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HISTORIA DE LA PENÍNSULA IBÉ RICA

La invasió n musulmana de Españ a del siglo VIII produjo la divisió n del espacio peninsular entre la Españ a
musulmana (al-Á ndalus, término también equivalente a los de "Españ a", "Hispania", "Iberia" o "península
ibérica") y los reinos cristianos medievales peninsulares o hispano-cristianos2 surgidos a partir de los nú cleos
de resistencia cristiana en el norte. Estos, tras un proceso secular denominado Reconquista, terminaron por
ocupar la totalidad del espacio peninsular en 1492. En ocho siglos, las conformaciones políticas de ambos
espacios fueron extraordinariamente cambiantes, tanto entre los musulmanes (emirato y califato de Có rdoba,
reinos de taifas, integració n en los imperios almorá vide y almohade, reino nazarí de Granada) como entre los
cristianos. El reino de Asturias se transformó en reino de Leó n del que se separaron los condados de Portugal y
de Castilla; el reino de Pamplona se transformó en el reino de Navarra, que con Sancho III el Mayor (primer
tercio del siglo XI) controlaba Castilla (incluso, brevemente, Leó n) y los condados pirenaicos de Aragó n,
Sobrarbe y Ribagorza. La divisió n de todo ese conjunto entre sus herederos (dinastía Jimena) hizo surgir los
reinos de mayor proyecció n posterior, Aragó n y Castilla, que se unificaron respectivamente con el condado de
Barcelona y con Leó n. Su crecimiento (pactado desde el Tratado de Tudilén de 1151) dejó arrinconados al reino
de Navarra y el condado de Urgel (el primero se mantuvo independiente hasta 1512 y el segundo hasta
1413).La expresió n "Españ a de los cinco reinos", acuñ ada por Ramó n Menéndez Pidal, describe ajustadamente
la situació n política durante la Baja Edad Media: coronas de Castilla y de Aragó n, reinos de Portugal y de
Navarra y emirato de Granada.
REINO DE ASTURIAS
El Reino de los astures (en latín: Regnum Asturorum) fue la primera entidad política cristiana establecida en la
península ibérica después del colapso del reino visigodo de Toledo tras la desaparició n del rey Rodrigo en la
batalla de Guadalete (711)y la subsiguiente conquista musulmana de la península ibérica. En sus primeras
décadas, la extensió n territorial del Reino de Asturias se limitó a los territorios de la cornisa cantá brica y sus
comarcas adyacentes. Con posterioridad, los reyes asturianos iniciaron una vigorosa expansió n que a principios
del siglo X alcanzó el río Duero. Se considera que la historia del reino se inició en el añ o 718, fecha probable de
la elecció n de Don Pelayo como princeps o líder de los rebeldes (Pelayo o Pelagio, Pelagius en latín y Belai al-
Rumi en á rabe (f. Cangas de Onís, 737) es considerado el primer monarca del reino de Asturias, que rigió
durante 19 añ os. Su origen aú n sigue siendo controvertido, aunque en la actualidad la mayor parte de los
investigadores no lo consideran un noble visigodo, sino un caudillo astur) . El final suele establecerse en el añ o
925, cuando Fruela II de Asturias sucedió a su hermano Ordoñ o II y unió sus territorios al Reino de Leó n. El
Reino de Asturias es el precedente histó rico de la Corona de Castilla y del Reino de Portugal.
Batalla de Covadonga (722): La batalla de Covadonga tuvo lugar en 722 en Covadonga (Españ a), un paraje
pró ximo a Cangas de Onís (Asturias), entre el ejército astur de Don Pelayo y tropas de al-Á ndalus, que
resultaron derrotadas. Esta acció n bélica se considera el inicio de la Reconquista.
REINO DE LEÓ N
Fue fundado en el añ o 910 cuando los príncipes cristianos del reino de Asturias, en la costa norte de la
península, trasladaron su capital desde Oviedo a la ciudad de Leó n. Tras la muerte de Alfonso III el Magno, el
reino de Asturias se divide y queda repartido entre sus hijos: García I recibe Leó n, Á lava y Castilla, fundando el
reino de Leó n; Ordoñ o II recibe Galicia; Fruela II obtiene Asturias. Al morir García I en 914 sin descendientes,
Ordoñ o II se trasladó a Leó n donde fue aclamado rey, lo que supone que Galicia y Leó n compartan el mismo
monarca, y el que trasladaría definitivamente la capital del reino de Asturias desde Oviedo a Leó n. Con lo que se
creará un nuevo reino, el de Leó n, que aglutinará al asturiano, ya que Fruela II permaneció en Asturias, pero
reconociendo la primacía del reino leonés.
-En el 1085 el reino de Leó n reconquista Toledo.
REINO DE PAMPLONA
Se inicia hacia el 824. El reino de Pamplona fue una entidad política creada en el Pirineo occidental en torno a
la ciudad de Pamplona en los primeros siglos de la Reconquista. Su nombre se menciona en los Annales regni
Francorum.5 La expresió n se siguió utilizando hasta que Sancho VI de Navarra cambió su título de
Pampilonensium rex (en españ ol, rey de los pamploneses) por el de Navarrae rex (en españ ol, rey de Navarra).
Historiográ ficamente también se emplean las expresiones condado de Pamplona (durante la época de los reyes
navarro-aragoneses) y reino de Ná jera o reino de Pamplona-Ná jera (a partir de 925, tras la conquista de Ná jera,
la consolidació n del reino de Ná jera y el reinado de García Sá nchez I de Pamplona).
La civitas romana de Pompaelo había sido la principal ciudad del impreciso territorio atribuible al pueblo de los
vascones, hasta la fundació n de Victoriacum por los visigodos (581). Durante el ú ltimo tercio del siglo VIII,
Carlomagno, el rey de los francos, llevó a cabo expediciones en el territorio surpirená ico para crear una marca
fronteriza meridional (la posteriormente denominada Marca Hispá nica) en el territorio entre los Pirineos y el
Ebro que contrarrestara al emirato de Có rdoba. Tras el fracaso inicial de tales intentos de expansió n, se logró a
principios del siglo IX la creació n en la parte occidental de los Pirineos de un condado que subsistiría unos diez
añ os. A partir de entonces, de nuevo bajo el control de las autoridades cordobesas (ya con la denominació n de
emirato de Có rdoba), se organizó hacia 824 el reino de Pamplona bajo la direcció n de Íñ igo Arista, su primer
rey, y con el apoyo de sus aliados muladíes de los Banu Qasi, señ ores de Tudela, y del obispado de Pamplona. En
el siglo X el reino de Pamplona rompió con Có rdoba e inició su expansió n tanto militar como diplomá tica con
