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¿Por qué sostengo que la retórica jurídica se compenetra muy bien con la
retórica general? La respuesta me parece sencilla: el lenguaje jurídico, a pesar
de ser en gran parte un lenguaje especializado (“lenguaje de los juristas”),
forma parte también del lenguaje ordinario. No conozco a nadie a quien no se
le pueda explicar con palabras sencillas los conceptos jurídicos e incluso los
más intrincados vericuetos argumentativos que usan los juristas en las diversas
materias. Todas las personas con un nivel cultural aceptable están preparadas
para entender el derecho. Es más, las palabras que expresan conceptos
jurídicos (como norma, derechos, sanciones, hipoteca, préstamo, sociedad
anónima, homicidio, impuesto) forman parte del lenguaje ordinario o común.
Se da la peculiaridad de que el lenguaje de los juristas es un lenguaje a la vez
normal y especializado; y por ello la retórica jurídica se compenetra a las mil
maravillas con la retórica general.
Razonamientos retóricos y razonamientos matemáticos
Los razonamientos retóricos no son apodícticos, no tienen el carácter
necesario de la lógica matemática. Aristóteles afirma que se sitúan en el nivel
de lo probable. Afirmación esta última que, en mi opinión, no es muy
ajustada, ya que la probabilidad es una dimensión que pertenece al
razonamiento matemático. En efecto, la misma expresión “cálculo de
probabilidad” nos está indicando su pertenencia a la matemática, y no al
razonamiento retórico.
Si la retórica fuera reconducible a un conjunto de razonamientos de
probabilidad, o cálculo de probabilidades, entonces formaría parte de la
lógica. Cosa distinta es que en el lenguaje ordinario se use la expresión “es
probable”, o “lo más probable es que…”, y similares como modo
argumentativo de lo que sucederá en el futuro. Esas expresiones,
genéricamente consideradas, esto es, sin relación concreta con un auténtico
cálculo de probabilidad, no indican sino una opinión del emisor del mensaje,
que, con la palabra “probable” quiere dar mayor crédito a una opinión o
vaticinio personal.
El razonamiento retórico no es apodíctico, aunque pueda contener números
Que el razonamiento retórico no sea apodíctico, y, por tanto, no sea un
razonamiento de índole matemática, ya sea apodíctica o probabilística, no
quiere decir que no pueda integrar esas modalidades en su seno. No sólo es
usual que así sea, sino que además es perfectamente legítimo.
No es infrecuente que un político tire de cifras para defender su postura en el
parlamento. Las cifras cantan, suele decirse. Si esas cifras que invoca
responden efectivamente a la realidad y ha sido resultado de un cálculo
correcto, estaremos ante un razonamiento matemático. Sin embargo, al
introducir el orador ese razonamiento en su discurso político, se transforma,
sin dejar de ser matemático, en razonamiento retórico. Pues las cifras pueden
ser unas u otras, pero la decisión política que haya que adoptar dependerá no
sólo de las cifras sino asimismo de la perspectiva y la intención de quien las
presenta. La decisión política no sólo atiende a las cifras, aunque las tenga en
cuenta, sino también, y quizás sobre todo, a lo que se persigue al decidir. Esto
se traduce, en términos comunicacionales, en el hecho de que el razonamiento
lógico o matemático queda incorporado al razonamiento retórico.
La relación entre lógica y retórica
Este último pensamiento nos lleva al problema de la relación entre lógica y
retórica. Si empleamos la palabra “lógica” en su sentido genuino, esto es,
como lógica formal y deductiva, entonces parece evidente que sucede lo
mismo que comentábamos respecto de los razonamientos matemáticos. Quiero
decir que, por una parte, el razonamiento retórico no es un razonamiento
lógico (al igual que no lo es matemático), y por otra, que es posible y
frecuente que se usen razonamientos lógicos dentro de un contexto retórico (al
igual que se usan razonamientos matemáticos dentro de un discurso retórico),
lo cual obviamente es algo muy diferente a afirmar que el razonamiento
retórico es o puede ser lógico.
¿La retórica podría definirse como otro tipo de lógica?
