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Movimiento Lésbico Autónomo

MOVIMIENTO DE LESBIANAS FEMINISTAS EN MÉXICO


Un movimiento autónomo e independiente
Yan María Yaoyólotl Castro

SEMINARIO: “30 AÑOS DE ORGULLO EN MARCHA POR LA EQUIDAD, DEL MOVIMIENTO DE


LIBERACIÓN HOMOSEXUAL AL MOVIMIENTO DEL ORGULLO LGBT" 19 de Junio de 2008

A Sara Islas,
por su compromiso y entrega

a la liberación de las mujeres.

El movimiento de lesbianas de México inició en 1977 del siglo pasado, un año antes
que comenzara el movimiento homosexual en nuestro país en 1978. Además, el
movimiento lésbico (ML) se conformó dentro del movimiento feminista (MF) y
dentro del movimiento amplio de mujeres (MAM) y no al interior del movimiento
homosexual (MH).

Cabe señalar también, que el ML se constituyó dentro del movimiento de la


izquierda mexicana y nunca se vinculó con ninguna institución de la derecha,
porque su objetivo desde un inicio fue la lucha por la abolición del sistema
patriarcal capitalista y la construcción de una sociedad no opresiva y, por tanto, la
no adaptación ni integración a dicho sistema.

En un principio, para poder coordinar acciones conjuntas entre el ML y el MH, los


líderes homosexuales se opusieron determinantemente -salvo honrosa excepción- a
la existencia de una organización exclusivamente lésbica; es decir, a la autonomía
política de las mujeres; considerándola sectaria y excluyente [como si las mujeres
no contáramos con más de siete mil años de sectarismo masculino y exclusión de la
historia humana].

Contradictoriamente, el mismo movimiento homosexual se fue apropiando


paulatinamente de la noción “lesbianismo” que tanto había combatido, con el
propósito de subsumir a la comunidad de lesbianas-no-organizadas bajo su
dominio. Por ello adoptó algunos años más tarde, la denominación: movimiento
“lésbico” homosexual (MLH).

No obstante, lo más importante de este hecho no es que el MLH estuviera bajo el


control político de los hombres, sino bajo una cosmovisión masculina patriarcal. Por
lo cual, aquellas mujeres que participaban en éste o incluso llegaban a cierto
liderazgo dentro de él, se autodenominaban “homosexuales-femeninas o mujeres
homosexuales” oponiéndose categóricamente a la cosmovisión política del
movimiento lésbico.

Lo mismo sucedió años mas adelante con las “mujeres-gays o gays-femeninas”


quienes sistemáticamente se han deslindado o combatido al lesbianismo (las
Jóvenes Gays o las Gayelle) y menospreciado al feminismo (las generistas gay).
Incluso, también sucede actualmente con las propias queer a pesar de su “discurso
incluyente”. Volviéndose a repetir el que para apropiarse de la comunidad de
lesbianas-no-organizadas, los dirigentes gays se reapropiaron del concepto
“lesbianismo” para crear el llamado: movimiento lésbico gay (MLG); evitando de
esta manera, la autonomía política de las mujeres… por considerarla sectaria y
excluyente.

Este fue el proceso que produjo tanta confusión entre: el movimiento lésbico (ML) y
el movimiento homosexual (MH) después llamado “lésbico-homosexual” (MLH),
como si ambos fueran un solo y mismo movimiento, reforzando la confusión que ya
existía entre “lesbianismo” y “homosexualidad” como si fueran sinónimos. Y
después, la confusión entre movimiento gay (MG) y movimiento lésbico (ML) como
si fueran iguales. Confusiones que aun prevalecen entre las homosexuales-
femeninas, las gays y las propias feministas-heterosexuales.

El ML no se edificó a partir de una concepción homosexual de la realidad sino de


una concepción feminista de ésta, porque su punto de referencia no fue “el
hombre” sino “la mujer”. Por ello, partió de las nociones: “El feminismo es la teoría
y el lesbianismo la práctica”; “el lesbianismo es la expresión más radical de la lucha
de las mujeres”; “el lesbianismo es la punta de lanza contra el patriarcado” y de “la
autonomía política” como principio organizativo de todos los sectores sociales
oprimidos. Por eso, cuando el MLH se apropio del término “lesbianismo”, el ML pasó
a autodenominarse: movimiento de lesbianas feministas autónomo (MLF ó MLFA)
para marcar una diferencia respecto aquel.

