Вы находитесь на странице: 1из 6

Los Cordones Industriales y el poder obrero

Ana López Dietz


Historiadora, UAHC

El Núcleo de Investigación “Historia, memoria y representación de los trabajadores de los


Cordones Industriales” de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, se propone
conocer la historia de los trabajadores de los Cordones Industriales en el Chile de la Unidad
Popular. Nuestro objetivo es rescatar las historias de las y los trabajadores, sus luchas y
experiencias, las que han sido olvidadas e invisibilizadas por la historia oficial, a partir de
allí, se realizó una obra de teatro que busca contribuir a difundir esta historia.

La producción histórica y de las diversas disciplinas sociales no es neutral, como tampoco


lo son nuestras elecciones teóricas, epistemológicas u objetivos de investigación. Como
diría Walter Benjamín en sus Tesis sobre el concepto de Historia “como a cada generación
que vivió antes que nosotros, nos ha sido dada una débil fuerza mesiánica sobre la que el
pasado exige derechos. No se debe despachar esta exigencia a la ligera”. Existe una
responsabilidad de los intelectuales y académicos. ¿Desde dónde nos situamos? ¿Para qué
se produce conocimiento? Hace falta también repensar la discusión respecto del intelectual
orgánico. En el ámbito de la historia, durante las últimas décadas se dejó de lado la historia
de la clase trabajadora reciente, ante el embate del estudio de los nuevos movimientos
sociales o de la historia de la militancia. La tradición historiográfica marxista, que tuvo
entre sus referentes importantes a Luis Vitale, quedó marginada, relegada por el
surgimiento de la nueva historia chilena, en un contexto de la crisis general provocada por
la caída del muro de Berlín, la derrota de los procesos revolucionarios de la década de los
setenta, el auge del neoliberalismo y el pensamiento posmoderno, el escepticismo de los
discursos oficiales que hablaban de la muerte de los sujetos, las clases y la lucha de clases,
lo que alentó el alejamiento de los intelectuales de la militancia y de la idea de revolución.

La historiografía marxista, que tuvo un fuerte auge entre los años 1950 y 1973 en Chile, se
dedicó a la investigación, el estudio y la vinculación con el movimiento obrero; sin
embargo, producto del golpe de Estado y la represión política, sus integrantes se
dispersaron en el exilio o fueron asesinados. Dentro de la historiografía marxista chilena
encontramos una gran variedad de exponentes, vinculadas siempre a la práctica política y
militante, como fue el caso de Julio César Jobet, militante del Partido Socialista, Hernán
Ramírez Necochea y Fernando Ortiz Letelier, vinculados al Partido Comunista, y Luis
Vitale, del ala trostkista y fundador, entre otros, del MIR.

Es necesario hoy retomar una historiografía marxista y militante, de y al servicio de la clase


trabajadora y los explotados y oprimidos, que se piense no solo como la posibilidad de
conocer, sino también de transformar.

Cordones Industriales
En octubre de 1972 surgieron los Cordones Industriales, como respuesta de los trabajadores
al paro patronal que organizó la oposición al gobierno de Salvador Allende y la Unidad
Popular. Esta experiencia de organización se extendió por Santiago y en diferentes
regiones, buscando agrupar territorialmente a los trabajadores de distintas fábricas y lugares
de trabajo, intentando coordinarse también con otros actores sociales (pobladores,
estudiantes) para resolver los problemas de producción, abastecimiento y distribución que
estaban planteados producto del paro patronal.

Los Cordones Industriales se propusieron como tarea de coordinar y solidarizar con las
distintas luchas, como también la unidad de la clase obrera, para ello utilizaron formas de
organización de democracia directa lo que se expresaba en el funcionamiento de asambleas,
la elección de delegados y coordinadores y, reuniones abiertas a otras organizaciones, como
las Juntas de Vecinos o las Juntas de Abastecimiento Popular (JAP). A lo largo de esta
experiencia, que duró hasta el derrocamiento del gobierno de la Unidad Popular, los
trabajadores se propusieron como tarea profundizar las medidas del gobierno, exigiendo
mayor participación, control obrero de la producción y la socialización de los medios de
producción, es decir, un gobierno propio de los trabajadores, conformando una clara
identidad clasista de los trabajadores y sus organizaciones políticas y sindicales. Pero más
importante aún, el propio desarrollo de los Cordones Industriales implicó el distanciamiento
y la crítica al gobierno de Allende y la Unidad Popular, planteando incluso la posibilidad de
superarlo. Se trataba, en germen, de organismos de auto organización y poder obrero.

