Una revista de política pensada desde la Juventud de Igualdad Social

Diciembre 2010
 SUMARIO

Presentación 1

Entrevista a Roberto Gargarella 3

¿Que liderazgos hacen crecer la democracia 9

que preferimos?
Gabriel Palumbo

Soja y retenciones, un debate actual 11

y para el futuro
Florencia Lampreabe

Sobre el Parque Indoamericano 15

Facundo Morales

Editan INTERROGARSE

Facundo Morales

Marcelo Zuccala

Colaboran en este número

Gabriel Palumbo

Florencia Lampreabe
LO PEOR QUE LE PASÓ A LA SOCIEDAD ES DEJAR DE INTERROGARSE
Nos vamos a tomar el atrevimiento en esta nota de presentación de la revista en re-
alizar no solo una simple presentación, como hemos mencionado, sino más bien, una in-
troducción. Una introducción que empezara interrogándose desde el comienzo, no solo a
sí misma, si no a cada uno que empiece su lectura para ver si nos permite, a lo largo de
su desarrollo, mostrarnos un camino que nos vaya mostrando alguna idea de respuesta.

Queremos retroceder en el tiempo por un momento y recordar lo que sucedió en 1789

tras la famosa revolución francesa. Justamente allí donde se declararon los derechos del hom-
bre y la mujer, donde encontramos un antes y un después en la historia de la humanidad y
donde termina el fin de una etapa y da comienzo a un nuevo mundo. Un nuevo mundo que
redefine la condición del hombre.

¿Por qué empezar esta pequeña presentación desde un brevísimo resumen de lo

que nos dejo la Revolución Francesa? Porque aquí el Hombre y la Mujer empiezan a tener
un nuevo papel en su historia, en donde lo terrenal pasa a primer plano y cada individuo
comenzaba a formar parte de aquellas decisiones que empezaran a marcar un futuro propio.
Creemos que es más que necesario empezarse a preguntar desde este punto de la historia,
ya que es donde se empieza a desarrollar nuestra historia, siendo consecuencia de las reglas
y sistema hasta hoy vigente

Pero más allá de las consideraciones que podamos hacer de aquel suceso, de sus
consecuencias, y del presente que se formo en base a aquel hecho, estamos en el año 2010,
el Pre-Republicanismo quedo en el pasado y hoy estamos parados en un contexto diferente
comparándonos con aquella época. Sin embargo, aunque la republica ya no está en dis-
cusión, si lo está su forma y su contenido.

En nuestro contexto actual el concepto de ciudadanía está en crisis, aquellos dere-

chos, aquellas ideas que conformaron el concepto de ciudadanía, que se promulgaban en
aquel 1789 hoy tambalean en una pequeña cuerda. Y acá aparece nuestro primer ¿por
qué? quizás nos estemos adentrando a una discusión política donde alguien pueda no co-

1
incidir, pero creo que si tendríamos que definir seriamente una de las características rel-
evantes de nuestra sociedad, sería sin duda, la gran polarización política y el desinterés.

Pero a su vez y para no dejar ningún clavo suelto, algún otro podría agregar ¿algu-
na vez la tuvimos? No vamos a responder esta presentación tentada a ser definida como
una posible introducción, porque todo este texto, toda esta revista es una interrogación, y
tratar de empezar a resolver preguntas desde la primeras líneas sería algo irresponsable de
nuestra parte, ya que quienes escribimos también compartimos muchas de estas preguntas.

Uno de las primeros comentarios, para empezar seriamente a discutir que tenemos
es que cuando la política decide por si sola y la ciudadanía se aplica al simple hecho del
voto, necesariamente se genera un circulo vicioso donde los que mantienen el poder se
afirman en el, lo manipulan a su antojo y la democracia queda disminuida a una pequeña
elite que decide en nombre de la representación ciudadana, esto no quita importancia
democrática al Voto, pero quedarse solo en el sí le quita gran importancia a la Democracia.

Nuestro objetivo es que nos empecemos a preguntar y empecemos lentamente a anali-

zar estos interrogantes que tienen nuestra historia, nuestro presente y también nuestro futuro.
Nuestro país y nuestro continente han vivido grandes crisis, golpes militares, grandes crímenes
a los derechos humanos, pero también ha tenido grandes personalidades, intelectuales y políti-
cos.
Creemos que es necesario juntar todo eso para entender el curso de nuestra historia,
darle sentido las preguntas constantes que esperan ser respondidas.
El nombre de nuestra revista resume todo esto, re-preguntarse y responderse, preguntar y
pedir respuesta, quizás de pensar en plantearnos si nos atamos a una realidad que muchas
veces creemos como algo natural o en verdad hay una posibilidad de cambio, si aún con todas
las ataduras y celdas que encontramos en el momento de pensar nuestro propio destino existe
una salida.

Creemos necesariamente, como creyeron muchos otros, que hay formas que cambian la re-
alidad, que tenemos en nuestro poder la posibilidad de cambiar nuestro presente y pensar
nuestro futuro, como se hizo en aquel 1789. Creemos que, quien quiera empezar a pensar en
una sociedad equitativa y justa, es necesario que comience a Interrogarse.

