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El voseo chileno: Una visión desde el análisis de la variación

dialectal y funcional en medios de comunicación


Marcela J. Rivadeneira
Esteve B. Clua

Hispania, Volume 94, Number 4, December 2011, pp. 680-703 (Article)

Published by The Johns Hopkins University Press


DOI: 10.1353/hpn.2011.0092

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http://muse.jhu.edu/journals/hpn/summary/v094/94.4.rivadeneira.html

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El voseo chileno: Una visión desde el análisis
de la variación dialectal y funcional
en medios de comunicación
Marcela J. Rivadeneira
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile
Universitat Pompeu Fabra, Spain

Esteve B. Clua
Universitat Pompeu Fabra, Spain

Abstract: El presente estudio se centra en el análisis del voseo en interacciones conversacionales desa-
rrolladas en programas de radio de Chile. En concreto, se analizan aspectos internos y externos, con
especial énfasis en la variación dialectal y funcional de este rasgo. El corpus se compone de 108 horas de
audio, en donde se ha evaluado la variación funcional (registro de los programas) y dialectal (categorías
de sexo, edad, procedencia y nivel cultural). De acuerdo con los resultados, a nivel extralingüístico se
constata una correlación entre la variable funcional y el voseo, dado que las ocurrencias de este rasgo
se dan especialmente en los programas de radio de tipo informal. En las variables de sexo y grupo etario, se
comprueba la mayor incidencia de voseo en hombres y en el grupo generacional adulto joven. En relación
al factor geográfico, se concluye que los hablantes de la zona centro presentan mayor promedio de voseo
con respecto a las zonas norte y sur del país. Por último, se esgrime que el factor de nivel cultural no se
encuentra correlacionado con la ocurrencia de voseo, ya que no se observa una diferencia significativa
entre la frecuencia de uso expresada por hablantes cultos y semicultos.

Keywords: Chile, medios de comunicación, variación dialectal, variación funcional, voseo

1. Introducción

E
l voseo es un rasgo que ha sido ampliamente estudiado en español. Su historia se remonta
al latín del siglo iv, cuando a tú se suma un vos originario de la segunda persona del
plural con función de respeto dirigido a un solo individuo, inicialmente al trato con el
emperador romano (Carricaburo 1997; Lapesa 1970; Solé 1970). Desde sus inicios hasta la
actualidad, el voseo ha pasado por diversas etapas. Gozó de gran prestigio hasta mediados
del siglo xvi, que es cuando comienza a desestabilizarse el paradigma de la segunda persona
(Lapesa 1968; Pla Cárceles 1923; Rini 1996). Este desequilibrio se evidencia en las recurrentes
confusiones entre los sistemas verbales de voseo y tuteo para aludir indistintamente a la segunda
persona del singular y plural (Garrido 1992; Lapesa 1968). A nivel sociopragmático, el empleo
cada vez más extendido de voseo en los estratos bajos entre hablantes de igual condición
provoca la desarticulación del tratamiento de respeto con que originalmente se había concebido
(Carricaburo 2004). A finales del siglo xviii, y luego de prohibirse su uso en la norma culta
(Penny 1991), el voseo queda relegado y restringido a escasas zonas rurales de la península
(Llorente 1965; Zamora 1943).
No obstante, con la llegada de los españoles a América el voseo habría de tomar otro rumbo,
al punto de lograr establecerse en el paradigma de segunda persona en todos los niveles de la
lengua y en todas direcciones geográficas (Garrido 1992; Lapesa 1970).

AATSP Copyright © 2011. Hispania 94.4 (2011): 680–703


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Hoy en día, se observa una situación interesante en las zonas donde, históricamente, el
voseo ha competido con el tuteo en los tratamientos de confianza. En efecto, mientras el uso
de voseo parece establecerse en los núcleos íntimos, el tuteo parece quedar relegado a niveles
intermedios de formalidad (RAE 2005). En Argentina, su empleo llega incluso a niveles de alta
formalidad (Carricaburo 1997).
El caso del voseo en Chile es bastante particular. Si nos remitimos a los últimos 150 años
podemos inferir al menos dos etapas en relación al uso y evolución de este rasgo. La primera se
origina con Andrés Bello y las consecuencias de su posición purista en la sociedad chilena del
siglo xix. Se trata de un periodo en que el voseo se halla aparentemente muy extendido entre
las clases sociales (Kany 1969), lo que suscita tanto asombro como rechazo en Bello (1951
[1834]: 469; citado en Torrejón 1989: 547):

No debe usarse en la conversación el pronombre vos, porque si se habla con una sola persona
se debe decir usted o tú según el grado de familiaridad que tengamos con ella. . . . Pero no sólo
se peca contra el buen uso usando a vos en lugar de tú, sino (lo que es aún más grave y vulgar)
concertándole con la segunda persona de singular de los verbos.

Bello (1883 [1847]) se aferraba a la idea de que era la forma escrita de la lengua culta la única
válida, y que la oral debía por tanto acercarse lo máximo posible a ésta. Para ello, se sustentaba
en la ideología de que “la gramática de una lengua es el arte de hablarla correctamente, esto es,
conforme al buen uso, que es el de la gente educada” (13). Así, el voseo significaba para Bello
claramente un acto de rebeldía contra la lengua, “un barbarismo que debía ser desarraigado a
toda costa del habla chilena y americana” (Torrejón 1989: 547), a partir de lo cual promueve en
Chile una prolífera campaña escolar y sociocultural por erradicar el pronombre vos. Es en este
punto donde se presume que la modalidad de voseo verbal junto a tuteo pronominal comienza
a extenderse abiertamente (Torrejón 1986). Así pues, fue ganando terreno el voseo morfológico
entre los hablantes cultos y semicultos, convirtiéndose en la forma de tratamiento preferida en
el habla oral informal: “En efecto, siendo el objeto más evidente de censura el pronombre vos,
éste se reemplazó por tú, pero las formas verbales de segunda persona plural permanecieron
inalteradas” (Torrejón 1986: 680). La estructura resultante sería la forma más efectiva de evitar
el uso de un inadecuado vos pero seguir empleando el voseo a través de formas como tú cantái
[kantaj] bonito.1 Aquí, proponemos, comenzaría la segunda etapa en el desarrollo del voseo,
después de lo cual la utilización de vos con sus correspondientes formas verbales queda relegada
a planos situacionales específicos, como en momentos de ira (Torrejón 1986).
Si bien la modalidad mixta que surgió después de Bello se hizo más productiva en cuanto
a su expansión comunicativa, lo cierto es que se tiene constancia de su existencia mucho más
atrás en la vida histórica del voseo chileno: existe al menos una prueba contundente que indica
que en el siglo xvii ya se utilizaba la estructura combinatoria (tú 1 forma verbal de voseo) junto
con la netamente voseante (vos 1 forma verbal de voseo), y no necesariamente en estratos bajos
de la sociedad. Tal es el caso que se encuentra en la Relación Autobiográfica (1984) de Úrsula
Suárez (1666–1749), monja (de familia acomodada) residente del convento de las Agustinas
en Santiago, quien proporciona notables ejemplos (Cartagena 2002–03):

(1)
— “Cuantu’ha que murió señora, ¿no lo habís sabido?” (op. cit., pág. 103)
— “Sois muy chiquita y enferma, y no eres para monja” (op. cit., pág. 127)
— “Vos lo veréis... ya no te tengo de engañar” (op. cit., pág. 174)
— “Señor de mi alma y Dios de mi corazón, ¿qué querís que haga yo?” (op. cit., pág. 161)
— “...respondió: Tú lo pedistes para tu mortificación; díjele ¿para qué me lo comediste...?” (op.
cit., pág. 253) (348–51)
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Siglos más tarde, destaca el estudio de Lenz (1940), donde se remite a transcripciones fonéticas
del español chileno en base a lo que él mismo denominaba habla “popular”, de tal modo que
queda perfecta constancia de la representación oral de las formas de voseo (Lenz 1940).

(2)
— Más bravo soy yo que te mato a vos [má bráo sói yo ke te máto a bó]. (203)

A partir del trabajo de Lenz y de los documentos de Suárez (1984) es posible inferir que existen
ciertos rasgos distintivos del voseo, sobre todo a nivel morfosintáctico, que aún perduran hasta
nuestros días. Lamentablemente no existen más estudios, fuera de estos escasos trabajos, que
permitan hacer comparaciones a nivel diacrónico para establecer premisas sobre la evolución
de este rasgo.
Consideramos, por ende, que el estudio del voseo es de vital importancia, no sólo a nivel
lingüístico, sino también sociocultural, porque, como Fernández Lavaque (2005) señala, las
fórmulas de tratamiento “son instrumentos eficaces para conocer y explicar la dinámica interna
que rige la vida de una sociedad” (10). Así, uno de los principales objetivos que se persigue en
este trabajo es estudiar la variación del voseo en Chile en medios de radio, con especial énfasis
en los aspectos sociales y estilísticos que interactúan para conformar la naturaleza de este rasgo
como marca dialectal y rasgo de identidad cultural de Chile frente al mundo hispánico.

