 Los casos
conservados suponen un total de 142 expedientes para toda la ciudad de
Lima hasta 1640. Al ser matrimonios celebrados después del año 1600, coin-
cidiendo con la reducción de la emigración, constan apenas seis casos en los
que aparecen mujeres españolas y se trató en todos ellos de viudas que con-
trajeron matrimonio con viudos españoles y, en alguna ocasión, con criollos
o extranjeros. Por lo tanto, el grueso de estos expedientes correspondía a
93
Ann Stoler lo explica en su estudio sobre la colonia inglesa en la India, en el siglo XIX (Stoler,
1997). Los hombres, sin embargo, no perdían su estatus legal al esposarse con mujeres indígenas
(Wiesner, 2011: 43).
94
Ibid: 208.
95
Los matrimonios entre viudos son los más abundantes en los registros matrimoniales de la
parroquia de San Sebastián, a partir de 1610 (Pérez Cánepa, 1949).
96
AGN (Perú), Eclesiástico, Licencias Matrimoniales, legajo 1, (1600-1638) y AAL, expedientes
matrimoniales, legajos 1, 2 y 3.
97
Debido a la afluencia de foráneos, se producían situaciones de bigamia, por lo que se ordenó
que debían presentar testimonios de su soltería (Vargas, 1920; constitución 63).
189
GRÁFICA 20. Evolución de mujeres españolas y americanas (1567-1587).
100
90
80
70
60
50
Porcentaje
40
190
30
20
10
AMELIA ALMORZA HIDALGO
0
1567 1569 1571 1573 1575 1577 1579 1581 1583 1585 1587
Elaboración propia a partir de los datos de la parroquia de El Sagrario (Pérez Cánepa, 1947 y 1961)
GRÁFICA 21. Evolución de mujeres españolas y americanas (1591-1626).
100
90
80
70
60
50
40
Porcentaje
191
30
20
10
0
1591 1593 1595 1597 1599 1601 1603 1605 1607 1609 1611 1613 1615 1617 1619 1621 1623 1625
Elaboración propia a partir de los datos de la parroquia de San Sebastián, publicados en Pérez Cánepa, 1949
AMELIA ALMORZA HIDALGO
192
EMIGRACIÓN ESPAÑOLA Y MATRIMONIO EN LA LIMA COLONIAL
res. Por otro lado, la disminución de opciones dentro del mercado matrimo-
nial limeño pudo suponer un importante elemento disuasorio a la hora de
organizar el viaje, de forma que contribuyó al descenso y casi desaparición
de la emigración femenina atlántica a partir de mediados del siglo XVII.
Desde mediados del siglo XVI, la población española que fue llegando a la
ciudad de Lima en varias oleadas migratorias fue incorporándose en distintos
procesos de asentamiento. Los emigrantes que llegaban a la ciudad se encon-
\ZIJIV IV\M ]V KWV\M`\W LM XTMVW KZMKQUQMV\W MKWV~UQKW a LMUWOZnÅKW
donde una élite urbana heredera de los conquistadores estaba en proceso de
formación y donde crecía una población mestiza con un alto índice de ilegi-
timidad.101
Para entender cómo y por qué se produjo el movimiento de grupos fami-
liares desde España hacia el virreinato de Perú, es preciso analizar los meca-
nismos de asentamiento de esta población, en los que el matrimonio ocupaba
un lugar fundamental. Esto era debido a la importancia que tenía la negocia-
ción matrimonial a la hora de ascender socialmente, especialmente en el caso
de las mujeres. De este modo, la emigración transatlántica de mujeres y la
evolución del mercado matrimonial en la capital virreinal fueron dos proce-
[W[N]MZ\MUMV\MZMTIKQWVILW[IÅVM[LMT[QOTW XVI e inicios del XVII. En este
[MV\QLW TI[ KWVLQKQWVM[ JMVMÅKQW[I[ LM M[\M UMZKILW XIZI TI[ MUQOZIV\M[
M[XI}WTI[N]VKQWVIZWVKWUW]VNIK\WZLM\MZUQVIV\MaM[XMKyÅKWXIZIMTKI[W
de la emigración femenina. La combinación de fuentes de los registros emi-
gratorios y de matrimonio, así como otras fuentes relacionadas con el proce-
so, permiten explicar las opciones de prosperidad o ascenso social que tuvie-
ron estas mujeres en dicho proceso de asentamiento en la colonia, ya que,
para las mujeres que se atrevieron a cruzar el Atlántico, prosperar económi-
ca y socialmente era el objetivo último de la emigración.
El análisis conjunto de la evolución del proceso emigratorio hacia el vi-
rreinato de Perú y los cambios que se produjeron en el mercado matrimonial
en Lima hace posible determinar tres fases diferenciadas en el asentamiento
de las mujeres emigrantes. Por un lado, el reducido grupo de mujeres de la
primera generación, es decir, aquellas que llegaron desde la entrada de Piza-
101
Mannarelli, 1993.
193
AMELIA ALMORZA HIDALGO
rro hasta mediados del XVI, tuvieron más posibilidades de hacer valer su es-
tatus de españolas; pudieron acceder gracias a ello a buenos matrimonios y
conseguir, a partir de las encomiendas, grandes patrimonios y ascenso social.
Por otro lado, las mujeres pertenecientes a la emigración masiva de la
segunda mitad del siglo XVI disfrutaron de la fuerte demanda de españolas
que se produjo entre 1560 y 1590 y que, a su vez, funcionó como desencade-
nante de dicha emigración. Sin embargo, en este período la competencia por
los mejores maridos y el contexto de bonanza económica provocaron que las
españolas fueran paulatinamente superadas por las «naturales de esta tierra».
Así, a menos que estuvieran incluidas en las redes clientelares que acompa-
}IJIVITW[WÅKQITM[ZMITM[[]M[\I\][LMM[XI}WTI[TM[ZM[\ZQVOQ~TIWNMZ\IMV
el mercado matrimonial e incluso les impidió el acceso a los matrimonios
más ventajosos, en un momento crucial de formación de la élite criolla. Esto
conllevó un serio problema de excedente de mujeres solteras. Para contra-
rrestarlo, en este período se produjo la fundación de las principales institucio-
nes dedicadas a mujeres, que permanecieron durante toda la época colonial,
como se analiza en el capítulo 5 de esta monografía.
Por último, la disminución del valor de las mujeres españolas en el mer-
KILW UI\ZQUWVQIT [M ZMÆMRI MV TI LM[IXIZQKQ~V LM TW[ ZMOQ[\ZW[ MV TW[ Y]M
aparecen como contrayentes a partir de 1610. Esta situación pudo terminar
con el principal factor de atracción para las emigrantes a Lima, de forma que
la emigración femenina descendió radicalmente hasta casi desaparecer a
partir de esa década, aunque sus descendientes continuaron utilizando el
término de español como seña identitaria. En contraste, la emigración mas-
culina continuó en la segunda mitad del siglo XVII, aunque se mantuvo en
cantidades mucho más bajas que las del período aquí estudiado, protagoni-
zada sobre todo por hombres jóvenes y solteros, lo que suponía un tipo de
emigración distinta al de la emigración de grupos familiares.
194
CAPÍTULO IV
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS:
EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
1
Destaca el trabajo de Verena Stolke, sobre la violencia contra las mujeres indígenas en el con-
texto de la conquista (Stolke, 1993). Irene Silverbatt ha explicado cómo la experiencia colonial fue
especialmente dura para las mujeres indígenas, por sus relaciones de subordinación y violencia, y ha
analizado cómo crearon formas de resistencia (Silverbatt, 1980 y 1990).
2
Ares, 1997 y 2004.
3
Entre los escasos autores que analizan a las mujeres españolas en Indias destaca la tesis de
Amanda Angel (Angel, 1997), el trabajo de Justina Sarabia (Sarabia, 2002), y la investigación de Al-
berto Baena (Baena, 2009) centrados en México. Para las mujeres peninsulares en el virreinato de
Perú, destacan los trabajos de Amaya Fernández (Fernández et alii, 1997), Luis Martín (Martín,
2000), Pilar Pérez Cantó (Pérez Cantó, 2005) y Asunción Lavrin (Lavrin, 1990). También, María
Emma Mannarelli (Mannarelli, 1993) y Ann Twinam (Twniman, 1989 y 1999) han analizado la
sexualidad e ilegitimidad en la Lima del XVII. Por último, mantiene su relevancia el estudio sobre las
mujeres españolas en Perú en el siglo XVI de James Lockhart (Lockhart, 1994). Este autor también les
dedicó el capítulo «The women of the second generation» (Lockhart, 1997).
4
Sobre las actividades económicas de las mujeres en la Lima colonial: Vergara, 2007 y Aragón,
2005.
195
AMELIA ALMORZA HIDALGO
es posible analizar los dos mecanismos básicos por los que la mujer española
pudo acceder a la élite colonial.5 Por un lado, el acceso a la encomienda, que
durante el siglo XVI estuvo en la base de la creación de la nueva élite. Por otro
lado, el matrimonio con un miembro de la administración virreinal, que les
XMZUQ\Q~OM[\QWVIZWÅKQW[aLM[IZZWTTIZ]VIQUXWZ\IV\MZMLLMKWV\IK\W[LMV-
tro de la misma.
La existencia, por un lado, de un registro de las encomiendas de titulari-
LILNMUMVQVIIÅVM[LMT[QOTWXVI y la posibilidad, por otro, de poner en re-
lación la documentación del Archivo de Indias y del Archivo General de la
Nación de Perú (fundamentalmente la sección de protocolos de Lima) facili-
\IVTITIJWZLMQLMV\QÅKIZIITO]VI[LMTI[U]RMZM[Y]M\]^QMZWVUn[XZMXWV-
derancia en este momento, así como el tipo de actividades y estrategias que
desempeñaron.6 A través del análisis de una serie de casos, a continuación
estudiaremos la trayectoria de estas mujeres en la colonia y las opciones dife-
renciales que tuvieron como mujeres y emigrantes llegadas desde España.
Estas mujeres que emigraron a Perú constituyen un grupo excepcional que
XMZUQ\MLM[IZZWTTIZ]VM[\]LQWXZW[WXWOZnÅKWMVMTUIZKWLMTIM`XIV[Q~V
atlántica ibérica. De este modo, es posible determinar los distintos tipos de
redes que hicieron viable dicha expansión, desde la salida en España, hasta
el asentamiento en Indias, y el mantenimiento de una serie de lazos informa-
les transatlánticos que resultaron claves en la promoción social de las mujeres
en Perú.
196
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
nato de Perú, desde el análisis sobre los encomenderos realizado por James Lockhart (Lockhart,
1994), el mejor trabajo sobre esta institución es el realizado por José de la Puente Brunke (Puente,
1992). Sobre la élite encomendera: Presta, 2000. Para un detallado estudio de caso, sobre el enco-
mendero Lucas Martínez de Vegazo: Telles, 1982.
8
AGI, Lima, 199, N. 36. El documento no está fechado pero, haciendo coincidir la biografía
de los matrimonios que aparecen con las tasas de encomiendas fechadas por el virrey Francisco To-
ledo (recogidas en Puente, op. cit.), es posible determinar que este listado se sitúa en la década de 1570,
posiblemente entre los años 1573 y 1575 (Anexo II).
9
Liliana Pérez ha desarrollado un análisis detallado de la legislación en torno a las mujeres titu-
lares de encomienda y las estrategias que estas desarrollaron para mantenerlas (Pérez Miguel, 2018).
10
Puente, op. cit.: 36.
197
AMELIA ALMORZA HIDALGO
198
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
199
AMELIA ALMORZA HIDALGO
23
AGI, Lima, 199, N. 36.
24
AGI, Lima, 199, N. 36.
25
Ocasionalmente especifican «hija de» o «hija de conquistador» y a veces se señala el nombre
del padre de la mujer, que habría sido el primer titular del repartimiento. Las mujeres que aparecen
casadas en un primer matrimonio transmitieron al marido la encomienda que habían heredado del
padre (AGI, Lima, 199, N. 36).
26
Hasta en dieciséis casos se omite el nombre de la mujer (AGI, Lima, 199, N. 36, ver Anexo II).
27
«Provisión para que se quiten las encomiendas que indebidamente los gobernadores y oficia-
les reales han hecho poner en cabeza de sus mujeres e hijos solteros». Guadalajara, 1546 (Cedulario
de Ayala, Tomo 10, fol. 301, núm. 510, citado en Konetzke, op. cit.).
28
AGI, Lima, 565, L. 3, f. 156v, años 1538-1539; Sobre la obligatoriedad que tenían los enco-
menderos de Lima de contraer matrimonio en un plazo máximo de cuatro años.
200
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
saron haber contraído matrimonio con mujeres «de poca calidad», algunas
incluso mestizas e hijas naturales (nacidas fuera del matrimonio), hijas de
compañeros en la conquista, que en los primeros años eran la única alterna-
tiva matrimonial. Algunos intentaron resistirse al matrimonio. Por ejemplo,
Rodrigo de Esquivel, vecino de Cuzco, solicitó permiso para no casarse como
estaba obligado por disposición real, considerando que su hacienda no era
[]ÅKQMV\MUMV\M OZIVLM a Y]M TI[ MVNMZUMLILM[ Y]M []NZyI XZWL]K\W LM []
servicio al rey en Perú se agravarían.29
La presión para casarse era especialmente fuerte en las mujeres encomen-
deras. Cuando una viuda heredaba una encomienda, normalmente contraía
un segundo matrimonio de forma bastante rápida.30 Estos segundos matri-
monios de las encomenderas se convirtieron en un problema, por cuanto
supusieron el acceso a la encomienda de hombres que no podían obtenerla
por méritos propios y que, sin embargo, accedían a su titularidad al casarse
con viudas encomenderas. Algunos gobernantes concertaron estos casamien-
\W[KWUW]VUWLWLMJMVMÅKQIZIITOVM[XI}WTW[MZ^QLWZTMIT-T^QZZMa
Toledo llegó a denunciar que algunas familias ponían en venta el derecho a
este matrimonio, con lo que accedían a la encomienda personas que en prin-
cipio no reunían los méritos necesarios de servicio al rey.31 Esto creaba mu-
cho malestar entre los beneméritos que reclamaban encomiendas, por lo que
el virrey llegó a plantear que se retirasen todas las encomiendas «en cabeza
de mujeres» y que a las titulares se las recompensara con una renta equiva-
lente.32 Tras contraer el segundo matrimonio, la titularidad de la encomienda
XI[IJIITUIZQLW\ITKWUWZMÆMRIMTTQ[\ILWLMMVKWUMVLMZI[MTIJWZILWXWZ
el virrey Toledo. De este modo, en el registro de encomenderas quedaba así:
«Don Álvaro de Mendoza casó con doña Jordana Mejía mujer del comenda-
dor Verdugo tiene el repartimiento de Cajamarca».33 Los nuevos esposos de
^Q]LI[KWVMVKWUQMVLI\]^QMZWVY]M[WTQKQ\IZTIKWVÅZUIKQ~VLM[]\Q\]TIZQ-
29
AGI, Lima, 118, año 1553.
30
Algunas mujeres, como María de Escobar, consiguieron de forma excepcional alargar hasta
tres años el período entre matrimonios (Puente, op. cit.: 42).
31
Puente, op. cit.: 48.
32
Carta del virrey Toledo a S. M. en 1571. (AGI, Lima, 28 A, N. 49, lib. II, fs. 7-24v, citado en
Puente, op. cit.: 48). Es posible que con este objetivo se realizase la lista de encomiendas «en cabeza de
mujeres» (AGI, Lima 199, N. 36). Este intercambio de una encomienda a cambio de una renta se lo
aplicaron a María Mejía, que falleció sin recibir la renta que le correspondía (AGI, Escribanía,
1009B, año 1588).
33
AGI, Lima, 199, N. 36.
201
AMELIA ALMORZA HIDALGO
dad al rey, como parte del trámite de su obtención.34 De todos los casos regis-
trados en el listado de encomenderas, aquellos por los que la mujer obtuvo la
encomienda a través del primer marido son 26, que suponen un 39% del
total. De ellas, 19 se habían casado por segunda vez y siete permanecían
viudas.
Estos matrimonios dieron lugar a una serie de estrategias para evitar la
rigidez del acceso a la encomienda que supusieron un problema para la Co-
rona. Por ejemplo, algunos se casaron a punto de fallecer para que la enco-
mienda no pasase a manos del poder real, como hizo Lucas Martínez de
>MOIbW-[\MPMKPWN]MLMV]VKQILWXWZMTÅ[KIT5WVb~VY]QMVIÅZU~Y]M
Lucas Martínez se había casado con una hija de Nicolás de Ribera el Viejo a
cambio de 17 000 pesos.35 La Corona intentó frenar este tipo de fraudes es-
tableciendo en 1572 la obligación, para el reconocimiento de este matrimo-
nio, de que la pareja hubiese convivido un mínimo de dos meses antes de la
defunción.36 En 1575 se volvió a emitir una Real Cédula destinada al virrey
de Perú por la que se ordenaba que en adelante no podrían suceder a sus
maridos en las encomiendas de indios aquellas mujeres que hubieran estado
casadas menos de seis meses.37 Estos fraudes suponían un perjuicio para la
Corona, ya que perdía la posibilidad de asignar la encomienda a sus deudo-
res y solicitantes de mercedes.
Otro problema muy frecuente fue la acumulación de encomiendas en
los casos en que el segundo marido era también encomendero. Así le suce-
dió a María de Escobar, que heredó la encomienda de Francisco de Chávez
y se casó con el también encomendero Pedro de Portocarrero. Esto ocasio-
nó la denuncia de fray Tomás de San Martín, quien solicitó al rey la enco-
mienda de Francisco Chávez alegando no solo la gran crueldad que este
tuvo con sus indios, sino que su viuda mantuviese la encomienda de su di-
funto marido cuando, al haberse casado con Pedro de Portocarrero «tiene
otro repartimiento de indios muy bueno en la ciudad del Cuzco / e por ley
de VM no puede tener uno dos repartimientos en diversas partes».38 Tam-
JQuVMTÅ[KITLMTI)]LQMVKQILM4QUIX][W]VXTMQ\WITUI\ZQUWVQWXWZTI[
34
AGI, Lima, 565, L. 3.
35
Este matrimonio está explicado en Telles, op. cit.: 133-136, y Puente, op. cit.: 47.
36
AGI, Lima, 1623, año 1562, citado en Puente, op. cit.
37
Real Cédula dirigida al virrey de Perú, 27 de febrero de 1575, Biblioteca Nacional, Madrid
(Mss. 2989, f. 17, consultado a través de LHE).
38
AGI, Lima, 118, año 1550.
202
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
203
AMELIA ALMORZA HIDALGO
204
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
menos de 200 pesos, y también en las encomiendas medias, es decir, las que
rentaban entre 1000 y 3000 pesos. Las que rentaban más de 5000 constituían
solo uno o dos casos por cada Audiencia, y algunas Audiencias, como Huá-
nuco o Arequipa, ni siquiera tenían encomiendas tan grandes.47 En la distri-
bución por regiones vemos que, por ejemplo, en Trujillo, las encomiendas
que rindieron menos de 1000 pesos eran el 72% del total,48 y en la región de
Lima solo cuatro encomiendas superaban los 2000 pesos. Por lo tanto, las
encomiendas de mujeres se ajustaban al patrón de distribución de encomien-
das que había en Perú: la mayoría estaba entre las de tamaño mediano y, en
algunos casos, las encomenderas accedieron a las más grandes. En este senti-
LWM[[QOVQÅKI\Q^WY]MLW[LMTI[MVKWUQMVLI[Un[OZIVLM[LMT^QZZMQVI\WI
ÅVM[LMT[QOTWXVI aparezcan a nombre de mujeres. Se trata, en primer lugar,
del repartimiento de Andahuaylas, heredado por doña Francisca de Guz-
mán, que rentaba 14 028 pesos y era el más grande de Cuzco, con 5330 in-
dios tributarios.49 Este repartimiento era tan codiciado que fue solicitado por
el propio virrey Toledo como merced por sus servicios en Perú.50 En segundo
lugar, la encomienda más grande de Trujillo era la de Cajamarca, con 2654
indios, que pertenecía a doña Jordana Mejía y rentaba 5747.51 Para la misma
fecha solo había catorce encomiendas en todo Perú que superasen los 5000
pesos de renta, y cinco de ellas eran de titularidad femenina.52 Es decir, a
XM[IZLMTI[LQÅK]T\ILM[XIZIWJ\MVMZ]VIMVKWUQMVLITI[U]RMZM[X]LQMZWV
acceder a buen número de ellas, e incluso poseyeron algunas de las que más
rentas generaban.
47
Estos datos de clasificación general de las encomiendas corresponden al año 1600 (Puente, op.
cit.: 160).
48
Puente, op. cit.:164.
49
Doña Francisca de Guzmán fue esposa del capitán Diego Maldonado. Según la tasa toledana,
la encomienda de Andahuaylas rentaba 14 028 pesos (Puente, op. cit.: 340). Según el listado de muje-
res encomenderas, esta encomienda rentaría 26 000 pesos (AGI, Lima, 199, N. 36; ver Anexo II).
Además de esta encomienda, Francisca de Guzmán poseía simultáneamente la de Collanatambo y
Cascas, Cororo y Huancahuanca, Dueñas, Guascarquiguar y Sallauparco, siendo la encomendera
que recibía más tributos en Perú, 15 249 pesos en total (Puente, op. cit.:161, 340-375).
50
El virrey Toledo escribió al Consejo de Indias en 1582 pidiendo recibir la encomienda de
Andahuaylas, que estaba a nombre de Francisca de Guzmán, y que según él rentaba 24 000 pesos de
plata ensayada (AGI, Indiferente, 740, N. 2).
51
Según la tasa realizada a la encomienda de las cuatro guarangas de Cajamarca en 1575, esta
generaba 5747. Sin embargo, en el listado de mujeres encomenderas se recoge que generaba
9000 pesos (Anexo II).
52
Puente, op. cit.: 160.
205
AMELIA ALMORZA HIDALGO
Número de
Pesos
encomiendas
200–499 4
500–999 9
1000-1499 6
1500-1999 6
2000-2999 6
3000-3999 —
4000-4999 2
5000-5999 3
6000-6999 1
7000-9999 —
10 000-14 999 1
Total 38
Sin datos 23
Por último, si comparamos las rentas generadas por las encomiendas y los
salarios de los funcionarios reales, es posible inferir los matrimonios poten-
ciales que podían darse entre ambos grupos. A pesar de que, como se ha se-
}ITILWIV\MZQWZUMV\MTI[ZMV\I[LMTI[MVKWUQMVLI[M[\nVQVÆILI[[MX]MLM
hacer una estimación sobre el tipo de maridos a que podían acceder las en-
comenderas.54 De las 38 encomiendas de mujeres de las que tenemos datos
completos, 20 eran de tamaño mediano, y generaban entre 1000 y 4000 pe-
sos anuales (Cuadro 8). Podemos deducir que a este mismo grupo económico
XMZ\MVMKyIVTW[KWZZMOQLWZM[KWV[]MTLW[MV\ZMaXM[W[aTW[WÅ-
ciales de la Real Hacienda (con sueldos entre 500 y 2000 pesos). Solo las
mujeres de encomiendas más ricas pudieron igualar sus rentas a las de los
53
Este cuadro ha sido elaborado a partir de los datos ofrecidos por la lista de encomenderas,
corregidos con las tasas toledanas recogidas por José de la Puente (AGI, Lima, 199, N. 36 y Puente,
op. cit.). La información completa se encuentra en el Anexo II.
54
El listado de mujeres encomenderas incluía al final una relación de los salarios que se pagaban
de la Hacienda Real en todo el virreinato, que incluía desde los pagos al virrey (33 500 pesos) hasta
los pagos a los corregidores (AGI, Lima, 199, N. 36).
206
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
55
Puente, op. cit.: 252.
56
AGI, Lima, 199, N. 36. El peso de oro o peso castellano equivalía a 450 maravedís (Muñoz,
2015: 316).
57
Pérez Miguel, 2018.
207
AMELIA ALMORZA HIDALGO
mienda. Casi todas las que aparecen en la lista recibían además el trato de
«doña», excepto en cuatro casos, de mujeres cuyas encomiendas oscilaban
entre los 500 y los 3000 pesos de renta. Es decir, incluso aquellas mujeres que
no tenían un estatus importante accedieron a encomiendas medianas.
Otra vía alternativa por la que las mujeres accedieron a las encomiendas
fue la circunstancia de ser familiares de hombres con cargos en el virreinato,
como veremos a continuación. Así, por ejemplo, en la lista de encomenderas
aparece la hija del gobernador Juan Ortiz de Zárate, y una hija del contador
Coto. En fechas posteriores se encuentra María de Lartaun, que poseía la
encomienda de Chuquibamba (Arequipa) y era esposa de Juan Fernández de
Recalde, oidor de Lima y presidente de Quito.58
-[LQNyKQTKWUXZWJIZLWK]UMV\ITUMV\MMTWZQOMVOMWOZnÅKWLMTI[U]-
jeres que aparecen en esta lista de encomenderas. Además de Jordana Me-
jía, cuyo caso se analizará a continuación, hay indicios de que Francisca
Guzmán también era castellana. Aparte de estas dos más importantes,
también eran españolas Beatriz Marroquín,59 María Martel,60 y es posible
que varias de las que se declaraban hijas de conquistadores. Analizando el
origen de estas mujeres, así como el de otras encomenderas que no apare-
cen en esta lista, es posible determinar que estas mujeres procedentes de
España, de origen hidalgo bajo o no hidalgo, accedieron a la encomienda
aprovechando la demanda de mujeres que tenían los encomenderos. En la
mayoría de los casos, estas mujeres habían viajado como familiares de los
conquistadores, o de los primeros españoles que fueron a ocupar cargos en
el virreinato. Por lo tanto, aquellas que llegaron a Perú durante los prime-
ros años de la colonia pudieron aprovechar esta oportunidad matrimonial
de ascenso social.
58
La encomienda de Chuquibamba poseía 241 indios y generaba 641 pesos según la tasa de
1604 (Puente, op. cit.: 418). El expediente de bienes de difuntos de María de Lartaun se encuentra en:
AGI, Contratación 391, N. 4, año 1637.
59
Beatriz Marroquín era originaria de Briviesca (Burgos) y se casó en primeras nupcias en Perú
con Sebastián Sánchez de Merlo, de quien obtuvo la encomienda en 1562. Posteriormente se casó
con Diego Carvajal (AGI, Lima, 199, N. 36 y Lohmann, 1993: 229).
60
María Martel era titular de la encomienda de Yauyos, que valía 3000 pesos (AGI, Lima, 199,
N. 36). Su padre era Alonso Pérez Martel, que llegó a Perú en 1541 y participó en la rebelión de
Gonzalo Pizarro. Se casó primero con Francisco de Herrera, nacido en Baeza (Jaén) y alcalde de
Lima. Tras fallecer este en 1546 (Lohmann, 1983: 243), contrajo matrimonio en 1570 con Hernando
Martel de Mosquera (Pérez Cánepa, 1958).
208
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
61
Según el listado de encomenderas, su encomienda era de las más ricas, con una renta de
9000 pesos. Solo estaba a su altura Beatriz Marroquí, con 8000 pesos de la encomienda de Huaro-
chirí, y Francisca de Guzmán, con una renta de 26 000 pesos (AGI, Lima, 199, N. 36).
62
El grupo de los beneméritos constituía la élite colonial con antecesores conquistadores o de los
primeros encomenderos (Puente, op. cit.: 37).
63
Blasco Núñez Vela fue nombrado en 1543 primer virrey de Perú, con el objetivo de hacer
cumplir las Leyes Nuevas que ponían fin a los abusos de los encomenderos, y desempeñó su cargo
entre 1544-1546 (Lockhart, 1987, tomo II: 58).
64
AGI, Lima, 566, L. 6, f. 177v. Rodrigo Mejía se declara vecino de La Paz. Pero, sin embargo,
está enterrado en Trujillo, según el testamento de su hija, por lo que es posible que toda la familia se
trasladara a vivir con ella después de su llegada en la década de 1550.
209
AMELIA ALMORZA HIDALGO
ga para permanecer dos años más en España sin que ello le supusiera la
pérdida de la encomienda, atendiendo a que llevaba a Perú a su mujer e hijos
para instalarse allí.65 La estancia del capitán Mejía en España coincidió con
el regreso temporal del encomendero Melchor Verdugo, originario de Ávila,
que estuvo en la corte entre 1548 y 1550 defendiendo su participación en la
rebelión de los encomenderos dirigida por Gonzalo Pizarro.66 Ambos debían
conocerse o al menos haber tenido noticias mutuas durante la contienda pe-
ruana. En algún momento de esta estancia en la Península, sin que sepamos
la fecha exacta, se produjo el matrimonio entre la joven Jordana Mejía y el
encomendero Verdugo, que debía contar con treinta y siete años.67 Jordana,
por su parte, considerando la fecha de su muerte y su llegada a Perú a inicios
de la década de 1550, debía tener alrededor de veinte años.68 Este matrimo-
nio resolvía las necesidades que tenían ambas partes. Por un lado, la familia
Mejía buscaba buenos matrimonios para sus hijas, a las que no podía dotar
mucho (no se menciona ninguna dote de Jordana Mejía y la herencia dejada
a sus hermanas no fue muy grande).69 Es decir, su familia pertenecía a una
élite baja con pocos recursos económicos, que necesitaba enlazar con «yer-
nos ricos». En este momento la élite poderosa de Perú, y la que reunía mayor
capacidad económica, era la compuesta por los encomenderos, sobre todo
los que tenían mayor prestigio dada su participación en la conquista, por lo
que el comendador Verdugo era un yerno atractivo. En contraprestación, la
familia Mejía ofrecía sus orígenes hidalgos en España. Aunque no fuera una
hidalguía de alta categoría, era un atributo importante para unos encomen-
deros con orígenes dudosos, e incluso no hidalgos, como probablemente era
el caso de Verdugo. A ello se añadía el valor de Jordana como mujer nacida
en España. A mediados del siglo XVI aún había muy pocas españolas en
65
AGI, Lima, 567, L. 7, fs. 131v-132v.
66
Ante la aplicación de las Leyes Nuevas emitidas por la Corona, un grupo de encomenderos
dirigidos por Gonzalo Pizarro se levantó en armas contra el virrey Blasco Núñez de Vela (Lockhart,
op. cit.: 58).
67
Melchor Verdugo declaró tener veintitrés años en 1536 (AGI, Patronato, 93, N. 6 Ramo 3,
citado en Lockhart, 1987, tomo II: 53). También declaró estar casado en su licencia de viaje para
volver a Perú, por lo que Jordana debió viajar con su marido. En 1550 ya estaban en Trujillo (Busto,
1959: 42). Sin embargo, en su testamento Melchor Verdugo declaraba que se había casado en
1553 (Zevallos, 1996, vol. 2: 246).
68
Jordana Mejía firmó su testamento en 1600 y falleció poco después (AGI, Contratación 360,
N. 3 R. 11).
69
Busto, op. cit.
210
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
211
AMELIA ALMORZA HIDALGO
77
Melchor Verdugo escribió a su madre en 1536 solicitándole que tramitase la petición de un
hábito de Santiago y para ello pedía: «tómense testigos muy bastantes aunque se vayan a tomar a
cabo del mundo». Con estas palabras parecía prever la dificultad en encontrar testimonios de sus
antecedentes como cristiano viejo (carta de Melchor Verdugo a su madre, transcrita en Zevallo, op.
cit.: 229-231. Según el historiador José Antonio del Busto, Melchor Verdugo obtuvo el título de Co-
mendador del Hábito de Santiago después de «pelearlo mucho», y antes de casarse (Busto, op. cit.: 41).
Sin embargo, no se conserva su expediente.
78
Melchor Verdugo fue uno de los fundadores y primeros pobladores de la villa de Trujillo
(Bromley,1955: Zevallos, op. cit.).
79
Soria, 2007.
80
La ciudad de Trujillo era la ciudad hispana más importante en la costa norte peruana, con
una población benemérita importante y una fuerte actividad comercial con el istmo de Panamá y con
Lima (Castañeda, 2002).
81
AGI, Lima, 199, N. 36. Su expediente de bienes de difuntos se encuentra en: AGI, Contrata-
ción, 360, N. 3, R. 11. Melchor Verdugo firmó su testamento en 1566 y un codicilo en 1567. Ambos
están transcritos en Zevallo, op. cit.: 237-258.
212
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
casi todas tuvieron que casarse en un plazo de tres o cuatro años. Para su
segundo matrimonio, Jordana Mejía buscó un español que ocupase un car-
go en la administración virreinal: Álvaro de Mendoza. Este gesto responde
a lo que constituía una política común entre las encomenderas y se enmarca
dentro de los intentos de la élite encomendera de acceder al nuevo centro
de poder, que se encontraba en la corte y la administración virreinal.82 Así,
VW[WTWMTLM2WZLIVI5MRyI[QVW\IUJQuVW\ZW[KI[W[M`Q\W[W[ZMÆMRIVM[\I
pauta, como, por ejemplo, el de Inés Muñoz, cuñada de Francisco Pizarro
y viuda encomendera de su primer marido, Martín de Alcántara, cuyo se-
gundo matrimonio fue con Antonio Ribera, regidor de Lima83. Muchas de
las encomenderas que aparecen tanto en el registro de encomiendas de
mujeres como en los bienes de difuntos seguían esta misma pauta.84 Es de-
cir, constituía una pauta regular que las mujeres combinasen un primer
matrimonio con un hombre perteneciente al grupo de conquistadores y un
segundo matrimonio con un español llegado posteriormente a ocupar car-
OW[-[\ILQVnUQKIMZIZMÆMRWLMK~UWMTXWLMZKWTWVQITN]MJI[K]TIVLWLM
la élite encomendera en el siglo XVI a una élite más mercantil y agrupada en
\WZVWITI[QV[\Q\]KQWVM[^QZZMQVITM[IXIZ\QZLMÅVM[LMM[M[QOTW7\ZWMRMU-
plo es el de Beatriz Marroquín, que heredó de su marido Sebastián Sánchez
de Merlo la importante encomienda de Huarochirí85 y cuyo segundo mari-
do, Diego de Carvajal y Vargas, fue nombrado alcalde de Lima en 1576.86
82
Latasa, 1997.
83
Vega, 2007: 19: Martín de Alcántara fue uno de los primeros conquistadores de Perú, que
murió asesinado junto a Francisco Pizarro por los soldados de Diego de Almagro. Se cree que Inés
Muñoz fue la primera europea en llegar a Perú; llegó junto a Diego de Almagro y permaneció fiel a
los Pizarro en las guerras civiles. En segundas nupcias contrajo matrimonio con Antonio Ribera,
conocido hidalgo de Lima. AGI, Patronato, 120, N. 1 R. 2. Liliana Pérez ha realizado un análisis de
la biografía de Inés Muñoz, que acabó fundando el monasterio de la Concepción (Pérez Miguel,
2014).
84
Este proceso también se dio en México. Justina Sarabia, en su análisis de las mujeres enco-
menderas del caso mexicano, explica la frecuencia con que se producían segundos y hasta terceros
matrimonios (Sarabia, 2002: 210-211).
85
Sebastián Sánchez de Merlo había obtenido esta encomienda tras quedar viudo de Ana Suá-
rez, que a su vez la había heredado de Antonio Picado (secretario de Pizarro, según Lockhart, 1987,
vol. II: 75.) (Vega, 2007: 207). José de la Puente explica los complejos procesos de herencia de la en-
comienda de Huarochirí, como un ejemplo de cómo los encomenderos podían imponer sus intereses
personales por encima de la ley (Puente, op. cit.: 42-43).
86
Diego de Carvajal era natural de Trujillo (Castilla) y vecino de Los Reyes. Sucedió a su her-
mano al frente de la administración de Correos. El hijo de ambos, Diego de Carvajal Vargas y Ma-
rroquí, nacido en Lima en 1572, fue caballero de Santiago, IV Correo Mayor de las Indias, corregi-
dor de Canta y Huarochirí, y alcalde de Lima en 1602 (Lohmann, 1983: 7).
213
AMELIA ALMORZA HIDALGO
87
Diego Maldonado era uno de los conquistadores que acompañó a Francisco Pizarro en la
captura del inca Atahualpa y recibió la encomienda más rica de Cuzco, la de Andahuaylas, en 1541.
Francisca de Guzmán la heredó «en segunda vida». Según la tasación de 1573, tenía 5330 indios
tributarios y generaba un tributo de 14 028 pesos. En 1579 pasó a la Corona. Su segundo marido,
Jerónimo de Figueroa, era sobrino del virrey Toledo y heredó esta encomienda (Puente, op. cit.: 227,
228, 340).
88
Lucas Martínez, oriundo de Trujillo (España), encomendero y mercader, fue uno de los trece
de la Isla del Gallo. Se casó en Lima con doña María Dávalos para que heredase su encomienda y
murió diez días después, en abril de 1567 (Lockhart, 1987, vol. II: 98-101). La encomienda de Tara-
pacá fue tasada en 1572 y en ese momento tenía 1169 indios tributarios y generaba 3627 pesos
(Puente, op. cit.: 424).
89
AGI, Lima, 199, N.36.
90
Estudió en Salamanca junto a su hermano, que también emigró a América. Su padre, Diego
de Carvajal, era señor de Valero, y su madre, doña Elvira de Contreras, era natural de Medellín, en
España: AHN/Órdenes militares, 77, exp. 5161 (1608) y AGI, Quito, 5792, L. 1, fs. 21-23.
91
En 1575 Álvaro de Calderón, vecino de Trujillo (España), obtuvo una licencia para reunirse
en Perú con sus parientes Álvaro y Alonso Carvajal, argumentando que vivían con mucha riqueza en
Trujillo de Perú (AGI, Indiferente, 2087, N. 86).
92
En 1581 Jordana Mejía aparecía como viuda de Álvaro de Mendoza y viviendo en Lima
(AGI, Escribanía, 1008B, año 1581).
214
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
93
Jordana Mejía firmó su testamento en la ciudad de Los Reyes el 16 de septiembre de 1600.
Firmó también un codicilo el 1 de noviembre de 1601, ante el escribano Pedro de los Ríos (AGI,
Contratación, 360, N. 3, R. 11).
94
El listado de mujeres encomenderas elaborado por el virrey Toledo las organiza según las
distintas ciudades donde residían: Lima, Cuzco, la Ciudad de La Paz, la Ciudad de la Plata, Are-
quipa, Huánuco, Trujillo, Chachapoyas y Piura (AGI, Lima, 199, N.36). Las ciudades hispanas
concentraban a la mayoría de las mujeres españolas, ya que eran espacios más habitables y que les
ofrecían más servicios. Además, para evitar los abusos de los encomenderos, el rey había dispuesto
que estos debían vivir fuera de sus encomiendas, en la ciudad cabecera de su jurisdicción (Puente,
op. cit.: 188).
95
Bromley y Barbagelata, 1945.
96
Reginaldo de Lizárraga, 2002 (1545-1615): 279.
97
La primera virreina que llegó a Perú, sesenta años después de la fundación del virreinato, fue
doña Teresa de la Cueva, marquesa de Cañete, como esposa del VIII virrey don García Hurtado de
Mendoza (Bromley, 1957: 66).
215
AMELIA ALMORZA HIDALGO
216
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
217
AMELIA ALMORZA HIDALGO
Indias, que acabó dando la razón a Beatriz de Isasaga, de forma que doña
2WZLIVIVWX]LWKWV[MO]QZ^WT^MZIZM]VQÅKIZTIMVKWUQMVLILM+IRIUIZ-
ca.107 Sobre el repartimiento de Cajamarca también siguió un pleito contra
MTÅ[KIT*MZVIZLQVWLM;ITQVI[a[]UILZM108
Muchas mujeres encomenderas recaudaban tributos y llegaban a ser en
ocasiones más crueles que sus maridos.109 Que tuvieran conocimiento de la
gestión de la encomienda era importante para afrontar su titularidad en los
períodos de viudez. Aunque Jordana Mejía solo accedió a la titularidad de la
encomienda una vez viuda, estuvo involucrada en su gestión desde mucho
antes. Durante los diecisiete años de matrimonio con Melchor Verdugo, este
se ausentó durante largos períodos de tiempo.110 En 1553, durante una estan-
KQIMV4QUIMTMVKWUMVLMZWÅZU~IV\MVW\IZQW]VXWLMZOMVMZITI[]U]RMZ
Jordana, donde le otorgaba capacidad de gestión absoluta sobre todo el pa-
trimonio, los pleitos y los negocios «habidos y por haber», demostrando la
OZIVKWVÅIVbIY]M\MVyIMVTI[PIJQTQLILM[OM[\WZI[LM[]M[XW[I111 Es decir,
poco después de su llegada a Perú doña Jordana comenzó a dirigir el patri-
monio familiar de forma autónoma como una mujer casada. Por último,
Jordana Mejía fue nombrada por su marido heredera única y albacea de sus
JQMVM[aTMN]MMVKIZOILITIZM[\Q\]KQ~VITW[QVLQW[ITÅVITLM[]^QLI112
A través de los testamentos de mujeres encomenderas es posible también
determinar el patrimonio acumulado a partir de la encomienda, su gestión y
su distribución entre los herederos. La encomienda no era una propiedad,
sino el derecho sobre el trabajo indígena y la responsabilidad de recoger el
\ZQJ]\WLM[\QVILWITZMa-VM[\M[MV\QLWXIZIKWV[MO]QZJMVMÅKQW[XMZ[WVITM[
los encomenderos tuvieron que invertir las rentas obtenidas a partir de la
MVKWUQMVLIMVLQ[\QV\W[VMOWKQW[4ILQ^MZ[QÅKIKQ~VLMTIQV^MZ[Q~VMZIXZW-
pia de la economía colonial. Una de las empresas más exitosas llevada a cabo
107
Los abogados de Isasaga rechazaban que se llevara el pleito hasta el Consejo, «por las muchas
mentiras» que había dicho Jordana (AGI, Escribanía, 500B, año 1596). En 1591 el Consejo emitió la
sentencia favorable a Isabel de Isasaga (AGI, Escribanía, 953).
108
AGI, Escribanía, 500B, año 1596.
109
Lockhart, 1982: 202.
110
Melchor Verdugo realizó un segundo viaje a España y una estancia en Lima, que supusieron
al menos siete años de ausencia (Busto, op. cit.).
111
AGN (Perú), Protocolo 53, Bartolomé Gascón, año 1553, folios 100v-102 (ver imagen 11).
112
Jordana Mejía citaba el testamento de su marido, firmado ante el escribano Diego de Olma-
re, donde la nombró albacea (Testamento de Jordana Mejía; AGI, Contratación, 360 N. 3 R. 11). La
restitución suponía poner la encomienda a titularidad de los indígenas, aunque esto no sucedió final-
mente.
218
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
219
AMELIA ALMORZA HIDALGO
LQMVLWTW[JMVMÅKQW[Y]M\ZIyIMTWJZIRMITW[QVLQW[Y]M\ZIJIRIJIVMVuTVW
solo porque les ayudaba a pagar los tributos, sino también a mantenerse, ya
que se les pagaba un salario. De este modo, argumentaba que no se daba un
trato abusivo a los indígenas, sino que el trabajo se realizaba en el marco de
un contrato libre en el que recibían una paga justa. El virrey «atento a lo
susodicho y los servicios y calidad de la dicha doña Jordana», admitió que el
corregidor de la provincia de Cajamarca le otorgase los ciento cincuenta in-
dios que necesitaba para la producción textil.120 El obraje siguió en funciona-
miento y en 1593 contaba con diez telares y setenta y cinco tornos, y traba-
jaban en él ochenta y siete indios. Hugo Pereyra lo describe de la siguiente
manera: «Anejo funcionaba el batán para el enfurtido y acabado de las piezas
de tela. Las instalaciones del obraje se componían de un galpón techado con
paja, donde trabajaban los indios hilanderos, y varias habitaciones más, con
sus bardas de adobe y un cobertizo de paja donde se guardaban las lanas y el
algodón. Había, además, cuatro aposentos donde funcionaba la urdidera,
donde se lavaba la lana, y donde estaban la prensa y las planchas de bronce,
y otro para el tinte azul».121 A la muerte de Jordana Mejía, en 1602, dicho
obraje pasó a manos de Nicolás de Mendoza, su sobrino y heredero princi-
pal. En tiempos de Nicolás de Mendoza, y por disposición explícita de doña
Jordana, los indios cajamarquinos dispusieron de mil pesos de renta anuales
sobre el mencionado obraje.122 Hacia 1630, ya muerto Nicolás de Mendoza,
el obraje había sido heredado por los indios.123 La actividad de este obraje
tuvo también un impacto importante en todo el área de Cajamarca al hacer
crecer la producción ganadera y de lana que lo abastecía. Así, en 1630 Fran-
cisco López de Caravantes decía:
sin recibir ningún salario. Esta práctica condujo a continuas situaciones abusivas, que el rey intentó
detener emitiendo en 1549 una cédula que eliminaba los servicios personales de los indios de enco-
mienda. La reacción de los encomenderos fue una sublevación militar encabezada por Francisco
Hernández Girón, acaecida en 1552 (Puente, op. cit.: 179-187).
120
Pereyra, op. cit., Anexo III: Documentos tempranos sobre el obraje de la villa de Cajamarca
(1579-1603). Colección Horacio Villanueva Arteaga.
121
Pereryra, op. cit.: 191. En los grabados realizados por el obispo de Trujillo Martínez Compa-
ñón en el siglo XVIII encontramos descripciones de un obraje similar al que debió de fundar doña
Jordana.
122
En el testamento les dio el obraje a los indios. Pero, en el codicilo hecho el año siguiente se lo
otorgó primero a su sobrino, Nicolás de Mendoza y, a su muerte, a los indios, como efectivamente
ocurrió. (AGI, Contratación, 360, N. 3, R. 11).
123
En 1642, funcionaba con aproximadamente trescientos trabajadores, y daba 10 000 pesos de
renta cada año (Pereyra, op. cit.).
220
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
Había una demanda muy fuerte sobre todo en cuanto a tejidos. Este comercio supuso además
126
221
AMELIA ALMORZA HIDALGO
ZMKM]VIÅO]ZIUI[K]TQVIVQKIY]MIK\MKWUWOM[\WZLM\WLWMTXI\ZQUW-
VQW [QVW Y]M MZIV TI[ MVKWUMVLMZI[ TI[ Y]M ÅZUIJIV LQ[\QV\W[ XWLMZM[ a
KWV\ZI\W[ XIZI IK\Q^QLILM[ M[XMKyÅKI[ LM NWZUI Y]M UIV\MVyIV MT KWV\ZWT
general sobre el funcionamiento de sus propiedades. Este mecanismo se ma-
VQÅM[\IKTIZIUMV\MMVTIOM[\Q~VY]MPIKyITIMVKWUMVLMZI2WZLIVI5MRyILM
sus bienes. Los intermediarios eran diferentes para cada operación, y actua-
ban en distintos niveles. Por una parte, estaban aquellos que se ocupaban del
comercio y la gestión de propiedades en las provincias peruanas. Por ejem-
plo, doña Jordana tenía un administrador de su encomienda, llamado Jimé-
nez do Campo. El uso de administradores o mayordomos para la gestión de
las encomiendas era muy habitual entre los encomenderos, ya que era fre-
cuente que estos no residieran en ellas.128 Disponemos de una carta de doña
Jordana destinada a su administrador en 1568 en la que daba instrucciones
precisas y detalladas sobre cómo debía organizarse su casa, trabajarse sus
tierras y tratarse a los indígenas.129 Además, para la petición de indígenas
destinados al obraje dio carta de poder a Pedro de Arévalo, que tenía que
presentarse ante el corregidor de Trujillo.130 Por otro lado, para las empresas
KWUMZKQITM[MV;M^QTTIWKWVMTOITM~VLM5IVQTIÅZU~^IZQW[KWV\ZI\W[KWV
mercaderes y factores. Por último, para la tramitación de asuntos judiciales
en la corte castellana buscó, como era habitual, la intermediación de perso-
VI[LMU]KPIKWVÅIVbIY]MIUMV]LWMZIVNIUQTQIZM[
En las redes de contacto que doña Jordana mantenía con la Península
LM[\IKI]VIÅO]ZI8MLZW5MRyILM<W^IZXIZQMV\M[]aWa\M[WZMZWOMVMZIT
del rey. Nacido en su mismo pueblo, El Espinar de Villacastín, Pedro Mejía
tuvo una prominente carrera en la corte, hasta que, en 1627, Felipe IV le
concedió el título de conde de Molina Herrera.131 Nacido en 1562, una déca-
da después de que doña Jordana hubiera viajado a Perú, formaba parte de la
larga red de parientes que quedaron en Villacastín.132 Como pariente (aun-
que lejano) y dada su alta posición en la corte, doña Jordana le encomendó
128
Lockhart, 1994: 25.
129
ADT, corregimiento, leg.150, cuaderno 98, en Zevallos, 1996, vol. 2: 259-260.
130
En 1580 doña Jordana Mejía dio poder a Pedro de Arévalo para presentar ante el corregidor
la solicitud de indígenas para el obraje (Pereyra, op. cit., Anexo III: Documentos tempranos sobre el
obraje de la villa de Cajamarca (1579-1603). Colección Horacio Villanueva Arteaga).
131
AHN, Sección Nobleza, Fernán Núñez, C. 2061, D. 1.
132
AHN, OM-Caballeros Santiago, exp. 5089, año 1599. Pruebas para la concesión del Título
de Caballero de la Orden de Santiago de Pedro Mejía de Tovar y Velázquez, (1562-1637). En la in-
formación se declara que todos los tíos y primos de Pedro Mejía, en Villacastín, habían obtenido
ejecutoria de hidalguía, y que eran todos hidalgos de prestigio y cristianos viejos.
222
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
varios negocios importantes. Primero le encargó uno de los pleitos por enco-
mienda cuya apelación llegó hasta el Consejo de Indias. Para ello, envió una
carta de poder para él y Alonso de Arévalo, sedero y abogado del Real Con-
sejo, con el objetivo de defender el «pleito pendiente en la caja real de las
QVLQI[[WJZMTI[\ZM[O]IZIVOI[¯XIZIMTY]M\MVyILMXW[Q\ILW[MVÅIVbIMVTI
caja real de Lima 200 000 pesos ensayados133. También Pedro Mejía de To-
var actuó de forma clave en la gestión de la obtención del hábito de Santiago
para su sobrino Nicolás de Mendoza Carvajal, negocio en el que Jordana
Mejía invirtió mucho dinero, y que no se obtuvo hasta 1608:
C°ELMKTIZWY]M\MVOWMV^QILWI-[XI}IKQMZ\W[LQVMZW[XIZI]VVMOWKQW
que toca al dicho don Nicolás de Mendoza que es un hábito de Santiago que
N]MZWVUQTXM[W[MV[IaILW[TW[K]ITM[TTM^W5IZKW[LM*WJILQTTIC°EaLW[UQT
pesos corrientes de a nueve reales en poder del señor presidente Rodrigo Váz-
Y]Mb\WLWTWK]ITM[UQ^WT]V\ILY]M[MOI[\MMVM[\MVMOWKQWLMTPnJQ\WC°E134
C°EMVTILQKPIQOTM[QIUIaWZLM>QTTIKI[\yV]VIKIXMTTIVyILMLW[KIXMTTI-
VM[C°EWJTQOILW[ILMKQZ UQ[I[XWZ[MUIVIXIZITWK]ITMV^QuLM[LMIKn
L]KILW[PWZZW[C°E\MVOWMTZMKQJWLMK~UW[MZMKQJQ~LQKPIXTI\Ia[MQV[\Q\]a~
dicha capellanía por mano del presidente del consejo real Rodrigo Vázquez y
XWZUIVWLM8MLZW5MRyILM<W^IZ\M[WZMZWLM[]UIRM[\ILC°EAI[yUQ[UW
los años pasados envié 1500 pesos ensayados para que se instituyera otra cape-
llanía en la dicha iglesia mayor la cual ha de estar obligada a decir cuatro misas
133
AGI, Contratación, 360, N. 3, R. 11. Se trataba de la defensa de las tres guarangas: Poma-
marca, Bambamarca y el Chondal.
134
AGI, Contratación, 360, N. 3, R. 11. AHN/OM, 77, exp. 5161, año 1608. Pruebas para la
concesión del título de Caballero de la Orden de Santiago de Nicolás Mendoza Carvajal, Capitán de
Infantería del número de Lima, natural de Lima. Está incluido en el registro que realiza Guillermo
Lohmann Villena (Lohmann, 1993: 262). Según este expediente, Nicolás de Mendoza había nacido
en Lima en 1582.
135
AHN, OM, Caballeros Santiago, exp. 5089, año 1599. Pruebas para la concesión del Título
de Caballero de la Orden de Santiago de Pedro Mejía de Tovar, vecino de Villacastín.
223
AMELIA ALMORZA HIDALGO
a la semana la cual mando instituir mi hermana doña María Mejía que haya en
su gloria e como su albacea envié la dicha plata a don Pedro Mejía de Tovar
C°EM\MVOWZM[X]M[\ILMK~UWTWZMKQJQ~136
224
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
mujer emigrante, tras la muerte de sus padres heredó unas casas en Vallado-
lid y una renta de 100 ducados, situada en Medina del Campo.138 En este
caso, en vez de enviar intermediarios, doña Petronila se planteó su viaje a
España para hacerse cargo de la herencia, y para ello presentó un permiso de
viaje en 1560. Los viajes de vuelta a España no eran habituales en el caso de
TI[U]RMZM[XWZTI[LQÅK]T\ILM[Y]M[]XWVyI]V^QIRM\ZIV[I\TnV\QKW-[LQNyKQT
documentar estos viajes de ida y vuelta, y eran tan poco frecuentes en muje-
ZM[Y]MXWZM[WUQ[UWZM[]T\IVU]a[QOVQÅKI\Q^W[aLMVW\IV[]KIXIKQLIL
LMOM[\Q~VaLMMVNZMV\IZTI[LQÅK]T\ILM[LM]V^QIRMLMM[I[KIZIK\MZy[\QKI[
En el caso de doña Petronila, sin embargo, no hay registro de que el viaje se
MNMK\]I[MÅVITUMV\M4I[WTQKQ\]LXZM[MV\ILI\MVyIXWZWJRM\WY]MMTTIX]LQM-
ra heredar la encomienda de Hurco (Cuzco) en caso de que su marido falle-
ciera mientras ella se encontraba fuera.139 Esa encomienda había sido otor-
gada por los méritos tanto de su suegro como de su propio padre, por lo que
Petronila defendía así su derecho sobre la misma.140 En este caso, la impor-
tante dote aportada al matrimonio, así como sus derechos adquiridos para
heredar la encomienda, hicieron que esta mujer desarrollase una gestión
muy directa sobre sus bienes, que aparecen muy bien diferenciados con res-
pecto a los del marido.
138
AGI, Contratación, 266 A, N. 1, R. 10.
139
AGI, Lima, 569, L. 13, años 1569-1572. No existe constancia de que el viaje se llevase a cabo.
140
La encomienda de Hurco (Cuzco) fue otorgada en primera vida a Lope Martín en 1549, y
heredada por su hijo Antonio Pereyra, «en segunda vida» (Puente, op. cit.: 359).
