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Carlos Ontiveros Cantú

Registro: 3387919
Lista: 79
Bioética
Medico de Cuerpo y Almas
Medico de cuerpo y almas
En este libro se narra la vida y obra del sanador Lucano o mejor conocido como San
Lucas, el tercer evangelista, hijo de Eneas e Iris quienes lo educaron en la doctrina
del Dios desconocido, que según los filósofos no puede ser comprendido por el
hombre. Eneas, padre de Lucano también adoraba a los otros dioses griegos, pero
Lucano los rechazaba.

En el primer capitulo se presentan los personajes en torno de los cuales gira la


historia de Lucano. Se puede apreciar la aparición de este evangelista cuando aun
es un niño, casi adolescente, en la ventana de su compañera de juegos,
observándola mientas esta se encuentra gravemente enferma, es justo aquí donde
la sombra de la muerte se encuentra pronta a hacer su aparición.

Lucano, es un niño inteligente y noble, que tiene una relación un tanto ambigua con
su padre, pues este, antes era esclavo, y ahora es un hombre soberbio que no trata
bien a aquellos que ya se encuentran debajo de su jerarquía de sirviente y no de
esclavo. Iris es la madre de Lucano, es una mujer sincera, sensible pero fuerte fue
también por un tiempo esclava. Diodoro es un soldado de mediano rango que el
cual tiene a los padres de Lucano a su servicio. Este soldado es un hombre rudo,
pero justo, orgulloso y con todas las cualidades de un buen soldado romano. La
esposa de Diodoro, Aurelia, es una mujer dedicada, pero un tanto superficial en sus
pláticas y relaciones sociales y Rubria es la hija de Diodoro, y la compañera de
juegos del joven Lucano, enferma y vomitando sangre se esfuerza por sobrevivir. El
padre de Diodoro, Cirino era un hombre de recta moral y nobles sentimientos, era
conocido como Tribuno, muy querido por las multitudes romanas que le honraban
por sus virtudes militares y por su integridad.

Lucano habla de las virtudes perfectas del Dios “desconocido”, que era adorado
desde tiempos remotos. Sorprende a Diodoro con su educación y este decide darle
educación en Alejandria, a pesar de ser Lucano el hijo de un liberto, y él no tener
ninguna responsabilidad con él. Lucano considera que la mejor manera de ayudar
es siendo Médico.

Diodoro se encuentra ante Rubria, su hija, que se encuentra mortalmente enferma.


Una vez, incluso, en un templo griego le había ofrecido un sacrificio, aunque los
griegos creían que no le eran gratos los sacrificios. ¿Quién ere ese Dios sin
nombre? ¿Cuáles eran sus atributos? ¿De qué hombres era protector? En ningún
sitio existían imágenes suyas. ¿Sería el Dios de los judíos, acerca del cual había
oído tantas cosas en Jerusalén? Pero sabía que los judíos le sacrificaban palomas y
corderos en una de sus fiestas, la Pascua, guante la primavera. Los judíos le
llamaban Señor y parecían conocerle muy bien. En su imaginación Diodoro veía el
gran templo de oro y mármol destacándose contra el multicolor cielo de Jerusalén.
Lucano era griego, no judío. Podía ser que los griegos hubiesen oído hablar del Dios
de los judíos y, como no conocían su nombre, le llamasen Desconocido. Lucano
comienza a contarle lo que significa para el adorar al dios desconocido, le dice que
es un Dios para todos los hombres y no solamente para los judíos, además, le
confiesa que se dirige a este dios llamándole “padre”. Además de esto, Lucano le
ofrece una piedra y una bolsa con varias hierbas y promete a Diodoro que con eso
podrá salvar a su hija, le confiesa además que el Dios desconocido ha sido quien le
ha dicho que plantas recoger, Diodoro finalmente acepta y Rubria mejora
momentáneamente, por esto, Diodoro decide tomarlo como su protegido y ponerlo
bajo la tutoría de un hombre griego llamado Cusa. No era extraño que Roma tuviese
ahora tan pocos artesanos buenos comerciantes y constructores. El monstruoso
gobierno chupaba el fruto de su trabajo y medio de impuestos a favor de una canalla
perezosa, gruñona y devoradora mantenida a expensas del Estado. ¿Qué le
importaba al esclavizado hombre de la calle, de mirada turbia y boca rapaz, haber
destruido el heroico esplendor de Roma, difamado sus dioses y envilecido con
estiércol las estatuas de los antepasados? ¿Acaso no conseguía ahora, por medio
de gruñidos e inscripciones pintadas en las paredes por la noche, que su plato fuese
colmado una y otra vez con más grano, sopa y pan, y contemplar espectáculos cada
vez más sangrientos en el Circo Máximo? Los amos eran dignos de sus esclavos, y
éstos de aquellos.

