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SABER y VERDAD
Ya desde su “Informe de Roma“ de 1953 Lacan hace un uso sui generis de la verdad, la
coloca en el centro de la experiencia analítica y la opone diametralmente a la realidad.
Según J-A Miller el recorrido de Lacan conduce de una doctrina de la verdad a una teoría de
la muerte que se articula con la palabra. La pulsión de muerte, el más allá del ppio del placer, la
compulsión a la repetición, expresan la mortificación del cuerpo vía el significante. “Su manera
[la de Lacan] de situar la muerte está dominada por una doctrina de la verdad y del sentido“[1].
He aquí un primer emplazamiento de la lógica de la verdad en psicoanálisis.
La palabra verdadera en su definición analítica no tiene como referencia algo exterior a ella
misma, ella misma es idéntica a su propia referencia[3]. La verdad en psicoanálisis no es
la adecuación a la cosa según Aristóteles, no es la verdad referencial. La palabra verdadera se
define por su identidad con aquello de lo que habla, de lo que habla en su propia lengua.
La docta ignorancia es una apelación a Nicolás de Cusa. Esta consiste en una disposición del
espíritu que se alcanza rechazando fuera de sí todas las ideas que hemos adquirido por los
sentidos, por la imaginación y aún por la razón[4]. La ignorancia para Cusa implica que nunca se
alcanzará el conocimiento preciso de la naturaleza de un objeto. Todo objeto oculta una
precisión inalcanzable que funciona como acicate.
Lacan en 1955 afirmará que la ignorancia posibilita como fruto positivo este no-saber.
El no-saber de “Variantes...“ será retomado en la lógica de los 4 discursos como
el saber como función del significante.
Miller[6] plantea que los escritos de Lacan terminan con una contundente equivalencia entre
la verdad y lo real, tal y como se lee en “La ciencia y la verdad“.
“Este viraje que marca el paso del icc como verdad al icc como saber es contemporáneo de
la valorización del matema, del desprendimiento de término mismo, y de un acento que no se
pone sobre el hablar sino sobre escribir“[7]
Veamos ahora algunos párrafos estractados del Seminario “El reverso..“ de 1969-1970.
“Con el saber en tanto medio de goce se produce el trabajo que tiene un sentido, un
sentido oscuro. Este sentido oscuro es el de la verdad”[8]
Las formaciones del Icc están pues ordenadas a partir de ese saber que trabaja en nosotros.
El saber trabaja en el discurso del amo.
“Lo que se espera de un psicoanalista es (...) que haga funcionar su saber como
término de verdad. Precisamente por eso es por lo que se encierra en un medio
decir”[10]
Pero este trabajador incansable pide un descanso, allí es convocado el analista. En el discurso
analítico el saber no trabaja: descansa; el saber está ubicado en el lugar de la verdad y, en
tanto que tal, no trabaja: se revela, “Cuadernos andaluces de psicoanálisis“, J-A Miller
“(...) La verdad como fuera del discurso (...) es hermana de este goce prohibido”[11]
El estatuto del goce también es ser extraido del mundo, está fuera del universo del discurso.
De lo imposible de recuperar del goce en la repetición queda sólo su plusvalía, un más de goce.
Si la verdad para Wittgenstein está rechazada, en su exclusión misma se “hermana“ con el
goce.
Parte de que la oposición entre el semblante y lo real sería el espíritu mismo del psicoanálisis.
Asimismo, en su punto de partida, lo real está ubicado fuera del campo de la operación analítica
y, en la teoría del sujeto, lo real aparece casi forcluido en beneficio de lo simbólico.
Desde sus inicios Lacan utiliza a la verdad como una categoría que permite interrogar a lo
real. “Y cuando mucho tiempo después señale en su seminario Encore que el goce sólo se
aborda a partir del semblante, estará en conformidad con esta orientación de partida. Dar este
valor a la emergencia de la dimensión de la verdad no quita nada a la primacía de lo real“[15]
La verdad tiene una naturaleza de ficción y habilita una discusión de lo real: lo real sólo
puede ser abordado desde un punto de vista ficcional, o más tarde dirá: de semblante.