El triunfo de la Unidad Popular se explica como parte del proceso de ascenso de la lucha de
clases que venía produciéndose desde inicios de los años sesenta en nuestro país, y tiene
como antecedente el gobierno de Eduardo Frei y la política de la “Revolución en Libertad”.
Políticas que buscaban ciertas reformas que impidieran un mayor desarrollo del conflicto
entre las clases. También a nivel internacional se estaban viviendo importantes procesos de
cuestionamiento al orden capitalista, como lo demuestra el Mayo Francés, como uno de sus
puntos álgidos en el corazón del capitalismo europeo, o la guerra de Vietnam, cuestionando
el poder de Estados Unidos y el imperialismo. El horizonte de la revolución aparecía en la
práctica y en el imaginario de las generaciones de la época.

Los años de la Unidad Popular pusieron a prueba diferentes estrategias y políticas


(Garretón y Moulian, 1983; Pinto, 2005). La vía chilena al socialismo intentó avanzar en
profundas reformas democráticas y sociales y en cambios en la estructura económica,
política y social, nacionalizando el cobre, avanzando y profundizando en la reforma agraria,
extendiendo los derechos básicos como la salud, educación o pensiones a amplios sectores
de la población, controlando los precios, creando un Área de Propiedad estatal, entre otras
importantes medidas. Sin embargo, para acceder al gobierno la Unidad Popular tuvo que
firmar un Estatuto de Garantías Constitucionales, exigido por la Democracia Cristiana 1, que
buscaba garantizar la legalidad del orden; uno de sus puntos fundamentales se refería a la
autonomía de las Fuerzas Armadas, las mismas que apenas tres años después hicieron el
golpe de Estado para salvaguardar los intereses de los empresarios nacionales y extranjeros,
de los partidos de la derecha, y sectores de las clases medias y altas que pedían el golpe.
Más adelante, el gobierno de Allende intentó con la incorporación de militares al gobierno 2,
en las constantes negociaciones con la Democracia Cristiana, o devolviendo fábricas
tomadas por los trabajadores, demostrar que la vía chilena al socialismo, no significaba una
1
El Mercurio, 25 de Octubre de 1970
2
Ministros que rechazaban, por ejemplo, las formas de organización de abastecimiento obrera y popular,
como las JAP, asesorando incluso al gobierno con “expertos” militares abiertamente de oposición. Revista
Qué Pasa, N° 93, 25 de enero de 1973. “Renuncias militares acentúan poder de Prats”, pág. 7-10
ruptura ni un quiebre radical con el sistema capitalista. Desde los primeros días, tanto la
derecha como los sectores patronales comenzaron su oposición activa al gobierno de la
Unidad Popular y a la organización cada vez mayor que estaban alcanzando los sectores
obreros y populares. La defensa de la propiedad privada constituía la máxima expresión de
esta unidad y el eje de ataque a los trabajadores y su organización. Y la Unidad Popular se
veía constantemente tensionada para negociar con la oposición y así frenar el proceso de
auto organización obrera y popular que se daba en su base.

Los trabajadores sentían una fuerte identificación con el gobierno de Salvador Allende y
éste los reconocía como un actor fundamental de la política y el desarrollo nacional, sin
embargo, su propio programa y estrategia planteaba la política de vía chilena y pacífica al
socialismo, desarmando de esta manera a los trabajadores para enfrentar la reacción política
y social de la derecha, los empresarios y el imperialismo. La Unidad Popular encarnaba así
un gobierno de frente popular, de reformas profundas, sin significar una ruptura con el
orden capitalista. Los convulsivos meses finales del gobierno de la UP acrecentaron la
polarización política y social en el país, radicalizando las posturas de la oposición y sus
intentos de desestabilizar y derribar al gobierno de Salvador Allende (Drake, 2003). La
oposición veía con alarma este proceso y trataba de paralizar la acción del gobierno y
enfrentar su base social. Estas acciones fueron escalando hasta terminar con la imposición
violenta de un nuevo régimen de dominación, mediante la instalación de los militares y sus
aliados tras el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 (Guillaudat y Mouterde,
1993).