Keptha, el médico familiar de origen caldeo y el esclavo médico de Diodoro


menciona que la buena salud de Rubria no duraría para siempre, ambos conservan
el secreto y evitan decírselo a Diodoro. Keptha da muestras de su poder sobre la
mente y habla a Lucano de la “debilidad del hombre”, la decadencia del sacerdocio
convertido en nigromancia y declara “Si una nación carece de Dios, cae”.

Hablan de la cruz y su significado milenario.

Keptha habla de cómo la muerte para los jóvenes en general es imposible y un


supremo horror. Keptha es liberado, y deja de ser médico esclavo. Diodoro
recuerda a los antiguos valores de roma, ahora inexistentes, la roma actual y su
decadencia y su decisión de seguir sus convicciones. Su hija mejora de su
enfermedad.

Aparece un nuevo maestro para Lucano, un esclavo sabio que lo preparara para
Alejandría de nombre Cusa. Keptha y Lucano evitan hablar de la inminente muerte
de Rubria, mientras Diodoro no sabe que la niña morirá y nadie se atreve a
decircelo.

Mientras, todo es como un sueño para Lucano, que juega y ríe con su amiga y
compañera. Después viaja a Antioquia con Keptha mientras Aurelia, madre de la
niña, la prepara para casarla. Lucano tiene un encuentro místico con la cruz que
adoran un trío de sabios de oriente. Lucano se encuentra en su viaje con Linus, un
sujeto que ofrece comprarlo es entonces cuando conoce la maldad y declara que
“no se conoce a Dios cuando se es joven feliz e ignorante”. Keptah estudió a Linus
fríamente y con deliberación, apreciando en particular su hipnótica mirada sobre
Lucano.

Mientras Diodoro recibe la visita de su cuñado que es senador, reflejo de la


corrupción de Roma, mientras su hija Rubria se va convirtiendo en mujer. Aparecen
las primeras referencias sobre Octavio y Tiberio. Lucano hace voto de no casarse,
para dedicarse de lleno a lo que le apasiona. Diodoro y su esposa Aurelia tienen
fuerte discusión. La enfermedad vuelve a manifestarse en Rubria mientras se habla
de un amor creciente entre ella y Lucano. Keptha habla de la inminente muerte de
Rubria a Aurelia, la madre, y recibe la noticia con fortaleza.

Lucano se entera de la muerte próxima de su amiga y antes de que esto ocurra,


Eneas, muere en un desastre natural, por esta razón se molesta y entonces se
revela, muere su amor por Dios.

Aun Cusa, el esclavo maestro de Lucano, quien es tachado de “sinvergüenza”,


siente piedad ante la noticia y se pregunta “¿El precio de la inteligencia es el
dolor?”. Ocurre la muerte de Eneas, padre de Lucano, en un desastre natural, pero
cumple con su deber rescatando sus papeles y archivos, es decir, rescata lo que dio
sentido a su vida.

Lucano desea pedir perdón por una forma de coraje que llego a sentir contra su
padre, pero que ahora es imposible pues este a muerto. Se culpa por haber hecho
sentir a su padre como un “pigmeo”. Mientras, Diodoro quiere honrar a Eneas con
todo su poder y declara “La tragedia es el destino de los héroes”. Diodoro dice:
“Siempre nos reprochamos cuando perdemos a aquellos que amamos, pero si
meditamos podemos ver como ellos pueden inspirar nuestras vidas y gracias a sus
lecciones hacer nuestros años más significativos”. Cusa permite a Lucano tener
lecciones en el jardín donde esta Rubria. Mientras, por las noches, Cusa,
compadecido inventa historias todas las noches para que Rubria descanse.

