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UNIVERSIDAD DEL TURABO

ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES Y COMUNCIACIONES

FACTORES DE RIESGO EN ADOLESCENTES QUE DESARROLLAN

TRASTORNOS MENTALES Y PRESENTAN CONDUCTAS

SUICIDAS AL SER VÍCTIMAS DE CIBERACOSO

por

Ericka García Arroyo

PROYECTO DOCTORAL

Presentado como requisito para la obtención del grado de doctora en psicología con

especialidad en consejería psicológica

Gurabo, Puerto Rico

mayo, 2016
ProQuest Number: 10141320

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ProQuest 10141320

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Ann Arbor, MI 48106 - 1346
UNIVERSIDAD DEL TURABO

CERTIFICACIÓN DE APROBACIÓN DE PROYECTO

El proyecto doctoral de Ericka García Arroyo fue revisado y aprobado por los

miembros del Comité de proyecto doctoral. El formulario de Cumplimiento de Requisitos

Académicos Doctorales con las firmas de los miembros del comité se encuentra

depositado en el Registrador y en el Centro de Estudios Graduados e Investigación de la

Universidad del Turabo.

MIEMBROS DEL COMITÉ DE PROYECTO DOCTORAL

Dra. Vidamaris Zayas Velázquez


Universidad del Turabo
Director del Comité de Proyecto

Dr. Iván Bauza Henríquez


Universidad del Turabo
Miembro
©Copyright, 2016

Ericka García Arroyo. Derechos reservados


FACTORES DE RIESGO EN ADOLESCENTES QUE DESARROLLAN

TRASTORNOS MENTALES Y PRESENTAN CONDUCTA SUICIDA

AL SER VÍCTIMAS DE CIBERACOSO

por

Ericka García Arroyo

Dra. Vidamaris Zayas Velázquez

Directora Comité de Proyecto

Resumen

Esta investigación estuvo dirigida al análisis de conocer y presentar evidencia

acerca del efecto del ciberacoso como factor precipitante para que adolescentes piensen

en el suicidio como alternativa para salir de su situación de víctima. Se revisaron

diferentes investigaciones realizadas en Puerto Rico, Estados Unidos y Latinoamérica

durante los últimos 15 años y estuvo fundamentada en la Teoría Transaccional de

Richard Lázarus (1966). Las investigaciones revisadas fueron de fuentes primarias y

secundarias acerca del tema del ciberacoso y el suicidio en adolescentes entre las edades

de 13 a 17 años de edad. Las investigaciones revisadas fueron seleccionadas entre los

años 2000 y 2015.

Los resultados del análisis evidenciaron que el ciberacoso no varía de un país a

otro y que el fenómeno del cyberbullying se ha convertido en un problema de carácter

social que ha ido incrementándose mundialmente por lo que los adolescentes

puertorriqueños no están exentos de ser víctimas también. Se encontró a su vez, que los

autores cada vez más han indicado que las consecuencias del acoso cibernético provoca

episodios que suelen implicar amenazas graves contra la integridad de la víctima o los

iv
que conducen al suicidio cuando la víctima ya no tiene capacidad para soportar más

sufrimiento.

Se evidenció que existen muchos tipos de ciberagresiones sobre las cuales los

adolescentes no conocen el efecto psicológico ni las consecuencias. De las

investigaciones revisadas, se comprobó que las consecuencias del fenómeno bajo estudio

también conocido como la violencia entre iguales a través de las nuevas tecnologías son

desastrosas para todos los involucrados, aunque con diferentes consecuencias y magnitud

en cuanto al nivel de sufrimiento. Se evidenció además que el clima familiar negativo

incide en el desarrollo de factores individuales. Por otro lado, los estudios analizados

establecen que las víctimas y los agresores evidenciaron poseer una autoestima más

pobre o baja que aquellos que no han sido víctimas o agresores.

Entre las recomendaciones se sugiere un componente de prevención y de

intervención en situaciones de suicidio que cubra la sociedad en general. Como temas

sugeridos se identifica el desarrollar propuestas de intervención en la Consejería

Psicológica que reduzcan la incidencia del ciberacoso y que contribuyan a desarrollar

programas eficaces de prevención contra el abuso de las tecnologías de la información y

de la comunicación en el diario vivir.

v
DEDICATORIA

Dedico esta disertación a mis padres, Titi Arroyo Rivera y Daniel García Berrios,

quienes siempre me han enseñado el valor de trabajar arduamente por lo que se quiere

lograr, por enseñarme que nunca me debo dar por vencida y que siempre debo luchar por

mis sueños. Sus valores, sus enseñanzas, sus consejos, su ejemplo y su guía han sido de

gran inspiración para mí durante toda mi vida. También le dedico este trabajo a mi hijo,

Haniel Alejandro, que es y será siempre mi razón de vivir.

vi
AGRADECIMIENTO

Mi agradecimiento a los miembros de mi Comité Doctoral por haber estado

siempre disponible y accesible. Agradezco a la Directora del Comité, la Dra. Vidamaris

Zayas, por todos sus consejos y recomendaciones que fueron de gran valor para este

trabajo. Por su compromiso y responsabilidad durante todo este proceso. Siempre ha sido

un excelente ser humano y excelente profesional.

Agradezco, además, al lector de esta disertación, el Dr. Iván Bauza cuyas

sugerencias y recomendaciones contribuyeron a clarificar dudas y aportaron información

valiosa a este trabajo.

A mi familia por estar presente, por su apoyo, su entendimiento, su paciencia y

por su amor incondicional. Finalmente, quiero agradecer a Vanelsi García, cuya amistad

y compromiso conmigo y con mi proyecto fueron de vital importancia. Su apoyo y ayuda

con la redacción del mismo fueron esenciales para mí y le estaré eternamente agradecida.

vii
TABLA DE CONTENIDO

Página

LISTA DE TABLAS ....................................................................................................x

LISTA DE GRÁFICAS ................................................................................................xi

CAPÍTULO I: INTRODUCCIÓN .............................................................................1

Antecedentes ..........................................................................................................1

Planteamiento del problema, objetivos e hipótesis de investigación .....................8

Pregunta - ¿Qué evidencia provee la literatura y las investigaciones

realizadas acerca del ciberacoso y la relación con el suicidio en

adolescentes?...................................................................................9

Objetivos ...........................................................................................................9

Hipótesis ...........................................................................................................10

Marco teórico .........................................................................................................10

Justificación ...........................................................................................................11

Revisión de la literatura .........................................................................................13

Definición de términos y variables ........................................................................22

CAPÍTULO II: MÉTODO ..........................................................................................24

Introducción ...........................................................................................................24

Diseño de investigación .........................................................................................24

Población................................................................................................................25

Instrumento ............................................................................................................25

Procedimiento ........................................................................................................26

Análisis cualitativo.................................................................................................26

viii
CAPÍTULO III: RESULTADOS..................................................................................27

Introducción ...........................................................................................................27

Análisis descriptivo ................................................................................................27

Prevalencia y delimitaciones del ciberacoso ..........................................................28

Factores y consecuencias del ciberacoso entre pares de adolescentes ...................36

Ciberacoso y las conductas de riesgo en el adolescente ........................................39

Factores individuales de los involucrados en el ciberacoso...................................43

CAPÍTULO IV: DISCUSIÓN ......................................................................................47

Conclusiones .........................................................................................................47

Recomendaciones .................................................................................................53

Futuras áreas de investigación ..............................................................................55

Limitaciones del estudio .......................................................................................56

REFERENCIAS ............................................................................................................57

ix
LISTA DE TABLAS

Página

Tabla 1. Datos de Seguridad y Riesgo ......................................................................6

x
LISTA DE GRÁFICAS

Página

Gráfica 1. Países más conectados a Facebook ..........................................................13

Gráfica 2. Algunos tipos de ataques en línea ............................................................15

xi
CAPÍTULO I

INTRODUCCIÓN

Antecedentes

El ciberacoso o cyberbullying es un fenómeno social que lleva pocos años de

estudio. Cabe destacar que el cyberbullying es un neologismo inglés compuesto por el

término ciber de cibernética; disciplina asociada a la electrónica, la robótica, los

mecanismos y flujos de comunicación e información, para la retrocomunicación por

medios computacionales y por bullying, que proviene de buhle “rufián”, acoso o

intimidación. (Gómez, Hernández, Covarrubias & Cuevas, 2013).

El canadiense William Belsey (2005) es considerado como el pionero en el tema

del cyberbullying quien definió el término como utilizar información y comunicación

tecnológica tal como e-mail, teléfono móvil, sitio web personal, foros y mensaje de texto

inmediato (msm), difamatorio, así como apoyar deliberadamente, y repetitivamente, el

comportamiento hostil por parte de un individuo o grupo, con la finalidad de dañar a otra

persona.

Ferrán (2006) considera que el ciberacoso se entiende como un fenómeno donde

el niño/a o joven es amenazado, acosado y humillado continuamente por otro niño/a o

joven utilizando el internet y las nuevas tecnologías. Indican autores como Smith, (2006)

y Willard (2005; 2006) que los medios empleados para producir la acción de acoso que se

realiza, así como las agresiones están en relación directa con la pericia tecnológica y la

imaginación de los acosadores.

Plantea Garaigordobil (2011) que en las últimas décadas el interés y la

preocupación social por las conductas violentas entre iguales a través de las nuevas

1
tecnologías de la información y la comunicación han ido incrementándose. Este interés

trajo como resultado la concienciación en cuanto a la importancia de los derechos

humanos que se violentan producto de la conducta acosadora y humillante a través de las

nuevas tecnologías; más aún cuando un adolescente opta por el suicidio como

consecuencia del acoso escolar.

Enfatiza Garaigordobil (2011) que el ciberacoso es la nueva modalidad del

bullying y que este nuevo fenómeno surge cuando la tecnología en línea se hace más

accesible para los adolescentes. A estos efectos, menciona Cabezas (2008) que al igual

que el bullying convencional, el rango de edad del agresor como en las víctimas se

encuentra entre los 11 y 16 años de edad. De acuerdo con el Christian Sciense Monitor,

después del tiroteo de Columbine High School en 1999, muchas escuelas comenzaron a

tomar el bullying como un problema más serio, y algunos países comenzaron a establecer

políticas de cero tolerancia al bullying. No obstante, el ciberespacio es un territorio

nuevo, y las escuelas no están seguras de cuanto se extiende su jurisdicción.

El psicólogo Dan Olweus (1982) fue el primero en 1973 en estudiar el tema de la

violencia en las escuelas de Noruega. El autor puntualizó que bullying le sucedía a un

alumno cuando era agredido y se convertía en víctima, cuando estaba expuesto de forma

repetida y durante un tiempo a las acciones negativas que lleva a cabo otro alumno o

varios de ellos. Li, Manson, Diamanduros, Downs y Jenkins (en Del Río, Sádaba &

Bringué ,2010) describen que el bullying es una forma de abuso donde se utiliza el poder

de manera punitiva y desequilibrado y la víctima no es capaz de defenderse a sí misma.

Explican además que la debilidad del agredido se debe, entre muchos factores, a la

estatura o fuerza física del agresor o porque es superada por el número de agresores y

2
además porque no tiene la suficiente resistencia psicológica para enfrentar a su agresor o

victimario.

Del Río, Sádaba & Bringué (2010) mencionan que Olweus estableció dos formas

distintas de bullying: acoso directo en forma de ataques físicos y verbales y acoso

indirecto o acoso centrado en las relaciones sociales a través de exclusión deliberada o el

aislamiento. Las investigaciones en bullying han demostrado que este es un fenómeno

sistémico donde se incluye, en primer lugar, una tríada: agresor, víctima y testigo.

Desde la perspectiva de autores como Garaigordobil (2011), Mitchell, Ybarra y

Finkelhor (2007) la tecnología utilizada inadecuadamente trae consecuencias graves entre

los adolescentes. Indican que la forma en como el adolescente utiliza estos equipos

tecnológicos es casi invisible a los ojos de los padres, maestros o cuidadores, pero

humillantes para la víctima. El uso de este tipo de recursos puede dañar emocionalmente

a todos; a la víctima, victimario y a los espectadores. Las secuelas hacia las víctimas

pueden evidenciarse por el bajo rendimiento escolar, baja autoestima, ansiedad excesiva,

miedos irracionales, somatizaciones, depresión y llegar a pensar o manifestar ideaciones

suicidas e incluso llegar a atentar contra su vida; mientras que los agresores demuestran

falta de empatía, conducta agresiva y delictiva, consumo de alcohol y drogas,

dependencia de las tecnologías y ausentismo escolar. En este aspecto se entiende que el

fenómeno del cyberbullying genera graves prejuicios para la víctima, para el acosador y

terceros que están observando el acoso.