225
AMELIA ALMORZA HIDALGO
llegaron a su vejez sin hijos. La primera consecuencia de ello fue que perdie-
ron la oportunidad de mantener sus encomiendas dentro de sus familias, y
estas volvieron por tanto a la titularidad de la Corona. Al haber recibido las
encomiendas «en segunda vida», tampoco podían volver a traspasarlas como
herencia ya que, según la ley, estas debían volver a titularidad real tras su
muerte. Así, por ejemplo, Jordana Mejía no pudo dar a sus herederos la en-
comienda de Cajamarca, y tras su fallecimiento fue otorgada al conde de
Altamira, Lope de Moscoso Osorio, que residía en España.141
Carecer de descendientes directos también planteaba un problema en
cuanto a la distribución del enorme patrimonio acumulado. En el caso de
doña Jordana, es posible analizar su patrimonio a través del inventario de
bienes que incluyó en su testamento, y que incluía los bienes inmuebles tanto
en Lima como en Trujillo, y los objetos contenidos en ellos.142 Además de la
MVKWUQMVLI a TW[ VMOWKQW[ LMZQ^ILW[ LM [][ JMVMÅKQW[ XW[MyI WVKM M[KTI-
vos.143 Necesitaba por lo tanto un heredero varón en el que concentrar sus
propiedades y negocios más importantes, repitiendo así el comportamiento
de las familias nobles en Castilla.144 La solución más utilizada entre las viudas
encomenderas sin hijos fue el prohijamiento de un sobrino, al que se trataba
como a un hijo y que se convertía en el heredero de las principales posesio-
nes. En el caso de Jordana Mejía, utilizó como heredero principal a un sobri-
no político, don Nicolás de Mendoza Carvajal, aún menor de edad, al que
había criado y trataba como «mi hijo».145 Su padre, Alonso de Carvajal,
hermano del segundo marido de doña Jordana, era también su albacea tes-
tamentario. Por parte de su madre, doña María de Dávalos, estaba vinculado
al importante linaje de los Ribera (Cuadro 10).146 Si bien no le pudo dejar la
141
Después del fallecimiento de Jordana Mejía y de Beatriz de Isasaga, la encomienda de Caja-
marca se reunificó, en 1603, y fue otorgada al conde de Altamira, Lope de Moscoso Osorio. Siguió
vinculada a este título hasta el siglo XVIII (Pereyra, op. cit. y Puente, op. cit.: 244-245 y 452).
142
Las casas de Trujillo eran las que habían pertenecido a su primer esposo, Melchor Verdugo,
que ella había comprado en la almoneda (AGI, Contratación, 360, N. 3, R. 11).
143
La posesión de esclavos era un signo de estatus que ya se utilizaba en Castilla (Rodríguez,
1995).
144
Soria, op. cit.: 120. La familia noble concentraba sus esfuerzos en el primogénito varón.
145
AGI, Contratación, 360, N. 3, R. 11.
146
Nicolás de Mendoza Carvajal era nieto por vía materna del ilustre conquistador Nicolás de
Ribera el Viejo, que fue alcalde de Lima. Este linaje lo analizaremos un poco más adelante en este
capítulo. Esta rama familiar aparece descrita en la relación de méritos presentada por Diego de Var-
gas Carvajal, hermano de Nicolás de Mendoza Carvajal, ante la Audiencia de Lima (AGI, Lima,
216, N. 3, año 1604).
226
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
227
AMELIA ALMORZA HIDALGO
228
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
158
AGI, Contratación 360, N. 3, R. 11.
159
Codicilo de Jordana Mejía, en AGI, Contratación 360, N. 3, R. 11.
160
Soria, op. cit.: 156.
161
El Espinar de Villacastín, lugar de origen de la familia Mejía, era una pedanía de la villa de
Villacastín (Segovia), donde en el siglo XVI se edificó una gran iglesia parroquial. La capilla familiar
de los Mejía Tovar fue fundada en la Iglesia de Villacastín en 1552 por Alonso Mejía y Jerónima de
Tovar. Los Mejía de Tovar era una familia de ganaderos muy destacada en Villacastín, y algunos de
sus miembros fueron alcaldes y regidores de dicha villa (Martín Martín, 1972).
229
AMELIA ALMORZA HIDALGO
]VIQLMV\QLIL\ZIV[I\TnV\QKI[QVWY]M[]\M[\IUMV\WZMÆMRIMTUIV\MVQUQMV-
to de lazos afectivos a través de la religiosidad con los distintos espacios que
KWVÅO]ZIZWV [] \ZIaMK\WZQI ^Q\IT a Y]M ÅVITUMV\M KZMIJIV [] QLMV\QLIL
como mujer emigrante española en la Lima colonial.
230
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
hecho que mejoró tanto su situación que regresó para recoger a su familia.
Esta relativa prosperidad económica y su hidalguía le permitieron casar a su
hija Jordana Mejía con el encomendero Melchor Verdugo, sin que esta apor-
tase ninguna dote. Gracias a los gananciales de este primer matrimonio,
Jordana consiguió como segundo marido a un gobernador de élite provincial
extremeña de muy buena posición e hidalguía, don Álvaro de Mendoza Car-
vajal. Es decir, desde un punto de partida en el que apenas tenía más que su
condición de española y una hidalguía de poca categoría, alcanzó la más alta
élite encomendera peruana, de forma que su inversión en la emigración a
)UuZQKILM\MZUQV~]VIN]MZ\MI[KMV[Q~V[WKQIT)M[\W[MI}ILMY]MITÅVIT
de su vida, se comportaba según las pautas de la alta nobleza: practicaba los
grandes gestos de caridad, la búsqueda del heredero único, la fundación de
espléndidas capellanías y el consumo de lujo.166
Los parientes de la familia Mejía que quedaron en Villacastín también
consiguieron ascender socialmente. Así, mientras Pedro Mejía, coetáneo del
capitán Rodrigo Mejía, ocupaba el cargo de regidor de la Villa de Villacas-
tín, su hijo Pedro Mejía de Tovar consiguió alcanzar el puesto de tesorero del
rey.167 Por lo tanto, aunque la prosperidad de una parte de la familia no tuvo
por qué afectar a los otros miembros, sobre todo en el caso de las emigracio-
nes atlánticas, en este caso en el que además sabemos que ambas partes man-
tuvieron una comunicación es necesario notar al menos cierta correlación en
su proceso de ascensión social. Doña Jordana, sin duda, utilizó los buenos
puestos alcanzados por su pariente en la corte, pero no está claro en qué
X]LWJMVMÅKQIZITW[NIUQTQIZM[MV-[XI}IY]MTINIUQTQILMTKIXQ\nV5MRyI
emigrase y doña Jordana prosperase, más allá de las capellanías enviadas.
Sin embargo, la prosperidad y la bonanza no alcanzó por igual a todos
los miembros de la familia Mejía que emigraron, como se ve en el caso de las
hermanas que tenía doña Jordana. Ambas, Isabel y María Mejía, corrieron
al parecer la misma suerte, esto es, no se casaron ni alcanzaron gran fortuna.
Doña María Mejía había heredado un mayorazgo en Villacastín y una renta
que le dejó la Corona al haberle quitado la encomienda de indios traspasada
por el padre en herencia.168 No llegó a cobrar en vida los 3000 pesos que se
166
Soria, op. cit.
167
Pedro Mejía de Tovar recibió en 1626 el título de vizconde de la Villa de Tovar. Posterior-
mente, en 1627, recibió el título de conde de Molina de Herrera, concedido por Felipe IV (Berni i
Catalá, 1769).
168
En 1588, María Mejía, vecina de los Reyes, solicitaba una sobrecédula para cobrar los
3000 pesos que se le debían de una encomienda de indios (AGI, Escribanía, 1009B).
231
AMELIA ALMORZA HIDALGO
232
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
abuelo materno del solicitante era el capitán Nicolás de Ribera el Viejo, uno
de los primeros conquistadores de Perú y uno de los trece de la Isla del Ga-
llo.172 Sin embargo, los ascendientes de Elvira de Ávalos, su abuela materna,
casada con Nicolás de Ribera, se remontaban a un grupo de conquistadores
asentados en Santo Domingo que demandaban mujeres españolas para casar-
se. Uno de ellos, Pedro de Valenzuela, natural de Arjonilla (Jaén), volvió a su
pueblo «con mucha hacienda» y se llevó de vuelta a América a sus cuatro
hermanas, una de las cuales era Leonor de Valenzuela: «un hermano de la
dicha Leonor de Valenzuela vino por ella porque este y otros conquistadores
de las indias estaban concertados de casarse y así la dicha Leonor de Valen-
zuela fue natural de la villa de Arjonilla y casó en las Indias».173 Su hermana,
5IZyILM>ITMVb]MTIKWV\ZIRWUI\ZQUWVQWMV+]JIKWV8nVÅTWLM6IZ^nMb
uno de los personajes más activos de la conquista.174 Leonor de Valenzuela,
madre de doña Elvira de Ávalos, nunca aparece en la documentación tratada
como «doña». Es más, en una ocasión, este tratamiento aparece escrito y pos-
teriormente tachado. Tampoco sus padres, Sancho Valenzuela y Elvira de
Parraga, son tratados de «don» o «doña». Esta ausencia responde a unos po-
sibles orígenes como cristianos nuevos y no hidalgos. El hecho de que su her-
mano emigrase a Indias y se llevase posteriormente a todas sus hermanas re-
vela que en aquellos momentos estas podían acceder a un matrimonio mucho
mejor en América que en España. Leonor de Valenzuela, tras haber viajado
con su hermano y hermanas, contrajo matrimonio con el hidalgo conquista-
dor García de Solier. Para su segundo matrimonio se trasladó a Perú, donde
se casó con García Marín, un hidalgo «bajo» con encomienda.175 Sus dos
maridos seguían sin ser miembros de la alta élite, ni siquiera se llamaban don,
por lo que ambos probablemente eran hidalgos bajos. Doña Elvira de Ávalos
fue una de las cuatro hijas que Leonor tuvo de su primer matrimonio. Nacida
«de tránsito» en Santo Domingo (Isla Española), contrajo matrimonio con
]VIXMZ[WVIU]aXWLMZW[IMQVÆ]aMV\MMV8MZ"MTKIXQ\nV6QKWTn[LM:QJMZI
172
Nicolás de Ribera (el Viejo) era nacido en Olvera (Cádiz) y en su linaje había sospecha de
ascendencia morisca. Fue alcalde de Lima en 1535, 1544, 1546, 1549 y 1554. Falleció en 1563 (Loh-
mann, 1983: 260).
173
Informaciones para la obtención del Hábito de Santiago de Nicolás de Mendoza Carvajal
(AHN, OM, Caballeros de Santiago, exp. 5161).
174
Pánfilo Narváez fue conquistador en La Española, donde llegó en 1498, y reunió allí varias
encomiendas. En 1527 condujo una expedición a La Florida, donde murió al año siguiente (Thomas,
2001: 238).
175
Lockhart, 1987, vol. II: 217.
233
AMELIA ALMORZA HIDALGO
el Viejo, primer alcalde de Lima, que había llegado a Perú en 1533.176 Los
hijos varones de este matrimonio ganaron nuevas encomiendas, fueron envia-
dos a estudiar a España y ocuparon puestos como regidores de Lima. Las hi-
jas, al parecer aconsejadas por su madre, consiguieron ventajosos matrimonios
con varios encomenderos. Así, una de las hijas de Elvira, doña María Dávalos,
se casó primero con Lucas Martínez de Vegazo en 1565, que estaba a punto
de morir, y adquirió así las encomiendas de Tupacará y Arica. Ambas, madre
e hija, fueron acusadas de «conspirar» para hacerse con dicha encomienda.177
Su segundo matrimonio fue con Alonso de Vargas Carvajal, natural de Tru-
jillo (Extremadura), caballero de Alcántara que había estudiado en Salamanca
y había sido gobernador de Cartagena.178 La dote aportada en este matrimo-
nio fue tan grande —de 60 000 pesos (16 320 000 maravedís)— que sus hijos
llegaron a declarar que la casi totalidad de su herencia les había llegado por
vía materna.179 Otra de las hermanas, quien recuperó el nombre de su abuela,
doña Leonor de Valenzuela, se casó también con un conquistador, encomen-
dero de Otavalo, pero su dote fue mucho menor: 14 000 pesos. Además, doña
Leonor consiguió heredar la encomienda sin llegar a convivir con su marido,
ya que nunca se trasladó a la Audiencia de Quito.180 Estos casos demuestran
una clara política de acumulación de patrimonio a través de los matrimonios
desarrollada por las mujeres de esta familia. Es decir, desde los humildes orí-
genes de Leonor de Valenzuela, que salió de Arjonilla para buscar fortuna en
Perú, la aplicación de una estrategia matrimonial tendente a la ascensión so-
cial que se fue hilando entre generaciones tuvo un resultado exitoso ya que, en
apenas dos generaciones, la rama femenina saltó de unos orígenes de pobreza
a una situación de poder y riqueza como la que ostentaba doña María Dáva-
los. A ello se añade que doña María Dávalos mantuvo correspondencia con
Sancho de Valenzuela, que era hermano o deudo de Leonor de Valenzuela,
176
Lohmann, 1983: 260.
177
Como se ha explicado anteriormente, madre e hija fueron denunciadas por pagar 17 000 pesos
a cambio de este matrimonio, que se realizó diez días antes de fallecer el encomendero. Esta negocia-
ción también convino a Lucas Martínez de Vegazo, ya que de este modo evitaba que su encomienda
fuera a parar a sus enemigos en posteriores adjudicaciones (Telles, 1991: 133-136, y Puente, op. cit.: 47).
178
Informaciones de Diego de Vargas Carvajal, corregidor de Chumbivilcas y Condesuyos,
donde también constan su padre, Alonso de Vargas Carvajal, su abuelo materno, Nicolás de Ribera,
y su madre, María Dávalos (AGI, Lima, 216, N. 3, año 1604). Además, Alonso de Vargas Carvajal
era hermano de Álvaro de Mendoza Carvajal, segundo marido de doña Jordana Mejía.
179
AGI, Contratación, 360, N. 3, R. 11, p.106.
180
Como se ha mencionado anteriormente, Leonor de Valenzuela se casó por poderes con Ro-
drigo de Salazar, encomendero de Otavalo (Audiencia de Quito), (AGI, Quito, 8, R. 13, N. 39).
234
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
su abuela. Así lo declaraba el hijo del propio Sancho (y por lo tanto tío de
María), Juan de Valenzuela, que en ese momento era regidor de Arjonilla.181
Es decir, se trata de una élite muy baja de provincias, o élite rural con cierto
enriquecimiento, que estaba ascendiendo socialmente. Algunos estudios han
determinado que la prosperidad de una parte de la familia no suponía la pros-
peridad de otros miembros del grupo, sobre todo en el caso de la emigración
atlántica.182 Sin embargo, en lo que respecta a las élites castellanas el fracaso o
éxito de uno de sus miembros normalmente afectaba a los demás.183 En los
casos analizados no es posible establecer una relación causal directa entre la
prosperidad de los miembros establecidos a ambos lados del Atlántico, si bien
se puede constatar una correlación en los tiempos en que esta se da, debido a
que en el siglo XVI se produjeron ciertas oportunidades de movilidad social
tanto en España como en América.
Es necesario señalar que no siempre la estrategia matrimonial fue exitosa.
Por ejemplo, doña Francisca Maldonado, que escribía a su hijo en 1568 desde
la Ciudad de los Reyes, se quejaba de sus desventuras de la siguiente manera:
Los trabajos que yo he pasado acá han sido por haberme sucedido en el
casamiento de tu hermana tan mal, y haber sido ella y yo tan cortas de ventura
en durarle tanto este viejo que Dios o mis pecados se le dieron en suerte, y a no
PIJMZ[QLWM[\WMTTIaVW[W\ZW[M[\]^QuZIUW[ITTnKWVPIZ\WLM[KIV[WC°E:]M-
ga tu a Dios, que le dé libertad a este viejo, que ella tendrá muy gran remedio.184
181
AHN, OM, Caballeros de Santiago, exp. 5161.
182
Zúñiga, 2007 e Hidalgo, 2006.
183
Soria, op. cit.: 124.
184
Otte, op. cit.: 382, carta 434. Carta de doña Francisca Maldonado a su hijo Jerónimo Leandro
Maldonado, en la villa de Ocaña.
235
AMELIA ALMORZA HIDALGO
llegar a América algunas mujeres que sí tenían una ascendencia noble recono-
cida y que no admitían el tratamiento de igualdad o incluso de superioridad
que les dispensaban las mujeres de la nueva élite colonial y con antecedentes
más dudosos. El caso más paradigmático fue el enfrentamiento en Trujillo
entre María de Lezcano y Ana de Velasco, explicado por James Lockhart.
María de Lezcano era viuda de Juan de Barbarán, uno de los primeros con-
quistadores, y su familia, procedente de una baja hidalguía en España, forma-
ba parte de la élite encomendera y benemérita en Perú. Por otro lado, Ana de
Velasco llegó a Trujillo en 1548, poco después de haberse casado con un po-
deroso capitán en Perú, Alonso de Alvarado. Doña Ana era nieta del duque
de Frías y su familia formaba parte de la nobleza cortesana. El enfrentamien-
to se produjo por la posición en un banco de la Iglesia, donde doña Ana se
sintió insultada por María de Lezcano, a la que consideraba de muy inferiores
orígenes. Esto llevó a que María de Lezcano fuera posteriormente agredida
en la calle por el marido de la anterior, que la apuñaló en el rostro y le cortó
el cabello. El incidente produjo un pleito que acabó en una condena a muerte
para Alonso de Alvarado, aunque le fue conmutada por una multa, y el en-
frentamiento entre ambas familias duró varias generaciones.185
Por último, uno de los indicios de la movilidad social fue, como decíamos,
el tratamiento «doña». Si bien su uso ni en la Península ni en la colonia
IXIZMKM ZMO]TILW XWZ TMa M`Q[\yIV KQMZ\I[ XZnK\QKI[ OMVMZITM[Y]MZMÆMRITI
documentación. Así, por ejemplo, la mayor parte de las mujeres analizadas
son tratadas como «doñas». Si bien su uso no es indicativo de una alta clase
[WKQIT [] I][MVKQI [y [QOVQÅKI ]V JIRW M[\I\][ 5QMV\ZI[ MT ][W UI[K]TQVW
«don» estaba reservado para la alta nobleza, el femenino «doña» estaba más
extendido y se aplicaba a todos los niveles de hidalguía.186 Incluso las mujeres
en la Sevilla del siglo XVI usaban profusamente el «doña», sobre todo aquellas
ZMTIKQWVILI[KWVTW[WÅKQW[187 Sin embargo, algunas de las mujeres que acce-
dieron a la encomienda no pudieron normalizar fácilmente que las trataran
de «doña» a causa de su origen no hidalgo y la imposibilidad de demostrar
antecedentes de «cristiano viejo». Tal fue el caso de Inés Muñoz, que a pesar
de ser una encomendera importante y cuñada de Francisco Pizarro tuvo di-
ÅK]T\ILM[XIZIZMKQJQZMT\ZI\IUQMV\WLM®LW}I¯LILW[]WZQOMVVWPQLITOW188
185
Lockhart, 1987: 178-179.
186
Sobre el uso de los términos «don/doña» en el Perú del siglo XVI: Lockhart, 1994: 172-174.
187
Sobre el uso del «doña» en España: Soria, op. cit.: 288-289.
188
Inés Muñoz fue una de las primeras mujeres españolas que llegó a Perú, casada con Martín
de Alcántara. Sus humildes orígenes dificultaron su uso del «doña», aunque pidió y se le concedió
236
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
-[\M\ZI\IUQMV\WY]MZMÆMRIJIKQMZ\WM[\I\][I]VY]M[M\ZIV[UQ\yIXWZPMZMV-
cia, no se obtenía fácilmente a través del matrimonio. Las mujeres de con-
quistadores o encomenderos no obtuvieron por ejemplo la titulación de
«doña» de forma automática, sino que en ocasiones tuvo que serles concedi-
da de manera expresa. Así, Sebastián de Torres, de la Ciudad de los Reyes,
[WTQKQ\~WÅKQITUMV\MMT\ZI\IUQMV\WLM®LW}I¯XIZI[]M[XW[I.ZIVKQ[KI2Q-
ménez, y obtuvo la siguiente respuesta real: «apruebo e tengo por bien que la
dicha vuestra mujer se llame e se intitule doña francisca Jiménez e le doy li-
KMVKQIMNIK]T\ILXIZIY]MTWX]MLII[yÅZUIZMVTI[KIZ\I[Y]MM[KZQJQMZIa
escriturase».189 Es el resultado de una situación en la que haberse casado con
una mujer que no tenía origen hidalgo suponía un impedimento para la as-
censión social. Por último, la emigración favoreció que muchas de estas mu-
jeres empezasen a ser tratadas como «doñas», sin que lo fueran en España.
Por ejemplo, los padres de la mayoría de las mujeres que en los bienes de
difuntos son tratadas de «doñas» no recibían este tratamiento, lo que supone
un mejoramiento del estatus de estas mujeres. También las cartas familiares
LM1VLQI[ZMÆMRIVTW[KIUJQW[LMVWUJZMaTIOMVMZITQbIKQ~VLMT\y\]TW®LW}I¯
para que las mujeres entrasen en América con este nuevo estatus. De este
modo, cuando Hernando Gutiérrez escribió en 1583 desde Panamá a su hijo
para que viajase con su familia le recomendaba: «En lo que toca a mi hija
2]IVI :WLZyO]Mb TTMOILW I ;M^QTTI MV MT ÆM\IUMV\W TI XWVM LW}I 2]IVI
porque acá no se usa otra cosa, y por el camino así se llame».190 Es decir, le
indicaba que en los trámites para el pasaje ya estuviera inscrita como «doña»
y recibiese este tratamiento durante el viaje, para contar con un nuevo esta-
tus en el momento de llegar a América. Estamos ante una práctica que era
generalizada. En otro ejemplo, doña Isabel de Haro, natural de Madrid,
viajó en 1565 como criada de Diego de Escalante y, sin ser sus padres «don»
ni «doña», se registró ya como «doña» en la licencia de viaje y mantuvo el
tratamiento en el momento de casarse en Lima con otro español, en 1583.191
Esta práctica era tan común que fue incluso ridiculizada por el cronista Bue-
naventura de Salinas, quien en 1630 decía que
este tratamiento por cédula real. Para evitar su apellido que sonaba muy plebeyo, usó frecuentemente
el de su segundo marido, haciéndose llamar doña Inés de Ribera. Lockhart, op. cit.: 173.
189
AGI, Lima, 565, L. 3, año 1538, f. 47.
190
Otte, op. cit.: 256, carta 283.Carta de Hernando Gutiérrez a su hijo el licenciado Alonso
García Velázquez, en Monbeltrán. Panamá, 1583.
191
Parroquia de El Sagrario, 13 de abril de 1583 (Pérez Cánepa, 1947).
237
AMELIA ALMORZA HIDALGO
en llegando a Panamá; el río de Chagre y el mar del Sur los bautiza, y pone un
Don a cada uno: y en llegando a esta Ciudad de Reyes, todos se visten de seda,
descienden de don Pelayo, y de los Godos, y Archigodos, van a Palacio, preten-
LMVZMV\I[aWÅKQW[aMVTI[1OTM[QI[[MIÅZUIVMVLW[KWT]UVI[IJQMZ\I[KWUW
el Coloso de Rodas, y mandan decir Misas por el alma del buen Cid.192
238
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
194
AGN (Perú), Agustín Atencia, protocolo 169, año 1617, fs. 975r-983v. Testamento de Leonor
de Carvajal.
195
AGI, Pasajeros, L. 5, E. 2737. Registro de pasajero de Leonor de Carvajal, que va como
criada del licenciado Villalta, en 1570. AGI, Contratación, 5792, L. 1, año 1569, f. 76. Nombramien-
to del licenciado Villalta como oidor de la Audiencia de Panamá.
196
AGI, Pasajeros, L. 5, E. 2731, año 1570. Registro de pasajeros del licenciado Villalta y el
grupo que lo acompaña.
197
Los registros de pasajeros se encuentran en AGI, Pasajeros, L. 5, E. 2812, año 1570 y AGI,
Pasajeros, L. 5, E. 2808, año 1570. El licenciado Carvajal, natural de Los Santos de Maimona, hijo
de Gonzalo Carvajal y de María de Salamanca, viaja como oidor a Tierra Firme, junto a su herma-
no Gonzalo de Carvajal. AGI, Patronato, R. 27, año 1597; El fiscal de la Audiencia de Lima, Álvaro
de Carvajal, informa a Su Majestad del estado de las minas de Huancavelica.
198
Pérez Cánepa, 1947; Registros de matrimonios de la parroquia de El Sagrario de Lima, año
1581. Actuaron como testigos el licenciado Cárdenas, alcalde de Lima, Álvaro de Carvajal, fiscal de
su majestad, y don Juan de Vargas.
199
Lohmann, op. cit.: 233.
200
Pérez Cánepa, 1947; 22 de marzo de 1581.
201
AGI, Patronato, 131, N. 1, R. 1, año 1587: Información de los méritos y servicios del general
Hernán Carrillo, hechos en la conquista del reino de Chile. Para una biografía de Hernán Carrillo
de Córdoba: Lohmann, 1983: 232.
239
AMELIA ALMORZA HIDALGO
240
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
209
AGN (Perú), A. Atencia, protocolo 169, f. 978; Testamento de Leonor de Carvajal. Hizo un
pago de 2000 pesos en función de este mayorazgo a su hijastro, Fernando Carrillo de Córdoba (AGN,
A. Atencia, protocolo 169, fs. 309-310) (ver imagen 13).
210
Lo favorecía de muchas maneras en el codicilo del 26 de diciembre de 1615. En ese momen-
to, tenía ocho o nueve años de edad (AGN (Perú), A. Atencia, protocolo 169, fs. 299-300).
211
AGN (Perú), A. Atencia, protocolo 169, fs. 415-416.
212
Codicilo del 12 de febrero de 1616. AGN (Perú), A. Atencia, protocolo 169, f. 350.
213
AGN (Perú), A. Atencia, protocolo 169, año 1615, f. 204; doña Leonor de Carvajal con el
padre Juan Fernández de Sosa.
214
AGN (Perú), A. Atencia, protocolo 169, fs. 299-300.
215
Codicilo del 12 de febrero de 1616. AGN (Perú), A. Atencia, protocolo 169, f. 350.
216
AGN (Perú), A. Atencia, protocolo 169, f. 220.
241
AMELIA ALMORZA HIDALGO
VWZZMK]ZZQ~LMNWZUIÆ]QLIITW[QV\MZUMLQIZQW[XIZITW[LQ[\QV\W[\QXW[LM
negocios y pleitos que poseía, buscando aquellos que más le convinieron e
QVKT][W ZWUXQMVLW XIZI MTTW TI N]MZ\M ZMTIKQ~V LM KWVÅIVbI Y]M \MVyI KWV
Juan de Carvajal.
Siendo mujer muy religiosa, ordenó que la enterrasen junto a su marido
en el convento de San Francisco, con el hábito de la misma orden. Se decla-
ró además miembro veinticuatro de las cofradías de Nuestra Señora del
Carmen y de la Concepción. Su heredera principal, en ausencia de hijos di-
rectos, era su ánima, por lo que invirtió gran parte de sus recursos en misas,
capellanías y donaciones. Las dirigió fundamentalmente al monasterio de la
Trinidad de Lima, al que hizo incluso heredero del mayorazgo en caso de
fallecimiento de su hijastro Fernando Carrillo.217 Sin embargo, no envió nin-
guna de sus mandas pías a la Península, con la que no mencionaba tener
VQVO]VI^QVK]TIKQ~VITÅVITLM[]^QLI
Si consideramos sus orígenes, como una mujer procedente de un peque-
ño pueblo de Badajoz (España) en cuya licencia de viaje como criada ni si-
quiera recibía el tratamiento de «doña», acogida dentro de un grupo de
criados (en el que sí se incluían otras doncellas «doñas»),218 y los comparamos
con la autonomía y capacidad económica que alcanzó en la última etapa de
[]^QLIMVTIY]MÅZUIJIKWUWLW}I4MWVWZLM+IZ^IRITM[XW[QJTMLM\MZ-
minar hasta qué punto su estatus y condiciones de vida mejoraron. Sin duda
el hito más importante en su trayectoria fue el matrimonio con el regidor
Hernán Carrillo, por cuanto la situó dentro de la élite virreinal.
4IXW[M[Q~VLM]VWÅKQWMVTIILUQVQ[\ZIKQ~V^QZZMQVIT[]XWVyIVW[WTW]V
recurso económico sino también disfrutar de un estatus social destacado. En
ocasiones, los cargos en el virreinato eran concedidos de acuerdo con los
méritos de la familia de la esposa. También era frecuente que las mujeres
PMZMLI[MV]VWÅKQWY]MXWLyIVILR]LQKIZITUIZQLWWIITOVNIUQTQIZM
incluso venderlo (como en el caso de Leonor de Carvajal). El hecho de que
217
AGN (Perú), A. Atencia, protocolo 169, fs. 975-983. Testamento de Leonor de Carvajal. Fi-
nalmente, tras la muerte de Fernando Carrillo, el mayorazgo pasó a su sobrino, Rodrigo de Carvajal
y Robles. (Lohmann, 1983: 233).
218
AGI, Pasajeros, L. 5, E. 2737, año 1570.
242
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
ITO]VW[LMM[\W[WÅKQW[P]JQMZIV[QLWW\WZOILW[I\ZI^u[LMTIU]RMZLQWT]-
gar a una práctica generalizada por la que las mujeres de los cargos adminis-
\ZI\Q^W[MV8MZXIZ\QKQXIJIVIK\Q^IUMV\MLMTW[WÅKQW[LMTUIZQLW4I[Q\]I-
ción llegó a ser tan escandalosa que se envió una cédula al virrey de Perú, en
1621, para que dispusiera que las mujeres de los ministros no interviniesen
en los negocios de sus maridos:
Porque he sido informado que algunas mujeres de oidores, alcaldes del cri-
UMVÅ[KITM[KWZZMOQLWZM[WÅKQITM[LMUQZMITPIKQMVLIaW\ZW[UQVQ[\ZW[UyW[
que me sirven en esas provincias que [están] bajo su gobierno, debiendo vivir
modesta y cristianamente, ocupándose en la ocupación de sus hijos y gobierno
LM[][KI[I[LMX]MZ\I[ILMV\ZWVWTWPIKMVaKWVWKI[Q~VLMTW[WÅKQW[LM[][
maridos, se embarcan en sus negocios y en otros públicos y de terceros, y escri-
ben cartas de ruegos e intercesiones de que se siguen muchos daños. 219
243
AMELIA ALMORZA HIDALGO
244
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
guió una orden para que, teniendo en cuenta que llevaba consigo a dos hijas
[WT\MZI[/WVbITW8QbIZZWXZW^MaM[MIY]QMVM[[MKI[I[MVKWVMTTI[LM®WÅKQW[
y cargos conforme a la calidad de sus personas».229 A falta de dotes sustancio-
[I[TIXZWUM[ILMWÅKQW[ITW[N]\]ZW[UIZQLW[[]XWVyI]VI^MV\IRIQUXWZ\IV-
te para entrar en el difícil mercado matrimonial de la colonia. Es decir, las
mujeres españolas que llegaron a Perú pudieron gestionar su «calidad» como
un recurso inmaterial valioso que aumentaba su valor en el contexto colonial.
De acuerdo con esta y con sus vínculos familiares obtuvieron mercedes reales
que consolidaron e incluso aumentaron su estatus en América.
3. CONCLUSIONES
Las mujeres españolas que viajaban a Perú en el siglo XVI esperaban po-
der mejorar sus condiciones de vida en la colonia. Estas altas expectativas
sobre su vida en América les hicieron asumir los altísimos costes de la emigra-
ción transatlántica. En la segunda mitad del siglo XVI, Perú y fundamental-
mente su capital, Lima, se encontraban en pleno crecimiento económico y
ofrecían muchas oportunidades para los recién llegados. Sin embargo, no
todas las mujeres emigrantes lograron prosperar fácilmente en América.
Para entender cómo se produjo el proceso de asentamiento de las españolas
en Perú es necesario entender los mecanismos que produjeron su movilidad
social. Los casos presentados aquí, además de mostrar que existieron meca-
VQ[UW[M[XMKyÅKW[LMTIU]RMZMV[]XZWKM[WLMUW^QTQLIL[WKQITXMZUQ\MV
relacionar el proceso migratorio atlántico con la ascensión social en Indias.
Al establecer el origen social de las emigrantes, es posible analizar en qué
grado se produjo un mejoramiento de su estatus.
A menudo se ha señalado la importancia y el poder de las mujeres enco-
menderas en el mundo colonial. En este trabajo se analizan únicamente
aquellas de procedencia española, rastreando tanto sus orígenes como las
consecuencias de su acceso a la encomienda, en su intento por construir nue-
vos linajes en Indias. Una vez conseguidas propiedades o encomiendas, algu-
VI[LMM[\I[U]RMZM[IK\]IZWVKWUWMÅKQMV\M[OM[\WZI[LMTXI\ZQUWVQWNIUQ-
TQIZ QV^QZ\QMVLW a LQ^MZ[QÅKIVLW [][ VMOWKQW[ -V M[\M XZWKM[W ZM[]T\IZWV
N]VLIUMV\ITM[ TI[ ZMLM[ LM KWVÅIVbI Y]M \]^QMZWV \IV\W ]V KWUXWVMV\M
familiar como de deudos. Si bien la familia era la primera estructura relacio-
229
AGI, Lima, 565, L. 3, f. 189.
245
AMELIA ALMORZA HIDALGO
246
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
VMOWKQIKQ~VUI\ZQUWVQIT)TÅVITLM[]^QLIPIJyIIK]U]TILW^IZQI[XZWXQM-
dades inmobiliarias, que eran su principal sustento.
-VZM[]UMV]VI[MZQMLMNIK\WZM[JMVMÅKQIZWVITI[U]RMZM[MUQOZIV\M[
en Indias. En primer lugar, se encontraron con unas condiciones favorables
del mercado matrimonial, que en las primeras décadas de la colonización
ofrecía una fuerte demanda de mujeres. También en los primeros años de la
colonia su ascendencia española fue un valor en alza, que les otorgaba un
prestigio muy valorado por los futuros maridos, incluso en ausencia de pa-
trimonio familiar. Por último, el marco jurídico y legal del imperio hispáni-
KWXW[QJQTQ\~MTIKKM[WIMVKWUQMVLI[WÅKQW[aUMZKMLM[XWZXIZ\MLMTI[
mujeres.
247
CUADRO 10. Árbol genealógico de las familias Ribera y Mejía.
248
AMELIA ALMORZA HIDALGO
MUJERES, ENCOMIENDA Y OFICIOS: EL ASCENSO SOCIAL EN LA ÉLITE COLONIAL
249
CAPÍTULO V
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA:
EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
4IKQ]LILLM4QUIIK]U]T~IÅVITM[LMT[QOTWXVI]VIQUXWZ\IV\MXWJTI-
KQ~VNMUMVQVIY]MXZWKMLyILMLW[UWUMV\W[MUQOZI\WZQW[LQNMZMV\M[aY]M
QVKT]yILQ[\QV\W[OZ]XW[[WKQITM[8WZ]VTILWTI[U]RMZM[Y]MPIJyIVMUQOZI-
LWMVTI[XZQUMZI[LuKILI[LMTIKWTWVQbIKQ~VaY]M[MPIJyIVKI[ILWKWV
LM[KMVLQMV\M[LMKWVY]Q[\ILWZM[WUQMUJZW[LMTIV]M^IuTQ\M^QZZMQVIT-V-
\ZM MTTI[ PIJyI M[XI}WTI[ a UM[\QbI[ Y]M MV ITO]VW[ KI[W[ IKKMLQMZWV I TI
QVKQXQMV\MuTQ\MTQUM}I8WZW\ZWTILWIXIZ\QZLMTIKQ]LILZMKQJQ~]VI
V]M^IWTMILILMU]RMZM[MUQOZIV\M[\IV\WM[XI}WTI[KWUWUM[\QbI[KZQW-
TTI[MQVLyOMVI[Y]MaIVWX]LQMZWVIKKMLMZNnKQTUMV\MITIuTQ\Ma[MQV\MOZI-
ZWVMVMTU]VLW]ZJIVWLMTIKIXQ\IT
4I[U]RMZM[Y]M[MI[MV\IZWVMVTIKQ]LILLM4QUI[M^QMZWVINMK\ILI[
XWZ]VIXZWJTMUn\QKIXZM[MV\MLMNWZUI\ZIV[^MZ[IT\IV\WMVTIuTQ\MKWUWMV
TIXTMJM]ZJIVI"MTXZWJTMUILMTI[U]RMZM[[WTI[4W[M[\]LQW[LMTINIUQTQI
PIVQLMV\QÅKILWXZWJTMUn\QKI[[QUQTIZM[MVTI1VOTI\MZZILMT)V\QO]W:uOQ-
UMVaMVW\ZW[M[KMVIZQW[KWTWVQITM[KWUW5u`QKW2LWVLMPIVLM\MK\ILW
Y]MTIWZOIVQbIKQ~VNIUQTQIZOMVMZIJI]VOZIVVUMZWLMXWJTIKQ~VNMUMVQ-
VIY]MY]MLIJIN]MZILMTIUXIZWWXZW\MKKQ~VLM]VIÅO]ZIUI[K]TQVI-V
MTKI[WM[XI}WTM[\IK]M[\Q~VPI[QLW\ZI\ILIXWZ5IZyI2W[uLMTI8I[K]I
Y]QMVPIIVITQbILWMTKI[WLMTI[U]RMZM[[WTI[Y]MY]MLIZWVIJIVLWVILI[
MV+nLQbXWZ[][UIZQLW[MUQOZILW[I)UuZQKI3+WV[QLMZIVLWMTXZWJTMUI
LMTI[U]RMZM[[WTI[LM[LMMTX]V\WLM^Q[\ILMTI[MUQOZIV\M[M[XI}WTI[N]M-
ZWVLW[TW[UMKIVQ[UW[Jn[QKW[Y]MIZ\QK]TIZWVTI[ZM[X]M[\I[ILQKPWXZWJTM-
UI"TW[TIbW[LM[WTQLIZQLILNMUMVQVW[aMT[MV\QLWLMTIKIZQLILKI\~TQKI-V
+IXX"
2
5IZ\yVMb
3
8I[K]I
251
AMELIA ALMORZA HIDALGO
ITO]VI[WKI[QWVM[M[\W[TIbW[LMI[Q[\MVKQIMV\ZMaXIZIU]RMZM[[MNWZUITQbI-
ZWVLMNWZUIY]MMVTI[MO]VLIUQ\ILLMT[QOTWXVI[MN]VLIZWV]VI[MZQMLM
QV[\Q\]KQWVM[LM[\QVILI[IK]JZQZLQ[\QV\W[I[XMK\W[MVTW[Y]MTI[U]RMZM[LM
4QUIMZIV[][KMX\QJTM[LMZMKQJQZIa]LI-TXZWKM[WLMIXIZQKQ~VaKWV[WTQLI-
KQ~VLMM[\I[QV[\Q\]KQWVM[I[yKWUWTI[VMKM[QLILM[Y]MI[XQZIJIVIK]JZQZa
MT\QXWLMU]RMZITY]MXZM\MVLyIVI[Q[\QZZM[XWVLyIITW[LQ[\QV\W[XZWJTMUI[
Y]MMVNZMV\IJIVTI[U]RMZM[[WTI[Y]MPIJQ\IJIVMV4QUIaIK~UWXMZKQJyI
aZM[XWVLyITI[WKQMLILKWTWVQITI[][VMKM[QLILM[
-VTIKQ]LILLM4QUILILI[][Q\]IKQ~VKWUWKIXQ\ITaKMV\ZWXWZ\]IZQW
KWVMTKWV[QO]QMV\M^WT]UMVLMXWJTIKQ~VÆW\IV\M[MKWVKMV\Z~]VIOZIV
KIV\QLILLMU]RMZM[[WTI[4;M\ZI\IJILM]VM[KMVIZQW]ZJIVWKWV]VIN]MZ-
\MQVUQOZIKQ~VNMUMVQVIKWV\MVLMVKQIIXMZUIVMKMZUn[M[\IJTMMVTIKQ]-
LILNZMV\MI]VIXWJTIKQ~VUI[K]TQVIUn[\ZIV[Q\WZQIaKWV]VIM[XMZIVbI
LM^QLIUMVWZ)LMUn[TI[LQÅK]T\ILM[XIZIKI[IZ[MaTINZMK]MV\M^Q]LMb
\MUXZIVI PIKyI Y]M TI[ U]RMZM[ KI[ILI[ N]MZIV UMVW[ V]UMZW[I[ Y]M TI[
[WT\MZI[ a ^Q]LI[ 8WZ W\ZW TILW TI [MXIZIKQ~V UIZQ\IT MZI ITOW KW\QLQIVW
LMJQLW I TW[ NZMK]MV\M[ ^QIRM[ Y]M ZMITQbIJIV TW[ UIZQLW[ -V M[\M [MV\QLW
XIZIXZM^MVQZTW[XZWJTMUI[Y]MM[\WXWLyIKI][IZITI[LM[XW[ILI[TI[MXI-
ZIKQ~VUIZQ\ITN]MXMZ[MO]QLIXWZTIR][\QKQIMKTM[Qn[\QKILM8MZ8IZIM^Q\IZ
TIXMVITQbIKQ~VXWZIJIVLWVWTI[U]RMZM[KI[ILI[LM4QUILMJyIVLIZI[][
UIZQLW[]VITQKMVKQILM^QIRMLMMV\ZMLW[aK]I\ZWI}W[ÅZUILIIV\MVW\I-
ZQW )[y XWZ MRMUXTW IV\M ]VI XW[QJTM IK][IKQ~V LM [MXIZIKQ~V UIZQ\IT a
IJIVLWVWLW}I*MI\ZQbLMÎ^QTIU]RMZLM2]IV)ZQI[BIUJZIVWLQWIV\M
VW\IZQW]VITQKMVKQIXIZIITIZOIZMT^QIRMI[]UIZQLWW\ZW[LW[I}W[a[M^QW
4
;MPIVIVITQbILWW\ZW[KWV\M`\W[]ZJIVW[[QUQTIZM[MVMTU]VLWPQ[XnVQKWMVTW[Y]MTIIT\I
UW^QTQLILUI[K]TQVIXZWL]KyI]VIOZIVKIV\QLILLMU]RMZM[[WTI[KWUWTIKQ]LILLM;M^QTTIMVMT
[QOTWXVIK]IVLWMZIX]MZ\WLMTI+IZZMZILM1VLQI[8MZZa!!MTKI[WLMTI[KWU]VQLILM[UIZy\Q-
UI[LM/ITQKQIMVTI-LIL5WLMZVI8W[SIaMTLMTIKQ]LILLM/]I\MUITI.M_
-V4QUIMTNQ[KITLMTIR][\QKQIMKTM[Qn[\QKIXMZ[MO]yITI[MXIZIKQ~VUIZQ\ITMV\WLWMT\MZZQ\WZQW
XMZ]IVW ZMITQbIVLW ^Q[Q\I[ MKTM[Qn[\QKI[ a IUMVIbIVLWKWVTIM`KWU]VQ~VMQVKT][WKWVTIKnZKMT
))4TQ\QOQW[UI\ZQUWVQITM[;QVMUJIZOWMVTW[KI[W[LM[MXIZIKQ~VUIZQ\ITI\TnV\QKIMZITIR][\QKQI
KQ^QTTIY]MIK\]IJII\ZI^u[LMTI[LMV]VKQI[MVTI+I[ILMTI+WV\ZI\IKQ~VaTI[)]LQMVKQI[MV1VLQI[
)/1+WV\ZI\IKQ~V I}W[
252
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
WJTQOILIILMKTIZIZY]MV]VKITIPIJyILM[I\MVLQLW¸®[QMUXZMTMUIVLI
XIZIITQUMV\W[a[MWK]XILMMTTI¯¸aIR][\QÅKIZTILQ[\IVKQI¸®MTTIVWPI
QLWIZM]VQZ[MKWVuTXWZPITTIZ[MMVNMZUI¯¸<IUJQuVLW}I4]Q[I,MTOI-
LQTTWU]RMZLM4]Q[,MTOILQTTWUMZKILMZLQWTQKMVKQII[]UIZQLWXIZII]-
[MV\IZ[MXWZLW[I}W[IZO]UMV\IVLWY]MM[\MTMLMRIJI®JI[\IV\MKWVY]u
[][\MV\IZ[M¯aY]M\MVyIVMKM[QLILLM^QIRIZI8IVIUna<QMZZI.QZUM)TO]-
VW[UIZQLW[QVKT][WLMJyIV^QIRIZI-[XI}IaMVM[\MKI[WTI[TQKMVKQI[[M
W\WZOIJIV XWZ K]I\ZW I}W[ a MZIV VMKM[IZQI[ XIZI WJ\MVMZ MT XMZUQ[W LM
^QIRMLMT^QZZMa8WZMRMUXTWLW}I5IZyI)ZQI[U]RMZLM.MZVIVLWLMTI
+WVKPIÅZU~IV\MVW\IZQWTITQKMVKQII[]UIZQLWXIZIY]M^QIRI[MI6]M^I
-[XI}IaLM[LMIPyI-[XI}IIQV^MZ\QZKQMZ\IKIV\QLILLMLQVMZW
+WUWKWV[MK]MVKQILMM[\IUW^QTQLILLMUWOZnÅKI[MOMVMZIZWVMVTI
KQ]LILLM4QUIITO]VW[M[XIKQW[U]aNMUQVQbILW[!)XIZ\QZLM]VIM`XM-
ZQMVKQIKWUXIZ\QLITI[U]RMZM[LWVKMTTI[KI[ILI[a^Q]LI[LM[IZZWTTIZWV
TIbW[LMI[Q[\MVKQIaIa]LIU]\]IY]M[MM`\MVLQMZWV\IV\WMV\ZMTW[UQMU-
JZW[LMTIuTQ\MKWUWXIZIMT[WKWZZWLMTI[Un[LM[NI^WZMKQLI[-VM[\MM[-
XIKQW]ZJIVWTI[U]RMZM[MUQOZIV\M[LMLQ[\QV\W[OZ]XW[u\VQKW[a[WKQITM[
M[XI}WTI[UM[\QbI[KZQWTTI[QVLQI[WM[KTI^I[KWV^Q^yIVMVKITTMRWVM[[WJZM
\WLWMVK]IZ\W[ITY]QTILW[Y]M[MKWV^MZ\yIVMVM[XIKQW[U]aNMUQVQbILW[
LWVLMVWM`Q[\yIXZQ^IKQLILITO]VI)[yXWZMRMUXTW)O][\QVILMTW[:yW[
XZM[MV\~]VILMUIVLIKWV\ZI[]UIZQLWLM[X]u[LM^IZQW[MXQ[WLQW[LM^QW-
TMVKQILMTW[Y]M\MVyI]VIOZIVKIV\QLILLM\M[\QOW[-TUI\ZQUWVQW^Q^yIMV
KI[ILMLW}IÎVOMTILMTW[:yW[LWVLMKWV^Q^yIKWV^IZQW[M[KTI^W[LMTI
[M}WZI=VWLMTW[MXQ[WLQW[[MXZWL]RWK]IVLWTILMUIVLIV\MM[\IJIKWV
)/68MZ)O][\yV)\MVKQI!I}WN[Z^
)/68MZ)O][\yV)\MVKQI!I}WN[ Z
)/68MZ:IUQZW*W\MN[ Z
!
,M][MVJ#7[WZQW!!!
;IVLZI+I^ITTWIVITQbITIKZMIKQ~VLMTIbW[JI[ILW[MVTIM`XMZQMVKQIOMVMZIKQWVITKWUXIZ\Q-
LIKWUWIZ\QK]TILWZM[LMTW[OZ]XW[NIUQTQIZM[MVMTKI[WLMTI[NIUQTQI[LMJIZJMZW[aKQZ]RIVW[MV
TIKQ]LILLM<]ZyVMVTW[[QOTW[XVIIaXVIII+I^ITTW
*MZVIZL+IXXLM[KZQJMXIZI1VOTI\MZZITIUQ[UIKQZK]V[\IVKQILMOZ]XW[LMU]RMZM[XWJZM[
Y]M [M [W[\QMVMV KWV ZMLM[ LM I]\WIa]LI TW Y]M LMNQVM KWUW ®\PM MKWVWUa WN U]\]IT NI^W]Z¯
+IXXop. cit..
;MOV)TMRIVLZI7[WZQWTI[U]RMZM[MUQOZIV\M[Y]MTTMOIJIVLMTI[XZW^QVKQI[LM8MZ[WTyIV
^Q^QZR]V\I[LMNWZUIY]MTW[KITTMRWVM[LWVLM[MITY]QTIJIVK]IZ\W[KWVKMV\ZIJIV]VIOZIVKIV\QLIL
LMXWJTIKQ~VNMUMVQVI\IV\WMUQOZIV\MKWUWVI\]ZITLM4QUIM[XI}WTI[QVLQI[aUM[\QbI[PI[\I
KWV^MZ\QZ[MMV]VM[XIKQWLMKWV\QV]WQV\MZKIUJQWK]T\]ZIT7[WZQWop. cit<IUJQuVM[\nM`XTQKILW
MV".TWZM[/ITQVLW! ;WJZMTIXZM[MVKQILMU]RMZM[M[XI}WTI[LMV\ZWLMTI[KTI[M[JIRI[MV4QUI"
8uZMb+IV\~
253
AMELIA ALMORZA HIDALGO
LW[[QZ^QMV\I[LMTIKI[I1[IJMTVMOZIKZQWTTIaTIK]IZ\MZWVI6QKWTI[ITI-
^nVLW[MTW[XQM[aTIKIJMbIMVTIKWKQVITWY]MXZW^WK~TIQZILMTUIZQLW
Y]MTIIK][IJILMLM[^MZOWVbILI-VW\ZI[WKI[QWVM[N]MZWVTW[M[KTI^W[LM
TIKI[ITW[Y]M[IT^IZWVITIM[XW[ILMIOZM[QWVM[^QWTMV\I[-[\MKWV\M`\W
LMKWV^Q^MVKQILMU]RMZM[MV[Q\]IKQ~VUn[LM[NI^WZMKQLIMZIPIJQ\]ITMV
W\ZI[KQ]LILM[PQ[XnVQKI[KWUWXWZMRMUXTWMV;M^QTTI=VZMK]Z[WU]a
ZMK]ZZMV\MLMPIJQ\IJQTQLILXIZITI[U]RMZM[LMTU]VLW]ZJIVW\IV\WXIZI
TI[Un[XWJZM[KWUWXIZITI[XMZ\MVMKQMV\M[ITI[KTI[M[UMLQI[N]MMTITY]Q-
TMZLMK]IZ\W[-[\WVW[WTW[MWJ[MZ^IMVWKI[QWVM[MVTW[\M[\IUMV\W[LM
U]RMZM[[WTI[^Q]LI[W[WT\MZI[[QVWY]MILMUn[Y]MLIJINWZUITQbILWMV
KWV\ZI\W[ LM IZZMVLIUQMV\W[ ÅZUILW[ IV\M VW\IZQW -V TI UIaWZyI LM TW[
KI[W[ M[\]LQILW[ [M \ZI\IJI LM K]IZ\W[ LMV\ZW LM TI UWZILI XZQVKQXIT LMT
IZZMVLILWZWIVM`W[ITIUQ[UI8WZMRMUXTWLW}I5IZQIVI:IJIVITLM
4QV\WZVMÅZU~]VKWV\ZI\WXIZI^Q^QZLMITY]QTMZMV]VI[KI[I[LMT[MKZM\IZQW
2]IV/WVbnTMb:QVK~VL]ZIV\MK]I\ZWI}W[XWZXM[W[IV]ITM[ Tam-
JQuVKWUW]VIM`XZM[Q~VLM[WTQLIZQLILWKIZQLILI^MKM[[MXMZUQ\yIMT
LQ[NZ]\MLMITO]VI^Q^QMVLILMNWZUIOZI\]Q\I#I[yTI^Q]LI1[IJMT;]nZMb\ZI[
PIJMZ\MVQLWLW[UIZQLW[Y]MIXMVI[TMLMRIZWVPMZMVKQIaKWV\ZM[PQRI[I
[]KIZOWLMKTIZ~MV[]\M[\IUMV\WY]M^Q^yIMV]VI[KI[I[Y]MTM[PIJyILM-
RILW1[IJMT)ZRWVI
-[\I[ZMTIKQWVM[LMIa]LI\IUJQuVIK\]IJIVMV[Q\]IKQWVM[LMLM[IUXIZW
WLM^QWTMVKQI-[LMKQZITQO]ITY]MTI[ZMTIKQWVM[LM\QXWXZWNM[QWVITWTI[LM
XIQ[IVIbOW[MPIKyIVXI\MV\M[K]IVLW]VPWUJZMVMKM[Q\IJI[WTQKQ\IZUMZ-
KMLM[XZM[MV\IZITOV\QXWLMQVNWZUIKQ~VW[MO]QZ]VXZWKM[WR]LQKQITMV
IY]MTTI[WKI[QWVM[MVY]M]VIU]RMZVMKM[Q\IJIXZM[MV\IZ\M[\QOW[LMITOV
[]KM[WIK]LyIVTI[U]RMZM[LM[]MV\WZVWXIZIWNZMKMZ[][\M[\QUWVQW[-V
M[\M[MV\QLWUQMV\ZI[Y]MMVTI[[WTQKQ\]LM[XZM[MV\ILI[XWZ^IZWVM[TW[\M[\Q-
UWVQW[NMUMVQVW[MZIVM[KI[W[MVTW[KI[W[MVY]MTI[LMUIVLIV\M[MZIV
))4TQ\QOQW[UI\ZQUWVQITM[TMOIRW I}W1VNWZUIKQ~VLM\M[\QOW[XZM[MV\ILIXWZ)O][-
\QVILMTW[:yW[[WJZMTW[UIT\ZI\W[Y]MPIZMKQJQLWLM[]UIZQLW2]IVLMTI:I-VTW[M`XMLQMV\M[
IVITQbILW[LMM[\MNWVLWIXIZMKMLMNWZUIZMK]ZZMV\MM[\MM[KMVIZQW]ZJIVWLWVLM[MUMbKTIVM[XI-
}WTI[UM[\QbI[M[KTI^I[MQVLQI[
8MZZaop. cit.