alianzas selladas con matrimonios de los monarcas y nobles. El reino de Pamplona estuvo incorporado entre
1076 y 1134 a los territorios aragoneses. Se segregó en el reinado de García Ramírez y en el de Sancho VI de
Navarra (1150-1194) pasó a llamarse reino de Navarra.
-Orígenes: el futuro reino de Navarra fue el resultado de un indudable origen indígena vasco, pero también de
una base urbana y heredera de la Hispania romana (conviene recordar que Pamplona fue fundada por
Pompeyo el Grande, de quien toma el nombre). A partir de la alianza entre estas dos realidades histó ricas y
culturales o de la lenta asimilació n de ambas, la tradició n rural de los vascones y la tradició n urbana e
hispanorromana -y má s tarde hispanogoda- de la ciudad de Pamplona, se fue decantando con el tiempo la
personalidad del reino pamplonés. La evidencia indica que esa alianza entre dos mundos enfrentados -el agro
vascó n y la ciudad hispanogoda- fue posible por la necesidad de sumar fuerzas frente a un poderoso enemigo
comú n: Al-Á ndalus.
Con Sancho III el Mayor (1004-1035) el reino de Pamplona alcanza su mayor extensió n territorial abarcando
casi todo el tercio norte peninsular. Antes de morir (1035) dividió sus territorios entre sus hijos: su
primogénito, García Sá nchez III, reinó en Pamplona y heredó algunas tierras en Aragó n y Castilla; Fernando I de
Castilla obtuvo gran parte del condado de Castilla; Ramiro I de Aragó n recibió tierras en Aragó n y Navarra; y
Gonzalo en Sobrarbe y otros puntos distantes de Aragó n. De este reparto surge la nueva estructura política del
siglo XII con los reinos de Navarra, Aragó n y Castilla. E 1162 Sancho VI se declara Rey de Navarra, dando inicio
al reino de Navarra.
REINO DE NAVARRA
La Conquista de Navarra ha sido un proceso muy largo. Se inició en el siglo XII –después de que la nobleza
navarra reinstaurase el reino en 1134– mediante una serie de tratados acordados entre el reino de Castilla y la
corona de Aragó n para repartirse Navarra entre ambos. Ya en el añ o 1200 una sucesió n de conquistas
castellanas había arrebatado a Navarra sus territorios occidentales y su costa peninsular. La conquista del resto
de la Navarra peninsular -ideada, promovida y ejecutada por Fernando el Cató lico- culminó en el siglo XVI
anexioná ndola, también, al reino de Castilla. La Baja Navarra rechazó esa invasió n logrando mantenerse como
reino independiente hasta el siglo XVII. En 1620, el rey francés Luis XIII –también rey de Navarra como Luis II–
impuso, manu militari, la anexió n de Navarra a la Corona Francesa. A finales del siglo XVIII, inducida por la
Revolució n francesa, Francia despojó a la Baja Navarra de su cualidad de reino. En el siglo XIX, la Monarquía
hispá nica desposeyó a la Alta Navarra de su condició n de reino, convirtiéndola en mera provincia.
REINO DE ARAGÓ N
El Reino de Aragó n fue un estado hispá nico nacido en 1035 por la unió n de los condados de Aragó n, Sobrarbe y
Ribagorza en la figura de Ramiro I. Se expandió hacia el sur y fue la base de la posterior Corona de Aragó n. Por
la unió n de los Reyes Cató licos se unió a la Corona de Castilla en el siglo XV, formando la Monarquía Españ ola. A
Ramiro I lo sucede Sancho Ramírez, luego Pedro I de Aragó n, Alfonso I de Aragó n ( Destacó en la lucha contra
los musulmanes y llegó a duplicar la extensió n de los reinos de Aragó n y Pamplona tras la conquista clave de
Zaragoza). Su sucesor fue Ramiro II, lo sucede su hija Petronila que se casa con el Conde de Barcelona, uniendo
así el reino de Aragó n y el condado de Barcelona. La sucede su hijo Alfonso II, lo sucede Pedro II. A él lo sucede
Jaime I de Aragó n: lleva a cabo muchas conquistas.
El 13 de noviembre de 1137, Ramiro II el Monje, rey de Aragó n, en la conocida como renuncia de Zaragoza,
depositó en su yerno Ramó n Berenguer el reino (aunque no la dignidad de rey), firmando éste en adelante
como Conde de Barcelona y Príncipe de Aragó n. Petronila tomó el título de "Reina de Aragó n" y Ramó n
Berenguer el de príncipe y dominador de Aragó n. Segú n algunos historiadores modernos, el matrimonio se hizo
bajo la forma de Matrimonio en Casa (esto supone que, al no haber descendiente varó n, el esposo cumple la
funció n de gobierno, pero no la de cabeza de la casa, que solo se otorgará al heredero),13 aunque no existe
consenso historiográ fico al respecto.14 En 1164, Alfonso II de Aragó n heredaría el patrimonio conjunto.
Alfonso II es el primer rey de la corona de Aragó n. Con la boda de los Reyes Cató licos en 1469, se inicia el
proceso de convergencia con la Corona de Castilla, formando la base de lo que luego se convertiría en la
Monarquía Cató lica.
-Expansió n Aragó n: La conquista de Valencia (o ‫ بلنسية‬en á rabe: Balansiya) fue el conjunto de maniobras
militares que llevaron a la anexió n de la mayor parte del actual territorio de la Comunidad Valenciana a la
Corona de Aragó n. En tan solo dieciséis añ os, entre 1229 y 1245, la Corona de Aragó n consiguió la conquista de
gran parte de lo que posteriormente sería conocido como el Reino de Valencia. Esto fue hecho por Jaime I.
La conquista para los reinos cristianos de la isla de Mallorca fue lograda definitivamente por el rey Jaime I de
Aragó n entre 1229 y 1231.
-Sicilia: dominació n aragonesa 1282-1442. En 1442 el rey de Aragó n Alfonso V el Magná nimo conquistó el
Reino de Ná poles y lo unificó con Sicilia. En 1442 Alfonso V, rey de Aragó n, conquistó Ná poles, que había sido
un dominio de la dinastía Angevina desde el añ o 1266. Desde el siglo XV, Ná poles estuvo en poder de Aragó n,
de Francia (durante un breve periodo), de Españ a y de Austria, y finalmente fue independiente desde 1734
hasta 1860, añ o en que fue incorporado a la Italia unificada. Respecto a Sicilia, fue un dominio de la dinastía
normanda de Hauteville desde el añ o 1071, y pasó a ser dominio de los Hohenstaufen en 1194, de la dinastía
Angevina en 1266 y dominio aragonés desde 1282.
-Có rcega y Cerdeñ a: Reino de Cerdeñ a y Có rcega, fue creado en 1297 por el papa Bonifacio VIII para solucionar
los conflictos entre la Dinastía Anjou y la Corona de Aragó n sobre el Reino de Sicilia, conflictos originados a raíz
de las Vísperas sicilianas. Así fue un reino de compensació n, asignado a Jaime II de Aragó n.