En el 2010 la Dra. Maribel Rivera Nieves realizó un estudio en Puerto Rico el

cual se tituló Las Voces de la adolescencia sobre el bullying. En el mismo se utilizó una

muestra de 766 alumnos de 14 escuelas en San Juan, Carolina y Trujillo Alto. De

3
acuerdo con los resultados se evidenció que un 20% de los estudiantes de nivel

intermedio en la zona metropolitana de Puerto Rico se ve a sí mismo como un acosador

escolar o buller. Esta cifra en comparación con otros países en el mundo es

dramáticamente mayor.

Según Del Pilar Quicios (2011) las circunstancias de por qué ha surgido este

fenómeno no están totalmente claras. Sin embargo, refiere que se conocen los aspectos

que han hecho que el cyberbullying se haya propagado de esta forma. El primer aspecto

que menciona es que el internet se ha convertido en la cuarta área de socialización

después de la familia, la escuela y el grupo de amistades. El segundo aspecto es que el

internet es un espacio abierto, no tiene regulaciones ni limitaciones de horario. El tercer

aspecto es la falsa creencia de que se puede hacer cualquier cosa en internet y no habrá

ninguna medida disciplinaria o de castigo. Por último se identifica como factor y, el más

importante, el silencio de las víctimas. Todos estos factores han ocasionado que

controlar el cyberbullying sea algo muy difícil y continúe teniendo grandes implicaciones

en la conducta entre los jóvenes principalmente.

Fraga (2008) comenta que los expertos consideran que esta forma de violencia no

tiene distinción de clase social. En zonas pobres, donde los chicos no tienen asegurado el

acceder a la web, el acoso virtual puede realizarse a través de mensajes de texto mediante

los teléfonos celulares. El estudio realizado en Puerto Rico acerca del bullying y el

cyberbullying estuvo a cargo de la organización Parenting Resources llamado Bullying in

Puerto Rico: A Descriptive Study. En el mismo las Doctoras en Psicología Clínica

Maribel González y Joy Lynn Suarez Kindy (2010) fueron co autoras. El estudio contó

con una muestra de 1,261 estudiantes de tres escuelas públicas y privadas de la zona

4
metropolitana. Los datos fueron recopilados desde el 2008. De acuerdo con los

resultados, el 16% de los estudiantes encuestados fueron objeto de acoso entre dos o tres

veces durante dos meses previos a la investigación. El 20% identifico a las niñas como

agresora, mientras que el 18% señaló a los varones como agresor. Por otro lado, el 6% de

las niñas se identificó como bravucona y el 11% fueron identificados como niños.

Funcionarios en el Youth Behavioral Risk Survey, a través de un muestreo

estratificado multi-etápico obtuvo una muestra representativa de estudiantes entre 9no y

12mo grado en los 50 estados, el Distrito de Columbia y Puerto Rico, de escuelas

públicas y privadas a los fines de obtener información relacionada con la seguridad y los

riesgos en la adolescencia. La Tabla I presenta los datos obtenidos a través de este

estudio.

5
Tabla 1

Datos de Seguridad y Riesgo

Datos de Seguridad y Riesgo 2013

Dimensión Indicador Municipio Periodo Dato


Seguridad y Muertes en adolescentes entre 15 y 19 años Puerto
2011 34.2
Riesgo por homicidios y suicidios Rico

Índice de Bienestar de la Niñez y la Juventud Estatal 2013

Dimensión Indicador Jurisdicción Periodo Posición Dato


Tasa de mortalidad por todas
Seguridad y Riesgo las causas en jóvenes entre 15 Puerto Rico 2010 15 61
y 19 años
Estudiantes entre 9no y 12mo Puerto Rico 2011 36 13.1
grado que han considerado
Seguridad y Riesgo
seriamente suicidarse en los
últimos 12 meses
Estudiantes de 9no a 12mo Puerto Rico 2011 42 12.7
grado víctimas de bullying en
Seguridad y Riesgo
el plantel escolar durante los
últimos 12 meses
Educación Estudiantes entre 9no y 12mo Puerto Rico 2011 1 13.9
grado que no asistieron a clase
al menos un día por sentirse
inseguros en el plantel escolar
o de camino hacia o desde la
escuela en los últimos 30 días

En Puerto Rico se comenzó a legislar para controlar este fenómeno del acoso

cibernético. El Artículo 25 del Cyber Code del Estado Libre Asociado de Puerto Rico

creado en el 2010 define el Cyberbullying o intimidación cibernética como toda persona

que en su propio carácter o en la personificación de otra, sea real o ficticia o utilizando un

pseudónimo, lleve a cabo conducta voluntaria, repetida y maliciosa de intimidación

mediante medios electrónicos o cibernéticos para que otra persona lleve a cabo actos que

6
puedan causarle daño, emocional o físico, a esa persona o una tercera persona o daño a la

propiedad, causando considerable angustia emocional o física a esa persona incurrirá en

delito grave de cuarto grado. El artículo finaliza indicando que el Tribunal, a su

discreción, podrá imponer una pena del delito mayor, de mediar circunstancias

agravantes, dependiendo del acto de intimidación que haya llevado a cabo la persona, y el

daño que se haya causado.

El primer proyecto de ley para combatir y erradicar el acoso cibernético fue

radicado el 7 de mayo de 2013 conocido como el P. del S.563 en el Senado por el

presidente senatorial Eduardo Bhatia. Cabe destacar que al presente año 2016 esta

legislación no se encuentra oficialmente aprobada. Actualmente hay varios proyectos de

ley en la asamblea legislativa (Cervoni, 2013).

Por otro lado, de acuerdo con Pizarro (2012) la primera acción contra el acoso

escolar que crea el Departamento de Educación de Puerto Rico, aunque no se menciona

el ciberacoso, lo constituye el Memorando del 4 de diciembre de 2008. En este se

presenta la política pública para establecer la prohibición de actos de hostigamiento e

intimidación (Bullying) firmada por el entonces Secretario de Educación Honorable

Rafael Aragunde Torres. En el mismo se incluye un protocolo titulado: Manejo de

Situaciones de hostigamiento e intimidación escolar. Este documento es producto de la

Ley 49 del 2008, la cual enmienda la Ley Núm. 149 del 1999. La ley 37 del 10 abril de

2008 conocida como la Ley del Consejo General de Educación de Puerto Rico de 1999

surgió con el fin de regular la renovación de licencias para operar escuelas privadas en

Puerto Rico a nivel preescolar, elemental, secundario, vocacional, técnico y de altas

destrezas. Estas instituciones deben evidenciar que cuentan e implantan políticas y

7
protocolos definidos, concretos y ejecutables en contra del hostigamiento e intimidación

(bullying) entre estudiantes.

De igual forma, existe la Ley 49 que regula e implementa reglamentos para la

prevención y regulación de la conducta acosadora entre iguales en las escuelas públicas

de Puerto Rico. Sin embargo, no existe una ley especifica que regule el acoso

cibernético, aunque es de conocimiento que las evidencias productos de videos son

aceptables en cortes en Puerto Rico en situaciones de acoso.

El periódico El Nuevo Día público un artículo escrito por las doctoras Maribel

González y Joy Lynn Suarez Kindy (2015), quienes crearon el programa School Climate

Solution a fines de proveer información del mismo. Este programa se originó en el 2014

para ofrecer talleres educativos a nivel presencial y mediante videos, a través de una

biblioteca virtual. Estos talleres sirven como recursos para maestros, padres y para los

propios estudiantes; niños/as y jóvenes adolescentes. Los talleres se crearon con la

intensión de ayudar a prevenir el ciberacoso entre pares, expresaron en el artículo.

Indicaron las autoras que entre las aportaciones de estos talleres para atender el fenómeno

del cyberbullying, fue la creación del Manual de políticas y protocolos de prevención e

intervención de acoso escolar. Además, organizaron la primera convención anual de

desarrollo y bienestar juvenil, la cual se celebra desde entonces cada año.

Planteamiento del problema, objetivos e hipótesis de investigación

La problemática que representa el cyberbullying, su prevalencia y consecuencias

entre la población de adolescentes puertorriqueños y la falta de estudios en Puerto Rico

en el tema ha sido el motivo de interés de llevar a cabo esta investigación. A estos fines,

el problema consistió en conocer y presentar evidencia acerca del efecto del ciberacoso

8
como factor precipitante para que adolescentes piensen en el suicidio como alternativa

para salir de su situación de víctima. Desde esta perspectiva y ante la escases de estudios

en Puerto Rico, la tarea investigativa tuvo como propósito realizar una revisión de la

literatura y de investigaciones realizadas para conocer y analizar los efectos del

cyberbullying y su relación con el suicidio de adolescentes.

La adolescencia es considerada una etapa del desarrollo, caracterizada por

continuos cambios que pueden ocasionar estrés. Las exigencias psicosociales derivadas

de este proceso evolutivo pueden repercutir en el desarrollo psicológico, influyendo en la

confianza en sí mismo, la timidez, la ansiedad, el sentimiento de auto eficacia y la

autoestima. Dado este proceso de cambios en el desarrollo los adolescentes están

propensos y en riesgo de presentar conducta suicida al enfrentarse a situaciones de

extrema tensión que no pueden o no saben cómo manejarlas. En términos del efecto que

puedan precipitar las amenazas y el sufrimiento ocasionado por el cyberbullying en el

adolescente, una de sus reacciones le puedan llevar al suicidio y a la violencia juvenil

(Feinberg y Robert, 2009; Jokin, Ceberio, Ryan Patrick Halligan, Alex, Teka, Clemente

Tyler, 2009; Ann, 2010). En lo que sigue se incluyen los objetivos e hipótesis

establecidas para este estudio.

Pregunta.

1. ¿Qué evidencia provee la literatura y las investigaciones realizadas acerca del

ciberacoso y la relación con el suicidio en adolescentes?

Objetivos.

1. Conocer la prevalencia de los adolescentes puertorriqueños en situaciones de

cyberbullying tales como: el desarrollo de trastornos mentales y el suicidio.

9
2. Analizar los factores existentes de carácter personal y contexto social entre pares que

influyen en el fenómeno del cyberbullying tales como: víctima, victimario,

espectador.

3. Conocer los factores de riesgo emocional, cognitivo, socioeconómico y familiar que

afectan a los adolescentes puertorriqueños ante la victimización a través del acoso

cibernético.

Hipótesis.

Ho: No existen diferencias en las repercusiones a nivel emocional, cognitivo,

socioeconómico y familiar de los adolescentes puertorriqueños víctimas de acoso

cibernético al compararse con adolescentes de otros países.

H1: Los adolescentes puertorriqueños que son acosados mediante el cyberbullying tienen

mayor predisposición a desarrollar trastornos mentales o llegar a atentar contra su

propia vida.

H2: Los adolescentes que están involucrados dentro de conductas del cyberbullying tales

como la víctima, victimarios y espectador son igualmente afectados a nivel

emocional, psicosocial y académico.

Marco teórico

Este estudio adopta como marco de referencia los postulados presentados por

Richard Lázarus acerca de la Teoría Transaccional. La misma está centrada en los

procesos cognitivos que se desarrollan en torno a una situación estresante (Lázarus, 1966;

Cohen, 1977; Lázarus y Folkman, 1984). De acuerdo con el teórico, la experiencia

estresante resulta de las transacciones entre las personas y el entorno. A su vez, indica

que estas transacciones dependen del efecto que puedan tener el estresor ambiental en dos

10
direcciones. En primer lugar, las evaluaciones que se hacen las personas ante el estresor

y en segundo lugar, por los recursos personales, sociales o culturales disponibles para

hacer frente a la situación del estrés.

Lázarus y Folkman (1986) se refieren al concepto de estrés como las

interrelaciones que se producen entre la persona y su contexto en el que está inmerso. En

particular mencionan estos que, ante situaciones estresantes, las personas despliegan unos

esfuerzos cognitivos y conductuales combatientes que se desarrollan para manejar las

demandas específicas externas o internas que son evaluadas como excelentes o

desbordantes de los recursos del individuo. Aseguran Lázarus y Folkman (1986) que el

apoyo social, las habilidades sociales y los recursos materiales son factores que hay que

tener presentes para afrontar el estrés.

