La Consejería Bíblica Nivel II

La Culpa y el Temor
Convicción de mi justificación en Cristo

Hebreos 10:1-23

Jesucristo, “la ofrenda por la culpa y la solución del temor al castigo por el
pecado”

• Los sacrificios que se hacían en el AT sólo fueron un tipo del sacrificio

perfecto que estaba por venir. (v.1-4)
• La muerte de Cristo fue el sacrificio más perfecto y completo que
reemplazó las formas antiguas y estableció un nuevo orden de obediencia
a la voluntad de Dios. (v.5-18)
• Sólo identificándonos con Cristo y con su muerte y resurrección, podemos
estar delante de Dios confiadamente, purificados y lavados de la culpa de
todos nuestros pecados. (v.19-23)

En Cristo, está mi nueva genética, Soy LIBRE de condenación

Romanos 8:1-2

Reconocer y dar valor a la obra de Jesucristo en la cruz… lo que hizo posible

el traslado del lugar de la condenación a la justificación “Ser salvo(a) del
castigo y de la culpa del pecado”… la declaración de mi inocencia y la posición
en el Reino de mi Padre celestial permitiendo que Cristo more en mí…

Finalmente, Renata en el proceso debe renunciar a la autojustificación y

reconocer su grado de responsabilidad en la relación difícil con su esposo…
antes no hubiera sido posible por el grado de inconsciencia de cómo su vida
fue afectada por su padre terrenal y por la falta de convicción de la justicia
de Dios otorgada para conducir su vida camino a la libertad…
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“El Señor soberano me ha dado palabras de sabiduría para que yo sepa consolar a los fatigados” Isaías 50:4
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Conviccion de Libertad
“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres,
y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.” Gálatas 5:1

Seguido a limpiar el alma de la culpa y el temor se requiere aprender a

manejar las preocupaciones como una manera de ganar convicción del
cuidado permanente de la libertad y sanidad de nuestro ser interior, por
medio de la continua confianza en Dios

Preocupación: palabra que también traduce como afán y en el griego

merimnao, significa “estar ansioso, estar distraído” o “tener una mente
dividida”.
La pre-ocupación es el enfoque negativo hacia el futuro

La preocupación se afronta al:

• Permanecer en la presencia de Dios, no con preocupación sino con oración

y en comunión manifestar mi necesidad y en especial, darle
reconocimiento por su obra y todo cuanto ha hecho por mí hasta ahora.

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante
de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.” Filipenses 4:6

• Dar prioridad a Dios en mis asuntos, que Él sea el primero en enterarse

de lo que siento, de mi estado emocional para no dañar ni ofender a otros
al descargar mi ansiedad en ellos.

“…echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de

vosotros.” 1Pedro 5:7

• Aceptar la voluntad del Padre al recibir la ayuda directa del Espíritu Santo
quien sabe que todo de mi

“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué

hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo
intercede por nosotros con gemidos indecibles.” Romanos 8:26
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“El Señor soberano me ha dado palabras de sabiduría para que yo sepa consolar a los fatigados” Isaías 50:4
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A Renata le preocupa que:
1. Su esposo no sea como el varón que dice la biblia, en especial, el trato
que le debe dar como mujer (“no se comporta como es mi necesidad).

Debe reconocer que es obra de Dios la transformación de su esposo

2. “me preocupa mis hijos…” (Su salvación, y el grado de responsabilidad que ella
tiene en el asunto)
Le preocupa también que sean con su papá, resignándose a que poseen una
herencia de maldición. (Satanás tiene más poder sobre sus hijos que Dios)
Debe reconocer también que la justificación de Cristo le concedió
la promesa de salvación para su familia… es un asunto de fe
y de conocer que es obra de Dios y que en su tiempo verá
cumplida la promesa. (Hechos 16:31)

Debe relacionar que su proceso de confesar, cortar y desarraigar también

recae sobre su descendencia. Salmos 112:1-2

3. Le preocupa verse como un fracaso ante los demás

Finalmente se lleva a Renata a reconocer su necesidad de vivir la vida

cristiana como lo es -un proceso de trasformación y cambio permanente-, el
cual es posible en la presencia de Dios.

La sanidad interior se alcanza y se

conserva al:

I. Aceptar la paternidad de Dios

(sustenta, cuida y gobierna)
II. Percibir la justificación de Cristo
III. Vivir la obra de transformación
del Espíritu Santo
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“El Señor soberano me ha dado palabras de sabiduría para que yo sepa consolar a los fatigados” Isaías 50:4