Pero, cuando los empresarios y empresarias capitalistas gays se apoderaron del


término “lesbianismo” con el fin de comercializarlo, el movimiento lésbico (MLF)
tuvo que utilizar un nuevo concepto: “lésbianismo-feminista” o “movimiento
lésbico-feminista” (ML-F) uniendo los dos términos para contrarrestar la
degradación que estaba imponiendo el mercado-gay. En lo personal, creé la
denominación: lesbofeminismo para enfatizar que el lesbianismo y el feminismo son
una y la misma cosa y que por tanto no pueden separarse, como actualmente
pretenden las ideologías patriarcales del generismo (reducción de la realidad de las
mujeres a la perspectiva de género) y del MDS (mercado de la diversidad sexual).

Este doble juego: negación-y-después-cooptación del lesbianismo, fue posible al


geyficarse el propio movimiento homosexual (MH) y por ende, al abandono del
feminismo como una de sus tres guías políticas fundamentales -además de la
propuesta de cambiar la sociedad a través principalmente del socialismo o del
anarquismo, y de su identificación con todos los demás sectores sociales oprimidos-
.
Movimiento que perdió la brújula al desviarse hacia un nuevo diseño de estrategia
patriarcal: el neo-patriarcado, mismo que se caracteriza por integrar a los propios
gays como una parte fundamental del sistema de dominación mundial (entre otros
sectores marginados como las mujeres y hombres generistas, el indigenismo, los
partidos verdes, etcetera); integración (o desintegración) del MH a través de la
comercialización y mercantilización de la sexualidad; cuya culminación es la
instauración de la llamada “cultura de la diversidad sexual”.

Este rechazo-apropiación del lesbianismo, fue parte de las nuevas políticas sexuales
del nuevo modelo económico de la globalización-neoliberal (capitalismo-salvaje)
para la reconstrucción del patriarcado en las nuevas condiciones de la sociedad
globalizada posmoderna.

Sin embargo, a pesar de esta ofensiva, es muy importante destacar que el


movimiento de lesbianas feministas (MLF) ha mantenido a lo largo de toda su
historia su independencia absoluta respecto al movimiento homosexual, después
gay y posteriormente gltb. Independencia que ha mantenido a través de la defensa
de la autonomía política, es decir: de la autodefinición, la autorganización, la
autogestión y la autodirección. Así como también, de la defensa del feminismo
como su fundamento político insoslayable y por tanto, su compromiso con la
liberación de la mitad de la humanidad: las mujeres, cuya inmensa mayoría aun
continúa esclavizada. Por ello mismo, los dos movimientos MLF y MLH se
encaminaron a dos objetivos y direcciones políticas totalmente divergentes.

Por supuesto, hay que aclarar que no existe un sólo feminismo sino diversos
feminismos, como son: el feminismo de derecha y el de izquierda; el capitalista y el
socialista; el burgués y el proletario; el reaccionario y el revolucionario; estatista y
anarquista, el blanco y el de color; el imperialista y el anticolonialista y también, el
heterosexual y el lésbico; el de las intelectuales y el de las manuales; etc. Por lo
cual, el MLF desde un principio se ubicó como parte de los segundos: los
feminismos de izquierda, socialista, proletario, revolucionario, anarquista, de color,
anticolonialista, antirracista y lésbico (no heterofeminismo), etcétera.

El movimiento lésbico feminista en México ha contado con un trabajo


ininterrumpido durante sus 31 años de existencia, a través de muchas
organizaciones que han mantenido una actitud crítica frente el carácter misógino y
lesbofóbico del movimiento sexopolítico patriarcal, y también frente al movimiento
heterofeminista (feminista heterosexual). Además, las lesbianas feministas
socialistas y comunistas así como las anarquistas hemos mantenido un combate al
carácter capitalista de los mercados gay, gltb y de la diversidad sexual e incluso, de
la propia propuesta queer. Movimiento que realmente ha trabajado por la
comunidad de lesbianas y no para comercializar con sus necesidades como lo han
hecho las gays; ello, porque se ha mantenido dentro del feminismo como la guía
política fundamental de la lucha de las mujeres contra la dominación patriarcal.