Justificación

En la sociedad en que viven los jóvenes puertorriqueños en la actualidad,

atraviesan por múltiples cambios a nivel cultural, económico y tecnológico que inciden

de alguna manera a responder a las situaciones que ocurren en su medio ambiente,

entiéndase escuela, hogar y área social. En particular, la influencia tecnológica

representa un factor de riesgo cuando no existe una supervisión adecuada de parte de los

adultos. En este sentido, el internet como factor social entre iguales y pares mediante las

páginas de Facebook, Instagram, entre otras pueden ser utilizadas para enviar

comunicaciones con comentarios ofensivos, burlas acerca de fotos ya posteadas por pares

con el único fin de humillar; lo cual se convierte en acoso o cyberbullying.

Lamentablemente la víctima no puede evitar lo que le sucede y comienza a presentar

síntomas tales como: tristeza, llanto, minusvalía, aislamiento social y familiar. En

11
muchos casos de adolescentes acosados cibernéticamente llegan a intentar el suicidarse y

en ocasiones se suicidan (Bhat, 2008).

La revisión y análisis llevado a cabo en este estudio evidencia la prevalencia y las

consecuencias de este fenómeno. Es importante conocer la trayectoria investigativa del

cyberbullying la cual se ha centrado en identificar la prevalencia del fenómeno en el

período de la adolescencia (Buelga et al, 2010; Calmaestra, 2011; Hoff y Mitchell, 2009;

Kowalski y Limber, 2008; Ybarra & Mitchell, 2004). Castro (2009) asegura que es cada

vez más habitual el ciberacoso como medio de burla y de difamación. En muchos de los

casos de acoso cibernético se mantiene el anonimato, dado a que los acosadores no tienen

el valor para mostrar su rostro. Según el autor, la nueva moda del siglo XXI se centra en

el acoso mediante la telefonía móvil, internet, mensajería instantánea, web, Facebook.

Es a estos efectos que, los resultados productos del análisis de la literatura e

investigaciones realizadas en el tema del cyberbullying proveen información pertinente y

útil que amplía el conocimiento respecto a los efectos, síntomas y formas de atender esta

problemática en Puerto Rico. A su vez, los resultados de este estudio podrán ser

utilizados para desarrollar orientaciones, programas educativos e investigaciones en el

tema en Puerto Rico.

Cabe destacar que funcionarios de la Compañía líder en detección proactiva de

amenazas ESET (2013) hicieron un análisis en cuanto a los medios en relación a la

situación de maltrato y predominaron las redes sociales como Facebook, Twitter y

Google+ con el 83% de los votos. La Gráfica 1 describe los resultados relacionados con

los países que más utilizan las redes sociales en Latinoamérica.

12
Gráfica 1. Países más conectados a Facebook

Revisión de la literatura

Durante el año 2000 un grupo de científicos estadounidenses desarrollaron los

primeros estudios acerca del cyberbullying. Entre estos, Finkelhor, Mitchell y Wolak,

(2000) encontraron a través de una muestra nacional de 1,500 adolescentes evidenciaron

que el 6% eran victimizados a través de internet y el 1% ejercía la ciber-agresión. Años

más tarde, en el 2005, los datos (con muestras similares) evidenciaban un considerable

aumento en la prevalencia de adolescentes víctimas de ciberacoso (Mitchell, Ybarra y

Finkelhor, (2007); Wolak, Mitchell y Finkelhor, 2006; Ybarra y Mitchell, 2004; Ybarra,

Mitchell, Wolak, y Finkelhor, 2006). A partir de entonces comenzaron a sumarse otros

estudios en Europa, siendo Reino Unido el primero en abordar el tema a través de los

trabajos realizados con la dirección de investigadores del National Childern`s Home

13
(NCH, 2002). Los resultados de estos estudios evidenciaron porcentajes que señalaban

un aumento de un 25% en el número de adolescentes que se nominaban víctimas de

cyberbullying respecto a los estadounidenses.

Patchin e Hinduja (2012) identificaron que el fenómeno del cyberbullying entre

adolescentes ocurre entre un 10% y el 40% en esta población de jóvenes. Estos

investigadores realizaron un estudio en el 2012 en el que revisaron 35 artículos

publicados a partir del año 2011. En esta ocasión encontraron que existía, entre el 6% al

72%, diversidad en la victimización en cyberbullying y del 3% al 44% existía agresión

entre adolescentes. Según los investigadores esta variabilidad podría deberse a las

diferencias culturales. Por otra parte, en el año 2008, se destacaron dos estudios

importantes. El primero fue el de Ybarra y Mitchell (2008), donde en una muestra de

1,588 pre adolescentes de 10 a 15 años, el 55% indicó que las conductas de acoso más

frecuentes se realizaban por mensajería instantánea en comparación con las que se daban

en las redes sociales (27% y 28%). Hinduja y Patchin (2008) describieron que el 9% de

los adolescentes de su muestra (de 10 a 17 años) habían sido ciber-victimizados en el

último mes y el 8% había ejercido la ciber-agresión. No obstante, en el año 2013, estos

investigadores realizaron un estudio con una muestra de 4,400 escolares de 6º a 12º

grado y encontraron que el 5% de los adolescentes indicaba que había acosado a otros y

que además la forma utilizada para ello era la publicación de comentarios hirientes.

La Gráfica 2 presenta algunos tipos de ataques o ciberacoso mediante equipos en línea de

la tecnología.

14
Gráfica 2. Algunos tipos de ataques en línea
*(ESET, 2013 Compañía líder en detección proactiva de amenazas)

Resulta pertinente indicar que la consecuencia más extrema del cyberbullying es

el suicidio o muerte de la víctima (Olweus, 1973). Según la Organización Mundial de

Canadá, ejemplo de ello es el caso de Amanda Todd, una joven canadiense de 15 años

que se suicidó en el 2013 luego de haber sido víctima en repetidas ocasiones de

cyberbullying. El acoso comenzó cuando a sus 12 años, la niña ensenó por el chat sus

pechos desnudos a un usuario. Un año después el hombre la chantajeó de difundir la foto

por Facebook si no hacía lo que él le pedía, al ella negarse, el hombre cumplió con su

amenaza, iniciando el acoso psicológico que la llevó a suicidarse.

En el año 2010 en Argentina, funcionarios en el Instituto Nacional contra la

Discriminación, la Xenofobia y el Racismo analizaron y publicaron el caso de una niña

15
de 10 años la cual se le ocurrió abrir un grupo en Facebook llamado “3 razones para odiar

a Romina Perrone”. La página, que llegó a tener 5,000 seguidores, está llena de insultos

y fotografías de Romina, su compañera de estudio en un Colegio de Buenos Aires.

Debido a esto la pequeña víctima se vio sumamente afectada y estuvo en tratamiento

psiquiátrico. Otro caso es el de Rehtaeh Parsons, de 17 años, quien decidió suicidarse

tras meses de acoso y constantes burlas de sus compañeros de clase luego de difundirse

en la red una foto de su presunta violación por cuatro jóvenes en una fiesta. En mayo del

2010 los funcionarios del Instituto Nacional en Argentina estudiaron el fenómeno de

cyberbullying para así desarrollar orientaciones en las comunidades al respecto y prevenir

acerca de las agresiones psicológicas entre pares.

Entre las dificultades en el uso del internet, han señalado Coyne et al (2009) y

Spears, Glee, Olweus y Johnson (2009) también se encuentran las siguientes

modalidades: Happy Slapping involucra videos degradantes que son tomados por un

espectador, mientras el acosador golpea a su víctima quien se encarga de difundirlo a

través del móvil o internet. Otro ejemplo es el Sexting según mencionan Spears, Glee,

Olweus y Johnson (2009) quienes lo definen como el envío de videos con contenido

sexual de la víctima a un grupo de personas sin su consentimiento. El Gromming, se

entiende como el engaño de un adulto a un menor a través del software. El objeto en este

caso, es conseguir imágenes de contenido erótico del menor que después será acosado y

lo utilizará para coaccionarle y extorsionarle, el Morphing que se define como el acto de

acoso consistente en aplicar filtro o efectos sexuales a una imagen real para crear una

ilustración ficticia (Quicios, 2011). Cada una de estas modalidades de acoso incrementa

16
el riesgo en algunos adolescentes al ser víctimas de cyberbullying a optar por la conducta

suicida.

Durkhein (1897) planteó que el suicidio es toda muerte que resulta mediata o

inmediata de un acto realizado por la misma persona. Indicó según se cita que: “hay

suicidio cuando la víctima, en el momento en que se realiza la acción, sabe con toda

certeza lo que va a resultar de él”. De acuerdo con este planteamiento, añadió el autor

que el suicidio era un fenómeno sociológico, como resultado de una falta de integración

del individuo en la sociedad, más que un puro acto individualista. Sin embargo, la

tendencia actual considera el suicidio desde un punto de vista psicológico en lugar de una

perspectiva moralmente colectiva (Eguiluz, Córdova y Rosales, 2010). El informe

mundial acerca de la violencia y la salud elaborado por miembros de la Organización

Mundial de la Salud (OMS), identificó la violencia auto infligida como uno de los

padecimientos más importantes que deben enfrentar las sociedades modernas (Borges,

2009; Krug, Mercy, Dahlberg y Zwi, 2002; 2003).

Autores como Chávez, Pérez, Macías, & Páramo (2004) Feinberg y Robey (2009)

consideran el suicidio como la presencia de pensamientos de fantasías acerca de la propia

muerte. En este aspecto, han indicado Wagner, Wongs, y Jobes (2002) que el intento

suicida es conocido como para suicidio, entendido como cualquier acción mediante la

cual el individuo se causa una lesión o daño con el fin de obtener su propia muerte

independientemente de la letalidad del método empleado y del conocimiento real de la

letalidad. A su vez, el acoso cibernético afecta negativamente la autoestima de los

adolescentes debido a las constantes burlas y humillaciones. La autoestima se refiere a

una actitud, sentimiento positivo o negativo hacia uno mismo según la evaluación de sus

17
propias características (Estévez, Villlardón, Calvete, Padilla y Orue, 2010; Hernández

(2006), Kowalski, Limber y Agatston, 2010; Rosenberg, 1965). Sostiene igualmente

Gómez Maqueo (2015) que un acoso de esta naturaleza puede convertirse en un factor de

riesgo para el suicidio.

La agresión psicológica en la etapa de la adolescencia provoca en ellos

impotencia, humillación, vergüenza, deterioro en las relaciones interpersonales debido a

los rumores y rechazo a consecuencias del acoso, lo cual les genera psicoestresores tales

como: dificultades para socializar entre pares, víctima de acoso escolar, víctima de

cyberbullying y conflictos en el hogar (Avellanosa, 2008). Funcionarios en la Academia

Americana de Psiquiatría de Niños y Adolescentes consideran que las experiencias que

viven los adolescentes como algo vergonzoso o humillante son causales de suicidio.

Shaheen Shariff (2008) añade que la intimidación psicológica provoca angustia mental

ante el temor por la seguridad física, afectando la autoestima y confianza del individuo en

sí mismo y en riesgo de generar ideaciones suicidas.

Del Río, Sádaba y Bringué (2010) exponen que según Willard el cyberbullying

puede ser definido en pocas palabras como: el envío y acción de colgar – sending y

posting – de textos o imágenes dañinas y crueles en internet u otros medios digitales de

comunicación. Fraga (2008) menciona que Zysman describe el acoso cibernético como

un método de agresión grave por que conlleva el riesgo de generar una perturbación

psicológica todavía mayor el enfrentarse cara a cara con el agresor. Añade que la nueva

forma de agresión es el anonimato para humillar constantemente a la víctima y que el

internet facilita el exponer públicamente este tipo de agresión.

18
La naturalidad con la que los jóvenes se aproximan a las tecnologías de la

información y comunicación (TIC) les proporciona beneficios de carácter social,

educativo y de entretenimiento. Sin embargo, también representa un medio para crear

imágenes, identidades falsas, distanciarse (perdida de contacto personal) o a distorsionar

la realidad del mundo real (Becoña, 2006). Los jóvenes suelen utilizar las redes sociales

como redes personales de ocio y que sin una supervisión adecuada puede afectar

negativamente al usuario y a otras personas (Fernández Canelo, 2010; OECD, 2010).

Al respecto Sábada y Bringué identifican siete categorías de violencia verbal y

escrita a través de las nuevas tecnologías que fueron presentadas por Willard en el 2004.