)/68MZ8MLZW/WVbnTMbLM+WV\ZMZI[TMOIRWZMOQ[\ZW
)/68MZ2]IV/]\QuZZMbXZW\WKWTW!I}W!\M[\IUMV\WLM1[IJMT;]nZMb
4I[ZMTIKQWVM[LMXIQ[IVIbOWMZIVN]VLIUMV\ITM[MVMTKI[WLMTW[MUQOZIV\M[)T\UIV
8IZIMTKI[WLM8MZ\IUJQuVMZIVU]aQUXWZ\IV\M[M[\I[ZMLM[MV\ZMXMZ[WVI[LMXZWNM[Q~V[QUQTIZ
KWUWUMZKILMZM[WUIZQVMZW[-TXIQ[IVIbOWLM[\IKIXWZ[]QUXWZ\IVKQIMVMTKI[WLMTW[M`\ZIVRM-
ZW[KWUWXWZMRMUXTWTW[OMVW^M[M[)TUWZbI
254
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
U]RMZM[M[\I[IXIZMKyIVKWUW\M[\QOW[LMNWZUIUn[NZMK]MV\M-[\WaI[]KM-
LyIMV-[XI}IKWUWXWZMRMUXTWMVMTKI[WLMTW[IJIVLWVW[LMU]RMZM[I
KI][ILMTIMUQOZIKQ~VI\TnV\QKI5]KPI[QVQKQIZWV]VXZWKM[WR]LQKQITKWV-
\ZI[][UIZQLW[P]QLW[I1VLQI[IV\MTI+I[ILMTI+WV\ZI\IKQ~VMV;M^QTTI-V
M[\W[KI[W[TW[\M[\QUWVQW[[WJZMTI[Q\]IKQ~VLMIJIVLWVWMVY]M[MMVKWV-
\ZIJIVPIJyIV[QLWXZM[MV\ILW[MV[]UIaWZyIXWZU]RMZM[U]KPI[LMTI[
K]ITM[XMZ\MVMKyIVINIUQTQI[LMTUQ[UWOZMUQWY]MTINIUQTQILMTILMUIV-
LIV\M -[\IXZnK\QKI[M\ZI[TIL~I4QUILWVLM\IUJQuVIXIZMKMVLMNWZUI
[QOVQÅKI\Q^I]VIOZIVKIV\QLILLMU]RMZM[IXWZ\IVLW[]\M[\QUWVQWaLMNMV-
LQMVLWITILMUIVLIV\MMVTW[KI[W[LMI\IY]M[^QWTMV\W[KWV\ZI]VIU]RMZ
WMVTI[LQ[\QV\I[KI][I[KQ^QTM[Y]M[MXWLyIVLIZMV\WZVWITUI\ZQUWVQW!
-[LMKQZMV\ZMM[\W[OZ]XW[LMU]RMZM[Y]MKWUXIZ\yIVM[XIKQW[a^QLIKW\Q-
LQIVI[MM[\IJTMKyIVZMTIKQWVM[LMIa]LIU]\]IMVKI[W[LMKWVÆQK\W[a\IU-
JQuVMVTI[LMV]VKQI[IV\MMT\ZQJ]VITMKTM[Qn[\QKWLM4QUI4W[\M[\QUWVQW[
LM\WLI[TI[U]RMZM[LMTMV\WZVWMZIVKWV[QLMZILW[^nTQLW[\IUJQuVMVMT
KI[WLMY]MN]MZIVQVLyOMVI[ZMKWOQLI[VMOZI[WKZQILI[-VWKI[QWVM[\IU-
JQuV IXIZMKMV ^MKQVW[ KWV UIaWZ M[\I\][ Y]M IXWZ\IZWV [][ \M[\QUWVQW[
KWUWTQKMVKQILW[W[M}WZI[®LW}I[¯8WZMRMUXTWMTTQKMVKQILW)V\WVQW/~-
UMb4WbIVWVI\]ZITLM)TJ]ZY]MZY]MMV-[XI}I[MXZM[MV\IJIMVLMNMV[I
LM]VI^MKQVIY]MM[\IJIMV\ZnUQ\MLMLQ^WZKQWXWZIJIVLWVWMV\ZM]VI
TIZOITQ[\ILM\M[\QOW[NMUMVQVW[Y]MMZIV[WJZM\WLW^MKQVI[aM[KTI^I[
4IKZMIKQ~VLMM[\I[ZMLM[M[\]^WKWVLQKQWVILIXWZTII][MVKQILMZMTI-
KQWVM[NIUQTQIZM[M`\MV[I[LMJQLWITIXZWXQIMUQOZIKQ~VTWY]MZMNWZbIJI
TI[ZMTIKQWVM[VWNIUQTQIZM[Y]MMVWKI[QWVM[LM^MVyIVMV[][\Q\]\Q^I[-V
MNMK\WMVM[\M\QXWLMLMV]VKQI[VWIXIZMKMVIXMVI[NIUQTQIZM[[QVWM[\I[
ZMTIKQWVM[KW\QLQIVI[JI[ILI[MVTI^MKQVLILaIUQ[\IL-[\I[ZMLM[LMI[Q[-
\MVKQIaIXWaWMV\ZMU]RMZM[Y]MVWMZIVNIUQTQIZM[ZM[]T\IJIVKZ]KQITM[XIZI
IY]MTTI[Y]MMZIVUn[XWJZM[aIY]MKWV[\Q\]yIVMTUMKIVQ[UWJn[QKWXIZI
[][]XMZ^Q^MVKQI22-[\I[ZMTIKQWVM[[MPIKMV^Q[QJTM[MVWKI[QWVM[I\ZI^u[
)/1KWV\ZI\IKQ~V I}W[ M`XMLQMV\M[LM^QLIUIZQLIJTM
!
))4"4IUIaWZyILMTW[KI[W[IVITQbILW[MVTI[KI][I[KZQUQVITM[LMUI\ZQUWVQWaTW[M`XM-
LQMV\M[UI\ZQUWVQITM[XIZIQVQKQW[LMT[QOTWXVIIKWZZM[XWVLMVIIJ][W[^QWTMV\W[KWV\ZITI[U]RMZM[
UI\ZQUWVQW[KTIVLM[\QVW[IUIVKMJIUQMV\WaIJIVLWVW[
))4LQ^WZKQW[TMOIRWI}W")VILM8IbKWV\ZI2]IV5MZQVW
1[IJMT<M[\~Va:WKyW;nVKPMbPIVIVITQbILWK~UWMVTIMUQOZIKQ~VIUMZQKIVITINIT\ILM
XIZQMV\M[KMZKIVW[XZWL]RWTIKZMIKQ~VLMN]MZ\M[TIbW[VWNIUQTQIZM[<M[\~Va;nVKPMb
22
<IUJQuVMVMTKI[WLMTIKQ]LILLM/]I\MUITITI[ZMTIKQWVM[QVNWZUITM[LMIa]LIU]\]I
N]VKQWVIZWVKWUWMTXZQVKQXITUMKIVQ[UWLMTI[U]RMZM[XWJZM[XIZIMVNZMV\IZTI[LQNQK]T\ILM[KW\Q-
LQIVI[.M_op. cit.
255
AMELIA ALMORZA HIDALGO
LMITO]VW[\M[\IUMV\W[LMU]RMZM[[WJZM\WLWMVTW[KI[W[LMU]RMZM[[WTI[
LWVKMTTI[ W ^Q]LI[ <IT M[ MT KI[W LM LW}I 5IZyI LM >QTTITWJW[ LWVKMTTI
KW[\]ZMZIY]M[MIXWaIJIMV]VIZMLLMU]RMZM[23-V[]XWJZMMKWVWUyI
VWUJZ~PMZMLMZII[]nVQUIaMVKIZO~I5IZyI2]nZMbY]MLQ[\ZQJ]aM[M[][
JQMVM[MVWJZI[XyI[)XIZ\MLMTI[UQ[I[Y]MMVKIZO~XIZI[][XILZM[LQN]V-
\W[PQbW]VITQ[\ILM[][LM]LI[Y]MZM[]T\IVU]aMTWK]MV\M[ZM[XMK\WI[]
^QLIKW\QLQIVI)[yTMLMJyI XI\IKWVM[I]VI^Q]LITTIUILILW}I*MI\ZQb
aXI\IKWVM[I]VI\IT5IZyI2]nZMb#LMKTIZ~Y]MTMLMJyIV]VIVMOZIa\ZM[
ZMITM[ LM ]VI KIUQ[I Y]M PQbW a Y]M MT XZM[Jy\MZW )V\WVQW LMT +IUXW TM
LMJyIXI\IKWVM[)LMUn[XQLQ~Y]M[MLQMZIVI]VIKPQKITTIUILI5IZyI
PQRILMTILQKPILW}I*MI\ZQbTIUMRWZKIUQ[IY]M\MVyI]VR]J~VV]M^Wa[]
NITLMTTyV^QMRW-[LMKQZMV\IV\WY]MU]RMZ[WT\MZIa[QVNIUQTQI[][WXWZ\M
[WKQITaMKWV~UQKW[MJI[IJIN]VLIUMV\ITUMV\MMVW\ZI[U]RMZM[\IUJQuV
XWJZM[KWVTI[Y]MLM[IZZWTTIJIZMTIKQWVM[LMTMIT\ILY]M[][\Q\]yIVITIZML
XIZMV\MTIZ 4I XZM[MVKQI LM ZMTQOQW[W[ MV TW[ \M[\IUMV\W[ LM M[\I[ U]RMZM[
[WTI[\IUJQuVMZIPIJQ\]ITLMNWZUIY]MM[\W[WNZMKyIVIXWaWMVLQ[\QV\W[
I[]V\W[ TMOITM[ KWUW ^IZWVM[ TM\ZILW[ a IXIZMKyIV NZMK]MV\MUMV\M KWUW
ITJIKMI[\M[\IUMV\IZQW[
-[\I[ZMLM[[MPIKMVXI\MV\M[\IUJQuVMVW\ZW\QXWLM[Q\]IKQWVM[XZWJTM-
Un\QKI[KWUWXWZMRMUXTWTIIXIZQKQ~VLMPQRW[QTMOy\QUW[-VM[\W[KI[W[
TIZMLNMUMVQVINIUQTQIZWLMTMV\WZVWUn[XZ~`QUW[MMVKIZOIJILM[WT]KQW-
VIZMTXW[QJTMM[KnVLITW24)[yTIKWPIJQ\IKQ~VaTI[ZMTIKQWVM[LMKWUILZMW
KW\QLQIVI[MQVKT][WMTKW\QTTMWN]VKQWVIZWVKWUW]VIZMLLM[WXWZ\MMV\ZM
U]RMZM[ N]VLIUMV\ITUMV\M MV MT KI[W LM TI[ U]RMZM[ [WTI[ a XWJZM[ Y]M
XWLyI[MZMKWV~UQKILMXZW\MKKQ~VaLMIXWaWIV\MTW[\ZQJ]VITM[;QJQMV
M[\M\QXWLMZMTIKQWVM[aI[MLIJIVMV-]ZWXIMVTIKWTWVQI[M^QMZWVKWU-
XTQKILI[ XWZ MT KIZnK\MZ U]T\Qu\VQKW LM ]VI [WKQMLIL MV TI Y]M KWV^Q^yIV
U]RMZM[QVLyOMVI[UM[\QbI[VMOZI[aU]TI\I[KWVM[XI}WTI[-[\WKWUXTM-
RQb~TIKTI[QÅKIKQ~VXWZM[\I\][a[]X][WY]MTW[TIbW[LMIa]LIVWN]VKQWVI-
23
)/68MZ:IUQZW*W\MI}W! N[!#\M[\IUMV\WLM5IZyILM>QTTITWJW[LWV-
KMTTIVI\]ZITLM+Q]LIL:MITMV-[XI}I-V\ZM[][JQMVM[LMKTIZIITO]VI[[nJIVI[aZWXI[aLM[\IKI
]VZM\IJTWLM]VKZQ[\Wa]VR]J~VLM\MTILMWZW
24
4W[VIKQUQMV\W[QTMOy\QUW[[MZM[WT^yIVI\ZI^u[LMZMLM[QVNWZUITM[IJIVLWVW[WKWVMTZMKW-
VWKQUQMV\WXI\MZVW5IVVIZMTTQ!!a<_QVIU!!!
*MZVIZL+IXXIVITQbITIQUXWZ\IVKQILMTI[ZMTIKQWVM[LM[WXWZ\MMV\ZMU]RMZM[QVKT][WI
\ZI^u[LMTKW\QTTMWMVTW[KWV\M`\W[]ZJIVW[QVOTM[M[LMTI-LIL5WLMZVI+IXXop. cit.
-TQVWZ*]ZSM\\LMNMVLyIMV!TIM`Q[\MVKQILMZMTIKQWVM[MV\ZMTI[U]RMZM[LMLQ[\QV\IKWV-
LQKQ~Vu\VQKIa[WKQITMVTI4QUIKWTWVQITY]MPIJTIJIVLM]VIM`XMZQMVKQINMUMVQVIKWUVY]M
OMVMZIJIZMLM[LMIXWaW*]ZSM\\!
256
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
ZIVLMNWZUIQO]ITQ\IZQI#XWZMRMUXTW]VIU]RMZU]TI\IXZM[MV\~]V\M[\Q-
UWVQWLMK~UWN]MI^Q[Q\IZI]VIIUQOIaI[Q[\Q~I]VIM[KMVILMUIT\ZI\W
[WJZMLW}I.ZIVKQ[KI9]QZ~[ITIY]M[QVMUJIZOWVW[WKWZZQ~IZO]UMV\IV-
LWY]M[QMTTI®VWN]MZIUWZMVITIPIJZyIIa]LILW¯-VW\ZI[WKI[QWVM[
N]MZWV TI[ M[KTI^I[ LM LW}I .ZIVKQ[KI TI[ Y]M ITMZ\IZWV I TI[ ^MKQVI[ XIZI
QV\MZ^MVQZ-[\I[ZMTIKQWVM[VWN]MZWV[QMUXZMLMIa]LI[QVWY]MMVWKI[QW-
VM[LMZQ^IZWVMVKWVÆQK\W[Y]MTTMOIZWVIXTIV\MIZ[M\IUJQuVIV\MTW[\ZQJ]-
VITM[
-TXZWJTMUILMTI[U]RMZM[[WTI[[MM`\MVLyI\IUJQuVITI[NIUQTQI[LM
IZ\M[IVW[WXMY]M}W[KWUMZKQIV\M[Y]MTTMVIJIVMTM[XIKQW]ZJIVW,MV\ZW
LMM[\I[NIUQTQI[LM[\IKIZWVTI[U]RMZM[M[XI}WTI[Y]MTTMOIZWVI8MZN]V-
LIUMV\ITUMV\MIXIZ\QZLMY]MVWX]LQMZWVMVZQY]MKMZ[MY]MVW\M-
VyIVLW\MWK]aI[LW\M[MZIVQV[]ÅKQMV\M[aVWM[\IJIVQV[MZ\I[MVTI[ZMLM[
LMTIuTQ\MXWZTWY]M\]^QMZWVU]KPW[XZWJTMUI[XIZIIKKMLMZI]VUI\ZQ-
UWVQWaUn[IVI]VUI\ZQUWVQW^MV\IRW[W+WVMTWJRM\Q^WLMZM[XWVLMZ
IM[\MXZWJTMUI[WKQITTI[WKQMLILTQUM}IQVKWZXWZ~TI[XZnK\QKI[KI\~TQKI[
LMTU]VLWPQ[XnVQKWJI[ILI[MVTIKIZQLIL
-VTIUWZIT\ZQLMV\QVIY]MTTMO~I4QUII\ZI^u[LMTW[KWVKQTQW[TQUM}W[!
TI U]RMZ MZI TI LMXW[Q\IZQI LM TI ZMTQOQW[QLIL NIUQTQIZ LM UWLW Y]M LMJyI
K]UXTQZKWVTW[WÅKQW[ZMTQOQW[W[a[WJZM\WLWMRMZKMZTIKIZQLIL"
9]MTI[U]RMZM[IVLIZMVIUMV]LWITI1OTM[QIaM[\uVKWVUWLM[\QIC°E
Y]MTI[[M}WZI[LMNIUQTQITTM^MVIUMV]LWI[][PQRI[X]M[M[Un[[MO]ZWY]M
LMRIZTI[MVKI[IMVKWUXI}yILMM[KTI^W[aOMV\MJIRIC°E\IUJQuVTI[^Q]LI[
Y]M\QMVMVTIKW[\]UJZMLMMVKMZZIZ[MC°EY]M^IaIVITIQOTM[QIC°EY]MKWV
ZIb~V[MTTIUILM^W\WMTTQVIRMLMTI[U]RMZM[
))4KI][I[KZQUQVITM[LMUI\ZQUWVQWTMOIRWI}W1VNWZUIKQ~VXZM[MV\ILIXWZLW}I
.ZIVKQ[KI9]QZ~[[WJZMTW[UIT\ZI\W[ZMKQJQLW[XWZ[]UIZQLW.ZIVKQ[KW=ZJQVI
-`XTQKI^IZQW[KI[W[LMLMV]VKQIXWZPMKPQKMZyIIV\MTI1VY]Q[QKQ~VMV4QUIY]MMZIVZM[]T-
\ILWLMTMVNZMV\IUQMV\WXMZ[WVITMV\ZMU]RMZM[XWZK]M[\QWVM[IUWZW[I[5IVVIZMTTQ!
!
>IZOI[=OIZ\M!!
>IZOI[=OIZ\Mop. cit<MZKMZ+WVKQTQW4QUMV[MI}W KIXy\]TW
257
AMELIA ALMORZA HIDALGO
-[LMKQZTI[U]RMZM[MZIVTI[\ZIV[UQ[WZI[LMTIZMTQOQW[QLIL\MVyIVTI
WJTQOIKQ~VLMQZIUQ[ILMTWK]ITM[KIXIJIVTW[PWUJZM[a\IUJQuVN]VKQW-
VIJIV KWUW MRMUXTW NZMV\M I TI XWJTIKQ~V QVLyOMVI LM IK]MZLW KWV TI[
XWTy\QKI[M^IVOMTQbILWZI[-VTI[QOTM[QI[ILMUn[[MZM[\ZQVOyI[]KWUXWZ\I-
UQMV\W"LMJyIVIK\]IZKWVUWLM[\QIVWW[\MV\IZT]RW[VQWK]XIZ[Q\QW[XZM-
NMZMV\M[aVWLMJyIV][IZLMUI[QILWWZVI\WKWUWITNWUJZI[aKWRQVM[4I
VMKM[QLIL LM ZMO]TIZ M[\W[ KWUXWZ\IUQMV\W[ ZMÆMRI Y]M TI XZnK\QKI LM TI
ZMTQOQW[QLILKZQ[\QIVIXWZXIZ\MLMTI[U]RMZM[VWMZI[QMUXZM®MRMUXTIZQ-
bIV\M¯
-VMTXZWKM[WLMKZMIKQ~VLMQLMV\QLILKWTWVQITTIKIZQLIL[MKWV^QZ\Q~MV
]VZI[OWQLMV\QÅKI\Q^WLMTIU]RMZM[XI}WTI)[yMTKZWVQ[\I/]IUnV8WUI
LM)aITIMV[]LM[KZQXKQ~VQLMITQbILILMTV]M^WWZLMVKWTWVQITM[\IJTMKyI
Y]MMTM[XI}WTLM+I[\QTTIa\IUJQuVTIM[XI}WTI[MKIZIK\MZQbIJIVXWZ[MZ
J]MVW[KZQ[\QIVW[aXWZ[][WJZI[LMKIZQLIL"
+WUWTW[LQKPW[M[XI}WTM[aM[XI}WTI[Y]MVIKQMZWVMV+I[\QTTI[WVLMU]-
KPIPWVZIaJQMVLWK\ZQVILW[<QMVMV\WLWMV\MZWNMLMKZQ[\QIVWa\QMVMVM[XM-
ZIVbIaKIZQLILIUWZLMXZ~RQUWa\QMVMR][\QKQIaTM\ZILM,QW[AKWVMTTW
O]IZLITW[LQMbUIVLIUQMV\W[LM,QW[aLMTI[IV\IUILZMQOTM[QIa\WLI[TI[
J]MVI[WJZI[LMUQ[MZQKWZLQI
-V KWV\ZIXW[QKQ~V TW[ KZQWTTW[ a M[XMKQITUMV\M TI[ KZQWTTI[ MZIV MV []
WXQVQ~V" ®XMWZM[ Y]M UM[\QbI[ a U]TI\I[ VMOZI[ PIZIOIVM[ UMV\QZW[I[
MVJ][\MZI[JIKPQTTMZI[OWTWbI[aVWLQbMVTI^MZLILMVMUQOWLMTW[XWJZM[
aVLQW[aVW\QMVMKIZQLILVQJ]MVIWJZIKWVTW[XWJZM[¯32,MM[\MUWLWTI
ZMTQOQW[QLILa[WJZM\WLWTIM`XZM[Q~VXJTQKILMKIZQLIL[MKWV^QZ\Q~MV]V
ZI[OW]\QTQbILWXIZILQNMZMVKQIZITOZ]XWM[XI}WTLMTZM[\WLMTIXWJTIKQ~V4I
ZMTQOQW[QLIL\IUJQuVM[\]^WZMTIKQWVILIKWVTINWZUIKQ~VLMTIQLMV\QLILLM
TIV]M^IuTQ\MLMNWZUIY]M[MOVNZIa*MZVIZLQVWLM;ITQVI[TI[U]RMZM[
VWJTM[[MKIZIK\MZQbIJIVXWZ[MZ®XQILW[I[aU]aKIZQ\I\Q^I[¯33
8WZTW\IV\WXIZITI1OTM[QIKI\~TQKITIU]RMZKZQ[\QIVIQLMITLMJyIIK\]IZ
KWUW]VI®UILZMLMTW[XWJZM[¯34-[\MQLMITN]M\IUJQuV[MO]QLWXWZTI[
MUQOZIV\M[MV8MZKWVTIXIZ\QK]TIZQLILLMY]MMVM[\MKI[W[][IKKQWVM[
/]IUnV8WUI"QUIOMV#M[XI}WTM[LM+I[\QTTI^MZQUIOMV K]ILMZVQTTWKWTWZ
32
Ibid."QUIOMV#+ZQWTTI[
33
.ZIa*MZVIZLQVWLM;ITQVI[M[KZQJQ~]VUMUWZQIT[WJZM8MZMV;ITQVI[!;WJZM
TI[LQ[\QV\I[^Q[QWVM[LMKZWVQ[\I[LMTIXWJTIKQ~VM[XI}WTIaKZQWTTIMV8MZ")TUWZbI
34
+IZUWVI!!"
258
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
4WKSPIZ\!!"!
;IVLZI +I^ITTW IVITQbI TI[ NWZUI[ LM XZW\MKKQ~V JI[ILI[ MV ZMTIKQWVM[ PWZQbWV\ITM[ [WJZM
\WLWMVZMTIKQ~VKWVTII[Q[\MVKQIU]\]IaTIKIZQLIL+I^ITTW!!"
-TZMKWOQUQMV\W\MVyI]VILQUMV[Q~VUWZITaW\ZINy[QKIMVMT[MV\QLWLMZMKT][Q~V;WJZMTI
\ZI[TIKQ~VLMM[\MKWVKMX\WLM[LM-]ZWXIITIKWTWVQI",M][MVJ
)V\WVQW:WLZyO]MbIVITQbITW[\M[\IUMV\W[MQV^MV\IZQW[post mortemMVTIKQ]LILLM;M^QTTIMV
MT[QOTWXVI:WLZyO]Mb!!"
!
4WKSPIZ\op. cit.:
259
AMELIA ALMORZA HIDALGO
UIaWZyIITIIUXTQIZMLXIZMV\MTIZ;QVMUJIZOWKWUWKWV[MK]MVKQILMTI
MUQOZIKQ~VTI[U]RMZM[M[XI}WTI[MV8MZOMVMZITUMV\MKIZMKyIVLM]VIZML
NIUQTQIZ M`\MV[I I TI Y]M IK]LQZ )TTy MV KIUJQW MT U]VLW LWUu[\QKW [M
KWV[\Z]a~IXIZ\QZLMZMTIKQWVM[VWNIUQTQIZM[aMV[][MVWXWLyIVKWVÆ]QZ
LM[LMM[KTI^I[VMOZI[IQVLQI[aUM[\QbI[KWUWKZQILI[ILMUn[LMTI[ZMKW-
OQLI[ -`Q[\yI ]V IUXTQW [MZ^QKQW LMLQKILW I TI KI[I K]JQMZ\W XWZ KZQILI[
\IV\WQVLyOMVI[KWUWUM[\QbI[WKZQWTTI[Y]MZMITQbIJIV[MZ^QKQW[\MUXWZITM[
IKIUJQWLM]V[ITIZQW-VMTM[KIT~VUn[JIRW[M[Q\]IJIVTI[M[KTI^I[]\QTQ-
bILI[IUMV]LWKWUWQV\MZUMLQIZQI[KWVMTU]VLWM`\MZQWZaLMLQKILI[I
TI[\IZMI[Un[NI\QOW[I[LMTIKI[IWIT\ZIJIRWMV\QMVLI[WÅKQW[W\QMZZI[
XZWXQMLILLMTI[M}WZIM[XI}WTI4I[M[KTI^I[X]M[\WY]MKQZK]TIJIVXWZTI
KQ]LILIKI][ILM[][\ZIJIRW[MVTW[UMZKILW[LQIZQW[[MKWV^QZ\QMZWV\IV\W
MVQV\MZUMLQIZQI[MVXZWKM[W[LMKWZ\MRWKWUWMV\M[\QOW[LMTI^QLIY]M[]-
KMLyIMVTIKITTMLWVLMZMKWOyIVQVNWZUIKQ~VY]MT]MOW\ZI[TILIJIVI[][
[M}WZI[8WZMRMUXTW]VIM[KTI^IM[K]KP~MVTIKITTMK~UWMTUIZQLWLM[]
[M}WZIIUMVIbIJIKWVUI\IZTIa[MTWKWU]VQK~I[]IUI
)[QUQ[UWLM[\IKIMVM[\I[]VQLILM[LWUu[\QKI[TIXZM[MVKQIZMK]ZZMV\M
LM]VOZIVVUMZWLMZMKWOQLW[XWZTWOMVMZITLWVKMTTI[WVQ}W[4I[N]MV-
\M[U]M[\ZIVKQMZ\ILQ^MZ[QLILMVK]IV\WITIXZWKMLMVKQILMM[\W[ZMKWOQLW[
a[][Q\]IKQ~VLMV\ZWLMTIKI[I-VXZQUMZT]OIZTW[VQ}W[IKWOQLW[[WTyIV
XZWKMLMZLMZMTIKQWVM[M`\ZIUI\ZQUWVQITM[LMW\ZW[NIUQTQIZM[aMZIVMV^QI-
LW[IKI[ILMTI[®[M}WZI[LW}I[¯XIZIY]MN]MZIVML]KILW[MV]VPWOIZLM
XZM[\QOQW42,MM[\MUWLWTI[U]RMZM[[MPQKQMZWVKIZOWLMTW[PQRW[QTMOy\QUW[
LM[][[WJZQVW[VQM\W[WQVKT][WLM[][XZWXQW[UIZQLW[-VTW[KI[W[MVKWV-
\ZILW[XZWKMLyIVOMVMZITUMV\MLM[]NIUQTQIXWTy\QKI,MXMVLQMVLWLMT\QXW
LMTIbWNIUQTQIZWLM[QMZIVUM[\QbW[KZQWTTW[WM[XI}WTM[M[\W[VQ}W[ZMKQ-
JyIV]V\ZI\IUQMV\WLQNMZMV\M)[yTW[Un[KMZKIVW[aKZQWTTW[WM[XI}WTM[
XWLyIVTTMOIZI[MZML]KILW[KWUWPQRW[ILWX\ILW[a\MZUQVIZKWV^MZ\QLW[MV
TW[PMZMLMZW[XZQVKQXITM[8WZMRMUXTW2]IVILMT+I[\QTTWLMKTIZ~Y]M\MVyII
[]KIZOWI]VVQM\W[]aWY]MMZIPQRWVI\]ZITLM[]PQRWITY]MVWUJZ~KWUW
PMZMLMZW XZQVKQXIT43 )]VY]M MV ITO]VI[ WKI[QWVM[ M[\W[ VQ}W[ TTMOIJIV I
KWV^MZ\QZ[MMVPMZMLMZW[VWWK]ZZyII[yMVMTKI[WLMTI[VQ}I[
))4KI][I[KZQUQVITM[LMUI\ZQUWVQW4
2IUM[4WKSPIZ\LM[KZQJMTI\MVLMVKQILMITO]VI[^Q]LI[IK]QLIZaZM]VQZLWVKMTTI[aUM[\QbW[
I[]KIZOWMV[]KI[I4WKSPIZ\!!"
42
5IVVIZMTTQ!!
43
)/1KWV\ZI\IKQ~V!6I}W#\M[\IUMV\WLM2]IVILMT+I[\QTTW
260
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
4I[PQRI[QTMOy\QUI[UM[\QbI[XWLyIV[MZQVKWZXWZILI[ITOZ]XWLWUu[\QKW
KWUWKZQILI[aK]IVLWKZMKyIVZMKQJyIV[WXWZ\MITIPWZILMKWV\ZIMZUI\ZQ-
UWVQW<ITN]MMTKI[WLM+I\ITQVILM5MLQVIPQRIVI\]ZITLM8MLZW)TWV[W
LM5MLQVIY]QMV\ZI[\MVMZTIL]ZIV\M[QM\MI}W[I[][MZ^QKQWTMKWV[QO]Q~]V
UI\ZQUWVQWKWVMT\IUJQuVUM[\QbW2]IVLM+Pn^MbaTILW\~KWVXM-
[W[LMXTI\IY]MQVKT]yIVMTXIOWLMXM[W[XWZMT[MZ^QKQWZMITQbILWa
KWUWIa]LILMLW\MY]MMZIVKIV\QLILM[U]aIT\I[44)XM[IZLM\ZI-
\IZ[MLMPQRW[VI\]ZITM[WQTMOy\QUW[PIJMZ[QLWKZQILW[MVKI[ILM]VIU]RMZ
M[XI}WTIJQMV[Q\]ILITM[XMZUQ\yIMVTIMLILIL]T\IMVKWV\ZIZ]VWÅKQWMV
MTKI[WLMTW[^IZWVM[W]VJ]MVUI\ZQUWVQWMVMTKI[WLMTI[U]RMZM[8WZ
MRMUXTW 1Vu[ LM 6WZQMOI PQRI VI\]ZIT Y]M PIJyI [QLW KZQILI XWZ ]VI \yI
LW}I5IZyILM>MTIKWV[QO]Q~KI[IZ[MKWVMTM[XI}WT2]IVLM+nLQb;]\yI
VW[WTW[MWK]X~LMMTTI[QVWY]M\M[\QÅK~Y]MTI\MVyIZMKWOQLILM[LMTW[LW[
I}W[MVMTM`XMLQMV\MUI\ZQUWVQITXIZIY]MX]LQMZIVKI[IZ[M8WZTW\IV\W
PIJMZ[QLWKZQILIMV]VINIUQTQIKWVKQMZ\WM[\I\][NI^WZMKyITIWJ\MVKQ~VLM
]VUMRWZUI\ZQUWVQW
)TO]VI[LMM[\I[VQ}I[K]aIXZWKMLMVKQIVWY]MLIM[XMKQÅKILIZMKQJyIV
KWUWPMZMVKQILW\M[KWV[QLMZIJTMUMV\MIT\I[U]a[]XMZQWZM[ITI[Y]MTI[
M[XI}WTI[ ^Q]LI[ W\WZOIJIV I XIZQMV\M[ TMRIVW[ W XWZ KIZQLIL PMKPW Y]M
PIKMXMV[IZY]MXZWKMLyIVLMTOZ]XWNIUQTQIZUn[KMZKIVW)[yXWZMRMUXTW
4MWVWZLM+IZ^IRITIÅZUIJIY]M®PIJyIKZQILWa\MVyIMV[]XWLMZ¯I]VI
VQ}ITTIUILILW}I5IZyILM+IZ^IRITaTMLIJIXM[W[XIZIY]MX]LQM-
ZIKWV\ZIMZUI\ZQUWVQW;]KI[WVW[WTW[MLQNMZMVKQIJIZM[XMK\WITLMW\ZI[
U]RMZM[ZMKWOQLI[MVY]MZMKQJyIMT\ZI\IUQMV\WLM®LW}I¯a][IJIMTUQ[UW
IXMTTQLW [QVW \IUJQuV MV TI KIV\QLIL ZMKQJQLI KWUW LW\M" XM[W[ MZI
U]a[]XMZQWZITIUMLQILMXM[W[Y]M[MLIJIPIJQ\]ITUMV\MKWUWKIZQ-
LIL)LMUn[M[W[XM[W[MY]Q^ITyIVIUIZI^MLy[Y]MMZITI
KIV\QLILKWZZM[XWVLQMV\MI]VILW\MUyVQUIXIZITW[OZ]XW[IZ\M[IVW[MV
;M^QTTI-VW\ZWKI[WLW}I5IZyILM4WIa[IU]RMZLM)V\WVQWLMÎ^ITW[
44
)/68MZ/~UMb*IMbII}W!N[Z^#2]IVLM+PI^M[IZZQMZWZMKQJQ~\ZM[
JIZZI[LMXTI\IY]M^ITyIVXM[W[KWUWLW\MLM[]M[XW[IaXM[W[XWZMT[MZ^QKQWZMITQbILW
MVTIKI[II]VY]MZMKWVWKyIY]MMZI]VIZMU]VMZIKQ~VU]aIT\I
))4M`XMLQMV\M[UI\ZQUWVQITM[TMOIRW6I}W-[\W[M`XMLQMV\M[[MMTIJWZIJIV
XIZIKMZ\QNQKIZTI[WT\MZyILMTW[KWV\ZIaMV\M[[WJZM\WLWMVMTKI[WLMNWZI[\MZW[
)/68MZ)O][\yV)\MVKQI!I}WN[!!ZZ#KWLQKQTWLMLW}I4MWVWZLM+IZ-
^IRIT
:WLZyO]Mbop. cit.
261
AMELIA ALMORZA HIDALGO
\M[WZMZWLM6]M^I+I[\QTTI ^Q]LIa[QVPQRW[LMKTIZ~MV[]\M[\IUMV\WTW
[QO]QMV\M"®0MKZQILWMVUQKI[I]VIVQ}ITTIUILI5IZyILM4WIa[IY]M[MZn
LMMLILLMI}W[TMLMRWXM[W[XIZIIa]LIZI[]KI[IUQMV\WWMV\ZIZ
MVZMTQOQ~VC°E[QIXIZMKMV[][XILZM[aY]Q[QMZIVKWJZIZMTKMV[WXQMZLITI
PMZMVKQIa[MZMXIZ\IMV\ZMTW[K]I\ZWPW[XQ\ITM[LMTIKQ]LIL¯)M[\IVQ}I
Y]M PIJyI ZMKWOQLW TM LMR~ \IUJQuV ^IZQW[ JQMVM[ XMZ[WVITM[ M QVKT][W LW[
M[KTI^W[XIZIY]MTI[QZ^QMZIVTWY]MXIZMKMQVLQKIZY]MXZWJIJTMUMV\M[M
\ZI\IJILM]VINIUQTQIZQTMOy\QUI1VKT][WTMMVKIZO~\ZI[[]U]MZ\MIW\ZI
U]RMZLWVKMTTI)VI;MZZIVWY]MMZIPQRILM]VPWUJZMKWVMTY]MPIKyI
VMOWKQW[®XWZMTIUWZY]MTM\MVOW¯ aXWZY]M [MPIJyIWK]XILWLMMTTIL]-
ZIV\M[]^MRMbaMVNMZUMLIL!8WZTW\IV\WMVTW[\M[\IUMV\W[[MXZWL]KyI
]VILQ[\ZQJ]KQ~VLMTW[VQ}W[IKWOQLW[,MRIZPQRI[VI\]ZITM[IKIZOWLMPW-
OIZM[UMRWZ[Q\]ILW[XIZI[]KZQIVbIaY]MIKIUJQW\ZIJIRI[MVKWUWKZQILI[
MZI]VIKW[\]UJZMU]aPIJQ\]IT\IUJQuVMV-[XI}I-VMTKWV\M`\WLMTI
MUQOZIKQ~VI)UuZQKIITO]VI[UILZM[[WT\MZI[WUI\ZQUWVQW[Y]M^QIRIJIV
I)UuZQKILMRIZWVPQRW[MV-[XI}ILMXW[Q\ILW[MVKI[I[LMNIUQTQIZM[W^MKQ-
VW[8WZMRMUXTW)VI:WLZyO]MbVI\]ZITLM+Q]LIL:WLZQOWMPQRIQTMOy\Q-
UIY]QMVMUQOZ~ITI[1VLQI[MVaTTMO~IKI[IZ[MKWV8MLZW5IV]MT
IXWZ\IVLWKWUWLW\M]VIVMOZIM[KTI^I-V\IV\WY]MU]RMZXWJZMY]MPI-
JyIKWV[MO]QLWIK]U]TIZMV8MZ]VXMY]M}WXI\ZQUWVQWaRWaI[MV[]\M[-
\IUMV\WPQbW]VIKWVNM[Q~V"\MVyIMV;M^QTTI]VIPQRIVI\]ZITITIY]MIV\M[
LMMUJIZKIZPIJyILMRILWIKIZOWLMTINIUQTQILM]VXTI\MZWXIZIY]MK]Q-
LIZILMMTTI)ÅZUIJIPIJMZQV\MV\ILWKWV\IK\IZKWVMTTIM[KZQJQuVLWTMKIZ-
\I[[QVZMKQJQZV]VKIZM[X]M[\IIXM[IZLMTWK]ITTIVWUJZIJIPMZMLMZI
8WZT\QUWP]JWU]RMZM[M[XI}WTI[Y]MIT[MZLMJIRWM[\I\][aVWPIJMZ
XWLQLWXZW[XMZIZMV1VLQI[\ZIJIRIJIVKWUWKZQILI[MVKI[I[LMW\ZI[M[XI-
}WTI[8WZMRMUXTW)V\WVQI)ZZQMZIVI\]ZITLM+nKMZM[KWV\IJIMV[]\M[-
\IUMV\WY]MM[\IJIKI[ILIKWV5IZ\yV/WVbnTMb*W\~V\IUJQuVVI\]ZITLM
+nKMZM[aY]M\ZIJIRIJIKWUWKZQILIMVKI[ILMTW[[M}WZM[/IZKQ0WTO]yV
aLW}I2]IVILM8WZ\WKIZZMZWIUJW[XMZ[WVIRM[QUXWZ\IV\M[LMTIuTQ\MKWV-
Y]Q[\ILWZI-[\MM[LMTW[XWKW[KI[W[MVKWV\ZILW[LMM[XI}WTI[LM[MUXM-
}nVLW[MKWUWKZQILI[aIY]MMT\ZIJIRWLWUu[\QKW[WTyIZMKIMZMVUIVW[LM
U]RMZM[QVLyOMVI[aM[KTI^I[-VM[\M[MV\QLWLM[\IKITI\ZIaMK\WZQILM1Vu[
)/1+WV\ZI\IKQ~V!4I}WN[ #VWUJZIUQMV\WLM)V\WVQWLMÎ^ITW[\M-
[WZMZWLM6]M^I+I[\QTTI
!
)/68MZ4~XMb)TUIOZW!I}WN[#\M[\IUMV\WLMLW}I5IZyILM4WIa[I
)/1+WV\ZI\IKQ~V! *6: I}W!
)/1+WV\ZI\IKQ~V*6
262
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
LM)aITIU]RMZM[XI}WTIY]M[MZ^yIILW}I)VILMB}QOIITIY]MPIJyI
IKWUXI}ILWMV[]^QIRMLM[LM-[XI}IMV
)LMUn[LMTW[M[KTI^W[KZQILW[MPQRW[VI\]ZITM[LM[\IKIMVMTU]VLW
LWUu[\QKW]VOZ]XWLMU]RMZM[LWVKMTTI[ZMKWOQLI[XWZM[\I[[M}WZI[Y]M[M
LQ[\QVO]MVXWZ[]XW[QKQ~VaXWZ[]ZMK]ZZMV\MIXIZQKQ~VMVTW[\M[\IUMV\W[LM
U]RMZM[M[XI}WTI[-TWZQOMVLMM[\I[LWVKMTTI[VW[QMUXZMY]MLIKTIZW#MV
WKI[QWVM[[WV\ZI\ILI[KWUW®LW}I[¯W[M\ZI\IJILMPQRI[LMXMZ[WVI[Y]M[M
ZMTIKQWVIJIVKWVTI[M}WZILMTIKI[IXWZVMOWKQW[WIUQ[\IL-[\M\QXWLM
ZMKWOQLI[MZIV[QMUXZMU]RMZM[aI\ZI^u[LMTW[\M[\IUMV\W[ZMKQJyIV]VI
LW\M6W[QMUXZMIXIZMKMV^QVK]TILI[IU]RMZM[^Q]LI[[QVW\IUJQuVIKI[I-
LI[-[MTKI[WLM5IZyILM4I[K]\Q"U]RMZKI[ILIKWVU]KPW[JQMVM[a[QV
PMZMLMZW[\MVyIMV[]KI[II]VIU]RMZZMKWOQLI5IZ\I-[\u^MbITIY]MLQW
]VIQUXWZ\IV\MLW\Ma\IUJQuVIW\ZIRW^MVTTIUILI2]IVIIY]QMVPIJyI
KZQILWXMZWY]MILQNMZMVKQILMTIIV\MZQWZLM[MUXM}IJITIJWZM[LMKZQILI
;QV MUJIZOW M[\I[ LWVKMTTI[ IXIZMKMV [WJZM \WLW IKWOQLI[ XWZ M[XI}WTI[
^Q]LI[[QVPMZMLMZW[VQIXMVI[NIUQTQIZM[MV1VLQI[XIZIY]QMVM[ZMITQbIJIV
TIJWZM[LMI[Q[\MVKQIMV[]^MRMbWMVNMZUMLILI[yKWUWTIJWZM[LM[MZ^QKQW
MVTI^QLIKW\QLQIVIXMZWVWKWUWKZQILI[[QVWUn[JQMVKWUW®IKWUXI-
}IV\M[¯ ;M LQNMZMVKQIJIV I[y \IV\W LM TW[ VQ}W[ KZQILW[ LM[LM TI QVNIVKQI
KWUWLMIY]MTTI[Y]MM[\IJIVMUXTMILI[KWUWKZQILI[MVY]M[]\ZI\IUQMV-
\WaTIJWZMZIW\ZWLMV\ZWLMTIKI[I:MKQJyIVILMUn[]VIQUXWZ\IV\MLW\M
Y]M[WTyI[MZQVNMZQWZITI[LW\M[W\WZOILI[INIUQTQIZM[XMZW[]XMZQWZITI[
LM[\QVILI[ITI[KZQILI[WXWZKIZQLIL-[\MPMKPWLIK]MV\ILMTI[LQÅK]T\I-
LM[KWVY]M[MMVKWV\ZIZWVTI[U]RMZM[LMTI[KTI[M[UMLQI[aLMTI[uTQ\M[
]ZJIVI[MVTWY]MITUMZKILWUI\ZQUWVQITZM[XMK\I"[M^MyIVWJTQOILI[I[MZ
IKWOQLI[MVW\ZI[NIUQTQI[KWVTIM[XMZIVbILMY]MTM[Ia]LIZIVI®J][KIZ
ZMUMLQW¯8WZTW\IV\WM[\I[U]RMZM[ZMKWOQLI[XIZMKMVXZWKMLMZLMNIUQTQI[
LMKQMZ\IKI\MOWZyIY]MVW\]^QMZWVNWZ\]VIY]MLIVLWI[yMUXWJZMKQLI[a[QV
IUXIZW-VM[\W[KI[W[MZIVIKWOQLI[XWZU]RMZM[LMUIaWZM[\I\][Y]MTI[
UIV\MVyIVMV[][KI[I[aKWVY]QMVM[MV\IJTIJIV]VIZMTIKQ~V[QUQTIZITILM
PQRI[XWTy\QKI[)[yXWZMRMUXTW2WZLIVI5MRyI\MVyIMV[]KI[II5ITOIZQLI
LM=ZQ~VLMTIY]MLMKyI"®\MVOWMVUQKWUXI}yIXWZU]KPW[I}W[¯8WZ
M[\IKWUXI}yIaXWZ®MTIUWZY]MTM\MVOW¯[MOVIÅZUIJI5ITOIZQLIMZI
LM[X]u[LM[]PMZUIVITIU]RMZUn[JMVMÅKQILIXWZMT\M[\IUMV\WLM2WZLI-
))4TQ\QOQW[UI\ZQUWVQITM[TMOIRW6I}W)/11VLQNMZMV\M6I}W
#TQKMVKQILMXI[IRMZW[LMLW}I)VILM)aITIaB}QOIY]M^IKWVK]I\ZWKZQILW[
)/1KWV\ZI\IKQ~V!6I}W"\M[\IUMV\WLM5IZyILM4I[K]\Q
263
AMELIA ALMORZA HIDALGO
VIY]QMVQVKT][WTMLMR~TIUQ\ILLMTW[JQMVM[LM[]KI[I2WZLIVILMKTIZ~
ILMUn[Y]M\MVyIMV[]KI[II]VI[WJZQVILMM[\I5ITOIZQLITTIUILI5IZyI
ÎT^IZMbY]MM[\IJII[][MZ^QKQW1VKT][W[MLIJIMTKI[WLMY]MMV\ZMPMZUI-
VI[[MXI[IJIVIM[\I[ZMKWOQLI["2WZLIVI5MRyI\IUJQuV\MVyI]VILWVKMTTI
I[]KIZOWY]MTMPIJyILMRILW[]LQN]V\IPMZUIVI5IZyI
4I XZM[MVKQI LM M[\W[ OZ]XW[ LWUu[\QKW[ LM U]RMZM[ a TI[ ZMLM[ Y]M [M
\ZIbIJIVI[]ITZMLMLWZKWV\ZI[\IVKWVTW[KI[W[LM\M[\IUMV\W[UI[K]TQVW[
IVITQbILW[+WUWaIM[KWVWKQLWU]KPW[PWUJZM[ZMKWOQMZWVMV[][KI[I[I
[][XZWXQW[PQRW[UM[\QbW[aMVWKI[QWVM[TM[LQMZWVJ]MVI[PMZMVKQI[a\IU-
JQuVI[][UILZM[QVLQI[8WZMRMUXTW)TWV[W*MVQ\WVI\]ZITLM+WZ\MOIVI
Y]M NITTMKQ~ MV MT PW[XQ\IT LM M[XI}WTM[ LM 4QUI LM[QOV~ I []PQRW UM[\QbW
PMZMLMZW]VQ^MZ[IT)TO]VW[PWUJZM[IT[MZMUQOZIV\M[aKWV]VI\ZIaMK\W-
ZQIU]aQ\QVMZIV\MKWUWMZIMTKI[WLMUMZKILMZM[WUIZQVMZW[\IUJQuVM[-
\IJTMKQMZWV N]MZ\M[ ZMTIKQWVM[ LM IUQ[\IL KWV W\ZW[ PWUJZM[ JQMV XMZ\MVM-
KQMV\M[I[]UQ[UWOZMUQWJQMVKWV[]UQ[UWWZQOMVKWUWMVMTKI[WLMTW[
OMVW^M[M[8WZMRMUXTW8MLZW)ZQI[Y]QMVNITTMKyI[QVPMZMLMZW[LMRIJI[][
JQMVM["®IUQKWUXI}MZW0MZVnV5MRyI¯-VMTKI[WKWVKZM\WLMTW[OMVW-
^M[M[MVXWKI[WKI[QWVM[M[\IJTMKQMZWVZMTIKQWVM[LMINMK\WXWZMRMUXTWKWV
[][KZQILI[QVLyOMVI[+]IVLW[]KMLyI[M\ZI\IJILMZMTIKQWVM[KWV]VIWLW[
QVLQI[KWVTI[Y]MVWZUITUMV\MKWPIJQ\IJIV -[\WKWV\ZI[\IKWVMTKWVR]V-
\WLMU]RMZM[Y]M[MIOZ]XIJIMVMTMV\WZVWLWUu[\QKWLMTI[U]RMZM[M[XI-
}WTI[Y]MXWLyITTMOIZIM[\IZQV\MOZILWXWZPI[\ILQMbLWVKMTTI[
-[\W[KI[W[U]M[\ZIVTIKWV[\Z]KKQ~VLM]VU]VLWLWUu[\QKWLWVLMTI[
ZMTIKQWVM[NIUQTQIZM[MZIV[][\Q\]QLI[XWZW\ZI[LMIUQ[\ILNWZRILI[N]MZILM
TINIUQTQIKWUW]VIKWV[MK]MVKQILMTIMUQOZIKQ~VaKWUW[WT]KQ~VITW[
XZWJTMUI[\IV\WLMTI[M[XI}WTI[Y]MY]MLIJIV[WTI[MVTI^MRMbKWUWLMTI[
R~^MVM[ [WT\MZI[ [QV NIUQTQI )[y M[\M NMV~UMVW LM TI[ ZMKWOQLI[ [M ZM^MTI
KWUW]VIXZnK\QKIXMVQV[]TIZY]MMV8MZ[MILIX\~ITI[Q\]IKQ~VLMKZQ[Q[
Y]M[]NZQMZWVTW[OZ]XW[UMLQW[aLMuTQ\MLILI[TI[LQÅK]T\ILM[LM[][LWV-
KMTTI[ITIPWZILMKI[IZ[M-[\I[X]LQMZWVIKWOMZ[MMVKI[I[LM[M}WZI[XZ~[-
XMZI[ Y]M I KIUJQW LM [][ K]QLILW[ TM[ W\WZOIZWV ]VI[ MTM^ILI[ Ia]LI[
XIZI[][LW\M[-VM[\W[KI[W[Y]MIXIZMKMVLMNWZUIZMK]ZZMV\MM[\I[LWV-
KMTTI[[WTI[K]JZyIVTIVMKM[QLILLMI[Q[\MVKQILMW\ZI[^Q]LI[IVKQIVI[Y]MVW
)/1KWV\ZI\IKQ~V6:"\M[\IUMV\WLM2WZLIVI5MRyI
4WKSPIZ\op. cit.,a)TUWZbI
)/68MZ5IZKW[.ZIVKW-[Y]Q^MTTMOIRWI}WN[
)/68MZ.ZIVKQ[KWLMTI>MOITMOIRW! N[
)TUWZbIop. cit
264
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
PIJyIV\MVQLWPQRI[Y]MTI[[WKWZZQMZIVMV[][MVNMZUMLILM[WY]M[QUXTM-
UMV\MTI[IKWUXI}I[MVMVTI^MRMb4I[VMKM[QLILM[LMIUJI[XIZ\M[[M^MyIV
[I\Q[NMKPI[UMLQIV\MM[\M\QXWLMIKWOQUQMV\W
,M[LMMTXZQVKQXQWLMTIKWVY]Q[\IKWUWLMKyIUW[TIU]RMZKI[ILIM[XI-
}WTIMZIKWV[QLMZILITIOIZIV\MLMTIZMK\Q\]LaUWZITQLILKZQ[\QIVI[-VM[\M
[MV\QLWMTZMaLWV+IZTW[MV^Q~]VIKIZ\IMVI.ZIVKQ[KW8QbIZZWaI
NZIa>QKMV\MLM>IT^MZLMWJQ[XWLM+]bKWXWZY]MPIJyIZMKQJQLWTIVW\QKQI
LMY]MU]KPW[M[XI}WTM[M[\IJIVKWV®QVLQI[XZQVKQXITM[LMUITI[KW[\]U-
JZM[¯aXMLyIY]MTI[MV\ZMOI[MVI®U]RMZM[M[XI}WTI[KI[ILI[¯KWVTI[Y]M
TI[QVLyOMVI[Y]MXWLyIV[MZLMTIuTQ\MXZMPQ[XnVQKIIXZMVLQM[MVTI[KW[-
\]UJZM[KI[\MTTIVI[!8WLZyIKWV[QLMZIZ[MKWUW]VIXZQUMZI^MZ[Q~VLMTI[
ZMKWOQLI[XIZITIZMML]KIKQ~VJIRWMTXZM[]X]M[\WLMY]MTI[U]RMZM[M[XI-
}WTI[\MVyIV]VKWUXWZ\IUQMV\WMRMUXTIZQbIV\M7\ZWMRMUXTWLMMTTWMZIMT
PMKPWLMY]MMTPW[XQ\ITLMP]uZNIVW[\MVyIMV\ZM[][K]QLILWZM[I]VIU]RMZ
M[XI}WTIIVKQIVIY]M[MMVKIZOIJILMILQM[\ZIZILMK]ILIUMV\MITI[VQ}I[
aI\MVLMZI\WLW[TW[P]uZNIVW[
0ITTIZ[MZMKWOQLIMVTIKI[ILM]VIU]RMZPWVWZIJTMMZI\IUJQuV]VI
OIZIV\yILMZMN]OQWNy[QKWaUWZIT)[yMVTW[KI[W[LMR]QKQW[LMLQ^WZKQWW
R]QKQW[KZQUQVITM[U]KPI[U]RMZM[N]MZWVLMXW[Q\ILI[MVKI[I[LMU]RMZM[
[WKQITUMV\MZM[XM\ILI[UQMV\ZI[[MKMTMJZIJIMTXZWKM[W;QJQMVM`Q[\yI]V
:MKWOQUQMV\W LM ,Q^WZKQILI[ LM TI[ )UXIZILI[ XIZI \IT MNMK\W U]KPI[
ZMKPIbIZWVIK]LQZIM[\MT]OIZXIZIM^Q\IZUMbKTIZ[MKWVU]RMZM[LMQVNMZQWZ
KWVLQKQ~V )T KWV\ZIZQW [WTQKQ\IJIV ^Q^QZ KWV W\ZI[ U]RMZM[ ®PWVWZIJTM[¯
Y]QMVM[VWZUITUMV\MMZIVL]M}I[LMKI[I[OZIVLM[KWVU]KPW[K]IZ\W[a
ILMUn[ [M WNZMKyIV I IKWOMZTI[ -V WKI[QWVM[ M[\I[ U]RMZM[ TW IKWZLIJIV
LQZMK\IUMV\MMV\ZM[yUQMV\ZI[MVW\ZI[TIXZWKM[ILI[WTQKQ\IJI[MZMV^QILI
R]V\WI]VI®U]RMZLMKITQLIL¯aMTR]MbMKTM[Qn[\QKWTILMZQ^IJII]VILM
M[\I[ KI[I[ 8WZ MRMUXTW LW}I 5IZyI ,]ZnV M[\]^W ZMKWOQLI MV KI[I LM
LW}I2]IVILM.MTQXMUQMV\ZI[[MLQ^WZKQIJILM[]UIZQLWKWVMTY]MTTM^IJI
KI[ILI]VI}WXWZY]MM[\MUIV\MVyI]VIZMTIKQ~VLMIUIVKMJIUQMV\WKWV
W\ZIU]RMZ,W}I5IZyI,]ZnVMZI]VIU]RMZLMKQMZ\WM[\I\][Y]MLMV]V-
KQ~TIIK\]IKQ~VLMTUIZQLWXWZ[MZMTTI®U]RMZVWJTMaPWVZILIaLMU]KPI
^QZ\]L¯aTMZMKTIUIJITILM^WT]KQ~VLM]VILW\MLMXM[W[
!
