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Esta unidad temática, versa sobre el texto, Bases Urbanas de la violencia en

Colombia escrito por Medófilo Medina historiador y docente de la Universidad


Nacional de Colombia.

El título del texto puede aludir rápidamente a que, en él, vamos a encontrar una
síntesis descriptiva de las Bases Urbanas de la violencia en Colombia,
entendiendo Bases como los diversos colectivos que en el marco de la violencia
política que ha vivido y vive un país como Colombia pudieron surgir. Si bien, el
texto puede orientar en este sentido, no es la finalidad primordial del mismo.
Bases, debe ser entendido, en sentido estricto, como aquellos acontecimientos
que dieron paso para que la violencia, que por mucho tiempo se consideraba solo
se vivía en el sector rural, se transportara al sector urbano.

Uno de los fenómenos que reseña Medófilo en el texto, es la composición interna


de las guerrillas. En esa composición, se debe tener en cuenta que de la población
joven que se vinculaba a este tipo de grupos, la gran mayoría provenía de la
ciudad. A propósito de ello, nos menciona lo siguiente:

Aún en el caso de las FARC, cuyo origen fue predominantemente rural, hoy presenta
una composición mixta: rural-urbana. El origen de los movimientos armados surgidos
después del año 60 fue urbano. El ELN constituyó su primer destacamento en 1964 a
partir de un grupo de universitarios. El EPL dio origen a su primer frente armado en el
nordeste antioqueño en 1967, mediante el acuerdo de activistas políticos maoístas
venidos de la ciudad. El M-19 se fundó como movimiento de guerrilla urbana,
condición que mantuvo hasta comienzos de los años ochenta cuando buscó hacerse
fuerte en el campo luego del desembarco en Nariño y Chocó” (Medina, p. 30).

¿Pero por qué, en un país centralista, esto es, un país cuyo sistema político o
administrativo defiende la acumulación de las funciones de gobierno o de
administración en un solo poder central, sin dejar ninguna competencia a poderes
periféricos o locales, los más beneficiados de este sistema, en términos
económicos y de calidad de vida, deciden acudir a la conformación de grupos
armados?

Esta pregunta tiene variabilidad de respuestas. Una de ellas, es que un grupo


guerrillero se manifiesta en contra de la violencia, pero esta violencia no debe ser
entendida únicamente en el sentido bélico de la expresión, esto es, como
confrontación armada, si no que puede decantar en otro tipo de significaciones. Es
decir, que la violencia se entiende de diversas maneras como “…violencia política,
violencia urbana, violencia familiar, etc.” (Medófilo, p. 21). Entendiendo que la
violencia no solo debe ser entendida como confrontación armada en los campos,
vamos a entender que la discriminación, el maltrato intrafamiliar, la exclusión y la
segregación entre otros, hacen parte de un marco general que se llama violencia
política. Y es violencia política, porque a la base de cada una de esas violencias
se encuentran determinaciones políticas y económicas. En consecuencia, con lo
anterior, se logra entender por qué surge un sentir de participación en esos grupos
armados. Porque también hay unas formas de violencia que se manifiestan en el
sector urbano de manera contraria a como se presentan en el sector rural.

Otra razón de este proceder, lo encontramos en el problema central de este texto:


la “...asociación entre bonanza económica y altos índices de violencia política”.
Dentro de este problema entra un actor fundamental: la tierra. La distribución de la
tierra ha sido factor decisivo para habernos introducido en diferentes olas de
violencia. Por ejemplo, el Observatorio de Memoria y Conflicto del Centro Nacional
de Memoria Histórica (CNMH) de Colombia divulgó 10 informes donde se asegura
que el conflicto en el país dejó 262.197 personas muertas en 60 años. El Centro
de Memoria mencionó que 130.891 muertes fueron causadas por los grupos
paramilitares; 86.563 por las guerrillas; 13.801 por agentes de Estado, y 9.081 por
grupos creados luego de procesos de desmovilización. Pero ¿qué tiene que ver la
tierra con todas estas cifras de muertos? Medófilo nos menciona, en su texto, que
una de las cosas que modific ó a gran escala el desarrollo de la economía en
Colombia fue la monopolización de la misma y la reactivación y diversificación de
la penetración del capital extranjero. A la par se podía observar que la economía
crecía y que la violencia avanzaba a pasos agigantados. Este fenómeno se daba,
porque al monopolizar la ecolonomía, la regulación de la misma quedaba en
manos de unos pocos, lo que desencadenaba condiciones de desigualdad en la
relación empleador-obrero. Producto del rechazo a estas medidas que atacaban
directamente a los obreros, surgieron movimientos populares que quisieron luchar
en contra de ellas. Estos movimientos fueron silenciados. Un ejemplo de ello,
fueron las concentraciones gaitanistas que terminaron en “…genocidios como los
de Belalcázar, en el Cauca; El Playón, en Santander; Betania, Ceilán y San Rafael
en el Valle del Cauca; Arauca en Caldas. En Cali tropas del ejército realizaron la
masacre e incendio de la casa liberal” (Medófilo, p. 22). Represiones militares a
manifestaciones obreras, movimientos sindicales declarados ilegales., excomunión
para aquellos que se afiliasen a algún tipo de movimiento sindical, prohibición para
que los servidores públicos no pudieran participar de huelgas so pena de perder
sus empleos. Todo esto sirvió como escenario para que muchos jóvenes,
provenientes de la ciudad, se integraran a grupos armados.