La primera es lo que se conoce como Flaming en donde se realiza envío de mensajes

vulgares o que demuestran enfado hacia una persona en un grupo online, vía email por

mensaje de textos al teléfono móvil. La segunda es el Acoso Online definido como el

envío repetido de mensajes ofensivos vía email o mensajes de texto a una persona.

Cyberstalking es la tercera donde el acoso es online e incluye amenazas de daño o

intimidación excesiva. La cuarta es la Denigración y se conoce por los envíos

perjudiciales, falsas y crueles afirmaciones de una persona a otras o comentarios en

lugares online. La quinta categoría es la Suplantación de la persona en donde se hacen

pasar por la víctima y envían o cuelgan archivos de texto, video o imagen que hagan

quedar mal al agredido. El Outing es la sexta categoría donde se envía o cuelga material

de una persona que contenga información sensible, privada o embarazosa en lo que es

incluido respuestas de mensajes. Por último la Exclusión en donde se realiza una cruel

expulsión de alguien de un grupo online.

19
Mason (2008) fundamentado en la Teoría de Tresca presentada en el 1998, alude

a tres factores causales que mediarían en la aparición de las conductas del cyberbullying.

Estos factores son: el efecto de la desinhibición, la transición de la identidad desde el Yo

privado al Yo social y la falta de interacción con los adultos (García, 2013). Según

García (2013) estos factores han sido considerados claves para comprender el fenómeno

y para delimitar la conducta del bullying tradicional.

García (2013) considera que la Teoría del Comportamiento Planificado de Ajzen

y Fishbein postulada en 1980 estableció que para describir el comportamiento humano y

el por qué los seres humanos responden a ciertas situaciones estresantes del diario vivir

existen tres factores determinantes de la intencionalidad conductual: actitud, norma

subjetiva y percepción de control de conducta. Señalan los autores que estos factores son

claves para entender determinados comportamientos en el cyberbullying. Calvete (2010)

y Williams y Guerra (2007) establecieron una relación positiva entre los pensamientos de

los agresores de cyberbullying y sus conductas. Esta relación valida los resultados del

estudio de Heirman y Walrave llevado a cabo en el 2012 respecto a corroborar que la

actitud llega a ser un fuerte predictor de la intención conductual de los agresores de

cyberbullying, seguido de la facilidad y de la presión social percibida para perpetrar sus

actos.

De acuerdo con Fraga (2008) en un estudio realizado en el 2005 en la Universidad

de Florida Atlántica, en el que participaron 1,388 adolescentes se encontró que una

tercera parte de estos jóvenes había admitido haber sido víctima de hostigamientos por

medio del internet. Dos años más tarde en el 2007, ante la relevancia de este problema, la

empresa Sony y dos organizaciones sin fines de lucro, el National Crime Prevention

20
Council y el AD Council, realizaron un concurso de publicidad destinado a la prevención

de los hostigamientos electrónicos entre adolescentes. Por otra parte, Quicios (2006)

menciona que en un estudio llevado a cabo por funcionarios del Instituto Nacional de la

Juventud (INJUVE), había encontrado que el 26% de los adolescentes españoles

practicaba o era víctima de cyberbullying. El 11% de los adolescentes se había implicado

en ciberacoso vía mensajería instantánea, el 5% a través del chat, el 4% a través de

mensajes de móvil (SMS), el 3% vía correo electrónico, el 3% vía teléfono fijo y el 1%

vía fotografías o videos.

Los resultados de las investigaciones realizadas por Widom (1989), Pereda,

Guilera y Abad (2012) y Gómez (2013) establecen que los menores de edad victimizados

de forma directa o indirecta, también desarrollan actitudes negativas e intolerantes y una

mayor aceptación de la violencia como forma de relacionarse que luego les será difícil de

erradicar. De igual forma aseveró Smith (2000) que el ciberacoso es un acto agresivo e

intencionado llevado a cabo de manera repetida y constante a lo largo del tiempo por

parte de un grupo o individuo contra una víctima que no puede defenderse fácilmente.

Unido a estas conductas, asegura Garaigordobil (2011) que las féminas han demostrado

mayor predisposición a ser víctimas de acoso y los varones a ser agresores. De igual

manera, Burguess-Proctor, Patchin y Hinduja (2009) y Buelga, Caba y Musitu (2010)

señalan que las féminas sufren de mayor acoso tecnológico que los varones contrarios a

este resultado, Kowalski y Limber (2007) habían encontrado notables diferencias por

género en la victimización por internet. En este caso, indicaron que el 15% de las

féminas adoptaron el rol de víctima y el 7% los varones y que el 10% de la féminas eran

agresoras (10% féminas y un 4% los varones).

21
Definición de términos y variables

En esta sección del documento se incluyen las definiciones conceptuales y

operacionales de los términos y las variables consideradas en este estudio según

corresponden. En primer lugar se definen conceptualmente los términos; seguido de

estos son definidos conceptualmente y operacionalmente las variables objeto de análisis

(Villeneuve Román, 2004).

Términos:

1. Bullying. Intimidación o acoso es la práctica de actos violentos, intencionales

y repetidos, contra una persona indefensa, causando daños físicos y

psicológicos. El término viene del inglés bully que significa tirano, brutal. La

violencia es cometida por una o más personas, con el propósito de intimidar o

agredir a la víctima (Olweus, 1999).

2. Víctima. Individuo que es acosado constantemente por otros individuos o

grupos.

3. Victimario. El individuo o grupo que perpetran los actos de acoso a otros

individuos más débiles.

4. Espectador. Inhibe la ayuda y además, fomenta la participación y continuidad

de actos de violencia entre pares, que conocen de esta problemática pero por

temor a formar parte del rol de victimas guardan el silencio.

Variable:

1. Ciberacoso. La expresión en inglés define cuando un niño, adolescente o

preadolescente es atormentado, amenazado, acosado, humillado, avergonzado

por otra persona desde internet, medios interactivos, tecnologías digitales y

22
teléfonos móviles (Varela, 2013). En este estudio el ciberacoso se analiza

mediante un proceso de revisión de la literatura relacionada con el tema y

estudios o investigaciones realizadas en otros países y Puerto Rico en un

cohorte de 15 años; esto es del año 2000 al 2015.

23
CAPÍTULO II

MÉTODO

Introducción

A los efectos de llevar a cabo este estudio se establece un proceso el cual

responde al método científico (Ragin, Nagel y White, 2004). Por consiguiente, en lo que

sigue se describe el diseño establecido, en que consiste la población, instrumento para

recopilación de datos e información, el procedimiento y los análisis pertinentes para la

interpretación de resultados.

El problema objeto de estudio consistió en conocer y presentar evidencia acerca

del ciberacoso como factor precipitante para que adolescentes piensen en el suicidio

como alternativa para salir de su situación de víctima. La pregunta que se hace al

respecto está dirigida a responder; ¿Qué evidencia provee la literatura y las

investigaciones realizadas acerca del ciberacoso y la relación con el suicidio en

adolescentes? A estos fines se establecieron tres objetivos y tres hipótesis mediante los

cuales se iba a determinar si existe o no predisposición del adolescente puertorriqueño a

desarrollar trastornos mentales o a atentar contra su vida.

Diseño de investigación

El diseño investigativo al cual responde este estudio es el analítico, en el que se

incluye el meta-análisis a los efectos de que la técnica principal para la recopilación de

datos e información responde al análisis documental y de archivo para luego interpretar

sus contenidos de forma cualitativa, crítica y profunda (Fernández y Pértegas Díaz, 2002;

McMillian y Schumancher, 2005; Sandin, 2003; Strauss, 1998). McMillian y

Schumancher (2005) y Fernández y Pértegas Díaz (2002) describen este diseño orientado

24
al proceso exploratorio, inductivo y descriptivo de datos de acuerdo con la revisión

literaria con el propósito de articular la información de fuentes primarias, secundarias y

resultados de diversas investigaciones para generar nueva información y nuevas

conclusiones a la luz del tema y problema que se analiza.

El diseño de investigación es el plan para responder a los objetivos trazados en la

revisión crítica literaria. Hernández Sampieri, Fernández Collado y Baptista Lucio

(2010) indican acerca de la revisión literaria que la misma consiste en detectar, obtener y

consultar la literatura en el área de interés; en este estudio se refiere al acoso cibernético.

El diseño de estudio es uno no probabilístico, en el que se analiza el fenómeno del

cyberbullying con el fin de determinar su naturaleza, comportamiento y características

para descubrir nueva información al conocer e integrar información y datos producto del

esfuerzo investigativo de otros autores acerca del fenómeno de ciberacoso y el suicidio en

adolescentes.

Población

La población en este estudio está representada por la revisión intencional y por

disponibilidad de la información producto de la literatura e investigaciones a través de

fuentes primarias y secundarias acerca del tema del ciberacoso y el suicidio en

adolescentes entre las edades de 13 a 17 años de edad. Las investigaciones revisadas

fueron seleccionadas entre los años 2000 y 2015.

Instrumento

En este estudio sirvió como instrumento para recopilar y proceder con las

anotaciones la bitácora o libretas donde se registraron datos específicos y se resumió

25
información pertinente. Este proceso permitió organizar los datos y la información

localizada.

Procedimiento

El proceso de recopilar los datos e información incluyo distintos medios. Esta

actividad investigativa inició con la visita a las bibliotecas universitarias de distintas

instituciones universitarias. A su vez, se consultaron datos en línea y a través de los

mismos se localizaron textos, revistas profesionales, tesis y artículos de periódicos en el

tema de interés investigativo acerca de la conducta de ciberacoso y el suicidio entre

adolescentes. Finalmente, se organizó y analizó toda la información y se presentó en el

documento requerido por la institución universitaria para completar el grado doctoral en

Consejería Psicológica.

Análisis cualitativo

En la interpretación de la información recopilada se aplicó el análisis de contenido

crítico y profundo. Este análisis consiste de organizar los temas, significados eventos,

resultados, datos específicos e ideas. Este proceso analítico de la información permite la

integración y descripción de los contenidos de forma holística, establece relaciones,

comparaciones y categorías (Lucca Irizarry y Berrios Rivera, 2004; McMillian y

Schumancher, 2005).

26
CAPÍTULO III

RESULTADOS

Introducción

En este capítulo se exponen los diferentes estudios analizados en la temática

respecto al fenómeno del cyberbullying o ciberacoso. Mediante este análisis se proveen

respuestas al problema en función de conocer y presentar evidencia acerca del efecto del

ciberacoso como factor precipitante para que adolescentes piensen en el suicidio como

alternativa para salir de su situación de víctima. A través de la técnica de revisión

documental se localizaron estudios de diferentes países incluyendo a Puerto Rico en el

tema de interés. Este análisis se expone de forma descriptiva e integrada. A

continuación se presenta el análisis de la literatura revisada d acuerdo con la pregunta,

objetivos e hipótesis de investigación establecida.

Análisis descriptivo

Estudiosos del acoso cibernético como Cerezo (2009), Del Rio y Ortega (2008),

Garaigordobil (2011), Jiménez (2007), O'morre (2009), Pérez y Vázquez (2010) son

algunos de los investigadores que se han ocupado de analizar la prevalencia,

características y los factores de riesgo a los que están expuestos los adolescentes que son

víctimas de este tipo de acoso. Concurren los investigadores que el ciberacoso no varía

de un país a otro y que el fenómeno del cyberbullyings se ha convertido en un problema

de carácter social que ha ido incrementándose mundialmente. Por consiguiente, los

adolescentes puertorriqueños no están exentos de que en algún momento puedan ser

víctimas de acoso cibernético por sus pares. En adelante se discuten los hallazgos

producto de esta investigación consecutivamente.

27
Prevalencia y delimitaciones del ciberacoso

En la revisión crítica de la literatura acerca de los efectos psicoemocionales de los

adolescentes víctimas del acoso cibernético se analizaron investigaciones de fuentes

primarias y secundarias que evidencian la gravedad y las repercusiones psicopatológicas

de este fenómeno en adolescentes victimizados por otros a través de las redes sociales y

sus relación con el pensamiento suicida con el objetivo de conocer la prevalencia en el

adolescente puertorriqueño en el desarrollo de trastornos mentales y el suicidio. Edreira

(2003) y Rubio (2010) exponen al respecto que el acoso moral es una conducta o método

en que las personas provocan conflictos con consecuencias extremas y destructivas

físicas y psíquicas. Menciona Rubio (2010) en particular que, cuando la violencia afecta

a los adolescentes, la malignidad de la situación es aún mayor. Añade el autor que

cuando un adolescente es víctima de algún acto violento éste, unido a la angustia que

siente como consecuencia dolorosa inmediata, interioriza una experiencia negativa

mediante la cual aprende y desarrolla una conducta violenta que repercute en conducta

disruptiva para conseguir beneficios como agresores y en muchas ocasiones como

delincuentes.