)/14QUI4N
)/14QUI6N^"QVNWZUIKQWVM[LMTPW[XQ\ITLM)\WKPIXIZIVQ}W[P]uZNIVW[
))4,Q^WZKQW[TMOIRW
))4,Q^WZKQW[TMOIRWI}W
265
AMELIA ALMORZA HIDALGO
-VWKI[QWVM[M[\I[KI[I[[MKWV^MZ\yIVMVZMN]OQWLMU]RMZM[Y]MPIJyIV
[QLWIOZMLQLI[XWZ[][UIZQLW[4I[U]RMZM[Y]MM[\IJIVMVXZWKM[WLMLQ-
^WZKQWMVKIRIJIVKWUW]VMTMUMV\WI}ILQLWMVM[\W[M[XIKQW[LWUu[\QKW[
TTMVW[LMXMZ[WVI[VWNIUQTQIZM[MVM[\M\QXWLMKI[I[OZIVLM[KWVPIJQ\IKQW-
VM[ LQ[\ZQJ]QLI[ ITZMLMLWZ LM XI\QW[ MV TI[ Y]M MZI PIJQ\]IT MT ITY]QTMZ LM
K]IZ\W[+]IVLWTIZMKWOQLIIK\]IJILMNWZUIQVIXZWXQILIXWLyI[MZM`-
X]T[ILIXWZXWVMZMVXMTQOZWTIUWZITQLILLMTIKI[I-[MTKI[WXWZMRMUXTW
LM]VIU]RMZTTIUILI)VI5IZyIY]M[MMVKWV\ZIJIZMKWOQLIMVKI[ILM
LW}I1[IJMTLM;WZQIUQMV\ZI[M[XMZIJIQVOZM[IZMVMTUWVI[\MZQWLMTI<ZQ-
VQLIL)VI5IZyIPIJyIZMITQbILW]VXIK\WKWV[]UIZQLWXIZI\WUIZIUJW[
TW[PnJQ\W[aM[\M[MPIJyIUIZKPILWITKWV^MV\WLMTI5MZKMLMV9]Q\W
-TTI[QVMUJIZOWN]MZM\ZI[IVLW[]MV\ZILIITKWV^MV\WaKWUMVb~IKWU-
XWZ\IZ[MKWVTITQJMZ\ILXZWXQILM]VIU]RMZ[WT\MZIXWZTWY]MLW}I1[IJMT
[M^QWWJTQOILIIMKPIZTILM[]KI[I"®ATM XIZMKQ~IM[\I\M[\QOWY]M[QMTLQKPW
[]UIZQLW[]XQM[MKWUW)VI5IZyIVW^Q^yI\IVZMKWOQLIaPWVM[\IUMV\M
KWUWLMJyI°TIUM\MZyIMVTIKI[ILM;IV,QMOW¯
-VLMÅVQ\Q^IMTU]VLWLWUu[\QKWaTI[ZMLM[MV\ZMU]RMZM[WNZMKQMZWV]V
[WXWZ\MMKWV~UQKWa]VZMN]OQWNZMV\MITW[LQ[\QV\W[XZWJTMUI[KWVTW[Y]M
[MMVNZMV\IJIVTI[U]RMZM[[WTI[MV4QUIaIN]M[MVLWVKMTTI[^Q]LI[QTMOy\Q-
UI[WLQ^WZKQILI[-[\I[ZMTIKQWVM[LMIKWOQLIVW[WTW[MM[\IJTMKQMZWVMVTI[
KI[I[LMTI[U]RMZM[Un[XWLMZW[I[[QVWKWUW]VIXZnK\QKIOMVMZITQbILIMV
MTnUJQ\W]ZJIVWMVNWZUILMZMLM[LMI[Q[\MVKQIY]MMVTIKWTWVQI[M]ZLQM-
ZWVUn[ITTnLMTW[TIbW[NIUQTQIZM[aY]MN]MZWVU]aQUXWZ\IV\M[LMV\ZWLMT
OZ]XWLMTI[M[XI}WTI[
4I[ZMTIKQWVM[LMI[Q[\MVKQIaIa]LIU]\]IMV\ZMU]RMZM[VW[MZM[\ZQV-
OQMZWV IT VKTMW LWUu[\QKW [QVW Y]M []XMZIZWV M[\M M[XIKQW I \ZI^u[ LM
ZMLM[NIUQTQIZM[aVWNIUQTQIZM[Y]M[MLQ[\ZQJ]aMZWVMV\ZM4QUIa-[XI}I
ILY]QZQMVLW]VILQUMV[Q~V\ZIV[I\TnV\QKI-[\I[ZMTIKQWVM[[MPIKMV^Q[Q-
))4#,Q^WZKQW[TMOIRWM`XMLQMV\MI}W,W}I)V\WVQI/IZKyILMV]VKQ~Y]M[]
UIZQLWTII\IK~UQMV\ZI[M[\IJIZMKWOQLIMVKI[ILMLW}I1[IJMTLM=TTWIXWZMTXZWKM[WLMLQ^WZKQW
5IZyI )V\WVQI ,]ZnV LM[KZQJM TW[ M[XIKQW[ LWUu[\QKW[ LM TI 4QUI LMT [QOTW XVII ,]ZnV
!!
))4TQ\QOQW[UI\ZQUWVQITM[TMOIRW6I}W
266
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
JTM[ MV TW[ \M[\IUMV\W[ LM MUQOZIV\M[ M[XI}WTI[ NITTMKQLI[ MV 4QUI -V
MTTW[VW[WTWVWUJZIJIVI[][PMZMLMZW[[QVWY]MZMITQbIJIV]VILQ[\ZQJ]-
KQ~V LM Ia]LI[ MKWV~UQKI[ LW\M[ a JQMVM[ \IV\W MV [] MV\WZVW TQUM}W
KWUWMV-[XI}I-TIVnTQ[Q[LMTI[XI]\I[LMLQ[\ZQJ]KQ~VLMM[\W[JQMVM[a
PMZMVKQI[VW[XMZUQ\MLQJ]RIZTIZMLLMZMTIKQWVM[Y]MTI[MUQOZIV\M[KWV[-
\Z]aMZWVMV4QUIaTI[Y]MUIV\]^QMZWVMV-[XI}I-[\I[ZMTIKQWVM[M[\I-
JIVILMUn[UMLQI\QbILI[XWZ[]KIZnK\MZNIUQTQIZWM`\ZINIUQTQIZXWZMT
M[\I\][[WKQITaTIZIbITILQ[\IVKQI[QM[\IJIVMV4QUIWMV-[XI}IaMT
INMK\WXMZ[WVIT4ILQ[\ZQJ]KQ~VLMJQMVM[MVTW[\M[\IUMV\W[[MXZWL]KyI
LMV\ZWLM\ZM[KI\MOWZyI[LQNMZMV\M["TW[PMZMLMZW[XZQVKQXITM[TW[TMOILW[I
NIUQTQIZM[aIUQOW[aXWZT\QUWTI[UIVLI[XyI[Y]MMV[]UIaWZyIMZIV
LW\M[IP]uZNIVI[
-VMTU]VLWPQ[XnVQKWTW[PMZMLMZW[XWZM`KMTMVKQIMZIVTW[PQRW[Y]M
\MVyIVMTLMZMKPWIZMKQJQZKIV\QLILM[QO]ITQ\IZQI[[MOVMT[Q[\MUILMPMZMV-
KQIJQTI\MZIT-VI][MVKQILMPQRW[[MZMK]ZZyIIW\ZW[LM[KMVLQMV\M[WI[KMV-
LQMV\M[KWUWTW[VQM\W[WXILZM[aMVUMVWZUMLQLIW\ZW[NIUQTQIZM[)[y
XWZMRMUXTWMVTW[\M[\IUMV\W[IVITQbILW[MVTI;M^QTTILMT[QOTWXVIIXWZ2M-
[[)O]ILWMVMT
LMTW[KI[W[[MVWUJZIJIPMZMLMZW[ITW[PQRW[5]a
XWZLMJIRWIXIZMKyIVTW[VQM\W[
aTW[XILZM[
aMVUMVWZUMLQ-
LITW[ [WJZQVW[
K~Va]OM[
PQRW[ VI\]ZITM[ aW\ZW[ NIUQTQIZM[
-[\IXZnK\QKIPMZMLQ\IZQI[M\ZI[TIL~I)UuZQKIaMVMTKI[WLMTW[
MUQOZIV\M[[]NZQ~ITO]VI[UWLQÅKIKQWVM[Y]MZMÆMRIVTI[KQZK]V[\IVKQI[Y]M
ZWLMIJIVITXZWKM[WUQOZI\WZQWI\TnV\QKWa[][KWV[MK]MVKQI[-[\I[UWLQÅ-
KIKQWVM[\]^QMZWVILMUn[]VKWUXWVMV\MLMOuVMZWXWZK]IV\WXZM[MV\I-
JIV KIZIK\MZy[\QKI[ LQNMZMV\M[ MV TW[ KI[W[ NMUMVQVW[ a UI[K]TQVW[ -V TW[
\M[\IUMV\W[IVITQbILW[LMPWUJZM[M[XI}WTM[NITTMKQLW[MV8MZY]MMV^QI-
JIV[][JQMVM[I-[XI}ITW[PMZMLMZW[XZQVKQXITM[[MO]yIV[QMVLWTW[PQRW[
;QVMUJIZOW[]XZM[MVKQILM[KMVLQ~LMM[M
MVMTKI[WLM;M^QTTII]V
ZMXIZ\QLWIXIZ\M[QO]ITM[MV\ZMPQRW[MPQRI[
MVKILIKI[W+]I-
LZW
7\[!
)O]ILW!!"
)/1KWV\ZI\IKQ~V a!-[\W[TMOIRW[KWV\QMVMVTW[JQMVM[LMLQN]V\W[LMTI}W KWV
]V\W\ITLMM`XMLQMV\M[LMTW[K]ITM[M[\nVM[XMKQNQKILW[TW[PMZMLMZW[MV KI[W[a[WTW\ZM[LM
M[\W[LQN]V\W[[WVU]RMZM[-[\W[KI[W[UMVKQWVIJIVMV\W\ITIPMZMLMZW[KQNZIY]M[MPI
]\QTQbILWXIZIKITK]TIZTW[XWZKMV\IRM[LMT+]ILZW
267
AMELIA ALMORZA HIDALGO
N.º de
Herederos Porcentaje
herederos
Esposas 10 9,7
Hijos 26 25,2
Hijas 26 25,2
Hermanos 14 13,6
Padres 5 4,9
-V[]T]OIZI]UMV\ITIXZM[MVKQILMW\ZW[NIUQTQIZM[[WJZM\WLWPMZUI-
VW[a[WJZQVW[-V\ZMMTTW[TW[XIZQMV\M[NMUMVQVW[KWUWZMKMX\WZM[LMTI[
PMZMVKQI[I]UMV\IV[]XZM[MVKQIPI[\I]V
Y]MLIVLWXWZMVKQUILM
TW[UI[K]TQVW[
aKWV^QZ\QuVLW[MMVMTOZ]XWLMPMZMLMZW[Un[QUXWZ-
\IV\MLM[X]u[LMTW[PQRW[-TI]UMV\WLMTIXZM[MVKQIKWUWPMZMLMZW[LM
W\ZW[NIUQTQIZM[KWUWPMZUIVW[[WJZQVW[MQVKT][WLM]LW[aIUQOW[M[\n
ZMTIKQWVILWMVOZIVUMLQLIKWVTIXIZ\QKQXIKQ~VLMM[\M\QXWLMZMLM[PWZQ-
bWV\ITM[MVMTXZWKM[WMUQOZI\WZQW<IUJQuVX]MLM[MZZM[]T\ILWLMTIOZIV
KIV\QLILLMLQN]V\W[Y]MMZIV[WT\MZW[aKIZMKyIVXWZTW\IV\WLMLM[KMVLMV-
KQITMOy\QUI-TLM[KMV[WUn[ZILQKIT[MXZWL]RWMVMTKI[WLMTW[XILZM[MT
\QXWLMNIUQTQIZY]MUMVW[IXIZMKMUQMV\ZI[Y]MMV-[XI}IWK]XIJIVMT
\MZKMZT]OIZMVQUXWZ\IVKQIKWUWPMZMLMZW[-[\ILQ[\ZQJ]KQ~VLMPMZMLMZW[
ZM[XWVLMITXMZÅTLMTPWUJZMMUQOZIV\MY]MTTMOIJII8MZaIY]MMV[]
UIaWZyIMZIV[WT\MZW[WJQMVKI[ILW[Y]MPIJyIVLMRILWI\Zn[I[][NIUQTQI[
-TOZ]XWUMVW[ZMXZM[MV\I\Q^WMZIMTLMTW[PWUJZM[Y]M[MPIJyIV\ZI[TILI-
LWR]V\WI[][NIUQTQI[8WZMRMUXTW2]IV:MVY]MTVI\]ZITLM0]MT^Ia
LQN]V\WMV4QUI\ZI[^QIRIZKWUW^Q]LWLMRIVLWXIZ\MLM[]NIUQTQIMV-[XI-
}IVWUJZ~PMZMLMZI[I[][PQRI[Y]MXMZUIVMKyIVMV0]MT^IaMVKI[WLM
Y]MP]JQM[MVU]MZ\WI[]PMZUIVI;]XI\ZQUWVQWMZIXMY]M}WaVW[IJyI
VILILMMTTI[LM[LMY]M[ITQ~-[LMKQZIXM[IZLMTI[MXIZIKQ~VI\TnV\QKIa
!
)/1+WV\ZI\IKQ~V a!
-[\I[M[\QUIKQWVM[TI[ZMITQbI)TJMZ\W/WVbnTMb[WJZMTW[JQMVM[LMLQN]V\W[LM8MZLMMUQ-
OZIV\M[NITTMKQLW[Y]MMV^QIJIV[][PMZMVKQI[I-[XI}I4I[N]MV\M[Y]MIVITQbI[WVUIaWZQ\IZQIUMV-
\MUI[K]TQVI[aIY]MMVK]MV\ZIU]aXWKI[U]RMZM[/WVbnTMb!!
)/68MZ:IUQZW*W\MI}W!!N[!!"\M[\IUMV\WLM2]IV:MVY]MT
268
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
TILM[KWVM`Q~VLMIUJI[XIZ\M[L]ZIV\MI}W[TW[PQRW[Y]MPIJyIVY]MLILW
MV -[XI}I UIV\MVyIV [] KWV[QLMZIKQ~V LM PMZMLMZW[ XZQVKQXITM[ 8ZMKQ[I-
UMV\MM[INIT\ILMVW\QKQI[XWZXIZ\MLMTINIUQTQIM`XTQKITIM[KI[IUMVKQ~V
Y]MZMKQJyIVTW[XILZM[ITW[Y]MXZWJIJTMUMV\M[MKWV[QLMZIJILQN]V\W[
-VMTKI[WLMTI[U]RMZM[MUQOZIV\M[M[\M\QXWLMKIUJQW[MVTILQ[\ZQJ]-
KQ~V LM PMZMVKQI[ [M ^M IKMV\]ILW KWUW KWV[MK]MVKQI LM Y]M [] XZWKM[W
MUQOZI\WZQWN]MLQNMZMV\MITUI[K]TQVW8IZIMUXMbIZTI[U]RMZM[Y]MMUQ-
OZIJIV[WTyIVPIKMZTW]\QTQbIVLW[][ZMLM[NIUQTQIZM[\IV\WMV-[XI}IKWUW
MV)UuZQKILMNWZUIY]MM[\ZMKPIZWVaNWZ\ITMKQMZWVM[\I[ZMTIKQWVM[)LM-
Un[UQMV\ZI[TW[PWUJZM[Y]MNITTMKyIVMZIVMV[]UIaWZyI[WT\MZW[MTOZ]XW
LMU]RMZM[ITIPWZILM\M[\IZM[\IJIKWUX]M[\WLMNWZUIUIaWZQ\IZQIXWZ
^Q]LI[WKI[ILI[MV]VIXZWXWZKQ~VU]a[QUQTIZNZMV\MITI[[WT\MZI[Y]M
KWV[\Q\]yIVMTOZ]XWUn[ZML]KQLW+]ILZW
Solteras 6 10%
Casadas 25 41%
Viudas 29 48%
-TIJWZIKQ~VXZWXQI[WJZM\M[\IUMV\W[MV)/1*QMVM[LMLQN]V\W[a)/68MZ
4I[U]RMZM[\IUJQuVZMK]ZZQMZWVI[][PQRW[KWUWPMZMLMZW[XZQVKQXITM[
MVMTKI[WLM\MVMZTW[+]IVLWM[\W[]KMLyIMZIVVWUJZILW[PMZMLMZW[MV
M`KT][Q^I[QVY]MKWV[\I[MVUn[NIUQTQIZM["MVLMTW[!\M[\IUMV\W[ZMKI-
JILW[TW[PMZMLMZW[VQKW[[WVTW[PQRW[!
-[\W[XWLyIVM[\IZLQ[\ZQJ]Q-
LW[MV\ZM8MZa-[XI}IKWUWZM[]T\ILWLM]VIMUQOZIKQ~V\IZLyILMTUI-
\ZQUWVQWWLM]V[MO]VLWUI\ZQUWVQWMV1VLQI[-VKIUJQWMVMTKI[WLMTW[
PWUJZM[TW[PQRW[[WTWIXIZMKMVMV[MQ[KI[W[a[QMUXZMZM[QLyIVMV-[XI}I
ÙVQKIUMV\MMVLMTW[!KI[W[IVITQbILW[[MM[XMKQNQKIMTM[\I\][LMTIU]RMZY]MZMITQbIJI
MT\M[\IUMV\W
4W[!KI[W[IVITQbILW[LMU]RMZM[M[XI}WTI[NITTMKQLI[MV8MZXMZ\MVMKMVITNWVLWLM*QMVM[
LM,QN]V\W[LMT)/1aITI[N]MV\M[LMXZW\WKWTW[KWV[]T\ILI[MVMT)/68MZ-[\W[\M[\IUMV\W[
XMZ\MVMKMVITXMZyWLWMV\ZMa
)/1+WV\ZI\IKQ~V !+]ILZW
269
AMELIA ALMORZA HIDALGO
N.º de N.º de
Total
Herederos Porcentaje herederos Porcentaje herederos Porcentaje
herederos
Perú España
Pariente u otro
14 11,4% 5 4,1% 9 7,3%
masculino
Pariente u otra
42 34,1% 2 1,6% 40 32,5%
femenino
-TIJWZIKQ~VXZWXQI[WJZM\M[\IUMV\W[MV)/1*QMVM[LMLQN]V\W[a)/68MZ
-TZMXIZ\WLMJQMVM[MV\ZMTW[PQRW[[MUIV\MVyIM[\ZQK\IUMV\MQO]ITQ\IZQW
MV\ZMPQRW[MPQRI[1VKT][WMVITO]VIWKI[Q~V[MNI^WZMKyILMNWZUIM[XMKQIT
I ITO]VI PQRI 8WZ MRMUXTW .ZIVKQ[KI LM 5WV\MVMOZW KWV ]V XI\ZQUWVQW
QUXWZ\IV\M LM[X]u[ LM ZMXIZ\QZ [][ JQMVM[ I XIZ\M[ QO]ITM[ MV\ZM [][ PQRW[
W\WZO~I[]VQKIPQRI]VI}ILQLWLM[WJZM[][JQMVM["®XWZMTXIZ\QK]TIZ
IUWZ Y]M TM \MVOW a R][\I[ KI][I[ Y]M I MTTW UM U]M^MV¯ -[ XW[QJTM Y]M
Y]Q[QMZII]UMV\IZ[]LW\MXIZIIa]LIZTIMV]VN]\]ZWUI\ZQUWVQW-VM[\M
KI[WMVY]MPIJyI^IZQW[PQRW[VWIXIZMKMVTMOILW[IW\ZI[XMZ[WVI[LMTMV-
\WZVWVQIZMKWOQLI[[QVWY]M[MUIV\]^W\WLWMTXI\ZQUWVQWLMV\ZWLMTI
NIUQTQI-TLMZMKPWLMTW[LM[KMVLQMV\M[LQZMK\W[PQRW[MPQRI[IPMZMLIZZM-
[Q[\yITI[MXIZIKQ~VI\TnV\QKIaTW[I}W[LMLM[KWVM`Q~VI]VY]M[M\ZI\I[MLM
PQRW[QTMOy\QUW[8WZMRMUXTW+I\ITQVI:WLZyO]Mb^Q]LIVI\]ZITLM4I[/I-
ZZW^QTTI[+nKMZM[aLQN]V\IMV8W\W[yVWUJZ~PMZMLMZI[ILW[PQRI[Y]MLMR~
MV-[XI}I5IZyI;QU~Va+I\ITQVI>nbY]Mb4I[]UILMTW[PQRW[MPQRI[
4W[XWZKMV\IRM[MVTILQ[\ZQJ]KQ~VMV\ZM-[XI}Ia8MZ[MPIVZMITQbILW[WJZMMT\W\ITLMPMZM-
LMZW[Y]M[]UIV
)/1+WV\ZI\IKQ~V)6:I}W
)/1+WV\ZI\IKQ~V!*6:!I}W
270
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
Y]MPMZMLIZWVLMM[\I[U]RMZM[IIUJW[TILW[LMT)\TnV\QKWU]M[\ZIY]M]V
LMTW[PMZMLMZW[MZIVLM[KMVLQMV\M[LQZMK\W[+]ILZW-[\IKQNZIM[
QVNMZQWZIT
Y]MXZM[MV\IMTKI[WUI[K]TQVW+]ILZWaM[\nU]aXWZ
LMJIRWLMT
Y]MPIJyIMV;M^QTTI)TIVITQbIZTILQ[\ZQJ]KQ~VLMPQRW[
MV\ZM-[XI}Ia8MZMVKWV\ZIUW[Y]MTIUIaWZyILMPQRW[MVMTKI[WLMTI[
U]RMZM[\M[\IUMV\IZQI[[MMVKWV\ZIJIMV8MZaPI[\IMV[MQ[LMTW[KI[W[
M[\]LQILW[[MWJ[MZ^IK~UW]VIUQ[UINIUQTQIY]MLIZMXIZ\QLIMVIUJW[
TILW[)LMUn[LM[\IKIVTI[PQRI[[WJZMTW[PQRW["MV8MZ]V
LMTW[
PMZMLMZW[[WVPQRI[KWV[\Q\]aMVLWMTOZ]XWUn[V]UMZW[W+]ILZW8WZ
TW\IV\WTW[KI[W[LMU]RMZM[MUQOZIV\M[[MLQ[\QVO]MV[WJZM\WLWXWZMTI]-
UMV\WLMTI[PMZMLMZI[NMUMVQVI[-[\WX]MLMM[\IZZMTIKQWVILWKWV]VQV\M-
Zu[XWZNI^WZMKMZITI[PQRI[I[yKWUWKWVTIKIXIKQLILLMTI[MUQOZIV\M[LM
N]VLIZNIUQTQI[MV8MZ)[yTW[PQRW[[QO]QMZWV[QMVLWKWV[QLMZILW[KWUWTW[
XZQVKQXITM[PMZMLMZW[[QJQMVIXIZMKMVMVUMVWZXZWXWZKQ~VXWZY]MU]KPI[
LMTI[MUQOZIV\M[KIZMKyIVLMLM[KMVLMVKQI
5n[ITTnLMTW[PQRW[\IUJQuVMVMTKI[WLMTI[MUQOZIV\M[NMUMVQVI[[M
XZWL]RW ]V I]UMV\W LM TI XZM[MVKQI LM W\ZW[ NIUQTQIZM[ KWUW PMZMLMZW[
,M[\IKIM[XMKQITUMV\MIY]yMTQVKZMUMV\W[QOVQÅKI\Q^WLMXIZQMV\M[NMUMVQ-
VW[MV-[XI}I!
N]VLIUMV\ITUMV\MPMZUIVI[a[WJZQVI[I]VY]MMV
ITOVKI[W\IUJQuVIJ]MTI[aVQM\I[4IIXIZQKQ~VLMM[\M\QXWLMPMZMLMZW[
ZM[XWVLMMVXZQUMZIQV[\IVKQIITII][MVKQILMPQRW[TMOy\QUW[8WZMRMU-
XTWMVKWV\ZIUW[MTKI[WLM1[IJMT:QY]MTUMU]RMZ®\ZQO]M}ILMWRW[XIZ-
LW[aJ]MVK]MZXW¯VI\]ZITLM;M^QTTIY]MPIJyI^QIRILWI8MZKI[ILIKWV
;MJI[\QnV>IKILM+MLQTTWaKWV[][PQRW[MV!aY]MITPIKMZ\M[\IUMV-
\W MV ILMUn[ LM PIJMZ ILY]QZQLW MT \ZI\IUQMV\W LM ®LW}I¯ a ]VI
J]MVIXW[QKQ~VPIJyIXMZLQLWI[][PQRW[)V\MM[I[Q\]IKQ~VVWUJZ~PMZM-
LMZI]VQ^MZ[ITI[]UILZMY]MPIJyIY]MLILWMV;M^QTTI8MLyIY]MMVKI[W
LMY]MM[\IP]JQMZINITTMKQLW[MN]VLI[M]VIKIXMTTIVyIXIZITI^QZOMVLMT
+IZUMVLMTIY]M[MZyIZM[XWV[IJTM[]\yIJMI\I)M[\I\yII[yKWUWI[]
IJ]MTI MV^QIJI ILMUn[ ]VI XIZ\M LM [][ JQMVM[ -V WKI[QWVM[ \IUJQuV
VWUJZIZWVPMZMLMZW[MV-[XI}IY]MVWMZIVNIUQTQIZM[LMTILQN]V\I)[y
XWZMRMUXTW)VI5IZyILM5WZIVIKQLIMV<WTMLWVWUJZ~PMZMLMZI[I
1[IJMT:]Qb5IZyI:]Qba4]KyILM+nKMZM[\WLI[^MKQVI[LM;IV\I7TITTI
8ZMKQ[IUMV\MXWZVW[MZNIUQTQIZM[LQZMK\I[[MMVKWV\ZIZWVKWVXZWJTMUI[
)/1+WV\ZI\IKQ~V6:"TQKMVKQILM^QIRMLM;MJI[\QnV>IKILM+MLQTTW)/6
8MZ:IUQZW*W\MI}WN!"\M[\IUMV\WLM1[IJMT:QY]MTUM
271
AMELIA ALMORZA HIDALGO
XIZIZMKTIUIZTIPMZMVKQIIV\MTI+I[ILMTI+WV\ZI\IKQ~VTWY]MOMVMZ~]V
TIZOWXTMQ\W!
8WZTW\IV\WTI[^Q]LI[WKI[ILI[[QVPQRW[LM[\QVIZWV[][PMZMVKQI[ILW[
OZIVLM[\QXW[LMJMVMÅKQIZQW["XWZ]VTILWI[][nVQUI[M[LMKQZITI1OTM[QI
aXWZMTW\ZWI[][NIUQTQIZM[Un[KMZKIVW[M[\]^QMZIVMV8MZWMV-[XI}I
IXM[IZLMY]MMZIKWUVY]MVWP]JQMZIV\MVQLWKWV\IK\WL]ZIV\MLuKILI[
4WUn[[QOVQÅKI\Q^WLMM[\MOZ]XWM[Y]MLMU]M[\ZITIQUXWZ\IVKQILMM[\I[
ZMLM[PWZQbWV\ITM[MVTIMUQOZIKQ~VM[LMKQZIY]MTTI[M[\IJTMKQLI[MV\ZMPMZ-
UIVW[WUQMUJZW[NIUQTQIZM[LMTIUQ[UIOMVMZIKQ~V;Q[]UIUW[TW[XI-
ZQMV\M[UI[K]TQVW[ZM[]T\IY]MTW[NIUQTQIZM[MV-[XI}IKWV[\Q\]aMZWVMT\QXW
LMPMZMLMZWUn[]\QTQbILWXWZTI[MUQOZIV\M[MV8MZ"]V
[WJZMMT\W\IT
LMPMZMLMZW[-[\MOZ]XWN]VLIUMV\ITUMV\MLMPMZUIVI[a[WJZQVI[ZM[-
XWVLMIIY]MTTW[NIUQTQIZM[Y]MY]MLIZWVMVTI8MVyV[]TIaKWVTW[Y]MV]V-
KIX]LQMZWVTTMOIZIZM]VQZ[M)XM[IZLMTI[MXIZIKQ~VM[\I[ZMTIKQWVM[XMZ-
UIVMKMVITÅVITLMTI^QLILMTIMUQOZIV\MKWUWMTTIbWQLMV\Q\IZQWaNIUQTQIZ
Un[N]MZ\M4IKI[QQVM`Q[\MVKQILMM[\I[ZMTIKQWVM[NIUQTQIZM[MV8MZ
M[KWV[MK]MVKQILMTI[XWKI[WKI[QWVM[MVY]MTI[M[XI}WTI[MUQOZIZWVKWV
]VOZ]XWNIUQTQIZM`\MV[WLMNWZUIY]MITÅVITLM[][^QLI[[MMVKWV\ZIJIV
[QV]VIZMLXIZMV\MTIZITZMLMLWZaIY]MM[\IPIJyIXMZUIVMKQLWMV-[XI}I
-VU]aXWKW[KI[W[UMVKQWVIJIVTI[MUQOZIV\M[I[][PMZUIVI[WUILZM[
KWUW ZM[QLMV\M[ MV 8MZ I]VY]M K]IVLW TW PIKyIV [M \ZI\IJI LM^yVK]TW[
U]aM[\ZMKPW[5]M[\ZILMMTTWM[Y]MMVM[W[KI[W[VW[WTWTI[VWUJZIJIV
PMZMLMZI[XZQVKQXITM[[QVWY]M[QMUXZMZMKTIUIJIVMV\MZZIZ[MR]V\WIMTTI[
WJ^QIVLWQVKT][WITW[UIZQLW[NITTMKQLW[-VLMÅVQ\Q^ILMV\ZWLMM[\I[ZMLM[
NIUQTQIZM[LM[\IKIZWVTI[ZMTIKQWVM[NMUMVQVI[TWK]IT[MZMÆMRIMVY]MMVMT
!
LMTW[\M[\IUMV\W[[MZMK]ZZQM[MVQKIUMV\MIPMZMLMZI[XWZKMV\IRMY]M
M[\IJIU]aXWZMVKQUILMTLMTW[PWUJZM[Y]M\M[\IJIVLWVLM[WTW[]KMLQ~
MV[MQ[KI[W[)LMUn[[Q[M\WUIMVKWV[QLMZIKQ~VY]MMVTW[\M[\IUMV\W[
IVITQbILW[MV;M^QTTIXIZIMTUQ[UWXMZyWLWTW[XIZQMV\M[VQKIUMV\MIK\]I-
JIVKWUWPMZMLMZW[MV]V
LMTW[KI[W[TIQUXWZ\IVKQIY]MTI[IUXTQI[
ZMLM[XIZMV\MTIZM[NMUMVQVI[\WUIZWVMVMTKI[WLMTI[MUQOZIV\M[[MXWVMLM
UIVQÅM[\W-TXZWKM[WLMMUQOZIKQ~V\ZIV[I\TnV\QKII]UMV\~TIUWZ\ITQLIL
\IV\WLMQVNIV\M[KWUWLMIL]T\W[aXZWL]RW]VIZMKWVÅO]ZIKQ~VLMTI[NIUQ-
TQI[M[XI}WTI[I[MV\ILI[MV8MZY]M\]^QMZWVY]MQVKWZXWZIZZMLM[XIZMV\M-
TIZM[Un[IUXTQI[aUQMUJZW[VWKWV[IVO]yVMW[KWUW[MZMÆMRIMVTW[\M[\I-
!
)/1+WV\ZI\IKQ~V 6:I}W
272
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
UMV\W[-[\W[V]M^W[UQMUJZW[N]MZWVMV[]UIaWZXIZ\MU]RMZM[TWY]M
LQWT]OIZITIKZMIKQ~VLMM[XIKQW[LWUu[\QKW[U]aNMUQVQbILW[
4I[MUQOZIV\M[M[XI}WTI[VW[WTWUIV\]^QMZWV]VI^QVK]TIKQ~VINMK\Q^Ia
LMZM[XWV[IJQTQLILPIKQITI[U]RMZM[LM[]NIUQTQIMV-[XI}I[QVWY]M\IU-
JQuVN]MZWVKIXIKM[LMLM[IZZWTTIZZMTIKQWVM[KWVW\ZI[U]RMZM[MV4QUI)[y
IV\MTII][MVKQILMNIUQTQIZM[MVTIKWTWVQIMVKWV\ZIZWVM[M[WXWZ\MINMK\Q^W
MVW\ZI[U]RMZM[LM[]V]M^WMV\WZVW4I[ZMTIKQWVM[MV\ZMU]RMZM[LMTUQ[-
UW OZ]XW [WKQIT a \IUJQuV LM LQ[\QV\W[ OZ]XW[ N]MZWV KTI^M[ MV [] ^QLI
KWUWM[XI}WTI[MVTIKWTWVQI4IM`Q[\MVKQILMM[\I[ZMLM[[MXWVMLMUIVQ-
ÅM[\WMVTILQ[\ZQJ]KQ~VLMTMOILW[Y]M[MZMITQbIJII\ZI^u[LMTW[\M[\IUMV-
\W[-[\W[TMOILW[XWLyIV[MZLM[LMIa]LI[MKWV~UQKI[PI[\ILW\M[WJQMVM[
-VTI8MVyV[]TITILQ[\ZQJ]KQ~VLMJQMVM[MV\ZMNIUQTQIZM[WIUQOW[MZI]VI
XZnK\QKI^QVK]TILI[WJZM\WLWITW[OZ]XW[UMLQW[aIT\W[LMTIXWJTIKQ~V
-VMTKI[WLMTW[^IZWVM[MUQOZIV\M[TW[XZQVKQXITM[JMVMÅKQIZQW[LMTW[
TMOILW[N]MZWVXIZQMV\M[KWUWPMZUIVW[XZQUW[[WJZQVW[WIUQOW[U]a
^QVK]TILW[ITIIa]LIZMKQJQLIL]ZIV\MTIMUQOZIKQ~VWITI[ZMTIKQWVM[M[\I-
JTMKQLI[ MV )UuZQKI +WUW IK\W LM JMVMÅKMVKQI \IUJQuV N]MZWV U]a
][]ITM[TW[ZMXIZ\W[LMXI\ZQUWVQWMV\ZMPQRW[UM[\QbW[aMVWKI[QWVM[\IU-
JQuVI[][UILZM[QVLyOMVI[)XIZMKyIVILMUn[XMY]M}I[LWVIKQWVM[IITO]-
VIKZQILIWQVLQILMT[MZ^QKQW+WUWMRMUXTW\MVMUW[MT\M[\IUMV\WLM)V-
\WVQW:WLZyO]MbPWUJZMVI\]ZITLM+nKMZM[Y]MPIJyI^QIRILWLMRIVLWI
[][LW[PQRW[IKIZOWLM[]UILZMMV-[XI}I-V8MZKWV[QO]Q~OIVIZ[MTI
^QLIaZM]VQZ]VXMY]M}WXI\ZQUWVQWMVXTI\IY]MMV^Q~I[][PQRW[KWUW
PMZMLMZW[4I[XMZ[WVI[LM[]MV\WZVWKWVTI[Y]MKWV\ZIRWLM]LI[WMV\IJT~
VMOWKQW[N]MZWV\WLW[PWUJZM[;WTWLMR~TIKIV\QLILLMXM[W[a[]KIUI
I]VIU]RMZTTIUILI5IOLITMVILM0MZZMZIXWZY]MTWPIJyIK]QLILWL]-
ZIV\M[]MVNMZUMLIL
-VMTKI[WLMTI[U]RMZM[MUQOZIV\M[[MXZWL]RW]VIUIaWZLQ[\ZQJ]KQ~V
\IV\WLMIa]LI[MKWV~UQKI[KWUWLMWJRM\W[LM][WXMZ[WVITMV\ZMTI[XMZ[W-
)O]ILW!!"!
/WVbnTMb!!"<IUJQuVIXIZMKMVITO]VW[KI[W[MVTW[UMZKILMZM[OMVW^M[M[)TUWZ-
bIop. cit
)/68MZ2]IV/]\QuZZMbI}W N[
273
AMELIA ALMORZA HIDALGO
VI[ZM]VQLI[MV[][KI[I[XMZW\IUJQuVN]MZILMMTTI[;M\ZI\IJILM]VOM[\W
PIJQ\]ITVW[WTWMV\ZMIY]MTTI[UMRWZ[Q\]ILI[Y]M\MVyIVUn[XMZ[WVI[I[]
KIZOW[QVW\IUJQuVMV\ZMTI[U]RMZM[Un[XWJZM[KWUW]VZMÆMRWLMTI[ZM-
LM[LMIa]LIU]\]I4I[ZMLM[LMIa]LIaLQ[\ZQJ]KQ~V[MXZWL]RMZWVMV\ZM
aJMVMÅKQIZWVN]VLIUMV\ITUMV\MIU]RMZM[-[\W[TMOILW[[MLQ[\ZQJ]aMZWV
MV\ZM]VIJIVQKWLMXMZ[WVI[Y]MKWUXZMVLyILM[LMMTKyZK]TWUn[KMZKIVW
MV4QUIPI[\ITINIUQTQIMV-[XI}I<ITLQ[\ZQJ]KQ~VM[\IJIILMUn[KWVLQ-
KQWVILIXWZTIZMTIKQ~VNIUQTQIZWVWTII[Q[\MVKQIZMKQJQLIKZQILI[IKWUXI-
}IV\M[WK]QLILWZI[MVTIMVNMZUMLILMTM[\I\][aTIZMTIKQ~VINMK\Q^I4I[
Un[JMVMÅKQILI[N]MZWVTI[[WJZQVI[Y]M\IUJQuVM[\IJIVMV8MZY]MZMKQ-
JyIVTI[UIaWZM[Ia]LI[LW\ITM[8WZMRMUXTW1[IJMT/~UMbLM:Q^ILMVMaZI
LQW]VIIa]LIXIZITILW\MI[][WJZQVI)O][\QVI5MRyILMXM[W[XIZI
Y]M [M KI[IZI KWV MT \IUJQuV TQUM}W 2WIV +MZ^IV -[\M UI\ZQUWVQW TTMO~
ZM]VQZMV\W\IT]VILW\MLMXM[W[ 4W[PMZMLMZW[XZQVKQXITM[LMTINI-
UQTQIWQVKT][WITO]VI[IKWOQLI[Y]MTTMOIZWVIMY]QXIZIZ[MKWVPMZUIVI[
VW [WTW ZMKQJQMZWV KIV\QLILM[ UWVM\IZQI[ [QVW Y]M N]MZWV TW[ XZQVKQXITM[
LM[\QVI\IZQW[LMTW[JQMVM[U]MJTM[MQVU]MJTM[5QMV\ZI[MTPMZMLMZWUI[-
K]TQVW[MY]MLIJIKWVTIXZWXQMLILLMTIKI[ITI[U]RMZM[ZMKQJyIVTW[WJRM-
\W[LWUu[\QKW[Un[T]RW[W[a\IUJQuVUn[XZnK\QKW[XIZITI^QLIKW\QLQIVI
4W[JQMVM[Y]MVWZUITUMV\M[MLQ[\ZQJ]yIVMZIVU]MJTM[aMV[MZM[LWUu[\Q-
KW[XMZW[WJZM\WLWIY]MTTW[ZMTIKQWVILW[KWVMTLWZUQ\WZQWKWUWTIKIUI
a[]IR]IZILMUn[LM^M[\QLW[aXWZT\QUWWJRM\W[ZMTQOQW[W[,M[\IKI\IU-
JQuVMTZMXIZ\WLMM[KTI^W[KWUW]VWLMTW[JQMVM[Un[\QTM[XIZIU]RMZM[
-VVQ^MTM[QVNMZQWZM[W\ZI[U]RMZM[ZMKWOQLI[LMUMVWZKI\MOWZyIWTI[KZQI-
LI[ZMKQJyIV[WJZM\WLWIa]LI[XIZILW\M[;M\ZI\ILMIa]LI[LMJMVMÅKMVKQI
Y]M[]XMZIJIVMTKyZK]TWLMTIKI[IaITKIVbIJIVIW\ZI[U]RMZM[LMTMV\WZVW
MQVKT][WLM-[XI}I
=VWLMTW[KI[W[Y]MUMRWZMRMUXTQÅKITILQ[\ZQJ]KQ~VLMTMOILW[M[MT
\M[\IUMV\WLMTIMVKWUMVLMZI2WZLIVI5MRyI;MOVTIKW[\]UJZMLMIKWOMZ
ILQ[\QV\I[XMZ[WVI[MV[]KI[IM[\M\M[\IUMV\WQVKT]aM]VIM`\MV[ITQ[\ILM
JMVMÅKQILW[-VXZQUMZT]OIZI[]XZQVKQXITPMZMLMZWa[WJZQVWXWTy\QKWTM
LMR~TIXZWXQMLILLMTIKI[IMVY]M^Q^yITW[WJRM\W[KWUXTM\W[LMTLWZUQ\W-
ZQWY]MWK]XIJILM[LMVQ}W[][KIJITTW[®]VIVMOZIXIZIY]MTM[QZ^I¯aLW[
M[KTI^W[-V]V[MO]VLWVQ^MTZMXIZ\Q~[][JQMVM[U]MJTM[aWJRM\W[LWUu[-
)/68MZ:IUQZW*W\MTMOIRWI}W
)/1+WV\ZI\IKQ~V6"MVM[\MKI[WTIPQRILM*MI\ZQbLM-[Y]Q^MTLMR~\WLW[[][M[KTI-
^W[I[]UILZMK]IVLW[M\ZI[TIL~I;M^QTTI
274
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
\QKW[MV\ZMLW[JMVMÅKQIZQI[XZQVKQXITM["[]PMZUIVI1[IJMT5MRyIa]VIU]-
RMZY]MPIJyI\MVQLWZMKWOQLI5ITOIZQLILM=ZQ~V)UJI[N]MZWVVWUJZI-
LI[®\MVMLWZI[LMTW[JQMVM[U]MJTM[aIR]IZY]MPIaMVTIKI[ILMX]MZ\I[
XIZIILMV\ZW¯)LMUn[MV\ZMO~ITO]VW[JQMVM[XIZ\QK]TIZM[IKILI]VI)
1[IJMT5MRyIKWUW[]PMZUIVITIVWUJZ~\IUJQuVPMZMLMZILM]VUIaW-
ZIbOWLM>QTTIKI[\yVY]MMZILM[]NIUQTQI)LMUn[TMLQWXM[W[®]VI
VMOZQ\IXIZIY]MTM[QZ^I¯WKPWO]ILIUMKyM[ Ib]TM[a\WLITI\IXQKMZyILM
.TIVLM[)MTTWI}ILyI"®\WLITIZWXILMUQ^M[\QLWaZWXIJTIVKIa\WKILWa
]VIITNWUJZILMUQM[\ZILWaTW[KWRQVM[LM\MZKQWXMTWVMOZWLMUQM[\ZILW¯
)TIZMKWOQLI5ITOIZQLI¸®XWZTIJ]MVIKWUXI}yIY]MUMPQbWaXWZMT
IUWZY]MTI\MVOW¯¸TMMV\ZMO~]VIM[KTI^IXM[W[TIKIRILMUILMZI
LWVLMLWZUyITIXZWXQI2WZLIVI]VI[QTTIJIRILMK]MZWa]VIUM[IXMY]M-
}ILW[O]ILIUMKyM[K]I\ZW^IZI[LMZIRI [MQ[LM\INM\IVM[ LM5u`QKWa
]VIQUIOMVLMTI^QZOMVaW\ZILM;IV.ZIVKQ[KW-V\ZMW\ZI[U]RMZM[LM[]
KI\MOWZyI\IUJQuVZMXIZ\Q~JQMVM[KWUW]VIQUIOMVLMTVIKQUQMV\WY]M\M-
VyIMVKI[IY]MMV^Q~ILW}I4]Q[ILM5MVLWbIU]RMZLMLWV.MTQXM/]-
\QuZZMb :MXIZ\Q~PI[\IV]M^MM[KTI^W[MV\ZMTI[XMZ[WVI[LM[]M[\I\][KWUW
]VWLMTW[JQMVM[Un[XZMKQILW[aZMTIKQWVILWKWV]VIJ]MVIXW[QKQ~V[WKQIT
Y]M[WTWY]MLIZyIVTQJZM[LM[X]u[LMM[\M[MZ^QKQWÙVQKIUMV\MLMR~PWZZW[
TQJZM[IW\ZW[LW[M[KTI^W[KWVTIKWVLQKQ~VLMY]M[QZ^QMZIVI[]PMZUIVI
aI[][WJZQVW
-V]V\MZKMZVQ^MTZMITQb~]VILQ[\ZQJ]KQ~VLMIa]LI[MKWV~UQKI[MV[]
UIaWZyILW\M[MV\ZMTI[XMZ[WVI[Y]M\MVyIIKWOQLI[MV[]KI[IXMZW\IU-
JQuVPQbWZMXIZ\W[IXMZ[WVI[XWJZM[8ZQUMZWI]VILWVKMTTIY]MTMPIJyI
[MZ^QLWaM[\IJIMV[]KI[I)VI+IVMTI[TMLQWXM[W[®XIZI[]ZMUMLQW¯
<MVyIILMUn[MV[]KI[ILW}I2WZLIVIW\ZILWVKMTTIY]MTMPIJyILMRILWI
KIZOW[]PMZUIVI5IZyI5MRyIITIY]MLQWXM[W[7\ZILMTI[LWVKMTTI[
ZMKWOQLI[MZILW}I2WIVILM*WJILQTTIITIY]MUIVL~XM[W[\IUJQuV
XIZI[]LW\M,MKTIZ~I[QUQ[UWY]M\MVyIMV[]XWLMZI.ZIVKQ[KW)TWV[WIT
K]ITLMKyIPIJMZKZQILWaY]MTMPIJyI[MZ^QLWXWZTWY]MTMLMR~XM[W[
AIW\ZI[LW[LWVKMTTI[1Vu[*IZJIa.ZIVKQ[KI*IZJIW\WZO~XM[W[I
;MOVTI:)-]VO]ILIUMKyM[]V®K]MZWILWJILWaILWZVILWKWVLQJ]RW[LMXQV\]ZIWZM-
TQM^M¯
;MOVTI:)-]VIZIRIM[]VI®M[XMKQMLMXI}WOZ]M[WaLMJIRIM[\WNI¯I]VY]M\IUJQuV
M`Q[\yITI®ZIRILM.TWZMVKQI¯Y]MMZI]VXI}WU]aNQVWY]MXZWKMLyILM1\ITQI
;MOVTI:)-M[]VI®\MTILMTOILILM[MLIU]a\]XQLI¯
,W}I4]Q[ILM5MVLWbIaB}QOIKWUW^Q]LILMLWV.MTQXM/]\QuZZMbZMKQJQ~KWVNQZUIKQ~V
LMTIMVKWUQMVLILM/]IZQVIKW\IMV)/14QUI6
275
AMELIA ALMORZA HIDALGO
KILI]VI.]MZILMTVKTMWLWUu[\QKWMV^Q~]VILW\MLMXM[W[XIZI]VI
UWVRILMTUWVI[\MZQWLM;IV\I+TIZIMV<Z]RQTTWLM8MZ:MITQb~ILMUn[
W\ZW[ ZMXIZ\W[ KIZQ\I\Q^W[" I TI ^Q]LI a IT PQRW LM ,QMOW LM 6WZW}I LM
XM[W[LMTQUW[VIaITIU]RMZLM8MLZW1bY]QMZLWa[][PQRI[Y]M^Q^yIVMV
+IRIUIZKILMW\ZW[XM[W[<IUJQuVLQ[X][WY]M[QITO]VIQVLQIZMKTIUI-
JI MT XIOW LM ITOV [MZ^QKQW ZMITQbILW UQMV\ZI[ ^Q^Q~ MV <Z]RQTTW TM N]M[M
IJWVILW8WZT\QUWMV^Q~XM[W[LMXTI\IMV[IaILI!UIZI^M-
Ly[XIZIN]VLIZ]VIZMV\IMVTIQOTM[QI5IaWZLM>QTTIKI[\yV;MOW^QI[]
T]OIZLMWZQOMVKWVMTY]M[MÅVIVKQI[MTILW\MLMK]I\ZWP]uZNIVI[®LMTI[
Un[XWJZM[Y]MP]JQMZI¯)[QUQ[UWUIVL~Y]MKWVTW[JMVMÅKQW[Y]M[MTM
LMJyIVLM]VUIaWZIbOWY]MPMZML~MV<WZZM[LM+I}W[-`\ZMUIL]ZI[M
KI[I[MV\ZM[P]uZNIVI[XWJZM[LM>QTTIKI[\yVa[MTM[LQM[M]VIZWXILMKIUI
aL]KILW[ UIZI^MLy[ !-[\MZMXIZ\WLMJQMVM[M[]VIUIVQNM[\I-
KQ~VLMT\QXWLMZMTIKQWVM[Y]MM[\IJTMKQ~KWV[]MV\WZVWLM\MZUQVILWN]V-
LIUMV\ITUMV\MKWUW[MPILQKPWXWZMTVQ^MT[WKQITaXWZTIZMTIKQ~VINMK-
\Q^I 4I[ XMZ[WVI[ Un[ JMVMÅKQILI[ N]MZWV UQMUJZW[ LM [] NIUQTQI []
[WJZQVWa[]PMZUIVIR]V\WKWV]VIZMKWOQLIY]MIXM[IZLMVW[MZNIUQTQIZ
[M[Q\IMVJMVMÅKQW[aXW[QKQ~V[WTW]VXWKWXWZLMJIRWLMTINIUQTQI)W\ZI[
U]RMZM[®LW}I[¯MV\ZMO~ITO]VW[ZMOITW[LM\QXWZMTQOQW[WWM[KTI^W[TW[Un[
[QUJ~TQKW[MVTWY]MZM[XMK\IITIXW[QKQ~V[WKQIT4W[ZMXIZ\W[LMJMVMÅKMV-
KQI\IUJQuVN]MZWVM[KITWVILW["TI[Un[JMVMÅKQILI[N]MZWVTI[XMZ[WVI[I[]
KIZOWaITO]VI[LWVKMTTI[M`\MZVI[aXWZT\QUW[M[Q\IVTI[TQUW[VI[ITI[
Un[XWJZM[aTI[Ia]LI[LMLW\MMV-[XI}I+IJMLM[\IKIZY]MM`KMX\WMV
LW[WKI[QWVM[\WLW[TW[ZMXIZ\W[aTQUW[VI[N]MZWVLM[\QVILW[IU]RMZM["[]
PMZUIVITI[[MQ[U]RMZM[Y]MLMKTIZ~PIJMZIKWOQLWMV[]KI[I]VI^MKQVI
]VI VW^QKQI MV <Z]RQTTW a ]VI ^Q]LI MV +IRIUIZKI a TI[ LW\M[ XIZI [QM\M
LWVKMTTI[XWJZM[MV>QTTIKI[\yV
=VMRMUXTWLMMUQOZIV\MY]MITKIVb~KQMZ\IXZW[XMZQLILMV4QUIM[MT
LM 5IZyI LM 4I[K]\Q VI\]ZIT LM )TJIKM\M <WTMLW -[XI}I Y]MMUQOZ~ I
8MZ KWV [] [MO]VLW UIZQLW ,WUQVOW 0MZVnVLMb )T VW LMRIZ PQRW[ LM
VQVO]VWLM[][LW[UI\ZQUWVQW[N]VL~]VIKIXMTTIVyIMVMT+ITTIWLMTI
K]ITVWUJZ~UIaWZLWUWI[]UIZQLWa\ZI[[]NITTMKQUQMV\WITW[UIaWZ-
LWUW[LMTI+WNZILyILM;IV)V\WVQW;QVUn[PMZMLMZW[ZMITQb~]VZMXIZ\W
LM TMOILW[ MV\ZM 8MZ a -[XI}I 4I[ Un[ JMVMÅKQILI[ LM M[\M N]MZWV ]VI
K]}ILIa]VIU]RMZY]M\MVyIZMKWOQLIMV[]KI[I4MOIJII1[IJMT5IZ\yV
XM[W["®XWZMTIUWZY]MTM\MVOWa[MZ PMZUIVILMUQUIZQLW¯AI
!
)/1+WV\ZI\IKQ~V6:I}W
276
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
5IZ\I-[\u^MbITIY]MPIJyIKZQILWMV[]KI[ITMMV\ZMO~XM[W[a]VI
VMOZI¸TWK]ITMZI]VXI\ZQUWVQWQUXWZ\IV\MKWV[QLMZIVLWY]MTILW\MLM
TIXZWXQI5IZyILM4I[K]\QMV-[XI}IN]MLMXM[W[¸"®XWZMTIUWZY]M
TM\MVMUW[a[][[MZ^QKQW[¯,M[X]u[ZMXIZ\Q~Ia]LI[LMUMVWZKWV[QLMZIKQ~V
aITO]VW[JQMVM[MV\ZMU]RMZM[LM[]MV\WZVW)[yWZLMV~Y]M[MTMMV\ZMOI-
[MVLW[KWTKPWVM[K]I\ZW[nJIVI[LW[ITUWPILI[LMTIVIa]VINZIbILII
]VIU]RMZTTIUILI2]IVIY]MPIJyIKZQILWMV[]KI[IaZMOIT~®]VIVMOZQ\I
LMKQVKWI}W[LMMLIL¯I5IZyILM>MV\Q[Y]MMZI\WLI^yI]VIVQ}IPQRILM
)V\WVQWLM>MV\Q[-VIUJW[KI[W[MTUW\Q^WY]MITMOIJIXIZIPIKMZTWMZI"
®XWZMTIUWZY]MTM\MVOW¯)LMUn[ILW[PQRI[LM5IZQIVI2QUuVMb1[IJMT
a4]KyITM[UIVL~XM[W[IKILI]VIXIZIKWV\ZQJ]QZI[]LW\M)5IO-
LITMVI +IZZM\MZW TM LQW KWUW TQUW[VI XM[W[ a I 2W[MNI LM 7KIUXW
U]RMZKI[ILIKWV)V\WVQWLM>IZ\QTW\ZW[XM[W[-V\W\ITZMXIZ\Q~XIZ\M
LM[][JQMVM[MV\ZMWKPWU]RMZM[LM[]MV\WZVWKMZKIVWMV4QUI8WZT\QUW
MV^Q~XM[W[ITI^QTTILM)TJIKM\M-[XI}IXIZITW[PQRW[LM.ZIVKQ[KW
5I\IUWZW[aTI[PQRI[LM)VI:]Qb5I\IUWZW[PMZUIVW[LM[]XZQUMZUI-
ZQLWXIZIIa]LIZTM[MVMTUI\ZQUWVQW®aW\ZI[KW[I[LM[]ZMUMLQW¯!+WUW
[M WJ[MZ^I IY]y MV TI[ MUQOZIV\M[ [QV PQRW[ Y]M PIJyIV \MVQLW ]V XZQUMZ
UI\ZQUWVQWMV-[XI}I[MXZWL]KyIMVWKI[QWVM[MTMV^yWLMTMOILW[ITINI-
UQTQILMTUIZQLWY]MY]ML~I\Zn[[WJZM\WLWI[WJZQVW[
8WZTW\IV\WMVM[\M\QXWLMLQ[\ZQJ]KQ~VLMTMOILW[\IUJQuV[M\MVyIMV
KWV[QLMZIKQ~VITW[NIUQTQIZM[Y]MM[\IJIVMV-[XI}IITW[Y]MN]VLIUMV-
\ITUMV\M[MMV^QIJIVIa]LI[MKWV~UQKI[¸[WJZM\WLWIa]LI[LW\ITM[I[W-
JZQVI[LMMV\ZMaXM[W[¸aMVKIV\QLILM[QVNMZQWZM[ITI[LQ[\ZQJ]Q-
LI[ITINIUQTQIMV8MZ-V\ZMTI[Un[IT\I[MVKWV\ZILI[M[\nVTW[XM[W[
LMXTI\IUIZI^MLy[Y]MMV^Q~TI^Q]LI5IZyILM)TLIVIILW[[W-
JZQVI[[]aI[PQRI[LM[]PMZUIVI.ZIVKQ[KI/IZKyILM)TLIVIY]M^Q^yIVMV
)b]IaIMV-`\ZMUIL]ZIT]OIZLMWZQOMVLMTIMUQOZIV\M-VKI[WLMY]M
]VILMMTTI[P]JQM[MNITTMKQLWLMJyIPMZMLIZ\WLWTIW\ZIa[QP]JQMZIVU]MZ-
\WIUJI[TI[LW\M[QZyIVITI[LW[PQRI[LMW\ZIPMZUIVI5IZyI;nVKPMb!