REINO DE CASTILLA
El Condado de Castilla fue un á rea geográ fica que formaba parte del reino de Asturias y del reino de Leó n hasta
que tomó forma de un estado autó nomo (en 932 d.C.) que un siglo después pasó a ser el reino de Castilla (en
1065).
El nuevo rey Ordoñ oI (821-866) de Asturias va a delegar el gobierno de sus territorios fronterizos a gentes de
la familia real, quienes tendrá n gran libertad de acció n a cambio de su fidelidad: su hermano Gató n será conde
del Bierzo y su hermano o cuñ ado Rodrigo, conde de Castilla (Se considera que es el primer conde de Castilla).
El condado de Castilla hacia el 860 se extendía hacia el sur por la Merindad de Sotoscueva, Espinosa de los
Monteros, Bricia, Valdivielso, Mena, La Losa, Valdegovía y el Valle de Tobalina, y llegando por el este siguiendo
el río Ebro hasta Puentelarrá y por el oeste hasta Brañ osera y Aguilar de Campoo. Sus dominios no incluían el
Condado de Á lava, es decir, el obispado de Veleia (Uelegia Alabense), no entraba dentro de la jurisdicció n de
Rodrigo. La expansió n del condado de Castilla hacia el sur y el este se produce aprovechando la debilidad del
emirato de Có rdoba y es ejecutada a instancias del rey Ordoñ o I por el conde Rodrigo. En la frontera riojana se
van a conquistar diversas fortalezas y ciudades: Haro, Cerezo de Río Tiró n, Castil de Carrias y Grañ ó n. Y se
fundan nuevas fortalezas (Frías, Lantaró n).Pero el hito má s conocido del conde Rodrigo es la repoblació n de
Amaya en el 860, lo que lleva a adelantar la línea de fortalezas hasta Urbel del Castillo, Castil de Peones,
Moradillo de Sedano, Oca y Cerasio (Cerezo de Roo Tiró n).
El primer conde de Castilla, Rodrigo, murió en 873. En la Cró nica Albeldense se nos dice que en tiempos de
Alfonso III (hijo de Ordoñ o I de Asturias) era conde de Castilla Diego Rodríguez Porcelos, hijo de Rodrigo,
siendo el primer caso en el que el título de conde es hereditario en el reino de Asturias. Alfonso III dividió sus
posesiones entre sus hijos, legando al primogénito, García, Leó n y las tierras foramontanas (entre las que se
incluye Castilla); a Ordoñ o, Galicia (y Portugal que en aquel entonces era territorio gallego); y a Fruela, Asturias.
Con García regresa el impulso expansivo que va a tener dos frentes en el ámbito castellano. Por una parte,
alcanza el río Duero en el añ o 912 y acomete también por la zona riojana, punto de convergencia de los
intereses leoneses, navarros y musulmanes.Precisamente tras tomar diversas fortalezas riojanas, y a su vuelta a
Zamora, encontró su muerte, en marzo del 914. Muerto sin descendencia le sucedió su hermano Ordoñ o.
Ordoñ o II también muere y todo queda para Fruela II. La muerte de Fruela II dio paso a una guerra civil entre
diferentes pretendientes al trono leonés. Por una parte se encuentran los hijos de Fruela II: Alfonso, Ramiro y
Ordoñ o; y por otra los hijos de Ordoñ o II: Alfonso, Sancho y Ramiro. Este ú ltimo, Ramiro II hijo de Ordoñ o II se
queda con todo. Designa como conde de Castilla a Ferná n Gonzá lez.
Ferná n Gonzá lez: fue conde de Castilla, Burgos, Á lava, Lantaró n y Cerezo (931-944 y 945-970). Desde el siglo
XIII hubo una tradició n nacionalista y religiosa que consideró a Ferná n Gonzá lez como el héroe defensor de
Castilla, y teniendo como punto central de la unidad en la fe cató lica. Esta tradició n comenzará con el Poema de
Ferná n Gonzá lez (El Poema de Ferná n Gonzá lez es un poema épico del mester de clerecía cuyo contenido es el
de un cantar de gesta que narra diferentes hechos histó ricos de la vida de este personaje. Ramó n Menéndez
Pidal lo fecha hacia 1255; Marden concluye que se escribió hacia 1250 o muy poco después; desde luego es
posterior a los poemas de Gonzalo de Berceo y su modelo, el Libro de Alexandre, puesto que se sirve
abundantemente de ellos y en especial de este ú ltimo). La importancia de este conde en la historia castellana es
innegable. Su actuació n política en el reino de Leó n dará lugar a que Castilla debilite los vínculos feudales con el
reino leonés en un grado que no alcanzaron ningú n otro de los territorios que también lo intentaron: condado
de Saldañ a, condado de Portugal y los condes de Galicia. Al final de su gobierno, Castilla actú a libremente en su
política exterior, aunque sin dejar de otorgar cierta preeminencia a Leó n, ya se puede considerar autó nomo de
facto. Otras interpretaciones histó ricas consideran este punto el comienzo de su independencia, pero siempre
estuvo ligado políticamente a los reinos de Leó n y de Navarra, hasta su constitució n formal como reino en 1065
a la muerte de Fernando I de Leó n.
Fernando I de Leó n: se casa con la hija del rey leonés Bermudo III. Fue designado conde de Castilla en 1029,1
si bien no ejerció el gobierno efectivo hasta la muerte de su padre en 1035. Se convirtió en rey consorte de Leó n
por su matrimonio con Sancha, hermana de su rey y señ or, Bermudo III, contra el que se levantó en armas, el
cual murió sin dejar descendencia luchando contra Fernando en la batalla de Tamaró n. Llevó a cabo una
enérgica actividad de Reconquista, tomando las plazas de Lamego (1057), Viseo (1058) y Coímbra (1064).
Ademá s sometió a varios de los reinos de taifas al pago de parias al reino leonés. Uno de los principales
resultados de la política de Fernando I fue el sometimiento de varios de los reinos de taifas y el cobro de las
parias (impuesto por la protecció n y por no ser atacados) a las taifas má s ricas, como Toledo, Sevilla, Zaragoza
o Badajoz. A la vez, se produjeron varios ataques y conquistas. Destacan la conquista de las plazas portuguesas
de Lamego (1057) y Viseo (1058) y la toma definitiva (1060) de las de San Esteban de Gormaz, Berlanga de
Duero y demá s castillos y plazas del río Bordecorex, en territorio del alto Duero. Asimismo, las tomas
temporales de Toledo (1062) y Zaragoza (1063), y la definitiva de la estratégica Coímbra (1064), junto al río
Mondego, que puso bajo el mando del conde mozá rabe Sisnando Davídiz.
Al morir dividió sus reinos entre sus hijos: al primogénito, Sancho, le correspondió el estado patrimonial de su
padre, el condado de Castilla, elevado a categoría de reino, y las parias sobre el reino taifa de Zaragoza; a
Alfonso, el favorito, le correspondió el Reino de Leó n y el título imperial, así como los derechos sobre el reino
taifa de Toledo; García recibió el Reino de Galicia, creado a tal efecto, y los derechos sobre los reinos taifas de
Sevilla y Badajoz; a Urraca y a Elvira les correspondieron las ciudades de Zamora y Toro, respectivamente,
también con título real, y unas rentas adecuadas. Tradicionalmente se le ha considerado el primer rey de
Castilla y fundador de la monarquía castellana, y aú n hay historiadores que siguen manteniendo esta tesis. No
obstante, buena parte de la historiografía má s actual considera que Fernando no fue rey de Castilla y que el
origen de este reino se sitú a a la muerte de este monarca, con la divisió n de sus estados entre sus hijos y el
legado de Castilla al primogénito Sancho con título real. Sancho y Alfonso atacan a García y se reparten Galicia y
firman una tregua. La tregua se rompe con la batalla de Golpejera en 1072.20 Las tropas de Sancho salen
victoriosas, pero este decide no perseguir a su hermano. Alfonso fue hecho prisionero y encarcelado en Burgos.
Posteriormente es trasladado al monasterio de Sahagú n, donde se le rasura la cabeza y se le obliga a tomar la
casulla. Gracias a la intercesió n de su hermana Urraca, Sancho y Alfonso llegaron a un acuerdo para que Alfonso
marchara y se refugiase en la taifa de Toledo bajo la protecció n de su vasallo, el rey Al-Mamú n y acompañ ado