En el primer Lacan se destacó que el deseo era el deseo de verdad, más allá del de
reconocimiento. Asimismo hay la dimensión de la verdad en el más allá de ppio el placer, Lacan
reduce en ese tiempo la compulsión de repetición a la insistencia de una verdad que clama en el
desierto de la ignorancia, desierto donde algo se dice, algo se clama sin que haya quien escuche
ni descifre.
La verdad es esa satisfacción que se exilia en el desierto del goce. Más allá del principio del
placer está la verdad, que es cierto tipo de satisfacción, cierto goce.
De este modo J-A Miller explica la alianza que permite afirmar a Lacan que la “verdad es
hermana del goce”. Formaliza pues una suerte de metáfora, el goce en el lugar de la verdad.
goce .
verdad
En su escrito de 1955 “La cosa freudiana o sentido del retorno a Freud en psicoanálisis“
Lacanhace un verdadero elogio a la verdad, según afirma J-A Miller. La cosa freudiana es
la verdadmisma. El Icc. se define a partir de la verdad, es la verdad misma. La acción
analítica se sostiene por su articulación a la verdad.
Miller propone 6 términos conque Lacan califica la verdad en su escrito del 55 “La cosa
freudiana..“
2. La llamó humilde en sus oficios. No es ama, por el contrario: es humilde, en tanto que
se apoya en desgarrones, en desechos, en jirones.
4. Habla de la verdad insumisa a la elección del sexo. La verdad del $ es ajena a la
realidad de su sexo.
6. Denota a la verdad más bien inhumana. Así como la repetición tiene por razón la
verdad, esta última comparte, con la inhumana y mortífera compulsión a la repetición, el
exceso.
Aquí, pues, la verdad se define por su inadecuación a todo lo que sería el orden de las cosas,
a la realidad, a la cópula entre significante y significado.
Lacan plantea al final de este escrito que el lugar propio de la verdad estaría como
tal almargen de las tres profesiones imposibles: educar, gobernar y analizar de las que nos
habló Freud, la verdad escapando de estas tres prácticas.
Pero en 1969, a la altura de los cuatro discursos, Lacan integra este margen de la verdad a
estructuras del lenguaje, le otorga un lugar que no es exterior, la verdad ocupa un lugar donde
funcionan los términos del sistema.
Pero esta posición para la verdad, hermanada al goce, venía de antigua data en la
enseñanza de Lacan. La verdad como rechazo del saber, se homologa a la posición de un goce
que se inscribe como resto. El parentesco entre la verdad y el goce, que es más exactamente
un plus-de-goce, es el lugar adecuado del objeto a, que se ubica como resto irreductible
respecto del saber, del sgte y de su articulación[16].
La verdad queda del lado del semblante, el goce queda del lado de lo real y el objeto a es lo
que une, especialmente desde el discurso de la histérica, donde la verdad es el goce, dado que
el objeto a está en el lugar de la verdad. En la posición histérica el goce está contaminado por
el semblante.
En sus charlas de Ste Anne de 1971-72 sobre "El saber del psicoanalista“ J. Lacan retoma la
lógica del saber en psicoanálisis. Dirá que es del saber no-sabido del que se trata, y que es un
saber que se articula, que está estructurado como un lenguaje. La cuestión del saber del
psicoanalista consiste en saber en qué lugar hay que estar para sostenerlo.
“Es en el tropiezo, en la acción fallida, en el sueño, en el trabajo del analizado, que resulta
este saber, este saber que no está supuesto, es saber, saber caduco, restos de saber, de
saber: eso es el Icc. Este saber, es lo que asumo, lo que defino por no poder plantearse (...)
más que por el goce del sujeto.“[17]
La fórmula entraña una crítica a la lógica: la verdad formal de la lógica queda contrapuesta a
la esencia de la verdad tal como la sitúa el , la verdad material. “La verdad material es
imposible de demostrar en los términos de la verdad formalizada de la ciencia“ [20].
Asimismo para el psicoaálisis hay un saber que no se puede saber, hay un objeto que no se
puede predicar. Lo que habla en tanto verdad debe ser captado en el pliegue de la diferencia.