Lucano se hace más y más frio conforme pasan los días, se abandona y se siente
“muerto”. Mientras tanto, Rubria sabía que moriría y habla de la llegada de un
redentor y un lugar donde la muerte no existe, está tranquila, y espera la muerte con
esperanza. A medida que los días pasaban, su ira y angustia no decrecían. Era
como un fuego alimentado continuamente; cada noche, cuando dormía, se sentía
abrasado hasta las cenizas; por la mañana se alzaba en aquellas cenizas como un
fénix, herido de agonía. Keptah, al contemplarle con disimulo, pensaba: “Es como
Jacob, inquieto, luchando con el ángel, pero mi pobre discípulo lucha sumido en
odio y tormento. No tiene la visión de la escalera por la que los ángeles se elevaban
hacia Dios”. Hasta que por fin muere. Iris, madre de Lucano impreca a este su
actitud ante la muerte, pero este responde fríamente sin razón ni consuelo. Lucano
declara “¿Quién ha vuelto del sepulcro con un mensaje de consuelo?”, y después,
con amargura dice “aprenderé a derrotar a Dios”. “Donde el declare muerte, yo
declarare vida”. Lucano y Keptha atienden esclavos en equipo, Lucano sugiere la
eutanasia para ciertos casos, pero Keptha la rechaza. Lucano se pregunta porque
personas sencillas sufren lo indecible mientras los malvados están bien y disfrutan.
Keptha la contesta que mientras algunos sufren del cuerpo, otros sufren del alma.

Keptha enfatiza la responsabilidad de cada uno en su enfermedad. Y que el miedo a


morir está en todo ser humano. Mientras realizan ambas operaciones médicas.

Lucano se encuentra con Diodoro por primera vez desde la muerte de Rubria, y lo
encuentra completamente desmejorado. Lucano le habla de su culpa hacia su padre
muerto, por despreciarlo, pero Diodoro le contesta hablando sobre la debilidad y los
defectos naturales en todo ser humano. Diodoro se da cuenta, de que “no se debe
abandonar a los vivos por recordar a los muertos” y se revela como un hombre
espiritual mientras Lucano su interminable batalla contra Dios. Siente odio y deseo
de venganza y entonces… estudia. Lucano estudia con fanatismo y solo se
pregunta en donde está Rubria, mientras empieza a ganar admiración entre sus
profesores.

A veces, las lágrimas de Lucano consolaban a los sobrevivientes cuando alguien


sobrevivía. Lucano, lejos del hospital parecía estar muerto. Entonces se suscita otra
tragedia en la vida de Lucano, que tiene que atender y ayudar a Aurelia, esposa de
Diodoro, en su parto que está lleno de peligro por ser prematuro. Para Lucano no
era Aurelia, era la madre de Rubria. Diodoro ruega a Keptha que salve a su esposa.
Entonces lucano se siente solo pues no puede orar Diodoro siente culpa por haber
sido “infiel de pensamiento” hacia su esposa, en la persona de Iris, la madre de
Lucano. Todo es inútil, Aurelia y el niño mueren ante la ira profunda de Lucano,
quien en una actitud y acción frenética logra resucitar al niño. Amargamente, Lucano
dice; “Él nos da la vida, para que conozcamos la oscuridad de la muerte”. Mientras,
Iris, madre de Lucano queda al cuidado de Prisco, el niño de Aurelia que salvo
Lucano. Diodoro parte a Roma y comunica a Keptha su decisión de casarse con Iris,
pasan cuatro años y Diodoro e Iris tienen un hijo al que deciden ponerle octavio y
una hija que llaman Aurelia. Luciano vive en Alejandria mientras estudia. Lucano
tiene entre sus maestros a un judío devoto y piadoso; Ben Gamliel, con el cual tiene
discusiones acerca del porque Dios permite tanto sufrimiento en el mundo. Mientras
Ben declara que el mundo es “un grito de agonía”. Lucano cuestiona a Ben si alguna
vez ha sufrido una perdida, pero Ben sonríe y se va.

Lucano es un ser abstemio, frío y duro y sigue su lucha para arrebatar a Dios a
todos los enfermos que sus fuerzas permiten, sin olvidar a Rubria. Lucano, después
de evaluar al Brahmanismo y la judaica, no cree más en una u otra pues no cree en
la inmortalidad. Se topa en la sala de operaciones con un médico budista, un judío,
egipcio y un romano, que forman una hermandad sin rivalidad, pero experimentaban
por tratarse de esclavos, Lucano manifiesta su odio a esa práctica y solo el judío lo
entiende. Lucano sabe que la muerte es un destino común e inevitable. El judío
habla de la interacción alma-cuerpo, Lucano somatiza y siente lo que sus pacientes.
Lucano se da cuenta de las “enfermedades del alma” y llega a curar por medio de
hipnosis. Lucano rechaza curar a un rico pues estos tienen medios para contratar
médicos que “cobran”, pues él no cobraba a sus pacientes salvo raras excepciones.
Pero finalmente acepta, va a casa del paciente llamado Eleazar y conoce a la hija
de este; Sara. Lucano se da cuenta de que nada se puede hacer por el paciente,
pero entonces se dedica a escuchar lo que el hombre quiere decir, y este relata un
asesinato de dos ayas y el secuestro de su hijo Arieh y encomienda a Lucano su
búsqueda. Lucano acepta pensando en que es una labor imposible. Y confortado y
escuchado, Eleazar muere tranquilo.