1.1 La variación lingüística


El presente estudio se desarrolla principalmente dentro del marco de la Teoría de la
variación (Labov 1969; Labov y Sankoff 1985; Sankoff 1988a). La teoría variacionista concibe
la lengua como un producto de la interacción social (Labov 1963). Esto implica que la lengua
se encuentra estructuralmente marcada por su uso en la sociedad, es decir, es un producto del
mundo social que nos envuelve (Turell 1995).
Según esta visión, la variación, como propiedad inherente a todas las lenguas (Labov
1983), se rige por factores internos (lingüísticos) y externos (sociales, geográficos, etc.), pues
la forma en que los hablantes emplean la lengua varía no sólo en función de aspectos lingüís-
ticos, sino según sus circunstancias personales, el tiempo y el contexto situacional. Siguiendo
estos principios, y en relación con los factores externos que condicionan el distinto uso de una
misma lengua se han delimitado dos tipos de variación: la variación dialectal y la variación
funcional o estilística (Bibiloni 1997). El primer tipo de variación se encuentra relacionado con
las características de los hablantes (sexo, edad, etnia, origen geográfico, nivel sociocultural,
etc.), mientras que el segundo hace referencia a las características de la situación en que se
produce la comunicación (relación entre los hablantes, entorno físico de la comunicación, etc.).
Si se toma en cuenta, además, que la variación funcional alude a diferentes situaciones de uso,
y que la variación dialectal se ramifica según sea geográfica, social o temporal, se pueden
reconocer cuatro clases de variación: 1) variación geográfica o diatópica; 2) variación social o
diastrática; 3) variación temporal o diacrónica; y 4) variación funcional, diatípica o diafásica
(Bibiloni 1997; Coseriu 1981).
Desde esta perspectiva, el presente estudio se basa en la descripción y análisis del voseo
chileno en medios de comunicación, concretamente de radio. La elección de este tipo de corpus
se ha dado principalmente por la imposibilidad física de recoger datos en terreno. Además,
y dado que un elemento clave de nuestra investigación es estudiar la variación geográfica
del voseo en Chile, la opción de utilizar los medios de comunicación como herramienta de
muestreo ha resultado ser altamente efectiva, pues las posibilidades de encontrar interacciones
de diversos puntos del país son muy altas. De esta forma, y en función de la disponibilidad de
datos, se estudian factores externos en relación con las características propias de los hablantes
y de la situación comunicativa del programa (variación dialectal y funcional, respectivamente).
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No obstante, y dado el tipo de corpus, se consideran sólo tres de los cuatro tipos de variación
descritos previamente: a) geográfica, b) social y c) funcional. En la variación geográfica se
analiza la procedencia de los hablantes; en la social se incluyen las variables de sexo, edad y
nivel cultural; por último, en la funcional se estudia el registro de la interacción. En cuanto a la
variación determinada por factores internos, se contempla el análisis de la ocurrencia de voseo
conforme a aspectos gramaticales y morfosintácticos.

1.2 El voseo: Un rasgo americano


Tradicionalmente, el voseo se define como el tratamiento de vos a la segunda persona del
singular. Si acudimos a la definición formal de la Real Academia Española en su Diccionario
panhispánico de dudas (2005), vemos una doble consideración: la primera consiste en el empleo
de vos para dirigirse con especial reverencia a la segunda persona gramatical, tanto del singular
como del plural. Difiere del segundo tipo de voseo, el americano, que se dirige siempre a un
solo interlocutor e involucra cercanía o familiaridad. El voseo americano es, hoy en día, uno de
los rasgos más distintivos en cuanto a dimensiones sociales y geográficas, pues, como afirma
Saralegui (1986), “tiene una importante difusión en América, y es además—creo que puede
afirmarse con rotundidad—el fenómeno morfológico de mayor relevancia entre los que caracte-
rizan el español americano” (277). No obstante, es necesaria una definición más específica que
abarque aspectos estructurales de las modalidades actuales: el voseo corresponde al empleo de
flexión verbal de segunda de singular o de plural (modificado) con vos y, alternativamente, a la
combinación entre este plural y el pronombre tú. Además, la presencia fáctica del pronombre vos
está limitada en algunas regiones a un lenguaje asociado a connotaciones negativas, como enfado
o menosprecio, lo cual crea sistemas mixtos basados en tú. A este respecto, Torrejón (1986)
define esencialmente dos tipos de voseo: el auténtico y el mixto. El primero hace referencia a
una construcción sintáctica con vos como sujeto y formas verbales derivadas de las de segunda
persona del plural. El segundo puede ser, a su vez, de dos tipos: voseo mixto pronominal y
voseo mixto verbal. La modalidad pronominal se refiere a construcciones verbales de segunda
persona del singular con el pronombre vos como sujeto; la modalidad verbal corresponde a
construcciones verbales voseantes con el pronombre tú como sujeto.

(3)
a. Vos hablás demasiado. (voseo auténtico)
b. Vos hablas demasiado. (voseo mixto pronominal)
c. Tú hablás/hablái demasiado. (voseo mixto verbal)

La clasificación recién mencionada corresponde a un tipo de variación morfosintáctica que


tradicionalmente ha servido para agrupar y distinguir entre sí a las distintas regiones voseantes.
Así, por ejemplo, Rona (1967) asigna en la modalidad de voseo auténtico al estado de Chiapas
en México, todos los países centroamericanos (excepto Panamá y Antillas), costa pacífica de
Colombia, algunas regiones de la sierra ecuatoriana, Bolivia, norte de Chile, Argentina, Uruguay
y Paraguay. El tuteo puro se daría en Antillas, Panamá, la región de Cundinamarca en Colombia,
costa de Venezuela, La Paz, Cochabamba, Oruro y Potosí en los estratos altos de Bolivia, Perú
y San Lázaro en Paraguay. Por último, el paradigma de voseo mixto verbal se daría en la zona
oeste de Antillas y Panamá, región interior de Colombia y Venezuela, Ecuador, extremo sur
de Perú, Chile, Santiago del Estero y Tierra del Fuego en Argentina, algunas regiones al este y
norte de Uruguay y Asunción en Paraguay.
Con todo, es bien sabido que numerosas críticas recayeron sobre la investigación de
Rona, especialmente en lo concerniente a la metodología empleada para conseguir los datos:
encuestas escritas que él mismo hizo llegar a informantes en toda Hispanoamérica (muchos de
ellos profesores de primaria), de los cuales sólo obtuvo respuestas en porcentajes muy dispares,
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y cuyos resultados parecían, por tanto, poco fiables y representativos (Fontanella de Weinberg
1992). De hecho, ya se han hecho diversas correcciones en algunas de las áreas analizadas
en su estudio (Blanco 1982; Granda 1988; Martorell y Rossi 1986; Quilis 1991). Zamora y
Guitart (1982) actualizan los datos de Rona, y, en años recientes, Benavides (2003) y Pountain
(2003) plantean una posible distribución, aunque aún son necesarias futuras investigaciones
que analicen cabalmente la distribución geográfica del voseo en su estado actual.
El voseo presenta además una particular morfología. Es posible distinguir entre las varie-
dades netamente monoptongadas y oxítonas (-ás, -és, -ís), propias del español de Argentina,
Uruguay, Paraguay, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, entre otras. Por otro lado, destacan las
variedades que han mantenido la flexión diptongada y que alternan con la monoptongada dentro
de una misma conjugación (-áis/-ás, -éis/-és) tales como algunas zonas de Bolivia, Ecuador y
Venezuela. Aunque su empleo es significativamente reducido, el voseo en Cuba y Panamá es
morfológicamente similar al anterior, pero con elisión del segmento -s de la coda silábica, (-ái,
-éi). La modalidad chilena difiere de todo el resto de esas regiones en que presenta un sistema
dual de flexión monoptongada oxítona y diptongada oxítona y paroxítona, las cuales no alternan
dentro de una misma clase verbal. Además, la realización fonética es particular, situación que
lamentablemente no podremos exponer aquí por razones de espacio, pero, a modo informativo,
valga mencionar que la tipología de voseo chileno presenta elisión y aspiración del segmento
-s de la coda silábica en la flexión diptongada y monoptongada, respectivamente (por ejemplo,
cantái [kantaj], comí(s) [komih]).2 Véase la Tabla 1 para efectuar comparaciones entre cinco
regiones voseantes.
Si se considera el aspecto gramatical queda en evidencia la distinción del voseo chileno
dentro de las tipologías hispanoamericanas, ya que es el que presenta mayor extensión en
cuanto a tiempos y modos verbales: (hai [aj] / habí(s) [aβih], hayái [ajaj] / haigái [ajγaj],
habíai [aβiaj], hubiérai [uβjeɾaj] / hubiései [uβjesej], habríai [aβɾiaj]), a lo que se suma