Otra razón, fue que la adopción de un sistema liberal redujo la participación de los
sindicatos y allí se gener ó una nueva resistencia. Sin embargo, también se dieron
batallas internas dentro de la organización popular que permitió el debilitamiento
del sindicalismo. Al ver que esto dio fruto en términos de crecientito económico
para las elites, y con la muerte de Gaitán, se encontraron nuevas formas de poder
acumular capital. Entre ellas las amenazas, las extorciones, los asesinatos y el
desplazamiento. Así vista, la violencia se presenta como factor de acumulación
capitalista.

Los constantes incumplimientos por parte del gobierno, “…la eliminación


sistemática de dirigentes de la organización política nacida en las circunstancias
de los acuerdos de paz entre el gobierno de Belisario Betancur y las FARC…”
(Medófilo, p. 26), el casi extermino de los líderes de la unión patriótica (UP), “…los
asesinatos de los funcionarios del Estado por parte del Narcotráfico…” (Medófilo,
p. 26) fueron razones suficientes para que muchos consideran integrarse de
alguna manera al conflicto que se veía en las periferias, pero esta vez surgido en
las ciudades. Ahora, estas exigencias populares no eran fruto del capricho, sino
que se fundamentaban en logros alcanzados anteriormente y que manifestaban
equidad entre las relaciones trabajador-obrero. Las luchas populares no tenían
como exigencia principal el ser sujetos de nuevas garantías, sino exigían que no
se siguieran violando las que ya tenían producto de algunos acuerdos.

Un factor decisivo en el desarrollo de la violencia en Colombia es la manipulación


de los medios en favor de las clases altas, de las oligarquías, de las élites.
Amartya Sen, economista indio, nos menciona en su libro Desarrollo y libertad que
para que pueda haber desarrollo económico, los medios de comunicación deben
ser objetivos, siendo facilitadores de la información; esta debe estar al servicio de
todos y no de algunos pocos. Caso contrario acontecía en la época de 1985-1988
en la que los medios atacaban la huelga popular y a los sindicatos.

El diario bogotano La República vocero del sector mayoritario del conservatismo


comentaba en la edición del 8 de julio de 1987: "Es pernicioso que cada una de las
267 fincas en Urabá tenga su sindicato. Sintagro atenta contra la economía del
país al promover las huelgas. Es necesario entonces cambiar de frente de trabajo
y evitar que los bananeros nacionales, acorralados por un sindicalismo comunista,
tengan que abandonar los cultivos". Por su parte el Obispo Héctor Rueda
declaraba para la prensa el 30 de junio de 1987 que los paros del banano tenían
orientación subversiva. (Medófilo, p. 27)

Y dirá más adelante Medófilo,

Los medios de comunicación, particularmente la prensa, y voceros políticos han


alimentado una doble moral que consiste en condenar severamente al narcotráfico
en el discurso público y cerrar los ojos a su activa penetración en la economía
legal. Por ello resulta más acorde con la realidad el diagnóstico de la revista
Semana que califica a la mafia como "un grupo pequeño, pero supremamente
poderoso...". "No ha habido, señala el semanario, renglón social y económico en
donde no se haya logrado infiltrar el narcotráfico. Relaciones diplomáticas,
exportaciones, aviación, deportes. Fuerzas Armadas, banca, Parlamento,
campañas políticas, empresa privada, construcción. Iglesia, justicia y hasta
guerrilla han sido víctimas de los tentáculos del tráfico de drogas" (Medófilo, p.28)

El fenómeno en común que se presentó en los años de 1945-1950 y 1984-1988 es


la relación entre bonanza económica y altos índices de violencia política. Esto
tiene unas implicaciones éticas en tanto se debe examinar “…cómo sobre el
capital que se desplaza de un sector a otro de la economía avanzan también unos
valores y se niegan otros...” (Medófilo, p. 28) Analizar la yuxtaposición del dinero
en relación a la vida.

Este análisis nos deja las siguientes conclusiones:


 La violencia política en Colombia se da por “La búsqueda del lucro a
cualquier precio, la audacia de los métodos, el terror como medio para
disuadir o eliminar al rival, van tiñendo de alguna manera las relaciones
económicas, las contradicciones obrero-patronales” (Medófilo, p. 28).

 Que la profunda relación violencia-crecimiento económico también es


producto del desmonte de la regulación estatal.

 Que el desprestigio a los sindicatos en aras del crecimiento económico


contribuyó al recrudecimiento de la violencia.

 El asesinato de excombatientes, de líderes del Estado y de grupos de


desmovilizados fue una de las bases del desarrollo urbano de la violencia
en Colombia.

 Una de las bases urbanas de la violencia en Colombia, fue que los obreros
solo tenían dos opciones en cuanto exigían garantías laborales: la primera,
consistía en trabajar y soportar el abuso de las multinacionales; la segunda,
ser asesinados por grupos terroristas al servicio del Estado. Como por
ejemplo, en el caso de los 26 trabajadores bananeros, miembros de los
sindicatos, que fueron sacados de sus casas y fusilados por paramilitares el
04 de marzo en la zona de Urabá. La consigna bien podría haber sido “ o
eran esclavos o los mataban”.

 La tierra como factor fundamental en el surgimiento de estas violencias. La


concentración de la propiedad territorial desencadenó otro tipo de violencias
como el acaparamiento, el desplazamiento forzado, la no industrialización
de la tierra, etc.

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