)]V[QMVLW]VIIa]LIQUXWZ\IV\MM[\IJIU]aXWZLMJIRWLMTW[XM[W[
KWVTW[Y]MLW\~I[]XZWXQIPQRIMV8MZ7\ZWKI[W[QUQTIZM[MTLM.ZIVKQ[-
KILM5WV\MVMOZW+WV]VQUXWZ\IV\MXI\ZQUWVQWMV^Q~I-[XI}IXM-
[W[XIZI]VI[PMZUIVI[Y]MPIJyILMRILWMV;M^QTTI2]IVIa8M\ZWVQTILM
)/1+WV\ZI\IKQ~V!6I}W
!
)/1+WV\ZI\IKQ~V!)6:I}W*QMVM[LMLQN]V\W[LM5IZyI/IZKyILM)TLI-
!
VI4IKIV\QLILLMXM[W[LMXTI\IMY]Q^ITMIUIZI^MLy[
277
AMELIA ALMORZA HIDALGO
5WV\MVMOZWKIV\QLILY]M[IK~LMW\ZW[XM[W[Y]MTMPIJyILMRILWIMTTI
]VI\yI[]aILQN]V\IMV8MZ-TZM[\W[MLM[\QV~I]VIKIXMTTIVyIXIZI[][
PQRW[MV4QUIY]MN]MZWVTW[XZQVKQXITM[JMVMÅKQIZQW[LMTIPMZMVKQI-VTW[
KI[W[MVY]MM`Q[\yIVPQRW[KWUWM[\MVWIXIZMKMVTMOILW[IW\ZI[XMZ[WVI[
LMTMV\WZVWVQIZMKWOQLI[[QVWY]M[MUIV\QMVM\WLWMTXI\ZQUWVQWLMV\ZW
LMTINIUQTQIÙVQKIUMV\MXWLyIIXIZMKMZITOVMV^yWLMLW\M[I[WJZQVI[
KWUW[MPI^Q[\W
-TMV^yWLMLW\M[I-[XI}I\IUJQuVXWLyIPIKMZ[MIXIZ\QZLMZMTIKQWVM[
LMIUQ[\ILNWZRILI[MV4QUI=VMRMUXTWM[MTLM)VI5IZ\yVVI\]ZITLM
<WZZQRW[ <WTMLW Y]QMV XZMXIZ~ [] \M[\IUMV\W MV 4QUI LM[X]u[LM XI[IZ
XWZLW[UI\ZQUWVQW[aY]MLIZ[QVPQRW[;]XZQVKQXITQV^MZ[Q~VTIZMITQb~MV
]VIKIXMTTIVyIMV<WZZQRW[IVWUJZMLM]V[WJZQVWLM[]XZQUMZUIZQLW
8MZW\IUJQuVLQ[\ZQJ]a~]VI[MZQMLMLW\M[MV-[XI}IMV\ZMLWVKMTTI[Y]M
MZIVNIUQTQIZM[LMIUQOW[aLM]LW[Y]M[MMVKWV\ZIJIVMV8MZ)[yMV^Q~
LW\M[ILW[PMZUIVI[LM1[IJMTLM;IV\QIOWY]M^Q^yIVMV<WZZQRW[XIZIY]M
[M TI[ LQMZIV \IV\W [Q Y]MZyIV KI[IZ[M KWUW Y]MLIZ JMI\I[ 4W PQbW XWZ TI
IUQ[\ILY]M\MVyIKWVM[\I1[IJMTLM;IV\QIOWXIQ[IVIY]M\IUJQuV^Q^yIMV
4QUI<IUJQuVMV^Q~LW\M[ITI[PQRI[LM]V\IT8MLZWLMTI8TIbIMV<WZZQ-
RW[XIZQMV\MLM8I[K]ITLM)ZIVLIY]MM[\IJIMV8MZ!
8WZ[]XIZ\MTI[U]RMZM[KWVUMVW[XI\ZQUWVQWMVXWKI[WKI[QWVM[PI-
KyIVMV^yW[I-[XI}I8WZMRMUXTW5IZyILM5MTWVI\]ZITLM<I^QZI8WZ-
\]OIT\MZUQV~[]^QLIMV4QUI[QMVLW^Q]LI[QVPQRW[aZMTQOQW[ILMTI\MZKM-
ZIWZLMVLM;IV.ZIVKQ[KW:MKQJQ~TW[K]QLILW[LM]V[WJZQVW)V\WVQWLM
5MVLWbIITY]MVWUJZ~KWUW[]VQKWPMZMLMZW)TVW\MVMZUn[TIbW[
NIUQTQIZM[LQ[\ZQJ]a~[][XWKW[JQMVM[MVIa]LI[aTQUW[VI[)]VIUWbIY]M
\MVyIMV[]KI[ITTIUILI+WV[\IVbILM0MZZMZITMLQWXI\IKWVM[aITO]-
VW[WJRM\W[LWUu[\QKW[KWUW]VNITLMTTyVW]VIKIRILMKW[\]ZI)]VVQ}W
Y]MPIJyIKZQILWTTIUILW8MLZWY]M\MVyIKQVKWI}W[TMMV\ZMO~]VKWTKP~V
aLQ[X][WY]M[]KZQIVbI[MXIOI[MKWV[][JQMVM[;]UIaWZJMVMÅKQIZQIMZI
]VILWVKMTTIY]MM[\IJIIKIZOWLMW\ZI[M}WZI5IZyILM;W\WUIaWZPQRILM
LWV)TWV[WLM;W\WUIaWZY]M\MVyIMVM[MUWUMV\W\ZMKMI}W[a[MMVKWV-
\ZIJI ZMKWOQLI MV KI[I LM ]VI \IT 5IZyI 5IOLITMVI VI\]ZIT LM +PQTM" TM
UIVL~XM[W[a]VITQ[\ILMWJRM\W[LM[]KI[I[WJZM\WLWLMXTI\I)
LW}I)O][\QVILM<W^IZITIY]MPIJyIMV\ZMOILWMVKWVÅIVbITW[XM[W[
aTW[WJRM\W[Y]MM[\IJIVLM[\QVILW[I5IZyILM;W\WUIaWZTMLMR~]VZM\I-
JTWLMTI<ZQVQLILa]VZWLIXQuLMXM\I\MY]MM[\IJIMVMTM[\ZILW8WZT\Q-
!
)/1+WV\ZI\IKQ~V*6I}W
278
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
UWMV^Q~]VM[\ZILWLMUILMZIOZIVLM]VKWTKP~Va]VXM\I\MI]VI[M}W-
ZITTIUILILW}I*MI\ZQb-VZyY]MbaI[]PQRILW}I5IZyI-VZyY]Mb]VI
KIUQ[IJ]MVIKWVTI[UIVOI[TIJZILI[!-[\M\QXWLMJQMVM[LWUu[\QKW[[W-
TyIV LQ[\ZQJ]QZ[M MV\ZM TI[ PQRI[ W NIUQTQIZM[ NMUMVQVI[ -[\W[ MRMUXTW[ LM-
U]M[\ZIVTIKIXIKQLILY]M\]^QMZWVTI[U]RMZM[M[XI}WTI[LMLM[IZZWTTIZZM-
LM[ N]MZI LM TI NIUQTQI MV I][MVKQI LM M[\I! ,IV K]MV\I I[QUQ[UW LM TI
KIXIKQLILLMLQ[\ZQJ]KQ~VLM[][KIXQ\ITM[aIN]MZIV^Q]LI[WKI[ILI[OM[\W
UMLQIV\MMTK]ITZMNWZbIJIVTI[ZMTIKQWVM[KWVTI[U]RMZM[LM[]UQ[UIKTI[M
[WKQIT
+WUW[MPI^Q[\WMVTW[MRMUXTW[IV\MZQWZM[M[\IXZMWK]XIKQ~VW^QVK]-
TIKQ~VPIKQITI[U]RMZM[[MUIVQNM[\~\IUJQuVI\ZI^u[LMTI[UIVLI[XyI[
KWV]VIOZIVXZWN][Q~VLMLW\M[ILWVKMTTI[P]uZNIVI[;QJQMVNWZUIJIXIZ-
\MLM]VIXZnK\QKILMKIZQLILKZQ[\QIVIU]aM`\MVLQLILMV\ZWLMTW[ZQ\W[LM
XZMXIZIKQ~VIV\MTIU]MZ\MLM[\IKIIT[MZ]VWLMTW[Un[]\QTQbILW[XWZTI[
U]RMZM[ -V MT KI[W LM TW[ PWUJZM[ MUQOZIV\M[ [WTyIV LQ[\ZQJ]QZ TQUW[VI[
[WJZM\WLWITI[~ZLMVM[M^IVOMTQbILWZI[ITW[PW[XQ\ITM[LMM[XI}WTM[¸aI
^MKM[\IUJQuVITW[LMQVLQW[¸aUIVLI[ILQ[\QV\W[\QXW[LMXWJZM[KWUW
XZM[W[XWJZM[^MZOWVbIV\M[M\K,MV\ZWLMM[\IJMVMÅKMVKQI\IUJQuVIXI-
ZMKMVTI[LW\M[IP]uZNIVI[XIZIMV\ZIZMVZMTQOQ~VW\WUIZM[\ILWY]MLI-
JIV [WJZM \WLW TW[ Un[ X]LQMV\M[! 4I[ U]RMZM[ MUQOZIV\M[ ZMXIZ\QMZWV
\IUJQuVUIVLI[XyI[MV\ZMTW[KMV\ZW[ZMTQOQW[W[aLMJMVMÅKMVKQILM4QUI
XMZWILMUn[MVU]KPI[WKI[QWVM[W\WZOIZWVLW\M[XIZILWVKMTTI[aIUM-
V]LWN]VLIZWVZMV\I[XIZIJMVMÅKQIZIU]RMZM[LMTMV\WZVW,W}I5IZyILM
4WIa[IU]RMZ^Q]LIaKWVKQMZ\IZQY]MbIN]VL~]VIZMV\I^QVK]TILIITPW[-
XQ\ITLMTI+IZQLILXIZILW[LWVKMTTI[LMXM[W[KILI]VI;QVMUJIZOW
M[\IJTMKQ~TI[QO]QMV\MTyVMIXZQWZQ\IZQIMVK]IV\WI[][JMVMÅKQIZQI["LMJyIV
[MZTI[PQRI[LM5IZyILM4WIa[IVQ}IY]MPIJyIKZQILWMV[]KI[IWTI[PQRI[
LM.ZIVKQ[KI;MZZIVWW[]PMZUIVI)VI;MZZIVWa\IUJQuVTI[PQRI[LMM[\I
[QTI[\]^QMZI¸TI[PMZUIVI[;MZZIVWMZIVPQRI[LM]VUMZKILMZKWVMTY]M
LW}I5IZyIPIJyIPMKPWITO]VW[VMOWKQW[XWZTWY]MPIJyIM[\IJTMKQLWM[\I
^QVK]TIKQ~V¸!
!
)/68MZ)O][\yVLM)\MVKQI!I}W["\M[\IUMV\WLMLW}I5IZyILM5MTW
!
;IVLZI+I^ITTWPIM[\]LQILWTIQUXWZ\IVKQILMTI\ZIV[UQ[Q~VLMXZWXQMLILM[MV\ZMTI[U]RM-
ZM[LMV\ZWLMTINIUQTQIMVMTKI[WQ\ITQIVW+I^ITTW
!
/WVbnTMb!!"
!
)/68MZ4~XMb)TUIOZW!I}W"M`XMLQMV\M[WJZMTW[JQMVM[LMLW}I5IZyILM
4WIa[I^Q]LILMT\M[WZMZW)V\WVQWLM)TIZK~V
279
AMELIA ALMORZA HIDALGO
<IUJQuV[MXZWL]RWMTMV^yWI-[XI}ILMIa]LI[LW\ITM[XIZIP]uZNIVI[
,MPMKPWLM[X]u[LMTIN]VLIKQ~VLMKIXMTTIVyI[N]MTIUIVLIZMTQOQW[IUn[
MV^QILII-[XI}I-TMV^yWLMM[\I[UIVLI[[MXZWL]KyIMVMTUIZKWLM]VI
LQ[\ZQJ]KQ~VLMWJZI[LMKIZQLILY]M[MZMXIZ\yIVMV\ZM^IZQI[QV[\Q\]KQWVM[LM
JMVMÅKMVKQI W ZMTQOQW[I[ \IV\W MV )UuZQKI KWUW MV -[XI}I ) XM[IZ LM
M`Q[\QZMVTIKWTWVQIaIXIZIÅVM[LMT[QOTWXVI]VVUMZWLMQV[\Q\]KQWVM[LM
JMVMÅKMVKQIaZMTQOQW[I[Y]MXWLyIVZMKQJQZ\IV\WLWVIKQWVM[KWUWKIXMTTI-
VyI[]VIKIV\QLILQUXWZ\IV\MLMMUQOZIV\M[LMKQLQMZWVMV^QIZXIZ\MLM[]
PMZMVKQIIM[\M\QXWLMQV[\Q\]KQWVM[MV[][T]OIZM[LMWZQOMV8WZMRMUXTWaI
MV!*MI\ZQbLM;IVLW^ITVIKQLIMV;M^QTTIWZLMV~Y]M[MLQRMZIVUQ[I[
XMZXM\]I[MVTIKI\MLZITLMM[\IKQ]LILaY]MKWVMTZMUIVMV\M®[MKI[IZMV
LWVKMTTI[XWJZM[¯!-[\W[]XWVM]VVQ^MTLM^QVK]TIKQ~VMUWKQWVITMQLMV\Q-
\IZQIU]aN]MZ\M,MPMKPWMVTIUIaWZyILMTW[KI[W[K]IVLWTIXMZ[WVI
\M[\IUMV\IZQI LQ[XWVyI LM KIXQ\IT []ÅKQMV\M TI[ LWVIKQWVM[ [M LQ[\ZQJ]yIV
MV\ZMIUJW[TILW[LMT)\TnV\QKW
,]ZIV\MTI[MO]VLIUQ\ILLMT[QOTW XVITIKQ]LILLM4QUIZM]VQ~MV[]
[MVWI]VOZ]XWLM^Q]LI[MVKWUMVLMZI[Y]M\MVyIV]VI[MZQMLMVMKM[QLILM[
KWU]VM[8WZ]VTILWKWUWXZW\IOWVQ[\I[LM]VIUQOZIKQ~V\ZIV[I\TnV\QKI
MV[]R]^MV\]LKIZMKyIVLM]VIIUXTQIZMLXIZMV\MTIZY]MTI[I[Q[\QMZIMVTI
^MRMb8WZW\ZWTILWTIUIaWZyIKIZMKyILMLM[KMVLMVKQILQZMK\IUI[K]TQVII
TIY]MLMRIZ]VIUXTQWXI\ZQUWVQWIK]U]TILW\ZI[]VITIZOI\ZIaMK\WZQI^Q\IT
LM I[KMV[Q~V [WKQIT a UI\ZQUWVQW[ M`Q\W[W[ -[\I[ M[XI}WTI[ KWZZM[XWVLyIV
N]VLIUMV\ITUMV\MITOZ]XWLMU]RMZM[Y]MMUQOZIZWVMVTIXZQUMZIUQ\IL
LMT[QOTWXVILMNWZUIY]MX]LQMZWVIKKMLMZITW[UMRWZM[UI\ZQUWVQW[KWV
UQMUJZW[LMTIuTQ\MMVKWUMVLMZIaI[KMVLMZPI[\IITKIVbIZ]VIXW[QKQ~V
ZMTM^IV\MMVTI[WKQMLILKWTWVQIT[QJQMVITÅVITLM[][^QLI[MVKWV\ZIZWVIT-
O]VI[LQÅK]T\ILM[MV\IV\WY]M^Q]LI[[QVPMZMLMZW[)M[\MXZWJTMUILMTI[
^Q]LI[JMVMUuZQ\I[[M]VQ~MTLMTI[LWVKMTTI[LMTIuTQ\MY]M\MVyIVLQÅK]T\I-
LM[XIZIKWV\ZIMZUI\ZQUWVQW;QJQMVL]ZIV\MTI[XZQUMZI[LuKILI[\ZI[TI
KWVY]Q[\I a TI[ O]MZZI[ KQ^QTM[ TI V]M^I [WKQMLIL KWTWVQIT XZM[MV\IJI ]VI
!
8uZMb+nVMXI!
280
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
N]MZ\MLMUIVLILMU]RMZM[KI[ILMZI[MVTI[MO]VLIUQ\ILLMT[QOTW XVI el
UMZKILWUI\ZQUWVQIT[MPQbWUn[KWUXM\Q\Q^WTWY]MXZW^WK~Y]MU]KPI[
U]RMZM[MVTIuTQ\MVWX]LQMZIV\MVMZIKKM[WITUQ[UW)[yTI[U]RMZM[LM
NIUQTQI[JMVMUuZQ\I[Y]MVW[MPIJyIVMVZQY]MKQLWTW[]ÅKQMV\MWTI[MUQ-
OZIV\M[Y]MKWV\QV]IJIVTTMOIVLWLM[LMTI8MVyV[]TIVWXWLyIVKWUXM\QZ
KWVNIUQTQI[KZQWTTI[JQMVM[\IJTMKQLI[Y]MWNZMKyIVKILI^MbLW\M[Un[IT\I[I
IY]MTTW[PWUJZM[Y]MMZIVKWV[QLMZILW[TW[UMRWZM[XIZ\QLW[8WZW\ZWTILW
[QMVLWJMVMUuZQ\I[WM[XI}WTI[\IUXWKWXWLyIVZMJIRIZ[MI]VUI\ZQUWVQW
LMUMVWZKI\MOWZyI4I[LQÅK]T\ILM[XIZIMVKWV\ZIZKIVLQLI\W[ILMK]ILW[
MVK]IV\WIM[\I\][WZQOMVaVQ^MTMKWV~UQKWMZIVMTUW\Q^WLMM[\M®M`KM-
LMV\M¯LMLWVKMTTI[!
-VTI[MO]VLIUQ\ILLMT[QOTW XVI[MXZWL]RWMTLM[IZZWTTWQV[\Q\]KQWVIT
\IV\WLMT^QZZMQVI\WKWUW\IUJQuVLMTI1OTM[QIMV8MZY]M[MUIVQÅM[\IMV
TIKMTMJZIKQ~VLM\ZM[KWVKQTQW[TQUM}W[TIIK\Q^QLILLMTWJQ[XW<WZQJQWLM
5WOZW^MRW!!aMTI[MV\IUQMV\WLM~ZLMVM[ZMTQOQW[I[KWUWTW[NZIVKQ[KIVW[W
TW[IO][\QVW[Y]MITMV\IJIVTI^QLIZMTQOQW[I-VM[\MXMZyWLW[MN]VLIZWV
KI[Q\WLW[TW[KWV^MV\W[Y]MXMZUIVMKMZyIVIK\Q^W[L]ZIV\MTIuXWKIKWTW-
VQITKWUWZM[]T\ILWLMXZWaMK\W[XMZ[WVITM[LMITO]VI[LMM[\I[^Q]LI[MV-
KWUMVLMZI[<IUJQuVMV-[XI}IL]ZIV\MMT[QOTW XVI\]^WT]OIZ]VQUXWZ-
\IV\MUW^QUQMV\WN]VLIKQWVITLMUWVI[\MZQW[I][XQKQILW\IV\WXWZTIKTI[M
VWJQTQIZQIKWUWXWZTIXZWXQI+WZWVI-VMTKI[WLM4QUIM[\MUW^QUQMV-
\WM[\]^WTQLMZILWXWZMTOZ]XWLM^Q]LI[JMVMUuZQ\I[Y]MVMKM[Q\IJIV]V
T]OIZLMZMN]OQWXIZITW[T\QUW[I}W[LM[]^QLIaITUQ[UW\QMUXWLMJyIV
QV^MZ\QZMTXI\ZQUWVQWIK]U]TILWINIT\ILMPMZMLMZW[LQZMK\W[-[\M\QXWLM
N]VLIKQWVM[[MX]MLMQVKT]QZXWZTW\IV\WLMV\ZWLMTIKI\MOWZyILM®KWV^MV-
\W[XIZI[yUQ[UI[¯\ITKWUWTW[LMÅVMÎVOMTI)\QMVbIXIZITI8MVyV[]TI
-[U]aZMTM^IV\MKWV\ZI[\IZM[\MXZWKM[WN]VLIKQWVITKWVTW[LI\W[Y]M\MVM-
UW[[WJZMTIM^WT]KQ~VLMTIXWJTIKQ~VNMUMVQVIM[XI}WTIMV4QUIY]M[M
PIVIVITQbILWMVMTKIXy\]TW\ZM[-VXZQUMZT]OIZTI[M[XI}WTI[MUXMbIZWV
ITTMOIZLMNWZUIUI[Q^II8MZIXIZ\QZLM;]IÆ]MVKQIKWUMVb~I
!
2MIV8I]TB}QOIM`XTQKIK~UWMVMTKI[WKPQTMVWTI[M[\ZI\MOQI[KWUXM\Q\Q^I[XIZIQV[MZ\IZ-
[MMVTIuTQ\MXMZR]LQKIJIVIITO]VW[UQMUJZW[LMTINIUQTQI-VMTKI[WLMTI[U]RMZM[TIIT\ILW\MLM
]VIPQRIXWLyI[QOVQNQKIZLMRIZITI[W\ZI[[QVUI\ZQUWVQWB}QOI<IUJQuVXIZIMTKI[WLMT
5u`QKWKWTWVQIT;QT^QI)ZZWULM[K]JZMTIIJ]VLIVKQILMU]RMZM[[WT\MZI[LMV\ZWLMTIuTQ\MKWUW
KWV[MK]MVKQILMTI[LQNQK]T\ILM[LMMVKWV\ZIZ]VUIZQLWILMK]ILW)ZZWU!
!!
2 3TIQJMZ !! ;WJZM TI TIJWZ LM NZIa <WZQJQWLM5WOZW^MRWMV4QUIY]M[MLM[IZZWTT~
MV\ZM a"+WMTTW
)\QMVbI
)\QMVbIop. cit
281
AMELIA ALMORZA HIDALGO
LM[KMVLMZIXIZ\QZLMTILuKILILMPI[\IKI[QLM[IXIZMKMZMVMTJITIVKM
UQOZI\WZQWLM[LM,MV\ZWLMM[MXMZyWLWMTIVnTQ[Q[LMTUMZKILWUI\ZQ-
UWVQITMV4QUIVW[U]M[\ZIY]MTI[U]RMZM[M[XI}WTI[XIZ\QKQXIZWVMVMT
LMTW[MVTIKM[IVMV!!XMZWLM[LM PIJyILM[KMVLQLW[]XZM-
[MVKQIMVNI^WZLMTI[VIKQLI[MV1VLQI[4W[XZQVKQXITM[UWVI[\MZQW[LM[\QVI-
LW[IU]RMZM[M[XI}WTI[[MN]VLIZWVIXIZ\QZLMKWQVKQLQMVLWKWVTI
^MRMbLMTIXZQUMZIOMVMZIKQ~VLMMUQOZIV\M[aMTQVKZMUMV\WLMTI[LWVKMTTI[
KI[ILMZI[" MT UWVI[\MZQW LM TI -VKIZVIKQ~V MV MT UWVI[\MZQW LM TI
+WVKMXKQ~VMVaMTLMTI<ZQVQLILMV
)V\MZQWZUMV\MIM[\W[UWVI[\MZQW[LMUn[MV^MZOIL]ZIIXIZMKQMZWVMV
4QUI]VI[MZQMLMJMI\MZQW[K]aWWJRM\Q^WMZIXWZ]VTILWZMKWOMZIM[XI-
}WTI[UM[\QbI[MQVLQI[VMKM[Q\ILI[KWUWMTJMI\MZQWLMTI[,WUQVQKI[N]V-
LILWMV WITI[^Q]LI[LMTW[KWVY]Q[\ILWZM[MTJMI\MZQWLM6]M[\ZI
;M}WZILMTW[:MUMLQW[N]VLILWMV-[\I[KWU]VQLILM[LMJMI\I[
[MO]yIVTI\ZILQKQ~VLMTW[KMVWJQW[¸JMI\MZQW[LMU]RMZM[N]VLILW[MV-[-
XI}IMVTIuXWKIJIRWUMLQM^ITY]M\IUJQuVZM[XWVLyIVITXZWJTMUILMTI
OZIV KIV\QLIL M`Q[\MV\M LM U]RMZM[ [WTI[¸ ;QV MUJIZOW MV MT KI[W LM
4QUIM[\I[QV[\Q\]KQWVM[VWL]ZIZWVU]KPW\QMUXWaXZWV\WN]MZWV[][\Q\]Q-
LI[ XWZ TW[ OZIVLM[ UWVI[\MZQW[ -[\W[ M[\IJIV LM[\QVILW[ MV XZQVKQXQW I
ZM[XWVLMZITI[VMKM[QLILM[LMTI[U]RMZM[M[XI}WTI[aLM]VIuTQ\MKWTWVQIT
MVNWZUIKQ~V-V-[XI}ITW[KWV^MV\W[[M]\QTQbIZWVKWUWXIZ\MLMTIM[\ZI-
\MOQILMIY]MTTI[NIUQTQI[LMPQLITOW[Y]MM[\IJIVMVXZWKM[WLMI[KMV[Q~V
[WKQITY]MMZIVTI[Y]MUn[LQÅK]T\ILM[\MVyIVITIPWZILMMVKWV\ZIZUIZQ-
LW[XIZI[][LWVKMTTI[,MPMKPWTIXZWN][Q~VLMUWVRI[XZWXQILMTI-[XI}I
LMTUWUMV\WXZWKMLyIN]VLIUMV\ITUMV\MLMTIVWJTMbIUMLQIaTI[uTQ\M[
QVNMZQWZM[<IUJQuVMV4QUITW[KWV^MV\W[KWV[\Q\]aMZWV]VZMK]Z[WXIZI
TI[uTQ\M[KWTWVQITM[aTW[OZIVLM[UWVI[\MZQW[[MKWV^QZ\QMZWVXZWV\WMVKMV-
\ZW[LMXWLMZLWVLMTI[NIUQTQI[Un[LM[\IKILI[\MVyIVITO]VW[UQMUJZW[a
LM[LMLWVLMQVÆ]yIVITZM[\WLMTI[WKQMLIL)MTTWPIaY]MI}ILQZTIQU-
XWZ\IVKQILMM[\W[UWVI[\MZQW[ITIPWZILMLMÅVQZ]VIuTQ\MLMKIZIK\MZy[\QKI[
M[XI}WTI[ a KZQ[\QIVI[ MV KWV\ZIXW[QKQ~V I ]VI [WKQMLIL \ZMUMVLIUMV\M
UM[\QbIKWUWMZITIXWJTIKQ~V]ZJIVITQUM}I
,M][MVJ"IXuVLQKM)
,M][MV, op. cit.
;QT^QI8uZMbM[\]LQITW[JMI\MZQW[MVTI;M^QTTIJIRWUMLQM^IT8uZMb;WJZMTW[XZQUMZW[
JMI\MZQW[MV4QUI".MZVnVLMb!!"a,M][MV!!!
;WZQI"
;]nZMba8WZ\WKIZZMZW!
282
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
-VM[\MKWV\M`\WLM[\IKIMTUWLWMVY]M[MXZWL]RMZWVM[\I[N]VLIKQW-
VM[aIY]MN]MZWVXZWaMK\W[XMZ[WVITM[LM]VI[MZQMLM^Q]LI[LMKWVY]Q[-
\ILWZM[MVJ][KILM]VM[XIKQWLMZMN]OQW-[\W[UWVI[\MZQW[[]ZOQMZWV
ILMUn[ KWUW ZM[]T\ILW LM TI[ ZMLM[ QVNWZUITM[ LM Ia]LI U]\]I Y]M aI
M`Q[\yIVMV\ZMM[\I[U]RMZM[[WTI[8WZMRMUXTWMVLW[LMTW[KI[W[4I-V-
KIZVIKQ~VaTI<ZQVQLILTI[N]VLILWZI[MZIVUILZMMPQRIaMVTI[,M[KIT-
bI[[M\ZI\IJILMLW[PMZUIVI[ 4I[PMZUIVI[5MRyI[WV]VKTIZWMRMUXTW
LMTI[ZMLM[MV\ZMPMZUIVI[XMZ\MVMKQMV\M[ITIuTQ\MY]MQUX]T[IZWVTIKZMI-
KQ~VLMM[\W[KWV^MV\W[)TÅVITLM[][^QLI[^Q]LI[a[QVLM[KMVLMVKQI[M
ZM]VQMZWVMV4QUILnVLW[M[WKWZZWU]\]W,W}I5IZyI5MRyILM[\QV~TI
UQ\ILLM[]PMZMVKQII[][PMZUIVI[LW}I2WZLIVIaLW}I1[IJMT"®MVKIZOW
ITO]VWITQUMV\W[WKW[IY]MPIaIVOI[\ILWKWVUQOW¯!8WZ[]XIZ\M5I-
ZyI5MRyILMR~I[]PMZUIVI2WZLIVITIUQ\ILLM[]PMZMVKQIXIZIIa]LIZTI
MVTIN]VLIKQ~VLMTKWV^MV\WLM;IV\I+TIZI"®-TIUQ\ILLMTWY]MI[Q[M
KWJZIZMY]QMZWaM[UQ^WT]V\ILY]M[QUQPMZUIVIN]VLIZM]VUWVI[\MZQW
LMUWVRI[LM[IV\IKTIZITWIaIXIZI[]N]VLIKQ~V¯-[\I[PMZUIVI[IXI-
ZMKMVU]a^QVK]TILI[ITW[NZIVKQ[KIVW[MV4QUIaITKWV^MV\WLM;IV\I
+TIZIMV<Z]RQTTWLM8MZ;QVMUJIZOWTI[PMZUIVI[5MRyIVWX]LQMZWV
ÅVITUMV\MTTM^IZIKIJWM[\MXZWaMK\WaMTKWV^MV\WLM;IV\I+TIZIVW[M
N]VL~PI[\I
-VMTKI[WLMTUWVI[\MZQWLMTI-VKIZVIKQ~V[]N]VLIKQ~VM[\]^WU]a
^QVK]TILIITI[VMKM[QLILM[a\ZIaMK\WZQILM[][N]VLILWZI[LW}I4MWVWZLM
8WZ\WKIZZMZWXZMTILIL]ZIV\M^MQV\QV]M^MI}W[a[]PQRILW}I5MVKyILM
;W[I,W}I4MWVWZLM8WZ\WKIZZMZWMZI^Q]LILM]VWLMTW[M`\ZMUM}W[
Y]MIKWUXI}IZWVTIMV\ZILILM.ZIVKQ[KW8QbIZZWMV8MZLWV0MZVIVLW
)[]VKQ~V4I^ZQVM`XTQKIY]MTW[KWV^MV\W[MVTIKWTWVQIILMUn[LM[I\Q[NIKMZTI^WKIKQ~V
ZMTQOQW[I[MMV\MVLyIVKWUWT]OIZM[LMXZW\MKKQ~VMVUWUMV\W[LMIL^MZ[QLILLMNWZUIY]MTI[
XM\QKQWVM[LM[WTQKQ\]LLMM[\W[KWV^MV\W[INQVM[LMT[QOTWXVI®IUMV]LWZMKITKIVM[\IVMKM[QLIL¯
4I^ZQV!!"-V5u`QKWTW[KWV^MV\W[[MM[XIZKQMZWVZnXQLIUMV\MIXIZ\QZLMU]-
KPI[^MKM[KWUWXZWL]K\WLMTUMKMVIbOWLM^Q]LI[LMTIuTQ\M1[IJMT)ZMVI[.Z]\W[IVITQbIMT
KI[WLMM[\MUMKMVIbOWLMU]RMZM[MVTIN]VLIKQ~VLMKWV^MV\W[MVTIKQ]LILLM8]MJTI")ZMVI[
!!
4QbnZZIOI"
!
)/1-[KZQJIVyI*"-TKIXQ\ITY]MLQ[\ZQJ]yIMZITIZMV\IZMITY]M[MTMLMJyI
)/1-[KZQJIVyI*! N"<M[\IUMV\WLMLW}I5IZyI5MRyILMUIZbWLM!
)/1+WV\ZI\IKQ~V6:"<M[\IUMV\WLMLW}I2WZLIVI5MRyILWVLMPIKyI]VI
LWVIKQ~VIT+WV^MV\WLM;IV\I+TIZIMV<Z]RQTTWa\IUJQuVXIOIJI]VILW\M
-TUWVI[\MZQWLM;IV\I+TIZIN]MN]VLILWXWZ.ZIVKQ[KWLM;ITLI}IaMTIZbWJQ[XW<WZQJQW
LM5WOZW^MRW,M][MVJ"
,M][MV!!
283
AMELIA ALMORZA HIDALGO
)TWV[WLM)TUIZIbIUJW[LMVWJTM[NIUQTQI[;]PQRI5MVKyILM)TUIZIb
a;W[I5MVKyILM;W[I[MKI[~MVKWV]VWLMTW[MVKWUMVLMZW[Un[
IK\Q^WMVTI[O]MZZI[KQ^QTM[MTKIXQ\nV.ZIVKQ[KW0MZVnVLMbLM/QZ~V<ZI[
QVQKQIZTIZM^]MT\ILMTW[MVKWUMVLMZW[N]MIXZM[ILWaLMKIXQ\ILWMV4QUI
a\WLW[[][JQMVM[TMN]MZWVM`XZWXQILW[MV,M[X]u[LMM[\W[]U]-
RMZ a LW}I 4MWVWZ KWUMVbIZWV ]VI ^QLI LM ZMKWOQUQMV\W MV [] KI[I Y]M
K]TUQVIZyIKWVTI\ZIV[NWZUIKQ~VLMTJMI\MZQWLM6]M[\ZI;M}WZILMTW[:M-
UMLQW[MVMTUWVI[\MZQWLMTI-VKIZVIKQ~VMVOZIKQI[ITIXWaWLMNZIa
)VLZu[LM7Z\MOI^QKIZQWLMTKWV^MV\WLM;IV)O][\yV8WKWLM[X]u[LM[]
N]VLIKQ~V[WTQKQ\IZWVZMV\I[ITZMaLMUWLWY]MM[\MMV^Q~]VIKIZ\IITI
)]LQMVKQI LM 4QUI XIZI Y]M TM QVNWZUIZIV LM TI KWV^MVQMVKQI LM Y]M TI
KQ]LILKWV\I[MKWVM[\MUWVI[\MZQW"
)VW[[MPIPMKPWZMTIKQ~VY]MPIJZn[MQ[I}W[Y]M[MZMKWOQ~MV[]KI[I
LW}I 4MWVWZ 8]MZ\WKIZZMZW VI\]ZIT LM ;ITIUIVKI ^Q]LI U]RMZ Y]M N]M LM
)TWV[WLM)TUIZIbKWVW\ZIPQRI[]aIIV[QUQ[UW^Q]LIXMZ[WVI[LMU]KPI
PWVM[\QLILaJ]MVI^QLIa\WUIZWVPIJQ\WLMTIWZLMVLM;IV)O][\yVKWVW\ZI[
\ZM[WK]I\ZWU]RMZM[aY]M\ZM[WK]I\ZWI}W[LM[X]u[XQLQMZWVIT)ZbWJQ[XWLM
M[IKQ]LILY]MTI[ZMKQJQM[MI[]WJMLQMVKQIY]MY]MZyIV[MZUWVRI[TWK]IT[M
PIJyIPMKPWI[yaPQKQMZWVXZWNM[Q~Va[MTM[LQMZWVTW[^MTW[MTI}WLM[M[MV\Ia
]VWaN]MZWVU]LILI[IW\ZW[Q\QWUn[K~UWLWa[IVWLWVLMITXZM[MV\MM[\nV
KWV \WLI PWVM[\QLIL a KTI][]ZI a Y]M PIa aI Y]QVKM UWVRI[ a \ZM[ VW^QKQI[
C°E
4I\ZIV[NWZUIKQ~VLMJMI\MZQWIUWVI[\MZQW\IUJQuV[MPQbWXW[QJTMOZI-
KQI[ITIMV\ZILILM]VI[MZQMLMU]RMZM[QUXWZ\IV\M[Y]MIXWZ\IZWVZQKI[
LW\M[+WUW[WTWXWLyIVQVOZM[IZM[XI}WTI[WPQRI[LMM[XI}WTM[[MKWV^QZ\Q~
XZWV\WMVMTUWVI[\MZQWXZMLQTMK\WLMTI[U]RMZM[LMTIIZQ[\WKZIKQITQUM}Ia
MV]VM[XIKQWKZ]KQITLMTI^QLI[WKQITaXWTy\QKILMTIKWTWVQI8WZM[\MUW\Q-
^WTI[MTMKKQWVM[LMIJILM[IIKIJIJIVMVWKI[QWVM[MVMXQ[WLQW[^QWTMV\W[
LMV\ZWaN]MZILMTKWV^MV\W4I[UWVRI[LM^MTWVMOZWTI[Un[XWLMZW[I[
\MVyIVMVMTQV\MZQWZ^Q^QMVLI[QVLMXMVLQMV\M[LMKWZILI[KWV\WLWT]RWLWV-
LM TM[ [MZ^yIV KZQILI[ XMZ[WVITM[ a ZMKQJyIV I NIUQTQIZM[ a IUQOW[ -V MT
*MT *ZI^W " " 1VKT]aM ]VI JQWOZINyI LM 4MWVWZ LM 8WZ\WKIZZMZW a 5MVKyI LM
;W[I
>MOI"
)/1)]LQMVKQILM4QUI!TN^MV4Q[[~V!11"
/]QJW^QKP"
,M][MVJ
284
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
XZWKM[WN]MZWVU]aQUXWZ\IV\M[TI[ZMLM[MV\ZMU]RMZM[LMW\ZI[NIUQTQI[LM
KWVY]Q[\ILWZM[Y]M[MMVKWV\ZIJIVMV]VI[Q\]IKQ~VXIZMKQLI\IV\WTI[Y]M
ÅVITUMV\MQVOZM[IZWVMVTI-VKIZVIKQ~VKWUWTI[U]RMZM[Y]MTI[IXWaIZWV
LM[LMN]MZI5]aXZWV\WKWUMVbIZWVTI[LWVIKQWVM[ZMITQbILI[MVMTUW-
UMV\W LM \M[\IZ XZQVKQXITUMV\M XWZ XIZ\M LM U]RMZM[ M[XI}WTI[ KWV ]VI
\ZIaMK\WZQIXIZMKQLI)[yLW}I*MI\ZQbLM)KM^MLWVI\]ZITLM-T*IZKWLM
Î^QTI-[XI}Ia]VILMTI[XZQUMZI[M[XI}WTI[MVTTMOIZKI[ILIKWV2]IVLM
+IUIZOW! I TI PWZI LM \M[\IZ LMKTIZIJI [MZ ^Q]LI a JMI\I LMT PnJQ\W LM
;IV\QIOWa[WTQKQ\IJI[MZMV\MZZILIMVMT®KWV^MV\WLMUWVRI[M[XI}WTI[¯
M[\WM[MTLMTI-VKIZVIKQ~V1VKT][WVWUJZIJIKWUWPMZMLMZW[\IV\WI[]
PQRWTMOy\QUWKWUWITIIJILM[ILW}I4MWVWZLM8WZ\WKIZZMZW<IUJQuV
LW}I5IZyILM<WZZM[^Q]LILM*IT\I[IZLM;IV\Q[\MJIVaVIKQLIMV-[XI}I
[QVPQRW[aKWVKQMZ\IZQY]MbILMKTIZIJIMV[]\M[\IUMV\WMVY]MY]M-
ZyIMV\ZIZMVMTUWVI[\MZQWLMTI-VKIZVIKQ~VXIZITWY]MM[\IJIXZMXIZIVLW
TILW\M.]VL~ILMUn[]VIKIXMTTIVyIMVLQKPWKWV^MV\WK]aW\Q\]TIZ[MZyI
[]PMZUIVWaMVKI[WLMY]MNITTMKQMZITIXZWXQIIJILM[ILMTI-VKIZVIKQ~V
LW}I5MVKyILM;W[I4I[Ia]LI[VWMZIV[QMUXZMUWVM\IZQI[]VMRMUXTW
LMMTTWM[Y]MTIMVKWUMVLMZILW}I2WZLIVI5MRyILMRI[MILQKPIIJILM[I
]VIM[KTI^IXIZIY]MTM[QZ^QM[MXWZMTZM[\WLM[]^QLIPMKPWY]MZM[]T\I
QVLQKI\Q^WLMTI[ZMTIKQWVM[MV\ZMTI[^Q]LI[LMKWVY]Q[\ILWZM[
7\ZWLMTW[KWV^MV\W[OZIVLM[Y]M[MKWV^QZ\Q~MVZMN]OQWLMLM[KMVLQMV-
\M[LMKWVY]Q[\ILWZM[N]MMTUWVI[\MZQWLMTI+WVKMXKQ~VN]VLILWMV
XWZTIXWLMZW[IMVKWUMVLMZILW}I1Vu[5]}Wb,W}I1Vu[Y]M[MLMKTI-
ZIJITIXZQUMZIU]RMZKI[ILIY]MMV\Z~I8MZMZIVI\]ZITLM;M^QTTIaTTMO~
IKWUXI}IVLWI[]UIZQLW5IZ\yVLM)TKnV\IZIPMZUIVI[\ZWLM.ZIVKQ[KW
8QbIZZW-VTW[XZQUMZW[I}W[LMI[MV\IUQMV\WaMVNZMV\IUQMV\WMV\ZMXQbI-
ZZQ[\I[aITUIOZQ[\I[LM[MUXM}~]VXIXMTQUXWZ\IV\MITXZW\MOMZaML]KIZI
TW[ PQRW[ UM[\QbW[ LM .ZIVKQ[KW 8QbIZZW Y]M ÅVITUMV\M N]MZWV MV^QILW[ I
!
2]IVLM+IUIZOWXIZ\QKQX~MVTIKWVY]Q[\ILMT:yWLMTI8TI\I)/12][\QKQI
)/68MZ5IZKW[.ZIVKW-[Y]Q^MTTMOIRWI}W[!N[^^
)/68MZ)O][\yV)\MVKQITMOIRW!I}W[N[ !Z ^
)/1+WV\ZI\IKQ~V6:I}W" <M[\IUMV\WLMLW}I2WZLIVI5MRyI.
4W[KWV^MV\W[TQUM}W[N]MZWVM[XIKQW[LM[WKQITQbIKQ~VZMTQOQW[IMV\ZMUWVRI[JMI\I[aTIQKI[
LMNWZUIY]M[]IK\Q^QLILMQVNT]MVKQIITKIVbIJIITZM[\WLMTI[WKQMLIL,M][MVI4Q[I>WTTMV-
LWZN PIIVITQbILWTI[ZMLM[LMU]RMZM[a[WKWZZWU]\]WLMV\ZWLMTW[M[XIKQW[KWV^MV\]ITM[MVMT
5u`QKWKWTWVQIT>WTTMVLWZN
)/14QUI!6I}W!"1VNWZUIKQWVM["5WVI[\MZQWLMTI+WVKMXKQ~VLM4QUI
+WV\QMVMTITQ[\ILMTI[UWVRI[Y]MTWKWUXWVyIVLWVLMLM[\IKI]VOZIVVUMZWLMPQRI[LMKWV-
Y]Q[\ILWZM[,WK]UMV\W\ZIV[KZQ\WMV)VM`W1>
285
AMELIA ALMORZA HIDALGO
-[XI}I8W[\MZQWZUMV\MKWV\ZIRWUI\ZQUWVQWKWV)V\WVQWLM:QJMZIIT-
KITLMLM4QUIaOZIKQI[IMTTWTTMO~IIK]U]TIZTI\Q\]TIZQLILLM]VIMVKW-
UQMVLI ILMUn[ LM XZWXQMLILM[ MV 4QUI a I N]VLIZ MT XZQUMZ WJZIRM LM
8MZ-TUWVI[\MZQWLMTI+WVKMXKQ~VZM[XWVLyIITIOZIVKIV\QLILLMU]RM-
ZM[LMTW[MUXWJZMKQLW[TQVIRM[KWVY]Q[\ILWZM[Y]M[MMVKWV\ZIJIV^Q]LI[W
[WT\MZI[+]IVLWLW}I1Vu[5]}WbMV^Q~]VI[WTQKQ\]LLMZMV\IITI+WZWVI
MV!IZO]UMV\~Y]MLMKQMV\W\ZMQV\IUWVRI[Y]M^Q^yIVMV[]KWV^MV\W
]VJ]MVVUMZWLMMTTI[MZIVLM[KMVLQMV\M[LMKWVY]Q[\ILWZM[aLMTW[XZQ-
UMZW[XWJTILWZM[8IZILMUW[\ZIZTWUMVKQWVIJIPI[\I\ZMQV\IaKQVKWUWV-
RI[LMNIUQTQI[QUXWZ\IV\M[LM\ITTIVLWILMUn[TII[KMVLMVKQILMPI[\I^MQV-
\QK]I\ZWLMMTTI[-V\ZMTI[Y]MUMVKQWVILW}I1Vu[LM[\IKIVTW[OZ]XW[LM
PMZUIVI[# LM PMKPW IXIZMKMV PI[\I [MQ[ XIZM[ LM PMZUIVI[ LW[ LM MTTI[
ILMUn[MZIVXZQUI[Y]MMZIVUWVRI[MVM[\MKWV^MV\WTWY]MLMU]M[\ZILM
V]M^WTIQUXWZ\IVKQILMTI[ZMLM[MV\ZMPMZUIVI[MVTIN]VLIKQ~VLMM[\I[
QV[\Q\]KQWVM[8WZW\ZWTILWI]VY]MU]KPI[MZIV^MKQVI[LM4QUI]VVUM-
ZW QUXWZ\IV\M XZWKMLyI LM W\ZW[ X]V\W[ LMT ^QZZMQVI\W KWUW 0]nV]KW W
)ZMY]QXILWVLM[][XILZM[MZIVMVKWUMVLMZW[W\MVyIVKIZOW[-V\ZMMTTI[
[MMVK]MV\ZIVLM[KMVLQMV\M[LM8MLZIZQI[Î^QTIKWVY]Q[\ILWZaOWJMZVILWZ
LM6QKIZIO]IaLM.ZIVKQ[KWLM)UX]MZWT]OIZ\MVQMV\MLM8QbIZZW)TO]-
VI[LMM[\I[LWVKMTTI[MVKWV\ZIZWVMVM[\MUWVI[\MZQW]VT]OIZIXZWXQILWI
[]M[\I\][XWZTI[LQÅK]T\ILM[LMTUMZKILWUI\ZQUWVQIT=VKI[WXIZILQOUn-
\QKW[WVTI[PQRI[LM5IZ\yVLM)UX]MZW;QMVLW5IZ\yVLM)UX]MZWUM[\Q-
bWaPIJQMVLWKI[ILWIV\M[IW\ZILMTI[PQRI[.ZIVKQ[KI8QVMTWMZIU]a
LQNyKQTXIZI5IZyILM)UX]MZWM1[IJMT*IZJIXWLMZKWV\ZIMZUI\ZQUWVQW
XWZTWY]MQVOZM[IZWVMVTI[KWVKMXKQWVQ[\I[
4IXWJTIKQ~VLMM[\MUWVI[\MZQWVWKZMKyI[WTWXWZTIuTQ\MJMVMUuZQ\I
[QVW\IUJQuVXWZMTQVOZM[WLMU]KPI[U]RMZM[Y]M®PIV^MVQLWLM+I[\QTTI¯
NMV~UMVW Y]M IT XIZMKMZ [M M[\IJI LIVLW MV \WLW[ TW[ UWVI[\MZQW[ LM TI
KQ]LIL-[LMKQZM[\W[XZQUMZW[KWV^MV\W[[MKWV^QZ\QMZWVMVZMN]OQW\IV\W
LMPQRI[LMKWVY]Q[\ILWZM[KWUWLMM[XI}WTI[WPQRI[LMM[XI}WTM[LMKQMZ\W
M[\I\][Y]MXWZLQ^MZ[I[KI][I[KWUWTI[LQÅK]T\ILM[LMTUMZKILWUI\ZQUW-
4QTQIVI8uZMbPIZMITQbILW]VM`\MV[WM[\]LQW[WJZMTI\ZIaMK\WZQILM1Vu[5]}WbaTIN]VLI-
KQ~VLMTUWVI[\MZQWLMTI+WVKMXKQ~V8uZMb5QO]MT;WJZMMTXIXMTLM1Vu[5]}WbMVTI
ML]KIKQ~VLM.ZIVKQ[KI8QbIZZWTIPQRIUM[\QbILM.ZIVKQ[KW8QbIZZW":W[\_WZW[SQ-VKWV\ZI-
UW[]VIJZM^MJQWOZINyILM1Vu[5]}WbMV"*MT*ZI^W"
)/14QUI!6N
)/14QUI!6I}W!N";MOVMT\M[\QUWVQWLMTKTuZQOW8MLZWLM-[KWJIZTI
XWJTIKQ~VLM\WLW[TW[UWVI[\MZQW[LM4QUIPIJyIKZMKQLWLM[LMPIKyIWKPWILQMbI}W[IV\M[
286
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
VQITWTI^Q]LMbJ][KIZWVTW[JMVMÅKQW[LMXMZ\MVMKMZI]VIQV[\Q\]KQ~VY]M
QJI ILY]QZQMVLW XZM[\QOQW a XWLMZ 7\ZW I[XMK\W Y]M ZMÆMRI MT MUXWJZMKQ-
UQMV\WLMM[\I[U]RMZM[LMTIKTI[MKWVY]Q[\ILWZIM[TIQVKWZXWZIKQ~VITUW-
VI[\MZQW LM ]V OZIV VUMZW LM UWVRI[ [QV LW\M \IT KWUW LMV]VKQIJI TI
XZWXQIIJILM[I"MV\ZIV®U]KPI[XMZ[WVI[XZQVKQXITM[MW\ZI[U]aXWJZM[¯a
TILW\MY]MTTM^IV®M[LMXWKIKWV[QLMZIKQ~V¯aM[XWZM[WY]M®^Q^MVKWV
VMKM[QLIL¯ 1VKT][WM`XTQKIJIY]M®TI[XZQUMZI[UWVRI[Y]MMV\ZIZWVTTM-
^IZWV ]VI LW\M U]a JIRI¯! -T UWVI[\MZQW \MVyI TI WJTQOIKQ~V LM IKWOMZ
KILII}WILWKMUWVRI[[QVLW\MITO]VI,MM[\I[K]I\ZWPIJyIVLM[MZMTM-
OQLI[M`XZM[IUMV\MXWZLW}I1Vu[5]}WbaW\ZI[K]I\ZWXWZLW}I5IZyILM
+PI^M[[]V]MZI)LMUn[MVTI[MTMKKQ~VLMM[\I[LWVKMTTI[[QVLW\MY]M
MZIVXZMNMZQLI[ITI[^Q]LI[[MLMJyIXZQWZQbIZ[QMUXZMITI[U]RMZM[XMZ\M-
VMKQMV\M[ITTQVIRMLM1Vu[5]}WbWLM:QJMZIW)TKnV\IZIM[LMKQZTW[TQVI-
RM[ LM [][ LQN]V\W[ UIZQLW[ )[y M[\M KWV^MV\W [M KWV^QZ\Q~ MV ZMN]OQW LM
U]RMZM[ LM TI uTQ\M Y]M PIJyIV Y]MLILW M^MV\]ITUMV\M [WTI[ KWUW LW}I
*MI\ZQb+IJMTTWY]QMV[QMVLWP]uZNIVIaVW^QKQILMTUWVI[\MZQWLMTI+WV-
KMXKQ~VKMLQ~[]PMZMVKQIITKWV^MV\WIT\WUIZTW[PnJQ\W[,MM[\MUWLW
\IUJQuVMTUWVI[\MZQW[MÅVIVKQIJI8WZW\ZWTILWTI[U]RMZM[[QVLW\M
X]LQMZWV[MO]QZQVOZM[IVLWMVM[\W[KWV^MV\W[KWUWLWVILI[,M[X]u[LM
M[\W[XZQUMZW[I}W[TW[KWV^MV\W[OZIVLM[MVKIZMKQMZWVU]KPW[][LW\M[LM
MV\ZILIKWV^QZ\QuVLW[MMVVQKPW[XWLMZW[W[LMTI[NIUQTQI[Un[ZQKI[ El
UWVI[\MZQWLMTI+WVKMXKQ~V[MMVKWV\Z~LM[LMMTXZQVKQXQWKWVXZWJTMUI[
LMÅVIVKQIKQ~VQUXWZ\IV\M[LILWMT^WT]UMVLMVW^QKQI[Y]MZMKQJyI)XM-
[IZLMY]MU]KPI[LMTI[Y]MMV\ZIZWVMZIVU]RMZM[KWVMVKWUQMVLI[MVMT
UWUMV\WLMQVOZM[IZ[MPIJyIV^Q[\WWJTQOILI[IZMV]VKQIZIMTTI[aXWVMZTI[
MV\Q\]TIZQLILLMTZMa)T\ZI\IZ[MLMU]RMZM[^Q]LI[aXW[MMZTI[MVKWUQMV-
LI[XWZPMZMVKQIVWXWLyIVLWVIZTI[ITUWVI[\MZQW1VKT][WTI[N]VLILWZI[
XMZLQMZWV TI MVKWUQMVLI LM 2I]RI Y]M TM[ LMR~ )V\WVQW :QJMZI a I]VY]M
)/14QUI!6I}W!N"1VNWZUIKQWVM[LMTUWVI[\MZQWLMTI+WVKMXKQ~VI}W
!
!
)/1Ibid.N
)/1Ibid.N^
)/68MZ:IUQZW*W\MTMOIRWI}W[!N[ZZ
,M][MV
/]QJW^QKPop. cit.