Luis Recasens [https://estebanlopezgonzalez.com/2013/09/15/de-luis-recasens-siches/]
Para evitar estos escollos se han inventado algunas fórmulas que sostienen la
posibilidad de otras lógicas, las cuales permitirían calificar al razonamiento
retórico como lógico también. Tal sucede por ejemplo con la denominada
“lógica de lo razonable”, designación esta que puso en boga hace muchos años
nuestro Recaséns Siches. En trabajos muy significativos Luís Recaséns Siches
(1903-1973)[4] sostiene que, junto a la lógica formal o la lógica matemática,
hay que sostener, para las disciplinas prácticas, una lógica de lo razonable.
Diferencia entre racionalidad y razonabilidad, y sobre la base de esta
distinción introduce la dualidad lógica racional o formal y lógica de lo
razonable o material.
Me parece que, en el fondo, esta idea constituye una reformulación de la
clásica distinción entre razón teórica y razón práctica. En mi opinión, la
propuesta de Recaséns Siches no resuelve el problema sino que lo oscurece.
Amplía desmesuradamente el campo de la lógica al integrar lo que él
denomina racional y razonable, de tal modo que puede sostenerse que, con ese
punto de partida, todo lo que decimos o pensamos estaría dominado por
alguno de estos géneros de lógica. Por esa vía sucedería que nuestras
disquisiciones prácticas, es decir, las relativas a la moral y al derecho, al bien
y al mal, a lo justo y a lo injusto, estarían presididas por una lógica, diferente
de la lógica formal, pero al fin y al cabo lógica. De esta manera se conseguiría
dotar de cierta certeza y solemnidad a nuestros propios juicios de valor.
La lógica de lo razonable
La lógica de lo razonable sería algo así como el “sentido común” que, sin
embargo, como suele afirmarse por la sabiduría popular quitando el velo a la
ilusión que esconde, es el menos común de los sentidos. Algunos autores tan
inteligentes como Émile Durkheim[5] nos han avisado de las trampas que
esconde esa advocación al sentido común.
Lo propio de la retórica es la argumentación
¿Qué queda entonces para el razonamiento retórico? Queda la argumentación.
El acto de argumentar consiste en dar razones, motivos, fundamentos, de una
decisión. La argumentación siempre gira alrededor de una decisión que hemos
adoptado o vamos a adoptar. Por eso, la argumentación no puede aplicarse a la
matemática. En esta no se decide, sino que se concluye necesariamente a partir
de unas premisas determinadas. Incluso una teoría matemática de las
decisiones no posibilita que estas últimas sean el resultado sólo de un
razonamiento matemático. La matemática sirve para hacer un cálculo de
riesgos y probabilidades, pero al final queda la decisión, y ésta no puede
concebirse sino como un acto de elección entre alternativas posibles y, en
definitiva, como un acto de libertad.
Ortega y Gasset expresó muy bien esta idea al afirmar que el hombre está
obligado a ser libre puesto que está obligado a decidir en cada momento de su
vida. Ahora bien, un argumento no es una figura lógica, aunque a veces se le
pueda parecer. Hay argumentos que tienen forma silogística, aunque en
realidad no son silogismos; otros argumentos adquieren forma de inducción,
pero tampoco son inducciones. La lógica y la argumentación son dos modos
de razonar. La lógica excluye la argumentación, pero la argumentación no
excluye la lógica aunque no se queda en ella.
NOTAS
[1] Ediciones Olejnik, Santiago de Chile, 2019.
[2] Chaïm Perelman y Lucie Olbrechts-Tyteca, Tratado de la argumentación.
La nueva retórica. Traducción española de Julia Sevilla Muñoz. Gredos,
1989.
[3] Aristóteles, Retórica. Edición del texto con aparato crítico, traducción,
prólogo y notas, por Antonio Tovar. Instituto de Estudios Políticos, Madrid,
1971. También, Aristóteles, Retórica. Introducción, traducción y notas por
Quintín Racionero. Editorial Gredos, primera edición, Madrid, 1990.
[4] Luís Recaséns Siches, Nueva filosofía de la interpretación del
derecho. Primera edición, 1956. Segunda edición aumentada, Editorial Porrúa,
México, 1973. Experiencia jurídica, naturaleza de la cosa y Lógica
“razonable”. Fondo de Cultura Económica & Universidad Nacional
Autónoma de México, México, 1971.
[5] Émile Durkheim, Las reglas del método sociológico. Edición de Gregorio
Robles Morchón. Traducción de Virginia Martínez Bretones. Editorial
Biblioteca Nueva, Madrid, 2005.
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Gregorio Robles
Lógica , retórica
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