Tabla 1. Algunas variantes de voseo en Hispanoamérica


(modificado de RAE 2005)

Presente Imperfecto Presente Imperfecto


País Indicativo Indicativo Subjuntivo Subjuntivo Condicional Imperativo

Argentina cantás cantés cantá


comés comás comé
vivís vivás viví

Chile cantái cantábai cantí(s) cantárai cantaríai


comí(s) comíai comái comiérai comeríai
viví(s) vivíai vivái viviérai viviríai

Venezuela cantáis/ cantá


cantás
coméis/ comé
comés
vivís viví

Guatemala cantás cantés cantá


comés comás comé
vivís vivás viví

Costa Rica cantás cantés cantá


comés comás comé
vivís vivás viví
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una interesante alternancia de realizaciones en el presente de indicativo del verbo ser (cf. soi
[soj] y erí(s) [eɾih]). A este respecto, la novedosa forma erí(s), surgida a partir de eres por
analogía con la terminación -í(s) de los verbos voseantes, ha cobrado un notable repunte en los
últimos años, desplazando a la forma más tradicional soi, en lo que se advierte como una posible
variante social, pues son los jóvenes de la clase media alta los que impulsan este uso (González
2002), el cual incluso se observa con notable frecuencia en programas televisivos (Rivadeneira
2007). Por otro lado, la situación del imperativo es interesante de mencionar, pues las formas
de voseo oxítono (cantá [kanta], comé [kome], viví [biβi]) son empleadas en todas las
regiones voseantes,3 a excepción de Chile, en donde se utilizan las formas tuteantes (canta
[kanta], come [kome], vive [biβe]) (RAE 2005). Sobre las formas de imperativo, destaca
el trabajo de Siracusa (1972) y Fontanella de Weinberg (1979). Ambas autoras señalan que el
voseo bonaerense es predominante en este modo por sobre las formas de segunda del singular.
Sin embargo, el estudio de Fontanella es revelador por cuanto se aplican parámetros semánticos
que permiten distinguir los usos en función del tipo de imperativo. Distingue la autora entre un
imperativo negativo tajante (no comás [komas]) y un imperativo cortés (no comas [komas]),
concluyendo que el primer tipo es mucho más perentorio que el segundo, lo que explicaría el
bajo porcentaje de uso de las formas de voseo en subjuntivo negativo en esa zona. En Chile,
si bien el uso del subjuntivo es limitado en la lengua oral, se han registrado formas de voseo
en tres de sus tiempos: presente (estí(s) [estih]), imperfecto (supiérai/supiései [supjeɾaj],
[supjesej]) y pluscuamperfecto (hubiérai/hubiései [uβjeɾaj], [ubjesej]) (Torrejón 2006).4

1.3 El voseo y factores extralingüísticos


Desde un punto de vista extralingüístico se pueden reconocer zonas de voseo generalizado
y voseo restringido (Di Tullio 2006). Un enfoque similar emplea Páez Urdaneta (1981) al
distinguir entre voseo nacional, de tipo estable e inestable, y voseo regional. Las regiones de
voseo generalizado o nacional estable emplean este recurso como forma de tratamiento preferida
en una amplia gama de espectros situacionales, desplazando al tuteo en casi todos los estratos
sociales. Tal es el caso de Centroamérica y la zona dialectal conocida como Río de la Plata,
compuesta por Argentina, Uruguay y Paraguay (Benavides 2003; Lipski 1994).5 En Argentina,
principalmente, el voseo goza de plena aceptación, extendiéndose por todas las capas sociales
y culturales, lo cual ha sido promovido, sin duda, por su inclusión en la norma culta en 1982
por parte de la Academia Argentina de Letras (BAAL 1982).
El voseo restringido o voseo nacional inestable es que el que se manifiesta en determinados
contextos o situaciones, y que, al igual que otras formas pronominales, se ve afectado por
variables de otro tipo, tales como la posición social, nivel de autoridad, adhesión a grupos,
distancia genealógica, dialecto, tema de conversación, tono, etc. (Pinkerton 1986). Además, este
tipo de voseo compite con el tuteo y atraviesa un proceso ya sea de intensificación, disminución
o desaparecimiento. A esto contribuye de manera especial el aspecto funcional dado que, a
mayor nivel de formalidad, menor será el empleo de voseo. Por el contrario, se preferirá este
tratamiento mientras más elevado sea el grado de confianza y familiaridad entre los hablantes.
Así, la dependencia del voseo del contexto comunicativo es una variable que se mantiene
constante a lo largo de las regiones de voseo nacional inestable. Esta situación es la que se da en
regiones como Nicaragua, Costa Rica y Guatemala, donde el voseo se ha establecido de manera
predominante sobre el tuteo en contextos de poca formalidad (Kany 1969; Mántica 1973; Páez
Urdaneta 1981). También en esta categoría se incluyen países como Bolivia y Ecuador (Lipski
1994). Por último, el voseo regional, limitado a pequeñas regiones geográficas, es el que se
presenta en países predominantemente tuteantes donde el voseo es débil o escaso, como Perú,
Colombia, Venezuela, Cuba, República Dominicana, Puerto Rico, Panamá y México (Blanco
Botta 1982; Francis Soriano 1960; Gómez de Ivachevsky 1969; Lipski 1994; López Morales
1971; McGavock Pagel 1990; Quilis 1989; Robe 1950, 1960).
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Aunque puede aseverarse que Chile pertenece a la categoría de voseo nacional inestable,
lo cierto es que su situación es única dentro del paradigma de voseo hispanoamericano, razón
por la cual merece una clasificación separada (Benavides 2003). A lo observado en la Tabla 1,
se suma una serie de características gramaticales, morfosintácticas, sociales y pragmáticas que
refuerzan su calificativo de variedad excepcional.

1.4 El voseo chileno


En Chile coexisten en el paradigma de la segunda persona del singular las formas pro-
nominales tú y vos. Tú alterna su sistema verbal con el de voseo, mientras que vos se emplea
principalmente con flexión voseante. Usted se suma al paradigma de segunda persona adherido
morfológicamente a la tercera del singular. Conforme el nivel de formalidad de la situación,
la intención y el tipo de relación entre los hablantes, el esquema de tratamiento en Chile sería
el siguiente (Tabla 2):

Tabla 2. Paradigma de segunda persona singular en Chile

Trato Registro informal Registro formal

Simétrico tú + voseo tú + segunda persona singular normativa


vos + voseo

Asimétrico vos + voseo usted + tercera persona singular

Existe un tratamiento de tipo simétrico, es decir, de igual a igual, en situaciones de infor-


malidad en que la combinación sintáctica tú 1 voseo crea lazos de solidaridad y cercanía entre
los hablantes (Torrejón 2006). En este tipo de contextos, el empleo de voseo auténtico vos 1
voseo viene a actuar como marcador humorístico (como veremos más adelante). En situaciones
de mayor formalidad, la existencia de asociaciones simétricas, es decir, igualdad de condiciones
(sociales, generacionales, culturales, profesionales) estará pautada por un tratamiento netamente
tuteante que marcará una distancia pragmática intermedia en relación al tratamiento usted, que
es usado cuando existe asimetría, lo que implica tanto falta de reciprocidad como distancia
entre los hablantes (Torrejón 2006). El voseo auténtico asimétrico se da en situaciones en las
que existe una intención pragmática negativa donde el hablante busca disminuir o rebajar la
posición del oyente, lo cual estará frecuentemente reforzado, además, por un lenguaje agresivo
o vulgar (Torrejón 1986, 2006). En efecto, este es el tipo de voseo que en Chile se asocia con
los estratos sociales más bajos y que es por ende rechazado en la norma culta (Carricaburo
1997; Cartagena 2001).

