“Los Bienes Terrenales”

Tenemos que, el objetivo del texto es idealizar la relación que guardan las
teorías económicas con aspectos históricos. Cabe resaltar, que el vínculo
que existe entre los dos, es de gran relevancia.
Empecemos por el segundo capítulo. Allí podemos observar que nos hablan
del sistema de subsistencia que existía en la Edad Media, de cómo
empleaban los diferentes mecanismos para adquirir los bienes propios, por
parte del feudo. Nos dan a entender de forma asequible, los procesos de los
cambios en el entorno de los nobles a medida que iba creciendo el
comercio en aquel entonces.
Al inicio de esta era, reinaba mucho la autosuficiencia por parte del feudo,
esto, antes de que el gentío comenzara a expandirse por todo el territorio y
se requiriese hallar artículos de los cuales ya no se disponía, debido al
exceso de demanda. En ese momento de “tira y afloja” y/o vaivén en la
economía, aparece el trueque (intercambio de objetos). Aun así, con toda
esta cuestión del canje, el dinero como tal sigue sin ser un factor
importante, es decir, aún se utilizaba muy poco.
Poco a poco, se va consolidando la actividad comercial en el territorio,
influyendo en gran manera a lo que vienen siendo las cruzadas, que como
verán, a causa de la multitud de dichos manifiestos, van desarrollando
cierto interés por artículos de lugares aledaños.
De esta forma, nacen los comerciantes, cual función consistía en colocar la
mercancía en los lugares de expendio. Finalmente, el autor nos habla de
cómo –con el incremento de la actividad comercial-, comienza a hacerse
necesario algún tipo de proceso eficiente y efectivo para realizar los
negocios en cuestión. Ahí es donde el dinero cobra relevancia y, gracias a
eso nace el cambiador de dinero.
En el tercer capítulo, el autor nos expone la imagen de la situación en
momento respecto al comercio manejado en el ámbito fluvial. Vemos que
la gente se reunía de en los alrededores de fortificaciones o en la catedral,
sitios comúnmente llamados burgos. Asimismo, existía un pequeño sector
de la población también que se instalaba cerca de los burgos, pero no
específicamente ahí, más bien, se encontraban a la sombra de ellos.
Con el pasar del tiempo, el pequeño porcentaje de la población que se
encontraba al margen de los nobles, fue conformándose y ya su
constitución paso a ser más organizada, valiéndose por sí misma. Al mismo
tiempo, van surgiendo las ciudades y con esto, la forma en la que el dinero
se movía había aumentado, el comercio era aún más ágil, pero la posesión
de tierras perdió en gran medida el interés que en tiempos anteriores había
supuesto.
Al ver que de ahí se podía sacar provecho, los comerciantes siguieron con
el proceso de constitución, empezando por el hecho de querer leyes propias
para organizarse un poco más. Podría decirse que estaban en pro de una
creciente independencia efectuada por los feudos.
Las organizaciones que se encontraban a la sombra de los feudos (aquellas
que ya estaban tomando forma en base a su propia constitución),
comenzaban a agarrar fuerza dentro de las ciudades, gracias a su sistema en
contra de aquellas personas que no pertenecían al grupo. Prácticamente,
estaban en su apogeo, llegando a tener bastante influencia en el dominio de
las ciudades en sectores donde antes predominaba el feudalismo.
¿Qué podríamos deducir a simple vista sobre lo anterior? Al principio, los
terratenientes se consideraban muy importantes, ya que el poderío de un
individuo se media por la cantidad de tierras que poseía. Al expandirse el
comercio, nació un “nuevo” tipo de riqueza (por decirlo así), que fue el
dinero, ya que el dinero no se encontraba circulando en ese momento. Con
el surgimiento de esta nueva agrupación pos-feudalismo, más conocida
como la clase media, ahora se subsistía por medio de la compraventa.
En conclusión, en el primer periodo feuda la posesión de tierra, única
fuente de riqueza, trajo al clero y a la nobleza el poder para gobernar.
Después, se posesionó el dinero, nueva fuente de riqueza, le hizo un
espacio a la ascendente clase media en el gobierno.
El capítulo cuatro, inicia abarcando el incremento de la actividad
comercial, cuando el dinero cuenta con más trascendencia. Por ende, se fue
presentando la situación de prestación de dinero con el objetivo de sacar
ventaja en los negocios.
Mucho antes de que esto sucediera, en la época feudal, aquella persona que
pedía algún objeto prestado, lo hacía por necesidad. Entonces, en dado caso
de que se cobrara algún tipo de interés, era considerado como una especie
de usura hacia la otra persona y se condenaba en las leyes civiles y
eclesiásticas.
Obviamente, cuando el negocio de “prestar” dinero se va desarrollando, se
llega a la conclusión de que si yo pido prestado es porque obtendré
alguna ganancia con esa capital. Por ese motivo, que se realice una
pequeña clase de cobro-impuesto legal es muy justo.
En el capítulo cinco, ultimo a mencionar, el autor resalta el avance que ha
tenido la clase media al independizarse del feudo. Examina cómo poco a
poco va aumentando el valor del producto agrícola y, por consiguiente, el
de la tierra. Ahí es donde los campesinos toman conciencia de lo que
significa la libertad y el no tener que trabajar más para su señor. Así, esta
época siguió su curso: muchos de esos campesinos emigraron y alquilaron
terrenos. Por otro lado, hay algunos que hacen que el sistema cambie y a
estos se les permita trabajar en los antiguos feudos, en condiciones más
favorables, que a mi parecer es un tanto conformista.

- Leonardo Utria Rodríguez