2
ENTREVISTA A ROBERTO GARGARELLA

“Juan y María son desiguales de Pedro y Ana, pero de ahí

a derivar diferencias de derecho es una enormidad”
Entrevista realizada por Facundo Morales y Marcelo Zuccala

- Hay algunos principios básicos que están en la

El doctor Roberto Gargarella, generosamente nos
Constitución que hacen a su columna vertebral y
da una entrevista en su despacho de la Universidad
que tiene que ver primero que todo con compromi
Di Tella, el cual está repleto de libros, una computa-
sos de libertad e igualdad; luego, con un armazón
dora. Es un espacio muy austero, en el que reflex-
acerca de cómo organizar la vida democrática. No
ionamos sobre temas diversos como democracia,
sería dogmático acerca de lo que contiene, es algo
derechos y constitución.
que uno tiene que reflexionar, pero creo que se pu-
Desde ya le agradecemos al doctor Gargarella su
eden decir muchas cosas. En el marco del libro que
generosa contribución a reflexionar desde un punto
citas, ahí la referencia era a uno de los puntos que
de vista diferente, “parando un poco la pelota”, y
creo que sin duda está dentro de ese núcleo que
pensar a mediano plazo y no solo en la coyuntura.
tiene que ver con una fuerte defensa de las opinio-
nes críticas; creo que bajo cualquier razonamiento,
-Vos hablas en carta abierta a la intolerancia
de cualquier concepción política, y de cualquier en-
sobre el núcleo de derechos democráticos de
tendimiento que se haga de la democracia, es un
la constitución. ¿Cómo definirías a esos dere-
componente indispensable de la vida pública; esto
chos?
es la necesidad de preservar un lugar central de las

3
voces críticas; y, creo que nuestras democracias
pecan por muchas razones, pero una muy en par-
ticular por no tomar ese punto en serio y estar muy
predispuestas a dejar de lado las voces críticas y
no actuar activamente a favor de las voces críticas.
El resultado es que por acción o por omisión, hay
sistemáticamente voces que quedan ausentes de la
discusión pública, y ese es un gran problema.
- ¿Cómo definirías la democracia actual en la
Argentina?
- Desde el ideal que yo estoy parado, que tiene que
ver con una democracia inclusiva y una democracia
organizada alrededor de la discusión pública, y creo
que en los dos aspectos falla, fracasa gravemente
porque hay amplios sectores de la sociedad cuyas
voces no se escuchan y cuando eso ocurre enton-
ces el sistema empieza a viciarse y a tomar decisio-
nes que, ni siquiera por la mala fe sino por el modo
en que está organizado son decisiones sesgadas
por esa ausencia sistemática de ciertos puntos de
vista y la presencia y la sobre presencia de otros
puntos de vista, y eso hace que el derecho emp-
iece a hablar con una voz que resulta ajena para
una parte muy importante de la población; enton-
ces, no es extraño que el derecho sea difícil de en-
tender aún para los especialistas, y que aún si uno
consigue una traducción y consiguen una forma de
reconocer que es lo que ahí se dice no se siente
identificado con eso, entonces uno no se ve refle-
jado en el derecho, y tiene razones para no hacerlo,
y en consecuencia la autoridad del derecho se ve
socavada.
- Hoy parece que la discusión política en nuestro
país se ve limitada a la pelea entre el Gobierno
y Clarín, y los problemas sociales están ausen-
tes de la agenda, por lo que diferentes actores
deben tener métodos directos de protesta (toma
de colegios, paros, etc.) para poder ingresar a la
discusión política. ¿Coincidís con esta apreci-
ación? ¿Cuál es tu visión?
- Hay un aprendizaje social de que si uno no rompe
algo, o si uno no disrumpe, uno no va a ser es-
cuchado y atendido, entonces la única manera es
torciéndole el brazo al otro, y de lo que habla es
del aprendizaje colectivo acerca de la inutilidad e
ineficacia de los recursos institucionales, entonces
la ciudadanía ha ido aprendiendo cual es la manera
con que se lidia con estos problemas.
El aprendizaje del 2001 fue que se escucha y se
atiende cuando se genera molestia, generando an-
4
gustia, generando daño, generando escándalo, y
eso dice mucho sobre el sistema institucional. Hay
una responsabilidad institucional obvia de quienes
están al frente del sistema institucional de mantener
este tipo de reglas que la ciudadanía no reconoce o
que muestra reiteradamente que no reconoce como
eficiente para canalizar su punto de vista y lograr
atención.
- ¿Vos estas a favor de la Democracia Delibera-
tiva?
- Si, pero no creo que sea la única manera de pen-
sar la democracia que valga la pena, ni creo que las
cosas que me interesan defender en primer lugar
puedan sostenerse exclusivamente desde una
visión como la de la democracia deliberativa. Creo
que uno puede llegar ahí desde distintos caminos,
desde un compromiso con la igualad, con la justicia
social, etcétera.
-¿Cómo ves la relación entre propiedad privada
y democracia?
- Lo veo como lo veían Carlos Nino y John Rawls,
por ejemplo. Quien piensa una teoría de la justicia
vinculada con una idea de democracia muy similar
a la que yo defendería, y una visión muy robusta de
la igualdad, y una preocupación muy fuerte por los
derechos. Y en esa preocupación muy fuerte por los
derechos no entra en un lugar muy prioritario la idea
de propiedad privada. La Constitución se compro-
mete con muchos derechos y esos derechos deben
ser interpretados a partir de cuáles son nuestros
compromisos básicos, y deben ser jerarquizados, y
no creo que deba serse dogmático. Creo que la úni-
ca manera sensata de pensar el derecho de propie-
dad es de un modo instrumental para asegurar la
libertad y la igualdad de las personas. Entonces, la
propiedad privada servirá en la medida en que pu-
eda ajustarse al ponerse al servicio de la libertad y
la igualdad de las personas. Uno no debe alienar
los derechos en el sentido de convertirlos en gigan-
tes que lo terminan dominando a uno, los derechos
están al servicio de nuestros compromisos básicos,
aquellos no nos anteceden sino que son creacio-
nes humanas destinadas a facilitar nuestra vida en
común y a hacer más digna la vida de cada uno.
Hay mucho ahí en que reflexionar, la propiedad
privada puede jugar un rol en ese lugar, pero clara-
mente no merece hacerse la operación que muchos
hacen que lo que hace es transformar la propiedad
privada en un monstruo que controla al resto de los
derechos, o a aquellos que la han creado.
5