Desde el punto de vista pragmático los tres elementos del sistema pronominal chileno de 2.ª
pers. sing. (tú-vos-usted) se articulan, en cambio, en una compleja red de valores comunicativos
discordante en aspectos centrales de los sistemas peninsular y bonaerense. Tú implica una
relación entre personas de confianza . . . y afines. . . . La valoración sociolingüística de vo(s)
depende de la situación en que la forma ocurre: si se trata de un acto de comunicación . . . público,
la opinión es condenatoria. . . . En boca de personas capaces de diferenciar tuteo y voseo frente
a desconocidos resulta incluso provocador e insultante sobre todo en su versión pronominal.
Si se emplea en el marco de la vida íntima funciona en cambio como instrumento expresivo
de mayor familiaridad o cohesión de grupo que el tuteo estándar. Usted implica distancia real
frente a extraños o situacional entre conocidos, o bien respeto frente a superiores y personas
mayores del mismo círculo. (Cartagena 2001; cita de comunicación)
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No obstante opiniones contrarias al uso de voseo (Eguiluz 1962; Oroz 1966; Rabanales 2000;
Sáez 2000), lo cierto es que el voseo ha tenido un importante efecto sobre el paradigma de la
segunda persona del singular en Chile (Cartagena 2002–03): “Así . . . a través de su inclusión
en el sistema pronominal de la segunda persona singular ha surgido un refinado mecanismo
pragmático de comunicación, del cual carecen el español peninsular, e incluso sistemas alta-
mente voseantes como el argentino” (358).
En efecto, ya hace cuatro décadas Morales Pettorino (1972–73) señalaba: “[E]l voseo ya
no ha encontrado barreras de contención y se extiende a paso rápido entre nuestra juventud,
tanto en las capas culturales inferiores, como en las medias y superiores, donde ha pasado a
ser índice de confianza y de solidaridad en el trato” (261). Todo parece indicar que Morales
Pettorino estaba en lo correcto, pues hoy en día el voseo se manifiesta como principal fórmula
en los tratamientos simétricos de poca formalidad, en las conversaciones espontáneas, en la
vida cotidiana coloquial, en el trato con familiares, amigos y compañeros de labor (observación
personal). Esto queda evidenciado en un estudio de Oyanedel y Samaniego (1998–99), quienes
apuntan que el voseo se encuentra en un primer grado de incorporación a la norma culta en
cuanto aparece en “hasta un 30% de ocurrencias, tanto de formas dispersas en grupos etarios,
sexo, situaciones y canales de emisión, como concentradas preferentemente en determinados
registros (habla juvenil y habla masculina adulta joven)” (901).

2. Metodología
El corpus oral en el cual se ha basado el presente estudio ha sido extraído de programas de
radio de Chile, constituyendo un total de 108 horas 9 minutos de audio recogido a través de la
señal de Internet de las emisoras en un período de 21 meses, desde abril de 2007 a enero de 2009.
Para los fines que nos ocupan, la característica principal que buscamos fue la conversación en
vivo, razón por la cual la elección de las radios se efectuó mediante un muestreo dirigido en el
que intentamos recopilar la mayor cantidad de emisoras que incluyeran programas de diversa
índole y registros, tales como tertulias, magacines, vespertinos, entrevistas, debates, coloquios,
mesas redondas, conexiones con el lugar de la noticia, contactos con la audiencia, etc.
A efectos gramaticales, hemos estudiado las ocurrencias voseantes en relación al contexto
sintáctico y morfológico. A escala sintáctica se ha analizado la relación entre la presencia de
la forma pronominal tú o vos como sujeto en combinación sintáctica con formas verbales de
voseo y de tuteo.
En cuanto al ámbito morfológico, hemos considerado la clasificación de las formas verbales
y los tipos de desinencia según modo y tiempo verbal. A este respecto, nos hemos centrado
únicamente en la segunda persona del singular morfológica (flexión voseante y tuteante),6
de manera tal que hemos excluido de los análisis las formas asociadas a usted, las cuales se
corresponden con la tercera persona del singular.

2.1 Determinación de la estratificación funcional y dialectal


El objetivo principal detrás de este análisis ha sido evaluar el posible efecto de factores
extralingüísticos sobre la variable de voseo.7 En los aspectos de variación funcional se ha
seguido la propuesta de Halliday (1964), modificada por Payrató (1996), para definir el factor
de registro de cada uno de los programas. Así, se incluyen las dimensiones de campo, tenor,
tono y modo, con las cuales hemos seleccionado el estilo predominante de cada programa
según modalidad formal e informal. Asignamos la categoría de registro formal a aquellos
programas en los que los hablantes manifiestan un tipo de habla cuidada, elaborada8 y los
temas de conversación suelen ser de tono serio, como lo serían en este contexto las entrevistas
a personalidades del mundo político o expertos en alguna materia. Este tipo de programa suele
estar orientado hacia un público adulto, adulto-joven de estrato social medio o medio-alto. Por
688 Hispania 94 December 2011

último, consideramos como registro informal aquellos programas en los cuales se utiliza un
lenguaje relajado, natural, espontáneo y “poco elaborado”, expuesto en un tono coloquial. En
este registro abunda la fraseología popular, y los temas de conversación son tratados de manera
ligera, pues generalmente abarcan asuntos cotidianos que se discuten superficialmente y se
alternan con segmentos humorísticos.
En cuanto a los análisis de variación dialectal, la procedencia geográfica de los hablantes
comprende tres áreas de estudio: zona norte, centro y sur. Así pues, las ciudades y localidades
que se incluyen son las siguientes: 1) zona norte (con disponibilidad de datos en Arica, Iquique,
Antofagasta, Copiapó, La Serena, Vicuña y Ovalle); 2) zona centro (con datos en San Felipe,
Los Andes, Viña del Mar, Región Metropolitana y Talca; y 3) zona sur (datos obtenidos de
Chillán, Concepción, Coronel, Lautaro, Cabrero, Pitrufquén, Puerto Montt, Ancud, Quellón,
Coyhaique y Punta Arenas).
La asignación de zonas para cada hablante fue posible gracias a que era un patrón común
que cada vez que se comenzaba una interacción verbal el conductor del programa inquiría al
invitado o a la persona que se contactaba telefónicamente sobre su nombre, edad y lugar de
procedencia. Este hecho lo dimos por cierto, mientras que la procedencia del conductor se logró
determinar, por un lado, debido al hecho de que el panelista era, en la mayor parte de los casos,
una persona reconocida públicamente; por otro lado, nos facilitó la tarea el hecho de que el
conductor hiciera alusión a su origen, que se localizaba ya fuera en el mismo sitio desde donde
se obtenía la grabación, o en alguna región cercana que de todas formas calzaba dentro de la
macro-zona. No se presentó ninguna ocasión en que el panelista o conductor fuese de otra zona.
El resto de los factores a evaluar corresponde a los aspectos de sexo, edad y nivel cultural.
Para la variable de sexo se obtuvo una muestra de 150 hombres y 75 mujeres, analizados a razón
de 50 hombres y 25 mujeres por cada una de las zonas. Desde todo punto de vista, este factor
fue el más sencillo de distinguir y el más objetivo, reconocible por las diferencias notorias en
el timbre de los hablantes.
Para el factor de edad, se estratificaron los grupos en adulto joven (17–34 años) y adulto (35
años en adelante).9 Las distinciones dentro de esta variable se obtuvieron de la misma manera
que el factor geográfico, a través del análisis de la conversación, con el que resolvimos casi
todos los casos. En las situaciones específicas en que no tuvimos acceso a esta información,
decidimos optar por una aproximación a uno de los dos grupos.
Para la cuarta y última variable se ha distinguido entre hablantes cultos y semicultos
(Torrejón 1991).10 Así, para determinar la categoría más próxima de cada hablante, optamos por
el análisis lingüístico, es decir, consideramos formas de expresión, léxico, elección de estructuras
sintácticas y realización fonética, que en su conjunto corresponden a rasgos descritos dentro de
distintos niveles de norma (véanse concepto y caracterización en Rabanales 2000). Sobre todo
para un hablante nativo que maneje un amplio espectro de registros esta tarea no debiera ser
muy problemática. Además, y como Briz (1998) plantea, esta una de las principales diferencias
entre los grupos de alto y bajo nivel cultural. Es por eso que, en nuestro caso, y en donde uno
de los autores, además de ser lingüista, posee el español vernáculo de Chile, la tarea no supuso
mayores complicaciones. Véase, a modo de argumento, lo que señala Chambers (2006):

Intuitions about the class membership of individuals are reliable only under the most favorable
conditions, as when one is judging prototypical individuals rather than fringe members, or is
intimately familiar with the community, or is dealing with homogeneous neighborhoods. (47;
énfasis nuestro)

2.2 Análisis de datos


Se ha realizado una descripción de los datos tomando en cuenta la ocurrencia total de
formas de segunda persona del singular del corpus. En base a estos datos, se obtuvo el porcentaje
de cada variable lingüística (contexto morfológico y sintáctico). Para evaluar las variables
Rivadeneira & Clua / El voseo chileno 689

extralingüísticas (registro del programa, procedencia geográfica según zona, sexo, edad y nivel
cultural de los hablantes), se ha utilizado, por un lado, el total de formas de segunda persona
del singular del corpus y, por otro, la ocurrencia de estas en relación a los hablantes. A partir de
los valores de voseo obtenidos por hablante se obtuvo el porcentaje, al cual se le efectuó una
transformación angular (con el fin de normalizar y homogeneizar las varianzas, véase Steel y
Torrie 1988) que permitió efectuar los análisis estadísticos.
Tomando en consideración la naturaleza de los datos empleados en este estudio, y ante la
imposibilidad de controlar el tamaño muestral, las variables analizadas se constituyen, inevi-
tablemente, de componentes que varían en número (salvo en el caso de número de hablantes
en las variables de zona y sexo por zona, las cuales se presentan equitativamente), razón por
la cual hemos intentado respetar el margen estadístico en la medida de lo posible (N.30). Por
otro lado, no hemos llevado a cabo análisis multivariantes, ya que estimaciones exploratorias
revelaron la ausencia de interacciones entre las variables analizadas, validando el uso de análisis
de varianza de una vía, de modo que hemos aplicado un modelo de ANDEVA simple (de un
factor). En caso de haber significación en el examen estadístico de las variables (p-valor,0.05),
empleamos métodos a posteriori o ad hoc para determinar la diferencia entre grupos.