Los Cordones comenzaron a organizarse a mediados de 1972, cuando diversos sectores de


trabajadores se organizaron y coordinaron entre distintas fábricas y empresas, teniendo
como centro la solidaridad en las luchas y huelgas y el apoyo mutuo, aunque también
comenzaron a plantear un programa que incluía la expropiación de los monopolios, el
control obrero de la producción, y la constitución de organizaciones obreras de democracia
directa, con la elección de delegados y la revocabilidad de los cargos; también se
preocuparon por la falta de insumos para las fábricas, la escasez y el mercado negro.
Rápidamente, la constitución del Cordón Industrial Cerrillos-Maipún, comenzaría a
extenderse a otros sectores de Santiago y regiones, llegando a existir potencialmente cerca
de 55 Cordones en todo el país.

En octubre de 1972, la reacción de la derecha se acrecentó con el paro de camioneros, que


buscaba paralizar al país, generando mayor desabastecimiento y el caos económico. Los
trabajadores respondieron tomando las fábricas. “Es así como cuando llegó el paro de los
dueños de camiones en Maipú y Cerrillos estaban preparados para resolver desde la base
y en forma organizada problemas de abastecimiento y transporte … Cuando llegó el paro,
algunos obreros debieron tomar el control de las fábricas porque sus propietarios
impidieron por todos los medios la producción3”, planteando posteriormente el control
obrero de la producción, consejos de delegados, agrupación de trabajadores junto a
campesinos y pobladores y sustituir el parlamento burgués por una asamblea popular
(Gaudichaud, 2004:37).

3
Punto Final, Año VII, N° 170, 7 de Octubre de 1972. “Vigorosa respuesta de la clase obrera”, pág. 4-5
Los Cordones Industriales surgieron como una respuesta de organización de los propios
trabajadores ante el proceso que se estaba viviendo en el país. Debieron enfrentar la
oposición del gobierno y la CUT para su constitución y extensión, que los acusaban, entre
otras cosas, de paralelismo y sustitucionismo. Para Samaniego los Cordones representaban
un desafío para el PC que hegemonizaba la CUT y otros sindicatos (Samaniego, 1998).

Los Cordones combinaron una forma de organización democrática, con la elección de


delegados, un aspecto territorial, agrupando a trabajadores de diversas fábricas y buscando
coordinarse activamente con otras organizaciones como las Juntas de Abastecimiento
Popular, los Comandos Comunales, Juntas de Vecinos, formando también Comités de
Vigilancia, y también de planificación, tratando de discutir los problemas de la producción
y el abastecimiento. Los Cordones asumieron funciones políticas, y fueron progresivamente
cuestionando el gobierno de Allende. Particularmente, cobraron peso a partir del
tanquetazo, y aumentaban su distanciamiento con la UP en la medida en que ésta frenaba el
desarrollo de los Cordones, sobre todo con la devolución de las fábricas posterior al paro
patronal, para negociar así con la oposición. Para el gobierno y la CUT se trataba de no
acelerar el proceso político, manteniéndose dentro de la política de la vía pacífica al
socialismo. Incluso el Plan Prats- Millas impulsado por la Unidad Popular planteó la
indemnización y devolución de empresas, lo que fue rechazado por los trabajadores de los
Cordones.

En julio de 1973 se creó la Coordinadora Provincial de Cordones Industriales, en la que


participaban los Cordones de Cerrillos-Maipú, O”Higgins, Vicuña Mackenna, San Joaquín,
Mapocho, Cordillera y Santiago Centro; más adelante se incorporaron a los Cordones de
Santa Rosa y Panamericana Norte. A nivel nacional también se extendía esta experiencia en
Arica, Concepción, Osorno y Valparaíso4. Los cuestionamientos a las políticas oficiales
aumentaban. Según Manuel Dinamarca, dirigente obrero del PS,
“siempre los trabajadores han ido más adelante que el Gobierno para el
cumplimiento de las tareas trazadas. La mayoría de las empresas del área social
han sido conquistadas por la lucha de los trabajadores y para ellos, en muchas
oportunidades, hemos tenido que enfrentar a los propios funcionarios de
Gobierno… no creemos que el Gobierno haya sido suficientemente
revolucionario, como nosotros lo hubiéramos querido. Ha sido la lucha de los
trabajadores la que ha obligado al Gobierno a adoptar determinadas medidas5”.