- Algunos juristas tienen la concepción de que
igualdad implica solamente igualdad de opor-
tunidades. ¿Estás de acuerdo con este concep-
to?
- No. Me parece que la idea de igualdad de oportun-
idades es un pequeño apéndice de la concepción
de igualdad que uno merecería defender, que en un
estado de cosas creado por generaciones que nos
anteceden se colocan algunas personas en situ-
ación de radical desventaja frente a otros respecto
de la posibilidad de acceder a bienes básicos, a
derechos básicos, a prerrogativas que se le dan a
los demás, la medida en que el acceso a la salud, a
la educación, a los bienes básicos, dependa de cir-
cunstancias que son ajenas a la responsabilidad de
cada uno tenemos un problema. Hoy, en argentina,
como en otros países, hay un país cada vez más
desigual, muchas personas tienen problemas radi-
cales para acceder a estos bienes, por cuestiones
de las que no son responsables, no es porque no
han trabajado lo suficiente, porque no han puesto
su cuota de contribución, porque muestran desidia
frente a los demás, sino que no reciben ese acceso
igual a los derechos simplemente porque otros se lo
han sacado del plato, porque desde su nacimiento
han sido desplazados a una situación de periferia.
Lo primero que hay que hacer es nivelar lo que el
estado contribuyo a desnivelar.
Específicamente con respecto a la igualdad de opor-
tunidades creo que también uno merece repensar
el hecho de que nacemos con talentos desiguales y
capacidades diferentes, que nos ponen en situacio-
nes de desventaja o ventaja, a partir de cuestiones
que no hemos hecho nada para merecer. Entonces
no puede pensarse la igualdad sino en el marco de
una teoría robusta de la igualdad, y creo que nues-
tra discusión común, y muy en particular, las deci-
siones judiciales, que informan esta discusión están
plagadas de visiones muy torpes sobre la igualdad.
Entonces, entramos, por ejemplo, a la “igualdad de
los iguales”, que son frases que se usan como co-
modines para hacerle decir al derecho lo que uno
tiene ganas que el derecho diga.
-utilizar conceptos tan restringidos de igualdad,
¿es una decisión ideológica?
-Sí, pero me parece que se mezcla. Creo que es un
dato recurrente en la jurisprudencia argentina, y no
digo que en otros países no, que muchas decisio-
nes se toman no necesariamente por mala fe o con
intención de dañar a nadie, sino por inercia, y por
miedo, y por temor, y por desconocimiento, y por
6
ignorancia, entonces hay mucho de eso. Y creo que
también en el tratamiento de la igualdad, entonces
a los jueces lo primero que se les aparece es repetir
las formulas que dicen. Y esto enseguida se mezcla
con cierto carácter timorato, o la pretensión de no
molestar, o no hacer ruido, o no levantar el perfil,
y no atraer las miradas sobre uno, porque eso lo
pone en riesgo, entonces se considera que mejor
es mantener las aguas tranquilas. Al decir esto pi-
enso en todas las discusiones que hubo hasta la
reciente sanción de la ley de matrimonio igualitario
y como los tribunales trataban los temas referidos
a género, homosexualidad, igualdad, etcétera. En-
tonces era muy común que se dijera: “bueno, pero
no son iguales”, y que los padres homosexuales no
eran iguales que los padres heterosexuales, y de
esa trivialidad se querían desprender consecuen-
cias normativas gravísimas, y eso es tan inteligente
y tan tonto como decir “Juan y maría son desiguales
de Pedro y Ana”, si son desiguales, pero de ahí que-
rer derivar diferencias de derechos es una enormi-
dad. Ese es el modo en que se manipula la idea de
igualdad, Juan y María no son iguales que Pedro
y Ana en un sentido, pero en otro sentido son ab-
solutamente idénticos, por ende no se justifica que
hagan lo que están tratando de hacer en nombre de
la igualdad o la desigualdad.
- ¿Coincidís con la idea de que la Constitución
Nacional es de corte netamente liberal?
- La matriz bajo la cual está organizado nuestro
sistema constitucional es una matriz liberal con-
servadora, a la cual las sucesivas reformas le han
tratado de injertar cláusulas con una orientación o
preocupación social diferente. Ahora, la cuestión es
que cuando uno injerta cláusulas sociales o partici-
pativas en una estructura que permanece intocada
en cuanto a la organización del poder, el riesgo
es - y me parece que es lo que ha ocurrido - que
esa estructura del poder hace que sea muy difícil
que germinen esas nuevas cláusulas; entonces,
hay como una aproximación irresponsable que yo
creo que se ha hecho sobre la reforma constitucio-
nal porque si realmente había un compromiso por
la modificación de la estructura constitucional para
organizar, orientarla, en una dirección más social y
participativa, el tipo de reforma que era necesaria
era mucho más radical, y era necesario y prioritario
no solamente tocar el área de los derechos, sino
muy especialmente la parte orgánica; y eso no se
ha hecho o se ha reforzado o se ha mantenido el
estado de cosas dominantes, y eso amenaza todo
lo otro. Es algo que sabían los reformadores. No
crítico la incorporación de cláusulas sociales, lo que
7
critico es la no reforma del resto de la constitución
en sentido acorde porque nadie que se tome re-
sponsablemente la reforma social puede dejar de