3. Resultados
3.1 Variables lingüísticas
Se han contabilizado un total de 4,345 formas verbales de segunda persona del singular.11
En relación a éstas, la presencia de voseo en los programas de radio recogidos se sitúa en el
orden de 24.8% de ocurrencias (1,078 instancias), frente a un 75.2% de formas tuteantes (3,267).
Véanse a continuación algunos ejemplos de voseo encontrados en nuestro corpus:

(4)
— Si tení(s) [tenih] alguna visita que no es de Iquique, tení(s) [tenih] que quebrarte, lucirte con
una cerveza, imagínate, te tomái [tomaj] una cervecita, le decí(s) [desih] a un amigo: “Sí,
ya, tráeme una”, y le poní(s) [ponih] una cerveza iquiqueña, “¡Oh! ¿Y ésta?” Iquiqueña poh,
compadre. (pan 1) HAC. Radio Bravíssima, programa “Aquí estamos los que estamos”.
— Claro, una cosa así, cachái [katʃaj]. Pero... él como, no, si igual te quiero, igual yo te amo,
si tú lo sabes, pero no basta con saberlo. (llamada 1) MAC. Radio Corazón, programa “El
chacotero sentimental”.
— Yo apelo a la responsabilidad, quizás de algunas personas que dicen mira, sabí(s) [saβih]
qué... por qué, porque de pronto me llaman actores de los temporales teatrales, yo les digo:
“No, sabes que va a venir tal persona”, y resulta que la tal persona no viene. (pan 1) MAC.
Radio Nueva Belén, programa “Escenario cultural”.

3.1.1 Contexto sintáctico


Del total de veces en que aparecen formas de segunda persona del singular (4,345), se
registran 146 instancias de voseo mixto verbal (tú 1 flexión voseante), 28 de voseo auténtico
(vos 1 flexión voseante) y 5 de voseo mixto pronominal (vos 1 flexión tuteante), en tanto se
dieron 684 ocurrencias de estructuras sintácticas tuteantes (tú 1 flexión tuteante) (Table 3).

Tabla 3. Porcentaje total de ocurrencia de estructuras sintácticas de segunda persona


singular con los pronombres tú y vos como sujeto

Voseo mixto Voseo Voseo mixto Estructura


verbal auténtico pronominal tuteante

3.4% 0.6% 0.1% 15.7%


690 Hispania 94 December 2011

Por lo tanto, es posible inferir que sólo un 19.8% del corpus corresponde a construcciones
sintácticas con pronombre sujeto expreso, de las cuales 4.1% son estructuras voseantes y 15.7%
son tuteantes.
Lo interesante en estos datos se encuentra en el contexto comunicativo y lingüístico en el
que se dan las instancias de voseo mixto verbal, voseo auténtico, y voseo mixto pronominal.
Por un lado, se observa un uso de voseo mixto verbal en casos de simetría y confianza entre
los hablantes (ejemplo 5a), mientras que la variedad de voseo auténtico se expresa en rela-
ciones simétricas o asimétricas (véase la Tabla 2) que implican situaciones de humor (5b.1)
o agresión verbal (5b.2), respectivamente. Aunque el segundo caso es el más mencionado en
la literatura sobre el voseo auténtico chileno, ya se había mencionado la particularidad de la
primera instancia en Cartagena (2001). Por último, es importante señalar que, si bien el uso de
voseo mixto pronominal es realmente escaso (y se limita, sobre todo, a tratamientos con carga
emotiva negativa), suele pasar, en la mayoría de los casos, que el sujeto vos se ubica después
de la forma verbal (5c).

(5)
a. Claro, y hai [aj] escuchado ese comentario que dicen que cuando tú comí(s) [komih] chan-
cho, de tanto que comí(s) [komih] después te empezái [empesaj] a parecer a los chanchos.
(pan) HAJC. Radio FM Okey, programa “Podría ser peor”.
b.1. Claro, es que pa’ ti es fácil, vos te cagái [kaγaj] de la risa. (llamada 4) HAJSC. Radio
Corazón, programa “El chacotero sentimental”.
b.2. ¿Y vos por qué no te callái [kajaj]? (pan 1) HAJC. Radio Magallanes, programa “Reven­
tando la tarde”.
c. Págatelo vos, apretado. (pan 1) HAC. Radio Horizonte, programa “Café virtual”.

3.1.2 Contexto morfológico


El análisis lingüístico de la totalidad de las formas verbales de segunda persona del singular
presentes en nuestro corpus revela una clara tendencia hacia el presente de indicativo, como es
evidente, pues es el tiempo más común, la modalidad no marcada, lo cual se puede confirmar
por su uso extendido hacia otros valores de tiempo absoluto. Así, dentro de los valores totales
de voseo (1,078), 874 instancias se realizan en el presente de indicativo, mientras que el
resto de formas voseantes se conjuga en presente de subjuntivo (97 ocurrencias), indefinido de
indicativo12 e imperfecto de subjuntivo (6), pluscuamperfecto de indicativo y subjuntivo (4) y
futuro (1).
Por último, en nuestro corpus se registran cuatro tipos de flexión de voseo: -ái/-ai (incluye
ambas modalidades, oxítonas y paroxítonas, respectivamente), -í(s), -stes y soi (no hay ocu-
rrencias de la forma -ei). De estas tipologías flexivas, un 58.3% corresponde a la forma -ai (en
ambos tipos de tonicidad), mientras que un 38.7% pertenece al grupo -í(s), 0.6% a -stes y 2.4%
a la forma verbal soi. El hecho de que la forma -ai aparezca en mayor proporción no está sólo
asociado con la alta productividad de la primera clase verbal, pues también se da en muchas
instancias en las otras dos conjugaciones, sobre todo en presente e imperfecto de subjuntivo (por
ejemplo, pidái [pidaj], vendiérai [bedjeɾaj]), imperfecto de indicativo (vendíai [bediaj])
y condicional (pediríai [pediɾiaj]. En frecuencia, las que más destacan son formas verbales
tales como estái [estaj], cachái [katʃaj], tení(s) [tenih], sabí(s) [saβih] (N$100), vai [baj],
hai [aj], querí(s) [keɾih] y podí(s) [podih] (N$30).
Rivadeneira & Clua / El voseo chileno 691

3.2 Variables extralingüísticas


3.2.1 Voseo y registro
A partir de este estudio en radio, se ha podido constatar que del total de formas verbales
de segunda persona del singular registradas (4,345 instancias), las ocurrencias de voseo se dan
más en programas de registro informal que formal (Tabla 4).

Tabla 4. Total de formas verbales de segunda persona singular según registro

Registro formal Registro informal


Formas verbales segunda
persona singular Ocurrencias % Ocurrencias %

Voseantes   92  2.1  986 22.7

Tuteantes 1185 27.3 2082 47.9

Por otro lado, al calcular el promedio de porcentaje de voseo en relación al total de hablan-
tes, encontramos que el voseo es mayor en registro informal (35%) que formal (6.4%). Estas
diferencias son estadísticamente significativas (p50.000) (Tabla 5).

Tabla 5. Resumen de distribución de voseo por hablantes según registro

Porcentaje
Factor Niveles Programas Hablantes promedio Significación

Registro Formal 35  87  6.4 5 0.000

Informal 46 138 35.0

3.2.2 Voseo y zonas de estudio


Del total de formas registradas, las voseantes se dan con más predominancia en la zona
central, seguida de las zonas norte y sur (Tabla 6).

Tabla 6. Total de formas verbales de segunda persona singular según zona

Formas verbales Zona norte Zona centro Zona sur


segunda persona
singular Ocurrencias % Ocurrencias % Ocurrencias %

Voseantes 299 6.9  640 14.7 139  3.2

Tuteantes 954  22 1427 32.8 886 20.4

Ahora bien, estos resultados se corroboran en el análisis del porcentaje promedio de


voseo por hablantes, el cual indica que las tres zonas son significativamente diferentes entre sí
(p50.000) (Tabla 7).
692 Hispania 94 December 2011

Tabla 7. Resumen de distribución de voseo por hablantes según zona

Porcentaje
Factor Niveles Hablantes promedio Significación

Zona Norte 75 21.1 5 0.000

Centro 75 38.2

Sur 75 12.7

Lo anterior se puede graficar mediante un mapa de coropletas, es decir, un mapa temático


que representa la distribución espacial de un rasgo por medio de tramas o diferentes tonos
de color en los que la gradación de intensidad expresa diferentes intervalos de un fenómeno
en unidades territoriales, administrativas o convencionales (Gráfico 1). Así, con este tipo de
mapas es posible constatar visualmente la variación de un rasgo dentro de un área. En este caso
concreto, y dado que no nos es posible emplear la gradación en colores aquí (véase Göebl 1981,
1989, 2008, entre otras muchas referencias del mismo autor), se ha optado por una diferenciación
en escala de grises.

