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Las tres R

En ecología y protección ambiental, se conoce como la Regla de las 3R o Regla de las


tres erres a una propuesta de modificación de nuestros hábitos de
consumo como sociedad. Fue popularizada por la agrupación ecologista Greenpeace.

Plantea que el consumo responsable, es decir, la aplicación de ciertas


estrategias en el manejo de nuestros desechos y residuos materiales pueden
significar un cambio ecológico positivo, que tenga impacto en la calidad
medioambiental del planeta.

Para ello, Greenpeace propone la regla nemotécnica de las


“3R”: Reducir, Reutilizar y Reciclar, tres formas de controlar la cantidad de
desechos sólidos que arrojamos al medio ambiente y que tiene un impacto
nocivo sobre la biodiversidad.

REDUCIR:
Reducir significa consumir de manera responsable y consciente, disminuyendo
así la cantidad utilizada de:
 Energía innecesaria: evitando dejar luces encendidas, apagando
aparatos que no estén en uso, y empleando los electrodomésticos
(lavadoras, lavavajillas, secadoras) en su justa medida.
 Material de un único uso: como material de embalaje, bolsas plásticas,
cubiertos, vasos y platos plásticos, etc.
 Gases contaminantes: empleando los automóviles de modo
responsable, utilizando el transporte público, haciendo car pool, etc.

Reutilizar:
La segunda R de la ecología plantea que los materiales empleados deben
tener la vida útil más larga posible, en lugar de ser utilizados una vez y
desechados para volver a comprar uno nuevo.

Así, reutilizando los materiales lo más posible, se posterga la necesidad de


consumir uno nuevo y de producir desecho medioambiental. Esto pasa por
repararlos, darles un uso nuevo y creativo, o postergar lo más posible la
compra de uno nuevo.
Por ejemplo, pueden usarse también el otro lado de las hojas impresas, las
botellas plásticas, las cajas de madera, etc.

Reciclar:
La tercera R de la ecología es, quizá, la que mayores esfuerzos requiere, ya que
consiste en el reciclaje de los materiales de desecho que sean aún
aprovechables, para reinsertarlos en la cadena productiva como materia
prima.

Este proceso es particularmente importante para los materiales reciclables no


biodegradables, como ciertos plásticos, el cartón, el vidrio, el metal y el papel,
por ejemplo, que pueden servir de insumo para la fabricación de nuevos
elementos comercializables.

Por ejemplo, el vidrio puede refundirse y servir para hacer nuevas botellas; el
papel y el cartón pueden descomponerse en pulpa y hacer con ellos papel de
reciclaje; el aluminio y el cobre pueden fundirse y emplearse de nuevo, etc.

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