Lucano se vuelve, pero contra el mal en el hombre después de la historia de


Eleazar. Lucano ahora odia al hombre y a Dios. Sale enfadado, se encuentra con
una pareja que es perseguida por una muchedumbre; sus nombres son Sira y Asah.
Sira era médico y por curar leprosos el mismo se contagió. Lucano jura contra Dios,
los ayuda a esconderse, Lucano se va, y Sira queda milagrosamente curado.
Lucano rechaza el buen trabajo que le ha conseguido Diodoro pues desea ir con
quienes no pueden pagar a un médico. Cusa, su antiguo maestro se enfada por esta
decisión.
Lucano sueña que Sara es Rubria, pues piensa mucho en ambas mujeres.

Lucano se despide de sus maestros y el medico griego le dice que no solo se debe
cuidar de los cuerpos sino también de las almas. Ben le habla de su tragedia
personal, la muerte de su hijo y comenta la historia de un niño, que llego ante los
doctores de la ley y les hablo con autoridad, Ben no revela quién es ése niño, y dice
a Lucano que él debe descubrirlo. Lucano se embarca a Roma, en un barco de
esclavos y romanos. Antes, Sara va a despedirse de Lucano en quien Lucano ha
pensado mucho. Lucha pues no quiere amar de nuevo por miedo a perder a una
persona más. Entonces surge la peste en el barco, aparece un médico esclavo;
Príamo. Lucano lucha por entrar a las galeras infectadas. Lucano engaña al
centurión Escipión para que ayude a Cusa y a él a entrar a las galeras. Por fin
entran a las galeras y se topan con moribundos y muertos mezclados con algunos
aun sanos pero prontos a infectarse. Toma la difícil decisión de decidir quién tiene
salvación y quién no. Lucano trabaja incansablemente entre miseria y enfermedad,
la enfermedad empieza a ceder y la peste se declara nula en el barco. Diodoro
ofrece un discurso en Roma, denunciando la corrupción del imperio, es un discurso
peligroso, pero que conmueve a muchos. El senador cuñado de Diodoro lo denuncia
ante el emperador Tiberio y este decreta la muerte de Diodoro. El senador muere
envenado poco después. Tres soldados llegan a la casa de Diodoro a comunicarle
que debe “dejarse caer sobre su espada” por orden de Tiberio. Pero uno de ellos es
Plotio, antiguo compañero de armas de Diodoro. Se da cuenta que Diodoro está
muriendo y no es necesario su sacrificio. Plotio engaña a Diodoro diciéndole que
Tiberio quiere hablar con él, cosas de soldado. Diodoro muere tranquilamente
pensando en que no todo está perdido. Sucede un cruel invierno en Roma. Pero
después de un largo periodo de frio, llega la primavera. Lucano se halla en
compañía de su madre y hermanos. Teme quedarse mucho tiempo y “encariñarse” y
parte a Roma.

Lucano conoce Roma y finalmente al Cesar Tiber y le explica su rechazo a la


invitación de ser medico en Roma, y hace pensar a Tiberio sobre el sentido de la
vida, el poder, la posición social, y le habla con respeto, pero sin servilismo. Y esto
impresiona gratamente a Tiberio. Lucano dice que “se puede dar sentido a la vida
por nosotros mismos sin necesidad de dioses”. Lucano explica que su sentido de la
vida es aliviar el dolor y el sufrimiento. Después de esto, Lucano recibe la orden de
quedarse en Roma al menos un tiempo.

Lucano se hospeda en el palacio, recibe esclavos a los que trata bien y una
invitación de Julia, la libertina esposa de Tiberio. Lucano asiste a la fiesta de Julia,
se da cuenta de la decadencia, la fiesta poco a poco sube de tono y comienza a
dejarse llevar por los sentidos, comienza a beber. Y se pregunta “¿Cómo es que ha
desperdiciado su vida habiendo tantos placeres?”.