Gráfico 1. Distribución geográfica del voseo en


Chile según enfoque dialectométrico
Tono gris oscuro: zona central; tono gris medio: zona
norte; tono gris claro: zona sur. Los tonos de las zonas
norte y centro indican mayor similitud dialectal en
relación al uso de voseo, mientras que la zona de tono
gris claro, en el sur, presenta una mayor distancia
dialectal con respecto a las otras dos áreas.
Rivadeneira & Clua / El voseo chileno 693

3.2.3 Voseo y sexo


El análisis de la totalidad de formas de segunda persona del singular según la variable de
sexo indica que los hombres han producido un mayor número de ocurrencias de voseo que el
grupo de las mujeres (Tabla 8).

Tabla 8. Total de formas verbales de segunda persona singular según sexo

Hombres Mujeres
Formas verbales segunda
persona singular Ocurrencias % Ocurrencias %

Voseantes  878 20.2 200  4.6

Tuteantes 2357 54.3 910 20.9

En relación al porcentaje promedio de voseo por hablantes, los análisis confirman la exis-
tencia de diferencia estadísticamente significativa entre hombres y mujeres (p50.009) (Tabla 9).

Tabla 9. Resumen de distribución de voseo por hablantes según sexo

Porcentaje
Factor Niveles Hablantes promedio Significación

Sexo Hombre 150 27.1 5 0.009

Mujer  75 17.8

3.2.4 Voseo y edad


De la totalidad de formas de segunda persona del singular encontradas en el corpus, hay
un número levemente más elevado de realizaciones voseantes en el grupo etario adulto joven
(546), en comparación con el grupo adulto (532) (Tabla 10).

Tabla 10. Total de formas verbales de segunda persona singular según edad

Adultos Adultos jóvenes


Formas verbales segunda
persona singular Ocurrencias % Ocurrencias %

Voseantes  532 12.2  546 12.6

Tuteantes 2011 46.3 1256 28.9

No obstante, a partir de los análisis del porcentaje de voseo expresado por todos los
hablantes, se constata que, en promedio, el grupo adulto joven (33.3) presenta una diferencia
estadística significativa (p50.008) frente al estrato adulto (18.9) (Tabla 11).
694 Hispania 94 December 2011

Tabla 11. Resumen de distribución de voseo por hablantes según edad

Porcentaje
Factor Niveles Hablantes promedio Significación

Edad Adulto 146 18.9 5 0.008

Adulto joven  79 33.3

3.2.5 Voseo y nivel cultural


De los dos niveles evaluados, y en relación al total de formas de segunda persona del
singular registradas, la mayor cifra de voseo se presentó en la categoría culto (883) por sobre
el grupo semiculto (195) (Tabla 12).

Tabla 12. Total de formas verbales de segunda persona singular según nivel cultural

Cultos Semicultos
Formas verbales segunda
persona singular Ocurrencias % Ocurrencias %

Voseantes  883 20.3 195 4.5

Tuteantes 2942 67.7 325 7.5

Pese a lo anterior, y con respecto al porcentaje promedio de voseo de todos los hablantes
del corpus, se comprueba a nivel estadístico que no existe diferencia significativa entre las
categorías evaluadas (Tabla 13).

Tabla 13. Resumen de distribución de voseo por hablantes según nivel cultural

Porcentaje
Factor Niveles Hablantes promedio Significación

Nivel cultural Culto 165 22.5 5 0.351*

Semiculto  60 28.6

4. Discusión
Variados estudios de corte observacional se han realizado en torno al voseo chileno; entre
los más conocidos destacan los de Lenz (1940), Morales (1972–73) y Torrejón (1986, 1991,
2010). Debido a la ausencia de voseo en textos literarios o documentos históricos, más escasos
son los trabajos de tipo diacrónico: Araya (1995), Cartagena (2002) y Sweeney (2005). Entre
estos, los dos primeros se encuentran basados en la Relación Autobiográfica (1984) de Úrsula
Suárez, mientras que Patricia Sweeney (2005) analiza el voseo desde la perspectiva de la
procedencia geográfica de los primeros pobladores españoles en Chile.
Rivadeneira & Clua / El voseo chileno 695

Igualmente raros son los estudios sincrónicos del voseo chileno de base empírica. González
(2002), a través de un cuestionario escrito, realiza una primera aproximación exploratoria en
su estudio sobre las variantes de voseo soi y erí(s) en una muestra de Santiago de Chile; Kluge
(2005) analiza por primera vez el uso de formas verbales de voseo y tuteo como formas de
generalización en entrevistas con mujeres del sur de Chile; Torrejón (2006) analiza el voseo en
medios de comunicación, concretamente en la televisión; Stevenson (2007) centra su investiga-
ción en la temática de las actitudes hacia el voseo e implementa una técnica de recreación ficticia
de eventos comunicativos; Rivadeneira (2007, 2009) estudia el uso de este rasgo en medios de
comunicación de radio y televisión y realiza un primer enfoque de descripción morfofonológica
del voseo. Por último, Bishop y Michnowicz (2010) llevan a cabo un estudio sociolingüístico del
voseo en la ciudad de Santiago a través de una metodología mixta que incluye un cuestionario
escrito y la observación y registro de interacciones cotidianas.
Así, y dado el reducido número de estudios empíricos, en la presente investigación nos
hemos puesto como objetivo principal analizar el uso de voseo en interacciones comunicativas
reales, para lo cual hemos recopilado un corpus de programas de radio. Nos interesaba a este
respecto llevar a cabo una exploración lingüística diferente a las que se han realizado durante los
últimos años en Hispanoamérica, centradas en el estudio de las fórmulas de tratamiento en base
a datos obtenidos a través de cuestionarios escritos (Bishop y Michnowicz 2010; González 2002;
Martorell 1991; Murillo 2003), entrevistas con los informantes, encuestas de uso y valoración
(Bartens 2003; Freites y Zambrano 2007), o incluso representaciones ficticias de situaciones
de la vida cotidiana (Stevenson 2007) que, si bien siguen una metodología sociolingüística
correcta, se alejan inevitablemente de un contexto comunicativo verdadero. La relevancia del
contexto queda de manifiesto en el trabajo de Bishop y Michnowicz (2010), en donde el uso
de voseo declarado por los encuestados difiere notablemente del observado por los autores en
interacciones naturales: “a comparison of survey and conversational data suggests that speakers
are underreporting their use of verbal voseo . . .” (425–26). Habiendo dado preferencia al
registro de contextos situacionales reales, ciertamente reconocemos las limitaciones de una
investigación como la que se desarrolla aquí, sobre todo en los análisis estratificacionales, con
todos los inconvenientes que ello pueda provocar.
En referencia a las variables lingüísticas analizadas, es interesante hacer un análisis
comparativo con dos estudios previos sobre el uso de voseo en medios de comunicación de
Chile: Torrejón (2006) en televisión, y Rivadeneira (2007) en radio y televisión. Para tal efecto,
tanto Torrejón como Rivadeneira encuentran en sus corpus mayor proporción de voseo que
nosotros, lo cual puede obedecer al tipo de datos analizados: matinales, programas de farándula,
episodios de telenovelas juveniles, cortos de películas. Por otro lado, concordamos con ambos
autores en que las ocurrencias de voseo se dan, mayoritariamente, en presente de indicativo,
lo que no es de extrañar, pues ese tiempo es el más frecuente en español. De igual forma, y
aunque la mayor parte de las construcciones sintácticas se realizan sin pronombre personal,
confirmamos en el estudio de Torrejón que las estructuras de voseo mixto verbal son las más
frecuentes frente al voseo auténtico. En este punto, un aspecto que llama la atención en nuestro
estudio, y que esperamos poder comparar con estudios empíricos futuros, es la existencia de
diferencias pragmáticas en los distintos usos de voseo mixto verbal y voseo auténtico. Así,
mientras el primero se emplea, en el cien por ciento de los casos, en situaciones de cercanía,
solidaridad y afectividad entre los hablantes, el segundo tiene doble función: puede hacer las
veces de marcador humorístico o agresión verbal. Si bien el uso de voseo con intencionalidad
pragmática agresiva es el más conocido en la literatura de este rasgo (Eguiluz 1962; Morales
1972–73; Torrejón 1986, 2006), lo cierto es que la utilización de la modalidad humorística suele
darse bastante a menudo en contextos de cercanía, sobre todo entre amigos y jóvenes, a tono
de broma, situación que se oye a diario en conversaciones coloquiales (observación personal).
Con respecto a factores externos, se confirman nuestros resultados con los de Rivadeneira, en
tanto el voseo se da, principalmente, en registros de poca formalidad. Asimismo, y pese a que
696 Hispania 94 December 2011