La aparente inexistencia o ausencia de un movimiento lésbico en la escena pública


y política a nivel nacional e internacional se debe a que es un movimiento de
mujeres, y la mujer y todo su potencial revolucionario aun continúa bajo tierra;
aquellas que han llegado a “empoderarse” dentro de este sistema social en realidad
lo que han logrado es: patriarcalizarse [salvo aquellas que por conservar su
honestidad y congruencia han sido expulsadas del Sistema o aniquiladas]. La
dramática realidad de la inmensa mayoría de mujeres en el mundo continúa siendo
profundamente violenta y devastadora.

Además también, dicha “inexistencia” se debe a que en una primera etapa la


homosexualización del lesbianismo pretendió cooptar al movimiento lésbico; en una
segunda, la gayficación pretendió desarticularlo; en una tercera, la gelebitización,
engullirlo; en una cuarta la transexualización, nulificarlo; en una quinta la
querización, abolirlo y, sobre todo, en una sexta etapa, la diversidad sexual ha
pretendido exterminarlo.

Algo similar ocurrió con el propio movimiento homosexual (MH) cuando se


“gayficó”, pasando de ser un movimiento político y revolucionario (cuando incluía la
perspectiva feminista, además de la socialista o anarquista) a ser un movimiento
civilista procapitalista, ya no “homosexual” sino de “gente” en general, gay: alegre,
festiva, vistosa, ligera de cascos, etc. que diluyo por completo la identidad y la
lucha histórica homosexual. Dejando de ser paulatinamente un movimiento: MH
para pasar a convertirse en un mercado: MG, el mercado sexual globalizado de los
hombres -y mujeres patriarcalizadas-.

Bajo dicha cosmovisión “gay” capitalista e imperialista, el lesbianismo también pasó


de: la rebelión de las mujeres contra el patriarcado y la construcción de una
sociedad no opresiva, a una simple “práctica sexual-genital entre mujeres”, muy
divertida = muy gay (como si no existieran siete mil años de esclavitud femenina),
y la búsqueda obsesivo-compulsiva de multiorgasmos con todo tipo de penes
artificiales (cuando que la sexualidad de las mujeres no es fundamentalmente
vaginal y puede prescindir totalmente del falo).

Cuando el mercado-gay (MG) dio un paso mas adelante hacia el mercado-GLTB, la


homosexualidad y el lesbianismo quedaron obsoletos ante las grandes innovaciones
bisexuales, transgénero y transexuales, las cuales, a falta de una perspectiva
política feminista y revolucionaria, abrieron el camino rápidamente a las filias, lo
pluri, las polis, lo trans, lo swingers, el lolismo, el zoo, el bondaje, lo flexi, el snuff,
BDM, el s/m, los hsh, el 24/7, el XXX, etcétera, conformando la llamada:
“diversidad sexual”. Exceptuando por supuesto, aquellos bisexuales, transgénero y
transexuales que mantenían y mantienen una praxis (teoría/práctica) anticapitalista
y antipatriarcal y se encuentran comprometidos (as) con las luchas sociales.

“Diversidad” donde ya no hay identidades fijas sino eternamente movibles porque


no hay universales sino la relatividad absoluta; donde nadie sabe que será al
minuto siguiente “estoy y no soy”; donde no hay pasado ni futuro porque no hay
historia sino el orgasmo eternamente presente; donde no hay géneros ni sexos sino
la trans-versalidad: ni mujeres ni hombres sino “personas”, “P”, “X” ó “”. Ello,
aunque la violencia doméstica identifica con mucha precisión quienes son sus
víctimas: las mujeres; la mega explotación del trabajo doméstico explota a: las
mujeres y el implacable mercado del femicidio internacional (MFI) genocidio
sistemático de mujeres, identifica perfectamente bien a sus víctimas: las mujeres.