)/14QUI6I}W!"1VNWZUIKQWVM[LMTUWVI[\MZQWLMTI+WVKMXKQ~VXZMO]V\I
LMTK]M[\QWVIZQW
4I[U]RMZM[XMZLyIVTIMVKWUQMVLIITMV\ZIZMVZMTQOQ~VI]VY]M[MXMZUQ\QMZWVM`KMXKQWVM[
8]MV\M!!
287
AMELIA ALMORZA HIDALGO
XTMQ\MIZWVXWZMTTIV]VKIX]LW[MZ^QZXIZI[][\MV\IZMTUWVI[\MZQW-VM[\M
[MV\QLWTWVQKWY]MX]LWLMRIZKWUWXI\ZQUWVQWLMTKWV^MV\WLMTI+WV-
KMXKQ~V[]N]VLILWZILW}I1Vu[5]}WbN]MMTWJZIRMY]MPIJyIKZMILWMTTI
UQ[UI MV ]VI[ \QMZZI[ MV MT ^ITTM LM +WUI[ a ]VI P]MZ\I XMY]M}I MV TI
KQ]LIL2]V\WKWVTI[TQUW[VI[Y]MKWV[MO]yIMTUWVI[\MZQWM[\WZM[]T\IJI
QV[]ÅKQMV\MXIZIUIV\MVMZILMK]ILIUMV\MITI[KQMV\W[M[MV\IaLW[UWVRI[
Y]MTWPIJQ\IJIVMV!
-VMTKI[WLMTW[UWVI[\MZQW[TI[N]VLILWZI[]\QTQbIZWVTI[PMZZIUQMV\I[
LMOM[\Q~VY]MaIPIJyIVIXTQKILWMVTI[MVKWUQMVLI[aMVTILMNMV[ILM[][
XZWXQMLILM[KWUWMZIVTI[ZMLM[XMZ[WVITM[LMV\ZWLMT+IJQTLWaTI[[WTQKQ-
\]LM[ITI+WZWVILMIK]MZLWKWV[]M[\I\][)[yTW[UQMUJZW[LMTI)]LQMV-
KQIaLMT+IJQTLWLM4QUIIXWaIZWVTI[[WTQKQ\]LM[LMZMV\ILMM[\W[UWVI[-
\MZQW[ OZIKQI[ I ZMTIKQWVM[ NIUQTQIZM[ KWV ITO]VI[ LM TI[ UWVRI[ -V TI[
QVNWZUIKQWVM[LMTUWVI[\MZQWLMTI+WVKMXKQ~VIXIZMKMV^IZQW[WQLWZM[LM
TI)]LQMVKQIKWUW/IZKQ8uZMbLM>IZOI[NIUQTQIZLMLW}I1Vu[[]UILZM
aTILMLW}I1Vu[MZIVXZQUI[Y]QMVILMUn[LMKTIZ~Y]MQJIIUMV]LWI
^Q[Q\IZI[]\yILW}I1Vu[ITUWVI[\MZQW -[LMKQZTIIJILM[IUIV\MVyIa
ZMK]ZZyIITIbW[NIUQTQIZM[aVWNIUQTQIZM[KWVTIIT\IuTQ\MJ]ZWKZn\QKIY]M[M
QUXTQK~MV[][WTQKQ\]LLMZMV\IITI+WZWVIZMKWVWKQMVLWI[yTIQUXWZ\IVKQI
LMTUWVI[\MZQWKWUWQV[\Q\]KQ~VVMKM[IZQIXIZITIKQ]LILaXIZITIXZWXQI
uTQ\M-VM[\M[MV\QLW\IUJQuVIK\]IZWVTW[NIUQTQIZM[LMW\ZI[UWVRI[QVOZM-
[ILI[ MV MT UWVI[\MZQW KWUW 5IZ\yV LM )UX]MZW ^MKQVW JMVMUuZQ\W LM
4QUIaXILZMLMTI[UMVKQWVILI[5IZyILM)UX]MZWM1[IJMT*IZJI+WUW
^MKQVWaZMOQLWZXMZXM\]WLMTIKQ]LILLM4QUIIXWZ\IJI[]\M[\QUWVQWMVTI
[WTQKQ\]LLMZMV\I["[W[\MVyIY]MTI[UWVRI[LMLQKPWUWVI[\MZQW\MVyIVU]-
KPIVMKM[QLILaY]MMTUIaWZLWUWTMPIJyIXMLQLWU]KPI[^MKM[LQVMZW
XZM[\ILW!-[LMKQZTW[TIbW[Y]M]VyIVIM[\I[U]RMZM[KWVTIIT\IuTQ\MJ]-
ZWKZn\QKINIKQTQ\IZWVTIMTIJWZIKQ~VLM[WTQKQ\]LM[LMZMV\IITI+WZWVIXZW-
KM[WMVMTY]MN]MZWVIXWaILI[XWZPWUJZM[QUXWZ\IV\M[LMTI)]LQMVKQILM
4QUI8WZ[]XIZ\MTI+WZWVIKWVKMLQ~M[\I[[WTQKQ\]LM[LMZMV\IZMKWVW-
4IV]MZILMLW}I1Vu[5]}WbLW}I5IZyILM+PI^M[^MKQVILMTI+Q]LILLMTW[:MaM[
XMZLQ~TIMVKWUQMVLILM2I]RIITUWZQZ[]UIZQLW)V\WVQWLM:QJMZIPQRWLMLW}I1Vu[5]}Wb.]M
ZMKWVNQZUILIMVIVWUJZMLM5IZyILM+PI^M[\ZI[]VXTMQ\WKWV\ZIMTNQ[KITLMTI)]LQMVKQI
XIZIY]MTMZMKWVWKQMZIVTI[]KM[Q~V)/12][\QKQI 6I}WN Z
)/14QUI6I}W!"1VNWZUIKQWVM[LMTUWVI[\MZQWLMTI+WVKMXKQ~VXZMO]V\I
AIMV!MTWJZIRM[MMVKWV\ZIJIMV]VI[Q\]IKQ~VMKWV~UQKIXZMKIZQIaKWVU]KPI[LM]LI[
)/14QUI!6I}W!"1VNWZUIKQWVM[[WJZMMTUWVI[\MZQWLMTI+WVKMXKQ~VLM
4QUI
!
)/14QUI6I}W!
288
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
KQMVLWTIVMKM[QLILY]M\MVyITIKQ]LILLMM[\M\QXWLMQV[\Q\]KQWVM[LMZMN]-
OQWXIZITI[U]RMZM[LMTIuTQ\M-[N]VLIUMV\ITZMKITKIZY]M\IV\WTI[WTQKQ\]L
KWUWMTW\WZOIUQMV\W[MZMITQbIJIVITMOIVLWTIIK\]IKQ~VLMTW[IV\MKM[WZM[
LMTI[[WTQKQ\IV\M[MVTIKWVY]Q[\IaLMV]VKQIVLW]VIXWJZMbIY]MVWMZI
XZWXQI LM [] M[\I\][ )[y MV TI [WTQKQ\]L LM ZMV\I Y]M [M PQbW MV ! [M
LM[\IKIJIY]M®TIN]VLIKQ~VLMM[\MLQKPWKWV^MV\WIZM[]T\ILWMVM[\MZMQVW
U]aOZIVLM]\QTQLILMXZW^MKPWZM[XMK\WLMY]MMV\ZIVaM[\nVMVMTU]KPI[
PQRI[MVQM\I[LMKWVY]Q[\ILWZM[TW[K]ITM[PIV^Q^QLWa^Q^MVKWVU]aOZIVLM
MRMUXTW¯-TIXWaWIM[\W[UWVI[\MZQW[MV\IV\WY]MQV[\Q\]KQWVM[LMTI
uTQ\MMV\ZIJILMV\ZWLMT[WXWZ\MMKWV~UQKWLMTI+WZWVIPIKQITIuTQ\MLMTI
KWVY]Q[\Ia[]XWVyI]VZMKWVWKQUQMV\WLMTIVMKM[QLILY]MXI[IJIV[][PM-
ZMLMZI[
,M PMKPW TI VMKM[QLIL LM M[\M \QXW LM QV[\Q\]KQWVM[ ®Y]M PIKMV \IV\W
JQMVITIKQ]LIL¯[MZMÆMRIMVY]MIXM[IZLMY]MTW[LW[UWVI[\MZQW[OZIV-
LM[TI-VKIZVIKQ~VaTI+WVKMXKQ~VZM]VyIVIUn[LM\ZM[KQMV\I[U]RMZM[
MV[][MVW¸MV\ZMUWVRI[VW^QKQI[aZMKWOQLI[¸LW[PMZUIVI[LMTI+WV-
KMXKQ~VLW}I4MWVWZLM:Q^MZIaLW}I*MI\ZQbLM7ZWbKWLMKQLQMZWVN]V-
LIZMVMTKWV^MV\WLM:MKWTM\I[LMTIUQ[UIWZLMV®XWZMTXWKWV-
UMZWLMUWVI[\MZQW[Y]MPIaMVM[\IKQ]LIL¯-[\WN]MXW[QJTMLMV]M^W
OZIKQI[ITILWVIKQ~VLM]VI[KI[I[Y]MTM[PQbW1Vu[LM;W[IU]RMZLMLWV
.ZIVKQ[KW LM +nZLMVI[ a MVKWUMVLMZI" ®]VI[ KI[I[ XZQVKQXITM[ Y]M TM
LMR~ 1Vu[ LM ;W[I LQN]V\I I TI[ [][WLQKPI[ XIZI TI N]VLIKQ~V LM LQKPW
KWV^MV\W¯-VTI[WTQKQ\]LLMTUWVI[\MZQWLMTI[:MKWTM\I[LWVLM[MXMLyI
]VIZMV\ILM\ZQJ]\WLM]VIMVKWUQMVLI^IKI^IKIV\MXWZWKPWWLQMbI}W[
LMXM[W[MV[IaILW[ITI}W[MIZO]UMV\IJI®Y]MITW[LMUn[UWVI[\M-
ZQW[LMUWVRI[LM[\IKQ]LIL[MIKW[\]UJZIILIZLM^]M[\ZIZMIT0IKQMVLI¯
-NMK\Q^IUMV\MMTUWVI[\MZQWLMTI-VKIZVIKQ~VZMKQJyI]VIZMV\ILM
XM[W[IV]ITM[XWZLQMbI}W[W\WZOILIMV!-V-[XI}ITI+WZWVIKMV-
\ZIJI[]ÅVIVKQIUQMV\WMVTW[UWVI[\MZQW[LM8I\ZWVI\WLM:MITUQMV\ZI[
Y]MMVTIKWTWVQII\MVLyII]VJ]MVVUMZWLM[WTQKQ\]LM[LMLQ[\QV\I[QV[\Q-
)/14QUI6I}W!N[^Z
)/14QUI6!"1VNWZUIKQWVM[LM.ZIVKQ[KWLM+nZLMVI[LWVLMIXIZMKM\IU-
JQuVTIMVKWUQMVLILM1Vu[LM;W[I.ZIVKQ[KWLM+nZLMVI[MVKWUMVLMZWa^MKQVWLM4QUIN]M
KIXQ\nVXIZITILMNMV[ILMTX]MZ\WLMT+ITTIWKWV\ZITW[QVOTM[M[.
)/14QUI6I}WNZ
)/14QUI6I}WN
)/14QUI6
)\QMVbIop. cit.
289
AMELIA ALMORZA HIDALGO
\]KQWVM[VW[WTWLMUWVI[\MZQW[[QVW\IUJQuVLMPW[XQ\ITM[ZMKWOQUQMV\W[
aPW[XQKQW[7\ZWLMTW[UWVI[\MZQW[Y]MZM[XWVLMIM[\M\QXWLMN]VLIKQWVM[
M[MTUWVI[\MZQWLMTI<ZQVQLIL\IUJQuVN]VLILWXWZUILZMMPQRI,W}I
4]KZMKQILM;IV[WTM[MZI^Q]LILM2]IVLM:Q^I[aPIJyIV[QLW^MKQVW[LM4I
8IbLWVLM\MVyIVTIMVKWUQMVLILM>QIKPI;]PQRILW}I5MVKyILM>IZ-
OI[[MKI[~MVKWV<WUn[/ITyVLMbLM+]MVKIPQRWLMTWQLWZLMTI
:MIT)]LQMVKQIMTLWK\WZ,QMOW/WVbnTMbLM+]MVKIY]MXW[MyITIMVKW-
UQMVLILM8]KIZIVQY]MXW[\MZQWZUMV\MXI[~I[]M[XW[I-VMTUWVI[\M-
ZQWLMTI<ZQVQLIL[WTW[MXMZUQ\Q~\WUIZTW[^W\W[I\ZMQV\IUWVRI[M[XI}WTI[
aLMNIUQTQI[KWVWKQLI[a[MM`KT]a~IUM[\QbI[UWZQ[KI[WK]IZ\MZWVI[ El
+WV[MRWLM1VLQI[ILUQ\Q~MV Y]MMTUWVI[\MZQWOWbI[MLMTIUQ\ILLM
TIZMV\ILMTZMXIZ\QUQMV\WY]MLQ[NZ]\IJIV[][N]VLILWZI[LILWY]MPIJyIV
QV^MZ\QLW[][JQMVM[MVM[\MUWVI[\MZQW®XIZIU]KPIKPI[XWJZM[aPIVQVOZM-
[ILWMVuT¯[QMVLW®WJZI\IVJ]MVI¯
-VTW[KQVKWUWVI[\MZQW[LMU]RMZM[N]VLILW[MVM[\MXMZyWLWZM]-
VyIVPI[\I U]RMZM[!-[LMKQZIQVQKQW[LMT[QOTWXVIMT
LMTIXWJTI-
KQ~VNMUMVQVIM[XI}WTI^Q^yIMVKMV\ZW[ZMTQOQW[W[)M[\MVUMZWPIJZyIY]M
I}ILQZTI[[QZ^QMV\I[aM[KTI^I[Y]M[MZ^yIVITI[UWVRI[5]M[\ZILMY]M
TI[M[XI}WTI[[M[QV\QMZWV^QVK]TILI[IM[\W[KMV\ZW[ZMTQOQW[W[M[Y]MIXIZMKM
LMNWZUIZMK]ZZMV\MMVTW[\M[\IUMV\W[TI[WTQKQ\]LLMUQ[I[XWZ[][nVQUI[
MV]VWW^IZQW[LMM[\W[KWV^MV\W[8WZMRMUXTW2WZLIVI5MRyIXMLyIY]MTM
ZMbI[MVLQMbUQ[I[MVTI-VKIZVIKQ~VTI+WVKMXKQ~VaTI<ZQVQLIL
-VLMÅVQ\Q^IIXIZ\QZLMXMY]M}W[JMI\MZQW[aZMLM[LMI[Q[\MVKQIQVNWZ-
UITM[[]ZOQMZWVXWLMZW[W[UWVI[\MZQW[Y]M[MKWV^QZ\QMZWVMVZMN]OQWa[W-
T]KQ~VXIZIU]RMZM[LMTIuTQ\MTQUM}I\IV\W^Q]LI[KWUWLWVKMTTI[-V[]
QV\MZQWZM[\W[OZIVLM[KWV^MV\W[ZMXZWL]RMZWVTIM[\Z]K\]ZILMTI[WKQMLIL
KWTWVQITITQVKWZXWZIZKZQILI[aVW^QKQI[VMOZI[UM[\QbI[MQVLyOMVI[a\]-
8uZMb +nVMXI !# :MOQ[\ZW LMT UI\ZQUWVQW MV\ZM 5MVKyI LM >IZOI[ a MT LWK\WZ ,QMOW
/WVbnTMb+]MVKIMV-T;IOZIZQWI}W<M[\QOW[LMTMVTIKMN]MZWVTW[ITKITLM[LMTI+Q]LILLM
TW[:MaM[MTLWK\WZ>ITMVb]MTIaMTTQKMVKQILW)T\IUQZIVWR]V\WKWVMTWQLWZTQKMVKQILW8IZMLM[
,M][MVJ"-TUWVI[\MZQWLMTI<ZQVQLILITJMZO~UWVRI[JMZVIZLQVI[a[QO]QMZWVTI
WZLMVKQ[\MZKQMV[M
)/14QUI6I}W ;MZMITQbIZWVQVNWZUIKQWVM[[WJZMM[\MKWV^MV\WMV!#
)/14QUI6
!
,M][MVop. cit.:
4I[[QZ^QMV\I[aM[KTI^I[[]XWVyIVMVTIUIaWZyILMTW[UWVI[\MZQW[Un[LMTIUQ\ILLMTI
XWJTIKQ~V\W\ITLMKILI]VILMTI[~ZLMVM[NMUMVQVI[4I^ITTu!4W[LI\W[[WJZMTIXWJTIKQ~V
KWV^MV\]ITTW[MTIJWZI6IVKa^IV,M][MV,M][MVop. cit.:[WJZMMTKMV[WLM5QO]MTLM+WV\ZM-
ZI[ZMITQbILWMV-VM[\INMKPIMTVUMZWLMU]RMZM[M[XI}WTI[MV4QUI[MZyI!
)/1+WV\ZI\IKQ~V6:
290
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
^QMZWV]VIXMZUIVMV\MZMTIKQ~VLMQVÆ]MVKQIMV[]MV\WZVW]ZJIVWN]VKQW-
VIVLW XWZ MRMUXTW KWUW QUXWZ\IV\M[ QV[\Q\]KQWVM[ KZMLQ\QKQI[ -[\I[
N]VLIKQWVM[[]X][QMZWVI[QUQ[UWMTT\QUWIK\WLMXWLMZLMM[\I[U]RMZM[
LMTIKWVY]Q[\Ia[]ZMIÅZUIKQ~VKWUWOZ]XWLMuTQ\MITXMZUQ\QZTIMV\ZILI
[WTWIU]RMZM[M[XI}WTI[W[][LM[KMVLQMV\M[+WUWQV[\Q\]KQWVM[LMTIuTQ\M
aMVZMKWVWKQUQMV\WITIVMKM[QLILY]MM[\MOZ]XWLMU]RMZM[[]NZyIM[\]^QM-
ZWVIXWaILI[\IV\WXWZTIJ]ZWKZIKQIKWTWVQITKWUWXWZTI+WZWVI
1V[\Q\]KQWVM[LMJMVMÅKMVKQIXIZIU]RMZM[XWJZM[MV4QUI
4IXWJTIKQ~V]ZJIVILM4QUIQVKT]yI]VOZIVVUMZWLMU]RMZM[Y]M[M
MVKWV\ZIJIV MV [Q\]IKQ~V LM XWJZMbI M[KMVIZQW Y]M [M IOZI^~ L]ZIV\M TI
[MO]VLIUQ\ILLMT[QOTW XVILMJQLWITIMUQOZIKQ~VaITKZMKQUQMV\WLMTI
KQ]LIL+WUWZM[X]M[\IIM[\MXZWJTMUILM[LMUMLQILW[LM[QOTW[MKZMIZWV
MVTIKQ]LIL]VI[MZQMLMQV[\Q\]KQWVM[LMI[Q[\MVKQIaJMVMÅKMVKQIXZWXQI[
LMTU]VLWPQ[XnVQKWY]MM[\IJIVLM[\QVILI[IU]RMZM[MVLQ[\QV\I[[Q\]IKQW-
VM[LMVMKM[QLILKWUWMTPW[XQ\ITLMTI+IZQLILTW[ZMKWOQUQMV\W[aKWTM-
OQW[aTI[LW\IKQWVM[ILWVKMTTI[-TXZQUMZKMV\ZWXIZIU]RMZM[XWJZM[N]M
MTPW[XQ\ITLMTI+IZQLILN]VLILWMV![WJZM]VI[KI[I[LWVILI[XWZTI
^Q]LILW}I)VILM;WT~ZbIVW;MKWV^QZ\Q~MV]VIQV[\Q\]KQ~VU]T\QN]VKQWVIT
K]aW WJRM\Q^W MZI K]JZQZ MV [][ LQ[\QV\W[ I[XMK\W[ TI[ VMKM[QLILM[ LM M[\I[
U]RMZM[;]VWUJZMKWUXTM\WMZI®0W[XQ\ITLM;IV+W[UMa;IV,IUQnV
LMTI0MZUIVLILLM;IV\I5IZyILMTI+IZQLIL¯aILMUn[LM[MZTIVQKI
QV[\Q\]KQ~VLM[\QVILIIK]QLIZIU]RMZM[MVNMZUI[M[XI}WTI[WUM[\QbI[[M
KWV^QZ\Q~MV]VZMN]OQWXIZIVQ}I[IJIVLWVILI[Y]M[MKZQIJIVMVM[\MPW[-
XQ\ITKWUWZMKWOQLI[aITI[Y]M[MTM[LIJI]VILW\MXIZIMTUI\ZQUWVQWIT
KZMKMZ -[\I XZnK\QKI [M ZMITQb~ I \ZI^u[ LMT +WTMOQW LM TI +IZQLIL Y]M [M
N]VL~MV<IUJQuVN]VKQWVIJIKWUWZMN]OQWLMU]RMZM[IVKQIVI[WMV
XZWKM[WLMLQ^WZKQW;MOVTILM[KZQXKQ~VLMTPW[XQ\ITY]MPIKyIMT8ILZM
;WJZMMTN]VKQWVIUQMV\WLMTW[KWV^MV\W[KWUWMV\QLILM[KZMLQ\QKQI["*]ZV[!!!a;]nZMb
a8WZ\WKIZZMZW!
,M][MVop. cit
)/14QUI6I}W!"-TPW[XQ\IT[WTQKQ\~]VIZMV\IITZMaITMOIVLW[MZMTVQKW
PW[XQ\ITXIZIU]RMZM[LMTIKQ]LIL
+IPQTT!!"5MVKQWVIM[\MPW[XQ\ITKWUW]V[Q\QWY]MZMKWOyIXMZ[WVI[XWJZM[aIVKQIVI[I
NQVITM[LMT[QOTWXVIII-TPW[XQ\IT[QO]Q~MVN]VKQWVIUQMV\WITUMVW[PI[\INQVM[LMTIKWTWVQI;WJZM
MTKWTMOQWLMTI+IZQLIL"4u^IVW
291
AMELIA ALMORZA HIDALGO
+WJWLQ[XWVyILM®W\ZW[U]KPW[IXW[MV\W[XIZIY]MX]MLIV^Q^QZK~UWLI-
UMV\MITO]VI[U]RMZM[LMTIKQ]LILY]MXWZI][MVKQI[LM[][UIZQLW[aXI-
LZM[Y]QMZMVZMKWOMZ[MMVM[\IKI[IXIZIUIaWZY]QM\]La[MO]ZQLILLM[][
XMZ[WVI[¯6WM`Q[\MVZMOQ[\ZW[LMM[\MPW[XQ\ITXMZW[yN]MV\M[QVLQZMK\I[
[WJZM[]]\QTQLILKWUWZMN]OQWLMU]RMZM[IVKQIVI[KWUWXWZMRMUXTWTW[
\M[\IUMV\W[LMU]RMZM[LMXW[Q\ILW[MVMT)ZKPQ^W/MVMZITLM8MZMV\ZMTW[
Y]M[MMVK]MV\ZIV^IZQW[KI[W[LMU]RMZM[M[XI}WTI[XWJZM[Y]MM[\IJIVW
PIJyIVXI[ILWXWZMTPW[XQ\ITWJQMVXMZ\MVMKyIVITIKWNZILyIaLMUIVLI-
JIV[][[MZ^QKQW[<ITMZIMTKI[WLMTIM[XI}WTI5IZyI/]bUnVVI\]ZITLM
>uTMb5nTIOIY]QMVLM[X]u[LMPIJMZ^Q^QLWMV]VK]IZ\WITY]QTILWQV-
OZM[~MVNMZUIMVM[\MPW[XQ\IT)X]V\WLMUWZQZPQbW\M[\IUMV\WLWVLM
LIJIV]M^MZMITM[ITPW[XQ\IT®XWZMTJQMVZMKQJQLW¯aVWUJZIJIITJIKMIIT
UIaWZLWUWLMTUQ[UW-VuT[MWJ[MZ^IY]M[][M[KI[I[XMZ\MVMVKQI[MZIV
WJRM\W[KI[MZW[I]VY]M\IUJQuV^M[\QLW[aITO]VIRWaILMWZWaY]MVWPI-
KyIUMVKQ~VITO]VIINIUQTQIZM[WIUQOW[ <IUJQuV+I\ITQVI;nVKPMbLM
*WTI}W[^Q]LI[QVPQRW[aU]aXWJZMIX]V\WLMUWZQZMVMTPW[XQ\ITLMTI
+IZQLIL [WTQKQ\IJI Y]M TI MV\MZZI[MV MV TI QOTM[QI LMT UQ[UW [Q\QW! -[\W[
KI[W[LM^Q]LI[U]aXWJZM[IJ]VLIVMV\ZMTW[\M[\IUMV\W[LMM[XI}WTI[MV-
KWV\ZILW[MVTW[XZW\WKWTW[LM4QUI)/68MZ
-V\ZMTW[OI[\W[Un[QUXWZ\IV\M[LMM[\MPW[XQ\ITM[\IJITII[Q[\MVKQII
®XWJZM[^MZOWVbIV\M[¯M[Un[[]UIaWZLWUWLMKTIZ~Y]MQVKT][W\MVyIV
UuLQKWJIZJMZWaKQZ]RIVWXIZII\MVLMZTI[a]VIJW\QKIXZWXQI-VTIKQ]-
LILPIJyIU]KPW[XWJZM[^MZOWVbIV\M[MVNMZUW[XMZWY]M®XWZ[MZXMZ[W-
VI[KITQÅKILI[VWX]MLMVQZITPW[XQ\ITMXIZIMTTW\QMVMVJW\QKIXZWXQIU]a
JQMVXZW^MyLI¯+WVMTWJRM\Q^WLMI[Q[\QZITI[U]RMZM[XWJZM[U]KPI[LM
MTTI[LM[KMVLQMV\M[LMKWVY]Q[\ILWZM[[MKZM~TI0MZUIVLILLMTI+IZQLIL
-T+IJQTLWLM4QUIMV^Q~]VIKIZ\IITZMaMVM`XTQKIVLWTW[UW\Q^W[LM
[]N]VLIKQ~VaXWZY]uVMKM[Q\IJIY]M[MTMXZW^MaMZILMZMV\I["
>Q[\WY]MMVM[\IKQ]LILPIJyIU]KPW[XWJZM[aXWKWZMUMLQWXIZIMTTW[a
Y]MU]KPW[UWZyIV[QVTW[[IKZIUMV\W[a[QV\MVMZI[][KIJMKMZI[XMZ[WVIIT-
O]VIXWZM[\IZ\IVTMRW[LM[][\QMZZI[aY]MTW[UI[LM[\W[[WVLMTW[Y]MIa]LI-
+WJW!"MV/WVbnTMbLMTI:W[I!
4W[TQJZW[LMTPW[XQ\ITLMTI+IZQLILM[\IJIVLMXW[Q\ILW[MVMT)ZKPQ^WLMTI*MVMNQKMVKQILM
4QUIXMZWPWa[MMVK]MV\ZIVLM[IXIZMKQLW[
)/68MZ:IUQZW*W\MI}W[!!!"<M[\IUMV\WLM5IZyILM/]bUnVVI\]ZIT
LM>uTMb5nTIOI
!
)/68MZ2]IV/]\QuZZMb!I}W!"<M[\IUMV\WLM+I\ITQVI;nVKPMbLM*WTI}W[
)/14QUI6I}W!,N^
292
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
ZWVIXWJTIZM[\I\QMZZIaY]MPIV[MZ^QLWI^]M[\ZIUIOM[\ILMVTI[O]MZZI[
XI[ILI[aY]MU]KPI[PQRI[LMTW[LQKPW[[MXMZLyIVMVWNMV[ILMLQW[V]M[\ZW
;M}WZaY]MU]KPI[^Q]LI[TMWNMVLyIVI[QUQ[UWXWZOZIVLM[VMKM[QLILM[Y]M
IMTTWTM[NWZbIJIVY]MTW[Un[LMTW[Y]MUWZyIVMZIVXWZNIT\ILMK]ZIaLM
Y]QMVTW[K]ZI[MXWZY]M\MVyIVMUXIKPWLMQZ[MIT0W[XQ\IT\MVQMVLWTW[UuZQ\W[
Y]M\QMVMV[MIKWZL~XWZITO]VI[XMZ[WVI[KMTW[I[LMT[MZ^QKQWLMV]M[\ZW;M}WZ
LMPIKMZaWZLMVIZ]VIPMZUIVLILLMTI+IZQLILC°E
4I[MVNMZUI[Y]MXWZ[]M[\I\][VWY]MZyIVQZITPW[XQ\ITVMKM[Q\IJIV[QV
MUJIZOWLMXMZ[WVI[Y]M[MWK]XI[MVLMMTTI[L]ZIV\MTIKWV^ITMKMVKQI)[y
U]KPI[LMTI[IKWOQLI[WLWVKMTTI[LMTMV\WZVW[MWK]XIJIVLMLM[MUXM}IZ
M[\ITIJWZaMZIVT]MOWZMKWUXMV[ILI[XWZMTTWMVTW[\M[\IUMV\W[8WZMRMU-
XTWLW}I5IZyILM4WIa[ILQWI\ZI^u[LM[]\M[\IUMV\WXM[W[I)VI
;MZZIVWXWZY]M®TIK]QL~MV[]MVNMZUMLIL¯XWZMTIUWZY]MTM\MVyIaXIZI
Y]M[MKI[I[M6WMZI]VILW\MKWUXTM\IaIY]M[M\ZI\ILMXWKIKIV\QLIL
XMZW[y]VIIa]LI-[\ILWVKMTTIMZITIPQRILM]V[WKQWMVVMOWKQW[UMZKIV\Q-
TM[LMLW}I5IZyI-[\ITIJWZLMK]QLILWMVTIT\QUIM\IXILMTIMVNMZUM-
LILIXIZMKMIUMV]LWKWUW]VI\IZMIXZWXQILMlas recogidas-[\IUQ[UI[M-
}WZIMV[]\M[\IUMV\WKWUWWJZILMKIZQLILPQbW]VILWVIKQ~VITPW[XQ\IT
LMTI+IZQLILY]MIÅZUIK]QLIJII®U]RMZM[XWJZM[aPWVZILI[¯aLMXW[Q-
\~[]KWVÅIVbIMVTW[UIaWZLWUW[LMTUQ[UW-ZIVMKM[IZQW\MVMZMVK]MV\I
\IUJQuVMTKW[\MMKWV~UQKWLMTIMVNMZUMLILaK]IVLWMZIXW[QJTMTWI[]UyI
TINIUQTQI8WZMRMUXTWLW}I5IZyILM5MTW^Q]LI[QVPQRW[VI\]ZITLM<I^Q-
ZIaJI[\IV\MXWJZMILUQ\yIMV[]\M[\IUMV\WY]M[][WJZQVW[MPIJyIPMKPW
KIZOWLMTW[OI[\W[LM[]MVNMZUMLILaLQ[XWVyI]VI^MV\IXIZIXIOIZTM
4ILWVIKQ~VIPW[XQ\ITM[[MKWV^QZ\Q~MV]VOM[\WZMK]ZZMV\MMVTW[\M[\I-
UMV\W[LMÅVM[LMT XVIKWUWXIZ\MLMTI[LWVIKQWVM[IWJZI[LMKIZQLIL
OMVMZITM[ )[y LW}I 5IZyI LM 8IZMLM[ LWV~ XM[W[ I KILI ]VW LM TW[
K]I\ZWPW[XQ\ITM[LM4QUI;IV)VLZu[;IV4nbIZW;IV\I)VIaTI+IZQ-
LILM1[IJMT;]nZMbU]RMZXWJZMaKWV^IZQI[PQRI[I[]KIZOWLMR~]VKMV[W
XIZITI[P]uZNIVI[LMTI+IZQLIL4I[U]RMZM[Un[XWJZM[M[\IJTMKyIVUn[
^yVK]TW[ KWV M[\I QV[\Q\]KQ~V [QV MUJIZOW [][ LWVIKQWVM[ KWUW U]RMZM[
)/1)]LQMVKQILM4QUI +IZ\ILMT+IJQTLW[MK]TIZILMTW[:MaM[I;5[WJZMTI+W-
NZILyILMTI+IZQLILZMKWOQLIMV"4Q[[~V!11" !
)/68MZ4~XMb)TUIOZW!I}W"<M[\IUMV\WLMLW}I5IZyILM4WIa[I
)/68MZ)O][\yV)\MVKQI!I}W["<M[\IUMV\WLMLW}I5IZyILM5MTW
)/68MZ5IZKW[.ZIVKW-[Y]Q^MTI}W[ "<M[\IUMV\WLMLW}I5IZyILM
8IZMLM[
)/68MZ2]IV/]\QuZZMb!I}W!"<M[\IUMV\WLM1[IJMT;]nZMb
293
AMELIA ALMORZA HIDALGO
XWJZM[MZIVLMM[KI[IKIV\QLIL8WZMRMUXTW<MZM[I>ITTu[U]RMZKI[ILIa
VI\]ZITLM8ITW[[WTQKQ\~[MZMV\MZZILIMVTIKIXQTTILMTI+IZQLILXIZITWY]M
[MMVKWUMVL~ITW[PMZUIVW[LMTIKWNZILyI-VKIUJQWXIZI]VIU]RMZ
LM IT\W M[\I\][ MT PW[XQ\IT LM TI +IZQLIL XWLyI [MZ KWV[QLMZILW ]V M[XIKQW
XWKWIXZWXQILWUW\Q^WXWZMTY]MXWZMRMUXTWLW}I+I\ITQVI*ZI^W[WTQKQ-
\IJIXWLMZ[ITQZLMTPW[XQ\ITLWVLMTIPIJyIQVOZM[ILW[]UIZQLWXIZIQZI
KI[I LM [][ XILZM[ I K]ZIZ[M -[\M PW[XQ\IT MZI [QUQTIZ MV [] WZQOMV IT
PW[XQ\ITLMTI[+QVKW4TIOI[LM;M^QTTIN]VLILWMVMT[QOTWXVIMVTIUMLQLI
MV Y]M MZI MT ZM[]T\ILW LMT XZWaMK\W XMZ[WVIT LM ]VI ^Q]LI LM TI uTQ\M a
\IUJQuV[][N]VKQWVM[MZIV^IZQILI[a[]WJRM\Q^WMZII\MVLMZILQ[\QV\W[I[-
XMK\W[LMTIU]RMZXWJZMMV;M^QTTI ;QVMUJIZOWMTI[XMK\WU]T\QN]VKQW-
VITN]MUn[^IZQILWMVMTKI[WLM4QUIa[WJZM\WLW[MILIX\~IIY]MTTWY]M
[MKWV[QLMZIJIUn[ XZWJTMUn\QKW"TIXWJZMbIMQVLMNMV[Q~VLMTI[ U]RMZM[
M[XI}WTI[aUM[\QbI[<IUJQuVMVW\ZW[\MZZQ\WZQW[LMTIKWTWVQI[MKZMIZWV
QV[\Q\]KQWVM[[QUQTIZM["XWZMRMUXTWLM[LM.QTQXQVI[[MZMITQb~]VI[WTQKQ\]LIT
ZMaLM]VIZMV\IXIZIXWLMZKWV[\Z]QZLMNWZUIQVLMXMVLQMV\M]VPW[XQ\ITLM
U]RMZM[aIY]MITXIZMKMZITTyKWUXIZ\yIVK]IZ\W[KWVTW[M[KTI^W[!
4IN]VLIKQ~VLMM[\I[QV[\Q\]KQWVM[VW[WTW[MZMITQb~OZIKQI[ITI[LWVI-
KQWVM[LMQVU]MJTM[aZMV\I[LMU]RMZM[LMTIuTQ\M[QVW\IUJQuVOZIKQI[IT
IXWaWXZM[\ILWXWZITO]VW[UQMUJZW[LMTI[QV[\Q\]KQWVM[^QZZMQVITM[MVLW[
[MV\QLW["XWZ]VTILW]\QTQbIVLWTW[KIZOW[XIZI[MK]VLIZLM[LMTI[QV[\Q\]-
KQWVM[ TW[ XZWaMK\W[ LM JMVMÅKMVKQI a XWZ MT W\ZW UMLQIV\M LWVIKQWVM[
XMZ[WVITM[LMUQMUJZW[LMTIuTQ\MTQUM}I8WZMRMUXTWMT^QZZMa5IZY]u[LM
+I}M\MPIJyILWVILWXM[W[ITPW[XQ\ITLMTI+IZQLIL-[\MPW[XQ\IT\M-
VyIILMUn[MV!XM[W[LMZMV\IY]MTMPIJyIVLMRILWMVNWZUILM
TQUW[VI[ W\ZW[ XIZ\QK]TIZM[ -[\I KIV\QLIL VW MZI []ÅKQMV\M XIZI \WLW[ TW[
OI[\W[VQXIZITI[ LQNMZMV\M[TIJWZM[I[Q[\MVKQITM[Y]MMVuT[MTTM^IJIVIKIJW
TWY]MTTM^~I[WTQKQ\IZ\IUJQuV]VIZMV\IITZMaKWVMTZM[XITLWLMTW[WQLWZM[
LMTI)]LQMVKQILM4QUI
4IOZIVKIV\QLILLMVQ}W[IJIVLWVILW[XZWL]K\WLMTW[IT\W[yVLQKM[LM
VIKQUQMV\W[QTMOy\QUW[LQWT]OIZITIKZMIKQ~VLMW\ZIQV[\Q\]KQ~VLMJMVMÅ-
)/68MZ5IZKW[.ZIVKW-[Y]Q^MTI}W "<M[\IUMV\WLM<MZM[I>ITTu[
))40W[XQ\ITM[TMOIRW6I}W
+IZUWVIop. cit.
!
)/1.QTQXQVI[6 I}W
)/14QUI6I}W!"1VNWZUIKQWVM[LMTPW[XQ\ITLMTI+IZQLIL;WTQKQ\]LXZM-
[MV\ILIXWZ4~XMbLM)TNIZW
294
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
KMVKQIIQVQKQW[LMT[QOTWXVII"MT0W[XQKQWLM0]uZNIVW[LM)\WKPI5]KPW[
LMM[\W[VQ}W[VWMZIVP]uZNIVW[[QVWY]MPIJyIV[QLWLMXW[Q\ILW[ITTyXWZ
[][XILZM[5]KPW[LMMTTW[aVW[WTWTW[Un[XWJZM[[QVWLM\WLW[TW[OZ]XW[
[WKQITM[MZIVXW[\MZQWZUMV\MZMK]XMZILW[-[\MWZNIVI\WN]M]VXZWaMK\WLMT
JMI\W4]Q[8MKILWZ, KWVTIIa]LILMT^QZZMaLWV4]Q[LM>MTI[KWaKWV\IJI
KWV]V®\WZVWLWVLM[MX]LQM[MVMKPIZTW[VQ}W[¯+]IVLW]VUM[LM[-
X]u[LMN]VLIZMTPW[XQ\ITNITTMKQ~[]N]VLILWZLMR~®VQ}W[LMXMKPWXWZ
IKIJIZLMKZQIZ¯U]KPW[LMMTTW[MV[]KI[IaW\ZW[ZMXIZ\QLW[MVKI[I[LM
KZQIVbI LWVLM [M XIO~ XIZI Y]M TW[ \]^QMZIV 8W[\MZQWZUMV\M [M PQKQMZWV
KIZOWLMTPW[XQ\ITTW[M[KZQJIVW[ZMITM[aZMKMX\WZM[LMTI)]LQMVKQI-[\W[
Y]MaIPIJyIVWJ\MVQLWL]KILW[LMIZJQ\ZQW[[WTQKQ\IZWVLMV]M^WMV
]VIZMV\ILMMVKWUQMVLI[][KZQ\IXWZTW[WQLWZM[LMTI)]LQMVKQIaMT
^QZZMaITMOIVLWY]MI\MVLyIVIUn[LM\ZM[KQMV\W[VQ}W[WKPMV\ILMTW[K]I-
TM[MZIVIVTIK\IV\M[)ZO]UMV\IJIVY]MIT\ZI\IZ[MLMTVQKWPW[XQ\ITLM
M[\M\QXWMVMTZMQVWIK]LyIVIuTLM\WLW[TILW[XIZILMXW[Q\IZVQ}W[aXWZTW
\IV\WVW\MVyIVJI[\IV\MKWVTITQUW[VIY]MZMKQJyIV4IUIaWZyILMTI[
IJIVLWVILI[MZIVVQ}I[aITMV\ZIZMVMTPW[XQ\ITZMKQJyIVMTM[\I\][LMTMOy-
\QUI[I]VY]MMVXWKW[KI[W[X]LQMZWVI[KMVLMZ[WKQITUMV\M8IZIQLMV\QÅ-
KIZITI[VQ}I[IJIVLWVILI[KWUWPQRI[LMM[XI}WTM[]\QTQbIJIV\MTI[a^M[\Q-
LW[LMKQMZ\IKITQLILKWVTI[Y]MTI[IZZWXIJIVMVMTUWUMV\WLMTIJIVLWVW
8WZTW\IV\WX]LW[MZ]VUWLWLMJ][KIZ]VI[ITQLIUMRWZIPQRI[QTMOy\QUI[
8WZT\QUWTIQV[\Q\]KQ~VXWZM`KMTMVKQIXIZIU]RMZM[XWJZM[N]MZWVTW[
KMV\ZW[LMZMKWOQUQMV\W-[\M\QXWLMKMV\ZW[aIM`Q[\yIMV-[XI}I#[]ZOQMZWV
[WJZM\WLWIZIybLMTIIK\Q^QLILLMTW[RM[]Q\I[MVTIZMLMVKQ~VLMU]RMZM[
XJTQKI[ -V TI KWTWVQI [M M`\MVLQMZWV LM[LM .QTQXQVI[ PI[\I 5u`QKW a
+PQTMLMNWZUIY]M[MXZWL]RW]VI\ZI[TIKQ~VLMM[\MUWLMTWLMZMKWOQ-
UQMV\WY]MQVKT]yI]VILQUMV[Q~VNy[QKIaW\ZIUWZIT-T[MV\QLWXZQUQOM-
-T0W[XQKQWLM0]uZNIVW[LM)\WKPIPI[QLWM[\]LQILWXWZ5IZyI-5IVVIZMTTQY]QMVTW
ZMTIKQWVIKWVTIIT\IQTMOQ\QUQLILaKWVMTXZWJTMUIQV[\Q\]KQWVITY]M[]XWVyIVTW[VQ}W[P]uZNIVW[
5IVVIZMTTQ!!!
)/14QUI6I}WN"1VNWZUIKQWVM[LMTPW[XQ\ITLM)\WKPI
)/14QUI6I}W "1VNWZUIKQWVM[LMTPW[XQ\ITLM6Q}W[-`X~[Q\W[<IUJQuV
[WJZMMT0W[XQKQWLM)\WKPIa[]N]VLILWZ"8ZMUW
5IVVIZMTTQop. cit.
-TRM[]Q\I8MLZWLM4M~VM`XTQK~[]\ZIJIRWKWVM[\I[U]RMZM[aTIN]VLIKQ~VLM]VIKI[ILM
ZMKWOQLIMV;M^QTTI4M~V! C E
8uZMb*IT\I[IZ! "5]ZQMT!#-[\]LQITW[ZMKWOQUQMV\W[MV5u`QKWKWUWMTZM[]T\ILW
LM]VI[MZQMLMXZWJTMUI[LMTI[WKQMLILKWTWVQIT
,M][MVop. cit
295
AMELIA ALMORZA HIDALGO
VQWLMZMML]KIKQ~VLMU]RMZM[Y]M\MVyIVM[\W[KMV\ZW[[MIXTQK~MVXZQUMZ
T]OIZMV)UuZQKIITI[U]RMZM[UM[\QbI[)[yIUMLQILW[LMT[QOTWXVIKWUW
KWV[MK]MVKQILMTIOZIVKIV\QLILLMUM[\QbW[Y]M[MM[\IJIML]KIVLWMVTW[
X]MJTW[LMQVLQW[ITO]VI[^WKM[KTIUIZWVXWZTIKWV[\Z]KKQ~VLMM[\W[ZMKW-
OQUQMV\W[KWUWT]OIZLMIKWOQLILMUM[\QbI[XIZIY]MM[\I[ZMKQJQMZIV]VI
ML]KIKQ~VPQ[XIVI8WZMRMUXTWMTQVNWZUMY]MMTNZIQTM<WUn[LM;IV5IZ-
\yVMV^Q~ITZMaMVLMV]VKQIJIY]MPIJyIU]KPI[®PQRI[UM[\QbI[PQRI[
de M[XI}WTM[¯Y]M[MM[\IJIV®KZQIVLWKWUWQVLQI[¯aXZWXWVyIXIZIZMUM-
LQIZTWY]M®MVTI+Q]LILLMTW[:MaM[aMVTIKQ]LILLMT+]bKW¯[MKWV[\Z]-
aM[MV®LW[KI[I[LWVLM[MKZQI[MVTI[LQKPI[UM[\QbI[VQ}I[aILWK\ZQVI[MV
PI[\I MLIL Y]M X]LQM[MV MTMOQZ M[\ILW¯ -[ XW[QJTM Y]M M[\I[ LMUIVLI[
\IUJQuVM[\]^QMZIVZMTIKQWVILI[KWVTIVMKM[QLILY]MPIJyILMU]RMZM[KI-
[ILMZI[Y]MX]LQMZIVNWZUIZUI\ZQUWVQW[aNIUQTQI[[MOVMTUWLMTWKZQ[\QI-
VW8WZTW\IV\WTW[XZQUMZW[ZMKWOQUQMV\W[[]ZOQMZWVMVMTKWV\M`\WKWTWVQIT
KWUWZM[X]M[\IITXZWJTMUILMTI[UM[\QbI[-VMTKI[WLM4QUI[MN]VL~MV
MTZMKWOQUQMV\WLM;IV2]IVLMTI8MVQ\MVKQIY]MLMR~LMM`Q[\QZLM[-
X]u[LM!
;QVMUJIZOWMTQVKZMUMV\WLMTIXWJTIKQ~V]ZJIVIMVTI[MO]VLIUQ\IL
LMT[QOTW XVI[]X][W\IUJQuV]VKIUJQWLMM[KMVIZQWMVMTUMZKILWUI\ZQ-
UWVQIT LM NWZUI Y]M MT I]UMV\W LM TI XWJTIKQ~V NMUMVQVI \IV\W XWZ TI
MUQOZIKQ~VKWUWXWZMTKZMKQUQMV\WLMUWOZnÅKWLMTIKQ]LILI]UMV\~TI
KIV\QLIL LM LWVKMTTI[ [WTI[ I[y KWUW TI[ [Q\]IKQWVM[ LM IUIVKMJIUQMV\W
[MXIZIKQ~VaLQ^WZKQW-[\WLQWT]OIZIY]MMTV]M^WXZWJTMUI[WKQITaIVW
N]MZIVTI[UM[\QbI[[QVWTI[U]RMZM[XWJZM[aMV[Q\]IKQ~VLMXMTQOZWU]KPI[
LM TI[ K]ITM[ MZIV M[XI}WTI[ .ZIa 2W[u LM >Q^MZW ITMZ\IJI IT ZMa LM M[\I
XZWJTMUn\QKI"®-[\IUJQuVVMKM[IZQWY]M^]M[\ZI5IOM[\ILUIVLMY]MMVTI
KQ]LILLMTW[:MaM[[MPIOI]VIKI[IXIZIZMKWOMZU]RMZM[Y]MXWZVW\MVMZ
KWVY]M[M[][\MV\IZIVLIVOZIVKWXQILMTTI[XMZLQLI[aY]MITTy[MTM[LQMZMTW
VMKM[IZQWaY]MITW[UWVI[\MZQW[LMM[XI}WTI[aUM[\QbI[aW\ZW[T]OIZM[XyW[
[MTM[LQM[MVIa]LILMKW[\I°¯ 8IZI[WT^MV\IZM[\MXZWJTMUIMV !N]M
N]VLILITI+I[ILM,Q^WZKQILI[XWZMTXWZ\]O]u[.ZIVKQ[KWLM;ITLI}Ia
MV!MT:MKWOQUQMV\WLM5IZyI5IOLITMVIXWZQVQKQI\Q^ILM5IZyI-[-
)/14QUI I}W
!
,M][MVop. cit.:
)/1)]LQMVKQILM4QUI! +IZ\ILMNZIa2W[uLM>Q^MZWIO][\QVWLMT+]bKWI;5
[WJZMI[]V\W[MKTM[Qn[\QKW[aKQ^QTM[ZMKWOQLIMV"4Q[[~V!11"
296
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
Y]Q^MT -[\W[ KMV\ZW[ N]VLILW[ MV TI [MO]VLI UQ\IL LMT [QOTW M[\]^QMZWV
LM[\QVILW[IM[\MV]M^WOZ]XWLMZQM[OWa[MKWV^QZ\QMZWVMVKMV\ZW[LMIKW-
OQLILMU]RMZM[MVTI[[Q\]IKQWVM[LMZQM[OWUn[KWU]VM["U]RMZM[®XMZLQ-
LI[¯XZW[\Q\]\I[KWVK]JQVI[aIUIVKMJILI[I[yKWUWU]RMZM[MVXZWKM[W
LM LQ^WZKQW W MV^]MT\I[ MV XZWKM[W[ R]LQKQITM[ ;QZ^QMZWV I[QUQ[UW KWUW
KMV\ZW[LMLMX~[Q\WXIZIU]RMZM[L]ZIV\MTIZOI[I][MVKQI[LM[][UIZQLW[
)]VY]MMVITO]VW[KI[W[QVOZM[IJIV^WT]V\IZQIUMV\MMVW\ZI[WKI[QWVM[[M
ZMK]ZZQ~ I M[\W[ KMV\ZW[ XIZI ZMITQbIZ ZMKT][QWVM[ LM KI[\QOW XWZ XIZ\M LM
UIZQLW[Y]MPIKyIVTIZOW[^QIRM[WY]MM[\IJIVMVXZWKM[W[R]LQKQITM[WLM
LQ^WZKQW8WZMRMUXTW2]IV2QUuVMbQVQKQ~]VXTMQ\WLMLQ^WZKQWKWV\ZI[]
M[XW[ILW}I)VI5IZ\MTLM)ZI][MVNILILWXWZ\MVMZY]MUIV\MVMZI\WLI
[]XIZMV\MTI,]ZIV\MMTXZWKM[WXQLQ~Y]M[IKI[MVI[]U]RMZLMKI[ILM[][
XILZM[aY]MN]M[MQV\MZVILIMVMTZMKWOQUQMV\WLWVLMTMXIOIZyIMT[][\MV-
\W -[\MZMK]Z[WN]MU]a]\QTQbILWXWZTW[UIZQLW[[WJZM\WLWMVTW[KI[W[
LMIJIVLWVWXZW\IOWVQbILW[XWZTIM[XW[I8WZMRMUXTW5QO]MT>QTTIV]M^I
IK][~I[]U]RMZ*MI\ZQbLM5ITIZILMPIJMZTWIJIVLWVILWaPIJMZ[MQLW
I^Q^QZKWV[][XILZM[XWZTWY]MXMLyIY]MN]M[MQV\MZVILIMVTIKI[ILMTI[
LQ^WZKQILI[LM;IV\I+TIZI )TO]VI[U]RMZM[P]yIVa[MMVKWV\ZIJIVMV
XIZILMZWLM[KWVWKQLWXWZTWY]M[MMUQ\yI]VIWZLMVXIZIY]MK]ITY]QMZ
ITO]IKQTLMTIKQ]LILY]MTI[MVKWV\ZI[MTI[X]LQMZILM\MVMZaLMXW[Q\IZMVTI
KI[ILMLQ^WZKQILI[ -TZMKWOQUQMV\W\IUJQuV[M]\QTQb~KWUW]VZMN]OQW
[MO]ZWKWV\ZITIWXZM[Q~VMVTINIUQTQI8WZMRMUXTW*IZ\WTWUuLM)bI}I
[WTQKQ\~Y]MLMXW[Q\IZIVIPyILW}I5IZyILMTI[6QM^M[aIY]MLM[X]u[LM
PIJMZTMLILWXZWUM[ILMUI\ZQUWVQW[]XILZMVWTMLMRIJIKI[IZ[MaM[\IJI
U]aWXZQUQLIMV[]KI[I
0IaY]MLM[\IKIZY]MTI[U]RMZM[LMKQMZ\WM[\I\][[QMUXZMXZMÅZQMZWV
[MO]QZ]\QTQbIVLWKWUWZMN]OQWTI[KI[I[LMU]RMZM[PWVWZIJTM[LMNWZUIY]M
,M][MVJ"*MT*ZI^W"!5IZyILM-[Y]Q^MTMZIVI\]ZITLM;M^QTTIa[MKI[~
KWVMTKIXQ\nV+ZQ[\~JIT;nVKPMbLM*QTJIW6W\]^QMZWVPQRW[aN]VLIZWVMTPW[XQ\ITLM;IV,QMOW
8W[\MZQWZUMV\MIXWaIZWVTIQVQKQI\Q^ILMT^QZZMa>MTI[KWXIZIN]VLIZ]VZMKWOQUQMV\WXIZI®U]RMZM[
M[KIVLITW[I[¯
,M][MVop. cit
))4,Q^WZKQW[I}W"2]IV2QUuVMbKWV\ZILW}I)VI5IZ\MTLM)ZI][
))4TQ\QOQW[UI\ZQUWVQITM[TMOIRW6I}W
))4TQ\QOQW[UI\ZQUWVQITM[TMOIRW6!I}W")TWV[WLM8W[ILI[KWV\ZI[]U]RMZ
1Vu[/IZKyIXWZQVK]UXTQUQMV\WLM^QLIUIZQ\IT
))4TQ\QOQW[UI\ZQUWVQITM[TMOIRWI}W")XM[IZLM[MZQV\MZVILIMVMT:MKWOQ-
UQMV\WLW}I5IZyILMTI[6QM^M[VMO~^IZQI[^MKM[TIXZWUM[ILMUI\ZQUWVQWXWZTWY]MN]MLM^]MT-
\IIKI[ILM[][XILZM[
297
AMELIA ALMORZA HIDALGO
[WTW TI[ Un[ XWJZM[ W LM[^ITQLI[ IKIJIJIV MV\ZIVLW IT ZMKWOQUQMV\W 8WZ
MRMUXTWLW}I5IZyI)ZZWaWY]QMV[MMVKWV\ZIJIMVXTMVWTQ\QOQWKWV\ZI[]
UIZQLWaIY]M[MVMOIJII[ITQZLM4QUIaZM]VQZ[MKWVuTMV9]Q\WLWVLM
M[\MZM[QLyI[WTQKQ\~MVUMLQWLM]VIXMTMIMVKIZVQbILI[MZLMXW[Q\ILIVW
MVMTZMKWOQUQMV\W[QVWMVKI[ILMTIMVKWUMVLMZI8I]TI8QZITLWTWK]ITMZI
Un[ILMK]ILWI[]M[\I\][ ;QVMUJIZOWMTTWVW[QMUXZMM[\IJIM`MV\WLM
XZWJTMUI[8WZMRMUXTWLW}I1[IJMTLM5WV\M[LMWKI[WTQKQ\~ITR]MbY]M[M
TTM^IZIVLM[]KI[II5IZyILM<WZZM[IY]QMV\MVyIZMKWOQLIITMOIVLWY]M
[]UIZQLWZMOZM[IJILM^QIRMKWVU]KPW[KZQILW[aVW\MVyIUn[[Q\QWXIZI
ITWRIZTI .]MXZMKQ[IUMV\MXWZM[\M\QXWLMXZWJTMUI[WKI[QWVILW[MVMT
nUJQ\WLWUu[\QKWaXWZTIXZMKIZQMLILMVY]M[MMVKWV\ZIJIVU]KPI[U]-
RMZM[LMIT\WM[\I\][XWZTWY]M[MIKIJ~KZMIVLWTI+I[ILM,Q^WZKQILI[
,MM[\MUWLWM[\M\QXWLMQV[\Q\]KQWVM[W[KQTIZWVLM[MZKMV\ZW[LMZMML]-
KIKQ~VZMTQOQW[IaUWZITLMZMN]OQWWLMZMKT][Q~VPI[\IKWV^MZ\QZ[MKWVMT
XI[WITIZMXJTQKIMVKnZKMTM[KQ^QTM[LMU]RMZM[-[\IM^WT]KQ~VMVK]IV\W
IT\QXWLMKMV\ZWLMZMKWOQLIaMVK]IV\WITOZ]XWITY]MM[\IJILM[\QVILW
\IUJQuV[MXZWL]RWMVMT^QZZMQVI\WLM5u`QKW<IUJQuVMVW\ZW[T]OIZM[
KWUWTIKQ]LILLM/]I\MUITI[MN]VLIZWVM[\W[KMV\ZW[XIZIZM[XWVLMZI]V
XZWJTMUI[QUQTIZ"TIXZW[XMZQLILMKWV~UQKILQWT]OIZITIXZWTQNMZIKQ~VLM
U]RMZM[Y]M^Q^yIVLMNWZUIQVLMXMVLQMV\MMKWV~UQKIa[M`]ITUMV\MXWZ
TWY]M[MPQbW VMKM[IZQW KWV\ZWTIZ TW[ KWUXWZ\IUQMV\W[ LMTI[ KI\ITWOILI[
KWUW ®U]RMZM[ XMZLQLI[¯ ! -[ LMKQZ TI[ ZMLM[ LM IKWOQLI MV\ZM U]RMZM[
Y]MaIN]VKQWVIJIVLMUIVMZIQVNWZUIT[MQV[\Q\]KQWVITQbIZWVI\ZI^u[LM
M[\M\QXWLMKMV\ZW[MV^QZ\]LLM]VI[MZQMLM[Q\]IKQWVM[XZMKIZQI[XWZTI[Y]M
I\ZI^M[IJIVTI[U]RMZM[LMTMV\WZVW]ZJIVW
,MUM[\QbI[IM[XI}WTI["M^WT]KQ~VLMTIJMVMÅKMVKQI
-TKWV\M`\WLMU]RMZM[[WTI[MVTIKQ]LILLM4QUINI^WZMKyITIXZWTQNMZI-
KQ~VLMZMTIKQWVM[[M`]ITM[WKI[QWVITM[-V]VIXWJTIKQ~VKWVXWKI[WXKQW-
VM[LMIKKMLMZI]VJ]MVUI\ZQUWVQWaIT\ZI\IZ[MLM]VIKQ]LILLM\ZnV[Q\W
KWV\QV]WLM^QIRMZW[TI[ZMTIKQWVM[LMIUIVKMJIUQMV\WWN]MZILMTUI\ZQUW-
VQWM[\IJIVU]aM`\MVLQLI[aVWZUITQbILI[TWY]MXZWL]KyI]VOZIVVUM-
))4TQ\QOQW[UI\ZQUWVQITM[TMOIRW6I}W
))4,Q^WZKQWTMOIRW6I}W !