Garaigordobil (2011) expone la definición presentada por Willard en el 2005 de lo

que representa el acosos cibernético como el envío y acción de colgar (sending y posting)

textos o imágenes dañinas o crueles por internet u otros medios digitales de

comunicación. Por otro lado, Belsey (2005), conceptúa el acoso cibernético como el uso

vejatorio de algunas tecnologías de la información y de la comunicación, como el correo

electrónico, los mensajes del teléfono móvil, la mensajería instantánea, los sitios

personales y/o el comportamiento personal en línea difamatorio de un individuo o grupo

28
que deliberadamente y de forma repetitiva y hostil pretende dañar a otra persona. De

igual forma, funcionarios del Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación

(INTECO, 2009) definen el fenómeno como una conducta de acoso entre iguales en las

redes sociales que incluye actuaciones de chantaje, vejaciones e insultos de unos niños a

otros niños.

El estudio de Garaigordobil (2011) establece que existen diferencias entre las

formas del acoso directo e indirecto. Según la investigación el acoso directo es el envío

de mensajes a otros adolescentes directamente mientras que el acoso indirecto o por

delegación implica utilizar a otras adolescentes para acosar cibernéticamente a la víctima

con o sin el conocimiento de estos quienes desconocen que se convierten en cómplices.

El acoso indirecto puede ser más peligroso porque pueden incluir a personas adultas en el

hostigamiento. El acoso por delegación también se refiere a una situación en la que una

persona piratea la cuenta de la víctima y envía mensajes hostigadores, impertinentes a

amigos y familiares de la lista de contactos.

Flores (2006) fundador y director de PantallasAmigas en la presentación de la

Guía de Cyberbullying creada por Parry Aftab en el 2006 indicó que las formas

adoptadas en el acoso cibernético son muy variadas y solo se encuentran limitadas por la

pericia tecnológica y la imaginación de estos niños/as y jóvenes menores de edad para

acosar a otros. Flores presentó varios ejemplos de acoso: colgar en internet una imagen

comprometida (real o efectuada mediante fotomontajes) con datos delicados para dar a

conocer información que pueda perjudicar o avergonzar a la víctima en su entorno de

relaciones, publicar una foto en una web negativamente comprometedora la cual se utiliza

para provocar que sea expulsada la persona por ser la más fea, o la menos inteligente y

29
otorgarle puntos o votos para que aparezca en los primeros lugares. También, crear un

perfil o espacio falso a nombre de la víctima, donde se escriban a modo de confesiones en

primera persona determinados acontecimientos personales, demandas explicitas de

contactos sexuales, entre otros.

Kowalski, Limber y Agatston (2010) establecen que el acoso cibernético incluye

el uso de correos electrónicos, mensajerías instantáneas, mensajes de textos e imágenes

digitales enviadas a través de teléfonos móviles, páginas web, blogs, salas de chat y

cualquier tecnología asociada con la comunicación digital. En lo que respecta al efecto

del acoso en diversos niveles educativos, es importante abordarlo como un fenómeno

social o psicológico y también desde la dimensión del efecto negativo que ocasiona en el

rendimiento académico que éste tiene en la víctima (Ortega y González, 2015). Al

analizar lo que el bajo rendimiento escolar representa para la sociedad, la familia y para

el mismo individuo, señala Espinoza (2011), lo devastador que esta circunstancia podría

llegar a ser para la persona victimizada. Este autor asevera que un fracaso de esta

naturaleza afecta la adaptación individual, social y la autoestima de manera inmediata y

futura.

Perren, Corcoran, Dehue, García, McGuckin, Smahel, Sevcikova, Tsatsou y

Vollink (2012) en Varela (2012) indican que uno de los aspectos que distinguen más

claramente el ciberacoso es el desequilibrio de poder entre el intimidador y la víctima, al

ser el intimidador quien manifiesta mayor conocimiento tecnológico que su víctima y se

mantiene en el anonimato; lo cual le otorga ventaja y limita la capacidad para defenderse

de su víctima. Un estudio realizado en Colombia en el 2014 por los miembros de la

Oficina de Planeación Lizcano en donde evidenciaron y aseguraron que el acoso

30
cibernético es un acto de delincuencia en potencia por que las acciones que se realizan

son el inicio de una cadena de destrucción y muerte para agraviar a las personas mediante

medios de comunicación. En el estudio se concluye que el cyberbullying causa daños

psicológicos irreparables y termina en muerte.

Los primeros estudios en esta temática, indica Garaigordobil (2011) se realizaron

en Estados Unidos y en Europa donde se evidenció la relevancia del fenómeno y su

rápido crecimiento. Finkelhor, Mitchell y Wolak (2000) en Garaigordobil (2011)

analizaron el ciberacoso en una muestra de 1,501 de jóvenes entre las edades de 10 a 17

años. Los resultados del estudio demostraron que el 6% de los adolescentes habían sido

acosados a través del internet durante el último año. El 33% de ellos mencionó que el

acoso fue mediante mensajería instantánea, el 32% en salas de chat y el 19% por el e-

mail. De igual forma, en otro estudio realizado por miembros de Cox Communication

(2009) en los Estados Unidos con una muestra de 655 adolescentes entre las edades de 13

a 18 años de edad, se evidenció que el 15% había sido acosado por internet, el 10% por

teléfono móvil, el 5% por móvil, el 7% había acosado a otra persona por internet y el

22% había visto y/o escuchado que habían acosado a un amigo por el internet.

Funcionarios en el National Childern`s Home (NCH, 2002) realizaron un estudio

en Reino Unido y se encontró que el 25% de los encuestados indicó haber sido víctima de

ciberbullying, lo que representó un aumento en comparación con la población de

adolescentes en los Estados Unidos. García (2013) citó en su estudio los resultados de la

investigación llevada a cabo en los Estados Unidos por Patchin e Hinduja en el 2011.

Estos autores analizaron 35 artículos publicados desde el año 2011 en adelante en el tema

31
del cyberbullying entre adolescentes e identificaron que existía variabilidad en la

victimización por acoso cibernético y la agresión entre adolescentes.

Señalan investigadores como García (2013), Keith y Martin (2005), Burguess-

Proctor et al. (2006), Garaigordobil (2011) Mitchell, Ybarra y Finkelhor (2007), Wolak,

Mitchell y Finkelhor (2006), Ybarra y Mitchell (2004), Ybarra, Mitchell, Wolak, y

Finkelhor (2006) que se han realizado estudios acerca del fenómeno e implicaciones en la

conducta del adolescente, además de los Estados Unidos, en países como Australia ,

Europa y Latinoamérica. Estos investigadores concurren en que este tipo de acoso tiene

repercusiones negativas en el adolescente a nivel emocional, cognitivo, socioeconómico y

familiar al atravesar por incidentes violentos producto de los sistemas cibernéticos.

Igualmente coinciden en que la intensidad y las reacciones en sus conductas ante la

presión que representa el ciberacoso varían de acuerdo con la edad y el género del

adolescente. No obstante, han encontrado que estos adolescentes y/o pre-adolescentes,

femenino o masculino que es acosado su edad está entre los 8 a 17 años, todos/as se

afectan emocionalmente.

Calvete et al. (2010), Félix-Mateo et al. (2010), Ortega et al. (2008) investigaron

los efectos del ciberacoso con chicas en España y encontraron mayor predisposición a

participar como víctima a diferencia de los chicos que se identificaban más como

agresores. Estos resultados coinciden con un estudio realizado en Turquía llevado a cabo

por Aricak et al. (2008), donde se evidenció también que los varones se identifican más

con la conducta acosadora y las chicas con las conductas de víctima. Hoff y Mitchell

(2009), quienes analizaron las consecuencias del ciberacoso en estudiantes adolescentes,

evidenciaron como causas asociadas a este fenómeno las rupturas de pareja entre los

32
adolescentes, la envidia, los celos y la intolerancia relacionada a los prejuicios raciales y

sexuales. A estos efectos, explicaron que el ciberacoso se perpetúa como un medio de

venganza para afrontar la frustración y que estos comportamientos herrados conducen a

los adolescentes y adultos a su cargo a presentar situaciones críticas o legales. Hoff y

Mitchell (2009) aseguran que hasta que las autoridades pertinentes, incluyendo a la

escuela, los tribunales, los padres y los proveedores de internet no adopten medidas para

hacer cumplir un comportamiento adecuado en el ciberespacio, la vida de los

adolescentes estará afectada negativamente por un mundo virtual incivilizado.

En relación a la prevalencia de situaciones de ciberacoso entre adolescentes

puertorriqueños que llegaron al suicidio se encontró que se carece de estudios con ese

nivel de especificidad. Sin embargo, surge de la revisión documental que fue presentado

un estudio en la Conferencia anual de la American Academy of Pediatrics para el 2012 en

el que se analizaron 41 casos de menores de 13 a 18 años distribuidos entre los Estados

Unidos, Canadá, Reino Unido y Australia que cometieron suicidio tras ser víctimas del

ciberbullying. El estudio evidenció que la mayoría de estos adolescentes habían sufrido

bullying dentro y fuera de la red virtual.

Entre las causas para llegar a la decisión en por que estos adolescentes cometieron

suicidio está el que en un 24% de los adolescentes fueron víctimas de bullying

homofóbico, en específico, la mitad de ellos abiertamente homosexuales y la otra mitad

como heterosexuales o sin preferencia sexual definida. También se evidenció un

aumentó en el número de suicidios de este tipo entre los años 2011 y 2012. Por otra

parte, se encontró que el 32% de los adolescentes que cometieron suicidio habían sido

diagnosticados con un trastorno del estado de ánimo y un 15% se le había diagnosticado

33
con síntomas depresivos. A través de este estudio se concluyó que, aunque el

cyberbullying está presente en muchos de estos casos, existen otros factores como el

bullying o alguna enfermedad mental. Este estudio demostró que muchos de los

incidentes trágicos se han vinculado, incluyendo el suicidio de adolescentes, a las

experiencias con el ciberacoso y el acoso escolar (Patchin, 2013). La relación entre el

suicidio y la agresión interpersonal no es algo nuevo, como ya se ha documentado en un

gran número de estudios, existe relación o conexión entre la intimidación y el suicidio. Se

encontró que aquellos que experimentan bullying han presentado mayores niveles de

ideación suicida y tienen más probabilidades de cometer el acto o intentar el suicidio, sea

como víctima o como espectador (Patchin, 2013).

En el año 2007, una muestra aleatoria de 1,963 estudiantes de escuela intermedia

de uno de los distritos escolares más grandes en los Estados Unidos completó una

encuesta acerca del uso y las experiencias en el internet. Se encontró en este estudio que

los adolescentes que experimentan bullying o cyberbullying, ya sea como perpetrador o

víctima, tienen más pensamientos suicidas y son más propensos a intentar suicidarse que

los que no han experimentado tales formas de agresión entre iguales. Además, la víctima

está más fuertemente relacionada con los pensamientos y comportamientos suicidas que

el ofensor (Patchin, Ybarra y Mitchell, 2004). De igual forma (Smith et al. 2006) asegura

que el acoso cibernético las consecuencias son más severas por su carácter público y

amenazante.

En la organización JAMA Pediatric (2011) reveló que existe relación entre el

cyberbullying y la depresión. Michele P. Hamm, de la Universidad de Alberta, Canadá y

coautores revisaron 36 estudios con el fin de examinar los efectos relacionados con la

34
salud y el ciberacoso a través de las redes sociales entre adolescentes y niños. Este

estudio evidenció que existe relación entre la depresión y el ciberacoso. Por otro lado,

estudios realizados en Estados Unidos donde se incluyeron adolescentes de 12 a 18 años

de edad encontraron que el 23% fue el porcentaje medio de niños y adolescentes que

aseguraron sufrir acoso cibernético, aunque los informes de su prevalencia oscilaron entre

el 5% y el 74%. La razón más común de la intimidación digital fueron problemas de

relación; siendo las niñas las que recibían la intimidación más a menudo. Además, estos

estudios corroboraron consistentemente que el acoso cibernético se asociaba mayormente

con la probabilidad de que las niñas presentaran depresión.