Sin embargo la inevitabilidad de un enfrentamiento entre las clases era cada vez más clara
para la derecha, los militares, los trabajadores y el gobierno. En una carta enviada por la
Coordinadora de Cordones Industriales a Salvador Allende el 5 de septiembre, se
planteaba:
“Antes, teníamos el temor de que el proceso hacia el Socialismo se estaba
transando para llegar a un Gobierno de centro, reformista, democrático
4
Según datos de los propios Cordones, el Cordón O’Higgins agrupaba a unas 15 empresas, entre ellas Yarur,
Gasco, etc., alcanzando a unos 6.000 trabajadores; en el cordón San Joaquín participan 9 de las 25 empresas
del sector, en el cordón Santa Rosa - Gran Avenida participaban 84 de las 120 empresas del área, y; el
cordón Vicuña Mackenna agrupaba a unas 350 empresas, movilizando entre 5.000 y 7.000 trabajadores.
5
Últimas Noticias. Año LXXI, N° 22553, Lunes 18 de Junio de 1973, “¿Crisis en el sindicalismo en Chile”, pág.
2-3
burgués que tendía a desmovilizar a las masas o a llevarlas a acciones
insurreccionales de tipo anárquico por instinto de preservación. Pero ahora,
analizando los últimos acontecimientos, nuestro temor ya no es ése, ahora
tenemos la certeza de que vamos en una pendiente que nos llevará
inevitablemente al fascismo6”.

El golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 instauró la dictadura militar con su


secuela de desaparición, muerte y tortura, el fin de las conquistas sociales y políticas
durante conseguidas en años de lucha. La sociedad chilena sería transformada
profundamente con la implementación del modelo neoliberal, el miedo y la desarticulación
social7. El golpe tuvo así un fuerte contenido de clase anti-obrero, para restaurar el poder
del empresariado y sus intereses.

El proyecto que llevamos adelante busca la reconstrucción histórica de este proceso, desde
las voces de los propios protagonistas, para rescatar también la memoria histórica de los
actores de aquella época. Por otro lado, nos propusimos la elaboración de una obra de teatro
“Cordones Industriales” que pudiera representar esta historia, la de hombres y mujeres que
buscaban con su lucha y organización, cuestionar el capitalismo y construir la posibilidad
de una sociedad sin clases ni explotación.

Bibliografía sobre los Cordones Industriales

Garretón, Manuel Antonio y Moulián, Tomás, La Unidad Popular y el conflicto político en


Chile, Minga, Santiago de Chile, 1983

Gaudichaud, Franck. La Central Única de Trabajadores, las luchas obreras y los Cordones
Industriales en el periodo de la Unidad Popular en Chile (1970-1973). Análisis histórico
crítico y Perspectiva. Santiago, 2003. http://www.rebelion.org/docs/13779.pdf

Gaudichaud, Franck. Poder Popular y Cordones Industriales. LOM, Santiago, 2004

Guillaudat, Patrick y Mouterde, Pierre. Los movimientos sociales en Chile. LOM, Santiago,
1998

Halbawcs, Maurice. On Collective Memory, Chicago: The University of Chicago Press,


1992

Jelin, Elizabeth. Los trabajos de la memoria, Ed. Siglo XXI, Madrid, España, 2002

Larraín, Jorge. Identidad Chilena. LOM Ediciones, Santiago, 2001

Levy-Daniel, Héctor. "Teatro. Sentido y política". La revista del CCC [en línea].
Septiembre / Diciembre 2009, n° 7
6
Carta de los cordones Industriales a Salvador Allende, 5 de septiembre de 1973. En: www.archivochile.com.
7
Existen muchos aspectos sobre los Cordones en los que es importante detenernos, como por ejemplo su
tratamiento sobre la temática de la mujer trabajadora, su relación con la CUT, las discusiones políticas de las
diferentes organizaciones en su interior, etc.
Leiva Sebastián. El MIR y su inserción en el mundo obrero: el frente de trabajadores
revolucionarios (FTR) y su relación con los cordones industriales. Caber Humanitis N° 28,
primavera 2003. En: http://www.cyberhumanitatis.uchile.cl/CDA/
texto_simple2/0,1255,SCID%253D6783%2526ISID%253D374,00.html

Mujica, Dolores, Cronología Comentada de los Cordones Industriales. Ediciones Clase


contra Clase, Santiago, 2005

Pinto Vallejos, Julio (coordinador editor), Cuando hicimos historia: La experiencia de la


Unidad Popular , LOM, Santiago de Chile, 2005

Salazar, Gabriel y Julio, Pinto. Historia Contemporánea de Chile. LOM, Santiago, 1999.

Samaniego Augusto. Octubre al rojo: fulgor y agonía de la “unidad de los trabajadores”. En


Internet: http://www.vrid.usach.cl/pub/Augusto%20Samaniego.pdf, 1998

Silva, Miguel. Los Cordones Industriales y el Socialismo desde abajo. Lizor, Santiago,
1998

Вам также может понравиться