!
.M_op. cit.
298
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
ZWLMPQRW[VI\]ZITM[MQTMOy\QUW[!-TLQ[K]Z[WUWZITLMTUWUMV\WXMZKQJyI
Y]M TI[ U]RMZM[ Un[ XWJZM[ [M MVKWV\ZIJIV XWZ TW \IV\W MV [Q\]IKQ~V LM
XMTQOZW-[\MXMTQOZWVWMZIMKWV~UQKW[QVW[WJZM\WLWUWZITMVTIUMLQLI
MV Y]M UIV\MVMZ ZMTIKQWVM[ N]MZI LMT UI\ZQUWVQW []XWVyI ®U]KPIWNMV[I
C°EKWV\ZI6]M[\ZW;M}WZ¯!=VILMTI[ZM[X]M[\I[Y]M[MLQMZWVNZMV\MI
M[\IXZWJTMUn\QKIN]MZWVTI[LW\IKQWVM[LMLWVKMTTI["]VIXZnK\QKIXMZ\MVM-
KQMV\M I TI KIZQLIL KZQ[\QIVI Y]M [M \ZI[TIL~ I )UuZQKI a Y]M KWV[Q[\yI MV
LWVIKQWVM[LM[\QVILI[ILWVKMTTI[Y]MXWLyIV[MZMUQ\QLI[\IV\WIVQ^MTQVLQ-
^QL]ITKWUWLM[LMTI[QV[\Q\]KQWVM[LMJMVMÅKMVKQI
=VILMTI[QV[\Q\]KQWVM[Y]MUn[LW\M[LMLWVKMTTI[W\WZOIJIMZIMTPW[-
XQ\IT LM TI +IZQLIL )LMUn[ LM PIKMZ[M KIZOW LM U]RMZM[ MVNMZUI[ a LMT
ILMK]ILWMV\MZZIUQMV\WLMTW[Un[XWJZM[]VILM[][N]VKQWVM[XZQVKQXITM[
MZITILW\IKQ~VLM®U]RMZM[XWJZM[aPWVM[\I[¯MV[]UIaWZyI®PQRI[LMXI-
LZM[VWKWVWKQLW[¯!-[\ILW\IKQ~VLMLWVKMTTI[[MQVQKQ~MVMTI}W
LQMKQ[QM\M I}W[ LM[X]u[ LM TI N]VLIKQ~V LMT PW[XQ\IT 4I[ QV[\Q\]KQWVM[ Y]M
OMVMZIZWVQUXWZ\IV\M[KIV\QLILM[LMLW\M[VWKWUMVbIZWVIW\WZOIZTI[LM[-
LM[]N]VLIKQ~V[QVW^IZQW[I}W[LM[X]u[[WJZM\WLWIXIZ\QZLMTILuKILILM
-VM[\MXMZyWLWMTKZMKQUQMV\WLMTIKQ]LILPIJyIIOZI^ILWMTXZWJTM-
UILMTI[LWVKMTTI[XWJZM[TWY]M]VQLWITIXZW[XMZQLILMKWV~UQKILMTI
uTQ\MPQbWXW[QJTMTIKZMIKQ~VLMM[\I[QV[\Q\]KQWVM[;MOV]VIQVNWZUIKQ~V
XZM[MV\ILIMV!MVMTPW[XQ\ITLMTI+IZQLILKILII}WLW\IJIVILWKMW
Y]QVKMLWVKMTTI[aMV!TTMOIZWVILW\IZPI[\II^MQV\MKWV]VI[KIV\Q-
LILM[Y]MW[KQTIJIVMV\ZMTW[aXM[W[)XIZ\QZLMTXMZyWLWLMT^QZZMa
>MTI[KW!TI[LW\IKQWVM[I]UMV\IZWVPI[\IK]IZMV\IWKQVK]MV\I
KILII}W!-VTI[WTQKQ\]LLMZMV\IITI+WZWVIY]M[MXZM[MV\~MV![M
LM[\IKIJI TI TIJWZ LM M[\I QV[\Q\]KQ~V KWUW T]OIZ LM IKWOQLI LM ®U]RMZM[
PWVM[\I[ LWVKMTTI[ XWJZM[¯ a MT PMKPW LM Y]M ®KI[IV U]KPI[ KILI I}W¯
[WJZMW\ZI[IK\Q^QLILM[LMJMVMÅKMVKQILMTKMV\ZW4I[WTQKQ\]LQJI®KWVXI-
ZMKMZLMTW[[M}WZM[XZM[QLMV\M[aWQLWZM[LMTILQKPI)]LQMVKQI¯)[yTIZM-
!
5IZyI-5IVVIZMTTQM`XTQKITIVWZUITQLILKWVY]M[MXMZKQJyIVM[\I[ZMTIKQWVM[M`\ZIUI\ZQ-
UWVQITM[MVKI[Q\WLW[TW[VQ^MTM[LMTI[WKQMLILLM[LMTI[KIXI[Un[IT\I[ITI[Un[JIRI[5IVVI-
ZMTTQ!!-[\WM[]VNMV~UMVWY]M[MPIM[\]LQILW\IUJQuVMVW\ZW[KWV\M`\W[KWTWVQITM[KWUW
5u`QKW)ZZWUop. cit.
!
)*84TQJZWLM+IJQTLW[LMTI+WNZILyILMTI+WVKMXKQ~VNZ+IJQTLWLMT LMMVMZWLM
!
!
)/14QUI6I}W!N ^
!
-TPW[XQ\ITMUXMb~LW\IVLWIMV\ZMY]QVKMa^MQV\MLWVKMTTI[ITI}W[MOVTI[QVNWZUIKQWVM[
XZM[MV\ILI[MV)/14QUI6I}W!XMZWIXIZ\QZLMTIuXWKILMT^QZZMa>MTI[KWM[I
KQNZII]UMV\~PI[\ITI[K]IZMV\IWKQVK]MV\ILW\M[IV]ITM[,M][MVop. cit.:
299
AMELIA ALMORZA HIDALGO
KWOQLILM\M[\QOW[QVKT]yII^IZQW[WQLWZM[KWUWMTLWK\WZ,QMOW6}MbLM
)^MVLI}W WQLWZ LM TI :MIT )]LQMVKQI! 4I[ I]\WZQLILM[ IXWaIZWV M[\I[
[WTQKQ\]LM[ \IV\W XWZ [][ ^QVK]TIKQWVM[ XMZ[WVITM[ KWV M[\I[ QV[\Q\]KQWVM[
KWUWXWZMTZMKWVWKQUQMV\WLM[]VMKM[QLILXIZITIKQ]LILaTIXZMWK]XI-
KQ~VXWZM[\MKWTMK\Q^W
4I LW\IKQ~V LM LWVKMTTI[ KWUW XZnK\QKI LM KIZQLIL KI\~TQKI IXIZMKQ~
^QVK]TILI\IUJQuVITI[ZMKQuVKZMILI[KWNZILyI[!4IM`XZM[Q~VLMTIKIZQ-
LILILMUn[LMJyI[MZXJTQKIKWUW]VUWLWLMITKIVbIZTI[IT^IKQ~VLMT
ITUI!I[XMK\WY]MK]JZQMZWVTI[V]M^I[KWNZILyI[TQUM}I[Y]M[MLM[IZZW-
TTIZWVMVMTKWV\M`\WLMTIK]T\]ZIJIZZWKIXW[\ZQLMV\QVILM4QUI-V-[XI}I
TI[KWNZILyI[aPMZUIVLILM[VWM[\IJIVMVXZQVKQXQW^QVK]TILI[IQV[\Q\]KQW-
VM[LMJMVMÅKMVKQI[QVWY]MPIKyIVWJZI[LMKIZQLILM[XWZnLQKI[KWUWTI
LQ[\ZQJ]KQ~VLMKWUQLIaZWXIWTILW\IKQ~VLMLWVKMTTI[1VKT][WU]KPI[VW
PIKyIV VQVO]VI WJZI LM KIZQLIL! -V M[\M [MV\QLW TI[ KWNZILyI[ MV 4QUI
N]VKQWVIZWVMVXZQVKQXQWKWUWOIZIV\M[LMTJ]MVUWZQZaLMTW[ZMbW[XWZMT
nVQUI LM [][ UQMUJZW[ LQN]V\W[ ,M PMKPW UIV\]^QMZWV KWUW IK\Q^QLIL
XZQVKQXITTII[Q[\MVKQIaMTIKWUXI}IUQMV\WMVTIU]MZ\MITQO]ITY]M[]KM-
LyIMV-[XI}I)[y5IZyI0MZVnVLMbVI\]ZITLM8WZ\]OITU]RMZU]aXW-
JZMLMUIVL~Y]MTIKWNZILyI[MPQKQMZIKIZOWLM[]MV\QMZZWaTWXIOI[MaI
Y]MMZIKWNZILMLMMTTI! 1VKT][W^IZQI[KWNZILyI[LMJyIV[MZQV^WKILI[MVMT
UWUMV\W LM \M[\IZ XIZI XIZ\QKQXIZ MV TI KMZMUWVQI N]VMZIZQI aI Y]M ]VI
[WTIVWMZIJI[\IV\MXIZIXZWK]ZIZ]VMV\QMZZWLQOVWaITUQ[UW\QMUXWTW[
ÅMTM[[WTyIVXMZ\MVMKMZI^IZQI[!!-VTW[\M[\IUMV\W[LMU]RMZM[TI[KWNZI-
LyI[MUXMbIZWVIUMVKQWVIZ[MIQVQKQW[LMT[QOTWXVII-VKILIKI[W[MM`XTQ-
KQ\IJITIÅTQIKQ~VI^IZQI[KWNZILyI[aTILQ[\ZQJ]KQ~VLMTQUW[VI[MV\ZMIY]M-
TTI[ITI[Y]M[MXMZ\MVMKyI[QJQMVVW[M\ZI\IJILMOZIVLM[KIV\QLILM[-[\I[
KWNZILyI[ [M [][\MV\IJIV XWZ TW \IV\W MV ]VI ®MKWVWUyI LM TI [IT^IKQ~V
M\MZVI¯LMNWZUIY]MVW[WTWKIVITQbIJIVMT[MV\QLWLMKIZQLIL[QVWY]M
\IUJQuVKWV[\Q\]yIV]V[QOVWLMM[\I\][aXZM[\QOQW[WKQITILMUn[LMKWV^MZ-
!
)/14QUI6I}W!N. Z
!
?IT\MZ>MOIZMOQ[\ZIPI[\I^MQV\Q[uQ[KWNZILyI[KZMILI[MVMT[QOTW XVIWKPWLMMTTI[LMM[XI-
}WTM[TI[LMUn[LMQVLQW[aVMOZW[WU]TI\W[>MOI-VKWV\ZIUW[]VM`\MV[WM[\]LQW[WJZMTI[
KWNZILyI[MVTI4QUIJIZZWKIMV"4u^IVW;WJZMTIQUXWZ\IVKQILMTI[KWNZILyI[KWUWIZ\QK]TI-
LWZI[LMTI[WKQMLILI]VY]MXIZIMTKI[WUM`QKIVW"4I^ZQV!!
!
4I^ZQVop. cit."!
!
+IZUWVI"
!
)/68MZ5IZKW[.ZIVKW-[Y]Q^MTI}W[!"<M[\IUMV\WLM5IZyI0MZVnV-
LMb
!!
>MOIop. cit.
300
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
\QZ[M MV KIVITQbILWZI[ LM ZMK]Z[W[ I[Q[\MVKQITM[ XIZI [][ UQMUJZW[ )[y
LMV\ZWLMTITIJWZI[Q[\MVKQITY]MZMITQbIJIVMV4QUIXIZMKMY]MTILW\IKQ~V
ILWVKMTTI[[MLM[IZZWTT~LMNWZUIQUXWZ\IV\MTIK]ITVWIXIZMKMUMVKQWVI-
LIM`XZM[IUMV\MMVMTKI[WLMTI[KWNZILyI[MV-[XI}I
4IXZQUMZIKWVM[\IN]VKQ~VN]MTI+WNZILyILMTI+IZQLILN]VLILIXWZ
UQMUJZW[LMT+IJQTLWMVY]MM[\IJI^QVK]TILI\IV\WITPW[XQ\ITLMTI
+IZQLIL KWUW IT +WTMOQW N]VLILW MV 4I[ KI][I[ IZO]UMV\ILI[
XIZIR][\QÅKIZTIKZMIKQ~VLMM[\IKWNZILyIMVIX]V\IJIVITIOZIVKIV-
\QLILLMXWJZM[Y]MUWZyIVMVTIKQ]LIL[QVTW[[IKZIUMV\W[a®[QV\MVMZI
[][ KIJMKMZI[ XMZ[WVI[ ITO]VI XWZ M[\IZ \IV TMRW[ LM [][ \QMZZI[ a Y]M PIV
[MZ^QLWI[]UIRM[\ILMVTI[O]MZZI[XI[ILI[aY]MU]KPI[PQRI[LMTW[LQKPW[
[MXMZLyIVMVWNMV[ILM,QW[aY]MU]KPI[^Q]LI[TMWNMVLyIVI[yUQ[UWXWZ
OZIVLM[VMKM[QLILM[¯,MM[\MUWLW]VWLM[][WJRM\Q^W[N]MLW\IZIU]-
RMZM[XWJZM[a[WJZM\WLWITI[Y]MPIJyIVM[\ILWZMKWOQLI["®4IKWNZILyILM
TI+IZQLILM[ ZQKI#\QMVM]VIKI[ILMZMKWOQUQMV\WLMTUQ[UWVWUJZMLWVLM
[M ZMKWOMV ITO]VI[ LWVKMTTI[ XWJZM[ LMJIRW LMT OWJQMZVW LM ]VI UI\ZWVI
PWVZILIaJ]MVIKZQ[\QIVIa[MTM[XZW^MMLMTWVMKM[IZQW-TLyILMTI)[]V-
KQ~VLM6]M[\ZI;M}WZI[IKIVLM[\IKI[I[MQ[LWVKMTTI[aTI[\ZIMVMVXZWKM-
[Q~V I TI QOTM[QI UIaWZ a IY]M[\M UQ[UW LyI [M TM[ LIV UIZQLW[ a [] LW\M
[M}ITILW¯ -[\I[ Ia]LI[ XWLyIV KWV\ZQJ]QZ I Y]M TI[ U]RMZM[ ZMKWOQLI[
KWV\ZIRMZIVUI\ZQUWVQWQVKT][WKWV]VPWUJZMM[XI}WT)[y2]IVLM;MO]-
ZIVI\]ZITLM5nTIOIIZO]UMV\IJIY]M[MKI[~KWV)V\WVQILM;W[IXWZTI
XZWUM[ILMY]MZMKQJQZyIXM[W[LMTI+IZQLILaIY]MMTTIPIJyI[ITQLWMV
TIXZWKM[Q~VLMLWVKMTTI[MTI}WIV\MZQWZMV!8WZW\ZWTILWMT+WTM-
OQWLMTI+IZQLIL\IUJQuVZMKWOyII[MQ[LWVKMTTI[IV]ITM[ITI[Y]MT]MOW
LW\IJIKWVXM[W[-[\IKIV\QLILLMZMKWOQLI[I]UMV\~KWVMT\QMUXW
XMZW [QMUXZM P]JW TIZOI[ KWTI[ XIZI MV\ZIZ XWZ \ZI\IZ[M LM ]V KMV\ZW LM
ML]KIKQ~VLMXZM[\QOQW;MXZQWZQbIJIITI[Un[XWJZM[WITI[P]uZNIVI[LM
4I^ZQV!! a4u^IVW"
+IZUWVI!!
<WZZM[#>MOI#4u^IVW
®+IZ\ILMT+IJQTLW[MK]TIZLMTW[:MaM[I;5[WJZMTIKWNZILyILMTI+IZQLIL¯MV"
4Q[[~V!11" !
4QbnZZIOI"+IXy\]TW@4111",MTI[KWNZILyI[LM[\IKQ]LIL
)/68MZ8MLZW/WVbnTMb+WV\ZMZI[TMOIRW6 "®:MKQJWLMLW\MLM2]IVLM;QO]ZI
PQRWTMOy\QUWLM4]KI[LM;MO]ZIaLMLW}I2]IVI4~XMbLM)TUIOZWZM[QLMV\MMV8MZY]M[MKI[~
KWV)V\WVQILM;W[IPQRITMOy\QUILM,QMOW4WbIVWLM+MXMLIa4]Q[ILM;W[I[]U]RMZLQN]V\IIT
Y]M[MTMPIVMV\ZMOILWXM[W[XWZXIZ\MLM*TI[0MZVnVLMbLQX]\ILWLMTI[LWVKMTTI[LMTIKI-
ZQLIL¯
301
AMELIA ALMORZA HIDALGO
XILZMLMUILZMWIUJW[)TO]VI[MV\ZIJIV[QVLW\MVQVO]VILMUIV\MVQ-
UQMV\W a MV\WVKM[ \ZIJIRIJIV MV MT KWTMOQW XIZI UIV\MVMZ[M ILMUn[ LM
I[Q[\QZITI[KTI[M[
Cofradía de la Limpia
1560 1586 8-13207
Concepción
Hospital de la Caridad
1559 1576 15-20 /40-50209
(Cofradía de la Caridad)
302
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
VM[[MÅVIVKQIJIVI\ZI^u[LMLWVIKQWVM[XIZ\QK]TIZM[LMTW[KWNZILM[-VTI[
IK\I[LMTKIJQTLWLMTIKWNZILyI[WTWIXIZMKMVUMVKQWVILI[TI[LWVIKQWVM[LM
LW}I2MZ~VQUIaTI[LMLW}I)VI1VLQI,M[LMMTXZQVKQXQWaKWUWKWV-
[MK]MVKQILMTI]UMV\WLMKIVLQLI\I[ITI[LW\M[TI[LWVIKQWVM[XIZMKQMZWV
QV[]ÅKQMV\M[XWZTWY]MMTKIJQTLWZMKWUMVL~ITW[PMZUIVW[KWNZILM[Y]M
J][KI[MV ®Un[ LQVMZW XIZI [IKIZ I TI[ K]I\ZW KIVLQLI\I[¯ -V IY]MTTW[
UWUMV\W[MVY]MTW[NWVLW[VWMZIV[]ÅKQMV\M[N]MZWVTW[PMZUIVW[KIXQ\]-
TIZM[TW[Y]M\]^QMZWVY]MLM[MUJWT[IZLQVMZWLM[][XI\ZQUWVQW[XMZ[WVITM[
)[yMV \MVQMVLWIXMVI[LQVMZWXIZILW\IZILW[LWVKMTTI[TW[^MQV\Q-
K]I\ZWLQX]\ILW[LMTIKWNZILyIZM]VQMZWVLM[][JWT[QTTW[XM[W[XIZIW\ZI
LWVKMTTIY]M[MI}ILQMZWVITÅVIT4IUQ[UI[Q\]IKQ~V[MZMXQ\Q~MV!"
MVM[\IWKI[Q~VTI[KIVLQLI\I[N]MZWVK]I\ZWLWVKMTTI[M[XI}WTI[aLW[UM[\Q-
bI[a[M^WT^QMZWVIZMKWOMZLWVIKQWVM[MV\ZMTW[LQX]\ILW[KILI]VWLWV~
MV\ZMaXM[W[aZM]VQMZWV]V\W\ITLMXM[W[-TQV\MZu[WTI
QUXWZ\IVKQI LILI I M[\I[ LW\IKQWVM[ KZMKQ~ PI[\I MT X]V\W LM Y]M MV ]V
UWUMV\WMVMTY]MTIIJ]VLIVKQILMKIVLQLI\I[PIKyIY]MMTKW[\MN]MZIU]a
IT\WMTKIJQTLWXZWX][WTI[]XZM[Q~VLMTIXZWKM[Q~VLMT2]M^M[;IV\WXIZI
XWLMZ[]J^MVKQWVIZTI[LW\M[KWVM[MLQVMZW
-VM[MUQ[UWI}W [MWZOIVQbIZWVTI[ZMOTI[XIZITI[LW\IKQWVM[a
N]MZWVIXZWJILI[XWZMTKWV^MV\WLM;IV.ZIVKQ[KW I]VY]MMVTW[[QO]QMV-
\M[KIJQTLW[[MN]MZWVQV\ZWL]KQMVLWUWLQÅKIKQWVM[,W[PMZUIVW[KWNZILM[
[MWK]XIJIVLMTXZWKM[WLM[MTMKKQ~VLMTI[KIVLQLI\I["TI[^Q[Q\IJIVaMTIJW-
ZIJIVQVNWZUM[[WJZMMTTI[MVTW[Y]MM^IT]IJIV[]M[\I\][aZMKWOQUQMV\W
=VI^Mb[MTMKKQWVILI[TI[LWVKMTTI[LMJyIVXIZ\QKQXIZMV]VIXZWKM[Q~VMT
LMLQKQMUJZMNM[\Q^QLILLMTI1VUIK]TILILWVLMLMJyIVM[\IZIKWUXI}ILI[
XWZ\WLI[TI[U]RMZM[LMTIKWNZILyII[yKWUWXWZ\WLI[TI[M[XW[I[LMTW[
KWNZILM[;MMV\MVLyIXWZTW\IV\WKWUW]VI[]V\WLMU]RMZM[4IM^WT]KQ~V
MVK]IV\WITVUMZWa\QXWLMKIVLQLI\I[ZM[]T\IU]a[QOVQÅKI\Q^I-VTI[
XZQUMZI[ILR]LQKIKQWVM[[WTWMZIVLW[LWVKMTTI[XWJZM[TI[[MTMKKQWVILI[a
[MM[XMKQÅKIJIY]MLMJyIVM[KWOMZ[M®TI[Y]MN]MZMVUn[VMKM[Q\ILI[aLWVLM
WK]ZZQMZI UIaWZ XMTQOZW¯! ,M[X]u[ LM WJ\MVQLW MT LMZMKPW I XM[W[
)*84+WNZILyILMTI4QUXQI+WVKMXKQ~V+IJQTLWLMT LMLQKQMUJZMLM!N
)*84+WNZILyILMTI4QUXQI+WVKMXKQ~V+IJQTLWLMTLMLQKQMUJZMLM N!
)*84+WNZILyILMTI4QUXQI+WVKMXKQ~V+IJQTLWLMT LMLQKQMUJZMLM N
)*84+WNZILyILMTI4QUXQI+WVKMXKQ~V+IJQTLWLMT LMVW^QMUJZMLM!N
)*84+WNZILyILMTI4QUXQI+WVKMXKQ~V+IJQTLWLMT LMMVMZWLM !N
)*84+WNZILyILMTI4QUXQI+WVKMXKQ~V+IJQTLWLMTLMNMJZMZWLM N
!
ABPL, +WNZILyILMTI4QUXQI+WVKMXKQ~V+IJQTLWLMTLMIOW[\WLM N
303
AMELIA ALMORZA HIDALGO
Y]M [M XWLZyIV KWJZIZ MV MT UWUMV\W LM KI[IZ[M W MV\ZIZ MV ZMTQOQ~V IT
XZQVKQXQW[MX][QMZWV]VI[MZQMLMKWVLQKQWVM[U]aZM[\ZQK\Q^I[MVK]IV\WI
TI[WXKQWVM[LMPMZMVKQI)[y[QTIU]RMZVWPIJyI\MVQLWPQRW[ITÅVITLM[]
^QLILMJyILM^WT^MZITIKWNZILyITIKIV\QLILKWUXTM\I[MOVTWIKWZLILW
XWZMTKIJQTLW-VMTKI[WLM\MVMZPMZMLMZW[XWLyILQ[XWVMZLMXM[W[
XIZI LQ[\ZQJ]QZTW[# MT ZM[\W LMJyI [MZ ZM\ZQJ]QLW I TI +WNZILyI LM TI 4QUXQI
+WVKMXKQ~V
)XIZ\QZLM !MTKIJQTLWIXZWJ~Y]MMVMTKI[WLMY]MM`Q[\QMZIVKIV-
LQLI\I[LMNIUQTQIZM[KWNZILM[[MLMJyIXZQWZQbIZMVTIMTMKKQ~VIM[\I[[WJZM
TI[M`\MZVI[X]M[\WY]M[MKWV[QLMZIJIY]MMZIVTW[UQ[UW[KWNZILM[TW[Y]M
[][\MV\IJIVMKWV~UQKIUMV\MTI[LW\IKQWVM[;MXZWL]RWXWZTW\IV\W]V
KIUJQW QUXWZ\IV\M MV MT WJRM\Q^W LM M[\I[ LW\M[ Y]M LM M[\IZ LM[\QVILI[ I
U]RMZM[XWJZM[MVOMVMZITXI[IZWVILQZQOQZ[MINIUQTQIZM[LMTW[KWNZILM[a
[WJZM\WLWIU]RMZM[M[XI}WTI[-VTW[I}W[[QO]QMV\M[[MIXZWJIZWVV]M^I[
VWZUI[KWUWY]M[MLMJyIVW\WZOIZIK]I\ZWM[XI}WTI[aILW[UM[\QbI[-ZI
TIXZQUMZI^MbY]M[MPIKyIM[\ILQ[\QVKQ~V8WZT\QUWaIQVQKQILWMT[QOTW
XVIIMTKIJQTLWIXZWJ~Y]M[Q]VIP]uZNIVINIUQTQIZLMKWNZILMLQ[XWVyILM
]VKIXQ\ITLMPI[\IXM[W[MTTWVWLMJyI[MZ]VQVKWV^MVQMV\MXIZIZMKQJQZ
TIIa]LILW\ITLMXM[W["[MO]QZyI\MVQMVLWXZQWZQLIL[WJZMTI[LMUn[KIV-
LQLI\I[XWZ[]ÅTQIKQ~VKWV]VUQMUJZWLMTIKWNZILyI222-VWKI[QWVM[]VI
^MbW\WZOILI[aXWZTIKZMKQMV\MZM\QKMVKQIIMV\ZMOIZTI[LW\M[IU]RMZM[Y]M
VWM[\]^QMZIV^QVK]TILI[ITIKWNZILyIM[\I[MVMOIJIIXIOIZTI[<ITN]MMT
KI[WLMTILW\MW\WZOILII5IZyILM5WZITM[2]IZIP]uZNIVILMXILZM[VW
KWVWKQLW[;]UIZQLWMTXWZ\]O]u[6QKWTn[+IZLW[WZMKTIU~TILW\MY]M[M
TMLMJyIIZO]UMV\IVLWY]M[]U]RMZ^Q^yI®PWVM[\Ia^QZ\]W[IUMV\M¯\ITa
KWUWM[\IJTMKyIVTW[M[\I\]\W[LMTIKWNZILyI<ZI[TIVbIZIK][IKQWVM[[WJZM
\ZI\W[QTyKQ\W[XZM^QW[ITUI\ZQUWVQWÅVITUMV\MTIKWNZILyIIKKMLQ~IXIOIZTI
LW\MXMZWZML]KQMVLWTIKIV\QLILIXM[W[[WJZMTIJI[MLMY]MTIU]RMZ
MZIUM[\QbI223-VaI[MLW\IJIIWKPWLWVKMTTI[\WLI[MTTI[^QVK]TILI[
ITIKWNZILyI224-V!MTOZ]XWLMTI[[MTMKKQWVILI[I[KMVLQ~PI[\I\ZMKM
WVKMY]MY]MLIZWVXMVLQMV\M[MTI}WIV\MZQWZMV\ZMTI[KIVLQLI\I[[MTMKKQW-
ABPL, +WNZILyILMTI4QUXQI+WVKMXKQ~V+IJQTLWLMTLMNMJZMZWLM N^
)*84+WNZILyILMTI4QUXQI+WVKMXKQ~V+IJQTLWLMTLMVW^QMUJZMLM !N
222
ABPL, +WNZILyILMTI4QUXQI+WVKMXKQ~V+IJQTLWLMTLMVW^QMUJZMLM !N^
223
))4KI][I[LMLW\M[TMOIRW6I}W!)]\W[[MO]QLW[XWZ6QKWTn[+IZLW[WKWUW
UIZQLWLM5IZyILM5WZITM[2]IZIZMKTIUIVLWMTXIOWLMTILW\MITW[UIaWZLWUW[2]IV4~XMbLM
)T\WXQKIa,QMOWLM)OZMLIVWLMTI+WNZILyILMTI4QUXQI+WVKMXKQ~V
224
)*84+WNZILyILMTI4QUXQI+WVKMXKQ~V+IJQTLWLMTLMWK\]JZMLMNZ
304
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
VILI[Un[TI[LW[Y]M[MI}ILyIVV]M^I[M[MI}WTWY]MXZW^WK~ITIKWNZI-
LyIQUXWZ\IV\M[XZWJTMUI[LMÅVIVKQIUQMV\W
-TVUMZWLMLW\M[W\WZOILI[I]UMV\~MV\WLI[TI[QV[\Q\]KQWVM[aTTMO~
QVKT][WIL]XTQKIZ[MIQVQKQW[LMT[QOTWXVII4I[KIV\QLILM[KWVKMLQLI[W[KQTI-
ZWVMV\ZMTW[XM[W[Y]M[MLIJIVITI[UM[\QbI[aTW[XM[W[MVMTKI[W
LMT+WTMOQWLMTI+IZQLILI]VY]MTIUIaWZyILMTI[W\WZOILI[MZIVLM
XM[W[Y]MMY]Q^ITyIVI UIZI^MLy[;QKWV[QLMZIUW[Y]MTI[LW\M[LM
TW[IZ\M[IVW[MVTIKQ]LILLM;M^QTTIMVMT[QOTWXVIW[KQTIJIVMV\ZMa
UIZI^MLy[ XWLMUW[ KWVKT]QZ Y]M TI[ LW\M[ LM JMVMÅKMVKQI MV
4QUIMZIV[]XMZQWZM[ITI[Y]MW\WZOIJIVTI[NIUQTQI[LMIZ\M[IVW[[M^QTTIVW[
LMJQLWITIQVÆIKQ~VLMTW[XZMKQW[MV8MZXWZTIIJ]VLIVKQILMTIXTI\I)
M[\W[MI}ILyIY]MTI[LQÅK]T\ILM[LMTUMZKILWUI\ZQUWVQIT\IUJQuVXZWL]-
RMZWV ]V MVKIZMKQUQMV\W LM TI[ LW\M[ TQUM}I[ 4I[ LW\IKQWVM[ I LWVKMTTI[
XI[IZWVLM[MZ]V[Q[\MUILMKIZQLILXIZITI[U]RMZM[Un[XWJZM[MQVKT][W
UM[\QbI[IKWV^MZ\QZ[MMV]V[Q[\MUILMIa]LIXIZINIUQTQIZM[LMTIKWNZILyI
[WJZM\WLWM[XI}WTI[aXMZ\MVMKQMV\M[IOZ]XW[LMIZ\M[IVW[aXMY]M}W[KW-
UMZKQIV\M[8WZMRMUXTWLW}I5IZyI)TQW[IN]VL~]VIKIXMTTIVyIXIZIY]M
[MLW\IZIV®LWVKMTTI[M[XI}WTI[PWVZILI[¯I]VY]M[WTWM[\]^QMZIVP]uZNI-
VI[ LM XILZM -[\I [Q\]IKQ~V QVLQKI Y]M TI[ U]RMZM[ LM OZ]XW[ ]ZJIVW[
ZMTI\Q^IUMV\MUMRWZ[Q\]ILI[MKWV~UQKIa[WKQITUMV\M\IUJQuVVMKM[Q\IZWV
M[\I[Ia]LI[ÅVIVKQMZI[XIZIKWV[MO]QZJ]MVW[UI\ZQUWVQW[MV]VKWV\M`\W
LWVLMI]UMV\IJITIKWUXM\Q\Q^QLILMVTIJ[Y]MLILMUIZQLW[ILMK]ILW[
3. CONCLUSIONES
305
AMELIA ALMORZA HIDALGO
VQ[UW Un[ ]\QTQbILW XIZI PIKMZ NZMV\M I M[\I[ [Q\]IKQWVM[ ,MV\ZW LM KILI
OZ]XWM`Q[\yIVLQ[\QV\I[XW[QKQWVM[LMM[\I\][aXWLMZXWZTWY]MM[\I[Ia]LI[
[MLQMZWVLMNWZUILM[QO]ITMV\ZMTW[UQMUJZW[MVN]VKQ~VLMLQ^MZ[I[^IZQI-
JTM[KWUW[MZNIUQTQIZWVWaMTVQ^MTMKWV~UQKWW[WKQIT
-TU]VLW]ZJIVWLM4QUIWNZMKQ~TIXW[QJQTQLILLMZM]VQZIU]RMZM[XW-
JZM[WLMKTI[M[UMLQI[Y]MMVU]KPW[KI[W[XZWKMLyIVLMTIMUQOZIKQ~VM[XI-
}WTIWLMW\ZI[TWKITQLILM[LM8MZ)M[\IXTMJMY]MIOZ]XIJIIQVLyOMVI[
UM[\QbI[VMOZI[aU]TI\I[M[XI}WTI[aKZQWTTI[TI^QLIKW\QLQIVIaTI[KQZK]V[-
\IVKQI[KWU]VM[TMXMZUQ\Q~\MRMZQUXWZ\IV\M[TIbW[LMI[Q[\MVKQIY]MN]MZWV
KZ]KQITM[XIZITI[KTI[M[Un[JIRI[aLM[XZW\MOQLI[-VTW[OZ]XW[UMLQW[aIT\W[
LMTI[WKQMLILTQUM}ITI[ZMLM[LMZMTIKQWVM[LMV\ZWaLM[LMTINIUQTQIN]MZWV
]\QTQbILI[ XWZ TI[ U]RMZM[ XIZI KZMIZ [WT]KQWVM[ QVLQ^QL]ITM[ XMZW \IUJQuV
KWVR]V\I[ -V XZQUMZ T]OIZ MT U]VLW LWUu[\QKW N]VKQWV~ KWUW KMV\ZW LM
IKWOQLILMLMXMVLQMV\M[N]VLIUMV\ITUMV\MVWNIUQTQIZM[4IKI[IXWJTILI
LMTKWVY]Q[\ILWZIXIZMKMMVMTKI[WLMTI[MUQOZIV\M[M[XI}WTI[KWUWTIKI[I
LMTI®[M}WZILW}I¯Y]MZMVMPQRW[QTMOy\QUW[VI\]ZITM[WP]uZNIVW[LMW\ZW[
NIUQTQIZM[ILMUn[LMKZQILW[[QZ^QMV\M[aM[KTI^W[MV[]UIaWZyIU]RMZM[-T
MTMUMV\WUn[LM[\IKILWN]MZWVTI[ZMKWOQLI[LWVKMTTI[LMTUQ[UWOZ]XW[W-
KQITa[QVZMTIKQ~VNIUQTQIZY]MI\MVLyIVITI[[M}WZI[aZMKQJyIVI\ZI^u[LMTW[
\M[\IUMV\W[QUXWZ\IV\M[ZM\ZQJ]KQWVM[MVU]KPW[KI[W[Ia]LI[LMLW\M-[\I[
KI[I[MZIVLQZQOQLI[XWZU]RMZM[^Q]LI[WKI[ILI[VWZUITUMV\M[QVPQRW[a
KWV]VIXW[QKQ~V[WKQITaMKWV~UQKIUMLQIWIT\I8ZM[\IZM[\M\QXWLMI[Q[\MV-
KQIKWV[\Q\]yIILMUn[XIZIMTTI[]V[yUJWTWLMM[\I\][-[\I[XZnK\QKI[M[\IJIV
\IUJQuVZMTIKQWVILI[KWVMT[MV\QLWLMKIZQLILKI\~TQKIY]MILY]QZQ~]VILQ-
UMV[Q~VV]M^IMVMTKWV\M`\WKWTWVQITITKWV^MZ\QZ[MMV]VZI[OWXZWXQWLMTI[
M[XI}WTI[ZI[OWY]MTI[LQNMZMVKQIJILMTKWVR]V\W[WKQITU]T\Qu\VQKW
4I[ ZMTIKQWVM[ LM Ia]LI U]\]I [M UIVQNM[\IZWV LM NWZUI U]a KTIZI I
\ZI^u[LMTW[ZMXIZ\W[LMPMZMVKQI[-VM[\MKI[W[MZM^MTIVLMV]M^WTI[LQNM-
ZMVKQI[MV\ZMTW[LQ[\QV\W[VQ^MTM[LMZMTIKQ~V[WJZM\WLWMV\ZMNIUQTQIZM[WVW
NIUQTQIZM[aMV\ZMUQMUJZW[LMTUQ[UWOZ]XW[WKQITWQVNMZQWZ4INIUQTQI
KWV\QV]IJIM[\IVLWMV]VT]OIZXZMNMZMV\MMVMTZMXIZ\WXI\ZQUWVQITM[\]^QM-
ZIMV8MZWMV-[XI}I-VTW[U]KPW[KI[W[MVY]MVWM`Q[\yILM[KMVLMVKQI
KWJZIZWVQUXWZ\IVKQITI[ZMTIKQWVM[KWVPMZUIVI[a[WJZQVI[Y]M[MKWV^QZ-
\QMZWVMVTI[XZQVKQXITM[JMVMÅKQIZQI[QVKT][WK]IVLW^Q^yIVMVTI8MVyV[]TI
KWUW[]KMLyIMVTIUIaWZyILMTW[KI[W[4II][MVKQILMZMTIKQWVM[NIUQTQIZM[
MV8MZIKWV[MK]MVKQILMTXZWXQWNMV~UMVWUQOZI\WZQWITMV\~TIXZWTQNMZI-
KQ~VLMZMTIKQWVM[MV\ZMU]RMZM[N]MZILMTnUJQ\WNIUQTQIZ-VKWUXIZIKQ~V
306
REDES DE BENEFICENCIA Y AYUDA MUTUA: EL PROBLEMA DE LAS MUJERES SOLAS EN LIMA
KWVTI[XI]\I[LMPMZMVKQIMV-[XI}IWLMTW[PWUJZM[MUQOZIV\M[MVMT
KI[WLMTI[U]RMZM[LM[\IKITIN]MZ\MXZM[MVKQILMM[\I[ZMTIKQWVM[LMV\ZWa
N]MZILMTINIUQTQIY]M^]MT^MVI[MZUIaWZQ\IZQIUMV\MNMUMVQVI[4ILQ[\ZQ-
J]KQ~V LM TMOILW[ \IUJQuV [M XZWL]RW MV LW[ VQ^MTM[" MV XZQUMZ T]OIZ [M
XZQWZQbIJI I TI[ Y]M XMZ\MVMKyIV IT UQ[UW OZ]XW a MV [MO]VLW T]OIZ [M
ZMITQbIJIVZMXIZ\W[LMJMVMÅKMVKQIIU]RMZM[LMTW[OZ]XW[QVNMZQWZM[4W[
ZMXIZ\W[LMJQMVM[LWUu[\QKW[aXMZ[WVITM[XZW^WKIZWV]VIKQZK]TIKQ~VLM
M[\W[XZWL]K\W[MV\ZMTI[U]RMZM[LMTIuTQ\M
-[\I[ZMTIKQWVM[LMI[Q[\MVKQI[MNWZUITQbIZWVITWTIZOWLMT[QOTWXVIKWV
TIN]VLIKQ~VLM]VI[MZQMLMQV[\Q\]KQWVM[ZMTQOQW[I[aLMJMVMÅKMVKQILM[\QVI-
LI[ I U]RMZM[ ;] XZWKM[W LM N]VLIKQ~V ZM[XWVLyI I TI[ VMKM[QLILM[ LM TI
uTQ\M[WJZM\WLWITI[LM^Q]LI[aLWVKMTTI[-VM[\MXMZyWLW[MXZWL]RWTI
KWVR]VKQ~VLM]VI[MZQMLMKQZK]V[\IVKQI["MTQVKZMUMV\WLMTIXWJTIKQ~VaMT
I]UMV\WLMTI[MUQOZIV\M[M[XI}WTI[KWQVKQLQ~KWVMTXMZyWLWLM^MRMbLMTI
XZQUMZIOMVMZIKQ~VLMMUQOZIV\M[aOZIVLM[MVKWUMVLMZI[-[\I[U]RMZM[
Y]MXZWKMLyIVLMTIuTQ\MKWVY]Q[\ILWZIÅVIVKQIZWVTIKZMIKQ~VLMTW[OZIV-
LM[KWV^MV\W[TQUM}W[Y]MMVU]aXWKW\QMUXW[MKWV^QZ\QMZWVMVKMV\ZW[
M`KT][Q^W[LMTI[NIUQTQI[Un[XWLMZW[I[QUX]T[ILW[\IUJQuVXWZTI[QV[\Q\]-
KQWVM[ZMTQOQW[I[a^QZZMQVITM[+WVMTWJRM\Q^WLMI\MVLMZTI[VMKM[QLILM[LM
TI[ Un[ XWJZM[ [M KZMIZWV \IUJQuV QV[\Q\]KQWVM[ LM JMVMÅKMVKQI KWUW MT
PW[XQ\ITLMTI+IZQLILa[]+WTMOQWTW[ZMKWOQUQMV\W[WTI[ZMV\I[LMLW\M
XIZILWVKMTTI[;QVMUJIZOWIÅVM[LMT[QOTWXVIIY]MTTW[UMLQW[LMI[Q[\MV-
KQIUn[MNMK\Q^W[KWUWTI[Ia]LI[LMLW\M[MUXMbIZWVILM[\QVIZ[MIU]RM-
ZM[LMKQMZ\IKWVLQKQ~V-TXZWJTMUILMTI[U]RMZM[®MVZQM[OWLMXMZLMZ[M¯
VW[MMV\MVLyIQO]ITXIZI\WLW[TW[OZ]XW[[WKQITM[LMNWZUIY]M[WTWIY]MTTI[
LMKWUXWZ\IUQMV\W®PWVZILWa^QZ\]W[W¯MZIVKWV[QLMZILI[UMZMKMLWZI[LM
Ia]LI[M[LMKQZTI[M[XI}WTI[aKZQWTTI[LMTW[OZ]XW[UMLQW[aIT\W[)[yMV
]VIKQ]LILKWUW4QUIK]aIXWJTIKQ~VNMUMVQVIM[\IJIKWUX]M[\IUIaWZQ-
\IZQIUMV\MXWZVMOZI[QVLQI[WUM[\QbI[Y]MWK]XIJIVTW[M[\ZI\W[Un[JIRW[
LMTI[WKQMLILTI[Y]MZMKQJQMZWV]VIIa]LIUn[MNMK\Q^IN]MZWVTI[U]RMZM[
M[XI}WTI[ LM TW[ OZ]XW[ ]ZJIVW[ UMLQW[ a IT\W[ -[\W ZMÆMRIJI ILMUn[ MT
MVWZUMXZWJTMUIY]MPIJyIKZMILWMTQVKZMUMV\WLMTI[LW\M[aTI[LQÅK]T\I-
LM[ LMT UMZKILW UI\ZQUWVQIT 4I[ U]RMZM[ M[XI}WTI[ MV TI 4QUI KWTWVQIT
LM[IZZWTTIZWVM[\I[ZMLM[LMIa]LIQVNWZUITM[MQV[\Q\]KQWVITM[XIZIZM[WT^MZ
VMKM[QLILM[QVLQ^QL]ITM[aKWVKZM\I[Y]M[]NZyIVKWUWU]RMZM[[WTI[XMZW
\IUJQuVKWUW]VOZ]XWLMU]RMZM[KWVXZWJTMUI[KWU]VM[KWV]VI[WKQI-
JQTQLILKWUXIZ\QLI
307
ANEXOS
ANEXO I
SOLICITUD DE LICENCIA
DE VIAJE DE JUAN RODRÍGUEZ
Y CARTA DE MARÍA BAZÁN DE ESPELETA (1575)
1
Transcripción diplomática a cargo de la Dra. Reyes Rojas García (AGI).
311
AMELIA ALMORZA HIDALGO
Tamalameque3, 25.IV.1575
Otra le tengo escrita, dándole aviso de que por acá pasa. Seré en esta
breve, y porque son cartas, y podrá ser, por haber faltado mi buen marido,
que sea en el cielo, no haber tanto cuidado de dar mis cartas, diré en esta la
sustancia de la otra. Y es cómo por mis pecados me llevó Dios a mi marido,
Juan de Espeleta, vísperas de Todos los Santos. Quedé la más triste y descon-
solada mujer del mundo. Y después de su muerte me han venido tantas pér-
didas y desgracias, que se me huyó una partida de negros, que valían cuatro
mil pesos, y mataron un cristiano. Y la más parte de la hacienda estaba en el
reino, adonde él murió, y se han alzado los acreedores con ella. Como soy
mujer, todo se ha perdido, y hanme remanecido más de diez mil pesos de
deudas. Solo me queda para mi consuelo su buena muerte, que murió como
un apóstol, y supo la hora que había de morir. Tengo necesidad de un hijo
de los suyos, el mayor, que venga en el primer navío o carabela que viniere,
porque, según me ha llegado esta tan gran desdicha y pérdida, creo será mi
vida poca, y como en la otra tengo escrito, traía [traiga] poder suyo, para
que, si me muriere, cobre lo que le quedare. No puedo escribir con lágrimas,
considerando que pensé ir a acabar mis días entre ellos, y ahora por mi gran
desdicha estoy tal que, si Dios no me sustentase un poco mi vida, y no oso
representar aquí lo que siento por no acabarme la vida que, en tomando la
pluma y considerando lo que dicho tengo, van en cada carta más lágrimas
que letras, en pensar que, si Dios no me provee de vida, no los veré más. En
la otra escribí que se informe el hijo y yerno suyo de Francisco de Nova si le
2
Esta carta está originalmente transcrita en Otte, 1988; 314 – 315, carta 361. La carta de María
Bazán refleja algunas de las características de la emigración y la correspondencia familiar analizados
en el capítulo 2 de esta monografía; las dificultades para mantener comunicación con la familia en
España, los problemas que una mujer viuda tenía para poder defender su patrimonio, y la llamada
de un descendiente para poder asistirla en la vejez. Esta llamada se hacía poniendo de relieve el dolor
por la separación familiar y apelando al patrimonio que había acumulado y que podía traer muchos
beneficios al que viajase. Finalmente, su nieto Juan Rodríguez viajó a reunirse con María Bazán, y
esta carta se conserva dentro del expediente de solicitud de licencia de viaje (ver imagen 5).
3
San Miguel de las Palmas de Tamalameque fue fundada en 1544 cerca del río Magdalena en
el interior del Nuevo Reino de Granada, actual Colombia.
312
ANEXO I - SOLICITUD DE LICENCIA DE VIAJE DE JUAN RODRÍGUEZ...
313
AMELIA ALMORZA HIDALGO
314
ANEXO II
RELACIÓN DE REPARTIMIENTOS DE MUJERES
AGI. LIMA, 199, N. 36; Relación de repartimientos del Perú que están
en cabeza de mujeres y de los salarios que en cada un año se pagan de la caja
real en cada ciudad de aquel reino.
Renta
Renta Año de
Nombre Encomienda Descripción (tasa
(pesos) tasación
toledana)
4
Los datos ofrecidos por la lista de repartimientos en cabeza de mujeres han sido completados
por los datos sobre encomiendas recogidos por José de la Puente Brunke (Puente, 1992). Al tratarse
de un documento elaborado en torno a los años 1573 y 1575, se han tomado las rentas tasadas según
la tasa toledana en esos años, para compararlas con las ofrecidas por la lista original. Los datos que
completan o corrigen la información ofrecida por la lista aparecen en cursiva. En algunos casos no
hay datos de rentas de la tasa toledana recogida por José de la Puente, y aparecen los espacios en
blanco.
315
AMELIA ALMORZA HIDALGO
Renta
Renta Año de
Nombre Encomienda Descripción (tasa
(pesos) tasación
toledana)
CIUDAD DE CUZCO
Renta
Renta Año de
Nombre Encomienda Descripción (tasa
(pesos) tasación
toledana)
316
ANEXO II - RELACIÓN DE REPARTIMIENTOS DE MUJERES
Renta
Renta Año de
Nombre Encomienda Descripción (tasa
(pesos) tasación
toledana)
317
AMELIA ALMORZA HIDALGO
Renta
Renta Año de
Nombre Encomienda Descripción (tasa
(pesos) tasación
toledana)
318
ANEXO II - RELACIÓN DE REPARTIMIENTOS DE MUJERES
CIUDAD DE LA PAZ
Renta
Renta Año de
Nombre Encomienda Descripción (tasa
(pesos) tasación
toledana)
319
AMELIA ALMORZA HIDALGO
CIUDAD DE LA PLATA
Renta
Renta Año de
Nombre Encomienda Descripción (tasa
(pesos) tasación
toledana)
320
ANEXO II - RELACIÓN DE REPARTIMIENTOS DE MUJERES
CIUDAD DE AREQUIPA
Renta
Renta Año de
Nombre Encomienda Descripción (tasa
(pesos) tasación
toledana)
321
AMELIA ALMORZA HIDALGO
CIUDAD DE HUAMANGA
Renta
Renta Año de
Nombre Encomienda Descripción (tasa tole-
(pesos) tasación
dana)
Elvira García Angaraes (de García González de Gadea 2000 1842 1577
Elvira García) casó con Elvira García
tiene un repartimiento que
vale dos mil pesos
322
ANEXO II - RELACIÓN DE REPARTIMIENTOS DE MUJERES
CIUDAD DE HUÁNUCO
Renta
Renta Año de
Nombre Encomienda Descripción (tasa
(pesos) tasación
toledana)
CIUDAD DE TRUJILLO
Renta
Renta Año de
Nombre Encomienda Descripción (tasa
(pesos) tasación
toledana)
323
AMELIA ALMORZA HIDALGO
Renta
Renta Año de
Nombre Encomienda Descripción (tasa
(pesos) tasación
toledana)
CIUDAD DE CHACHAPOYAS
Renta
Renta Año de
Nombre Encomienda Descripción (tasa
(pesos) tasación
toledana)
Inés Nieta Cajamarqui- Doña Inés Nieta mujer que 4000 443 1601
lla fue de Juan García de
Samanes tiene el reparti-
miento de Cajamarquilla que
le valdrá cuatro mil pesos
324
ANEXO III
REALES CÉDULAS PARA QUE LAS MUJERES
DE LOS MINISTROS NO SE METAN
EN NEGOCIOS (1621, 1627)
5
Transcripción diplomática a cargo de la Dra. Reyes Rojas García (AGI).
325
AMELIA ALMORZA HIDALGO
casos semejantes pues será ocasión para supremo castigo, y de lo que fuere
resultando de esta diligencia me ireis avisando…
Al marqués de Guadalcázar
[…] haviendo entendido el rey […] que algunas mujeres de los oidores,
ITKITLM[LMTKZQUMVÅ[KITM[KWZZMOQLWZM[WÅKQITM[ZMITM[aW\ZW[UQVQ[\ZW[LM
M[I[XZW^QVKQI[KWVWKI[Q~VLMTW[WÅKQW[LM[][UIZQLW[[MMUJIZKIJIVMV
negociaciones y escribían cartas de ruegos e intercesiones, por cédula suya
del 6 de enero de 1621, envió mandar que habiendo hecho información de
su modo de proceder enbiasedes relación muy particular y distinta de lo que
resultase contra lo que fuesen indiciadas de semejantes excesos y de las
que cumplían con sus obligaciones dando el buen ejemplo que hera justo
y que en el entretanto advirtiesedes a sus maridos el bueno o mal gobierno
que tuviesen las dichas sus mujeres para que a las que hubiesen necesidad de
enmienda les aplicasen el remedio necesario y a las demás las previniesen
para que no incurriesen en casos semejantes como más en particular se con-
tiene en dicha cédula y porque se a reconocido que de su ejecución pueden
resultar algunos inconvenientes os mando no useis de la dicha cédula si no
fuere cuando yo lo mande, y en los casos y cosas que por las leyes se hallare
establecido […].