De acuerdo con Varela (2012), otra característica que acentúa la pérdida del

control en la víctima que le puede llevar a cometer suicido es pensar que es imposible

impedir que las ciberagresiones sean vistas, reproducidas y reenviadas una y otra vez por

los internautas. Varela en su investigación titulada Violencia, Victimización y

Cyberbullying en adolescentes escolarizados/as: Una perspectiva desde el Trabajo

Social menciona que los mensajes o imágenes difundidas en internet o por el teléfono

móvil pueden recuperarse, lo cual revive una y otra vez el daño que ocasiona la agresión

y que permanece en el tiempo, incrementando sus efectos en la víctima. Esta situación,

según han expuesto Feinberg y Robey (2009), que en su punto más extremo, el

cyberbullying puede llevar al suicidio y a la violencia juvenil.

Cada vez más, los autores han indicado a través de la literatura (Jokin Ceberio,

Ryan Patrick Halligan, Alex Teka, Clemente Tyler (2011) que las consecuencias del

acoso cibernético provoca episodios que suelen implicar amenazas graves contra la

integridad de la víctima o los que conducen al suicidio cuando la víctima ya no tiene

35
capacidad para soportar más sufrimiento. El hecho es que existen muchos tipos de

ciberagresiones sobre las cuales los adolescentes no conocen el efecto psicológico ni las

consecuencias a nivel jurídico que muchas de éstas pueden llegar a tener para ellos

mismos y para sus familias (Garaigordobil, 2011).

Factores y consecuencias del ciberbullying entre pares de adolescentes

El análisis del segundo objetivo de esta investigación estuvo dirigido a conocer o

identificar los factores existentes de carácter personal y de contexto social entre pares que

influyen en el fenómeno del ciberacoso siendo éstos víctimas, victimario o espectador.

De las investigaciones revisadas, se comprobó que las consecuencias del fenómeno bajo

estudio también conocido como la violencia entre iguales a través de las nuevas

tecnologías son desastrosas para todos los involucrados, aunque con diferentes

consecuencias y magnitud en cuanto al nivel de sufrimiento. El sufrimiento o angustias

más fuertes se manifiestan en las víctimas. Sin embargo, los agresores, los observadores

o espectadores también se afectan en el aprendizaje y desarrollan hábitos negativos que

influirán a lo largo de sus vidas debido al pobre ajuste social durante la adolescencia

(Garaigordobil, 2011).

En los estudios revisados se evidenció que todos los implicados en situaciones de

violencia entre iguales, en cualquiera de sus roles (como víctima, victimario o

espectador) se encuentran en una situación mayor de riesgo a presentar problemas

interpersonales y trastornos psicopatológicos. El factor emocional que genera la

consecuencia más extrema para las víctimas de acoso cibernético es pensar o llegar al

suicidio como alternativa para finalizar con el sufrimiento que le causan los incidentes de

acoso cibernético, así como a la violencia juvenil (Feinberg y Robey, 2009). Los

36
estudios presentados por Garaigordobil (2011) demuestran que, aunque el ciberacoso no

sea extremo, conlleva consecuencias que afectan al individuo en una serie de factores

como: salud física, la calidad de vida, en el bienestar y un desarrollo emocional saludable

en el adolescente. Al considerar cada circunstancia o factor implicado en el acoso

cibernético emergen, como consecuencia en las mentes de las personas los episodios más

dolorosos y dramáticos tales como: amenazas graves contra la integridad de la víctima o

los que conducen a la víctima al suicidio por pensar o no tener la capacidad para detener,

soportar y enfrentar el sufrimiento (Ceberio, Halligan, Teka y Tyler, 2011).

El factor emocional que provoca en cada adolescente acosado cibernéticamente

un daño significativo al experimentar síntomas de depresión, ansiedad y fracaso escolar

(Garaigordobil y Oñederra, 2010). Estos síntomas se exacerban aún más, cuando la

información dañina está disponible para todo el mundo y sus acosadores en la mayoría de

las ocasiones son anónimos. Por consiguiente, según Garaigordobil (2011) el proceso de

victimización es continuo e inevitable.

Los estudios realizados en España por Li Q (2006), en Ortega, Calmaestra y

Merchan (2006) al igual que los estudios en Canadá y Estados Unidos llevados a cabo

por Garaigordobil (2011), estiman que uno de cuatro estudiantes está involucrado en un

problema como cibervíctima o ciberagresor o en ambos roles. En el estudio realizado por

William y Guerra (2007), con una muestra de 5,632 estudiantes de primaria, secundaria y

escuela superior, encontraron que el 9% de los estudiantes decían ser agresores a través

de internet. A su vez, el estudio realizado en el 2008 Hinduja y Patchin en García (2013)

también se encontró que el 9% de los estudiantes de su muestra, entre las edades de 10 a

37
17 años habían sido ciber-victimizados en el último mes y el 8% había ejercido la ciber-

agresión.

En el estudio de Carroll, Houghton y Sakellariou (2012), en el que participó una

muestra de 1,530 estudiantes de primaria y secundaria, se evidenció que el 12% indicó

haber tenido al menos una experiencia de víctima a través de internet. Por su parte,

García (2013) identificó que los más propensos a ser víctimas de ciberacoso lo eran

estudiantes con una edad entre 8 a 10 años y el 9% de los estudiantes identificaron la

intimidación cibernética en el internet como el método más comúnmente empleado por

los estudiantes. Monks, Ortega, Robinson y Worlidge (2009) encontraron datos similares

donde el 5% de los estudiantes entre 7 y 10 años de edad se identificaban como agresor y

el 23% como víctima. Varios años más tarde, Monks, Robinson y Penny (2012) llevaron

a cabo este estudio con una muestra de estudiantes de 7 a 11 años de edad y encontraron

porcientos similares; donde el 21% se identificaba como víctimas y el 5% como

agresores.

La investigación realizada por Slonje y Smith, involucró a ocho diferentes

escuelas en Suecia e incluyó a estudiantes de 12 a 20 años de edad de varios niveles

socioeconómicos y evidenció que el 10% de esta muestra de estudiantes aseguró haber

sido víctima de ciberacoso.

En mayo 2010 se realizó un estudio en el tema de ciberbullying llamado Análisis

Comparativo en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Venezuela con

estudiantes de 10 a 18 años de edad, en el cual se concluyó que un total de 2,542

estudiantes de los siete países encuestados reconocieron haber sido víctimas de

ciberacoso a través del celular y del messenger. En total, el 12% había experimentado

38
una forma de cyberbullying. En otros dos estudios similares llevados a cabo con

estudiantes norteamericanos por Lenhart (2007) y con estudiantes suecos por Slonje y

Smith (2008) se evidenciaron también resultados similares.

Cabe destacar que al igual que en el bullying tradicional como en el ciberbullying

son dos los roles principales que se exploran: el de agresor y víctima, y dos los tipos de

comportamientos: la ciberagresión y la cibervictimización (Grigg, 2010). La gran

mayoría de los estudios se centran en víctimas y agresores fundamentalmente (Li, 2008;

Patchin e Hinduja, 2006; Wolak, Mitchell y Finkelhor, 2007; Ybarra y Mitchell, 2004).

En algunos se destacan la figura del agresor victimizado como el del tercer rol

(Calmaestra et al., 2008; Estévez et al., 2010; Smith et al., 2008). El cuarto rol que se

menciona es el de espectador u observador. Aunque la presencia de éste ante el fenómeno

del cyberbulling no ha sido tan estudiada como en el bullying tradicional (Salmivalli y

Voeten, 2004) en algunos trabajos actuales lo mencionan (Slonje, Smith y Frisen, 2012).

Autores como Pepler, Craig y O’Connell, 2010; Salmivalli, Kärnä y Poskiparta (2010)

mencionaron que se está comenzando a considerar, el estudiar el rol del espectador

debido a la importancia que ocupa como parte de la dinámica tradicional y del

actualmente en el cyberbullying

Ciberacoso y las conductas de riesgo en el adolescente

El ciberbullying o acoso cibernético constituye un amplio tema que preocupa a la

comunidad científica (Buelga, Musitu y Murgui, 2009; Defensor del Pueblo, 2007; Smith

y Brain, 2000). En varios estudios se menciona que se trata de un problema que existe en

todos los países (Akiba, 2004; Cava, Musitu y Murgui, 2007; Gofin, Palti y Gordon,

2002; Liang, Flisher y Lombard, 2007; Smith, 2003). Las conductas agresivas y de acoso

39
alarman a las autoridades administrativas, educativas, padres de familia y a la sociedad en

general ante las serias implicaciones y consecuencias de las conductas de riesgo que

manifiestan los adolescentes (Garaigordobil, 2011).

En la búsqueda de estudios acerca del ciberacoso en Puerto Rico se encontró que

existe escasez de estudios nacionales que aborden este tema. Al momento en Puerto

Rico, el estudio localizado fue el realizado por la Organización Parenting Resources en el

2008. En el mismo, los resultados demostraron que un 16% de una muestra de

adolescentes puertorriqueños ha sido víctima de ciberacoso donde el 20% identificó a las

niñas como agresora, mientras que el 18% señaló a los varones como el agresor. Los

resultados en este estudio, según la Dra. Maribel González, presentó un nuevo

planteamiento contrario al existente que establece que los victimarios son individuos

inseguros y con problemas, a los efectos de que el victimario tiende a ser el líder que

controla el grupo y le gusta el poder, por lo que las víctimas le tienen miedo, les respetan

y los siguen.

Entre los estudios más relevantes que aportaron datos acerca de esta problemática

se encuentra el realizado por Orte en el año 2006 en las Islas Baleares. Este investigador

demostró que el 20% de los adolescentes de 11 a 19 años de edad había sufrido alguna

vez ciberbullying. En el 2007, funcionario de la organización Defensor del Pueblo,

manifestaron en su estudio que el 6% de los adolescentes encuestados habían sido

víctimas de ciberacoso y un 5% lo había sido de forma esporádica y un 4% indicó haber

sido acosado más de una vez por semana. El estudio que mayor impacto causó lo fue el

de Ortega y sus colaboradores en el 2008. El mismo fue realizado con una muestra de

830 adolescentes de 12 a 16 años. En este estudio el 27% de la muestra mencionaba estar

40
directamente implicado en actos de cyberbullying, donde el 4% se nominaba dentro de la

vertiente severa (2% agresores, 2% víctimas y 9% agresores victimizados) a través del

móvil o internet y el 23% lo hacía de forma moderada u ocasional (6% agresores, 9%

víctimas y 8% agresores victimizados) (García, 2013).

Vandebosch y Van Cleemput (2009) en García (2013) realizaron un estudio en

Bélgica con una muestra de 2,052 jóvenes de primaria y secundaria. Los resultados

demostraron que el ciberacoso entre los jóvenes no era un problema marginal. También

se ha evidenciado desde una perspectiva de género, que los varones presentan más

comportamientos violentos en el área escolar y de una forma más directa que las féminas

(Bettencourt y Miller, 1996; Postigo, González, Mateu, Ferrero y Martorell, 2009). Por

su parte, García (2013) en su análisis menciona que se ha observado que entre las chicas

adolescentes son más frecuentes los síntomas depresivos y de estrés. A su vez, entre los

chicos existe una relación positiva entre el malestar psicológico y la violencia escolar

(Estévez, Musitu y Herrero, 2005; Estévez, Martínez, Herrero y Musitu 2006; Herrero,

Estévez y Musitu, 2006; Musitu, Estévez, Jiménez y Veiga 2011, Villarreal, Sánchez,

Veiga, y Del Moral, 2011).

Los factores de riesgo dentro de la constelación familiar están relacionados con

las características familiares. En este aspecto, Batsche y Knoff (1994) en Varela (2012)

concluyen que los agresores provienen, mayormente, de familias autoritarias, hostiles,

con escasas habilidades de solución de problemas y que responden con violencia a las

provocaciones. Al definir el desarrollo de la relación familiar desde la perspectiva de la

psicología social, refiere a un sistema de relaciones fundamentalmente afectivas con las

que el ser humano permanece largo tiempo, y no un tiempo cualquiera de su vida, sino el

41
compuesto por fases evolutivas cruciales como la infancia y la adolescencia (Nardone,

Giannotti y Rocchi, 2003). Esta red de relaciones e interacciones entre los miembros de

la familia proporciona un marco de referencia para el adolescente que condiciona su

comportamiento, potenciando o disminuyendo las probabilidades de que éste sea

desajustado (Varela, 2012). Por cuanto, se ha establecido en numerosos trabajos en los

que se asocian la violencia escolar con relaciones de mala calidad entre los miembros del

núcleo familiar (Muñoz y Graña, 2001; Tolan, Guerra y Kendall, 1995; Trianes, 2000).