por el fiel Pedro Ansú rez, amigo de su infancia, y sus dos hermanos Gonzalo y Fernando. Alfonso, desde su
exilio en Toledo, logra el apoyo tanto de su hermana Urraca como de la nobleza leonesa que se hacen fuertes en
la ciudad de Zamora, señ orío que Alfonso le había otorgado anteriormente, obligando a Sancho, en 1072, a
sitiar la ciudad para someterla después de que Urraca se negara a canjearla por otras plazas que le había
ofrecido Sancho, deseoso de controlar la plaza fuerte de Zamora, «clave para la futura expansió n al sur del
Duero». En el transcurso del asedio el rey Sancho recibió la muerte. La tradició n o leyenda narra el episodio con
el detalle de que durante el cerco, un noble zamorano o gallego llamado Vellido Dolfos se presentó ante el rey
como desertor y, con la excusa de mostrarle los puntos débiles de las murallas, lo separó de su guardia y
consiguió acabar con su vida de una lanzada. Aunque no hay constancia alguna de que la muerte de Sancho se
debiera a una traició n má s que a un engañ o, ya que Dolfos era enemigo de Sancho, su asesinato fue debido a un
lance bélico propio de la situació n de sitio y no se produjo en las murallas sino en un bosque cercano donde
Dolfos llevó al rey castellano alejá ndole de su protecció n armada. La muerte violenta de su hermano Sancho,
que no dejó descendencia, permitió a Alfonso recuperar su trono y reclamar para sí Castilla y Galicia. Aunque
Rodrigo Díaz de Vivar, hombre de confianza y portaestandarte del rey Sancho, se halló en el sitio de Zamora, no
consta cual había sido su actuació n. Tampoco se puede atribuir a Alfonso, que estaba desterrado y alejado de
los hechos, la muerte de su hermano, «pero los juglares y el romancero rellenaron este vacío con hermosas
creaciones literarias desprovistas de cualquier realidad histó rica».
-Entonces, Alfonso VI se queda con todo. La línea sucesoria continua: Urraca I de leó n, Alfonso VII de Leó n
(divide el reino de leó n y castilla entre sus hijos) su hijo Fernando II obtiene leó n y su hijo Sancho III Castilla. El
sucesor de Sancho III es Alfonso VIII de castilla (es el que derrota a los almohades en la batalla de las navas de
Tolosa 1212). lo sucede Enrique I de Castilla, a él su hermana Berenguela I de Castilla, esta se casa con el rey
Alfonso IX de Leó n (hijo de Fernando II de Leó n, el hijo de Alfonso VII de leó n). Así con su hijo Fernando III el
Santo se unen las coronas de Castilla y Leó n. Fernando III: Fernando III de Leó n y de Castilla, llamado «el Santo»
(Peleas de Arriba, 1199 o 24 de junio de 12011-Sevilla, 30 de mayo de 1252), fue rey de Castilla entre 1217 y
1252 y de Leó na entre 1230 y 1252. Hijo de Berenguela, reina de Castilla, y de Alfonso IX, rey de Leó n, unificó
definitivamente durante su reinado las coronas castellana y leonesa, que habían permanecido divididas desde
la época de Alfonso VII «el Emperador», quien a su muerte las repartió entre sus hijos, los infantes Sancho y
Fernando. Durante su reinado fueron conquistados, en el marco de la Reconquista, los reinos de Jaén, Có rdoba,
Sevilla y lo que quedaba del de Badajoz, cuya anexió n había empezado Alfonso IX, lo que redujo el territorio
ibérico en poder de los reinos musulmanes. Al finalizar el reinado de Fernando III, estos ú nicamente poseían en
la Andalucía el Reino de Niebla, Tejada y el Reino de Granada, este ú ltimo como feudo castellano. El infante
Alfonso, futuro Alfonso X, fue enviado por Fernando a la conquista del Reino de Murcia; los moros capitularon y
la regió n quedó como señ orío castellano, tras lo cual Alfonso conquistó las plazas de Mula y Cartagena. Cuando
Fernando accedió al trono, en 1217, su reino no rebasaba apenas los ciento cincuenta mil kiló metros
cuadrados; en 1230, al heredar Leó n, obtuvo otros cien mil y, a base de conquistas ininterrumpidas, logró
hacerse con ciento veinte mil má s.
-Alfonso X: El hijo primogénito de Alfonso X y heredero al trono, don Fernando de la Cerda, murió en 1275 en
Villa Real, cuando se dirigía a hacer frente a una invasió n norteafricana en Andalucía. De acuerdo con el
derecho consuetudinario castellano, en caso de muerte del primogénito en la sucesió n a la Corona, los derechos
debían recaer en el segundogénito, Sancho; sin embargo, el derecho romano privado introducido en el có digo
de Las Siete Partidas establecía que la sucesió n debía corresponder a los hijos de Fernando de la Cerda. El rey
Alfonso se inclinó en principio por satisfacer las aspiraciones de don Sancho, que se había distinguido en la
guerra contra los invasores islámicos en sustitució n de su difunto hermano. Pero posteriormente, presionado
por su esposa Violante de Aragó n y por Felipe III de Francia, tío de los llamados «infantes de la Cerda» (hijos de
don Fernando), se vio obligado a compensar a estos. Sancho se enfrentó a su padre cuando este pretendió crear
un reino en Jaén para el mayor de los hijos del antiguo heredero, Alfonso de la Cerda. Finalmente, Sancho y
buena parte de la nobleza del reino se rebelaron, llegando a desposeer a Alfonso X de sus poderes, aunque no
del título de rey (1282). Solo Sevilla, Murcia y Badajoz permanecieron fieles al viejo monarca. Alfonso maldijo a
su hijo, a quien desheredó en su testamento, y ayudado por sus antiguos enemigos los benimerines empezó a
recuperar su posició n. Cuando cada vez má s nobles y ciudades rebeldes iban abandonando la facció n de
Sancho, murió el Rey Sabio en Sevilla, el 4 de abril de 1284.
-
Distinció n: -Castilla la vieja: fue el nombre de una de las regiones histó ricas de Españ a. Norte de Castilla.
Aunque sus límites variaron a lo largo del tiempo, su territorio se correspondió durante la mayor parte de su
existencia con el de las provincias de Santander, Burgos, Logroñ o, Soria, Segovia, Á vila, Valladolid y Palencia.
Actualmente estas provincias está n distribuidas en las Comunidades Autó nomas de Castilla y Leó n, Cantabria y
La Rioja. Sus orígenes está n en la Castilla histó rica que se formó en el siglo IX en el norte de lo que actualmente
es la provincia de Burgos. Ya desde el siglo XIV se identificó el llamado "Reino de Castilla" con los territorios de
la Merindad Mayor de Castilla y con los alfoces de la Extremadura castellana de la cara norte del Sistema
Central (cordillera en Españ a); este "reino", junto con el "Reino de Toledo", formaba la regió n de Castilla. Ya
hacia el siglo XVI al "Reino de Castilla" empieza a denominá rsele Castilla la Vieja y al de Toledo se le pasa a
conocer como Castilla la Nueva; durante algú n tiempo también se llamó Novísima Castilla a Andalucía.
-Castilla la nueva: fue el nombre de una de las regiones histó ricas de Españ a. Abarcaba las provincias de Ciudad
Real, Cuenca, Guadalajara, Madrid y Toledo. Los orígenes de Castilla la Nueva estuvieron en la Taifa de Toledo,
reino musulmá n conquistado a partir de la toma de Toledo en 1085 por el rey Alfonso VI de Leó n y Castilla e
incorporado como Reino de Toledo a las posesiones del rey de Castilla y Leó n. Sur de Castilla.
Las regiones de la vieja y la nueva fueron creadas oficialmente en la divisió n provincial de 1833. En 1833 Javier
de Burgos creo un estado centralizado dividido en 49 provincias y 15 regiones. Las provincias recibieron el
nombre de sus capitales (excepto cuatro de ellas, que conservaron sus antiguas denominaciones: Navarra, con
capital en Pamplona, Á lava con Vitoria, Guipú zcoa con San Sebastiá n y Vizcaya con Bilbao). Divisió n:
La Andalucía , que comprende los reinos de Có rdoba, Granada, Jaén y Sevilla, se divide en las ocho provincias
siguientes: Almería, Cá diz, Có rdoba, Granada, Huelva, Jaén, Má laga y Sevilla.