reconocer la necesidad de modificar, también, la
parte de la organización de poder.
- En una futura reforma constitucional, ¿se de-
biera discutir acerca de si el presidencialismo
es el mejor sistema de gobierno para nuestro
país?
- Siempre cuento la anécdota de que estuve invitado
como experto en participación en la Constituyente
de Ecuador, para hablar sobre una sección espe-
cial que ellos dedican a la participación política, uno
podía ver que había una preocupación por darle un
lugar a la participación, y en comprometer a la con-
stitución con ese valor, y lo que les dije es que si
realmente se está preocupado por la participación
se debe hacer algo que no estaban haciendo que es
tocar la parte del poder que no solo mantenían sino
que reforzaban la autoridad presidencial, porque
para un demócrata lo más importante es la recu-
peración del poder en manos de la ciudadanía. En
esa línea, si se hace la declamación sobre la par-
ticipación, y al mismo tiempo mantienen la autori-
dad política concentrada en una persona, me están
engañando o no hacen las cosas bien.
8
¿QUE TIPOS DE LIDERAZGOS HACEN CRECER LAS DEMOCRACIAS QUE PREFERIMOS?
Por Gabriel Palumbo
Muchas veces pasa que terminamos por
hablar con un lenguaje ajeno, que no es propio
y no es el que queremos. Muchas veces su-
cede que, sin advertirlo, las marcas culturales
que deja la impresión simbólica de una manera
de ver el mundo sobre las percepciones colecti-
vas hacen muy bien su trabajo y los discurso se
homogeneízan, se parecen lo suficiente como
para hacer difícil la identificación de unos y
otros.
De allí que la discusión acerca de cómo
se nomina un determinado fenómeno es im-
portante y que la discusión acerca del acceso
lingüístico a un problema se hace necesario.
Varias leyendas (no quiero calificarlos de mito,
me parece exagerado) se han instalado en es-
tos últimos tiempos del Kirchnerismo. Una de
ellas es que en nuestro país sólo se puede
ejercer el gobierno y el poder político desde un
liderazgo fuerte. Está claro que este mito refiere
históricamente, pero en su versión actualizada,
empobrecida y escolar, el populismo kirchneri-
sta lo ha vuelvo a inscribir con alguna que otra
modificación.
Se abren aquí varias discusiones im-
portantes, en el sentido en que lo plantee en
el párrafo anterior. ¿Qué escuchamos cuando
escuchamos esa aseveración? ¿Qué tempera-
mento tiene esa hipótesis indelegable de for
taleza necesaria? Desde ya que tiene que ver
con los participantes en la conversación, por lo
que, descontadas las precauciones, inmediata-
mente aparecen las discusiones más fuertes.
Los que estamos en la oposición, lo es-
tamos porque el resultado social que produce
esta manera de ejercer el poder nos lastima la
sensibilidad, no nos hace feliz y nos parece que
hay mejores opciones. Por lo tanto, queremos
hacerlo de otro modo. Entonces, por conse-
cuencia lógica, no nos sería mejor desmontar
de una vez el argumento según el cual imag-
inamos que sabemos cómo se puede gobernar
para producir una realidad que no nos satisface
y queremos cambiar? En definitiva, si queremos
promover otra sociedad, con otras prioridades,
con otro trato, con más igualdad, no debería-
mos ser tan permisivos con lo que conocemos
como “eficaz”
Y la pregunta que se vuelve ob-
via es, entonces, qué tipo de liderazgo se lleva
mejor con la sociedad que más nos gusta, es
decir, qué liderazgos son mejores para el tipo
de democracia que preferimos. Esta sencilla
interrogación permitiría descartar la solución
populista que propone el Kirchnerismo sos-
tenido conceptualmente por pensadores lo-
cales con jerarquizadas interferencias desde el
9
extranjero.
La fortaleza del liderazgo democrático
reside, en primer lugar, en el entendimiento de
la precariedad de ese poder. El poder político,
que es del que hablo, remite todo el tiempo a
la lógica de legitimación democrática que es el
favor popular. Otro de los elementos fuertes de
esa fortaleza es la de comprender que no ex-
isten ciudadanos con un punto de mira fijo en
términos ideológico-político y que los intereses
y deseos de las personas son tan cambiantes
como lo es la misma construcción de la subje-
tividad. Entonces, un liderazgo fuerte, redefini-
do de este modo, ya no se parece en nada
al ejercicio del mando y la dominación desde
donde partimos.
La fortaleza de la nueva instituciona-
lidad argentina está acentada en la capacidad
de liderar procesos de creación colectiva de
iniciativas, de colaborar en la conformación de
equipos de trabajo, equipos productivos, em-
presas y universidades que crezcan con el Es-
tado acompañándolos y promoviéndolos pero
no dominándolos. Una nueva forma de ejercer
la democracia desde un Estado también nove-
doso habla con otras palabras, se acerca a los
problemas desde el lugar de los más débiles y
resuelve los conflictos sin aniquilar, ni simbólica
ni materialmente a sus componentes. Un lider-
azgo fuerte en la Argentina que imagino está
en condiciones de articular diferencias y de
promover formas institucionales novedosas.
Las familias teóricas pueden servir, el
liberalismo, el republicanismo y el comunitar-
ismo pueden ayudarnos a pensar una democ-
racia distinta que produzca una patria distinta.