6
Transcripción diplomática a cargo de la Dra. Reyes Rojas García (AGI).
326
ANEXO IV
MONJAS DEL MONASTERIO DE LA CONCEPCIÓN
DESCENDIENTES DE CONQUISTADORES (1592)
7
Transcripción diplomática a cargo de la Dra. Reyes Rojas García (AGI). Cada inicio de frase
del listado se inicia con el símbolo [calderón], que se ha eliminado para hacer más fluida la lectura.
El monasterio de la Concepción y su proceso de fundación a cargo de la encomendera Inés Muñoz
ha sido analizado por Liliana Pérez Miguel (Pérez Miguel, 2014)
327
AMELIA ALMORZA HIDALGO
328
LISTADOS DE CUADROS, GRÁFICAS Y MAPAS
LISTADO DE CUADROS
LISTADO DE GRÁFICAS
329
AMELIA ALMORZA HIDALGO
/ZnÅKI5]RMZM[LM;M^QTTIKWVLM[\QVWIT^QZZMQVI\WLM8MZ ........ 60
/ZnÅKI-^WT]KQ~VLMTIMUQOZIKQ~VNMUMVQVIXWZZMOQ~VLMWZQOMV[QOTWXVI.. 63
/ZnÅKI-UQOZIV\M[LM)VLIT]KyI#LQ[\ZQJ]KQ~VXWZOuVMZW[QOTWXVI ............... 65
/ZnÅKI -UQOZIV\M[LM-`\ZMUIL]ZI#LQ[\ZQJ]KQ~VXWZOuVMZW[QOTWXVI .......... 65
/ZnÅKI!-UQOZIV\M[LM+I[\QTTITI>QMRI#LQ[\ZQJ]KQ~VXWZOuVMZW[QOTWXVI ...... 66
/ZnÅKI-UQOZIV\M[LM+I[\QTTITI6]M^I#LQ[\ZQJ]KQ~VXWZOuVMZW[QOTWXVI .. 66
/ZnÅKI 5]RMZM[ MUQOZIV\M[ LM ;M^QTTI" KI[ILI[ [WT\MZI[ a ^Q]LI[
1650) ................................................................................................................ 72
/ZnÅKI-^WT]KQ~VLMTIXWJTIKQ~VM[XI}WTI8IZZWY]QILM-T;IOZIZQW
1587) ................................................................................................................ 162
/ZnÅKI -^WT]KQ~V LM TI XWJTIKQ~V M[XI}WTI 8IZZWY]QI LM ;IV ;MJI[\QnV
(1591-1626) ...................................................................................................... 163
/ZnÅKI8IZZWY]QI-T;IOZIZQW8WZKMV\IRM[LMPWUJZM[aU]RMZM[M[XI}WTM[
(1567-1587) ...................................................................................................... 179
/ZnÅKI8IZZWY]QILM;IV;MJI[\QnV8WZKMV\IRM[LMPWUJZM[aU]RMZM[M[XI-
ñoles (1591-1626)............................................................................................. 180
/ZnÅKI5I\ZQUWVQW[MV\ZMM[XI}WTM[^MZ[][UI\ZQUWVQW[MV\ZMIUMZQKIVW[
(1567-1587) ...................................................................................................... 183
/ZnÅKI5I\ZQUWVQW[MV\ZMM[XI}WTM[^MZ[][UI\ZQUWVQW[MV\ZMIUMZQKIVW[
(1591-1625) ...................................................................................................... 184
/ZnÅKI -^WT]KQ~VLMTW[UI\ZQUWVQW[ ......................................... 185
/ZnÅKI!-^WT]KQ~VLMTW[UI\ZQUWVQW[! ......................................... 186
/ZnÅKI-^WT]KQ~VLMU]RMZM[M[XI}WTI[aIUMZQKIVI[ ................ 190
/ZnÅKI-^WT]KQ~VLMU]RMZM[M[XI}WTI[aIUMZQKIVI[!................ 191
LISTADO DE MAPAS
330
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
ARCHIVOS CONSULTADOS
FUENTES PUBLICADAS
BERMÚDEZ PLATA, Cristóbal. Catálogo de pasajeros a Indias durante los siglos XVI, XVII y XVIII, vols.
I, II y III:MLIK\ILWXWZMTXMZ[WVITNIK]T\I\Q^WLMT)ZKPQ^W/MVMZITLM1VLQI[JIRW
TILQZMKKQ~VLMTUQ[UW;M^QTTI+WV[MRW;]XMZQWZLM1V^M[\QOIKQWVM[+QMV\yÅKI[1V[-
\Q\]\W/WVbITW.MZVnVLMbLM7^QMLW-LQ\WZQITLMTI/I^QLQI!!
BERNI Y CATALÁ, José. Creación, antigüedad y privilegios de los títulos de Castilla>ITMVKQI!
BROMLEY 2]IV Libro de cabildo de Lima, tomos X-XIV 4QUI 1UXZM[WZM[ <WZZM[ )O]QZZM
!!
CARLETTI, Francesco. Razonamiento de mi viaje alrededor del mundo (1594-1606). México, Uni-
^MZ[QLIL6IKQWVIT)]\~VWUILM5u`QKW!
COBO*MZVIJu!Historia de la fundación de Lima, en 5IV]MT/WVbnTMbLM4I:W[I
(ed.). Monografías históricas sobre la ciudad de Lima, Tomo I4QUI+WV[MRW8ZW^QVKQITLM
4QUI!XX
COVARRUBIAS OROZCO;MJI[\QnVLMTesoro de la lengua castellana o española5ILZQLQUXZM-
[WZ4]Q[;nVKPMb
FREZIER, Amédée François. Relación del viaje por el Mar del Sur a las costas del Chile y el Perú
durante los años de 1712, 1713, 1714;IV\QIOWLM+PQTM1UXZMV\I5MRyI!
GALBIS DÍEZ,5IZyILMT+IZUMVCatálogo de pasajeros a Indias durante los siglos XVI, XVII, XVIII,
Vols. VI-VII;M^QTTI-LQ\WZQITLMTI/I^QLQI"5QVQ[\MZQWLM+]T\]ZI,QZMKKQ~V/MVM-
ZITLM*MTTI[)Z\M[)ZKPQ^W[a*QJTQW\MKI[!
331
AMELIA ALMORZA HIDALGO
332
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
BIBLIOGRAFÍA
333
AMELIA ALMORZA HIDALGO
ALTMAN1LI®)6M_?WZTLQV\PM7TL"4WKIT;WKQM\aIVL;XIVQ[PMUQOZI\QWV\W\PM
1VLQM[¯MV1LI)T\UIVa2IUM[0WZVML[«To Make America», European Emigration
in the Early Modern Period *MZSMTMa +ITQNWZVQI =VQ^MZ[Q\a WN +ITQNWZVQI 8ZM[[
!!XX
— Emigrantes y sociedad. Extremadura y España en el siglo XVI5ILZQL)TQIVbI-LQ\WZQIT!!
¸ ®5W^QVOIZW]VLIVLUW^QVOWV";XIVQ[PMUQOZI\QWVQV\PM[Q`\MMV\PKMV\]Za¯MV2IV
4]KI[[MV ML Migration, Migration History, History: old paradigms and new perspectives.
*MZV#6M_AWZS8M\MZ4IVO!!XX
— Transatlantic Ties in the Spanish Empire: Brihuega, Spain and Puebla, Mexico, 1560-1620.
;\IVNWZL+ITQNWZVQI;\IVNWZL=VQ^MZ[Q\a8ZM[[
¸ ®;XIVQ[P_WUMVQV\PM1VLQM["<ZIV[I\TIV\QK5QOZI\QWVQV\PM-IZTa5WLMZV8MZQWL¯
en M. A. Horton (ed.), New Perspectives on Women and Migration in Colonial Latin America.
8ZQVKM\WV8ZWOZIUQV4I\QV)UMZQKIV;\]LQM[XX
¸ ®;XIVQ[P_WUMVQV\PM+IZQJJMIV¯!MV;IZIP-7_MV[a2IVM-5IV-
OIV ML[ Women of the Iberian Atlantic *I\WV :W]OM 4W]Q[QIVI ;\I\M =VQ^MZ[Q\a
8ZM[[XX
AMELANG,2IUM[®.WZUI[LMM[KZQ\]ZIXWX]TIZ"TI[I]\WJQWOZINyI[LMIZ\M[IVW[¯MV)V-
tonio Castillo Gómez (ed.), Escribir y leer en el siglo de Cervantes. Barcelona, Gedisa,
!!!XX!
AMUSSEN;][IV,aPOSKA)TTa[WV5®:M[\WZQVO5QZIVLI"OMVLMZIVL\PMTQUQ\[WN
-]ZWXMIVXI\ZQIZKPaQV\PMMIZTaUWLMZV)\TIV\QK_WZTL¯Journal of Global History,
^WTVoXX
ANGEL, Amanda. Spanish women in the new world: the transmission of a model polity to New Spain,
1521-1570)VV)ZJWZ5QKPQOIV=51,Q[[MZ\I\QWV;MZ^QKM[!!
ARAGÓN1TIVI®-TXIVMT^QVWaW\ZW[VMOWKQW["I[XMK\W[TIJWZITM[LMTIU]RMZ¯MV4I]-
ZI/]\QuZZMb)ZJ]TMLLima en el siglo XVI4QUI8WV\QÅKQI=VQ^MZ[QLIL+I\~TQKI
LMT8MZ1V[\Q\]\W:Q^I)OMZWXX
ARAM, Bethany. La reina Juana. Gobierno, piedad y dinastía5ILZQL5IZKQIT8WV[
ARENAS FRUTOS, 1[IJMT®5MKMVIbOWNMUMVQVWaLM[IZZWTTWKWV^MV\]ITMV8]MJTILM4W[
ÎVOMTM["!¯MV+TIZI/IZKyI)aT]IZLWa5IV]MT:IUW[5MLQVIML[
Manifestaciones religiosas en el mundo colonial americano. México: Universidad Iberoameri-
KIVI!!XX!!
ARES*MZ\I®5IVKMJI[LMM[XI}WTM[UILZM[LMUM[\QbW[1UnOMVM[LMTIU]RMZQVLyOMVI
MVMT8MZKWTWVQIT\MUXZIVW¯MV*MZ\I)ZM[a8QTIZ/WVbITJWML[Las mujeres en la
construcción de las sociedades iberoamericanas.;M^QTTI5u`QKW"+;1+-T+WTMOQWLM5u`Q-
KWXX!
¸ ®-TXIXMTLMUMLQILWZM[aTIKWV[\Z]KKQ~VLM]VLQ[K]Z[W[WJZMTIQLMV\QLILLMTW[
UM[\QbW[XMZ]IVW[[QOTWXVI¯MV*MZ\I)ZM[a;MZOM/Z]bQV[SQML[Entre dos mun-
dos: fronteras culturales y agentes mediadores;M^QTTI-[K]MTILM-[\]LQW[0Q[XIVWIUMZQKI-
VW[!!
ARROM, Silvia M. Las mujeres de la ciudad de México5ILZQL;QOTW^MQV\Q]VWMLQ\WZM[!
334
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
335
AMELIA ALMORZA HIDALGO
BOYER, Richard. Lives of the Bigamists. Marriage, Family, and Community in Colonial Mexico. Al-
J]Y]MZY]M=VQ^MZ[Q\aWN 6M_5M`QKW8ZM[[!!
BROMLEY2]IV®-T+IXQ\nV5IZ\yVLM-[\M\Ma,W}I5IZyILM-[KWJIZ¹4I:WUIVIº
N]VLILWZM[LMTI>QTTILM<Z]RQTTWLMT8MZ¯Revista Histórica^WT!XX
BROMLEY2]IVaBARBAGELATA, José. Evolución urbana de Lima4QUI4]UMV!
BRONNER.ZML®<PM8WX]TI\QWVWN 4QUI!"1V9]M[\WN I;\I\Q[\QKIT*MVKP
5IZS¯Ibero-Amerikanisches Archiv^WTV£!!XX!
BURKETT, Elinor C. Early colonial Perú: the urban female experience)VV)ZJWZ5QKPQOIV=VQ-
^MZ[Q\a5QKZWÅTU[1V\MZVI\QWVIT!!
¸ ®4I[U]RMZM[QVLyOMVI[aTI[WKQMLILJTIVKI-TKI[WLMT8MZLMT[QOTWXVI»MV)[]V-
ción Lavrin (ed.), Las mujeres latinoamericanas. Perspectivas históricas. México, Fondo de
+]T\]ZI-KWV~UQKI! XX
¸ ®1VL]JQW][[Q[\MZPWWLKTI[[IVL[M`QV;XIVQ[P+WTWVQIT;W]\P)UMZQKI¯Latin Ame-
rican Perspectives^WTXX !
BURNS, Kathryn. Colonial Habits. Convents and the Spiritual Economy of Cuzco, Peru,]ZPIU
IVL4WVLWV,]SM=VQ^MZ[Q\a8ZM[[!!!
BUSTO DUTURBURU 2W[u )V\WVQW LMT ®-T KIXQ\nV 5MTKPWZ >MZL]OW MVKWUMVLMZW LM
+IRIUIZKI¯Revista Histórica^WT!!XX
CAHILL ,I^QL ®.QVIVKQVO 0MIT\P +IZM QV \PM >QKMZWaIT\a WN 8MZ]" <PM 0W[XQ\IT[ WN
4QUIQV\PM4I\M+WTWVQIT8MZQWL¯The Americas^WTVW!!XX
CALVI/Q]TQIWomen rulers in Europe: Agency, practice and the Representation of Political Powers
(XII-XVIII).TWZMVKQI-]ZWXMIV=VQ^MZ[Q\a1V[\Q\]\M
CANNY6QKPWTI[®1V;MIZKPWN I*M\\MZ0WUM'-]ZWXMIV7^MZ[MI[5QOZI\QWV
¯MV6QKPWTI[8+IVVaMLEuropean on the move: studies on European migration,
1500-18007`NWZL"7`NWZL=VQ^MZ[Q\a8ZM[[!!XX
CAPP, Bernard. When Gossips Meet: Women, Family and Neighborhood in Early Modern England.
7`NWZL7`NWZL=VQ^MZ[Q\a8ZM[[
CARMONA GARCÍA2]IV1OVIKQWCrónica urbana del malvivir (s. XIV-XVII): insalubridad, desampa-
ro y hambre en Sevilla;M^QTTI=VQ^MZ[QLILLM;M^QTTI;MKZM\IZQILWLM8]JTQKIKQWVM[
— El sistema de hospitalidad pública en la Sevilla del Antiguo Régimen;M^QTTI,QX]\IKQ~V8ZW^QV-
KQITLM;M^QTTI!!
CASTAÑEDA DELGADO8I]TQVWa0MZVIVLMb)XIZQKQW8QTIZLa Inquisición de Lima, Tomo I
(1570-1635)5ILZQL,MQUW[! !
CASTAÑEDA2]IV®4IKI[ILMT+IXQ\nV/IZKyI0WTO]yVMVTIKQ]LILLM<Z]RQTTWLMT8MZ"
IX]V\M[XIZI[]PQ[\WZQI¯Cuadernos de Historia^WTXX
CASTILLO GÓMEZ)V\WVQW®,MT\ZI\ILWITIXZnK\QKI4IM[KZQ\]ZIMXQ[\WTIZMVTW[[QOTW[
XVI y XVII», en Carlos Saez y Antonio Castillo Gómez (eds.), La correspondencia en la
historia: modelo y práctica de la cultura epistolar. Actas del VI congreso internacional de la cultura
escrita5ILZQL+ITIUJ]ZXX!
336
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
337
AMELIA ALMORZA HIDALGO
338
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
FEW, Marth. Women who live evil lives: Gender, Religion and the Politics of Power in Colonial Guate-
mala.)][\QV=VQ^MZ[Q\a<M`I[8ZM[[
FLORES GALINDO, Alberto. Los rostros de la plebe*IZKMTWVI+Zy\QKI
FLORES GALINDO, Alberto y CHOCANO5IOLITMVI®4I[KIZOI[LMT[IKZIUMV\W¯Revista
Andina^WTVo! XX
FRIEDE2]IV®<PM+I\nTWOWLM8I[IRMZW[IVL;XIVQ[P-UQOZI\QWV\W)UMZQKI\W¯
The Hispanic American Historical Review^WT!XX
GÁLVEZ RUIZ5IZyIÎVOMTM[®-TUI\ZQUWVQW"TMaK~LQOWLM^ITWZM[aMUQOZIKQ~VI1V-
LQI[¯MV+MTQVI/*MKMZZI2QUuVMba:INIMTI,.MZVnVLMb;W\MTWML[Convergen-
cias y divergencias. México y Andalucía: siglos XVI-XIX5u`QKW"=VQ^MZ[QLILLM/]ILITIRI-
ZI-T+WTMOQWLM5QKPWIKnVXX
¸ ®5]RMZM[ a UIZQLW[ I][MV\M[ MV 1VLQI[¯ MV Coloquio de historia canario-americana.
XIII-Congreso de la Asociación Española de Americanistas. VIII. 1998. Las Palmas de Gran
+IVIZQIXX
¸ ®4I[XIZMRI[QUXMZNMK\I["^QIRM[I=T\ZIUIZaI][MVKQI[LMTI^QLIUIZQLIJTM;QOTW
XVII» MV ,WZI ,n^QTI (ed.), Historia, Género y Familia en Iberoamérica, siglos XVI-XX.
+IZIKI[" =VQ^MZ[QLIL +I\~TQKI )VLZu[ *MTTW 3WVZIL )LMVI]MZ ;\N\]VO
XX
GAMES, Alison, The Web of Empire. English Cosmopolitans in an Age of Expansion, 1560-1660.
7`NWZL7`NWZL=VQ^MZ[Q\a8ZM[[
¸ ®)\TIV\QK0Q[\WZa",MÅVQ\QWV[+PITTMVOM[IVL7XXWZ\]VQ\QM[¯American Historical Re-
view^WTVoXX
GARCÍA-ABASOLO GONZÁLEZ)V\WVQW®5]RMZM[IVLIT]bI[MVTI)UuZQKIKWTWVQIT
¯Revista de Indias, vol. IL, n.o ! !XX!
¸ ®-UQOZIV\M[aXWJTILWZM[)XWZ\IKQ~VP]UIVIaU]VLWXZQ^ILWLMTW[)VLIT]KM[MV
6]M^I-[XI}I¯MV+MTQVI/*MKMZZI2QUuVMba:INIMT,.MZVnVLMb;W\MTWML[
Convergencias y divergencias. México y Andalucía: siglos XVI-XIX. México: Universidad de
/]ILITIRIZI-T+WTMOQWLM5QKPWIKnVXX!
GARCÍA MOUTON8QTIZ®4I[U]RMZM[Y]MM[KZQJQMZWVKIZ\I[LM[LM)UuZQKI[QOTW[ XVI-
XVII¯Anuario de Lingüística Hispánica^WTVo!!XX!
GAUDERMAN, Kimberly. Women’s Lives in Colonial Quito: Gender, Law, and Economy in Spanish
America)][\QV=VQ^MZ[Q\aWN <M`I[8ZM[[
GIL BERMEJO2]IVI®8I[IRMZW[I1VLQI[¯Anuario de Estudios Americanos^WT@@@1!
XX!
GLAVE4]Q[5QO]MT®5]RMZQVLyOMVI\ZIJIRWLWUu[\QKWaKIUJQW[WKQITMVMT^QZZMQVI\W
XMZ]IVWLMT[QOTWXVII"TIKQ]LILLMTI8IbaMT;]Z)VLQVWMV ¯Bulletin Institut
Francais d’etudes Andins, vol. XVI! XX!!
¸ ®4IX]MZ\ILMT8MZ"8IQ\IaMTM`\ZMUWVWZ\MKW[\M}W¯Bulletin de l’Institut
Français d’Études Andines^WTVo!!XX!!
¸ ®-TVIKQUQMV\WLMTI[KQ]LILM[IVLQVI[¯MV5IV]MT*]ZOIMLHistoria de América
339
AMELIA ALMORZA HIDALGO
GRAUBART, Karen. «Con nuestro trabajo y sudor»: Indigenous women and the construction of colonial
society in 16th and 17th century Peru5I[[IKP][M\\[=VQ^MZ[Q\aWN 5I[[IKP][[M\[
¸ ®<PM+ZMWTQbI\QWVWN \PM6M_?WZTL"4WKIT.WZU[WN 1LMV\QÅKI\QWVQV=ZJIV+WTW-
VQIT 8MZ] ¯ Hispanic American Historical Review ^WT ! Vo !
XX!!
¸ ®<W_IZL[ +WVVMK\MLVM[[ IVL 8TIKM¯ The William and Mary Quaterly ^WT V£
)XZQTXX
GUENGERICH, Sara V. Indigenous Andean women in colonial textual discourses)TJ]Y]MZY]M6M_
5M`QKW<PM=VQ^MZ[Q\aWN 6M_5M`QKW!
GUIBOVICH PÉREZ8MLZW®>MTW[a^W\W["MTMKKQWVM[MVTW[UWVI[\MZQW[LMUWVRI[LM4QUI
KWTWVQIT¯Elecciones^WTVoXX
HERZOG <IUIZ ®6WUJZM[ a IXMTTQLW[" §K~UW [M TTIUIJIV TI[ XMZ[WVI[ MV +I[\QTTI M
0Q[XIVWIUuZQKI L]ZIV\M TI uXWKI UWLMZVI'¯ Jahrbuch für Geschichte Lateinamerikas,
^WTXX
— Vecinos y extranjeros. Hacerse español en la Edad Moderna5ILZQL)TQIVbI-LQ\WZQIT
HIDALGO NUCHERA, Patricio, Entre Castro del Río y México: correspondencia privada de Diego de la
Cueva y su hermano Juan, emigrante en Indias (1601-1641). Córdoba, Universidad de
+~ZLWJI
HORN, James, Adapting to a New World. English Society in the Seventeenth Century Chesapeake.
+PIXMT 0QTT +IZWTQVI LMT 6WZ\M a 4WVLZM[ =VQ^MZ[Q\a WN 6WZ\P +IZWTQVI 8ZM[[
!!
IRETON+PTWM®<PMa)ZM*TIKS[WN \PM+I[\MWN *TIKS+PZQ[\QIV["7TL+PZQ[\QIV*TIKS
*TWWLQV\PM;Q`\MMV\PIVL-IZTa;M^MV\MMV\P+MV\]Za1JMZQIV)\TIV\QK¯Hispanic
American Historical Review^WT!VoXX!
JACOBS)]SM8Los movimientos migratorios entre Castilla e Hispanoamérica durante el reinado de
Felipe III, 1598-1621)U[\MZLIU)\TIV\I:WLWXQ!!
¸ ®4MOITIVL1TTMOIT-UQOZI\QWVNZWU;M^QTTM¯MV1LI)T\UIVML«To Make
340
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
America»: European Emigration in the Early Modern Period *MZSMTMa +)" =VQ^MZ[Q\a WN
+ITQNWZVQI8ZM[[!!XX!
¸ ®8I[IRMZW[a8WTQbWVM[)TO]VI[WJ[MZ^IKQWVM[[WJZMTIMUQOZIKQ~VM[XI}WTIITI[1V-
LQI[L]ZIV\MMT[QOTWXVI». Revista de Indias^WTVo! XX!!
JAFFARY, Nora E. Gender, Race and Religion in the Colonization of the Americas)TLMZ[PW\)[POI-
\M
KAGAN, Richard L. Imágenes urbanas del mundo hispánico, 1493-17805ILZQL-T>Q[W!!!
KLEIN, Herbert S. y VINSON III, Ben. La esclavitud en América Latina y el Caribe. México, El
+WTMOQWLM5u`QKW
KONETZKE:QKPIZL®4I[N]MV\M[XIZITIPQ[\WZQILMUWOZnÅKILM0Q[XIVWIUuZQKIL]-
ZIV\MTIuXWKIKWTWVQIT¯Anuario de Estudios Americanos^WT>! XX
¸ ®4IMUQOZIKQ~VLMU]RMZM[M[XI}WTI[I)UuZQKIL]ZIV\MTIuXWKIKWTWVQIT¯Revista
Internacional de Sociología^WT111!XX
KOSTROUN,IVQMTTIaVOLLENDORF, Lisa. Women, Religion & the Atlantic World, 1600-1800.
4W[)VOMTM[=+4)+MV\MZ!
LANE, Kris, Quito. 1599. City & colony in transition)TJ]Y]MZY]M6M_5M`QKW8ZM[[
LATASA, Pilar. Administración Virreinal en el Perú: el gobierno del Marqués de Montesclaros (1607-
1615)5ILZQL-LQ\WZQIT:IU~V)ZMKM[!!
— ¿Criollismo peruano versus administración española? Posición criollista del virrey Montesclaros
(1607-1615)=VQ^MZ[QLILLM0IZ^IZL"P\\X"___NI[PIZ^IZLML]fQKWXXQTIZTI-
\I[IP\UT!!!
¸ ®4IKMTMJZIKQ~VLMTUI\ZQUWVQWMVMT^QZZMQVI\WXMZ]IVW"LQ[XW[QKQWVM[[QVWLQITM[MV
TI[IZKPQLQ~KM[Q[LM+PIZKI[a4QUI¯MV1OVIKQW)ZMTTIVWa2W[u5IZyI
=[]VnZQbML[El matrimonio en Europa y el mundo hispánico. Siglos XVI y XVII. Madrid,
XX
¸ ®8]JTQKQLILaTQJMZ\ILMVMTUI\ZQUWVQW"I]\WZQLILXI\MZVIaLQ[XMV[ILMIUWVM[\IKQW-
VM[MV4QUI¯MV2W[u5IZyI=[]VnZQb/IZIaWIa:WKyW/IZKyI*W]ZZMTTQMZ
(eds.), Padres e hijos en España y el mundo hispánico5ILZQL>Q[WZ4QJZW[ XX!
LAVALLÉ*MZVIZL®4IXWX]TI\QWVKWV^MV\]MTTMLM4QUIXVIe et XVIIe[QvKTM[)XZWKPM[M\
XZWJTMU[¯Lima dans la realite peruvienne. Actes du Second Colloque de l’AFERPA. Grenoble:
+MV\ZML¼-\]LM[M\LM:MKPMZKPM[[]ZTM8vZW]M\TM[8Ia[)VLQV[!XX!
— Recherches sur l´apparition de la conscience creole dans la viceroyaume du Perou: L´antagonisme
hispano-creole dans les ordres religieux (XVIIeme siècle)*WZLMI]`=VQ^MZ[Q\uLM*WZLMI]`
!
LAVRIN)[]VKQ~VLas mujeres latinoamericanas: perspectivas históricas5u`QKW.WVLWLM+]T-
\]ZI-KWV~UQKI!
¸ ®4IU]RMZMVTI[WKQMLILKWTWVQITPQ[XIVWXMZ]IVI¯MV4M[TQM*M\PMTTML América
Latina Colonial; Población, sociedad y cultura*IZKMTWVI"+Zy\QKI!!XX!
¸ ®+WNZILyI[VW^WPQ[XIVI["MKWVWUyIUI\MZQITaM[XQZQ\]IT¯MV5IZyILMT8QTIZ5IZ\y-
VMb4~XMb+IVW/Q[MTI^WV?WJM[MZa2]IV/]QTTMZUW5]}Wb+WZZMIML[Cofra-
341
AMELIA ALMORZA HIDALGO
— El mundo imaginado: el papel social y espiritual de las cofradías en la Lima Barroca. Lima: Uni-
^MZ[QLIL6IKQWVIT.MLMZQKW>QTTIZZMIT\M[Q[LMTQKMVKQI\]ZI
LINDORFER*QIVKI5IZyI®:M[]UMV"T]KPIZKWV\ZIUWTQVW[LM^QMV\W4IJIRIVWJTMbI
KI[\MTTIVIMVTI-LIL5WLMZVI¯Kampf gegen Windmühlen>QMVI5VQKP>MZTIONZ
/M[KPQKP\M]VL8WTQ\QSXX
LOCKHART2IUM[®4M\\MZ[IVL8MWXTM\W;XIQV¯MV.ZMLQ+PQIXXMTTQMLFirst images of
America: the impact of the New World on the Old*MZSMTMa=VQ^MZ[Q\aWN +ITQNWZVQI8ZM[[
!XX !
— 4W[LM+IRIUIZKI=VM[\]LQW[WKQITaJQWOZnÅKWLMTW[XZQUMZW[KWVY]Q[\ILWZM[LMT8MZ. Lima,
5QTTI*I\ZM[!
¸ ®7ZOIVQbIKQ~VaKIUJQW[WKQITMVTI)UuZQKI-[XI}WTI+WTWVQIT¯MV4M[TQM*M\PMTT
(ed.), América Latina Colonial: Población, sociedad y cultura*IZKMTWVI+Zy\QKI!!XX
— Spanish Peru, 1532-1560. A Social History?Q[KW[QV<PM=VQ^MZ[Q\aWN ?Q[KWV[QV8ZM[[
8]JTQKILWMVM[XI}WTMV! 5u`QKW.WVLWLM+]T\]ZI-KWV~UQKI!!
¸ ®<PM_WUMVWN \PM;MKWVL/MVMZI\QWV¯MV4M_Q[0IVSMa2IUM[5:I][PML[
People and Issues in Latin American History: the Colonial Experience8ZQVKM\WV625IZK][
?QMZVMZ8]JTQ[PQVO!!XX !
LOCKHART, James y OTTE-VZQY]MLetters and People of the Spanish Indies. The Sixteenth Cen-
tury+IUJZQLOM+IUJZQLOM=VQ^MZ[Q\a8ZM[[!
LOHMANN VILLENA/]QTTMZUWLos americanos en las órdenes nobiliarias5ILZQL+WV[MRW;]-
XMZQWZLM1V^M[\QOIKQWVM[+QMV\yÅKI[!!
¸ ®4W[ZMOQLWZM[IVLIT]KM[LMT+IJQTLWLM4QUI¯MV*QJQIVW<WZZM[:IUyZMba2W[u
0MZVnVLMb8ITWUWML[II Jornadas de Andalucía y América;M^QTTI-[K]MTILM-[\]-
LQW[0Q[XIVWIUMZQKIVW[=VQ^MZ[QLIL0Q[XIVWIUMZQKIVI,QX]\IKQ~VLM0]MT^I
1V[\Q\]\WLM-[\]LQW[7V]JMV[M[! XX
MANGAN, Jane E. Transatlantic Obligations: Legal and Cultural Constructions of Family in the Con-
quest-Era Peru and Spain7`NWZL7`NWZL=VQ^MZ[Q\a8ZM[[
— Trading Roles: Gender, Ethnicity, and the Urban Economy in Colonial Potosí,]ZPIU,]SM
=VQ^MZ[Q\a8ZM[[
342
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
MANNARELLI5IZyI-UUI®1VY]Q[QKQ~VaU]RMZM["TI[PMKPQKMZI[MVMT8MZL]ZIV\MMT
[QOTWXVII¯Revista Andina^WT! XX
— Pecados Públicos. La ilegitimidad en Lima, siglo XVII4QUI-LQKQWVM[.TWZI<ZQ[\nV!!
— Hechiceras, beatas y expósitas. Mujeres y poder Inquisitorial en Lima. Lima, Ediciones del Con-
OZM[WLMT8MZ!!!
MÁRQUEZ MACÍAS:WKyW®4IMUQOZIKQ~VM[XI}WTIMVMT[QOTW XVIIII)UuZQKI¯Rábida,
^WT!!XX !
— La emigración española a América: 1765-1824. Oviedo, Universidad de Oviedo, Servicio
LM8]JTQKIKQWVM[!!
MARRERO FENTE,:IT®,MZM\~ZQKIaLMZMKPW["M[\ZI\MOQI[LMTIZMKTIUIKQ~VMVTIKIZ\I
LM1[IJMTLM/]M^IZI¯Hispania^WT!Vo !!XX
MARTÍN MARTÍN .uTQ` ®>QTTIKI[\yV MV TW[ [QOTW[ XVI-XVIII¯ Estudios Segovianos ^WT
!XX
MARTÍN4]Q[Las hijas de los conquistadores. Mujeres del virreinato del Perú*IZKMTWVI+I[QWXMI
MARTÍNEZ MARTÍNEZ5IZyILMT+IZUMV®>QLIUIZQLIJTM"ITO]VI[XMK]TQIZQLILM[MVTI
MUQOZIKQ~VI1VLQI[¯Anuario Jurídico y Económico Escurialense (San Lorenzo del Escorial),
^WT@@111!!XX
— La emigración castellana y leonesa al Nuevo Mundo (1517-1700);ITIUIVKI2]V\ILM+I[-
\QTTIa4M~V!!
— Desde la otra orilla: cartas de Indias en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid (siglos XVI-
XVIII)4M~V=VQ^MZ[QLILLM4M~V
343
AMELIA ALMORZA HIDALGO
¸ ®6]M^W[LI\W[[WJZMJI[\QUMV\W[aMV^I[M[MVIZUILI[aÆW\I[LMTI+IZZMZI¯Revista
de Indias^WTVoXX
METCALF)TQLI+®?WUMVI[/W*M\_MMV['8I\\MZV[QV;Q`\MMV\P+MV\]Za*ZIbQT¯MV
6WZI-2INNIZaMLGender, Race and Religion in the Colonization of the Americas. Alders-
PW\)[POI\MXX!
MILANICH6IZI®?PQ\PMZ.IUQTa0Q[\WZa'):WIL5IXNZWU4I\QV)UMZQKI¯American
Historical Review^WTXX!
MIÑO GRIJALVA5IV]MT®4IUIV]NIK\]ZIKWTWVQIT"I[XMK\W[KWUXIZI\Q^W[MV\ZMMTWJZIRM
IVLQVWaMTVW^WPQ[XIVW¯MV0MZIKTQW*WVQTTIMLEl sistema colonial en la América
Española*IZKMTWVI+Zy\QKI!!XX
MORANT, Isabel, ORTEGA5IZOIZQ\IaLAVRIN)[]VKQ~VHistoria de las mujeres en España y
América Latina II. El mundo moderno5ILZQL+n\MLZI
MORENO CABANILLAS:WKyWCartas para gobernar. El establecimiento de la Administración de Co-
rreos de Cartagena de Indias (1764-1769)-LQ\WZQIT)KILuUQKI-[XI}WTI
MÖRNER5IOV][®:M^QM_";XIVQ[P0Q[\WZQIV[WV;XIVQ[P5QOZI\QWV\W)UMZQKIL]-
ZQVO \PM KWTWVQIT XMZQWL¯ Latin American Research Review ^WT Vo !!
XX
¸ ®;XIVQ[P MUQOZI\QWV \W \PM 6M_ ?WZTL XZQWZ \W " I ZMXWZ\ WN \PM [\I\M WN ZM-
[MIZKP¯MV.ZMLQ+PQIXMTTQMLFirst Images of America: the impact of the New World on
the Old*MZSMTMa"=VQ^MZ[Q\aWN +ITQNWZVQI8ZM[[!XX
MUÑOZ SERRULLA5IZyI<MZM[ILa moneda castellana en los reinos de Indias durante la Edad
Moderna5ILZQL=6-,
MURIEL2W[MÅVILos recogimientos de mujeres. Respuesta a una problemática novohispana. México,
=VQ^MZ[QLIL)]\~VWUILM5u`QKW1V[\Q\]\WLMQV^M[\QOIKQWVM[PQ[\~ZQKI[!
NADER, Helen. Power and Gender in Renaissance Spain: Eight Women of the Mendoza Family, 1450-
1650=ZJIVIIVL+PQKIOW=VQ^MZ[Q\aWN 1TTQVWQ[8ZM[[
NAZZARI5]ZQMT®:MTI\QWVJM\_MMV\PM[M`M[QV;XIQVIVL1\[-UXQZM¯Journal of Women’s
History^WTVo!!XX
NIZZA DA SILVA5IZyI*MI\ZQb®1V\ZWL]K\QWV¯MV5IZyI*MI\ZQb6QbbILI;QT^IMLFa-
milies in the Expansion of Europe, 1500-1800)TLMZ[PW\")[POI\M!! XX
NORTON5IZa*M\P®<PMM^WT]\QWVWN _PQ\M_WUMV¼[M`XMZQMVKMQV-IZTa)UMZQKI¯
The American Historical Review^WT !Vo! XX!!
NUMHAUSER8I]TQVIMujeres indias y señores de la coca: Potosí y Cuzco en el siglo XVI. Madrid,
+n\MLZI
O’DAY, Rosemary. Women’s Agency in Early Modern Britain and the American Colonies. Harlow,
-VOTIVL#6M_AWZS8MIZ[WV4WVOUIV
O’REILLY,?QTTQIU®/MVMITWOQM[WN )\TIV\QK0Q[\WZa¯Atlantic Studies^WTVo
XX
ORTIZ>QTUI®5QOZI\QWVIVL5IZZQIOMIUWVO8]MZ\W:QKIV?WUMV¯International Mi-
gration Review^WTVo!!XX
344
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
OSORIO)TMRIVLZIInventing Lima: Baroque Modernity in Peru’s South Sea Metropolis. New York,
8ITOZI^M5IKUQTTIV
¸ ®-TKITTMR~VLMTI[WTMLIL"^MK\WZ[WN K]T\]ZITPaJZQLQ\aQV[M^MV\MMV\PKMV\]Za4QUI¯
MV6QKPWTI[/ZQNÅ\P[a.MZVIVLW+MZ^IV\M[ML[Spiritual Encounters: Interaction bet-
ween christianity and native religions in colonial America*QZUQVOPIU"<PM=VQ^MZ[Q\aWN
*QZUQVOPIU8ZM[[!!!XX! !
O’SULLIVAN BEARE, Nancy. Las Mujeres de los Conquistadores. La mujer española a comienzos de la
colonización americana*]ZOW[+WUXI}yI*QJTQWOZnÅKI-[XI}WTI;)!
OTS DE CAPDEQUI2W[u5IZyI®-T[M`WKWUWKQZK]V[\IVKQIUWLQÅKI\Q^ILMTIKIXIKQLIL
R]ZyLQKIMVV]M[\ZITMOQ[TIKQ~VLM1VLQI[¯Anuario de Historia del Derecho Español, vol.
>11!XX
— Bosquejo histórico de los Derechos de la Mujer en la Legislación de Indias5ILZQL:M][!
OWENS, Sarah E. y MANGAN, Jane E. Women of the Iberian Atlantic*I\WV:W]OM4W]Q[QIVI
;\I\M=VQ^MZ[Q\a8ZM[[
PASCUA SANCHEZ5IZyI2W[uMujeres solas: historias de amor y de abandono en el mundo hispánico.
5nTIOI,QX]\IKQ~VLM5nTIOI!!
¸ ®¹)TI[WUJZIºLMPWUJZM[I][MV\M["U]RMZM[UITKI[ILI[MVMTU]VLWPQ[XnVQKWLMT
[M\MKQMV\W[¯Studia Historica: Historia Moderna^WT VoXX
PEREYRA PLASENCIA,0]OW®*W[Y]MRWPQ[\~ZQKWLMTKWZZMOQUQMV\WLM+IRIUIZKI¯BIRA:
Boletín del Instituto Riva-Agüero^WT!!XX
PÉREZ-MALLAÍNA, Pablo Emilio. Los hombres del océano. Vida cotidiana de los tripulantes de las
ÆW\I[LM1VLQI[[QOTWXVI;M^QTTI,QX]\IKQ~VLM;M^QTTI!!
PÉREZ BALTASAR5IZyI,WTWZM[®7ZyOMVM[LMTW[ZMKWOQUQMV\W[LMU]RMZM[¯Cuaderno de
Historia Moderna y Contemporánea^WT>1! XX
PÉREZ CANTÓ8QTIZ®4I[M[XI}WTI[MVTI^QLIKWTWVQIT¯MV1[IJMT5WZIV\,M][IML
Historia de las mujeres en España y América Latina II. El mundo moderno5ILZQL"+n\MLZI
XX
PÉREZ MIGUEL, Liliana. Encomenderas en Perú en el siglo XVI. El caso de Doña Inés Muñoz como
pobladora, encomendera, fundadora y abadesa en la conquista e inicios del virreinato. Universidad
LM*]ZOW[<M[Q[LWK\WZIT
¸ ®Y sacar los repartimientos de mugeres inútiles para todo... -VKWUMVLMZI[TMOQ[TIKQ~VaM[\ZI-
\MOQI[MVMT8MZMVMT[QOTW XVI»MV+TI]LQI:W[I[4I]ZWML.), Del hogar al espacio
público. Mujeres y género en la historia del Perú4QUI.WVLW-LQ\WZQIT8=+8
PERRY, Mary Elizabet. Ni espada rota ni mujer que trota. Mujer y desorden social en la Sevilla del
Siglo de Oro*IZKMTWVI+Zy\QKI!!
PESCADOR2]IV2W[uThe New World Inside a Basque Village. The Oiartzum Valley and Its Atlan-
tic Emigrants, 1550-18006M^ILI=VQ^MZ[Q\aWN 6M^ILI8ZM[[
PIETSCHMANN, Horst. Atlantic history: history of the Atlantic system 1580-1830/W\\QVOMV>IV-
LMVPWMKS:]XZMKP\
345
AMELIA ALMORZA HIDALGO
POLÓNIA)UuTQI®,M8WZ\]OITITM[XIKQW]T\ZIUIZQVW1VKT][Q~VaM`KT][Q~VNMUMVQVIMV
TIM`XIV[Q~V]T\ZIUIZQVI[QOTWXVI¯MV,WZI,n^QTIMLHistoria, género y familia en
Iberoamérica, siglos XVI al XX+IZIKI[.]VLIKQ~V3WVZIL)LMVI]MZ=VQ^MZ[QLIL+I-
\~TQKI)VLZu[*MTTW1V[\Q\]\WLM1V^M[\QOIKQWVM[0Q[\~ZQKI[XX
POSKA, Allyson M. Gendered Crossings: Women and Migration in the Spanish Empire)TJ]Y]MZ-
Y]M<PM=VQ^MZ[Q\aWN 6M_5M`QKW8ZM[[
— Women and authority in early modern Spain: the peasants of Galicia7`NWZL7`NWZL=VQ^MZ-
[Q\a8ZM[[
PREMO*QIVKI®.ZWU\PM8WKSM\[WN ?WUMV"<PM/MVLMZQVOWN \PM5Q\I5QOZI\QWV
IVL<ZQJ]\MQV+WTWVQIT+P]K]Q\W8MZ]¯The Americas,^WTVoXX!
— Children of the Father King. Youth, Authority and Legal Minority in Colonial Lima+PIXMT0QTT
6+=VQ^MZ[Q\aWN 6WZ\P+IZWTQVI8ZM[[
¸ ®7VK]ZZMV\[IVLKWUXIZQ[WV["/MVLMZIVL\PM)\TIV\QK¹<]ZVºQV;XIVQ[P)UMZQ-
KI¯History Compass^WT XX
PREMO, Bianca y GONZÁLEZ, Ondina. Raising an Empire: Children in Early Modern Iberia and
Colonial Latin America.6M_5M`QKW=VQ^MZ[Q\aWN 6M_5M`QKW8ZM[[
PRESTA)VI5IZyI®8WZ\ZIQ\[WN .W]Z?WUMV"<ZILQ\QWVIT.MUITM:WTM[IVL<ZIV[OZM[-
[QWV[QV+WTWVQIT-TQ\M.IUQTQM[QV+PIZKI[¯Colonial Latin American Re-
view^WT!VoXX
¸ ®=VLZM[[QVO\PM+WaIIVL,ZM[[QVO\PM1VLQIV?WUIV"5IZSM\-KWVWUa+TW\PQVO
and Identities in the Colonial Andes, La Plata (Charcas), Late Sixteenth and Early Se-
^MV\MMV\P+MV\]ZQM[¯Hispanic American Historical Review^WT!VoXX
PUENTE BRUNKE, José de la. Encomienda y encomenderos en el Perú;M^QTTI,QX]\IKQ~V8ZW^QV-
KQITLM;M^QTTI!!
PUTNAM4I]ZI®<W[\]La\PMNZIOUMV\[_PWTM"UQKZWPQ[\WZaIVL\PM)\TIV\QK_WZTL¯
Journal of Social History^WT!VoXX
REHER,I^QL;^MVTown and country un pre-industrial Spain: Cuenca, 1550-1870+IUJZQLOM
+IUJZQLOM=VQ^MZ[Q\a8ZM[[!!
REMY SIMATOMIV8QTIZ®<I[I[\ZQJ]\IZQI[XZM\WTMLIVI[LMTIXZW^QVKQILM+IRIUIZKI¯
Historia y Cultura (Revista del Museo Nacional de Historia)^WT! XX!
REY CASTELAO7NMTQIaCOWEN, Pablo (eds.). Familias en el Viejo y el Nuevo Mundo. La Plata,
=VQ^MZ[QLIL6IKQWVITLMTI8TI\I.IK]T\ILLM0]UIVQLILM[a+QMVKQI[LMTI-L]-
KIKQ~V
RIAL GARCÍA, Serrana. Las mujeres de las comunidades marítimas de Galicia durante la época moder-
na: una biografía colectiva )TKITn LM 0MVIZM[ 5ILZQL )a]V\IUQMV\W LM )TKITn LM
0MVIZM[
RODRÍGUEZ LORENZO;MZOQW®-TKWV\ZI\WLMXI[IRMMVTIKIZZMZILMQVLQI[¯
Historia Mexicana, vol. LXVI, n.oXX!
RODRÍGUEZ, Pablo. La familia en Iberoamérica, 1550-1980*WOW\n=VQ^MZ[QLIL-`\MZVILW
LM+WTWUJQI
346
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
347
AMELIA ALMORZA HIDALGO
¸ ®)VLMIV ?WUMV ]VLMZ ;XIVQ[P :]TM¯ MV 1ZMVM ;QT^MZJI\\ a 5WVI -\QMVVM ML[
Women and Colonization6M_AWZS";W]\P0ILTMa5I[[*MZOQVIVL/IZ^Ma!
XX!
SMITH, Bonnie G. Women’s history in global perspective, Vol. 2=ZJIVIIVL+PQKIOW=VQ^MZ[Q-
\aWN 1TTQVWQ[8ZM[[
SOCOLOW;][IV5The Women of Colonial Latin America+IUJZQLOM+IUJZQLOM=VQ^MZ-
[Q\a8ZM[[
¸ ®?WUMVIVL5QOZI\QWVQV+WTWVQIT4I\QV)UMZQKI¯MV5)VWZM0WZ\WVMLNew
Perspectives on Women and Migration in Colonial Latin America. Princeton, New Jersey. Prin-
KM\WV=VQ^MZ[Q\a8ZWOZIUQV4I\QV)UMZQKIV;\]LQM[XX
SOCOLOW;][IV5aSCHELL HOBERMAN,4W]Q[ICities & society in colonial Latin America.
)TJ]Y]MZY]M=VQ^MZ[Q\aWN 6M_5M`QKW8ZM[[!
SORIA MESA-VZQY]MLa nobleza en la España moderna: cambio y continuidad. Madrid, Marcial
8WV[
STANGL?MZVMZ®=VK]IZ\WLM[QOTWKWV¹+IZ\I[XZQ^ILI[LMMUQOZIV\M[I1VLQI[º8ZnK-
\QKI[ a XMZ[XMK\Q^I[ LM MLQKQWVM[ LM KIZ\I[ \ZIV[I\TnV\QKI[ MV MT QUXMZQW M[XI}WT¯
Anuario de Estudios Americanos^WTVoXX
¸ ®+WV[QLMZIKQWVM[UM\WLWT~OQKI[IKMZKILMTI[KIZ\I[XZQ^ILI[LMMUQOZIV\M[M[XI}W-
TM[LM[LM)UuZQKI! -TKI[WLMTI[¹KIZ\I[LMTTIUILIº¯Jahrbuch für Ges-
chichte Lateinamerikas^WTVoXX
STEARNS, Peter N. Gender in World History6M_AWZS4WVLWV:W]\TMLOM
STERN, Steve J. La Historia Secreta del Género. Mujeres, hombres y poder en México5u`QKW!!!
STOLER )VV 4I]ZI a COOPER, Frederick. Tensions of empire: colonial cultures in a bourgeois
world*MZSMTMa=VQ^MZ[Q\aWN +ITQNWZVQI8ZM[[!!
STOLKE>MZMVI®)6M_?WZTL-VOMVLMZML"<PM5ISQVOWN \PM1JMZQIV<ZIV[I\TIV\QK
-UXQZM[¯MV<MZM[I)5MILMa5IZa?QM[VMZ0IVS[ML[A Companion to Gender
History5ITLMV"*TIKS_MTTXX!
— Mujeres invadidas. La sangre de la conquista de América. Madrid, Horas y horas, la editorial
NMUQVQ[\I!!
STROBEL5IZOIZM\aBINGHAM5IZRWZQM®<PM<PMWZaIVL8ZIK\QKMWN ?WUMV¼[0Q[\WZa
IVL /MVLMZ 0Q[\WZa QV /TWJIT 8MZ[XMK\Q^M¯ MV *WVVQM / ;UQ\P ML Women’s
History in Global Perspective=ZJIVIIVL+PQKIOW"=VQ^MZ[Q\aWN 1TTQVWQ[8ZM[[
XX!
SUÁREZ5IZOIZQ\I®-TXWLMZLMTW[^MTW["UWVI[\MZQW[aÅVIVbI[MV4QUI[QOTWXVII», en
8I\ZQKQI 8WZ\WKIZZMZW ;]nZMb ML Estrategias de desarrollo: intentando cambiar la vida.
4QUI".TWZI<ZQ[\nV! XX
TAVOR BANNET, Eve. Empire of letters: letter manuals and transatlantic correspondence, 1688-1820.
+IUJZQLOM+IUJZQLOM=VQ^MZ[Q\a8ZM[[
TELLES ARESTEGUI -NZIyV Lucas Martínez Vegazo: funcionamiento de una encomienda peruana
inicial4QUI8WV\QÅKQI=VQ^MZ[QLIL+I\~TQKILMT8MZ!
348
FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
349
AMELIA ALMORZA HIDALGO
VIEIRA POWERS,3IZMV®)VLMIV[IVL;XIVQIZL[QV\PM+WV\IK\BWVM")/MVLMZML+W-
TTQ[QWV¯American Indian Quarterly^WTVWXX
VIÑAO FRAGO, ANTONIO. «ATNIJM\QbIKQ~VaXZQUMZI[TM\ZI[[QOTW[ XVI-XVII)», en Antonio
Castillo Gómez (ed.), Escribir y leer en el siglo de Cervantes. Barcelona. Gedisa, 1999,
XX! .
VOLLENDORF, Lisa. The lives of women: a new history of Inquisitional Spain. Nashville, Vander-
JQT\=VQ^MZ[Q\a8ZM[[
WIESNER-HANKS, Merry E. Gender in History. Global Perspectives5ITLMV5I[[#7`NWZL
?QTMa*TIKS_MTTI
¸ ®+ZW[[QVOJWZLMZ[QV\ZIV[VI\QWVITOMVLMZPQ[\WZa¯Journal of Global History^WTVo
JXX!
YUN CASALILLA*IZ\WTWUu®<ZIV[VI\QWVIT0Q[\WZa?PI\4QM[*MPQVL\PM4IJMT';WUM
:MÆMK\QWV[NZWU\PM-IZTa5WLMZVQ[\¼[8WQV\WN >QM_¯Culture & History Digital Jour-
nal (CSIC-CCHS)^WTVo
ZABALA, Silvio. La encomienda indiana5u`QKW+MV\ZWLM-[\]LQW[0Q[\~ZQKW[!
ZEVALLOS QUIÑONES, 2WZOM Los fundadores y primeros pobladores de Trujillo del Perú <Z]RQTTW
.]VLIKQ~V)TNZMLW8QVQTTW[/WQKWKPMI!!
ZUÑIGA2MIV8I]TEspagnols d’outre-mer. Émigration, métissage et reproduction sociale á Santiago du
Chili, au XVIIe siécle8IZQ[jKWTMLM0I]\M[-\]LM[MV;KQMVKM[;WKQITM[
¸ ®1ZIº>ITMZ5n[ºI1VLQI["TI[XMZMOZQVIKQWVM[LM]VOZIVILQVWMV1VLQI[MVMT[QOTW
XVII :MÆM`QWVM[ MV \WZVW I ][W LM TI OMVMITWOyI MV TI PQ[\WZQI¯ MV 1Vu[ /~UMb
/WVbnTMb a 5QO]MT 4]Q[ 4~XMb/]LIT]XM ML[ La movilidad social en la España del
Antiguo Régimen/ZIVILI"+WUIZM[XX
350
IMÁGENES
Imagen 1. Alonso Sánchez Coello. Vista de Sevilla. Siglo XVI. Museo de América, Madrid.
Imagen 2. Mapa de rutas principales hacia el puerto de Sevilla, basado en: Repertorio de todos los caminos de España (hasta agora nunca visto). Mapa
diseñado por Gonzalo Menéndez Pidal según el original de Juan Villuga (1546) para ilustrar su libro Los caminos en la Historia de España, Madrid, Ediciones
de Cultura Hispánica, 1951 (plegado al final). Real Academia de la Historia. España, Signatura C-030-030. © Real Academia de la Historia. España.
Imagen 3. La Flota de Indias y el trayecto al Virreinato de Perú.
Elaboración propia a partir de: Elliot, 2006, Martínez, 1999 y Sanjurjo, 2012.
Imagen 4. Carta de Beatriz de Carvallar desde
Veracruz (México), a su padre Lorenzo Martínez de
Carvallar, en Fuentes de León (1574). Transcrita en
Otte, 1998; 84-85, carta 56. Ministerio de
Educación, Cultura y Deporte. Archivo General de
Indias, Indiferente, 2056, número 53, fs. 21-24.
Licencia de Lorenzo Martínez de Carvallar.
Imagen 5. Carta autógrafa de María Bazán de Espeleta a su hijo Pedro Rodríguez de Medina, en Jerez de la Frontera
(Tamalameque, Nuevo Reino de Granada, 1575). Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Archivo General de Indias,
Indiferente General, 2087, N.129, fs 3 y 9. Carta transcrita en Otte, 1988; 314-315, carta 361.
Carta incluida en el Anexo I.
Imagen 6. Anónimo, Plaza Mayor de Lima, 1680. Museo de América, Madrid.
Imagen 7. Una abadesa mayor y una monja
obediente, «santas siervas de Dios en este reino».
Felipe Guamán Poma de Ayala, Nueva Crónica y buen
Gobierno (1600-1615), Dibujo 196, f. 486. Centro
Digital de Investigación de la Biblioteca Real de
Dinamarca, Copenhague (http://www.kb.dk/
permalink/2006/poma/info/es/frontpage.htm).
ISBN: 978-84-00-10456-6
9 788400 104566