El Reino de Aragó n se divide en tres provincias, a saber: Huesca, Teruel y Zaragoza.
El Principado de Asturias forma la provincia de Oviedo.
Castilla la Nueva continú a dividida en las cinco provincias: Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Madrid y Toledo.
Castilla la Vieja: Á vila, Burgos, Logroñ o, Palencia, Santander, Segovia, Soria y Valladolid.
Cataluñ a: Barcelona, Gerona, Lérida y Tarragona.
Extremadura: Badajoz y Cáceres.
El Reino de Galicia en las provincias de: La Coruñ a, Lugo, Orense y Pontevedra.
El Reino de Leó n se divide en las provincias de Leó n, Salamanca y Zamora (como Regió n de Leó n).
El Reino de Murcia se divide en las provincias de Albacete y Murcia.
El Reino de Valencia en las provincias de: Alicante, Castelló n, y Valencia.
Pamplona, Vitoria, Bilbao y San Sebastiá n son las capitales de las provincias de Navarra, Á lava , Vizcaya y
Guipú zcoa (País Vasco) .
Palma de Mallorca es la capital de las Islas Baleares .
Santa Cruz de Tenerife es la capital de las Islas Canarias .
GUERRAS CIVILES EN ESPAÑ A
Durante la Plena Edad Media sí que se refieren conflictos caracterizados por divisiones internas en "banderías"
en el conjunto territorial en el que se encuentra el antiguo condado, que se comienza a denominar reino de
Castilla, junto al reino de Leó n, cuya unió n se va realizando y deshaciendo sucesivamente (ú nicamente se habla
de "Corona de Castilla" desde 1230 con Fernando III "el Santo"): Fueron numerosos los enfrentamientos entre
los distintos reinos cristianos peninsulares en el contexto histó rico en el que tuvo lugar la incorporació n de
Castilla al conjunto de territorios en torno al Reino de Navarra con Sancho III "el Mayor" (1028), luego en los de
su hijo Fernando I "el Magno" (Batalla de Tamaró n, 1035 (entre las tropas del rey leonés Bermudo III y las del
conde de Castilla Fernando Sá nchez. Gana Fernando, quien luego va a elevar a Castilla del estatus de condado a
reino) , Batalla de Atapuerca, 1054(entre Fernando I, rey de Leó n y conde de Castilla, y su hermano García
Sá nchez III «el de Ná jera», rey de Pamplona, hijos ambos de Sancho III el Mayor. Gana Fernando)), pasá ndose a
denominar Reino de Castilla (1065, Guerra de los Tres Sanchos, 1065-1067 (La guerra de los Tres Sanchos es el
conflicto armado que aconteció en tierras de los actuales Burgos y La Rioja entre 1065 y 1067, en el que
participaron Sancho Garcés IV de Pamplona, Sancho Ramírez de Aragó n y Sancho II de Castilla. En esta breve
guerra se liberaron las tensiones acumuladas desde tiempos del reparto de la herencia de Sancho III el Mayor
de Navarra, abuelo paterno de los tres beligerantes, tras la cesió n de algunas tierras castellanas por parte de
Fernando a su hermano García III tras la batalla de Tamaró n. Algunos de estos territorios se sublevaron contra
el Reino de Navarra cuando este intentó la navarrizació n del territorio, por lo que pidieron al rey de Castilla
que les volviese a tener en sus fronteras, lo que al final llevaría a este conflicto. Sancho II de Castilla quiso tomar
las tierras de la Bureba y la Rioja Alta, tierras en posesió n de su primo, Sancho Garcés IV de Navarra. Tras una
serie de ataques por las fronteras por parte del rey castellano, Sancho Garcés pidió ayuda a su primo Sancho
Ramírez de Aragó n. El Cid tomó parte en alguna de estas batallas al lado de Sancho II de Castilla. La guerra
terminó en 1067 sin ningú n vencedor absoluto. Sancho II de Castilla arrebató a Navarra La Bureba, los Montes
de Oca y Pancorbo.)); y reunificá ndose con Leó n como consecuencia de las guerras fratricidas protagonizadas
por Sancho II "el Fuerte" -apoyado por nobles castellanos como el Cid-, Alfonso VI "el Bravo", García de Galicia y
Urraca de Zamora -batalla de Golpejera y cerco de Zamora (1072)-.
Desde 1272 se producen rebeliones nobiliarias contra la política "imperial" de Alfonso X "el Sabio",
protagonizadas por los Lara.5 La parte final del reinado de Alfonso X, especialmente entre 1282 y 1284, hubo
hostilidades abiertas entre los partidarios del infante Alfonso de la Cerda y los del príncipe Sancho (futuro
Sancho IV): Al morir Fernando de la Cerda antes que su padre el rey Alfonso X, la Corona de Castilla le
correspondía al mayor de los hijos de este, Alfonso. Es lo que deseaba el rey Alfonso X, quien siempre sostuvo
que el heredero era su nieto Alfonso, como hijo mayor de su primogénito. Pero el segundo hijo de Alfonso X,
llamado Sancho, arrebató el trono a su sobrino y se proclamó rey de Castilla, pasando a la historia como Sancho
IV, llamado "El Bravo".El infante Alfonso, llamado "El de Españ a", intentó recuperar el trono de Castilla, que le
había arrebatado su tío Sancho, con la ayuda del rey de Aragó n y de algunos fieles castellanos, pero en 1304 por
el tratado de Torrellas, los reyes Jaime II de Aragó n y Fernando IV de Castilla, acordaron la renuncia de Alfonso
a todos sus derechos al trono de Castilla, y en compensació n fue designado señ or de Alba, Béjar y Gibraleó n.
Entre 1295 y 1301, el conflicto sucesorio se reactivó como consecuencia de la minoría de Fernando IV,
produciéndose enfrentamientos entre los partidarios de los infantes de la Cerda y los partidarios la María de
Molina, viuda de Sancho y regente en nombre de su hijo Fernando. El reinado efectivo de Fernando IV siguió
siendo conflictivo hasta su muerte en 1312.
Entre 1312 y 1325, de nuevo se produjo una minoría conflictiva, la de Alfonso XI, en la que ejercieron la
regencia los infantes Pedro y Juan "el de Tarifa" (ambos muertos en el Desastre de la Vega de Granada, 25 de
junio de 1319), de nuevo María de Molina (abuela de Alfonso); y desde la muerte de ésta (1321) lucharon por
ejercer la regencia Juan de Haro "el Tuerto" y el infante don Juan Manuel, dividiéndose entre ellos las
preferencias de altos nobles y ciudades. Incluso durante la mayoría de edad del rey Alfonso continuaron las
abiertas hostilidades entre los bandos nobiliarios, incluido el del propio rey, que tuvo que asentar su autoridad
con gran violencia.
Má s comú nmente la bibliografía denomina "guerra civil castellana" a conflictos internos de la Corona de Castilla
durante la Baja Edad Media:
1) De 1366 a 1369, la llamada "Primera Guerra Civil Castellana" entre Pedro I "el Cruel" y su medio hermano
Enrique "el de las mercedes" (Enrique II o "de Trastamara"); con intervenció n de los reinos de Inglaterra y
Francia (Guerra de los Cien Añ os: ) -batalla de Ná jera (La batalla de Ná jera, algunas veces llamada batalla de
Navarrete, fue librada el sá bado 3 de abril de 1367 cerca de Ná jera en el camino que conducía a Navarrete. Fue
un episodio de la Primera Guerra Civil Castellana que enfrentaba al rey Pedro I de Castilla con su hermanastro
don Enrique de Trastá mara que aspiraba al trono implicando a Castilla en el conflicto internacional de la guerra
de los Cien Añ os. El poder naval de Castilla —muy superior al de Francia e Inglaterra— motivaría que estas dos
naciones enfrentadas en la guerra de los Cien Añ os decidieran tomar partido en la guerra civil castellana con el
propó sito de disponer de su flota. Al rey Pedro de Castilla le amparaban Inglaterra, Aquitania, Mallorca y
Navarra, y contaba con los mejores mercenarios de Europa contratados por el Príncipe Negro. A su rival el
conde Enrique de Trastá mara le respaldaba la nobleza castellana y, a pesar de que ni Francia ni Aragó n le
apoyaban abiertamente, contaba con algunos nobles aragoneses y compañ ías libres francesas leales a su
lugarteniente, el bretó n Beltrá n Duguesclín. Aunque la batalla terminó con una contundente derrota del bando
enriquista, tendría consecuencias desastrosas para el rey don Pedro, para Inglaterra y para el príncipe de