El MLF, a diferencia del MG (mercado-gay), tenía y tiene muy claro que su objetivo
fundamental era y es eliminar a la sociedad patriarcal (incluido el capitalismo) para
liberar a todas las mujeres de su esclavitud sexual; es decir, eliminar las sagradas
instituciones patriarcales (prisiones de las mujeres) como lo son: la
heterosexualidad obligatoria, el falocéntrismo, la monogámica y el matrimonial que
constituyen el pilar de La Familia, el fundamento del poder hegemónico masculino;
así como eliminar la división genérica entre lo femenino/masculino, la vida
publica/privada, el trabajo domestico/ trabajo asalariado, entre otras. Y, por ende,
construir los fundamentos de una sociedad futura no opresiva.

A ello, hay que agregar, que el objetivo de las lesbianas feministas socialistas (LFS)
y las comunistas (LFC) no era ni es únicamente: las mujeres, sino también la parte
femenina de los hombres negada por el patriarcado. Ya que éstas entienden que el
feminismo no es una lucha en contra de los hombres sino en contra del patriarcado
-del cual forman hoy parte, las mujeres patriarcalizadas-. Para lo cual se requiere la
transformación total del sistema económico, político y social y no la inclucion de las
lesbinas dentro de éste, pero no solo en beneficio de las mujeres sino también de
hombres e intersexos, incluyendo también a bisexuales, transexuales y a los
mismos heterosexuales.

Precisamente debido a esta “peligrosidad” que representaba y representa el


lesbianismo feminista y particularmente el anarquista el socialista o comunista para
el sistema patriarcal-capitalista, es que este último impulsó la desarticulación del
MLF y su desviación hacia el mercado-gay (MG) o lésbico-gay (MLG) y más
adelante, hacia el mercado de la diversidad sexual (MDS). Despojando al
lesbianismo del carácter político y especialmente revolucionario que contenía
reduciéndolo a un “asunto sexual” y simple “gestor de derechos civiles” para
“mujeres-que-tienen-sexo-con-mujeres”, ello, dentro de la sociedad patriarcal-
capitalista sin cuestionarla ni pretender cambiarla.

Para logra esto, el Sistema tenía que, por un lado, eliminar la autonomía política de
las lesbianas subsumiéndolas dentro del movimiento gay y GLTB y, por otro,
separarlas de las mujeres –como sector social oprimido, la mitad de la humanidad-
identificándolas por consiguiente con los hombres: los homosexuales y gays, es
decir, la mitad de la humanidad históricamente opresora. Y finalmente,
eliminándolas bajo la ideología de la diversidad sexual.

Ideología en la que gracias a la “abolición de las identidades y los géneros” ya nadie


sabe quien es, ni que quiere, ni a donde va; ni con quien está: hombre, mujer,
transexual, pastor alemán o rotweiler. Y, por lo tanto, impidiendo que las mujeres
se pudieran identificar entre sí, fragmentando su alianza política y dejando de
nuevo a cada una en el más absoluto aislamiento frente al depredador, violento y
misógino mundo neopatriarcal neoliberal.

Paralelamente, el sistema patriarcal-capitalista (llamado actualmente globalización-


neoliberal) fue desarrollando dentro del propio MLF una derecha lesbiana (DL)
dominada por el mercado-gay (MG) y por el generismo y un amplio sector lésbico
de “centro” (indefinido políticamente) controlado por dicha DL porque es la que
cuenta con los recursos económicos. Derecha conformada por mujeres gays
autodefinidas: “lesbogays” y “lesbigays”; tanto empresarias comerciales (dueñas de
bares, discos, sexshops, revistas, travels, etc.); empresarias gubernamentales
(senadoras, diputadas, funcionarias y oenegeneras (ONGs u OCs)); como
empresarias culturales (intelectuales, artistas y académicas).

Pero por otro lado, se desarrolló la izquierda lésbica (IL) que es la que
verdaderamente representa al movimiento lésbico (MLF) y sostiene la lucha de éste
sector social contra la opresión tanto patriarcal como neo-patriarcal. Izquierda que
conforma a la resistencia política lesbiana (RL), misma que ha permanecido
marginal porque se mantiene en la sobrevivencia, dado que se niega a someterse a
la lógica capitalista “compra-movimientos” y de lucrar con la comunidad lésbica
como lo hacen las empresarias gays. La RL además, tiene que confrontar la
negación e invisibilización impuesta por la propia derecha lésbica que es la que ha
permitido la gayficación y gelebitización de la comunidad lesbiana.