El acto analítico es un acto localizador: Localiza al sujeto y al objeto, al saber y al decir del
ser, sus S1. Los emplaza, los pone en su lugar. En el Discurso analítico la imposibilidad de
conexión del S1 con S2 pone de manifiesto que el saber Icc no se puede saber, es un saber que
se aloja en el lugar de la verdad.
En el acto analítico el saber Icc va al lugar de la verdad. Al quedar alojado allí ese saber Icc,
insabido e imposible de saber, el sujeto atraviesa la experiencia del ocultamiento de la verdad.
En la intervención propia del acto analítico se preserva y destaca el lugar dela verdad[21].
La verdad guarda relación con el decir, no toda la verdad puede ser dicha, solo hay
semidecires de la verdad. Esta es una imposibilidad estructural.
El psicoanálsis opera por medio de la palabra y produce un efecto que guarda relación con
la verdad. “Pero este efecto de verdad no procede de la palabra misma, sino que es lo que se
revela en el uso de la palabra: esta revela algo que la ex-siste“[22].
Lo que nos determina como hablantes es el saber Icc, el acto analítico sitúa este saber Icc
en el lugar de la verdad.
greta@stecher.com
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:
2. Gorostiza, L (1994) “Lo que el psicoanalista debe saber” en Revista Uno por Uno Nº 38,
1994.
3. Kruger, F (2002) “La promesa del analista” en Revista Dispar 4, Grama ed, 2003.
5. Lacan, J (1955) “La cosa freudiana o sentido del retorno a Freud en “ en Escritos 1, SXII
Ed, 1992
16. Silvestre, M (1985) “El saber del a“ en Seminario del Campo Freudiano Barcelona: El sgte
de la Transferencia, Manantial 1985.
[1]
Miller, J-A (1992) De la naturaleza de los semblantes, Paidos, 2002. pp 224.
[2]
Lacan, J (1955) “Variantes de la cura-tipo“ en Escritos 1, Siglo XXI ed, 1992
[3]
Miller, J-A (1985) “Introducción a Variantes de la cura-tipo”.... Manantial 1985.
[4]
Gorostiza, L (1994) “Lo que el psicoanalista debe saber” en Revista Uno por Uno Nº 38, 1994.
[5]
Miller, J-A (1987) Los signos del goce, Paidos, 1998. pp 222
[6]
Miller, J-A (1990) El banquete de los analistas, Paidos, 2000
[7]
Miller, J-A (1990) El banquete de los analistas, Paidos, 2000. pp 355.
[8]
Lacan, J (1969-1970) Seminario: El reverso del psicoanálisis, Paidos, 1996. pp 54
[9]
Laurent, E (1992) “Lacan y los discursos” ......pp 26
[10]
Lacan, J (1969-1970) Seminario: El reverso del psicoanálisis, Paidos, 1996.pp 56
[11]
Lacan, J (1969-1970) Seminario: El reverso del psicoanálisis, Paidos, 1996. pp 71
[12]
Laurent, E (1992) “Lacan y los discursos” ......
[13]
Miller, J-A (1992) De la naturaleza de los semblantes, Paidos, 2002
[14]
Miller, J-A (1992) De la naturaleza de los semblantes, Paidos, 2002, pp 192.
[15]
Miller, J-A (1992) De la naturaleza de los semblantes, Paidos, 2002. pp 196.
[16]
Miller, J-A (1992) De la naturaleza de los semblantes, Paidos, 2002. pp 211.
[17]
Lacan, J (1971-1972) El saber del psicoanalista, Charlas en Sainte Anne, inédito. pp 91
[18]
Alemán, J; Larriera, S (1996) Lacan: Heidegger, Ed Del Cifrado, 1998.
[19]
Lacan, J (1972) “El atolondrado, el atolondradicho o las vueltas dichas“ en Revista Escansión 1,
Paidos, 1984. pp 20.
[20]
Alemán, J; Larriera, S (1996) Lacan: Heidegger, Ed Del Cifrado, 1998. pp 167
[21]
Alemán, J; Larriera, S (1996) Lacan: Heidegger, Ed Del Cifrado, 1998. pp 86
[22]
Alemán, J; Larriera, S (1996) Lacan: Heidegger, Ed Del Cifrado, 1998. pp 166