Gales.), batalla de Montiel (1369: La batalla de Montiel fue un enfrentamiento bélico enmarcado en la Guerra
Civil de Castilla y, debido a la naturaleza de parte de sus intereses y participantes, también en la guerra de los
Cien Añ os. En ella, ejércitos castellano-franceses se midieron con una alianza castellano-granadina. La primera
de estas fuerzas, mandada por Enrique de Trastá mara (luego Enrique II de Castilla), se impuso a la segunda,
dirigida por su hermano Pedro el Justiciero. EL resultado de esta primera guerra civil: instauració n de la casa
Trastá mara en la corona españ ola y castilla pasa a apoyar a Francia en la Guerra de los 100 añ os.
2)La guerra civil castellana de 1437-1445 en la que se enfrentaron los partidarios de Juan II de Castilla y los de
los infantes de Aragó n -batalla de Olmedo (1445)-. La guerra civil castellana de 1437-1445 fue una guerra civil
en la que se enfrentaron dos facciones nobiliarias para hacerse con el poder en la Corona de Castilla. De un lado
la encabezada por el condestable don Á lvaro de Luna, el propio rey Juan II de Castilla y el príncipe de Asturias
don Enrique; de otro la Liga nobiliaria encabezada por los infantes de Aragó n don Juan y don Enrique, hijos de
Fernando de Antequera, rey de la Corona de Aragó n, que fue regente de Castilla durante la minoría de edad de
Juan II. Aunque en 1441 venció la facció n de los infantes de Aragó n que impuso sus condiciones en la Sentencia
de Medina del Campo, la victoria final fue para el bando realista y del condestable que ganó la decisiva batalla
de Olmedo (1445, se enfrentan la corona de castilla contra la corona de Aragó n, Navarra, y algunos nobles
castellanos).
3)El conflicto por la sucesió n de Enrique IV de Castilla, con dos fases: a)De 1465 a 1468, la guerra entre los
partidarios de Enrique IV y los de su medio hermano Alfonso -farsa de Á vila (1465), segunda batalla de Olmedo,
1467. En 1462 nació Juana, hija de Enrique IV de Castilla y de Juana de Portugal. Inmediatamente fue nombrada
heredera al trono, recibiendo el título de Princesa de Asturias. Sin embargo, en septiembre de 1464 el rey cedió
a la presió n de una gran parte de la nobleza castellana y nombró Príncipe de Asturias a su medio hermano
Alfonso. A pesar de ello, el descontento nobiliario no disminuyó y en junio de 1465 las Cortes se reunieron en
Á vila, derrocaron a Enrique y proclamaron rey de Castilla a Alfonso, de solamente 12 añ os de edad, con el
nombre de Alfonso XII.1 Este episodio fue llamado por sus detractores "la farsa de Á vila", nombre con el que ha
pasado a la historia. Al parecer fue en torno a este momento cuando los nobles empezaron a propagar el rumor
de que Juana no era hija de Enrique IV sino de su valido Beltrá n de la Cueva, de ahí el apodo de Juana "la
Beltraneja" con el que se la ha conocido posteriormente.Estalló entonces la guerra abierta entre los partidarios
de Enrique IV y los de Alfonso XII, que instaló su "corte" en Arévalo. En agosto de 1467 se produjo una
importante batalla en Olmedo, en la que ninguno de los bandos consiguió imponerse.2 Incluso hoy día algunos
historiadores consideran que Enrique fue derrotado y hecho prisionero1 mientras que otros afirman que
venció pero que por debilidad eligió negociar con los vencidos.3 Alfonso falleció en Cardeñ osa (Á vila) el 5 de
julio de 1468 por causas desconocidas, lo cual facilitó que Enrique recuperase el poder.
b) y de 1475 a 1479, la llamada "Guerra de Sucesió n Castellana" o "Segunda Guerra Civil Castellana", entre los
partidarios de Juana la Beltraneja (hija -o no- de Enrique IV) y los de su tía Isabel (la futura Isabel "la Cató lica",
medio hermana de Enrique IV); con intervenció n de los reinos de Portugal y Aragó n -batalla de Toro (1476:
ganan los reyes cató licos)-. La guerra tuvo un marcado carácter internacional porque Isabel estaba casada con
Fernando, heredero de la Corona de Aragó n, mientras que Juana se había casado con el rey Alfonso V de
Portugal. Francia también intervino, apoyando a Portugal para evitar que Aragó n, su rival en Italia, se uniera a
Castilla. A pesar de algunos éxitos iniciales para los partidarios de Juana, la escasa agresividad militar de
Alfonso V y las consecuencias políticas de la batalla de Toro12 llevaron a la desintegració n del bando juanista
entre 1476 y 1477. El matrimonio de Isabel y Fernando fue reconocido en las cortes de Madrigal (abril-octubre
de 1476) y su hija Isabel jurada heredera de la corona de Castilla.
---Sin llegar a desatarse las hostilidades, a la muerte de Isabel la Cató lica se evidenció la formació n de dos
bandos denominados "fernandinos" (o "partido aragonés", muchos de ellos judeoconversos colocados en
puestos clave de la administració n por Fernando el Cató lico, como el inquisidor Diego de Deza, Pedro de Urrea,
Lope de Conchillos, Juan Ruiz de Calcena, Pérez de Almazá n; con el apoyo de los "letrados" procedentes de la
baja nobleza y el patriciado urbano de las ciudades del centro de Castilla y el clero reformista o cisneriano) y
"filipinos" (algunos se exiliaron en Flandes en busca del apoyo de Felipe "el Hermoso": Juan Manuel, señ or de
Belmonte, Juan de Zú ñ iga, Antonio de Acuñ a -"eran brillantes y cultos cortesanos, pero pobres en grado sumo y
el rey cató lico no los podía sufrir"-;15 aunque sus principales apoyos sociales eran parte de la alta nobleza y el
alto clero, y la burguesía enriquecida por el comercio exterior). La concordia de Villafá fila (1506) evitó el
enfrentamiento, aunque la divisió n en banderías continuó durante el breve reinado de Felipe y Juana y las
posteriores regencias de Fernando y el cardenal Cisneros, intensificá ndose al comienzo del reinado de Carlos
I:16
De 1520 a 1522, la Guerra de las Comunidades, en la que las ciudades del centro de Castilla se sublevaron,
ofreciendo el trono a la reina Juana "la Loca" ("comuneros", Santa Junta),17 mientras que las ciudades
periféricas y la mayor parte de la alta nobleza apoyaron a su hijo, el rey Carlos I ("imperiales", regencia de
Adriano de Utrecht).
De 1700 a 1714, la Guerra de Sucesió n Españ ola; aunque la mayor parte de las ciudades y nobles castellanos
estuvieron en el bando borbó nico, también hubo notables austracistas, como el almirante de Castilla Juan
Tomá s Enríquez de Cabrera y Á lvarez de Toledo. Como ciudades, Madrid (tomada y retomada varias veces en el
transcurso de la guerra),18 Alcalá y Toledo figuraron entre las que se manifestaron en algú n momento a favor
de la causa austracista. También hubo un Tercio de Castellanos entre los defensores de Barcelona en 1714. La
guerra de sucesió n españ ola5 fue un conflicto internacional que duró desde 1701 hasta la firma del tratado de
Utrecht en 1713, que tuvo como causa fundamental la muerte sin descendencia de Carlos II de Españ a, ú ltimo
representante de la Casa de Habsburgo, y que dejó como principal consecuencia la instauració n de la Casa de
Borbó n en el trono de Españ a.nota 1 En el interior del país, la guerra de Sucesió n evolucionó hasta convertirse
en una guerra civil entre borbó nicos, cuyo principal apoyo lo encontraron en la Corona de Castilla, y
austracistas, mayoritarios en la Corona de Aragó n, cuyos ú ltimos rescoldos no se extinguieron hasta 1714 con
la capitulació n de Barcelona y 1715 con la capitulació n de Mallorca ante las fuerzas del rey Felipe V de Españ a.
Para la Monarquía Hispá nica, las principales consecuencias de la guerra fueron la pérdida de sus posesiones
europeas y la desaparició n de la Corona de Aragó n, lo que puso fin al modelo «federal» de monarquía,6 o
«monarquía compuesta»,7 de los Habsburgo españ oles:

Casus belli  Subida al


trono españ ol de Felipe de
Borbó n conservando
derecho al francés.
 Interés anglo-austro-
neerlandés(Tratado de La
Haya) de repartirse los
territorios españ oles y
derrotar a Luis XIV de
Francia.
 Derechos sucesorios
del Archiduque Carlos.

Resultado Tratado de Utrecht, Tratado de


Rastatty Tratado de Baden

Consecuen  Felipe V es reconocido


cias como rey de Españ a, sin
derecho al trono francés.
 Gran Bretañ a se convierte
en la potencia
hegemó nica de Europa en
detrimento de Francia y
Españ a y adquiere
el derecho de asiento.
 Comienzo de la decadencia
de la monarquía francesa.

Cambios  Españ a
territorial cede Menorca y Gibraltar a Gran
es Bretañ a, Sicilia a Saboya y
los Países Bajos
Españ oles, Ná poles, Milá n y Cerdeñ
a a Austria.
 Francia cede zonas de Canadá  a
Gran Bretañ a y consigue Landau in
der Pfalz y Barcelonette.

Beligerantes

Borbónicos Austracistas
  Españ a fiel   Españ a fiel
a Felipe V al archiduque
Carlos
  Reino de
Francia   Sacro
Imperio
  Baviera (ha Romano
sta 1704) Germá nico
  Colonia  Austria
  Mantua  Prusia
  Portugal (h
 Hanó ver
asta 1703)
  Provincias
  Saboya (ha
Unidas
sta 1703)
  Inglaterra (h
asta 1707)
  Escocia (has
ta 1707)
  Gran
Bretañ a (desde
1707)
  Portugal (de
sde 1703)
  Saboya (des
de 1703)

- La primera guerra carlista fue una guerra civil que se desarrolló en Españ a entre 1833 y 1840 entre los
carlistas, partidarios del infante Carlos María Isidro de Borbó n y de un régimen absolutista, y los isabelinos o
cristinos, defensores de Isabel II y de la regente María Cristina de Borbó n, cuyo gobierno fue originalmente
absolutista moderado y acabó convirtiéndose en liberal para obtener el apoyo popular. Ganan los isabelinos. La
Guerra de los Matiners (madrugadores, en catalá n), Segunda guerra carlistanota 1 o Campañ a Montemolinista
fue un conflicto bélico que tuvo lugar fundamentalmente en Cataluñ a entre septiembre de 1846 y mayo de
1849 debido al fracaso de los intentos de casar a Isabel II con el pretendiente carlista, Carlos Luis de Borbó n
(Carlos VI en la nomenclatura de sus adeptos), que había sido pretendido por distintos sectores moderados de
Isabel, singularmente Jaime Balmes y Juan Donoso Cortés, y del carlismo. Sin embargo, Isabel II terminó
casá ndose con su primo Francisco de Asís de Borbó n. Victoria liberal.
-La tercera guerra carlista fue una guerra civil desarrollada en Españ a entre 1872 y 1876, entre los partidarios
de Carlos, duque de Madrid, pretendiente carlista al trono, y los gobiernos de Amadeo I, de la I Repú blica y de
Alfonso XII. Derrota carlista.
CONQUISTAS DEL IMPERIO ESPAÑ OL.
América
Véanse también: Organizació n territorial del Virreinato de Nueva Españ a, Organizació n territorial del
Virreinato del Perú , Organizació n territorial del Virreinato de Nueva Granada y Organizació n territorial del
Virreinato del Río de la Plata.
Principales rutas comerciales del Imperio españ ol con las Indias.
América españ ola hacia el añ o 1800, los territorios coloreados eran considerados provincias en algunos mapas
del Imperio españ ol.

Territorio de Nutca (reclamaciones territoriales de Españ a en la Costa Oeste de Norteamérica, siglo xviii d. C.) y
toponimia españ ola.
Virreinato de Nueva Españ a (1521-1821): los actuales países de México, los estados del suroeste y la Florida de
los Estados Unidos (California, Nuevo México, Arizona, Texas, Nevada, Florida, Utah, Luisiana y parte de
Colorado, Wyoming, Kansas y Oklahoma) y la casi totalidad de las Antillas. Ademá s de territorios asiá ticos.
Españ a mantuvo bajo su control estos territorios hasta 1821, aunque en varios de los estados de las Grandes
Llanuras no hubo una presencia españ ola estable. Es necesario recordar que la independencia de Nueva Españ a
fue iniciada en 1810, y declarada formal y legalmente por el Congreso de Chilpancingo en 1813. Aunque
alcanzó su efectiva independencia en 1821, esta no fue reconocida por Españ a hasta 1836.
Capitanía General de Santo Domingo (1493-1865): fue la primera colonia españ ola en el Nuevo Mundo, y
comprendía la totalidad de La Españ ola, cuya parte oriental se convirtió má s tarde en la Repú blica Dominicana.
Capitanía General de Cuba (1510-1898): isla de Cuba y adyacentes, ademá s de la Florida y la Luisiana.
Capitanía General de Guatemala (1540-1821): Comprendía los territorios de Guatemala, El Salvador, Nicaragua,
Honduras, Costa Rica, y el estado mexicano de Chiapas. Declaró su independencia en 1821, para sumarse al
Primer Imperio Mexicano, del que se separó (salvo Chiapas) el 1 de julio de 1823.
Capitanía General de Puerto Rico (1582-1898), posteriormente provincia: Abarcó la isla de Puerto Rico y otras
menores adyacentes a ella.
Capitanía General de Yucatá n (1565-1821): Comprendía los actuales estados mexicanos de Yucatá n, Campeche,
Quintana Roo y el este de Tabasco. La inclusió n de Belice y El Petén son motivo de controversia por algunos
historiadores.32
Capitanía General de las Provincias Internas (1776-1821): Fue creada por el rey Carlos III mediante una real
cédula del 22 de agosto de 1776, dando al comandante general, sobre estas previamente establecidas
provincias, las facultades equiparables a las del virrey de Nueva Españ a; comprendía los actuales territorios de
Sonora y Sinaloa, las Californias, Coahuila, Nuevo Reino de Leó n, Nuevo Santander, Texas, Nueva Vizcaya, y
Nuevo México.
Luisiana (1764-1803): cedida por Francia, incorporaba territorios de los actuales estados del medio oeste
estadounidense (Luisiana, Arkansas, Oklahoma, Kansas, Nebraska, Dakota del Sur, Dakota del Norte, Wyoming,
Montana, Idaho, Minnesota e Iowa).
Nutca (1789-1794): fue cedida a Gran Bretañ a en 1795. Incluía los territorios de los actuales estados del
noroeste estadounidense (Oregó n, Idaho, Montana y Washington), ademá s el suroeste de la provincia
canadiense de la Columbia Britá nica, el territorio de Yukó n y el actual estado estadounidense de Alaska.
Territorio del Oregó n
Virreinato del Perú (1542-1824): en su má xima extensió n abarcó a los actuales países de Perú , Colombia,
Argentina, Ecuador, Panamá , Chile, Bolivia, Paraguay, Uruguay, territorios en Brasil, Las Guayanas, parte sur del
actual Venezuela y las islas Galá pagos. Incluía algunas pretensiones en Ocenía.
Capitanía General de Chile También llamada Reino de Chile (1540-1818): comprendía el actual Chile y la regió n
de Patagonia hasta que la parte oriental de esta ú ltima pasó a la Gobernació n de Buenos Aires en 1570.
Virreinato de Nueva Granada (1739-1819): comprendía los actuales países de Panamá, Colombia, Ecuador,
Venezuela, norte de Brasil, oeste de Guyana y las Islas Galá pagos.
Capitanía General de Venezuela (1777-1823): creada por Carlos III de Españ a, civil y militarmente autó noma
del Virreinato de Nueva Granada. Correspondía al territorio actual de Venezuela y la isla de Trinidad.
Virreinato del Río de la Plata (1776-1811): comprendía los actuales países de Argentina, Bolivia, Paraguay,
Uruguay y parte de Brasil. Incluía las Islas Malvinas (hasta 1810) y territorios africanos. Es de mencionar que el
control del extremo sur (Patagonia) no fue efectivo por el estado argentino hasta después de la independencia
de Argentina, sin embargo el dominio españ ol de Patagonia a raíz de sus descubrimientos no fue disputado a
Españ a.
Territorios insulares: los actuales países y dependencias de: Haití (desde 1492 hasta 1697), Bahamas (hasta
1670), Antigua y Barbuda (desde 1493 hasta 1632), Montserrat (desde 1493 hasta 1632), isla de San Martín
(desde 1493 hasta 1648), Anguila (desde 1493 hasta 1650), Bonaire (desde 1499 hasta 1633), Trinidad y
Tobago (hasta 1797), Granada (desde 1498 hasta 1674), Curazao (desde 1499 hasta 1634), Aruba (desde 1499
hasta 1636), Jamaica (hasta 1655), islas Vírgenes (desde 1493 hasta 1672), San Cristó bal y Nieves (desde 1493
hasta 1783), Dominica (desde 1493 hasta 1783), Guadalupe (desde 1502 hasta 1635), Martinica (desde 1502
hasta 1635), San Bartolomé (desde 1502 hasta 1635), Barbados (desde 1518 hasta 1624), Bermudas (desde
1511 hasta 1609), islas Turcas y Caicos (desde 1512 hasta 1680), Santa Lucía (desde 1504 hasta 1654), islas
Caimá n (desde 1492 hasta 1660) y el archipiélago de San Andrés y Providencia (desde 1502 hasta 1822).
Brasil colonialn. 12
Asia
Véase también: Indias Orientales Españ olas

Territorios que alguna vez fueron españ oles en Asia y Oceanía.