Torrejón no evalúa directamente la variable funcional, cabe destacar que, con la finalidad de
obtener datos de voseo, este autor realiza un muestreo dirigido sobre una programación que
ofrecía instancias de espontaneidad, naturalidad y habla coloquial.
En relación directa con el punto anterior, y en un contexto extralingüístico, hemos podido
comprobar que, si bien el voseo se emplea de manera más distendida en programas de radio
de registro informal, aún halla restricciones a nivel general, donde los atisbos de coloquialidad
quedan supeditados a la importancia del buen hablar.13 La dependencia del voseo del contexto
comunicativo es un factor que se mantiene constante a lo largo de las regiones de voseo nacional
inestable. Esta situación es la que se da en regiones como Nicaragua, Costa Rica y Guatemala,
donde el voseo se ha establecido de manera predominante por sobre el tuteo en contextos de
poca formalidad (Kany 1969; Mántica 1973; Páez Urdaneta 1981). Bajo cualquier premisa, es
importante mencionar que en los medios de radio y televisión hay formas de expresarse que
bien despiertan admiración a nivel intelectual y social o que en otra escala provocan reacciones
de confianza y simpatía (Salvador 1990) que funcionan como vínculo entre los conductores de
los programas y la audiencia. En efecto, cada vez son más los programas que intentan lograr
una identificación con la audiencia, los cuales, a diferencia de los tradicionales debates de estilo
formal, se esmeran por reproducir un ambiente típico de “tertulia”, de modalidad mayoritaria-
mente informal (Payrató 1996), y donde además se insta al intercambio con el público a través
de contactos telefónicos, mensajes de texto o correo electrónico. Sin embargo, en los medios de
comunicación este intento por la naturalidad, por lograr un registro coloquial puro e informal no
llega a concretarse, pues el ámbito mismo de los medios se caracteriza por imponer un control
sobre la expresión de rasgos de espontaneidad que puedan surgir en el intercambio comunica-
tivo, sobre todo en los programas en los cuales se produce una participación de la audiencia
en que la relación entre los participantes, por ser desconocidos, deja de ser la prototípicamente
coloquial y se traslada a niveles más formales (Mas i Castells 2007):

Mentre que en el col·loquial familiar el tenor interpersonal és prototípicament interactiu entre


parlants que es coneixen i, per tant, el tenor funcional és informal, en els programes de par-
ticipació de l’audiència s’eleva el nivell de formalitat a partir del moment que la comunicació
sempre hi és pública. (52)

Lo anterior explicaría en gran parte la baja ocurrencia de voseo en programas de radio. No


obstante, el caso del voseo en Chile—sea en su versión mixta verbal o simplemente con pro-
nombre nulo—corresponde probablemente a lo que Trudgill (1974) y Milroy (1980) denominan
prestigio encubierto, pues en situaciones de poca formalidad y cercanía entre los hablantes, se
espera un intercambio mediado por el uso de voseo, y no así de formas tuteantes, las cuales,
por el contrario, se sienten como rasgos poco naturales,14 y, sobre todo en jóvenes, como una
incómoda imposición social, pedante y fría (Lipski 1994). De esta forma, el voseo en este tipo
de contextos parece actuar como marca de identidad grupal (Bishop y Michnowicz 2010), rasgo
pragmático de confianza, equidad social y solidaridad.
Pese a que la naturaleza de este estudio no permite demostrar las sutilezas del voseo en
interacciones de la vida cotidiana, es importante señalar que en la actualidad este rasgo se
instaura no sólo en el núcleo de las relaciones de cercanía y afectividad, sino que hasta es
posible encontrarlo por escrito, situación que no se había registrado en años previos (observación
personal). Basta con prestar atención a la publicidad, donde las apariciones de voseo vienen
a representar contextos de familiaridad e informalidad entre los hablantes. Lamentablemente,
debido a la ausencia de estudios empíricos previos no nos es posible llevar a cabo aún com-
paraciones a nivel diacrónico para establecer cuál ha sido el grado real de incorporación del
voseo en la lengua escrita. Por cierto, el estudio histórico del voseo en Chile es aún una tarea
pendiente, a diferencia de otras regiones, como Argentina o Uruguay, donde las investigaciones
Rivadeneira & Clua / El voseo chileno 697

de este tipo son abundantes (véanse Bentivoglio 2002–04; Bertolotti 2004; Fernández Lavaque
2005; Fontanella de Weinberg 1970, 1971, 1987; entre otros).
Pero volviendo a los datos aquí expuestos, es posible comprobar la existencia de variación
dialectal, pues se ha encontrado una correlación entre el voseo y factores sociales como el
sexo y el grupo generacional. De esta forma, son los hombres los que presentan mayor empleo
de voseo en relación al grupo de mujeres. Estos resultados hallan una analogía en el estudio de
Bishop y Michnowicz (2010) en Santiago de Chile y en otras regiones voseantes: un caso
particular es el de Guatemala, donde la utilización de voseo se asocia particularmente con los
hombres y viene a percibirse como una falta a la norma en boca de mujeres (Simpson 2002).
De igual forma, el uso de tuteo entre hombres puede incluso connotar tendencias afeminadas
u homosexuales tanto en este país (Pinkerton 1986) como en Costa Rica (Solano 1994). En
El Salvador (Baumel-Schreffler 1994) y Venezuela (Freites y Zambrano 2007) se advierten
diferencias en cuanto a la frecuencia de uso, por cuanto el voseo que presentan los hombres es
significativamente superior al de las mujeres. Lo anterior se sustenta en el hecho de que, por
lo general, “las mujeres suelen manifestar en mayor medida que los hombres una predilección
por las variantes estándar” (Blas Arroyo 1999: 57). Así, se considera aceptable que los hombres
rompan las reglas, pero se espera que las mujeres sean más ajustadas a las restricciones impuestas
por la sociedad (Silva-Corvalán 1989).15 A este respecto, López Morales (1992) sostiene que
“en una estratificación sociolingüística estable, los hombres usan formas que no son estándares
con mayor frecuencia que las mujeres, siempre que la variación se produzca en un nivel de
conciencia dentro de la comunidad de habla” (52). Este parece ser, en efecto, el caso en Chile,
por lo menos en lo que se puede observar en interacciones comunicativas de radio.
En relación con los grupos generacionales, se observa en nuestro corpus que son los jóvenes
los que promueven el uso del voseo. Esto se ve sustentado tanto en Chile (Bishop y Michnowicz
2010; Oyanedel y Samaniego 1998–99), como en otras regiones (para Guatemala, véase Solé
1980; Costa Rica, Vargas 1974; Venezuela, Freites y Zambrano 2007). Efectivamente, en
nuestros datos se registra un comportamiento lingüístico mucho más espontáneo en el estrato
de adultos jóvenes, con más ocasiones de producción no elaborada y contenidos temáticos
tratados de forma más liviana. Por el contrario, en el grupo adulto se percibe una tendencia a
cuidar más el habla y controlar las instancias que se alejan en cierta manera de la norma. Esto
no hace más que confirmar la presunción que estipula que los cambios lingüísticos siempre se
encuentran liderados por los grupos jóvenes inconformistas con las normas establecidas del
comportamiento adecuado (Labov 2006).
En cuanto a aspectos geográficos, llama la atención que los datos de esta investigación
indiquen que existe variación a nivel de uso de voseo, pero no así de rasgos morfofonológicos
o sintácticos,16 como ocurre en otras zonas. Por ejemplo, pese a que Argentina es un país
con una modalidad de voseo casi netamente auténtica, se da la tipología pronominal (vos
quieres [kjeɾes]) en Santiago del Estero (Di Lullo 1961; Rona 1967; Vidal de Battini 1964),
posiblemente por influjo del tuteo peruano. Por otro lado, las formas oxítonas del presente de
subjuntivo (muevás [mweβas], quierás [kjeɾas]), que aparecen sobre todo en Salta, (Martorell
1988, 1991, 1995; Martorell y Rossi 1986; Rodas y Fernández 1981) se han visto claramente
disminuidas bajo el peso de la norma y el prestigio de las formas de voseo propias de la capital:
“[A]hora el uso estándar del país afecta la disminución del regionalismo. . . . El modelo de
Buenos Aires ha ganado terreno en Salta y lo está ganando en Santiago del Estero” (Hotta 2000;
cita de comunicación). En las zonas rurales que limitan con Chile (Cuyo, Mendoza, San Juan,
San Luis) se han encontrado formas de voseo de tipo diptongado, que carecen, sin embargo,
de prestigio social (Kany 1969).
Por último, se destaca en nuestro estudio el hecho de que el nivel cultural pareciera no
tener un papel determinante en el uso del voseo en radio, situación que se da a nivel global
en las regiones de voseo generalizado, pese a que Chile se encuentra catalogado bajo una
698 Hispania 94 December 2011

c­ lasificación diferente, exclusiva (Benavides 2003). Este aspecto es importante y se debiera tener
en cuenta para futuras investigaciones, ya que, como se ha augurado no hace mucho (Oyanedel
y Samaniego 1998–99; Torrejón 2006), es muy posible que nos encontremos ante un paulatino
aumento en el prestigio del voseo.