Julia comienza a seducirlo, Lucano se encuentra ebrio y acepta las caricias de Julia,
pero cuando esta lo aleja con ella hacia un lugar de poca luz, Lucano reacciona, se
arrepiente de sus actos, se avergüenza y arroja a un esclavo contra Julia y huye con
ayuda de Plotio del lugar pues se haya en peligro de muerte por haber ofendido a la
emperatriz. Lucano se esconde en la habitación de Plotio y huye disfrazado de
Roma. Recibe una carta en donde Sara le comunica la muerte de Ben y Keptha,
además Sara le cuenta sobe un encuentro con Jesús. Mientras Lucano se siente
extraño en tierras extrañas a pesar de estar en su tierra Grecia, y su único consuelo
es curar.

Más tarde en su camino se encuentra con una venta de esclavos y “compra” a uno
de ellos, un negro llamado Ramus, inmediatamente lo libera, pero él decide
quedarse con su libertador. Come con Ramus en casa, es sordo y se comunica
gracias a una pizarra, y empieza a hablar extraño acerca de que siente que él lo
ayudara a liberar a los hijos de Cam, es decir, a la raza negra de la maldición que
tienen desde generaciones atrás.

Ramus revela que es mudo por todo el horror que ha visto en el mundo. Lucano dice
que no ha encontrado significado para la muerte.

Pasan dos años y sobre Lucano pesa la muerte que ha visto una y otra vez, pero
Ramus estaba radiante. En la casa donde Lucano y Ramus se hospedan era un
lugar de peregrinaje para pobres que buscaban alivio a sus males. Un día llegan
tres esclavos que buscan cura para su amo, un hombre rico, Lucano no sabe qué
hacer pero al final accede. Al llegar es insultado por el enfermo, pero Lucano solo
escucha, conoce a los tres hijos del enfermo y se da cuenta de que son buenos
hombres a pesar de lo que dice su padre. Lucano no cae en chantajes, y hace al
hombre rico que crea en la ira de los dioses y lo hace levantar de la cama, dejando
atrás una enfermedad fingida. Al final, los hijos se sienten agradecidos con Lucano a
quien más tarde harán favores.

Lucano llega finalmente a casa, donde encuentra destrucción, las mesas volteadas,
los frascos rotos y a Ramus con los ojos cortados, completamente ciego. La razón
es una venganza de una pareja que no quiso atender por ser ricos codiciosos. Los
pobres le dan la espalda y no lo ayudan y declara “Los hombres son animales que
solo merecen la muerte”. Lucano también reflexiona “Dios no es malo; es justo, el
hombre tiene lo que merece”. El procónsul romano de Grecia, no atiende a Lucano,
pues le dice que el pueblo lo acusa de brujería y que esa es una acusación grave.
Lucano pide castigo, y amenaza al procónsul, este finalmente decide castigar a
quienes le hicieron daño con la muerte a lo cual Lucano no está de acuerdo.