Entre los factores familiares más estudiados en relación con la conducta violenta

expresada por los hijos en la escuela se ha encontrado que en el ambiente familiar, se

integran y se relacionan variables como la vinculación afectiva de los miembros de la

familia, la comunicación familiar y el conflicto familiar (Ostrov y Bishop, 2008 en

Varela, Ávila y Martínez, 2013). Estos factores de riesgo para el desarrollo de conductas

negativas o desadaptadas son el producto de las características psicosociales e

institucionales de la familia y su entorno y puede conceptualizarse como el ambiente

percibido e interpretado por los miembros de la familia (Guerra 1993; Kemper, 2000).

Además, el clima familiar ejerce una influencia significativa en la conducta y en el

desarrollo social, físico, afectivo e intelectual de sus integrantes (Martínez, 1996;

Schwartz y Pollishuke, 1995).

Varela (2012) plantea que la adolescencia es un periodo vital en el que la persona

se ve sometida a multitud de cambios e influencias procedentes de distintos contextos y el

clima familiar se convierte en un factor de cambio esencial para un adecuado desarrollo

psicosocial en el adolescente. Explica el autor que cuando el clima familiar es negativo

42
las dinámicas que surgen empobrecen la comunicación y el apoyo entre los miembros de

la familia que afecta al funcionamiento general de la familia.

Desde la perspectiva del ajuste psicosocial, entre el adolescente y el clima

familiar se desarrolla una relación bidireccional de tal forma que de ser este clima

familiar conflictivo va a influir en el desarrollo de problemas de conductas en los hijos; lo

que se convierte en un elemento de estrés en la familia ante el cual los padres suelen

reaccionar de manera hostil por lo regular, agravando el patrón de interacciones

familiares negativas (Eisenberg et al., 1999). Evidentemente el clima familiar negativo

incide en el desarrollo de factores individuales como son los síntomas depresivos, el

estrés y la ansiedad que se manifiesta en hijos adolescentes y los problemas que se

producen como secuela de la influencia negativa que recibe del sistema de relaciones

familiares (Begotti, Borca, Calandri, Cattelino y Ingoglia, 2004). En las relaciones de los

adolescentes en otros contextos, como el escolar y el comunitario, la cohesión familiar

puede proteger a los hijos de conductas desajustadas y favorecer la adaptación social de

los adolescentes porque permite la transmisión de pautas y normas culturales de padres a

hijos (Nicholson, 2000; Rodríguez y Torrente, 2003).

Factores individuales de los involucrados en el ciberacoso

De la revisión documental realizada para este estudio surge que existen factores

individuales asociados con la conducta violenta en la adolescencia que se han relacionado

con el desarrollo de conductas desajustadas como lo es la baja autoestima, la

sintomatología depresiva, ansiedad, entre otras áreas como la reputación social y la

satisfacción con la vida o satisfacción vital. Por otro lado, los resultados de los estudios

analizados establecen que las víctimas y los agresores evidenciaron poseer una

43
autoestima más pobre o baja que aquellos que no han sido víctimas o agresores. Los

adolescentes con una autoestima más baja son aquellos que desempeñan ambos roles, en

otras palabras, que agreden y son agredidos.

La relación entre la autoestima y la conducta violenta es compleja, aunque

aparenta ser un hecho constatado el que las víctimas que desarrollan conductas violentas

a través de las nuevas tecnologías, se caracterizan por una autoestima más baja, la

relación entre la autoestima y agresores es algo confusa. Señala O’Moore y Kirkman

(2001) al respecto que esta confusión se debe a la tipología de comportamiento

intimidatorio elegido. Los estudios que distinguen entre víctimas, agresores y víctimas-

agresivas han encontrado diferencias significativas entre los grupos. O’Moore y Kirkman

(2001) realizaron un estudio con 13,112 estudiantes entre las edades de 8 y 18 años para

comprobar si existían diferencias en la autoestima que presentaban las víctimas, los

agresores y las víctimas-agresivas. Con respecto a sus niveles de ajuste psicosocial se

concluyó que los adolescentes muy victimizados demostraron niveles bajos de

autoestima. Mencionan autores como Del Barrio et al. (2003), Díaz-Aguado et al. (2004)

y Estévez et al. (2006) que estas diferencias se circunscriben exclusivamente a la

autoestima social y general, mientras que no se han encontrado diferencias con respecto a

la autoestima académica.

Entre los aspectos que contribuyen a clarificar la relación entre la autoestima y la

conducta violenta está la existencia de adolescentes con autoestima inflada o autoestima

defensiva. Salmivalli et al. (1999) han distinguido entre adolescentes con una auténtica

autoestima elevada y adolescentes con una elevada autoestima defensiva y han

examinado su relación con las conductas de amenaza e intimidación en el aula. Los

44
autores de referencia han llegado a la conclusión de que aquellos adolescentes que se

implican en conductas intimidatorias, ya sea como víctimas, victimarios o como

espectadores que apoyan al victimario de la agresión, se caracterizan por una autoestima

defensiva, mientras que los que defienden a las víctimas de la agresión poseen una

elevada autoestima. El estudio realizado en Chile por Criteria Research comprobó el

planteamiento señalado por Salmivalli et al. (1999). Este estudio se realizó en el 2010,

donde su objetivo fundamental fue indagar acerca del fenómeno del ciberbullying.

Fueron entrevistados 1,365 estudiantes de séptimo grado a cuarto año de escuela superior.

Al preguntarles a los estudiantes cuáles eran las razones que los motivaban a realizar el

ciberbullying se demostraron rasgos de personalidad del agresor que reflejaban baja

autoestima. En ese sentido, el 17% de los estudiantes declararon que la motivación de

sus pares para llegar a perpetuar los actos violentos era para sentirse superior al resto, un

15% lo hacía por envidia, un 12% para divertirse y un 8% para llamar la atención.

Además se constató que los adolescentes son conscientes de su rol al llevar a cabo

acciones violentas entre iguales.

Casamayor et al., (1998) consideran que los problemas de conducta en los

adolescentes, especialmente en la escuela, también se relacionan con la baja autoestima.

Según estos autores el mecanismo a través del cual la baja autoestima puede conllevar a

problemas de conducta en la adolescencia es la realización de conductas propuestas por el

grupo de iguales que perjudican a terceras personas o la necesidad de llamar la atención a

través de la comisión de conductas disruptivas. Los adolescentes víctimas de acoso

cibernético son propensos a manifestar problemas de ansiedad y depresión (Pelper, Smith

y Rigby, 2004). Sin embargo, en el caso de los adolescentes que agreden, algunos

45
estudios han demostrado que los adolescentes violentos presentan más desórdenes

psicológicos que el resto de ellos (Carlson y Corcoran, 2001; Kaltiala-Heino, Rimpelä,

Rantanen y Rimpelä, 2000; Seals y Young, 2003, Castellón Mensoza, 2010). Las

investigaciones han evidenciado que existen asociaciones directas entre la conducta

violenta y los trastornos mentales. Kaltiala-Heno et al., (2000) han enfocado sus

planteamientos en que la ansiedad y los síntomas depresivos aparecen de manera

equivalente en los agresores y en las víctimas, sin embargo, aquellos adolescentes que

son víctimas-agresivas tienen mayores niveles de ansiedad, síntomas depresivos y

psicosomáticos. A su vez, la victimización puede predecir los siguientes índices de

desajuste: sentimientos de soledad, depresión y baja percepción de autovalía (Jubonen,

Nishina y Graham, 2000).

Finalmente, es importante señalar que cuando la sintomatología depresiva y los

problemas de conducta co-ocurren, es probable que los adolescentes tengan una red

social pobre en la escuela, un clima familiar negativo, así como bajos niveles de apoyo

social en la comunidad (Dumont, Leclerc y Deslandes, 2003; Estévez, Musitu y Herrero,

2005; Olsson et al., 1999). De acuerdo con el análisis documental y los resultados del

mismo se contestan y sustentan cada uno de los objetivos e hipótesis que ofrecieron

respuestas al problema y pregunta de interés investigativo.

46
CAPÍTULO IV

DISCUSIÓN

Conclusiones

El proceso de análisis de los resultados producto de la revisión documental de la

literatura y las investigaciones realizadas por autores en otros países y Puerto Rico en el

tema de ciberacoso o cyberbullying proveyó suficiente información conducente a una

serie de conclusiones; las cuales se presentan en este capítulo. Consistentemente

mediante la literatura e investigaciones se corrobora que el ciberacoso consiste en hacer

mal uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, principalmente a

través del internet y el teléfono móvil para hostigar y acosar a otra persona. En esta

investigación refiere, en específico, al mal uso que el adolescente hace del internet, el

teléfono móvil y los equipos virtuales propios de la informática a través de medios

computarizados contra otro adolescente o sus pares.

A la luz de los resultados se comprueba la hipótesis de estudio que planteó que el

acoso cibernético afecta a la víctima como al victimario y a los observadores o

espectadores aunque de diferentes formas. En este sentido, queda delimitado que el

acoso cibernético se realiza como medio de venganza para no enfrentar la frustración. Es

por ello que se utiliza el anonimato como potenciador a estas conductas de desajuste

social entre iguales. Hoff y Mitchell (2009), aseguran que los adultos que se encargan de

supervisar la vida de los adolescentes, se quedan fuera debido a la ausencia de

conocimientos tecnológicos y no pueden ayudar a los jóvenes. Por cuanto, su estudio

sugiere que el ciberespacio funciona como funcionaba el viejo oeste norteamericano

donde toda conducta era válida. Este planteamiento correlaciona con lo expuesto por

47
Chapell et al. (2006), quienes enfatizaron en que las víctimas y los agresores están en una

situación de riesgo de enfrentar problemas emocionales y de salud física en el desarrollo

que puede persistir en la edad adulta.

Los resultados de los estudios revisados permiten concluir que el acoso

cibernético tiene efectos significativos a nivel cultural, emocional, académico y

psicosocial. Los diferentes estudios correlacionan en cuanto a las características de los

implicados. Se demostró que todos los involucrados en actos de violencia, como lo es el

ciberacoso, se afectan de distintas formas e intensidad al ser la víctima quien sufre las

consecuencias más cruciales. La víctima puede comenzar a presentar síntomas de

depresión, ansiedad, lo que puede llevar al adolescente a tener pensamientos suicidas al

verse acorralado y sin ayuda porque la mayoría de ellos no buscan ayuda de adultos de

manera inmediata cuando son acosados por las redes sociales.

Del perfil del agresor quedó demostrado que son adolescentes que les gusta tener

el poder, tienen pobre manejo de sus emociones y carecen de sensibilidad. Los estudios,

en específico en los Estados Unidos evidenciaron que los agresores cibernéticos son

propensos a entrar en comportamientos antisociales, lo que puede desencadenar un patrón

de conductas antisociales en la edad adulta. Los adolescentes que experimentan bullying

o cyberbullying, como víctima están más propensos a presentar pensamientos suicidas y

pueden llegar a intentar el suicidio a diferencia de los que nunca han experimentado esas

formas de agresión. Además, según Justin W. Patchin (2013) la víctima está más

fuertemente relacionada con los pensamientos y comportamientos suicidas que el

ofensor.

48
La investigación realizada presenta grandes retos para la sociedad actual al

evidenciar los factores de riesgo y los efectos de la conducta en la salud emocional y

física en la víctima y el agresor o victimario. Por consiguiente, el ciberacoso afecta a la

sociedad, los aspectos socioeconómicos, la cultura, y definitivamente a los adolescentes

puertorriqueños al igual que ocurren en otros países. De igual forma afecta a los

adolescentes de cualquier estrato social, educación o condición. En los casos de acoso

cibernético se demostró que no siempre ni todos los jóvenes informan a los padres,

autoridades o adultos a su cargo. No obstante, en un estudio en Turquía, Aricak et al.

(2008) se evidenció que en una muestra de 269 estudiantes de escuela secundaria

entrevistados, el 25 % de las víctimas de ciberacoso expresaron haberlo comunicado a sus

compañeros y a sus padres, aunque también se encontró que no es lo que siempre ocurre.