Pero primero tenemos que deshacernos de la
lengua del adversario.
10
SOJA Y RETENCIONES, UN DEBATE ACTUAL Y HACIA EL FUTURO
Por Florencia Lampreabe
El vencimiento de las facultades delegadas
del Congreso al Ejecutivo ha reeditado el de-
bate en torno a las retenciones. Más allá de las
diferencias que separan a los legisladores de
la oposición que se han manifestado pública-
mente sobre la cuestión, estos parecen haber
llegado a un relativo consenso respecto a la
eliminación total de las retenciones a los granos
y a la reducción gradual de las alícuotas a la
soja.
Siendo las retenciones la única herramienta
vigente que tiende a moderar el avance de la
sojización, antes de meterse en esa discusión,
la coyuntura invita a reflexionar acerca de la so-
jización como fenómeno que la subyace.
El fenómeno de la sojización o expansión del
cultivo de soja transgénica se inicia con el neo-
liberalismo junto a la llamada revolución verde
que transformó la organización de la actividad
agrícola e inauguró el esquema de siembra di-
recta, semilla transgénica y aplicación del her-
bicida glifosato, volviendo al cultivo de soja apto
para condiciones climáticas y de suelo en otros
tiempos no propicias para su implantación. Este
esquema se difundió velozmente en la Pampa
Húmeda y se fue expandiendo a otras áreas,
ampliando la frontera agropecuaria. El cambio
tecno-productivo derivó en mayores rindes y
las nuevas tecnologías significaron
un aumento de las necesidades de escala. Se
comenzaron a utilizar maquinarias más costo-
sas y sofisticadas como las sembradoras de
siembra directa o los tractores con comando
satelital, que implicaron la necesidad de may-
ores superficies para su amortización. A su vez,
la irrupción del capital financiero denominado
agronegocios, aceleró el proceso provocando
el desplazamiento de poblaciones rurales de
actividades agropecuarias tradicionales como
la ganadería, e incentivando los desmontes
en la región del Noroeste con el consiguiente
impacto socio-ambiental. Todo esto perjudicó
notablemente al empleo rural debido a que la
producción de soja demanda 1 empleo cada
500/600 hectáreas, que con mayor aplicación
de tecnología se puede proyectar a 1000 hec-
táreas, contra un promedio de 35 empleos
cada 100 hectáreas que demandan las explo-
taciones agrícolas familiares. A esto se suma
la tercerización de servicios de tareas como la
siembra y la cosecha, el surgimiento de nuevos
sujetos agrarios como los proveedores de insu-
mos y las firmas biotecnológicas y el fenómeno
de los arrendamientos. En la actualidad, más
del 60 por ciento de la producción se realiza en
campos alquilados.
Todo este proceso se materializó en un más
que significativo aumento de la superficie sem-
11
brada y de la producción de cereales y oleagi-
nosas, que en 2008 estuvo a punto de pasar
las 100 millones de toneladas y ha convertido a
Argentina en el tercer productor de soja a nivel
mundial.
Desde el punto de vista de la división interna-
cional del trabajo, el fenómeno de la sojización
se motoriza en la creciente demanda mundial
de granos, sobre todo de los países líderes
emergentes como China e India. Estas poten-
cias necesitan cereales forrajeros para el au-
mento de su producción de carnes destinada
a asegurar la provisión de alimentos para su
población que migra del campo a la ciudad por
el crecimiento económico acelerado. A esto se
suma la ampliación de las fuentes de gener-
ación de energía, por la tendencia decreciente
de la existencia de petróleo, que hace que hoy
el maíz, la soja y el girasol no sólo se destinen
al consumo sino también sean demandados
para ser transformados en combustibles.
En esta etapa del capitalismo mundial, Argenti-
na se posiciona como destacado proveedor de
materia prima estableciendo un esquema pro-
ductivo que a mediano y largo plazo acarrea el
riesgo de la pérdida de la soberanía alimentaria
por la tendencia al monocultivo de soja que es
ahorrativo en mano de obra e ignora la heren-
cia de la biodiversidad y la conservación del re-
curso natural de la tierra.
Como es sabido, la dieta doméstica está com-
puesta principalmente por derivados del trigo,
el maíz, el girasol, la leche, la carne y NO de
la soja. Por eso es que la sojización pone en
riesgo a la población en términos de soberanía
alimentaria. Esta tendencia al monocultivo es
sólo un ejemplo de lo que puede ocurrir a un
país si decide priorizar un modelo conducido
por grandes corporaciones transnacionales
(Bunge, Cargill, Dreyfus, Monsanto, Nidera,
Syngenta, etc) y centrado en producciones de
exportación destinadas a abastecer las deman-
das de materias primas y alimentos del mer-
cado global en un contexto de descuido de los
propios recursos naturales. Bajo este modelo,
los pequeños productores y la agricultura famil-
iar desaparecen o van quedando integrados en
forma subordinada a esa cadena agroindustrial,
en una suerte de reedición más moderna, glob-
al y tecnologizada del esquema agroexportador
de la economía argentina. Este es un un im-
pacto económico y socio-laboral muy relevante
y que estuvo muy poco representado por las
discusiones “gobierno vs. campo” teniendo en
cuenta que el Censo Agropecuario 2002 regis-
traba a 218.868 pequeños productores en todo