Dentro de esta izquierda lésbica (IL) existen diversas posiciones políticas: por un
lado, las separatistas, radicales, anarquistas, libertarias, autónomas, antirracistas,
antiimperialistas, etcétera; y por otro lado, las socialistas, trotskistas, comunistas,
revolucionarias, entre otras. Y en medio de estas dos, la izquierda lésbica
moderada o reformista así como también la izquierda oportunista (siempre lista a
negociar con el Sistema y obtener ventajas personales, la peor de todas). Todas
estas sosteniendo el principio de la autonomía política. A su vez, en sus dos
extremos se encuentran las separatistas que se niegan a cualquier tipo de alianza
con hombres (heterosexuales u homosexuales) por ser patriarcales y, por otra
parte, las antirracistas y/o antiimperialistas y las socialistas y comunistas y algunas
anarquistas, reivindicando alianzas políticas con hombres pero con aquellos que
pertenecen a la clase trabajadora, a razas o grupos étnicos marginados, que son de
izquierda y de los pueblos en lucha pero que además, tratan de desarrollar una
praxis feminista.

Esto ha permitido que este segundo tipo de organizaciones lésbicas establezcan


alianzas políticas con la propia izquierda homosexual (IH) pero conservando su
propia autonomía, alianzas en el contexto de la lucha anticapitalista,
antiimperialista y antisexista. A la vez, ha permitido que ambos movimientos se
unan para cuestionar y confrontar al mercado gay-derechista como enemigo de
clase e imposición imperialista en contra de las comunidades tanto de lesbianas
como homosexual de trabajadoras (os) y del Tercer mundo.

Frente a toda esta gran confusión creada por el neo-patriarcado, los homosexuales
tienen que redefinirse a si mismos conceptual, existencial y políticamente,
autorecrearse, autoreinventarse, así como las lesbianas feministas estamos
retomando y creando nuevos conceptos y cosmovisiones, como lo es: el
anarcolesbianismo, lesbianas re-evolucionarias, ecolesbofeminismo, etc. o la gilania
o la ginandria.

Finalmente, ¿que significado tiene el MLF para la sociedad en general y para la


humanidad?. El movimiento de lesbianas feministas con perspectiva socialista o
comunista (cuestionando al socialismo y al comunismo patriarcales) lejos de ser
una propuesta “sexual”, “sectorial” y por “derechos civiles” grupal, marginal y
limitada, constituye la propuesta más radical de la lucha contra el patriarcado,
entendido éste como síntesis de todos los sistemas de opresión social y ecológica
condensados en las nociones globales de: sexismo, racismo, clasismo, imperialismo
y ecocidio y sus derivados. Por ello, el MLF constituye la propuesta políticamente
más clara para liberar a la humanidad entera de dicho patriarcado, de toda forma
de opresión social; por supuesto, al lado y junto a todos y cada uno de los demás
sectores marginados, oprimidos y explotados. Ello, a la luz de Lo sagrado femenino.

Propuestas:
- Recuperación del espíritu que dio origen tanto al movimiento de lesbianas como al
movimiento homosexual, impulsando una crítica profunda de errores, limitaciones,
retrocesos y deficiencias para actualizar avances políticos y sociales.
- Recuperar el carácter político y transformador de cada movimiento sexopolitico en
la construcción de una nueva sociedad.
- Impulsar un análisis crítico económico, político y social sobre el mercado gay (MG)
y el mercado de la diversidad sexual (MDS) así como del generismo para
combatirlos como arma de dominación del sitema.
- Reorganizar a los diferentes sectores sociales que constituyen el movimiento sexo
político: lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales, transgéneros e
intersexos conservando cada uno su propia autonomía política.
- Establecer una diferencia entre sexualidades-opcionales y las sexualidades-
opresivas: incesto, pedofilia, violación, hostigamiento, tráfico, turismo, obligación
doméstica, femicidio, prostitución forzada, snuff, etc. que afectan sobre todo al
sector de mujeres y al sector de niñas y niños y combatirlas.
- Vincular el movimiento sexopolítico a la lucha de todos los demás sectores
sociales en la lucha por su liberación particularmente indígenas, campesinos,
obreros, amas de casa, migrantes, jubilados, niñas (os), trabajadores de servicios,
pensionados, etcétera. Bajo una visión internacionalista.

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