De la información recopilada en esta revisión se evidenció que lo que ocurre entre

los adolescentes cuando están en las redes tecnológicas de la información es preocupante.

Es por ello que el fenómeno del ciberacoso se ha convertido en un problema mayor, que

comparten los países más desarrollados. Sin embargo, las cifras en cuanto a prevalencia

varían de un país a otro. En este sentido, los porcientos más altos en cuanto a la

victimización se observaron en los Estados Unidos y en Asia con un 55%, frente a

Canadá en un 25%, Oceanía en un 25% y Europa en un 30% (Garaigordobil, 2011). Al

comparar estos porcientos con el estudio realizado en Puerto Rico, Bullying in Puerto

Rico: A Descriptive Study (2008), se constató que la tendencia en la Isla era similar a los

estudios realizados en los Estados Unidos. De modo que el acoso cibernético en

adolescentes va en aumento de acuerdo con los últimos estudios realizados.

49
El cyberbullying es un fenómeno que va en crecimiento (Garaigordobil, 2011).

Por consiguiente, es importante mencionar, como dato relevante que en el estudio

realizado en Puerto Rico las féminas mayormente (20%) se identifican como la persona

agresora a diferencia de la mayoría de las investigaciones analizadas que evidencian

desde la perspectiva del género que los varones presentan más comportamientos

violentos y de una forma más directa que las féminas (Vandebosch y Van Cleemput,

2009).

En relación a la prevalencia de los adolescentes en situaciones de ciberbullying en

cuanto al desarrollo de trastornos mentales y el suicidio en su carácter personal y el

contexto social entre pares como víctima, victimario, espectador se evidenció que existen

factores de riesgo emocional, cognitivo, socioeconómico y familiares que afectan

negativamente a los adolescentes puertorriqueños al ser victimizados a través del acoso

cibernético. Los resultados de las investigaciones y estudios consultados evidenciaron

que existe una correlación entre las víctimas de ciberbullying, el suicidio y los trastornos

mentales. Se estableció además que las víctimas pueden experimentar depresión,

ansiedad, y fracaso escolar (Garaigordobil y Oňederra, 2010 en Garaigordobil, 2011). En

el nivel más extremo, el ciberbullying puede llevar al suicidio al adolescente victimizado

(Feinberg y Robey, 2009 en Garaogordobil, 2011).

Ybarra y Mitchell (2004) aseguran que los adolescentes que participan en

episodios de ciberbullying independientemente del rol con el que intervienen, tienen

mayor probabilidad de sufrir síntomas depresivos y problemas de comportamiento y

ajuste social. Este dato valida y delimita que las víctimas, victimarios y espectadores

pueden afectarse emocionalmente. Los daños psicológicos de este tipo de acoso son

50
devastadores. Las secuelas a corto plazo en las víctimas pueden ser el estrés, ansiedad,

ira, impotencia, fatiga, pérdida de confianza en sí mismos, pérdida de la autoestima, se

sienten humillados, tienen temor de salir a la calle, insomnio, estados depresivos y bajo

rendimiento escolar (Asanza, Flores y Berrones, 2014).

Asanza, Flores y Berrones (2014) también mencionan en su investigación que las

consecuencias psicológicas a largo plazo pueden afectarles en el futuro en diferentes

áreas como por ejemplo: dificultades a la hora de relacionarse con otras personas,

cambios de estados de ánimo característicos del estrés postraumático, sentirse solos,

abandonados y sin protección. Las víctimas se sienten perdedores por lo que pierden la

confianza en sí mismos y a largo plazo puede afectarles al salir a buscar un trabajo.

También se vuelven hostiles, suspicaces, nerviosos, pierden la sensación de control, se

sienten incapaces de escapar, sienten desesperanza lo que puede llevarlos a decidir y

optar por el suicidio (Asanza, Flores y Berrones, 2014). Las secuelas que presentan las

víctimas son de mayor magnitud.

De igual manera, se evidenció que no existen diferencias significativas en cuanto

a la prevalencia y consecuencias del ciberbullying en adolescentes que han sido víctimas

del ciberacoso en otros países como España, Suecia, Chile, México, Estados Unidos y

otros mencionados en comparación con los adolescentes puertorriqueños. Se evidenció

que los factores de riesgo a nivel emocional como lo son los síntomas depresivos, la

timidez, el estrés, la ansiedad, el miedo, la ira, la tristeza, el nivel cognitivo como los

pensamientos de minusvalía y no ser aceptados, así como el área de residencia o

vecindario en el que se criaron, la cultura y/o la etnia también son factores socio-

51
económicos que pueden contribuir en los pensamientos y actitudes de riesgo en los

adolescentes.

Se concluye, a su vez que la crianza, los valores primarios recibidos, el sentido de

la familia y la tradición pueden tener un efecto significativo en la vida de los

adolescentes. Estos factores pueden ser determinantes en el grado de victimización al

que son expuestos los adolescentes al sufrir el acoso cibernético. Debido a los altos

niveles de estrés en que se encuentran les es difícil funcionar en un mundo lleno de

relaciones conflictivas y de pobre aceptación. Según Dehue, Bolman y Vollink, 2008 en

Garaigordobil, 2011, establecen en su estudio que las consecuencias podrían estar

relacionadas con importantes problemas físicos, sociales y psicológicos entre los que se

encuentran la depresión y el estrés. En todos los países mencionados se permea una alta

prevalencia del fenómeno del ciberbullying lo que preocupa grandemente a las naciones

porque más que un fenómeno representa un problema social porque los efectos negativos

involucran a los niños, adolescentes, jóvenes y adultos.

Pizarro (2012) indica que, según la Dra. María de los Ángeles Ortiz, Catedrática

de la Escuela Graduada de Educación de la Universidad de Puerto Rico, los factores

protectores para evitar que los adolescentes sean víctimas del ciberacoso requiere el

promover los factores individuales y ambientales tales como el cariño, demostraciones de

afecto, practicar una supervisión adecuada por los padres, estimular la disciplina, el buen

modelaje, el manejo adecuado de las emociones, la vigilancia, la comunicación asertiva y

la protección.

52
Recomendaciones

Los resultados proporcionan una prueba más de que la agresión entre iguales, en

este caso los adolescentes, debe tomarse en serio en la escuela como en el hogar. A estos

efectos, se sugiere que el componente de prevención y de intervención en situaciones de

suicidio sea esencialmente atendido a nivel de la sociedad en general. Se deben crear

sesiones de Consejería Psicológica para que se ofrezcan en diferentes áreas de la sociedad

a modo de orientación a los padres y demás autoridades acerca del efecto que el

fenómeno del ciberacoso está teniendo en la sociedad y como está afectando

específicamente a los jóvenes. Además, desarrollar programas de respuesta a la

intimidación y al acoso que sean integrales e implementados en el sistema educativo del

país con la supervisión del Departamento de Educación de Puerto Rico y que involucre a

la familia, estudiantes, agentes del orden público y personal docente. Esta investigación

proporciona evidencia científica robusta para entender que no se puede pasar por alto

cualquier manifestación de bullying o de ciberbulying por más mínima o de menor

importancia que sea porque pueden tener fácilmente consecuencias desastrosas a largo

plazo para los involucrados.

La evolución de las tecnologías y las redes sociales han creado un inmenso

mundo en línea que más allá de proveer beneficios también conllevan daños potenciales

para los adolescentes. La seguridad en el mundo cibernético se ha convertido en una de

las mayores preocupaciones hoy día, en especial entre la población de jóvenes

adolescentes, quienes son los más propensos a ser víctimas de acoso. Sin embargo,

aunque los estudios revisados no son concluyentes en cuanto a los efectos en la salud

mental de los adolescentes, existe evidencia suficiente que asocia los daños a corto y a

53
largo plazo luego de estos haber estado expuestos al ciberacoso. Queda en manifiesto en

esta revisión crítica de literatura que la violencia tiene un nuevo instrumento a través de

las redes sociales mediante el cual puede ocasionar daños irreparables en otro ser

humano. En esta década se tienen nuevos términos como lo son el e-mail, los

cibernautas, la ciberviolencia, los ciberagresores, las cibervíctimas, entre otros, así como

nuevas maneras de relacionarse a través de las tecnologías de la información dentro de

una imparable transformación social a través del ciberespacio. Es por ello, que los padres

deben supervisar en todo momento las tecnologías utilizadas por sus hijos, para

concienciar y generar una cultura de respeto conducente a una sana convivencia entre las

personas. De esta manera, en un futuro se desarrollen adultos con mayor inteligencia

emocional para enfrentarse al mundo que cada vez evoluciona más rápido.

En estos momentos los sistemas educativos del mundo se enfrentan a un reto

importante al contar con las nuevas tecnologías de la información y la comunicación para

educar a los jóvenes por lo que no se puede perder de perspectiva los inconvenientes que

este desarrollo implica para toda la sociedad. Resulta necesario y pertinente que los

educadores y las familias se conviertan en colaboradores, adopten la tecnología virtual y

conozcan las herramientas y estrategias para evitar que el fenómeno del ciberacoso dañe

más adolescentes. Es necesario incluir la familia por entender el rol importante que esta

ocupa en la crianza de los menores. Por consiguiente, deberán considerar la capacitación

y actualización en temas relacionados con el fenómeno del acoso cibernético.

La consejería psicológica es una de las profesiones de mayor importancia en la

intervención de los comportamientos sociales. Carl Rogers en su trabajo, Counseling and

Psychotherapy (1942, 1951) y en Client – Centered Therapy (1951) estableció un nuevo

54
paradigma acerca de la importancia y necesidad de ver al cliente como un individuo total

y único. La consejería psicológica puede ser considerada como una especialidad

emergente que trabaja con los problemas de vida de sus participantes. Además, es de

vital importancia reconocer que los principales marcos terapéuticos de la Psicología están

relacionados con aspectos remediales, preventivos y psicoeducativos.

A través de este estudio queda plasmada la necesidad de ayuda inmediata que la

población necesita ante el ciberacoso. Es a estos efectos que para poder garantizar que

estos reciban la ayuda necesaria, los adultos a su cargo, docentes y cuidadores deben

identificar los diversos factores de riesgo que se presentan y que, a su vez, se

evidenciaron en este estudio. De igual manera, este estudio puede servir de guía para

proponer medidas, desarrollar políticas públicas o sociales alertando acerca del fenómeno

que aqueja a esta sección de la población en Puerto Rico.

Es la intensión de la investigadora desarrollar la conciencia social como

Consejera Psicológica a través de las aportaciones que se hacen en este proyecto doctoral

en el tema de ciberacoso ante la problemática que representa y el desarrollo desmedido de

los medios cibernéticos y virtuales. A su vez desarrollar un pleno sentido de formación,

capacitación y sensibilización que otorguen a los profesionales, los padres y a todos los

implicados, el asesoramiento y el conocimiento de los factores que rodean la violencia en

la adolescencia con la intención de provocar acciones coordinadas de bienestar social.

Futuras áreas de investigación

Resulta recomendable, en lo futuro, el desarrollo de investigaciones en el tema de

ciberacoso. Entre los estudios que se sugieren se encuentran los siguientes:

55
1. Investigar la prevalencia del perfil del agresor en la adultez. Este estudio

contribuiría a desarrollar o fortalecer terapias de intervención temprana en

víctimas de ciberacoso.

2. Investigar las conductas agresivas que inciden en los jóvenes de hoy

relacionadas con el mal uso del internet o los estilos de crianza a los fines de

educar en el uso adecuando del internet.

3. Desarrollar propuestas de intervención en la Consejería Psicológica que

reduzcan la incidencia del ciberacoso y que contribuyan a desarrollar

programas eficaces de prevención contra el abuso de las tecnologías de la

información y de la comunicación en el diario vivir.

4. Desarrollar propuestas para la intervención y manejo de la conducta suicida en

adolescentes y a su vez, desarrollar programas preventivos.

5. Promover el desarrollo de una ley en Puerto Rico para la protección de las

víctimas del ciberacoso.

Limitaciones del estudio

Entre las limitaciones para el desarrollo de este estudio se confrontó los escases

de estudios referentes al acoso cibernético en Puerto Rico que permitiera llevar a cabo,

con mayor amplitud y precisión, la revisión para establecer comparaciones con otros

países. A su vez, no se encontró estadísticas acerca de la prevalencia del ciberbullying en

Puerto Rico. Otra limitación es que la información recopilada es mayormente el auto

informe de las víctimas o de los agresores lo que supone que no siempre es totalmente

confiable.

56
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