el país, que representan dos tercios del total
de las explotaciones agropecuarias nacionales,
abastecen el 20 % del consumo interno de ali-
mentos y cuyo número no ha parado de retro-
ceder en las últimas décadas.
En este marco, la expansión de la producción
agraria centrada en el cultivo de soja, crea una
gran contradicción para las políticas públicas.
Por un lado, las finanzas se vuelven cada vez
más soja-dependientes, porque las divisas que
12
ingresan al país por la exportación de esa ole-
aginosa y sus derivados más los recursos fis-
cales vía retenciones no pueden ser fácilmente
sustituibles. Por otro lado y desde una perspec-
tiva de mediano y largo plazo, se va consoli-
dando una estructura productiva vulnerable de
monocultivo, poco sustentable en términos so-
cio - económicos y ambientales.
Con esta contradicción como telón de fondo,
el actual Gobierno Nacional, si bien durante el
conflicto por las retenciones ha apelado al com-
bate de la sojización como una excusa para la
persistencia de la medida, la realidad es que
no parece haberse preocupado por frenar su
avance o establecer un modelo agropecuario
más sustentable. Sin embargo, con todas sus
falencias y sin juzgar intenciones, en la actu-
alidad las retenciones, además de ser parte de
una estrategia de política económica, son el
único instrumento de intervención estatal ten-
diente a contener la expansión del monocultivo
de soja y garantizar la soberanía alimentaria.
Como parte de una estrategia de política
económica, las retenciones colaboran con la
separación del comportamiento del precio in-
ternacional de los alimentos de la evolución de
los precios domésticos de esos productos que
son básicos para la canasta de los hogares. Si
al productor y al exportador les resulta conveni-
ente vender su materia prima o sus productos
al exterior porque los precios son más eleva-
dos, es lógico que también quieran vender su
producción a esos valores en el mercado inter-
no. Las retenciones, al quedarse con parte del
precio internacional de esos bienes, presentan
la característica positiva de bajar en esa misma
proporción su precio interno. Además, permiten
capturar una renta extraordinaria, renta que se
origina en ventajas naturales como la fertili-
dad de los suelos y las favorables condiciones
climáticas, y de la cual se apropian los due-
ños de las tierras y el resto de los eslabones
concentrados de la cadena productiva sojera
que distribuyen y comercializan la producción.
Como la renta de la tierra es extraordinaria, el
Estado a través de las retenciones puede regu-
lar la forma en que dicha renta se distribuye al
interior de la sociedad.
Por otra parte, la definición de alícuotas diferen-
ciales de esos derechos de exportación de acu-
erdo al producto del que se traten, contribuye a
desalentar el monocultivo, fomentar la produc-
ción de otros que no sean soja y no abandonar
la producción de alimentos claves de consumo
interno.
A su vez, con un dólar alto y en un contexto
internacional favorable, esa carga arancelaria
a los despachos externos de producción pri-
maria, genera la existencia de tipos de cambio
diferencial que podrían beneficiar un proceso
de industrialización. Por último, permiten re-
caudar recursos al Tesoro Nacional -o “hacer
caja” como se denomina peyorativamente a
una válida necesidad de recaudación fiscal-
13
que pueden ser utilizados o redistribuidos para do los derechos y el potencial de los pequeños
otros fines. productores y de la agricultura familiar como
Con todo, las retenciones con alícuotas dife- base de un esquema alternativo.
renciales según el cultivo ayudan a retener al Mientras tanto, que la coyuntura política no nos
pequeño productor en el campo al tiempo que haga perder de vista que no hay forma de pro-
desalientan la sojización. Por supuesto que mover un desarrollo económico equitativo y de
esta es sólo una herramienta insuficiente por garantizar la soberanía alimentaria sino hay un
si sola y que debería ser parte o ser superada Estado presente que controle y regule una ac-
por un plan de desarrollo agropecuario más tividad productiva tan sensible para el desarrol-
amplio. Hay otros incentivos y otras medidas lo nacional como lo es la agropecuaria. Y que
más profundas o específicas que se podrían hoy por hoy, las retenciones, perfectibles o in-
aplicar como fijar límites de hectáreas a los suficientes, son la única medida de regulación
arrendamiento para cultivar soja por parte de tendiente a moderar el avance de un esquema
los grandes grupos económicos, inversores es- productivo que amenaza con convertir al cam-
peculativos y pools de siembra, establecer im- po argentino en monocultivo de soja.
puestos específicos a los excedentes de soja
a partir de la determinación de las cuotas de
producción, incentivar la formación de coopera-
tivas agroindustriales, establecer programas de
repoblamiento rural y políticas de propiedad de
la tierra que beneficien a quienes quieran dedi-
carse a otros cultivos garantizando la diversi-
dad y el cuidado de los recursos, etc.
Como desafío, es preciso superar la limitación
que representa la soja como fuente inmediata
de recursos y comenzar a discutir la reestructu-
ración del sistema agroalimentario reconocien-