Capitanía General de las Filipinas (1565-1898), que incluía pretensiones sobre Sabah (norte de Borneo) y su
incorporació n (1521-1885).
Protectorado sobre Camboya (1597-1599).
Norte de Taiwá n (Gobernació n españ ola de Taiwá n) (1626-1642).
Brunéi (72 días en 1578).
Papú a Occidental, que incluía también las regiones de Nabire y Yapen Waropen (Indonesia) (1606-1663).
Ternate (Indonesia) (1606-1663).
Tidore (Indonesia) (1526-1663).
Macao (China) (1581-1640).n. 12
Nagasaki (Japó n) (1581-1587).n. 12
Malaca (Malasia) (1581-1640).n. 12
Goa (India) (1581-1640).n. 12
Angediva (India) (1581-1640).n. 12
Damá n y Diu (India) (1581-1640).n. 12
Timor Oriental (1596-1640).n. 12
Ceilá n (1597-1639).n. 12
Golfo Pérsico
Mascate (Omá n) (1580-1640).n. 12
Qeshm (Irá n) (1580-1640).n. 12
Á frica
Véase también: Á frica españ ola

La Guinea españ ola en 1960.

Territorios y posesiones coloniales españ olas en el norte de Á frica del siglo XX.
Islas Canarias (desde 1478).
Cazaza (1505-1532). Cedidos al Sultanato de Marruecos
Mazalquivir (1505-1708, 1732-1792). Cedidos al Imperio otomano
Mozambique (1580-1640).n. 12
Orá n (Oranesado) (1509-1708, 1732-1791). Cedido al Imperio otomano
Argel (1510-1530). Cedido al Imperio otomano
Bugía (1510-1555). Cedido al Imperio otomano
Peñ ó n de Argel (1510-1529). Cedidos al Imperio otomano
Santa Cruz de la Mar Pequeñ a (Sidi Ifni) (1510-1644; 1930-1969. Presencia efectiva fundacional y posteriores
perdidas).
Trípoli (1510-1523); cedida a la Orden de Malta, perdida de manera definitiva en 1551).
Madeira (1580-1640).n. 12
Honein (1531-1535).
Bizerta (1535-1573). Cedido al Imperio otomano
La Goleta (1535-1574). Cedido al Imperio otomano
Tú nez (1535 y 1574). Cedido al Imperio otomano
Monastir (1541-1550). Cedido al Imperio otomano
Susa (1541-1550). Cedido al Imperio otomano
Mahdia (1550-1553). Cedido al Imperio otomano
Angola (1580-1640).n. 12
Casablanca (1580-1640).n. 12
Mazagá n (1580-1640).n. 12
Guinea-Bisá u (1580-1640).n. 12
Tá nger (1580-1640).n. 12; (1923-1940, 1945-1956) condominio internacional;(1940-1945): parte del
Marruecos españ ol
La Mamora (1610-1681). Cedido al Sultanato de Marruecos
Cabo Verde (1580-1640)n. 12
Larache (1610-1689) y (1912-1956).
Somalia (1580-1640).n. 12
Tetuá n (1860-1862) y (1912-1956).
Guinea Españ ola (1778-1968). Parcialmente parte del Virreinato del Río de la Plata hasta 1810
Gran Ifni (1478-1524 y 1860-1969). Cedido a Marruecos
Santo Tomé y Príncipe (1580-1640).n. 12
Sahara españ ol (1885-1975/actualidad). El Frente Polisario proclama la independencia, así como fue invadido
por Marruecos. La ONU reconoce el dominio de Españ a
Protectorado Españ ol de Marruecos (1912-1956).
Cabo Juby (1916-1958)
Plazas de soberanía:
Melilla (desde 1497)
Peñ ó n de Vélez de la Gomera (1508-1522; desde 1564).
Isla de Limacos (desde 1509).
Isla de Alborá n (desde 1540).
Islas Alhucemas (desde 1559).
Ceuta (desde 1580).
Islas Chafarinas (desde 1848).
Archipiélagos atlá nticos
Azores (1580-1640).n. 12
Tristá n da Cunha (1580-1640).n. 12
Europa
Véase también: Imperio españ ol en Europa
Españ a peninsular e islas Baleares.
Portugal: desde 1580 hasta 1640. Ademá s se incluyeron todos los territorios del Imperio portugués.
Reino de Ná poles: el actual sur de Italia, junto con las islas de Sicilia, Cerdeñ a y Malta.
Franco Condado (1654-1679) y Charolais: en la zona centro-oriental de Francia.
Ducado de Milá n (Milanesado): en el norte de Italia.
Países Bajos Españ oles: los actuales países de Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos, y parte de los territorios del
actual norte de Francia, como Artois, Ardenas, Mosela, Norte-Paso de Calais, y parte occidental de Alemania
como Bitburg-Prü m. Tradicionalmente se considera a los Países Bajos como parte del Imperio españ ol3334
(tesis mayoritaria en Españ a y los Países Bajos entre otros); pero existen autores como Henry Kamen (2005, p.
46) para quienes esos territorios nunca se integraron en el Imperio españ ol, sino en las posesiones personales
de los Austrias.
Roselló n: en el actual sur de Francia, entre Andorra y el Mediterrá neo.
Baja Navarra: en el actual País Vasco francés, en la frontera con los Pirineos.
Presidios de Toscana en la península itálica.
Niza: ciudad actual del sur de Francia, que contó también con la protecció n militar de la Repú blica de Génova.
Marquesado de Finale: en la península itá lica.
La mayoría de los territorios europeos españ oles se perdieron en 1713 en la Paz de Utrecht.

Llívia: la villa de Llívia actualmente es un enclave y pequeñ o territorio situado al sur de Francia que pertenece a
Españ a, cerca a la frontera de ambos países. Se trata de un municipio situado a 153 kiló metros al norte de la
capital de su provincia, Gerona, rodeado en su totalidad por territorio francés como resultado del Tratado de
los Pirineos de 1659.
Gibraltar: la plaza fuerte de Gibraltar actualmente es un territorio de ultramar perteneciente al Reino Unido
como resultado del Tratado de Utrecht de 1713.
Oceanía
Véase también: Imperio españ ol en Asia y Oceanía
Isla de Pascua (1770): ceremonia de toma de posesió n, sin dominio efectivo.Parcialmente del Virreinato del
Perú
Islas Marianas (1521-1899): las actuales Guam (durante el dominio españ ol hasta 1898 llamada con el nombre
má s cercano al chamorro: Guajá n) e Islas Marianas del Norte, Guam fue perdida en 1898 durante la guerra
hispano-estadounidense, y cedida mediante el Tratado de París de 1898, el resto de las islas fueron vendidas
después de este conflicto bélico a Alemania mediante el Tratado Germano-Españ ol de 1899.
Islas Carolinas (1528-1707, 1875 y 1885-1899): se dividían en tres archipiélagos:
Islas Carolinas Occidentales o Palaos: vendidas a Alemania por el Tratado Germano-Españ ol de 1899.
Actualmente constituyen la Repú blica de Palaos.
Islas Carolinas Centrales: tras la cesió n de las Carolinas Orientales, estas islas pasaron a encontrarse al Este de
las islas españ olas y se renombraron Islas Carolinas Orientales. Fueron vendidas a Alemania por el Tratado
Germano-Españ ol de 1899. Actualmente constituyen los Estados Federados de Micronesia.
Islas Carolinas Orientales: tras la crisis de las Carolinas (1885), Españ a renunció a su soberanía sobre ellas. Se
subdividían a su vez en dos archipiélagos:
Islas Marshall, al norte: cedidas en 1885 a Alemania, que estableció un protectorado.
Islas Gilbert, al sur: cedidas en 1885 al Reino Unido, pero no fue hasta 1892 cuando estableció un protectorado,
aunque pertenecían al Reino Unido como los Territorios britá nicos del Pacífico Occidental desde 1857.
Islas Santa Cruz (archipiélago de las islas Salomó n): corta duració n (1595).
Islas Vanuatu: corta duració n (1606).
También existieron algunos asentamientos españ oles en la isla de Nueva Guinea.
Tahití (1774-1775).
MAPAS ESPAÑA

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