Ramus recupera la vista milagrosamente, el procónsul se asusta del posible poder


mágico de Lucano. Prosiguen años silenciosos y de ensimismamiento, ya no siente
furor contra Dios, está cansado. Lucano se dirige a la boda de su hermana, mientras
recuerda su vida como esteril, desolada y sin color. Mientras viaja en barco conoce
a Antonio, un soldado que obtuvo de Jesús un milagro. Lucano cae enfermo días
enteros, Ramus se va, huye en busca del Mesías del que escucho hablar a Antonio.
Lucano, se entristece, y cree que Ramus morirá. Lucano se encuentra en casa de
su madre, a la que confiesa su vaciedad, su falta de ganas de vivir, dice que “Dios lo
ha abandonado” y que “echa de menos a su adversario”. “El gano”. Lucano
finalmente dice “No deseo nada y esto es lo terrible”. Hablan de Clodio, próximo
esposo de su hermana, poco inteligente e incapacitado y no sabe porque su
hermana lo eligió. Pero se da cuenta de que ambos aman todo cuanto existe, sin
malicia ni hipocresía. Lucano piensa que eso es infantil y que el mundo matará su
amor, dice: “¿Qué pasara cuando llegue la muerte y la enfermedad?”, pero cree que
su hermana no entiende. Aurelia revela que sabe lo que es la muerte y la
enfermedad, pero dice que a pesar de ellos, siempre hay algo que amar y dice “No
tememos a la vida”. Y Lucano comprende que su hermana siempre será feliz.
Lucano se encuentra con Sara y finalmente le pregunta si ella quiere casarse con él,
y a pesar de que Sara lo deseaba, rehúsa pues considera que hay otro destino para
él. Lucano revela que “He tenido miedo a vivir”, por temor a perder el amor. Más
tarde Lucano dice a su hermano Prisco que “No es por el fracaso que un hombre
debe ser juzgado; sino por su falta de esfuerzo”. Posteriormente hablan del destino,
el sentido de la vida, la muerte y las manifestaciones de Dios. Lucano se va de
casa, se embarca a la isla de Creta, pero no puede arribar, pues estaba destruida,
se había levantado contra Roma. Los demás países rehusaron su acción e
invitación a sacudirse el yugo romano, fueron dejados solos. Recibe una carta de
Sara en la que le comenta ella su próxima muerte, y que la espera con tranquilidad y
esperanza. Lucano se encuentra con Sara y finalmente le pregunta si ella quiere
casarse con él; siente agonía por Sara, teme por quienes ama, se convierte en un
hombre muy sombrío y piensa en el suicidio. Más tarde recibe una carta de Ramus
en la que le cuenta de Jesús. Lucano vuelve a Atenas, en donde al mediodía todo
se obscurece, hay histeria y temor por todos los lugares, pero de pronto todo vuelve
a la normalidad. Lucano nuevamente está tratando pacientes y así conoce a Cleón y
su familia, conoce a su médico-esclavo y lo libera, ese esclavo es conocido como
Samos. Al llegar a casa, Lucano descubre que Samos es Arieh, el hermano de
Sara, a quien le prometió encontrar. Finalmente exclama “Sobre todas las cosas;
Dios es bueno”. Lucano se vuelve maestro de Arieh al que siente como a un hijo y
habla con él incluso de Dios. Posteriormente viajan en barco donde se encuentran
con el propietario de la nave, el cual está enferma. Al preguntarle qué tiene revela
su dolor por haber visto la muerte de Jesús, y su culpa por haberlo rechazado.

Según los datos que recopila de este hombre empieza a escribir su evangelio y
finalmente, todos, sanos, llegan a Jerusalén en donde se reúnen con Plotio, y saben
por medio de él que Prisco estaba al mando de los soldados que dieron muerte a
Cristo y se encuentra enfermo espiritualmente por esto. Prisco se haya al borde de
la muerte, pero antes quiere liberarse de su carga platicando a Lucano la Pasión de
Cristo. Al terminar lo conforta liberándole de culpa y Prisco duerme tranquilo. Prisco
se recupera y Lucano conoce a Pilatos quien también se encuentra mal por la
muerte de Jesús. Conforta a Pilatos y recibe una carta de Hilel en la que le
menciona la ubicación de María Madre de Jesús y la de Juan y Pedro. Lucano,
viajando con Pilatos y Plotio se topan con un funeral judío, en el que Lucano
resucita a la mujer que iba a ser enterrada.

Lucano conoce a Herodes en la casa de Pilatos, y discuten airadamente de las


revueltas judías. Herodes es destituido de su cargo. Visita a Santiago y Juan, que se
muestran un tanto hostiles y temerosos ante él. Recoge más información para su
evangelio. Visita Galilea y Tiberia y conoce nuevas anécdotas sobre Jesús. En los
últimos capítulos del libro conoce a María, recibe cartas de Iris, Aurelia, Prisco, pero
ya no se siente turbado, aunque sabe que su madre Iris es vieja y pronta a morir.

La búsqueda de Dios y la revelación final son las únicas cosas que dan sentido a la
vida del hombre. Sin ellas el hombre vive como un animal irracional, sin consuelo ni
sabiduría y toda su vida es vana, sin que lo evite su posición social, poder o
nacimiento.

Como conclusión cabría hay que mencionar que lo interesante o lo que tiene más
relevancia en mi opinión del libro es la razón por la cual Lucano decide estudiar
medicina, al parecer decidió estudiar porque su objetivo era que por medio de su
ciencia pudiera salvar vidas y de esta manera luchar contra el Dios que le había
arrebatado a su persona amada, y esto lo impulsa a tan determinada decisión. Con
el tiempo se da cuenta de que el hecho que pudiera sanar personas no es por la
misma ciencia sino por un don que solo Dios es capaz de otorgar

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