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SOBRE EL PARQUE INDOAMERICANO
Por Facundo Morales
Las últimas tomas de tierra ponen al
descubierto la crisis profunda de igualdad en
la Ciudad de Buenos Aires. Una crisis que el
Gobierno de la Ciudad y el Gobierno Nacional
no han hecho nada para solucionarla, y es más
ambos son responsables en la escalada de vio-
lencia que se sucedió.
La desigualdad
Vivimos en la Ciudad más rica de la
Argentina pero a la vez la más desigual. Esta
frase parece de ocasión, pero no lo es. Intenta
demostrar la brecha de diferencia que hay en-
tre los más pudientes y los menos.
Pensemos por un momento. En esta
ciudad, corazón de la especulación financiera
del país conviven zonas como Puerto Madero
con Lugano, Pompeya, Soldati, Villa Riachue-
lo. Esto no es una cuestión de azar sino una
decisión política, de hacer crecer esa zona; y,
con respecto al sur de la Ciudad, existe la de-
cisión política de no concretar políticas públi-
cas para fortalecer y hacer crecer esos barrios.
Esto demuestra que la desigualdad es culpa
de las decisiones políticas que se toman, y de
las que - salvo honrosas excepciones- aquellos
que fueron elegidos como representantes del
pueblo miran para otro lado.
Hay una contradicción de las que pocos
se hacen cargo. Claro que la Ciudad produce
riqueza, claro que el centro financiero de la
Argentina se encuentra aquí, pero a la vez es
cierto que hay hacinamientos en escuelas, que
no hay turno en hospitales, y que no se con-
struyen viviendas sociales. En este contexto es
que hay que recordar una excelente definición
de Fitoussi y Rosanvallon que expresan “La so-
ciedad debe comprenderse a partir del eslabón
más débil. No tiene sentido, por lo tanto, decir
que ´toda va bien a excepción del desempleo´.
Puesto que es justamente esta excepción la
que constituye el problema”.
Una vez que aprehendemos la definición
de los pensadores franceses que citamos, es
más fácil saber donde uno se para. Si a uno le
duele el alma cuando ve a un pibe pidiendo li-
mosna en la calle, o cuando hombres y mujeres
piden una vivienda digna, es difícil sostener
que el curso de la economía y de la política es
bueno.
Ahora bien, la Ciudad -como toda la Argentina-
está viviendo un período de crisis muy comple-
ja, y que más temprano que tarde la dirigencia
política, pero sobre todo los ciudadanos de-
berán tomar decisiones para cambiar el rumbo
de la coyuntura. Para decirlo claramente, ya no
solo estamos hablando de procesos inequita-
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tivos entorno a Salud, Educación, Vivienda y esta diferencia en la Ciudad.
Trabajo; sino que a estos procesos debemos Pero la fragmentación de las tomas de
sumarle la inequidad por el género, por la edad, decisiones entorno a la construcción en asenta-
por la orientación sexual. Y, en definitiva en mientos y villas no terminan en los tres organ-
vez de estar por el camino de solucionar las ismos que mencionamos antes sino que a esto
desigualdades vamos por el camino de profun- se le agrega el Ministerio Ambiente y Espacio
dizarlos. Público con el programa de mejoramiento de
villa en el presupuesto 2011, la Unidad Ejecuto-
Los problemas de vivienda en la Ciudad de ra de la Ex Au. 3 en el Ministerio de Desarrollo
Buenos Aires Urbano.
Pero las decisiones de gobierno no terminan en
El primer concepto que quiero compartir, dividir las áreas que se encargan de la vivien-
es que el Gobierno de Mauricio Macri tomó la da en la Ciudad. A esto hay que agregarle una
decisión política dividir en tres grandes organ- fuerte sub ejecución presupuestaria que tiene
ismos las funciones de la política de vivienda. su coronario al segundo trimestre del 2010
El primer organismo es el IVC que no construye ejecutando solo el 1% que tenía el IVC para
viviendas en el Sur de la Ciudad porque de eso construcciones, y a esto hay que agregarle da-
se encarga la Corporación del Sur (segundo tos oficiales que arrojan que en tres años de
organismo), empresa estatal cuestionada por gestión solo se finalizaron 81 viviendas.
sus acciones y que no tendría potestad para Sin embargo a estos datos hay que agregarle
realizar viviendas; y, el tercer organismo es la un dato más: El 40% de los habitantes de la Ci-
UGIS, que podríamos definirlo como el organ- udad necesitan viviendas sociales o económi-
ismo que se encarga de hacer pequeñas obras cas.
de “mantenimiento” dentro de las villas, asenta- En resumen, la desigualdad habitacional existe,
mientos y algunos núcleos habitacionales. y el desinterés del gobierno también.
Lo primero que debemos marcar de
esta política es que al dividir la política de vivi- El rol de la política
enda en tres organismos no se pueden pensar
políticas comunes y a largo plazo, entonces Me voy a tomar algunos párrafos a modo
tenemos una determinada toma de decisiones de introducción para que se entienda desde
para el norte de la Ciudad y otra para el Sur. que punto miro la intervención de la política en
Debiéramos preguntarnos el por qué se hace el conflicto social.