5. Conclusiones
A nivel cualitativo, se comprueba en este estudio la presencia de formas verbales de
voseo en presente y pluscuamperfecto de indicativo y subjuntivo, indefinido de indicativo,
imperfecto de subjuntivo y futuro. A escala sintáctica, la mayor parte de las estructuras se dan
con pronombre nulo. No obstante, se han encontrado construcciones de voseo mixto verbal,
voseo auténtico y voseo mixto pronominal (este último en escasas ocasiones).
A escala extralingüística, se constata que en los programas de radio registrados sólo un
tercio del total de formas de segunda persona del singular corresponde a voseo. Cabe destacar,
pues, la existencia de variación funcional, en tanto hemos comprobado que las instancias de
aparición del voseo chileno están directamente relacionadas con el grado de formalidad de la
situación comunicativa, en tanto se dará preferencia a estas formas mientras más informal sea
el evento situacional, por lo menos en las interacciones de radio aquí estudiadas.
En cuanto a aspectos dialectales de la variación, nuestros datos sugieren la existencia de
una diferencia sustancial en la ocurrencia de voseo entre 1) hombres y mujeres y 2) adultos
y adultos jóvenes. Así, se observa una tendencia hacia una mayor proporción de voseo en
hombres y en grupos etarios constituidos por adultos jóvenes. De igual forma, observamos un
grado importante de variación geográfica en relación a las tres zonas de estudio de donde se han
extraído los programas radiales, dentro de las cuales el área central presenta valores relativos
superiores en comparación con las zonas norte y sur. Así, un mapa de “usos” del voseo en Chile
se encontraría delimitado por una diferencia en la frecuencia de empleo de este rasgo, y donde la
zona central ocuparía la primera posición, seguida de la zona norte y mucho más abajo la zona
sur. En cuanto a la última variable, nivel cultural, no se registra una diferencia significativa en
el uso de voseo entre hablantes cultos y semicultos.
Es así como, a partir del análisis conjunto de los aspectos externos evaluados, llegamos
a la conclusión de que existe variación dialectal y funcional en el empleo de voseo en Chile
en medios de comunicación de radio, caracterizándose por una diferencia estadísticamente
significativa entre las zonas centro, norte y sur, con un amplio liderazgo de uso en la primera
de éstas. Además, en las tres zonas de estudio, se comprueban los efectos de las variables de
registro, sexo y edad sobre las instancias de voseo. A partir de esto, nos ha sido posible deter-
minar que, tanto el registro informal como la participación activa de hombres pertenecientes
al grupo adulto joven, son factores que favorecen el uso de este rasgo. De esta forma, y dadas
las características de ocurrencia, se puede concluir que el uso de voseo en radio se encuentra
propiciado por un contexto situacional informal marcado por una interacción de cercanía entre
los hablantes y un estilo de habla natural y espontánea.

AGRADECIMIENTOS

El presente artículo ha sido posible gracias a la colaboración y apoyo técnico de Erico


Carmona, Eliana Valenzuela, M. Orlando Rivadeneira, Benjamín Marcelo, Joaquín Alonso,
Hada Rosabel Salazar, Alexandra Samará, Apostolos Kazantzakis y Mark N. Duk. De gran
ayuda para la elaboración del manuscrito fueron los comentarios personales de Alfredo
Torrejón, así como los datos proporcionados por Jim Michnowicz. La primera autora agradece
de igual forma a Hans Göebl por su valioso aporte previo a la preparación de este trabajo y el
financiamiento otorgado por la Beca Presidente de la República de Chile y Beca IULA-UPF
para cursar estudios de doctorado.
Rivadeneira & Clua / El voseo chileno 699

Notas
1
 “Aunque se puede, con fuerte estigmatización, hacer que se cambie una palabra por otra (como vos
por tú), resulta infinitamente más difícil, si no imposible, cambiar estructuras dentro del mismo sistema
de la lengua” (Kapović 2007: 73).
2
 Para hacer una diferenciación entre estos dos tipos de realización, se ha optado por presentar los
ejemplos de la flexión diptongada sin el segmento -s, mientras que se ha mantenido entre paréntesis, (-s),
en la flexión monoptongada.
3
 Según el Diccionario panhispánico de dudas (2005), se da de manera más generalizada en Argentina,
Paraguay, Uruguay, Ecuador, Colombia, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica,
mientras que en otras zonas el voseo en modo imperativo se ve sobrepasado por las formas tuteantes,
como ocurre en Perú, Bolivia, Venezuela, Panamá, México y Cuba.
4
 Las formas de subjuntivo—o imperativo—negativo son exactamente iguales en todas las formas
(no cantí(s), no comái, no vivái, no supiérai, etc.).
5
 En Argentina, el empleo de voseo se considera culto, al menos en el presente de indicativo y en el
imperativo, y por tanto es aceptado en la norma tanto oral como escrita, en la publicidad y en los medios
de comunicación (Carricaburo 1997). Prácticamente no existen barreras sociales, ni generacionales que
impidan el uso del voseo, el cual incluso avanza en detrimento del pronombre usted en contextos más
formales (Rigatuso 2000). Por otro lado, Uruguay, zona de voseo establecido, presenta una alternancia
entre el sistema auténtico (vos tenés [tenes])—apto para todo tipo de contextos, en especial los asociados
con la intimidad­—y el mixto verbal (tú tenés [tenes]) para tratamientos de confianza (Cangosto 2004),
especialmente en Montevideo, situación que aún en la actualidad no se resuelve (Bertolotti 2004). Aunque
se percibe un uso tal vez más prestigioso en la modalidad mixta (RAE 2005), al menos entre hablantes de
estrato sociocultural alto, lo cierto es que el uso de las formas auténticas por parte de hablantes de grupos
etarios jóvenes hace pensar en la futura pérdida de la modalidad mixta a largo plazo (Weyers 2009).
6
 En este punto debemos hacer una aclaración. Consideramos formas de voseo todas las formas
verbales con flexión voseante, independiente de si aparecen o no en estructuras combinatorias con los
pronombres—tú o vos—en función de sujeto. Hacemos entonces la distinción entre formas voseantes y
tuteantes, cuidando de no confundir estas últimas con el voseo mixto verbal de combinación tú 1 voseo.
7
 Cabe señalar que la clasificación que se ha realizado dentro de cada uno de los factores no es sino
un acercamiento a una categorización ideal, pues somos conscientes de que el método elegido para la
recopilación del corpus no nos permite llegar más que a una aproximación sobre el uso real de un rasgo
en un medio sociocultural determinado. Esto se aplica, además, en cuanto a la diferencia en el número de
componentes de cada variable y a la imposibilidad de controlar el tamaño muestral.
8
 “Esmerada” en palabras de Cortés (1992), con un elevado grado de elaboración.
9
 En nuestro corpus la representatividad de la categoría joven era muy escasa, de manera que optamos
por reinsertarla dentro de la clase adulto joven con el fin de aprovechar al máximo estos datos. En cualquier
caso, nos hemos basado en la pauta de división etaria propuesta en González (2002), quien distingue entre
joven (17 a 24 años), adulto joven (25–34 años) y adulto (35 años en adelante).
10
 De los tres grupos que distingue Torrejón (1991), no incluimos la categoría inculto porque era muy
escasa en nuestro corpus, de modo que agrupamos esos datos con el grupo semiculto.
11
 Se incluyen acá todas las formas tuteantes y voseantes, pero no las correspondientes a usted, dado
que esta forma se conjuga morfológicamente con la tercera del singular, como hemos explicado antes.
12
 Si bien el indefinido de indicativo se ha contabilizado dentro de la flexión voseante, creemos que
esta tipología puede corresponder más bien a un fenómeno de analogía con la marca de segunda persona
del singular y plural (-s) que a una forma de voseo como tal.
13
 No obstante, lo significativo en este punto es constatar la influencia que tiene un registro informal
sobre la producción de formas fonológicamente no marcadas (Capmany 2008; van Oostendorp 2007;
Wood 2006), lo cual se traduce en el empleo de rasgos propios de ámbitos coloquiales, un contexto ideal
para la elicitación de voseo.
14
 Sin mencionar las formas correspondientes a usted, que se percibirían como intento de distancia-
miento y excesiva formalidad.
15
 Labov (2001) lo denomina la paradoja del género, por cuanto las mujeres se ajustan más que los
hombres a las normas establecidas de la sociedad, pero las obedecen menos que los hombres cuando tales
normas no existen abiertamente.
16
 La morfología natural de Chile, las barreras naturales que lo separan de países vecinos, la distribu-
ción de las zonas habitables y la distancia entre las regiones dentro del país es propicia para la existencia
de variación lingüística.
700 Hispania 94 December 2011

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