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 En nuestro país como en la mayor parte
del mundo se instauró un orden de dominación,
que se denomina “neoliberalismo”, entendien-
do este como la teoría, llevada a la práctica, en
donde se apuesta al libre mercado para regular
la sociedad, colocando la regulación estatal a
su mínima expresión, bajo el entendimiento de
que existe un “efecto derrame” que traerá como
consecuencia que como se benefician los sec-
tores más ricos de la sociedad, se beneficiarán
los menos pudientes.
Decimos que el neoliberalismo es un or-
den de dominación porque claramente conlleva
de forma intrínseca la necesidad de que la so-
ciedad sea violentada, de forma simbólica y/o
material, para que los cambios de paradigmas
puedan ser llevados a cabo. De otra manera
es impensable que hombres y mujeres acepta-
ran, en su generalidad, de forma silenciosa las
profundas modificaciones que hicieron que las
sociedades se vuelvan cada vez más inequita-
tivas.
Uno de los rasgos caracterizantes del
modelo en el que estamos inmersos es el in-
dividualismo de las personas. Esta forma de
capitalismo salvaje genera en los hombres y
mujeres la idea de que lo más importante es
“salvarse” uno, y esto es claro y dentro de esta
lógica razonable; claro, la pregunta es si se le
puede pedir más a quien no tiene para comer o
a quien casi no llega a fin de mes, o a quien las
drogas lo están consumiendo o están consumi-
endo a su familia. En definitiva lo que sucede
es que se han destruido los lazos entre la liber-
tad individual con el interés colectivo.
El avance de este modelo, en los últimos
33 años se da con una marcada apatía o dis-
gusto por la política por parte de los hombres
y mujeres de casi todo el mundo, pero que en
nuestro país se dan destacadamente desde
principios de la década del ´90. Seguramente
podemos encontrar muchas causas de la mis-
ma, sin embargo creemos que hay tres que son
dignas de destacar. La primera es que la políti-
ca actual impulsa el conformismo; la segunda,
íntimamente ligada con la primera, es la dife-
rencia entre discurso y hechos de la dirigencia
de nuestro país; y la tercera es la no visión de
futuro de las personas.
Cuando hacemos referencia de que la
política impulsa el conformismo estamos dici-
endo que los dirigentes que tenemos son los
que permitieron, y permiten (en su gran may-
oría) que modelos de profunda inequidad social
existan y perduren en el tiempo.
Si nos referimos a la falta de visión de
futuro de las personas estamos diciendo que a
partir de la imposibilidad de auto sustentación
y de cumplimiento de sus objetivos vitales, los
individuos carecen de esperanza sobre el fu-
turo. Antes había un acuerdo generalizado que
el estudiar daba certezas de futuros; hoy no es
así. Años atrás se creía que uno podía encon-
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trar trabajo y con este mantener a su familia;
hoy, muchas personas tienen dos trabajos y no
le alcanza ni siquiera para darle de comer a sus
hijos. En consecuencia, no se puede pretender
que no haya una apatía por aquella actividad
que le debiera dar soluciones y no se las da, al
contrario cada vez les quita más.
En un contexto de debilidad por las pro-
pias decisiones, y de debilidad por la situación
económica mundial , es lógico que la única fun-
ción que tiene el estado hoy día es la de con-
tener a las personas descontentas con esta
coyuntura. Por supuesto que esta contención
se hace de formas diferentes, pero está claro
que la vía principal es la coerción social, en sus
diferentes formas.
Debemos hacer, en este punto, una
mención acerca de la coerción social, la cual
en definitiva es violencia material o psíquica,
pero violencia al fin. Nadie duda que en los Es-
tados modernos, la suma del poder coercitivo
le corresponda al estado. Y una primera forma
de plasmar esto es con el “DERECHO”, la ley.
Claramente la primera forma de oprimir
a una sociedad es la normativa, la que te dice
(explícitamente o no) que es lo bueno y que es
lo malo, y que acción es lo suficientemente re-
prochable por la sociedad como para tener que
cumplir una pena. Un ejemplo claro, a nivel de
actividades colectivas, son las protestas calle-
jeras , y a nivel individual, puede ser el consumo
de estupefacientes o la denominada “portación
de cara” cuando la Policía Federal demora a
una persona por averiguación de anteceden-
tes. Aun habiendo dicho esto, corresponde
decir que nos parece que la sociedad en la que
vivimos naturaliza la violencia, a tal punto que
por ejemplo naturalizamos chicos desnutridos,
revisando la basura o drogándose.
El rol de los gobiernos de la Ciudad y Na-
cional en la crisis del Indoamericano
La primera cuestión para decir es que
el Gobierno de la Ciudad, sobre quien recae la
mayor responsabilidad sobre la crisis habita-
cional de la Ciudad, no hay tenido un sistema
de alerta temprano para solucionar la crisis;
de esta manera se convierte en un gobierno
inoperante e irresponsable. Un gobierno debe
tener un mapa de los conflictos sociales, pero
no para reprimirlo como planteó el Jefe de Go-
bierno Mauricio Macri sino para solucionarlos
antes que escalen. Está claro que esto no su-
cedió.
La segunda cuestión para achacarle a
la gestión del PRO es el discurso discrimina-
dor hacia los pobres y en particular hacia los
pobres de países hermanos. Esta cuestión no
solo es imperdonable en tanto discriminación y
por ende violatoria de los Derechos Humanos
básicos; sino que es imperdonable porque el
Gobierno de la Ciudad, en cabeza de su Jefe
de Gobierno, su Jefe de Gabinete y su Ministro
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de Justicia y Seguridad, a partir de los discursos
que realizaron lo que hicieron fue aumentar la
escalada de violencia entre pobres; en conse-
cuencia, le sumaron al individualismo que hab-
lábamos más arriba un elemento violento que
generó un estado de conmoción y caos que al
momento de escribir este análisis todavía sigue
vigente.
La tercera cuestión, ya lo dijimos pero
lo volvemos a repetir, la falta de inversión y de
políticas públicas entorno a la vivienda son an-
tecedentes para que los menos pudientes, ya
sin lugar a donde ir ni Estado que busque una
solución para ellos, busquen terrenos sin con-
strucción en búsqueda de un mejor vivir.
La cuarta cuestión que es responsabilidad
compartida entre el Estado Nacional y el de la
Ciudad, es la falta de reflejos que tuvieron para
sentarse a buscar una salida a la crisis que
había. Tuvieron que esperar cuatro muertes
para empezar las negociaciones. Da la sen-
sación que hubo, por lo menos dos muertes,
que la política pudo evitar.
A modo de conclusión
Creo que hay un antes y un después
de lo sucedido en el Indoamericano. Costará
mucho volver a reconstruir los lazos sociales
para que las luchas cuerpo a cuerpo entre po-
bres no vuelvan a suceder, pero para cambiar
eso hace falta que la política ponga el cuerpo.
Hace falta que no se deje la construcción de
viviendas al mercado, sino que se regule; hace
falta que la política tenga un rol educativo y co-
mience a realizar cosas para que nunca más
haya peleas de pobres contra pobres; y sobre
todo hace falta voluntad política para empezar
a desandar las desigualdades de esta ciudad.
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